-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
1/167
UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
ESCUELA DE POSTGRADO
LA SOLDADESCA EN LA FRONTERA MAPUCHE DEL BIOBÍO DURANTE EL SIGLO
XVII, 1600-1700
Tesis para optar al grado de Magíster en Historia con mención en Etnohistoria
Profesor Guía. Leonardo León Solís.
Alumno: Hugo Contreras Cruces.
Santiago, 2001
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
2/167
2
A Cecil ia, Vicente y Gabriela
Quienes me han acompañado al narrar esta histor ia
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
3/167
3
AGRADECIMIENTOS
El estudio que a continuación se presenta ha sido posible gracias a la colaboración de
numerosas personas e instituciones, a quienes no es posible dejar de mencionar.
Al Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina de la Biblioteca Nacional, al
Archivo Histórico Nacional y al Archivo Histórico de la Provincia de Mendoza, instituciones
que resguardan el patrimonio documental que sustenta esta investigación, gracias a las cuales y
a sus funcionarios fue posible acceder a dicha documentación.
A los académicos del programa de Magíster en Historia de la Universidad de Chile,
quienes a través de sus cátedras y seminarios me permitieron especializarme en elconocimiento de la historia colonial y social de Chile y desarrollar esta investigación. A los
funcionarios de la Facultad de Filosofía y Humanidades de esta casa de estudios, gracias a los
que accedí a sus bibliotecas y servicios.
A mi profesor Leonardo León, quien no sólo me ha entregado disciplina y rigurosidad
como investigador, sino por sobre todo amistad y confianza para seguir por este largo camino
de la historia
A mi familia, especialmente a mi esposa Cecilia Fassler Díaz y a mis hijos Vicente y
Gabriela, quienes me han apoyado incondicionalmente, se han interesado en estos hombres del
pasado y me han alentado a seguir.
A todos ellos mis agradecimientos
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
4/167
4
INTRODUCCIÓN
Soldados, desertores y renegados fueron tipos humanos e históricos que formaron parte
fundamental del mundo fronterizo durante el siglo XVII. La frontera hispano indígena surgida a
principios de dicha centuria tras la destrucción de las ciudades del Obispado de la Imperial y el
retroceso de la colonización española a la región situada al norte del río Biobío, junto con la
creación de un ejército profesional y la lenta repoblación de los partidos situados en la
jurisdicción de Concepción y Chillán permitieron que por diferentes vías llegaran al reino y a la
frontera un sinnúmero de individuos, que según rezan las fuentes de la época, eran por menos
decir de dudosa reputación. Tales sujetos arribaron alistados de grado o por fuerza en el ejército
y pasaron a integrar un mundo que se estaba creando y al cual ellos ayudaron, sin desearlo ni
esperarlo, a configurar.Esto fue así al considerar la frontera como un espacio social que se manejó con códigos
y normas distintas al mundo tribal, de una parte, y de otra, al mundo hispano-criollo más
reglamentado de Chile central, y que fue desarrollando modos propios de convivencia,
relaciones, encuentros y desencuentros, los cuales se manifestaron en las formas de resolución
de los conflictos, el comercio con las sociedades vecinas y, principalmente, con la fuerte
atenuación de la separación entre el mundo fronterizo y el mundo tribal. En tal sentido, muchas
de las acciones de los soldados hispano criollos permitieron de borrar los límites que los
separaban de los mapuches y esto lo hicieron al comerciar con los indios de guerra, muchas
veces cambiando sus ropas y armas por comida, actividad que era considerada no solo ilegal
por las autoridades, sino también una traición a las armas del rey; al asentarse en la frontera
como pequeños campesinos y casarse o amancebarse con mujeres indígenas, al cruzar
continuamente de ida y vuelta la frontera del Biobío o al desertar hacia los llanos de Arauco
para convertirse en renegados. Con esto dieron paso a un mundo que armónica o
contradictoriamente estaba integrado por elementos indígenas e hispanos, pero que fue capaz
de reinterpretarlos para dar paso a una realidad propia. Al mismo tiempo la soldadesca penetró
la región central del reino, trasladando su forma de vida fronteriza hacia los partidos del norte,
lo que provocaba grandes problemas a la corona y a los particulares, los cuales se hacían sentir
al momento de que estos robaban el ganado de las estancias, asaltaban a los viajeros, raptaban
los indios de las encomiendas para llevárselos como servidores forzosos a los fuertes y tercios
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
5/167
5
o, por último, desertaban a través del camino de Cuyo o el despoblado de Atacama para irse
con armas, caballos y, algunas veces, el sueldo pagado por el ejército a Tucumán, Buenos
Aires, Paraguay o Perú, en donde estaban en condiciones de iniciar una nueva vida, alejada de
las privaciones que sufrían por el mal aprovisionamiento de la tropa y la guerra.En esta historia tales hombres guiaron sus cabalgaduras por Angol, Purén o Arauco, los
pasos cordilleranos de Aconcagua o el Planchón, las estancias de Maule, Chillán, Rere y
Concepción, las pampas de Cuyo y los fuertes de Nacimiento, Yumbel y otros asentamientos
fronterizos, lugares que fueron la geografía de ociosos, amancebados y desertores y también las
fronteras del reino. Allí llevaban una existencia muchas veces considerada marginal y alejada
de los fines sociales y tendiente sólo al vicio, el juego, el desorden, el crimen y la vida fácil, una
existencia, como planteaba en 1610 el gobernador interino del reino doctor Luis Merlo de la
Fuente, “al gusto de su paladar”. En ella se veían mezclados mestizos, negros, mulatos,
españoles, indios de encomienda o de guerra todos los cuales vivían de modo similar y asumían
en particular y en conjunto la silueta del “fronterizo”, a pesar de que muchos pertenecían a
instituciones de la corona, como era el Real Ejército, de tal modo su marginalidad es
cuestionable, no así sus disipadas costumbres. Al mismo tiempo, en la frontera parecían
vincularse los códigos de modo transversal, atravesando a todos los que allí vivían, por ello no
es extraño que los oficiales del ejército se preocupaban de adquirir tierras y estancias a fin de
hacerlas producir granos, el cual era destinado para la venta a sus propios soldados y a precios
mucho más elevados de lo que en otros mercados valía, entrando de ese modo a compartir la
informalidad de la vida fronteriza. Ello llevó a que se planteara que los oficiales más parecían
mercaderes y pulperos que militares, pues la mayoría de ellos, sin excluir a la alta oficialidad,
se dedicaban al comercio formal e informal, pero no por ello menos abusivo, labrando
pequeñas fortunas a costa del sueldo de la tropa y del real situado enviado, irregularmente
muchas veces, desde el Perú.
En otro aspecto, la conformación de la vida fronteriza, a la cual estos individuos dieronuna impronta fundamental, pasó por diferentes etapas, la primera de ellas marcada por la guerra
abierta, las malocas esclavistas y los continuos ataques mapuches a las fuerzas militares
españolas. En este período los fronterizos se manifestaron principalmente por su filiación al
Ejército real, fuera a través de la deserción a tierras mapuches en donde continuaban la guerra
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
6/167
6
ahora luchando por el bando indígena, el ocio consuetudinario plagado de vicios y apuestas
ilegales en fuertes y cuerpos de guardias o los continuos robos que los soldados cometían
cuando cada invierno algunos de ellos recorrían los campos de Chile central para pertrecharse
de bienes e indios, en lo que se constituyó en una temible y cotidiana campaña de pillaje ylatrocinios. Éste podría extenderse hasta los primeros acuerdos entre el liderazgo tribal y las
autoridades españolas representadas por el Marqués de Baides y don Martín de Mujica,
gobernadores que lograron hacerlos firmar importantes tratados de paz. Una segunda etapa se
inicia promediando la mitad del siglo, en esos años la violencia y la guerra sin estar excluidas
del cuadro fronterizo, estaban atenuadas y se comenzaron a implementar por españoles y
mapuches formas de relaciones pacíficas, entre las que se contaron el nombramiento de
capitanes de amigos y otros funcionarios encargados de relacionarse directamente con los
rewes mapuches y el surgimiento de parcialidades amigas al interior de la Araucanía y no solo
cerca de los fuertes. En este nuevo escenario, los fronterizos siguieron practicando fugas,
deserciones y apuestas, pero se convierten en pequeños labradores y comerciantes,
trasladándose con sus productos hacia el interior del territorio indígena. Al mismo tiempo, los
indios de las parcialidades del interior de los llanos y la costa comenzaron a acudir a la frontera
a comerciar “productos de la tierra”, como ponchos, granos y sal, convirtiendo a los fuertes en
verdaderas ferias, en donde se transaba lo legal y permitido, pero también lo peligroso y
prohibido, como armas y hierro. Esta etapa, como ya se ha manifestado, se puede situar en las
décadas de 1640 y siguientes; en ella no se excluye la violencia y el engaño, ni siquiera la
guerra, manifestada en toda su crudeza en el año 1655 y los que le siguieron, los que marcaron
no sólo una crisis en la llamada “convivencia fronteriza” y el fin de esta fase, sino que
permitieron que se volvieran a desplegar en todo su abanico las conductas violentas de los
militares fronterizos, que reemplazaron naipes y dados por lanzas, arcabuces y espadas,
luchando por uno u otro bando, huyendo de la guerra armados y al galope, nuevamente
comerciando con efectos prohibidos o esforzándose por capturar indios de guerra paraesclavizar y vender a sus oficiales.
Retornada la paz el mundo de la frontera, que ya no era sólo el Biobío, sino que también
se extendía a Maule, Cuyo y la Cordillera de los Andes, vio retornar a su vida “normal” a
aquellos que sin arraigarse con domicilio fijo en ella eran quienes más la caracterizaban, los que
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
7/167
7
persistieron en sus costumbres marginales, ilegales o simplemente transgresoras y que a pesar
de ser reprimidos, juzgados y estigmatizados eran al mismo tiempo utilizados por las,
autoridades como arrieros, traductores, soldados o capitanes de amigos; y por los mapuches
como líderes militares, herreros y correos pasando a un papel trascendental en la historia de lafrontera, espacio dominado más por las relaciones informales entre ambos mundos que por la
política oficial de los gobernadores, el Ejército o la Real Audiencia. Tal situación pareció
perpetuarse en el siglo siguiente, aunque matizada con la mayor penetración de las instituciones
monárquicas y el desarrollo de las relaciones hispano-mapuches mediante mecanismos
formales como los parlamentos lo que complejizó mucho más el mundo fronterizo.
Ahora bien, al realizar un análisis de la producción historiográfica sobre este tema es
posible advertir que ella ha nacido principalmente de la preocupación de los investigadores por
desentrañar la historia de la frontera del reino de Chile y la sociedad surgida en ella, trabajos
que se han incrementado notablemente durante las dos últimas décadas. No obstante, el
conocimiento de sujetos díscolos, insubordinados y violentos corno los fronterizos es anterior a
la articulación de una noción de la frontera como una realidad compleja y que, incluso, dio pie
a la formación de una sociedad distinta tanto a Chile central como al país mapuche. Así, el
estudio de Roberto Oñat y Carlos Roa que trata, desde el punto de vista de la historia del
derecho, el desarrollo de la institución militar chilena durante el periodo colonial, no puede
dejar de mencionar de una parte, la heterogeneidad de la procedencia de los integrantes del
ejército fronterizo, entre quienes no sólo se contaban hombres venidos de los más diversos
lugares del imperio, sino también de todos los estamentos y colores; y de otra, la pobreza de los
soldados, lo que en ocasiones los llevaba a buscar su sustento a través del robo y el engaño, o
bien aprovechaban las licencias invernales para realizar raptos y saqueos en Chile central1. Por
su parte, el profesor Rolando Mellafe al estudiar la introducción de la esclavitud negra a Chile
se refiere a parte de los sujetos que nos preocupan, en este caso los esclavos negros y susdescendientes mulatos y zambos, quienes a partir de la década de 1570 es posible encontrarlos
en calidad de renegados al interior de las parcialidades mapuches de guerra, así como de
1 Roberto Oñat y Carlos Roa. Régimen legal del Ejército en el reino de Chile. Estudios de Historia del Derecho Nº1, Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, 1953).
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
8/167
8
soldados entre las tropas españolas que combatían en el sur del reino2. Dicho autor manifiesta
que si bien en Chile no existió el problema de los negros cimarrones, si se producían un notable
número de fugas de esclavos hacia el país indígena, donde luego de haberse producido los
primeros cruces entre mapuches y negros, estos últimos eran aceptados en calidad de parientes,interpretación polémica que es necesario revisar, sin embargo es innegable la presencia de
negros o mestizos de color en la Araucanía y su aporte tanto militar como biológico a las etnias
de la región; asimismo, Mellafe hace mención al caso de un número indeterminado de forajidos
de color que circulaban entre los distritos centrales del reino y la provincia de Cuyo, todos los
cuales de una forma u otra pasaron a engrosar el mundo fronterizo y a enriquecer la enorme
variedad de sujetos que allí se establecieron.
Un paso fundamental en la conformación de una historia fronteriza propiamente tal se
marcará con la publicación del trabajo del profesor Mario Góngora sobre el vagabundaje, en tal
texto el autor inscribe el fenómeno del vagabundaje dentro del contexto de una unidad histórica
mayor, cual era la sociedad fronteriza3. De ese modo Góngora define un espacio geográfico que
divide en una frontera de guerra propiamente tal, al menos hasta 1655, y un espacio fronterizo
que se extendía desde Vichuquén, Curicó y Teno hasta la Isla de la Laja o los fuertes del
Biobío, caracterizado por un franco dominio ganadero con islotes de mayor riqueza,
constituidos por las viñas, y con pobres posibilidades de exportación, parajes a los cuales
llegaron una serie de individuos vagabundos pertenecientes a los estratos más bajos de la
sociedad colonial, como eran mestizos, mulatos y zambos, sujetos a los que el autor considera
como fuentes perennes de vagabundaje, al que estaban de cierta forma destinados por su propio
status, condición por la cual no estaban obligados a trabajar como los indios encomendados,
pero tampoco tenían posibilidades de ascenso social debido a la ilegitimidad de su nacimiento o
a la pobreza de sus padres, de tal modo un número inestimable de ellos llegó a la frontera como
soldados o vagos4. Ya en el ejército estos hombres, junto a sus funciones militares propiamente
tales, se dedicaban a organizar malocas esclavistas donde algunos quedaban rezagados o
2 Rolando Mellafe. La introducción de la esclavitud negra en Chile. Tráfico y rutas. Editorial Universitaria(Santiago, 1959).3 Mario Góngora. Vagabundaje y Sociedad fronteriza (siglos XVI-XIX), en: Cuadernos del Centro de estudioseconómicos y sociales Nº 19 (Santiago, 1966).4 Góngora. Ídem, p. 5.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
9/167
9
aprovechaban de huir para convertirse en renegados; a robar caballos y otros bienes en las
estancias vecinas a la frontera o bien en Chile central al momento de arribar a tales tierras con
una licencia invernal; al mismo tiempo, en sus guarniciones alternaban con vivanderos, indios
amigos y habitantes de los parajes rurales cercanos. Sin embargo, en dicho estudio que abarcamás tres siglos, los vagos y los soldados del siglo XVII sólo fueron un eslabón que permitía
darle un origen y con ello explicar la historia posterior de la sociedad fronteriza, la que
alcanzaría su máximo desarrollo durante las dos centurias siguientes, en las cuales los contactos
entre ambas sociedades – mapuche y española – fueron mucho más fluidos y cotidianos,
aunque no por ello menos violentos.
A pesar del aporte de Góngora, por años las investigaciones en torno a la historia de la
frontera penquista y de los sujetos que en ella habitaron estuvieron prácticamente ausentes de la
producción historiográfica nacional. Sólo en la década de 1980 ésta volvió a aparecer en el
horizonte intelectual de los historiadores. A comienzos de dichos años se comenzaron a editar
nuevos estudios sobre el mundo mapuche, la frontera del Biobío y los sujetos que vivieron en
ambas márgenes del río en lo que constituyó un aporte fundamental para una esperada
renovación en los planteamientos, puntos de vista y métodos de la investigación histórica en
nuestro país5. Gracias a dicha renovación se utilizaron nuevas técnicas de pesquisa, se amplió el
bagaje documental de las investigaciones y se ensayaron hipótesis de trabajo novedosas, todo lo
cual llevó a que se lograra configurar mejor el proceso histórico vivido en la frontera, al mismo
tiempo que aparecieron nuevos sujetos históricos o bien se delinearon mejor los ya conocidos,
todo lo cual implicó un significativo avance en el conocimiento del pasado de Chile. De esa
5 La bibliografía sobre el pueblo mapuche y las relaciones fronterizas o interétnicas que sostuvieron con la sociedadhispano criolla se ha incrementado durante los últimos veinte años con abundantes y documentados estudios, cuyalista es larga de citar completa, por lo cual sólo mencionaremos aquellos que, a nuestro entender, son los másimportantes en la materia. Sergio Villalobos (et.al), Relaciones Fronterizas en la Araucanía, Ediciones PontificiaUniversidad Católica de Chile (Santiago, 1982); Los Pehuenches en la Vida Fronteriza, Ediciones PontificiaUniversidad Católica de Chile (Santiago, 1989); Vida Fronteriza en la Araucanía. El mito de la guerra de Arauco,
Editorial Andrés Bello (Santiago, 1996); Sergio Villalobos y Jorge Pinto (et., al), Araucanía. Temas de historia fronteriza, Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1985); José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche, SurEdiciones (Santiago, 1985); Jorge Pinto, Misioneros en la Araucanía, Ediciones Universidad de la Frontera(Temuco, 1988); Leonardo León, Maloqueros y Conchavadores en Araucanía y las Pampas durante el siglo XVIII ,Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1991); Apogeo y Ocaso del Toqui Ayllapangui de Malleco, Chile.1769-1776, Centro de Estudios Diego Barros Arana, Colección Sociedad y Cultura Nº XVIII (Santiago, 1999);Patricia Cerda, Fronteras del Sur. La región del Biobío y Araucanía Chilena, 1604-1883, Instituto de EstudiosLatinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1996); RolfFoester, Jesuitas y Mapuches, Editorial Universitaria (Santiago, 1997).
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
10/167
10
forma tokis, lonkos, machis, konas y maloqueros aparecieron en las mismas páginas que
gobernadores, maestres de campo generales, comisarios de naciones, capitanes de amigos,
soldados y desertores; sujetos que si bien son mejor conocidos en el siglo XVIII, en cuyo
espacio temporal se han desarrollado la mayoría de las investigaciones, también han ocupadoun lugar importante en la centuria anterior, que es la que nos preocupa.
Según los planteamientos del profesor Sergio Villalobos la frontera surgida en el siglo
XVII se caracterizó por la continua disminución de la guerra y el surgimiento de un conjunto de
relaciones fronterizas, en las cuales sujetos provenientes de ambas sociedades comenzaron a
mantener una serie de contactos, los que se hicieron cada vez más frecuentes e intensos. Tales
contactos llevaron a una etapa de apaciguamiento de la violencia bélica, donde se acentuaron
procesos sociales, económicos y culturales como el mestizaje, el trueque que más tarde se
comercio regular y el tránsito continuo de sujetos hacia ambos lados de la frontera; asimismo,
la corona creó todo un sistema de oficiales de indios amigos, como eran los intérpretes,
capitanes de amigos y comisarios de naciones quienes, junto con dirigir las tropas indígenas
aliadas al ejército imperial, estaban encargados de relacionarse directamente con las
parcialidades, a fin de ejercer cierta influencia sobre los linajes mapuches libres, no obstante
que un número sustancial de ellos, principalmente quienes fijaron su residencia al interior de
los asentamientos indígenas, vivían prácticamente como indios al adoptar parte importante de
sus vestimentas, practicar la poligamia y cultivar la tierra tal como lo hacían sus vecinos, en lo
que fue uno de los primeros tipos fronterizos, quienes en esta ocasión portaban una comisión
oficial6; al mismo tiempo, surgieron una serie de instituciones de paz, como las juntas y
parlamentos hispano indígenas, los que con el correr de los años y gracias a su continuidad,
pompa y a la concurrencia de los principales líderes de ambas sociedades, se convirtieron en
reuniones políticas de alto nivel, en las cuales se transaba la paz y se reafirmaban compromisos
y lealtades entre el gobernador del reino y los lonkos de la Araucanía7. Lo anterior se
6 Villalobos. “Tres siglos y medio de vida fronteriza”, en: Relaciones fronterizas... passim.7 Horacio Zapater. “Parlamentos de paz en la guerra de Arauco, 1612-1626”, en: Sergio Villalobos y Jorge Pinto(et., al), Araucanía. Temas de historia fronteriza , Ediciones Universidad de la Frontera (Temuco, 1985); Luz MaríaMéndez. “La organización de los parlamentos de indios durante el siglo XVIII”, en: Relaciones fronterizas...;Leonardo León. Maloqueros y Conchavadores...”; “El pacto colonial hispano araucano y el Par lamento de
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
11/167
11
materializó, en cierta medida, gracias al surgimiento de una serie de puntos de contacto entre
ambas sociedades, como fueron los fuertes, misiones y reducciones de indios amigos, pero
también las estancias cercanas al Biobío o los pequeños retazos de tierra cultivados por criollos
y mestizos más allá de la ribera sur de dicho río8. En tales lugares mapuches e hispano criollosempezaron no sólo a adquirir bienes provenientes de la sociedad vecina, sino que pudieron
conocer a sus antiguos enemigos con quienes la guerra abierta, según Villalobos, duró nada
más que hasta 1655, luego de lo cual los encuentros bélicos se distanciaron, llegando a ser sólo
el desenlace violento de las relaciones fronterizas9.
En tal sistema de relaciones fronterizas, al menos para el siglo XVII, una institución que
tuvo un rol fundamental fue el Ejército Real de la Frontera10. No sólo porque eran precisamente
sus fuertes los que periódicamente se transformaban en bulliciosos puntos de intercambio o
porque algunas de sus acciones militares, como eran las malocas, determinaban en parte el
grado de conflicto que se vivía con los linajes mapuches afectados, sino principalmente porque
tanto oficiales como soldados eran los sujetos que durante dicha centuria más intensamente se
relacionaron con los mapuches, de modo tal que al estudiar al mundo fronterizo de la época es
insoslayable investigar la historia del ejército y sus hombres, quienes fueron actores
fundamentales en el proceso de creación de la sociedad fronteriza, así como en el poblamiento
de la región penquista. No obstante lo anterior, la complejidad de la sociedad que surgió en la
frontera mapuche es tal, que no debe extrañar que los estudios sobre lo que fue su institución
más influyente tomen diversas perspectivas o se remitan a referentes teóricos diversos, los que
1692”, en: Nütram Nº 30, Ediciones Rehue (Santiago, 1992); “El Parlamento de Tapihue de 1774”, en Nütram Nº33, Ediciones Rehue (Santiago, 1993); Apogeo y Ocaso del Toqui Ayllapangui...8 Villalobos. “Tipos fronterizos en el ejército de Arauco.”, en: Relaciones fronterizas... p. 179.9 Villalobos. “Tres siglos y medio...” p. 21.10 Respecto del Ejército Real durante el siglo XVII, véanse los siguientes estudios: Roberto Oñat y Carlos Roa. Régimen legal del Ejército...; Sergio Villalobos. “Tipos Fronterizos en el ejército de Arauco...”; Patricia Cerda, La
función del Ejército de la Frontera del Bio-Bío durante el siglo XVII , en: Revista de Historia Nº 2, Universidad deConcepción (Concepción, 1992); Juan Eduardo Vargas, “Financiamiento del Ejército de Chile en el siglo XVII ”,en : Historia Nº 19, Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, 1984); “Antecedentes sobre las levas de Indias para el ejército de Chile en el siglo XVII (1600-1662)”, en: Historia Nº 22, Pontificia Universidad Católicade Chile (Santiago, 1987); “Estilo de vida en el Ejército de Chile durante el siglo XVII”, en: Revista de Indias, vol.LIII, Nº 198; Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo (Madrid, 1993). En una aproximación americanista sonimportantes los estudio de Juan Marchena, aun cuando estos se refieren fundamentalmente al siglo XVIII, de elloscitamos: Ejército y Milicias en el mundo colonial hispanoamericano (Madrid, 1992) y su tesis doctoral publicada
bajo el título de: Oficiales y Soldados en el Ejército de América (Sevilla, 1993).
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
12/167
12
van desde la historia económica a la historia social o el estudio de la frontera, pero cualquiera
sea dicho enfoque todas estas investigaciones no han pretendido hacer una historia militar, cuyo
eje central fueran las batallas o encuentros bélicos entre mapuches e hispano criollos. Por el
contrario, han realizado aportes que apuntan a visualizar al ejército de la frontera como unespacio social, económico y político fundamental para entender la sociedad que se creó en los
límites con el mundo mapuche. Una de las primeras aproximaciones al conocimiento de las
relaciones entre la guerra y la sociedad hispano criolla del siglo XVI y los primeros años de la
centuria siguiente fue la del profesor Álvaro Jara, quien planteó que luego del establecimiento
de la frontera el reino de Chile comenzó a experimentar un nuevo tipo de guerra, inaugurándose
a su vez un estilo guerrero que caracterizaría a dicho siglo, cual era la maloca. Esta, definida
como una rápida y violenta incursión contra los linajes mapuches de guerra y a veces también
contra los indios amigos, tenía como principal fin la captura de esclavos indígenas, los que eran
posteriormente vendidos en algún fuerte del Biobío, en la ciudad de Concepción o incluso en la
capital del reino11. Con ello la guerra se convirtió casi en un negocio privado que tentaba a
soldados, oficiales y gobernadores y en el cual los primeros podían elevar su miserable sueldo a
través de la venta de algunas piezas, principalmente a sus oficiales, quienes con mayor capital y
una mejor capacidad de distribución podían llegar a labrar pequeñas fortunas. Ello llevó a que
el ejército se convirtiera en una eficiente máquina de captura de hombres y sus componentes en
fieros cazadores, quienes prolongaban artificialmente el conflicto a fin de seguir gozando de
sus beneficios, todo ello avalado por la sanción real de la cédula de esclavitud de 1608, que
dichos sujetos se esforzaban por mantener vigente12.
Más tarde, los estudios sobre el ejército fronterizo se centraron en conocer el andamiaje
financiero y humano que permitía contar con una fuerza armada en la frontera. En tal sentido se
ha señalado que, si bien en un primer momento las intenciones de la corona eran levantar un
ejército por un tiempo limitado que no debía sobrepasar los tres o cuatro años, periodo por el
cual se entregó un primer financiamiento, el desarrollo de las hostilidades con los mapuchesobligó a extender el plazo de existencia de dicha fuerza, lo que en definitiva la transformó en
11 Álvaro Jara. Guerra y Sociedad en Chile, Editorial Universitaria (Santiago, 1971), p. 145.12 Ídem, p. 149.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
13/167
13
permanente y su fuente de recursos se hizo estable13. Tales aportes económicos estaban
calculados sobre la base de mantener una fuerza de entre 1500 y 2000 hombres, los que
anualmente recibían un escaso sueldo cancelado una parte en ropa y especies y otra en plata;
pero el dinero que debía pagar estos gastos resultó deficitario para las necesidades militares delreino, principalmente porque el Real Situado sólo contemplaba fondos para el pago de las
tropas y la provisión de ciertos alimentos, mientras que gastos tan fundamentales como la
reposición de las armas y equipos o el costo de las levas de nuevos contingentes para reponer
los muertos, inválidos o huidos debían salir de las Cajas reales de Lima. Como ocurrió hasta
1616, año en que el marqués de Montesclaros decidió descontar tales gastos del propio Real
Situado, situación que se extendió por todo el siglo, lo que fue una de las grandes causas del
desajuste presupuestario vivido por el ejército durante el siglo XVII14. Tales problemas
financieros provocaban enormes inconvenientes al ejército y a sus hombres, los que se
caracterizaban por su consuetudinaria pobreza, la que de una parte se derivaba del bajo importe
de sus sueldos y de otra, del elevado costo de las mercaderías y bienes que debían comprar para
sustentarse, los que eran sujetos de grandes especulaciones por parte de mercaderes, situadistas
y hasta de los propios oficiales militares. Pero los problemas de las fuerzas armadas fronterizas
no nacían sólo de su magro financiamiento, sino también de la baja calidad de sus tropas, el
desinterés de muchos sujetos por enrolarse y la enorme cantidad de deserciones y bajas que
cada año se producían en sus filas. Quienes formaban la tropa del ejército de Arauco eran
levados principalmente en Perú, Quito y más tarde en el propio reino de Chile, asimismo
durante el siglo XVII llegaron algunas partidas de tropas desde España. Todos ellos compartían
su bajo nivel social y entre los soldados provenientes de América se contaban gran cantidad de
mestizos y mulatos, la mayoría de los cuales habían sido reclutados a la fuerza y, al parecer,
pertenecían a las enormes masas de vagabundos que en la época se encontraban en casi todas
las ciudades del virreinato y que, en virtud de ese mismo hecho, podían ser compelidos a
enrolarse, con lo cual las autoridades pretendían deshacerse de tan indeseables sujetos. Almismo tiempo, como el enganche de “gente holgazana” no era suficiente para satisfacer las
necesidades del ejército, se optó por completar las compañías con desterrados, es decir, sujetos
13 Vargas. “Financiamiento del ejército de Chile...” p. 162.14 Ídem, p. 166.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
14/167
14
que eran condenados por algún delito, generalmente de poca monta, a servir en la frontera
mapuche15. Asimismo, entre los que se enrolaban voluntariamente y especialmente aquellos que
provenían del propio reino de Chile, el servicio en las tropas del rey era visto, aun cuando las
pagas eran bajas, como un medio seguro de subsistencia en un país de pobreza irremediable ydonde escaseaban los medios de ganarse la vida16. Todos estos sujetos pasaban a engrosar las
fuerzas reales que se repartían tanto en los dos grandes tercios de Arauco y Yumbel como en
los pequeños fuertes que existían en ambas orillas del Biobío, además de las compañías de
presidio existentes en Chillán, Concepción y Chiloé; en dichos lugares los soldados tenían
como principal misión guarnecer los territorios del reino, repeler los ataques de las
parcialidades indígenas de guerra, así como avanzar hacia el interior del territorio mapuche en
las campañas militares que cada verano organizaban los gobernadores.
Pero más allá de las funciones propiamente castrenses, los fuertes y tercios fronterizos
eran un hervidero humano donde llegaba todo tipo de personas y en los cuales se transaba tanto
lo legal como lo prohibido y en los cuales los soldados eran sólo un grupo más de quienes los
habitaban o vivían cerca de ellos, otros eran los indios amigos que se asentaban en las
inmediaciones de estos puestos fortificados y los indios e indias de servicio que habían sido
traídos, generalmente a la fuerza, para servir a los soldados en sus necesidades cotidianas, entre
las que se contaba remendarles la ropa y hacerles la comida, para lo cual en casi todos los
fuertes se plantaban chacras o sembradíos cuyo producto era destinado a sustentar a sus
habitantes17. En dichos fuertes los soldados dormían en habitaciones colectivas o bien separadas
y pareadas llamadas “galeras”, las que generalmente eran de carrizo y paja o de adobe y techo
pajizo, en su mayoría se trataba de hombres solos aun cuando algunos tendían a amancebarse
con sus indias de servicio, con quienes pocas veces llegaban al altar, no obstante que era común
tener hijos con ellas. En tal sentido, Patricia Cerda plantea que los hombres llegados desde el
Perú, España u otras regiones del imperio para servir en el ejército jugaron un rol social mucho
más importante que el militar, cual fue al colonización y poblamiento del área comprendidaentre los ríos Maule y Biobío, pues si de una parte se produjo una gran asignación de tierra a los
15 Vargas. “Antecedentes sobre las levas...” p. 348 y ss; Cerda. Fronteras del sur... pp. 44-45.16 Villalobos. “Tres siglos y medio de vida fronteriza...”, p. 31, en: Relaciones fronterizas...17 Vargas. “Estilo de vida...” p. 440.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
15/167
15
oficiales fronterizos, quienes fundaron estancias principalmente en los partidos de Maule, Itata
y Ñuble, de otra los hombres de la tropa, como ya lo mencionamos, cultivaban chacras en las
tierras aledañas a los fuertes o bien se convirtieron en pequeños propietarios rurales, muchas
veces de modo informal, en el partido de Puchacay y en parte de los de Itata y Rere, a dondellegaban acompañados de sus mujeres, con quienes en definitiva formaron las primeras familias
campesinas de la región; dichas tierras eran dedicadas al cultivo de hortalizas, verduras, trigo y
vides, al mismo tiempo que se criaban algunos animales menores, todo lo cual estaba destinado
a la subsistencia o bien al intercambio con los mapuches libres18. El cultivo de tales chacras
imponía que los hombres se ausentaran largas temporadas, sobre todo luego de haber finalizado
las incursiones bélicas estivales; esto implicaba un alto ausentismo en los asentamientos
militares fronterizos durante los inviernos, el que en cierta medida se veía compensado por la
ausencia de acciones bélicas, que cada año se fueron haciendo menos frecuentes.
Junto con las conductas y formas de vida anteriormente descritas por la historiografía,
los hombres que formaban el Real Ejército de la Frontera, bien por su origen ocioso y
vagabundo o por la propia dinámica de la vida militar fronteriza, que tendía al relajamiento de
las costumbres, procuraban hacerse la vida fácil y pasaban su día en fuertes y tercios entre el
ocio, las apuestas y los juegos de naipes, de igual modo que en tales lugares eran frecuentes las
riñas, la embriaguez, los pequeños robos y las blasfemias19, conductas que se divorciaban
absolutamente de la vida militar a la que en teoría estaban sometidos, junto con las cuales es
necesario mencionar los robos y pillajes de los soldados, que se materializaban cada invierno en
las licencias invernales siendo sus víctimas hacendados, pequeños labradores y las
comunidades indígenas que encontraban a su paso. Mientras tanto los caballos eran hurtados,
en una costumbre que según Góngora estaba bastante extendida entre mestizos y soldados
durante todo el siglo XVII y que la autoridad, tanto a nivel local como metropolitano, no pudo
contener a pesar de las continuas disposiciones que prohibían este tránsito. 20 Sin embargo, esto
era en el caso de los que volvían a sus cuarteles, pues otros emprendían camino por la cordillerao, incluso, por el desierto para huir al Perú, Tucumán o las Pampas convirtiéndose en
18 Cerda. Fronteras del sur... pp. 34-37.19 Villalobos. Vida fronteriza en la Araucanía... p. 77.20 Góngora. “Vagabundaje...” p. 7.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
16/167
16
desertores21. Tales sujetos, según los planteamientos de Villalobos, podrían responder a la
catalogación de pícaros, hombres a quienes los códigos morales o las buenas costumbres no les
importaban mayormente, en cambio ellos vivían bajo sus propias reglas, en donde la
irresponsabilidad, la falta de honor, la mentira, el robo y la alegría desenfrenada eran la tónicade sus vidas. Dicha imagen fue tomada de la literatura española del siglo XVII, especialmente
aquella que se refiere a hombres irresponsables, libertinos y buscavidas, aquellos que eran
medio soldados y medio aventureros y que hacían del timo su modo de existencia, conductas
que según el autor, se reproducían en los soldados que servían en la frontera mapuche, más aun
cuando en ella el control social era menos ceñido que en otras regiones y existía una realidad
social marcada por diferencias abruptas y contrastes raciales determinantes, de los cuales estos
hombres sabían dar cuenta22.
De modo tal, la historiografía de la frontera o del Real Ejército si bien se ha preocupado
de dilucidar en parte la historia de los soldados fronterizos ha tendido más bien a describir una
serie de hechos en lo que destacan su calidad de sujetos anómicos e indisciplinados o bien se ha
detenido en calificar a estos sujetos como pícaros, tipos fronterizos o simplemente como
delincuentes, sin embargo tales descripciones o calificativos no son suficientes para dilucidar
cual fue el o los roles que estos hombres jugaron en la conformación de la sociedad que surgió
en la frontera hispano mapuche del río Biobío, al menos para el siglo XVII. A nuestro entender,
tales sujetos tuvieron un importante rol en este proceso histórico, no sólo al convertirse en
pobladores y colonos y dar origen a las primeras familias campesinas de la región, como lo
plantea Patricia Cerda, sino también porque a través de sus acciones, muchas de ellas
desenfadadas y violentas, contribuyeron a dotar a dicho espacio geográfico e histórico de un
carácter particular que lo hizo distinto tanto de Chile central como del país mapuche, una
sociedad que fue capaz de manejar reglas y códigos propios, en los cuales no se excluía la
violencia ni la guerra, pero tampoco el mestizaje ni la solidaridad entre antiguos enemigos.
Así entonces, este trabajo pretende estudiar a los soldados fronterizos del siglo XVII ensu dimensión social y económica y en un periodo en el que las conductas anómicas,
21 Oñat y Roa. El régimen legal... pp. 78-81; Villalobos. Vida Fronteriza en la Araucanía ...pp. 78 y 84.22 Villalobos. Vida Fronteriza en la Araucanía... Véase el capítulo denominado “La Picaresca en Arauco”, pp. 69-87.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
17/167
17
disociadoras y marginales que muchos de ellos asumían alcanzaron un alto grado de vitalidad,
convirtiéndose en uno de los problemas más acuciantes para las autoridades del reino, quienes
necesitaban refrenar la acción de estos hombres sin afectar la defensa del reino, que ellos
mismos defendían. Al mismo tiempo, durante este periodo los soldados se fueron paulatinamente transformando en dueños de campos y caminos, en plagas que caían
periódicamente sobre Santiago y sus alrededores, en protagonistas de juegos de chueca, de
naipe y de bolas, en portadores de la flecha de la guerra o en los defensores de la vida y
seguridad de penquistas, chillanejos y maulinos. En suma, en hacedores de su propia triste,
fugaz y anónima historia, la que sin embargo está íntimamente con la historia de la convivencia
fronteriza, del mundo mapuche, del mestizaje, de la guerra, del comercio y el contrabando.
* * *
Las páginas que se presentan a continuación son el resultado de una investigación
realizada durante los años 1998 y 2000 en los fondos del Archivo Nacional Histórico, del
Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina y del Archivo Histórico de la Provincia
de Mendoza. Del primero fueron especialmente valiosos los fondos Capitanía General, Real
Audiencia, Fondo Varios, Fondo Antiguo y Archivo de Indias, los cuales permitieron acceder a
documentación epistolar, legislativa y judicial respecto de los soldados del ejército real, en las
cuales destacan las numerosas cédulas reales destinadas a evitar las licencias invernales de
estos; asimismo, a través de dichos fondos se pudo consultar documentación referida a casos
específicos de deserción u otros delitos cometidos por individuos pertenecientes a las tropas de
la frontera. Del segundo se revisó la colección de manuscritos, especialmente aquellos
correspondientes al periodo comprendido desde fines del siglo XVI a principios del siglo
XVIII, en los cuales se recogieron numerosas cartas de gobernadores, oidores, obispos y
cabildantes narrando los problemas que generaban los soldados reales, el estado del ejército y
algunos casos judiciales. Del tercero se consultó documentación en la cual se pudo constatar laacción o las consecuencias de la llegada o la influencia de desertores en la porción
ultramontana del reino de Chile y la reacción de las autoridades ante esta nueva y violenta
realidad que se inauguró incluso antes que el ejército de la frontera se profesionalizara.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
18/167
18
En cuanto a la documentación impresa se utilizaron las crónicas escritas en Chile en el
siglo XVI y XVII, especialmente las de los militares Alonso de Góngora y Marmolejo, Alonso
González de Nájera, Jerónimo de Quiroga y Santiago Tesillo; de los religiosos jesuitas Alonso
Ovalle y Diego de Rosales y los escritos de Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán; de ellas seextrajeron datos sobre la existencia de tránsfugas entre las parcialidades mapuches rebeldes,
desertores hacia Cuyo y sobre la vida de los soldados en fuertes y presidios. También se
consultaron las Actas del Cabildo de Santiago correspondientes al siglo XVII, documentación
contenida en la Colección de Historiadores de Chile y Documentos relativos a la Historia
Nacional y las Actas Capitulares de Mendoza, las cuales contienen referencias sobre las
consecuencias de las licencias invernales a los soldados, especialmente en lo que se refiere al
traslado forzoso de indios a la frontera, el nombramiento de corregidores y la llegada de
desertores al otro lado de la cordillera de los Andes. Asimismo, se utilizaron la colección
documental contenida en la Historia Física, Geográfica y Política de Chile escrita por Claudio
Gay y Las Fuentes para la historia del Trabajo en el reino de Chile publicadas por Álvaro Jara
y Sonia Pinto, de las que se extrajeron algunas cartas e informes sobre la situación del reino y
las disposiciones de las tasas que interesaban a la situación de los indios trasladados a fuertes y
presidios.
Por último, debemos manifestar que los estudios de postgrado que culminaron con la
presentación de una tesis sobre este tema y el posteriormente posibilitaron dar a luz este estudio
contaron con el apoyo de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica,
Conicyt, a través de su programa de Becas de financiamiento de estudios de postgrado. Al
mismo tiempo, dicha tesis se incluyó dentro del proyecto Fondecyt Nº 1970279 “Guerras
Tribales y Disputas por el poder en Araucanía y Las Pampas durante el siglo XVIII , del cual
recibió apoyo financiero y académico. Por último, la investigación que sustenta estas páginas
recibió el apoyo de la Universidad de Chile a través de una Beca de financiamiento parcial detesis de postgrado, todos los cuales agradecemos, pues no sólo permitieron realizar y concluir
los estudios, la tesis y el presente estudio, sino que constituyeron un incentivo fundamental para
el desarrollo de los mismos.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
19/167
19
CAPÍTULO I.EL EJÉRCITO R EAL DE LA FRONTERA EN EL SIGLO XVII. ENTRE LA INDISCIPLINA Y EL
AMANCEBAMIENTO.
EL EJÉRCITO R EAL DE LA FRONTERA. SU CREACIÓN Y LA COMPOSICIÓN DE SU TROPA.
El Ejército Real de 1a Frontera fue la más importante de las instituciones creadas por la
corona en la región limítrofe con las etnias mapuches de ultra Biobío. Lo anterior debido a la
gran influencia que éste y los militares que lo componían tuvieron sobre la región. De su
oficialidad nacieron muchos de los estancieros de la zona; de sus soldados, los pequeños
propietarios, capataces y vaqueros. Al mismo tiempo, derivado de las necesidades de la milicia
se generaron ciertas industrias artesanales, como las del género, los zapatos y los sombreros y
con los dineros del Real Situado se realizaban diversos asientos y contratos comerciales, como
el de la provisión de cecinas o de cuerdas de arcabuz. No obstante, esta fuerza armada también
fue un reducto de indisciplinados, amancebados y jugadores consuetudinarios que eran
enviados a él por sus delitos, eran reclutados a la fuerza por vagabundos o bien de quienes
arrastrados por los hechos, a veces por el hambre y otras por sus disipadas costumbres se
habían trasladado a la frontera en donde, paradojalmente, entraron a servir al rey en los fuertes,
tercios y presidios de Biobío.
Estos sujetos se pueden rastrear en las fuentes incluso antes de la creación del RealEjército, fundamentalmente como soldados que llegaban desde Chile central o Lima formando
parte de las comitivas militares de los encomenderos o de las tropas de refuerzo que cada cierto
tiempo enviaban los virreyes a las ciudades y plazas del sur del reino. En ellas prontamente
sacaban a relucir sus disipadas costumbres expresadas a través del juego, el ocio o la deserción.
Durante las últimas décadas del siglo XVI es posible encontrar una serie de hombres que
actuando más allá de cualquier disciplina o lealtad intentaban vivir de acuerdo a sus propios
cánones, en los cuales la libertad de acción y desplazamiento, parecían ser la guía de sus pasos
y uno de los más graves problemas que las autoridades debían enfrentar, sobre todo si
pretendían contar con una fuerza armada capaz para conquistar el país indígena. Ya en el
gobierno de don Alonso de Sotomayor, surgieron referencias a las conductas anómicas de la
soldadesca, en lo que pareciera ser un anuncio de lo que viviría el reino durante el siglo
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
20/167
20
siguiente. En el título de visitador de minas de los distritos de Santiago y la Serena que fue
otorgado a Gregorio Sánchez en 1588 se consignó que en el caso que
“...algunos soldados se ausentaren y anduvieren fugitivos, los podáis prender y enviar un caudillo tras ellos, e apercibir los mineros e sayapayas yadministradores que os parecieren e indios para que vayan tras ellos, yenviarlos presos y a recaudo a la parte y lugar donde yo estuviere o elmaestre de campo general; y los indios que halláredes fugitivos ycastigáredes, enviarlos castigados...”23
Mientras tanto, sólo dos años más tarde, el capitán Pedro Lísperguer, encomendero de Putagán
y Cauquenes, afirmaba en Lima que los indios de encomienda de Chile estaban:
“...oprimidísimos y en trabajos excesivos e intolerables por hacer muchos pertrechos arriba referidos, por llevarlos por indios amigos a la guerra, porhacelles llevar comida a los fuertes arriba referidos en sus yeguas y portener hecho un hormiguero el camino de Santiago de ir y venir soldados,que no hay indios ni brazos que puedan sustentar el dar de comer a tantoscomo cada día caminan y así están asolados y consumidos...”24
Asimismo, en los últimos años del siglo XVI, ahora bajo el gobierno de Martín García Oñez
de Loyola, aparecen en las fuentes referencias a. soldados desertores, otros metidos a frailes o
convertidos en renegados. Sujetos que incluso se trasladaban a los distritos aledaños a la capital
del reino, tal como se desprende del título de corregidor de Quillota dado a Jerónimo de Sedeñoen 1593, en el cual el gobernador afirmó haber:
“...sido informando de los muchos agravios que los soldados y otras personas hacen a los dichos indios en las - tierras - suyas, tomándoles porfuerza sin orden ni razón las haciendas, y dejan de acudir a pedir su justicia,defensa y reparo al corregidor de Santiago, por ser muy lejos y por otrosinconvenientes; y la persona de quien reciben cualquier agravio siendo
23 Acta del Cabildo de Santiago de 1º de Agosto de 1588. Colección de Historiadores de Chile y DocumentosRelativos a la Historia Nacional (En adelante CHCh), Tomo XX (Santiago, 1900), pp. 168-169.24 Declaración del capitán Pedro Lisperguer en la información hecha por la Real Audiencia de Los Reyes sobre el gobierno de don Alonso Sotomayor . Lima, 17 de abril de 1590. Colección de Documentos Inéditos para la Historiade Chile (En adelante CDIHCh), 2ª serie, Tomo IV (Santiago, 1960), p. 117. Las cursivas son nuestras.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
21/167
21
pasajeros, se va por donde se le antoja sin que el corregidor lo vea ni sepadel...”25
En tal documento es claramente definida la presencia de soldados, quienes estando de paso por
el partido de Quillota aprovechaban su estadía para proveerse a la fuerza de granos, animales ymuchas veces de muchachos y muchachas indígenas para ser llevados al sur del reino o a
donde a estos hombres se les antojase. Todas estas situaciones, que incluían el robo, la
deserción, la huida al país mapuches, el juego y la carencia de reglas y disciplina aparecen a
medida que finaliza del siglo XVI como hechos cada vez más frecuentes y sólo serán un
anuncio de lo que ocurrirá en la región fronteriza durante la centuria siguiente.
Dado lo anterior, no es extraño que en medio de la guerra más grande y violenta que los
españoles se vieron obligados a enfrentar en Chile, aquella que le significó la muerte al
gobernador Martín García Oñez de Loyola y a toda su tropa; el cerco y la posterior destrucción
del conjunto de los asentamientos europeos situados más allá del río Biobío; y el retroceso de
todo el proceso de conquista, el gobernador interino del reino don Francisco de Quiñones,
dictara un bando fechado el 28 de abril de 1600, por el cual ordenó a todos los oficiales,
soldados y demás sujetos que marchaban a socorrer las ciudades de Angol e Imperial que, en
virtud de la época de cuaresma en que se encontraban y a la abundancia de sacerdotes en el
campo hispano, se confesasen y comulgasen antes de salir y ninguno
“...tuviese ni consintiese tener en sus toldos, pabellones ni alojamientos denoche ni dormir en ellas ningunas de las indias de su servicio ni otras porque se escusasen ofensas de Dios y murmuraciones y todos los díasgeneralmente que se recogiesen a sus cuarteles y durmiesen alerta con lasarmas en las manos y la compañía de Su Señoría en el cuerpo de guardia sograves penas que les puso…”26
Tal bando es una buena muestra de la situación de las tropas que defendían al reino de las
fuerzas de Anganamón y Pelantaru, pues en él se puso de manifiesto el estado de ánimo de los
25 Título de Corregidor de Quillota a Jerónimo de Sedeño . Concepción, 2 de julio de 1593. acta del Cabildo deSantiago de 11 de 11 de junio de 1593, en: CHCh. Tomo XX, p. 505.26 “ Bando del gobernador Francisco de Quiñones para que los capitanes y soldados no lleven mancebas a la guerra de Chile y se confiesen antes de su salida”. 28 de abril de 1600. Biblioteca Nacional. Colección deManuscritos de José Toribio Medina (En adelante BNMM), Tomo 106, ff. 197 v-198.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
22/167
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
23/167
23
plazos de pago. Una porción de ellos correspondía a sujetos enganchados voluntariamente en
las compañías levantadas para enviarse a Chile, mientras que otros eran reclutados
prácticamente a la fuerza dada su condición de ociosos o vagabundos o, incluso condenados
por algún delito al destierro con plaza de soldados.27 Todos estos sujetos fueron destinados a las diferentes fuertes y presidios a lo largo de la
frontera de Biobío, en la cual los principales puestos militares lo constituían los tercios de
Yumbel y Arauco, en donde residía la mayoría de las tropas, que llegaban a sumar alrededor de
900 hombres y cuyo mando estaba a cargo, respectivamente, del maestre de campo general y
del sargento mayor del reino. Otro puesto de importancia era la ciudad de Concepción, sede
casi permanente del gobernador, que contaba con una compañía de infantería como guarnición
más una compañía de caballería formada por capitanes y sargentos reformados que, servía de
guardia a la máxima autoridad del reino los que llegaban a sumar unos 300 hombres. Chillán
por su parte también contaba con una compañía de caballería de 100 hombres. Mientras tanto
el resto de las tropas se repartía por los fuertes que periódicamente se fundaban y abandonaban
en ambas orillas del Biobío; en ellos las guarniciones raramente superaban los 50 soldados al
mando de un cabo. En total una fuerza militar que fluctuó bastante durante el siglo, pero que
por lo general se constituía de entre 1500 y 2000 hombres
Tales soldados pocas veces cumplían con las expectativas de los gobernadores y altos
oficiales militares, de modo que eran frecuentes las peticiones al virrey del Perú o incluso al rey
para que se enviaran soldados de España y en lo posible casados, de forma que no sólo
sirvieran en la milicia sino que, también se asentaran con sus familias como labradores en los
campos penquistas28. En 1609 el gobernador Alonso de Rivera le escribió a Felipe UI
manifestándole:
27 Vargas. Antecedentes sobre las levas...passim; Cerda. Fronteras del Sur ...pp. 44-45.28 Según Juan Marchena, de España solo se hicieron seis levas específicas para Chile durante el siglo XVII, quefueron: desde 1600 a 1604, 1621, 1663, 1676 y 1690, las que trajeron un total de 3500 soldados para el ejércitofronterizo. Estas a excepción de la de 1663 realizada en Madrid, se hicieron en la Baja Andalucía. A pesar de quelos gobernadores de Chile argumentaban que dichos hombres eran mejores y más honrados soldados que loslevados en América, generalmente en ellas venían sujetos de mala reputación, es decir, condenados y vagabundos,además de campesinos atenaceados por el hambre y la ausencia de fuentes laborales en su región de origen ymuchas veces enrolados mediante coacción y engaño. Marchena. Ejército y Milicias..., p. 69 y ss; Vargas.“ Antecedentes sobre las levas...”, passim
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
24/167
24
“…que para acabar esta guerra es necesario que vuestra magestad me invie1000 hombres y quanto antes vinieren antes se le dará fin y que estos seande Castilla porque los del Perú entran por una puerta y salen por otra ycomo vienen entre ellos muchos mestizo[s] y gente baja acostumbrada a
vicios de aquella tierra en viendose apurados de alguna necesidad se van alenemigo…”29
Dicha petición, que solicitaba al rey reemplazar más de tres cuartas partes del ejército que en
tal año ascendía a 1284 plazas, se derivaba. de la notable falta de espíritu combativo de las
tropas, su tendencia a la huida y las características propias de los sujetos que la conformaban,
quienes eran concebidos como “gente baja acostumbrada a vicios” los que, según Rivera,
derivaban de la vida fácil que habían llevado antes de ser enrolados y de su propia, naturaleza
mestiza. Otro punto sensible para los gobernadores era el envío de convictos y criminales,
quienes eran condenados a servir en el ejército por un período determinado de tiempo, aun
cuando recibían sueldo y ropa como cualquier otro soldado. Dentro de una categoría similar
caían los mulatos y sujetos de castas, sobre los cuáles recaía el estigma de su nacimiento, pues
por este sólo hecho eran considerados hombres indisciplinados y díscolos, cuya presencia y la
de los criminales ofendía, según las autoridades del reino, a los soldados que servían de su
voluntad en las fuerzas armadas reales. En enero de 1611 el gobernador Juan de Jaraquemada
le expresó al rey lo importante que era que ordenase
“…no se envien aquí por la sala del crimen de Lima ni otra justicia mulatosni personas que esten presos por delitos feos porque en vista los sentencia ira afrenta pública y en revista a soldados de Chile con sueldo, que estragoesto grandemente el buen nombre de la guerra y los soldados particulares losienten por agravio por que como gente sin obligaciones siempre quieren preferir en el provecho y en el trabajo y ocasiones ausentarse del y algunosse van a los enemigos...”30
Petición que, en definitiva, resultaba un contrasentido en tanto que los propios gobernadores,
las reales audiencias y otras justicias al dictar bandos y decretos establecían entre las penas a
quienes quebrantaran lo ordenado el servir en las plazas militares de la frontera del Biobío y no
29 Carta del gobernador de Chile don Alonso de Rivera al Rey. 1609. BNMM. Tomo 112, f. 5.30 Carta del gobernador de Chile don Juan de Jaraquemada al Rey . Santiago, 29 de enero de 1611. BNMM. Tomo118, f. 287.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
25/167
25
siempre solo a ración y sin sueldo, disposiciones que se repitieron a través de todo el siglo
XVII en diferentes regiones del imperio y especialmente en el virreinato del Perú. Dichas
peticiones, de otra parte, se derivaban del continuo descenso del número de soldados
enganchados, en lo cual una razón fundamental era la deserción o huida de muchos de elloscada año, tal como lo expreso en 1639 la Real Audiencia de Santiago en una carta al rey, en la
cual le manifestaba que:
“...el numero de dos mil plazas que debe tener efectivas este exercito sedice esta al presente muy minorada entre otras causas por haverse de pocotiempo a esta parte huido, muerto, justiciado, borrados plazas y dadolicencias a muchos soldados, y ser una considerable parte de los que militanen anbos tercios, mestizos, mulatos, de poca edad y de menos obligacionesgente que hace mas numero que milicia…”31
Habían otros en cambio que al completar su tiempo de enganche dejaban las armas para volver
al Perú32 o bien se quedaban en Chile y se convertían en pequeños labradores, especialmente en
el partido de Rere y en parte de los de Itata y Puchacay33, algunos Incluso luego de pasar
muchos años como militares se empleaban en las estancias penquistas, donde esperaban pasar
el resto de su vida o al menos algunos años alejados de la guerra y sus penalidades, tal como lo
expresó en 1644 el marqués de Baides al virrey del Perú el marqués de Mancera, a quien
escribió que los estancieros “...para mayordomos y labranzas de las estancias vienen a buscar
los hombres viejos y que por alguna versión o impedimento de no poder manejar armas salen
de la guerra....”34 Por todas estas circunstancias cada año el ejército perdía un gran numero de
hombres, que algunas fuentes calculan en alrededor de cien plazas cada año, lo cual llevaba
aparejados problemas tales como la renovación de la tropa lo que obligaba a realizar nuevas
levas, la dotación de ropa y equipos para, los reclutas y el costo que implicaba trasladarlos a la
frontera Esto se traducía, de una parte, en las constantes solicitudes de tropas que hacían los
31 Carta de la Real Audiencia de Chile al Rey . Santiago, 14 de noviembre de 1639. BNMM. Tomo 136, ff. 5.32 Vargas. “ Antecedentes sobre las levas...”, p. 335.33 Cerda. Fronteras... p. 35.34 Carta del Gobernador de Chile el Marqués de Baides al Virrey del Perú el Marqués de Mancera. Concepción,14 de octubre de 1644. BNMM. Tomo 138, f. 133.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
26/167
26
gobernadores y de otra, en los esfuerzos a veces vanos o de escasos resultados que realizaban
los virreyes para enviar al menos parte de los soldados pedidos, pues a cada paso se
encontraban con un enorme desinterés por enrolarse hacia tina tierra tan poco estimada como
era la frontera de Chile, la cual era vista como un lugar donde la vida de los soldados oscilabaentre la violencia de la guerra y las privaciones, entre ellas el hambre En tal sentido, en 1617 el
virrey del Perú escribía al rey que le había sido imposible juntar los 200 soldados que le había
pedido el gobernador pues sólo se habían enrolado 50 hombres en las compañías levantadas en
Lima y el valle de Nazca; Al mismo tiempo sumado a la baja cantidad de hambres que se
lograba reclutar, en diferentes oportunidades surgieron denuncias contra los oficiales de leva,
quienes motivados por el interés de cumplir con la cantidad de reclutas solicitados y sin
Importarles las disposiciones legales que prohibían el enganche de indios no tenían ningún en
incluirlos dentro de las tropas que partían a Chile, a los cuales sólo les cortaban el pelo para,
hacerlos pasar por mestizos, lo que incluso llevó a que en la década. de 1660 se planteara que la
mayoría de los levados peruanos eran indígenas35; al mismo tiempo, sugiere Vargas, hay
antecedente, que permiten plantear la existencia de una política orientada a compeler a
enrolarse a mestizos y castas más que a otros miembros de la capa de vagabundos que en la
época se encontraba en casi todas las ciudades peruanas, aun cuando la Real Cédula de 9 de,
marzo de 1662 parece descartar que la corona aprobara tal política, al menos después de esa
fecha36.
En las tropas del ejército regular reclutadas en Chile asimismo es posible encontrar
algunos hombres de origen indígena, sin embargo, en los casos que hemos detectado se trataría
de sujetos empleados sólo en calidad de trompetas, como lo era el de la compañía de caballos
ligeros lanzas comandada por el capitán Domingo de Morales Berríos, con plaza en el tercio de
Angol37, o bien el trompeta de la compañía de caballería de leva levantada en Santiago por el
capitán Sebastián Sánchez Chaparro en 1647, de cuya certificación consta que en:
35 BNMM. Tomo 136, f. 57 y Tomo 147, f. 48.36 Vargas. “ Antecedentes sobre las levas...”, p. 348 y ss. 37 BNMM. Tomo 134, f. 157.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
27/167
27
“...Una casa conjuntas a las que posehe el cappitan don Manuel deCarabaxal y a la puerta de la dicha casa estava un yndio tocando unatronpeta y en Una ventana pusieron una alfonbra y coxin de terçiopelo yuna lansa que salia lo mas de la asta y yerro a la dicha calle y el dicho
cappitan se quito la capa y se puso una banda colorada y una achuela decappitan de caballos y la misma action de ponerse banda y en cuerpo hiçoun soldado llamado Simon Francisco de Peralta que doy fe conosco yambos dixeron que eran capitan y su tiniente de leba para condusir gente ala guerra deste rreyno…”38
Sin embargo, como ya se ha planteado, la propia corona prohibía absolutamente tal enganche e,
incluso, ordenaba a los virreyes no reclutar mestizos y castas por la mala calidad y tendencia a
la deserción de los levados, optándose por enganchar:
“...los españoles que asisten en esas provincias del Perú y se han pasado aella sin licencia mía o se les ha acabado el tiempo por que se les concedió yde otros que no tienen ocupación y sólo sirven de gravar los indios sinaplicarse a ningún ministerio inquietando las ciudades y pueblos de esas provincias…”39
Disposición que no sólo pretendía alejar del Perú a los españoles vagabundos y ociosos que
supuestamente pululaban por sus ciudades, sino también introducir sujetos de origen europeo,
que a pesar de sus conductas desordenadas eran mejor concebidos que los mestizos y castas,
que se encontraban frecuentemente entre las filas del ejército de Chile. Con todo, cualquierafueran los sujetos a levarse, el sistema de reclutas forzosas a vagabundos y ociosos mantuvo su
plena vigencia, más aun cuando la frontera del Biobío no era precisamente un destino muy
apetecido.
De tal forma, en 1640 el marqués de Baides informó a la Real Audiencia la necesidad
de hombres que tenían las compañías de caballería del ejército, por lo cual dio orden al capitán
Diego Morales para que se dirigiera a la capital a levar gente y de esa forma rehacer sus tropas,
al mismo tiempo el gobernador le pidió a la Audiencia que favoreciera a su oficial
38 Certificación del levantamiento de bandera de enganche de una compañía de caballos ligeros lanzas de leva para el ejército de la frontera. Santiago, 3 de noviembre de 1647. Archivo Nacional Histórico, Fondo RealAudiencia (En adelante ANHRA). Vol. 2607, pza. 9ª, f. 93.39 Real Cédula ordenando que no se hagan levas de compañías de mestizos y mulatos. Madrid, 9 de abril de 1662.Archivo Nacional Histórico, Fondo Morla Vicuña (En adelante ANHMV). Vol. 4, f. 141.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
28/167
28
“...limpiando essa república y su partido de la gente ociosa y vagabunda que ay...” Lo cual
según Baides permitía cumplir con tres objetivos, cuales eran:
“…la primera el servicio de Dios quitando el escandalo con que algunosviven entre los vecinos, la segunda el de Su Magestad y la tercera la quietudde la tierra fuera del particular favor que yo recibire para poder entrar con elmaior numero de gente en la campeada...”40
De ahí entonces que la leva era concebida como un eficaz mecanismo de disciplinamiento
social, pues permitía ocupar a vagabundos y ociosos en la defensa del reino; deshacer los
amancebamientos y escándalos, lo que equivalía a terminar con los comportamientos inmorales
y alejar a los pecadores de las fuentes de sus pecados, es decir, las mujeres; con lo cual el reino
quedaba tranquilo y libre de sujetos perniciosos, que ahora estaban confinados a las
guarniciones fronterizas donde deberían regirse por reglas, cumplir órdenes y subordinarse a
sus superiores. El reclutamiento forzoso de individuos ociosos, vagabundos y de vida disipada,
se impuso como una norma tanto en el reino de Chile como en el virreinato peruano,
llegándose a dictar órdenes a los corregidores y otros jueces para que condenaran a los
individuos que consideraban perniciosos a servir en el ejército de la frontera por una cierta
cantidad de años, como lo demuestra el auto dictado por el corregidor de Mendoza don Juan de
Urdinola, por el cual comisionó al Alcalde de la Santa Hermandad don Alonso de Coria, para
que apresara a dos individuos que se habían escapado de la cárcel de la ciudad. En dicho auto
Urdinola expresó que:
“…esta noche passada veintte y ci[nco] del corriente an echo fuga de laReal Carzel Publica rompiendo la puertta de ella Lazaro de Silbeira yHernando Vaez quienes van pressos aviendolos remitido de la ciudad deSan Juan por excessos que cometían en su modo de bivir el Maestre deCampo don Juan de Oro Bustamante en virtud de decretto que para ellotiene del señor Pressidente Governador y Capitan General de este Reyno y para remitir estos y otros escandalosos de su calidad al exerçito deArauco...”41
40 Carta del Gobernador de Chile el Marqués de Baides a la Real Audiencia de Chile. Concepción, 24 de julio de1640. AHNRA. Vol. 2988, f. 83.41 Auto del corregidor de Cuyo Juan de Urdinola comisionando a Alonso de Coria, alcalde de la Santa Hermandad, para que prenda a dos reos fugados de la cárcel de Mendoza. Mendoza, 25 de julio de 1692. AHPM,Época Colonial, Sección Gobierno. Carp. 26, Doc. 6, sin foliar.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
29/167
29
Por lo tanto, según expresa el auto, Coria debía prender a Silveira y Báez con el objeto de que
estos siguieran el camino que venían haciendo desde San Juan y en el cual Mendoza solo había
sido una escala para recoger los malhechores que se encontraban en las celdas de su cárcel,luego de lo cual todos ellos debían cruzar la cordillera a objeto de incorporarse como soldados
en las filas del ejército fronterizo.
Políticas como estas tenían como consecuencia que se volvieran a producir los
problemas que por casi un siglo los gobernadores y otros funcionarios venían denunciando,
cuales eran: la mala calidad de la tropa, su falta de combatividad, su tendencia a la fuga y su
absoluta falta de mística militar. No obstante, difícilmente es posible imaginarse una realidad
más alentadora cuando al menos parte de los soldados, además de ir forzados a la frontera,
contaban con un importante historial de indisciplina, escándalo y ociosidad que
indudablemente se veían tentados a repetir en su nuevo destino. A pesar de lo anterior, por lo
menos hasta principios del siglo XVIII algunos gobernadores consideraban que el ocupar a los
ociosos como soldados era una buena oportunidad para corregir sus vicios y encaminarlos a ser
hombres de bien y preocupados por el bienestar de la república, como bien lo expresó don
Tomás Marín de Poveda a la Real Audiencia.
En tal misiva el gobernador se refirió a los reclamos de dos hermanos residentes en el
partido de Itata, Pedro y Antonio de Inostroza, quienes alegando ser hombres de bien senegaban a incorporarse a la compañía de leva que estaba formando el capitán Juan de Urrutia.
En tal sentido, Marín de Poveda contestó una carta de la. Real Audiencia, en la que dicho
tribunal le presentó el caso, manifestando que:
“… por que puede ser questos hombres sean oziosos y que tengan algunasocupaziones menos honestas de lo que combiene para la quietud y sosiegode la tierra en este caso pueden ser compelidos a sentar plaza de soldadocomo siempre se a acostumbrado en estas Provinzias y en las del Perú…
porque algunos bicios que tiene la jubentud suelen reprimirse y remediarzecon los travajos de la guerra y como sea combeniente limpiar la tierra de losque puedan perturbar su quietud se a practicado este remedio de obligarlosa que asienten plaza de soldados...”42
42 Carta del gobernador de Chile don Tomás Marín de Poveda a la Real Audiencia de Santiago. Santiago, 17 deseptiembre de 1700. AHNRA, Vol. 3233, f. 193
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
30/167
30
En dicha carta el gobernador, junto con desestimar lo argumentado por los hermanos Inostroza
al máximo tribunal del reino, planteó claramente lo que a esa altura constituía una política de
los gobernadores del reino, cual era limpiar la tierra de sujetos perniciosos a través de su envíoal ejército donde dichos hombres así vinieran de otros horizontes o hubieran nacido en Chile
podían corregir sus vicios y encaminarse por el camino del servicio al rey y a la república.
Ahora bien, independientemente del reclutamiento forzoso al que eran sometidos
ociosos y criminales con el correr del siglo las autoridades militares tendieron a realizar
mayores reclutas de soldados en Chile, especialmente en los corregimientos pertenecientes al
obispado de Santiago donde la tensión militar derivada de la guerra, latente o desatada era
ostensiblemente menor. Ellas fueron implementadas ante las graves dificultades que existían
para enviar tropas desde otras latitudes del imperio, así fuera el virreinato peruano o la propia
metrópoli, sitios en los cuales y sobre todo en el primero, regularmente se estaban levantado
compañías para venir a Chile, en las que difícilmente se llenaban el número de plazas con
reclutas voluntarios y ni aun los condenados alcanzaban a completar la cantidad de soldados
que se requería mandar. Al mismo tiempo, en las levas hechas en Chile central se podía
aprovechar varias ventajas que iban desde el menor costo que ellas implicaban para el Real
Situado, pues no se tenía que transportar a los hombres desde el virreinato hasta la frontera,
hasta el hecho de que se podía aprovechar la experiencia en el manejo del caballo y las armasque los chilenos tenían, así fueran criollos o mestizos. Así lo expresó el gobernador Juan
Henríquez en el acuerdo de la Junta de Real Hacienda celebrada el 4 de marzo de 1677 que
aprobó levantar dos compañías para el ejército y en cuyo texto se expresó:
“...haverse reconosido y experimentado que la gente que se leba en estaciudad y sus partidos es de mas ynportante que la que se leva en la ciudadde Los Reyes porque luego entran sirviendo a Su Magestad sin reparar enlos rigores del tiempo por estar criados en el trabajo continuo y manejo de
la cavalleria…”43
43 Acuerdo de la Junta de Real Hacienda que aprueba la leva de dos compañía de soldados para el Real Ejército.Santiago, 4 de marzo de 1677. Archivo Nacional Histórico, Fondo Contaduría Mayor, 1ª serie (En adelanteANHCM). Vol. 2, f. 182.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
31/167
31
Posteriormente la misma Junta de Real Hacienda aprobó una petición del capitán Diego de
Manterola, oficial encargado de la recluta, quien pidió que una de las compañías de infantería
que se pretendía levar fuera transformada en de caballería, ofreciendo además aviar a todos
soldados de su propio peculio “...por ser mas ynclinados los naturales desde reyno a servir en lacavalleria que en la ynfanttería...” Con lo cual argumentaba Manterola se lograría reclutar
muchos hombres, lo que hasta el momento no había sido posible. En lo referido a la
procedencia de los soldados enganchados en Chile tenernos algunos datos provenientes de dos
levas realizadas en el reino, la primera en 1647 y la segunda en los meses finales de 1687 y
principios de 1688. En la leva de 1647, realizada por el capitán Sebastián Sánchez Chaparro, de
los 29 soldados reclutados en Santiago 18 de ellos dijeron ser provenientes de ésta ciudad, 6
venían de distintas partes del reino incluyendo Chiloé, mientras que 2 eran originarios del Perú,
2 del reino de Tucumán y 1 de Buenos Aires44. En general, se trataba de hombres jóvenes,
cuyas edades fluctuaban entre los 16 y los 21 años, a excepción de un porcentaje pequeño de
sujetos menores o mayores a tales edades; de ellos no se anota el status étnico, a excepción del
caso de Juan Alegría, un hombre de 22 años originario de Santiago, quien luego de ser aceptado
en el ejército se descubrió que era un indio de encomienda solicitado por su feudatario, por lo
cual se lo excluyó de la compañía, al mismo tiempo dentro de los levados llama la atención la
gran cantidad de sujetos que portaban cicatrices de cortes y heridas tanto en su cuerpo como en
su rostro, como asimismo la aceptación de hombres con carencias físicas que eventualmente
podrían afectar su servicio, como es el caso de Juan de Surriago, de 18 años y tuerto del ojo
derecho. Por su parte, en la leva realizada en Concepción en 1687 por el capitán Pedro Aranaga
para la compañía de caballos de la guarnición penquista de los 31 reclutados 19 afirmaron
provenir de Santiago, mientras que 7 eran de distintos lugares del reino, asimismo había 1
limeño y 2 peninsulares, provenientes de Las Montañas y Sevilla respectivamente, repitiéndose
el patrón de edad y marcas, corporales de la recluta de Sánchez Chaparro45.
De otra parte, avanzado el siglo que nos preocupa es posible advertir la presencia desujetos nacidos y criados en la frontera a veces mestizos de primera generación e, incluso,
algunos hijos de caciques que se sumaban a las tropas imperiales. Este fue el caso de los
44 AHNRA. Vol. 2607, pza. 9ª, ff. 99 vta-106 vta.45 AHNRA. Vol. 2649, pza. 15ª, ff. 211-217 vta.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
32/167
32
soldados Juan del Castillo, levado por Sánchez Chaparro en 1647, quien procedía del valle de
Arauco y Baltasar Romero levado en Concepción en 1687, proveniente de Boroa, mientras
tanto en 1672 aparece otro mestizo de nombre Juan Caricor, quien era hijo del cacique
Painemal y que junto a las tropas comandadas por el capitán Laureano Ripete participó de lamaloca contra el cacique amigo Catilao. Tales hombres parecían representar en su más elevada
esencia la faz del fronterizo, en la medida que junto con nacer en la frontera e, incluso, en los
precarios asentamientos o estancias españolas situadas cerca de algunas parcialidades del
interior de la tierra, como Boroa, manejaban perfectamente los códigos, modos de vida y
formas de convivencia de los hombres que vivían en los lindes de ambas sociedades. Por esa
razón muchos de ellos no solo hablaban ambas lenguas como era común entre los soldados
reales, sino que su dominio del castellano era más deficiente que el del mapudüngun, en el cual
se expresaban de mejor forma como bien lo graficó Alonso Álvarez Paillamanco, otro mestizo
que participó en la maloca contra Catilao, quien al momento de prestar su testimonio sobre
tales hechos manifestó que “…aunque entiende la lengua española por no hablarla con claridad
hico el dicho Juramento y fue exsaminado por ynterpretassion del capitan Andres de
Biberos…”46 Es decir dio su declaración en la lengua de la tierra, la que luego fue traducida
por Viveros al castellano.
Así entonces, a lo largo del siglo XVII el ejército real de la frontera recibió en sus filas
una multitud de hombres provenientes de todos los status étnicos y de las más variadas
procedencias regionales, aunque el fuerte de las tropas provino del virreinato del Perú y más
tarde del propio reino de Chile. Dentro de ellos se encontraban una serie de sujetos díscolos y
ociosos, quienes una vez instalados en los fuertes y presidios fronterizos e, incluso, durante el
viaje desde sus lugares de leva a sus guarniciones comenzaron a desplegar sus malas
costumbres y peores conductas, las que asimismo reprodujeron en la frontera.
EL R EAL SITUADO Y LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA TROPA DEL EJÉRCITO DE LA FRONTERA.
46 Testimonio de Alonso Álvarez Paillamanco sobre la maloca que hizo el capitán Laureano Ripete a las tierras delcacique Catilao. Concepción, 22 de abril de 1672, en: Residencia del gobernador don Juan Henríquez y sobre losactos de sus subalternos. Archivo Nacional Histórico, Fondo Capitanía General (En adelante ANHCG) Vol. 484, f.133.
-
8/19/2019 Hugo Contreras Luces - La Soldadesca en Chile en la frontera Mapuche del Bío Bío durante el siglo XVII, 1600-1700
33/167
33
Las condiciones de vida de los soldados del ejército de la frontera, en general, eran
bastante precarias debido a las graves carencias de infraestructura y financiamiento que éste
sufrió a lo largo de todo el siglo XVII. Lo anterior se derivó, de una parte, del déficitconsuetudinario del Real Situado y de la irregularidad con que éste llegaba al reino a pesar
debía ser enviado anualmente desde la sede del virreinato del Perú a través de una flota de
navíos cargados de ropa, provisiones, armas, cierta cantidad en oro y, asimismo, nuevas
remesas de tropa, también pagadas por esta vía. Cabe recordar que tal financiamiento tuvo su
origen a principios de siglo cuando la corona decidió costear directamente las tropas
acantonadas en Chile y llegó a ascender a la suma de 212000 ducados, cifra que se mantuvo sin
variación durante la centuria, aun cuando pocas veces llegaba completa y la cual, teóricamente
al menos, era suficiente para financiar un ejército de alrededor de 1500 hombres además de
pagar de sus arcas el sueldo del gobernador, a los indios amigos y cierto número de plazas
muertas47.
Sin embargo, tal sistema se prestó muchas veces para abusos o prácticas deshonestas,
estas al mismo tiempo que por la propia irregularidad de su envío, generaban cargas y
gravámenes que afectaban al conjunto de recursos destinados a las armas reales de la frontera
pues muchas veces las mercancías se compraban a crédito lo que implicaba el recargo de
intereses. Al mismo tiempo los propios virreyes recortaban parte de los recursos enviados para pagar las deudas que había provocado el avituallamiento y pago de las tropas, así como la
renovación de las armas y equipos de los soldados48. De otra parte, en los períodos en que el
Situado se atrasaba o no llegaba surgían una serie de abusos contra los soldados, estos se
derivaban de la acción de los propios oficiales del ejército, tal como lo informó el oidor Gabriel
de Celada al rey, quien con profunda amargura manifestó que
“...se a introducido en esta guerra un cosa tan reprobada como es la
mercancia y pulperías entre los que la goviernan capitanes y oficiales dellasque los mas de ellos se an buelto tratantes y pulperos cuyo cuidado principal no es el que deben tener en mirar por sus soldados y sus armas y
47 Vargas. “ Financiamiento del ejército...”, passim. 48 Villalobos. Vida Fronte