María Carbón Salas
Grado en Historia. 4º Curso
2013-2014
Hª de la cultura europea en la Edad Media
Los primeros años de la imprenta en
Europa:
incunables y talleres tipográficos
María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
1
ÍNDICE
1. Introducción -------------------------------------------------------------------------------------2
2. Johannes Gensfleisch y su invento-----------------------------------------------------------3
3. Incunables: material, contenido y lengua--------------------------------------------------5
4. La imprenta por Europa en el siglo XV----------------------------------------------------8
5. Conclusiones------------------------------------------------------------------------------------13
6. Bibliografía -------------------------------------------------------------------------------------15
María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
2
1. Introducción
A la hora de elegir entre los diferentes temas indicados para la realización de
este trabajo, nos hemos dejado llevar por el interés que tenemos en el libro y la escritura
en general. Fue por ello que al ver las palabras “imprenta” e “incunables” no nos lo
pensamos y escogimos esta línea. Aun así, debemos comentar, aunque esto pueda dar
un pobre impresión, que desconocíamos los conceptos de tipología o taller tipográfico,
por tanto, debemos aclarar que empezaremos de cero en este tema y por ello haremos un
trabajo bastante general comenzando con los aspectos más básicos, acompañando
nuestra exposición con imágenes de incunables y otros objetos relacionados con la
temática.
Los aspectos sobre tema que trataremos son los siguientes: comenzaremos con
una pequeña bibliografía de Johannes Gensfleisch, considerado por la mayoría de los
historiadores como el inventor de la imprenta en Europa; continuaremos hablando sobre
los incunables en sí, destacando su aspecto material o físico y por supuesto los
contenidos más habituales de la época; en tercer lugar, haremos un resumen sobre la
expansión de este invento por Europa, dejando el cuarto y último epígrafe para las
conclusiones finales. Terminaremos con la correspondiente bibliografía, de la que nos
gustaría destacar la obra de Augusto Jurado La imprenta: orígenes y evolución, en la
que hemos encontrado un material tan bello como interesante, como este desplegable
que aquí mostramos:
Desplegable de la Biblia de Gutenberg1
1 En JURADO, Augusto.: La imprenta. Orígenes y evolución. Tomo 1. Madrid (1998), Pág. 77.
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No añadiremos ningún apéndice ni anexo fotográfico, pues preferimos añadir las
imágenes a lo largo del trabajo, tal como hemos hecho en la página anterior. Tampoco
incluiremos un glosario, pues los conceptos como “imprenta” o “tipo” serán explicados
en su debido momento en cada apartado.
Para estudiar este tema nos hemos decidido por lo que podríamos llamar el
método tradicional: lectura de libros. Por supuesto, aprovechamos también las
posibilidades que vivir en el siglo XXI otorga y hemos recurrido a los portales Dialnet y
YouTube, de los que hemos sacado algunos artículos y vídeos que nos han parecido
bastante interesantes y útiles para desempeñar nuestra tarea.
En resumen, podemos afirmar que hemos realizado una esencial, que no
incompleta, investigación sobre la historia del libro durante las primeras décadas tras la
aparición de la imprenta. Pasemos pues, al primer punto a tratar, la vida y el invento de
Johannes Gutenberg.
2. Johannes Gensfleisch y su invento
En la actualidad, prácticamente todos los historiadores coinciden en que
Johannes Gensfleisch Gutenberg fue el inventor de la
imprenta en Europa2.
Gutenberg, como la historia lo ha conocido y como nos
referiremos a él de aquí en adelante, nace en la ciudad
renana de Mainz3, hijo del orfebre Friele Gensfleisch
4.
Cuando en su ciudad estalla una revuelta dirigida por los
gremios, se traslada a Estrasburgo en 1435, donde
empieza sus experimentos un lustro después5, para volver
2 La tipografía ya era conocida en China desde varios siglos atrás. Se atribuyen los primeros ensayos de
impresión con tipos a Pi Cheng, quien vivió durante el siglo IX. A principios del XV el rey chino Htai-
tjong publicó un decreto por el cual se fundieron un juego tipográfico de 100000 caracteres. (Ibídem,
pág. 71). 3 En la actual Alemania.
4 No sabemos su fecha de nacimiento, pero podríamos situarla entre finales del siglo XIV y principios del
XV. (En RAMÍREZ ALVARADO, Mª del Mar.: “Información y contrainformación: la evolución de la
imprenta en el período de la Reforma luterana y de la Contrarreforma”, en la revista Análisi, Nº 39
(2009)). 5 Aproximadamente en 1440. (En GELDNER, Ferdinand.: Manual de incunables. Madrid, (1998)).
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a su ciudad natal en 1444; es allí donde contacta con Johann Fust y Peter Schöffer, sus
socios, gracias a los cuales recibirá prestado dos créditos de 800 florines para llevar a
cabo sus proyectos. Sin embargo, será también esta sociedad el principal motivo de su
ruina.
Una década después de la vuelta a Mainz finaliza su Biblia de 42 líneas,
conocida también como Biblia de Gutenberg. Es también en esta época cuando
empiezan sus primeros problemas financieros, pues sus socios le reclaman el préstamo
que no puede devolver. No sabemos si el inventor pagó a Fust con sus máquinas y
biblias voluntariamente o si fue éste último quien embargó sus bienes, pero de un modo
u otro la caja de la biblia terminó siendo adjudicada a Fust6. Gutenberg, entre deudas y
demandas acabaría muriendo olvidado en 1468, dejando para la humanidad un invento
que “habría modificado profundamente la mentalidad y el modo mismo de aprendizaje y
de uso de la cultura escrita por parte de aquellos que fueron definidos como hombres
tipográficos”7 y sería difundido por el continente gracias a sus colaboradores y sus
antiguos socios. Hablemos de este invento.
La imprenta de Gutenberg funcionaba a través de tipos, de ahí el nombre de
taller tipográfico. Los tipos eran letras y signos en relieve que podían moverse para
formar palabras y con estas, textos y reutilizarse tantas veces como se deseara,
facilitando así la fabricación del libro. De una forma muy resumida podríamos decir que
el mecanismo funcionaba así:
-1º. Se fundían los tipos en un horno,
usando el plomo como material.
-2º. Se introducían los tipos en una caja
de madera, formando columnas que a
su vez, formaban el texto.
-3º. Se entintaba la composición,
impregnando los tipos con una mezcla
de aceite y hollín.
6 En HAEBLER, Konrad.: Introducción al estudio de los incunables. Madrid, (1995).
7 Planteamiento de Marshall McLuhan. (En PETRUCCI, Armando.: Alfabetismo, escritura, sociedad.
Barcelona, (1999)).
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4º. Se calcaba el texto en papel y se dejaba secando.8
Este proceso, que no fue más que el perfeccionamiento de la ya conocida
xilografía (mecanismo con el que se imprimía panfletos de pocas hojas), supuso toda
una revolución para la escritura. Los libros, antes copiados a mano, eran objetos que,
por su dificultad en la fabricación y sus materiales usados, costosos, estaban sólo
disponibles para las clases pudientes. Pero, gracias a este nuevo sistema los costes se
abarataron y el libro llegó a más lugares. Sin embargo, la impresión fue también la
causante de que las obras perdieran su valor artístico, como veremos en el siguiente
apartado.
3. Incunables: material, contenido y lengua
Creemos necesarios empezar este epígrafe aclarando qué es un incunable. Así, según la
RAE un incunable es “toda edición hecha desde la invención de la imprenta hasta
principios del siglo XVI”. Actualmente se acepta el 1500 como fecha de cierre de este
período, aunque algunos catálogos sólo incluyan las obras hasta 1480, como el de la
Biblioteca de la Universidad de Leipzig.9
¿Cuáles son las características de estos libros? Vamos a dividirlas en tres apartados: el
material físico, el contenido y la lengua.
3.1. Material físico
En primer lugar debemos señalar que los
primeros incunables imitaron a los manuscritos
contemporáneos, tanto en decoración, como en
estilo y en material. Así, los primeros caracteres
usados por Gutenberg para su Biblia fueron
copias de las letras que hasta entonces se
realizaban a mano, incluyendo las ligaturas y
abreviaturas. Los vemos en la imagen a nuestra
izquierda.10
8 En la página web El valor de las cosas. (Véase el link en la bibliografía).
9 En HAEBLER, Konrad.: Opus Cit. Pág. 18.
10 En JURADO, Augusto.: La imprenta. Orígenes y evolución. Tomo 1. Madrid (1998), Pág. 77.
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Podríamos decir entonces que la principal diferencia entre los primeros incunables y los
manuscritos fue el tiempo gastado en realizarlos, mucho más largo en el caso de los
segundos. Veamos a continuación las principales características físicas de estas obras,
usando para ello el mismo esquema que ofrece Haebler en su obra Introducción al
estudio de los incunables, aunque nos limitaremos a hablar de tres aspectos (papel,
formato y tipo de letra):
3.1.1. El papel
El papel utilizado en los primeros talleres tipográficos era grueso, de un color
amarillento y de buena calidad, gracias a la cual aún, cinco siglos después, conserva su
color y consistencia original.11
Además, solían presentar una marca de agua, producto
de su preparación. El escaso papel sin marca de agua se daba más en Alemania que en
Italia y su calidad era bastante más inferior que el del otro.
En cuanto a su procedencia, podemos afirmar que fue Italia la primera
exportadora de papel para los talleres, aunque la gran demanda provocó que se
construyesen fábricas en otros lugares, como Alemania, Francia y España.
3.1.2. El formato
Los incunables tenían dos tamaños o formas: la forma regalis y la forma
communis. El primero, de mayor tamaño, tenía una medida de 70x50 cm, mientras que
el segundo tenía una bastante más variable, siendo la más habitual de 50x30.
3.1.3. El tipo de letra
Tal como ya hemos señalado en repetidas ocasiones, los primeros incunables
imitan a los manuscritos de su tiempo, también en el tipo de letra. Así, la letra usada en
ese tiempo es la gótica, como podemos ver en la Biblia de Gutenberg y en muchas otras
obras.
Además, debemos señalar que al imitar a los libros escritos a mano, se incluyen
también las florituras y adornos en las iniciales, a veces copiadas a mano y otras
11
Algunas páginas de incunables actualmente son de color blanquecino, pero esto es debido a que han
sido tratados con productos químicos.
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impresas con tipos en blanco y negro para ser decoradas después. Esta práctica dejará de
utilizarse y será la ruina de los iluminadores, desapareciendo así la riqueza artística de
estas obras.12
4 - De izquierda a derecha: Inicial del primer Salterio impreso con tipos en Maguncia (1457); Inicial de
Günther Zainer impresa para ser iluminada a mano (1475); Inicial del Antifonario de Carlos V,
manuscrito del siglo XVI.13
3.2. Contenido
El contenido de los primeros libros impresos tras la creación de la imprenta es
muy variado y va desde obras de temática religiosa, como la Biblia de Gutenbger, ya
mencionada, pasando por libros con fines educativos o destinados a la universidad,
como La gramática de la lengua castellana, enciclopedias y clásicos, hasta obras
literarias, como la primera edición de La Celestina.
Así, podemos afirmar que la impresión de incunables no estuvo dedicada a una
sola rama: durante mucho tiempo se limitó a copiarse los temas de los manuscritos
contemporáneos, generalizándose el invento de tal manera que en poco tiempo
intelectuales, escritores, pensadores, poetas o religiosos usaron este mecanismo para
editar sus obras o para copiar otras ya escritas en siglos anteriores, como pueden ser los
escritos de Isidoro de Sevilla.
Por supuesto, la imprenta no se libró de la censura establecida por la Iglesia de
Roma. Uno de los ejemplos más antiguos que tenemos es el caso de la Disputatio sive
Dialogus inter clericum el militem super potestae ecclesiastica, impresión censurada y
12
En JURADO, Augusto.: Opus Cit. 13
Ibídem.
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por tanto interrumpida durante unos años, debido a que en su contenido se negaba la
supremacía del poder espiritual. La Iglesia receló tanto de este nuevo método de
publicación, por el que las obras se difundían a gran velocidad, que se llegó al extremo
de publicar una bula en 1487 por el que las autoridades eclesiásticas se reservaban el
derecho a examinar los libros recién publicados tipográficamente14
Por último, deberíamos destacar el importante papel que tendría la imprenta a la
hora de difundir los contenidos de la Reforma luterana y como consecuencia de ésta, de
la Contrarreforma, pero este período se sale de nuestra época a estudiar.
3.3. Lengua
Durante los cincuenta primeros años de la imprenta en Europa, las obras solían
escribirse en latín. Las escritas en lenguas vernáculas fueron minoritarias, como
podemos ver en la siguiente gráfica:
15
Esta situación cambiaría a finales de siglo, incrementandose la publicación de
obras en lengua vulgar, reflejo del cambio social y cultural de la época: en 1466 se
publica la primera Biblia en alemán; en 1500 las lenguas vernáculas ya se habían
introducido en las universidades, como nos cuentan algunos contemporáneos.16
4. La imprenta por Europa en el siglo XV
Para hablar de la expansión de la imprenta por el continente europeo nos hemos
centrado, entre otras obras, en la Historia de la imprenta en Europa, de Colin Clair. Así,
14
En HAEBLER, Konrad.: Opus Cit. Pág. 239. 15
Gráfica realizada con la información obtenida en CARTER, Harry.: Orígenes de la tipografía.
Punzones, Matrices, y Tipos de Imprenta (Siglos XV-XVI). Madrid, (1999). 16
Ibídem.
María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
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siguiendo el índice de este libro, trataremos la imprenta en Alemania, Francia, Italia, la
Península Ibérica, Suiza, Inglaterra y Polonia.
4.1. Alemania
La primera ciudad en conocer la imprenta fue, como ya hemos dicho, Mainz. De
ahí, la expansión hacia otras ciudades de la actual Alemania fue muy rápida y en 1499
ya se imprimían libros en al menos cincuenta ciudades. El primer taller se situaría en
Estrasburgo, ciudad de hombres ricos y cultos en 1460. Estuvo dirigido por Johann
Mentelin, cuyo primer trabajo fue una biblia de 850 páginas, aunque su trabajo más
destacado fue la publicación de otra biblia, esta vez en alemán en 1466 como ya
dijimos, que sería la base de las biblias en alemán que se publicarían tras la Reforma
luterana.
Otro nombre destacado es el de Albrecht Pfister, el primer impresor que editaría
sus libros con ilustraciones y en lengua vulgar algunos años antes de que Mentelin
realizase su biblia.
Colonia sería también una de las primeras ciudades en tener un taller tipográfico
y a finales de 1465 encontramos allí a Ulrich Zell de Hanau, impresor y clérigo,
especializado en obras teológicas.
En Augsburgo, ciudad poderosa gracias a los Fugger, debemos mencionar a
Günther Zainer que abre el primer taller en 1468. Le seguirían en esta expansión las
ciudades de Nuremberg (1470), Ulm y Esslingen (1473), Reutlingen (1476), Leipzig y
Magdeburgo (1480).
4.2. Francia
La primera ciudad francesa17
que conoció la imprenta fue París y esto no fue
hasta 1470. Esta tardía introducción se justifica si tenemos en cuenta que la ciudad era
un centro de difusión de manuscritos, donde vivían al menos 6000 copistas que
publicaban obras para la universidad y para mecenas privados. Obviamente, estos
señores no vieron con buenos ojos ese invento que amenazaba con, digámoslo claro,
llevarlos a todos al paro. Además, debemos señalar que en este reino las élites no
recibieron con mucho entusiasmo al nuevo libro, al carecer de la rica decoración que lo
17
Debemos aclarar el hecho que por aquella época Estrasburgo no pertenecía a Francia.
María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
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afirmaba como objeto de lujo. No es de extrañar, entonces que fuera Francia la zona
donde la tarea de copiar manuscritos perdurase durante más tiempo.
El primer taller, situado en la Sorbona, lo abrieron dos personalidades
importantes de la universidad parisina: Guillaume Fichet y Jean Heynlin. Su primera
obra impresa fue una edición de las cartas de Gasparinus Barzizus, a las que Fichet
añadió un prólogo en el que afirmaba que el objetivo de la imprenta era proporcionar
textos clásicos fiables. Este impresor fue además el primer hombre (que sepamos) que
atribuye el invento de la imprenta a Gutenberg.
Al igual que ocurriría en otros lugares, las obras se escribían en latín y hay que
esperar hasta 1477 para que se publique una en francés: serían las Grandes Crónicas de
Francia, publicadas por Pasquier Bonhomme.
La segunda ciudad en tener un taller sería Lyon, en 1473, seguida por Toulouse,
Dijon o Chartres, entre otras.
4.3. Italia
La primera localidad de la actual Italia donde se instaló un taller tipográfico fue
Subiaco. Allí, dos impresores alemanes, Conrad Sweynheim y Arnold Pannartz
imprimieron un Donato y un De Oratore de Cicerón en 1465 para después abrir otro
taller, esta vez en Roma donde la Curia ejercería de mecenas, al menos durante un
tiempo. Cuando el interés de los altos cargos eclesiásticos decayó., la sociedad de estos
impresores se vio por concluida. Otros impresores de Roma serían Ulrich Han, Sixtus
Riessinger o el humanista Giovanni Filippo di Legname.
A Roma le seguirían Venecia, cuya primera publicación en 1469 fueron las
Epistolae ad familiares de Cicerón a cargo del alemán Johannes de Spira; Florencia,
cuyo primer impresor como no podía ser de otro modo fue un orfebre, Bernardo di
Cenni del Fora; Bolonia, importante ciudad universitaria donde para finales de siglo ya
había abiertos 47 talleres, o Milán, que no tuvo su primera imprenta hasta 1471, algo
sorprendente si tenemos en cuenta la prosperidad de la ciudad o el papel de mecenas
que ejercía su gobernador.
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11
4.4. La Península Ibérica
La llegada de la imprenta a la Península Ibérica se enmarca en un contexto
histórico convulso: Isabel I subía al trono de Castilla, empezando así una guerra civil
que enfrentaría a sus partidarios, con Aragón como aliado, con los de su sobrina, Juana,
con apoyo de Portugal.
El primer taller se situó en Aragón, en Barcelona en 1473, aunque no sabemos
cuál fue el primer incunable publicado en esta zona. Habría que esperar bastante para
que se publicasen obras en catalán, valenciano o castellano, pues los impresores,
llegados de Centroeuropa, no conocían las lenguas vernáculas del lugar. El segundo
taller, de Lambert Palmart, se situaría también en el reino de Aragón, en Valencia,
seguido del de Mateo Flandro en Zaragoza, que publicaría su primera obra en 1475.
En Castilla, sería Sevilla la primera ciudad con impresores nativos. Así, Antonio
Martínez, Bartolomé Segura y Alfonso del Puerto crearon una sociedad y publicaron
una obra de Díaz de Montalvo en 1477. En esta ciudad se encontraba también el taller
de Paulo Colonia y socios, al que la reina Isabel I encargó un diccionario: el
Vocabulario universal en latín y romance.
Toledo tendría que esperar un poco más y el primer taller no aparecería hasta
1483; en él el dueño, Juan Vázquez imprimió una serie de bulas papales. Poco sabemos
de los comienzos de la imprenta en Salamanca, lo que nos sorprende al tratarse de una
ciudad universitaria. Sí sabemos que el primer impresor de Pamplona fue Arnao Guillén
de Brocar, creador de la Biblia Políglota Complutense. En Burgos y Murcia se abrirían
talleres también en esta década; Madrid, al carecer de importancia tendría que esperar
hasta mediados del siglo siguiente.
En cuanto a Portugal, nos limitaremos a decir que la primera ciudad con un taller
tipográfico documentado es Faro, aunque no sería hasta 1487. Lisboa esperaría hasta
1495.
Pocos sabemos sobre la imprenta en el territorio del reino musulmán de
Granada, pues no hemos encontrado información en la bibliografía, así que lo dejaremos
aquí.
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4.5. Suiza
La primera ciudad suiza donde se editaría un libro mediante el sistema de tipos
fue Basilea. Se considera, aunque no hay pruebas de ellos, que el primer impresor fue
Berthold Ruppel, cuya única publicación fechada es el Super libros Decretalium, en
1477. Otros impresores fueron Michael Wenssler, socio de Ruppel y coeditor de la
anterior obra; Johann Amerbach que abre su taller en 1478; Nicolaus Kesler o Johann
Froben, uno de los impresores más famosos del siglo XVI.
En cuanto a la imprenta de Ginebra, fue Adam Steinschaber quien editó en su
taller tipográfico el primer libro en 1478, Le livre des saints anges. En Zúrich por su
parte la primera obra se publica un año después, siendo un libro escrito en latín, obra de
un dominico.
4.6. Inglaterra
El primer taller tipográfico que conocemos de Inglaterra fue fundado por un
nativo: William Caxton, impresor de obras en latín y en inglés, en Westminster a finales
de 1476. Fue aquí donde un año después se publicó la primera obra mediante tipos de
Inglaterra: The Dictes or Sayengs of the Philosophres. Entre otras publicaciones
podemos mencionar The Historie of Jason (1477); The Mirrour of the World (1481) o
The Golden Legend.
Otros impresores de los primeros tiempos de la imprenta en Inglaterra fueron
Theodore Rood, que abrió el primer taller en Oxford, Johannes Lettou, en Londres y
Julian Notary, el último impresor en la Inglaterra del siglo XV, editor en 1500 de uno de
los primeros libros en miniatura, unas Horas de Sarum de 64º.
4.7. Polonia
La imprenta llega a Polonia en 1473, cuando Kaspar Straube imprime en
Cracovia un calendario para 1474, editando un año después el Tractatus restitutionum,
el primer libro impreso en Polonia.
Las primeras obras impresas en Polonia estaban escritas en latín; la lengua
vernácula no llegaría a los incunables hasta 1491, cuando Swietopek Fiol imprime por
encargo cinco obras en lengua vulgar: un Libro coral para ocho voces, un Salterio, un
Libro de misa para las grandes fiestas, un Libro de misa para el periodo que va de
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Pascua de Resurrección a Pentecostés y un Libro de Horas. La cosa no iría muy bien:
Fiol fue acusado de hereje y tuvo que huir.
5. Conclusiones
Para finalizar este trabajo nos gustaría plantear algunas consideraciones:
-Primero nos referiremos a la dificultad de este trabajo. A pesar de que hemos
encontrado una bibliografía bastante extensa, podríamos decir que todas inciden en la
expansión de la imprenta en Europa y su importancia en la historia, dejando de lado
otros temas como son los contenidos de los primeros incunables o el propio mecanismo
del invento. Así, también podemos resaltar la poca información que tenemos sobre la
vida de Gutenberg, lo que explica que apenas hayamos dado datos biográficos sobre él
en su correspondiente epígrafe.
-En segundo lugar, nos gustaría destacar el hecho de que sobre este tema existe cierto
“eurocentrismo”. Así, tal como ocurre con otros sucesos como puede ser el
“Descubrimiento de América”, los europeos gustan de presumir de una historia
descubridora e innovadora, recordando a quienes les quieran escuchar que sus
antepasados fueron creadores de tales hazañas. La imprenta no es la excepción y si
preguntáramos a alguien nadie dudaría en responder que su creador fue el alemán
Gutenberg, pero… ¿quién se acuerda de los inventores chinos que ya la conocían desde
el siglo XI?
-En tercer lugar, sobre los talleres tipográficos debemos hablar de la revolución que
supusieron no sólo por la forma de realizar las obras, con la imprenta, sino por el modo
de funcionamiento en sí. Así, los talleres funcionaban como sociedades en las que
participaban numerosos miembros, formando, podríamos decir, grandes empresas, tan
distintas a los anteriores y solitarios copistas.
-A continuación, queremos destacar nuestra sorpresa al comprobar como los talleres
tipográficos se extendieron con tanta rapidez por el continente. Sabíamos que la
expansión fue rápida aunque desconocíamos que el número de talleres abiertos en un
período de tiempo tan corto fuera tan alto. Nos sorprende especialmente el caso de
María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
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Castilla, sumida en dos guerras que no impidieron el avance cultural que la imprenta
supuso, algo poco habitual.
-Siguiendo con este tema, otra de las conclusiones a las que hemos llegado es que la
apertura de un taller tipográfico en una ciudad dependía básicamente de dos factores: la
situación económica y la existencia de alguien que estuviera dispuesto a hacer de
mecenas. Así, no es extraño que en cada reino fueran las ciudades más cercanas a la
corte o las que tenían un mayor esplendor comercial las primeras en ser elegidas por los
impresores para abrir sus negocios.
-Por último, teniendo claro los beneficios, nos gustaría concluir este trabajo señalando
el lado “negativo” de la aparición de la imprenta, del cual podemos mostrar dos
aspectos: por un lado, la ruina que supondría para aquellos dedicados a la copia de
libros y por otro, la calidad artística que si bien mantuvieron los primeros incunables al
querer imitar a los manuscritos contemporáneos, se fue perdiendo a medida que los
libros dejaron de ser objetos de lujo.
María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
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6. Bibliografía
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María Carbón Salas Los primeros años de la imprenta en Europa
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-PALLARÉS JIMÉNEZ Miguel Ángel.: La imprenta de los incunables de Zaragoza y
el comercio internacional del libro a finales del siglo XV. Estudios Historia, Zaragoza
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-PETRUCCI, Armando.: Alfabetismo, escritura, sociedad. Gedisa, Barcelona, (1999).