Transcript
Page 1: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

1/7

SEMINARIO MAYOR SAN CARLOS Y SAN MARCELO

ARQUIDIÓCESIS DE TRUJILLO - PERÚ

INFINITUD, INMENSIDAD Y

OMNIPRESENCIA DE DIOS

Facultad de Teología

2º Año de Filosofía

CURSO: Teodicea

ALUMNO: Roder L. Torres Lizano (CSsR)

PROFESOR: Pbro. Segundo A. Díaz Flores

FECHA: 16.06.2014

Trujillo – Perú

Page 2: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

2/7

INFINITUD, INMENSIDAD Y ONMIPRESENCIA DE DIOS

A) LA INFINITUD DE DIOS

Nociones preliminares

El concepto de infinito proviene no de la experiencia sino de la reflexión. En ese sentido, si bien los antiguos filósofos griegos (Parménides, etc.), atribuyeron el infinito al primer principio; lo cual es razonable puesto que del primer principio emanan innumerables cosas; se equivocaron en su naturaleza, puesto que le atribuyeron materia, y en consecuencia le asignaron una infinitud material. Por eso decían que un cuerpo infinito era el primer principio de todas las cosas.

Infinito significa carencia de límites. Indefinido significa que los límites se retiran continuamente, prescindiéndose de la existencia de los mismos.

Podemos considerar el infinito desde dos puntos de vista: el material y el formal. En ese sentido podemos establecer la infinitud material y la infinitud formal. El infinito formal significa que la forma o el acto no se encuentra limitado por la materia en que se encuentre. El infinito material es aquel que no posee forma alguna. Su infinitud radica en el hecho de la potencialidad de la materia prima para recibir muchas formas.

La sustancia es para Aristóteles un compuesto de materia (hyle) y forma (morphé). (De ahí el término hilemorfismo con el que tradicionalmente se ha designado la teoría de la sustancia aristotélica). En coherencia con la teoría de las cuatro causas del ser no cabría otra interpretación, pudiendo quedar subsumidas las otras dos causas, la eficiente y la final, en la causa forma. Ese compuesto de materia y forma es indisoluble, de modo que no es posible separar realmente una de la otra; sólo en el entendimiento dicha separación es posible, es decir, la materia y la forma sólo pueden ser pensadas como realidades distintas.

En efecto, si nos preguntamos por la materia de la que está hecha la casa, diremos que de ladrillos; pero los ladrillos a su vez, que son la materia de la casa, son una sustancia, es decir, un compuesto de materia y forma; si nos preguntamos por la materia de ladrillo nos encontraremos con otras sustancia, la arcilla o el barro; y si nos preguntamos por la materia de la arcilla nos volveremos a encontrar con otra sustancia, y así indefinidamente. Tan lejos como llevemos la investigación seremos incapaces de dar con la materia prima de la que están hechas las cosas, dado que la materia se presentará siempre indisolublemente unida a una forma; de ahí que Aristóteles nos hable de una materia próxima (escháte hyle) y de una materia remota o materia prima (próte hyle). La materia próxima es, en realidad, la sustancia de la que están hechas las cosas, como decimos que el bronce es la materia de la estatua; la materia prima es, sin embargo, aquel sustrato último de la realidad, absolutamente incognoscible para nosotros ya que está desprovisto de toda forma y, por lo tanto, de toda cualidad. En este sentido, la concepción aristotélica de la materia recuerda el ápeiron de Anaximandro. Mientras que la forma representa la esencia del objeto, de la sustancia, lo que en ella hay de universal, la materia representa lo que hay de particular, de distinto en la sustancia. La materia es, pues, principio de individuación: lo que distingue una sustancia de otra es la materia de la que está hecha (lo que diferencia esta mesa de aquella es la materia de la que está hecha cada una de ellas, no la forma, que es idéntica en ambas).

Page 3: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

3/7

Tomando como base lo antes dicho, podemos decir que en cierto modo la materia está delimitada por la forma, y la forma por la materia. Se dice que la materia está delimitada por la forma porque antes de recibir una sola forma que la determine, está en potencia para poder recibir muchas. Por otro lado, la forma está delimitada por la materia porque en cuanto forma puede adaptarse a muchas cosas; pero al ser recibida en la materia se convierte en la forma concreta de esta materia determinada. La materia se perfecciona con la forma que la delimita; por eso la infinitud material que se le atribuye es imperfecta, pues acaba siendo casi una materia sin forma. La forma, en cambio, no sólo no se perfecciona por la materia, sino que ésta, la materia, delimita más bien su amplitud. Así, la infinitud de una forma no determinada por la materia contiene razón de lo perfecto. Lo sumamente formal de todo es el mismo ser, y como quiera que el ser divino no es un ser contenido en algo, sino que subsiste en sí mismo, resulta que el mismo Dios es infinito y perfecto.

Por otra parte, la noción de infinito presupone la de finito, es decir, se llega al conocimiento de lo infinito partiendo del concepto de finito. Además ambos conceptos se contraponen. Mientras que lo finito expresa limitación, es decir, negación, lo infinito se opone a lo finito, es decir, expresa una negación de una negación, lo cual significa algo positivo en sí, pues dos negaciones afirman.

La filosofía clásica establece que la noción de infinito no puede ser hallada más que a partir de lo finito. Sin embargo, la filosofía moderna desarrollará los presupuestos contrarios de esa afirmación e intentará llegar a lo finito a partir de la idea de lo infinito. Uno de los defensores de esta postura es Descartes, que en su obra Meditaciones Metafísicas estableció lo siguiente: “En el concepto de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, por la que todas las demás cosas que existen (si existen algunas) han sido creadas y producidas. Ahora bien: tan sublimes y eminentes son estas ventajas, que cuanto más cuidadosamente las considero, menos me convenzo de que la idea que de ellas tengo pueda tomar su origen en mí. Por consiguiente, es necesario deducir de esto que Dios existe; pues si bien hay en mí la idea de la sustancia, siendo yo una, no podría haber en mi la idea de una sustancia infinita, siendo yo un ser finito, de no haber sido puesta en mí por una sustancia que sea verdaderamente infinita”.

Establece además: “Y no me es posible imaginar que no concibo el infinito por medio de una verdadera idea y sí sólo solo por negación de lo finito, como el reposo y la oscuridad y la oscuridad los comprendo porque niego el movimiento y la luz; no, pues veo manifiestamente, por el contrario, que hay más realidad en la sustancia infinita que en la finita, y por tanto, que, de cierta manera, tengo en mí mismo la noción de infinito antes que la de finito, es decir, antes la noción de Dios que la de mí mismo; porque, ¿sería posible que yo conociera que dudo y que deseo, es decir, que algo me falta y que deseo, es decir, que algo me falta y que no soy del todo perfecto, si no tuviera la idea de un ser más perfecto que yo con el cual me comparo y de cuya comparación resultan los defectos de mi naturaleza?”.

El carácter reduccionista teologizante caracteriza a la metafísica racionalista e idealista. Concuerda con la preponderancia que se da a la subjetividad.

Page 4: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

4/7

La infinitud de Dios

Como ya se mencionó antes, Dios es lo sumamente formal, que no subsiste contenido en algo sino que subsiste en sí mismo, es decir, es el mismo Ser Subsistente. De esto se concluye que Dios es infinito con infinitud actual absoluta. Dios es forma pura, acto puro que no admite ningún tipo de potencialidad, en consecuencia es absolutamente infinito.

Se sabe que el acto no se limita por sí mismo, sino que sólo puede ser limitado por la potencia que lo recibe. Podemos poner como ejemplo un adolescente que está en potencia de ser adulto. El acto de ser adolescente culmina al llegar la adultez. Sin embargo, el acto puro no tiene potencia que lo limite, es realización plena y permanente, perfección continua. En ese sentido es infinitud absoluta.

La infinitud de Dios entonces es un atributo que procede de su mismo Ipsum ese (Ser

por si mismo). Por eso es preciso decir que Dios no es su mismo ser porque es infinito, sino que es infinito porque es su mismo ser. Contrario a lo anterior está lo que postuló Duns Escoto; que la infinitud es el constitutivo real de Dios, y esta infinitud radical es la raíz de todas las perfecciones divinas. Esto mismo afirmaba Nicolás de Cusa.

Doctrina de Nicolás de Cusa

Dios es infinito, por eso es inasequible para el entendimiento humano, incomprensible, inefable, absolutamente trascendente.

Es vano el intento de contemplar la infinitud divina, puesto que sólo se contempla la invisibilidad.

El infinito es inconceptualizable, porque está más allá de todo concepto.

El Absoluto está separado de todos los modos de entender que posee el hombre, desligado de todo lo que puede caer en el área barrida por cualquier concepto de cualquier hombre. Nicolás de Cusa, al respecto dice en su obra La Visión de Dios. “Veo que tú eres la infinitud, y por eso eres inaccesible, incomprensible, innombrable, inmultiplicable e invisible”.

El primer paso para que el intelecto intente ver al infinito es que sea consciente de su ignorancia. En ese sentido, la ignorancia de un intelecto ignorante sobre el infinito es una docta ignorancia. Con esta expresión Nicolás de Cusa trata de significar la actitud prudente del sabio ante la magnitud de la infinitud de Dios y la limitación de las facultades naturales del conocimiento. Es la conciencia de nuestra ignorancia, de lo que podemos saber y de lo que no podemos saber. En el fondo no difiere del punto de partida socrático y es el principio de la verdadera ciencia. Buscar en la ignorancia es el punto de partida para intentar comprender lo que en sí mismo es incomprensible.

Nicolás de Cusa afirma además que la infinitud absoluta debe considerarse como fin infinito. Esto implica que es un fin sin límites y que el fin de sí mismo. Al no tener límites, que es lo mismo decir que no tiene fin, se expresa la máxima positividad del infinito, puesto que no tiene ningún tipo de restricción.

Concebir a Dios como fin sin fin y fin de sí mismo, es decir, como fin infinito, es tener que admitir la coincidencia de las contradicciones, más allá de la cual está el infinito invisible.

Page 5: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

5/7

Puesto que la razón finita funciona dentro de los límites del principio de contradicción, es evidente que no podrá nunca acceder al concepto de infinito, en donde se da la coincidencia de las contradicciones. Entonces más que recurrir a la razón intelectual, es preciso recurrir al entendimiento que ve, con el que es posible otear de lejos la infinitud, en la que se da la coincidencia de los opuestos, la contradicción sin contradicción, el fin sin fin.

La infinitud es la misma simplicidad en donde la alteridad se da sin alteración. Todas las cosas que se predican de la simplicidad absoluta coinciden con ella misma.

En la infinitud la oposición de los opuestos es oposición sin oposición y el fin es el fin sin fin. En el infinito la oposición es la coincidencia e igualdad de los opuestos.

Doctrina de Santo Tomás de Aquino

El fundamento de la infinitud es el Ser Subsistente, no viceversa. Por ello la infinitud sólo le compete a Dios.

El Ser Subsistente sería infinito aunque no existiese ningún finito.

El infinito en la filosofía moderna

La filosofía moderna se aparta del pensamiento clásico, al asignar los atributos de la infinitud de Dios, en el mundo. La doctrina del infinitismo del mundo venía gestándose desde la Escolástica decadente del siglo XIV. Recibió gran impulso con algunos planteamientos de Nicolás de Cusa, quien precisamente fue base para Giordano Bruno quien se le puede considerar como el primer infinitista moderno. Este infinitismo establece que el infinito no está fuera o sobre el mundo, sino presente en él.

Para Bruno no queda clara la trascendencia de lo infinito respecto de lo finito.

Para Spinoza Dios es una sustancia consistente en una infinitud de atributos, de los cuales cada uno expresaría una esencia eterna e infinita.

Pascal pone de manifiesto la tensión angustiosa entre lo finito y lo infinito, entre Dios y el abismo infinito de lo finito que es el hombre.

Para Leibniz, conforme a un estudio pormenorizado racionalista que realiza, el infinito tiene tres tipos: ínfimo (en la cantidad), medio (la totalidad del espacio y el tiempo) y máximo (Dios). Por otro lado, establece que el infinito actual se comprueba con la infinitud numérica de las mónadas, que son espejos vivientes del universo.

Para Kant, la consideración trascendental de lo infinito no da lugar más que a antinomias, y el ser infinito es el ideal de la Razón Pura.

Hegel lleva a su cumbre la tensión entre finito e infinito. Lo infinito disuelve en sí lo finito.

Page 6: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

6/7

B) LA INMENSIDAD DE DIOS

Es la capacidad que tiene Dios de abarcar todos los lugares sin estar medido por ellos.

Mientras que todos los seres creados, tanto materiales como espirituales, están delimitados por una magnitud dimensional, Dios escapa a toda dimensión espacial.

Dios es inmenso ya que por ser inextenso y espiritual, no está sujeto al espacio.

Dios ocupa todas las cosas y todos los espacios comprendiéndolos, y además trascendiéndolos.

A diferencia de la omnipresencia, no depende de las cosas creadas, puesto que incluso si Dios no hubiese creado nada, igual sería inmenso, inextenso.

Al respecto podemos rescatar las siguientes citas bíblicas que refuerzan el concepto de inmensidad de Dios:

1 Reyes 8, 27 “Pero ¿es posible que Dios habite realmente en la tierra? Si el cielo y lo más alto del cielo no pueden contenerte, ¡cuánto menos este Templo que yo he construido!” Salmos 139, 7-8 “¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente.”

Además lo afirmado por San Agustín en su obra Confesiones, Libro I, Cap. III “¿No será mejor decir que para estar Vos en vuestras criaturas no es necesario que os contengan ellas, siendo, por el contrario, que sois Vos quien las contiene a todas?”

C) LA OMNIPRESENCIA DE DIOS

Es la presencia efectiva de Dios en todo ser. Recibe también el nombre de ubicuidad.

De acuerdo a lo escrito por Santo Tomas de Aquino en la Suma Teológica, Dios está presente en todas las cosas de tres maneras: por esencia, por potencia y por presencia (S.Th., I, q. 8, a. 3.).

Está por esencia en cuanto está en todos como causa de su ser. Puesto que el ser es lo más íntimo de cada cosa, Dios está íntimamente presente a todas las cosas. Al respecto Santo Tomás dice que Dios está por esencia en aquellas cosas en las que está su sustancia, como está el rey en un lugar determinado.

Se dice que está por potencia en cuanto todo está sometido a su poder y todas las cosas obran por virtud suya. Santo Tomás hace una comparación con un rey que está en todo el reino dominado por su potencia, sin que esté por esencia ni por presencia.

Está por presencia, en cuanto que todo está patente y como desnudo a sus ojos. Esto se asemeja a alguien está por presencia en todo lo que cae bajo su mirada.

Page 7: Infinitud, Inmensidad y Omnipresencia

7/7

Al respecto podemos rescatar las siguientes citas bíblicas que refuerzan el concepto de omnipresencia de Dios:

Jeremías 23, 23-24 “¿Acaso yo soy Dios sólo de cerca –oráculo del Señor– y no soy Dios de lejos? ¿Puede un hombre esconderse en un lugar secreto sin que yo lo vea? –oráculo del Señor– ¿Acaso no lleno el cielo y la tierra? –oráculo del Señor–.” Hechos 17, 27b-28a “Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros. En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos,…”

BIBLIOGRAFÍA

Gonzáles, A. L. (2008). Teología Natural. Navarra, España: EUNSA.

Descartes, R. (2009). Meditaciones Metafísicas. Madrid, España: Prisa Innova S.L.

San Agustín (2003). Las Confesiones. Bogotá, Colombia: San Pablo.

Santo Tomás de Aquino (1988). Suma de Teología. Madrid, España: BAC.

Biblia de Jerusalén (1998). Bilbao, España: Desclée de Brouwer.


Top Related