Organiza: Colabora:
19 DE OCTUBRE - 13 DE ENERO DE 2012
Museo del Traje. CIPE Av. Juan de Herrera, 2 - 28040 Madrid www.museodeltraje.mcu.es // Tel. 91 550 47 00
TRAJES DE BAÑO Y EXPOSICIÓN CORPORAL Una historia alternativa del siglo XX 20 de octubre – 13 de enero Organiza: Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Colabora: Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa Comisaria: Beverley Birks Sede: Museo del Traje. CIPE
Arnold Constable and Company. Traje de baño. 1895-1896. ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Fundación Cristóbal Balenciaga
Fundazioa presentan en el Museo del Traje. CIPE la exposición Trajes de baño y
exposición corporal, en la que se exhibe la colección particular de trajes de baño
de la coleccionista Beverley Birks, una de las más completas del mundo.
La exposición tiene como objetivo mostrar la evolución en el tiempo de los trajes
de baño y la progresiva exhibición corporal de las mujeres con estas prendas
desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.
La muestra nos permite apreciar la rápida evolución de una prenda tan “joven”
como el traje de baño, a la que se le han dedicado pocas retrospectivas.
Además, pretende ser un homenaje a la revolución por la liberación del cuerpo de
la mujer llevada acabo en este periodo, y sin la cual hubiera sido imposible la
evolución tan radical de esta prenda en tan poco tiempo.
Beverley Birks, comisaria y propietaria de las piezas, es una importante
coleccionista de prendas vintage, que en las últimas décadas ha recopilado una
colección que abarca desde el clásico bañador utilizado exclusivamente para
nadar hasta el “trikini” más minimalista diseñado para mostrar la exhuberancia del
cuerpo de la mujer, pasando por prendas de exclusivas firmas de moda del siglo
XXI como Alexander McQueen o Yves Saint Laurent.
Beverley Birks comenzó a coleccionar prendas vintage en su juventud, fascinada por los
accesorios de su abuela, una conocidad adicta a la moda de Montreal. Durante su etapa
universitaria aumenta su interés por las prendas de los años 30 y la alta costura vintage
francesa. En la actualidad, su colección de indumentaria es una de las más importantes
del mundo. En los últimos venticinco años ha comisariado exposiciones en museos como
la Pennsylvania State University, la Katonah Gallery y la Lancaster House.
El bañador, una prenda tan denostada en sus orígenes, se fue convirtiendo en
una prenda fectiche para los modistos a lo largo de siglo XX. La colección de
Beverley Birks permite visualizar la revolución textil generada en cuanto al diseño
y la confección de las piezas de baño, así como la aportación de los grandes
modistos de la alta costura del siglo pasado a este particular género.
LA EXPOSICIÓN
Trajes de baño y exposición corporal
está compuesta por 59 prendas
exhibidas en varios conjuntos,
recopiladas por la propietaria y
comisaria Beverley Birks, además de
por 4 carteles procedentes del Untzi
Museoa –Museo Naval de San
Sebastián- y 1 cartel cedido para esta
ocasión por un coleccionista particular.
Organizada cronológicamente, en ella
el visitante puede obtener, a lo largo
del recorrido, una visión clara de las
distintas etapas que conforman la
evolución de esta prenda, desde
finales del siglo XIX hasta la actualidad.
Bradley. Maillot. Principios-mediados de los años treinta. ©Mikel Alonso-Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
1880-1910
Los trajes de baño
Durante la mayor parte del siglo XIX, las mujeres no tenían permitido nadar ni
bañarse en el mar. Cuando los médicos comenzaron a prescribir el ejercicio físico
por sus beneficios en la capacidad de procreación y en la crianza, empezaron a
tomar baños de mar. Los primeros trajes de baño se usaban para meterse en el
agua, no para nadar. Las mujeres que “tomaban el baño” lo hacían accediendo
directamente al agua desde unos carromatos provistos de mamparas que las
protegían de miradas indiscretas mientras se bañaban, sin nadar. La transición de
esta primera prenda de exclusivo valor estético al bañador para nadar tuvo lugar
en muy poco tiempo.
Mabs of Hollywood. Traje de baño de dos piezas.1938-1940. ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Traje de baño Ca. 1890. ©Mikel Alonso - Fundación Cristábal Balenciaga Fundazioa
NY.AD.Maillot. Mediados de los años 20 ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Los primeros bañadores eran muy parecidos a los que llevaban los hombres. Por
lo general eran de color oscuro, para ocultar el cuerpo (los colores oscuros en un
tejido sólido ocultaban el cuerpo de la mujer, que se consideraba diabólico),
aunque a veces se hacían en colores llamativos, y consistían en un vestido corto
sobre unos pantalones anchos y largos, normalmente de lana, ya que esta tela
poseía propiedades medicinales. Por razones de recato, algunos bañadores
llevaban sobrefalda y se llevaban encima de un corsé. En estos años, los trajes de
baño eran tan pesados que las bañistas podían llegar a ahogarse si se
adentraban en aguas profundas.
Para la sociedad, el cuerpo femenino perfecto era suave y delicado, sin definición
muscular y envuelto por una blanca piel, al resguardo del sol, en un ambiente
sedentario e íntimo. El ejercicio físico no fue incluído en el currículo académico de
las mujeres hasta la década de 1880. En el siglo XIX, los deportes pertenecían al
ámbito de las clases acomodadas, sencillamente porque había que dedicarles un
tiempo del que las clases trabajadoras no disponían. Únicamente los individuos
más prominentes poseían prendas diseñadas para la práctica del deporte. La
excepción se daba en la natación.
1908 - 1920
La transición al bañador Los trajes de baño comenzaron a evolucionar
a principios del siglo XX, cuando las
tendencias culturales, económicas y sociales
empezaron a transformar el estatus de las
mujeres occidentales. Uno de los hechos más
importantes fue que, durante la Primera
Guerra Mundial, las mujeres tuvieron que ocupar los puestos de trabajo de los
hombres, destinados al frente. Además, en algunos países también obtuvieron el
derecho al voto. Para cambiar la mentalidad y los sentimientos de la humanidad
había que empezar por cambiar sus atuendos.
Dicha transformación trajo consigo una nueva actitud ante la salud y el ejercicio
físico, que comenzó a promoverse y practicarse de manera generalizada entre
las mujeres jóvenes a los dos lados del Atlántico. A principios del siglo XX
empieza a ser frecuente la participación de las mujeres en las competiciones
deportivas, lo cual afectará a la forma de los trajes de baño, a la vez que las
mujeres rompen los tabúes relacionados con mostrar el cuerpo.
En la primera década del siglo XX serán dos los tipos de bañadores que tendrán
mayor desarrollo: uno, eminentemente práctico, para las deportistas; y otro, más
en la línea de las tendencias de moda. Las mujeres interesadas en el baño como
deporte utilizaban para nadar monos de punto, similares a los de los hombres; el
punto y el fino algodón trataban de reducir la resistencia al agua y el peso del
tejido; también procuraban la elasticidad y la opacidad cuando la prenda se
mojaba, aunque entonces marcaban completamente la silueta. Para las menos
interesadas en la natación, se crearon para la playa bañadores de algodón que
incluían detalles de moda y disimulados bombachos que realzaran la silueta y los
atributos de la figura femenina.
1920 - 1930
El maillot de lana El maillot de punto de lana era, en seco, más elástico que los bañadores
anteriores, y quedaba seductoramente ceñido al cuerpo. Era completamente
opaco. Mojado, sin embargo, retenía el agua y se volvía muy pesado. Los tirantes
Traje de baño Lastex. 1940 ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
se estiraban tanto que las mujeres corrían el riesgo de mostrar el pecho. En los
años 20, cuando las faldas empezaron a acortarse, los bañadores fueron
reduciendo sus dimensiones. Las perneras y las pudorosas sobrefaldas se
acortaron, incluso desaparecieron, y los escotes se acentuaron. Al aumentar la
popularidad de la natación entre todas las clases sociales, se desarrolló la
industria del traje de baño, que, a su vez, fomentó la investigación orientada a
mejorar la práctica de este deporte. Las técnicas de diseño se centraron en
reducir el peso que soportaban los tirantes, que podían ser ajustables.
1930 – 1940
El lastex
En la década de 1930 se introducen nuevos
tejidos y materiales en la confección de los
trajes de baño, entre los que destaca el lastex,
un tejido de filamentos de goma cubiertos de
algodón u otras fibras, que pesaba menos,
tenía una mayor elasticidad, permitía un secado
más rápido, reducía la resistencia al agua y
aumentaba la velocidad de los atletas. La
invención del lastex transformó la práctica de la
natación. Los bañadores de las más fieles a la
moda se ceñían al cuerpo y sostenían el pecho
como un sujetador, además de comprimir y
sostener el vientre y el trasero como una faja.
La alianza de la industria del traje de baño con los estudios de Hollywood
promovió que las actrices lucieran su cuerpo con maillots y conjuntos de dos
piezas en lastex, buscando aumentar la venta de películas y de bañadore
Durante la Segunda Guerra Mundial, muchas pin ups posarían con trajes de baño
de lastex para fotografías que se enviaban a los soldados que se encontraban en
el frente. Era la primera vez que el cuerpo de la mujer se utilizaba para la venta de
productos al público general.
1940-1950
La reacción contra el lastex La Segunda Guerra Mundial liberó el mercado estadounidense de la influencia de
las casas de costura parisinas y ofreció a los nuevos diseñadores la oportunidad
de fabricar prendas más informales y funcionales para las clases menos
favorecidas. Aunque el lastex resultaba práctico para las nadadoras profesionales,
la mayoría de las mujeres no iba a la playa a nadar, sino a divertirse y a pasar el
rato, por lo que preferían los bañadores de fibras naturales, como el algodón y la
lana, y carentes de soporte interior. El diseñador Rudi Gernreich, que compartía
esa misma visión estética del mundo femenino, diseñó principalmente bañadores
sin sujeción interna. El desenfadado estilo de vida de Hawai se tradujo en una
línea basada en estampados en algodón, que resaltaban la comodidad y
naturalidad del cuerpo.
Al término de la guerra, se recobró la silueta de reloj de arena para subrayar la
feminidad de las mujeres, que, durante la contienda, habían tenido que realizar el
trabajo de los hombres. Cada mujer podía expresarse a su manera para resultar
seductora, al contar con un amplio abanico de estilos, desde el más naif hasta el
más aristocrático, pasando por el de la voluptuosa mujer fatal, la deportista, el
ama de casa o la madre, como puede comprobarse en la exposición.
Cole. Maillot. 1964 ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
1950-1960
El bañador a medida
Esta fue la época dorada del diseño de bañadores y de la alta costura parisina.
Los bañadores parecían vestiditos, confeccionados con lastex o con tejidos
tradicionales, con frunces decorativos y complejas estructuras.
La diversidad de estilos satisfacía a todos los tipos de físico. Todas las mujeres,
desde las adolescentes hasta las de mediana edad, encontraban la manera de
personalizarse y soñar con las eternas fantasías de la seducción. Muchas veces,
emulaban las poses de sus actrices favoritas con bañadores armados
interiormente y provistos de sujetadores con relleno, fajas, volantes y drapeados.
La actriz de espectáculos acuáticos Esther Williams personificaba el glamour y el
éxito deportivo, sin dejar de parecer una mujer normal. Los estilos posibles eran
infinitos, desde el de la aristocrática Grace Kelly hasta el de la seductora Marilyn
Monroe, pasando por el de la voluptuosa Gina Lollobrigida.
1960 – 1970
Exhibir más el cuerpo
En los Estados Unidos, las campañas publicitarias con bellas mujeres en bañador
ya no causaban impacto. En un mundo dominado por los medios de
comunicación y por la publicidad, resultaba necesario
aumentar la desnudez.
El biquini fue introducido en Francia por Jacques Heim en
1946, con el nombre de “átomo”. Poco después, cuando
una bomba nuclear hiciera explosión en el atolón Bikini, el
ingeniero Louis Reard diseñó una versión con tiras. El papa
lo prohibió y las mujeres lo despreciaron hasta 1953, cuando
Brigitte Bardot lo utilizó en una de sus primeras promociones
en la Costa Azul. Fue entonces cuando el uso del biquini comenzó a extenderse,
aunque en un principio sólo en el sur de Francia.
Las mujeres comenzaron a cambiar su opinión sobre esta prenda cuando vieron
la célebre escena de la película Agente 007 contra el Dr. No, de 1962, en la que
Úrsula Andress emerge de las aguas con un biquini blanco. A ello contribuyó la
revolución social de los años 60, momento crucial en la historia de las mujeres.
Con la creciente presencia de los medios de comunicación en la sociedad, el
público empezó a acostumbrarse a la desnudez que propugnaban los nuevos
ídolos juveniles.
1970-1980. Funcionalidad
Los años 70 Mientras los biquinis y los tangas fueron proliferando en las playas, en las
competiciones deportivas predominaron los bañadores de nadadora. Los maillots
de spandex minimizaban la resistencia al agua. El juego de tirantes en la espalda
mantenía el bañador en su sitio y evitaba que las nadadoras se desconcentraran.
En los años 80, el bañador volvió a cobrar fuerza. Algunos diseñadores, como
Norma Kamali, ofrecían líneas que recuperaban los glamurosos trajes de baño de
confección; Yves Saint Laurent se centraba en la esculturalidad de las formas; y
Lacroix diseñó un maillot con un falso corsé rematado con una lazada en la
espalda y con bandas para las piernas que recordaba a la ropa interior antigua.
Pero ninguno ofrecía recursos para el camuflaje: para lucirlos, era necesario tener
una figura impecable.
1980-1990
La cadera al descubierto y el revival del bañador a medida Con el boom económico y las mujeres más prominentes aspirando a ocupar
puestos directivos en el mundo de los negocios, los bañadores hechos a medida
vivieron un resurgimiento en las playas dominadas por el biquini. Pero ya no tenían
sujetadores interiores, rellenos o fajas que disimularan las imperfecciones; al
contrario, los maillots y los biquinis dejaban al descubierto gran parte de las ingles
y las nalgas, lo que obligaba a las mujeres a depilarse la zona púbica y a intentar
ofrecer una imagen preadolescente.
1990 – 2000
Mezcla. La playa hoy
Actualmente, las playas de todo el mundo están dominadas por los biquinis, más
por acentuar la desnudez femenina que por el potencial creativo de la prenda. Por
ello, las mujeres prestan una gran atención a su cuerpo y tratan de corregir las
imperfecciones recurriendo a los implantes y a la cirugía, además de al ejercicio
físico, las dietas estrictas, los tatuajes y los piercings. Entre los mejores
diseñadores, solo unos pocos crean bañadores para las mujeres interesadas de
verdad por la moda y por destacar entre la multitud. Lo último en hacer su
aparición en las playas son los buzos para las surfistas que esperan en aguas
frías, pacientemente, la ola perfecta.
En la actualidad, el cuerpo se ha convertido en un medio de expresión, y los trajes
de baño reflejan esa realidad. Esta prenda nos descubre otra historia del siglo XX:
la de las mujeres cuyas vidas han experimentado un enorme cambio.
Selección de imágenes
Catalina. Maillot. Finales de los años 30 – años 40 ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Conjunto de baño. Finales de los años 30 o principios de los años 40 ©Mikel Alonso – Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Tina Leser. Traje de baño. Anterior a 1942 ©Mikel Alonso – Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Catalina. Traje de baño. Ca. 1958 ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Speedo. Maillot o malla de baño. 1976 ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Yves Saint Laurent. Maillot. Década de los 70 u 80. ©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Christian Lacroix. Conjunto de maillot. Años noventa
©Mikel Alonso - Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa
Catálogo Edita: Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Editorial Nerea
. ISBN: 978-84-15042-46-4
. Diseño gráfico y maquetación : Eurosíntesis
. Traducciones: maramara* taldea
. Impresión: Gráficas Ulzama © Textos . Beverley Birks . José María Unsain Azpiroz © Fotografías de la colección: Mikel Alonso
Información práctica Inauguración oficial: . Viernes, 19 de octubre, a las 13:00 horas Presentación a la prensa: . Viernes, 19 de octubre, a las 12:00 horas, en el Museo de Traje. CIPE Museo del Traje. CIPE Avda. Juan de Herrera, 2 28040 MADRID Contacto Clara Nchama Tel. 915 504 700 (ext. 4740) Fax. 915 504 704 E-mail: [email protected] Web: http://museodeltraje.mcu.es Horario: De martes a sábado, de 9:30 a 19:00 horas. Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas. Lunes: cerrado Cómo llegar: Autobuses: 46, 82, 83, 132, 133, G. Metro: Moncloa (Líneas 3 y 6) Ciudad Universitaria (Línea 6) Entrada gratuita a las exposiciones temporales