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EN EL ACTO
Varios autores
EN EL ACTO
Ebook en conmemoración del tercer aniversario de LetrasKiltras,
comunidad de artistas emergentes.
Varios autores
En el acto
Varios autores 2011
Fotografía de la portada: Morgue File
Edición, diseño y maquetación de la publicación: Nat Gaete Todos los derechos reservados
PRÓLOGO
El mundo cibernético, de una forma o de otra, ha revolucionado el diario a_
contecer de la población del orbe.
La literatura que se desarrolla en torno al ordenador es una de las activida-des más estimulantes y enriquecedoras, sobre todo cuando se realiza en
una congregación de creadores comprometidos con el buen uso de la pala-bra escrita.
En algunas comunidades literarias, el suscrito ha tenido a bien el construir
grupos que tienden a ocuparse de formas alternativas para afrontar el he_ cho literario, con el fin de ampliar las enormes posibilidades de expresión.
Y uno de ellos, inmerso precisamente en la comunidad denominada Letras-Kiltras, es el de Microrrelatos o cuentos cortos.
La narrativa breve, como queda expuesto dentro de la presentación de la
agrupación ya enunciada, representa un alto grado de dificultad en cuanto a
su elaboración.
La puntuación gramatical, el manejo de la palabra, el tiempo y/o el desen-lace precisos son determinantes en este género que, a pesar de su mínima
extensión, no debe de considerarse menor.
Con el objeto de celebrar el tercer aniversario de esta importante red so-cial, su creadora, Nat Gaete, ha decidido publicar el material recopilado por
ella misma que aparece a continuación, producto de las participaciones de los integrantes que compartieron sus obras en este ciberespacio literario.
El lector encontrará una variedad temática, así como diversas maneras de
contar determinados acontecimientos o ficciones.
Ignacio González Tejeda
México, D. F. Agosto de 2011
3
4
Sandra Fontecilla Chile
Ciudad y papel Sufre la extraña sensación de ser un papelito que es
tomado y cortado en trocitos muy pequeños, para luego ir descendiendo al basurero. Logra llegar a un
cajón del mueble esquinero y, a pesar de su in-cómoda pequeñez, lo abre. No encuentra nada.
El hombre baja del vehículo y caen descuidadamen-te, como pelusas irreverentes, los pedazos de aquel
retrato que de madrugada convirtió con sus manos en nada, sólo basura que ahora sacude de su her-
moso y resplandeciente traje nuevo. Entretanto, el camión municipal finaliza su tarea, re-
cogiendo todo lo que es ajeno al brillo acaudalado
de la Ciudad Empresarial.
Indefinida no: indiferente Ella no era mujer indefinida sino indiferente a lo
común y corriente. Un día absolutamente común, su cuerpo se estre-
mecía en feroces espasmos y estertores, pegada su mano al portón eléctrico que no funcionaba, luego
de recibir un golpe de corriente ante el sonido indi-ferente de la lluvia.
5
Ignacio González México
Cumplido y deceso Siempre quiso que le bajaran las estrellas.
Por fin, la noche que éstas brillaban en su jardín, se horrorizó al ver la vacuidad del
cielo. Al no haber retorno, comprendió que la poesía había muerto.
Pecado original Mordió, no la manzana, sí el anzuelo. La serpiente era la misma.
El geómetra Su margen de error era mínimo. Manejaba
las escuadras y el compás de manera im-pecable.
El Parkinson significó su primera muerte.
La otra, inminente, llegó de inmediato. (*)
(*) Basado en un hecho real.
6
Laura Argentina
El tren Bajo la tenue brisa del mes de abril, abordaron su
primer tren a la ILUSIÓN. El viaje fue placentero, pero breve. Ambos se despidieron hasta la próxima
vez.
Pasó el tiempo. Ella compró otro boleto y lo esperó en la estación. Pero ÉL no apareció y ella decidió
cambiar su pasaje a la FELICIDAD, por otro con destino a la ESPERANZA.
El trayecto era más corto y el precio inferior. Enton-
ces, con el vuelto compró otro para un amigo, que
la quiso acompañar. Cuando ÉL se acordó de ir a la estación, sólo quedaba espacio en un tren con desti-
no a la SOLEDAD. . .
Olvido fatal Su honor había sido mancillado, tras la nota de su amada, con una frase devastadora. Y él, abrumado,
se arrojó al vacío desde la cornisa.
A medida que iba cayendo, recordó que ese día era
28 de diciembre. . .
7
Mónica Cussotti Argentina
Adicta No quiero que te vayas. Porque al irte mi
vida se simplificaría de una manera absur-da. Ya no tendría problemas, y debería sa-
lir a buscar “otros”.
8
Toribio Alayza Rospigliosi Perú
Fanatismo —Buenas. . . ¿Es el Cielo?
—Correcto. —¿Usted es San Pedro?
—¡Caramba! ¡Qué tanta pregunta! —¿Qué desea?
—Vengo a ver a Dios. —¿A cuál?
—¡Cómo a cuál! Al único y verdadero Dios. —¡Ah, no! Aquí no hay campo para los
fanáticos. Adiós.
9
Vilma Beatriz Coronado Guatemala
Angustia Ilusión, amor, entrega, locura, embarazo, re-
chazo, aborto, huir, valor. . . nació varón. . .
10
Néstor Fidel Panseri Argentina
Prolijito Siempre me tildaron de meticuloso, obsesivo
por el orden; ignorantes, desprolijos, todos ellos. ¿No es lógico que los pantalones se
planchen marcando la raya? ¿O acaso es una locura que cada cosa esté en su lugar y con
olor a limpio? Me pregunto, ¿es insania guar-dar las toallas y camisas por color o tener a
mano un agradable desinfectante en cada habitáculo? Observo en la oficina sus sarcásti-
cas sonrisas, creen que no los veo mientras giran displicentes el dedo índice en la sien.
Los dejaré por ahora que sigan retorciendo sus
desordenadas y pestilentes miserias, mas lue-
go, una por una, estremeceré sus almas y así —aunque el forense diga “. . . ¡Sin duda comi-
sario, por el patrón, estamos en presencia de un desquiciado obsesivo compulsivo!”— yo
sonreiré. . .
11
Elsa Gillari Argentina
Mea culpa Me obligaste a hacerlo. Tuve que asesinar-
te. Me sacaste de quicio ¡maldita mosca!
12
Nat Gaete Chile
Nightmare Anoche soñé que me hacía humano, que
me expulsaban de esta vida de demonio. Me hacía un humano con todas sus debili-
dades y miserias, con toda su maldad sola-pada y esa crueldad que sólo es posible en
ellos, los hombres, los verdaderos ángeles caídos. Por suerte llegó la mañana que con
un rayo de luz me arrancó de esa horrible pesadilla.
13
Cristtoff Wolftown Chile
Del volar de las palomas Del volar de las palomas prendido me
quedé; prendido entre los cables del ten-dido, así boquiabierto mirando al cielo,
cual palomo enamorado, tendido y elec-trocutado.
14
Manuel Villagrán Tapia Canadá
Desorden —¿Y tú, qué haces aquí?. . .No debes apa-
recer todavía, sino hasta la página 5, por lo menos. . .
—Está bien, dijo el Misterio, y se alejó re-funfuñando.
La prisión Después de nueve meses de querer salir de aquella prisión y ver por fin aquella luz
de la que tanto hablaban, se sentía incon-fortable. . . Lo que no sabía todavía, era
que se pasaría el resto de su existencia llo-rando por volver a entrar.
15
Pedro Pérez Hernández Chile
Mis gracias al oculista Nunca había entendido a cabalidad aquella
frase tan socorrida y por ende utilizada que dice: "Los árboles no nos dejan ver el
bosque". Por fin hoy se han aclarado todas mis dudas, después de mi visita al oculis-
ta.
16
Luis Antonio Aranda México
Mundo literario Una letra, una palabra, una frase, un
párrafo, una cuartilla. . .y así la vida trans-curre, pasa, corre. . .Súbete a tu existir.
Violencia México, D. F., a seis de septiembre del dos
mil diez, ¡Bang!. . .
17
Rodolfo Góngora México
La nube —Usted tiene un gran poder en la mente,
nomás mire una nube pequeña sin despe-garle la vista y verá que desaparece— Dijo
mi abuelo.
Vi la nube más pequeña, casi invisible y. . . ¡Desapareció en pocos segundos!
—¿Lo ve? Pero vámonos porque con esa
gran mente usted tiene que hacer cosas más importantes.
Desde entonces creí que podía desapare-cer nubes.
18
Juan Alberto Águila Chile
Declaración —Volverán los oscuros cohetes vomitando fuego a
lontananza.
Cuando por mi ventana vea el cielo desintegrarse, solo estaré feliz de que todo se caiga a pedazos, si
estás al lado mío.
Problema Siempre fue un problema hacer un proyecto de vida
juntos. Tanto que cuando hablabas de nuestra pro-genie yo comenzaba a escapar y a evadir el tema.
Sé que te hice la promesa de cambiar y establecer-me como dios manda. Te prometí tantas cosas, pero
compréndeme algo tú también a mí. Si hubieses visto lo que llevaba aquella promotora y la forma de
mirarme que tuvo cuando sensualmente me ofreció aquel petit-bouche, hubieses hecho lo mismo que
yo.
Te puedo contar que estoy bien, que cuando me habla de hijos también me alejo y cambio el tema.
Que cuando me pide promesas. . . Le doy prome-
sas.
19
Grisell Esmeralda Morataya Guatemala
Artes sucias Y mientras acrecienta el alba, nada lo
detiene.
Infringir, it is his way of life.
En mi laboratorio Entre el gélido fluido y la fricción inme-
diata escondí el código dentro de una burbuja, anunciando que al romperse la
ampolla los caracteres volarían fragmen-tados.
20
Hugo Argentina
Asunto de familia
Sin prólogo nació Micro, el menor de los
Relato, y luego de muy corta vida, sin epí-
logo murió.
21
Olga Lucía Florio Uruguay
¿Dónde está mi bebé? Caminaba por un hermoso parque. De re-
pente mi pequeña desapareció, era imposi-ble que se fuera lejos apenas daba unos
pasos. ¿Dónde está mi bebé?
Mi familia me miraba de forma rara, nadie hacía nada. Busqué enloquecida, nada.
Noté un peso extraño en mi brazo izquier-
do, mi pequeña me miraba con sus gran-des ojos castaños.
22
Marquesa Luna España
La gran pantalla La sonrisa resplandecía en su rostro mien-
tras los ojos le chispeaban de felicidad.
Su alegría se fue desvaneciendo, y la tris-teza regresó a su semblante cuando co-
menzaron a aparecer los créditos en la pantalla.
Compañía nocturna Cuando era pequeña tenía terrores noctur-
nos, por eso nunca quería dormir sola.
Ahora duerme acompañada. Los fantasmas siempre están debajo de su cama.
23
Romina Beleth Chile
DE CÓMO UN ÁRBOL CRECIÓ EN MEDIO DE UN DESIERTO FRENTE A LOS OJOS ASOMBRADOS DE LOS NÓMADAS ¡¡¡Demonios!!!
24
Liz Carreño México
Pérdidas El par de niños jugaba, mientras su mamá contaba
los escasos billetes de su cartera bajo la mesa, para pagar la cuenta del restaurante; cuando lo vió des-
pués de meses, tomando por la cintura a su novia 18 años menor, que mostraba una rosa tatuada en
el escote del pecho y un mechón púrpura en el ca-bello.
Los observó un momento, tomó una servilleta e iró-nica y con media sonrisa en el rostro, escribió unas
líneas y se aseguró que fuera entregada. Él interrumpió sus arrumacos cuando los niños le
gritaron —adiós— desde el transporte público que
pasó enfrente y fue entonces cuando recibió la ser-villeta que decía:
“lamento tu pérdida. . . es mucho, pero mucho ma-yor que la mía.
Colorimetría extendida —¿Que voy a hacer contigo?— preguntó ella. —Un hijo— contestó él.
—. . .sólo si me acaricias con magenta y ojos de ul-
tramar— dijo ella, cuando él ya sostenía una brocha
en sus manos.
25
Aturo Lemus U.S.A
Aromas Rosie montaba el cuerpo de Bertrand y sus
gemidos parecían un llanto continuo.
De pronto todo el edificio se desplomó con el terremoto de esa noche. Al día siguiente
unos perros rastreadores los encontraron vivos sólo con el olor de su pasión impreg-
nados en las paredes de su habitación bajo los escombros
26
Albin Argentina
Sueño recurrente A pesar de haber despertado hacía rato,
persistía en su conciencia la ajena certeza de poder volar. Tomó impulso, se arrojó...
y fue cobrando altura.
Niño interior Desde niño siempre llevo a mi lado un
asombro, entonces puedo conmoverme con las palomas suspendidas, edificios tan
altos y no precipitan, mujer con esa mira-da que lo dice todo. Cual globo de gas trai-
go un asombro de la mano, lo saco a pase-ar, nos divertimos como locos. Y el mundo
impávido continúa su derrotero sin hacer-nos caso.
27
Miguel Chile
Escape Las luces deslizándose fugaces. El vien-
to acariciando su rostro. Por un instante olvidó el por qué el suelo
se dejaba caer sobre él.
Momento de comprender que estaba más vivo que nunca.
Justo antes del silencio y las luces rojas.
28
Liliana Marengo Argentina
Un poco tarde Y ahora me salen con que el pasado era el futuro, el
futuro pasado, y el presente no figura en ninguna conjugación. Cómo le digo a él entonces que lo veré
mañana si el mañana ya pasó. Siempre me pierdo lo más lindo y sin siquiera haberlo vivido. Hasta ayer a
todos.
En cien partes Tengo un recuerdo muy preciso. En este momento, pasan por mi cabeza sus imágenes. Estoy en la ca-
ma de mis padres y ahí me preguntan de quién soy. Para repartirme, comienzo por mis ojos, y digo reli-
giosamente, un ojo para vos a mi madre, y otro pa-ra vos a mi padre. Luego, los brazos, después las
piernas, los pies, las manos, pero el inconveniente surge con mi boca, mi nariz. Entonces, sigo repar-
tiéndome, como hasta hace un segundo, el desayu-no, mi arreglo personal, el deseo, el deber. He con-
tado mis partes y he llegado a cien. He quedado bien con mis padres, mis afectos, mis hijos, en mi
trabajo, pero la fragmentación no me ha permitido saber quién soy, hasta este momento en que escri-
bo, para contarles mi historia. La historia de una
mujer repartida, como tantas otras.
29
Myriam Jara Argentina
Última mirada Abrió los ojos, parpadeó con desgano, me tomó de
la mano, por su frente corría el sudor, el mismo que por mi piel ante su tez tan blanca.
—No me dejes ir— me dijo con voz entrecortada.
—Te lo prometo, no te vas a ir, quédate conmigo— le respondí con voz firme mientras por mis mejillas
corrían lágrimas que él no podía ver porque yo esta-ba detrás suyo.
Giró la cabeza buscando mi mirada. No pudimos
vernos con claridad, sus ojos y los míos estaban
empañados. Supo entonces que el momento había llegado. Haciendo un enorme esfuerzo, junto a su
última exhalación me regaló la mirada más triste que vi. Las pupilas se le dilataron aumentando el
turquesa azul cielo. Allí está hoy, ese joven desco-nocido que se aferró a mí como la única esperanza
de una vida que se extinguía con tan sólo veintisiete años. No pudimos hacer nada, me quité el barbijo,
el gorro y las botas, los arrojé al tacho de basura y me odié profundamente. Fue la última mirada de un
extraño que nunca supo mi nombre.
30
Myriam B. Mahiques U.S.A
Comunicaciones de guerra Cuando se declaró la guerra, la noticia se
esparció veloz en todo el mundo, mas cuando concluyó y hubo paz, gran parte
de las comunicaciones habían sido corta-das y los soldados internados en geo-
grafías recónditas continuaron matando a sus ex enemigos, actuales compatriotas.
31
Valeria Torres Chile
Ese día Se despertó, pensó y recordó algunas vi-
vencias y palabras dichas, luego de vestir-se, apagó la televisión, salió de compras,
al atravesar la calle: miró, recordó y mu-rió. . .
32
Alicia Fontecilla Chile
Frío Él la deseaba intensamente, tanto que
cuando al fin ella consintió en que pasaran una noche juntos, no le importó cuando la
muchacha le dijo que iba muy abrigada, ya que estaban en pleno invierno y hacía mu-
cho frío. Comenzó a besarla con ardor, bajó las manos por su cuerpo y trabajosa-
mente comenzó a sacar ropa, por ropa. Cuando al fin retiró la última prenda que la
cubría ¡ella no estaba ahí!
Aprendizajes Había pasado vidas y vidas, error tras error ¡cuesta tanto aprender las lecciones
necesarias! Hasta que un día entendió que ya no quería seguir dando sin recibir algo a
cambio. Entonces cerró las puertas del pasado y abrió, sin saberlo, una ventana al
futuro.
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Ricardo Esteban Carvajal Chile
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Missing
Le encantaba dormir con la televisión en-
cendida, su tenue luz lo adormecía y lo
hacía sentir acompañado. Eso hasta que
llegaba a su trabajo, más bien hasta que
salía a la calle camino a la oficina. Allí
era un tipo encerrado en un módulo de
cuatro por cuatro, o se, todo un indivi-
duo. Para todo evento en su casa tenía
conectada televisión satelital, él era un
hombre precavido que sufría barbaridades
cuando había algún corte de la electricidad
o de la señal del satélite. Por eso esa ma-
ñana apenas abrió los ojos supo que el día
se venía negro. Claro y cómo no lo iba a
ser si al buscar entre sábanas y frazadas,
debajo de la almohada, incluso del mismo
catre, no lo pudo encontrar. No lo encontró
por ningún lado, el control remoto estaba
definitivamente desaparecido; una profun-
da sensación de angustia asoló su úlcera
gástrica. Tuvo ganas de llorar de rabia
apenas comenzó a sentir intensamente la
soledad.
Fernando Omar Vecchiarelli Argentina
Malabares Fueron muchos años de espera y mucho el
dinero que ahorrar, pero todo llega. Esa tarde de Abril obtuve el premio a mi es-
fuerzo, el vendedor me entregó las llaves de mi automóvil cero kilómetro. Lo condu-
je a mi destino anhelado desde siempre, rodé por la carretera hasta la intersección
de las avenidas y apunté el parachoques exactamente al centro, hasta que vi por el
espejo retrovisor desparramado en la ace-ra las tres bolas rojas y el zapatón verde y
azul del malabarista callejero
35
Nora Komatsu Francia
La Mujer
A mi hermana Evelyn Salvo A.
A una gran amiga Lilia S de Pouriche
Estoy parada en el comedor de mi departamento,
me siento extraña, las costillas y las espaldas me pican; luego comienzan a crecer alas con su plu-
mas, se despliegan y se cierran, algunos segundos después nace de mi una mariposa de bellos colores
dorados, verdes, azules ella también aletea sus alas.
Soy una mujer-pájaro-mariposa.
Comienzo a caminar con las alas cerradas, salgo a
la calle siento la suavidad de las plumas.
Me siento hermosa como la mujer mariposa que soy.
Continúo caminando y llego a un gran parque, las alas comienzo a desplegarse y aletear. Lentamente
me elevo en el aire, comienzo a volar, siento el pla-cer de moverme en el aire, me siento libre, me alejo
de la tierra aleteo, vuelo, vuelo.
36
Víctor Hugo Pacheco México
Devenir La puerta se abre y ausente de cuerpo, la
sombra permanece.
37
Los Autores
Sandra Fontecilla
Ignacio González Laura
Mónica Cussotti Toribio Alayza Rospigliosi
Vilma Beatriz Coronado Néstor Fidel Panseri
Elsa Gillari Nat Gaete
Cristoff Wolftown Manuel Villagrán Tapia
Pedro Hernán Pérez Luis Antonio Aranda
Rodolfo Góngora Juan Alberto Águila
Grisell Esmeralda Morataya
Hugo Olga Lucía Florio
Marquesa Luna Romina Beleth
Liz Carreño Aturo Lemus
Albin Miguel
Liliana Marengo Myriam Jara
Myriam B. Mahiques Valeria Torres
Alicia Fontecilla Ricardo Esteban Carvajal
Fernando Omar Vecchiarelli
Nora Komatsu Víctor Hugo Pacheco
EN EL ACTO
Varios Autores
2011
Una publicación de Editorial Digital LetrasKiltras
2011