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Intervención Pedagógica Profesional | 2013-I
Índice Presentación……………………………………………………………………………………………….03 Depresión en estudiantes universitarixs Mereditte Vega Ramírez…………………………………………………………………………………..04 Rendimiento académico de las y los estudiantes de Medicina. Mereditte Vega Ramírez…………………………………………………………………………………..06 El estrés. Dulce Villavicencio Ramos…………………………………………………………………………………08 Nuestro proyecto de intervención: una mirada desde la Pedagogía Social. Javier Solís Mendoza………………………………………………………………………………………….12 Tanatología ¿Para qué? Dulce Villavicencio Ramos………………………………………………………………………………..16 Carrera de “Médico Cirujano” ¿Y las médicas dónde quedaron? Javier Solís Mendoza………………………………………………………………………………………..21
Presentación Ticitl, es la voz del idioma náhuatl para denominar a la persona que en
las antiguas comunidades mexicas se encargaba de curar los
padecimientos de las y los habitantes mediante rituales y magia.
Es clara la elección del título de nuestra revista al reconocernos como
agentes pedagógicos que durante un año, estaremos poniendo en marcha
dispositivos y acciones pedagógicas con la finalidad de fortalecer los
procesos de formación profesional de las y los estudiantes de la Carrera de
Médico Cirujano de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, una de las
entidades multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de
México ubicada al norte de la Zona Metropolitana de la Ciudad.
Formación, estudio, tensión, estrés, un ethos institucional y gremial
diferente, identidad profesional, ética, rutina, hábitos de estudio,
fortalecimiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje, tutoría,
acompañamiento, estrés… entre muchas otras, serán las palabras que
marcarán las directrices de nuestra acción pedagógica; acción que
representará para nosotrxs un ejercicio de de-construcción de nuestra
identidad pedagógica, y un ejercicio de reflexión y enriquecimiento de lo
que ha sido la formación pedagógica, a través del cambio de escenario
del aula al campo laboral profesional.
El equipo de intervención pedagógica FES Iztacala 2013.
F. Javier Solís Mendoza
Sandra Itzel Cañas Jardón
Karla E. Carmona Dionisio
Ma. Elena Romero Nava
Mereditte B. Vega Ramírez
Dulce Ma. Villavicencio Ramos
Lic. Lupita García Abán
Coordinadora del Proyecto- FES Acatlán
Dra. Leticia Osornio Ochoa
Coordinadora del Proyecto- FES Iztacala
Depresión en estudiantes universitarixs.
Por Vega Ramírez Mereditte B. Gestora Educativa
La depresión es una de las patologías mentales más frecuentes en las personas a
nivel de población mundial. En el caso de nuestro país, las edades más frecuentes
en las que se encuentra este padecimiento son entre los 15 a 19 años de edad y
por arriba de los 65 años.
La depresión es un estado interno de tristeza y desánimo en diferentes niveles,
tanto cognitivos como conductuales, que influyen significativamente en su
quehacer total, algunos de los factores que influyen en este problema tienen que
ver con la autoestima baja, el estrés constante o un afrontamiento inhábil.
Por otra parte en el caso de la depresión situada en jóvenes tiene una implicación
profunda en la cultura, la economía, los servicios médicos, el desempeño escolar y
la familia; se clasifica como primaria o secundaria según el trastorno principal o
como consecuencia de un problema médico.
El adolescente pasa gran parte de su tiempo en la escuela y los éxitos o fracasos
obtenidos en este espacio facilitan (en gran medida) la imagen de competencia o
incompetencia que adquiere de sí mismo, en
caso de ser negativa, origina depresión, de
esta manera se forma un círculo que
retroalimenta: estudio - fracaso – depresión –
fracaso – depresión, etc. Se puede decir que
existe una relación entre depresión y
rendimiento académico. Así el nivel de
depresión dependerá del significado de la
pérdida, la amenaza de pérdida, el fracaso,
la desaprobación o la desilusión tengan para
el sujeto.
Las dificultades en las relaciones con los
docentes son los principales que pueden
conducir a la depresión, tales como el
manejo de autoridad, estilo docente,
dificultad en la intercomunicación, inequidad
en la evaluación, sobrecarga de asignaturas, horarios, metodología del docente y
deficiencia en los métodos de estudio del alumno, etc. Tal y como es el caso de
los estudiantes de la carrera de medicina, los cuales cuando cursan ciencias
básicas en el primer semestre.
La depresión, ansiedad y
hostilidad son respuestas
emocionales al estrés;
los síntomas de
depresión en estudiantes
de medicina pueden ser
difíciles de distinguir de
los efectos del estrés
inherentes a la vida del
estudiante, por lo cual el
desempeño académico
está indiscutiblemente
ligado al estado
emocional de los
estudiantes. Un alumno
que pasa por estados de depresión, no se encuentra en condiciones óptimas para
la adquisición de nuevo aprendizaje; el detectar oportunamente signos de alerta
que pudieran conducir a la depresión en los alumnos, contribuiría al incremento
de su rendimiento académico.
Finalmente es importante mencionar que la implantación de estrategias
encaminadas a desarrollar capacidades para afrontar el estrés sanamente son de
vital importancia. Por lo que se propone realizar programas preventivos cuyas
actividades estarán encaminadas a propiciar la identificación tanto en el plano
comportamental como en el de las ideaciones de elementos autodestructivos,
lesivos, negativistas, catastróficos, que produzcan angustia o que antecedan a
estados de melancolía y tristeza.
Referencias: OSORNIO Castillo, L. (2009) “Depresion en estudiantes universitarios” en Archivos de medicina Familiar Redalyc. Vol. 11 num.1, enero-marzo, disponible en http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=50719069001 , consultado el 26/07/2012.
Rendimiento académico de los y las estudiantes de medicina.
Por Vega Ramírez Mereditte B. Gestora Educativa
Cuando se habla de factores sociodemográficos se hace referencia a aspectos
como, sexo, edad, estado civil, tipo de vivienda, antecedentes académicos,
activivdad laboral, nivel social y cultural de los padres y habitos de estudio, entre
otros; dnde se encuentran implicitos una serie de interacciones de los
individuosque reflejan comportamientos directamente relacionados con su
rendimiento académico.
Sea cual sea (mayor o menor) la magnitud de los factores sociodemográficos, el
sujeto obtendrá un nivel diferente de desempeño en cualqueir área en el que se
encuentre, con lo cual se deduce que su rendimiento académico esta ligado a
factores socioeconómicos que conforman su medio ambiente.
El rendimiento académico se puede definir como el cumplimiento de las metas,
logros u objetivos establecidos en el programa o asignatura cursada por el
alumno. De igual forma tambien es el grado de conocimientos, que a traves de la
escuela, reconoce el sistema educativo que posee un individuo el cual es
expresado por medio de las calificaciones que pone el profesor.
Sin embargo es importante
aclarar que el rendimiento
académico no depende
exclusivamente de las
capacidades individuales si
no también de factores
extraescolares como son los
antecedentes
socioeconómicos
(sociodemosgráficos) del
alumn, entre los cuales esta
el nivel de vida material,
ingresos, tipo de vivienda,
composicion familiar, nivel
academico y cultural, asi como ocupacion de los padres; pudiendo agragarse
actitudes y valores hacia la educacion, patrones lingüísticos, habitos de estudio y
de esparcimiento y el acceso a bienes culturales.
En general, el rendimiento escolar se caracteriza en varios aspectos como por
ejemplo; en el aspecto dinámico responde al proceso de aprendizaje, como tal
esta ligado a la capacidad y esfuerzo del alumno, en el aspecto estatico
comprende al producto del aprendizaje generado por el alumno y expresa una
conducta de aprovechamiento; el rendimiento esta ligado a medidas de calidad y
juicios de valoracion y de igual forma es un medio y no un fin en si mismo y
finalmente esta relacionado a propositos de carácter ético que incluye expectativas
económicas, lo cual hace necesario un tipo de rendimiento en funcion al modelo
especial vigente.
En el caso de los alumnos de
primer ingreso de la carrera de
medicina, se pueden encontrar
algunas variables
sociodemográficas que influyen en
su rendimiento académico tales
como la desercion, el nivel
socieconómico, el género y el nivel
educativo de los padres, su estado
civil así como también el de sus
padres, el tiempo de traslado que
hacen hacia la escuela, las
amistades, entre otros.
Estas variables la mayoría de las veces son las que definen su rendimiento y su
desempreño académico de los estudiantes, ya que si hay conflicto en alguno de
estos puntos mencionados se desequilibra completamente el alumno, por lo que
existen programas de orientacion psicopedagogica con los que se pretende
estabilizarlos y ayudarlos para mejorar su rendimiento y de igual forma su estado
emocional.
Referencias:
OSORNIO Castillo, L. et, al. (2008) “Variables sociodemográficas que influyen en el rendimiento académico de estudiantes
de Medicina en la FESI-UNAM” en Revista Electrónica de Psicología Iztacala. Vol. 11 No. 4, Diciembre, disponible en
http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol11num4/Vol10No4Art1.pdf Consultado el 26/07/2012
EL ESTRÉS. Por Dulce María Villavicencio Ramos
Orientadora Educativa
El termino estrés se refiere a la emoción que creamos al reaccionar ante ciertos
eventos. Es la manera en la que el cuerpo se enfrenta a un reto y se prepara para
actuar ante una situación difícil. El estrés y su influencia en la vida del ser humano
ha sido retomado en la actualidad con gran fuerza, impulsado por las nuevas
concepciones teóricas asumidas, su reconocimiento como una enfermedad o su
asociación a múltiples alteraciones del funcionamiento normal del organismo
(Bonet, 2003).
El surgimiento del término estrés tiene su origen en el estudio de la física en los albores del siglo XVII. En esa época el inglés Robert Hooke descubría la energía potencial elástica y la relación existente entre las deformaciones de un cuerpo y la fuerza aplicada sobre este. Los primeros reportes del concepto de estrés aplicado a otras ciencias como la medicina corresponden al médico y fisiólogo francés Claude Bernard, a principios del siglo XIX. Aquí Bernard llega a un concepto clave, “la estabilidad del medio ambiente interno es la condición indispensable para la vida libre e independiente”. A mediados del siglo XX comienza a
reconocerse la implicación del estrés en
la vida del ser humano como posible
generador de enfermedades a mediano
y largo plazo. A partir de este momento
se potencia el estudio del estrés con
una metodología científica y un enfoque
positivista siendo Hans Selye el pionero
en este campo.
El estrés se ha percibido en situaciones diversas como en las relaciones amorosas y de pareja, sexual, familiar, por duelo, enfermedad, laboral, militar, por tortura y encarcelamiento entre otros. Uno de los ambientes más estudiados como medio desencadenante de estrés lo constituye el ambiente escolar o académico, según sea el nivel de enseñanza. En la actualidad el Estrés Académico se puede definir como el proceso de cambio en los componentes del Proceso de Enseñanza y Aprendizaje, a través de un conjunto de mecanismos adaptativos individuales e institucionales, producto de la demanda desbordante y exigida en las experiencias de enseñanza y aprendizaje que se desarrollan en las Instituciones de Educación Superior, con el propósito de mantener el estado estacionario (estado dinámico del sistema donde se producen entradas y salidas sin modificar de manera considerable las características y propiedades de este) en el proceso educativo. Según Barrazas Macías, “el estrés académico es un proceso sistémico de carácter adaptativo y esencialmente psicológico, que se presenta de manera descriptiva en contextos escolares, a una serie de demandas que, bajo la valoración del propio alumno son consideradas estresores. Segundo: esos estresores provocan un desequilibrio sistémico (situación estresante), que se manifiesta en una serie de síntomas (indicadores del desequilibrio). Tercero: ese desequilibrio sistémico obliga al alumno a realizar acciones de afrontamiento para restaurar el equilibrio sistémico.
Al hablar del estrés en los estudiantes universitarios se podría decir que las
ciencias médicas han sido consideradas como una de las ramas donde los
estudiantes manifiestan mayores niveles de estrés. Los estudios de Medicina se
caracterizan por una constante y creciente exigencia académica que demandan al
estudiante esfuerzos de adaptación. A ello se agrega la necesidad de una
preparación óptima, fundamental para el futuro profesional, la carrera se desarrolla
en un período del ciclo vital con características propias, la adolescencia y la
adultez joven. Además,
se postula que el estrés
que soporta un estudiante
de Medicina durante su
adiestramiento es
obligadamente alto, con
riesgo de menoscabo de
su salud mental.
Algunos de los síntomas
que se presentan cuando
se da el estrés pueden de
tipo físicos, conductuales
o escolares por ejemplo:
Físicos Conductuales Escolares
Respiración jadeante
Sequedad de boca y de garganta
Manos húmedas
Acaloramiento
Tensión muscular
Indigestión
Diarrea
Estreñimiento
Agotamiento indebido
Jaquecas
Contracciones nerviosas
Desasosiego
Agitación
Palpitaciones
Trastornado
Confundido
preocupado
temeroso
Irritable
Incomprendido
Inútil
Incapaz de actuar
Inquieto
Fracasado
Carente de atractivo
Desmotivado
Sin iniciativa
Desmotivado
Con flojera
Ansioso
Pérdida de vitalidad
Poca o nula energía
Ruptura de la comunicación
Defectuosa adopción de decisiones
Mengua de la creatividad
Falta de innovación
Concentración en tareas improductivas
Malestar por la rutina
Dificultad para terminar los trabajos
Retrasos en las tareas
Falta de colaboración
La habilidad para manejar el estrés se va perfeccionando si se usa con
regularidad, no solamente cuando se está bajo presión. Saber cómo eliminar el
estrés y hacerlo durante situaciones calmadas puede ayudarte a pasar por
circunstancias difíciles que puedan surgir, algunas estrategias para manejar el
estrés son:
Estrategias sugeridas
Hacer deporte
Tener una dieta equilibrada
Dormir las horas necesarias
Planificar el trabajo
No hacer más de una cosa a la vez
Comentar los problemas con alguien de confianza
Evitar el perfeccionismo excesivo
Ver el lado positivo de las cosas
Enumerar y determinar en orden de importancia mis objetivos semanales.
Hacer una lista diaria de “cosas por hacer” y ordenarlas según su importancia y trascendencia.
Dedicar atención primordial a mis “A”.
Utilizar sólo una vez la hoja en la que hago mi lista.
Preguntarse con frecuencia: “¿cuál es la mejor forma de aprovechar mi tiempo en este momento?” para quitarme estrés innecesario al hacer los ajustes requeridos.
Hacer lo que me propongo oportunamente.
REFERENCIAS. Silva y Ortíz, Teresa (2012) “Estrés” consultado el 27 de julio de 2012 en apuntes de Orientación Educativa. ¿Qué es el Estrés?, consultado el 27 de julio de 2012 en http://www.dgadp.uady.mx/salud/articulos/n14_04092009/que_es_el_estres.pdf Del Toro, Añel, Y. (s/d) “Estrés académico en estudiantes de medicina de primer año con bajo rendimiento escolar” consultado el 27 de julio de 2012 en http://bvs.sld.cu/revistas/san/vol_15_1_11/san03111.pdf
Nuestro proyecto de intervención: Una mirada desde la PEDAGOGíA SOCIAL.
Por F. Javier Solís Mendoza Pedagogo Social
Nuestro proyecto y la categoría “exclusión social”
En el caso del proyecto de acompañamiento y asesoría pedagógica a las y los
estudiantes de la carrera de Médico Cirujano en la FES Iztacala, es difícil pero no
imposible articular las relaciones existentes entre los modelos de exclusión social,
las reformas educativas y el tipo de intervención que como agentes pedagógicos
llevaremos a cabo durante el ciclo que comienza. Situándome desde un inicio
como pedagogo social, debemos reconocer en este corpus de conocimiento
(haciendo referencia a la Pedagogía Social) como una disciplina desde la que se
trabaja teórica y prácticamente, en las complejas fronteras de la
inclusión/exclusión y da lugar a la educación social en un mundo complejo y
globalizado (Núñez, 2007 y 2008). Como todo campo, la pedagogía social se
configura desde una diversidad de miradas tanto en su interior como en la relación
que guarda con otras disciplinas, partiendo de este núcleo conceptual ponemos
como directriz de todo proyecto socioeducativo a los conceptos posestructuralistas
de límite, margen, frontera y fuga (Belausteguigoitia, Mingo: 1999) aunado a la as
categorías centrales de trabajo “inclusión-exclusión” que nutren y dan vida a las
acciones educativas, no intervencionistas (Núñez: 2010) que posicionan en el
centro a las y los sujetos de la educación actual con la posibilidad de producirse,
descubrirse y re-posicionarse ante el mundo y las exigencias del proyecto
globalizador actual. De esta manera la exclusión entendida como “una categoría
difícil de conceptualizar, pero rica y compleja en significados, sentidos, sinsentidos
y contrasentidos, denota la mayoría de las ocasiones tensión y disputa en su
comprensión y que se asocia principalmente con la desventaja social”
(Silver:1994) Más aún, siguiendo el discurso de Violeta Núñez (2007) poner en el
centro de la categoría exclusión social, la inequidad en cuanto al acceso a la
cultura, la participación social y la dignidad como personas; de tal suerte que dicha
categoría juega un papel fundamental en la comprensión para re-pensar el
proyecto de intervención actual dentro de la FES Iztacala (es necesario precisar
que los proyectos socioeducativos pensados desde la pedagogía social no son
exclusivos del trabajo en comunidad y dirigido a poblaciones en condiciones de
disocialización; las y los pedagogos que conciben a la pedagogía social como
aquella que se encarga del trabajo con la alteridad, etiquetando a las y los sujetos
desde un principio como “pobres”, “enfermos”, “adictos”, “jóvenes”, sin techo”,
“mujeres”, etc. Están errados y sus concepciones son tan cerradas e inútiles que
consideran que los espacios de educación formal por ser ya institucionales no dan
cabida a proyectos socioeducativos [como si las fronteras de la exclusión-inclusión
desaparecieran dentro de la escuela, y ni hablar de sus consecuencias que cruzan
y marcan las vidas, cuerpos y subjetividades de las y los sujetos en cuestión] ).
Situamos a la comunidad universitaria como una comunidad heterogénea, diversa;
las y los estudiantes de la
carrera de Médico Cirujano,
están cruzados al menos por
un límite de la exclusión
social: el de su condición
etaria, y aparentemente han
sido bien librados de aquella
otra frontera que marca en
nuestro país la configuración
de “dos juventudes”, de las
desigualdades profundas de
la condición juvenil, me
refiero a la del acceso a la
educación media superior y
superior. La primera juventud siguiendo a García Canclini (2006) desconectada y
desigual: una juventud con escaso o nulo acceso a servicios de salud, limitadas
garantías laborales y deficiente información; cuyos reclamos se inscriben en una
lógica absolutamente estructural con aspiraciones elementales de justicia social y
bienestar. La segunda, una juventud bien situada en relación con el empleo, la
educación y la salud (aquí se ubican las y los universitarios) no obstante tenemos
que reconocer que las desigualdades sociales entre ellos y ellas se concretan en
dos sentidos: el tipo de escuela a la que asisten (pública o privada), y aún más, si
su estancia es en las instituciones de educación pública(cómo es nuestro caso) allí
también se producen desigualdades sociales y culturales, ya sea por las
condiciones de logro, ya sea por nuestras historias de vida que tiene huelle
vigente en los capitales clásico, social y cultural que portamos hoy día.
Como uno de los propósitos fundamentales de nuestra intervención es el de
contribuir con la formación integral de las y los sujetos de educación universitarios,
tenemos que reconocer como ya menciona la doctora Alma Sánchez (2011) que la
identidad estudiantil “ no puede entenderse, ni analizarse al margen de las
condiciones objetivas que la hacen posible, como la historia de vida particular de
los sujetos, las actividades, las facetas en que se encuentran insertos, las diversas
experiencias que viven simultáneamente en distintos contextos.
Su condición heterogénea, transitoria y plural de estudiantes, forma parte de un
entramado de experiencias en su juventud”, de tal suerte que los síntomas visibles
y por los que somos llamados a desarrollar el proyecto de intervención que son el
estrés, el bajo rendimiento académico y los altos índices de reprobación guardan
secretos que solo se encuentran rasgando en las voces, cuerpos y subjetividades
de los sujetos de la educación universitarios. Como bien menciona Marcela
Gómez (2011)
“escudriñar en sus
historias es perturbador,
porque inquietante es el
orden social que las ha
dejado a la deriva, a
pesar de que en sus
cuerpos, niños y niñas,
adolescentes y jóvenes
portan las huellas de lo
que significa ser
diferente en una
sociedad estigmatizada
por la desigualdad, la
injusticia y la exclusión”.
Finalmente con respecto a las reformas educativas cabe mencionar que diversas
políticas de educación han manifestado la preocupación de hacer llegar las
opciones de formación a un número mayor de demandantes, reconociendo que el
acceso al Sistema de Educación Superior, ha sido reiteradamente asociado con
los antecedentes familiares y escolares, y con las desigualdades regionales,
económicas y sociales; los esfuerzos de hacer crecer la cobertura en educación
superior han ido caminando con ritmos y resultados diferentes, por medio de una
mayor tasa de absorción de las instituciones en educación, de la descentralización
y diversificación de la oferta a partir de apoyos a las y los estudiantes
(Mancera:2011) Este último configura el campo de acción de nuestra intervención :
el acompañamiento pedagógico-tutorial, y el apoyo psicopedagógico como claves
centrales para lograr en lengua cuantitativa: la eficiencia terminal, reducir los
índices de reprobación, incrementar los índices de aprovechamiento escolar y en
idioma cualitativo: la formación de profesionales exitosos, sin estrés, gustosos y
con la capacidad de reconocerse sujeto-actor central de los procesos educativos
de tal manera que podamos orientarles como sujetos juveniles con necesidades,
derechos, sueños y aspiraciones particulares, que se van conformando en las
interacciones cotidianas entre sus pares y otros agentes, de acuerdo a su
condición socioeconómica, genérica, etaria, étnica, lingüística y escolar.
Referencias:
Belausteguigoitia, Marisa y Mingo, Araceli (1999) Géneros prófugos: Feminismo y Educación. México: PUEG_UNAM.
Gómez Sollano, Marcela (2011) Prólogo en Sánchez, Alma –Estudiantes, sexualidad y vida cotidiana en el espacio
universitario-, México: UNAM_DGAPA_FES- Acatlán_Plaza y Valdés Editores.
Hernández-Flores, Gloria Elvira (2011) Debates Educativos en Pedagogía Social en Revista Perfiles Educativos, vol. XXXIII,
núm. 134, IISUE:UNAM
Mancera Cardós, Enrique (2011) Acceso a la educación superior y expectativas educativas de jóvenes universitarios
mexicanos en en Sánchez, Alma –Estudiantes, sexualidad y vida cotidiana en el espacio universitario-, México:
UNAM_DGAPA_FES- Acatlán_Plaza y Valdés Editores.
Núñez, Violeta (2007) Pedagogía Social: un lugar para la educación frente a la asignación social de los destinos. Barcelona:
Universidad de Barcelona.
Sánchez Olvera, Alma Rosa (2011) Introducción en Sánchez, Alma –Estudiantes, sexualidad y vida cotidiana en el espacio
universitario-, México: UNAM_DGAPA_FES- Acatlán_Plaza y Valdés Editores.
Silver, Hilary (1994) “Reconceptualización de la desventaja social: tres paradigmas de la exclusión social” en Lenguo,
Julián- Paradigmas de gobernación y exclusión social en educación. Fundamentos para el análisis de la discriminación
escolar contemporánea- Barcelona: Ediciones Pomares.
Tanatología ¿para qué? Por Dulce María Villavicencio Ramos
Orientadora Educativa
Dentro del proyecto de intervención una necesidad que se planteó como
emergente pero difícil de abordar por su complejidad fue la de la preparación para
la muerte. Debido a que en los ciclos básicos los y las alumnas se enfrentan a un
estrés y presión total cuando sus pacientes no se recuperan y mueren. Además
de que los y las médicas son quiénes deben de dar la fuerte noticia de la pérdida
de un ser querido a sus
familiares. Es por esto
que se incluye un
artículo sobre la
tanatología, rescatando
el papel que juega esta
disciplina en la
formación profesional
de los y las médicas en
formación.
La Tanatología es la
disciplina encargada de
encontrar sentido al
proceso de la muerte,
con un método
científico que la ha
convertido en un arte y
en una especialidad. Su
objetivo principal está
centrado en
proporcionar calidad de
vida al enfermo terminal
buscando que sus
últimos días transcurran
de la mejor forma
posible, fomentando el
equilibrio de y entre los
familiares. Además se ocupa de todos los duelos derivados de pérdidas
significativas que no tienen que ver con la muerte ni con los enfermos moribundos.
El vocablo tanatos deriva del griego Thanatos, nombre que en la mitología griega
se le daba a la diosa de la muerte, hija de la noche, denominada Eufrone o
Eubolia, que quiere decir “madre del buen consejo”. Thanatos (la muerte) es
representada con una guadaña, una ánfora y una mariposa. La guadaña indica
que los hombres son cegados en masa como las flores y las yerbas efímeras, el
ánfora sirve para guardar las cenizas, y la mariposa que vuela es emblema de
esperanza en otra vida. LOGOS deriva del griego logos, tiene varios significados:
palabra, razón, estudio, tratado, discurso, sentido, etcétera. La gran mayoría de
los filósofos griegos le daban la acepción de sentido, pero el que haya prevalecido
como estudio, tratado u otro, se debe a errores interpretativos con el transcurso
del tiempo. Para efectos de esta investigación, retomaremos para el vocablo logos
el significado de sentido.
De ahí que la Tanatología pueda definirse etimológicamente como “la ciencia
encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte” (dar razón a la esencia
del fenómeno).
La intervención con los enfermos terminales es multidisciplinaria, puesto que son
varias las áreas que necesitan apoyo, por ejemplo en la medicina.- cuya función
es dar al enfermo aquellos paliativos que le permitan estar con el mínimo dolor y
sufrimiento. (Cuidados Paliativos).
Muchos autores han abordado el tema. Los más destacados han sido George
Engel y Weissman A, pero por su influencia dentro del ámbito tanatológico,
médico y cultural en general, Elisabeth Kübler-Ross25 es la autora de mayor
trascendencia en el tema, por lo que a continuación se exponen sus postulados
acerca de este proceso. Debe recordarse que se trata de una experiencia
totalmente individual, que involucra muchos procesos psicológicos que pueden dar
incluso manifestaciones frecuentes de psicopatologías; y que debe considerarse
como un apoyo contínuo, dado que no se trata de etapas que deban seguirse
unas a otras en forma rígida, ni con duración definida entre ellas. La experiencia
del Médico ante el proceso bien conducido es fundamental para poder comprender
el proceso y poder ayudar al paciente y sus familiares.
1) NEGACIÓN Y AISLAMIENTO. Se trata de un período defensivo que permite
amortiguar el impacto inicial y da oportunidad para que otros mecanismos de
defensa de la personalidad salgan a flote. Estos a veces son sanos y apropiados y
a veces no lo son.
2 ) IRA. Implica un proceso de proyección de sentimientos muy primitivos de rabia,
envidia, resentimiento, etc. tiene componentes tanto racionales como irracionales
de muy difícil manejo para el paciente, para sus familiares y para su Médico, se
debe ser especialmente comprensivo, paciente y prudente en ésta etapa.
3) NEGOCIACIÓN. Es una etapa que se da por accesos, breves y progresivos
hasta que el paciente llega a liberarse de sus temores irracionales, deseos
inconscientes de castigo y culpas. Es una etapa en donde el paciente necesita un
acompañamiento muy dirigido y profesional.
4) DEPRESIÓN. Es un estado psicoafectivo de tipo negativo, en el que el paciente
tiene enfrente y sabe, que se dirige hacia su propia muerte.
5) ACEPTACIÓN. Siempre y cuando se haya tenido suficiente tiempo y recibido la
ayuda idóneay su conducción en las fases anteriores, se llega a esta etapa
habiendo vivido juntos, el paciente y el médico estas etapas, aquí se tiene una de
las experiencias más formativas y de mayor templanza humana y espiritual que un
Profesional de la Medicina pueda vivir. A partir de esta etapa se debe procurar la
ayuda a los familiares, que en algún momento deberán empezar a vivir su proceso
de duelo.
La muerte digna o apropiada, según Veisman, para que alguien muera
dignamente, debe tener poco dolor y sufrimiento con mínimo empobrecimiento
social y emocional. Dentro de los límites de su incapacidad, debe funcionar en el
nivel más alto y efectivo posible, aunque sólo quede una muestra de sus
capacidades anteriores. Debe reconocer y resolver conflictos anteriores, así como
satisfacer cualquier deseo que sea consistente con su condición presente y sus
ideales, tener la posibilidad de ser atendido por personas de su confianza así
como la opción de buscar o renunciar a personas significativas. No perder la
esperanza, bien de la curación, de la ausencia de dolor, de lucidez mental hasta el
final, buena calidad de vida en la fase terminal y ser asistido por un médico
humanista. En pocas palabras, la muerte con dignidad es la muerte que alguien
escogería para sí mismo si tuviese la oportunidad18. Los atributos del proceso
orientado hacia la buena muerte se resumen en seis temas, que involucran los
componentes biomédicos, sicológicos, sociales y espirituales: adecuado
tratamiento del dolor y los síntomas asociados; buena comunicación y decisión;
preparación para la muerte; espiritualidad y sentido existencial; contribución al
bienestar de otros, sea en regalos, tiempo o conocimiento; confirmación de ser
una persona única e íntegral.
El desarrollo contemporáneo de la ciencia y la tecnología ha contribuido a
fortalecer la creencia a esperar imposibles. Nadie debiera enfermar. Nadie debiera
envejecer, nadie debiera morir. Nadie debiera sufrir. Esta negación de la muerte y
de la naturaleza humana, no logra sostenerse en la realidad. En consecuencia, la
muerte se asocia al fracaso de la ciencia y la tecnología.
Al Médico se le educa y entrena para enfrentar la enfermedad y para conservar la
vida pero no se le forma en el manejo de la muerte, que es una circunstancia
ineludible, el final previsible de todos los pacientes y una experiencia inevitable a
corto o mediano plazo y con menor o mayor frecuencia para el equipo médico.
Lo anterior se deba quizá, porque el contenido psicodinámico de la respuesta del
Médico ante la muerte sea en principio negar la vulnerabilidad de la vida y la
limitación de los esfuerzos ante lo impostergable de la muerte; también quizá
porque desde el primer año de la carrera, la filosofía siempre tiende hacia la vida,
a promoverla y preservarla y porque no se habla de la muerte, sólo hasta que
tenemos que vivirla con los propios pacientes o cuando nos toca la experiencia
con alguien muy cercano, es que llegamos, después de un enorme esfuerzo de
autocrítica, a percatarnos de que la muerte es la que le da el sentido de existencia
a la vida y nos enseña a valorarla en una dimensión más objetiva: la de la finitud
que nos hace simplemente humanos.
A lo anterior es necesario agregar las contradicciones de nuestra sociedad
mercantil, dado que la Medicina es cada vez más una actividad profesional que se
ve afectada por costos progresivamente mayores. La forma de morir es
considerada claramente selectiva: depende de la capacidad adquisitiva de cada
quien, lo que plantea un serio dilema filosófico sobre la dignidad intrínseca de los
seres humanos.
La Tanatología ayuda tanto a los pacientes terminales como a los familiares y
allegados desde que el familiar es diagnosticado, durante el proceso y posterior a
la muerte para la elaboración del duelo. Así también la Tanatología se enfoca a
cualquier pérdida significativa que tenga el ser humano, es por ello que la
importancia de la Tanatología hoy en día es indiscutible, contemplando que a lo
largo de nuestra vida enfrentamos diversos tipos de pérdidas, muertes,
separaciones, pérdidas de miembros, pérdida de salud, de ilusiones ante una
discapacidad, es por ello que su campo de acción es muy amplio.
REFERENCIAS.
BRAVO, M, M. “¿Qué es la tanatología?” en Revista Digital Universitaria 10 de agosto 2006 • Volumen 7 Número 8,
consultado el 28 de julio de 2012 en http://www.revista.unam.mx/vol.7/num8/art62/ago_art62.pdf
De LEÓN, R, V. “Tanatología: Una perspectiva distinta de la muerte” consultado el 28 de julio de 2012 en
http://132.248.9.1:8991/hevila/BoletinmedicoCuliacanMexico/2004 05/vol1/no4/3.pdf
DOMINGUEZ, M, G. “La Tanatología y sus campos de aplicación”, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
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http://www.publicaciones.ujat.mx/publicaciones/horizonte_sanitario/ediciones/2009_mayo-agosto/04-Tanatologia.pdf
Carrera de “Médico Cirujano” ¿Y las médicas dónde quedaron?
Por F. Javier Solís Mendoza Pedagogo Social
Resulta increíble pensar que el imaginario androcéntrico siga casi intacto en
algunas áreas de las ciencias. Ciencias que en su objetividad pecan de poseer un
sesgo de género eminentemente patriarcal. Las mujeres al ser excluidas por años
del conocimiento científico han representado en su incorporación una lucha de
ascenso constante logrando derribar y cruzar esos terrenos marginales de la
exclusión de algo que nos dignifica a todos y todas como humanos, como lo es la
educación. El presente artículo hace es un análisis desde la perspectiva feminista
a la incorporación de las mujeres en las ciencias médicas, la razón que inspira el
título del mismo, es el nombre de la licenciatura y grado académico que se otorga:
reflejo de la herencia patriarcal de las ciencias.
A partir del año 2000
a nivel nacional, y
desde 1994 en la
UNAM, se ha logrado
prácticamente la
equidad entre
mujeres y hombres
en la matrícula de
ingreso a la
educación superior.
La Agenda
estadística de la
UNAM, de 2011,
muestra un dato
excepcional: en la
Facultad de
Medicina, por
ejemplo, las mujeres
representan el 63 por ciento del alumnado (la misma condición se encuentra en la
carrera de Médico Cirujano de la FES Iztacala, aunque no se cuenta con el dato
exacto, pero aproximadamente el 70% de la población de la carrera es matrícula
femenina- Según datos compartidos por la Dra. Leticia Osornio).
Si bien existe en la
actualidad un mayor
reconocimiento a la
participación de las
mujeres en la vida
pública, y su
presencia es más
visible en los
quehaceres
universitario, científico
y tecnológico, persiste
una división sexual en
el trabajo académico.
Ésta da lugar a la
llamada “segregación
horizontal” o por áreas
–la escasa presencia
femenina en algunas
disciplinas y ramas
del conocimiento– y
también a una
“segregación vertical”
o jerárquica, que se
aprecia en las
dificultades que
enfrentan para
acceder a posiciones
de mayor nivel y a
puestos de
responsabilidad o toma de decisiones, así como a la obtención de distinciones y
otros reconocimientos.
En México, la formación académica en la educación profesional es el punto de
partida para optar por una carrera científica. La distribución de la población
estudiantil, desde el nivel de los estudios universitarios en las distintas disciplinas,
muestra ya la división sociocultural de roles entre mujeres y hombres:
Las áreas del conocimiento donde se concentra la mayor población femenina son
las ciencias sociales, la enfermería, la educación y las humanidades, mientras que
las ciencias agropecuarias, las físico-matemáticas y las ingenierías siguen siendo
los campos con mayor población masculina. Existen también disciplinas que
muestran en su matrícula una distribución equitativa entre mujeres y hombres,
como las ciencias naturales, el derecho, la administración y el comercio. Se
observa, además, que en algunas áreas del conocimiento ha ocurrido una
transformación: de una composición típicamente masculina se ha pasado a una
femenina, como en las ciencias de la salud y en particular la medicina. Lo anterior
es útil para ilustrar los fenómenos de segregación horizontal y vertical que
caracterizan la participación de las mujeres en las instituciones de educación
superior y en la generación del conocimiento científico.
La medicina ha sido históricamente un territorio masculino en el que se han
expresado no solamente el combate de las enfermedades y el cuidado de la salud,
sino que además se ha ejercido un control sobre los cuerpos, por ejemplo, en los
terrenos de la sexualidad y la reproducción humanas (Blazquez, 2008).
La medicina es una de las carreras que, en comparación con otras, requiere de
mayor tiempo para la formación completa, la cual casi siempre se prolonga hacia
la especialización. En la actualidad es una de las disciplinas que más se han
transformado a partir de la acelerada incorporación de contenidos científicos y
tecnológicos. Los mecanismos para la selección de estudiantes en nuestro país
son de los más exigentes. Resulta muy interesante que la matrícula femenina ha
experimentado en los últimos años un incremento en comparación con la
masculina.
Estos elementos obligan a revisar las características que presenta la incorporación
de las mujeres a la medicina, a formular nuevas preguntas, y a reflexionar sobre la
trayectoria de las mujeres en este campo, desde el nivel de los estudios
universitarios, pasando por su ejercicio profesional y su dedicación a la
investigación biomédica.
La primera mujer que ingresó a la Escuela
Nacional de Medicina fue Matilde Montoya, en
1882, y fue también la primera médica que se
graduó en México, en 1887 (se han elaborado
varias biografías de esta pionera de la medicina;
por ejemplo: Carrillo, 2002). En 1900 se tituló
Columba Rivera; tres más lo hicieron en la
primera década del siglo XX, y cinco en la etapa
revolucionaria. Así, hasta 1936, 74 médicas
egresaron de la Escuela Nacional de Medicina, superando todas las dificultades
familiares, sociales y económicas de la época.
Alcanzar el nivel de educación superior en México sigue siendo un privilegio. Sólo
ingresa un porcentaje muy bajo de la población en edad de estudiar, lo que
constituye una gran injusticia para la mayoría de la población joven del país. De
acuerdo con el censo de 2010, la oportunidad de acceder a este nivel es de 16 por
ciento para los hombres, y de 13 por ciento para las mujeres.
Dentro de esta proporción, a partir de 2000, a nivel nacional, y desde 1994 en la
UNAM, se ha logrado prácticamente la equidad en la matrícula de ingreso a la
educación superior. Los datos de la Agenda estadística de la UNAM de 2011
(www.planeacion.unam.mx/Agenda/2011) muestran que la matrícula de mujeres
por áreas del conocimiento en la licenciatura es de 29 por ciento en las ciencias
físico-matemáticas e ingenierías, 66 por ciento en las ciencias biológicas, químicas
y de la salud, 51 por ciento en las ciencias sociales y 64 por ciento en las
humanidades.
Los datos sobre la
proporción de hombres y
mujeres que forman parte
de los cuerpos de
dirección en las
instituciones académicas
y científicas muestran que
en las carreras
universitarias en las que
el número de mujeres es
mayor al de los hombres,
y en las que se esperaría,
por su elevada
proporción, que la
dirección pudiera
corresponder a las
mujeres, está
generalmente a cargo de
los hombres, como en las carreras de trabajo social, enfermería o psicología. Esto
sucede también en medicina, que ha sufrido transformaciones en su matrícula y
en su personal académico, pero nunca ha tenido una directora, contrario a la FES
Iztacala donde en el mes de febrero Patricia Dolores Dávila Aranda fue designada
directora de la multidisciplinaria.
La presencia femenina en la matrícula por campos del conocimiento en la
educación superior, así como la incorporación de las mujeres a la práctica
profesional y a las actividades científicas hasta sus niveles más altos, muestran
que en las últimas décadas se han incorporado al sistema de educación superior
con resultados positivos. Sin embargo, todavía no existe una incorporación
homogénea de las mujeres a todas las áreas del conocimiento, ni a la vida laboral,
y mucho menos a los espacios científicos de reconocimiento y toma de decisiones.
El aumento en el número de mujeres en la matrícula y la titulación en educación
superior no equivale a su incorporación inmediata al mercado de trabajo en
condiciones de equidad. El grado de inserción de las mujeres con estudios
superiores en el mercado laboral, si bien muestra una creciente participación,
ocurre con características en las que prevalece la desigualdad, como recibir menor
salario respecto a los hombres con la misma formación, el escaso acceso a
posiciones de dirección, y un mayor desempleo femenino con respecto a sus
colegas hombres(Milosavljevic, 2007).
Al respecto, se ha documentado que
en la baja contratación femenina
influyen diversos factores. Entre ellos
destaca la competencia por el mismo
trabajo, ya que todavía se prefiere
contratar a loshombres, en especial si
se trata de campos como la medicina.
Otra razón es que más mujeres que
hombres prefieren diferir o interrumpir
el ejercicio de sus profesiones para
dedicarse a tener familia, por lo que el
estado civil, el número de hijos y la
doble jornada pueden influir en la
contratación y la exclusión de las
mujeres, mientras que los hombres
estarían en mejores condiciones para
lograr la inserción laboral. También se
han identificado patrones de
discriminación implícitos y explícitos
que obstaculizan la profesionalización
de las mujeres y su promoción académica en las universidades y en las
actividades de investigación, particularmente en las categorías más altas (Bonder,
2004;Daza y Pérez, 2008; Blazquez y Bustos, 2008).
Entre estos patrones se encuentran las dificultades que enfrentan algunas mujeres
para encontrar puntos de equilibrio entre las responsabilidades de una carrera
académica y las provenientes de los roles de esposa y madre que les son
asignados socialmente; los estereotipos de género asociados tanto a los campos
disciplinarios en los estudios profesionales como a las profesiones mismas y los
sectores donde éstas se desarrollan; y las resistencias de las comunidades
científicas, donde los temas de género se vinculan a cuestiones sociopolíticas o
culturales y, en el mejor de los casos, se consideran importantes, pero no tienen la
legitimidad necesaria para ser aceptados como de interés científico.
El tema de la igualdad en la participación de las mujeres en la producción
científica y tecnológica representa para estas comunidades la preocupación de un
“sector minoritario”, y en general no interesa saber si las mujeres están
proporcionalmente representadas en el financiamiento de proyectos y en
posiciones de liderazgo y de toma de decisiones. En este análisis también es
preciso partir del hecho de que todos los campos del saber se inician como
territorios masculinos. Si las mujeres representan ahora el sector mayoritario en
algunas disciplinas, esto es resultado de un proceso en el que ha sido necesario
vencer obstáculos de distinto orden. Entre los factores que han favorecido la
inserción femenina se encuentra la separación sexualidad-reproducción y una
mayor autonomía en el marco familiar.
Lo anterior muestra que se requieren estudios dirigidos para tener un mayor
conocimiento de la participación de las mujeres en la educación superior y la
ciencia que incluyan la recopilación, actualización y seguimiento de datos
desagregados por sexo, nivel de preparación y área del conocimiento, así como el
análisis crítico acerca de las
realidades histórica,
socioeconómica y política en
las cuales se desarrollan las
actividades educativas y
científicas. En ellos resultará
importante considerar los
roles y exclusiones de
género, con el fin de contar
con una visión integral que
permita elaborar políticas
encaminadas a eliminar la
inequidad en estos ámbitos.
Es necesario, por lo tanto,
adoptar medidas que promuevan el ingreso de las mujeres a todos los campos del
conocimiento, así como el fortalecimiento de aquellos en los que las mujeres ya
tienen presencia significativa. Esto se justifica por razones de equidad social, de
optimización y aprovechamiento de recursos, así como por la necesidad urgente
de integrar sus perspectivas, modos de conocimiento y actuación, en la
construcción de paradigmas científico tecnológicos inclusivos, enriquecidos por la
diversidad de enfoques.
En la
actualidad en
México el
examen de la
participación,
producción y
gestión de las
mujeres en las
actividades
científicas no
es un tema
prioritario, y
todavía no se
incluye dentro
de las políticas
de ciencia y
tecnología. Por
ello es esencial
identificar los elementos que propician o se oponen a una plena participación de
las mujeres en las universidades y en los centros de investigación, lo cual requiere
del análisis y de una mirada crítica en las instituciones y las propias comunidades
académicas, con el fin de lograr la equidad entre hombres y mujeres.
Referencias: Blazquez Graf, Norma (2008), El retorno de las brujas.Incorporación, aportaciones y críticas de las mujeres a la ciencia, México, CEIICH, UNAM. Blazquez Graf, Norma y Olga Bustos Romero (2008),Académicas pioneras. Trayectorias y contribuciones en la UNAM, México, CEIICH/DGAPA, UNAM. Bonder, Gloria (2004), “Equidad de género en ciencia y tecnología en América Latina: bases y proyecciones en la construcción de conocimientos, agendas e institucionalidades”, Cátedra Regional UNESCO. Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina, Washington, D.C, UNESCO. Carrillo, Ana María (2002), Matilde Montoya: primera médica mexicana, México, DEMAC. Castañeda López, Gabriela y Ana Cecilia Rodríguez de Romo (2010), Pioneras de la medicina mexicana en la UNAM: del porfiriato al nuevo régimen, 1887-1936,México, Facultad de Medicina.