-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
1/41
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
2/41
LA
GUERRA DE ESPAÑA
1936-1939)
lucionaria
y
separatista en octubre de
1934).
A propósito de la guerra
civil, remarca que fue l resultado inevitable de la anarquía existente en
el país desde el triunfo electoral del Frente Popular en febrero de
1936 y
del convencimiento del Ejército, con masivo apoyo popular, de que solo
una intervención militar podría conjurar la amenaza de subversión revo
lucionaria y disolución nacional alentada por un gobierno débil ante los
revolucionarios
y
traidor ante la patria. Y finalmente, por lo que hace a la
dictadura, enfatiza que su victoria en la contienda fratricida salvó a Espa
ña del comunismo y de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, le
proporcionó más de tres decenios de paz interior, activó un· proceso de
modernización económica sin parangón
y
sentó las bases
para
la pacífica
transición política a la democracia bajo el arbitraje de la Corona.
En resolución: gran parte de la historia española del siglo habría
sido un catálogo de tragedias cuya responsabilidad básica sería atribuible
a unas izquierdas seducidas por la ilusión revolucionaria el delirio sece
sionista, contra las cuales hubo de alzarse, en mera reacción defensiva,
una derecha acosada y
patriótÍca que atajó los desafíos con el sufragio
electoral, primero, con las armas en la mano, después, con la prosperi
dad y el bienestar, finalmente.
Se
apela así, en esencia, a la omnipresente
clave de bóveda de esa tradición interpretativa de raigambre franquista
que el propio Caudillo revalidó en su último discurso en vida
un
ya lejano
1 de octubre de 1975: «Todo obedece a una conspiración masónica-iz
quierdista en la clase política en contubernio con la subversión comunista
terrorista en lo social».'
El
conjunto de autores y obras que sostienen todas o partes de las tesis
precedentes no
es
quizá muy numeroso en términos cuantitativos, pero
sí muy influyente en su calidad. E incluye tanto a periodistas reputados o
ignotos como a historiadores coyunturales o profesionales. Entre los pri
meros, sería obligado citar a figuras como Federico Jtménez Losantos,
José Javier Esparza, José María Zavala o César Alcalá; entre los segundos
bastaría citar a Pío
Moa,
César Vidal, Ángel David Martín Rubio o Luis
Eugenio Togores. A todos ellos se
les ha
venido calificando de «revisionis
tas» con notoria injusticia y abuso del término.
2
Primero, como nos ha
recordado Enzo Traverso, porque esta aplicación del adjetivo supone un
caso de
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
3/41
REVISIÓN
HISTÓRICA CRÍTICA
Y
PSEUDORREVISIONISMO 26
5
do, porque, en realidad, la mayor parte de dichas tesis y la imagen global
conjunta que componen no son el producto de
una
«re-visión» del pasado
histórico inmediato, resultado natural de una investigación historiográfica
que, por definición, siempre está «revisando» sus propios postulados y los
frutos de su trabajo sobre la base del estudio crítico de fuentes informati
v s
inéditas y de la aplicación de renovadoras perspectivas metodológicas
de
análisis y comprensión.
4
Sin embargo, desde nuestro punto de mira, nos atrevemos a afirmar
que no hay tal «revisión» historiográfica de una supuesta «ortodoxia»
histórica en dichos autores. Aún más: sus obras tampoco son exponentes
de
un
modus operandi
propiamente historiográfico, que demanda como
principios operativos la distancia emocional frente a la adhesión emotiva;
la duda metódica frente a la sacralización corroborativa y la contextua
lización referenciadora atenta a las gradaciones frente a la simplificación
dualista y maniquea. Por el contrario, salvo aspectos parciales y margina
les, esas obras de los referidos autores más bien representan una reactua
lización,
mutatis mutandis
de lo que fue doctrina oficial historiográfica
durante los casi cuarenta años
de
duración del régimen franquista.
No
en
vano, casi todas cada una de sus tesis y argumentaciones incluso «prue
bas» y «demostraciones») fueron enunciadas y elevadas a la categoría de
«verdad histórica oficial» e incontestada en virtud de la censura vigente)
por parte de los publicistas e historiadores de la dictadura. En otras pala
bras: una auténtica «ortodoxia» historiográfica sancionada con
todo
el
poder del Estado dictatorial; no se olvide).
Dicho de otro modo más breve y quizá más certero: ese supuesto «re
visionismo» contiene muy poca novedad y exhibe mucha repetición de lo
que fueron los mitos históricos fundacionales del franquismo. Unos mitos
elevados a la categoría de ortodoxia profusamente divulgada durante dé
cadas con
toda
la fuerza del aparato de Estado, sin cortapisa, réplica o
impedimento alguno, en obras como el
Dictamen oficial sobre ilegitimi-
dad de poderes actuantes en 8 de julio de 9 3 6
edición en Madrid a
cargo del Ministerio de Gobernación en
1939),
los ocho volúmenes de la
Historia de l Cruzada Española
dirigida
por
el
periodista Joaquín Arra
rás y publicada en Madrid entre
939
y
1943
por Ediciones Españolas), el
folleto anónimo oficial titulado
l
Frente Popular en España publicado
en Madrid
por
la Oficina Informativa Española en 1948), la
Síntesis his-
tórica de
l
Guerra de Liberación
editada nada menos que por el Estado
Mayor
Central del Ejército en la capital española en
1968)
o la biografía
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
4/41
LA GUERRA DE ESPAÑA 1936-1939)
Francisco Franco u siglo de España
firmada por Ricardo de la Cierva
aparecida en fascículos a lo largo de
1973
bajo
el
patrocinio de la Editora
Nacional radicada en Madrid).
Se nos permitirá recurrir a
un
procedimiento crítico habitual en la
práctica historiográfica
el
mero cotejo de textos) para refrendar esa con
sideración de las tesis «pseudorrevisionistas» como una reactualización
de
la «ortodoxia» historiográfica franquista más veterana
y
añeja: compáre
se
cada una de esas tesis anteriormente resumidas,
por
ejemplo, con las
declaraciones que
el
propio Caudillo
y
jefe del Estado sostuvo en público
en su Mensaje de Navidad del año 19 58, justo en la cumbre de su poder
político
y
a la mitad de su virtual reinado sin corona. En aquella memora
ble ocasión, Franco afirmó respecto a la Segunda República:
Recordad la situación de la que hubimos de partir y que puso en marcha las
ansias renovadoras del Movimiento: España
se
moría desintegrada por sus
luchas intestinas. Sus tierras y ius hombres estaban en trance de disgregación.
La anarquía, estimulada desde
el
Poder, se señoreaba del país progresivamen
te. El comunismo acechaba su presa.s
Por lo que respecta a la guerra civil, señaló:
Desencadenada la revolución roja en
193.6
vino a España a dirigir los aconte
cimientos el embajador ruso Rosenberg, { .. ]. Desde los primeros momentos
se
establecieron en las poblaciones checas tipo ruso, tribunales populares y en
el
Ejército, comisarios políticos comunistas, mientras el retrato de Stalin lle
naba las fachadas de los grandes edificios. [ .. ]
El
Gobierno rojo entregó a
Rusia en depósito todo el oro de la Nación. A Rusia se llevaron por los. Go
biernos rojos millares de niños para sovietizarlos. o creo que pueda existir
una mayor política de sumisión a Moscú que la que aquellos Gobiernos prac-
· ticaron.6
Y,
finalmente, a propósito de la tarea modernizadora de la dictadura, re
calcó lo que sigue:
Nuestra España ya no es hoy un país a espaldas
de
los progresos de industria
lización y de aprovechamiento técnico intensivo. Tenemos puesto
el
pie en la
otra orilla, en la de la expansión industrial y de la difusión tecnológica, la del
horizonte abierto a los grandes planes
de
desarrollo económico con eficacia
simultánea sobre los múltiples aspectos y factores de la vida nacional. [ .. ] La
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
5/41
REVISIÓN
HISTÓRIC
CRÍTIC
Y PSEUDORREVISIONISMO
67
elevación del nivel
de
vida
de
los españoles es una realidad que las cifras pro
claman con harta mayor elocuencia que las palabras.
7
En todo caso, este sedicente revisionismo histórico que
es
más bien una
reactualización publicística de la ortodoxia filofranquista, no deja de ser un
fenómeno socio-político y cultural muy relevante y de innegable interés his
toriográfico y cívico. Sobre todo porque supone la mayor y más consistente
tentativa de rehabilitación moral e intelectual de la dictadura desplegada en
los últimos años, con sus correspondientes implicaciones para el presente y
futuro de la democracia española. Y su propio eco y audiencia pública, de
mostrada en los índices
de
tirada
de
sus obras y
de
venta y lectura
de
las
mismas, exige una explicación mínimamente convincente. Una explicación
que, a nuestro leal y siempre falible saber y entender, requeriría por lo me
nos atender a cinco factores diferentes aunque íntimamente entrelazados.
En primer lugar, debe destacarse que
el
fenómeno descrito no constitu
ye el resultado de una mera corriente historiográfica que «revisa» un pa
sado reciente español definido por dos notas básicas: su carácter t ra~á-
tico
el
cataclismo de la guerra civil y su profuso baño de sangre) y su
carácter divisivo (las fracturas previas que dieron origen al conflicto la
escisión entre vencedores y vencidos oficializada
por
la dictadura triun
fante). Nada de eso o, al menos, no solo ni principalmente eso.
Se
trata de
un fenómeno político de implantación socio-cultural que tiene la vista
puesta en
el
presente actual y el futuro inmediato de la democracia espa
ñola.
8
Se
trata, básicamente, de
una
lectura ideológica simbólica de ese
pasado inmediato (la tríada insep r ble República-~uerra-Franquismo)
que quiere servir como catalizador para la forja de ciertas identidades
colectivas que postula una determinada genealogía del presente con de
rivaciones políticas explícitas
para
el futuro.
9
No de
otro modo puede
entenderse
l
hecho de que, contrariando los principios operativos de la
disciplina de la Historia (por ejemplo, el de distanciamiento crítico aten
ción exclusiva al contexto histórico particular), los cultivadores del su
puesto revisionismo incidan una y otra vez en el presentismo de sus análi
sis y en la actualidad política inmediata de sus explicaciones rayanas en
sentencias firmes condenas sin paliativos propias de inquisidores (o de
comisarios, tanto da para
el
caso). º
Se
diría que, al operar de ese modo en
«la búsqueda de la verdad», han cambiado los hábitos del historiador por
la toga del fiscal, con el consiguiente peligro extremo que ya advertía Enzo
Traversa para casos análogos registrados en Europa:
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
6/41
LA
GUERRA
DE
ESPAÑA 1936-1939)
El historiador
no es
un juez, su tarea
no
consiste en juzgar sino en comprender.
[ .. ] La verdad de la justicia es normativa, definitiva
y
coactiva. No trata de
comprender, sino de atribuir responsabilidades, absolver a los inocentes y cas
tigar a los culpables.
Comparada
a l verdad judicial, la del historiador
no
solo
es provisional y precaria, es también más problemática. Resultado de una ope
ración
intelectual,
la Historia
es analítica y reflexiva, intenta sacar a la ID;Z las
estructuras subyacentes de los acontecimientos, las relaciones sociales en las que
están implicados los hombres y las motivaciones de sus actos. Es decir, se
trata
de
otra
verdad, indisociable de la interpretación.u
Cabe recordar al respecto algunas afirmaciones de varios de los autores
mencionados
para
refrendar esta idea del prioritario carácter político
ideológico subyacente a sus obras y sus publicaciones. A título ilustrativo,
véase el paralelismo establecido
por
el escritor Pío Moa, uno de los más
fecundos y famosos integrantes del grupo, a la hora de juzgar/entender la
coyuntura política de octubre
df
193 y la coyuntura política de octubre
de 2004
el
debate alrededor del nuevo Estatuto autonómico catalán):
«El
PSOE y Ezquerra Republicana de Cataluña planificaron y organizaron la
guerra civil de
1934.
Dos partidos que vuelven a estar unidos
ahora»
(se
gún el registro de la entrevista efectuada
por
el diario ovetense a
Nueva
España 11
noviembre 2004, subrayado nuestro). En este mismo sentido,
léase la declaración de Luis Eugenio Togores, profesor de historia de la
Universidad San Pablo-CEU, al evaluar el significado de la Segunda Repú
blica: «Fue un caos, la clase media
se
sentía amenazada y a las clases bajas
no se
les
dio soluciones. Como ocurre ahora hubo grandes palabras, pero
sin soluciones reales» (según recoge
el
número
de
la revista semanal Tiem-
po 17
de julio de
2006,
subrayado nuestro). Este último autor, en reali
dad, perpetuaba con sus declaraciones una tradición católica hostil a la
memoria de la República que tenía su ilustre precedente en los juicios del
diario madrileño confesional Ya con ocasión del aniversario de su procla
mación
el
14 de abril de
1978:
«Ni libertad ni democracia con los dos en
sayos de República». 2
Estamos en ambos casos mencionados ante la extracción de una su
puesta lección histórica nítida y muy presentista, derivada de esa imagen
pretérita indubitable, que tanto advierte sobre los riesgos letales
de
la
combinación parlamentaria entre PSOE-ERC ( «siguen tratando de crear
determinado ambiente»,
Moa
dixit
como de las peligrosas veleidades de
conmemorar con mínima benevolencia el 75º aniversario de la proclama-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
7/41
REVISIÓN HISTÓRICA CRÍTICA
Y
PSEUDORREVISIONISMO 269
ción de la Segunda República mera antesala de
una
guerra virtualmente
inevitable). Se trata, en fin, de algo tan· conocido como un uso y abuso del
pasado interpretado de modo sui generis sectario) con la vista puesta en
el presente político y con
un
objetivo explícito y directo: la legitimación de
las credenciales democráticas de las derechas españolas y la simultánea
deslegitimación de las credenciales democráticas de las izquierdas españo
las. Porque, sencillamente, según estos autores, en mayor o menor medi
da, la actual democracia en España es el fruto maduro del desarrollo del
franquismo y de su victoria en la guerra civil. Así se entienden declaracio
nes del tenor siguiente, obra muy reciente del propio Pío Moa:
No condeno al franquismo porque libró a España de la revolución, de la gue
rra mundíal y de un nuevo intento de guerra civil que fue el maquis. [ ..] No
condeno
el
franquismo porque de
él
y no del antifranquismo -totalitario y
terrorista en su mayoría- de la paz y prosperidad legadas por
el
franquismo,
han nacido la democracia y la monarquía constitucional que estos antifran
quistas retrospectivos están echando
abajo.13
Y por
supuesto, desde esa perspectiva, la culpa moral responsabilidad
histórica de todos los males pasados, presentes futuros del país tiene
un responsable único y recurrente, «unos perpetradores del crimen»: las
izquierdas españolas
y sus ocasionales cómplices útiles a veces, inge
nuos demócratas y liberales, según parece). Nuevamente en palabras del
señor Moa:
Cierto, habría sido preferible una democracia a la dictadura autoritaria no
totalitaria) de Franco, pero para que haya democracia tiene que haber demó
cratas,
y tras
l
devastación intelectual moral y política
causada por el Frente
Popular, casi todo el mundo había dejado de creer en la democracia en España.
Una situación a la que nos están llevando de nuevo los enterradores de Mon
tesquieu, los políticos tipo Filesa y GAL,
ahora
compinchados con los terroris
mos y los separatismos, y todos ellos, eso sí, muy «antifranquistas». [ .. ] Es
preciso responder con la máxima energía para frenar
el
proceso que nos lleva
a l liquidación de las libertades y de l misma España. Generación miserable
la que lo consintiera· o
se
arrugase ante los perpetradores del crimen.,.
Al margen del contenido intelectual específico de este y otros textos, el
propio formato y estilo discursivo adoptado, con sus ocasionales ironías
despreciativas, su
tono
inquisitorial apocalíptico ayer «devastación» to-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
8/41
LA GUERRA DE
ESPAÑA
1936-1939)
tal con l Frente Popular; hoy «liquidación de las libertades» con Rodrí
guez Zapatero) y sus perentorias apelaciones a la acción salvífica, serviría
para
recordar a los más incautos de que no se trata de una obra historio
gráfica
stricto sensu.
Se
alude, sí, a la historia. Pero
se
trata de una versión
histórica
d hoc
del pasado inmediato que trata de prese~tar una genealo
gía de la democracia española como arma de combate político presentista.
Y al obrar de este modo instrumental,
l trabajo de esos autores no se
distingue en nada de las apelaciones históricas legitimadoras que hacen
otros políticos como,
por
ejemplo, Manuel Fraga) con menos recursos
retóricos dramatizantes, más conocimiento fáctico de causa y menos pre
tensiones de actuación profesional decorosa:
«Al
final,
el
juicio sobre
Franco será positivo. Del franquismo nació la democracia. [ .. ] El fran
quismo ha sentado las bases para una España con más orden. De hecho,
no hay más que comparar la España de hoy con la de los años treinta».•s
Un juicio histórico-político que olvida convenientemente la advertencia
cautelar que ya hace años pron~nció
un
historiador nada sospechoso de
simpatías izquierdistas, como
es
H
caso de Stanley
G.
Payne:
No sirve
sugerir como lo
han hecho algunos, que
se
puede
atribuir
a Franco
el
mérito de haber creado la España democrática y tolerante de los años ochenta.
Una
dictadura
no
es una escuela
de
democracia y Franco
no
fue el responsable
de la democratización de España.
Más recientemente, otro historiador del mismo signo ideológico liberal
conservador, Pedro Carlos González Cuevas, tampoco ha dudado en salir
al paso de este pseudorrevisionismo falsamente historiográfico con su ha
bitual contundencia:
Atribuir en exclusiva la responsabilidad de tales hechos [la crisis del reinado
de Alfonso Xill], de esa quiebra política fundamental, al «mesianismo»· de las
izquierdas y a los intelectuales resulta
no
solo inexacto e insatisfactorio desde
el punto de vista histórico, sino que refleja una
abrumadora
simpleza mental y
un pasmoso sectarismo
político.[
..]
Vidal
y
Moa
han sido lo suficientemente astutos
y
oportunistas
para
perci
bir la situación la hegemonía cultural de
la
izquierda antifranquista) e inten
tan cubrir ese desguarnecido espacio político-cultural-simbólico-mediático.
Pero lo han hecho de una forma tan intelectualmente precaria y vulgar, que el
remedio
ha
sido peor,
mucho peor
que la enfermedad. La cultura de derechas
en
España, lastrada por la discontinuidad, los complejos y la más elemental
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
9/41
REVISIÓN HISTÓRIC CRÍTIC
Y PSEUDORREVISIONISMO
7 I
picaresca, tardará, sin duda, mucho tiempo en superar esta situación de indi
gencia y oscuridad, una
de
las peores de toda su historia, incluso resulta dudo
so que alguna
vez
pueda lograrlo. Por de pronto, Vida y
Moa
han bloqueado
eficazmente la posible y necesaria emergencia de un auténtico revisionismo
histórico a nivel académico. Lo que
ha
beneficiado,
de
paso, a la izquierda
cultural, que sigue manteniendo su empobrecedora hegemonía intelectual.n
Este uso y abuso abierto, interesado y explícito del pasado por parte de los
pseudorrevisionistas filofranquistas no
es
nada nuevo, por otra parte, por
que como ya nos recordó hace bastante tiempo George Orwell en su mag-'
nífico libro
I984:
« l
que controla el pasado controla
el
futuro; y
el
que
controla el presente controla el pasado».r
8
No
en vano, de todos
es
sabido
que la Historia (o al menos cierta lectura e interpretación de la misma o de
alguno de sus períodos) es un componente inexcusable de la «identidad
colectiva» de todo grupo humano (sea de grupos de parentesco, clases,
naciones, estados o creencias religiosas) y un ingrediente básico de la «iden
tidad social» de cada uno de los individuos singulares por una crucial· ra
zón de tipo biopsicológico: «Estamos constituidos por nuestros recuerdos
que van configurando lo que somos» ,1, Esa base bioantropológica de la
exigencia de conciencia social y conciencia temporal ha sido bien descrita
por Femando Savater en uno de sus más sutiles ensayos sobre este tema:
El aprendizaje a través de la comunicación con fos semejantes y
de
la transmi
sión deliberada de pautas, técnicas, valores y recuerdos
es
proceso necesario
para
llegar a adquirir la plena estatura humana. Para ser hombres no basta con
nacer, sino que también hay que aprender. La genética nos predispone a llegar
a ser humanos pero solo por medio de la educación
y
la convivencia social
conseguimos efectivamente serlo. [ .. ] Lo primero que la educación transmite
a cada uno de los seres pensantes
es
que no somos
únicos
que nuestra condi
ción implica
el
intercambio significativo con otros parientes simbólicos que
confirman
y
posibilitan nuestra condición. Lo segundo, ciertamente no menos
relevante,
es
que no somos los
iniciadores
de nuestro linaje, que aparecemos
en un mundo donde ya está vigente la huella humana de mil modos y existe
una tradición de técnicas, mitos
y
ritos de la que vamos a formar parte y en la
que vamos también ormarnos. Para el ser humano, estos son los dos descu
brimientos originarios que le abren a su propia vida: la sociedad y
el
tiempo.
En
el
medio social sus capacidades
y
aptitudes biológicas cuajarán en humani
dad efectiva, que solo puede venirnos de los semejantes; pero también apren
derá que esos semejantes no están todos
de
hecho presentes, que muchos
ya
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
10/41
LA GUERRA DE
ESPAÑA
I936-I939)
murieron y que sin embargo sus descubrimientos o sus luchas siguen contando
para
él como lecciones vitales, lo mismo que otros aún no han nacido aunque
ya le corresponde a él tenerlos en cuenta para mantener o renovar
el
orden
de
las cosas.
1
Y
si
bien esa conciencia temporal del pasadó de un ser humano puede ser
cubierta bajo muy distintos mantos representativos míticos, religiosos,
poéticos, legendarios, científico-humanísticos ..
),
el hecho sigue siendo
que nacemos al mundo como seres sociales y como seres temporales a la
par. Y que la historia nos envuelve y circunda,
velis nolis
de un modo bien
apreciado
por
John Lewis Gaddis:
Tan grande
es el
peso del pasado sobre el presente y el futuro que difícilmente
pueden estos dos dominios del tiempo tener sentido al margen
de
él.
Ya
sea que
adopten la forma del lenguaje en que pensamos y hablamos, de las institucio
nes en cuyo interior funcionamos, de la cultura en la cual existimos o incluso
del paisaje físico en el que noá movemos, las limitaciones que la historia ha
impuesto impregna nuestra vida como
el
oxígeno impregna nuestro cuerpo.
x
En todo caso, solo cabría hacer una pequeña pero crucial matización a la
tesis de Orwell mencionada, tan certera al aplicarse a regímenes totalita
rios y autoritarios que en este aspecto apenas
se
distinguen, digamos de
paso). Para fortuna de casi todos, en una democracia consolidada y plura
lista no cabe tratar de lograr ese control unívoco del pasado porque la li-
bertad de expresión y su concomitante libertad de imprenta) asegura la
competencia entre v1siones diferentes y establece una barrera infranquea
ble para la constitución de una imagen oficial monolítica sobre un pasado ·
polémico siempre revisable.
De hecho, a nuestro juicio, esta cualidad política presentista del pseu
dorrevisionismo filofranquista está ligada íntimamente a otro fenómeno
muy similar, pero antagónico, también existent~ en los últimos años: la
configuración de varias corrientes dentro del espectro político de la iz
quierda que tienden a deslegitimar a las derechas actuales como meras
legatarias del franquismo, sin títulos ni credenciales para gobernar demo
cráticamente por esa supuesta tara de origen casi irremediable. Y no se
trata solo de corrientes maximalistas y extremistas como las ligadas, por.
ejemplo, a la organización terrorista ETA, que siempre han sostenido que
el
franquismo no desapareció con Franco y que la democracia parlamen-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
11/41
REVISIÓN HISTÓRICA
CRÍTICA
Y PSEUDORREVISIONISMO 73
taria coronada
es
un mero disfraz formal continuista para mantener la
«opresión nacional» de España sobre Euskadi. Se trata de otras corrientes
mucho más templadas moderadas, con responsabilidades de gobierno.
Un
ejemplo, a título impresionista, podrían ser las reveladoras declaracio
nes del periodista Juan Luis Cebrián, en
2001
después de que el Partido
Popular hubiera cosechado la mayoría absoluta en las elecciones generales
del año anterior: «La derecha actual sigue siendo heredera del franquis
mo [ .. ] la derecha de siempre, la que colaboró con la dictadura decidida
mente porque la engendró». Con un
corolario lógico impecablemente ab
surdo: «De algún modo, es como si Franco se hubiera presentado a las
elecciones las hubiera ganado».2
2
Este uso político del pasado con fines presentistas. en las filas de
la
iz
quierda «constitucional», según algunos autores, comenzó a ser recurren
te durante los primeros años de la década de 1990 en el contexto de
crispada lucha política sostenida por el Partido Popular contra los últimos
gobiernos socialistas de Felipe González. De hecho, el propio expresid~nte
llegaría a defender que fueron sus oponentes los que rompieron los acuer
dos básicos de la Transición con su «agresiva», «irresponsable» «renco
rosa» estrategia opositora de los años 1993-1996.'.l.
3
En cualquier caso,
desde entonces, como ha señalado Paloma Aguilar, «para la izquierda el
recuerdo del pasado se ha convertido en un argumento político importan
te. Se trata de la memoria necesaria »
...
4
Y
si
tal afirmación resulta válida para el PSOE, no
es
menos válida
para otros grupos importantes: el abatido Partido Comunista de España y
su derivación en Izquierda Unida parecen haber registrado un aumento de
la prioridad de esa dimensión pretérita en su labor política a medida que
han visto disminuir sus horizontes electorales.
Dentro de este ámbito de las izquierdas volcadas a la «memoria» han
cristalizado corrientes enfrentadas al reviva neofranquista que han llega
do a sostener tesis casi
tan
drásticas maniqueas como sus antagonistas,
con el mismo perfil de combate militante simbólico-político. Son, a título
de ejemplo, aquellas fuerzas y sectores que sostienen que la democracia
actual es imperfecta porque no
ha
roto su cordón umbilical con el fran
quismo, que hay pendiente una segunda transición hacia una «verdadera»
democracia o que es imprescindible ajustar cuentas con el pasado y esta~
blecer las responsabilidades morales políticas (ya que no penales) por los
crímenes de la dictadura. .1.
5
Y que también sostienen que «la mal llamada
guerra civil» no fue una verdadera contienda entre dos bandos porque,
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
12/41
274
LA GUERRA DE ESPAÑA 1936-1939)
reactualizando los viejos mitos filorrepublicanos, solo uno de ellos era
en
verdad «popular»: «No fueron dos Españas, sino unas minorías que, para
asegurarse el poder, aterrorizaron a la mayoría de las clases populares que
lucharon en su gran mayoría
por
la democracia y la libertad».
26
Se trata de corrientes políticas que cuent~n innegablemente con cierto
cobijo historiográfico muy disperso y nada armónico. Ahí está, a modo
ilustrativo, el manifiesto ombate por
l
historia firmado en junio de 1999
por
varios autores entre otros, Miguel Izard, Antoni Jutglar, Abel Paz
y
Eduardo Pons Prades), en el que se denunciaba a «los mandarines de la
Historia Oficial» supuestamente Santos Juliá, Julián Casanova, Antonio
Elorza ... )
por
hacer una «historia de clase de la Burguesía», ignorar y des-
preciar al «movimiento revolucionario» léase: anarcosindicalismo
y
poumismo) y practicar la «falsificación de los hechos históricos». Y su
diatriba no ahorraba la presencia de ironías, desprecios y admoniciones
como las cultivadas
por
el pseudorrevisionismo franquista: «La Historia
Oficial se caracteriza
por
su EfTRAORDINARIA ineptitud y su no menos
EXTRAVAGANTE
actitud».
2
Diferentes
y
hasta enfrentados a este grupo, pero en la misma línea
crítica y militante, cabría mencionar también a aquellos historiadores que
asumen un exceso de carga moral valorativa en sus trabajos sobre
el
pasa-
do reciente, aunque solo sea
por
el uso impreciso de términos y conceptos.
Pensemos, por ejemplo, en quienes siguen sosteniendo contra viento y ma-
rea que el franquismo fue un «régimen fascista» homologable al nazismo
en su criminalidad. O en aquellos que defienden que la represión franquis-
ta
en guerra
y
posguerra fue una verdadera «política de exterminio», un
innegable «Holocausto español», en vez de ser un caso casi paradigmático
de «violencia coercitiva» destinada básicamente a «controlar a una pobla-
ción» mediante «un recurso» estratégico paralizar
por
el terror y eliminar
resistencias) y no «el producto final» de una política exterminista, con
independencia de que «aunque los métodos usados para conseguir la su-
misión y la destrucción física pueden ser similares, estos objetivos difie-
ren».28
Ese
abuso conceptual y falto de rigor de los términos y conceptos
el
«exterminio» genocida antijudío no es
una
mera masacre masiva: tras
un genocidio, no suelen quedar nietos ni abuelos
para
testimoniar el ase-
sinato del padre) ha
llevado a extremos bien lamentables, como cuando
se
apunta con propósito propagandístico que la matanza franquista de Bada-
joz que tuvo lugar en agosto de 1936 podría entenderse como «un antici-
po de Auschwitz».
2
9
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
13/41
REVISIÓN HISTÓRICA CRÍTICA
Y
PSEUDORREVISIONISMO 275
in lugar a dudas, estas aplicaciones utilitariamente inmoderadas del
conocimiento histórico
por
parte de sectores de la izquierda
han
servido
como coartada justificativa para las críticas reactivas de ciertos autores
del frente pseudorrevisionista: filofranquista.
No
en vano, ante la acusa
ción de «Holocausto» y «política de exterminio»
por
parte de la izquier
da,
han
podido replicar con total tranquilidad que, en
todo
caso, tam
bién hubo
un
«holocausto de clérigos y creyentes» en la retaguardia
gubernamental y una voluntad y práctica de «exterminio» del enemigo
en las filas republicanas a cargo de las checas y de agentes estatales: «La
consigna es: exterminio», alentaba el diario comunista
undo Obrero
el
ro
de agosto de
I936;
«la lucha contra el fascismo es un lucha de exter
minio», rezaba en la
portada
de la revista de las milicias republicanas el
I
de agosto de ese mismo año.3º Y los recientes descubrimientos docu
mentales no dejan bien
parada
la tesis complaciente de que los asesinatos
en la retaguardia republicana eran meros «excesos espontáneos» que no
implicaban responsabilidad alguna para las autoridades oficiales y los
partidos y sindicatos que las sostenían. A título de ejemplo, en relaci6n
con los masivos asesinatos de Paracuellos del Jarama, véase el acta del
Comité Nacional de la CNT en Madrid el 8 de noviembre de 1936 recu
perada por el escritor Jorge Martínez Reverte, en la que ese órgano de
dirección sindical recapitula «los acuerdos que han tenido con los socia
listas que tienen la Consejería de
Orden
Público de la
Junta
de Defensa
de Madrid)»
para
tratar a los presos políticos de la capital: «Primer gru
po. Fascistas y elementos peligrosos. Ejecución inmediata, cubriendo la
responsabilidad [esto es: garantizando la impunidad]»Y O, en el caso de
la furia homicida desatada
en
Cataluña, las memorias de «un pistolero
anarquista» publicadas
por
Miguel Mir: «las órdenes»
para
llevar a cabo
los asesinatos procedían de líderes de la FAI-CNT que tenían cargos ofi
ciales
en
el Comité Central de Milicias Antifascistas
y
actuaban coordi
nados: Aurelio Fernández departamento de Patrullas e Investigación),
Dionisia Eroles Comisaría de
Orden
Público), Manuel Escorza Comité
de Investigación), José Asens Servicios de Patrullas de Control), etc
A este respecto, tomando como eje el conocido duelo del presidente Ma-
nuel Azaña
por
los brutales asesinados de presos en
Madrid
el 3 de
agosto de
I936
que su correligionario, el abogado Ángel Ossorio,
com-
prendía como parte de «la lógica de la historia»),
un
maestro de historia
dores como Santos Juliá ha podido escribir
una
reflexión muy pertinente
y
nada
complaciente:
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
14/41
LA GUERRA DE
ESPAÑA
r936-r939)
Porque el duelo del que hablaba Azaña obedecía a la evidencia
-insoporta
ble para quienes esperaron algún día que la República significara
el .1mane-
cer de un nuevo tiempo-, de que esas matanzas nada tenían que ver con su
defensa ni con los valores por ella representados sino con el comienzo
de
una revolución social que entre otras catástrofes como acelerar la derrota
significaría
de
triunfar el fin
de
la misma República. Cuando se comparan
los crímenes de los rebeldes con los de los leales al modo en que Ossorio se
lo decía a Azaña: ellos comenzaron; o se insiste en que fueron menos; ellos
matan más; o se reducen a desmanes
de
incontrolados: ellos planifican; lo
que se olvida es que esos crímenes obedecieron a una lógica propia reitera
damente publicitada desde discursos
de
líderes anarquistas comunistas y
socialistas repetidos cada vez que
se
cometía
un
crimen masivo: que era
preciso destruir desde la raíz el viejo mundo prender fuego a sus símbolos y
proceder a la limpieza de sus representantes. De esta suerte muchos miles
de
asesinados en las semanas de la revolución no lo fueron por franquistas ni
por apoyar a los rebeldes: de lo primero no tuvieron tiempo y
de
lo segundo
ocasión. Murieron porque qtlienes los mataron creían que una verdadera
revolución
que
es una conqÁista violenta de poder político y
social-
solo
puede avanzar amontonando cadáveres y cenizas en su camino. Fue en
ese
marco y movidos
por
estas ideologías y estrategias
por
lo que se cometieron
en territorio de la República durante los primeros meses de la guerra críme
nes en cantidades no muy diferentes y con idéntico propósito que en el terri
torio controlado por los rebeldes: la conquista por medio del exterminio del
enemigo de todo
el poder en el campo en el pueblo en la ciudad. Luego
desde los hechos
de
mayo
de
r937 en Barcelona la guerra continuó la Re
pública consiguió rehacer
un
ejército y un mínimo de aparato de Estado
y,
aunque
no
se puso fin a las ejecuciones sumarias al menos se controlaron las
matanzas. Solo ahí comienza la verdadera diferencia en la que tanto insisten
quienes califican de desmanes los crímenes de unos y de genocidio o crimen
contra la humanidad los de otros. La diferencia consiste en que a pesar de su
rearme la República no logró conquistar nuevos territorios y dentro del
suyo la limpieza ya había cumplido la tarea que se le había asignado sin que
1a
revolución social hubiera culminado en revolución política: en un territo
rio progresivamente reducido era inútil y ya no había quién- seguir
matando a mansalva como en las primeras semanas de la revolución. Los
rebeldes sin embargo cada vez que ocupaban un pueblo una
ciudad prose
guían la implacable y metódica política de limpieza valiéndose de la maqui
naria burocrático-militar de los consejos de guerra. Eso fue lo que cavó un
abismo entre la rebelión triunfante y la República derrotada .un abismo en el
que sucumbieron otros
50 . 000
españoles fusilados tras inicuos consejos de
guerra una vez la guerra terminó.33
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
15/41
REVISIÓN HISTÓRICA CRÍTICA Y
PSEUDORREVISIONISMO
277
Los
propios dirigentes del Partido Popular, con ocasión del debate sobre
la llamada
Ley
de Memoria Histórica durante el año
2007
no dejaron de
aprovechar esta conveniente línea argumental al negarse a aceptar leccio-
nes de democracia» de «cierta izquierda comunista».3
4
Y diez años antes,
casi al comienzo del proceso de «recuperación de la Memoria Histórica»,
una alta jerarquía eclesiástica no había dejado de recriminar las demandas
de
petición de «perdón» a la Iglesia por su conducta durante la guerra y la
dictadura con una contrapetición ahora revitalizada con mayor énfasis:
¿Y cuándo se va a oír una voz que pida a «las izquierdas» de los años treinta
socialistas, comunistas, anarquistas .. ) que pidan perdón
por
las decenas de
obispos, miles de sacerdotes, religiosos, religiosas, monjes, seminaristas y de
cenas de miles de seglares cristianos que fueron ejecutados simplemente por
ser creyentes? ¿O es que esto último fue correcto y positivo para la convivencia
· entre los españoles? ¿Y qué decir de la destrucción de templos, monasterios,
imágenes, conventos, sagrarios, ornamentos, cuadros, objetos litúrgicos, .bi
bliotecas, etc., algunos de valor histórico y artístico, simplemente porqiie se
relacionaban con la lglesia?H
Que esa contrapetición eclesiástica está
tan
justificada moral y cívicamen
te como la petición original la exigencia de «deplorar la legitimación re
ligiosa de la guerra como Cruzada, que contribuyó a dividir y a encender
y
oponer radicalmente los ánimos») podría demostrarse por un caso para
digmático: la trágica vivencia personal de monst:;ñor Gabino Díaz Mer
chán, arzobispo emérito de Oviedo y presidente d~ la Conferencia Episco
pal Española entre
I98I
y I987
No
en vano, con apenas diez años, quedó
huérfano de padre y madre en su Mora de Toledo natal porque ambos
fueron «paseados» el 2I de agosto de I936 sin jubo previo ni garantía
jurídica alguna por milicias «republicanas» anarquistas y comunistas). El
padre era propietario de
un
comercio de ultramarinos y miembro del Par
tido Republicano Liberal-Democrático de Melquíades Álvarez. La madre
era un ama de casa con dos niños pequeños que tenía una gran f religiosa.
Su condición de víctimas inocentes no admite duda alguna, así como tam
poco la de su hijo huérfano, capaz de formular una pregunta pública de
pertinencia evidente: «¿Queréis que pida perdón porque hayan matado
á
mis padres o por haber sido apuntado
para
fusilarme?».3
6
En todo caso, este proceso de reverdecimiento de «memorias» enfren
tadas una de «izquierda-republicana», otra «católico-conservador~», en
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
16/41
LA GUERRA DE ESPAÑA
I936-I939)
palabras certeras de Javier Ugarte) se nutre
y
alimenta
con
su propia diná-
mica de oposición dialéctica acumulativa. Y a medida que se cor;tsolida
agudiza dicha dinámica pasa a tener más componentes políticos presen-
tistas («Y
tú
más ...
»
a perder los pocos atisbos historiográficos que la
adornaban
originalmente.37
El segundo factor de comprensión del fenomeno del pseudorrevisionis-
mo histórico filofranquista radica en el cambio generacional que ha tenido
lugar en los últimos años de funcionamiento del régimen democrático, que
ha permitido llegar a la madurez a unas generaciones de «nietos» de la
guerra que apenas tienen «memoria» (porque la memoria es producto
de
la vivencia biográfica directa) de la dictadura solo pueden tener acaso
«conciencia» sobre su historia (porque dicha conciencia histórica
es
el
resultado de relatos, imágenes, lecturas e informaciones mediadas e indi-
rectas). Y este reemplazo en el predominio social de segmentos activos
(entre 25
y
60 años) de nuevas generaciones siempre
y
en
todas
partes ha
sido
acompañado
de nuevas tsiones sobre el
pasado
de
una
sociedad,
sobre
todo
cuando este
pasado
ha
sido traumático
y
divisivo.3
8
·
No es necesario extenderse demasiado sobre los efectos de este reem-
plazo generacional operado en los últimos decenios porque las cifras al
respecto son inequívocas. Así
por
ejemplo, según los resultados del censo
de población del año 2001 los ciudadanos que entonces tenían entre 25
29 años de
edad
eran la cohorte más importante numéricamente de todas
las existentes en la pirámide de población española: precisamente los que
habían
nacido en
el
año
de la muerte de Franco o
en
los
cuatro
años pos-
teriores de transición a
la
democracia. Y ese mismo año de
2001
la edad
media de la población española era de 39 (edad de los nacidos en 1962
que solo tenían 13 años cuando murió el Caudillo).
39
El proceso entonces
en curso
no
ha hecho más que acentuarse, como es lógico. Según el censo
correspondiente al año 2006
nada
menos que el 3 de la población
española de 44 millones (casi
16
millones) había nacido en el
año 1977
o
después. En otras palabras: más de
un
tercio de la población española re-
gistrada ha nacido vivido si mpr en democracia no tuvo experiencia
vital alguna del franquismo, ni siquiera como infantes o niños de corta
edad sin uso de razón. Y los datos del censo del año
2010
solo refrendan
esa tendencia:
en
esas fechas, nada menos que el 4 3 de los 46, 7 millones
de españoles registrados
habían
nacido en democracia (casi
20
millones de
españoles).4º
Un cambio tan dramático en la pirámide demográfica de una sociedad,
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
17/41
REVISIÓN
HISTÓRICA
CRÍTICA
Y
PSEUDORREVISIONISMO 279
con lo que supone de reemplazo en el predominio de segmentos activos de
nuevas generaciones, siempre ha ido acompañado de nuevas visiones so-
bre el pasado de esa misma .sociedad, sobre todo cuando este pasado ha
sido traumático y divisivo caso evidente de España). Dicho de otro modo:
desde hace más o menos diez años
ha
entrado en crisis la casi unánime
aceptación ciudadana de las dos imágenes mayormente míticas sobre la
historia reciente española vigentes desde la guerra y hasta la actualidad.41
Por un lado, la imagen dominante hasta la década de I960 generada
por los «abuelos» que vivieron
el
período, que asumía la contienda como
una «gesta heroica y maniquea», sea de naturaleza «anticomunista» tesis
de los vencedores), sea «antifascista» tesis de los vencidos), que era pre-
ciso recordar y loar y donde la culpa residía en el contrario demonizado
sin atisbo de duda alguna «Ellos fueron los únicos culpables»). A título
de ejemplo de esta visión propia de un mito de movilización bélica, recuér-
dense las palabras pronunciadas por
l
almirante Luis Carrero Blanco
ante l secretario de Estado del Vaticano durante la visita de este al Valle
de los Caídos
l
28
de enero de
I964:
En primer término, este grandioso monumento conmemora una victoria, pero
no
una victoria sobre unos adversarios políticos, como torcidas
y
amañadas
interpretaciones han pretendido hacer creer, sino una victoria de España con-
tra los enemigos de su independencia
y
de su Fe, únicos ideales cuya defensa
justifica el máximo sacrificio de la vida, porque la guerra que los españoles
hubimos de sostener de
I936
a r939 no fue en modo alguno una guerra civil,
sino una guerra
de
Liberación del suelo patrio del dominio
de
un poder extran-
jero y a la vez, una Cruzada en defensa de la Fe Católica que
ese
poder quería
desarraigar
por
ser doctrinalmente
ateoY
Por otro lado, la imagen extendida desde aquella década de
1960
hege-
mónica durante la transición política, cuyo soporte físico fueron los «hi-
jos» de la guerra, que asumieron
l
conflicto como una «tragedia colecti-
va»
una «locura fratricida», que había que deplorar olvidar porque
suponía
una
vergüenza nacional conllevaba un grado de inculpación
conjunta de toda la sóciedad en la generación de la barbarie «Todos fui-
mos culpables»). Como reveladora muestra de esta visión propia de un
mito de reconciliación nacional, sirva el texto de la carta abierta que un
dirigente socialista, Joaquín León, dirigió en
1973
al director del diario
ABC
l líder monárquico Juan Ignacio Luca de Tena:
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
18/41
28 LA GUERRA
DE ESPAÑA
r936-r939)
Entienda que ni los hijos de usted ni los míos vibran con los ecos y los himnos
que a nosotros nos conmovieron y que son hoy, para ellos, música celestial,
cuando no los belicosos acordes con los que una generación inepta, que no
fue
capaz de encontrar otra solución a sus problemas que la barbarie de una gue-
rra, acompañó la inmolación de un
millón
de hermanos.
[ ]
Algo así como
cuando a usted o a mí nos explicaban en clase fas guerras púnicas o la batalla
de Lepanto. Ello traerá, al fin, el otorgamiento, a todos los muertos, del respe-
to y la paz que
le
son debidos. Para bien o
para
mal, entre todos ellos escribie-
ron la historia, y nadie tiene derecho a pretender borrar un solo nombre de
esas páginas que ya están escritas para siempre 43
El
relevo generacional operado ha ido en paralelo a
l
puesta en cuestión
de esas imágenes de modo plural, a pesar de la persistencia dominante
entre la ciudadanía de la imagen trágica y doliente sobre las imágenes he-
roicas en su doble vertiente. A ello responde la supuesta ruptura del «si-
lencio» u «olvido» de la guerra ,civil acordado entre todas las fuerzas po-
líticas, posfranquistas y antifrailfluistas, durante la transición política y en
los primeros años de consolidación democrática, cuya justificación cívica
y pragmática fue certeramente enunciada
por
un editorial del diario El
aís con ocasión de
la
aprobación de la amnistía política
por
las Cortes
Constituyentes:
La España democrática debe, desde ahora, mirar hacia delante, olvidar las
responsabilidades y los hechos de la guerra civil, hacer abstracción de los cua-
renta años de dictadura [ .. ]. Un pueblo ni puede ni debe carecer de memoria
histórica: pero esta debe servir para alimentar proyectos pacíficos de conviven-
cia hacia el futuro
y
no para nutrir rencores hacia el pasado.
44
A la pérdida de vigor efectivo de dicho pacto le ha seguido también como
lógico corolario la renovada búsqueda de explicaciones sobre el compor-
tamiento brutal de los españoles en la contienda y en la larga posguerra.
En consecuencia, se abrió desde entonces
un
nuevo «tiempo de contar»
porque una parte significativa de los nuevos españoles tenían «sensación
de ser herederos de un tiempo mal explicado».4
5
Y a ese nuevo contexto
responde el hecho de que los nuevos «revisionistas» ya no sean los viejos
historiadores y publicistas franquistas Ricardo de la Cierva, Vicente Pala-
cio Atard, Fernando Vizcaíno Casas, Ángel Palomino), cuya legitimidad
para pontificar ecuánimemente sobre
l
tema estaba lastrada
por
su com-
promiso personal y directo con un régimen hostil a las libertades y bas~do
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
19/41
REVISIÓN
HISTÓRICA
CRÍTICA
Y
PSEUDORREVISIONISMO 8 I
en
la censura
y
la represión inclemente del disidente. Estos nuevos autores,
«nietos» o «bisnietos»
de la guerra por su edad, carecen de esa pesada
servidumbre
y, en cambio, incluso algunos de ellos pueden presumir de
haber sido activos y armados opositores a la dictadura Pío Moa, en espe
cial). Y, sin duda, en esa novedad del neófito y converso y en su facundia
eficacia narrativas vertebrada sobre un dualismo maniqueo, o blanco o
negro, que rehúye los matices gradaciones, las «zonas grises» de Primo
Levi) reside buena parte de su fortuna mediática y pública. Un público,
excusamos insistir en ello, que está formado mayormente por una audien
cia para la que la guerra civil sus consecuencias no son más que
una
narración y un relato mediado e indirecto, cuya lectura e interpretación
solo cabe hacerla desde el presente y para el presente.
Como tercer factor de comprensión del fenómeno del sedicente revisio
nismo filofranquista, cabría aludir al nuevo contexto político nacional e
internacional configurado durante la década de
1990
Un contexto defini
do básicamente por dos fenómenos de gran trascendencia
para
el ser y
d
hacer de
toda
la sociedad española en su conjunto.
Por un lado, la firme consolidación en España de un régimen democrá
tico-parlamentario que fue eliminando las inhibiciones para hablar públi
ca y oficialmente sobre un pasado traumático y divisorio sin riesgos graves
para la estabilidad social e institucional. Es decir: el final del tácito «pac
to de silencio u olvido» o mera «afasia» conveniente) sobre la guerra civil
sus crímenes que sirvió de trasfondo cívico y cultural
para
la transición
pacífica de la dictadura a la democracia. Un pacto tácito que, en
todo
caso, más que una mordaza o amnesia concertada general fue más bien
un consciente acuerdo entre las élites políticas y sus representados para no
utilizar en público el pasado respectivo como arma de lucha política activa
y evidente. Esa renuncia a la instrumentación política del pasado en el
presente no era el resultado de un «olvido» o «silencio» sobre la guerra
el franquismo cosa imposible para quienes sufrieron sus penalidades di
recta o indirectamente), sino el fruto de una lectura moral negativa de
aquel período y de su lecciones prácticas; lectura que ansiaba «echar al
olvido» la tragedia para superar sus hipotecas porque la mayoría social
del país recordaba demasiado su baño de sangre, estaba decidida a evitar
su repetición «Nunca más la guerra civil») y sobre todo pretendía propi
ciar un futuro en paz y en democracia tras la desaparición de Franco.4
6
Pero ese peculiar «olvido» político-institucional no impidió que en el mun
do cultural
e
historiográfico) más que un «pacto de silencio» respecto a
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
20/41
LA GUERRA
DE ESPAÑA 1936-1939)
la guerra y la posguerra
se
hubiera impuesto un «pacto de memoria» des
de
el
inicio de la Transición.
De hecho, según una estimación fidedigna realizada ya en
1996,
desde
la muerte de Franco hasta aquel
año
se habrían registrado
nada
menos
que
3.597
referencias bibliográficas sobre la guerra civil
r.848
libros y
otros
r.749
artículos de revistas . Lo que sign:ífica que en esos veinte
añOs
se habrían publicado, como mínimo, un artículo o libro sobre la guerra
civil española en el mundo cada dos días.
47
Vistas así las cosas, tiene fun
damento el juicio de Paloma Aguilar al respecto: «No deja de ser sorpren
dente que haya tantas menciones a una conspiración de silencio sobre
el
pasado, cuando la guerra civil ha ocupado
un
lugar preferente en la litera
tura,
el
cine y la producción histórica española».
48
Y por
eso mismo Jose
fina Cuesta ha podido también «rechazar la idea de una transición amné
sica» y «reforzar la de una transición memoriosa, silenciosa en muchos
campos»
el
político,
por
ejemplo , «pero alimentada
por
el recuerdo co
lectivo de los traumas pasados»
y
muy viva y activa en «la propia literatu
ra y la filmografía», además de ia prensa. A título de ejemplo, el diario
l
aís dedicó anualmente, entre 1976 y 2004, una media muy considerable
de
más
de
cien referencias a
la
guerra civil en sus páginas: desde el mínimo de
poco más de setenta en 1991 al máximo de trescientas en 1999.
49
Por otro lado,
el
segundo fenómeno del nuevo contexto mencionado
tiene que ver con el, cambio mundial derivado del desplome del bloque
soviético y del derrumbe
por
implosión de los regímenes del socialismo
realmente existente a partir del año crucial de
1989.
Un proceso que trajo
consigo la pérdida del prestigio residual de la mística comunista y revolu
cionaria, al permitir el descubrimiento de la magnitud de los crímenes de
esos regímenes y del sufrimiento experimentado
por
sus sociedades.
5
º No
en vano, después de la caída del muro de Berlín con todas sus consecuen
cias, la ideología y la práctica
de
los Estados comunistas quedaron cruda
mente expuestos a la luz pública como ilusorias y cruentas tentativas tota
litarias cuyo fracaso había generado millones de víctimas mortales en
todo
el mundo: entre
8
5
y
roo
millones, según la discutida estimación del equi
po
de historiadores presidido
por
Stéphane CourtoisY
Y
esas revelaciones
tuvieron un efecto colateral nada despreciable: l comunismo como ideo
logía fraca~ada
y
totalitaria, hasta entonces juzgada más por la dulzura
moral de sus intenciones y por su protagonismo «antifascista», empezó a
sufrir el oprobio moral y el descrédito intelectual que
el
fascismo había
cosechado tempranamente tras su derrota en
1945.
No en vano,
l
descu-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
21/41
REVISIÓN
HISTÓRICA
CRÍTICA Y PSEUDORREVISIONISMO 283
brimiento del vasto y cruel sistema represivo vigente en la extinta Repúbli
ca Democrática Alemana o en la Rumanía de Ceaucescu, recordaba sinies
tramente los peores aspectos de la Gestapo nazi sin rebozo alguno y
reverdecía la pertinencia
de
la categoría
de
«totalitarismo» como clave de
lectura de las similitudes entre ambos regímenes antitéticos. Como resul
tado, recientemente ha podido escribir al respecto Enzo Traversa
l si
guiente juicio impensable en
un historiador «de izquierdas» antes de 1989:
La Revolución Rusa y las que han seguido sus huellas) ha engendrado un ré
gimen totalitario. Todo contra lo que, desde Babeuf y Marx, el comunismo se
había sublevado
l a
opresión, la desigualdad, la
dominación
se
convirtió
rápidamente en su condición normal de existenciaY
En el caso español, esa especie de rendición de cuentas pendiente de la
ambivalencia esencial del fenómeno revolucionario y comunista también
ha sido muy bien expresada
por
la siguiente reflexión histórico-moraJ de
Santos Juliá:
Mientras
el
comunismo se organizó y creció como una especie de iglesia por
tadora de una mitología del futuro, fue una potente máquina de movilización
en todos los órdenes de la vida, también en la política. [ .. ] Los problemas del
comunismo no surgen, pues, por el hecho de que sus militantes compartan una
fe,
crean en él ( ..]. Los problemas surgen, por el contrario, en el mismo mo
mento en que el futuro humano prometido en el mito se hace presente, o sea,
cuando los comunistas en lugar de iglesia de creyentes
se
convierten en iglesia
triunfante. En este punto, no
se
conoce ninguna excepción: el poder comunis
ta, se mire por donde se mire, ha sido siempre un horror. Un horror no como
metáfora o cualquier otra figura retórica sino como práctica diaria de bárba
ras técnicas de poder. A esta historia de ejercicio del poder a hase de purgas
hacia dentro de terror hacia fuera al colapso final del gigantesco aparato
construido sobre una burocracia de partido una policía política
es
a lo que
nunca se ha enfrentado en serio [la izquierda española].
5
3
Ambos fenómenos coadyuvaron a la floración del pseudorrevisionismo
fi-
lofranquista hispano en la estela de una tendencia general occidental que ha
puesto en cuestión otras certidumbres fundacionales del mundo desde
1945:
la razón
y
ética de la resistencia francesa e italiana frente a sus regí
menes fascistas o autoritarios propios; el acierto o desacierto
de
Churchill
y
Roosevelt al combatir a Hitler Mussolini en unión de Stalin no acaso al
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
22/41
LA
GUERRA
DE
ESPAÑA 1936-1939)
revés; la consideración del Holocausto nazi como
una
mera réplica del Gu
lag soviético y no
como una
invención alemana autóctona y original, etc 5
4
En esa estela general, casi reduplicativa del ambiente polarizado de Gue
rra Fría de la década de
1950
con el comunismo como enemigo batido
pero reciente), la imputación de todas las culpas a la izquierda española
por
la trágica historia nacional recibía su aparente sanción legitimadora
global, a la
par
que se revalidaba la condición de Franco como «primer
vencedor del comunismo en el
campo
de batalla», «centinela de Occiden
te» y
virtual «dictador liberal» a
su
pesar
y
casi contra su voluntad
y
sus
declaraciones públicas
y
privadas.
Recordemos,
no
en
vano, que los grandes triunfos mediáticos de esos
autores y sus obras tuvieron lugar en el contexto político favorable de la
segunda etapa de gobierno del presidente José María Aznar, alzado al
poder con mayoría absoluta en las trascendentales elecciones generales del
año 2 aquellas que, según Cebrián, parecería haber
ganado
Franco).
Desde esa atalaya socio-política, la visión complaciente
y
satisfecha del
pasado
por
parte de los proclkmados ideólogos de una «derecha sin com
plejos»
no
hizo sino afirmarse
y
divulgarse sin hipotecas respecto a un
pasado de dictadura
cada
vez más lejano generacionalmente) y cada vez
más objeto de la mirada nostálgica y benevolente en su representación
literaria e incluso televisiva: la serie Cuéntame cómo
pasó .55
Se
trataba y
se trata) de
una
visión que se afanaba
y
afana) en mostrar
solo el componente anticomunista y nacionalista de la dictadura, eclipsan
do o minimizando convenientemente sus genuinas motivaciones antide
mocráticas, antiliberales y netamente reaccionarias y filototalitarias. Todo
ello a fin de que la
máxima
explicativa «Franco
versus
Comunismo» no
deje hueco o lugar a la otra máxima igualmente operante en
el
plano his
tórico: «Franco versus Democracia». Y todo ello
con
flagrante olvido de
ese crucial
y
vital componente antiliberal, antidemocrático amén de anti
masónico
y anti
udaico) que formó parte del universo ideológico del fran
quismo desde su origen y hasta su mismo final. Sencillamente porque,
desde la perspectiva reaccionaria y filototalitaria franquista, la democra
cia liberal era un enemigo natural, «la antesala del bolchevismo» curiosa
mente al igual que el comunismo la consideraría conceptualmente como
«la tierra abonada del fascismo»). ¿Acaso no merece la
pena
recordar
cómo el padre Menéndez-Reigada definía en el año de la victoria de
I939
al nuevo régimen en su libro
Catecismo patriótico español
«declarado de
texto para las escuelas por
orden
del Ministerio de Educación Nacional»?:
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
23/41
REVISIÓN HISTÓRICA CRÍTICA Y PSEUDORREVISIONISMO 28
El Caudillo que
es
como la encamación de la Patria y tiene el poder recibido
de Dios para gobernarnos. [ ..
En España no hay división de Poderes sino unidad de mando y de direc
ción y bajo ella orden y jerarquía. [ .. }
El
Estado español ha adoptado la forma de Estado totalitario cristiano
porque esa
es
la forma que conviene a la estructura y a la tradición de la Na-
ción española [ ..].
Los enemigos de España son siete: l liberalismo la democracia l judaís
mo la masonería
l
capitalismo
l
marxismo y el separatismo. [ .. ]
La democracia
es
la compañera inseparable del liberalismo la cual procla
ma que todo poder público viene
de
la libre voluntad
de
los individuos parti
culares a los que reconoce como iguales sean sabios o ignorantes honrados
o criminales y una vez constituido el Estado con esa base falsa ya no recono
ce derechos superiores ni anteriores a
é
en la sociedad ni en los individuos que
para él no valen nada más que por el voto que pueden darle o retirarle.
56
Y no cabría decir a modo de excusa que
se
trata de un texto retórico. de
un autor secundario sin valor oficial probatorio y todavía contaminado
por los disculpables ecos militantes de la reciente guerra civil. Las propias
declaraciones del Caudillo retoman incansablemente esa crucial y definito
ria veta antiliberal y antidemocrática durante toda la vigencia del régimen
dictatorial. Un ventenio después de la victoria en mayo de I959 a título
de ejemplo Franco todavía reiteraba ante las Cortes reunidas en pleno los
graves daños que la democracia como sistema socio-político había causado
a España convirtiéndola en
l
«sistema más dañino»
para
el
país:
Si a los regímenes políticos hemos de juzgarlos
por
sus frutos y con la sereni
dad que nos dan los años transcurridos hacemos el balance ya no de lo alcan
zado sino de lo que bajo el signo de la democracia liberal hemos perdido
llegamos a la conclusión que
no
podría concebirse
un
sistema más dañino
para
los intereses
de
la Patria y para el bienestar y el progreso
de
los españoles que
el
que hasta nuestro Movimiento padecimos.
No
es
necesario en
esto el
des
cender al detalle de hechos
tan
tristes y calamitosos.
57
Si fuera precisa una prueba última de la persistencia de esta visión benévo
la
y
políticamente interesada sobre Franco
y
su régimen bastaría recordar ·
la penosa polémica suscitada en junio del año 2 n por la biografía del
Caudillo escrita
por
el
octogenario medievalista Luis Suárez Fernández
para un enciclopédico
y
necesario
Diccionario Biográfico Español
patroci-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
24/41
LA
GUERRA
DE
ESPAÑA 1936-1939)
nado por la Real Academia
de
la Historia.
El
problema no consiste tanto
en que
el
autor, conocido admirador del Caudillo, a cuyo régimen sirvió
con lealtad inquebrantable, recordara en su texto que se trataba de «un
régimen autoritario, pero no totalitario», lo que es simplemente discutible
y opinable como categoría historiográfica. Consiste en que negara radical
mente que Franco hubiera presidido una dictadura ( «No llamo a Franco
dictador porque no lo fue»), aunque en esa misma obra otro autor del mis
mo signo no dudara en conceptuar a su antagonista en la guerra,
el
gobier
no republicano presidido por
el
doctor Negrín, como un poder «práctica
mente dictatorial».
58
En este extremo, hay que decir sin miramientos que
la prudencia, ecuanimidad y afán de veracidad que
se
supone
y
exige a
l
historiografía resulta pisoteada en aras del «blanqueo» socio-político más
deleznable y bochornoso. ¿Habrá que recodar a esos autores y biógrafos
cómo acogió la prensa de la zona franquista de manera pública «la exalta
ción del general Franco a la Jefatura del Estado»? Pues bien: valga como
ejemplo el diario
La Gaceta Kiegional
de Salamanca, en cuya portada del
día
2
de octubre de
1936
figur~ en grandes titulares la noticia del traspaso
de poderes de la Junta de Defensa Nacional a Franco, verificado en Burgos
el día anterior, con estas palabras:
«El
nuevo Dictador de España dirigió la
palabra a una imponente muchedumbre». Y en su texto central, también en
portada:, añadía sin remordimiento léxico y con precisión conceptual:
Suenan las bandas de música, pero la música
se
desvanece y quedan apagados
los ruidos
d~
los instrumentos
por
los aplausos de la muchedumbre. Vivas y
estentóreas ovaciones que el pueblo, el verdadero pueblo, tributa al nuevo Jefe
del Estado español, al
Dictador.
[ .. ] El Dictador revista las tropas y las mili
cias. [ .. ] Quédese para los taquígrafos el recoger el texto íntegro de su impor
tante discurso. Aquí solamente daremos una impresión de las vibrantes pala
bras del heroico general, hoy
Dictador
de España. [ .. ]. Arriba, dominando a
la multitud, con gesto de Caudillo, el que dentro de unos minutos asumirá los
plenos poderes. Abajo,
el
pueblo y
el
Ejército confundidos, dispuestos a res
ponder con sus vidas y haciendas las palabras del
Dictador.
[ .. ]
En la Plaza de Alonso Martínez se encuentra hoy representada la España
sana, la España que está en pie y delante de ella, como conductor indiscutible,
un Jefe firme y sereno: un Dictador el general Franco. ¡Viva Franco ¡Viva
Franco ¡Viva Franco ¡Viva España ¡Viva siempre España
Por supuesto, siempre cabría decir que esas repetidísimas alabanzas a
Franco como dictador (porque eso son: en aquellos tiempos la dictadura
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
25/41
REVISIÓN
HISTÓRICA
CRÍTICA
Y
PSEUDORREVISIONISMO 287
no
era precisamente una palabra ominosa
para
muchos, hay que recordar
lo
eran excesos retóricos que nada indicaban sobre la naturaleza del «ré
gimen de mando personal» ejercido por
el
Caudillo. Pero la realidad
es
que era una alabanza precisa y acertada porque Franco ejercía como dic
tador personal de «magistratura vitalicia» y «solo responsable ante Dios
y la Historia» y así quedó tempranamente recogido en toda la legislación
del bando insurgente con el uso de un verbo nada equívoco ni ambiguo.
A título de ejemplo, todavía en plena guerra civil,
la
Ley de 30 de enero
de I938
que reformaba la estructura gubernativa del régimen franquista
disponía en su artículo 17: «Al Jefe del Estado, que asumió todos los Po
deres
por
virtud del Decreto de la Junta de Defensa Nacional de
9
de
septiembre de I936, corresponde la suprema potestad de dictar normas
jurídicas de carácter general» Boletín Oficial del Estado, 3 de enero de
193 8). Y así fue refrendado explícitamente
por
la Ley de Reorganización
de
la Administración Central del Estado firmada
por
el propio Franco el
8 de agosto de I939, tras su victoria incondicional en la guerra civiL En
ella se atribuía al Caudillo «invicto y providencial» todos los poderes. le
gislativos
y
ejecutivos amén de otros jurídicos
nada
despreciables) con el
uso, otra vez, del mismo verbo revelador:
Artículo 7. Correspondiendo al Jefe del Estado la suprema
P Otestad
de
dictar
normas jurídicas de carácter general, conforme al artículo 17 de la
Ley
de
30
de
Enero
de
1938, radicando en
él de
modo permanente las funciones
de
go
bierno, sus disposiciones y resoluciones, adopten la forma de
Leyes
o
de
De
cretos, podrán
dictarse
aunque no vayan precedidas de la deliberación del
Consejo de Ministros Boletín Oficial del Estado, de agosto
de 1939 .
Si tales competencias, atribuciones, poderes y capacidades personales para
dictar en exclusiva y sin limitación temporal toda suerte de leyes, órdenes,
normas, decretos o reglamentos no sirven
para
definir a un dictador ni
para
calificar a
un
régimen como dictadura, realmente estamos envueltos
en una confusión más densa y oscura que la que rodeó la construcción de
la Torre de Babel. O no tanto,
si
somos honestos y recordamos el dictum
para no dejar tal verbo) clásico ciceroniano: «¿Quién no sabe que la pri
mera ley de la historia es no atreverse a decir nada falso? ¿Y
por
consi
guiente decir todo lo que
es
verdad?».
El cuarto factor de comprensión del fenómeno pseudorrevisionista
fi-
lofranquista concierne al tipo de visión
de
la época de la Segunda Repú-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
26/41
LA
GUERRA DE ESPAÑA
1936-1939)
blica crecientemente dominante en el
ámbito
público y político desde
los años del tardofranquismo y la Transición. Una visión que podríamos
calificar de «arcádica» o «irenista» cuando no simplemente de «utópi
ca»), procedente de las filas del antifranquismo democrático, que había
calado hondo en la mayoría
de
la población sobre
todo
en sus segmentos
jóvenes y contestatarios) y que se proyectaba sobre la consideración del
bando republicano en la propia guerra civil.
e trata
de una explícita o
difusa visión que tiende a concebir la «Segunda República» únicamente
como «la niña bonita» que vino
con
la «fiesta popular» y primaveral del
14 de
abril de
19
3
1
Y que normalmente no
se
detiene a pensar que tam
bién fue el régimen político que sufrió la convulsión de la «lucha de cla
ses» de octubre de
1934
y del trágico primer semestre de
1936.
Bastaría
señalar aquí un mero ejemplo de este tipo de conmemoración: el mani
fiesto «Memoria del Futuro», suscrito
por
muchos intelectuales y artistas
con motivo del
75º
aniversario de la proclamación de la Segunda Repú
blica. Reza así:
La II República Española encarnó el sueño de un país capaz de ser mejor que
sí mismo, y reunió
en
un solo esfuerzo a todos los españoles que aspiraban a
un
porvenir de democracia y de modernidad, de libertad y de justicia, de edu
cación y de progreso, de igualdad y de derechos universales
para
todos sus
ciudadanos. s
Dicha visión tuvo grandes virtudes cívicas y políticas en los años del tar
dofranquismo, la Transición y la consolidación democrática, sin duda al
guna, en la medida en que restablecía la legitimidad de una demanda de
restauración democrática al fin y al cabo, la Segunda República había
sido la última democracia imperante en
el
país antes
de
1977) y contrape
saba la masiva y omnipresente difamación y calumnia que había constitui
do la razón de ser legitimadora de la propia dictadura ella misma autode
finida como «la contrafigura de la República»
por
parte del Caudillo en
su discurso conmemorativo del aniversario del «Glorioso Alzamiento
Na
cional» el
17
de julio de
1953).
6
º
Pero también hay que señalar que
se
trataba de una visión ingenuamente filorrepublicana por recuperadora de
su condición de democracia reformista y modernizadora, sin matices, ni
sombras, ni claroscuros) que la lenta tarea de la historiografía nunca dejó
de someter a cuestión. Sencillamente porque la labor de la ciencia humana de
la historia es siempre sacrílega y nunca santificante, siempre crítica y anti-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
27/41
REVISIÓN HISTÓRICA CRÍTICA Y PSEUDORREVISIONISMO 289
dogmática. Tzvetan Todorov lo ha recordado con énfasis comprensible
frente a la obsesión conmemorativista:
La historia complica nuestro conocimiento del pasado; la conmemoración lo
simplifica, puesto que su objetivo más frecuente
es
procurarnos ídolos
para
venerar enemigos para aborrecer. [ .. ] La verdad histórica, verdad de des
velamiento, está siempre,
por
fortuna, sujeta a revisión. Lo contrario de la
historia revisionista, en el otro sentido de la palabra, es la historia piadosa,
que precisamente depende más de la conmemoración que de la investiga
ción.6
En consecuencia, desde muy
prontc;>
toda la ciudadanía pudo saber (si
leía y se informaba adecuadamente) que no era cierto que allá
por
I936
hubiera una tranquila y pacífica república democrática que, súbitamente
y sin previo aviso, fue asaltada por cuatro generales, otros tantos obis
pos y terratenientes, todos ellos alentados por Hitler y Mussolini, que se
lanzaron contra el régimen democrático constitucional que tenía el ~p.o-
yo
de «todo» el pueblo español. También
pudo
saber que no era acerta
do pontificar sobre la
bondad
inmaculada de los anarquistas y revolu
cionarios que «defendían la libertad, la democracia y los derechos
humanos», encubriendo así lo que de verdad eran y propugnaban orga
nismos como la FAI la CNT, el POUM, el PCE y la facción radical del
PSOE-UGT a la altura de
I936
con anterioridad y con posterioridad al
estallido de la guerra. Incluso pudo conocer las debilidades y errores de
la coalición republicana-socialista que, presidida
por
Manuel Azaña,
trató
infructuosamente entre I93I y I933 y de nuevo en I936 de encon
trar la difícil vía para llevar adelante el programa reformista democráti
co frente
a
la tenaza letal articulada por la reacción autoritaria y la revo
lución social. En definitiva, una ciudadanía que tuvo a su alcance un
juicio historiográfico sobre la experiencia democrática republicana aten
ta a sus muchas luces a sus no menos importantes sombras, tanto na-
cionales como internacionales.
En todo
caso, contra esa visión simplista (por «arcádica)) e «irenista))} -
que eclipsaba la profunda escisión sociai existente y la crisis de autoridad
pública del primer semestre de I936 se metieron a fondo en el último
decenio unos nuevos historiadores y polígrafos profranquistas (a fuer
de··
anti-«progresistas») que vieron su oportunidad intelectual y aprovecha
ron
su contexto político. Y lo hicieron maniqueamente y con abuso pre
sentista de sus argumentos porque su voluntad y propósito no era histo-
-
8/17/2019 Enrique Moradiellos - Revisión Histórica Crítica y Pseudorrevisionismo Político Presentista. El Caso de La Guerra Ci…
28/41
LA GUERRA
DE
ESPAÑA 1936-1939)
riográfico ni de búsqueda de la verdad por imperfecta que pudiera ser o
parecer. De hecho, cabría subrayar que esta visión arcádica es en realidad
la supuesta «ortodoxia» histórica que pretenden «revisar» en su combate
político-ideológico, no la imagen compleja compuesta por la historiogra
fía «oficial» que dicen denunciar.
De otro modo, y solo a título de ejemplo y mera contraprueba: ¿cómo
es
posible que casi todos ellos ignoren
el
ya veterano análisis
de
Santos
Juliá sobre la futilidad suicida de la Izquierda Socialista entre
I934
y ~936
y sus graves efectos sobre la estabilidad del sistema democrático republi
cano
?6
¿Cómo pueden minusvalorar o simplemente obliterar el examen
de
Julián Casanova sobre
el
ensueño autista e igualitario del movimiento
anarquista y su impacto en la viabilidad del programa reformista de la
coalición azañista?
63
¿Cómo se explica que orillen o desconozcan
el
mag
no estudio
de
Josep Maria Solé Sabaté y
Joan
Villarroya sobre la amplitud
y crueldad de
la
represión de retaguardia en la Cataluña republicana de
tiempos de guerra?
6
4
¿Por qué¡desprecian los estudios canónicos de Mar
tin Blinkhom, Julio Gil Pecharromán, Joan Maria Thomas, Jordi Canal,
Jsé
Luis Rodríguez Jiménez y tantos otros sobre las vetas violentamente
totalitarias e ins.urreccionales que definían a grupos derechistas como l
carlismo, el falangismo o el monarquismo alfonsino pilotado
por
José
Calvo Sotelo?
6
5
Y sobre todo: ¿por qué eluden sistemáticamente