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EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
CAPÍTULO I,1
GUÍA DE ESTUDIO
El caballero de la triste figura Efren Ordóñez, 1979
Ubicación del capítulo
Organización del relato
Presentación del hidalgo
El proceso de transformación
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UBICACIÓN DEL CAPÍTULO
“Que trata de la condición y ejercicio
del famoso hidalgo
don Quijote de la Mancha.” Facsímil del capítulo 1, edición de 1605
El capítulo 1 forma parte de lo que, según algunos investigadores, habría sido el
núcleo inicial de la obra (el Protoquijote).
En él se introducen los elementos básicos de la novela (fig.1):
Narrador
Referencias espacio-temporales
Personaje
Acción
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El narrador se presenta en primera
persona (“…no quiero acordarme…”) y
manifiesta que no es el autor de la
historia, sino un compilador de crónicas
escritas por otros:
“…en esto hay alguna diferencia en
los autores que de este caso
escriben…”
Esto sirve para crear la ilusión de que se
trata de la historia de un personaje real
que ya sería famoso desde mucho antes
de la novela misma.
Las coordenadas espacio-temporales acercan el relato al mundo próximo
del lector, aunque con cierta imprecisión:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha
mucho tiempo…”
El protagonista es el único personaje que efectivamente aparece en este
capítulo; la atención se concentra exclusivamente en él.
El narrador lo describe como un hidalgo de pocos recursos económicos, ya
entrado en años y con una vida gris. Para escapar de la monotonía lee
obsesivamente novelas de caballerías, hasta el punto de pretender
convertirse en un caballero andante.
También se mencionan los personajes secundarios que forman parte del
círculo inmediato del hidalgo (la sobrina, el ama, el criado, el cura y el
“…se daba a leer libros de caballerías,
con tanta afición y gusto…” (I,1) A. Mestres, ed. de 1879
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barbero). Excepto el criado -que es presentado apenas como una silueta-
todos los demás personajes aparecen varias veces en la novela y sus
acciones serán determinantes en los capítulos siguientes; por ejemplo, el
escrutinio de la biblioteca en el capítulo 6.
Hay menciones a algunos personajes incorporados desde otras obras literarias: los héroes de las historias que lee el hidalgo (Amadís de Gaula,
don Belianís, Palmerín de Inglaterra, el Cid Campeador, etc.)
Hacia el final del capítulo se introduce otro personaje fundamental de la
novela: Dulcinea del Toboso, la amada imaginada por Don Quijote.
Don Quijote classic comics, Louis Zansky,1943
La acción del capítulo avanza en forma gradual, desde el interés del
hidalgo por leer novelas de caballerías hasta su conversión en Don Quijote
de la Mancha. Esta transformación es el eje argumental de toda la novela.
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ORGANIZACIÓN DEL RELATO La acción del capítulo se desarrolla en tres momentos (fig. 2):
Presentación del hidalgo
Proceso del personaje
Transformación en don Quijote de la Mancha
El ama y la sobrina M.Jadraque, 1880 (detalle)
Presentación - La primera oración ubica al lector en las coordenadas del relato (narrador, lugar, tiempo, personaje). Todos los elementos que se
mencionan aquí volverán a aparecer a lo largo del capítulo:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha
mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga
antigua, rocín flaco y galgo corredor.”
A continuación se describe la vida cotidiana del protagonista y se hace un
retrato de sus hábitos y condiciones: comida, vestimenta, situación
económica, entorno familiar, costumbres, edad, físico y nombre.
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Proceso del personaje - Después de la presentación comienzan a verse
los primeros síntomas de cambio en el hidalgo: el interés obsesivo por la
lectura, su deseo de escribir el final de ciertas historias, la pérdida de la
razón, la decisión de convertirse en caballero andante.
A lo largo de este proceso se introducen algunos temas importantes en el
resto de la obra:
la crítica a las novelas de caballerías (referencias a Feliciano de
Silva);
el perspectivismo (diferencia en las interpretaciones del cura, el
barbero y el hidalgo, respecto de las historias que ellos leen; confusión
entre realidad y ficción);
la locura del hidalgo (pretender ser un caballero andante).
Transformación en don Quijote de la Mancha - El personaje finalmente
pasa del pensamiento a la acción y reúne los elementos necesarios para
su transformación…
…las armas;
…el caballo;
…el nombre;
…la dama.
Don Quijote en la colección Tintín J. Trubert, 1949
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PRESENTACIÓN DEL HIDALGO
U N C O M I E N Z O M U Y FA M O S O
Sello conmemorativo del IV centenario.
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los
de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo
corredor.” (Don Quijote I, 1)
Ya vimos que dentro de la organización del capítulo,
las primeras líneas ofrecen una ubicación general de la
historia y presentan los elementos esenciales del relato.
Sin embargo, para apreciar en su justo valor este famoso
comienzo, hay que tener en cuenta a qué tipo de lector se
dirige la novela.
Si bien a lo largo de estos cuatro siglos la obra
despertó múltiples interpretaciones, el interés inicial del autor fue muy concreto:
“derribar la máquina mal fundada de estos caballerescos libros, aborrecidos de
tantos y alabados de muchos más…”
(Prólogo a la primera parte de Don Quijote de la Mancha)
El primer lector en que pensó Cervantes era alguien que, como él, estaba
familiarizado con las novelas de caballerías. La burla no se dirigía especialmente hacia
las novelas mismas, sino hacia un lector que podía reconocer de inmediato la parodia al
comienzo de Tirante el Blanco:
“En la muy abundosa, deleitosa y rica isla de Inglaterra, hubo un esforzado
caballero…”
Desde el principio Cervantes aludió a cada uno de los elementos básicos de las
novelas de caballerías para parodiarlos. El humor de la novela se apoyaba en el
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conocimiento que aquel público tenía de las historias caballerescas, pues percibía
inmediatamente la ironía que hay detrás de la obra.
En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme… - Las
novelas de caballerías transcurrían siempre en territorios lejanos, muchas veces
imaginarios. Pero aquí la acción se ubica en una región que le resultaba muy familiar al
lector español (la Mancha) y, en consecuencia, sin fantasía.
Tampoco las características del paisaje manchego contribuyen al ambiente
fantástico de los libros de caballerías; es un territorio bastante llano, con una notable
aridez asociada a inviernos rigurosos, veranos cálidos y sequía estival, lo que contrasta
con las tierras pobladas de bosques espesos, ríos caudalosos, lagos profundos y altas
montañas de las aventuras prodigiosas de los héroes de aquellas novelas.
Por otra parte, mientras que las hazañas caballerescas siempre sucedían en reinos
o comarcas famosas, en esta historia el narrador prefiere no recordar el nombre del
pueblo.
…no ha mucho tiempo… - Las novelas de caballerías se ubicaban en la Edad
Media, por ser una época asociada a acontecimientos míticos y legendarios,
desprendidos de cualquier referencia a las circunstancias contemporáneas del lector.
En Don Quijote, en cambio, desde el comienzo el narrador advierte que los hechos
acontecieron en su mismo tiempo. Es decir que los personajes, costumbres y situaciones
de esta historia perfectamente podrían reconocerse en el entorno cercano a cualquier
lector.
…un hidalgo de los… - El personaje es ubicado dentro de una generalidad, como
uno más entre muchos hidalgos que llevan una vida sin importancia.
La condición de hidalgo hace referencia a uno de los niveles más bajos dentro de
la nobleza, en clara oposición con los héroes de las novelas de caballerías, que eran de
linaje destacado y cuyas proezas los distinguían. Un poco más adelante, el retrato del
hidalgo confirmará cuán lejos está el personaje de aquel modelo ideal.
…lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. - Como
remate de la presentación del hidalgo, el narrador hace una primera referencia a sus
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costumbres. La actividad propia de los nobles era la guerra y, en los tiempos de paz, la
caza. Pero las armas de este hidalgo están guardadas en un perchero desde hacía
mucho tiempo atrás: “lanza en astillero”. Esto se confirma en el mismo capítulo 1, cuando
dice que “…lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos que,
tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un
rincón.”
El hidalgo, el cura y el barbero (I,1) Tony Johannot, ed. de 1839
Tampoco el caballo era el adecuado para
acompañar las aventuras de un caballero, no sólo por
su condición física, sino porque además era un
animal de trabajo. Hacia el final del capítulo la
descripción del rocín se completa con más detalles:
“Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más
cuartos que un real y más manchas que el caballo de
Gonela, que tantum pellis et ossa fuit…”
Y finalmente, ¿qué tipo de presas podría cazar con la ayuda de un solo
galgo?...seguramente no muchas ni de gran porte. Tal vez apenas cazara ese
“palomino de añadidura” que completaba la comida de los domingos.
R E T R ATO D E L H I D A L G O
“Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y
quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura,
consumían las tres partes de su hacienda. El resto de ella concluían sayo de
velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los
días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa
un ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y
un mozo de campo y plaza que así tomaba la podadera como ensillaba el rocín.
Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión
recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.
Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada, que en esto hay
alguna diferencia en los autores que de este caso escriben…”
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Don Quijote prueba la celada (I,1) Isidro Carnicero, ed. de 1787
La presentación del hidalgo introduce algunos
detalles de su vida y sus condiciones particulares.
La descripción se apoya en elementos externos
que conducen al lector a hacer su propia interpretación
sobre quién es y cómo es el hidalgo. Se inicia con los
aspectos más generales (comida, vestimenta, entorno
doméstico) y se completa con los detalles más
personales (edad, apariencia física, temperamento y
nombre).
En el retrato aparecen tres dimensiones
estrechamente vinculadas entre sí: la social, la literaria
y la espiritual.
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L A D I M E N S I Ó N S O C I A L
Bodegón Francisco Zurbarán, siglo XVII
La comida, la vestimenta y el escaso
número de sirvientes son indicadores de
que el personaje está muy lejos de la
prosperidad, al igual que gran parte de los
hidalgos rurales de su época.
Su economía no le permitía
desperdiciar nada de los alimentos
(“salpicón las más noches”), que ya eran de
por sí bastante pobres (“una olla de algo
más vaca que carnero”; “duelos y
quebrantos”). También su guardarropa era escaso y con algunas piezas de poca calidad,
que el narrador describe irónicamente como “su vellorí de lo más fino”.
Asimismo, la servidumbre era mínima: únicamente un ama (que seguramente se
encargaría de preparar las pobres comidas y hacer las tareas domésticas) y “un mozo de
campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera”, es decir que estaba para
todas las faenas.
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En las comidas también se manifiesta la condición religiosa del hidalgo. No es
casualidad que el plato de los viernes fuera sólo de legumbres (“lentejas los viernes”), ya
que ese es el día de abstención de carnes para los católicos. Con este detalle Cervantes
ubica al personaje como un cristiano viejo que respeta las tradiciones de su fe, algo
muy importante de señalar en la España del siglo XVI, donde los cristianos conversos
(o nuevos) no recibían el mismo aprecio.
L A D I M E N S I Ó N L I T E R A R I A
Alonso Quijano. Nicolás Charlet, ed. de 1830
El retrato del hidalgo también contribuye con la
parodia a las novelas de caballerías.
Según los manuales de las órdenes de caballería, el
caballero debía reunir determinadas condiciones: nobleza de origen, juventud, destreza y buena condición física.
Pero los atributos del protagonista no coinciden en absoluto
con esos requisitos: es apenas un hidalgo pobre y sin linaje
conocido, anciano para el promedio de vida de su época,
sin experiencia en el combate y extremadamente delgado.
“Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión
recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.”
L A D I M E N S I Ó N E S P I R I T U A L
Además de revelar una condición económica muy limitada, las comidas y la
vestimenta del hidalgo dejan ver que llevaba una existencia sin sorpresas; ni los
sentidos ni el espíritu podían encontrar estímulo en su mundo doméstico.
El sabor, la textura, el olor y la vista de las comidas se repetían a diario con muy
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pocas variaciones. Lo mismo respecto de la ropa: tonos oscuros, diseños muy austeros y
alguna prenda algo áspera.
Alonso Quijano (detalle) A. de la Gándara, 1912
“…sayo de velarte, calzas de velludo para las
fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los días de
entresemana se honraba con su vellorí de lo más
fino.”
Al aburrimiento se le suma la soledad. Una distancia
social y de edad le separa de las personas que conviven con
él: dos mujeres -una muy joven y la otra mayor pero inferior
socialmente- y un criado. Con ninguno de ellos puede
compartir intereses.
Su vida social es muy limitada: tiene un solo conjunto
de ropa pasada de moda para ocasiones especiales (“calzas
de velludo para las fiestas”) y apenas dos amigos con quienes
conversa algunas veces sobre las novelas de caballerías (el cura y el barbero)… pero
nadie más.
Tampoco su vida afectiva parece ser muy rica. El narrador lo señala al final del
capítulo:
“…en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer,
de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás
lo supo ni le dio cata de ello.”
En una hacienda con escasos bienes para administrar, pocos amigos, apenas un
solo pasatiempo (“amigo de la caza”) y jornadas que empiezan muy temprano (“gran
madrugador”), la única forma de evadir el ocio es la lectura.
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EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN
La transformación del hidalgo en Don Quijote de la Mancha se desarrolla progresivamente. Comienza con el interés por la lectura y concluye con la reunión de
los elementos necesarios para ser un caballero andante, es decir que pasa
paulatinamente de la pasividad a la acción (fig. 2):
E L I N T E R É S P O R L A L E C T U R A
Como vimos antes, la lectura es la única salida que encuentra el hidalgo a la vida
gris que lleva. Entre todas las lecturas, las que prefiere son las de caballerías pues le
ofrecen un mundo repleto de fantasía y acción, totalmente opuesto a su realidad.
La fantasía de Alonso Quijano G.Doré, ed. de 1888
El interés por los libros le va absorbiendo hasta el punto de convertirse en el único
motor de su existencia. Para remarcarlo, el narrador sintetiza el proceso en dos
expresiones paralelas (fig.3):
“…se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición
y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la
caza y aun la administración de su hacienda…”
“…llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que
vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para
comprar libros de caballerías en que leer…”
En el primer momento el hidalgo siente mucho
placer (“con tanta afición y gusto”) y abandona casi
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totalmente las pocas actividades que realizaba (cazar y administrar la hacienda). Pero
después ese placer se convierte en un vicio (“llegó a tanto su curiosidad y desatino”) que
lo domina totalmente, hasta el punto de desprenderse de los únicos bienes que le
permitían subsistir (“muchas fanegas de tierra de sembradura”).
El punto de vista del narrador coincide con la opinión que los demás personajes
tienen sobre el hidalgo. Como confirmación, cita algunos pasajes de Feliciano de Silva
(quien fue un escritor del siglo XVI, autor de varias continuaciones del Amadís de Gaula),
aunque realmente no son citas literales:
“La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón
enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra hermosura.”
“Los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os
fortifican y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra
grandeza.”
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El significado de esas frases es muy simple: “enloquezco por tu hermosura” y “eres
celestial”. Sin embargo, el estilo rebuscado le sirve a Cervantes para ridiculizar una vez
más a la literatura caballeresca y a los lectores que, al igual que el hidalgo, pretendían
encontrar sentidos profundos a textos que decían muy poco.
Don Quijote J.Pollock, 1944
A medida que crece la obsesión por las novelas de
caballerías, el personaje siente mayor necesidad de acción. El
paso siguiente a la lectura es el deseo de escribir el final de
algunas aventuras:
“…muchas veces le vino el deseo de tomar la pluma y
dalle fin al pie de la letra como allí se promete…”
En este momento se produce un cambio muy importante en la
novela, pues por primera vez el personaje confunde realidad y
ficción. El hidalgo deja de ser un observador pasivo de
aventuras inventadas por otros y se propone transformarse a sí
mismo, primero como escritor y finalmente como protagonista.
L A S R A Z O N E S D E L A T R A N S F O R M A C I Ó N
La transformación de Alonso Quijano en Don Quijote de la Mancha puede tener distintas
explicaciones, según cómo se observe la historia (fig.3):
En el plano interno de la ficción están el punto de vista del narrador y el del
hidalgo.
En la realidad externa a la novela se encuentran las posibles interpretaciones
del lector.
Esta variedad de puntos de vista se denomina perspectivismo y es una
característica del arte barroco.
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P U N T O D E V I S T A D E L N A R R A D O R
El punto de vista del narrador coincide con lo que los personajes piensan en otras
partes de la novela y varias veces juzga como una locura las actitudes del hidalgo:
“rematado ya su juicio”, “el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo”, “se le
secó el cerebro”, “perdía el pobre caballero el juicio”. Esto refleja la crítica del autor al
público que seguía con demasiado interés las novelas de caballerías.
L O S M O T I V O S D E L H I D A L G O
En las novelas Alonso Quijano encuentra las aventuras y el reconocimiento que no
tiene en su vida diaria:
“…le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como
para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el
mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo
aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban,
deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros
donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.”
Discurso de las armas y las letras (I,38) M.García y García, 1884
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Desde su punto de vista, las razones para convertirse en caballero andante son
varias:
Para su propio beneficio: ganar honra y vivir aventuras.
Para beneficio de los otros: el servicio a la patria y la defensa de lo justo.
Ramón Llull Manuscrito (siglo XV)
Como Alonso Quijano es un lector obsesivo que se vincula con el mundo a través de lo que ha leído, se propone vivir según los mismos ideales de los personajes
de esas historias. Este modelo estaba inspirado en algunos tratados medievales que
explicaban en qué consistía la caballería andante; entre ellos, el más importante fue el
Libro de la orden de caballería, de Ramón Llull, escrito en 1275:
“…la caballería es oficio muy honrado y muy necesario para el
buen gobierno del mundo; y por eso el caballero, por todas esas
razones y por muchas otras, debe ser honrado por las gentes.” (Llull, Ramón-“Libro de la orden de caballería”. Alianza Ed.; Madrid, 1992
:99)
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Es muy difícil establecer qué interpretaciones puede hacer el lector sobre la
transformación de Alonso Quijano en Don Quijote. Quizás muchos lectores coincidan en
que el hidalgo ha perdido el juicio y sus acciones resultan ridículas y risibles. Sin
embargo, algunos detalles que aparecen a lo largo del capítulo sugieren que Cervantes
dejó abierta la posibilidad de ver al protagonista como algo más que un simple loco.
Todo depende de qué preguntas nos hagamos:
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¿Alonso Quijano es un anciano que ha perdido el juicio por leer historias disparatadas?- El narrador lo afirma varias veces e insiste en que el
personaje borra el límite que separa la realidad de la ficción, sobre todo
cuando compara a personajes que verdaderamente existieron (el Cid Ruy
Díaz; Alejandro Magno) con seres de fantasía:
“Decía él que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero, pero que no tenía
nada que ver con el Caballero de la Ardiente Espada…”
“…le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid, con él se
igualaban.”
¿El hidalgo es un idealista y piensa que tiene una alta misión que realizar?- La razón de ser de la caballería andante era restaurar el orden en
este mundo. Durante la Edad Media los caballeros habían sido considerados
paladines de la justicia y defensores de la fe:
Alonso Quijano J.Hilverdink, ed. de 1867
“…los caballeros, manteniendo la orden de
caballería con la nobleza de su corazón y la
fuerza de sus armas, tienen la orden en que están
para inclinar a las gentes a temor, por el cual
temen los hombres delinquir los unos contra los
otros.” (Llull, op.cit.:31)
Los mismos valores están en los pensamientos
del hidalgo:
“…ejercitarse en todo aquello que él había leído
que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de
agravio…”
¿Al transformarse en otro, no estará encontrándose a sí mismo?- La
vida cotidiana del hidalgo está marcada por el ocio y la rutina (la comida, la
ropa, los hábitos diarios). En cambio, las aventuras le ofrecen algo que hasta
ese momento no había tenido: la posibilidad de decidir quién quiere ser.
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Como caballero andante se ve a sí mismo fuerte, valiente, admirado y, por
encima de todo, con un objetivo en la vida:
“…poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno
nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo
menos del imperio de Trapisonda”; “…caballo de caballero tan famoso…”; “…el
jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha…”
Desde este punto de vista, el personaje puede considerarse un símbolo del poder del espíritu humano que se enfrenta a la mediocridad y busca construirse a sí mismo.
¿……..?- ¿Y a ti qué te parece?; ¿cómo interpretas la transformación del
personaje?
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N A C I M I E N TO D E D O N Q U I J O T E
“…y así, con estos tan agradables pensamientos, se dio priesa a poner en efecto lo que
deseaba.”
El relato cobra dinamismo. A partir de este momento el personaje pasa del pensamiento a
los hechos y se pone en movimiento la acción principal de la novela.
Alonso Quijano busca los elementos necesarios para convertirse en un caballero andante,
empezando por aquellos que encuentra más fácilmente y finalizando con lo más lejano a su
entorno inmediato: las armas, un caballo, su nombre y una dama a quien servir.
Alonso Quijano prueba la celada (I,1)
Zacarías González, 1812
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L A T R A N S F O R M A C I Ó N D E L A R E A L I D A D
La acción empieza con la manipulación física sobre los objetos (arregla, prueba y
reconstruye las armas) pero sigue con la transformación a través de la palabra: da nombre a su
caballo, se bautiza a sí mismo y convierte a una simple labradora en señora, sólo con llamarla
Dulcinea del Toboso.
El mismo proceso se reitera en todas las aventuras: se presenta algo o alguien, el
personaje compara esa situación con lo que ha leído en las novelas y la transforma según lo
que necesita para actuar como caballero andante (fig. 4).
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S I G N I F I C A C I Ó N D E L O S E L E M E N T O S
El narrador informa sobre los pormenores del proceso: cuántos días le llevó elegir cada
nombre y cómo los elaboró; el tiempo de fabricación de la celada, las pruebas que le hizo, el
material que empleó; el estado del caballo y de las armas, etc.
Según los tratados de caballería, cada elemento tiene -además de una finalidad práctica-
un sentido simbólico. Esto explica la preocupación de Don Quijote por cuidar cada detalle en
su elección y transformación:
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Los nombres que el personaje se pone a sí mismo y a otros no son simples
etiquetas, sino que están cargados de significación; a través de ellos cada personaje se
transforma en alguien diferente (fig.5).
POLISEMIA, POLIONOMASIA Y POLIETIMOLOGÍA
Uno de los primeros detalles que llama la atención
del lector es la duda del narrador respecto del nombre del
protagonista:
“Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o
Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores
que de este caso escriben…”
El propio hidalgo decide bautizarse a sí mismo y se
viene a llamar Don Quijote, por lo cual el narrador saca
como conclusión que
“…se debía llamar Quijada y no Quesada, como otros quisieron decir.”
Don Quijote Moreno Carbonero, 1889
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En otros capítulos se dirá también que se apellida Quijana (I,5) y Quijano:
“…Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno.”
(II,74)
La variedad de nombres es un recurso llamado polionomasia. Cervantes lo
emplea con algunos personajes, según el estado del personaje o alguna situación
particular que haya experimentado:
• el protagonista (Alonso Quijano, Quesada, Quijada, Señor Quijana, Don
Quijote de la Mancha, Caballero de la Triste Figura, Caballero de los
Leones);
• la señora de sus pensamientos (Aldonza Lorenzo; Dulcinea del Toboso);
• Ginés de Pasamonte (Maese Pedro);
• Dorotea (princesa Micomicona);
• Sansón Carrasco (El Caballero del Bosque o de la Selva, El Caballero de
los Espejos, El Caballero de la Blanca Luna);
• Teresa Panza (Mari Gutiérrez, Juana Panza, Juana Gutiérrez, Teresona);
• Sancho Panza (Sancho Zancas).
El cambio de nombres se relaciona con otro recurso llamado polisemia: la palabra
tiene diferentes significados. Por ejemplo, Rocinante se interpreta como el que antes
fue un rocín y ahora es el que está antes que los demás rocines, es decir, el mejor entre
todos los caballos.
Don Quijote y Sancho Gonzalo Torné, 1985
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Para crear esa polisemia, el narrador justifica el origen de la palabra en dos
términos distintos (polietimología): la terminación ANTE como adverbio de tiempo
(antes) y como adjetivo que indica jerarquía (el primero o mejor)