U N I V E R S I D A D A U T Ó N O M A
M E T R O P O L I T A N A
UNIDAD XOCHIMILCO
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
POSGRADO EN DESARROLLO RURAL
NIVEL MAESTRÍA
PROCESO DE DESCAMPESINIZACIÓN Y AUMENTO EN
LAS CONDICIONES DE POBREZA EN LA COMUNIDAD
DE TEPANYEHUAL, MUNICIPIO DE NAUZONTLA,
PUEBLA
T E S I S
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE
MAESTRO EN DESARROLLO RURAL
P R E S E N T A
GERARDO TENORIO LÓPEZ
DIRECTOR: ENRIQUE GUERRA MANZO
CIUDAD DE MÉXICO NOVIEMBRE DE 2017
ÍNDICE
Introducción
1
Capítulo 1: De cómo llego a la Sierra Norte de Puebla, conociendo a los actores
6
De cómo inicio el camino en la región 6
Tepanyehual: la primera impresión jamás se olvida 8
Casa del Amor, la asociación civil que me recibe en la región 12
De lo que encontré en mis primeras visitas 16
Capítulo 2: Planteamiento de la investigación 17
El proceso para acercarse a la cotidianidad del sujeto, Tepanyehual no es como lo pintan
17
¿Qué se busca investigar? 24
Objetivo general 25
Objetivos específicos 25
Diseño del método de investigación 26
Argumento central 26
Importancia social de la investigación 26
Contexto conceptual 30
Mapa conceptual 30
Método de levantamiento de la información y fuentes: Observación participativa y conformación del cuerpo de datos
31
Capítulo 3: Contexto histórico 35
Contexto internacional 35
Contexto nacional y regional (Sierra Norte) 36
Tepanyehual, los cambios que se avecinan 45
Partidos políticos y pragmatismo 51
La iglesia católica y el trabajo relegado 52
De mi experiencia personal en la comunidad y la convivencia con sus actores
53
Marco y Rosario, el idilio de la vida en la sierra 60
Capítulo 4: Economía campesina 64
El campesino y su economía 64
Los clásicos de la teoría campesina 66
Economía campesina vs. economía capitalista 84
Descampesinización 95
Mexicanistas 107
Capítulo 5: Pobreza 114
La pobreza como hilo conductor, un antecedente histórico 125
Reproducción de la pobreza ¿la pobreza institucional? 128
El Programa Oportunidades 131
Selección de beneficiarios 133
Salud, alimentación y educación 133
El círculo intergeneracional y el seguimiento a beneficiarios 134
Tepanyehual y el Programa Oportunidades, ¿el paisaje cambia? 137
El costo ambiental de ser pobre, el paisaje cambia la dieta también 145
Tiempos pasados ¿fueron mejores?, Un estilo de vida no perecedero 147
La siembra también cambia 150
Capítulo 6: Pobreza y descampesinización… la vida continúa 152
La siembra, un elemento de arraigo (dos casos) 154
¿Campesinos sin tierra? 157
Tepanyehual y los jóvenes, ¿hay un lugar para ellos? 160
Conclusiones
164
Tepanyehual, la reproducción social vista desde otras coordenadas 164
Las formas del sujeto son diversas y variadas 166
El campesino de Tepanyehual, la pequeña escala de alcances mayores
167
Pobreza absoluta y pobreza relativa: los indicadores de la vida diaria 170
La renovación de la comunidad, formas de reinvención 172
Ámbitos comunitarios
175
Anexos 178
Anexo 1 178
Anexo 2 182
Anexo 3 183
Bibliografía 184
Introducción
Resulta casi inherente a las economías campesinas el mantener una
producción propiamente de subsistencia, aunque algunas en mayor medida
que otras, pero el rasgo distintivo es que siempre se busca la satisfacción de
las necesidades a través del trabajo propio empleando los recursos del
medio natural.
El producir para el autoconsumo no expresa o condiciona que el
resultado de ese trabajo sólo se usará hacia el interior, sino que este les
brinda la alternativa de intercambiar o vender por otras mercancías,
considerando canales internos de intercambio o venta de productos bajo una
lógica mercantil más sencilla que la del capital. Esta lógica campesina está
destinada a satisfacer necesidades que bajo el propio régimen productivo
del campesino no podrían conseguirse.
En las últimas décadas las economías campesinas han tendido a la
desaparición bajo un fenómeno acelerado, donde la influencia del
capitalismo con sus patrones de producción ha corrompido los ritmos propios
de la economía campesina, caracterizada ésta, por viajar a un ritmo
económico y cultural distinto a otros modelos, donde en algunos casos se
preservan hoy en día diferentes valores a los del mercado capitalista. Esto
último ha sido asimilando cada vez más por comunidades campesinas que
se han desplazado a un proceso de pérdida de la cultura y la economía
propia en donde la subordinación aceptada o condicionada al modo de
producción capitalista trae consigo la división social del trabajo, el desarraigo
de su medio y la apropiación de los medios de producción, lógica en la cual
el campesino queda inmerso.
Cabe recordar que las economías campesinas suelen ser mutables y
se han caracterizado a lo largo de los siglos por haber trascendido a través
de diversas sociedades.
1
Para contar con un acercamiento a la problemática actual en la
comunidad de Tepanyehual, el presente análisis consideró como
fundamento de la economía campesina a las unidades productivas, así como
también a los referentes sociales y culturales que dentro de ella habitan. Se
estableció como principal objeto de estudio a la pobreza en el medio rural y
sus vínculos con la descampesinización. Se buscó desentrañar si existía un
vínculo entre ambas en la comunidad o si contaban con lógicas separadas.
En ello se prestó especial atención a las formas y modos en que los
campesinos viven sendos procesos y a las estrategias con que buscan
hacerles frente para preservar su identidad y mantener sus condiciones de
vida. Para la obtención de lo anterior es que se dio cuenta de la información
obtenida a partir de la técnica de observación participante valiéndome de
herramientas propias de dicha técnica tales como la entrevista o el diario de
campo, por mencionar ahora sólo las más recurrentes durante la
investigación. Y cabe decir que fue precisamente la observación participante
un instrumento que en lo personal resultó ser privilegiado para recuperar las
experiencias y la voz de la comunidad frente a los procesos de
empobrecimiento y pérdida de la cultura campesina, debido a que el ámbito
comunitario se presentaba abierto y receptivo a interactuar conmigo,
consiguiendo entonces un escenario de idónea coyuntura para priorizar
dicha técnica.
La tesis da inicio con el capítulo 1: “De cómo llego a la Sierra Norte de
Puebla, conociendo a los actores”, donde presento cuales fueron los
caminos que me llevaron a tener mi primer acercamiento a la región, así
como la impresión que resultó de mis visitas iniciales, dicho sea de paso esta
mirada me acompañó durante un largo periodo. Y para hablar de la
comunidad es que inicio hablando de sus actores y el rol que han seguido
dentro de la lógica de la comunidad.
El capítulo 2 “Planteamiento de la investigación”, comprende una
narrativa inicial que detalla particularidades de la organización civil “Casa del
Amor”, así como de la comunidad de Tepanyehual donde destaco ya no sólo
2
los primeros sesgos que me otorgaron las visitas iniciales, sino que ahora
me doy a la tarea de presentar elementos del entramado propio de la vida
comunitaria. De igual manera doy cuenta del momento justo en el que
considero fui aceptado en términos reales por parte de la comunidad,
momento sin duda trascendental para los avances de la presente
investigación, ya que fue a partir de ese destacado evento que entonces
arranca mi participación directa en la batería de actividades diarias que la
comunidad de Tepanyehual tenía para mí. Posterior a eso cito los elementos
que más adelante me llevaron a tomar la decisión por buscar un lugar dentro
del posgrado, motivado por el interés de vincularme a la vida comunitaria
persiguiendo una respuesta a lo que yo imaginaba como una pérdida de la
cultura campesina. También narro y describo los cuestionamientos, así como
los esquemas metodológicos y conceptuales que fueron los canales que
orientaron la presente investigación.
El Capítulo 3: “Contexto Histórico”, realizo un recorrido que arranca con
el ámbito internacional, en el cual menciono algunas de las características
que describen al sistema económico donde se establece un trayecto que
llega hasta la comunidad de Tepanyehual pasando por el acontecer nacional
y el regional nutridos estos con elementos de su historia, así como la
coyuntura de aquel momento. Se da cuenta de los actores de la primera
órbita comunitaria, así como de los que se ubican en una arena secundaria.
El Capítulo 4: “Economía campesina”, inicia con una aproximación a la
representación de la vida campesina y los elementos pendulares que la
economía de la vida en el campo conlleva. Para después retomar a los
clásicos de la economía campesina persiguiendo un diálogo a través de sus
aportes. Una vez realizado lo anterior es que agrupo dos concepciones
fuertemente diferenciadas, una es la de la economía campesina y la otra la
economía capitalista, para entonces destacar los puntos principales que las
conduce a un punto de quiebre. Posteriormente continúo con el estado del
arte de la descampesinización para llevarlo a cotejo con el grupo de teóricos
mexicanos que han seguido el fenómeno y que han escrito precisamente
3
bajo la realidad nacional.
El Capítulo 5: “Pobreza”, se presenta un recorrido teórico con diversas
construcciones de pobreza abriendo un abanico que va desde instituciones
como el Banco Mundial (BM) y su noción de pobreza, hasta teóricos que
encuentran a la pobreza distante de la cuantificación de un ingreso, pasando
por las economías mixtas como una posibilidad presente, la cual
precisamente describe realidades actuales, y de esta manera hasta llegar a
la comprensión del enfoque teórico que trabajaremos. Posterior a eso se
realiza un recorrido del camino que ha seguido la política social hasta
nuestros días, realizando a la par un acercamiento a las mediciones sobre
pobreza y desigualdad vistas desde el propio Estado, así como desde
algunos organismos internacionales tales como el BM. Partiendo de lo
anterior se realizó el seguimiento evolutivo que ha tenido el neoliberalismo
en México, siguiendo de esta manera la directriz de la política institucional
para el desarrollo social a partir del Programa Solidaridad hasta llegar al
Oportunidades. Se realiza un recorrido del mecanismo de selección y de
operación del Oportunidades con sus receptores para después describir la
presencia de dicho programa social dentro de la comunidad. Una vez
descritos los canales de operación de dicho programa se presentaron los
impactos más notables que el programa y su modelo de combate a la
pobreza habían generado dentro de Tepanyehual. Lo anterior a partir de la
confrontación del modelo de vida que se establece del vínculo con la tierra,
contrapuesto al modelo de vida que el programa impulsa. De esta manera
se enuncian ejemplos de arraigo a la tierra o al modelo de vida “anterior” por
parte de los habitantes de Tepanyehual, como el ejemplo de una cultura
campesina que permanentemente se encuentra en la búsqueda por
mantener o renovar los vínculos a partir de prácticas culturales que les
confieren la posibilidad de mantenerse anclados ya sea directa o
indirectamente con las pautas de la vida comunitaria.
El Capítulo 6: “Pobreza y Descampesinización… la vida continua”, da
inicio con una narrativa de la cotidianidad de la comunidad vista desde
4
diferentes ángulos concernientes a actividades o roles específicos dentro de
ella. Se citan los casos de dos habitantes de la comunidad con un fuerte
arraigo cultural a la vida que se reproduce en Tepanyehual. Dichos casos
descritos en el presente capítulo fueron seguidos y confrontados con los
aportes teóricos vistos en los capítulos 4 y 5, con el interés de llevar una
aproximación al proceso que Tepanyehual ha vivido durante los últimos
años. De esta manera se da cuenta de elementos teóricos que guardan
cercanía con la realidad, pero de igual manera también se detallan prácticas
y estrategias campesinas no sólo desarrolladas en el presente, sino
preservadas por décadas. Y cómo en algunas de ellas el aporte de los
jóvenes se encuentra presente, donde se narra también no sólo la
continuidad de ellos dentro de la comunidad, sino los mecanismos seguidos
para los que se quedan, precisamente como una opción que les permite
poder hacerlo y evitar en muchos de los casos la salida forzada, donde ésta
sin lugar a duda se presenta como una constante vigente.
5
Capítulo 1: De cómo llego a la Sierra Norte de Puebla:
conociendo a los actores.
De cómo inicio el camino en la región
La región de la Sierra Norte de Puebla estuvo por primera vez
presente para mí desde el momento en que realicé una estancia de trabajo
por el lapso de tres años en el estado de Chiapas, periodo en el que me
encontré trabajando con dos cooperativas cafetaleras de pequeños
productores de la etnia tzeltal. Lo anterior surge de la existencia de un fuerte
vínculo que sostienen algunas organizaciones campesinas chiapanecas con
organizaciones de otras regiones, las cuales han desarrollado la alternativa
del café como una estrategia económica para la reproducción material. De
ahí que resulte que con los compañeros chiapanecos se encuentra en el
ideario de sus esfuerzos algunos de los casos emblemáticos de
organizaciones con referente campesino e indígena como la Tozepan
Pankizasque, con sede en la cabecera municipal de Cuetzalan del Progreso
en el estado de Puebla, con quien guardan una estrecha relación por ser un
referente hacia la consolidación de un modelo cooperativo que nace con una
organización perteneciente a uno de los pueblos originarios de México. Los
compañeros tzeltales de la cooperativa de Paluch´en no sólo mantienen un
vínculo comercial con los productores de café de la región y municipio de
Cuetzalan, sino que puedo dar cuenta que con el correr de los años, dicha
relación se ha vuelto cada vez más estrecha teniendo como resultado un
sólido canal de colaboración entre sendas experiencias de cooperativismo.
Es así mi primer referente de la Sierra Norte de Puebla.
No ajeno a la lógica anteriormente descrita es como inicié mi
acercamiento con la región, y bajo ese mismo cause de eventos es que
generé el vínculo el cual me condujo del estado de Chiapas al estado de
Puebla, corriendo el año de 2008, justo unos meses después de haber
6
regresado del estado de California en los EUA, en donde me encontré
realizando por el periodo de seis meses estudios en torno a la producción de
alimentos con un patrón de agricultura orgánica a pequeña escala en el
condado de Mendocino, en el norte del estado de California. De nuevo en
suelo mexicano es que me ubiqué por un corto periodo en el estado de
Aguascalientes, y transcurridos un par de meses me desplazo por motivos
de trabajo al estado de Chiapas, específicamente al municipio de Comitán
de Domínguez, donde conozco a un matrimonio con experiencia en el trabajo
de acompañamiento comunitario específicamente en el estado de
Michoacán. Y son ellos quienes ahora con casi tres décadas de vida en el
estado de Chiapas me hablaron sobre la trayectoria de una asociación civil
que en aquel entonces acompañaba un proceso en la Sierra Norte de
Puebla, específicamente en el municipio de Nauzontla, y con especial
atención en la comunidad de Tepanyehual, aunque también con referente
de acompañamiento en al menos dos comunidades más, las cuales estaban
fuera del municipio señalado. El nombre de dicha organización es “Casa del
Amor”.
Una vez que conocí con mayor detalle sobre el proyecto y el perfil
de acompañamiento que “Casa del amor” había llevado en la micro región
en cuestión, es que me entero que aún y cuando “Casa del Amor” contaba
con un referente más orientado hacia la educación y la filantropía, ocurría
que desde un tiempo a la fecha, ya habían considerado la posibilidad de dar
un paso también hacia la cuestión productiva, por lo tanto pensé que se abría
la posibilidad de contar en aquel momento con un buen punto de encuentro
entre el trabajo que yo realizaba y las nuevas líneas de trabajo que en aquel
momento abrió “Casa del Amor”, pensado lo anterior más como proyecto a
desarrollar. Parecía que con una charla que nos llevó tan sólo una hora, ya
había una comunión con el proyecto de dicha organización.
Es así que de vuelta en la ciudad de Aguascalientes me doy a la
tarea de establecer contacto con el director de la organización, el Lic. Marco
Olvera (al que en el presente documento llamaré Marco), y al cabo de quince
7
días ya contábamos con una comunicación fluida, además del interés
manifiesto por parte de ellos de llevar a cabo una colaboración inicial con la
realización de un taller sobre buenas prácticas de producción; pero además
se había dicho algo referente a la posibilidad de establecer un canal de
trabajo directamente en el municipio de Nauzontla, es decir, se planteó
incluso la posibilidad de trasladar mi residencia a la comunidad de
Tepanyehual en un futuro no lejano.
Durante aquel periodo yo era empleado del INEGI sede, en la
Ciudad de Aguascalientes y por esa razón no podía dejar mi trabajo con la
celeridad que lo deseaba, ya que me encontraba laborando en una de las
oficinas responsables de la planeación directa del censo nacional del año
dos mil diez, por lo tanto mi proceso de salida del instituto abarcó un periodo
aproximado de ocho meses, tiempo durante el cual estuve viajando un fin de
semana de cada quince días a Tepanyehual, es decir dos veces por mes
con estancias de dos días y medio para después volver al trabajo. Durante
esa etapa me encontré haciendo dos veces por mes el periplo de ir y volver,
y es que el mayor tiempo que transcurrió sin asistir a la comunidad fue de un
mes, situación que sólo se presentó en una sola ocasión.
Tepanyehual: la primera impresión jamás se olvida
El deseo que tuve en aquel momento por establecer un puente de
colaboración bajo las pautas de la producción orgánica con la comunidad de
Tepanyehual surgió desde aquella primera llamada que sostengo con Marco,
el director de Casa del Amor. Una de las primera ideas a manera de iniciativa
que él puso sobre la mesa es la de: “Vamos dando nuestros primeros pasos
en el tema de la producción orgánica de alimentos, hemos conocido algo y
queremos hacerlo también aquí, la gente está interesada y dispuesta, por
eso pienso que sería bueno si te vienes a trabajar aquí con nosotros, nos
interesa mucho lo que haces y pienso que puede resultar en algo bueno para
todos”. Yo por aquel entonces me sentía como “león enjaulado”,
sometiéndome a regímenes laborales de burocracia de oficina, con al menos
8
sesenta horas de trabajo semanal, en virtud de la coyuntura del censo que
estaba en puerta. Mi trabajo consistía en la redacción de los manuales de
las figuras operativas del censo. Era un buen momento para decir adiós y
empacar todo para volver después de casi dos años al ámbito rural, además
de que mantenía el compromiso moral de haber sido becado por una agencia
de cooperación extranjera en los EUA, bajo el acuerdo de volver a México y
replicar lo aprendido. Esa fue la condición para recibir la beca en el país
vecino del norte, además de mi perfil; es decir debía regresar a México y
replicar lo aprendido, entonces esto me representaba un peso que tenía yo
que cumplir, ya que tenía que comenzar a socializar lo aprendido en torno a
la producción orgánica de alimentos sin empleo de energías fósiles, en un
modelo más cercano a lo artesanal y autárquico. El contexto que entonces
se presenta con Casa del Amor, me llevó casi sin dudarlo a considerar la
alternativa de irme a la Sierra Norte con ellos. Entonces es que vino la
llamada y la invitación de la que ya he dado cuenta, y aún sin haber contado
con una fecha clara, de antemano yo había dicho que aceptaba.
Este trance de tomar la decisión de dejar mi vida en la ciudad de
Aguascalientes fue rápido por no decir vertiginoso, ya que en el periodo
menor a un mes me encontraba pisando suelo poblano con la intención de
buscar un acomodo como miembro del equipo. Sin embargo, mi salida del
trabajo que me brindaba un ingreso económico no ocurrió a la par de la
celeridad con que lo decidí, ya que, dentro del equipo de trabajo en Puebla,
no se contaba con un recurso económico para apoyar mi estancia en la
región. La idea que surge para mí en ese particular momento es qué al
presentarse la suma de eventos de manera tan acelerada, resultaba
necesario hacer un alto inmediato, para entonces darme a la tarea de
plantear la manera en cómo podría realizar un primer momento de
reconocimiento y de cómo involucrarme con la comunidad, para entonces
después dar paso a un diagnóstico participativo en temas de producción. La
lógica de esta sucesión de eventos me llevó a generar un calendario
personal sobre las fechas para mi visita a la comunidad en los siguientes
días.
9
Este particular y prolongado tiempo de involucrarme con el lugar e
iniciar a incorporarme a la comunidad fue particularmente pesado, ya que
cada quincena mi rutina era salir de las oficinas del INEGI para dirigirme a la
central de autobuses y comenzar a viajar rumbo a la Ciudad de México,
teniendo como destino la terminal del norte, para de ahí transbordar a la
terminal Tapo y comprar boleto de autobús a alguna de las cabeceras
municipales más cercanas a Zacapoaxtla, y entonces tomar “combi” o taxi
colectivo para Nauzontla y después por último tomar una camioneta tipo
“redilas”, ya en zona de terracería, las cuales suelen fungir como taxis en la
región, y era éste el último eslabón como medio de transporte que usaba
para arribar a la comunidad. Esa fue la ruta seguida durante la primera etapa
de mi acercamiento a la comunidad, con un recorrido que comenzaba sobre
las 18 hrs. cada viernes cuando viajaba y era continuo y sin parar hasta las
9 o 10 hrs. del sábado, que era la hora aproximada en que arribaba a la
comunidad. La otra ruta que seguí durante lo que considero fue mi segunda
etapa de conocimiento de la comunidad de Tepanyehaul, fue la de completar
un recorrido muy similar, pero haciendo escala en la Ciudad de Puebla, a la
que llegaba en la madrugada del día sábado, para después encontrarme con
Marco en algún punto previamente acordado y entonces partir con su
vehículo sobre las 3 o 4 hrs., con dirección a la comunidad, y así estar
arribando sobre las 7 hrs. Siendo las 8 y 9 hrs. el horario promedio de arribo,
y aun encontrándonos un poco desvelados, es que comíamos algo, e
iniciábamos con las actividades planeadas para cada día de nuestra
estancia. La vuelta para la ciudad de Aguascalientes se desarrollaba de igual
manera, es decir, salir cada domingo sobre las 13 o 14 hrs., para estar el día
lunes en la ciudad de Aguascalientes. La mayoría de las ocasiones tuve que
llegar directamente a mi trabajo en el INEGI, salvo contadas ocasiones que
conté con un el tiempo suficiente para antes volver a casa, tomar un baño,
comer algo e irme a trabajar. Todo este periodo fue programado para
realizarse durante ocho meses, espacio que yo calculé para dejar mi trabajo
en el INEGI, sin embargo, se extendió casi tres más.
10
Mi experiencia personal desde que cursé la licenciatura en ciencias
políticas, me llevó al trabajo y acompañamiento comunitario en el ámbito
rural en mi lugar de origen, el estado de Aguascalientes; en donde puedo
decir que extrañamente la constante que nos llevó a organizarnos para
trabajar con tres comunidades, nació desde el conflicto que se generó
cuando desde el gobierno del estado se buscó desplazarlos de sus tierras,
con el interés de favorecer la instalación de una empresa relacionada con el
sector automotriz, conforme a la vocación económica inducida como impulso
del desarrollo en el estado por casi tres décadas. Esto nos llevó a encontrar
comunidades que al interior mayormente buscaban defender su tierra, y con
ello implícitamente llevaban un nivel de politización, es decir, su organización
y su lucha nacía a partir del despojo, aunque al interior fueran sociedades
rurales mixtas que ejercían la reproducción material de la vida combinando
el trabajo del campo, con el trabajo en la ciudad capital del estado o en
alguna cabecera municipal. Sin embargo el hecho de mi nueva experiencia
en el estado de Puebla, me llevó a encontrarme en una comunidad rural
propiamente campesina en su mayoría y además que hablaba al interior de
ella otra lengua, situación me remitió al estado de Chiapas y al trabajo que
realicé durante tres años en la región selva del municipio de Ocosingo, pero
aun así resultó tan particular y específico ese contexto, porque tardé en
descifrar en una primera visita a la comunidad que aún y cuando contaba
con un amplio número de familias que se dedicaba a las tareas del campo
donde el nivel de labranza suele ser intensivo, la calidad del suelos y el
registro de la precipitación pluvial anual es alta, incluso uno de los más altos
de todo el país y en dónde aparentemente no se tenían problemas por
conflictos de tierra, o despojo de sus recursos, es que contemplando el
núcleo de elementos, es entonces que me encuentro desconcertado cuando
caí en cuenta que algunas de estas familias en el pasado reciente y a la
fecha optaban por cambiar el tipo de modelo de economía familiar
campesina para deshacerse de su tierras vendiéndolas en los más de los
casos a ganaderos procedentes de fuera de la región, para después
dedicarse a la albañilería o la venta de abarrotes, y en otros casos como lo
11
he mencionado ya, optaban por irse a la ciudad de Puebla. Esa suma de
contextos al estar la primera vez por un lapso cercano a un mes me decía
que había algún detonante que estaba generando desarraigo, una especie
de cáncer silencioso que merecía ser identificado.
Casa del Amor, la asociación civil que me recibe en la región
La comunidad enclavada entre cerros me arropó con actividades
diversas y varias durante los primeros tres meses, donde conté con un
amplio recorrido participando simultáneamente en el trabajo de diversas
faenas, tales como la milpa a través del tequio, también directamente en
algunos de los preparativos debido a las recurrentes fiestas locales, los
cuales iban desde la decoración de la iglesia hasta la colaboración directa
en la preparación de alimentos en cocinas montadas para la celebración en
cuestión, y ya por cuenta propia el realizar visitas por las tardes con algunos
de los miembros de la comunidad, los cuales guardaban particular vínculo
con Casa del Amor, tal es el caso del matrimonio conformado por Doña Julia
y Don Sebas, así como Doña Came, mujer solitaria quién murió tiempo
después de que me retiré del lugar.
El trabajo de Casa del Amor contenía un fuerte componente filantrópico
donde mi primera impresión fue la de considerar que el trabajo político
brillaba por su ausencia, aunque la organización social dentro de la
comunidad de Tepanyehual era estrecha, quizá motivada más por lo
pequeño, así como por el componente religioso específicamente en torno a
la fuerte comunión con la iglesia católica, desde donde precisamente se
podía observar que un mensaje teológico liberador no habitaba, sino más
bien de mucho incienso, entendido lo anterior como una iglesia de más
púlpito y menos trabajo fuera de las paredes del templo.
Sin embargo, el trabajo que “Casa del Amor” realizaba no podía ser
sujeto de un escrutinio objetivo por parte mía sólo por el hecho de no
comulgar con el entendimiento de la realidad como yo lo venía estudiando
una vez entrando al posgrado, incluso me resultaba injusto el sólo
12
considerarlo sin antes haber dado más detalles de su trabajo en la región y
específicamente en la comunidad.
La constitución de “Casa del Amor” se realizó en calidad de asociación
civil sin fines de lucro, la cual se dedicó a mantener presencia de trabajo en
la región comprendida en la Sierra Norte de Puebla, con particular
preponderancia en la comunidad de Tepanyehual, donde inició y fue fundada
corriendo el año de 2002, dando inicio con temas de nivelación en educación
escolar para niños de nivel básico, de igual manera trabajaba con mujeres
en temas de alimentación y salud.
El trabajo que en sus albores desarrolló, se centró en seis comunidades
pertenecientes al municipio de Nauzontla. El camino que ha conducido a
“Casa del Amor” en no menos de una ocasión a cuestionarse sobre el cómo
encontrar los caminos idóneos que brinden un trayecto claro y sobretodo de
raigambre comunitaria buscando revertir los desacomodos que corren
paulatinamente a la desintegración del tejido social, no ha sido sencillo, y
menos aun cuando este escenario se traduce en una expresión de nueva
ruralidad.
Hoy en día el trabajo que continua “Casa del Amor” se centra
principalmente en dos comunidades las cuales son Tepanyehual y Santa
Lucía. Con especial preponderancia hacia Tepanyehual, que es una
comunidad de población predominante indígena, con un 30% de ésta
registrada como analfabeta. Debido a ello no resultó difícil entender que los
mayores esfuerzos se centraron en tener clases de regularización con los
niños y jóvenes en la biblioteca que la propia organización se había
encargado de preparar con ayuda de algunos padres de familia de la
comunidad. En donde siempre se supo hacer presente la figura de Marco
Olvera director de “Casa del Amor”, quien previo se desempeñó como
profesor de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana con sede en
Puebla, y también presente el trabajo de Rosario Hernández, quién al ser
oriunda de Puebla, decide cambiar su plaza de maestra de la capital al Mpio.
de Nauzontla y mudarse con inquebrantable determinación a vivir a la
comunidad con su pequeña hija de diez años, bajo la premisa de trabajar,
13
vivir y acompañar un proceso comunitario, desde el lugar donde se vive. A
diferencia de Marco Olvera quien entraba y salía constantemente de la
comunidad, rutina que realizaba por lo menos dos veces al mes, ya que él
contaba con la flexibilidad para poder acomodar sus horas de clase en un
bachillerato de la capital y de esta manera asegurar un ingreso económico
evitando desatender la coordinación de actividades en la comunidad. El
estrecho vínculo que ambos mantenían con la iglesia católica me resultaba
un tanto difícil de comprender, ya que no me permitió a vuelo de pájaro
comprender la relación que se guardaba con la manera en cómo vivían su
religiosidad hacia el interior de la comunidad, sino que fue necesario que
transcurrieran varios meses para que lograra conocer un poco más a Marco
Olvera, quien a diferencia de Rosario, él también tenía creencias en algunos
supuestos mesías que la iglesia católica no reconoce, principalmente uno de
ellos con fuerte influencia en el sureste asiático, en cambio Rosario llevaba
una práctica del catolicismo más apegada a lo que tradicionalmente se
conoce. Por su parte Marco figuraba también como el responsable por largos
periodos del curato que había en la comunidad, ya que en algunos
momentos cuando la casa que yo solía habitar durante mis estancias en la
comunidad estaba ocupada por sus dueños que venían de la capital a pasar
algunos días, es entonces que yo era hospedado en el curato.
El acompañamiento por los dos principales miembros de “Casa del
Amor” se resumía en talleres de nutrición, alfabetización, así como la
realización de algunas gestiones para la facilitación de servicio médicos y de
especialistas que eventualmente visitaban la comunidad para hacer consulta
o terapia psicológica sin costo alguno para los habitantes del lugar. Este
acompañamiento fue la línea conductora durante varios años, y siempre muy
de la mano con la iglesia católica. El vínculo que ellos dos generaron con la
comunidad fue de una estrecha fraternidad en gran parte con muchas de las
sesenta familias establecidas de manera permanente en Tepanyehual. Su
peso y su autoridad dentro de la comunidad resultaba innegable, al grado de
que bajo situaciones ríspidas o de lejano consenso entre habitantes de la
comunidad, se les solicitaba su intermediación, tanto de Marco como de
14
Rosario con el interés de encontrar un acuerdo entre las partes en disputa.
De ese tamaño era el peso que ellos dos llevaban en la comunidad. Existe
un hombre ya muerto que en vida llamaban “Don Machi”, quien era conocido
por vivir con dos concubinas en la misma vivienda, un hombre entrado en
los setenta años que se decía era uno de los ricos de la comunidad al haber
heredado y posteriormente haber vendido tierras años atrás, quien además
era también célebre por sus borracheras de escándalo que en las más de
las veces terminaban violentamente al interior de su casa, y extramuros
reavivando viejos pleitos que en ese momento volvían a cobrar vigencia, y
se hacían válidos con algunos de los pobladores de la comunidad. De nueva
cuenta ahí entraba la figura de Marco, quien era la única persona aceptada
por Don Machi para que fuera a hablar con él y lo invitara a la calma y
posterior a eso a irse a dormir con plena paz. Lo anterior era un secreto a
voces que contaban algunas personas de la comunidad.
El trabajo y la presencia de Rosario Hernández y Marco Olvera en la
comunidad, no sólo fue un motivo de un liderazgo carismático, sino también
la generación de una relación de amistad con el grueso de las familias de
Tepanyehual. La trayectoria de Marco es no menos particular que la de
Rosario, donde el primero es oriundo de Chiapas, específicamente de la
cabecera municipal de Comitán de Domínguez. Sitio de donde salió al
finalizar el bachillerato, con el interés de realizar sus estudios superiores en
el estado de Puebla, específicamente en la Universidad Iberoamericana,
para después permanecer durante las siguientes dos décadas instalado en
la Ciudad de Puebla. Es precisamente el trabajo que realizó durante sus
años de universitario con la compañía de Jesús, el factor que determina su
llegada a la Sierra Norte, inicialmente participando año tras año en colectas
de enseres domésticos, o cobertores, cobijas, abrigos, etc., durante el
periodo decembrino. Posterior a ello es que decide en compañía de otras
personas comenzar a realizar un trabajo con una periodicidad más constante
en la región.
15
De lo que encontré en mis primeras visitas
El proceso de trabajo en la comunidad arrancó con reuniones en torno a la
importancia de preservar los suelos, y lo necesario de hacerlo con prácticas
de agricultura tradicional y orgánica. El avance que pudimos tener sobre lo
establecido en el plan de trabajo a partir del diagnóstico comunitario sólo
abarcó la mitad de lo contemplado inicialmente. Sentía que nos faltaban más
días de trabajo en Tepanyehual, es decir una visita cada quincena no era
suficiente, había que vivir ahí y con eso estuve durante algunos meses bajo
la cavilación de que se había realizado un plan de trabajo muy ambicioso
para una estancia continua de casi once meses, pero de poca duración, o
pocas horas por quincena. Había algo que no terminaba de encontrar para
que el engranaje del proceso de prácticas en la recuperación de suelos fuera
más eficiente y por lo tanto creo que quise pensar que era el tiempo, no había
que darle vuelta, era el espacio corto destinado a ello. Un año después es
que encontré que había un elemento silencioso que estaba actuando dentro
de la comunidad, y mis primeras visitas no lo habían visto.
Cómo era posible que familias enteras renunciaran a lo que parecía ser
un edén, y en donde no se tenían conflictos por las tierras, ¿por qué soltaban
o se liberaban de algunos de los elementos que aún los sostenían en lo que
teóricamente es considerado economía campesina? ¿qué elementos
disgregaban a la comunidad, qué elementos los amenazaban, o la suma de
qué? ¿por qué decidían retirarse de un contexto aparentemente privilegiado?
La impresión que conseguí de Tepanyehual era que aun y cuando
había un fuerte número de habitantes que sostenían un estrecho vínculo con
la tierra, habitaba otro que ya había decidido abandonar la comunidad para
dejarlo todo y migrar a la Ciudad de Puebla, y un pequeño sector que era el
de permanecer en la comunidad, pero dedicándose a otras tareas no
relacionadas con el vivir de la tierra.
16
Capítulo 2: Planteamiento de la investigación
El proceso para acercarse a la cotidianidad del sujeto,
Tepanyehual no es como lo pintan
Hemos mencionado que el tener conocimiento sobre la asociación civil
Casa del Amor, corrió casi a la par que el tener conocimiento sobre
Tepanyehual, ya que dentro de esta última es donde se desarrollaba en gran
medida el trabajo de la primera. Una vez recién llegado a la comunidad y a
punto de alistarme para iniciar con el periodo introductorio al entorno y la
vida comunitaria, es que me asalta la primera impresión sobre “Casa del
Amor” y su trabajo, y quizá la idea que durante más tiempo reconocí, ya que
descubro a una asociación que se encontraba aislada, bastante
estigmatizada y separada de otras asociaciones y también organizaciones
en la región, manejando o desplazándose más con un perfil hacia lo
filantrópico, y que resultó para mí un contexto de sorpresa mayúscula el
encontrarme con una asociación con este perfil insertada en la Sierra Norte,
la cual se encargaba no sólo de tener presencia en Tepanyehual, sino
también de brindar acompañamiento a dos comunidades más, pero que
extrañamente ninguna de estas comunidades parecía tener mayor
presencia o representación en alguna de las organizaciones más
emblemáticas de la región, ya que habrá que recordar que la Sierra Norte
de Puebla ha transitado por un periodo histórico de lucha social, con
organizaciones campesinas e indígenas fuertes y destacadas en el plano
estatal y nacional, así como un perfil de participación social por parte de los
habitantes de algunas de las cabeceras municipales con mayor población
dentro de la región, hay tesis de posgrado que versan sobre ello. Volviendo
a lo anterior es que al encontrarme en un primer momento a la sombra de
lo que me generaba la impresión de iniciarme habitando un entorno
particularmente descafeinado, políticamente hablando, es entonces que
considero prematuro centrar mi atención en ello, y evitar entonces que mi
subjetividad otorgue un sesgo inicial difícil de borrar a lo largo de la
17
investigación, el cual pudiera desvirtuar mi conocimiento de la comunidad
de manera más amplia y por ende provechosa. Recalco que, al ser la
primera señal tan temprana, no quise darle mayor relevancia, y consideré
que el transcurrir del tiempo resultaría en el catalizador idóneo para
acercarme con mayor entendimiento y comprensión a la lógica comunitaria
y al trabajo de acompañamiento que Casa del Amor ha realizado en la
comunidad.
La comunidad de Tepanyehual me recibió de buena manera durante
los primeros meses, pero siempre cauta, ya que aunque en mi caso tuve la
posibilidad de entrar en ella por medio del pasaporte que me representó
Casa del Amor; esa situación me condujo propiamente a establecer un
puente casi directo con los habitantes de la comunidad durante los primeros
meses, y aunque no eran ajenos a visitas de foráneos tal como lo era mi
caso, si guardaban algunas reticencias, y puedo hoy asegurar que también
niveles de desconfianza a las particulares visitas de algunos “inversionistas”
o “emprendedores” que con fondos federales buscaban ejecutar proyectos
“novedosos” en sus tierras, situación de la cual más adelante hablaremos,
y como lo he dicho ya, la lógica reciente les indicaba que las personas
visitantes solían llegar por el periodo de unos días para después retirarse, y
en la mayoría de los casos no volver.
Mi presencia en el día a día de la comunidad pasó de tener una
aceptación formal, ya que fui puesto a consideración en el seno de la
asamblea comunitaria, instancia en la que fui previamente votado y
posteriormente aceptado. Con el transcurrir de las semanas considero que
pasé de una aceptación formal, a una aceptación real y sentida por parte de
algunas de las familias de la comunidad. Para prueba de ello un día de junio
de 2008 cuando es que el director de Casa de Amor me anticipa que él
estaría desde media semana en la comunidad, motivo por el cual yo tendría
que volver a la rutina viajera de hacer el recorrido como los primeros meses,
es decir, trasladarme por mis propios medios hasta la comunidad el día
viernes. Entonces la situación que se presenta es que al llegar a
18
Tepanyehual me doy cuenta de que ninguno de los miembros de la
asociación estaban en la comunidad, situación a la que no le di mayor
importancia en un momento inicial porque existía la alternativa de esperar,
y así lo hice hasta ya entrada la tarde, periodo que así transcurrió y justo
antes de que anocheciera sólo pensé que aunque ya era tarde, quizás aún
podría buscar salir de la comunidad para trasladarme lo más pronto posible
hacia la cabecera municipal con la intención de tener conexión telefónica
satelital y establecer comunicación con Marco Olvera. Mi plan lo seguí así,
y todavía alcancé una camioneta de redilas que aceptó llevarme siete
kilómetros de terracería en su recorrido hasta la cabecera municipal de
Nauzontla. Parecía que al fin las diferentes situaciones del día comenzaban
a tomar un acomodo positivo para mí y mi contexto, sin embargo en la
vivienda con servicio de telefonía satelital me informaron que el cielo había
estado muy cerrado durante el día, y que por lo tanto no había señal,
situación que me llevó a pensar que a esas alturas del día después de haber
esperado durante varias horas y sin tener nada en el estómago, era mejor
alimentarme y después ver qué hacer, por lo tanto es que busco otra
vivienda que yo sabía suele funcionar de comedor en Nauzontla para
preguntar por algo de comer. Durante los aproximadamente treinta minutos
que estuve ahí comiendo con un apetito voraz y pidiendo que me llenaran
dos veces el tortillero, es que observo instantes antes de pagar la cuenta
para abandonar el lugar, a un hombre que arriba con dos escuálidos
caballos, que venía empapado por la lluvia. Él no dijo nada, más que buenas
noches, después apenas saludó a la señora de la cocina, dejándome con la
impresión de aquellos que siempre se han conocido pero que resultan
parcos en su trato, a él ya no lo volví a ver hasta que pagué y salí, es
entonces que se me acercó para decirme que venía por mí, que ya me
habían preparado de cenar y que me quedaría esa noche en la casa de Don
Cande. Me quedé por unos segundos absorto, para que después se
inclinara con la intención de ayudarme a poner un pie en el estribo para
montar uno de los dos caballos que parecían romperse al igual que el cielo.
Esa noche cené doble y no tuve indigestión. Siempre quise creer que eso
19
fue una especie de señal que ya conocía en carne propia de otros andares
bajo la lógica del ámbito rural. Por más precaria que sea la situación material
de las personas en el campo, su idiosincrasia jamás permitirá que padezcas
solo.
Algo de lo que pude dar cuenta de manera puntual, es que más allá
de que el grueso de las familias de la comunidad me ubicara, a partir de ese
momento yo ya podía entrar sin el acompañamiento de alguno de los
miembros de la asociación. Esa fue la señal que a mí me decía que ya debía
optar por buscar una casa propia para trasladarme a vivir de manera
permanente dentro de la comunidad e iniciar con la etapa más provechosa
de la investigación de campo.
Es precisamente la aproximación misma a lo cotidiano en la
comunidad lo que me lleva a involucrarme en las más diversas tareas, y es
entonces que, visitando diferentes familias así como diferentes unidades
productivas, comienzo por darme cuenta que en la reproducción material de
la economía campesina predominaban las personas adultas mayores, y
aunque era claro que en la comunidad escaseaba la gente joven, no fue
sino hasta el momento de involucrarme directamente en las tareas familiares
que puedo dimensionar el alcance de esta condición.
Y es que inicialmente cuando decido concursar por un lugar en el
posgrado, y soy aceptado, el objeto de estudio de la presente tesis estaba
dirigido sin duda al tema de la economía campesina, pensando bajo pautas
de reproducción material en esquemas de técnicas tradicionales, orgánicas
o incluso vislumbrando un proyecto agroecológico que hiciera frente a la
embestida mercantilista de pérdida de tierras para otros fines o vocaciones
muy otras tales como la ganadería. Sin embargo no sólo fue el hecho de
darme cuenta que la comunidad se estaba llenando de personas adultas en
su mayoría, sino también de no dar con ese sujeto social que está en vías
de empoderarse, en este caso a través de la reproducción material de su
vida, y con ello quiero decir que aún y cuando habitaban esos esfuerzos de
transformar las pautas de producción bajo la premisa de evitar la pérdida de
20
suelo, así como la erosión de minerales y nutrientes para ejercer el derecho
a la alimentación y ejercer una micro soberanía alimentaria desde esta
comunidad, para mí no resultaba tan clara la manera de cómo apuntalar un
proceso de esta índole. Debo de aceptar que estaba buscando esa defensa
del territorio desde una perspectiva productiva en torno al cuidado y
protección de la tierra, de los recursos, ya que como he mencionado
anteriormente, hay actualmente una gran venta de tierras a ganaderos
venidos de otros municipios precisamente con vocación no agrícola sino
más bien de ganado mayor. Lo que me resultaba más determinante durante
la segunda etapa de mi estancia en la comunidad era precisamente que
cada vez más personas estaban abandonando las tareas del campo, en
primera instancia para hacer otras actividades como auto contratarse en
trabajos de albañilería o como peones fuera de la comunidad, ya fuera como
jornaleros en ranchos, propiedades circunvecinas o municipios aledaños, o
las experiencias más dramáticas que iban desde irse a la capital poblana o
a la Ciudad de México a probar suerte como obreros en maquilas o en la
construcción. El contexto de la migración en el ámbito rural mexicano no es
un fenómeno nuevo desde una perspectiva histórica, sin embargo para mí
había un elemento que me parecía atípico el cual no lograba descifrar, y fue
entonces que, conforme comienzo a conocer la historia de la comunidad
más a detalle y me doy a la tarea de recorrer hasta el último rincón donde
había caseríos dispersos de las pequeñas colinas que comprende
Tepanyehual, es que encuentro algo que capta mi atención: la existencia de
una gran cantidad de casas deshabitadas fabricadas en diversos materiales,
que iban desde ladrillo, tabla y algunas mixtas de madera con lámina; sin
embargo la constante que vinculaba estas viviendas no era la calidad de los
materiales, sino que se trataba de casas que no eran tan viejas o que
estuvieran abandonadas por completo (al menos así lucían), y la primera
impresión que surge es que se trataba de casas que se mantenían
relativamente cuidadas con el objeto de volver a habitarlas en el corto
tiempo, y por esa razón no se encontraban deterioradas, pero posterior a
esto es que fui conociendo el contexto de dichas viviendas, las cuales
21
pertenecían a familias cuyos miembros económicamente activos no
superaban los cuarenta y cinco años de edad, los cuales habían decidido
dejar la comunidad en un periodo no mayor a seis o siete años. Es decir que
la comunidad de Tepanyehual se había convertido en una comunidad de
adultos mayores en un periodo menor a una década. Alguna vez alguien
dentro de la comunidad refiriéndose al tema dijo que las últimas familias en
salir parecían haberse puesto de acuerdo para hacerlo, y lo anterior saltaba
a la vista con el hecho de que se ubicaban bajo un perfil similar tan sólo por
la edad y lo habían hecho en un mismo periodo; y siguiendo otro extremo
de los cuestionamientos me parecía que tampoco había una razón clara,
concreta o al menos visible que aparentemente pudiese haber motivado a
estas familias a decir adiós a su comunidad de origen. Tepanyehual es una
comunidad que se presenta con diferencias sustanciales a otras de la
región, sin embargo, su vocación campesina se había mantenido hasta hace
no más de una década, casi podría decir inmaculada para figurar como
objeto de estudio de la arqueología de las economías campesinas, ya que
era una comunidad con familias propiamente vinculadas a la tierra, y que
por ende su vida giraba en torno a ella; fue entonces que para mí surgen las
primeras interrogantes. El proceso de vinculación ya había transcurrido y
ahora me encontraba precisamente con el tema paralelo que en un principio
me llevó a la comunidad referente a la producción con técnicas orgánicas y
sostenibles de la tierra, y fue entonces que propongo un micro plan de
ordenamiento territorial participativo dentro de la comunidad, lo que me
conduce a realizar un sondeo muestra en algunas casas seleccionadas
aleatoriamente. Aquí es cuando vino casi por accidente una de las pistas
que abonaron a los derroteros de la presente investigación. Todo ocurrió
un día que tenía tres visitas programadas a diferentes viviendas para
realizar algunas preguntas sobre el número de miembros, las actividades
que realizaban, etc., las cuales desde luego también resultaron ser un
insumo valioso para nutrir esta investigación. Una vez visitada la primera
vivienda es que inicia un desfase con la segunda porque la persona que me
recibiría aún no regresaba de algún “mandado”, y es a su llegada que ya
22
corría tarde el tiempo de la hora acordada, motivo por el cual es que tengo
un retraso para llegar a la tercera visita. Al llegar me indican que ya no
podría llevar a cabo la entrevista en virtud de que la persona que me
atendería tenía programada otra cita con algunos empleados de un
programa de gobierno, con la intención de realizar una especie de
supervisión para poder constatar que todo se encontraba en orden respecto
a una beca de la que era beneficiaria. Entendí bien lo que me señalaba,
puesto que era yo el que llegaba tarde a la cita y ella me había señalado
muy claramente una hora para recibirme porque había pendientes que
atender después de mi visita. La reunión nos consumiría poco tiempo, pero
como ya nos encontrábamos fuera del horario previsto, es que casi un
momento después de iniciar la charla llegaron dos personas del programa
federal Oportunidades para hacer una revisión de algunos papeles y unas
especies de constancias sobre unas pláticas que debía acreditar la persona
entrevistada, recabaron la información y a los pocos minutos se fueron.
Pasadas algunas semanas es que cruzando información logro ubicar lo que
para mí representó en ese momento otro gran tema que a mi juicio merecía
por sí sólo ser un tema de investigación, pero decidí no adelantarme y lo
tomé con reservas. Estos pequeños cuestionarios que levanté con las
familias seleccionadas en la muestra, me permitieron dar cuenta que un
amplio porcentaje de las familias que recibían el apoyo del programa
gubernamental había optado en los últimos años por ya no atender o brindar
mayor importancia a algunas de las unidades productivas dentro de la
economía familiar, como lo son el corral, el gallinero y en algunos casos los
huertos de traspatio; los casos más dramáticos habían optado no sólo por
olvidarse de dichos espacios, sino por desprenderse de manera definitiva
con la venta de la tierra. Era aún temprano para decirlo, pero algunas de las
interrogantes formuladas comenzaban a presentar hilos conductores hacia
la formulación de posibles respuestas.
El periodo que recorrí tuvo un giro de mucha incertidumbre al no saber
qué pasaba en mi calidad de miembro externo de la comunidad, fue
23
entonces que debí reorientar mi objeto de investigación, pues me cuestioné
durante algunas semanas si el argumento central de mi investigación
debería seguir siendo el acompañamiento en la búsqueda de ese sujeto
social naciente, o el de ubicar mi investigación en el rastreo de las causas
que originaban que la gente se desvinculara de los trabajos de la tierra o se
marchara de la comunidad. Afortunadamente para mi bienestar y
tranquilidad fue que en el inter de tomar la decisión sobre el camino que
tomaría la investigación, se atravesó una festividad en la comunidad y conté
con algunos días inmejorables de esparcimiento en los cuales estuve
recorriendo varias casas por invitación y comiendo casi todo el día en ellas.
Después de eso pensé que no me gustaría que ese tejido vivo que aún
pervivía en la comunidad algún día se perdiera, y mi decisión fue ir por el
acercamiento a la erosión de la lógica campesina y lo que parecía ser una
pobreza en aumento que orillaba a la gente joven a partir. Es entonces que
surge mi tema de investigación.
¿Qué se busca investigar?
Durante las últimas décadas el campo mexicano ha experimentado un
agudo proceso de cambio bajo los derroteros del modo de producción
capitalista, dicho proceso ha impactado otras esferas de la vida comunitaria
y campesina, donde se ha observado una disociación de las relaciones
económicas y culturales de modelos productivos no insertos en el patrón
capitalista, derivando esto en un proceso agudo de descampesinización y
aumento de las condiciones de pobreza. Lo anterior es una especie de
vorágine socio – económica que comprende un amplio espectro del campo
mexicano, en el cual resulta de gran importancia acercarnos a la descripción
o conocimiento de los elementos que conforman dichos procesos con el
objeto de conocer los hilos conductores de tal transformación, donde se
presenta una oscilación entre una economía mercantilista predatoria y una
economía campesina de subsistencia.
24
Objetivo general:
Indagar por medio del estudio y análisis teórico y práctico, los
elementos de mayor relevancia que detonan y agudizan un proceso de
descampesinización, el cual agrava las condiciones que reproducen la
pobreza en la comunidad de Tepanyehual, municipio de Nauzontla, en la
Sierra Norte de Puebla en el periodo comprendido entre 1960 – 2005.
Para llegar al objetivo general se han establecido los siguientes
objetivos específicos que guiarán a la presente investigación.
Objetivos específicos:
I. Identificación de los elementos que definen el proceso de
descampesinización.
II. Ubicación y registro de unidades productivas y reproductivas en
la comunidad.
III. Monitoreo y sistematización del proceso de descampesinización
dentro de unidades productivas y reproductivas.
IV. Representación de la lógica comunitaria en torno al valor de uso
y el valor de cambio.
V. Elementos que inciden en el incremento de la pobreza
VI. Nexos entre descampesinización y pobreza.
25
Diseño del método de la investigación
Argumento central
Para establecer un punto de partida, se establece un argumento
central como guía para el desarrollo de la investigación, el cual apunta a que
la comunidad de Tepanyehual vive un proceso con elementos de aparente
descampesinización, los cuales están llevando a su vez a un agudo proceso
en el incremento de la pobreza. De lo anterior se desprende el siguiente
párrafo como argumento central:
El aumento de la pobreza es resultado de la constante
descampesinización que ocurre en la comunidad de Tepanyehual. El periodo
comprende los años de 1960 a 2005.
Importancia social de la investigación
La relación que se vive en Tepanyehual se ha presentado imbricada
por una línea que va hacia el fortalecimiento de las relaciones comerciales
de mercado, la cual cruza con un modelo de economía de subsistencia que
26
continúa siendo la principal vía de reproducción para algunas familias de la
comunidad. Es así como en Tepanyehual, se observa un fuerte segmento
de la población la cual reconoce un cambio a partir del aumento en la
cobertura de los servicios básicos, de salud, educación, aunque este último
en menor medida, pero también se asume que como campesinos han dejado
las faenas del trabajo de la tierra.
Algunos pobladores guardan la percepción de que aún y cuando
algunas de las cosas han cambiado en torno al vínculo con la tierra, al
parecer esta situación no les significa un escenario adverso del todo, ya que
en contraparte se cuenta con algunos de los servicios que anteriormente no
se tenían, como lo son la luz eléctrica o el drenaje.
El suceso de que los pobladores de Tepanyehual conciban su situación
a partir de servicios que hasta hace al menos dos décadas no figuraban
como indispensables en la comunidad, tales como corriente eléctrica y el
drenaje, es de llamar la atención ya que éstos son ponderados de manera
más alta, incluso por encima de otros satisfactores de necesidades
aparentemente más inmediatas, como lo es el alimento, o el hecho de contar
con una porción de tierra propia necesaria como unidad productiva mínima
para poder llevar a cabo un modo de vida campesino bajo el esquema de
una economía de subsistencia. Lo anterior nos conduce a preguntarnos si
es que aún en la actualidad los pobladores de Tepanyehual se perfilan bajo
un proceso de “nueva ruralidad”, debido a que la migración1 hacia la capital
del estado en primera instancia es muy frecuente y no es un caso ajeno para
la mayoría de las familias que al menos cuenten con un integrante que haya
migrado por esta situación. El poblador de Tepanyehual comenta con otras
palabras que su preocupación es asegurar la sobrevivencia, pero no parecen
tener claro bajo qué dinámica lo obtendrá. Es comprensible que hoy en día
para muchas familias sea más importante el hecho de asegurar el alimento
antes que el saber de dónde o cómo viene éste, siempre y cuando se cuente
1 Se desconoce el dato preciso
27
con el poder adquisitivo para hacerlo, sin reparar siquiera en mantener o
combinar alternativas complementarias.
Revisando los últimos informes de algunos municipios cercanos
geográficamente a Nauzontla, como el de la administración municipal de
Cuetzalan del Progreso,2 a falta de haber publicado uno el municipio de
Nauzontla, nos encontramos con que abundan los datos que hacen alusión
a cifras que persiguen tener la talla de indicadores, las cuales se presentan
como respuesta categórica a los problemas de bienestar. Dichas cifras
toman forma en la cantidad de nuevas viviendas que cuentan con luz, la
cantidad de apoyos en pesos que han sido destinados para el
acompañamiento de prácticas de agrícolas convencionales, y realmente no
parecen menores o escuetos, pero algo que es claro es que no existen los
apartados para presentar la información de políticas públicas que impactan
directa o indirectamente al campesino, porque recordemos que “inversión
agrícola” y “economía campesina” no necesariamente viajan en
concomitancia, y con esto muy probablemente se camine en detrimento de
su economía. Esta información no aparece en el informe porque
sencillamente no existe como tal. Pero todo este análisis parece que ocurre
tan lento que, a cambio de perder algunas características propias de la
identidad campesina, éstas son reemplazadas por otras cosas como lo son
los servicios públicos.
El proceso de “nueva ruralidad” por el que atraviesa Tepanyehual,
pudiera ser presentado o resumido en una imagen o en un evento como lo
es el festejo que despierta la construcción de una carretera de asfalto que
atraviesa por el medio de la comunidad. La carretera en su momento fue
celebrada ampliamente entre los pobladores, ya que representa la entrada y
la salida a la propia comunidad, aunque ubicándose Tepanyehual a menos
de siete kilómetros de la cabecera municipal. Esta conexión por ahora no
responde a facilitar la comercialización de productos, al menos no de
2 Se toma el informe municipal de Cuetzalan del Progreso por su cercanía, a falta
de un informe en digital o impreso del Mpio. de Nauzontla
28
Tepanyehual, ya que dentro de la comunidad la agricultura practicada no
figura propiamente como elemento del sector primario, porque no es
producida para tal efecto, sino que, por el contrario, los que aún la practican,
lo hacen más para el autoconsumo. Con esto parece que los que obtendrán
mayores ventajas serán los ganaderos advenedizos que han comprado la
tierra de manera relativamente sencilla jurídicamente hablando, ya que al no
ser ejido la tierra que comprende la comunidad, el camino resulta ser más
sencillo al momento de realizar los trámites para su venta y aunado a esto,
el tema de los precios por la tierra resulta ser relativamente bajo. En
definitiva. esta carretera podrá acortar los tiempos para sacar e introducir
ganado mayor.
Una segunda vertiente es el rol de franca descampesinización como
consecuencia de ir perdiendo gradualmente sus tierras, es decir lo que les
brinda el sustento de la reproducción material de la vida, situación que no
sólo ocurre por venta, sino también por fenómenos naturales provocados por
el manejo equívoco de los recursos como lo ha sido la erosión de tierras de
labranza otorgadas a renta para habilitar potreros; de igual manera, una
tendencia que ha tomado fuerza en la comunidad es el empleo de
agrotóxicos que acaban con la vida microbacteriana de los suelos, y
sobretodo el desdén por el uso de técnicas de agricultura ancestral que
antecedieron durante siglos al inicio de la era de la revolución verde de
principios de los años cincuenta con el paquete tecnológico que ésta lleva
consigo.
Estableciendo lo anterior y con la información hasta ahora ya
mencionada es que a continuación se plantea un mapa conceptual para
establecer una base de elementos teóricos que nos brinden luz a lo largo del
camino que nos llevará a recorrer y conocer la comunidad de Tepanyehual
hasta el final de la investigación.
29
Contexto conceptual
Mapa conceptual
Mujeres y hombres que viven bajo una lógica económica campesina
suelen apoyarse en tres pilares los cuales brindan sustento a su vida: la
tierra, la identidad y el presente, con estos logran desarrollar un lugar en el
mundo desde donde realizan la representación material de su existencia. Es
un transitar que conjugan estos elementos, sabiendo oscilar con la
construcción de sus pensamientos y de su sentir desde su posición como
hombres y mujeres que persiguen la reproducción materialmente de su vida
a partir del vínculo con la tierra.
Las dos vías que se presentan en el mapa, aunque no son iguales no
son alternativa una de otra, sino que se pudiera incluso llegar a una situación
de aparente descampesinización recorriendo caminos diferentes, es decir
construir estadios de la realidad diferentes, pero con la constante común de
romper con la lógica de vida campesina. Incluso la descampesinización
inmediata que puede ser entendida como ¨ascendente¨ es la que generaría
30
la incorporación del trabajo vivo de mujeres y hombres del campo a la lógica
del orden económico actual, el cual brinda una remuneración monetaria que
bajo escenarios diferentes genera riqueza obtenida del plusvalor entregado,
y en consecuencia generar desapego a la vida vinculada al trabajo y cuidado
de la tierra.
El contexto donde la riqueza obtenida ubica a los hombres y mujeres
en una condición de pobreza moral ante la imposibilidad de tomar decisiones
sobre la reproducción de su vida genera entonces un contexto de profunda
descampesinización. En un contexto de orden económico actual donde la
pobreza y el desamparo pueden conducir a la indigencia.
Método de levantamiento de la información y fuentes:
Observación participativa y conformación del cuerpo de datos
Las técnicas y herramientas por emplearse para recabar la información se
constituyen bajo el encuadre de observación participante, apoyándose de la
entrevista, el diario de campo, los análisis de documento, así como el diseño
de un cuestionario para la realización de un conteo. La información será en
muchos de los casos procesada desde el propio sitio (la comunidad de
Tepanyehual) apoyado en el diario de campo por medio de la interpretación,
la descripción, así como conceptualización y reconceptualización de
términos. Posteriormente se trabajará la articulación de dichos elementos en
“horas escritorio”, ya que son los miembros de la comunidad los actores que
nutrirán la presente investigación, tomando el espectro de opiniones y
perspectivas de los entrevistados.
El espacio para tener contacto con los miembros de la comunidad y/o
personas que aporten los elementos de análisis, así como la información, se
realizará preferentemente por medio de recorridos – transectos y visitas in
situ, mediante el empleo de la entrevista formal dentro del ámbito
comunitario a través de la observación participativa como técnica
mayormente priorizada a lo largo del desarrollo de la investigación, y para la
consulta de los materiales bibliográficos se tiene una lista de ellos, los
31
cuales serán consultados para la conformación de los capítulos teóricos de
la investigación. El trabajo de campo viaja en dos vías: por una parte me
lleva a acordar reuniones con las personas que serán visitadas, y por otro
lado, aquellas que surgen sin estar propiamente planeadas, que
mayormente se han generado en los momentos en que me integro a las
tareas de la comunidad, de acuerdo a lo que la temporada indica que hay
que hacer, tal como ha ocurrido con el periodo de hacer milpa, o meses
después de pizcar el maíz, incluso el periodo de fiestas ha sido un buen
momento para recabar información pues siempre se requieren manos para
realizar la decoración de la iglesia, o incluso algunas casas que recibirán las
imágenes de la celebración.
Las conversaciones y entrevistas con los campesinos, jornaleros,
empleados de la construcción y amas de casa de la comunidad de
Tepanyehual, son las que principalmente aportarán la información que
sustente la presente investigación. Asimismo, se buscó el acercamiento con
autoridades de Nauzontla y otros funcionarios públicos para acceder a
documentos que brindarán insumos sobre registros de la historia de la
comunidad, buscando la mirada que le brinde un reconocimiento formal
escrito por algún registro de la órbita estatal. A su vez se usaron
herramientas para documentación tales como: grabadora de mano, cámara
fotográfica, lápiz y papel.
La accesibilidad al territorio no presentó mayor inconveniente ya que
una vez dentro de Tepanyehual, aún y cuando presenta orografía sinuosa,
con la presencia de numerosas colinas en un espacio reducido que
comprende la comunidad, no ha resultado en un mayor contratiempo para
recorrerlo, incluso en los abundantes días de lluvia; en el ámbito social
interno de Tepanyehual habita una relación de confianza con lo que hemos
venido trabajando desde que se puso a consideración de la comunidad la
realización de la investigación. Yo vivía en una casa de piedra que me fue
asignada, bajo un entorno doblemente privilegiado: en primer lugar por su
ubicación, gracias a que se encontraba en lo alto de una colina en la orilla
de la comunidad, desde donde se tenía una vista panorámica de ésta, y en
32
segundo lugar porque lo anterior me obligaba a recorrer casi la totalidad de
viviendas al momento de trasladarme a algún otro punto de la comunidad,
generando recorridos durante los cuales me invitaba a tomar café o comer
algo, momento que se presentó como inmejorable para tener charlas
informales que me aportaron datos para la investigación. El hecho de tener
la oportunidad de dar comienzo al día tomando un café por la mañana antes
de encarar otras actividades dentro de la batería de tareas que puedan surgir
en el núcleo familiar resultó muy provechoso para fines prácticos de la
investigación.
El habitar un contexto con estas características me permitió
experimentar la cotidianidad, y particularmente el describir y narrar sobre las
situaciones o eventos que se presentaban en Tepanyehual, estableciéndolo
como el hilo conductor que me llevó a contar con una aproximación inicial de
lo que es la vida dentro de la comunidad. Tener desde el inicio de mis visitas
un canal abierto de comunicación hacia el interior de la comunidad, fue un
elemento de privilegio para llevar a cabo la presente investigación, e incluso
antes de definirse la realización de ésta, ya que al habitar la comunidad
desde meses atrás de dar comienzo con el planteamiento de mi
investigación, me permitió establecer un puente de comunicación basado en
la confianza. Si bien el canal de comunicación se ha establecido de manera
permanente y abierta, es necesario mencionar que se contempló la
posibilidad de que, bajo el supuesto de generar una situación incómoda
durante la realización de una entrevista o cuestionario, se prevé la
posibilidad de detener los trabajos con la persona o grupos de personas con
quienes se esté entablando diálogo. Por lo anterior quiero decir que la
información recabada fue bajo la construcción de escenarios de respeto y
cordialidad, buscando con ello evitar cualquier situación que generara
incomodidad o desencuentro con las personas con quienes se habló.
La relación con la comunidad de Tepanyehual como se ha mencionado
anteriormente, surgió a partir del vínculo que se gestó desde el interés en la
realización de trabajos conjuntos en torno a la agricultura sostenible, sin
embargo, fue el proceso quien se encargó de marcar la pauta para ahondar
33
más a detalle en la realización de una investigación que buscara dar cuenta
sobre la nueva ruralidad que se vive en la vida cotidiana de Tepanyehual.
De lo anterior surgió que, así como se planteó una investigación académica
con la comunidad, también se considera la mirada puesta en participar
programadamente en temas de producción orgánica, conservación de
suelos y ordenamiento territorial al interior las unidades productivas familias,
así como a nivel comunitario.
Existieron posibles limitaciones consistentes en que aún y cuando la
comunidad en su mayoría acepta la estancia del que realiza la investigación
dentro su día a día, bajo el entendido de cooperar con algunas tareas más
técnicas sobre agricultura sostenible, se tuvo conciencia de que existieron
los habitantes que mantuvieron una postura distante para con el trabajo que
se realizó, y en consecuencia por algunos momentos fue considerado un
escenario limitado para la obtención de datos.
34
Capítulo 3: Contexto histórico
Contexto internacional
El aparente colapso y lenta agonía del modelo económico neoliberal ha
propiciado la realización de los llamados reajustes “estructurales” en
diversos países, por espacios periódicos durante las décadas pasadas,
donde no ha sido la excepción México. Dichos ajustes han resultado ser
cada vez más severos al momento de apuntalar los ya lastimados cimientos
del sistema. Estas adecuaciones en las estructuras estatales corren bajo la
lógica de continuar con la expoliación de los recursos por parte de un
pequeño grupo de países o bloques que representan a las grandes
corporaciones, o en no menos casos de corporaciones que están por encima
de los países. Entre los países que destacan los hay del bloque de la Unión
Europea, EUA, las nuevas grandes economías como China y la India. Lo
anterior frente a escenarios de una crisis económica, una crisis ambiental y
una gran crisis de alimentos que no tienen precedentes en la historia
reciente.
El actual modelo hizo tabula rasa de los sistemas productivos a
pequeña escala y logró enquistarse a través de una dependencia en torno a
las energías fósiles, transformado casi en su totalidad los esquemas de
producción, que ahora han traído consigo no sólo un aumento en la demanda
de alimentos, sino también una especulación inmoral de ellos.
Todo lo anterior ha generado que el ámbito comunitario del espacio
rural no haya quedado exento de verse afectado de manera directa y
colateral por estas medidas económicas a gran escala. Y a esto corresponde
que las economías campesinas al verse impactadas por un patrón productivo
ajeno al propio no figuren en el presente como una alternativa sólida para
ser un contrapeso al modelo actual. Dicha economía en su modelo más puro
establece un orden económico y social capaz de viajar con cierto grado de
paralelismo al sistema dominante. El ámbito rural en la mayor parte del
35
mundo ha sido severamente golpeado por los embates de políticas
internacionales que han impuesto una visión unidimensional del desarrollo.
Los organismos internacionales han sido principalmente los rectores y
ejecutores de dichas políticas desde el siglo pasado, y hoy día continúan.
Lo anterior bajo con los actuales esquemas de generación de riqueza,
donde la ganancia se pondera por encima de las lógicas propias de los
diferentes grupos étnicos, sus espacios y su territorio. El medio ambiente ha
llevado un impacto mayúsculo por parte del actual modelo, traducido esto en
un deterioro por la pérdida de diversidad en cuanto a especies de flora y
fauna, así como desertización de suelos y agotamiento de mantos freáticos.
Los derechos fundamentales en consecuencia han sido igualmente
afectados y violentados, tal es el caso del derecho a la salud y a la
alimentación situación que ha llevado a extender y agudizar las condiciones
de pobreza.
Contexto nacional y regional
(Sierra Norte)
La Sierra Norte estuvo históricamente enmarcada durante siglos por
el sometimiento del que han sido víctimas las culturas prehispánicas que se
establecieron en la región. Se reconoce que años antes de la llegada de los
españoles a esas tierras. Moctezuma I mantenía subyugadas a varias
poblaciones las cuales estaban obligadas a rendir tributo, la región de la
Sierra Norte principalmente aportaba manta y resina de ámbar aromática en
pago como tributo.
Al parecer, la zona estaba poblada densamente; según fuentes
antiguas, la agricultura era temporalera y la población se mantenía dispersa
y se practicaba un cultivo de roza, tumba y quema que necesitaba grandes
extensiones para evitar el empobrecimiento del suelo. La producción era de
36
autosubsistencia, intercambiando algunos productos que por diferencias
ecológicas no provenían de poblaciones cercanas; además gran parte de lo
obtenido era para pagar tributo y para los gastos del culto.3
“Los grupos sociales altos estaban formados por caciques o
señores, de donde surgían los hombres que desempeñarían los
cargos religiosos y, probablemente, también los militares. El grupo
bajo, que era la mayoría, estaba compuesto por guerreros,
agricultores y esclavos. Es también probable que existieran
comerciantes profesionales.”4
La llegada de los españoles la región de la Sierra Norte es
mencionada como clave para las alianzas que se darían para combatir y
provocar la caída de la Gran Tenochtitlan. Los españoles trataron de
mantener la organización nativa de los indígenas sin alterarla en lo
fundamental. La nueva forma adoptada fueron los repartimientos como una
forma de seguir obteniendo tributo y trabajo para caminos, plantaciones,
construcciones y servicios personales, etcétera, que obtenían los
conquistadores como recompensa de sus servicios a la corona, teniendo la
obligación de protegerlos y catequizarlos.
“Eliminaron a los sacerdotes, a los militares y, en caso de haber
existido, a los comerciantes y artesanos. Los viejos jefes y
caciques fueron intermediarios entre los españoles y la población
indígena, pero en caso de rebelión o desobediencia eran
cambiados por otras autoridades nativas. El tributo fue mantenido
tal como estaba hasta que, paulatinamente, conforme avanzó la
3 Cfr. Ruiz Andrés, Cafeticultura y economía en una comunidad totonaca, México,
D.F., INI. p. 51 4 Ibid. p. 51
37
evangelización, hubo que dar tributo a la Iglesia, además del que
ya se daba antes. La encomienda duró lo suficiente para dar al
traste con la antigua organización y otros aspectos básicos de la
cultura totonaca.”5
Las tierras arables, maderas y las fuentes de agua fueron en su
totalidad comunales, excepto en los casos en que pertenecían directamente
a los jefes nativos. Los españoles se establecieron en la cabecera, que era
núcleo de una serie de asentamientos cercanos y de los cuales era su centro
político y religioso. Incluso al día de hoy por paradójico que pareciera
respecto a la pequeña propiedad de los habitantes de Tepanyehual, gran
parte de las tierras de la región se mantienen bajo un régimen comunal, es
en virtud de esta situación que al menos por vías legales la venta de éstas
presenta un freno inicial.
Aunado a la conquista, el proceso evangelizador, o lo que Richard
llamó la conquista espiritual, fue llevado en su primer momento por los
franciscanos, a partir de 1523, siendo las figuras principales fray Andrés de
Olmos, quien rápidamente aprendió el totonaco, el náhuatl, habiendo estado
primero en la huasteca en la Misión Pánuco: Fray Pedro Cintos, que era uno
de los encomendaderos de Huaytlalpan y Tlatlauqui (que, al parecer,
pasaron más tarde a manos de la corona) y Fray Francisco Toral. Poco a
poco el sistema de encomiendas fue declinado; de hecho, entre 1531 y 1534
las encomiendas fueron pasando a manos de la corona, convirtiéndose en
corregimientos con un oficial real designado por la audiencia y encargado de
su gobierno y la recolección de tributos. Cuando las encomiendas ya habían
pasado a manos de la corona se sabe que las haciendas no tuvieron mucho
auge y por ende no contaron con demasiada importancia en la región de la
sierra, dichas haciendas buscaron el punto más lejano que representarán
mejores condiciones geográficas para el establecimiento y bienestar de los
españoles. Por su parte la propia conquista, las epidemias, así como el
5 Ibid. p. 53
38
trabajo arduo e inhumano provocaron que la población indígena se viera
diezmada en un gran número. Fue hasta el siglo XIX que la población
indígena se comienza a recuperar de la fuerte baja ocurrida desde la
conquista. Al parecer, todos estos cambios permitieron un acaparamiento de
tierras por parte de los españoles y el clero, resquebrajando el poder que la
nobleza indígena había podido conservar, principalmente a nivel de
comunidad. Durante la independencia la región de la Sierra Norte tuvo una
fuerte participación, la razón por la que se considera tal presencia se debe a
que la las diferentes comunidades contaban aún con tierras comunales, y se
considera que la respuesta de apoyo para con el movimiento
independentista se dio como una respuesta a la crueldad con fueron
sometidos por tantos años, crueldad dirigida contra las comunidades por
parte de los realistas que en sus incursiones por la región acostumbraban
con arrasar comunidades enteras quemándolas agrediendo frontalmente a
la población civil. Además, se sabe que, debido a estas incursiones por parte
de los realistas, así como la férrea política de dominación previa que
ejercieron los españoles, la población indígena en su afán de mantener una
resistencia, optó por penetrar en lugares apartados y aislados, con lo cual se
aumentó la frontera agrícola al realizar el desmonté de las tierras. Según
Melgarejo, en junio del mismo año es decretada la desamortización de fincas
rústicas y urbanas en propiedad de corporaciones civiles eclesiásticas
dejándolas a la venta en una medida que anunciaba las Leyes de Reforma.
En 1857 éstas volvieron a inquietar a la población indígena: la ley de
desamortización mató en el terreno legal a dichas comunidades las cuales,
sin ningún valor ante la ley, no pudieron ya justificar el derecho de propiedad
sobre sus tierras que así les fueron arrebatadas y puestas en el arca oficial
para el pago de servicio públicos.6
6 Ibid. p. 57.
39
“Las leyes de desamortización generaron grandes cambios, es
probable que al sur de Totonacapan hayan favorecido, la
propiedad comunal pasó a ser privada; en el curso de tres meses
la tierra que no fue transferida en ese plazo devino en propiedad
pública y podía ser adquirida por cualquiera que pagara su
legalización.”7
Otra consecuencia de estas leyes fue el hecho de que las tierras
ociosas, o que no eran cultivables, también pasaron a ser públicas,
rompiendo con el sistema indígena de cultivar, que dejaban terrenos en
descanso durante un largo periodo de tiempo para después rotarlas, siendo
ésta una forma ancestral que evitaba la erosión del suelo. Práctica que aún
en gran parte de la región se conserva, sin embargo, fue en el último tercio
del siglo pasado cuando dicha técnica fue perdiendo terreno frente a la
comercialización a gran escala de los llamados paquetes tecnológicos,
aunque es bien sabido que la entrada de dichas prácticas productivas no fue
tan impactante en virtud de que la orografía no lo permitía.
La Sierra Norte sufrió otra fuerte convulsión durante la intervención
francesa; fue una zona que opuso gran resistencia, librando batallas hasta
la derrota y expulsión de los franceses. Las fuerzas estuvieron compuestas
principalmente por indios de la zona (Xochiapulco, Tetela, Zacapoaxtla,
Huachinango, Villa Juárez, Chignahuapan, etcétera). Las fuerzas estuvieron
al mando de Juan Nepomuceno Méndez que al ser herido fue sustituido por
el coronel Márquez, siendo su comandante Juan Crisóstomo Bonilla y Juan
Francisco Lucas su capitán, éste, una vez derrotados los franceses, continuó
la guerra en un intento de consolidar su poder en la zona, su levantamiento
es sofocado y posteriormente es perdonado. Juan Francisco Lucas, más
tarde y gracias a la relación que estableció con Porfirio Díaz en el sitio de
Puebla, fue nombrado jefe militar de la Sierra Norte de Puebla, pasando a
ser la figura que controlaría la sierra a lo largo de toda su vida en una especie
7 Ibid. p. 58
40
de “cacicazgo benevolente”, con lo que mantuvo cierto respeto a la
autonomía de las comunidades. En las postrimerías del siglo XIX es cuando
se registran las primeras migraciones de extranjeros que se establecerán en
la sierra y que posteriormente conformarán, por lo general, los grupos de
familias más poderosas en lo económico y en lo político, al lado de algunos
indígenas ricos.
El movimiento revolucionario de 1910 tuvo algunas repercusiones
en la zona, pero se podría considerar más como un escenario de luchas
entre las fuerzas villistas y carrancistas principalmente, que una participación
masiva de los indígenas en la zona. Se tienen también noticias de que tropas
zapatistas al mando de Daniel Bonilla y Tranquilino Quintero, originarios de
Tetela, llegaron a la sierra para reclutar gente y obtener víveres, pero fueron
emboscados en las cercanías de Papantla. Otro personaje importante fue el
general Vega, villista nativo de Cuetzalan, quien combatió contra federalistas
y después contra carrancistas, estableciendo su cuartel en Tecuantepec.
Poco después abandonó las filas villistas para irse del lado de Obregón, pero
al proponérsele su traslado a Oaxaca, prefirió abandonar las luchas y
retirarse a Cuetzalan.
Se menciona que los primeros mestizos arribaron hasta después de
iniciado el siglo pasado, y la ubicación de estos migrantes fue principalmente
apoyada y promovida por Barrios ya que se trataba de gente que había
luchado a su lado, y con esto saldaba en parte la deuda de su lealtad,
además de brindarle un mayor cimiento a su poder. Por su parte, la
trayectoria propia de Barrios y con ello el liderazgo que ejercía en la región
comenzó su declive al brindarle aparente apoyo a Carranza para
posteriormente traicionarlo y consolidarse al lado de Obregón. Transcurrido
el periodo revolucionario en la lógica de la región se presentan un conjunto
de situaciones que inciden para problematizar aún más, la aparente
estabilidad que se comenzaba a asentar en la región. Alejandro García nos
detalla que durante la década de los cuarenta ocurrió un desgaste “natural”
de la dinámica interna social, cultural, económica y ecológica que generó
41
rupturas en las relaciones sociales establecidas; que se vino a acrecentar
por lo que ocurría de igual manera en el plano nacional. Según García la
dinámica propia del país durante esta década agudizó la serie de
contradicciones internas al presionar para crear nuevas formas de relación
de las sociedades dentro de la región, que hasta entonces permanecían más
o menos aisladas, o cerradas. Esto señala el mismo autor corresponde, a la
lógica modernizadora que desde el Estado Mexicano se orquestaba como
política nacional, donde se perfilaban nuevas formas de subordinación del
trabajo, del producto, así como de los procesos culturales propios de la
población indígena y campesinas. Teniendo como resultado un crecimiento
demográfico exponencial de la región. Situación que trajo como resultado
una costosa ampliación de la frontera agrícola tomando los bosques, y
ocasionando un desequilibrio del ecosistema al ir avanzando sobre
porciones de suelo cada vez más altas en las montañas. De igual manera,
detalla García, que lo anterior no viajó en solitario al traer consigo actividades
que antes no eran propiamente de la región, al menos no a esa escala como
lo representó la ganadería. En la década de los cuarenta con el desabasto
de leña para el consumo familiar, que se podía sobreponer acarreando leña
de los alrededores, pero el autor detalla que ya se comenzaban a sentir los
primeros visos de impacto directo en las economías campesinas, traducidos
estos, en el paulatino aumento de la incapacidad para lograr la subsistencia
y la reproducción social a partir de la unidad de producción familiar.
Comenzado más tarde por tener los primeros casos de migración hacia los
centros urbanos, así como a las zonas donde se practicaba ya la agricultura
intensiva durante largos periodos del año. El proceso, detalla Camacho,
corrió bajo la misma lógica incluyendo también la década de los cincuenta,
pero para los veinte años siguientes se habla ya de un fuerte proceso de
industrialización y urbanización que trajo consigo requerimientos en la
construcción de infraestructura, carreteras, ampliación de zonas urbanas.
Con los nuevos derroteros que presagiaba el advenimiento de la década de
los sesenta y los setenta, las zonas urbanas de la región se convierten en
un polo de atracción para los campesinos e indígenas. Se establece
42
entonces ya para los setenta como una práctica habitual que algunos de los
hombres viajen a los poblados urbanos más grandes a trabajar como peones
de albañil, incluso García comenta de la agudización de otros procesos
migratorios cíclicos que sin ser nuevos, comienzan a crecer durante esa
década, tales como los enganchadores de los ingenios azucareros, así como
de los beneficios cafetaleros, los cuales llegaban hasta diversos poblados
de la región en busca de contratar para el periodo de la zafra a familias
enteras, comenzado con ello a verse el fenómeno de procesos migratorios
estacionales con una puntual regularidad. Lo anterior comenta García devino
en gran medida, en el aumento de los asentamientos en la periferia de las
ciudades de Puebla y de México, y teniendo como resultado un vaivén de
las familias de la ciudad al campo y del campo a la ciudad durante el periodo
de un año. Fue a mediados de la década de los setenta y hasta poco antes
de entrar a los noventa, cuando se desarrolla con una mayor rapidez la
desarticulación de la precaria estabilidad de la sociedad regional y se
establecen en forma más amplia otros modos de articulación de la economía
local con la economía regional y nacional. Particularmente destacado el
abandono de las faenas del campo que corresponde a la mayor parte de la
generación del sustento, y dejando sólo algunas tareas de menor impacto
para la economía familiar. Pareciera que el escenario que García comenta
fue un capítulo aparte durante que duró congelado casi tres décadas más
para Tepanyehual, y aun cuando presenta variables similares, lo que ahora
sabemos es que esta comunidad joven permaneció ajena a la lógica que
se desarrollaba en el resto de la región. Para muestra está el hecho de que
sus habitantes no participaron de manera activa en las organizaciones
sociales de la región, sino por el contrario permanecieron al margen del
accionar social y político.
Es precisamente durante estas casi dos últimas décadas cuando se
dan a conocer diversos programas sociales impulsados desde el Estado a la
región, y con ello se busca incorporar aceleradamente a las comunidades
indígenas y campesinas de lleno a la “modernización” y al “desarrollo” que
43
se vive en el país. El esquema de este modelo fue el de la creación de una
red de tiendas comunitarias subsidiada por el Estado, que llevaba productos
a precios relativamente bajos, que incluía no sólo el maíz y el frijol, sino
además productos alimenticios industrializados que fueron modificando los
patrones de consumo, que hasta ese momento aún no se presentaban como
determinantes; de igual manera también llegaron las primeras clínicas
rurales, se crean más escuelas de nivel básico, se continúa con la ampliación
de los caminos rurales y se dota a una gran cantidad de comunidades de
energía eléctrica.
García concluye que esta “rearticulación” de la sociedad y la
economía local en la sociedad regional y nacional generó más pobreza, ya
que no se abrieron propiamente posibilidades de “revitalización” de las
unidades de producción familiares, sino que por el contrario estas se
deterioraron a un ritmo mayor bajo el contexto de encontrarse en un
ecosistema cada vez más dañado y desequilibrado, donde los campesinos
e indígenas tuvieron que incorporarse a la sociedad en un primer momento
por el mercado de trabajo y de productos, buscando con ello asegurar su
sobrevivencia bajo ese contexto, convirtiéndose así en dependientes de
ubicar su fuerza de trabajo y de la compra de productos básicos en las
tiendas comunitarias impulsadas por el Estado. García reconoce el esquema
de la salida de los hombres para colocar su trabajo y entonces poder comprar
aquellos alimentos (que hoy figuran como exigencias de bienestar con el
cambio de patrones de consumo) que ya casi no se producen en lo que
otrora fuera su unidad productiva dentro de la región. García cierra con lo
siguiente:
“Es, paradójicamente, una situación de pobreza absoluta en una
economía local distorsionada y en una cotidianidad social y
cultural que produce aún más pobreza: hay caminos, carreteras,
energía eléctrica y hasta casetas telefónicas, clínicas, tortillerías,
juegos electrónico y más tiendas (especialmente en la cabecera
44
municipal), pero la subsistencia de las familias campesinas y los
flujos económicos se sostienen con los ingresos por la venta de
la fuerza de trabajo fuera de la región. Junto a esto hay un
evidente pérdida, abandono y negación de patrones culturales: la
escuela genera pobreza cultural, se abandona la lengua, se niega
la identidad indígena como modo de acceso a otra realidad
cultural; y un evidente proceso de deterioro de los ecosistemas.
Es esta la situación actual y en la cotidianidad del mundo de vida
de las comunidades…”8
Tepanyehual, los cambios que se avecinan
La comunidad de Tepanyehual surge para el año de 1969, es una
comunidad relativamente nueva, y definir la fecha exacta de su fundación
resulta impreciso, incluso por los propios pobladores, pero la construcción
de la iglesia hace cincuenta años y más tarde la construcción de su escuela
representan eventos simbólicos que marcaron la consolidación de
Tepanyehual como comunidad, al dejar de formar parte de Santa Lucía.
Su conformación en un inicio corrió en gran medida a cargo de los
peones de la comunidad de Santa Lucía, así como los que también
laboraban en la cabecera municipal de Nauzontla, y esto ocurrió cuando un
grupo de ellos comenzaron a adquirir pequeñas porciones de tierra, las
cuales, al ir aumentando en número llegaron a considerarse como una
colonia a las afueras de Santa Lucía. Es precisamente sobre el camino que
une a Santa Lucía con Nauzontla que se ubica Tepanyehual. Es marca
distintiva de la región el preservar aún hoy en día las prácticas de agricultura
destinadas principalmente para la subsistencia familiar, pero también es
8 García, Alejandro. Pérdida potencial de zonas agrarias críticas y zonas
ecológicas críticas y su repercusión económica en la región Zautla-Ixtacamaxtitlán.
Tesis de maestría. 1996 México: PIMAD-IPN.
45
reconocida por su no menos fuerte tendencia hacia la ganadería de especies
mayores, y es en estas últimas faenas en la cuales se ocupaban los peones,
quienes motivados según cuentan ellos mismos por los maltratos recibidos
de parte de los dueños de los potreros de Santa Lucía y Nauzontla, optaron
lentamente por agruparse en una nueva colonia y a la postre fundar una
nueva comunidad.
En Tepanyehual conviven nahuas con mestizos, el castellano es el
idioma hablado por la mayoría de la población, aunque el náhuatl o
“mexicano” como es conocido por los propios habitantes, es todavía
comprendido y en consecuencia preservado por un núcleo muy pequeño de
pobladores en edad adulta, donde resultan ser las mujeres quienes dentro
de sus casas aún lo hablan. Se percibe una erosión de la identidad en la cual
muchas personas adultas y sobre todo jóvenes ya no desean aprender el
náhuatl o “mexicano”, algunos de los jóvenes comentan que cuando salen a
la secundaria justo en la cabecera municipal de Nauzontla son marginados
por los compañeros de aula cuando hablan la lengua.
En el año 2010 se calculan poco más de sesenta familias en toda la
comunidad, las cuales se traducen a cuatrocientos veinte habitantes contra
los trescientos cincuenta reportados por un censo comunitario realizado
hace casi diez años. Los apellidos Claudio y Gómez son los más
característicos hacia dentro de la comunidad, incluso las familias que llevan
el primer apellido han tendido a agruparse en lo alto de la loma y las del
segundo al nivel de la carretera.
Por mucho, la mayoría de las familias son católicas practicantes,
aunque también los hay en menor medida evangélicas. El centro de
gravedad de la vida de Tepanyehual se ubica en la fiesta religiosa, donde
los compromisos que los pobladores asumen respecto a las fiestas
patronales llamadas mayordomías son tomadas con una devoción que
resulta sencillamente sorprendente para aquellos que somos de fuera. El
tomar una mayordomía para la celebración de una fiesta puede verse
traducida en cargas económicas por el pago de la banda de música o en su
46
defecto la renta del equipo de sonido, el vestido de la virgen, las reses o los
cerdos que serán sacrificados para la fiesta, incluso los fuegos pirotécnicos
llamados “castillos” pueden rondar sobre los $20,000 cada uno; la
celebración más representativa acontece justo a la mitad del año, justo en el
verano, es la fiesta de la “Flor de Julio”, representada como la celebración
patronal más importante, teniendo como figura central a la Virgen del
Carmen, donde una familia puede realizar gastos por más de $25,000 tan
sólo en arreglos florales. Pero definitivamente estas fiestas que no son pocas
durante el año, figuran como una especie de catalizador de la vida
comunitaria, es entorno a ellas donde la comunidad tiene puntos de
encuentro para coordinarse y en consecuencia articularse. El ahorro
económico no figura como un elemento que caracterice a los pobladores de
Tepanyehual, al menos no en la dimensión privada de la familia, sino el
ahorro figura en el ámbito comunitario alrededor de la fé y la celebración
religiosa. Son precisamente estas fiestas las que me posibilitaron en un
primer momento adentrarme a la vida de la comunidad.
El maíz y el frijol aún como antaño continúan siendo todavía pilares
del autoconsumo, aunque cada vez en menor medida. Quien siembra maíz
y frijol normalmente no les alcanza, ya que a mitad del ciclo anual comienzan
a comprarlo fuera de la comunidad. Para poder comprarlo algunos de los
pobladores optan por trabajar como jornaleros, recibiendo en promedio
$60.00 o $70.00 por día, aunque llegan a recibir hasta $80.00. bajo
condiciones de clima nublado y de lluvia como es común. La gente que se
incorpora a esta dinámica laboral puede como máximo trabajar de dos a tres
días por semana, aunque en ocasiones surgen trabajos esporádicos bajo
programas de apoyo federal, como lo fue la construcción de las cunetas de
la carretera recientemente construida, en estos casos el salario no varía, sino
que se mantiene igual.
Los pobladores casi en su totalidad cuentan con una pequeña franja
de tierra, pero como ya se ha dicho en el presente documento, ésta resulta
insuficiente para las necesidades en aumento de una familia promedio de la
47
comunidad. La adquisición de la tierra por parte de los pobladores fue
realizada en pequeñas porciones desde que se fundó la comunidad, a tal
grado que sólo con excepción de dos de ellos, es que no existen propietarios
dentro de Tepanyehual que ostenten más de tres hectáreas de tierra, incluso
el grueso de los habitantes cuenta en el mejor de los casos con media
hectárea en promedio. También ya hemos mencionado que algunas de las
tierras llanas de la comunidad han sido adquiridas por parte de ganaderos
venidos de fuera de la comunidad.
La relación económica que se vive en Tepanyehual se ha
caracterizado en los últimos años como una economía que yuxtapone una
fuerte línea que va hacia del fortalecimiento de las relaciones comerciales
de mercado, la cual cruza con otra que nace en el referente de mantener una
economía de subsistencia en un amplio sector de la comunidad. Lo anterior
resume de manera breve y somera una nueva ruralidad que ya es imperante.
Aunque aún para algunos campesinos la expansión de las carreteras, el
establecimiento de relaciones comerciales más intensas de la comunidad
hacia el exterior y el capitalismo en su visión más amplia aparentemente no
presenta un cambio que pueda atentar contra su modo de vida, pero la
práctica del día a día parece que dicta otros derroteros.
La actual redimensión de esta “ruralidad” viaja aparejada al
desarrollo del mercado capitalista del exterior y al interior en la comunidad
de Tepanyehual; hacia afuera ha propiciado la migración y hacia adentro la
carencia de tierra, así como el elemento del aumento en la presencia de
nuevos ganaderos que continúan adquiriendo las tierras más aptas para la
agricultura. Esta situación ha hecho que se presente ya como una constante
el hecho de viajar a Veracruz, a la Ciudad de México o desde luego a la
propia capital poblana para alquilarse como jornaleros, o también como
peones de albañil. De las poco más de sesenta familias que habitan la
comunidad de Tepanyehual, casi la totalidad de ellas cuentan con al menos
un miembro que ha emigrado, siendo en casi todos los casos hombres. Son
ellos mismos al salir, los que adquieren la responsabilidad de estar
48
mandando periódicamente dinero a la familia. Por su parte las mujeres
realizan diversos roles laborales, aunque no es común que tengan presencia
en las tareas propias del campo junto a los hombres, mucho menos aun
ocupando el lugar de estos, pero de igual manera ellas cuentan con un ritmo
fuerte donde su rutina para colaborar en las tareas familiares da inicio a las
4:00 AM, para moler la masa, donde en algunos casos todavía se realiza con
metate, aunque ya muchas han sustituido esta práctica por una herramienta
como los pequeños molinos manuales. Después de moler viene el desayuno
y posterior a éste los hombres parten para el campo llevando una especie
de itacate para comer fuera. Y quizá es aquí donde el ritmo de las mujeres
se torna más intenso cuando encaran las labores de hacer el aseo de la
casa, alimentar a animales de traspatio sí es que se tienen (pequeñas
especies y algunas contadas familias tienen uno o dos cerdos). En casos
excepcionales todavía acarrean agua, periódicamente recogen leña, cuidan
de los hijos y con frecuencia la hija mayor tiende a suplir a la madre en las
labores del cuidado del menor de los hijos, aunque también puede hacerse
cargo de manera más sistemática no sólo del menor sino de casi todos los
hermanos menores. Algunas de las mujeres preparan pan o tamales para
vender, también es frecuente que del diario acuden a la tienda de abarrotes
de la comunidad para comprar algún insumo para preparar la comida como
puede ser aceite, sal, azúcar, etcétera, cosas muy básicas ya que las tres
tiendas de la comunidad suelen estar muy mal abastecidas. También suelen
ir a la cabecera de Nauzontla en “combi” o camioneta pick-up de redilas, que
está a menos de diez minutos de distancia, servicio por el que se cobra entre
$3.00 y $5.00 pesos dependiendo del tipo de vehículo. Cuando el hombre
vuelve la comida está lista para todos, posterior a esto hay un periodo de
aparente descanso, pero las tareas no cesan del todo, ya que la obligación
de las mujeres estriba en mantener la casa en orden, por lo tanto, hasta ya
entrada la tarde noche puede continuar su dinámica sirviendo la cena y
realizando alguna otra actividad que ha quedado rezagada del día.
Los ritmos dentro de algunas de las familias de Tepanyehual
49
también han cambiado, ya que se observa la presencia de programas
oficiales de desarrollo social y combate a la pobreza por parte del gobierno
federal que sin duda han venido a impactar las dinámicas de la propia
comunidad, aunque cabe decir que son relativamente nuevos ya que estos
han llegado en los últimos años a la comunidad. Los programas estatales
han contado con un paso más efímero o se han traducido en un apoyo muy
puntual que no suele contemplar un acompañamiento más allá de la
administración que lo inicia, ya que cuando terminan se van y su
permanencia y consolidación ha sido supeditada más en función de que la
administración municipal en turno corresponda a los mismos colores de
administración estatal del PRI, y no precisamente a factores que obedezcan
más al intento de la generación de un programa como política pública que
vaya a combatir o a paliar problemáticas o rezagos de salud, educación o
vivienda de la propia comunidad. Por su parte el programa federal más
representativo de la actual administración y que es una herencia en política
de desarrollo de sexenios pasados, es el denominado Programa de
Desarrollo Humano Oportunidades, el cual también tiene presencia en
Tepanyehual. Este programa otorga apoyos en efectivo y condiciona la
entrega de dichos recursos en función de que se cumpla con asistir a las
pláticas que son programadas para la comunidad donde se recibe, o alguna
otra comunidad aledaña. Un número importante de beneficiarios del
programa ahora cuenta con un ingreso económico con el que en el pasado
no contaban, al grado de que algunos de ellos han optado por dejar de
dedicarse a faenas del campo o las realizan en mucha menor medida que
antes. Esto figura como una especie de “economía del subsidio” donde para
algunas familias el hecho de haber mantenido durante años un esquema
frugal en su vida diaria, ahora se presentan con una vía para sustituir la radio
por la televisión, las tablas de madera con un petate encima por un colchón,
la casa de teja por la casa de lámina, esquemas de consumo que diez años
antes no se encontraban. También la alimentación y en consecuencia la
salud se han visto impactadas, porque a pesar de que el programa
Oportunidades establece un periodo de vacunación y prevención de
50
enfermedades, ahora se dan casos de obesidad, enfermedad que en el
pasado reciente no se presentaba. Es el mismo programa en su diseño y
construcción más general que establece un nuevo flujo de la reproducción
de la vida desde la organización de la familia, donde se desplaza de la
identidad el vínculo con la tierra, a un ritmo más veloz incapaz de ser
absorbido y procesado por los tiempos mismos de la comunidad. Es posible
que el Oportunidades represente uno de los factores más claros de
descampesinización en la región, y específicamente para el caso de la
comunidad de Tepanyehual.
Partidos políticos y pragmatismo
La relación de fuerzas políticas dentro del municipio merece un
comentario aparte, ya que las líneas de participación ciudadana en política
en lo que respecta al régimen de partidos, ha trazado un camino que
históricamente sólo conoce la bialternancia. En las pasadas elecciones se
cambiaron de nueva cuenta los colores como ha sucedido en los últimos tres
periodos entre el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción
Nacional. Es decir, ahora gobierna el PAN, la administración inmediata
anterior fue del PRI, y hace tres periodos era también de igual manera el
PAN, aunque por primera ocasión. Pareciera como si el partido político no
tuviera un peso tan significativo al momento de ejercer el voto, sino más bien
apunta al hecho de conocer de manera directa o al menos indirecta al
candidato, esto incluso sin conocer sus propuestas de campaña, ya que
previo al triunfo del actual ganador es que viviendo dentro de la comunidad
puedo dar cuenta que éste jamás se presentó para hablar de su propuesta
como candidato durante el periodo de campaña, siendo su carisma un
elemento más fuerte el que le generó más votos frente los otros demás en
la casilla instalada en la escuela de la comunidad.
Los programas y recursos del estado de Puebla y de la Federación
51
están presentes y la alternancia de partidos no ha significado la pérdida de
estos apoyos, pero sí ha resultado ser el causante de condicionantes y de la
reproducción de patrones clientelistas por parte de las administraciones
municipales vigentes. El trabajo de las administraciones municipales ha sido
reducido a tareas de administración de servicios públicos, sin contar con una
propuesta independiente o al menos clara que surja desde el lugar y guarde
una idea diferente a la de los programas federales que tienen presencia en
la comunidad.
La iglesia católica y el trabajo relegado
La religión católica tiene por mucho la mayor presencia al interior de
la comunidad, considerándose como católicos las cuartas quintas partes de
los habitantes. El arraigo hacia la religión se hace presente en gran la
cantidad de fiestas que se realizan a lo largo del año, ya que resulta común
que aún y cuando se tiene un horario establecido para que desde la cabecera
municipal de Nauzontla venga el padre a oficiar misa, con bastante
regularidad ocurre que este último no se presenta. Es también aquí fuerte el
aporte que realiza Casa del Amor quien, al tener una estrecha cercanía con
la iglesia católica, ya que ésta fue precisamente el medio que facilitó la
llegada a la comunidad, en consecuencia, asuma algunas de las tareas del
trabajo que la parroquia de Nauzontla realiza con las comunidades aledañas,
incluyendo desde luego Tepanyehual. En este tenor se destaca que durante
la administración municipal anterior se presentaron casos de extorsión por
parte de los policías municipales hacia los habitantes de la comunidad, y fue
Marco Olvera quien actuó como emisario de la comunidad para hablar en
primera instancia con la parroquia de Nauzontla y que ésta a su vez llevara
directamente el tema al presidente municipal buscando con ello detener el
acoso por parte de los agentes.
El panorama no destaca por ser alentador, si se pretende imaginar
52
que dejando todo al devenir del tiempo, los elementos propios que
caracterizan a una economía campesina se mantendrán por encima de la
nueva realidad económica que aceleradamente está extendiéndose en la
región, sin resultar inmune a ello la comunidad de Tepanyehual.
De mi experiencia personal en la comunidad
y la convivencia con sus actores
En el capítulo 1 menciono la lucha histórica que ha mantenido la
región de la Sierra Norte, donde las organizaciones sociales cuentan con
una raigambre estrecha que nace desde las comunidades. También
menciono que es precisamente a raíz de la ubicación personal de la historia
de la región, que comienzo a desarrollar contrastes con lo que ocurría en
Tepanyehual.
Mi pasado en la comunidad no se presentó bajo el encuadre del
acompañamiento a un proceso contestatario por llamarle de alguna manera
o de resistencia frente a una amenaza más o menos clara o visible, sino más
bien la antesala a ello fue la explícita invitación de contribuir con la puesta
en marcha de un modelo de producción de alimentos bajo pautas de
agricultura orgánica sostenible. He mencionado ya que es así como llego a
la comunidad ya que me encontraba muy dispuesto para poner en práctica
algunos temas de acompañamiento campesino con un enfoque desde la
metodología de campesino a campesino, así como el posible desarrollo de
alguna experiencia in situ bajo cánones de producción orgánica. Yo me
presentaba con el bagaje de haberme formado con cafetaleros de la Región
Selva en el estado de Chiapas y de haber regresado de una estancia en
California específicamente en el Instituto Ecology Action en la sede de
Common Grown, aprendiendo agricultura biointensiva con el padre de dicho
método, por lo tanto, sentía ese deseo que se porta cuando te sabes
afortunado por haber recibido la preparación en la experiencia y los saberes
53
gracias a la beca que me otorgó el instituto. El trabajo previo a mi estancia
en el vecino país del norte, consistió en el acompañamiento por veintisiete
meses con productores de café, con los cuales caminamos desde la
detección de una necesidad en específico como lo fue la de agruparse en
una sociedad, hasta la obtención el primer año de una certificación con
CERTIMEX como productores de café orgánico, pasando por el registro de
la cooperativa ante la otrora entidad reguladora que fue la Secretaría de
Relaciones Exteriores; de igual manera nos tocó recorrer cafetales, recibir
capacitación en producción orgánica de café por parte de Byron corrales ex
combatiente sandinista, organizar foros, encuentros, charlas, llevar y traer
gente, empuñar cuchara y pegar ladrillo con cemento en la que a la postre
se convertiría en la bodega de la entonces naciente cooperativa. También el
haberme formado durante dos periodos distintos con Enrique Kolmans,
instructor alemán de la metodología de campesino a campesino me permitió
vislumbrar el potencial que había participado en procesos dentro del ámbito
rural, considerando a las economías campesinas como basamento y vértice
desde donde apuntalar un proceso. Es así como puedo formarme en cursos
impartidos por el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario A.C.
(IMDEC), y como corolario a este caminar, tenía la experiencia relativamente
reciente de haber estudiado y practicado durante más de seis meses
agricultura biointensiva con John Jeavons, por lo tanto aunque
personalmente casi siempre consideré legítimo que mis esfuerzos se
dirigieran desde la mirada de mujeres y hombres que reproducen su vida de
la mano de la tierra, e incluso proponiendo acompañar alguna experiencia
entorno al cambio de patrones de producción de alimentos y cuidado con la
tierra, es que cuando llegué al posgrado había algo que comenzaba a
señalarme que me interesaba continuar en procesos sociales que contaran
con un fuerte componente en tareas productivas.
Una vez ya con algún tiempo establecido en la comunidad y tomando
los primeros módulos de la maestría es que yo deseaba ubicar a la brevedad
a ese sujeto social necesario para el trabajo de tesis, y también había que
mantener el trabajo con los habitantes bajo buenos causes, para evitar
54
perder la pertinencia de mi presencia ahí, mientras en concomitancia con la
misma comunidad conseguíamos potenciar a ese sujeto social aún poco
claro para mí. Deseaba y sentía ese impulso por encuadrar las vivencias
como las había visto en los primeros módulos de la maestría, era un
momento en el que presentar buenos argumentos teóricos y metodológicos
proyectaba un mejor acompañamiento, sin embargo, algo ocurría que yo no
lograba descifrar.
Durante algún tiempo mis cuestionamientos corrieron sobre dónde
se iba a construir ese sujeto social que debía ser el eje de mi
acompañamiento. Su construcción y posterior fortalecimiento eran los ejes
que pensé debía de seguir, sin embargo, como lo he dicho anteriormente,
algo no terminaba de empatar con mi visión de lo que acontecía. Ya que
mientras el trabajo de la producción orgánica sostenible fue tomando cause
para su realización, parecía de nueva cuenta que la amenaza de la
fragmentación del tejido social dentro de la comunidad se instalaba de
manera velada, algo ocurría que no me resultaba tan palpable como la
amenaza frontal que escuchaba por algunos de los compañeros del
posgrado, en donde ésta se ubicaba de manera totalizadora y avasallante.
Mi experiencia de acompañamiento campesino me llevaba a repasar
el proceso de los productores de café en Chiapas, donde trabajé orientado
más las pautas de autonomía desde el zapatismo, aunque precisamente una
de las experiencias más aleccionadoras de mi estancia y acompañamiento
en el sureste mexicano fue la de conocer sobre la pluralidad de
organizaciones campesinas que pertenecen a pueblos originarios, algunas
más cercanas o no a la estructura estatal, pero mayoritariamente con la
constante de estar luchando por construir un proceso autonómico de tránsito
permanente, es decir, no concebido como un fin ulterior que se contenga
así mismo, sino como una medida para seguir trabajando, para seguir
construyendo. Procesos que no han sido tan conocidos al exterior de
Chiapas, a diferencia de lo mediático que resultó ser el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Sin embargo, todo ello a mí me permitió ampliar mi
mirada en el horizonte de movimientos que buscan encarar un proceso
55
diferente a la lógica imperante y en las más de las veces un proceso único.
Por mencionar algunas de esas organizaciones, destaco a las Asociaciones
Rurales de Interés Colectivo (ARIC Independiente y Democrática y ARIC
Unión de Uniones), las cuales guardan un origen en común con el EZLN,
que tuvieron un rompimiento antes del levantamiento porque precisamente
no optaron por la vía armada, es una especie de tácito posicionamiento en:
“nosotros vamos por un proyecto autónomo, pero no tomamos las armas”, y
se ubican como un referente más del mosaico de organizaciones, donde
desdeñar o vilipendiar la posibilidad de acercarse a ellas por el hecho de
contar con pautas diferentes a lo que la autonomía zapatista ha dictado,
sería pues caer en una negación de la realidad, y es que eso es parte de esa
complejidad de procesos que cuentan con un camino de transformación o
no, a los ojos de críticos, activistas, analistas o académicos, pero al final una
realidad.
Experiencias como la anterior me llevaron a buscar reforzar las
pautas de acompañamiento de los procesos que seguía, me brindaban un
punto de inserción para pensar que bajo un procedimiento estructurado
podría acercarme a contar a largo plazo con mejores resultados, y no sólo
dominar una apuesta discursiva como la que conocía de algunos de los
procesos en los que participé durante mi estancia en Chiapas. En aquel
momento me sentía más seguro de lo que podía aportar de manera clara y
ordenada al acompañar procesos. Mi trabajo entorno al acompañamiento
realizado bajo esta última metodología fue de agrado por parte de algunos
compañeros campesinos de Nicaragua y el Salvador, al punto de recibir
sendas invitaciones para participar en los procesos que seguían bajo dicho
encuadre. Es así como corrieron los años y me desarrollo en diferentes
ámbitos, buscando ser receptivo a diferentes aprendizajes, pero sobre todo
sintiéndome seguro por lo aprendido y lo desarrollado hasta el momento, sin
embargo, es mi entrada a la Maestría en Desarrollo Rural en la Universidad
Autónoma Metropolitana, la que me sacude al grado de cuestionar mi
acompañamiento bajo pautas productivas de agricultura orgánica. El
panorama sin duda personalmente se tornó complejo cuando participando
56
dentro de la comunidad es que se genera un acuerdo para comenzar con
algunos trabajos en torno a las prácticas de producción orgánica, y digo
complejo porque, aunque había acuerdo en la asamblea comunitaria, la
situación real es que no se tenía un referente organizativo más amplio que
apuntalara un proceso organizativo mayor. Fue una llegada claroscura, ya
que por un lado contaba con un buen recibimiento, pero me encontraba,
como ya lo he dicho, con otro frente de cuestionamientos en la búsqueda de
ese sujeto social. El trabajo previo de personas externas en la comunidad,
no considerando aún la presencia de promotores del Estado, había llevado
una trayectoria engarzada al asistencialismo. La amenaza no habitaba en la
claridad de la teoría que explica la realidad, la amenaza parecía estar
caminando con profunda aceptación desde las familias mismas que
conforman la comunidad. La amenaza se presentaba intrínsecamente desde
la correa de relación establecida con los apoyos del Estado a través de sus
programas. Mecanismos estructurados de un rígido control para asegurar la
participación de las familias dentro de las líneas de “desarrollo social” por
parte de apoyos y recursos federales enmarcados dentro de diversos
programas, siendo los más agresivos los que destinan recursos directos
llamados becas. Se presentan como un halo que se posa dentro de las vidas
de las familias de Tepanyehual, el cual no es cuestionado desde el interior
de la organización comunitaria, ni desde las propias familias que son las
receptoras directas, aunque alcanza para que existan ciertas reticencias por
parte de la asociación civil Casa del Amor, realizando una crítica somera de
la condición de dependencia que ésta pudo generar.
Mis cuestionamientos realizados durante los primeros meses hacia
el interior de la comunidad podrían estar revestidos de una especie de
injerencia no pedida, venida ésta de alguien que después de unos meses de
habitar la comunidad donde acompaña un proceso de producción orgánica,
ha encontrado aspectos que comentar sobre algunas pautas más íntimas de
la comunidad. No sólo se presentaba una cuestión de método y enfoque,
57
sino de diagnosis y apropiación que para fines que trascienden, deberían sin
ninguna duda darse desde los propios habitantes de la comunidad.
Asistencia, filantropía y dependencia, más allá de una buena
voluntad por parte de los pobladores de Tepanyehual no contribuían a un
escenario que estuviera encausado para generar cambios no pedidos por
parte de la comunidad. Mi experiencia de acompañamientos pasados, me
había mostrado que los procesos con comunidades, si bien se pueden
buscar acelerar, dosificar o incluso aplazar, y aunque éstas serán
condiciones plausibles en la medida en que los habitantes de Tepanyehual
lo dispongan, es que surge algo que no podría pensar en hacer por los
medios y los recursos de uno mismo, y es brincarse los ritmos propios de las
personas que uno acompaña y accionar de manera atropellada o incluso
poco respetuosa de acuerdo a los deseos y/o aspiraciones de ellos como
potenciales sujetos sociales.
El cuestionamiento propio al que me enfrenté bajo el
acompañamiento que yo seguía, me indicaba que la génesis misma de ese
sujeto social vendría en la medida en que existiera un deseo por frenar la
erosión de esa cultura campesina que paulatinamente se venía dando,
desde el momento en que las personas que rompían con ese vínculo de
reproducción material de la vida a partir de su arraigo con la tierra se diera,
pues resultaba en lo personal evidente que, podían existir diferentes
manifestaciones que generaran arraigo e identidad con la comunidad y así
como con sus expresiones culturales, pero que la desaparición del vínculo
con la tierra, era el origen de un problema mayor que ponía en un escenario
de vulnerabilidad a las economías de las familias de Tepanyehual.
Considerando hasta ese momento la información recabada con las
personas entrevistadas de la comunidad, es que no aparecía antecedente
claro y específico de organización comunitaria que trascendiera al ámbito
de Tepanyehual. Cuando yo salía y levantaba la mirada es que encontraba
a pocos kilómetros en la cabecera municipal de Zacapoaxtla, o de Cuetzalan
del Progreso, a otras personas que sostenían trabajo de acompañamiento
comunitario en torno a la defensa del territorio, específicamente contra la
58
minería, donde también existían compañeras y compañeros trabajando
cuestiones del proceso productivo, en cooperativismo, así como cuestiones
de equidad; y es así que el cuestionamiento volvía a surgir desde la pregunta
del cómo frenar lo que evidentemente se convertía en una nueva ruralidad,
que caminaba paulatinamente hacia la pérdida de la condición de
campesino.
El enfoque teórico y participativo del posgrado me llevó a confrontar
de manera personal mi acompañamiento con la comunidad, al compararlo
con los casos de otros compañeros que por citar algunos se encontraban
trabajando con el EZLN o realizando trabajo en San Juan Copala en el
estado de Oaxaca, y en cambio yo me situaba llevando un camino dentro de
la comunidad viviendo solo en lo alto de una colina, en una casa de piedra,
de la cual bajaba todos los días buscando involucrarme casi como cualquier
miembro de la comunidad en tareas que requirieran de mi participación,
precisamente en las actividades más cotidianas que iban desde el trabajo en
la milpa, la ayuda para redactar solicitudes o avisos comunitarios, y por
momentos tomar un rol de una especie de “el joven de los mandados”. Sin
embargo, cuando la auto crítica surtió su mayor efecto, es que entendí que
la cotidianidad de Tepanyehual me condujo a un acercamiento con los
pobladores que antes resultaba inimaginable y fue entonces que quizá corrió
el momento más provechoso para realizar notas y comenzar a escribir de
manera más sistemática sobre las situaciones que se presentaban y
acontecían, todo mediante el diálogo directo con los habitantes de la
comunidad. Fue entonces pues, una aproximación de lo que era la vida en
Tepanyehual.
Hasta aquí he de decir que resultó poco menos que difícil el
encontrar una coyuntura para el acompañamiento de un sujeto social, fue
incluso más viable el optar por buscar una aproximación al entendimiento de
lo que ocurría en la comunidad con la presencia de fenómenos como la
migración, la presencia de enfermedades anteriormente desconocidas, así
como la pérdida de arraigo con la tierra, y lo que muy probablemente pueda
ser un aumento en las condiciones de pobreza. Lo anterior para entonces
59
fue optar juntamente con sus habitantes por la construcción de ese sujeto
social, que conscientemente tomen control de su presente y entonces
decidan su futuro.
Marco y Rosario, el idilio de la vida en la sierra
Hace casi veinte años fue la primera vez que llegaron a la región de
la Sierra Norte bajo la iniciativa que la Universidad Iberoamericana de Puebla
realizaba año tras año durante la temporada invernal. Dicha iniciativa surgía
desde un grupo de administrativos y académicos que coordinaban salidas
para llevar víveres y ropa de temporada la cual era acopiada desde la capital
poblana. Fue de esta manera como Marco y Rosario comenzaron a
establecer contacto y vínculo con algunos de los pobladores de diferentes
comunidades en la región. Escribir y dar cuenta del recorrido caminado por
ellos dos, resultaría sin duda en material suficiente como para elaborar un
escrito aparte.
“Estamos hartos de esto” fue una de las primeras expresiones que
escuché venida por parte de ellos, cuando juntos me hicieron una
descripción de los cambios que habían presenciado desde su llegada a la
comunidad. Su hartazgo, decían venía de lo citadino, del modo de vida que
llevaban en la ciudad. Para concretar su mudanza hacia Tepanyehual a
Chayo no le tomó muchos días tomar la decisión de salir de la ciudad
llevándose a su hija menor de edad consigo. En voz de ella misma supe que
la decisión inicial fue relativamente sencilla de tomar y que conforme se
encontró en la región tampoco resultó tan difícil cambiar su plaza de maestra
de inglés a la cabecera municipal de Nauzontla, en virtud de que encontró
rápidamente la permuta con alguien que se quería ir a la capital; Marco,
aunque no se movió de manera definitiva a Tepanyehual tomó de igual
manera la decisión de renunciar a su plaza de tiempo completo en la Ibero
de Puebla, como él mismo decía: “estaba harto de ver el Popo por la ventana
de mi cubículo, desde una universidad construida en terrenos de labranza
despojados a campesinos ...”; además como lo menciona él, la gota que
60
derramó el vaso surgió cuando un grupo de alumnos de la misma
universidad, a los que él impartía una materia, tuvieron a mal hablar con el
jefe superior inmediato de Marco para externarle que no era admisible que
un profesor de la institución se desplazara en transporte urbano, es decir,
este grupo de jóvenes estaba a disgusto porque veían cada semana a Marco
descender del camión urbano en la parada de autobús frente a la
universidad, y es entonces que aunado a lo anterior y debido a este incidente
que fue socializado al propio Marco directamente por el coordinador de la
carrera, que entonces él decide tomar la decisión de salir de la universidad;
ya que como siempre ha dicho. “deseaba alejarme de un ambiente tan hostil
donde no encontraba mayor trascendencia a mi trabajo”.
El camino del director de Casa del Amor A.C. en la Sierra Norte de
Puebla, fue el de optar por replegarse a una vida de académico, donde como
él menciona, pensó que encontraba su lugar idóneo, y su vida de profesor,
la cual después de ejercerla por varios años se vio truncada por un
desencuentro con el ambiente laboral y el “desinterés” del estudiando, y
entonces que le lleva a renunciar a su plaza de maestro de tiempo completo,
decidiéndose por irse durante casi un año a la India, donde se dedica a la
meditación y a la sanación de diferentes padecimientos, cuando a su regreso
cobra vigencia la ironía de la vida y es que vuelve a una universidad de bajo
perfil, la cual durante más de una década estuvo estrechamente ligada como
una célula de entrenamiento perteneciente al Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, en la génesis de su formación cuando la idea imperante
era la lucha armada, es decir en un etapa muy naciente cuando incluso no
había salido a la luz pública. En ese contexto es cuando Marco llegó mucho
tiempo atrás, y ahora la coyuntura le hacía volver. Y fue propiamente en el
pasado, cuando llevó una postura crítica desde el interior del movimiento
armado, que esto lo obliga a desistir de continuar con su participación y se
repliega a su vida de académico, de la cual ahora renegaba y estando sin
trabajo le hacía volver. Precisamente él narra que la determinación para
quedarse y buscar acompañar el proceso en Tepanyehual fue en gran
medida gracias a que, en el poco tiempo de su regreso a México, es que
61
consigue un empleo de medio tiempo en dicha institución de nivel superior.
Es entonces que por segunda ocasión inicia para él ese camino de volver a
la comunidad de Tepanyehual.
Los fundadores de “Casa del Amor” decidieron establecer un camino
de trabajo bajo la premisa de llevar a cabo un acompañamiento con sus
habitantes, y aunque la decisión de dejar sus vida en la Ciudad de Puebla
no nació propiamente desde el hartazgo como pudiera parecer, sino más
bien desde el deseo de “comenzar algo diferente partiendo de cero”, lo
anterior en palabras del propio Marco; sin embargo fueron los particulares
ritmos de vida de cada uno, lo que los llevó a vivir un trance diferente para
tomar la decisión final de radicar en la Sierra Norte de Puebla. En el capítulo
1 hablamos de la conformación de “Casa del Amor”, sin embargo existe un
antecedente que fue cobrando notoriedad conforme repasamos la situación
de pérdida de arraigo con la tierra por parte de algunos de los pobladores de
Tepanyehual, y es precisamente que dentro de la configuración del proyecto
de “Casa del Amor”, no existen miembros reconocidos dentro de la
estructura orgánica de la asociación, ya que los hay como aquellos que
suelen participar más asiduamente bajo trabajos o tareas encomendadas,
pero no propiamente como miembros que coordinen o tomen decisiones
hacia el interior de la asociación. Es una organización abierta al diálogo, que
presenta apertura, pero desde su postura de acompañantes suelen ser
verticales con los criterios que rigen el accionar y sobre todo la toma de
decisiones, incluso mi participación se presentó en un momento en que se
optó por la rehabilitación de suelos, pero que no surgió en un inicio como
una idea por parte de los pobladores de Tepanyehual, sino más como una
medida que se decidió desde “Casa del Amor”, la cual fue socializada con
los miembros de la comunidad y por lo tanto aceptada. Las características
de la cotidianidad de Tepanyehual no presentan una organización
comunitaria interna, quizá porque no han tenido la necesidad de verse
agrupados para atender alguna coyuntura. No existe participación directa
con algunas de las cooperativas cafetaleras de la región, ni tampoco con
asociaciones campesinas, es una realidad tejida aparte, que en alguna
62
ocasión fue llamada por un grupo de cooperantes extranjeros que llegaron a
hacer trabajo de voluntariado comunitario en el verano, como una “realidad
pasiva”. Cabe hacer mención que el grupo de jóvenes cooperantes venía ya
de hacer algún trabajo en el sureste mexicano, específicamente en el estado
de Chiapas en donde se empaparon de ideas del EZLN, así como de otras
organizaciones como las Abejas de Acteal.
63
Capítulo 4.- Economía campesina
El campesino y su economía
El análisis de las ciencias sociales que ha corrido en torno al ámbito
rural, específicamente el dirigido a la sociedad rural ha tenido como tarea la
conceptuación de términos tales como “campesino” y “campesinado”. Saul y
Woods, citando a Wolf explican que dichos términos pueden guardar puntos
de no coincidencia en diferentes estudios, tal es así que la inconsistencia del
manejo de conceptos tiene su origen en el alcance que se ha dado a los
términos y bajo las diversas aristas de fundamentación teórica.
Precisamente esta división teórica o, mejor dicho, los intentos de
categorización más sistemática hasta ahora realizados han dado como
resultado el establecimiento de límites entre campesinos, granjeros o
empresarios agrícolas, y otros. Sin embargo, si el estudio no parte de un
recuento o de una delimitación que establezca el inicio y el seguimiento al
proceso mismo, quizá entonces nos encontremos con que los conceptos
mismos cobren diferentes significados, tal es el caso para el campesino, ya
que los ámbitos de estudio preferentemente brindan el sesgo y la
significación del concepto a partir del área de estudio. El concepto deberá
entonces retomar las discusiones que han apuntalado en el tiempo y el
espacio la existencia de este grupo histórico que viaja en un proceso aún
inacabado.
Comencemos entonces aquí, citando en un primer momento algunas
de las características de dicho grupo histórico señaladas a la luz diversos
autores. Estas características no necesariamente guardan la misma escala
en las diferentes sociedades, regiones o países, incluso dentro de las
mismas regiones pudieran encontrarse algunas variantes en el término, pero
es importante señalar que estas características operan más como variables
casi constantes y casi permanentes en la vida campesina, aunque éstas se
ubiquen o reconozcan con ciertas particularidades a lo largo de cada región
donde prevalezcan o cuenten con vigencia.
64
El campesino propiamente parte de una cultura tradicional, de una
cultura donde su vida está dedicada por completo a la subsistencia y todo lo
que entorno a ella se genera. Es la propia subsistencia y la costumbre lo que
constituyen los pilares que apuntalan sus valores. El campesino como
organización social a través de la familia ha tenido presencia en cada uno
de los continentes, en cada una de las regiones. Sin embargo, éste guarda
elementos que lo distinguen propiamente como es, más allá de ubicarse en
oriente u occidente, ya que ha sobrevivido a categorías dominantes que
buscan dibujar la realidad específica de su tiempo y espacio.
Las familias campesinas forman el núcleo básico de la sociedad
campesina. La naturaleza específica de las familias campesinas
parece constituir la característica singular más importante del
campesinado como fenómeno social específico y originar los
rasgos genéricos manifestados por los campesinos en todo el
mundo. Una familia campesina se caracteriza por una integración
casi total de la vida familiar y su actividad agrícola. La familia
aporta la mano de obra para la granja, mientras que las
actividades de la granja se ligan sobre todo a la producción de los
bienes de consumo básico de la familia más los impuestos
debidos a los poseedores de poder político y económico.9
El campesino emplea su propia fuerza de trabajo utilizando los recursos
naturales de su entorno. Para dar concreción a esta idea, a continuación, se
presentan los referentes característicos de una economía de subsistencia:
▪ el vivir del vínculo y trabajo de la tierra propia
▪ emplear fuerza de trabajo familiar para las faenas propias del campo
y el hogar
9 Shanin, Teodor. Campesinos y sociedades campesinas. México, FCE. 1era Ed.
esp. 1979. pág 25.
65
▪ privilegiar el autoconsumo por encima del mercado
▪ otorgar mayor importancia al valor de uso que al valor de cambio
Lo expuesto hasta aquí es una idea inicial de lo que serán los caminos
por los que abordaremos el tema del campesinado desde lo general hasta
elementos más particulares de su reproducción cultural y material. Para ello
nos remitiremos desde los clásicos de la economía agrícola, pasando por la
rica teorización de las décadas de los sesentas, setentas y parte de los
ochentas del siglo pasado, con autores nacionales y extranjeros; y por
último, a manera de corolario, nos ubicaremos con algunos más cercanos a
la actualidad.
Los clásicos de la teoría campesina
Es Teodor Shanin quien en su descripción de una familia campesina
rusa a principios del siglo XX, trae a colación lo dicho a finales del siglo XIX
y prevaleciente a principios del siglo pasado, cuando se enunciaba que la
mayor parte de las familias campesinas eran “empresas de consumidores-
trabajadores”, siendo el objetivo primordial las necesidades de consumo de
la familia, valiéndose de la propia fuerza de trabajo familiar y en casos
excepcionales empleando el trabajo asalariado. Es la actividad del trabajo
dirigido a la subsistencia lo que en gran medida brinda unidad a la familia
campesina. Shanin retomando a Alexander Chayanov, señala que para el
caso de las familias rusas de finales del S.XIX la composición interna podría
venir por el parentesco consanguíneo de dos o tres generaciones, pero lo
que sería determinante era propiamente la participación en la vida de la
unidad familiar, o dicho por los propios campesinos rusos es “comer de la
olla común”. El vivir juntos dentro de una organización social con una división
del trabajo específica donde la incorporación a la familia podría resultar por
el matrimonio o la adopción, pero con la premisa de contar con una
participación activa en la dinámica propia de la unidad familiar es entonces
a partir de ese momento que se asume al miembro de la familia, a diferencia
66
de aquel que aún y teniendo un lazo sanguíneo directo se ocupara de su
propia unidad familiar, caso en el cual era considerado como un extraño. Es
el mismo Shanin, quien retoma lo dicho por Makarov hacia el segundo
decenio del S. XX, donde a manera de síntesis define: “La vida de una familia
es la vida de una granja”. Existen investigaciones con familias campesinas
del este de Europa que documentan por largos periodos casos que señalan
estos ejemplos. Es para William I. Thomas y Florian Zananiecki (1958)
quienes destacan elementos insertos en su costumbre del día a día como la
solidaridad familiar, manifiesta desde el propio grupo hacia los demás, y la
cual es traducida en el apoyo permanente a cualquier miembro del grupo
con la familia, relación que no admite gradación, ya que es una, la cual se
encuentra perfectamente definida, a menos que hubiese una progresiva
desintegración familiar. La familia propiamente se ubica como el núcleo que
brinda cohesión a la unidad del grupo campesino, donde la relación
establecida entre los esposos, marido y mujer es regida y en consecuencia
regulada desde las propias familias, en donde los sentimientos personales
no constituyen el principal vínculo de unión para que esta relación exista,
sino que es el respeto y quizá el deseo de permanencia. Dicho de otra
manera, para los autores el afecto como tal es tasado por debajo del respeto,
pero en caso de que el primero exista, entonces es bien recibido. Son los
mismos padres quienes ejercen el dominio de autoridad dentro del conjunto
apoyados por otros miembros, pero esta autoridad no viaja en solitario, ya
que los padres de igual manera figuran como los responsables de las
acciones de los hijos hacia dentro del grupo. La nueva pareja no exenta de
responsabilidades es aislada de una y otra familia hasta cierto grado, con la
intención no de obligarlos a permanecer en un proceso de individualización,
sino por el contrario, a dar inicio con un nuevo núcleo familiar hacia dentro
del grupo campesino, con la intención de preservar la organización de la
célula básica de la vida organizativa campesina, estableciendo con ello
nuevos lazos familiares con los ya existentes a través de la reproducción de
la forma de vida campesina.
67
…el proceso de constitución y evolución de estos núcleos es el
fenómeno esencial de la vida familiar. Pero al mismo tiempo
culminan en el matrimonio muchos otros intereses de la vida
campesina…10
Una persona que no se casa dentro de cierto tiempo, así como un
anciano que no muere a cierta edad, provoca en el grupo familiar,
una actitud de asombro desfavorable; estos individuos parecen
haberse quedado parados en medio de un movimiento conjunto,
y así son dejados atrás y se quedan solos. Desde luego, hay
excepciones.11
La familia no sólo exige que sus miembros se casen, sino que
dirige también su elección. Esto no es una tiranía ni un egoísmo
de los padres, ni una solicitud por el cuidado del hijo, sino una
consecuencia lógica de la situación del individuo dentro del grupo
familiar. El individuo es una pareja sólo como miembro del grupo
y como resultado de la posición social de la familia dentro de la
sociedad, de la protección y de la ayuda en cuestiones sociales y
económicas prestadas por la familia. Por lo tanto tiene
responsabilidades correspondientes; al casarse no debe tomar en
consideración sólo sus intereses sino también los de la familia.12
A la par de la conformación del núcleo familiar por la unión de la pareja
hombre - mujer, viene entonces el elemento de la propiedad que se traduce
en un primer momento como la dote, el cual por tradición es otorgado por los
10 William, T. y Znaniecki, F. Una familia campesina polaca, en Shanin,
Teodor. Campesinos y sociedades campesinas. México, FCE. 1era Ed. esp. 1979.
pág 21. 11 Op cit. 12 Op. cit.
68
padres, o los abuelos, quizá algunos tíos de la familia, pero esta acción forma
parte de la negociación que realiza la propia familia, en ningún momento
toma parte en ello la nueva pareja. Thomas y Znaniecki ubican entonces que
la función de la dote es propiamente un hecho que refuerza el dominio
familiar sobre la nueva pareja casada, los cuales no pasan a ser propiamente
los dueños de la propiedad entregada en la dote, sino que dicha propiedad
continúa bajo el control de la familia, ya que la nueva pareja se encuentra
dentro de la familia. Es esta la relativa comunidad de la propiedad para los
grupos campesinos, donde la propiedad familiar figura como una especie de
derecho consuetudinario, pero no se encuentra en una persona, sino que se
reconoce ese derecho de otorgarlo para su aprovechamiento por una familia,
ya que una familia campesina sin tierra estaría condenada a permanecer al
margen de todo, es decir, una familia campesina siempre requerirá una
porción de tierra y/o equipo, para poder reproducir su vida, aclarando que no
con ello se asuma que les pertenece a manera de propiedad privada.
Con estos antecedentes volvemos entonces pues al enfoque
prevaleciente de principios del S. XX, donde la familia campesina era
considerada “una empresa de consumidores productores”, la cual fungía
como un mecanismo eminentemente familiar que trabajaba perfectamente
engranado en la obtención de la subsistencia, donde una granja campesina
se convertía en una pequeña empresa agrícola sosteniendo su trabajo en el
auxilio de aperos y técnicas del pasado. Es entonces que las economías
campesinas podían mantener las bases para ser prácticamente autárquicas
como señala el propio Shanin, condición guardada que también le refería un
sentido de sociedad rural preindustrial.
El campo de las relaciones de mercado estaba limitado por
objetivos de producción determinados en gran medida por el
consumo, las bajas tasas de excedentes, el uso limitado del
69
dinero, y un bajo nivel de especialización profesional y de
diversificación entre la población rural”.13
El subempleo de igual manera llega a las familias campesinas, este
puede ocurrir por diferentes causas, tales como la poca fertilidad de los
suelos, la carencia de éste o incluso las condiciones climáticas y otras. Pero
un canal que ha servido para combatir en mayor o menor medida tal
condición ha sido a través de la producción de artesanía o el dominio de un
oficio. Tareas que apuntan a un mayor grado de especialización, en
contraparte a la gran diversidad de tareas no específicas que nutren y dan
forma a lo que es la agricultura tradicional. Es Robinson en palabras de
Shanin, quien señala que, para miembros de familias campesinas, resultaba
más provechoso dejar de lado la subsistencia campesina y obtener un
trabajo durante los meses de invierno, porque se pensaba que cualquier
cosa podría ser mejor para la generación de un ingreso, que en contraparte
dejarse caer al ocio total, lo cual representaba la posibilidad de llegar a ser
enterrado en la primavera. O como el propio Shanin explica, al establecer
que la diferencia entre un buen año agrícola y uno que no lo sea, es la misma
diferencia entre la prosperidad o la hambruna, incluso traducidos en los
mismos términos es la vida o la muerte. Es precisamente a partir de la
existencia de esta imperiosa necesidad de amalgamar una economía
campesina para la subsistencia con una serie de elementos propios de la
economía mercantil, lo que dio como resultado un amplio debate surgido
desde los autores clásicos, que se cuestionaban sobre si el campesino es
más un consumidor que un productor, o en sentido contrario. Desentrañar
los hilos de esto pudiera en sí mismo tratar una tesis completa, pero no por
ello deja de ser mencionado en la presente investigación.
13 Shanin, Teodor. Campesinos y sociedades campesinas. México, FCE. 1era Ed.
esp. 1979. pág 26.
70
En la economía campesina saltan a luz los objetivos propios que se
dirigen hacia el autoconsumo, acompañados a través de los métodos
tradicionales de producción empleando la mano de obra familiar. Partiendo
de aquí es innegable que para muchas sociedades campesinas una de las
constantes para no comercializar su producto es la escasa capacidad de
venderlo, además de no contar con un proceso más sistemático en torno a
la contabilidad de los recursos monetarios, es decir, la economía campesina
podrá contar con incursiones dentro de la lógica mercantil propia del
capitalismo, pero éstas suelen ser acotadas y específicas; y algo que
destaca Shanin en esta misma línea es también la pequeñez de los recursos
campesinos. No por lo anterior podemos afirmar categóricamente que el
campesino se abstrae por completo de dicha lógica mercantil, o por el
contrario decir que participa en ella y en consecuencia pierde su esencia de
sociedad campesina.
Es el mismo Teodor Shanin, en su libro Campesinos y sociedades
campesinas, quién en la década de los setenta bajo la lente del análisis
marxista de clases, ubica al campesinado en un conjunto de relaciones de
poder como los “productores oprimidos y explotados de la sociedad
precapitalista”. Y continúa abriendo cuatro líneas de estudio del
campesinado; en la primera de ellas, da cuenta del campesino de mediados
del S. XX, al que considera como un vestigio viviente de una formación social
anterior, con características que han sido reforzadas a partir de su ubicación
en el fondo de la estructura del poder social. Como segunda línea de estudio,
ubica la tradición social del campesinado a partir de un tipo específico de
economía, cuyo eje de gravedad se sitúa en la granja familiar mediante su
mecanismo particular de operación. Este enfoque se encuentra más cerca
aún del análisis marxista, pero antes que el propio Shanin, este fue
previamente abordado por Vasil´chakov (1881) y profundizado casi medio
siglo después por Chayanov. La tercera tradición como llama Shanin a este
enfoque que aborda el estudio del campesinado, cuenta ya con un referente
eminentemente antropológico, y corre por parte de la etnografía europea, así
como de la antropología occidental tradicional; la cual ubica al campesinado
71
como el ente que se asume en una tradición nacional anterior, preservada y
establecida en el presente como un “retraso cultural”, devenida ésta bajo el
mecanismo propio de las sociedades campesinas. En la cuarta y última
línea, Shanin cita lo dicho por Durkheim y su generación, el cual quizá resulta
ser la ubicación más compleja. Durkheim en palabras de Shanin, parte de
un dualismo que divide a la sociedad en lo “tradicional”, representada en
segmentos sociales, uniformes y cerrados que brindan cohesión; y en lo
“moderno” u “orgánico” tienen su fundamento en la división del trabajo y en
la interacción de las unidades. Shanin trae también lo dicho por Kroeber y
Redfield, quienes guardan una similitud notable en sus planteamientos,
donde el primero ubica a las sociedades campesinas como “sociedades
parciales con culturas parciales”, de segmentos parcialmente abiertos en
una sociedad dentro de la ciudad. Por su parte Redfield, encuentra en los
“segmentos parciales” campesinos, su eje gravitacional de
conceptualización, el cual es aceptado por la mayoría de los antropólogos
norteamericanos.
Las definiciones y los modelos sociológicos se asemejan a
bosquejos bidimensionales de una realidad multidimensional.
Cada una de ellas lleva algo de una realidad multidimensional.
Cada uno de ellos lleva algo de verdad parcial, cada uno refleja
necesariamente sólo una parte del fenómeno caracterizado. La
realidad es más rica que cualquier generalización, y eso se aplica
en particular a las sociedades campesinas, que son estructuras
sociales muy complejas con escasa organización formal.14
Para el propio Shanin, la sociedad campesina puede ser
representada en cuatro criterios básicos y generales, los cuales incluyen ya
elementos de organización y análisis antropológico, y desde luego de orden
14 Shanin, Teodor. Campesinos y sociedades campesinas. México, FCE. 1era Ed.
esp. 1979. pág 11.
72
económico. Esto él lo enunciaba a principios de la década de los setenta,
delimitando pues con una visión más compleja y amplia, aquellas
multidimensionalidades de lo que es una sociedad campesina. Aquí sus
“cuatro facetas básicas”:
1. La granja familiar campesina como la unidad básica de una
organización social multidimensional.
2. El cultivo de la tierra como el medio principal de subsistencia para
satisfacer la mayor parte de las necesidades de consumo.
3. Una cultura tradicional específica relacionada con la forma de vida de
comunidades pequeñas.
4. La posición de súbdito y la dominación del campesinado por
forasteros.
Para ahondar más en los elementos que conforman una economía
campesina, resultará insoslayable entonces la necesidad de citar
directamente a los teóricos clásicos de la economía agrícola, para esto
abordamos a Alexander V. Chayanov desde la teoría económica del
campesinado. Chayanov fue parte de aquel grupo de economistas agrícolas
miembros de la llamada “Escuela de la Organización y la Producción”,
surgidos para el último tercio del S. XIX a través de la Zemstva.15 Esta
generación de economistas jugó un notable papel durante medio siglo
contribuyendo con estudios comparativos los cuales se ubicaron más en el
papel que jugaba la economía campesina en el plano teórico económico, que
a diferencia del plano político. En él encontramos a un economista agrícola
conocedor del marxismo, condición guardada que no lo llevó propiamente a
convertirse en un teórico de él, sino más bien sus estudios se caracterizaron
por mantener una postura crítica entorno al análisis marxista de la economía
campesina. Él, al igual que muchos de los economistas agrícolas de su
15 Administración provincial rusa en el periodo zarista.
73
generación, buscaron como fin último (sin que aquí pretendamos abordar tal
premisa), la modernización de las técnicas agrícolas.
Para finales del S. XIX ese ser “misterioso”, “extraño” y hasta
“temible”, como consideraba la socialdemocracia alemana al campesino, era
ubicado como la célula de aquel vestigio viviente del sistema de producción
precapitalista, el cual había conseguido mantenerse vigente desde siglos
atrás, en algunas de las categorías y modos de producción que Marx había
definido (esclavitud, feudalismo, capitalismo y socialismo). Chayanov
propiamente teorizó sobre el campesino en su organización y conjunto,
considerando a éste como una economía propiamente, la economía
campesina. Para la cual él mismo a través de sus estudios buscó demostrar
la pertinencia de ubicarle junto a los cuatro modos de producción señalados
por Marx.
Es Chayanov el teórico que quizá represente la mayor ruptura con
lo dicho sobre el campesinado hasta finales del S.XIX y principios del XX. Lo
observado en su análisis rompe con el determinismo abstracto como canal
conductual, y en cambio no acontece como aquel que controla los procesos
de forma externa sin mediar con los sujetos, en tanto que acepta la no acción
de ellos, sino en el sentido de fijar límites y ejercer presiones contra ellos.
Chayanov se encarga de franquear esos límites en una oposición frontal a
los marxistas, a quienes acusaba de asumir el problema agrario en términos
netamente de relaciones de propiedad; siendo la redistribución de la tierra
según Chayanov, acción insuficiente para evitar la que consideraba una
etapa gestante para una “rebelión social” de consecuencias impredecibles.
Es entonces que Chayanov da cuenta de lo que para él es la escasa validez
que presenta la realización de un análisis de la economía conducida por el
trazo de categorías forjadas en el seno de la lógica dominante, es decir de
la economía capitalista, la cual al erigirse como dominante se sabe que
contiene un basamento de categorías propias, de entre las que se destaca
el trabajo asalariado, que tiene por meta la obtención de los máximos
beneficios para la producción. Los “encuadres maestros” asegura no existen
como tal, ya que no presentan una radiografía del pensamiento económico
74
general, sino que da cuenta de la necesidad de realizar un análisis
económico más allá del marco conceptual (de los salarios característicos de
la economía capitalista) y remitirnos tanto al pasado económico de la porción
objeto de estudio, como a la ubicación de las categorías propias del modelo
económico que se desea estudiar. Pero en cambio el contenido y la misión
de la economía es la explicación científica de estos fenómenos
fundamentales, de ahí que contemos con el ánimo para saber comprender
un fenómeno económico más allá del modelo capitalista que impera y
domina. Para el autor resulta complicado e intrincado el camino de la
economía capitalista de mercado, ya que cuenta con un basamento rígido y
poco flexible de sus categorías, la cuales matiza aclarando que difícilmente
viajarán separadas, especialmente en la lógica campesina de producción, la
cual toma como elemento central las unidades productivas campesinas en
las que no existe el trabajo asalariado. Chayanov ubica los siguientes puntos
para referir esta dicotomía:
1. El ingreso del trabajo, uno e indivisible, de la familia que reacciona
antes los factores formadores de renta. Los precios de mercancías.
2. La reproducción de los medios de producción (formación de capital
en el sentido más lato de la palabra).
3. Los precios del capital en la circulación de crédito.
4. Los precios de la tierra.
En otra arista Chayanov señala que podrán existir países donde la
estructura de explotación familiar sea absolutamente natural, y sin embargo
se podrán encontrar las siguientes categorías sociales y económicas las
cuales serán determinantes en las estructuras de las distintas unidades
económicas:
1. El producto indivisible del trabajo de la familia, constituido según:
a. La densidad de la población
b. El nivel habitual, tradicional de la demanda
75
c. La capacidad de formación de la renta del mejor suelo y de
condiciones climáticas más favorables.
2. La capacidad que de generar capital tiene la población y su
gravabilidad, la cual dependen del nivel de prosperidad.
3. Las medidas económicas y políticas del poder estatal, que mediante
la coacción no económica controla el modo de utilización de la tierra
y la migración del pueblo.
La obtención de cada nueva unidad monetaria (para el caso Rusia
Chayanov señala el rublo) será considerada bajo dos formas:
1. “Desde su importancia para el consumo, saciando las necesidades de
la familia”.16
2. “Desde el punto de vista del cansancio o la fatiga con que se
produjo”.17
“…con el incremento de producción obtenido por un trabajo
arduo, la valoración subjetiva del significado que para el
consumo tiene cada nuevo rublo ganado decrece; pero la fatiga
de trabajar para ganarlo, que requerirá una cantidad cada vez
mayor de autoexploración, aumentará. Mientras no se alcance
el equilibrio entre los dos elementos que se están evaluando (o
sea que la fatiga debida al trabajo se estima subjetivamente
inferior a la importancia de las necesidades por cuya
satisfacción se aguanta el trabajo), la familia, que trabaja la tierra
16 Chayanov, Alexander. Sobre la teoría de los sistemas económicos no capitalistas.
Chayanov, Kerblay, Thorner, Harrison (Comp.) , “Chayanov y la teoría de la
economía campesina” Cuadernos del pasado y el presente, Siglo XXI editores, 1era
ed. Esp. 1981, p. 54 17 Ibid
76
sin pagar mano de obra, tiene toda clase de motivos para
proseguir su actividad económica.”18
Chayanov señala que en el momento en que se logre un punto de
equilibrio no tendrá sentido para el campesino el continuar trabajando, ya
que esto representaría un gasto de energía de tal magnitud que difícilmente
se compensaría con los efectos o beneficios económicos derivados de dicho
esfuerzo.
Este punto de equilibrio al que hemos comenzado a referirnos se
logrará en la medida en que la fatiga de autoexploración suba y por su parte
la valoración subjetiva del consumo se mantenga estable o descienda,
además dicho punto puede manifestarse a partir de diversas variables, para
tal efecto Chelincev, Makarov y Bruckus se encargaron de presentar los
modos por los cuales puede dicho punto de equilibrio contar con
dimensiones o variables de una diferencia significativa:
● Condiciones específicas reales de la producción de la unidad
● Situación de mercado
● Ubicación de la unidad en relación con los mercados (con lo que se
determina el grado de fatiga de trabajo)
● Tamaño y composición de la familia
18 Ibid
77
● Urgencia de necesidades de la familia
Chayanov realiza un corolario de esta idea con lo el siguiente párrafo:
“…la explotación familiar tiene que servirse de la situación de
mercado y las condiciones naturales de un modo que le permita
proporcionar un equilibrio interno a la familia, junto con el nivel
más alto posible de bienestar. Esto se logra introduciendo en la
estructura orgánica de la granja una inversión de trabajo que
prometa el pago de trabajo más elevado posible por unidad de
trabajo”.19
Resultará importante destacar desde ahora que el equilibrio difícilmente
se obtendrá, donde la escasez de tierra, su fertilidad o las condiciones
óptimas de organización sean bajas. Chayanov para tales casos cita la ley
de decrecimiento de la tierra donde menciona el caso de las explotaciones
suizas de poca tierra, las cuales se caracterizaban por triplicar su intensidad
en el trabajo, a costa de tener una gran pérdida por unidad campesina, pero
por el contrario haciendo un uso pleno de su capacidad de trabajo. La clave
aquí estriba en satisfacer las necesidades del conjunto de su familia con
menos gasto de trabajo, situación que conduce a una reducción de la
intensidad técnica del conjunto de su actividad económica.
Hemos hablado ya de la unidad familiar como elemento de una
economía campesina, a continuación, buscamos engarzar este concepto
entretejiendo una relación del precio de la tierra suscrito en el encuadre de
la unidad familiar.
Se ha mencionado en este mismo capítulo que la incorporación de la
familia es crucial para la generación de condiciones ventajosas en la
obtención de un equilibrio de su unidad económica, siendo esto como lo
19 Ibid. p. 55
78
hemos señalado, un gasto menos de energía de trabajo. Bajo este supuesto
podemos suponer que las familias que participen de dichas faenas no
deberán verse en la necesidad de comprar o arrendar tierra.
Pero lo anterior sólo figura como un supuesto en donde el ideal se vería
representado encontrando un equilibrio, pero ahora imaginemos que dicho
equilibrio es vago sencillamente porque no aparece, y no es posible
conseguirlo, entonces para tal efecto privaría un encuadre capitalista de
obtención de la tierra donde ésta adquiere un valor económico en función de
las leyes del mercado y esto será por:
● Cuantía y urgencia de demanda de la tierra (entre campesino que
necesitan acceso a ella).
● El número de ofertas de tierras disponibles.
Como mero dato, Chayanov señala que existen campesinos los cuales
han pagado precios estratosféricos superando sustancialmente la renta
capitalizada, lo anterior con tal de tener acceso a la tierra. A crónica de lo
señalado hasta ahora se suma un elemento más que es la tasa de interés
sobre capital, la cual puede tomar un rol no muy común pero existente en la
economía de trabajo familiar; Chayanov lo explica de la siguiente manera:
“… la unidad de trabajo familiar considera provechosa la inversión
de capital solamente si proporciona la posibilidad de un nivel de
bienestar más elevado; de otro modo, restablece el equilibrio
entre cansancio del trabajo y satisfacción de la demanda”.20
Supongamos que una familia aumenta su productividad, y aunado a
esto tendrá que ensanchar la superficie de tierra, entonces tenemos que
dicha familia se verá en la necesidad de pagar un interés más elevado por
20 Ibid. p. 59
79
el capital requerido que empleó para contar con más tierra y tecnología por
unidad productiva. Aparentemente todo lo anterior estaría bien si sólo
tenemos la óptica de primera mano perteneciente a la economía de
mercado, pero una economía campesina que por momentos se encuentra
transfigurada contendiendo en dos arenas distintas, una, la economía
mercantil (mundial) y la otra, la economía no capitalista, representa un
encuentro con modelos difíciles de viajar en concomitancia, de ahí que el
interés que genera la incorporación de más tierra y tecnología por unidades
productivas no deberá jamás generar un interés mayor a lo que el campesino
está dispuesto a pagar por la autoexplotación realizada en el seno de su
familia.
Thorner da cuenta de que los actuales esfuerzos por comprender que
el comportamiento económico del campesinado no es nuevo y sobre todo
parece por momentos olvidar lo realizado en 1860 por los economistas
rusos. Lo que quizá Thorner inicialmente no señala es que dicho
acercamiento fue realizado para el contexto y las condiciones rusas de aquel
momento, pero ante todo hay que destacar que fue para aquella porción de
territorio. Además, señala que para Chayanov el caldo de cultivo para
realizar un análisis erróneo de la explotación familiar, es comenzar por
considerarlo como una empresa familiar, es decir como una empresa de
corte capitalista.
Una fuerte crítica que ha seguido a Chayanov a lo largo de los años, es
que ha buscado crear modelos ideales que desde luego comulguen con los
planteamientos teóricos que él enuncia, sin embargo, Chayanov estaría
convencido de que lo que hacía era proveer insumos propios de la realidad.
Es así entonces que el equilibrio trabajo - consumo, como ya hemos
visto en los párrafos anteriores, resulta ser la directriz principal sobre la cual
Chayanov tasa la clave para comprender el hilo conductor de su teoría;
también se ha señalado la búsqueda por cumplir con la satisfacción de las
necesidades esenciales en el seno familiar, para lo cual se toma el concepto
de autoexplotación dictado por Chayanov; ahora continuamos con lo que
Thorner llama “penosidad”, el cual al parecer busca remplazar o
80
simplemente ser un sinónimo para la autoexplotación. Aquí surge un punto
a destacar por Thorner, quien señala sobre los disensos teóricos que
Chayanov lleva con Marx, o mejor dicho con la teoría marxista. Hemos dado
cuenta que Chayanov menciona la imperiosa necesidad de hacer un análisis
sustentado en la ciencia económica y no en la economía dominante. De esto
Thorner se apoya para realizar la siguiente cita: “… Chayanov ataca esta
pretendida doble naturaleza del campesino, que combinaría en su sola
persona los atributos del capitalista y los del asalariado”21 pero Chayanov es
claro al marcar distancia con el marxismo al disentir que la concentración y
la centralización no necesariamente juegan a favor de la economía
capitalista, tal como Marx y Engels lo señalan. Incluso décadas después,
Lenin, según cita Thorner, estaba convencido que lo que habitaba en el
campo ruso era una especie de agricultura capitalista, con una burguesía
campesina y un proletariado rural, y de nueva cuenta el propio Chayanov a
la postre sería quien mantendría una postura de disenso frente esto.
Brevemente hemos comentado hasta aquí al campesinado bajo
diferentes enfoques, incluido desde luego el marxista, aunque someramente,
pero ahora profundizamos la concepción del campesinado como clase bajo
la idea del propio Marx, para posteriormente continuar con lo dicho por
Berger bajo un análisis propiamente marxista, pero con una amalgama de
elementos culturales.
Marx en su obra “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, quien da cuenta
de lo que él considera es “la masa del pueblo” francés, es decir los
campesinos; es desde donde realiza un acercamiento al papel fundamental
que tuvo el campesinado en el movimiento revolucionario y el papel que jugó
para el ascenso de Napoleón Bonaparte. De igual manera con Marx
encontramos una especie de “desdén” cuando se habla del campesinado, al
21 Thorner, Daniel. Una teoría neopopulista de la economía campesina: la escuela
de A. V. Chayanov, Chayanov, Kerblay, Thorner, Harrison (Comp.) , “Chayanov y
la teoría de la economía campesina” Cuadernos del pasado y el presente, Siglo XXI
editores, 1era ed. Esp. 1981, p 147.
81
que ubica en un determinismo inherente a su actividad productiva. Y es en
esta línea que debido a la naturaleza del modo de producción campesino
minifundista (como él le ubica), que el campesinado tiende a aislarse más
que a unirse comenta Marx. Su organización dentro de su campo de
producción señala es la parcela, la cual no permite la división del trabajo en
su cultivo, mucho menos la aplicación de la ciencia, teniendo como
consecuencia la carencia de las relaciones sociales. Incluso les ubica como
pobres, sin ahondar en tal concepto, pero en lo que pudiera representar un
sentido opuesto a un concepto específico hoy en día de pobreza, ubicando
a las familias campesinas como autosuficientes. Hace énfasis también en el
vínculo predominante en su relación con la naturaleza siendo ponderada
ésta por encima de su relación con la sociedad. Es aquí donde esa
conjunción inexistente con la clase urbana o proletaria de la ciudad, la que
Marx señala como el aislante determinante de su modo de vida, de intereses
y de cultura con otra clase (el proletariado urbano). De ahí que encamine su
valoración de lo que él considera una especie de hostilidad permanente del
campesinado hacia otras clases. Sin embargo, aunque ha ubicado como
clase al campesinado, posteriormente le despoja de tal categoría al afirmar
que el campesino cuenta con un horizonte corto para el establecimiento de
vínculos, los cuales no corren más allá que en el mismo plano que le acerca
únicamente con otros campesinos minifundistas, en donde continúa Marx, la
identidad de sus intereses no trasciende hacia la comunidad, tampoco hacia
un lazo nacional, y en consecuencia no conforman una clase. Es así como
da cuenta de lo que considera es una aberración al considerar al campesino
como clase. Es este campesino al que ubica Marx como conservador, es
aquel campesino que no desea ir más allá de la condición de su existencia
social como lo es la parcela, aquel campesino que vino desde el periodo
feudal transitando por la historia hasta erigirse en el campesino conservador
que pugna por consolidar esta tenencia de su tierra a través de las canonjías
venidas del imperio. Marx no escatima en dejar de manifiesto su antipatía
por el campesinado, al asegurar que éste no es capaz de representarse a sí
mismo, sino que debe ser representado por otros, quienes figurarán a la vez
82
como sus dueños, sus amos. Para Marx la toma de conciencia por parte del
campesinado no está presente en el horizonte cercano, ya que, aunque
comenta brevemente sobre la existencia de un campesino revolucionario,
condiciona el accionar de éste en función de que encuentre como aliado y
líder natural al proletariado urbano, cuyo objetivo de este último es derrocar
a la burguesía, la que se encontrará para entonces ya en pugna directa con
el campesinado conservador. Podemos hacer constricción al decir que el
planteamiento propio de Marx no reconoció elemento identitario alguno en el
campesinado, sino más bien, sus argumentos correspondían únicamente a
la infranqueable lógica del estudio que coloca a la economía (para el caso
del campesinado, será el modo de producción) como la estructura de todo el
conjunto de relaciones sociales que de ésta derivan. Es así como el modo
de producción figura como el elemento central del análisis marxista, que
figura como condicionante en el proceso de la vida social, sin embargo cabe
mencionar que el estudio aquí planteado pretende llevar su análisis hasta al
momento de actualidad más reciente, en donde habitan algunas voces de
disenso como Williams, quien niega categóricamente este precepto
marxista, y se encarga de establecer que no será el modo de producción el
condicionante del proceso de vida social, o mejor dicho, no será solamente
éste sino que su negación va en función de lo que él considera una omisión
central, que es la existencia social, en la cual él ubica como punto de partida
para la determinación de la conciencia del sujeto, discusión que es
importante mencionar pero en donde no se abrevará más por los fines
propios de la presente investigación. Dicho lo anterior cabe aquí puntualizar
que el análisis marxista es un referente a lo largo de este documento, pero
existen algunos autores que muestran divergencias con el análisis “duro” de
la economía, es decir que sus investigaciones arrojan puntos de encuentro
con el tema de las condiciones materiales y el proceso productivo, al cual no
consideran en una dimensión determinista, pero que le dan desde luego
importancia asociada bajo el mismo análisis con otras líneas de estudio,
como es el enfoque sociológico realizado por Bourdieu o con mayor claridad
mostrado en lo dicho por Berger. En donde ya habitan algunas
83
consideraciones o análisis de los elementos que se han manifestado como
conductores hacia la pérdida de esa esencia campesina.
Economía campesina vs. economía capitalista
La línea de investigación que se ha prolongado en el tema de las
economías campesinas ha seguido una trayectoria constante a lo largo de
las décadas del siglo pasado, pero lo expresado durante los últimos cuarenta
años ha permitido realizar un cotejo de los elementos propiamente teóricos
bajo una lente más sociológica que económica, en donde las condiciones de
la economía capitalista ya se encuentran implantadas en vastos territorios
antes inimaginables. Es por lo anterior que diversos autores han realizado
estudios comparativos que además de tomar elementos teóricos de los
clásicos o de la economía marxista, han analizado con mayores elementos
que el devenir del tiempo ha traído consigo ante el crecimiento e instauración
de economías propiamente capitalistas. El caso de Bourdieu, quien realiza
un análisis con un enfoque de observancia preeminentemente sociológico,
abordando dichas estructuras y en algunos casos va más allá al momento
de plantear la génesis de las condiciones económicas, sembrándolas con un
fuerte peso de raigambre cultural, donde, se evita realizar sólo un
acotamiento a la estructura económica objetiva, y por lo tanto la importancia
para ponderar nuevos elementos al grado de atreverme a decir que Bourdieu
hace un análisis marxista, pero bajo un espectro de lo social más amplio,
transitando por la identidad, el arraigo y desde luego la reproducción que
puede “palpar” a partir de involucrarse en la vida diaria de familias
campesinas; por su parte John Berger toma de igual manera elementos de
honda estirpe marxista pero al igual que Bourdieu traducidos al ámbito social
de la reproducción de la vida social del campesino desde la propia vida
campesina en el presente.
John Berger en 1979 escribía que la tenaz capacidad de los
campesinos para sobrevivir había causado desconcierto tanto en
administradores como en teóricos, pero que esto no se podría prorrogar más,
84
ya que, si el modelo capitalista y la extinción campesina continuaba viajando
en concomitancia, para los próximos veinticinco años los campesinos
habrían sido extinguidos.
El mismo Berger señala que el campesino ha contado a lo largo de las
décadas con gran capacidad de adaptación para con los distintos órdenes
económicos por los que ha transitado, pero señala que es a partir de los
métodos empleados para extraerle plusvalía, lo que ha generado un fuerte
abatimiento en su orden económico y en consecuencia reproductivo.
Para el campesino, la concepción de su propio orden económico le ha
brindado pauta para reproducirse en el seno de la comunidad por pequeña
que sea, o incluso de manera aislada, y fungir en las más de las veces como
un elemento capaz de subsistir en solitario o en comunidad en las distintas
sociedades por las que ha transitado. Lo que venía de afuera le golpeaba,
es necesario matizar, pero, como señala Berger, que al ser la economía
campesina una economía dentro de otra economía entonces pudo hacer
frente a tales eventos.
Por su parte Bourdieu ubica en el habitus el centro de gravedad de la
vida campesina, y señala que éste refiere a la disociación que ocurre entre
las construcciones de percepción y acción social con las estructuras
económicas cambiantes. La moneda como elemento representativo de la
economía mercantilista se traduce en una de las más importantes
disociaciones dentro del habitus del campesino. El campesino hoy en día
administra o intercambia los bienes producidos por ellos mismos, de ahí que
ahora el campesino se ve en la necesidad inducida de tener que tasar con
un valor su producto y ésto, señala Bourdieu, representa el inicio hacia una
conversión de signos, donde ya no cuenta con el producto ni con su valor
por el empleo de éste, sino que ahora posee aquel un signo que tendrá que
aprender inducidamente a jerarquizar, y en consecuencia a administrar
gastos y priorizar necesidades. Bajo esta comprensión dictada por Bourdieu,
encontramos que Berger guarda simetría al afirmar que la vida campesina
es una vida dedicada por completo a la supervivencia, y que esta será quizá
la única característica compartida por todos los campesinos bajo cualquier
85
latitud del planeta. Nuevamente el habitus se encuentra en readaptación
cuando desde el seno de las familias campesinas los asuntos económicos
dejan de construirse desde las relaciones de parentesco para pasar a
convertirse desde la esfera de las relaciones económicas.
“El campesino ve la vida como un interludio debido al movimiento
dual, opuesto en el tiempo, de sus ideas y sentimientos,
movimiento que a su vez se deriva de la naturaleza dual de su
economía. Sueña con volver a una vida sin handicaps. Está
decidido a transmitir a sus hijos los medios para sobrevivir (y, de
ser posible, más seguros en comparación con los que él heredó),
Sus ideales se sitúan en el pasado; sus obligaciones son para con
un futuro que él mismo no vivirá para ver. Tras su muerte, no será
transportado al futuro: su noción de inmortalidad es diferente:
volverá al pasado”.22
Es en la tierra donde permanece anclado el orden económico dentro
de una economía campesina para Bourdieu, de ahí que las experiencias
acumuladas y las técnicas aprendidas en el seno del habitus son lo que dan
cohesión, orden y estructura a aquellos campesinos, quienes ante el embate
de la economía de mercado deben reinventarse para aprender ya no a
subsistir, porque pensar en eso resultaría imposible, sino a sobrevivir dentro
de una lógica económica que no permite gran margen de articulación para
los elementos propios distintivos de la idiosincrasia campesina.
Ese trance que describe Bourdieu de una sociedad precapitalista
hacia una capitalista obliga a que un grupo de personas con una idiosincrasia
de una conciencia temporal, se encuentren obligadas a mantener un pie en
una realidad distinta a la que su cosmovisión construye, con todos los
22 Berger, John. Puerca Tierra (http://soria-goig.com/despoblacion/despo_03.htm). Fecha de consulta: 01/03/10
86
movimientos que aparejadamente esto conlleva. Donde el proceso de
cambio o de transformación de una economía campesina discurre en
periodos de tiempo que se conducen a la par con el manejo de elementos
nuevos de difícil comprensión y con otros ya no vigentes. Esto corresponde
a la reinvención desde lo que la tierra es, y cómo se debe asumir y participar
de una aceptación o quizá rendición ante la imperiosa necesidad de
conformar una economía si es que aspira a sobrevivir, aunque ésta tenga
tintes ajenos, importados e impuestos. Bourdieu señala dicha adaptación
con los siguientes elementos como puntales del porvenir:
“Por eso, la adaptación a una organización económica y social
que tiende a asegurar la previsibilidad y la calculabilidad exige una
disposición determinada con respecto al tiempo y más
precisamente, con respecto al porvenir, puesto que la
“racionalización” de la conducta económica supone que toda la
existencia se organiza en relación con un punto de fuga ausente
e imaginario”.23
De ahí que Bourdieu establezca a la conciencia temporal como
ineludible durante el proceso de adaptación a la economía capitalista, ya que
dicha conciencia se encuentra ligada de raíz a la economía que el mismo
autor llama precapitalista. Con lo anterior Bourdieu establece que el
campesino dentro de su economía cuenta con la capacidad de avizorar el
futuro inmediato, ya que la mayoría de ellos resultan ser buenos
administradores sobre la base de bienes directos y bienes de consumo que
para ellos resultan palpables y que además provienen del fruto de su trabajo,
ahí es el punto medular donde radica la seguridad y hace efecto la noción
de previdencia propia del campesino según Bourdieu, y que por el contrario
al encontrarse dentro de un esquema donde el fruto de su trabajo no es un
23 Bourdieu, Pierre. Argelia 60 Estructuras económicas y estructuras temporales.
Siglo XXI editores, Buenos Aires, Argentina. 2006 p. 33.
87
bien directo, sino indirecto que puede participar en la producción de bienes
directos, lo cual rompe con la noción de seguridad y deriva a convertirse en
un cálculo que tiene que realizar el campesino bajo una lógica distinta a lo
que él conoce.
Y Berger agrega:
“Quienes tienen una visión del tiempo unidireccional no
admiten la idea del tiempo cíclico: les da vértigo moral, pues
toda su moralidad se basa en la relación causa-efecto.
Quienes tienen una visión cíclica del tiempo no tienen gran
inconveniente en aceptar la convención del tiempo histórico,
que no es sino la huella de la rueda que gira”.24
Bajo la luz de lo anterior, Bourdieu señala que en una economía
agrícola el campesino no disocia su trabajo del producto, ni tampoco
distingue aquel periodo de tiempo donde amaina su actividad. En contraparte
para un ciclo de economía capitalista hacia donde están siendo orillados,
resulta de gran valía el practicar un cálculo racional a falta de una visión del
proceso en su conjunto, en la cual se denota a lo mediato y abstracto como
lo necesario. El campesino tiene como propósito de su actividad el asegurar
los bienes que le permitan a su grupo subsistir, y con ello asegurar de igual
manera la reproducción biológica y la de su cosmovisión. No importa la
acción como fin último del trabajo, es precisamente el trabajo lo que es el fin
mismo. Sobre esta misma línea corre la concepción de la resistencia
campesina a la acumulación, donde dicha resistencia es una vía para
proteger la base económica de su orden social sustentado en la posesión de
la tierra.
24 Berger, John. Puerca Tierra (http://soria-goig.com/despoblacion/despo_03.htm). Fecha de consulta: 01/03/10
88
La imposición de monocultivos para el beneficio de las empresas
capitalistas o negocios destinados a su distribución, generalmente va
aunado a un paquete “tecnológico” de agricultura destinado a la siembra de
amplias extensiones, lo que se contrapone a la lógica de la agricultura
diversificada, resultando en un catalizador para ahondar más la
marginalización de los espacios de labranza entorno a la subsistencia, de
igual manera algunos programas de origen federal aportan a sumar al
desapego de la tierra, ocasionando que cada vez más y más campesinos se
vean reducidos a un estado de pobreza tal que, sin tierra, sin semillas, sin
esperanza, pierden toda su identidad social previa.
“… en una economía estacionaria en la que la cantidad de bienes
poseídos (es decir, principalmente la tierra) es constante, el
enriquecimiento de uno supone el empobrecimiento de otro”.25
“…como la tierra nunca se considera verdaderamente un capital,
se admite implícitamente que el producto debe corresponderle a
quien la trabaja”.26
Las prácticas del trabajo con la tierra, así como la preservación de un
fuerte apego a los rituales en torno a ella, brindan una cohesión que deriva
en unidad, en cambio hacen un claro distingo al señalar que la incorporación
de modos de trabajo ajenos a la experiencia campesina resultan ser
aspectos técnicos y serán considerados como tales, manteniendo un latente
escepticismo hacia ellos, en la medida en que trastocan sus métodos
heredados. El trabajo entonces es asumido más allá del interés por obtener
un lucro, sino que forma parte de ese “arte por el arte del arte de vivir
campesino”, donde el esfuerzo y la dedicación a tal actividad encierra en sí
el propio fin. Las pautas para su cumplimiento están dadas desde el mismo
25 Bourdieu op. cit p. 52 26 Ibid., p.55.
89
grupo, señala Bourdieu, a través de fiestas, del calendario mismo de
trabajos, y contrario a esto, para quien se comporta de manera diferente
ocurre una especie de segregación casi inmediata, ya que deja de trabajar
dentro de la propia construcción del orden social. Ese orden que no realiza
diferenciación para nadie dentro de la estructura de funciones prácticas para
con el trabajo, porque siempre existe algo que hacer y en consecuencia
mantenerse ocupados es parte del deber ser señala Bourdieu. Por su parte
Berger corrobora esta idea dictando que el trabajo es la condición de la
igualdad a diferencia del sistema capitalista:
“Mientras que la sociedad campesina no disociaba nunca la
función social de la función económica de la actividad, se opera
una distinción entre estas dos funciones, entre el trabajo en el
sentido de actividad productiva y rentable y el trabajo como
manera de cumplir con sus obligaciones para con el grupo”.27
“A medida que crecen al grado de adaptación a la economía
capitalista y el grado de asimilación de las disposiciones
correlativas, no deja de crecer la tensión entre las normas
tradicionales que imponen deberes de solidaridad para con la
familia extendida y los imperativos de una economía individualista
y calculadora”.28
Un elemento más correspondiente al impositivo patrón de una nueva
lógica económica es el patrón moneda, el cual resulta ser un valor de
representación o una anticipación de un valor futuro, en cambio para el
campesino representa un escollo entre los bienes directos que él mismo ha
producido contra lo que es la obtención de dichos bienes bajo un encuadre
lejano a convertirse en aquella seguridad “palpable” con la producción de
27 Berger, op. cit. p. 84. 28 Ibid. p. 91
90
bienes de consumo. Aquí hago una alusión a los miembros de una
comunidad enclavada en la Selva Lacandona, quienes, trabajando como
jornaleros en la cabecera municipal de Ocosingo, una vez recibiendo el pago
correspondiente a la semana laboral, era recurrente que esa misma noche
dilapidaban todo el dinero, teniendo que volver a su lugar de origen con las
manos vacías.
El “nuevo orden” concibe y entonces pregona una expansión futura,
señala Berger. La tendencia se avoca a mirar hacia adelante en todo
momento, porque el futuro se abre ofreciendo esperanza y posibilidades
mayores. Continúa Berger, el futuro dista de representar o al menos
parecerse a lo trazado, a lo ideado, y en vez de concebir que se va haciendo
más angosto conforme se aleja, se va ensanchando cada vez más.
29
“Una cultura de supervivencia concibe el futuro como una
secuencia de actos de supervivencia repetidos. Cada acto es
como introducir el hilo por el ojo de la aguja; el hilo es la tradición.
No se prevé un aumento generalizado”.30
31
29 Berger, John. Puerca Tierra (http://soria-goig.com/despoblacion/despo_03.htm).
Fecha de consulta: 01/03/10 30 Ibid 31 Ibid
91
Si comparando ahora los dos tipos de cultura consideramos sus
visiones del pasado y del futuro, veremos que son simétricamente
opuestas.32
33
De las anteriores representaciones de la realidad parte Berger para
establecer que es precisamente en esa experiencia desarrollada en donde
nace la cultura de supervivencia del campesino, la cual concibe una
representación de futuro distante a la generada por otras experiencias dentro
de un orden social diferente, o específicamente dentro de la cultura del
progreso.
Señala Bourdieu que la indivisión de la tierra mantiene la unidad y la
figura del patriarca, pero a medida que comienza a ganar pequeños espacios
la lógica del cálculo y con ella el cúmulo de exigencia que conlleva, se tiende
a ceder gradualmente y se realizan pequeñas separaciones hacia dentro de
la otra unidad; éstas llegan por la penetración de la economía capitalista
traducida en el aporte que realizan algún o algunos otros miembros de la
familia, y en donde el patriarca sufre alteraciones en su statu quo. Estos
cambios graduales aumentan en la medida en que ocurren dos condiciones,
señala Bourdieu: la racionalización de la economía y la conducta económica
en general, donde el orden social es gradualmente transformado conforme
va ocurriendo una adaptación a la economía capitalista, manifestándose esto
con el aumento en los ingresos como uno de los pasos iniciales. Por su parte
las mujeres guardan un papel diferente cuando se han desplazado a una
32 Ibid 33 Ibid p.91
92
economía capitalista ya que, al no percibir un ingreso económico por su
trabajo es entonces que su quehacer suele carecer de valor dentro de dicha
lógica. Lo anterior contrasta ampliamente con las funciones diversificadas
que se presenta en economías de subsistencia donde la mujer incluso
participa en las faenas propias del campo. Bourdieu nos remite con otras
palabras a esa nueva ruralidad donde el contexto ya no es el mismo, ahora
las garantías económicas y la seguridad psicológica han cambiado, donde
el desempleo y empleo temporal resultan ser el reducto del detonante activo
en una economía capitalista, el campesino ha perdido su esencia, ha dejado
de ser campesino en una o dos generaciones ha sucumbido a un proceso
de descampesinización.
El campesino practica una economía de subsistencia donde el núcleo
familiar está destinado a la satisfacción de las necesidades de alimento y
sustento prioritariamente, aunque comprende un espectro más amplio.
“Estas sociedades al poseer una economía de subsistencia, no
significa que produzcan únicamente lo necesario para satisfacer
las necesidades básicas de la familia, sino que sus miembros
utilizan lo que producen para atender a sus propias necesidades,
intercambiar por dinero y adquirir otras mercancías”. 34
El valor de uso y el valor de cambio es la mercancía que en un inicio
sólo se presenta como un objeto externo, es meramente una cosa, pero por
sus cualidades particulares y propias satisface las necesidades humanas en
cualquier forma.
34 Pérez, Rebollar y Monroy, “Descampesinización de una comunidad indígena
campesina en México, Un estudio para comprender la articulación del modo de
producción simple con el sistema de producción capitalista”. UAEM,
(http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2007/prm.htm). Fecha de consulta:
30/01/2010.
93
“La naturaleza de estas necesidades, (es decir) si provienen, por
ejemplo, del estómago o de la fantasía, no cambia nada... La
utilidad de una cosa constituye su valor de uso”.35
“Valores de uso se producen exclusivamente siempre y
cuando sean sustrato material, portadores de un valor de
cambio. Y para nuestro capitalista se trata de dos cosas:
primero, quiere producir un valor de uso que tiene un valor de
cambio, un artículo para la venta, una mercancía, y, segundo,
quiere producir una mercancía, cuyo valor es más alto que la
suma de los valores de sus materias primas, medios de
producción y mano de obra, para los cuales el capitalista
adelantó su buen dinero en el mercado de bienes.”36
Desde la propia lógica marxista, el valor de cambio indica el precio por
el cual puede ser comprada o vendida una mercancía, y aunque hoy en día
domina el enfoque monetario en este apartado, bien pudiera también
presentarse bajo un referente de intercambio de productos, pero debido a la
casi nula práctica del trueque u otras vías de intercambio de bienes y
servicios en Nauzontla, nos referimos predominantemente al intercambio
monetario.
El estudio del campesinado basado en los fenómenos que corren en
los últimos cincuenta años difícilmente podrá ser igual a los fenómenos que
acontecieron antes de la primera mitad del siglo XX. Es precisamente en esa
primera mitad que se incorpora el concepto “descampesinización” en el
ámbito sobretodo discursivo y posteriormente de estudio.
35 Karl Marx: El capital: Crítica de la economía política, toma I, Dietz Verlag, Berlín,
segunda edición, 1962, p. 49. 36 Ibid., p. 201.
94
Descampesinización
En Lenin se reconoce a la persona que retoma el concepto de
descampesinización precisamente del campesinado ruso de su época,
según M. Coello, y lo lleva a su discurso volviéndolo popular, pero al mismo
tiempo el propio Coello señala que el recurso empleado por Lenin no cubría
la mayor parte de las aristas del término, y nos comenta que el término en
sus inicios viajaba más como un recurso figurativo sin ningún aparente
revestimiento teórico, donde para la primera mitad del siglo XX su empleo
era arbitrario, pues incluso resultó ser objeto de simplificación y más grave
aún de tergiversación.
En todo caso su valor es puramente descriptivo y no es,
ciertamente, un instrumento de análisis, explicativo.37
Bajo la lente de estudio marxista, Coello retoma un elemento que es
central para él al momento de abordar el término descampesinización, como
lo es la superpoblación relativa,38 problema planteado por Marx en El Capital.
Desde ahí apuntala su análisis para abordar lo que él considera como un
proceso de descampesinización.
“Cabe aclarar que Marx explicaba este proceso, el de la formación
de la superpoblación relativa, a partir de la acumulación de capital,
esto es, sólo sobre la base de la explotación y acumulación
específicamente capitalista y de los desprendimientos que del
37Coello, Manuel. “¿Recampesinización en la descampesinización?”, Revista
Mexicana de Sociología, Vol. 43, No. 1 (Jan. - Mar., 1981), UNAM p. 332 38 La superpoblación relativa obrera es el producto necesario de la acumulación o del
desarrollo de la riqueza sobre una base capitalista, esta superpoblación se convierte
a su vez, en palanca de la acumulación capitalista de producción. Constituye un
ejército industrial de reserva a disposición del capital, que le pertenece a este tan
absolutamente como si lo hubiera criado a sus expensas.
95
ejército activo se producen por esta causa. No introduce en ello la
proletarización constante de trabajadores de otros sistemas de
producción que bajo la acción del capitalismo se van
desmoronando y disolviendo. La no introducción de este elemento
sólo se debe a que Marx está partiendo del supuesto de una
sociedad compuesta por el modo de producción capitalista y
también por el hecho de que en Inglaterra el proceso de disolución
de otros regímenes de producción preburgueses, que se había
iniciado en el siglo XIV, era un hecho consumado ya a mediados
del siglo pasado y había tenido su punto culminante con el “gran
proceso de expropiación que privó de la tierra al campesino, con
el método inglés de “despojamiento” (Marx, 1975, capítulo
XXIV).39
Ubiquemos que el análisis que Coello retoma de Marx parte de la
realidad obrera inglesa del siglo XVI, y aunque en la cita termina
mencionando el proceso de pérdida de la tierra por parte del campesino, su
visión sólo lo contempla bajo la lógica de un sistema de producción
capitalista.40
Hasta aquí pareciera que la descampesinización bajo la lente de
análisis marxista obedece a la condicionante de la pérdida de la tierra por
parte del campesino, esto bajo un contexto de reproducción capitalista, pero
39 Ibid. p. 333 40 Esto lo retomaré en el capítulo 6, ya que en la comunidad de Tepanyehual el
vínculo con la tierra no sólo viaja con los lineamientos del sistema capitalista, sino
también hay elementos que hasta este momento nos llevan a suponer que existen dos
caras de la moneda, donde habita un fuerte vínculo con la cultura de la comunidad,
pero en otros casos existe un desapego marcado a la tierra, aún y cuando no se ha
vendida, lo que probablemente corresponde a estrategias esgrimidas directamente
desde el Estado Mexicano, donde quizá los fines apunten hacia lo que comenta Marx
sobre la privación de tierra al campesino, pero las vías y los alcances no resultan ser
precisamente los mismos.
96
esto no es complemente así y en los siguientes párrafos se dará cuenta de
ello.
“De acuerdo con la tipología de Marx, la mayor parte de esta
superpoblación relativa que en su origen es “latente” (trabajadores
que provienen del campo), al integrarse a la ciudad para de
inmediato engrosar las filas del pauperismo y concretamente, a la
primera fracción de este: personas aptas para el trabajo, pero sin
posibilidades reales de ocupación en la industria. Sin embargo,
paradójicamente a pesar de estar claramente ubicados en este
grupo no constituye el “peso muerto” dentro del ejército de
desocupados, aunque sus límites como grupo no pocas veces se
diluyan y confundan con el lumpenproletariado. La multiplicidad
de implicaciones particulares que esta sobrepoblación tiene
respecto al ejército activo de obreros y a la acumulación de capital
en la industria…”41
Coello cita a Lenin para otorgarle mayor fuerza a lo dicho por Marx,
donde Lenin, en un tono más determinante, establece que la ocupación de
esa superpoblación relativa, al ser inherente al capitalismo en general,
tendrá como destino supeditarse a la lógica del capital. Pero Lenin también
se encarga de señalar que, aunque el destino sea unirse a esta lógica de
producción, las particularidades propias de la agricultura permiten
condicionar las formas de este fenómeno. El propio Coello lo dice de la
siguiente manera:
“Para acercarnos a las formas de producción y reproducción de la
superpoblación agrícola en el “subdesarrollo”, es necesario traer
a colación las peculiaridades que adquieren las leyes de la
41 Ibid. p. 335
97
acumulación capitalista en la agricultura. Una vez aclarada esta
cuestión, se podrán especificar las determinaciones particulares y
modalidades que adopta no sólo la superpoblación relativa sino,
también, la clase obrera en esa rama de producción”.42
A partir de esta última cita entendemos que el término no sólo era
utilizado bajo el análisis marxista desde el propio Lenin como la pérdida de
la tierra por el abandono o la salida de mano de obra a las ciudades, sino
que también el propio modo de producción capitalista podría reproducirse
bajo ciertas condiciones en el ámbito rural campesino. Partiendo de esto,
Coello toma las siguientes características generales para exponer la
implantación del modo de producción capitalista en la agricultura, y con esto
reconocer un proceso de descampesinización:
1) “Una vez implantando el capitalismo en el agro, y a medida que
se eleva la composición orgánica, se produce un proceso de
decrecimiento de la población obrera activa en términos
absolutos. Con la consolidación del modo de producción
capitalista en esa rama de producción, que lleva implícita la
desocupación masiva de trabajadores sin que “la repulsión de
esos obreros – como ocurre en el caso de la industria no agrícola
-, se complemente con una mayor atracción” (K. Marx, 1975, t.
I, vol. 3: 800).
2) No coincidencia del tiempo de trabajo con el tiempo de
producción. Como peculiaridad de la totalidad de las esferas de
la producción agrícola, silvícola, ganadera y, más aún en las de
la forestal, a diferencia de las de la industria en donde sólo se
da de manera esporádica y excepcional, el tiempo de trabajo no
42 Ibid. p. 335
98
coincide con el tiempo de producción, siendo más corto el
primero que el segundo. La agricultura, pues, con el grado de
tecnificación alcanzado hasta hoy, no constituye una rama de la
producción en la que, para terminar la producción de
determinada mercancía (igual a tiempo de producción), se
requiera permanentemente la presencia activa de fuerza de
trabajo; en otras palabras, en los periodos de tiempo exigidos –
por ejemplo – para barbecho, siembra, limpia y recolección, es
necesaria la participación de la fuerza de trabajo (igual a tiempo
de trabajo), independientemente de que su cantidad sea
siempre mayor en el último momento. Pero no sucede así en los
espacios de tiempo entre uno y otro periodo del ciclo agrícola,
es decir, entre barbecho y siembra, siembra y limpia, limpia y
recolección. En ellos, no se requiere la inversión de fuerza de
trabajo puesto que el objeto de trabajo tiene que está sometido
a la modificación de procesos naturales; esto es, “debe sufrir
modificaciones físicas, químicas, fisiológicas, durante las cuales
el proceso laboral está suspendido parcial o totalmente” (Marx,
1975, t.II vol. 4: 289)”.43
Marx, en este último párrafo citado por Coello, establece que el alcance
del capitalismo va hasta el medio rural y guarda sus reservas sobre qué tan
comulgantes pueden ser el tiempo de trabajo con el tiempo de producción,
así como las condiciones para esto. Coello se vale de este análisis para
recrear a esta descampesinización, pero ubiquemos que Marx no habla de
descampesinización propiamente.
Hasta aquí hemos abordado el origen propiamente dicho del concepto
de descampesinización, además de haber mencionado algunos elementos
43 Ibid. p. 336
99
marxistas como: acumulación capitalista, superpoblación relativa y clase
obrera agrícola; los cuales han servido como andamiaje para el análisis de
Coello. Ahora, a partir de estos antecedentes se coloca la pregunta ¿qué es
lo que se ha abordado sobre descampesinización en México? Coello
continúa su análisis en el plano nacional ubicando como punto de inflexión a
la clase obrera agrícola:
“Cómo característica de la estructura agraria de los países
subordinados, está la existencia de sistemas de producción
precapitalistas contemporáneos con el más avanzado capitalismo
de Estado y capital financiero, transnacional, mostrándose por
tanto polos o zonas altamente industrializadas mientras otras
permanecen extremadamente atrasadas, ambas, sin embargo,
estrechamente relacionadas entre sí, formando una unidad”.44
Y continúa dando cuenta de que la posibilidad para que los obreros
venidos del campo ocupen de manera permanente un puesto, será
solamente posible para un grupo muy reducido de ellos, esto en función de
no ser obreros calificados. Lo dicho por Coello proyecta que el proceso
propio de descampesinización estudiado hace treinta años en México, no
sólo contemplaba el estudio del campesinado que sale de su propio medio,
sino que además ubica una gran problemática del campesino que sale y no
se logra ubicar, aun y cuando se encuentre tanto en posibilidades como en
la imperiosa necesidad de vender su fuerza de trabajo. Aquí el mismo autor
apuntala que, debido al tiempo de trabajo (algo que ya comentaba Marx) en
función de la naturaleza de algunos cultivos y el tiempo de producción, se
emigraba a otro lugar en busca del trabajo.
44 Ibid. p. 337
100
“…siguiendo los ciclos de diferentes cultivos - tomate, algodón,
café, caña de azúcar, etcétera -, cuyos tiempos parciales de
trabajo, separados en el tiempo y en el espacio, logra el trabajador
engarzar y complementar a lo largo del año. Estos trabajadores
en cada periodo se enfrentan a un diferente patrón (más aun en
tanto que no aparece, en la mayoría de las empresas agrícolas
capitalistas, una diversificación de cultivos y menos aún una
acelerada rotación). Éstos son los llamados en México
trabajadores golondrina. Este grupo de trabajadores de la clase
obrera agrícola, por sus mismas características nómadas y por su
base de ocupación irregular, está impregnado con matices
propios de la superpoblación relativa, siendo por el contrario la
esencia misma de la clase obrera agrícola”.45
La presente línea de análisis que toma Coello sobre qué hacen o cómo
se ocupan los trabajadores pertenecientes a la clase obrera agrícola que han
salido de su medio y no pertenecen a los trabajadores golondrina que migran
permanentemente en busca de obtener trabajo, es la de aquellos que,
viéndose imposibilitados para obtener su reproducción a partir del propio
salario, buscan otro ingreso para poder sobrevivir.
“Estos ingresos son indispensables para garantizar y obtener los
medios de subsistencia para su reproducción en las temporadas
en que son repelidos por las empresas capitalistas, en tanto que
los salarios allí obtenidos no cubren esos periodos. Las fuentes
de donde provienen esos ingresos complementarios para esta
fracción de la clase obrera agrícola son labores que normalmente
recaen sobre la población de ancianos, mujeres y niños, familiares
todos del trabajador. Entre éstas se cuentan la confección de
45 Ibid. p. 337
101
artesanías, la recolección, la caza, la cría de animales domésticos
o ganadería menor, etcétera, pero principalmente la agricultura en
minúsculas parcelas con escasos y rudimentarios medios de
producción. Son los “campesinos pobres” que poseen “parcelas
proletarias”, según la terminología de Lenin, o campesinos de
agricultura de “infrasubsistencia” con predios “minifamiliares”
como gustan llamarle algunos de nuestros expertos en el
problema agrario. En México, esta fracción de la clase obrera
agrícola – que dicho sea de paso es también parte de la clase
obrera de Estados Unidos (los llamados braceros, ilegales o
indocumentados) -, se reproduce parcialmente sobre las ruinas o
formas meramente residuales del régimen pequeñoburgués o
mercantil simple, de donde penosamente obtiene esos ingresos
complementarios al salario.”46
Las citas sobre Lenin que realiza Coello y lo dicho por el propio autor,
ubican al campesino dentro del sistema de producción capitalista, incluso no
otorga concesión para encontrar alguna economía mixta intermedia, razón
por la cual resulta casi tácito entender que el autor asume la
descampesinización de éstos. El propio Coello critica a aquellos autores que
ubican a la economía campesina aún fuera del actual sistema de producción
y para ello se vale de lo dicho por Lenin sobre que el bracero o jornalero
agrícola que cuente con parcela es propio de todos los países capitalistas,
y además el autor agrega que esto sigue cobrando vigencia, aunque ya no
precisamente para todos aquellos países del Tercer Mundo.
La dureza de este análisis quizá deja elementos que no sólo se
explican a partir del establecimiento de las relaciones económicas. Ubicar y
dejar tácitamente a que el lector tome la definición de un proceso de
descampesinización en el momento que el campesino forme parte de esta
46 Op. cit 337, 338
102
superpoblación relativa fluctuante, donde en algunos casos buscan
desarrollar alternativas de sobrevivencia como pequeños productores de
mercancías, adquiriendo automáticamente la condición de semiproletarios
para el presente análisis, o igualmente bajo el caso de que se conviertan en
obreros y busquen su reproducción a partir de la incorporación del trabajo
familiar para la producción de alguna mercancía.
Es factible pensar que el proceso de descampesinización también tiene
un centro de gravedad bajo aristas no sólo económicas objetivas, sino
también de identidad como lo hemos ido señalando citando a Bourdieu y
Berger, en el cual no precisamente esta se vea irreductiblemente perdida
por la implantación de un modelo económico de producción. Tenemos entre
las fuentes un estudio de caso sobre un sector indígena campesino en el
Estado de México, en la comunidad es San Cristóbal Huichochitlán.
El estudio de caso presentado en 2007 por la Universidad Autónoma
del Estado de México establece el foco de la investigación en la inserción
de la comunidad campesina indígena al sistema de producción capitalista,
esto bajo una lógica en donde se oscila entre una economía capitalista y
otra perteneciente a una economía campesina, denominada producción
mercantil simple campesina.
El caso de estudio comprende el desarrollo de una estrategia familiar
para asegurar su reproducción en la elaboración y comercialización de
artesanías hechas a partir de la palma (Brahea dulces), así como el
mantener las labores de cultivo con la tierra. El proceso, en un primer
momento, se desarrolló en la dimensión familiar donde se detalla que la
organización ocurrió bajo la lógica campesina, combinando recursos del
ambiente y fuerza de trabajo. Pasados treinta años el proceso de producción
se había extendido y consolidado, situación que obligó a contratar mano de
obra asalariada dentro de la comunidad y establecer la producción en serie.
El taller ya no fue uno sólo, sino que se esparcieron de igual manera por la
comunidad y algunas de las familias incluso optaron por vender sus parcelas
porque la elaboración y comercialización de la cestería les permitía vivir. Las
generaciones siguientes se emplearon de igual forma en las labores de la
103
cestería, ya que muchas familias no contaban con parcelas para trabajar al
haber sido vendidas éstas años atrás.
El estudio de caso señala que las economías campesinas son
transformadas bajo un proceso gradual que obedece a la lógica del sistema
capitalista, propiciando entonces la desintegración de la organización de la
fuerza de trabajo familiar y con ello el tránsito de las familias hacia el
proletariado. Este proceso se muestra en diversas regiones del territorio
mexicano donde la marca característica es la pérdida de la posesión de la
tierra y en consecuencia la condicionante para emplearse vendiendo su
fuerza de trabajo en otras actividades.
“Lenin (1877) en su obra El desarrollo del capitalismo en Rusia,
señala que el conjunto de las contradicciones económicas
existentes en el seno de los campesinos constituye una
diferenciación, llamada por ellos mismos como
descampesinización, o sea es un proceso que conduce a la
destrucción radical del viejo régimen patriarcal – campesino y la
formación de nuevos tipos de población en el campo. El viejo
campesinado deja de existir, es desplazado por tipos de la
población rural totalmente nuevos, por tipos que constituyen la
base de la sociedad donde dominan la economía mercantil y la
producción capitalista”. 47
Es entonces cuando la economía capitalista penetra y altera las
condiciones de reproducción de una economía campesina.
“…el desarrollo de la industria rural; imposibilidad de la pequeña
producción para competir con la producción capitalista y su
consecuencia ruina; el proceso de separación de la agricultura y
47 Pérez, Rebollar y Monroy, op. cit. 114
104
de la industria y el consiguiente abandono de la tierra, finalmente
por la proletarización del campesinado (Paré, 1997)”.48
“En el desarrollo de estas combinaciones entran en juego
procesos de diferenciación social o fijos ascendentes o
descendentes que configuran situaciones campesinas
específicas, cuyos resultados extremos son procesos de
capitalización o descampesinización plenos y proletarización,
dejando en su intermedio una gama compleja de situaciones
campesinas que si bien están adscritas a un proceso de
diferenciación no se pueden situar en fases de descomposición o
descampesinización totales, como es el caso de las familias
campesinas semiproletarizadas (Rivera, 1999)”.49
El presente estudio da cuenta que la descampesinización comprende
el proceso en el que la economía campesina va sustituyendo los vínculos
que mantenía con su entorno, así como con otros campesinos, pasando a
una recta final que se caracteriza por la no presencia de ningún vestigio que
los sostenga dentro del campesinado. Estos procesos pueden ocurrir de
manera violenta, abrupta o paulatina. Es la descampesinización la que
provoca el desarraigo a la tierra, la movilidad y, en consecuencia, el
desapego a ésta.
Es precisamente el sistema productivo campesino un referente central,
mas no absoluto, de la negación o reticencia hacia el sistema económico
mercantilista para algunos teóricos. La concepción resulta más amplia y más
compleja adquiriendo elementos sociológicos, económicos y en la última
mitad del S. XX también antropológicos. En los que otros fueran escenarios
de permanente definición de lo que era una clase y otra, en la actualidad
habita un análisis más plural, sin embargo, el análisis marxista no
48 Ibid 49 Ibid
105
precisamente ha perdido vigencia, pero existen elementos que no fueron tan
concienzudamente desarrollados por él, los cuales en definitiva contribuyen
a enriquecer dicho análisis.
El punto sobre la condición que el campesino guarda hoy en día versa
más allá de un enfoque clasista, en donde ahora la condicionante para ubicar
quién se asume como un grupo, sector o clase, viene desde el propio
sistema. El sistema ubica, el sistema enuncia, el sistema define, y es así
como en el presente la figura del campesino denota un retraso que éste
puede ser económico, tecnológico, educativo e incluso hasta cultural en el
más lato de los sentidos, donde lo arcaico resulta ser el arco-reflejo para él
mismo. Esta concepción no ha llegado sola, sino que es dictada (o
deformada) desde la concepción sistémica que se encuentra en permanente
disputa por el poder. Kausky señala que la explotación agrícola moderna
promovida durante los últimos sesenta años es inconcebible si no se cuenta
con dinero, o dicho de otra manera, sin capital; ya que las cantidades de
dinero las cuales no sean empleadas en el consumo personal, muy
probablemente tenderán a convertirse en capital, o en plusvalía productora
de valor. Es el propio Kausky quien ubica en la agricultura moderna
elementos característicos de una economía capitalista, por lo tanto, la
considera como una explotación capitalista; en el extremo opuesto, aduce
que cobran validez las teorías marxistas del valor, la ganancia, la renta y la
plusvalía.
Recordemos que Williams enuncia al pueblo trabajador convirtiéndose
en la clase potencial-hegemónica que irá contra cualquier presión y límite,
llegando a destronar a la hegemonía establecida, pero bajo otra lente
opuesta Clifford da cuenta de la presión y disputa constante que existe sobre
la ubicación de los sectores o grupos, donde la categoría dominante no suele
englobar la realidad social. Al final encontramos que el Estado se ha
mantenido como un bloque que obstaculiza la organización popular para
evitar la formación de sujetos sociales.
Ubiquemos por último que es precisamente en el sistema productivo
campesino (en el más puro de ellos) donde encontramos un referente central
106
mas no absoluto, de la negación o reticencia hacia el sistema económico
mercantilista. La concepción resulta más amplia y más compleja adquiriendo
elementos sociológicos, económicos y en la última mitad del S.XX también
antropológicos. En los que otrora fueran escenarios de permanente
definición de lo que era una clase y otra, hoy encontramos en la actualidad
la necesidad de contribuir al presente debate, enriqueciendo a éste con un
análisis más plural.
Mexicanistas
Los llamados “mexicanistas”, fue un grupo conformado por
académicos/investigadores que se dieron a la tarea de abordar el estudio de
la organización socioeconómica del campesinado mexicano, sus trabajos
iniciaron durante la última etapa del llamado “milagro mexicano”.
Transcurridas más de cuatro décadas que sus investigaciones comenzaron
por ser publicadas, sus trabajos vistos a la distancia dan cuenta de las líneas
de investigación que fueron abordadas durante ese periodo. Los postulados
propios de los “mexicanistas” mantenían una visión casi unilateral al
momento de abordar la investigación, ésta viajaba con la finalidad de
orientar sus estudios hacia la generación de políticas dirigidas al abatimiento
de las precarias condiciones de vida en las que se encontraba gran parte
del campesinado mexicano. Se reconocía entonces ya una forma
precapitalista de organización socioeconómica, la cual no sólo se mantenía
en continua expansión, sino que además era impulsada como política desde
el Estado. Cabe recordar que la política propia del “milagro mexicano” hizo
uso de materias del sector primario para que a partir de la obtención de altos
rendimientos se generara en gran medida el crecimiento de la economía
nacional, aunque ocurría que el amplio margen de ganancia provenía sobre
todo del trabajo aportado por el campesinado. Tal era la situación del
campesino que algunos autores mencionan que ante la inicua relación
costo-ganancia de permanente desventaja para el campesinado, éste
107
mantenía un acotado margen para ubicar su producción, y optaba entonces
por las desventajosas condiciones rectoras de la política nacional. Es
precisamente bajo este contexto que Hewitt ubica el momento en que se
termina por cruzar el umbral de una economía campesina, a una economía
mercantil simple; concepto que Marx introdujo para el estudio del
campesinado, y Armando Bartra reconocía como la caracterización de lo
que él consideró resultaba ser más cercano a la descripción propia del
campesinado en la sociedad contemporánea mexicana. A partir de dicha
categorización, es el propio Bartra quien ubica al campesinado dentro de
una discusión a la luz de la lente marxista. Es entonces que el campesinado
es ubicado por el propio Bartra, como una clase social “separada”, es decir,
que al no encontrar cabida en la confrontación de clases que la ortodoxia
marxista sostiene; Bartra entonces lo sitúa como una clase más, que por sus
características propias no pertenecía ni al proletariado, ni a la burguesía.
“Resurgía el campesinado en el marxismo mexicano, por
mediación de Bartra, como un remanente sustancial no liquidado
de la organización social precapitalista, articulado con y
dominado por un modo de producción capitalista, pero
sustentado en una racionalidad no capitalista.”50
Hewitt señala que ubicar al campesinado mexicano como clase, le
permitió a Bartra no romper con la ortodoxa interpretación de la estructura
de clases dentro de la sociedad capitalista. Es la misma Hewitt quien señala
que el campesinado como tal se sostenía como una clase al permanecer
fuera de la lógica capitalista a través de un modo de producción
precapitalista, la cual considera completamente diferente; y aun
manteniendo una interacción con la estructura de clases capitalista, la
posición que guardaba era secundaria, es decir propiamente de exclusión.
50 Ibid
108
La cual considera sería perdida en la medida en que todos sus miembros
fueran absorbidos por el modo capitalista como “trabajadores empresarios”;
conforme Lenin lo vaticinaba. Bartra señala Hewitt, ubicaba la disolución
última del campesinado con este suceso, así como la desaparición del modo
de producción llamado: mercantil simple.
El punto de inflexión, Hewitt lo establece en la articulación de los modos
de producción capitalista y no capitalista. Este iba en función de la inserción
y subordinación de la economía campesina, la cual se encontraba en
transición hacia un modo capitalista predominante ya inserta dentro de la
sociedad mexicana. La ubicación de los puntos de articulación señala
Hewitt, fue realizada por Bartra y otros investigadores, quienes contaron con
diversos hallazgos, pero para ellos resultó ser el mercado el eje principal
que actuaba como catalizador entre sendas economías. El hecho de que los
campesinos pudieran cambiar sus bienes producidos por otros dentro de las
reglas de la economía capitalista, así como que los propios capitalistas
tuvieran la facilidad de obtener el fruto del trabajo campesino para generar
una ganancia, resultó ser el evento dentro del campo mexicano que la
misma Hewitt señala como: “mercancías-dinero-mercancías” y “dinero-
mercancías-dinero”; suceso económico que presagiaba la caída de las
economías campesinas.
El proceso de intercambio regido por criterios ajenos a los de la
economía capitalista, así como la organización de la producción en función
de necesidades básicas, y no tomando como eje principal la generación de
la ganancia, estaba siendo sepultado casi por completo en el campo
mexicano. Las consecuencias de esto, señala Hewitt, no tardaron en aflorar,
ya que las familias campesinas no acumulaban un excedente para
reinvertirlo en la compra de tecnología, la cual les permitiera elevar su
producción agropecuaria. El movimiento comenzaba y se rompía la fuerza
de gravedad dando inicio a un recorrido que resultaba imposible articular
con el atraso tecnológico, teniendo como resultado la inexorable necesidad
de contar con una producción competitiva ante los modos capitalistas de
explotación de la tierra. Por lo tanto, el modo de producción campesino
109
devino sistemáticamente en una economía que cada vez resultaba ser más
ineficiente para competir en un mercado de reglas desventajosas. El
mercado capitalista ubicó rápidamente en los mejores lugares de
competencia desigual a los productores con mayor tecnología orientada a
elevar su producción, y automáticamente redujo la capacidad de las
economías campesinas que en los más de los casos correspondía a
pequeños productores. El campesino, aun resistiendo, se encontraba
prácticamente inerme ante la embestida de un sistema capitalista de
producción que no mostraba distingos o grados de tonalidades durante su
expansión. Aunque tales efectos se presentaban con un movimiento
pendular, donde las economías campesinas entraban por momentos a la
infrasubsistencia o sobrevivencia al no poder asegurar las condiciones
materiales mínimas para su reproducción. Este grupo de investigadores de
la economía agrícola en México otorgaba explicaciones o respuestas desde
la génesis de tales efectos, si es que podemos hablar propiamente de una
respuesta, ésta se apoyó en la destacada y a la vez dañina dirección de la
sujeción política ejercida por el Estado, combinada con la explotación
económica que padecía el campesinado. Cabe mencionar que los estudios
arrojados hacia el campo por parte de los mexicanistas también reportaban
y hacían énfasis en la importancia de que el Estado proporcionara un
adecuado apoyo para revertir los fenómenos que mantenía postrada a la
producción campesina que no mostraba visos de mejora. Una de las aristas
de investigación que contemplaron estos estudios según señala Hewitt; fue
que, una vez que los derroteros de la política nacional estaban dados y con
ello los apoyos no resultaban adecuados, se presentaba en ascenso un
mecanismo de intercambio desigual que se iba institucionalizado a grandes
pasos bajo la lógica del capital, y con ello sistemáticamente se transferían
los recursos del campesinado a la burguesía rural y urbana. En dichos
estudios jamás se arrojó información que revelara que la organización
económica y social propia de las unidades campesinas fuera el elemento
dislocado que inexorablemente les condenaba a la extinción, sino en el
extremo opuesto, entre los hallazgos se revelaba que la producción
110
campesina entendida no como una empresa agrícola, sino como una
economía propiamente de subsistencia a menor escala, contaba con
mayores niveles de eficiencia en torno al empleo de los recursos en general,
así como con los que resultaban escasos. La insistencia se volvía a ubicar
en la demanda del apoyo por parte del Estado para reforzar la agricultura
campesina.
Como se ha mencionado anteriormente, la constante que corría en este
grupo de investigadores y académicos no sólo era el estudio del fenómeno
producido por el choque de una economía de mercado con el de una
economía propiamente de subsistencia, sino que algunos de ellos incluso
dejaban ver en sus publicaciones el interés por revertir tales efectos,
además de que contaban con postulados que nutrían sobre lo que ya se
venía escribiendo. Es el caso de Arturo Warman quien ubicaba en la figura
del Estado al fiel “portador y guardián” del modo de producción capitalista,
dado éste a la tarea de establecer las condiciones generales para mantener
un sistema de despojo continuo. Incluso es el propio Warman quien lleva la
explicación a “desmitificar” la aseveración de algunos marxistas ortodoxos,
que en la figura del Estado encontraban al comité encargado de la
protección de los intereses de la burguesía; y en cambio, ubica a éste como
uno de los tantos eslabones dependientes de la larga cadena mundial del
capitalismo. Incluso encuentra en la actividad propia del Estado el elemento
catalizador que podía revertir los costos altos de los insumos, así como los
precios bajos de los productos, en aras de compensar a los capitalistas
nacionales que participaban en el mercado internacional. Es decir, los
capitalistas nacionales, que jugaban en el plano internacional del mercado,
podían revertir la carga del intercambio desigual en el concierto de la
economía internacional, pasando dicha carga al campesinado. Y a lo largo
del proceso propio el Estado tomaba el papel de promotor y ejecutor de una
política económica nacional dirigida a la extracción de plusvalor y
expoliación de los recursos del campesinado mexicano, que más tarde se
acumularían y reproducirían en otras manos al servicio de la agricultura e
industria capitalista, en el plano nacional e internacional. Es Gustavo Esteva
111
quien abreva en esta misma tesitura a lo dicho ya dicho por Warman, al
ubicar al campesinado en lo que él llama “productores rurales directos como
trabajadores al servicio de los inversionistas capitalistas”, donde el
capitalista nacional optaba por asumir el control del proceso productivo sin
necesidad de participar en el proceso productivo de transformación, al
menos de manera directa. Cabe destacar que el tono de Esteva parecía más
reformista, al asegurar que la posición estructural guardada por el
campesinado podía ser el lugar desde donde se organizará su propia
defensa, y para tal efecto aclara que, no resultaba necesario destruir las
bases que le daban sustento a la formación capitalista; ya que para el
campesinado podía ser válido el mismo esquema de los trabajadores
industriales de “contratación mercantil colectiva”, algo que señala Esteva,
resultaba similar en algunos puntos con el cooperativismo. Su análisis partía
de ubicar ese momento histórico como una ventana en la que, si ya al propio
capitalista no le interesaba ser el dueño, o al menos ser el que ostentara la
posesión de la tierra como pudo haberle interesado años atrás, ahora sabía
que podía obtener mayores niveles de ganancia incluso sin poseerla. Por lo
tanto, Esteva consideraba que esta estrategia no sólo era algo posible, sino
incluso viable; y por añadidura vaticinaba que el conflicto entorno a la tierra
característico de la historia rural de México, tendría entonces un mecanismo
real para distender tal pugna. Es entonces la existencia de ambos modos de
producción lo que consideraba Esteva llegaría para el campo mexicano bajo
el supuesto de que, desde el Estado, los capitalistas y el propio
campesinado harían su parte para tal efecto. Su ecuación la basaba en una
temporalidad indefinida donde ante la existencia de empresas con un alto
coeficiente de capital, y fuera demandante de pequeños grupos de
trabajadores del campo; desarrollaría junto con el gobierno y sus propios
grupos de intereses, una tecnología adecuada a partir del empleo de un alto
coeficiente de mano de obra, el cual elevaría la productividad respetando
las bases organizativas de las unidades campesinas. Y para ponerle un
cincho a esta teoría se ubicaba la necesidad de contar con una organización
112
campesina independiente que fuera garante del correcto funcionamiento de
esta imbricación de sistemas productivos.
En esta misma línea de penetración o relación directa del Estado con
el campesinado existen casos, los cuáles sin entrar más a detalle sobre cada
uno de ellos, mencionaremos que fueron característicos por participar
directamente con capitalistas nacionales o con la estructura del Estado,
éstos fueron emblemáticos y lo hicieron mediante la obtención de
financiamiento. Es Blanca Rubio quien aborda esta relación entre el Estado
y el campesinado a través de los créditos, en donde ubica a tabacaleros,
cebaderos, henequeneros, cacaoteros, correros, barbasqueros, ixtleros,
chicleros, ganaderos, huleros, algodoneros, cafetaleros, cañeros y
tabacaleros. Rubio encuentra un claro sistema de condicionamiento a través
del financiamiento, ya que el sistema productivo podía ser manejado desde
el agente que les otorgaba el crédito, y esto era propiamente un mecanismo
de control. La importancia que Rubio revela en este fenómeno consiste en
la fuerte tendencia hacia una explotación directa en el sistema productivo;
añade que aún y cuando este fenómeno se tiene registrado desde la década
de los cuarenta, es precisamente a partir de la década de los sesenta y
propiamente en la de los setenta donde se extiende, se fortalece y se
generaliza a través de las penetración directa del Estado en los procesos
productivos del campo mexicano, provocando un mecanismo particular de
sujeción de los productores del cual ya daba cuenta el propio Bartra, en
donde las características que tomaba el campesinado se acercaban más a
las del proletariado, guardando sus respectivas escalas y dimensiones,
señala Rubio, y continúa que es este tipo particular de explotación que se
ejerce con los campesinos pobres por la vía comercial, la que fortalece un
proceso de diferenciación social generando consigo una resistencia social
particular que en el pasado ganó terreno bajo el contexto del movimiento
campesino.
113
Capítulo 5.- Pobreza
La discusión sobre pobreza suscrita en el encuadre más amplio que
hoy en día en distintos y variados ámbitos es abordada, vio correr su etapa
primigenia hacia mediados del siglo XVIII con los economistas clásicos.
Teniendo esto como antecedente no transcurrieron muchas décadas más
cuando Marx al hablar de la fuerza de trabajo, señaló que para mantener al
individuo en un estado normal de vida y trabajo era necesario el contar con
el abastecimiento de aquellos insumos que le permitieran su propia
reproducción.
Desde mediados del siglo pasado el término pobreza comenzó a ser
definido desde un enfoque economicista; dicho enfoque ha transfigurado
particularmente el concepto convirtiéndolo en las más de las veces en un
término sesgado, carente de referentes más allá incluso que del propio lente
economicista. Es decir, el enfoque economicista de la pobreza se comenzó
a tasar a partir de establecer extremos en un umbral de ingresos y ubicar
entonces la posición que se guardaba en función de dicho ingreso.51 Por lo
tanto se infiere que el concepto que ha dominado a gran escala mundial
puede resultar un tanto acotado para comprender y en consecuencia
conceptualizar a la pobreza, ya que el abanico de variables que nos interesa
manejar para acercarnos a este concepto, claramente resulta ser más amplio
pensando en las lógicas propias de diferentes y muy variadas construcciones
económicas, sociales y culturales. Por lo anterior resulta ser la lógica
mercantil sólo una vía que se encuentra suscrita dentro de un marco más
amplio de conceptuaciones.
Continuando con la línea teórica establecida por Marx, señalamos
entonces que otro elemento dentro que figura como aporte para delinear un
encuadre más amplio del concepto de pobreza que para fines metodológicos
51 La presente óptica comulga diametralmente con lo establecido por la Comunidad
Europea, donde el concepto de pobreza resulta ser un espejo del concepto de
distribución de ingreso.
114
nos interesa seguir, es el que se refiere a las necesidades naturales52 como
líneas que se establecen en función de las particularidades de cada región,
donde la cultura y los hábitos que se desprenden de ésta definen el modo
de satisfacer dichas necesidades.
Los postulados de la tesis marxista dieron pie al nacimiento de la
discusión de dos conceptuaciones de pobreza:
“…una que la considera como un fenómeno relativo – en el tiempo
y en el espacio- y otra que la conceptúa como un fenómeno
relativo en las capacidades del hombre, pero con diferentes
dimensiones en el espacio de las necesidades y de los recursos
requeridos para la satisfacción de las mismas”.53
De Ringen tomamos y subrayamos su conceptualización sobre la
privación involuntaria en las condiciones de vida materiales que puedan ser
causantes éstas de no contar con la posibilidad de elegir el modo de
reproducción de su vida.
“…pero la condición ineludible para una vida más o menos libres
es la ausencia de privaciones involuntarias en las condiciones de
vida materiales que sean tan severas que nos nieguen toda
cabida para seguir viviendo conforme a nuestras aspiraciones y
elecciones”.54
De lo anterior desprendemos que la privación material o carencia no
comprende únicamente la esfera de la economía de mercado, de igual
52 Alimento, vestido y vivienda. 53 Hernández, Laos Enrique (2006). Retos para la medición de la pobreza en México.
En Székely, Miguel (Coord.), Números que mueven al mundo: la medición de la
pobreza en México. Miguel Ángel Porrúa, México, p. 38. 54 Ringen, Stein (2004). El problema de la pobreza. Algunas recomendaciones sobre
su definición y medición. En J. Boltvinik y A. Damián (Coords.), La pobreza en
México y el mundo. Realidades y desafíos. Siglo XXI Editores, México, p. 520.
115
manera bajo la lógica opuesta la satisfacción de las condiciones de vida
materiales también pudieran ser cubiertas fuera de dicha lógica, aunque es
claro que en el mundo actual, inmerso mayoritariamente en la lógica de la
economía de mercado, si no se cuenta con los recursos económicos,
entonces no es viable tener acceso a la satisfacción de las condiciones
materiales por básicas que estas puedan resultar.
“Ser pobre o casi pobre consiste en carecer o prácticamente no
tener ninguna posesión de soporte ni apoyo y no ser capaz de
conservar ni siquiera lo poco que se tiene. Es tener un ingreso
inadecuado para satisfacer el consumo necesario y carecer de
reservas, lo cual por fuerza y necesidad nos expone al riesgo de
ser indigentes o de endeudarnos. La pobreza es ver denegadas
las capacidades humanas o tenerlas tan gastadas que no se
puedan obtener o mantener los recursos de salud y conocimientos
necesarios para ser razonablemente funcionales en la
sociedad”.55
Bajo el criterio establecido por Ringen, podemos desprender que donde
exista población que significativamente encuentre denegada su capacidad
humana para obtener o mantener los recursos de salud y de conocimiento,
y que dicha privación pueda resultar tan severa y crítica que entonces, lo que
irremediablemente seguirá, es verse excluidos de lo más fundamental para
el desarrollo de una vida propia. Es el propio Rigen a quien parafraseando
establece que cuando dicha privación pueda ser tan severa, entonces
derivará en una constante en la cual la persona se verá privada de los
medios materiales ineludiblemente necesario.56
55 Ibid. p. 521. 56 Lo ineludiblemente necesario para una persona es aquello que le permite funcionar
en su comunidad. Alguien privado de los medios para relacionarse con otros no puede
hacer de sí un agente en la vida social; prácticamente no puede hacer nada ni cuenta
(Ringen, 2004).
116
“Una persona debe tener suficiente alimento, así como un techo
y ropa, que le permitan despertar por la mañana y seguir con su
vida cotidiana. Ésta es la base de la vida social, la piedra angular
para poder entablar relaciones sociales. Alguien que no puede
cubrirse de los elementos con ropa, que no tiene techo para
descansar y que carece de la nutrición para desplazarse y
trabajar es indiscutiblemente pobre”.57
Tomando lo dicho por Rigen, podemos asentar que se podrá presentar
un abanico de opciones para hacer frente a la satisfacción de las
necesidades consideradas como ineludiblemente necesarias, encontrando
vías de subsistencia que incluso se ubiquen fuera de la lógica de mercado
(sin un capital monetario), y no por ello asumir que dicha situación pueda ser
considerada como pobreza. La pobreza se ubica entonces como un
problema de gestación interna, pero que guarda una permanente conexión
con las estructuras establecidas en el exterior, es decir que la pobreza al
menos la pobreza material a la que nos hemos referido, radica en gran
medida en cómo se obtiene lo que resulta ser ineludiblemente necesario,
sea bajo una o diversas alternativas de reproducción.
Por su parte los organismos internacionales agrupados en un bloque
internacional se han encargado de establecer una tendencia significativa en
torno al concepto de pobreza; dicho concepto ha contado con un alto impacto
en la medida en que estos organismos tienen presencia en casi todo el
mundo.
Uno de estos organismos internacionales, quizá el más influyente, es el
Banco Mundial quien ha definido a la pobreza como: la incapacidad para
lanzar un mínimo nivel de vida58. Aparentemente el concepto enunciado
57 Ibid. p. 523. 58 Gordon, David (2004). El problema de la pobreza. Algunas recomendaciones
sobre su definición y medición. En J. Boltvinik y A. Damián (Coords.), La medición
117
resulta ser un tanto inocuo, pero al momento de conocer las variables
establecidas por los propios organismos internacionales para definir tal
concepto encontramos que estas son: crecimiento económico, consumo,
producción alimentaria, así como la tasa anual del crecimiento del PIB per
cápita. El presente enfoque brinda elementos para interpretar que esta
pobreza es asumida en gran medida como desigualdad material que puede
resultar de un eterno camino transitorio a mejores condiciones estructurales,
supeditadas al devenir de la economía mundial, o como un estado crónico
que viaja con remedios paliativos acordes a la misma estructura dominante.
Los estándares que establece el BM resultan ser más cercanos al encuadre
que caracteriza a una economía de corte mercantil, donde intrínsecamente
se establecen elementos de un fuerte referente de valoración cuantitativa
para fines de medición, situación que seguramente allanará el camino para
la realización de “comparaciones sencillas”, pero no para ir a detalle al
momento de realizar también una medición de referentes cualitativos.
Estos organismos como el BM y el FMI principalmente han establecido
una serie de recomendaciones para combatir la pobreza, que establecen en
el crecimiento económico de base amplia, el desarrollo de capital humano,
fundamentalmente por medio de la educación y el establecimiento de rede
mínimas de protección social para los pobres. Lo anterior encaja con lo que
pudiera presentarse como un camino pretendido y que busca ser orquestado
en gran medida desde algunas de las grandes economías que a la par
contemplan esquemas de asistencia, los cuales se encuentran suscritos y
condicionados por la propia economía mercantil, sin contar, al menos en sus
elementos programáticos con líneas que atiendan “problemas-raíz” que se
ubican en la propia base de la estructura. Uno de los aportes dirigidos bajo
este “esquema paliativo” dirigido al ámbito rural, es el manejado por
internacional de la pobreza y las políticas para combatirla. Siglo XXI Editores,
México, p. 57.
118
Janssen59 y Pachico,60 quienes bajo la misma óptica de los organismos
internacionales y algunas de las economías mundiales, establecen un
criterio símil, pero realizando precisamente un enfoque desde la relación
pobreza – campo; delineando entonces una apreciación que se dirige a la
premisa de la necesidad de integrar nuevos conocimientos, así como de la
propia concertación para usarlos de manera correcta, y entonces sólo así
surgirán las innovaciones agrícolas que de manera directa impacten a la
pobreza. Estos son el contar con mayor ingreso en el campo, el generar y
mantener más empleos dentro y fuera de la granja, el establecimiento de
precios más bajos para los alimentos, y el contar con un mayor crecimiento
económico. A todo esto, Janssen y Pachico encuentran que los trabajadores
sin tierra son: los más pobres en los pobres, y en consecuencia no escatiman
en colocar a las innovaciones agrícolas como el medio franco para encontrar
mayor trabajo y beneficios dentro de una agricultura que ellos denominan
más productiva, aunque matizan que dichos empleos pueden estar cerca o
no de donde viven.
Otro elemento que descartar del pensamiento de estos autores es que
se encargan de promover la idea de que los ingresos en el campo han
aumentado en aquellos lugares que optaron por la incorporación de
tecnologías mejoradas. En dichos lugares el haber optado por semillas
mejoradas ha resultado ser una constante proveedora de ingresos para
cubrir algunas necesidades tales como educación,61 y en consecuencia se
obtienen trabajos mejores pagados fuera de la granja.
59 Willem Janssen, especialista agrícola, principal del Departamento de Desarrollo
Sostenible del BM para América Latina y el Caribe. 60 Ex director del Centro Internacional de Agricultura Tropical. 61 Contrario a la tendencia de los organismos internacionales abanderadas por Janssen
y Pachico; Bourdieu comenta que: Para los hijos del agricultor o del trabajador
rural, el ascenso social, siempre infrecuente, supone la ruptura con el medio familiar
por la emigración hacia las ciudades… Bourdieu p. 97, se señala y se contrapone la
actual cita, ya que interesa denotar que aun siendo una de las tendencias más
importantes, se encuentra lejos del análisis y descripción de los autores que nos
interesa seguir a lo largo de la presente investigación.
119
“Así lejos de encerrar en la pobreza a la población rural con
granjas pequeñas, las nuevas tecnologías han ayudado a muchos
a encontrar una salida”.62
Para el ejemplo que ellos sostienen, se encargan de citar lo que
asumen son los tantos trabajadores del campo que han emigrado a zonas
donde optaron por la elección de variedades nuevas de semillas, y en
consecuencia obtuvieron mejores resultados; bajo los mismos derroteros no
escatiman en presentar a la llamada Revolución Verde como importante
detonador de innovaciones agrícolas. El foco continúa siendo hacia la lógica
capitalista.
Por su parte la UE define pobreza como un ingreso bajo que genera un
nivel de vida inaceptable. Algunas corrientes no han sido tan reduccionistas,
y han comprendido a la pobreza bajo un encuadre que asocian a bajos
ingresos, nutrición inadecuada, mala salud, vivienda deficiente y acceso
limitado a los servicios básicos como electricidad y agua potable.
Aparentemente algunos criterios resultan arbitrarios o guardan un fuerte
vínculo con la economía de mercado, ya que la ecuación en el ideario
mercantilista dicta que, a partir de mayor ingreso, entonces luego mayores
necesidades cubiertas. Incluso se cuentan con indicadores tasados de tal
manera que sean comparables entre sí, lo anterior con la finalidad de
conocer el supuesto de si efectivamente se está combatiendo de manera
eficaz y eficiente.
62 Janssen, W. y Pachico, D. Innovaciones agrícolas para reducir la pobreza;
estrategias y experiencias. En En J. Boltvinik y A. Damián (Coords.), La pobreza
en México y el mundo. Realidades y desafíos. Siglo XXI Editores, México, p 281.
120
El Consejo de Europa63 ubico a aquellos que padecen pobreza como:
“Individuos o las familias cuyos recursos son tan reducidos que
se ven excluidos del nivel de vida mínimamente aceptable dentro del
estado miembro en el que viven”. 64
Para 1984 engrosó su concepto y fue más allá en su propia
comprensión del término:
“…por pobre se entenderá a aquellas personas, familias y grupos
de personas cuyos recursos (materiales, culturales y sociales)
resultan tan limitados que se traducen en su exclusión del nivel de
vida mínimamente aceptable en el estado miembro en el que
viven”. 65
Es el propio Gordon quien habla de los diversos debates celebrados en
torno al querer homogeneizar la definición de pobreza; resultando evidente
que habitan sustanciosas diferencias entre la concepción del bloque de
países industrializados con los países en vías de desarrollo. Aunado a esto
el debate ha venido incluyendo a la llamada pobreza relativa y pobreza
absoluta. El concepto se mantuvo en constante redefinición sin contar con
un encuadre medianamente aceptado por la mayoría, y no ocurrió como tal,
sino hasta que hace no más de dos décadas, en 1995 en la Reunión Cumbre
sobre Desarrollo Social auspiciada por la ONU, en la cual confluyeron 117
países se realizó la conceptuación de pobreza relativa y pobreza absoluta.
63 El Consejo de Europa fue constituido el 7 de mayo de 1948. Participan en él
cuarenta y siete. Tiene como objetivos la defensa de la democracia y los derechos
humanos. 64 Gordon, David (2004). El problema de la pobreza. Algunas recomendaciones
sobre su definición y medición. En J. Boltvinik y A. Damián (Coords.), La medición
internacional de la pobreza y las políticas para combatirla. Siglo XXI Editores,
México, p 57. Gordon 51. 65 Ibid. p. 51
121
La ONU definió la pobreza absoluta como sigue:
“Una condición caracterizada por una grave carencia en las
necesidades humanas básicas, incluyendo alimentación, agua
potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e
información. No sólo depende del ingreso, sino también del
acceso a los servicios”.66
Por su parte la pobreza relativa ha sido descrita en las siguientes líneas:
“Falta de ingreso y de recursos productivos para asegurar una
existencia sustentable; hambre y desnutrición; mala salud; acceso
limitado o inexistente a la educación y otros servicios básicos;
morbilidad y mortalidad crecientes debidas a enfermedad; falta de
vivienda y de alojamiento adecuado; entorno inseguro y
discriminación y exclusión social. También se caracteriza por la
falta de participación en la toma de decisiones y en la vida civil,
social y cultural. Tiene lugar en todos los países: como pobreza
masiva en muchos países en desarrollo, como bolsones de
pobreza en medio de la riqueza en los países desarrollados, como
pérdida de los medios de vida a resultado de una recesión
económica, como pobreza repentina provocada por un desastre o
conflicto, como la pobreza de los trabajadores con bajo salario, y
como la total destitución de las personas que quedan al margen
de los sistemas de apoyo familiar, de las instituciones sociales y
de las redes de protección”.67
66 Ibid. p. 52 67 Ibid
122
Hasta aquí sabemos que la pobreza guarda diferentes dimensiones y
que no puede ser remitida únicamente al ingreso monetario bajo la base de
un encuadre propio de la economía mercantil, y menos aún puede ser
constreñida a un contexto rural o de nueva ruralidad, con diversas aristas
como puede ser el de una economía moral más cercana a la subsistencia:
Por lo anterior se ubica a ésta como un problema endógeno, que al venir
desde el interior se define al momento de establecer un vínculo con las
condiciones particulares del exterior (economía, sociedad, cultura), radicado
en la vida de la gente, donde la pobreza (material) será a partir de la
privación involuntaria de lo ineludiblemente necesario.
Amartya Sen enuncia un enfoque absoluto de pobreza, considerando
que será a partir de algunas variables como se establecerá un umbral en el
cual se encuentre comprendida la pobreza de esquina a esquina, y qué no
existen elementos para considerar que dichas variables no podrán contar
con cambios a lo largo del tiempo, de ahí que también reconoce que el
concepto puede ser dinámico. El núcleo absoluto de la idea de pobreza
según Sen no serán los satisfactores ni su utilidad, sino que ésta será
denominada a partir de:
“…las capacidades de las personas para funcionar en la sociedad,
es decir, las habilidades para hacer cosas utilizando medios y
recursos para ello”.68
Es así como Sen menciona que la noción de pobreza absoluta se crea
desde el espacio de las capacidades, y el de pobreza relativa en función de
los bienes y sus características. Desai se encarga de brindar un encuadre al
enfoque de Sen con la distinción de cinco capacidades relativas a
permanecer vivo y disfrutar una vida prolongada para asegurar la
reproducción (biológica) de las personas, para tener una vida saludable, para
68 Hernández, Laos Enrique (2006). Retos para la medición de la pobreza en México.
En Székely, Miguel (Coord.), Números que mueven al mundo: la medición de la
pobreza en México. Miguel Ángel Porrúa, México, p. 40.
123
interactuar socialmente, y para tener conocimiento y libertad de pensamiento
y expresión.
“Estas capacidades – que tendrían un carácter absoluto – dan
lugar a necesidades diferenciadas y cambiantes en el tiempo y en
el espacio, cuya satisfacción, a su vez, requiere de recursos
(bienes y servicios), los cuales podrán combinarse en diversas
proporciones, dependiendo de las condiciones existentes en el
tiempo y en el espacio. La pobreza – deprivación de determinada
capacidad – toma entonces una connotación absoluta en el
espacio de las capacidades, y una relativa en el espacio de las
necesidades y de las formas de satisfacerlas mediante la
utilización de recursos”.69
Considerando los aportes de Sen y la sistematización que Desai hace
de sus conceptos, nos dirigimos hacia un camino inductivo que nos acerque
al continente americano, donde la discusión que versa en gran medida sobre
el concepto de pobreza desde algunos círculos académicos de
Latinoamérica corresponde a un análisis que hace distinción entre el
concepto de pobreza absoluta y pobreza relativa, además de brindar una
espacialidad geográfica para el concepto.
Peter Townsed señala que la pobreza relativa de las necesidades de la
vida no es fija, ya que no es posible determinar bajo el mismo patrón de
criterio el grado de pobreza sin considerar otros elementos como la
geografía, el ámbito social y cultural. De ahí se desprende que la pobreza en
los países del primer orden jamás resultará equiparable con los países de
Latinoamérica. Por su parte, Sen se refiere al enfoque absoluto enunciando
que la presencia de un núcleo irreductible en la concepción de la pobreza, el
cual se presenta por la muerte por hambre, desnutrición o la penuria visible.
69 Ibid. p. 40
124
El concepto de pobreza oscila principalmente entre dos lógicas que
difícilmente comulgarán una con la otra, pero dentro de ellas pueden
presentarse algunos elementos en común para llegar a un término más
operativo que nos permita entonces, resignificar a la pobreza desde un
proceso bajo la lógica comunitaria de Tepanyehual.
La pobreza como hilo conductor, un antecedente histórico
Posterior a la revolución de 1910, el Estado Mexicano transitó por un
periodo de reconfiguración desde su base económica y política, trayendo
consigo cambios en el ámbito social. El germen del cambio se había
encargado de inocular la vida diaria.
Entre los sucesos que en pocos años cumplirán un siglo y nos fueron
heredados con el advenimiento del pacto social celebrado entre las fuerzas
revolucionarias, contamos con la Constitución Política de 1917 la cual en su
esencia buscó entre otras cosas, el impulsar las condiciones políticas y
económicas que dieran paso por fin a la reconfiguración social, pero sobre
todo a la económica del campesinado.
La política seguida desde el Estado Mexicano a lo largo del siglo
pasado fue caracterizada en sus primeros decenios por la intermitencia con
que operó, ya que para el caso práctico del campesinado el Estado operó
con un umbral de acción, pero sobre todo de ejecución por medio de
políticas que aparentemente se desarrollaron como contradictorias, tal como
ocurrió con el hecho de llevar la repartición agraria a un política
eminentemente estatal, hasta convertirse el mismo Estado en el instrumento
para consolidar cacicazgos con mayor preponderancia, sobretodo en el norte
del país. Por lo tanto se afirma que la política posrevolucionaria, que aquí se
ubica hasta 1940, ocurrió de manera variopinta, tanto con diversidad de
colores como de acciones impulsadas dentro del propio Estado, el cual
operaba íntimamente vinculado al jefe máximo o al caudillo erigido como
Presidente durante los primeros decenios en donde prevaleció la tensión
125
entre el poder económico del terrateniente que sabía conservar sus
canonjías políticas, y en consecuencia las económicas que la primera le
generaba.
Durante el periodo del Maximato, el Estado funge como un catalizador
que dio espacio a formas intrincadas de cohabitación sobre la tenencia de la
tierra en el medio rural, reflejándose incluso éstas en el periodo que
antecedió al sexenio cardenista, que es cuando se registra una pérdida de
casi la quinta parte de las áreas de cultivo de las propiedades agrícolas
privadas.70 Contrario a la consideración de que la Revolución había sido
prácticamente inservible71 hasta antes de Cárdenas. Es precisamente dentro
de la comprensión de las décadas que corrieron de 1910 a 1940 que se da
cuenta de una serie de sucesos que no guardaron una lógica lineal en su
devenir, o al menos no tuvieron una sola realidad que los presentara a la luz
del análisis histórico, tal es caso de lo que da cuenta un actor de la época
como Anita Brenner, quien relata el hecho de aquellos terratenientes quienes
al ser despojados de varias de sus hectáreas, resultaron soliviantados del
problema laboral que les acarreaban sus peones, y con dicha situación no
tuvieron más camino, al parecer, que convertirse al comercio y a la
manufactura, enriqueciéndose con ello enormemente,72 o bien a situación
presentada de la carente disponibilidad y docilidad de los peones.73 Si bien
diversos autores dan cuenta de lo dicho por Marx al referirse a la
caracterización de los elementos de proletarización del campo, sin duda
alguna uno de estos cobró vigencia, al momento en que para algunos
peones el hecho de quedarse de la noche a la mañana sin el sustento que
les brindaba la hacienda, y al no contar con tierras propias, algunos de ellos
prefirieron regresar a la posición guardada antes de los hechos, a ubicarse
en el caso contrario en lo que parecía la imposibilidad de reproducción de la
70 Meyer L. y Knight A. La revolución mexicana: ¿burguesa, nacionalista, o
simplemente “gran rebelión” ?, Cuadernos Políticos, no. 48, México D.F., Era,
octubre -diciembre, 1986 p 19. 71 Córdova, Arnaldo (1974), Ibid. p. 22. 72 Ronfeldt, David (1973), Ibid. p. 27 73 Knight Op. cit 37
126
vida. Es así como antes de 1940, el campesinado resultaba anómalo e
incierto para el proyecto capitalista; parafraseando al propio Knight, quien
también se encarga de dar cuenta del proceso prevaleciente de explotación
a través del anonimato del mercado, aún por encima de la coerción que
representaba el monopolio74 de las haciendas. Evento que no guardó la
misma simetría para los años que pasado el final de la tercera década del
siglo XIX transcurrieron, donde los cambios no acontecieron de la noche a
la mañana, pero también fue claro que para algunas regiones la conversión
de los campesinos sin tierra a una especie de proletariado agrícola75 se
presentaba como moneda de uso común.
“Lenin, también, llegó a la idea de que el capitalismo se
desarrollaría más velozmente y con mayor seguridad sobre la
base de la agricultura campesina, que sobre la base de grandes
propiedades...”76
En el caso particular de México, la reforma agraria benefició, en
última instancia, a la industria al acrecentar el mercado doméstico
(esto ciertamente era verdad para los años treinta, sino es que
antes), al trasladar el capital de la tierra a la industria, como se
ha mencionado, y al hacer más eficiente la agricultura, y por tanto
capaz de producir comida barata, exportaciones y una
transferencia neta de recursos del campo a la ciudad.77
Resulta entonces que la historia parece haber llevado un movimiento
pendular, donde las relaciones económicas que cimentaron en gran medida
a las relaciones sociales oscilaron entre una serie de patrones de corte
74 Ibid. 41 75 Parafraseando casi el título del libro de Luisa Paré (1977) El proletariado agrícola
en México: ¿campesinos sin tierra o proletarios agrícolas? 76 Knight. Op. Cit. 41 77 Ibid
127
capitalista a su vez con la comercialización mercantil de los bienes
producidos, pero bajo la permanencia de una remuneración no propiamente
capitalista, sino en la más de las veces resultó para el peón en un pago
hecho en especie. Situación que para el campesinado de igual manera lo
ubicaba en desventaja para hacer frente a las condiciones de vida; evento
que en algunas regiones del país representó tan solo un pequeño cambio en
la estructura, manteniendo en cierto grado las precarias condiciones de vida
del campesinado.
Con el anterior caudal de antecedentes históricos se busca un
acercamiento a un extremo del hilo que a lo largo del siglo pasado ha
conducido a esos acontecimientos que han delineado los canales de tránsito
hacia condiciones de pobreza estructural que hoy en día continúan
afectando al campo mexicano. Este subcapítulo no pretende ser un recorrido
histórico de lo acontecido en los últimos cien años, por el contrario, busca
ser el punto de inicio al análisis teórico versus el empirismo de los habitantes
de la comunidad de Tepanyehual.
Hasta aquí como primera aproximación a la problemática de la
comunidad de Tepanyehual, encontramos una continuidad marcada por el
devenir de eventos de un encuadre no sólo local, sino regional y en la
mayoría de los casos nacional. De ahí en entender que la sobrevivencia en
Tepanyehual se recrea a partir de la consuetudinaria y ya cultural tarea de
diversificar la búsqueda del trabajo dentro y fuera de la localidad.
Reproducción de la pobreza, ¿la pobreza institucional?
México cuenta con un amplio trayecto iniciado casi a mediados del siglo
pasado, en cuanto a apoyos para el campo se refiere, los datos arrojan más
de medio siglo de esta historia. Sin embargo, durante el periodo que abarca
los últimos cinco lustros o poco más de dos décadas, es cuando ubicamos a
aquellos programas que comenzaron a dotarse de un cariz social, con la mira
puesta en atender de manera integral distintas aristas en un solo “paquete”
según el criterio del propio Estado. Existe un primer antecedente desde el
128
Programa Nacional de Solidaridad o también conocido por sus siglas
PRONASOL, impulsado desde el sexenio del ex presidente Carlos Salinas
de Gortari.78 Parecería evidente observar como desde el momento en que
inicia un proceso de agudización de las políticas de corte neoliberal en
México, corriendo el final de la década de los 80´s e inicio de los 90´s, es
que en plena sincronía ve la luz este modelo de programa, el cual tendrá
réplicas con los gobiernos federales subsecuentes.
Desde la entrada en vigor del TLCAN y la apuesta del ex presidente
Salinas por llevar a México a ocupar un lugar en el concierto de los países
más desarrollados del orbe, es que se apuntala una premisa básica casi
convertida en política pública, la cual se centró en disminuir el número de
mexicanos que vivían en condiciones de pobreza extrema, buscando con
ello corresponder al modelo económico impuesto.
La historia comienza con el PRONASOL el cual deja una estela en
cuanto a materia de apoyos y recursos para combatir la desigualdad o la
pobreza se refiere; y es así como esta línea en esencia es replicada por el
ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León79 a través del Programa
Nacional de Educación, Salud y Alimentación, conocido por sus siglas como
PROGRESA. La historia sólo cambió de colores a la Presidencia de la
República cuando asumió el también ex presidente Vicente Fox Quezada,80
quien tomando la estafeta de sus antecesores continuó las mismas pautas
78 Fue el 58° presidente de México (1988-1994), Carlos Salinas de Gortari. Partido
Revolucionario Institucional. Llegó a la dirección del ejecutivo bajo un proceso
electoral caracterizado por las irregularidades a lo largo de la contienda, así como
durante el conteo de votos. Es recordado entre otras cosas por ser quizá el más
grande impulsor y artífice de las políticas desreguladoras y privatizadoras desde el
Estado. 79 Fue el 59° presidente de México (1994-2000), Ernesto Zedillo Ponce de León.
Partido Revolucionario Institucional. Candidato “sustituto” a partir del asesinato del
candidato oficial Luis Donaldo Colosio Murrieta. Fue un presidente perteneciente al
grupo de los tecnócratas, impulsor de políticas de desregulación y privatización del
estado. 80 Fue el 60° presidente de México (2000-2006). Partido Acción Nacional. Vicente
Fox Quesada. El primer presidente electo proveniente de un partido de oposición
(PAN). Su sexenio fue una continuación de la política neoliberal que le antecedió.
129
de una política descentralizadora desde el Estado, para así seguir sumando
a un modelo económico de casi dos décadas. Durante la administración de
Vicente Fox nace como una continuación el Programa Oportunidades, que
es llevado también por la administración del expresidente Felipe de Jesús
Calderón Hinojosa81, y hoy día de igual manera es impulsado por la
administración del presidente Enrique Peña Nieto.82
Las mediciones sobre desigualdad y pobreza que han resultado desde
la instauración de estos programas parecen obedecer más a pautas e
indicadores establecidos que corresponden y cumplen con lo tasado desde
distintos organismos internacionales, lo anterior se presenta como tal antes
que buscar revertir la estructura misma del desacomodo social y económico
de las zonas más golpeadas por el hambre y la pobreza. El tema que en sí
mismo atañe a ubicar dicha lógica de diseño y ejecución, y en consecuencia
los criterios de formulación y de aplicación de esta camada de programas
sociales, podría referir en sí mismo una sola tesis de estudio. Es por lo
anterior que en el presente subcapítulo se delimita en abordar una fracción
de este tema, la cual comprende el posible impacto generado por el
Programa Oportunidades en la comunidad de Tepanyehual.
81 Fue el 61° presidente de México (2006-2012). Partido Acción Nacional. Felipe de
Jesús Calderón Hinojosa. Segundo presidente emanado de las filas PAN, el cual llegó
a la presidencia en un proceso electoral ampliamente cuestionado. Su sexenio se
caracterizó entre otras cosas por los altos índices de desempleo, así como una cruenta
lucha contra el crimen organizado la cual fue severamente cuestionada por no
presentar una estrategia clara para su combate. 82 Fue el 62° presidente de México (2006-2012). Partido Revolucionario
Institucional. Enrique Peña Nieto, es el candidato con el que el PRI regresa a la
presidencia de México. Desde su elección fue cuestionado ampliamente por un
supuesto fraude de compra de votos a lo largo de la contienda electoral. Se le
relaciona ampliamente con el grupo del ex presidente Carlos Salinas.
130
El Programa Oportunidades83
Durante los meses de mi estancia en la comunidad cobró particular
interés personal el dar cuenta de lo recurrente que resultaban las visitas por
parte de empleados federales, en especial los verificadores del “Programa
Oportunidades” a Tepanyehual. Es así que conforme pasaron los meses fui
conociendo un poco más de la dinámica del programa, y con el interés ahora
de saber más sobre él y no sólo lo que el sitio en internet me refería, es pues
que decido activar una relación que tenía de años atrás y me doy a la tarea
de establecer comunicación con una funcionaria federal de la Secretaría de
Desarrollo Social, quien a su vez me puso en contacto con la secretaria de
uno de los funcionarios responsables del diseño conceptual del programa.
Sin duda el interés personal que surgió en acercarme a la justificación
del Programa Oportunidades vino en el momento en que desde la vida
cotidiana escuchaba la espera de “la beca”, la urgencia de “la beca”, la
necesidad de “la beca”, y es entonces cuando recuerdo que en alguna
ocasión, realizando una visita a una casa dentro de la comunidad, había
llegado uno de los supervisores del programa justo en el mismo momento
que yo me encontraba ahí, y recordé lo importante que resultaba para la
83 Obtuve una entrevista con un funcionario del Programa Oportunidades, su
secretaria particular se encargó de darme el día y la hora, así como la dirección de
las oficinas en Av. Insurgentes en la Ciudad de México. Después de llegar a mi cita
el día y la hora acordados, es que estando en la oficina del funcionario se me indica
hasta entonces que no podré ser recibido por el funcionario, quien en ese momento
fungía como uno de los diseñadores conceptuales del programa, ya que se se
encontraba en una reunión, pero que en su lugar sería atendido por otro funcionario
de igual nivel. La entrevista entonces se realiza partiendo de una batería de preguntas
previamente establecidas, y no si antes encargarme de explicitar que mi interés y mi
presencia en el lugar era por fines meramente de investigación concernientes a mis
estudios de maestría. La entrevista se condujo de manera cordial y abierta, pero no
fue sino hasta el momento en que el funcionario me preguntó mi opinión del
programa, y yo hablé con la información que hasta el momento manejaba, y es
entonces que después de casi una hora y media de entrevista, ésta finaliza casi de
manera súbita, de mi parte sin entender bien el por qué, y acto seguido se me pide
que no cite el nombre del entrevistado y después se me invita a retirarme.
131
dueña de la casa estar en el día y la hora señalada para la visita domiciliaria.
Es pues que con lo que yo había percibido sobre el programa dentro de la
comunidad y conociendo de la historia de los apoyos federales que durante
décadas han existido particularmente en el campo mexicano y sobre su
adecuación a través de los años, es entonces que decido pues establecer
comunicación con mi contacto en la Ciudad de México y buscar mayor
información desde donde surgía y se mantenía la idea de este programa. Lo
que encontré no puedo decir que me sorprendió, sin embargo, fue
enriquecedor para apuntalar otro pilar de la aproximación a la realidad de lo
que estaba ocurriendo en la comunidad.
Se realizó una entrevista que inició de la siguiente manera:
“...el programa es focalizado hacia las familias, los anteriores
programas iban más hacia las prebendas”
“...el programa está diseñado para romper el círculo
intergeneracional... brindando apoyos para mejorar las
capacidades, donde los estudiosos del tema nos señalan que
hay tres elementos: niños con aprovechamiento bajo, con
problemas de salud y de alimentación”.
Es así con las anteriores citas que inicia la descripción de los alcances
tasados por el programa.
La tesis del programa responde a una especie de silogismo básico que
dicta lo siguiente: si hay ausencia de salud y la salud es necesaria para el
buen aprovechamiento escolar, entonces el aprovechamiento escolar no
llegará. El programa parte desde la salud, la alimentación y la educación,
estos tres elementos persigue el programa Oportunidades, los cuales se nos
indica fueron retomados del libro “Sin herencia de pobreza” de Santiago
132
Levy84, editado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 2005, texto
que centró la discusión sobre la renovación de los programas sociales.
Selección de beneficiarios
La selección de localidades donde se opera el programa inicia desde la
detección de aquellas donde exista un rezago de desarrollo85, y una vez
teniendo ese universo se procede a la aplicación de encuestas, así como un
cuestionario personal más a detalle, para que posteriormente a través de un
algoritmo se defina quienes reúnen los requisitos de elegibilidad. El resto
corresponde a los posibles beneficiarios, quienes deberán reunir la
documentación requerida y solicitar su ingreso directamente con las brigadas
del programa que visitan las comunidades en el periodo abierto para la
recepción de solicitudes.
Salud, alimentación y educación
La salud se establece desde un enfoque preventivo, el cual es
aterrizado en las comunidades a partir de un paquete básico de información
y revisiones médicas. El tema, nos dice el funcionario, es atender a la familia
buscando prevenir sus enfermedades, y para tal efecto se destina una beca
consistente en un apoyo económico, la que deberá ser invertida en la compra
de alimento, incluso operativamente se cuentan con reglas que establecen
que a las madres gestantes habrá que brindarles la beca hasta que sus niños
cumplan sus primeros cinco años de vida, donde también se contempla un
84 Economista mexicano por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM),
con maestría y doctorado por la Universidad de Boston, se ha desempeñado en cargos
de la administración pública federal, en donde destaca como director General del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); así como en instituciones financieras
tales como El Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 85 No se logró obtener una definición del concepto de desarrollo por parte del
funcionario. Aunque podemos inferir que se refiere a una aproximación más cercana
al concepto de modernidad del siglo XX.
133
aumento en el monto de la beca a partir de presentarse un incremento en
los precios de los productos; el funcionario nos detalla que se tiene
contemplado de igual manera el otorgar un apoyo mayor cuando ocurran
alzas en los precios de los insumos energéticos. El funcionario federal
continúa su exposición mencionando lo que parece ser una especie de
estrategia llamada el “enfoque preventivo”, que es referida en el propio
programa, y la cual condujo a que para el año de 2009 se decidiera eliminar
de las escuelas los carbohidratos y las bebidas altas en azúcar o
carbonatadas. Pero también para el periodo comprendido en ese año y el
siguiente, es entonces que el funcionario nos revela que alrededor de
setecientos cincuenta mil niños tuvieron que dejar la escuela para
incorporarse al trabajo informal. De ahí sin más, nos habla de esa
representación de la pobreza como una especie de camino del cual hay que
salir, la intención del programa se nos vuelve a señalar es romper con ese
“círculo intergeneracional” que representa la pobreza.
El círculo intergeneracional
y el seguimiento a beneficiarios
El punto de inicio del programa parte desde el hogar,86 siendo éste
considerado como la “unidad de medida”, y realizando especial hincapié
sobre los más jóvenes que lo habitan, porque en una pobreza estructural de
continuar siendo ellos pobres, esta espiral no vería fin. La condición de joven
les otorga características que les facilita su inserción al mercado laboral para
86 Recordemos que los aportes teóricos citados en el Capítulo 4, particularmente los
hechos por Shanin y Makarov, coinciden en señalar que: “La vida de una familia es
la vida de una granja”, y con esta nota al pié queremos destacar que es en el hogar,
precisamente en la familia donde los teóricos clásicos del campesinado de principios
del s.XX, ubican al núcleo que otorga cohesión a la unidad del grupo campesino. Y
lo anterior resulta significativo porque precisamente el programa Oportunidades no
opera atendiendo la permanencia de la familia en la comunidad, sino que por el
contrario la tendencia es apoyar la salida del ámbito rural. Más adelante en el capítulo
6 daremos cuenta de ello con mayor precisión.
134
entonces buscar por propia cuenta una transferencia del ingreso, o la
compensación del ingreso al hogar. La pobreza estructural toca diferentes
aristas, la alimenticia, la de capacidades y la patrimonial detalla el
funcionario. Y cita al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (CONEVAL) que en 2007 se refirió a esta realidad como la
multidimensionalidad de la pobreza. El entrevistado acota y menciona que
aquellos que no puedan comprar la canasta básica del ámbito rural, los
coloca en una situación de vulnerabilidad en la que, al no contar con los
recursos para tener acceso a los alimentos, o los bienes, o ya no lograr cubrir
de seis a siete carencias de ese orden se encuentran en una situación de
pobreza extrema.
El seguimiento del programa se realiza mediante el monitoreo al
cumplimiento de las responsabilidades que adquieren los beneficiarios del
programa, tales como asistir a las pláticas de temas de salud, mantener a
los niños y adolescentes en la escuela señala el funcionario. Además se
realiza un muestreo de localidades al azar dentro de las cuales se
contemplan a las comunidades donde opera y no opera el programa, y cada
seis meses se comparan unas con otras, valiéndose para ello también de los
resultados arrojados por las encuestas de evaluación que realiza el
CONEVAL en el ámbito nacional, estatal y municipal, y de igual manera se
echa mano de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares
(ENIGH) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Lo establecido desde la federación con respecto al programa
Oportunidades no nos presenta un escenario concreto en cuanto a lo que
realmente busca, sino que más bien nos brinda una versión no sólo
descafeinada, sino de igual manera muy general de lo que dice combatir,
pero en donde sí reconocemos el indeleble sello del programa por buscar
homogeneizar o tasar con la misma medida cualquier realidad. Para lo
anterior recordamos a Townsed en el Capítulo 5, cuando nos habla sobre lo
cambiantes que pueden ser las necesidades, y en consecuencia él refiere
que no será correcto medir bajo el mismo criterio el nivel de pobreza en
diferentes contextos y realidades porque siempre será pertinente considerar
135
otros elementos tales como la geografía, el ámbito social y cultural, y aquí
siendo las economías campesinas el objeto de estudio, se trae a colación lo
dicho por Sen,87 en cuanto a pobreza absoluta y relativa se refiere, donde la
primera surge a partir del espacio de las capacidades, cuando estas son
perdidas; y la segunda se origina en función de los bienes y servicios. De ahí
que hablar de la pérdida de las capacidades por parte del campesino, quizás
a estas alturas del presente trabajo pueda resultar algo incierto; en cambio,
lo que sí observamos claramente es el énfasis por parte del programa en la
prestación de servicios específicamente el de la salud, consistente en
consultas, así como en revisiones médicas. Sin embargo, adelantamos que
la pobreza, aún y la pobreza que entiende el gobierno federal, la cual se
encuentra más cercana al concepto entendido por BM que revisamos en el
capítulo anterior, tampoco podrá ser combatida sólo con programas sociales.
Ubiquemos que la desigualdad se ha presentado casi como elemento
inherente al concepto de pobreza según lo que hemos visto con los referente
teóricos referidos del capítulo anterior, y que ésta cruza casi sin excepción
los diferentes abordajes del concepto que de pobreza hemos citado. Sin
embargo, aquí abrimos un paréntesis para señalar que el ideario del
Programa Oportunidades se queda corto, ya que no impacta los elementos
estructurales, más allá de intentar mejorar la dieta, y con ello la salud, y por
último la educación de los jóvenes. Además, no hay mecanismos precisos
salvo las revisiones médicas, que otorguen certeza de que las familias no
están gastando la beca otorgada en alimentos “chatarra”, por el contrario, a
partir de la propia información recabada en la comunidad, sabemos que
ahora hay mayor consumo de este tipo de alimentos.
87 Ya que es del que partimos en este documento.
136
Tepanyehual y el Programa Oportunidades ¿el paisaje cambia?
Ir a buscar leña, asistir a la clínica, participar en las fiestas patronales y
en las familiares, asistir a las pláticas del Programa Oportunidades, dar de
comer a los animales de traspatio, llevar el almuerzo al marido, éstas y otras
actividades figuran como parte de las tareas cotidianas referidas más
comúnmente a las mujeres dentro de la comunidad.
Levantar la cosecha es lo que puede proveer alimento para las familias
durante algunos meses, quizá dos o tres meses sin llegar a más. Hemos
señalado que el régimen de tenencia de la tierra es pequeña propiedad, de
ahí en que la superficie promedio de cultivo comprenda un cuarto de
hectárea, donde el cincuenta por ciento de los habitantes de la comunidad
poseen tierra propia y la otra mitad tiene que rentar. La familia diversifica sus
actividades, donde casi todas cuentan con al menos un miembro que ha
migrado a otro estado, el cual se suele convertir en un sostén clave para el
mantenimiento de la familia, también recurriendo a alquilarse como
jornaleros. Dentro de la estrategia asumida por las familias es reconocida
por ellas mismas la ayuda monetaria brindada por el Programa
Oportunidades, el peso referido a este apoyo lo sintetiza en una sola frase
Don. Marco O., quien se refiere así al programa:
“…con lo que ya de por sí hacemos y con el Oportunidades, aquí
nos completamos”
El subsidio recibido hoy día, está presente en la planeación de los
recursos con que cuenta una familia promedio en Tepanyehual, donde
alrededor de un ochenta por ciento de los hogares son beneficiarios.88
88 Las familias que no son beneficiarias del Programa Oportunidades es porque no
solicitaron su ingreso, refieren ellas mismas.
137
El Programa Oportunidades parece ser la otra pieza del rompecabezas
resultante de atender las propuestas que vienen desde la UE, así como
también de los indicadores establecidos por el BM para definir el concepto,
los cuales son recetados como regla unívoca por igual, sin que puedan
mediar la especificidad propia de paralelos o meridianos del globo en su
ejecución, mucho menos sin mediar variables referentes a la sociedad, la
cultura o a la economía del lugar, sino más bien bajo un orden vertical de
arriba hacia abajo, que dicta la norma internacional.
Recordando que si desde el Programa Oportunidades se establece el
énfasis en la alimentación, la salud y la educación (bajo ese orden), es
entonces que mirando a contraluz lo dictado por el BM en cuanto a las
variables que este último establece, podemos entender que la alimentación,
la salud y la educación, pueden resultar en la versión “tropicalizada” que
busca empatar a la política nacional de combate a la pobreza
operacionalizada a través del Programa Oportunidades, para con el
cumplimiento de las variables unívocas 89 de carácter internacional que tasa
el BM. Hasta aquí pudiera resultar forzado el encontrar un empate entre lo
propuesto desde el programa federal y lo que presenta el BM, pero
recordemos lo expuesto en el capítulo anterior donde establecimos que la
lógica de funcionamiento del BM (al igual que la de su hermano gemelo el
FMI) ha sido la de centrarse en el crecimiento económico de base amplia
referida ésta a todos los estratos sociales, primordialmente los más bajos,
para entonces así buscar el desarrollo de capital humano a través de la
educación, y con ello entonces proteger todo lo que pregonan, en donde la
línea toral de la implementación de sus programas procura dotar de redes
mínimas de protección social para los pobres. Precisamente el Programa
Oportunidades otorga “la beca” que deberá ser destinada para el consumo,
y ésta es condicionada entre otras cosas a continuar con los estudios,
89 Crecimiento económico, consumo, producción alimentaria y tasa anual de
crecimiento del PIB.
138
además también se provee de algunos servicios básicos de salud tales como
consultas y revisiones médicas. Es precisamente esa desigualdad material
que desde el BM se entiende como la eterna ruta transitoria que no permite
el alcanzar mejores condiciones estructurales, la que encontramos tan
emparejada a las líneas de acción del Programa Oportunidades,
especialmente con su llamado “rompimiento del círculo intergeneracional”.
Por lo anterior es que la situación que nos atañe aquí con respecto al
Programa Oportunidades pareciera supeditarse a manera de un brazo
programático más de la política de orden internacional que en este caso
viene del BM y sus referentes conceptuales que comprende a su
entendimiento de la pobreza como lo entienden los organismos
internacionales.
Para muestra de lo anterior vale recordar lo que al inicio del capítulo
anterior veíamos con Janssen y Pachico, quienes exponen un enfoque que
parte del establecimiento de la pobreza-campo, en un entendimiento que a
nuestro juicio resulta muy acotado conceptualmente hablando, y el cual es
tomado y replicado por el Programa Oportunidades, en donde ambos
proyectos coinciden específicamente en la necesidad de integrar nuevos
conocimientos, donde estos autores recordemos van más allá y nos habla
de la necesidad de adecuar éstos conocimientos a la labor productiva en el
campo traducidos estos en innovaciones agrícolas que impacten de manera
directa al campo, mediante la generación de empleos dentro y fuera de la
granja, el establecimiento de precios más bajos para los alimentos y el contar
con un mayor crecimiento económico.
Persiguiendo las recomendaciones que bajo este corte direccional se
trazan, es que el programa pone un supuesto interés en la familia, la cual
cuenta con una ya larga tradición de migrantes entre sus miembros, así lo
hemos constatado en las entrevistas y pláticas informales con los habitantes.
Son ellos mismos quienes reconocen que son algunos miembros de la
familia quienes se convierten en una suerte de “proveedores a distancia”, y
ahora se encuentran también con lo que parece ser la necesidad de salir de
sus comunidades con el objetivo de continuar con su preparación formal,
139
porque a pesar de que la mitad de la población de Tepanyehual reconoce
que encuentran en el estudio lo que pudiera representar una alternativa para
el futuro, ocurre que la otra mitad busca emplearse en el trabajo informal, tal
como la venta de ropa, la construcción, la venta de comida, pero es claro
que un amplio sector de la población joven de la comunidad ya no se
encuentra vinculada al campo y por ende ya no desean vivir de él, así lo
relató en una entrevista que realicé a Don Armando Z., padre de familia quien
desde hace dos décadas sale por temporadas de seis meses a la ciudad de
Puebla, buscando emplearse.
“el trabajo de la construcción como ayudante es duro... el ser
ayudante es pesado, pero los jóvenes ya no quieren vivir del
campo, ni siquiera lo intentan, pero es que no lo quieren, trabajan
en puestos de ropa”.
Por su parte, Érika S., una joven nativa de Tepanyehual que cursa y
está por terminar la licenciatura en turismo en la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla (BUAP), con sede en Cuetzalan del Progreso, sobre
los jóvenes nos comentó lo siguiente:
“la mayoría piensa en irse, esas son las expectativas de los que
hacen una licenciatura, no se diga quienes aspiran a una
maestría...”
“los que también se van son los que no han estudiado la
educación media superior... por lo regular se van a Puebla o a
otros estados, pero no se quedan, la mitad de los jóvenes han
salido para buscar un trabajo, es como el 20% el que ha salido
para estudiar, el resto prácticamente ha salido para trabajar, por
el deseo de querer salir adelante por medio del estudio, o para
tener que trabajar, pero al final todos se van porque salir les da
mayor oportunidad, pero si ellos se dedicaran a lo que es la
140
agricultura y ese tipo de trabajos, quizá y si habría una
oportunidad pero eso no lo sé”.
La posibilidad de salir está ubicada en el ideario de los sueños como
una alternativa, es un futuro que se abre como lo menciona Berger. Hace
tiempo que dejó de ser ese presente de la vida en el campo lo que da
continuidad y sustento al actual presente, porque salir ha pasado de ser casi
una obligación a una constante. Y es que eso no se cuestiona desde el seno
de las familias para con los integrantes jóvenes, es como si la dinámica de
lo que ha venido ocurriendo año tras año se convirtiera en costumbre que
establece norma, y con ello sólo se espera que llegue el momento en el cual
se tendrá que partir de la comunidad, donde hace algunos años el germen
que inoculaba esta dinámica venía de la necesidad de trabajar para
convertirse en una fuente que contribuyera con el gasto familiar, en donde
prácticamente todo joven tenía que en algún momento hacerlo, situación que
siempre se realizaba así porque la encomienda era abastecer al grupo, no
se salía para irse y “arreglárselas solo”, se salía para mantener a los que se
quedaban, donde el apego a la familia operativamente hablando se traducía
en el recurso enviado y en el deseo permanente de contar con la vuelta por
parte de aquellos que salían. Pareciera que se podría por un momento
entender que los cambios generados en los dos últimos lustros no han sido
significativos en gran sentido si sólo se observa en un primer plano a la
permanente e histórica migración de los jóvenes, y que en términos llanos
continúa realizándose así, sólo que a diferencia del pasado, ahora que se
sale para estudiar, es para abrirse una oportunidad allá afuera y tácitamente
manteniendo la idea muy clara de que ya no es para volver, sino, entonces
no cobraría sentido el esfuerzo de pagar y mantener a alguien lejos de la
comunidad, ya que la recompensa vista como un logro será precisamente
que concrete una vida libre de carencias fuera de la comunidad. A lo anterior
no escapa el entendimiento por parte de los padres de familia, que la
educación técnica media superior o la educación superior sea garantía de
encontrar diferentes condiciones de vida, ya que habitan los casos de
141
jóvenes y también adultos jóvenes que en algún momento buscaron construir
esa alternativa saliendo para realizar estudios de programación o
contabilidad a nivel técnico, y no encontraron una posibilidad para colocarse
dentro del mercado laboral. A estos casos no escapan los que se han ido
para migrar a los Estados Unidos que se cuentan con una menor incidencia,
y dentro de ellos están los que han regresado a la comunidad para cumplir
con mayordomías y quedar después una temporada, para entonces volver a
intentar el cruce hacia el otro lado; se encuentran también los casos de
aquellos que no han vuelto a poner un pie en la comunidad, pero que desde
aquellas lejanas latitudes mantienen comunicación e incluso un envío regular
de recursos, en cambio con las familias que se ubican entre aquellas que se
han ido a ciudades grandes o que han logrado hacer el cruce, y por algunos
años no mantienen contacto dejan de ser consideradas como parte de la
comunidad. Sobre esto es que había cuando menos tres familias, a las
cuales ubiqué por igual número de casas abandonadas que precisamente
se ubicaban en este contexto donde han perdido comunicación y es
entonces que el trato que reciben hacia el interior de la comunidad es tan
severo como para descartarlas de cualquier futuro dentro de ella. Resultado
de lo anterior, el camino que emprenden ahora los jóvenes es ya claramente
diferenciado, donde se pueden dividir en aquellos que realizan la continua y
casi permanente migración temporal buscando proveer de un apoyo
monetario a la familia que se queda, o en otros casos que el evento de partir
se remite en sí sólo al hecho de estudiar alguna carrera de nivel superior. Es
claro que la constante se ha vuelto la salida para ellos, en donde los primeros
muy probablemente volverán para trabajar las tierras o emplearse como
jornaleros, y para hacer periodos de migración temporal, y los segundos lo
harán para buscar finalizar sus estudios con la mira puesta en encontrar un
trabajo y muy probablemente no volver. Para este último caso aún no resulta
claro el hecho de que se puedan convertir a la larga en proveedores de su
familia, bajo el supuesto que de ubicarse dentro de la ciudad en un puesto
de trabajo no informal en función de los estudios que tienen, y con ello se
pueda obtener una buena remuneración económica, y no es claro saberlo
142
como tal porque aún no se cuenta con un referente de jóvenes que lo hayan
conseguido porque quizás estos supuestos casos no tienen aún presencia
significativa. Aunque de igual manera no se puede desestimar que esto
último pueda corresponder a una estrategia propia de las familias
campesinas, sencillamente aún no lo podemos establecer. Doña Sabina dice
al respecto lo siguiente:
“Los que se siguen ya no regresan, es más sencillo encontrar un
trabajo allá y más si son jóvenes, el tema es que no hay tierra
para muchos, la educación es más importante si se tienen que
salir, mejor con educación y no sólo así, aunque a algunos ya
casi no los volvamos a ver”.
“…las becas de los chamacos aquí se acabaron...el
Oportunidades es un apoyo poquito, porque los maestros
también se encargan de que las personas reciban, mi hija no
paso de ochocientos pesos y llegaba cada dos o tres meses.”
El evento que hasta aquí salta a la luz se centra en el hecho de que los
jóvenes están ubicados dentro del Programa Oportunidades en su discurso
como pilares de las familias, la que a su vez se convierte en el eje central de
sus acciones para romper con el llamado “círculo intergeneracional”, y salta
a la luz por la serie de estrategias, traducidas en lineamientos para con los
beneficiarios en donde con un retazo de un sólo molde llama a todos los
jóvenes a continuar sus estudios, independientemente de cualquier
miramiento si con ello las familias puedan verse o no disgregadas con la
salida de estos de sus lugares de origen, aunque lo anterior no se les podría
impedir, pero quizás abordarse de diferente manera, ya que el hecho de
estudiar alguna carrera de nivel superior en muchos de los casos no guarda
aparentemente ningún vínculo con la realidad del lugar de donde provienen
muchos de los jóvenes, y con ello sólo agregar que la educación por sí
misma no puede referir o manifestar un paso transitorio para mantener
143
agrupadas a las familias, sino que por el contrario, se puede hasta aquí ya,
comenzar a prever los casos donde el lograr concretar los estudios de nivel
superior y además conseguir ejercer una carrera fuera de la comunidad, no
sólo puede representar un logro familiar, sino también puede resultar en el
inicio de un proceso de desvinculación de ella. Es el caso de Érika S., quien
al estar por terminar sus estudios en turismo es que ya cuenta con un
ofrecimiento laboral a futuro con para promover la región de Cuetzalan y sus
alrededores, pero desde la capital poblana, a lo que ella comenta:
“si yo consigo algo no tengo a qué regresar, para eso salí, para
eso estudié... se hizo el gasto, entonces que valga la pena”
Los cambios aparentemente han sido tersos dentro de la comunidad,
no se reconocen eventos convulsos como tales acontecidos dentro de ésta,
pero lo que sí resulta claro es que habita lo que parece ser un coro que en
unánime respuesta enuncia una marcada transformación de la comunidad
durante los últimos diez años, donde contrariamente uno esperaría que el
momento en que iniciaron la llegada de los primeros apoyos o recursos
económicos tales como los del Programa Oportunidades, fueran sucesos
que los habitantes ubicaran en su ideario de cambios o transformaciones
hacia el interior, sin embargo son pocos los que lo hacen, y por el contrario
el resto nos brinda escuetas respuestas al no poder ubicar los principales
momentos de cambio en la comunidad, pero se presenta una fuerte
coincidencia en relatar que las mayores transformaciones se han dado
durante la última década, casi el mismo periodo en el cual se han convertido
en beneficiarias las primeras familias. Algunas pistas de todo lo anterior
pueden ser rastreadas y en lo particular sobre el impacto generado por el
Programa Oportunidades desde los bienes que ahora poseen, y algo similar
ocurre con lo que parece ser un cambio en sus patrones alimenticios
situación que en un primer acercamiento nos conduce a suponer el origen
de enfermedades relacionadas con la obesidad o la presión alta. Para el
caso de enseres de uso en el hogar como los electrodomésticos que han
144
adquirido en el período poco mayor a un lustro (hablando sobre siete u ocho
años), se encuentra el estéreo o la televisión, los cuales hace diez años
prácticamente ninguno de los hogares contaba con uno.
El costo ambiental de ser pobre el paisaje cambia, la dieta también
El paisaje ha cambiado, en eso se puede encontrar casi unánime
acuerdo desde las voces que dentro de la comunidad lo señalan, la
vegetación ha cambiado, y ha cambiado porque ésta tiene que ver con la
comunidad, con su manejo con su distribución del espacio y el trabajo sobre
su cuidado. No se entiende aún si el cambio ha sido para bien, tampoco se
menciona que se perfile en la dirección contraria, sino que se reconoce un
cambio que ha venido como consecuencia de un manejo diferente, de un
entendimiento diferente de como reproducir la vida material desde lo familiar,
y eso se aprecia con un especial énfasis en los cambios generados
directamente en el cuidado de los espacios, tales como las unidades
productivas, así como la vegetación, la cual en algunos casos parece que ha
dejado de tener especial énfasis en un amplio sector de la comunidad y con
ello viene a la par lo que se presente como: “la nula importancia en torno al
manejo de los recursos naturales”, o sencillamente el descuido de ellos, en
algunos casos parece absoluto descuido, absoluto olvido. Si en el pasado
una familia dentro de la comunidad podía vivir combinando el ingreso
producto del trabajo temporal como jornalero y el mantener en buen cuidado
las unidades productivas con la fuerza de trabajo familiar, ahora en algunas
familias ha perdido cierta importancia el mantenerlas, porque para muchos
implica demasiado trabajo frente a la economía monetizada a partir del
subsidio, y es por lo anterior que al perder el vínculo con el entorno a partir
del trabajo, es entonces que se pierde también el interés con de la
preservación de los recursos, ya que deja de formar parte del ideario a futuro
para la sobrevivencia familiar.
145
Se considera la necesidad de un espacio para la siembra como
elemento indispensable para asegurar la reproducción material de la vida,
también se ubica la necesidad de un ingreso seguro bajo un modelo mixto,
casi cualquier habitante jefe de familia coinciden en la pertinencia de ambos,
al menos verbalmente, pero si se les cuestiona más, hay una fuerte
incidencia de parte de algunos a establecer a la salud como “necesidad
primera” para vivir, y es que se dirigen hacia la alimentación sin enunciarla
como tal, pero lo que recae aún más como un dato inusual es que algunos
de los habitantes, sobre todo las mujeres que obligadamente deben de asistir
a las charlas, hablan de la llamada “dieta completa”, un concepto venido de
fuera. Los requerimientos alimenticios y la diferenciación de una dieta ahora
son distintos, incluso parece que han subido los estándares porque el trabajo
fuera de las faenas del campo se los ha mostrado, en resumen, se los ha
permitido. Lino, un joven de la comunidad, considera que su alimentación es
buena porque dice se ha sentido bien y no ha tenido problemas (aunque
considero que es difícil que dentro de la comunidad alguna persona de
cualquier sexo exprese abiertamente que su alimentación es deficiente), sin
embargo, las charlas a las que asisten por el Programa Oportunidades les
han mostrado una lista de alimentos “necesarios” que hasta ahora no han
estado presentes en su dieta. En algún momento alguien decidió sembrar
algunas de las semillas que llegaron en un programa federal, y fue así como
cultivamos y cosechamos brócoli, el cual al final del día nadie lo comía
porque nadie sabía cómo comerlo.
Un día común al amanecer la gente suele tomar un té, después antes
del medio sobre las 10:00 hrs. consume huevo o arroz con frijoles y tortilla,
y después cuando viene la hora de la comida entonces una sopa, y la cena
se toma con pan y café o té. En una familia común se reconoce que una
dieta así sólo será posible si se tienen los medios económicos para
comprarla y completada en una menor medida con lo poco que pueda venir
de la producción propia. Cabe destacar que ya forma parte de los vocablos
del común del día a día el escuchar palabras como “botana”, principalmente
entre los jóvenes y los adultos, o la palabra “sabrita” para referirse a algún
146
alimento frito que se realiza en el espacio que hay entre una comida y otra.
De igual manera estos productos que pueden consistir en frituras de harina
principalmente y en los menos de los casos en papas fritas, no son
producidas en los hogares, sino que han llegado con la proliferación de los
pequeños comercios familiares como tiendas de abarrotes y que además
han cobrado gran popularidad entre la población.
Tiempos pasados ¿fueron mejores?, Un estilo de vida no perecedero
Don Vicente S. es un hombre que habla poco (al menos conmigo) y
observa mucho, sus párpados se han caído por el paso de los años, al grado
de que sólo permiten dos pequeñas aberturas que más parecen líneas
hechas por un bisturí, “cortes quirúrgicos” por donde se aprecia el tono negro
de sus ojos, es como si el sol lo tuviera permanentemente de frente, y así el
resto de su cara de piel quemada más bien curtida por el sol, no es difícil
entender que es un hombre de otros tiempos, de otros ritmos, incluso su
trabajo dentro de la milpa es como en cámara lenta, su machete se mueve
a otro tiempo, parece que se desplaza lentamente cortando el espesor del
aire húmedo en el ambiente cada que es blandido, terminando cada trazo en
una precisión propia de alguien que domina las herramientas de la
ingeniería, o de otro que lleva una vida entera haciéndolo, donde cada
trayecto parece ralentizado en el aire pero de una eficacia que rebasa
cualquier suma de varios intentos cuando yo busco hacer lo mismo. Y es que
me interesa seguir su paso mientras hablamos un poco, sin embargo, él
puede realizar pausas cada que lo decide sin perder ritmo, porque me parece
que la mayor parte del tiempo guarda más preguntas que respuestas. Su
rostro, pienso que, aunque para muchos pudiera ser poco expresivo, a mí
por el contrario me parece que realiza un gran esfuerzo por no soltar, por no
decir ninguna oración de esa gran batería de palabras que calla, porque no
desea que salgan aún, porque siempre atento observa y con sus ritmos
propios pienso que parte de su mensaje es: antes de hablar será necesario
147
llevar un poco de paciencia para observar. De ahí que por eso quizá
obedezca a que sus frases sean cortas, pero para mí claras y contundentes:
“las cosechas han bajado, la tierra se va deslavando y se va
cansando, es que ya no es importante para todos...”
“el frijol que se produce, así como el maíz que viene, sólo alcanza para dos meses, antes cuatro o cinco...”
“según eso el gobierno nos da y nos manda una ayuda, pero es
más lo que nos quita que lo que nos da, aquí casi se habla como
si fuera monte por eso el gobierno no lo toma como si fuera muy
costoso, por eso el mismo gobierno saca más de lo que da,
porque si no se paga el predial se corta el agua, cada año se
pagan como ciento ochenta pesos en promedio por lote y más lo
del agua, y se paga cada dos meses...”
Es un hombre que domina desde sus coordenadas la vida práctica del
campo y el entendimiento total de lo que está vinculado con lo que le ocurre,
incluso conoce sobre temas de cuidado del medio ambiente, pero jamás lo
mencionaría así; es más, ni siquiera lo enuncia con una palabra o con un
concepto porque ya lo ha dicho de otras maneras, sencillamente lo que él
habla siempre contiene algún vínculo con el entorno. Pareciera que todo lo
que dice se encuentra relacionado con el trabajo, el cual les une a las labores
propias del campo con su historia personal porque van juntas, porque él es
de los que se han ido para poder permanecer. Don Vicente tuvo que salir
con toda su familia a la ciudad de Puebla, y permanecieron allá por casi una
década desde los setentas hasta comienzos de los ochentas, trabajando
como obrero en una fábrica de zapatos, para que una vez logrado reunir el
dinero suficiente a través de un ahorro que como prestación otorgaba la
empresa, entonces regresaran y levantaran su casa de ladrillo, y de paso
comprar unos animales. Pertenece a aquellos que se van para poder
quedarse, y con ello mantenerse dentro de la comunidad, él incluso no es
148
como lo fue el grueso de sus doce hermanos, quienes la gran mayoría de
ellos, aunque casi suene a pleonasmo, se fueron para poder salir, de los
cuales curiosamente casi todos ya murieron.
Don Vicente y su vínculo a la tierra no es algo que parezca que él eligió
como tal, sino más bien que él reconoce como una manera de vivir y por tal
motivo parece que no habita disociación entre las unidades productivas que
él dispone y su quehacer diario para obtener la reproducción material de su
vida, una está con otra. Me dice a manera de anécdota, que hace varios
años cuando no había carretera asfaltada, vio al alba a dos de los ingenieros
encargados precisamente de convertir en carretera de terracería la anterior
brecha, y para su sorpresa los encontró corriendo con ropa deportiva a lo
largo de dicha brecha, evento que como tal le resultó extraño. El relato de
Don Vicente se extendió para después culminar diciendo:
“Yo cuando los vi, hasta ganas me daban de irles a
decir que mejor hicieran milpa...”
Don Vicente refería que alguien que tiene que “salir a cansarse” antes
de hacer su día, es que no está trabajando lo necesario, porque entonces no
entendía esa necesidad de salir a consumir energía en algo que para él
resultaba inútil. Es el pasaje de Chayanov en el Cap. 4, donde se plantea el
proceso de autoexplotación con la satisfacción de las necesidades para la
subsistencia por parte del campesino, donde será pertinente no perder de
vista el momento en que se cubren las necesidades de la familia y entonces
evitar seguir trabajando, porque aún y cuando el trabajo genere mayores
frutos, el fruto de ese trabajo se verá opacado por la fatiga, la cual
representaría peligrosa y potencialmente la posibilidad de verse
incapacitados para cubrir las tareas futuras, es decir de los siguientes días.
Don Vicente dice que muchos niños, que hoy en día se convirtieron en
adultos no aprendieron la lengua, no porque fueran personas chocantes,
sino porque a sus padres nunca se les ocurrió enseñarles a hablarla. Él no
cita en algún concepto algo parecido al “Buen Vivir” como hoy se enuncian
149
términos paralelos a la idea de desarrollo desde los pueblos originarios,
aunque a sus casi setenta años y por sus ritmos particulares de vida, quizá
pudiera hacerlo, además de que en su vida parece no carecer de ningún
bien material para vivir de una manera sana, es como si él perteneciera a
esa “escuela” de mujeres y hombres que su vínculo y sus capacidades de
vida estuvieron y continúan estando fuertemente entrelazadas con la idea
de un futuro donde se preserva la tierra.
La siembra también cambia
La siembra por familia hace cuatro décadas comprendía un área menor
a dos hectáreas, conforme algunas tierras se repartieron al interior de la
familia quedaron entonces en un promedio de media hectárea y en algunos
casos una cuarta parte de ella. La cosecha se realiza en el mes de
septiembre y alcanzaba hasta el mes de mayo, con ello casi se “le daba la
vuelta” al ciclo completo, aunque se reconoce que transcurrieron buenos
años en los que se conseguía cumplir con un ciclo completo. La familia con
seis miembros aseguraba al menos ocho o nueves meses de maíz, ahora se
realiza con la intención de asegurar un poco de frijol y por tener algunos
elotes. Décadas atrás se sacaban por hectárea un promedio de setenta
bultos pergamineros, un bulto equivale a noventa kilogramos, pero hoy en
día en una hectárea sólo se obtiene hasta un tope máximo de cuarenta
bultos.
“la necesidad de los fertilizantes es fuerte, ya que ahora si no se
pone fertilizante no se saca casi nada... el PROCAMPO se da
sólo a aquellos que tengan siembra en terreno propio, no es para
aquellos que sembramos en terreno alquilado, y eso que somos
como la mitad porque también necesitamos más tierra para ser
considerados...”
150
“... con mi papá sembraba dos hectáreas, siempre fue así hasta
que yo salí, nunca necesitábamos de comprar nada de
fertilizante, y aunque se comenzaron a ver con algunos de aquí,
a nosotros de por sí no nos interesó”
Señalan que el bulto de fertilizante cuesta entre doscientos cincuenta a
trescientos pesos, en una hectárea se puede meter del bulto más barato,
pero aun así se necesitarán al menos cinco bultos, o cuatro bultos del mejor.
151
Capítulo 6.- Pobreza y descampesinización…
la vida continúa
La temporada del campo inicia a partir de mediados de diciembre, es
cuando la gente comienza a picar la caña, a preparar el terreno para la
siembra, poco tiempo después si se cuenta con el recurso económico
suficiente se procede a arar el terreno, esto último sería lo ideal para dejar
lista la tierra, pero para muchos no siempre es viable hacerlo porque no es
terreno propio, recordemos que en capítulos anteriores hemos advertido que
sólo la mitad de los habitantes de Tepanyehual cuentan con terreno propio,
los demás en caso de que tomen la decisión de sembrar, recurren a la renta
de tierra. Lo que se paga es un arado con animales, es con bueyes, lo que
se le cobra al interesado es el costo de los animales, el arado ya es incluido
en el precio, donde la yunta cuesta doscientos cincuenta pesos. Una vez que
el terreno es roturado entonces es que se viene la siembra del maíz, y
después toca esperar a que brote y tenga unos veinticinco centímetros de
alzada, para entonces meter el azadón, después hay que mantenerse sólo
atento cuidándolo teniendo limpia el área.
La renta se realiza en áreas que van desde media hectárea hasta una
hectárea completa. Hemos de recordar que esto ha sido una práctica
habitual dentro de la comunidad, al igual que el destino que tendrá la
cosecha, la cual casi sin excepción es para el autoconsumo. Cada vez
resulta menos habitual observar familias con plantas para remedios o
cultivos tales como hortalizas para su autoconsumo, incluso las gallinas y los
guajolotes ya no se observan en la mayor parte de las casas. Sin llamarlo
como tal reconocen que anteriormente estaban relativamente más cerca de
completar el abasto familiar con la propia producción, aunque siempre ha
sido necesario comprar algunas cosas, eso no cambia.
Buscando obtener los medios y recursos para conseguir lo necesario
del día a día, es que también se recurre a la solicitud de apoyos de diversa
índole, tales como los programas que son promovidos desde dependencias
estatales y federales, donde ya hemos hablando del Programa
152
Oportunidades. Están también los apoyos para la crianza de pequeñas
especies, para aves de corral. En estos últimos programas se suele apoyar
con el material y la gente aporta la mano de obra.
El tener que salir para emplearse en la ciudad, no sólo se convierte casi
en una obligación como lo hemos mencionado anteriormente, sino también
entre algunos de los jóvenes se encuentra la que parece ser una curiosidad
permanente por hacerlo. El grueso de la población joven sale por primera
vez de la comunidad antes de cumplir la mayoría de edad, y se ha vuelto
casi una ruta sistemática el realizarlo por temporadas de seis meses que
brinde el tiempo suficiente para conseguir un ahorro. Algunos a su temprana
edad afirman que siempre será mejor salir, aunque otros pocos pueden bien
prescindir de hacerlo, porque el contar con algún familiar que les apoye
desde afuera, o encontrarse en una situación económica no tan dependiente,
así como el hecho de tener un fuerte arraigo a su familia que vive en la
comunidad, son motivos suficientes para mantener el deseo de no salir.
Afuera en la ciudad se emplean en trabajos de mudanza, en la venta de
comida, como empleados de mostrador. La construcción se presenta como
una especie de aspiración compartida para los hombres jóvenes, y es que
resulta muy llamativa porque permite seguir aprendiendo y a muchos les
permite mantener la aspiración de convertirse en contratistas. Dentro de esta
dinámica se cuenta con una variable que está muy cerca de ser una
constante, y ésta se refiere a aquellas familias que tienen al menos a uno de
sus miembros en calidad de migrante en los Estados Unidos, el cual llega a
asumir el rol de proveedor y con ello en algunos casos incluso otorga la
oportunidad de elegir salir o no a aquellos miembros jóvenes de la familia.
La anterior posibilidad no representa el hecho de que los jóvenes no salgan,
pero sin duda brinda un efecto de amortiguamiento para que su empleo en
alguna otra tarea que genere un ingreso económico sea menos drástica o
incluso que se pueda sacrificar el pago, pero que sea dentro de la
comunidad. Y como hemos dicho, el emplearse en la construcción ahora
puede ser una alternativa temporal incluso dentro de la comunidad de ello
153
es que existe una fuerte tendencia a abrirse un lugar en el ámbito de la
construcción.
La siembra, un elemento de arraigo (dos casos)
Don Marcos G. es un campesino sin tierra, que a palabras propias de
él dice que se casó grande, hace apenas quince años. Ahora tiene cincuenta
y cinco años y conserva un físico robusto, propio de alguien que parece
haber practicado deporte durante toda su vida. Pero eso no es así, él no ha
hecho nada de eso, incluso desde hace ya ocho años lleva una vida casi
sedentaria trabajando como velador en la ciudad de Puebla, yendo y
viniendo cada dos meses. Su trabajo actual es en una fábrica, su jornada
laboral es el llamado “veinticuatro por veinticuatro”, que se traduce en
trabajar una jornada entera de un día, por un día de descanso. De su vida
allá en la ciudad nunca nos ha querido contar mucho, incluso nunca
responde preguntas simplemente las evade, no parece molestarse por ello,
solamente evita responder. La primera vez que hablé con él fue en una fiesta
de la comunidad terminando el año de 2009, y en esa ocasión yo no tuve la
menor duda de que él era un habitante de Tepanyehual porque se maneja
como si no tuviera otra vida allá afuera, y es que él se considera como un
habitante de la comunidad sin vivir propiamente en ella. Su dinámica es venir
cada dos meses, aunque a veces consigue realizar visitas en un tiempo
menor. Suele presentar un aire de orgullo al narrar que antes de casarse se
la pasaba trabajando fuera, que desde joven lo hacía, y que siempre tenía
buena suerte porque el mismo día que salía y arribaba a la capital poblana
o a la Ciudad de México, ese mismo día conseguía trabajo “sin sufrir”, y
regresaba a “flojear” durante dos semanas, y sólo hasta que comenzaba a
aburrirse se alistaba de nueva cuenta para volver a trabajar. Ahora todo eso
se ha ido, porque es evidente que aún y cuando rememora con gusto sus
andanzas de trabajo fuera de Tepanyehual cuando era joven, ahora tal
pareciera que en sentido opuesto no quiere dar mayor detalle de su vida
actual, la que le obliga a tener que pasar la mayor parte del tiempo fuera, de
154
eso no quiere hablar, como si el apego a la comunidad en su edad adulta se
hubiera nutrido, como si se estrechara y entonces resultara más fuerte, y es
que él expresamente se define como “del campo”, y de las faenas que aún
de manera indirecta le vinculan con la tierra, de eso sí quiere hablar:
“...el problema es que a veces nos llega el fraile y se asienta en
la flor, se baja al jilotito y le baja toda la fuerza, mientras no caiga
el animal, pues se sostiene, pero si le sale el animal y los
chamacos van y ven, con eso ya lo quitamos, pero si uno no se
puede dar una vuelta digamos de martes a viernes, pues el fraile
le amuela a uno toda la siembra...este diciembre se sembró y
cayó el fraile, azotó la plaga, así es la siembra... hay que
apoyarse en gente contratada, en gente pagada y en la renta de
un terreno, siempre se debe sembrar, aunque sólo librando la
plaga nos da para unos meses”
La vida de Don Marcos se asemeja a la de un ave migratoria, la cual,
encontrándose lejos siempre consigue mantener el impulso propio del
esfuerzo, así como el instinto para volver al lugar de origen. Don Marcos.
también guarda opiniones que van sobre el sufrimiento de la vida en el
campo, como lo llamaría él, e incluso comparte algunas ideas que tienen que
ver con estrategias campesinas para la subsistencia, a continuación, cito
una:
“Mi papá siempre tenía un marrano, era así porque no
teníamos más tierra, si la hubiera tenido seguro que tendríamos
una vaca... y no se tocaba al animal para nada, yo sólo me
acuerdo que una vez aceptó porque se lo pidieron, era para una
fiesta de la iglesia, y aunque no quería lo dio...había veces que
la pasábamos mal y no dejaba que nadie lo tocara, ya de plano
sino teníamos que comer y la cosa estaba muy mal entonces
echaba mano de él, pero es que así lo tenía pensado él, porque
155
el animal era nuestro ahorro y no dejaba que nadie lo tocara,
porque lo teníamos para una enfermedad o para cualquier otro
gasto no considerado...”
Don Marcos sostiene una identidad que aún y cuando su vida se
desarrolla en la capital poblana, ésta lo atrapa permanente con su
comunidad, aunado al hecho de que en Tepanyehual no sólo no cuenta con
tierra propia, sino que además se ve en la necesidad de rentar, y que por
motivos de tiempo y movilidad opta por pagar a otras personas que la
trabajen. Es así como calculando los pagos que temporada tras temporada
de siembra debe de realizar, considerando la renta de la tierra, la
contratación de personas y el valor de cambio por su trabajo, es que
considerando lo anterior en una sumatoria final ésta es mayor a la que le
otorga el valor de uso del producto final de la cosecha. Incluso él parece no
querer revelar que el costo que paga por el trabajo realizado es casi dos
veces más alto al que pudiera realizar si sólo comprara bultos de maíz para
dos o tres meses, él guarda plena conciencia de ello, por lo tanto parece no
importarle, ya que el valor de uso genera un equilibrio en la balanza que él
mismo pondera, donde visto en términos reales económicos resultaría en un
valor negativo para su economía, y entonces es que la relación que sostiene
con la siembra, es quizá donde más fuertemente se ubica ese eje que le
hace mantenerse vinculado y gravitando en torno a los temas de la tierra,
porque aún y a la distancia física, su presente se establece en parte para
generar los medios necesarios para poder cubrir los gasto de la siembra, es
precisamente la representación del trabajo en la siembra dentro de la
comunidad lo que le brinda una pertenencia, quizá hasta una identidad en
presente y levantando la mirada para mirar más allá, entonces una idea de
futuro. Don Marcos es un hombre que una década atrás dejó de vivir él y su
familia de una economía amalgamada entre las labores del campo y el
vender su fuerza de trabajo como jornalero, sin embargo, ahora el ingreso
económico que recibe por completo lo obtiene de su trabajo en la ciudad.
Son varios años que mantiene está dinámica de venta de su trabajo y se
156
niega sin embargo a dejar fuera de su ideario lo que gran parte de su vida
ha hecho, donde su presente de alguna manera lo mantiene anclado a la
tierra, a la vida en el campo mediante la representación de las actividades
relativas a la siembra, aunque no las realice él directamente. Es entonces
pues el trabajo vinculado a ésta la que le permite mantenerse en cierta parte
de la vida en la comunidad como a él le tocó vivirla. Ya que su condición
vista únicamente bajo los medios de producción como se gana la vida sería
entonces pues considerada como un elemento ineludible que se suma al
ejército de hombres y mujeres proletarizados venidos del campo.
Armando M. nació en Tepanyehual y ha experimentado en años
recientes la migración, aunque gran parte de su vida no lo hiciera, ahora se
ha vuelto en algo propiamente indispensable. Él me dice que para finales de
agosto en adelante ya le toca muy probablemente migrar como año tras año
lo realiza, pero que lo hará hasta después de levantar la cosecha, porque
prefiere partir hasta que constata que la mazorca está madura, a veces se
tiene que esperar como para el día quince o veinte de diciembre. Es un
periodo muy largo de espera porque el aplazar su salida para fechas
decembrinas también complica la posibilidad de encontrar un trabajo. Es un
hombre que ha participado en la vida comunitaria, y actualmente su
impedimento para seguir haciéndolo son sus recurrentes salidas, porque
anteriormente cuando la comunidad lo nombró en algún cargo siempre lo
asumió; en el pasado ocupó diferentes cargos incluso fue autoridad, y
aunque hoy también asume compromisos y toma la responsabilidad, se ha
vuelto más complejo por sus salidas. Él mismo reconoce que todavía la
mayoría de la gente participa en la comunidad considerando obviamente de
entre el universo de habitantes que no se ha ido, tanto hombres como
mujeres lo hacen, aunque antes casi no había la presencia de estas últimas.
Comenta que en alguna ocasión ha llegado a mantenerse hasta por dos
años fuera de Tepanyehual, con ello también reconoce que la migración a la
ciudad desde hace años se ha consolidado como una estrategia para la
sobrevivencia. Cuando sale tiene cierta predilección por los trabajos
vinculados a la construcción o a la maquila, y confiesa que si fuera más joven
157
lo intentaría en una taquería porque ahí uno se puede quedar a dormir y no
tiene que pagar más, pero en su caso cuenta con la posibilidad de quedarse
en casa de su suegra. Tratándose de trabajos en la construcción es casi
asegurar el mantenerse por un periodo de seis hasta diez meses trabajando
seguro, y en cuanto se acaba éste, inmediatamente hay que buscar conectar
con el otro.
Dice que ha perdido la posibilidad de hacer más en su tierra, pero que
siempre cuando vuelve realiza algo porque aún se puede, y aunque quisiera
hacer más no siempre es posible porque coincide con los meses de más
lluvia, y porque con la lluvia comenta no se puede trabajar:
“y es entonces cuando uno no puede sacar la cuenta de los
gastos, si viene el agua ya no se puede trabajar... pero si trabajo
cinco días a la semana, pues de a ochenta por jornal, con
cuatrocientos pesos ya más o menos sale el gasto...”
Concibe que la vida en la comunidad es coordinada, así la llama él, y
que cumpliendo con las tareas que ha venido realizando durante años
entonces se puede trabajar la tierra, producirse un poco, sólo comida, no
para comprar otras cosas, me comenta.
¿Campesinos sin tierra?
“…con mis cien pesitos diarios para vivir, yo no tendría que irme
de aquí”
Mantener el vínculo con la tierra es una condición casi inherente para
los habitantes de Tepanyehual que se recrean en el presente que les ha
tocado vivir, citando el caso de Don Marcos G., quien mantiene latente el
vínculo con las relaciones comunitarias y bien afianzada su identidad a partir
del pago por el trabajo de tierra rentada. La identidad no se ubica en un
entorno físico para el habitante promedio orgulloso de las formas que guarda
158
para mantener un vínculo con la tierra, sino más bien se ubica en la
recreación espacial del ideario cultural. Una de las primeras respuestas por
parte de los habitantes de la comunidad, es afianzarse en su lógica de vivir
de la tierra, aunque esto represente el pagar porque alguien más la trabaje,
pero es muy claro cuando se entiende que bajo un supuesto de verse
imposibilitados para llevar esa relación con los elementos propios de la
cuestión productiva, es muy probable encontrar casos de personas adultas
que en consecuencia no encontrarían sentido al trabajar para mantener el
pago de jornal para personas que le trabajen y en algunos casos tan
significativos como el de Don Marcos, quien además paga renta de la tierra.
Donde la planeación campesina también cobra sentido con elementos que
nutren el trabajo de la familia como pudieran ser a falta de tierra, las unidades
reproductivas:
“nuestro sistema, bueno el mío es y fue antes sembrar maíz,
siempre se siembra junto con el frijol en media hectárea o una
completa, depende lo que consigamos. Aquí en la casa la
esposa siempre cuenta con sus pollos, siempre tiene que haber
diez, quince o hasta treinta pollos de diferentes tamaños, porque
si ya creció un pollo grande de tres kilos, y hay que pagar algo
de la escuela, pues entonces le decimos vete a vender un pollo.
Hoy mínimo un pollo cuesta setenta, o hasta cien pesos
dependiendo el tamaño, pero si no hay pollos hay gallinas, y ese
es el sistema que yo tuve con mis hijos, a veces hasta teníamos
guajolotes que esos comen más y son más pesados que las
gallinas, y a veces había que venderlos, y esos costaban
doscientos cincuenta, claro que en la actualidad por muy caro
cuatrocientos, pero ya con eso viene una cooperación, y hay que
vender un pollo, una gallina, o un guajolote, es como ayudamos
al sueldo del campo, porque si me gano mis ochenta pesos, es
muy claro que no puedo sacar adelante a mi hijo, no alcanza con
los ochenta, porque una comida regular para un chamaco cuesta
159
cuarenta y cinco pesos, más pasaje, por eso mejor decidir bien
desde ahorita y no quedarnos a la mitad..”
“...pues así debe de ser, por eso nosotros siempre tenemos
nuestros pollos y bueno pues si no hay para eso vamos y
vendemos, y si necesita uno, pues la cosa es que me dé, hay
que vender y es como más o menos nos vamos ayudando, pero
así que sea algo muy parejo pues no lo es.”
Tepanyehual y los jóvenes, ¿hay un lugar para ellos?
Las actividades para los jóvenes dentro de la comunidad transcurren
sin contar con un promedio fijo de horas dedicadas a sus respectivas
labores, porque la carga de trabajo varía de acuerdo con la temporada del
año, así como las actividades que los integrantes de cada familia realizan.
El caso de Lino es el de un joven que puede trabajar hasta dieciséis horas
por día en tareas del campo, tales como preparar la tierra, chapear malezas,
para después regresar y hacer las cosas que hagan falta en el hogar. Las
primeras tareas son las que él dice le permiten tener que comer.
Lino pertenece a ese grupo de jóvenes que se mantienen desarrollando
actividades dentro de la comunidad, su deseo nos dice es el de mantenerse
trabajando y viviendo dentro en ella, su tentativa es la de no volver a salir
por largos periodos, sino sólo de manera eventual. La dinámica laboral que
ha desarrollado la combina con los pagos que recibe de un jornal de ochenta
pesos trabajando dentro la comunidad la tierra de alguien más, o también
cuando es invitado para ir a otras partes por periodos de tiempo que oscilan
entre tres a cuatros meses, aunque dice siempre existe la posibilidad de
abrirse un espacio para dedicarle tiempo a la tierra que pertenece a su
familia, la cual siempre ha sido dedicada para el autoconsumo. El pago que
recibe siempre es en dinero, él dice que siempre ha sido así no recuerda otra
forma. Lino forma parte de un grupo de jóvenes que pareciera engancharse
de alguna manera con el pasado, donde el subempleo se ha convertido en
160
elemento central de la estrategia para reproducir la vida de su joven familia,
y con ello evitar salir de la comunidad de manera permanente. Él, más allá
de la amplia diversidad de tareas que conforman a la agricultura tradicional,
la cual practica oscilando durante varios meses del año entre la tierra familiar
y la tierra donde es contratado, se ha especializado fuera de la comunidad
en la construcción, específicamente en la colocación de piso. Es llamado
eventualmente por dos contratistas a la Ciudad de Puebla y sus alrededores,
y opta por tomar sólo los dos últimos meses de cada año y los dos primeros
del siguiente, se ha ocupado de tomar los meses de invierno, los de más frío.
Muchos de los jóvenes sostienen que ya no es posible vivir sólo del
trabajo de la tierra, que es necesario combinar el trabajo de ésta con otra
actividad porque hay eventos o circunstancias que no pueden ser cubiertas
de otra manera, que se necesita el dinero y para eso es menester contar con
una entrada económica que esté ahí disponible para escenarios imprevistos
tales como la enfermedad o cualquier otro gasto. Algunos de estos jóvenes
no sólo mantienen ese esquema dentro de su vida, sino que asumen que de
continuar en la comunidad junto con sus familias lo deberán de practicar de
esta manera. Recordando lo visto en el capítulo 4 sobre la economía
campesina es que hablamos sobre la importancia del autoconsumo
mediante prácticas con métodos tradicionales empleando la mano de obra
familiar en el grueso de las labores, y que precisamente lo anterior no nos
condicionaba o no nos brindaba pauta para afirmar que el campesino se
abstrae por completo de la lógica mercantil, o que por el contrario se
considere que al participar de ella es que en automático perdiera su lógica
de campesino. Por lo tanto, es que la diversificación del trabajo no sólo se
presenta como algo natural para la lógica campesina dentro de la comunidad
de Tepanyehual, sino que también se vuelve algo necesario el obtener un
empleo temporal remunerado dentro o fuera de la comunidad para las
nuevas generaciones que desean permanecer en la comunidad. Lo anterior
es como alguien dentro de la comunidad comentó: “hay que salir para poder
quedarse”. Un esquema de esta índole no resulta nuevo, donde la
diversificación de las faenas y los quehaceres propios del campo forman
161
parte de un entramado más complejo, dentro de la cual se incluye al trabajo
por jornal como uno de sus pilares importantes para la obtención de un pago
remunerado, en donde los jóvenes se dicen abiertos para obtenerlo como
hasta ahora ha ocurrido o incluso de otro modo, de una manera que
sencillamente se cumpla con el objetivo de retribuirles un ingreso económico,
sin detallar más.
Estando en edad para cubrir la educación media, o en algunos casos
para el nivel superior, es que para varios jóvenes de Tepanyehual el tema
de la educación o el de poder acceder a la universidad no domina la creencia
de que contar con estudios superiores mejorarán sus condiciones de vida,
sin embargo también está el grupo que considera que es necesaria, incluso
para algunos de ellos se ha vuelto casi en una obligación al menos intentarlo;
es como si algo visto o referido en algún lugar les llevara a asumir que
moralmente es necesario intentarlo. Para los que llegan hasta el bachillerato
hay una tendencia reciente por quedarse en la comunidad, pero para los que
logran llegar hasta el nivel superior es casi como cifrar un destino que
anuncia que no volverán o, dicho en otras palabras, harán todo lo posible
por no volver.
Las actividades de algunos de los jóvenes dentro de la comunidad
pueden también dividirse con la prestación de algún servicio para la iglesia
o espacios comunes, tal es el caso de pintar paredes, colectar y colocar
flores en el atrio hasta realizar actividades en la escuela, y por todo ello no
se percibe pago alguno, a palabras expresas de un joven de la comunidad:
“no recibimos pago, se hace de corazón”. El trabajo que se hace por parte
de los jóvenes tiene un encuadre en el marco de la comunidad, donde se
asume que desde la familia surgen acciones para el bienestar de los
habitantes de Tepanyehual, es por ello que el trabajo que los jóvenes
realizan en lo comunitario siempre estará exento de pago. Los jóvenes que
no prestan ningún tipo de servicio son mal vistos, incluso cuando crecen es
muy probable que no figuren como objeto de consideración para ser tomados
en cuenta en las de decisiones de la comunidad de acuerdo con lo expresado
por gente adulta de Tepanyehual. La relación establecida por los jóvenes
162
hacia la comunidad, personalmente considero que no es sólo un acto que
nace del desinterés por parte de cada uno de ellos, sino que también lleva
una fuerte carga del deber, impulsada desde los propios padres para con
sus hijos hacia la comunidad, así como la de identidad, la cual en muchos
de los casos genera permanencia.
Los jóvenes participan desde los catorce años como edad promedio en
la vida de la comunidad, aunque hay casos que desde más jóvenes asisten
a las reuniones comunitarias, incluso a las asambleas donde se toman
acuerdos. La participación de jóvenes induce al desarrollo de una mirada
desde lo comunitario a más temprana edad, así como la presencia de
mujeres es una constante, aunque el número de hombres siempre es mayor,
los pasos ya han comenzado a darse en cuanto a los jóvenes se refiere. De
igual manera se reconoce que quienes participan es porque así lo han
decidido, pero como ya hemos dicho, es una decisión que como trasfondo
no está exenta de una fuerte dosis de presión por parte de la familia. No
existe un mecanismo formal que obligue a los jóvenes a hacerlo, ya que
incluso por parte de los que tienen claro el deseo de salir de la comunidad
también participan. Un miembro adulto de la comunidad dijo sobre los
jóvenes que el sueño de cualquiera era el de trabajar fuera de ella en un
puesto de ropa, aunque lo anterior pueda representar sólo una mirada
particular.
163
Conclusiones Tepanyehual, la reproducción social vista desde otras coordenadas
La comunidad de Tepanyehual por sí misma puede mantener un
balance de la ocupación no sólo de sus hombres y mujeres en edad adulta,
sino también de los jóvenes que deciden o se ven obligados a permanecer,
es por ello que la pobreza absoluta no ha azotado como se pudiera presentar
bajo un escenario con indicadores recabados por un diagnóstico de un
programa federal.
“...también hay la gente que sabe sufrir, que vienen de un
pueblo donde no hay, donde no se puede trabajar y vienen
para ver si hay algo que hacer acá” (sobre la gente venida de
fuera)
La comunidad presenta posibilidades de trabajo al interior de la misma
como lo hemos mencionado, incluso hay pobladores de la zona que
eventualmente llegan con la intención de colaborar u ocuparse cubriendo
tareas que han tenido que abandonar las personas que decidieron probarse
cruzando la frontera y no sólo han dejado a sus familias, sino también tareas
en el campo.
“el que tiene a su familia acá, va a tener que regresar”.
“...la gente va a tener que seguir saliendo, aquí tenemos lo bueno
porque es aire natural, pero eso es más o menos regular para
los que vivimos acá, pero en la ciudad es más de calor, se debe
a las extensiones de población... a eso se debe que en la ciudad
ya no llueva tanto y la verdad uno no se encuentra en un lugar
así”
164
Recordemos que una de las particularidades de un amplio sector de
las comunidades de la zona es que la tierra se encuentra bajo el régimen de
pequeña propiedad, es un promedio que como se ha mencionado va de un
cuarto hasta media hectárea por cada propietario, donde más de la mitad de
las familias poseen tierra, y es que para que la tenencia de la tierra pudiera
haber sido ejidal, se necesitaban cuando menos doscientas hectáreas
calculan, y el gobierno se hubiera visto en la obligación de repartir en
parcelas, estamos hablando de diez hectáreas para cada propietario según
los cálculos de algunos de los primeros pobladores. Sin embargo, al ser
pequeña propiedad hay ventajas que facilitan la reproducción de la vida
mediante algunas prácticas campesinas aún vigentes, tales son el “mano
vuelta” o “el tequio”, así es el caso de Don Armando Z., quien una vez
culminando con el doblado de la milpa se va de la comunidad para trabajar
en la construcción. Él considera que ese es el camino para poder brindar
estudios a sus hijos, y aunque resulte paradójico es precisamente ese otro
sector de habitantes de la comunidad donde los adultos mayores persiguen
un ingreso para poder brindar educación a sus hijos para que a la postre ya
no vuelvan. Y menciono paradójico porque son los jóvenes o los adultos
jóvenes los que consideran como más prioritario el obtener un recurso
económico, sin embargo, son los padres de ellos quienes aún hoy en día
más se esfuerzan por conseguirlo, para poderles costear o hasta donde sea
posible apoyar para cubrir sus estudios fuera de la comunidad.
El llamado de actores aderezados con el referente de la izquierda
política ha pugnado a la construcción de escenarios diferentes a lo que el
capital presenta, es un llamado por el empoderamiento de los procesos
desde una visión que sea clara, contundente y que fije una postura de
“resistencia” frente a lo ya dicho, a lo establecido, a la construcción de eso
que se refiere a la integración social. Es entonces que ahí habita ese otro
actor que ha sido olvidado por una acometida reduccionista y totalizadora, y
que irónicamente tampoco es que se sume al discurso de izquierda, ya que
ha transitado por políticas de olvido. Son precisamente los hombres y
mujeres de Tepanyehual los que desde la propia comunidad han perseguido
165
esa reproducción social, donde la vida es más sobria y se presentan pues
renuentes a olvidar su origen y sostienen su presente replanteando nuevas
estrategias que otorgue permanencia día a día. Son entonces ellas y ellos
quienes sostienen un voluntarioso accionar por la reproducción de la vida
social y en este caso el de mantener lo que les ha brindado integración
(identidad) a lo largo de su vida. La toma de esa conciencia donde sus
acciones están delineando sobre sus propias vidas dentro de la comunidad
y que éstas se convierten en un frente contra las imposiciones de las políticas
venidas de fuera a manera de proyectos e iniciativas, es la piedra angular de
su constitución como sujetos sociales.
Las formas del sujeto son diversas y variadas
Culturalmente en Tepanyehual las formas de la vida comunitaria se
presentan también como una medida contestataria desde el día a día, que
puede abarcar la forma de producción y reproducción partiendo desde la
tierra hasta otros elementos, pero en definitiva presente en el ideario de
algunos jóvenes, principalmente en los que quedan. Ideario continuo y
guiado por los más ancianos de la comunidad, como ejemplo también figuran
sus propios migrantes quienes son acogidos aun y cuando han pasado casi
una vida fuera de su lugar de origen y al cual vuelven para cumplir
mayordomías o compromisos adquiridos precisamente con la comunidad,
incluso casos de personas mayores que han regresado para estar el último
tramo de sus vidas aquí. Es una línea quizá sutil, pero no delgada, porque
se refiere a una constante de fuertes hebras que permiten mantenerse en la
comunidad, con sus idas y vueltas, con sus mecanismos también adoptados
bajo una lógica mercantil, pero sólo así hoy en día puede vivirse la
sobrevivencia como alternativa para tener el presente del día a día dentro de
la comunidad. El proceso que sigue la comunidad que no ha tomado
manifestaciones expresamente sociales, o políticas por la reivindicación de
su cultura, que para la lente de algunos observadores lo anterior no podría
apuntalar a un proceso de construcción de tejido social, y quizá se tenga
166
razón visto así, porque su accionar no es aparentemente claro, no se
manifiesta por medio de un grito estentóreo que apunte a lo que es la
reivindicación de sus formas de vida, sino que por el contrario, tal como
ocurre con la lógica campesina, acontece que por periodos largos de tiempo
se muestra sutil, casi silencioso, incluso pareciera un tanto pasivo, al grado
que tampoco despierta consigna alguna que lo contraponga desde el
exterior, visto éste desde un frente contra la ejecución de recursos federales
a través de enfoques sociales tales como el Programa Oportunidades y otros
programas o apoyos. Es así como la misma perspectiva totalizadora que
viene desde el Estado liberal no es propiamente el adversario natural, el cual
sigue el mismo criterio de políticas unificadoras para con el amplio sector de
comunidades campesinas o indígenas, o para ambas desde la actual
administración federal: programas sociales con apoyos, criterios de
selección, reuniones y citas, figuran como elementos ya insertos, ya
adoptados en una lógica comunitaria que parece haber aprendido a convivir
con ello y al mismo tiempo se niega a permitir la propia desaparición. Son
mujeres y hombres de diferentes edades quienes buscan hacer frente a
diferentes aristas a manera de embestidas que el sistema ejerce a través del
brazo estatal para unificar sus criterios de vida y de otra manera persiguen
la reproducción social por espasmos propios de ciclos que parecen extintos.
Es un conflicto que sitúa frente a frente a la modernidad contra la tradición.
Un reclamo que se inserta al interior de la modernidad y se contrapone en
una lucha por la preservación de su forma de vida frente a la lógica de
unificación desde el Estado, siendo las políticas públicas a través de los
programas sociales la manera en cómo se vuelve operativo.
El campesino de Tepanyehual, la pequeña escala de alcances mayores
La comunidad de Tepanyehual ha sobrevivido a diversos embates,
pero ha sido la historia de las últimas tres décadas la que ha marcado una
postura constante evitando someter su presente; defensa que ha optado por
un reniego convertido en confrontación ante el orden de políticas
167
económicas estatales principalmente del ámbito federal con un referente de
orden mundial. Y es que dentro de la comunidad el elemento identitario ha
hecho lo imposible por mantenerse a salvo, sin importar que por momentos
se haya pendido de hilos, donde lo central ha sido el mantener los elementos
de construcción social al interior de la comunidad.
El sostén que apuntala la constante de lo comunitario en Tepanyehual
se ubica en la capacidad latente desde sus habitantes al desarrollar y sobre
todo en mantener las pautas de acción social hacia el interior de la misma.
Es decir, pareciera que el tiempo se ha acostumbrado a un viaje pendular
con ellos, ya que saben oscilar entre las construcciones de acción y
percepción social con las estructuras económicas que vienen desde el
exterior. Esa capacidad para adaptarse y conducirse que cuenta con un
origen desde el núcleo de la familia, pero que mantiene ondas expansivas
hasta lo comunitario, es precisamente el catalizador que les brinda las
pautas para echar a andar sus mecanismos propios de sobrevivencia para
el día a día. Es una conciencia que presenta la constante por sobrevivir y es
ahí donde dicha conciencia se entrelaza con el pasado y vislumbra los
caminos del porvenir, es entonces que se puede pensar en el presente,
siendo el presente lo único que existe, incluso recordando el pasado en
cómo lo pueden construir. Guardan pues un compromiso que orbita con todo
lo que está alrededor de su vida inmediata; es la conciencia de su presente
sellada con el pasado que adquiere un compromiso vinculante con lo que le
rodea de primera mano, se convierte entonces en referente que habla desde
lo social entretejiendo y reafirmando dichas relaciones, es un potencial
catalizador de cambios y constructor de esa realidad. Aquellos que caminan
desde lo que aparentemente no resiste y si apoya, desde lo que es ya acto
cotidiano o de esperarse por la lógica mercantil, pero no por ello menos
crudo. Es ahí precisamente bajo esa lógica de lo que pareciera pequeño en
el accionar campesino, y que no corresponde a una postura teórica clara y
específica, sino que surge encontrando esos diminutos grandes vestigios de
secuencias y estructuras sociales poliformes, las cuales hacen frente a un
168
sistema venido de fuera, que es autorregulado, complejo y casi sin excepción
también excluyente.
Viajar desde el interior de cada proceso con una carga de valores
culturales conformados y seguidos por la tradición, los cuales otorgan
cohesión a sociedades enteras, mediante la identidad y el reconocimiento
del otro, puede parecer hoy en día contrario a la representación de
modernidad. La racionalidad ha sido la premisa fundamental en la lógica
instrumental de la modernidad, ésta ha decidido en el pasado viajar sola, sin
considerar ese entendimiento de los actores que tomaron conciencia,
convertidos estos en sujetos que velaban por sí mismos dentro de una
sociedad. Es pensar en una modernidad tuerta que jugando con dardos
cargados se ha ido por la creación de instituciones ad hoc a estos tiempos,
y que ha desvinculado en consecuencia ese otro gran eslabón que de ella
pendía y en donde se encuentra la dislocación entre sujeto y objeto (el
medio). La imbricación de valores capitalistas se constituyó en una funda de
costura estrecha que devino en un detonante para el establecimiento de una
sociedad disgregada que ahora reniega desde las más sentidas y básicas
demandas, que tienen voz y entendimiento en el derecho a no ser
homogenizados desde la forma de organización cultura, y se traducen éstas
en maneras poliformes para persistir en el tiempo y en la representación del
espacio propio. Es aquí donde la historia de la economía nos recuerda:
esclavos, proletarios, burgueses y en algún punto se ubican los campesinos,
los pobladores de Tepanyehual como “ese ser extraño” conformado por
hombres y mujeres que no han sido desaparecidos por completo y que
además han sobrevivido por siglos como lo señala el propio Shanin.
Al interior de la comunidad de Tepanyehual el sujeto no se encuentra
como una persona o una familia, apunta más bien a ese conglomerado de
acciones y creencias que la colectividad recrea y mantiene. En los primeros
capítulos hemos hablado del origen que Tepanyehual tiene dentro de la
historia de las haciendas en la región, el cual se remonta setenta años atrás,
cuando un grupo de peones de la Hacienda de Santa Mónica deciden romper
su relación con el hacendado y emprenden una salida con sus familias para
169
ocupar los terrenos que hoy conforman a la comunidad. El rehusarse a
seguir trabajando en lo que técnicamente se acerca a un feudo en la era
moderna, fue quizá el primer gran antecedente de una construcción histórica
de colectividad. Con este antecedente quedó definido el origen de la
comunidad, con un posterior periodo de conformación y construcción para la
reproducción social frente a elementos o factores del exterior.
Pobreza absoluta y pobreza relativa:
los indicadores de la vida diaria
Don Vicente S. no se queja de que le falte el dinero como tal, tampoco
manifestará algo en sentido opuesto, ya que él reconoce que aquí se vive al
día. Para él es importante haber brindado educación a casi todos sus hijos,
pero también entiende que con muchos padres de familia esto se puede
volver una elección dicotómica, en el sentido de tener que estudiar o
trabajar, ya que, si como jornalero se ganan ochenta pesos, entonces no se
pueden realizar sendas actividades. Don Vicente S. comenta al respecto:
“Sí se ganan ochenta pesos y tengo que comprar un libro de tres
mil, ¿cuándo lo voy a poder comprar?, ¿libro, comida y pasajes,
cuánto voy a tener que gastar diario?, ochenta pesos no
alcanzan”.
Un mecanismo de ahorro es el que se realiza mediante la engorda o
cuidado de animales, es decir en especie, Chayanov lo mencionaba como la
posibilidad para contar con un ingreso de carácter monetario. Sí sólo se
tasan los mecanismos de ahorro propios de una economía mercantilista,
hace tiempo que técnicamente resultarían pobres. Muchos habitantes de
Tepanyehual viven de lo que generan durante estancias laborales al exterior
de la comunidad, sin embargo, hemos dado cuenta de ejemplos donde otro
sector vive de una economía mixta, donde el valor de uso de las cosas cobra
particular relevancia aunado a la posibilidad de ser jornaleros o participar de
170
un programa del Gobierno Federal de autoempleo. La realidad de
Tepanyehual exige estrategias campesinas para continuar viviendo del
vínculo con la tierra, donde los casos que migran no son del todo por pérdida
de arraigo, incluso por contradictorio que pueda parecer, son precisamente
en algunas de las ocasiones la única posibilidad para volver.
“...aquí no alcanza el dinero para darse una buena vida,
aquí no alcanza, por eso hay que mantener lo que hay, aunque
eso sólo sea lo que recogemos del suelo...”
La carne aquí casi no se come, no hay dinero para comprarla, y cuando
se come es una o dos veces cada mes, considerando sólo la gallina o cuando
se puede comprar pollo, y eso consiste en alitas ya que es lo más económico
junto a las menudencias, porque res casi nunca, sólo eventualmente cuando
hay fiesta, tanto la res como el cerdo para celebraciones siendo más común
este último.
“en todos lugares un hombre y una mujer pueden vivir...aquí se
conserva mucho la vegetación, hay aire fresco, aire puro...”
“...lo primordial es tener una casita, con un traspatio... donde
tratar de poder sobresalir...porque después ocurren cosas donde
uno se establece y luego tienen que moverse con su casa y su
traspatio, es eso, así comienza todo...”
“no hay receta, hay que buscarle...ahí dependen de nosotros...”
El tener privaciones de carácter material dentro de la comunidad no
propiamente conduce o representa pobreza en Tepanyehual, quizá sólo en
el sentido más lato como lo entiende el BM, enfoque del cual ya hemos dado
cuenta en capítulos anteriores. Ya que para el grueso de los habitantes de
la comunidad es algo no sólo comprensible el llevar en su vida cierto tipo de
171
privaciones, sino incluso normal al grado de ser cotidiano, ya que, para el
caso específico de la dieta, el hecho de no tener acceso a la carne de res o
cerdo toda la época del año es algo a lo que están habituado y como tal no
representa una carga o un lastre con que se deba lidiar. Es decir, la pobreza
no se ubica en tener cubiertos los satisfactores que no resultan necesarios
para la reproducción material. Recordemos que Sen ubicaba a la pobreza
fuera del cumplimiento de los satisfactores o de la utilidad que de ellos se
presentara, él la sitúa en torno a la capacidad de las personas para tener un
accionar dentro de la comunidad mediante un conjunto de habilidades que
posibilitan el uso de los recursos y sobre todo de los medios para el
cumplimiento de lo deseado. Es así como el contar con una porción de tierra
para realizar la siembra diversificada de acuerdo con las temporadas del
año, combinándolo con un ingreso monetario, y así mantenerse en buenas
condiciones de salud para permanecer vivo y contando con el tiempo
suficiente y necesario para vincularse llevando una vida social en el entorno
comunitario, es un escenario de la realidad de varias familias de
Tepanyehual que dista de una pobreza absoluta.
La renovación de la comunidad, formas de reinvención
Tepanyehual cuenta con una base de jóvenes que desean no salir de
la comunidad, ellos son quienes de una u otra manera buscan permanecer,
saben y reconocen que no se vive únicamente de lo que se produce, son
conscientes de la pertinencia de poner un pie en diferentes economías. Con
lo que han construido en torno al entendimiento del trabajo y aunado al deseo
de permanecer en la comunidad, es que desde temprana edad suelen
buscar diferentes alternativas que les permita establecer alguna estrategia y
con ello evitar salir.
Su permanencia y ubicación en el lugar parece les concede un
reconocimiento propio de campesinos adultos, quienes viven buscando la
reproducción material en dos o más vías. Nuevamente se presenta vigente
la descripción que bajo la lente marxista el propio Bartra realiza, donde el
172
campesinado mexicano pervive en un sistema articulado y dominado por el
sistema capitalista, pero no se sustenta en esa racionalidad del todo, aunque
hoy en día existan personas que han sostenido un modo de vida que cada
vez es más orillado a buscarse por completo un lugar dentro del andamiaje
capitalista, es posible entonces que la llegada de ese trance como lo señala
Bourdieu, haya sido el camino que condujo a los adultos de la comunidad
con una idiosincrasia en común basada en la conciencia temporal, a
mantenerse hasta cierto punto en una realidad distinta a la construida dentro
de su cosmovisión, donde los jóvenes han sido una especie de eslabón
catalizador que a la par de su crecimiento han cargado con una fuerte dosis
de ese entendimiento y comprensión.
Para los que se quedan, y especialmente para los jóvenes, la
representación de la vida la vemos desde la óptica no sólo de aquellos
elementos que pudieran generar desarraigo y pérdida de identidad, sino
también a través de los nuevos requerimientos en los cuales están
trabajando para evitar que la descampesinización los asalte y llegué bajo un
impulso de tobogán heredado, que al menos bajo indicadores cuantitativos
y visto en un primer y único plano pudiera estar ocurriendo. Una de las
alternativas se ha centrado en poner especial atención en los trabajos
vinculados con la experimentación en prácticas de agricultura orgánica. Lo
anterior surge bajo un encuadre de mayores alcances, donde lo
agroecológico se ha comenzado por plantear y surge desde un plan para el
levantamiento de un ordenamiento territorial comunitario, bajo el interés de
llevar a cabo un mejor aprovechamiento de los recursos. Es así como desde
los jóvenes se crea la opción por realizar experimentación con técnicas
agroecológicas en las unidades productivas y reproductivas, cabe hacer
mención que existe una clara apertura por parte de ellos, la cual vislumbra
lo importante que es no sólo el mantener elementos productivos en vínculo
constante con nuevas técnicas de producción, sino el de también realizar
ensayos a manera de experimentación campesina buscando también la
regeneración de la comunidad a partir de la incorporación de nuevos saberes
surgidos desde la práctica y experimentación campesina, la cual parte desde
173
alguno de los diferentes enfoques de corte técnico agroecológico. Es el caso
de Don Vicente S., que a partir de lo trabajado desde el ordenamiento
territorial comunitario dio inicio con sus primeros pasos en torno a ello, donde
sus experimentos con abono de borrego y de gallina, con lo que buscan dejar
fuera del proceso cualquier agente de fertilización con un origen sintético. En
palabras de él es que conocimos lo siguiente:
“se va juntando la ceniza que viene del fogón y se junta tierra del
monte, y se van haciendo los hoyos.... me llevé dos semanas en
hacerlo planta por planta, en cambio el fertilizante químico en un
día se hace, pero ahora lo intento diferente, estoy probando,
todavía no encuentro bien la medida”
“A cada plantita hay que echar una palada de abono de la gallina
con abono del monte, lo junto y lo revuelvo con el de la gallina a
cada matita lo junto y lo echo a la planta...”
El cubrir la producción campesina y atender a las necesidades propias
de una familia en el ámbito rural, también es motivo de ánimo y de claro
orgullo, basta con escuchar cuando Don Vicente se asume como un hombre
sano, que apenas pasa los cincuenta años:
“siempre he sido sano, sino no había otra manera para
hacer todo lo que hago, me siento muy bien y eso que ya paso
de los cincuenta… a mí no me ha gustado el chupe, porque
luego hay que pagar el predial, porque si no paga uno luego
llega el gobierno y nos viene a recoger...”
Es Bourdieu quien en el habitus da cuenta precisamente de esa
búsqueda por responder a los escenarios que puedan representar amenazas
o embates para el modo de vida culturalmente conocido, no sólo haciendo
diferenciación de la obtención de la reproducción material, sino también del
174
elemento de lo productivo, por lo tanto, la experimentación campesina aquí
destaca como un elemento del habitus. Redondeando y poniendo fin a esta
idea, se cita un elemento a manera de conclusión sobre el habitus, donde el
mismo Don Vicente recrea su significación:
“...si me quitas aquí, me voy a ir a la ciudad y me vas a tener que
dar casa, pero el gobierno no quiere que le vayamos a estorbar
allá... a ellos no les conviene que vayamos para allá... es lo que
quieren, pero eso nunca se va a poder, a los que estamos aquí
nos tienen que dejar en paz, por eso aquí siempre hay una
manera para hacer las cosas, aunque no faltan los que mejor se
van...”
El vínculo que el enfoque agroecológico incorpora a estos procesos
surge desde lo social, pasando por elementos de producción técnica, para
tener entonces un impacto directo en lo comunitario. El apuntalar un proceso
que comprende lo técnico, lo productivo, lo económico, el medio ambiente y
lo social, amalgamado con la cultura, es decir con el respeto a su forma de
organización y en consecuencia de trabajo.
“lo que escucho lo olvido, lo que veo lo entiendo, lo que hago
lo sé”
Ámbitos comunitarios
Las actividades cotidianas se encuentran íntimamente ligadas al
campo, incluso en algunos casos de manera indirecta, pero desde un
accionar que tiene como presente el trabajo de la tierra. En el caso de las
mujeres ocurre un incremento en su participación dentro de los espacios de
la toma de decisiones, pero aún se encuentra lejos de la paridad respecto al
hombre. La labor de ellas comprende en primera instancia el hogar y el
cuidado de las unidades reproductivas haciéndose cargo de los puercos,
175
pollos, brindándose el tiempo para ir a traer leña al menos una vez a la
semana, las mujeres invierten mucho tiempo en llevar el almuerzo a los
maridos, asisten también a las charlas del Programa Oportunidades, van a
la clínica y participan en las fiestas patronales y familiares. En el caso de las
mujeres que tienen marido que ha migrado, son ellas quienes deben hacerse
cargo por completo de las faenas del campo sí es que cuentan con tierra
propia, o se encuentran posibilitadas para poder conseguir a préstamo,
aunado lo anterior con las actividades del propio hogar. El apoyo estatal se
ejecuta por medio de los programas de apoyo social como el Oportunidades,
que ha generado un choque indirecto con las pautas y patrones culturales
de la comunidad, partiendo desde el consumo de alimentos, su dieta en
muchos de los casos ha sido severamente modificada. Los hombres por su
parte se dividen entre la tierra propia y el empleo contratado como jornalero
o como albañil, aunque también el apoyo federal se hace presente en
algunos programas de empleo temporal para hacer limpieza y revitalización
de acotamientos carreteros. La actividad del campo brinda alimento, pero no
cubre por completo las necesidades de la vida dentro de la comunidad, ya
que la tierra, aunque no es escasa sólo se cuenta en promedio con media
hectárea para su uso. Cálculos estimados dentro de la comunidad con el
patrón de agricultura tradicional establecen qué para poder mantener a una
familia de seis miembros, mínimo se requeriría contar con una hectárea
completa con trabajo intensivo que empiezan a conocer mediante el
acercamiento a pautas de producción agroecológicas, precisamente
mediante el componente técnico que también aporta la agroecología es que
están vislumbrando una posibilidad de adecuación a tres cuartas partes de
una hectárea. El otro grupo de pobladores que son campesinos sin tierra se
mantienen de igual manera, pero lo hacen a partir de la renta de ésta, o
mediante el trabajo como “medieros”, donde el dueño de la tierra pone el
espacio y la semilla y el otro su fuerza de trabajo, una práctica vigente que
rememora un resabio feudal. La migración de los hombres no deja de ser
constante, los ritmos propios de la vida dura en el campo lleva a que algunos
opten por esta vía. Cada familia podrá contar con al menos un miembro que
176
ha migrado, donde están los que van a otro municipio para algún trabajo
temporal, algunos a la capital poblana u otro estado, hasta incluso los que
han dejado el país para irse al norte. Es el grueso de los habitantes de la
comunidad quienes participan en las asambleas al interior, las cuales son
abiertas, el número de mujeres se ha incrementado, pero aún resulta bajo.
La autoridad comunitaria se divide propiamente en todos los comités que
hay, cada comité se hace responsable de algún seguimiento, actividad o
coordinación, es precisamente en los pequeños comités donde recae la
autoridad. La comunidad se ha transformado aceleradamente durante los
últimos años, y más aún con los programas federales, sin embargo se
mantienen muchas costumbres o elementos propiamente de su cultura,
donde un 20% de la comunidad aún habla mexicano, siendo prácticamente
la totalidad de ellas personas adultas, aunque hay personas que prefieren
no hacerlo porque al exterior de la comunidad sufren discriminación, es por
ello que para espacios fuera de la comunidad o incluso dentro de ella
confiesan sentir vergüenza al hacerlo, la gente que más lo habla es gente
adulta y que se dedica al campo, aunque siempre son en mayor número las
mujeres quienes lo hablan, es decir mujeres mayores y que se dedican al
campo comprende al mayor número de hablantes. Otros aspectos culturales
que para las personas adultas mantienen es el hablar con la milpa, o evitar
mover el maíz de noche porque tiene que descansar, o la tradición de los
hombres que bordan, hecho ya muy sabido, pero jamás visto por los ojos de
su servidor.
La comunidad de Tepanyehual no se presenta como un caso por
excelencia que abandere causas ya visibles o al menos conocidas de lucha
y resistencia, ni tampoco por el respeto a los modos de vida tradicionales
propios de las comunidades indígenas, o de las sociedades campesinas,
incluso no realizan una defensa amplia desde donde se reivindiquen
abiertamente los derechos a la diferencia cultural, es un no encontrar una
expresión clara y abierta que se enuncie por parte de los hombres y mujeres
de la comunidad a través de un frente desde el deseo consciente de
mantener sus modos de vida del pasado, sus miradas se dirigen a la
177
procuración de un entramado social que de nueva cuenta comienza a
emerger para que manteniendo a flote sus costumbres, eviten que el sistema
borre o esquilme aquello que les ha dado origen, presente y muy
probablemente un futuro. Es un proceso inacabado que toma el presente día
con día, donde los jóvenes se encuentran ahí.
Anexos
Anexo 1
Datos generales Sierra Norte de Puebla, Municipio de Nauzontla
La Sierra Norte de Puebla es una cadena montañosa que constituye el
extremo sur de la Sierra Madre Oriental en México. Tiene una longitud
aproximada de 100 kilómetros, con anchuras de hasta 50 kilómetros.
Alcanza altitudes de entre 1000 y 2000 msnm.
La región ecológica90 que la Sierra Norte guarda en el ámbito
internacional corresponde a por lo menos dos clasificaciones, las cuales han
sido realizadas por una comisión tripartita conformada por la Comisión para
la Cooperación Ambiental (CCA) en el nivel 2 de distinción. Cabe destacar
que la mayor porción territorial de la Sierra Norte recae sobre la Sierra Madre
Oriental.91
Las abundantes lluvias van por encima de los 2000 mm anuales. La
temperatura aumenta a medida que uno desciende hacia la llanura costera,
así que dentro de la Sierra misma se encuentran climas diferentes. Las
temperaturas tienen un rango de 5 grados centígrados hasta 30 grados
90 La región ecológica es un concepto acuñado para describir las fronteras ecológicas
en lugar de las fronteras políticas. (Véase anexo 2 y 3) 91 La Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) es una organización creada
bajo el marco del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte
(ACAAN) en el afán de procurar atender las preocupaciones ambientales con la
intención de prevenir conflictos futuros tanto de índole comercial como ambientales.
178
centígrados. Las lluvias pueden ser más dañinas por su abundancia que por
su escasez. Durante los meses de abril a diciembre es la temporada de
lluvias, aunque el periodo más fuerte se ubica entre los meses de
septiembre, octubre y noviembre, en diciembre es muy común que se
presente neblina con llovizna.
El municipio de Nauzontla se localiza en la parte norte del estado de
Puebla. Sus coordenadas geográficas son los paralelos 19º 56' 00" y 19º 58'
42" de latitud Norte y los meridianos 97º 33' 00" y 97º 36' 42" de longitud
occidental. Tiene una superficie de 47.20 kilómetros cuadrados que lo ubica
en el lugar 170 con respecto a los demás municipios del estado.
Tepanyehual en datos oficiales
A continuación, se presentan algunos datos oficiales sobre el
contexto social y económico del municipio de Nauzontla y sus alrededores.
Población y salud
La población total del municipio suma un total de 3, 334 habitantes
de los cuales 1,609 comprende hombres y 1,834 mujeres, donde 3,219 del
total no cuentan con derechohabiencia a servicios de salud.
Economía
El Estado de Puebla comprende doscientos diecisiete municipios,
de los cuales tan solo nueve de ellos abarcan alrededor del 50% del ingreso
bruto total del estado, los municipios que figuran en esta pequeña lista son
Atlixco, Huachinango, Izucar de Matamoros, Puebla, San Andrés Cholula,
San Martín Texmelucan, Tehuacán, Teziutlán y Zacatlán.
Servicios
El municipio no cuenta con una superficie destinada para relleno
sanitario o en su defecto, tiradero de basura a cielo abierto, sin embargo, los
179
servicios públicos como energía eléctrica, red de agua potable en vivienda
particular y el drenaje tiene una cobertura del 80%. De un total de 830
viviendas de particulares muestreadas, 774 contaban con energía eléctrica,
640 con agua de la red y 652 con drenaje. Estos datos contrastan
ampliamente al contraponer la carencia de planes de reforestación contra
los servicios públicos que según estadísticas no precisamente escasean.
Agricultura y bosques
El sector agrícola comprende 2,594 ha. y aún conserva 125 ha. de
bosque, contexto que brinda un entendimiento de porque existe una
profunda desertización a gran escala, situación que actualmente está
atravesando el municipio. Del total de su área agrícola 1,767 ha. comprende
agricultura de temporal y 732 de pastizal cultivado, pero en ámbito de riego
se tiene un registro nulo de su superficie. Del total del área agrícola destinada
a la agricultura el 30% de ésta emplea fertilizantes agrotóxicos que equivale
a 570 ha. y semilla mejorada que se emplea en 490 ha. El programa
Oportunidades es recibido por 633 familias de 10 comunidades del
municipio.
La agricultura y la cría de ganado han afectado a la flora natural de
la región. Las laderas que se han cultivado con el método de quema y roza
se convierten en matorrales menos espesos que el bosque virgen. Las
laderas de curvas menos pronunciadas se han convertido en potreros,
principalmente en las localidades donde existe cercanía de carreteras o hay
una fuerte presencia de población mestiza. Bajo el actual esquema de
agricultura (ya sea agricultura tradicional o convencional), se buscan las
lomas suaves y el terreno más plano que recibe los escurrimientos de las
montañas, de manera que alrededor de los poblados, los potreros y los
campos conforman parte del paisaje. El programa PROCAMPO beneficia a
388 productores a cambio de destinar el recurso a una superficie de 571 ha.,
la cual representa la tercera parte de la superficie destinada al sector.
180
Un amplio sector de la población indígena campesina se dedica de
tiempo completo a la agricultura, incluso en suelo montañoso y pedregoso
también se trabaja, sobre todo para la siembra de maíz y frijol, pero también
algún porcentaje de la población al no encontrar suelos en la montaña se
ven obligados realizar prácticas de empeño o renta de tierras. Una práctica
común para el que carece de ésta es llegar a un acuerdo trabajando la tierra
ajena donde el propietario pone la semilla y entonces al final se dividen por
mitad la cosecha. Estas prácticas se realizan con relativa frecuencia ante la
falta de suelos, y además no sólo por falta de suelos, sino que sean suelos
todavía aptos para la agricultura. Muchos pobladores han recorrido este
umbral donde pasan de ser campesinos a ser semi-proletarios, situación que
va más allá de contar con poca tierra. Más allá de esta situación de no contar
con el cobijo de la tierra como medio de subsistencia, imperan otras líneas
para algunos de los que sí tienen tierra, y es el trabajo con los esquemas de
la “revolución verde” , que han tenido buen cobijo en los últimos décadas,
aunque cabe hacer mención que durante muchos años los pobladores de la
Sierra Norte se mantuvieron distantes del empleo de estas técnicas de
agricultura expoliadora, pero ahora se presenta una ya muy leve reticencia
para con estas prácticas, incluso las prácticas ancestrales que establecían
los calendarios de siembra, tal es el caso para el maíz, el cual en la sierra se
siembra en febrero para obtener una sola cosecha, y en diciembre y en mayo
para obtener dos cosechas, está pasando a ser un elemento adicional y no
rector de la siembra, ya que aunque sigue teniendo un reconocimiento; la
introducción de semillas “mejoradas” ha desvirtuado el proceso que se había
seguido por siglos, ya que dichas semillas al no ser criollas y no estar
aparejadas con el clima de la región, en algunos casos aparentemente no es
tan significativos sembrar con desfases al periodo acostumbrado, que no
sólo se remite a la siembra, sino al círculo completo que implica la selección
de la semilla adecuada, el cuidado de ésta y su siembra para el ciclo
venidero.
181
Para algunos pobladores aún se encuentra unido el binomio
subsistencia – agricultura para el autoconsumo, pero también hay
oportunidades para aquellos que puedan pagar y adquirir tierra con la
intención de convertirla a potreros ya que hay presencia de agua, pero estos
casos no abundan y los que hay corresponden más a advenedizos que
establecen un limitado vínculo con la comunidad dedicándose a cuidar de su
ganado. La gente dice que alguien ya vendió su tierra, y que otro también,
pero además a un bajo precio, y al preguntar quiénes o cuántos son, parece
que la lista siempre aumenta.
Hasta el año de dos mil cinco Nauzontla no figuraba entre los
diecisiete municipios poblanos que pertenecían al Programa Nacional de
Reforestación, además de que no existe registro de realizarse reforestación
en el ámbito comunitario, más que sólo iniciativas aisladas por particulares.
Anexo 2
182
Anexo 3
183
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