Download - guion
1 EXT. CALLE DE GUAYAQUIL CON CONFITERÍAS, COMERCIOS Y
BURDELES - DÍA
LÍA (una muchacha de unos 19 años, delgada, bella, un
vestido de judía sobre el pecho, humilde, un canguro a
juego, pequeño) camina entre las pocas personas en la calle.
Carretas con verduras y frutas, casetas con mercancías
abigarradas. Dependientes abren las puertas de los locales.
En algunas puertas prostitutas baraticas sentadas en las
escalares. LÍA las ve sin ningún asomo de desprecio,
comprensión casi. Sigue caminando. LÍA llega a una de las
puertas de las confiterías de la calle.
CRÉDITOS: "PASAJERA EN TRANCE"
2 INT. CONFITERÍA 1 - DÍA
Se trata de un local con mercancías hasta el techo: licores,
dulces, snacks, cigarrillos, condones, desechables, etc.
Todo colorido y organizado, en estanterías de madera. Un
mostrador separa a los compradores de la única vendedora:
MARTA (de 45 años, vestida con jeans y camiseta de algún
producto).
LÍA entra, feliz, convencida.
LÍA:
Doña Martha, vamos a hacer un
negocio.
MARTA:
Qué hubo mija.
LÍA:
(Señalando)
Fíeme un paquete de "chocobabis".
MARTA:
"Chocobeibis", Lía, "chocobeibis".
LÍA:
Wherever (bien dicho), Doña Marta,
lo importante es que me lo fíe.
MARTA:
Ay muchacha... No puedo...
LÍA:
(Simpática)
Sí, usted sí puede. Y vea que hoy
voy a comprar por ahí 15 paquetes
de esos. Hoy voy a vender tantos
(MÁS)
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 2.
LÍA: (continúa)que me va a tocar ir a otra
confitería porque voy a acabar con
todos los de acá. Pero fíeme el
primero.
MARTA:
(Sonriendo)
Vos sabés que yo no puedo. No está
el patrón.
LÍA:
(De culebrera a suplicante)
Hágale. Vea que es una necesidad...
En serio... Cuando venga a comprar
el segundo le pago el primero.
MARTA hace un gesto afirmativo, divertido. Va hasta la
estantería donde están los dulces.
3 EXT. CALLE DE GUAYAQUIL CON CONFITERÍAS, COMERCIOS Y
BURDELES - DÍA
LÍA camina con el paquete de Choco babies en las manos. Le
sonríe a una prostituta que camina cerca, LUCÍA (de la misma
edad que LÍA, vestida de jeans ceñido, tacones, una camisa
de adolescente, nada burda). LÍA le enseña el paquete. Sigue
caminando.
4 EXT. PARADERO DE BUSES 1 - DÍA.
LÍA espera un bus con su paquete de chocobabies en los
brazos. A su lado llega un VENDEDOR (de unos 50 años,
vestido con corbata, con una maleta en una mano y un paquete
de colores y lapiceros en la otra). Ella se le acerca.
LÍA:
¿A cuánto es el paquetico de
colores?
VENDEDOR:
(Huraño)
A tres mil.
LÍA:
(Mostrándole el paquete de
confites)
De pronto más tarde.
Para un bus. Mientras los pasajeros se suben LÍA se acerca.
Cuando se va a subir el VENDEDOR la tira del brazo y la
baja.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 3.
VENDEDOR:
Primero los mayores niña, primero
los mayores. Respete.
LÍA intenta subirse antes que él.
LÍA:
¡Ey! Pero si yo llegué primero.
El VENDEDOR, la empuja, hace una mueca de desagrado, se sube
y el bus arranca. Lía se queda mirando, rabiosa.
5 INT. BUS - DÍA
Lía pasa por el bus, entregando, recogiendo caramelos,
dinero. Los mete y los saca de la bolsa. Cuenta monedas.
Sonríe a los pasajeros que le compran:
LÍA (EN OFF):
(Convencida, con actitud)
Señoras y señores en el día de hoy
les vengo ofreciendo el rico y
delicioso caramelo choco baby...
Nadie le compra. LÍA termina de recoger en los asientos
delanteros los últimos caramelos que la gente le entrega. Se
sienta justo en frente del asiento de la registradora,
ofreciéndole caramelos a un pasajero que sube. El bus se
detiene. LÍA va a bajarse. Le entrega al conductor, CALICHE,
sonriéndole, coqueta, uno de sus caramelos. El conductor le
aprisiona la mano, halándola tiernamente. Se trata de un
conductor de 25 años, moreno, fornido, ni agradable ni
desagradable, vestido con el uniforme de la empresa de
transportes. Al lado de la palanca de cambios el cofre donde
se ponen las monedas y una cajita abierta con lo que los
vendedores le van dejando en agradecimiento por dejarlos
vender: galletas, costureros, cepillos de dientes, chicles,
etc.
CALICHE:
Vení sentate...
LÍA va a sentarse en el puesto al lado del conductor. Se
sienta.
LÍA:
¿Qué más pues Caliche?
CALICHE:
Ahí en la brega.
El bus para. Se sube un pasajero, paga y CALICHE le
devuelve.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 4.
CALICHE:
Entonces qué Lía. ¿Qué va a hacer
ahora?
LÍA:
Trabajar Caliche. Trabajar. Tengo
que pagar todo lo del colegio del
niño.
CALICHE:
La invito a bailar.
LÍA:
No, serio. Tengo que trabajar.
Hasta hoy tengo plazo y tiene que
estudiar.
CALICHE:
Por eso. Usted sabe que es sino que
se maneje bien conmigo y yo la
pongo a lo bien.
LÍA le sonríe, sincera. Caliche también, tierno.
LÍA:
Ni usted se maneja bien ni yo
quiero tampoco. Pero ahí vemos lo
de la bailadita, falta que me hace.
De verdad.
LÍA le hace un gesto de coquetería franco.
CALICHE:
Vamos...
LÍA:
(Ilusionada)
Suerte Caliche. Hoy tengo que tener
suerte.
El bus se detiene. LÍA se para y comienza a bajarse. CALICHE
vuelve a tomarla. Saca de la caja donde guarda todo lo que
le dejan los vendedores una pinza de cabello con motivos de
flores. Se la da a LÍA.
LÍA:
(Poniéndosela)
Me sale. Gracias.
CALICHE:
(Enamorado)
Te sale. Chao.
LÍA se baja rápidamente.
5.
6 INT. BUSES - DÍA
LÍA se sube al bus, franqueando la registradora, abriéndose
el botón del vestido, abriéndose el escote.
LÍA:
(Convencida, con actitud)
Hay unos jóvenes que nos vemos
obligados por la falta empleo y
oportunidades a laborar en estos
medios de transporte para conseguir
un plato de comida y un techo para
no aguantar frío...
Entrega los confites, despertando alegremente a pasajeros
dormidos, pasando por todos los puestos, aguantando la
negativa de algunos pasajeros de recibir el choco baby,
apartándose para que uno de los escasos pasajeros pueda
pasar. En el camino (cuando ha comenzado a recoger dinero o
caramelos) ve un billete de 20 mil pesos tirado en el piso.
LÍA mira alrededor. Nadie la mira, excepto un pasajero joven
que le sonríe. LÍA se agacha y disimuladamente coge el
billete. Lo mete hasta el fondo de su bolsa con caramelos.
Pasa por un pasajero, un hombre mayor que le devuelve los
confites. Llega hasta una MUJER de unos 40 años, sin duda
una funcionaria de rango secretarial, que está sacando la
monedera de su bolso.
LÍA:
¿Me colabora?
La mujer mira en su bolso. Se sienta, saca una moneda de
quinientos y se la da a Lía.
MUJER:
Tres.
Mientras LÍA le entrega los caramelos, la mujer hurga en su
bolso, se extraña de no encontrar lo que busca. LÍA la mira.
Se da cuenta de que la mujer a perdido algo. Con cuidado y
nerviosismo escondiendo saca dos caramelos de la bolsa y se
los entrega.
LÍA:
Gracias.
LÍA continúa hasta terminar. La señora sigue revisando en su
bolso y en el piso. El bus se detiene. LÍA camina en
dirección a la puerta trasera sacando el billete de la bolsa
de caramelos y guardándolo luego en su canguro. El bus para
bruscamente. LÍA pierde un poco el equilibrio. Se abren las
puertas. LÍA se baja.
6.
7 EXT. PARADERO DE BUSES 2 - DÍA
LÍA, sentada en la banca del paradero, cuenta la plata. Hace
un gesto negativo. Tiene unas cuantas monedas, billetes y el
billete de 20 mil. El VENDEDOR DE COLORES se baja de un bus.
Camina en dirección a LÍA. LÍA esconde el billete temerosa.
El VENDEDOR se sienta al lado, molesto. Saca de su chaqueta
una petaquita. La destapa. Toma. LÍA se para. Un bus para.
Una persona se baja. LÍA se sube al bus.
8 EXT. CALLES - ATARDECER
MÚSICA.
Panorámica buses andando, parando, gente bajándose de ellos.
Panorámica centro de Medellín. Semáforos. Gente caminando.
Calle. Lía se baja del bus.
9 EXT. CALLE - ATARDECER
Lía se sienta en unas escaleras por las que pasa y pasa la
gente. Pone el paquete de Choco Babies entre sus piernas.
Sentada saca el dinero que tiene. Lo cuenta. Niega con la
cabeza. Mira al interior de la bolsa. Saca un caramelo, lo
destapa y se lo come. Se queda sentada. Saca otro caramelo y
da cuenta de él. Luego cuenta uno a uno los Choco Babies que
le quedan. Niega con la cabeza.
10 INT./EXT. BUS/CALLE - ATARDECER
Lía va a pasar la registradora enseñándole el paquete de
caramelos al conductor.
CONDUCTOR
Ah, ah, ah, ¿pa’dónde va? Ah ah. Ya
vendieron.
LÍA sale a la calle.
11 INT. BUS - NOCHE
Lía pasa por los asientos recogiendo dinero y caramelos.
Llega hasta dos monjitas pasionistas, viejas, rechonchas,
con la piel compacta como el arroz. La monjita uno es afro
(de unos 40 años), la dos indígena (de unos 25).
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 7.
LÍA:
¿Me colaboran?
MONJITA 1:
Mujer, véndame quince.
MONJITA 2:
(Sorprendida)
Madre...
Lía las mira impávida. Comienza a contar los caramelos.
MONJITA 1:
Madre, mire que no es gula, ¿hace
cuánto no comemos?
Lía les entrega los caramelos. La Monjita 2 los recibe,
destapa uno y come.
MONJITA 2:
Tantos placeres de los que nos
abstenemos, Madre, y pecar por la
boca, como hacen tantas otras.
La Monjita 1 saca de su bolso un billete de cinco mil y
paga. Lía le recibe y va a devolverle.
MONJITA 1:
Tranquila mujer, tranquila. Y no
piense mal, que son para endulzar
la vida.
Lía agradece con el gesto y se retira terminando de
recogerle y cobrarle a los otros clientes. La Monjita 1 coge
uno de los caramelos que la Monjita 2 ya ha metido en el
bolso, lo destapa.
MONJITA 1:
"Bocatodicardenale".
12 EXT. PEQUEÑO PARQUE (CARLOS E. RESTREPO) - NOCHE
Entre los árboles, las bancas y los negocios, un payaso,
MORGAN (de unos 29 años, mal pintado, con peluca) en una
pequeña mesa que tiene tres vasos y un racimo de bananos,
tima a un UNIVERSITARIO (un universitario, de clase media,
pelo largo, aretas, hippie) jugando el juego de la bolita en
tres vasos. (El juego consiste en poner la bolita en un de
los vasos boca abajo, intercambiar el lugar de los tres
vasos para que el incauto pongo un billete enfrente del vaso
donde cree que que está la bolita). El UNIVERSITARIO pone el
billete enfrente del vaso del centro. MORGAN lo levanta.
Nada.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 8.
MORGAN:
Gracias hermano.
UNIVERSITARIO:
(Sonriente, diciéndose así
mismo)
Qué güeva.
MORGAN:
(Haciendo gesto de pesar y
después riéndose)
Qué payaso.
MORGAN se carcajea. El UNIVERSITARIO también y se va. En ese
momento llega LÍA. Pone su paquete de dulces en la mesa.
LÍA:
¿Qué más Morgan?
PAYASO:
¿Qué más parcera? ¿Mucho camello?
LÍA:
¿Vos?
PAYASO:
(Mirando alrededor)
Nada, aquí vendiéndole mentiras a
este circo de fantasías.
LÍA:
Ya casi corono. Tengo que conseguir
con qué pagar el plante y el pasaje
y corono. Ya conseguí para el
jardín del niño.
MORGAN guarda el billete que acaba de ganar.
MORGAN:
(Mirando los vasos en la mesa)
Hágale.
LÍA:
(Sonriente)
No. El que juega por necesidad
pierde por obligación.
MORGAN:
¿Cuánto le falta?
LÍA:
Como cinco mil.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 9.
MORGAN:
(Con gesto de complicidad)
Hágale.
LÍA:
(Indecisa)
No...
MORGAN:
Hágale.
LÍA saca de su canguro el billete de cinco mil que le dió la
MONJITA.
LÍA:
Hágale.
MORGAN pone la bolita en uno de los vasos, mostrándoselo a
LÍA. Lo voltea y comienza a intercambiar lentamente los
tres. Termina. Le indica a LÍA que ponga el billete en
frente del vaso de la derecha. MORGAN, hace un gesto
afirmativo y destapa. Aparece la bolita. Ambos sonríen.
MORGAN le entrega un billete de cinco mil a LÍA. Ella toma
el que hay en la mesa. Saca todo el dinero que tiene en el
canguro y lo cuenta. Termina de contar las últimas monedas.
Niega con la cabeza.
LÍA:
Me hacen falta 3600.
MORGAN:
Hágale... El que no arriesga un
huevo no saca un pollo.
MORGAN mira a LÍA con la misma cara de complicidad.
LÍA:
(Decidida)
Voy los diez.
LÍA separa los dos billetes de cinco mil que acaba de ganar.
MORGAN pone la bolita en uno de los vasos, mostrándoselo a
LÍA. Lo voltea y comienza a intercambiar rápidamente los
tres. Termina. LÍA pone los dos billetes en el vaso del
centro. MORGAN le hace un gesto negativo.
LÍA:
Ese.
MORGAN:
¿Segura?
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 10.
LÍA:
Sí. Hágale.
MORGAN reitera el gesto negativo, enfático. Destapa. Nada.
Coge los dos billetes. LÍA hace una mueca de rabia.
LÍA:
Ay...
MORGAN:
(Con lástima)
Yo te dije... pero seguí. Te hacen
falta 13600.
LÍA:
Hm.
MORGAN:
Hágale. Pero me hace caso.
LÍA:
No.
MORGAN:
Hágame caso.
LÍA busca el billete de 20 mil. Lo saca. Mira a MORGAN
confundida. MORGAN repite el gesto de complicidad. LÍA mira
el billete.
LÍA:
Hágale.
MORGAN pone la bolita en uno de los vasos, solemne,
mostrándoselo a LÍA.
LÍA:
Esperá...
LÍA saca uno de los caramelos de su bolsa. Se lo entrega a
MORGAN.
LÍA:
Con este.
MORGAN saca la bolita del vaso y mete el dulce en el mismo
vaso plástico. Lo voltea, igual de solemne y comienza a
intercambiar muy lentamente los tres. Para. Vuelve a
revolverlos, esta vez todavía más lento. (Todos los
espectadores, como LÍA, creen que está en el del centro).
LÍA pone el billete en el vaso del centro. Mira a MORGAN.
MORGAN la mira en la frialdad más dura. Pura indiferencia.
LÍA responde esa mirada con un gesto de desconcierto. MORGAN
destapa igual de solenme, lentamente. Nada en el vaso.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 11.
MORGAN:
(Cínico)
Ay Lía...
MORGAN coge el dulce. Lo destapa. Se lo come. Suelta una
carcajada.
LÍA:
Morgan, no podés.
MORGAN:
Sí. Puedo.
MORGAN coge el billete de 20 mil. Lo guarda.
MORGAN:
Lía, vos lo dijiste: el que juega
por necesidad pierde obligación.
LÍA:
(Completamente confundida,
rabiosa, triste)
Pero...
MORGAN:
Son los negocios.
Morgan levanta ambas manos a la altura del pecho, en gesto
de no poder hacer nada. Coge dos bananos del racimo y se los
da a LÍA. LíA los recibe con recelo.
MORGAN:
Por lo menos para que coma. Comida
de cien.
LÍA se va.
13 EXT. CALLE DE GUAYAQUIL CON CONFITERÍAS, COMERCIOS Y
BURDELES - NOCHE
Casi todos los negocios están cerrados. La calle está
desolada. Solo algunas putas en las escaleras.
Lía camina por la calle en dirección a la única confitería
abierta. Mira con recelo las risas de tres prostitutas en
las puertas que cuentan un fajo de billetes. Esquiva la
puerta de la CONFITERÍA 1 aunque esté cerrada (donde en la
mañana le fiaron el paquete).
12.
14 INT. CONFITERÍA 2 - NOCHE
Lía entra con su paquete. Le toca esperar un momento a que
la atiendan. El vendedor, de unos 30 años, con un lapicero
prendido en la oreja, bluejeans y camisa abierta, se acerca.
LÍA:
(Coqueta)
Llave, vengo por dos cositas.
Venga, hágame dos favores.
Lía saca el dinero que tiene -menos de 10 mil- y lo pone
sobre el mostrador.
LÍA:
Bueno, ¿me cambia por billetes?
El vendedor va a cambiárselos. Lía se queda mirando los
caramelos que le quedan el paquete y la mercancía exhibida
en el mostrador y las paredes. El vendedor llega y le
entrega unos billetes a Lía. Lía los recoge.
LÍA:
Bueno, lo otro señor es que tengo
un problema. Le voy a vender estos
"chocobabis". Lía saca el paquete.
VENDEDOR DE CONFITERÍA:
¿Y por qué?
LÍA:
Es que necesito la plata.
VENDEDOR DE CONFITERÍA:
Oiga, ¿usted cree que eso se compra
menudiado?
LÍA:
Es que no pude venderlos.
VENDEDOR DE CONFITERÍA:
Ah, ¿entonces eso es problema mío?
LÍA:
(Suplicante)
Es que necesito la plata.
VENDEDOR DE CONFITERÍA:
Pero nada, circule, circule,
circulando por favor.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 13.
El Vendedor deja a Lía para atender a otro cliente que
recién ha entrado. Lía comienza a salir. Va a comenzar a
devolverse. Se arrepiente. Se arrepiente de arrepentirse. Va
nuevamente hasta el vendedor.
LÍA:
(Suplicante)
Hermano, usted me conoce, vengo
casi todos los santos días a
comprarle. Hoy es una necesidad
dura. Por favor, recíbame esto, por
favor, así sea más barato de lo que
me los vendió, por lo menos para
llegar con algo a mi casa.
El vendedor la mira. Mira el paquete que ella le ofrece. Lía
le sonríe. Es una súplica.
LÍA:
Le juro que mañana como sea vengo y
le compro diez paquetes.
El vendedor le sonríe.
VENDEDOR DE CONFITERÍA:
Mujer, circule.
15 EXT. CALLE DE GUAYAQUIL CON CONFITERÍAS, COMERCIOS Y
BURDELES - NOCHE
LÍA camina llorando con su paquete de choco babies. De golpe
una mano toca su mano. LÍA se asusta. Es LUCÍA.
LUCÍA:
¿Qué le pasó?
LÍA:
Que soy pobre.
LUCÍA:
Mujer, ninguna mujer es pobre.
LÍA:
¡No me jodás!
16 EXT. ESTACIÓN DE BUSES - NOCHE (REVISAR)
LÍA camina, pensativa, en dirección a la pequeña caseta que
hace las veces de restaurante. Allí está Caliche. Se
encuentran. Se miran sin decirse nada. Largamente.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 14.
LÍA:
(Coqueta)
Caliche, ¿entonces cómo es la cosa?
CALICHE:
(Feliz)
Camine y nos vamos de farra.
LÍA:
No. Ahorremos todo y terminemos
rápido.
CALICHE:
¿Qué?
LÍA:
Caliche, estoy tan cansada y
necesito tanta plata que no tengo
tiempo de ponerme a contarte lo de
la abejita y la flor... Me voy a
manejar bien. Pero necesito que me
des lo que me hace falta.
CALICHE:
Camine.
17 EXT. RINCÓN ESTACIÓN DE BUSES - NOCHE
En un rincón semi iluminado Lía se pone contra la pared. Se
levanta la falda y se baja los interiores casi
maquinalmente. Caliche se pone detrás, se baja el pantalón.
Se masturba un poco mientras Lía se dispone a ser penetrada.
Abre las piernas. Caliche la penetra. A Lía le duele.
Caliche tarda algunos intentos en tomar ritmo. Se sale.
Vuelve. Se hace rítmico. Vuelve a salir. Le cuesta trabajo
volver a entrar. Lo logra. Sigue. Un minuto después, se
viene. Desfallece, quedando recostado en la pared. Lía se
pone los interiores, el pantalón y los zapatos. Se sienta en
el piso, al lado de Caliche, que resopla.
LÍA:
No me hagás sentir más mal y
ayudame.
CALICHE:
Aquí no tengo plata. No hice nada,
si no fuera por esto el día habría
sido una mierda.
Lía llora. Caliche se sienta a su lado. La abraza.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 15.
CALICHE:
No te preocupés, que yo mañana te
ayudo.
LÍA:
Mañana no sirve.
LÍA se quita el prendedor de cabello y se lo entrega a
CALICHE. Se va. CALICHE se queda sentado en el piso.
18 EXT. CALLE DE GUAYAQUIL CON CONFITERÍAS, COMERCIOS Y
BURDELES - NOCHE
LÍA llega a la esquina. Se sienta en una acera. Llora. EL
VENDEDOR DE COLORES se acerca tambaleante por la borrachera
con su maletín en la mano. Se sienta al lado de LÍA. Ella se
separa. Él se ríe.
VENDEDOR:
¿Todavía quiere los colores?
LÍA sonríe sin ganas, temerosa. El VENDEDOR DE COLORES le
pasa un paquete con colores, borrador, lapiceros, un
cuaderno. LÍA se vuelve a recibirlo. Cuando va a cogerlo el
VENDEDOR DE COLORES lo retira.
VENDEDOR:
¿Cómo hacemos?
LÍA:
Lo que necesito es plata.
VENDEDOR:
Yo tengo... Vamos.
LÍA:
¿A dónde?
VENDEDOR:
Yo puedo estar muy borracho, pero
sigo siendo un hombre. ¿Cuánto?
LÍA mira su paquete de dulces, los colores, al hombre. Pasa
una de las prostitutas que antes había visto contando
dinero. Mira al VENDEDOR que está tomando de su petaquita.
LÍA:
Lo que necesito.
El VENDEDOR DE COLORES se para y le estira la mano para que
LÍA se para. Sale abotonándose el vestido.
16.
19 INT. RESIDENCIA - NOCHE
Es una habitación pequeña de paredes blancas y algo sucias,
desde la que puede verse un baño -un sanitario, un lavamanos
y una ducha-.
LÍA está sentada en la cama. El VENDEDOR se está lavando las
manos. Sale. Deja su maletín al lado de la cama. Se toma un
trago de la petaca. Se sienta al lado de LÍA.
LÍA:
(Nerviosa, señalando la
petaca)
¿Me da?
El VENDEDOR le entrega la petaca. LÍA toma. Va hasta la
cabecera de la cama acostándose. El VENDEDOR la mira. Ella
esquiva su mirada.
VENDEDOR:
Usted no...
LÍA abre tímidamente las piernas.
VENDEDOR:
¿Por qué no me dijo?
LÍA:
Dele... pero págueme primero.
VENDEDOR:
¿Por qué no me dijo?
LÍA:
¿Qué?
VENDEDOR:
Que necesitaba más que yo montarse
a ese bus.
LÍA:
Yo estaba primero.
El VENDEDOR se acuesta en la parte baja. Toma de la petaca y
se le acaba el trago. La deja a un lado, abierta.
LÍA:
Dele.
VENDEDOR:
¿Cuánto es?
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 17.
LÍA:
40 mil.
El VENDEDOR saca dinero del bolsillo de su pantalón. Lo deja
en la cama. Suspira, todavía acostado. Coge la petaca. Se
levanta. Se acomoda el vestido. LÍA se sienta en la parte
alta de la cama, protegiendo su pecho con las piernas,
tapándose con la falda del vestido.
VENDEDOR:
(Mirando la petaca)
Se acabó.
Comienza a irse. Llega hasta la puerta. Se devuelve. De su
bolso saca un paquete con colores y útiles escolares. Los
deja al lado del dinero.
VENDEDOR:
Gracias. Yo camello es por esto
(mira la petaca). Usted se nota que
no lo hace por la plata.
El VENDEDOR sale.
20 EXT. CALLE - NOCHE
Lía camina por la calle con su bolsa.
21 INT. CASA DE LÍA - NOCHE
El pequeño fajo de billetes y unas monedas -en total unos 50
mil pesos-. En una maletica infantil los colores, los
lapiceros, el borrador, el cuaderno y los bananos. Una mano
de niño cierra el bolso.
CRÉDITOS PRINCIPALES.
La mano de LÍA coge el dinero. Sale.
CORTE A NEGRO: CRÉDITOS.