EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ
1910-1930
MANUEL ANTONIO MORALES FONTANILLA
TESIS DE MAESTRÍA EN HISTORIA
DIRIGIDA POR:
JOSÉ RICARDO ARIAS TRUJILLO
Palabras clave:
Deporte, boxeo, golf, intelectuales, Bogotá.
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
BOGOTÁ D.C.
6 DE JULIO DE 2011
A la memoria de
Maritza Bermont
AGRADECIMIENTOS
La culminación de este trabajo fue posible gracias a los consejos de Ricardo Arias, a él le
debo mi aprendizaje de los últimos años, su ayuda me hizo crecer como persona y su
inspiración me permitió comprender que la profesión de historiador está llena de sutiles
detalles. Al profesor Renán Silva le agradezco la lectura que hizo del trabajo, sus
observaciones y aportes consolidaron y mejoraron el texto, es un privilegio aprender de los
mejores.
También agradezco al departamento de Historia de la Universidad de los Andes, mi casa
fuera de casa, y a toda su gente. A mis alumnos y compañeros del Instituto de Humanidades
de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, gracias por tanto cariño, nunca olvidaré los
cuatro maravillosos años que pasé con Uds. A mi familia y amigos, con el afecto de
siempre.
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 1
1. ENTRETENIMIENTO “SANO”, DEPORTE Y EDUCACIÓN. .............................................. 8 1.1 El entretenimiento “sano” .................................................................................................. 11 1.2 Deporte y entretenimiento. ............................................................................................... 16 1.3 El papel de la educación – El Gimnasio Moderno ....................................................... 24
2. EL DEPORTE EN BOGOTÁ Y EL DEBATE INTELECTUAL DE LOS AÑOS 20 .......... 32 2.1. El papel de las mujeres .............................................................................................................. 33 2.2. Deporte y espacios urbanos .................................................................................................... 39 2.3. Deporte, trabajo y productividad .......................................................................................... 45 2.4. Deporte, raza y nacionalismo ................................................................................................. 48 2.5. Deporte y salud. ........................................................................................................................... 54
3. El DEPORTE, LOS GUSTOS Y EL ESPECTÁCULO. .......................................................... 59 3.1. Deporte e intervención estatal ............................................................................................... 60 3.2. La élite bogotana y el golf ......................................................................................................... 63 3.3. Boxeo y cultura popular ............................................................................................................ 75
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 88
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................ 92
1
INTRODUCCIÓN
Esta investigación examina diferentes prácticas y discursos deportivos para reconocer las
condiciones que permitieron el surgimiento del campo deportivo, entendido como un
espacio de interacción entre posiciones sociales y la manera en que diversos agentes
intelectuales, políticos y sociales, reaccionaron frente al deporte en el escenario público de
Bogotá entre 1910 y 1930. Analiza la forma en qué, al interior de ese incipiente campo de
actividad social, se estructuró un sistema embrionario de posiciones en el que distintos
agentes sociales pugnaron por capital económico, cultural y social.
Hasta mediados de los años 70 del siglo XX, el deporte como fenómeno moderno no
contaba con un marco conceptual con el cual estudiar su influencia en la vida social1. La
falta de categorías conceptuales impidió que la sociología, la historia y la ciencias sociales
en general, analizaran la preponderancia que el deporte organizado tuvo en el proceso que
consolidó el orden capitalista moderno. Jean Marie Brohm propuso, en respuesta a esa
marginalidad dentro de las ciencias sociales, la elaboración de un sistema en el cual el
centro del análisis girara sobre lo que llamó “el principio de rendimiento”, un elemento que
consideró constitutivo del deporte como fenómeno social. Dicho principio, para el autor,
explica la manera en que las prácticas deportivas acumulan aficionados, consumidores,
capitales y en últimas se relacionan con el mundo del trabajo: “[…] la propia evolución
histórica es la que ha producido la categoría abstracta del deporte en tanto que reflejo de la
sociedad capitalista industrial, de la misma manera en que el trabajo abstracto y simple del
maquinismo industrial es el que ha producido la categoría de trabajo en general”2.
1 El deporte moderno es parte de las actividades físicas. Si bien tiene relación con el arte, la ciencia, el trabajo
o el folclor, es diferente, en principio, de esos campos. Tiene varias características, entendibles en el marco en
el que surgió, siendo elemento de la modernidad como “ser” secular, burocrático, igualitario, especializado,
racional, cuantificable, competitivo y parte integral de la educación. “Todo género de ejercicio o de actividad
física que tenga como meta la realización de una marca y cuya ejecución se base esencialmente sobre la idea
de lucha contra un elemento definido: una distancia, una duración, un obstáculo, una dificultad material, un
peligro, un animal, un adversario, y por extensión, uno mismo”. G. Hebert citado en Jean-Marie Brohm,
Sociología política del deporte (México, D.F., Fondo de Cultura Económica,1982), 32. 2 Jean-Marie Brohm, Sociología política..., 28.
2
Uno de los dispositivos fundamentales para la transición al “orden” del nuevo sistema
capitalista fue el movimiento3. El movimiento del cuerpo, entendido como el flujo y reflujo
de un conjunto de bienes culturales y físicos, constituyó un escenario importante de la
transformación social de Bogotá en los 204. La educación física a través del deporte, el
juego, la recreación y otras tecnologías de gobierno, fue un elemento central del proceso
“civilizatorio”. Ese proceso, tuvo que ver con dinámicas culturales y sociológicas que
emergieron en la sociedad moderna y afianzaron el “nuevo paradigma capitalista” a través
del deseo y la emulación. En el escenario descrito anteriormente, se presentaron
transformaciones que atravesaron procesos sociales como: la cuestión de género, la
importancia del tiempo libre, el culto del cuerpo, las relaciones políticas y sociales, la vida
cotidiana, el incremento de la población urbana, los inicios de la industrialización, la
organización de actividades recreativas, la salud, la diferenciación social, el debate sobre la
raza, el nacionalismo, la educación, etc.
El movimiento, su relación con el trabajo y la influencia del ethos moderno configuraron el
escenario del que emergió el tiempo libre, uno de los conceptos fundamentales de este
trabajo, al que Norbert Elias definió como el tiempo que usan los seres humanos por fuera
del trabajo ocupacional5. Es su oposición a la “obligatoriedad” del trabajo, la que hace del
tiempo libre un elemento fundamental del ocio. Aunque no todas las sociedades usan de
igual manera el tiempo libre, varios autores han reflexionado sobre el tema para indicar
que, en general, se pueden ubicar dos tiempos de uso del tiempo libre; uno que esta
3 “<<Moverse>> significa romper con los códigos legados por la tradición, abandonar las seguridades
ontológicas, dejar atrás el abrigo de las esferas primarias para salir tras la conquista de una exterioridad que
siempre mueve sus límites más allá. Mientras que en una formación social precapitalista la movilidad
permanente no era sinónimo de libertad sino de inmoralidad, el capitalismo declara, por el contrario, a la
inmovilidad como su enemigo principal. Lo que no se mueve hacia el futuro debe ser relegado al olvido de la
historia”. Santiago Castro-Gómez, Tejidos oníricos movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá 1920-1930
(Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,2009), 13. 4 Aunque es cierto, como lo indica Gumbrecht, que esa importancia cambia de acuerdo a variables de tiempo,
modo o lugar: "En primer lugar, si la importancia de la representación y la presencia varía entre las diferentes
culturas históricas, entonces se deduce que las experiencias de movimiento del cuerpo, como el deporte deben
haber variado constantemente con el tiempo. No sólo (y quizás ni siquiera principalmente) en el sentido de
que las culturas con fuertes componentes presencia pueden haber tenido una mayor afinidad por los deportes.
La posibilidad inversa también existe (probablemente nuestro tiempo es ejemplo de ello): la escasez de
componentes de presencia en la vida cotidiana puede producir un deseo abrumadoramente fuerte por ver el
mundo desde un ángulo de presencia. Por que lo que más deseamos es casi siempre lo más difícil obtener".
Hans Ulrich Gumbrecht, In praise of athletic beauty (Cambridge – Massachusetts, London – England, The
Belknap Press of Harvard University Press, 2006), 38. 5 Norbert Elías y Eric Dunning, Deporte y ocio en el proceso de la civilización (México, D.F.:FCE,1992), 88.
3
mediado por la relajación y la realización de actividades completamente voluntarias y otro
que convierte al tiempo libre en una extensión del tiempo de trabajo, de manera que, las
actividades laborales exceden los tiempos legales de ejercicio profesional. Sin duda en
sociedades como la colombiana, para el periodo estudiado, es difícil pensar que la gente no
“trabajara” en su tiempo libre6. Elias y Dunning clasificaron el tiempo libre en cinco
categorías diferentes: trabajo privado y administración familiar, descanso, satisfacción de
las necesidades biológicas, sociabilidad, actividades miméticas o de juego7.
A finales de los 70, el sociólogo francés Pierre Bourdieu planteó el análisis del deporte
como fenómeno moderno y urbano a través de una de sus categorías conceptuales más
importantes: el campo8. Afirmó que en el interior del campo deportivo existe una relación
entre la clase social y las practicas y consumos de los agentes que interactúan en él. Esa
relación, se convierte en un espacio de conflicto, cuando el deporte deja de ser una
actividad exclusiva de las élites para convertirse en un fenómeno con amplia demanda
social9. En su intervención en el Congreso de Historia del Deporte y la Educación Física de
1978, Bourdieu se preguntó por las condiciones sociales que permitieron al deporte
emerger como fenómeno moderno: “Me parece que, antes que nada, habría que analizar las
condiciones históricas y sociales de posibilidad de ese fenómeno social que damos tan
fácilmente por sentado, el <<deporte moderno>>”10
. Igualmente reflexionó sobre cómo
alrededor del deporte se construyó un sistema de valores, una ética y una estética modernas
que articularon la relación de distintos agentes sociales con las practicas y consumos
deportivos, y cómo esa articulación contribuyó a constituir un escenario de confrontación y
dominación cultural, económica y social11
.
6 Para un excelente análisis de la categoría tiempo a principios de siglo XX en Colombia mirar: Delvi Gómez
Muñoz, El tiempo en la formación del sujeto trabajador moderno, Bogotá, 1880-1934 (Universidad de los
Andes, 2009) 7 Norbert Elías y Eric Dunning, Deporte y ocio…, 90. 8 Pierre Bourdieu, “¿Cómo se puede ser deportista?”, en Sociología y cultura (México, D.F.:Grijalbo,1990),
193-213. 9 “Pienso que, sin forzar demasiado la realidad, es posible considerar al conjunto de estas prácticas y
consumos deportivos que se ofrecen a los agentes sociales –rugby, fútbol, natación, atletismo, tenis o golf-
como una oferta dirigida a coincidir con cierta demanda social.” Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 193. 10 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 194. 11 La dimensión estética del deporte es poco valorada por los científicos sociales, dice Hans Ulrich Gumbrecht
al respecto: "Todos sabemos que los fanáticos del deporte con entusiasmo califican a una rutina de patinaje,
un jonrón, o un juego de baloncesto como algo hermoso. Pero la mayoría de las personas que aplican esta
4
Bourdieu planteó que el campo deportivo, fundamentalmente en Europa y especialmente en
inglaterra, se consolidó con la transición que experimentó el “juego” en las “public
schools” durante el siglo XIX. Para él, la educación fue un espacio en el que las prácticas
deportivas permitieron la “formación” de los participantes a través del aprendizaje de un
ethos particular, relacionado esencialmente con la modernidad y los valores burgueses: “Me
parece que lo que está en juego en esta discusión (que va mucho más allá del deporte) es
una definición de la educación burguesa”12
. Es en el espacio de la educación y la escuela
donde las prácticas deportivas adquirieron su función social, se convirtieron en ejercicios
saludables y parte integral de un sistema de pensamiento que se desarrolló con base en los
ideales de las elites capitalistas. Bourdieu menciona en su obra La Distinción lo siguiente:
“[…] el universo de las prácticas y los espectáculos deportivos se presenta anta cada nuevo
participante como un conjunto de opciones enteramente preparadas, de posibles
objetivamente instituidos, tradiciones, reglas, valores, equipos, técnicas, símbolos, que
reciben su significación social del sistema que constituyen, y que deben una parte de sus
propiedades, en cada momento a la historia”13
. El capital cultural adquirido en las
“escuelas burguesas” fue fundamental para cultivar la relación que existió entre educación
y deporte durante el decenio entre 1910 y 1930 en Bogotá. A mayor capital cultural mayor
relación con agentes, prácticas, símbolos, discursos y consumos deportivos.
En los colegios, escuelas y establecimientos educativos en donde se usó el deporte como
parte del desarrollo pedagógico, se educó a una generación de políticos y pensadores que
emergió, en el escenario público nacional, como parte de un conjunto de prácticas y
dinámicas sociales con las que se consolidó el discurso moderno, durante la segunda década
palabra a los deportes dudaría, en principio, asociar su "discurso" con una experiencia estética. Si le preguntas
a los intelectuales por qué creen que los eventos deportivos atraen a tantos miles de espectadores, en lugar de
invocar la estética, es más probable que acudan a lugares comunes de la psicología popular. "Los perdedores
en la vida adoran identificarse con los ganadores en el estadio", o "vitorear en voz alta un equipo es una
manera fácil de desfogar frustraciones", o "la competitividad es un fenómeno generalizado en nuestra
sociedad de consumo capitalista." Aparentemente, no sólo encuentran difícil elogiar los deportes, también les
resulta difícil admitir que la fascinación por ellos puede tener raíces respetables en el ámbito de la estética ". Hans Ulrich Gumbrecht, In praise of athletic beauty (Cambridge – Massachusetts, London – England, The
Belknap Press of Harvard University Press, 2006), 38. 12 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 199. 13 Pierre Boudieu, La distinción, criterios y bases sociales del gusto (Madrid, Taurus, 2006), 206.
5
del siglo XX en Colombia. El contacto entre distintos colegios y escuelas, así como otras
organizaciones sociales y sus múltiples agentes, definió el avance de los deportes
organizados en la ciudad. Con la existencia de mayor contacto entre instituciones se avanzó
en la construcción de un conjunto de reglas que estimularon la interacción alrededor de la
experiencia deportiva14
. Juegos Olímpicos, matchs amistosos, tardes culturales, deportivas
y universitarias se apuntalaron como espacios de intercambio de ideas, capitales y
subjetividades en una época de cambios sociales y culturales que incluyó a las prácticas y
espectáculos deportivos como una de sus principales innovaciones.
La periodicidad escogida para este trabajo tiene en cuenta la importancia que la celebración
del centenario de la Independencia tuvo en Bogotá. 1910 es un año en el que empezó un
proceso de transformación que impulsó la mentalidad y las dinámicas del proceso
capitalista moderno en el país. Es a partir de ese año que distintos medios escritos
publicaron información relacionada con las prácticas y los consumos deportivos. Se escogió
como fecha limite del trabajo el año de 1930 por ser el punto final de una década signada
por debates intelectuales y sociales en los que se incluyó al deporte como tema de
controversia relacionado fundamentalmente con la participación de las mujeres, el espacio
urbano, el trabajo, la raza, el nacionalismo, la educación y la salud.
El periodo estudiado es rico en fuentes de prensa. El Gráfico, Cromos, Revista Patria y El
Tiempo son algunas de las publicaciones que dedicaron espacio en sus páginas a las
prácticas y consumos deportivos. El Gráfico, fundada por Alberto Sánchez y Abrahám
Cortés M, publicada por primera vez el 24 de julio de 1910, en el marco de las
celebraciones por el centenario de la independencia, fue la publicación cultural más
relevante de la ciudad. Pretendía ser una revista “verdaderamente moderna”, en la que la
divulgación de la cultura y el desarrollo intelectual del país fueran de la mano. El Gráfico
es la fuente de información más importante del trabajo. La reunión del corpus documental
14 Bourdieu menciona que una de las razones para que el campo deportivo goce de cierta autonomía es el
hecho que para su sobrevivencia necesita de un conjunto de reglas universales aplicables para todos los casos
de intercambio entre instituciones deportivas, dice al respecto el sociólogo francés: “En cuanto se establecen
“intercambios” entre diferentes instituciones escolares y luego entre diferentes regiones, etcétera, se impone la
necesidad de reglas fijas de aplicación universal”. Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 198.
6
demostró que la información deportiva ganó espacio en la publicación, poco a poco, hasta
contar con una sección propia fundada en los años 20.
Otro de las fuentes utilizadas es la revista Cromos, que desde su fundación en 1916 se
dedicó a presentar distintos aspectos de la cultura convirtiéndose en un “semanario de
actualidad y entretenimiento”, fundada por Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda
fue útil para analizar la importancia de los deportes en el periodo entre 1916 y 1924. Patria.
Revista de Ideas, publicación fundada y dirigida por el liberal Armando Solano, intelectual
reconocido de la época, literato, periodista, escritor y miembro de la “generación del
centenario” indicó en su primera edición del 4 de febrero de 1924 con respecto al deporte:
“[…] porque le atribuimos a ese ramo una singular importancia no solamente desde el
punto de vista higiénico y de educación física, sino también por el aspecto de la cultura
general y por el más interesante todavía del fomento de la vida clara, alegre y expansiva”15.
Patria pretendía exaltar las diversas manifestaciones culturales, intelectuales y artísticas de
la época16
. La revista fue base para analizar el debate intelectual de mediados de la década
de los 20 en relación con el deporte. A pesar de su corta existencia, de sus páginas se
extrajeron valiosos documentos entre los que se cuentan reproducciones de caricaturas de
Ricardo Rendón dedicadas al deporte. Por último se usó el periódico El Tiempo, importante
a la hora de concretar datos puntuales o eventos específicos, su carácter de diario impidió
una revisión exhaustiva.
El uso y la escogencia de las fuentes mencionadas presupone una dificultad metodológica
que tiene que ver con el público al que estaban dirigidas pues no se puede obviar el hecho
de que la población colombiana no sabía leer: “[…] hacia 1915 más o menos un tercio de la
población colombiana declaraba saber leer y escribir y un tercio de los niños iba a las
15 Armando Solano, “Deportes”, Patria. Revista de Ideas I:1 (1924): 17. 16 “Queremos eso si patrocinar – perdónese la palabra si parece inmodesta- un renacimiento artístico y
literario que le restituya al país, pero especialmente a su capital, el viejo prestigio de que se ufanaron y que,
confesémoslo con humildad, ha venido bien a menos. Poetas y prosadores que aún no se han visto forzados a
profanar el rincón del alma en donde le rinden culto amoroso y trémulo a la belleza, darán en estas páginas la
traducción de sus meditaciones y de sus ensueños. Entre los aglutinantes que han de solidarizarnos para que
un alma nacional recia y armoniosa surja por fin del caos en que se agitan nuestros vagos anhelos, es
indispensable el florecimiento de un arte propio, que no rechace la influencia extraña sino que incorpore en si
mismo cuanto encuentre en su inquieta peregrinación.” Armando Solano, “Editorial”, Patria. Revista de Ideas
I:1 (1924): 6.
7
escuelas. Si los niveles de alfabetismo registrado no fueron mayores, la razón se encuentra
en que las madres enseñaron a leer a una proporción considerable de la población”17
. El
carácter elitista de la información, sin embargo, no significó consenso o homogeneidad de
opiniones, por el contrario, es en los múltiples debates que suscitó el deporte en estos
sectores que se puede comprender ampliamente su importancia social en el periodo que va
de 1910 a 1930.
En el primer capítulo me pregunto por la forma en que el deporte se insertó en los discursos
de la modernidad en Bogotá y la manera como sus prácticas se convirtieron en escenarios
de entretenimiento “sano”. Muestro de qué forma el deporte fue presentado como esencial
para el “buen uso” del tiempo por parte de obreros y trabajadores urbanos fuera de la
fábrica. Analizo el papel definitivo de los deportes en las discusiones sobre la educación y
uso como ejemplo la fundación del Gimnasio Moderno que, en su momento, fue
considerada la institución de educación básica más progresista del país.
En el segundo capítulo me dedico al análisis de los debates que generó el deporte en la
ciudad. En una época de profunda agitación intelectual y conflicto social, incipiente
secularización, avance y crecimiento económico la llegada de nuevas prácticas sociales
suscitó polémicas que tuvieron impacto público por ser definitivas en la consolidación del
“discurso moderno”. El papel de las mujeres, los espacios urbanos, el trabajo, la raza, el
nacionalismo y la salud son los principales temas que se relacionaron con las prácticas y los
consumos deportivos que estudio en esa parte de la monografía.
En la primera parte del tercer y último capítulo analizo la ley 80 de 1925, pues su redacción
da cuenta de la manera en que el Estado pretendió reaccionar frente a un hecho notorio
como lo fue el avance en la popularización del deporte moderno. En la segunda parte me
concentro en el golf y sus prácticas sociales entendiéndolas parte del gusto de las élites.
Examino como alrededor de ese deporte se construyeron escenarios de sociabilidad e
intercambio de capitales económicos y culturales, que fueron ejemplo de distinción y
17 Marco Palacios, Entre la legitimidad y la violencia Colombia 1875-1994 (Bogotá: Grupo editorial
Norma,2001), 109.
8
diferenciación. En la tercera parte me concentro en el análisis del boxeo siendo éste el
primer “deporte-espectáculo”. Muestro cómo las veladas de “box” convocaron una masa de
espectadores que se convirtieron en los primeros consumidores deportivos de la ciudad.
Analizo el impacto y los debates que el “boom” de la actividad produjo en distintos círculos
sociales e intelectuales, y la manera en que el boxeo fue la primera actividad deportiva que
se institucionalizó en Bogotá.
1. ENTRETENIMIENTO “SANO”, DEPORTE Y EDUCACIÓN.
En este capítulo me pregunto por la forma en que el deporte se insertó en los discursos y
prácticas de la modernidad en Bogotá y la manera como su ejercicio público se convirtió en
un escenario de “uso” del tiempo libre en la ciudad entre 1910 y 1930. Este decenio del
siglo XX en Colombia estuvo marcado por un proceso de transformación que incluyó
cambios sociales, culturales, educativos, políticos y económicos. El tiempo, sus usos; el
tiempo libre, y el deporte como parte de él; la educación, la religión y el mundo laboral,
entre otras cosas, confluyeron, en un espacio social en el que periodistas, empleadores,
trabajadores, intelectuales, clérigos, educadores y ciudadanos se insertaron en las dinámicas
de la modernidad y transformaron, al menos en parte, su mentalidad y actividades.
Diferentes agentes sociales, entendidos éstos como sujetos antagónicos que compiten por
capital, contribuyeron al resquebrajamiento del “status quo tradicional colombiano” de la
mano de la influencia de los valores modernos, Gilberto Loaiza Cano sobre este periodo
indica:
Fue un periodo de enfrentamientos entre nuevas clases sociales y de choque entre
las ideologías anunciadoras de una revolución socialista entonces triunfante y la de un
régimen anclado en un espíritu religioso que rememoraba los patrones culturales de la
Colonia española. Incipiente modernización técnica y cultural, aparición de tipos sociales
modernos, pero también prolongación de los atavíos de una sociedad regida por la ideología
oficial de la Iglesia católica, influyente en el control social y en los más altos asuntos del
estado.18
18 Gilberto Loaiza Cano, Luís Tejada y la lucha por una nueva cultura (Colombia, 1898-1924) (Bogotá:
Tercer Mundo Editores,1995), 19.
9
A la incipiente ruptura con la sociedad tradicional que experimentó la sociedad colombiana
durante esos años, contribuyó, al menos en parte, la formación de un ethos moderno que
exigió variaciones en la forma de ver el mundo social y relacionarse con él. El crecimiento
económico, el aumento demográfico, la incipiente secularización, la formación del régimen
burocrático, el debate intelectual, la agitación social, el avance de la cultura y el
entretenimiento fueron definitivos en la constitución de un habitus moderno, es decir, las
disposiciones para desenvolverse en un mundo social distinto al que representó el orden
tradicional.
Ese “mundo social” en paulatino proceso de transformación estaba signado por los rasgos
de un pasado todavía no superado. En materia de paisaje urbano no existían mayores
avances puesto que, como en la colonia, los edificios más importantes seguían siendo las
iglesias y los eventos religiosos los “marcadores” del ritmo citadino: “La vida bogotana
transcurría en la Carrera Séptima, llamada en ese entonces pomposamente “Calle Real”,
una pequeña y modesta vía que se extendía entre la Plaza de Bolívar y la Plaza de
Santander. La composición social tampoco presentaba novedades significativas: los
artesanos, los religiosos, los comerciantes y empleados constituían los principales grupos
urbanos”19
. En materia de crecimiento demográfico, sin convertirse en una ciudad grande,
Bogotá aumentó su población al ritmo, hasta ese entonces, más rápido de la historia:
Este cuadro conoció ciertas alteraciones en las primeras décadas del siglo XX.
Bogotá estaba creciendo demográficamente: si al despuntar la nueva centuria contaba con
tan sólo unos 100.000 habitantes, en 1920 ya eran más de 140.000 y, al finalizar la década
su número sobrepasaría ligeramente los 240.000 habitantes; es decir, la población bogotana
estuvo cerca de triplicarse en treinta años, debido, en particular, al proceso migratorio que
había conducido a muchos campesinos de diversas regiones a la capital del país, la cual,
convertida en centro bancario, comercial e industrial, ofrecía alternativas laborales más
amplias y atractivas de las que brindaba el sector agrario. No obstante el crecimiento urbano
que se dio en Bogotá y en otras cuantas ciudades, como Medellín y Barranquilla, Colombia
seguía siendo un país eminentemente rural: de los más de seis millones de habitantes que
había en 1920, alrededor del 80% vivían en el campo. El crecimiento de Bogotá, sin
embargo, resulta casi insignificante cuando se miran las cifras de otras ciudades del
continente: hacia 1920, la capital mexicana contaba con seiscientos mil habitantes, y
Buenos Aires, con casi un millón y medio.20
19 Ricardo Arias,“Los Leopardos” Una historia intelectual de los años 1920 (Bogotá: Uniandes, 2007), 12. 20 Ricardo Arias,“Los Leopardos…, 12.
10
Durante el decenio que va de 1910 a 1930 se reconoció la necesidad de impulsar
transformaciones mentales que acompañaran el cambio material que empezó a
experimentar la sociedad colombiana. La paulatina transformación en la “mentalidad” tuvo
renovadoras consecuencias. Eduardo Posada Carbó menciona en el prólogo al libro 1910 y
2010: Dos momentos y cien años:
Para los contemporáneos, el centenario parecía marcar el principio de <<una nueva
era>>. Así lo expresaba la revista El Gráfico el 6 de agosto de 1910, un día antes que se
posesionara Carlos E. Restrepo en la Presidencia: la nación entraba entonces en <<un
segunda juventud>>, cuando empezaba a <<revaluar los actos de muy agitada y poco fértil
existencia, lamentando la pérdida de tiempo, riqueza y energías>>. Se mezclaban allí
sentimientos de vergüenza y esperanza. Quienes como Germán Arciniegas asistieron de
niños a esas conmemoraciones quedaron <<llenos de un ímpetu>> que vivió con ellos en
las décadas siguientes. <<Todo en Colombia se movía, buscándole nuevos rumbos al
estado>>, recordó Arciniegas casi un siglo después. <<Para nosotros, 1910 fue el año de
partida>>.21
Los habitantes de Bogotá se convirtieron en sujetos que se apropiaron del entorno, sus
prácticas y discursos, de una manera distinta al orden, las tradiciones y las estéticas del
pasado. La lenta mutación que experimentó la ciudad alteró poco a poco los ritmos de vida
tradicionales. El ambiente, los recuerdos y el señorío del pasado colonial empezaron a ser
lenta y parcialmente desplazados por nuevas rutinas sociales. El proceso estuvo signado por
las ambigüedades:
La imagen de Bogotá a comienzos del siglo XX resultaba, como vemos, bastante
ambigua. Mientras que para unos era una ciudad muy pobre y atrasada, llena de melancolía
y de conventos, para otros representaba un mundo de oportunidades y de riqueza. Había
otra imagen de Bogotá: la de una ciudad en transición, que estaba saliendo del viejo
cascarón colonial que la envolvía física y culturalmente, y empezaba a adoptar un nuevo
rostro, más acorde con los afanes de la modernidad.22
Con la llegada de la modernidad, algunos sectores de la ciudad empezaron a reclamar
nuevos espacios de sociabilidad: “La creación de clubes sociales, teatros, cafés,
restaurantes, y otros centros de diversión buscó desdemonizar la noche y ampliar las salidas
vespertinas a otros lugares que no fueran las casas de los familiares o conocidos”23
. Por
estos años se fundaron varios periódicos y revistas, se construyeron teatros, se instalaron
21 Eduardo Posada Carbó, “Prólogo 1910 y 2010: dos momentos y cien años”, en Colombia 1910-2010, eds.
María Teresa Calderón e Isabel Restrepo (Bogotá: Taurus, 2010), 25. 22 Ricardo Arias,“Los Leopardos…, 11. 23 Germán Rodrigo Mejía Pavony, Los años del cambio. Historia urbana de Bogotá, 1820-1910. (Bogotá:
Centro Editorial Javeriano CEJA, 2003), 477.
11
teléfonos, se crearon colegios y escuelas universitarias, sociedades de embellecimiento y de
mejoras, edificios y parques públicos, es decir una gama de nuevos lugares, herramientas y
actividades que reconfiguraron, al menos parcialmente, el paisaje urbano de la ciudad:
Los procesos de industrialización y de urbanización, por limitados que fuesen,
contribuyeron a alterar en las ciudades patrones culturales de muy vieja data, que cobijaban
desde las formas de esparcimiento hasta las ideologías, pasando por los valores éticos y
creencias religiosas. El espacio urbano ofrecía una forma de vida novedosa, muy diferente
de la cotidianidad tradicional del campo. Las diversiones eran más variadas y, sobre todo,
tendían a alejarse de las normas impuestas por el clero: cafés, tabernas, chicherías,
prostíbulos o clubes, según los gustos y el bolsillo de cada quien, ofrecían nuevas formas de
socialización, así como pasatiempos “paganos”, muy distantes de las “entretenciones”
tradicionales, relacionadas casi todas con celebraciones religiosas (Misas, peregrinaciones,
procesiones, Semana Santa, Ascensión, Navidad, etcétera). Las fiestas cívicas y, sobre todo,
los carnavales juveniles constituían también otra forma de diversión.24
El crecimiento económico, el aumento demográfico, la acumulación de capital, la
transformación urbana y el avance de la cultura contribuyeron al cambio que experimentó
la ciudad durante los primeros 30 años del siglo XX. El status quo tradicional, que
representaban la religión católica y el orden político decimonónico se resquebrajaba poco a
poco. La diversión y el entretenimiento contribuyeron al proceso cuando se insertaron a las
dinámicas sociales como parte de la vida pública.
1.1 El entretenimiento “sano”
Uno de los elementos que mayor transformación experimentó con el arribo de la
modernidad fue el tiempo. Estudiado desde la antigüedad y permeado por las concepciones
clásicas sobre él, el tiempo siempre ha sido difícil de definir. Norbert Elias señala:
Pero al tiempo no se puede ni ver ni sentir, ni escuchar ni gustar ni olfatear. La
pregunta sigue flotando sin obtener respuesta: ¿Cómo puede medirse algo que los sentidos
no pueden describir? Una hora es invisible. Pero, ¿acaso los relojes no miden el tiempo? Sin
lugar a dudas, miden algo; pero ese algo no es, hablando con rigor, el tiempo invisible, sino
algo muy concreto: una jornada de trabajo, un eclipse de luna o el tiempo que un corredor
emplea en recorrer 100 metros.25
Intangible y atrapado entre la imaginación y lo material, como categoría social, el tiempo es
definitivo en la comprensión del mundo. Una utilidad que por años ha puesto su definición,
como parte del mundo social, en el centro del debate sobre sus usos:
24 Ricardo Arias, “Los Leopardos”…, 19. 25 Norbert Elías, Sobre el tiempo (México, D.F.: Fondo de Cultura Económico, 1989), 10.
12
En el centro de la larga discusión filosófica sobre la naturaleza del tiempo
estuvieron – y quizás persisten aún- dos posturas enfrentadas. Por un lado, se encuentra uno
con la opinión según la cual el tiempo es un hecho objetivo de la creación natural. Por su
modo de existir, el tiempo, según los defensores de esta visión, no se diferencia de otros
objetos naturales más que por su cualidad de no ser perceptible. Newton fue quizás el más
eminente adalid de esta corriente que en la Edad Moderna empezó a declinar. En el campo
contrario dominaba la visión del tiempo de una manera de contemplar los eventos que se
basan en la peculiaridad de la conciencia humana (según los casos, espíritus o razón) y que,
en consecuencia, subyace como condición de toda la experiencia humana.26
Para el sociólogo alemán el tiempo adquiere nuevas dimensiones, en el sentido de que éste
puede relacionarse con las formas en que su uso ha sido aprendido: “Tal vez logremos
avanzar un poco más, si relacionamos el tiempo con una herramienta, esto es, con algo que
los hombres han hecho en el decurso del tiempo, como suele decirse, y que desempeña para
ellos funciones del todo concretas”27
. Es pues el tiempo una herramienta que se usa y se ha
usado como medio de orientación, un “saber aprendido” que usamos simbólicamente para
ubicarnos en el mundo.
Delvi Gómez en su trabajo sobre el sujeto trabajador moderno, indica que una de las
características fundamentales del proceso de consolidación del nuevo orden capitalista
burgués en Colombia, fue la que tuvo que ver con lo que ella denomina “valor social del
tiempo”, es decir, el tiempo visto como un elemento que “está mediado por variables al
modo de producción capitalista, tales como la productividad, la puntualidad y el ahorro”28
.
Plantea la contradicción que existió en las concepciones del tiempo como “progreso y
sucesión” para indicar que ambas fueron importantes en la modernización del país:
En este punto es necesario mencionar que si bien el tiempo entendido como
sucesión parecía eliminar la idea de progreso sólo posible mediante intervención humana,
lo cierto es que ambas visiones se conjugaron y animaron el proceso de modernización en
Colombia […] que tuvo lugar durante el periodo que va de 1860 a 1930. El proceso de
modernización, impensable en sus inicios sin la idea del trabajo como mandato divino, y
que básicamente se refiere a los mecanismos conducentes “al establecimiento de una
estructura económica con capacidad de acumulación constante, y en el caso de Colombia,
capitalista”, se inscribió durante dicho periodo en el marco de esas dos maneras de
percepción del tiempo: como progreso y como sucesión.29
26 Norbert Elías, Sobre el tiempo…,13. 27 Norbert Elías, Sobre el tiempo…,21. 28 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, ii. 29 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, 5.
13
La modernización se convirtió en el escenario desde el cuál se pretendió racionalizar el uso
del tiempo. Éste adquirió un valor más allá de lo simbólico, relacionado con las
industrialización y la economía capitalista burguesa. Materialmente, el tiempo valía, dice
Zandra Pedraza:
La gran ansiedad por un empleo intensivo y racional del tiempo, ilustra un
momento culminante de la civilización burguesa: el obsesivo registro contable de las
actividades destinadas a llenar cada minuto del día y del consumo de energía expandida en
forma de dinero, actividad sexual o sentimientos, exacerbó la necesidad de aplicar un
método para transmutar el tiempo, por medio de una administración adecuada, en oro.30
El valor material del tiempo condicionó su existencia al mundo del trabajo. Con las nuevas
éticas sociales, se afianzó una posición hegemónica que puso a la fábrica en el centro de la
vida social, el tiempo se ató a las circunstancias de los trabajadores industriales:
Este recorrido por la definición del trabajo, por la formación del trabajador ideal y
por los centros de instrucción popular creados para este fin, es fundamental en términos de
la instrucción sobre el valor del tiempo. Por un lado, porque los intentos por organizar el
mundo del trabajo, eran también intentos por instruir a los trabajadores bajo una modalidad
temporal regular, homogénea y constante, semejante al mecanismo de un buen reloj. Dado
que la discusión sobre la modalidad de trabajo que era realmente útil a la sociedad aun
estaba ocurriendo durante el periodo en cuestión, también lo era, como veremos, la idea de
que el tiempo de trabajo que no condujese de manera directa a un desarrollo material era un
tiempo muerto, un tiempo perdido y ociosamente empleado. 31
El paulatino aumento del tiempo de no-trabajo se convirtió en una preocupación por parte
de las clases dirigentes. Alrededor del “correcto uso” del tiempo se construyó una ética
social, en la que sectores de las élites dirigentes y la iglesia católica, enseñaron a los
ciudadanos y obreros las ventajas de su uso metódico. El ocio infecundo era un flagelo y
como tal debía ser combatido:
Ociosidad […] era entonces indicio de dos aspectos complementarios. Por un lado,
de esa actitud de “inacción” o “pasividad histórica” con la que Renán Silva define el
término ocio en el contexto del Papel Periódico ilustrado y que era necesario reemplazar, al
menos de parte de los más “ilustrados” y “patriotas”, por una nueva actitud que tuviera
como norte ideológico la prosperidad que prometían los “nuevos tiempos”. Por otro lado, de
un trabajo asalariado no esforzado que, en efecto, no conduciría al progreso ni a la
prosperidad y que, por el contrario, además de ser una pésima manera de invertir los dineros
públicos, implicaba la conversión de los Agentes del Gobierno en meras “figuras
decorativas que pasan por el escenario público”[…]32
30 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma: visiones del progreso y la felicidad (Bogotá: Universidad de los Andes,
Corcas Editores Ltda.,1999), 83. 31 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, 47. 32 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, 63.
14
Qué hacer con el tiempo “no productivo”, es decir, con el tiempo fuera de la fábrica se
convertía en una preocupación novedosa en una ciudad que experimentaba la llegada tardía
de la modernidad y que todavía no sabía con exactitud en qué emplear los momentos de
ocio. El descanso debía ser una actividad regulada y controlada. “Perder tiempo” no era, al
menos en principio, algo bien visto. El columnista de la revista Cromos conocido con el
seudónimo de El Dr. Mirabel, quejándose por el carácter “invaluable” que los “moralistas”
le atribuían al tiempo, escribía:
La humanidad se ha puesto de acuerdo en poquísimas cosas: una de ellas, que el
tiempo es, entre los valores conocidos y por conocer, el más alto valor. Proverbios y reglas
mil se han emitido, se adoptan sistemas varios y se hacen esfuerzos de todo orden para
enseñar la utilización de tan precioso elemento. Pierda usted todo, nos dicen los moralistas
respectivos, pierda todo que con tiempo lo puede recobrar, pero no pierda el tiempo, que
eso no retoña.33
Mirabel, que se reconocía él mismo como perdedor de tiempo, en la crónica reflexionaba
sobre las dificultades que la ciudad, en tránsito a la modernidad, tenía en relación con la
movilidad de los ciudadanos. Pensaba que había quienes no se resignaban, en medio del
desorden y el caos, a olvidar el “proverbio sajón de que el tiempo es oro” y que como tal,
según ellos, todo debía ser productividad porque “perder tiempo” era peligroso: “Son muy
pocos: repetiré, los que viviendo para perder sus horas como el pez en el agua no simulan
hacer lo contrario, y contadísimos los que alardean más o menos enfáticamente de tener
aquel vicio”34
. Un “vicio” que limitaba las posibilidades de producir lo suficiente y
moverse “hacia delante”, en últimas una amenaza contra la moral ciudadana y un obstáculo
para el progreso de la sociedad.
El entretenimiento sano fue una preocupación importante de políticos y educadores
colombianos en los primeros 30 años del siglo XX. Ya para mediados del siglo XIX un
sector de la sociedad, fundamentalmente de pensadores y políticos se preguntaba por la
importancia de las diversiones públicas y las fiestas populares; sin embargo, sus
inquietudes obedecían a los ritmos de vida coloniales. El siglo XX y la velocidad implícita
en sus transformaciones, cambiaron el contexto de la discusión:
Hacia comienzos del siglo XX las actividades de recreo y esparcimiento habían
tomado una dinámica completamente desconocida para los letrados decimonónicos. La
33 El Dr. Mirabel, “Los perdedores de tiempo”, Cromos IX:217 (1920): 395. 34 El Dr. Mirabel, “Los perdedores…, 396.
15
cinética del capital había provocado que el “entretenimiento” comenzara a definirse con
relación al trabajo productivo, marcando así la división entre tiempo de trabajo y tiempo de
no-trabajo. Esto ocurre, desde luego, cuando el trabajo empezó a convertirse en el marcador
central de todos los ritmos de la vida, haciendo que todas las demás actividades girasen en
torno a él. Divertirse se convierte en sinónimo de “descanso”.35
El descanso era necesario para construir una sociedad más productiva y con voluntad de
trabajo. Un sustituto del impúdico alcohol. Un paliativo para la rebeldía. Una práctica sobre
la que el Estado y las clases dirigentes “debían” tener control, para así, evitar desmanes
morales por parte de la masa trabajadora. Entre otras cosas, la multiplicación de espacios
para “distraerse”, se relacionó con la necesidad elitista de luchar contra el “ocio infecundo”,
la ignorancia, la rebeldía y la enfermedad dice El Gráfico en 1922:
La iniciativa que puede suscribirse sin reatos ni vacilaciones y que merece una
entusiasta y cordial adhesión es la de hacer nuestro Teatro Municipal una bella escuela de
educación popular tornando la sala en sitio de recreo y enseñanza accesible a todas las
fortunas y a todos los gremios. Multiplíquense los salones de agradable y barato
divertimento, propéndase por difundir el baile al aire libre, dótese a las clases obreras de
casas de habitación cómodas e Higiénicas que lo hurten a la taberna sombría, hallen los
jóvenes lugares de esparcimiento apropiados a su cultura y a sus medios y acaso tal vez sea
esa labor más eficaz que la de un aparatoso alarde de fuerza y falso puritanismo.36
Mas que una necesidad escrupulosa de proceder o una forma policiva de controlar
moralmente a la ciudadanía, el descanso debía hacer parte de una conciencia social nueva.
Una población obrera joven, sana y con ánimos de “producir”, era una cosa deseable en un
momento en el que “el tóxico dañino”– el alcohol- era usado por los sectores más pobres de
la sociedad para reponer energías perdidas en la fábrica. Ante esa perspectiva, las élites,
que se veían a ellas mismas en un estadio superior del desarrollo, se preocupaban por la
suerte de los “miserables” que acusaban del “atraso” de la sociedad. La pobreza era reflejo
de la incapacidad del pueblo, que no entendía que las exigencias de la modernidad
planteaban una nueva relación con las distracciones, el ocio y el tiempo de no-trabajo. Para
la “burguesía”, la “híbrida idiosincrasia indio-española” era la razón por la que la
“humanidad débil” caía en la tentación “atávica” de la borrachera37
. La necesidad de
promover el entretenimiento “sano” se reflejó en la apertura de espacios en los que
35 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 228. 36 Sin autor, “Un grave problema social”, El Gráfico XII:605 (1922): s.d. 37 Sin autor, “Un grave problema…, s.d.
16
diversiones como el baile, el cine, el teatro, el circo, la música y los deportes se unieron a
otras formas de distracción ya arraigadas como las fiestas religiosas o los toros.
Las transformaciones en los usos del tiempo, y su entendimiento como valor y condición de
la modernidad, trajeron nuevas preocupaciones a la sociedad de Bogotá a principios del
siglo XX. El esparcimiento sano se convirtió en la forma como los ciudadanos podían usar
el tiempo por fuera de su trabajo. Los peligros que representaban el alcohol, las “ideologías
extranjeras” y la agitación social fueron el eje fundamental sobre el que giró la discusión.
La cultura fue la respuesta de sectores intelectuales, políticos, eclesiásticos y empresariales
que entendieron el entretenimiento como parte de un proceso que pretendió consolidar el
espíritu del trabajador moderno que avanzaba hacia adelante. Parte de esa dialéctica del
progreso se consolidó con el arribo de una actividad cultural novedosa: el deporte moderno.
1.2 Deporte y entretenimiento.
Los deportes han sido una expresión de la cultura moderna desde su constitución como
actividad burocrática y organizada. Sus valores fundamentales: el espíritu de equipo, la
voluntad de vencer y la disciplina del entrenamiento son considerados parte de la sociedad
capitalista. El deporte, en últimas, es una disciplina relacionada con otras tantas que
representan los valores burgueses: la educación, el trabajo, la urbanidad. Si bien es una
actividad física, debe ser claramente diferenciado de la educación física por una parte y del
ejercicio físico por otra38
. El deporte es un hecho social total, es decir, su campo se cruza
con otros campos de actividad como la política, la economía, la ideología, la educación y la
estética. Su relación con el capitalismo y el avance de las ideas industriales modernas y
burguesas es innegable. Durante todo el siglo XX el deporte logró racionalizar sus
prácticas, más allá del Agon de la competición, de tal manera que su campo de actividad se
38 “Un cartero rural, un guardia al efectuar su ronda, un hombre caminando y conservando siempre el mismo
paso, etcétera, están sencillamente andando. Por el contrario, si un señor trata de disminuir el tiempo
empleado en hacer un mismo recorrido o emula con un compañero, entonces hace deporte: un nadador que va
y vuelve en una piscina por el solo placer de pasarlo bien, simplemente practica la natación. Otro nadador que
mida la duración de sus recorridos, sus zambullidas, con idea de mejorarlas, o bien compite con un amigo en
estos ejercicios, hace deporte. Un jinete que recorra un trayecto cualquiera con la sola idea de tomar el aire
practica la equitación. Otro jinete que trata de franquear obstáculos cada vez más difíciles, o compite en
velocidad con otros, hace deporte”. George Hebert, Le sport contre l‟éducation physique, en Jean-Marie
Brohm, Sociología política..., 14.
17
convirtió en un escenario de lucha de distintos y variados agentes sociales39
. En su práctica,
el uso del cuerpo como instrumento de trabajo, refleja la relación de la actividad con el
proceso de producción capitalista burgués, en ese sentido, es inseparable de sus estructuras
y funcionamiento. Como espectáculo es, desde el propio momento en que se organiza, un
lugar de esparcimiento, distracción y entretenimiento. En esta parte del capítulo presento la
forma como el deporte se convirtió en un escenario de uso del tiempo de esparcimiento en
Bogotá entre 1910 y 1930, y la forma como sus prácticas fueron promovidas por diversos
sectores intelectuales de la ciudad.
Para el caso de Bogotá, autores como Zandra Pedraza y Santiago Castro-Gómez han
analizado el deporte como expresión moderna y su relación con el campo social en las
primeras décadas del siglo XX. Santiago Castro-Gómez plantea que con el trabajo
asalariado nació una necesidad especial de adaptar los espectáculos deportivos a la
estructura capitalista. Es decir, construir alrededor de sus prácticas y consumos una
tecnología de gobierno y un disciplinamiento para que obreros y clases emergentes
aprovecharan los “valores deportivos” y evitaran la holgazanería, la agitación política, la
indisciplina o el consumo alcohólico:
[…] el deporte –y el “tiempo de descanso” en general- pasó a convertirse en un
elemento ligado a la producción. El aumento no solo de los deportistas sino también de los
espectadores era visto por la élites dirigentes como un síntoma inequívoco de
“modernidad”. Se esperaba que las clases populares asumieran el deporte como una práctica
de normalización social, evitando que en su tiempo libre vivieran conforme a reglas
diferentes a las vigentes en la sociedad del trabajo. La unificación del tiempo de trabajo y el
tiempo de no-trabajo conforme a una misma norma de conducta era, entonces, la gran
ventaja que muchos intelectuales vieron en la ampliación a las masas del deporte y de los
espectáculos deportivos.40
Como parte del “entretenimiento sano” y la diversión, el deporte irrumpió en la sociedad
colombiana a partir de 1910. Antes, se pueden mencionar algunos antecedentes como la
práctica de la equitación, la gimnasia militar, el atletismo o la llegada del fútbol, aún
discutida por los estudiosos del tema, por el sur del país o por los puertos sobre el Mar
Caribe41
. Desde 1910 en adelante el deporte se practicó regularmente en escenarios urbanos
39 Jean-Marie Brohm, Sociología política..., 14. 40 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 232. 41 Federico Benninghoff, ¿Cuánta tierra civilizada hay en Colombia? Guerras, fútbol y élites en Bogotá
1850-1910 (Pregrado en Historia, Universidad Nacional de Colombia, 2001)
18
de Bogotá como el ground de la Magdalena, el Luna Park, el ground del Polo, el campo de
Santa Ana, el Circo de San Diego, el Estadio de la Salle, el campo la Merced, el
hipódromo, el ground del América Sports Club y el ground del Country Club lugares donde
se compitió en disciplinas como hípica, fútbol, tenis, boxeo, esgrima, polo, golf, ciclismo,
atletismo, baloncesto y en general todos los deportes organizados que por esos años
consolidaron su práctica en la ciudad.
Durante los años 20 el deporte organizado se desarrolló y amplió su penetración. Desde
principios de la década se jugaron campeonatos, copas y torneos. Se disputaron peleas,
duelos, partidos amistosos y “torneos olímpicos”, de tal manera que en 1926 se realizaron,
como parte de la celebración de la Independencia, los primeros “Juegos Olímpicos
Nacionales”, patrocinados por el Ministerio de Instrucción Pública42
. La expectativa por los
juegos permitió augurar la reunión de aficionados y público en general:
Es necesario mirar con viva complacencia, como patriotas y como hombres
modernos, este ensayo de disciplina juvenil que augura triunfos no imaginados para el
futuro de Colombia. Nuestro país ha vivido hasta ahora demasiado sujeto a las tareas de
simple imaginación y nuestras jóvenes generaciones no han llegado a interesarse, como
cumple el presente momento del mundo, en el desarrollo de esa cultura complementaria del
entendimiento que es el deporte en todas sus manifestaciones del día. 43
Con motivo de la celebración de los juegos olímpicos de Ámsterdam, el hombre de letras,
historiador, geógrafo, gramático, director de la Escuela Militar de Cadetes de Bogotá,
fundador de la “Asociación Deportiva Colombiana” y consagrado deportista, Jorge Wills
Pradilla, escribió cómo el Comité Olímpico holandés invitó a Colombia a participar en la
competencia orbital. La Asociación recibió la invitación y en compañía de un reducido
grupo de deportistas pensó enviar un equipo de fútbol, tres tenistas y un corredor de
resistencia con el objetivo de aprender de los grandes atletas del mundo porque “somos
demasiado jóvenes en el deporte”. Para Wills Pradilla, las críticas a la participación
42 Dice la revista El Gráfico en una nota gráfica, no sin antes lamentarse por la falta de espacio para presentar
más información: “Nunca como este año se había presenciado en Colombia una manifestación deportiva tan
entusiasta como los juegos olímpicos que, patrocinados por el Gobierno, se han venido verificando este mes
con motivo de las fiestas patrias. Todas las entidades deportivas de la capital y muchas de provincias han
acudido a la palestra con un entusiasmo nunca antes visto en el país, en términos que el número de deportistas
inscritos pasa de 1.500”. Sin autor, “Los Juegos Olímpicos”, El Gráfico XV:791 (1926): 2089. 43 Sin autor, “Los Juegos Olímpicos”, El Gráfico XV:790 (1926): 2036.
19
colombiana: No estar preparados, la posibilidad de la derrota o el alto costo del traslado,
eran injustificadas. Ir a las justas en Holanda era una cuestión de honor:
Actualmente se sigue trabajando en la ciudad con entusiasmo por la participación
olímpica. El comité provisional se dirigió a todos los directores de educación nacional de
los departamentos y a las reinas de los estudiantes para interesarlos en la consecución de
fondos por medio de suscripción popular. Es indudable que todos, el gobierno nacional y
los departamentales así como el público apoyarán tan bella idea. Si el deporte no es una
bella mentira que sostenemos con patriotismo y terquedad unos cuantos, Colombia estará
representada en Holanda y tendremos la satisfacción de ondear nuestra bandera en el estadio
de Ámsterdam. Sería triste que fracasáramos en tan gloriosa empresa.44
Bogotá en “movimiento hacia delante” como decía Marco Fidel Suárez, fue un escenario en
el que el deporte despertó entusiasmadas reacciones. Para algunos sectores intelectuales era
útil para avivar la disciplina y “los instintos” del “animal humano”: la agilidad, la audacia,
la fuerza, la flexibilidad, la astucia y la resistencia, todas cosas deseables en un hombre útil
y laborioso. Néstor Forero Morales escribió en la revista El Gráfico sobre los beneficios del
deporte: “El desarrollo de los sports es por lo común beneficioso, porque despierta y
disciplina los instintos fundamentales del animal humano: la audacia, la astucia, la
resistencia, la crueldad. Mediante el ejercicio de sus músculos, el individuo se convierte en
una unidad útil, puesto que se hace temible”45
.
Otros escritores de la época dedicaron positivas líneas a la actividad deportiva. Mario
Rivarola con motivo de la realización en Bogotá de los primeros “juegos olímpicos” dijo:
“Al fin parece que se ha iniciado en Colombia el espíritu deportivo. Tras una larga campaña
de unos pocos escritores y de algunos deportistas, se ha logrado obtener el primer triunfo
del nuevo criterio educacionista”46
. Max Grillo, un reconocido periodista liberal decía sobre
la práctica deportiva:
Los griegos, que tuvieron el más alto concepto de la salud y de la fortaleza de su
raza, diéronles a los ejercicios atléticos grande importancia en el desarrollo y florecimiento
de su civilización. Hase dicho que la serenidad helénica, la gracia de las estatuas de sus
artistas y la sana alegría que respiran el arte y el pensamiento griegos, nacieron de
adiestrarse en los juegos olímpicos.47
44 Jorge Wills Pradilla, “Colombia y los juegos olímpicos de Amsterdam”, El Gráfico XVII:867 (1928): 750. 45 Néstor Forero Morales, “La gloria del sport”, El Gráfico XIII:619 (1922): 302. 46 Mario Rivarola, “Reseña deportiva”, El Gráfico XV:701 (1924): 5. 47 Max Grillo, “Juegos Olímpicos y fiesta de la bandera.”, Cromos XII:269 (1920): 70.
20
Para Grillo era necesario el desarrollo físico como forma de medir el conocimiento y el
desarrollo: “A medida que avanza la especie en los dominios del conocimiento, los
gobiernos y los pueblos dan al desarrollo físico del hombre una importancia mayor, porque
se hace necesario para la conservación de la armonía entre el músculo y la inteligencia,
entre el cuerpo y el espíritu, fortalecer a los individuos en provecho de la raza humana”48
.
El intelectual centenarista Armando Solano defendió los deportes y se opuso vehemente al
prejuicio que enfrentaba su práctica con la inteligencia49
. Por esos años, fue un lugar común
afirmar que los deportes eran expresión de la brutalidad y que se oponían al desarrollo de la
cultura. Solano en respuesta a esa percepción escribió: “Alguien dijo con frase terrible:
<<Un verdadero hombre de sport, y sin embargo inteligente…>> Pues bien, nuestra edad
ya no reconoce ni tolera esa división arbitraria”50
. El tedio, el aburrimiento, la quietud eran
enemigos de la “época moderna”, las “unidades productivas” del “presente” debían estar
“bien equipadas” cerebral y físicamente: “La economía del presente y del futuro no estará
edificada sobre el solo desgaste nervioso ni sobre el solo volumen muscular”51
. La nueva
dinámica social requería el avance y popularización del deporte:
Pero aunque sólo fuese como sistema para combatir el hastío, para matar el tedio,
entre cuyas sombras nacen los malos pensamientos, el deporte debería merecer apoyo
caluroso. <<Un imbécil no se aburre nunca. Se contempla>>. En cambio, la mayoría de las
gentes que viven en ciudades quietas como la nuestra, ciudades sin alegría y sin
distracciones, hacen bien, extraordinariamente bien, en dedicar los ratos perdidos a uno de
esos juegos campestres que dilatan los poros y los pulmones, vigorizan los lazos sociales,
serenan la conciencia, y dan una lección constante de confianza en sí, de tenacidad en el
perfeccionamiento, y de simpatía expansiva para con el prójimo. ¿Podría alguien decir, en
compensación, a quien perjudican los deportistas? A nadie. Yo no conozco un gremio más
inofensivo.52
Para Solano había que combatir el ocio infecundo porque era el lugar de los malos
pensamientos. Su visión moralizante convocaba a sus lectores a la práctica deportiva, con
48 Max Grillo, “Juegos Olímpicos…, 70. 49 Bourdieu al respecto menciona que: “Y lo mismo que una historia de las prácticas deportivas de la clase
dominante conduciría sin lugar a dudas a lo más profundo de la evolución de las disposiciones éticas, de la
representación burguesa del ideal humano y en particular de la manera de conciliar las virtudes corporales y
las intelectuales, consideradas como inclinadas al sentido de lo femenino, de igual modo el análisis de la
distribución en un momento dado del tiempo de las prácticas deportivas entre la división del trabajo entre los
sexos y la división del trabajo de dominación”. Pierre Bourdieu, La distinción…, 216. 50 Armando Solano, “Deportes”, en Glosario Sencillo (Bogotá: Ediciones Colombia 1925), 84. 51 Armando Solano, “Deportes”…, 84. 52 Armando Solano, “Deportes”…, 86.
21
ella, era posible generar solidaridades para de esa forma estimular el movimiento “fecundo”
y el altruismo. El deporte debía ser apoyado por todos aquellos que fueran creyentes del
progreso y la intelectualidad. Sólo la mezcla correcta de fuerza y disciplina mental
aseguraría el avance de la sociedad en general. El intelectual conservador Silvio Villegas
coincidió en la importancia del deporte como elemento moralizador y civilizador, “El
Leopardo” afirmó: “La república del futuro está en las ciudades del occidente colombiano,
con sus automóviles, sus fábricas, su espíritu mercantil, su afán por las realizaciones
materiales […] El deportista busca afanosamente la cuarta dimensión: es el hombre
representativo de nuestro tiempo, la figura simbólica”53
. Como se observa, la importancia
del deporte como parte de la nueva era y el discurso del progreso fue aceptada por los
intelectuales de varias generaciones y tendencias políticas que manifestaron en los medios
escritos su voluntad de contribuir al desarrollo de la actividad deportiva. Cesar Julio
Rodríguez anunció el nacimiento de lo que él consideraba “la nueva era” así:
Es cierto que en Colombia ha empezado la era de los deportes -el movimiento que
hoy se siente en el mundo entero está reflejándose ya entre nosotros- ya tenemos avidez,
necesidad de estar enterados de lo que con estos achaques acontece por el mundo.[…] Si el
joven, el muchacho, el niño actual son fervientes cultivadores de los deportes, obedecen a
un mandato interior, impuesto por las condiciones actuales de vida, que reclama seres
fuertes con un caudal de energías suficientes para considerar la vida como el más
comprometedor de los deportes, que no son, en suma, sino el entrenamiento regular de la
energía para que llegue ésta al punto más alto de la vibración.54
Germán Arciniegas, quien por esa época era un reconocido líder estudiantil, escritor y
periodista, y que con el tiempo se convertiría en uno de los más destacados hombres de
letras de la historia del país, reconocía las bondades del deporte como los otros intelectuales
pero le asignaba a éste un valor estético que era poco explorado por sus compañeros:
Nosotros pensamos en el porvenir del deporte y unimos toda perspectiva amable a
esa frase que tan fácilmente fluyó de los labios de poetas antiguos: era un cuerpo de bellas y
armoniosas proporciones. […] Y pensamos en esa gimnasia que supera todas las
posibilidades artísticas, en el rito supremo y único que suma las más altas emociones y
logra realizar hasta el más escondido de los matices y la más esquiva de las curvas sutiles,
en la danza, en la danza que es la metafísica del arte, que es el deporte donde comulgan
todas las teorías divinas y todos los sentimientos humanos.55
53 Silvio Villegas, Universidad s.d.:129 (1929): 396, en Santiago Castro-Gómez, Tejidos oníricos…, 233. 54 Cesar Julio Rodríguez, “Los deportes”, Cromos XVIII:419 (1924): 129. 55 Germán Arciniegas, “El deporte”, Cromos XVIII:419 (1924): 131.
22
Arciniegas no compartía la relación que se le atribuía al deporte con el trabajo, usó las
palabras de José Ortega y Gasset en “El tema de nuestro tiempo”, para decir que el trabajo
nació de la imposición, en cambio, el deporte era una manifestación espontánea: “El ha
puesto de relieve la antítesis que existe entre el trabajo y el deporte, y trata de sugerir cómo
el rasgo característico de nuestro tiempo surge de una manifestación libre, espontánea, que
invade todos los órdenes de nuestra vida”56
. Sin llegar a ser crítica su visión difería de la de
la mayoría de los intelectuales con excepción del escritor y periodista Luís Tejada,
conocido como “el príncipe de los cronistas colombianos” quien afirmó:
Una persona sabia y consciente no debe caminar más de tres a cuatro cuadras al día,
sin contar los cortos paseos que se dan de vez en cuando en el cuarto de trabajo y que son
para mí los únicos paseos agradables; lo demás, subir cuestas, saltar cercas, correr
carreteras, trillar montes, es querer sentar profesión de gimnasta, de sportsman, el tipo más
odioso y brutal del mundo moderno. ¿Para qué agitarse tanto? Los músculos se desarrollan
por sí solos convenientemente, como convenientemente crecen las lechugas; no creo en los
sports ni los amo; puede suceder, que al fin, el tenis, el balompié, el boxeo, produzcan un
tipo biológico ideal, aun cuando eso es discutible. En todo caso, el placer perfectamente
animal de sentirse fuerte, ¿puede compararse al placer espiritual y exquisito de sentirse
decadente? ¡Yo quisiera vivir en un mundo dormilón y complicado, perezoso e intelectual;
quisiera ser como uno de aquellos abates decrépitos, galantes, empolvados, concupiscentes,
socarrones, eruditos, que hacían un epigrama mientras tomaban rape; así, sentado en un
sillón abacial, sonriente y débil, me pasaría la vida saboreando la voluptuosidad de la
decadencia!57
Profundamente irónico y hedonista, Tejada se rebelaba contra la modernidad y los nuevos
ritmos que ésta impuso. Su odio por lo que llamaba “las cadenas del trabajo” era un reflejo
del aire anti-sistema que le daba sentido a sus escritos. Antes que alarmarse por el alcohol,
estimulaba su consumo como forma de liberación. Un tanto iconoclasta propendía por el
desorden. El deporte, sinónimo de disciplina, ejercicio y trabajo en el tiempo de no-trabajo,
no podía ser el paradigma de idealidad de un hombre amante de la decadencia.
Al igual que los sectores intelectuales, algunas expresiones de la cultura empezaron a tener
en cuenta el avance del deporte y el desarrollo del gusto por el mismo. Caricaturas, dibujos,
fotografías y poemas adornaron la información deportiva de las principales publicaciones
culturales de la época. Varios poetas publicaron, durante el decenio estudiado, obras sobre
56 Germán Arciniegas, “El deporte”…, 131. 57 Luis Tejada, “Elogio de la inactividad”, en Mesa de redacción, eds Miguel Calle (Medellín: Universidad de
Antioquia, 1989), 280.
23
atletas, sportsman, carreras o fútbol. En 1919 José Umaña Beltrán publicó en la revista El
Gráfico:
SPORT.
La ágil raqueta columpiarse miro,
tu talle en leve languidez se inclina,
y el suave impulso de tu mano fina
lanza el volante caprichoso giro;
Al verlo huís, revelador suspiro
Te agita el núbil seno; en la divina
faz florecen las risas; e ilumina
claro fulgor tus ojos zafiro.
El brazo apoyas con gentil escorzo
en la inviolada doncellez del torso
y hacia mi vuelves el perfil risueño…
Tu juego el ritmo de mi vida inquieta:
es tu desdén la mágica raqueta,
y es el volante vagador mi sueño.58
La metáforas tenísticas resultaban útiles a la hora de resaltar la belleza de las mujeres que
ejercían su práctica. El juego de la raqueta era fino y ágil. Poseedor del ritmo propio de la
vida inquieta. Jorge Matéus, mucho más tardío que su antecesor, escribe diez años después
en 1929 un poema titulado Diatriba del Sportman. Unos rabiosos y violentos versos sobre
sus maneras de despreciar la vida. Una vida, a la que el poeta solo le encontraba un poco de
placer en los campos de fútbol:
DIATRIBA DEL SPORTMAN
Si desprecio la vida
no es por snobismo ni por comedia,
pues me importa un comino
que nadie me lo crea:
es por sport. Y sábelo, vecino
de reblandecida médula.
Orillas del mar, casinos
playeros, ocultas tabernas
donde a las mujeres entregamos
honor y oro que se juegan;
Honolulu, armoniosos
Jardines de onomatopeya;
Trópico: montañas o ríos
con caimanes, dantas, ciervas
58 José Umaña Bernal, “Sport.”, El Gráfico VIII:182 (1919): 214.
24
al alcance de nuestra carabina
belga;
ferales yoshiras
de blancas, amarillas y morenas;
velocidades del motor,
regatas, músculo, carreras,
natación al borde del Niágara,
focas del Pacífico, perlas, vecinas rubias de a bordo,
rojos yankys de sobremesa
para jugarles al poker diez mil acciones petroleras
sobre el porvenir;
turismo
entre los salvajes de mi misma tierra!...
Todo eso lo viví sin saber cómo
ni cuando. Recorrí la esfera
en un goce de los sentidos,
en un orgasmo de bohemia
elegante. Y ahora,
solamente quisiera
jugar foot ball con la luna llena,
en un campo de margaritas
que simularan ser estrellas. 59
Las prácticas deportivas, en ascenso partir de 1910, movilizaron a ciertos sectores
ilustrados de la sociedad bogotana constituyéndose en alternativa valida de descanso y
cultura. La consolidación del deporte como parte del entretenimiento fue estimulada por
diversos círculos intelectuales que parecieron coincidir en la importancia de éste como
parte de la vida social y el nuevo orden moderno. Un orden que requería ciudadanos
educados que supieran combinar la fuerza física y el intelecto. Para formar las “maquinas”
productivas del futuro era necesario que el deporte se insertara por completo en las
dinámicas sociales que pretendían transformar la ciudad.
1.3 El papel de la educación – El Gimnasio Moderno
Uno de elementos fundamentales de la constitución del campo deportivo en Bogotá fue el
que tuvo que ver con la relación entre deporte y educación, y la manera en que dicha
relación fue clave para la adopción del deporte como “entretenimiento sano”. Uno de los
59 Jorge Matéus, “Diatriba del sportman”, El Gráfico XVII:913 (1929): 1961.
25
principales escenarios de difusión del deporte en el decenio entre 1910 y 1930 fue la
escuela, dice Marcos García Reyes en Patria Revista de Ideas:
Educación armónica: ni atletas, ni sibaritas. Amor intenso a la pureza del ideal, la
aspiración apolínea de azul, audacia de investigación, sed de saber. Pero también vigor en el
músculo, pujanza y salud en todos los órganos, equilibrio constante entre ambos géneros de
cultura, y, como resultado de esta unión: el carácter diamantino, puro como el cristal y
firme como la roca.60
Frente al prejuicio que oponía la inteligencia a la fuerza física, García Reyes propuso una
educación en la que se supiera mezclar con exactitud ambas cosas. La escuela era para él,
un lugar en el que se podía combatir el “negro pesimismo” y el afán “desmedido de lucro”
que “enfermaba” a las ciudades modernas por culpa de la dicotomía entre riqueza y
hambre. La solución era educar hombres nuevos en los que la unión de esas “bondades”
humanas constituyera un equilibro sanador: “Para males constitutivos, para llagas del
corazón gastado y del carácter corrupto, no existen ni playas marinas, ni fuentes
medicinales, ni tratamientos artificiosos; es necesaria una educación viril que arranque
desde la infancia. Ejercicio para el músculo, enseñanza austera para modelar virtud”61
. El
deporte como fenómeno cultural empezaba a superar el prejuicio que lo oponía a la
actividad intelectual:
La incompatibilidad entre el deporte y la inteligencia es hoy un prejuicio totalmente
abolido, como que nadie acepta a estas horas el funcionamiento de un cerebro potente sino
en un cuerpo limpio, ágil y fuerte. En Europa, como en los Estados Unidos, los pensadores,
los estadistas, los grandes trabajadores del bufete, los próceres de la tribuna y del libro,
consagran religiosamente algunas horas del día a su deporte favorito. Y el Uruguay, la más
avanzada y culta de las naciones de nuestra América, no fue también la única que presentó
en la magna olimpiada de París un núcleo de atletas maravillosos de gracia y radiantes de
energía. Precioso auxiliar para el desenvolvimiento armónico de todas las facultades, el
deporte, lejos de ser el enemigo de la mente es su estimulo y su sostén.62
Ante la intensificación de la actividad deportiva, los círculos intelectuales e ilustrados
empezaron a preguntarse por la importancia del deporte como parte esencial de la
educación integral, dirigida especialmente a las nuevas generaciones: “Los que amen el
esfuerzo deportivo y muscular de hoy, gustarán de encontrar, en todas las edades, incluso
en la niñez, aquellas inclinaciones y preocupaciones que les son queridas. Los que por el
60 Marcos García Reyes, “Educación Armónica”, Patria. Revista de Ideas II:50 (1925): 50. 61 Marcos García Reyes, “Educación Armónica”…, 50. 62 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17.
26
contrario, prefieran la espiritualidad de las almas y la sencillez de los corazones, echarán
muy de menos evidentemente, aquella época en que reinaba el nene dulce y cariñoso, que
se pasaba las horas pensando en los libros de cuentos de hadas y dejaba volar su infantil
imaginación, como una blanca mariposa, por el jardín de los ensueños”63
.
Armando Solano señalaba la necesidad de desarrollar adecuadamente la relación entre
educación y deporte: “Es preciso desarrollar todavía los deportes para los estudiantes y para
los hijos del pueblo, y el Estado por medio de alguno de sus órganos debería preocuparse
de algunos campos apropiados al efecto. Los juegos olímpicos recientemente celebrados,
demostraron que hay aficiones y capacidades que no se deberían desaprovechar”64
. Para
formar a masas trabajadoras y estudiantiles, el gobierno debía estimular el deporte, era la
forma como se podía responder a los desafíos de la nueva era. El avance de las prácticas y
los consumos deportivos, como parte del surgimiento del campo deportivo, determinaba la
necesidad de una respuesta estatal que incluyera proyectos y programas pedagógicos
adecuados para tal fin. Como algunos planteles educativos tardaban en institucionalizar la
práctica de los deportes en sus aulas, Max Grillo lamentaba: “Hay institutos en nuestro país
en donde se teme la enseñanza de los deportes que vigorizan al alumno, porque dizque esas
son idolatrías del cuerpo”65
. Su queja respondía al desarrollo de la nueva ética capitalista
burguesa que rezaba el “mente sana en cuerpo sano”.
Mario Rivarola Concebía el deporte como parte del “espíritu de la época”, una alegoría a la
educación integral. Rivarola pensaba que si la educación del régimen antiguo había sido
capaz de producir grandes hombres, una de tipo moderno y con menos prejuicios, alentaría
el desarrollo de individuos más completos y progresistas. El nuevo sistema, para él,
garantizaba una concepción racional y estética de la realidad, una evolución con respecto a
un forma de pensar antigua y dominada por el “oscuro silencio” del pensamiento clásico:
El espíritu de los antiguos sistemas excluía, como distracciones inconvenientes las
expansiones del ánimo y los ejercicios corporales. La memoria debía desarrollarse en
perjuicio del espíritu de observación, y las disciplinas de la dialéctica excluían sin
misericordia el desarrollo corporal. Así este criterio unilateral iba encaminado a hacer del
63 Sin autor, “Los niños y los deportes”, Patria. Revista de ideas III:55 (1925): 27. 64 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17. 65 Max Grillo, “Juegos Olímpicos y fiesta de la bandera.”, Cromos XII:269 (1920): 70.
27
escolar un ejemplar monstruoso de la especie y no el ser razonador y bello, inteligente y
vigoroso, que persigue el ideal educacionista moderno.66
En este punto vale la pena recordar a Pierre Bourdieu quien menciona la importancia
radical de la educación para la constitución del campo autónomo del deporte. Para el
sociólogo francés, fue en el espacio de la escuela donde se desarrolló con mayor vigor la
consolidación de las prácticas deportivas:
En realidad, el desarrollo de la práctica misma del deporte hasta entre los jóvenes de
las clases dominadas se debe probablemente en parte a que el deporte estaba preparado para
llenar en una escala más amplia las mismas funciones, que habían constituido el principio
de su invención en las public schools inglesas de fines de siglo XIX: incluso antes de ver en
él un medio para “formar el carácter” (to improve character), según la vieja creencia
victoriana, las public schools, como instituciones totales en el sentido de Goffman, que
deben cumplir con su tarea de dirección 24 horas al día y siete días a la semana, encontraron
en el deporte una forma de mantener ocupados al menor costo a los adolescentes que tenían
a su cargo de tiempo completo; como lo observa un historiador, cuando los alumnos están
en el campo deportivo son fáciles de vigilar, se entregan a una actividad “sana” y descargan
su violencia en contra de sus compañeros en lugar de hacerlo contra los edificios o
alborotando la clase.67
La extensa cita contribuye a mostrar porqué los deportes fueron presentados como una
forma “ideal” de educar a jóvenes trabajadores y estudiantes. Esas “nuevas” generaciones
eran testimonio claro de una época innovadora y compleja: “Ser buen deportista es algo
difícil. No se improvisa, por lo general, ni se encuentra a cada paso el individuo que sabe,
que ha penetrado el espíritu del deporte. No hablamos del juego, en lo que a la habilidad se
refiere. Queremos aludir a la parte espiritual de ellos, a la mayor o menor galanura con que
se observen las prescripciones deportivas y se sepa ser gentil, suave, discreto, tanto en la
victoria como en la derrota”68
.
La educación moderna se empezaba a consolidar en Colombia de la mano de proyectos
educativos que pretendían preparar a la juventud colombiana para la nueva era. La
educación, que hasta ese entonces estaba dominada por las ideas clericales, se
transformaba, y los colegios eran escenarios de renovadoras corrientes ideológicas, que si
66 Mario Rivarola, “Reseña deportiva”, El Gráfico XV:701 (1924): 5. 67 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 205. 68 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:4 (1924): 18.
28
bien en principio tardaron en consolidarse, a la larga se convirtieron en verdaderos agentes
de cambio:
Dentro de los sistemas educativos que hasta ahora habían imperado en el país, el
Gimnasio[Moderno], sin ser una reacción violenta, es la transformación en los métodos y la
orientación definida hacia mejores y más fecundos campos educacionistas. El niño deja de
ser allí un objeto frío, sin espíritu, sobre el que el maestro trabajaba como sobre un hierro
inanimado para moldearlo artificialmente y se convierte en un ser consciente del cual se
estudian todas las modalidades, así las del cuerpo como las del alma, para nutrirlo, para
guiarlo, para desarrollarlo en un ambiente propicio.69
Durante la década de 1910 se hablaba de la importancia de implantar un “sistema
pedagógico” importado del extranjero, se mencionaban entre otros: el sistema francés, el
alemán y el español. El Gimnasio Moderno, fundado por Agustín Nieto Caballero, Tomás
Rueda Vargas y los hermanos Samper, fue ejemplo de una transformación pedagógica
relacionada no sólo con los avances en materia “científica”, sino también con la actividad
física. Ya no se trataba únicamente de la educación recibida dentro del aula sino también
por fuera de ésta en campos de “sport” o excursiones geográficas70
. En ese sentido,
“avanzar” en la modernización de las instalaciones locativas, fue muy importante. El
deporte era clave en ese proceso; de hecho, indicaba la revista El Gráfico con respecto a la
construcción de las nuevas instalaciones del Gimnasio Moderno: “Vista de conjunto de los
edificios que para el Gimnasio Moderno han comenzado a construirse en Chapinero […] El
área total es de 10 fanegadas y tendrá todo el confort moderno: campos para juegos,
tanques de natación, etc. Los edificios principales serán inaugurados el 7 de agosto de
1919”71
. Lo mismo sucedía en otros planteles educativos de la época, como la Escuela
Ricaurte, colegio fundado por Luis Gómez Brigard que estaba dirigido a estudiantes
bogotanos que no tenían medios para matricularse en el Moderno72
, y al que asistieron
personajes como Alberto Lleras Camargo y Guillermo Abadía Morales entre otros:
En la parte occidental de Chapinero se construyen actualmente, sobre planos del
ingeniero Dr. Ernesto González Concha, los nuevos edificios para la Escuela Ricaurte. El
área total que ocuparán será de 12 fanegadas y la construcción comprende: capilla,
dirección, enfermería, salones de clase y laboratorios, comedores y dependencias, 14
pabellones para dormitorio, salones de estudio y baños. En el centro quedará el campo de
69 Sin Autor, “El Gimnasio Moderno”, El Gráfico IX:485-486 (1919): 283. 70 En esos años, dentro de los colegios, eran muy importante los viajes de exploración o el desarrollo de
grupos de scouts que en ese momento eran considerados como un actividad deportiva. 71 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:388-389 (1918): s.d. 72 Ricardo Arias ,“Los Leopardos”…, 63.
29
foot-ball y deportes. Habrá además pista de carreras y ejercicios militares, campo de tennis,
jardines, etc., de acuerdo a los últimos adelantos en construcciones de esta clase.73
En los colegios, no sólo estaba en juego un proyecto pedagógico, sino que también se
formaron los futuros dirigentes del país, un elemento que no era exclusivo de las escuelas
burgueses sino de toda la educación ya que ésta era profundamente elitista74
. En años
decisivos para la consolidación del proyecto moderno, los colegios fueron escenarios
definitivos; la conciencia de esa importancia era clara para los fundadores de esas
instituciones, escribe Agustín Nieto Caballero:
Repetidas veces hemos hablado del ideal que entraña este instituto de educación. Lo
inspira el anhelo de ver una generación de hombres que dé lustre al país; lo guía un espíritu
científico que huye del irrespeto; y es nervio de él la voluntad, el entusiasmo y la fe. El
Gimnasio intenta la formación de hombres rectos y viriles, de ideales altos, de mentalidad
cultivada, capaces de impulsar el naciente progreso del país. Se huye aquí del frío
utilitarismo y no se limita la acción del maestro a la sola instrucción. Intentamos salvar las
almas de los futuros ciudadanos de la vulgaridad, del pedantismo, del mariposeo que mata
en flor bellas esperanzas. Todo lo que expande la vida y le da noble sentido –sentimientos
morales, religión, emoción artística- encuéntrase diluido en nuestro programa de educación
completa. Da fuerza y realce a esta idea el fondo de convicción que entraña. Nada es hecho
aquí por fórmula o rutina. Queremos educar con conciencia y con sinceridad. Un fondo
ético domina el motivo de nuestra acción.75
Dentro de las transformaciones educativas y en pos de constituir una educación
completamente “integral” dueña de una ética moderna, muchos planteles y programas
cambiaron adaptándose a los nuevos tiempos, el deporte jugó un papel importante en ese
proceso puesto que empezó a ser parte de las actividades académicas, dice El Gráfico
refiriéndose a la Escuela Militar: “Se ejecutaron también trabajos de gimnasia en iguales
condiciones de habilidad, y llamaron principalmente la atención: subida en la cuerda
simple, subida en doble cuerda, subida con ayuda de las piernas, ejercicios en la barra,
ejercicios en las escalas y asalto de muros o escalamientos.”76
Lo anterior, con motivo de
una “revista”, que los directores de la escuela, los Mayores Díaz y Charpín, habían
73 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:437-438 (1918): s.d. 74 El problema de la educación durante el periodo estudiado es complejo. Aunque la educación pública en
general era deficiente, lo anterior no aplicaba en todos los casos y en algunas ocasiones era todo lo contrario
puesto que la enseñanza era de buena calidad: “En una sociedad con unos niveles de analfabetismo como los
que afectaban a Colombia a comienzos del siglo XX, frecuentar un plantel educativo era poco común, y llegar
a la universidad, y graduarse, era toda una proeza. […] Las tasas de escolarización también dejan al
descubierto el carácter elitista de la educación: durante el primer tercio del siglo XX, tan sólo el 30% de los
niños entre los siete y los catorce años estaban matriculados en algún plantel educativo de primaria, de los
cuales la inmensa mayoría (90%) estudiaba en el sector público […]”. Ricardo Arias, “Los leopardos”…,52. 75 Agustín Nieto Caballero, “El Gimnasio Moderno – La fiesta de hoy”, El Gráfico XLIV:437 (1918): 298. 76 Sin Autor, “Ejercicios Militares”, El Gráfico II:19 (1910): s.d.
30
convocado para informar a la población sobre los adelantos que en materia de educación
recibían los aspirantes a oficiales del ejercito. Las revistas eran eventos comunes, se
realizaban en distintos lugares de la ciudad y ponían de manifiesto la manera en que la
educación militar avanzaba. Sobre una “revista” realizada en Marly, dice El Gráfico
“Desde las dos de la tarde empezó el gran desfile de los carruajes en que iba la high life, de
los jinetes, de los ciclistas y de los peatones. A las cuatro todos los lugares cercanos al
campo de las maniobras estaban atestados de gente. El aspecto de Marly y de los
alrededores nunca había sido tan pintoresco, tan animado, durante una fiesta militar”77
.
Los enfrentamientos deportivos se empezaron a presentar entre representantes de las
distintas instituciones y colegios. Las carreras de atletismo, los ejercicios gimnásticos y el
fútbol fueron los primeros deportes en los que se compitió: “Carreras y foot-ball. Una
instantánea de las animadísimas carreras del sábado último en el hipódromo de La Merced.
Dos eventos interesantes y vista de la concurrencia durante la reñida partida de foot-ball
que para disputarse la Copa de la junta de Festejos se jugó el domingo entre los equipos
Bartolino y Del Centenario, y en la que salió vencedor el último”78
. Los estudiantes se
reunían a conmemorar fiestas patronales o nacionales como el día de la raza, la celebración
de la Independencia o la conmemoración de la fundación del colegio: “El día 29 del mes
pasado celebró el Gimnasio Moderno su fiesta anual, con la alegre cordialidad y el
entusiasmo, que siempre han sido la nota característica del simpático plantel de educación
en los días de regocijo, jugáronse partidas de tenis, y una muy interesante de foot-ball entre
el equipo del Gimnasio y el de la Escuela Ricaurte, quedando vencedor el último”79
.
Para Hermann Ermet, profesor diplomado en Gimnasia y deportes, que escribió en la
edición de julio 17 de 1926 de la revista El Gráfico, Colombia poseía un núcleo deportista
que le permitiría competir con otras naciones y desarrollar la “cultura física” en un nivel
que no se había visto hasta ese entonces. Para el educador, el deporte desarrollaba “la
fuerza de voluntad, el sentimiento del deber y de la responsabilidad, el sentido social y de
orden, la obediencia respecto a la ley y a la disciplina, la confianza en sí mismo y la
77 Sin Autor, “La Revista en Marly”, El Gráfico I:2 (1910): s.d. 78 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico XI:551 (1921): 104. 79 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico, IX:485-486(1921): 276.
31
independencia, la presencia de espíritu y la fuerza de resolución”80
. Todos valores
burgueses y modernos; parte de una ética industrial con la mira puesta en el futuro y en el
progreso. Características que se podían desarrollar sólo si se estimulaba la creación de
programas educativos acordes con las necesidades de la educación moderna. En el contexto
de un fuerte debate político sobre el futuro de la educación en el que participaron
intelectuales, clases dirigentes y estudiantes, el deporte era un denominador común y un
referente sobre el que se debían sentar las bases del país que progresaba: “El país ha venido
sufriendo desde hace apenas dos lustros escasos una fiebre de renovación en todos los
ramos de la vida pública que hace pensar en días futuros de bienestar para Colombia. Esta
fiebre, este estremecimiento innovador se ha hecho sentir de una manera bien marcada en
todo aquello que se relaciona con el ramo de la educación nacional”81
. La comprensión de
los “síntomas” de la época era necesaria para entender porque: “Ya han pasado los tiempos
en que se hablaba de la cultura física como de una <<cultura de huesos>>. Las autoridades
más famosas de la Pedagogía y de la Medicina y los gobernantes están decididamente a
favor de que se complete la educación por una cultura física, científica y espiritualizada”82
.
El deporte se insertó en los discursos y prácticas de la modernidad que impactaron la
sociedad bogotana entre 1910 y 1930 a través de distintas estrategias, entre las que vale la
pena mencionar: el mundo del trabajo y lo que se llamó “esparcimiento sano”, que no
fueron otra cosa que escenarios y tecnologías de control social para alejar a la masa
trabajadora del “ocio infecundo”. Lugares de dominación en los que había limitado espacio
para la espontaneidad o el simple placer. De igual manera, la influencia del deporte se
sintió en el escenario público, que hasta ese entonces apenas contaba con la iglesia, las
fiestas religiosas, los toros y algunas obras musicales y teatrales como espacios de
sociabilidad, de tal forma que distintos agentes y actores de la ciudad reaccionaron,
debatieron y se preguntaron por su importancia, promoción y futuro. La educación fue uno
de los escenarios de penetración del deporte, el papel de las escuelas y colegios en
transición a la pedagogía moderna, resultó esencial para entender su importancia como
parte de la mentalidad capitalista.
80 Hermann Ermet, “El problema de la educación física en Colombia”, El Gráfico XV:791 (1926): 2088. 81 Silvino Segura, “Observaciones sobre la educación pública”, El Gráfico XVI:822 (1927): 808. 82 Hermann Ermet, “El problema de la…, 2088.
32
2. EL DEPORTE EN BOGOTÁ Y EL DEBATE INTELECTUAL DE LOS AÑOS 20
En este capítulo muestro cómo el deporte hace parte de un debate ideológico mayor sobre
la participación de las mujeres, el espacio urbano, el trabajo y la productividad, la raza, el
nacionalismo y la salud que se presentó en los círculos intelectuales de Bogotá durante los
años 20 y de qué manera su auge contribuyó al proceso de transformación cultural que
experimentó la sociedad capitalina en esos años. Carlos Uribe indica sobre la relación entre
deporte y cultura en los 20: “Incuestionablemente, el deporte es un elemento importante
dentro de la cultura. Y la evolución del deporte es un capítulo señalado de la evolución de
la cultura. Los 20 marcan el inicio de los deportes-espectáculo-de-masas en el país, o por lo
menos una ampliación considerable de la afición por ellos […]”83
. En un principio el
fenómeno estaba relacionado con la élite burguesa capitalista, nacional y extranjera, que fue
la primer capa de la sociedad que desarrolló gusto por las prácticas deportivas. La continua
exposición de los deportes en los medios de comunicación, una mayor visibilidad, hace
pensar que la actividad vivía un auge que no se había experimentado en el pasado con
implicaciones en la lucha por capital social, cultural y económico:
Hasta 1924, la información deportiva es predominantemente clasista, por cuanto los
deportes que se reseñan son los practicados a título exclusivo por las clases altas: golf, tenis,
hípica. Las competencias tienen lugar frecuentemente en el Country Club de Bogotá, y
muchas veces la mayoría de los participantes son norteamericanos o extranjeros de otras
nacionalidades […] sin embargo, en el mismo año de 1924 se empieza a percibir un interés
creciente en competencias deportivas de diversa índole. El triunfo de la selección paraguaya
en las Olimpiadas de París consagra la actualidad del fútbol entre nosotros y pronto se
convertirá en el deporte popular por excelencia. Para él, 1927 es el año de propagación y
1928 el de su auge y prosperidad.84
Los deportes vivieron durante la segunda mitad de la década de 1920 un auge que, asociado
a su discusión dentro de los principales debates ideológicos de la época, dotó a sus
prácticas, consumos y agentes de distintas dimensiones sociales, políticas, económicas y
83 Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia. Ideología y Cultura. (Bogotá: Ediciones Aurora,1985),
41. 84 Carlos Uribe Celis, Los años veinte…,42. Uribe Celis se equivoca, la selección triunfadora en las
Olimpiadas de París fue la uruguaya que venció en el partido final 3-0 a Suiza.
33
culturales que contribuyeron al surgimiento del campo deportivo como espacio autónomo
de la actividad social.
2.1. El papel de las mujeres
En la década de los años 20 un sector de las mujeres colombianas experimentó algunas
bondades del incipiente proceso de secularización que se presentó en el país. Su irrupción
en la vida pública fue de la mano de una compresión social de su capacidad creativa y de
trabajo. Fue una época en la que las mujeres empezaron a acceder a campos
tradicionalmente dominados por los hombres, una realidad que despertó un sinnúmero de
reacciones por parte de sectores de la sociedad que discutieron su impacto en el mundo del
trabajo, la educación y la cultura. Las mujeres ganaban terreno en el ámbito social. Su
visibilidad se ampliaba y el feminismo hacía aparición como elemento de emancipación.
Ese movimiento de “liberación” no estuvo exento de críticas: “Y no es solamente en el
campo intelectual en donde las mujeres ganan terreno; es también en el físico y aquel que
creíamos el sexo débil, se convierte en el presente siglo en sexo fuerte, quizá más fuerte que
el masculino. ¿A dónde iremos?”85
.
Durante el decenio estudiado la cultura física se convirtió en un escenario válido para la
actividad de las mujeres. En su desarrollo se conquistó un espacio público que se articuló
con las prácticas deportivas. En un principio la oferta de actividades se restringió a las
clases más favorecidas de la sociedad. Zandra Pedraza presenta la cuestión de género en
relación con el cuerpo y la clase social así:
Antes que los intereses eugenésicos desembocaran en las campañas de los años
treinta y se empezara a tener en cuenta la protección materno-infantil, sólo las mujeres de
las clases más acomodadas tenían la opción de la cultura física. Las cavilaciones de los
higienistas al respecto habían partido del supuesto de que el cuerpo de las mujeres estaba
definido por su debilidad e irritabilidad innatas. Tal era el dictamen del pensamiento médico
de la época y la incipiente ginecología, con cuyos argumentos se componían categorías
científicas explicativas de las diferencias entre los sexos. 86
85 Sin autor, “Deportes”, El Gráfico XIV:682 (1924): 9. 86 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…,228.
34
Como menciona Pedraza, solo un sector de la mujeres colombianas, las de las clases
“directoras”, tenían las posibilidad de aprovechar “adecuadamente” el tiempo usándolo
para promover la cultura física y los deportes: “¿Saben ustedes por qué a las ricas se les
suele llamar <<clases directoras>>? Porque tienen el deber de estudiar el camino, para
guiar a los que, obligados a ganarse la vida, no tienen tiempo de aprenderlo. Ustedes tienen
tiempo: el tiempo es un tesoro; pero no de ustedes, de la patria!”87
. Fue esa posibilidad de
usar el “tiempo” con total libertad, sumado a un mayor capital cultural para comprender los
“beneficios” físicos y “espirituales” de la “cultura corporal”, lo que permitió que en los
distintos clubes sociales de la ciudad las mujeres de las élites participaran notablemente de
distintas actividades deportivas. Una mayor compresión de lo anterior, se puede encontrar
en Bourdieu quien dice sobre la distribución de las prácticas deportivas en las clases
sociales que:
Basta en todo caso con tener conciencia de que las variaciones de las prácticas
deportivas según las clases obedecen tanto a las variaciones de la percepción y de la
apreciación de los beneficios, inmediatos o diferidos, que se supone proporcionan, como a
las variaciones de los costes económicos, culturales y también, si puede decirse, corporales
(riesgos más o menos grandes, desgaste físico más o menos importante, etc.), para
comprender en sus grandes líneas la distribución de las prácticas entre las clases y las
diferentes fracciones de clase. Todo ocurre como si la probabilidad de practicar los
diferentes deportes dependiera, en los límites definidos por el capital económico (y cultural)
y por el tiempo libre, de la percepción y de la apreciación de los beneficios y de los costes
intrínsecos y extrínsecos de cada una de las prácticas con arreglo a las disposiciones del
habitus y, con mayor precisión, de la relación con el propio cuerpo que es una de las
dimensiones de aquel.88
Los primeros deportes que practicaron las mujeres en Bogotá fueron tenis y golf que tenían
un carácter elegante y elitista. Desde 1916 esas actividades fueron defendidas por su perfil
distinguido y chic: “El deporte endurece los músculos, suaviza las articulaciones, impide la
nefasta gordura. Es cierto que estropea la piel (entiéndase el verdadero deporte, al aire libre,
practicado en todo tiempo, a la inglesa; el golf, el tennis, el hockey); pero sus dichosas
apasionadas no buscan sino el placer saludable del esfuerzo, y se preocupan poco del aire
fuerte o del viento frío”89
. Otras actividades deportivas más “varoniles” no eran vistas como
deseables para practicantes femeninas: “La mujer no se detiene un momento en su afán de
invadir los dominios masculinos. Posesionada ya del taller y la oficina, dueña de los
87 G. Martinez Sierra, “A las mujeres ricas”, El Gráfico VIII:388 (1918): 300. 88 Pierre Bourdieu, La distinción…, 209. 89 Francette, “El footing, el golf, el skating”, Cromos I:10 (1916): 159.
35
secretos de la ciencia y del arte, va en persecución de su rival hasta donde nadie lo pudo
imaginar”90
, decía Patria al comentar críticamente una fotografía en la que dos mujeres
subían al ring a transarse en un “Match” de boxeo, deporte típicamente calificado como de
hombres. El deporte es considerado aún hoy, un territorio sexuado en el que hombres y
mujeres distribuyen su práctica de manera desigual: “Mostrar o ejercer fuerza, entregarse a
un combate, asestar o recibir golpes, asumir riesgos físicos, son otros tantos atributos que
las mujeres parecen no poder hacer suyos, puesto que pertenecen a la masculinidad”91
.
Aunque no fue exclusiva de los deportes, una de las críticas más comunes sobre la
presencia de las mujeres en éstas prácticas sociales giró en torno a su participación en
actividades consideradas “masculinas” por que “desfeminizaban” el sexo y las despojaba de
algunas de sus cualidades innatas como la prudencia, la suavidad y el decoro. Esa visión,
que era compartida por un sector conservador de la sociedad, condenó a las mujeres que
intentaban igualarse a los hombres. Era un cuestión de pudor: “[…] es ya evidente que las
mujeres exceden los limites de la lógica en materia de gimnasia y deportes, y se adentran en
el campo masculino, abandonando su encantadora posición en el mundo”92
. Patria decía
que las mujeres eran más “emocionales” y que cuando se entregaban al entrenamiento
físico y profesional corrían el riesgo de “engolfarse en menesteres ajenos a su
idiosincrasia”93
.
La deportista colombiana Rubi Gutiérrez escribió en 1923, especialmente para la revista El
Gráfico y desde Nueva York, un artículo en el que sintetizó la discusión sobre la
participación de las mujeres en deportes típicamente masculinos: “Los <<sports>> son
factores necesarios al desarrollo físico perfecto de mujeres y hombres; pero estos
<<sports>> deben ser seleccionados en cada caso para que den resultados racionales”94
.
Para Gutiérrez “natura dotó” a las mujeres de una sensibilidad especial que no se podía
contradecir mediante la práctica de deportes “masculinos”:
90 Sin autor, “La mujer sube al ring”, Patria. Revista de ideas III:69 (1925): 27. 91 Catherine Louveau, “Cuerpos socialmente deseables”, en Deportes – selección de artículos de Le Monde
diplomatique, ed. Víctor Hugo de la Fuente (Santiago de Chile: Aún creemos en los sueños, 2004), 33-39. 92 Sin autor, “Los deportes y la espiritualidad”, Patria. Revista de ideas III:63 (1925): 20. 93 Sin autor, “Los deportes y la espiritualidad”, Patria. Revista de ideas III:63 (1925): 20. 94 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre „sport‟ ”, El Gráfico XIII:644 (1923): 702.
36
¿Qué objeto tendría yo al pretender ser boxeadora dada mi condición de mujer, si
Natura me negó el atributo de la fuerza bruta con que dotó al hombre? Aún suponiendo en
la mujer fuerza física suficiente para ser un Jack Dempsey, ¿agregaría el boxeo alguna
ventaja a las atribuciones que la mujer tiene como hija, como esposa o como madre? ¿Es
compatible este <<sport>> brutal con esos delicados atributos? En mi concepto, no; nunca.
No he sido, no soy ni seré boxeadora, y creo que las mujeres latinas, casi en su totalidad
piensan como yo. 95
Si bien para Gutiérrez el boxeo no era un deporte “ideal” de las mujeres latinas, otras
prácticas eran deseables por su capacidad de desarrollar las más íntimas cualidades
femeninas. El tenis, el ciclismo, la equitación, la natación y el baile eran ejercicios validos
puesto que estimulaban la “delicadeza moral” de la mujer:
Y el baile…el baile es, en mi concepto, el mejor de todos los <<sports>>; ejercita
moderadamente el cuerpo, da elegancia y majestad a los movimientos, fomenta la cultura
social, aguza la inteligencia con el intercambio de ideas entre los individuos de uno y otro
sexo: modifica la frivolidad bien entendida y necesaria, de la cual toda mujer debe poseer
una pequeña dosis, como antídoto o lenitivo para las realidades de la vida.96
La práctica regular de estas actividades lograría superar el prejuicio “arraigado” entre los
suramericanos que enfrentaba la práctica de cualquier deporte a los valores femeninos: “En
resumen: los <<sports>> compatibles con la fisiología femenina no sólo son útiles, sino que
son factores principalísimos y necesarios para la educación física de la mujer y su
desarrollo intelectual. Los <<sports>> brutales como el boxeo, etc., no se han hecho para la
mujer; son sencillamente ejercicios <<contra natura>>”97
.
La articulista de la Revista El Gráfico conocida como Filina consignó con gran optimismo,
en uno de sus artículos sobre la mujer y el hogar, el avance de los deportes en Suramérica.
Crítica de la visión que señalaba la práctica de los deportes como una entretención
exclusiva de las mujeres sajonas, celebró la manera como en el Perú, una nación “igual a
nosotros en raza”, se intensificaba la práctica del atletismo y el voleibol: “Hasta hoy se
creía en Bogotá que la mujer deportiva sólo se daba entre razas distintas a la nuestra.
Sacando el tennis, y últimamente el golf, los juegos de ejercicio estaban en la mente de las
colombianas, reservados a los hombres, y las informaciones publicadas principalmente en
EL GRAFICO sobre muchachas aficionadas a tales juegos, parecían rarezas de gentes
95 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre…, 702. 96 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre…, 702. 97 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre…, 703.
37
excéntricas, cuando no cuentos curiosos o exagerados”98
. El eco de practicantes “iguales” a
las mujeres colombianas en raza, tradiciones, “concepto de vida” e idioma, le pareció
fundamental para “aspirar” al desarrollo de una “mujer [que] aspira a ser integral, es decir,
a cultivar el entendimiento, el sentimiento, y el cuerpo”99
.
Filina consideró que el papel de la mujer en la práctica deportiva no había sido “bien
definido” porque era comúnmente presentado entre extremos antagónicos. Por una lado
estaban los que con “exageración” consideraban que las mujeres debían desarrollar sus
fuerzas físicas de la misma forma que los hombres y, por el otro lado, estaban quienes
clamaban contra las “deformaciones” que los ejercicios “violentos” introducían en la
delicada contextura femenina. Ella proponía una solución intermedia:
Al hablar de la mujer atleta, como representación del ideal en materia de educación
física, no debe pensarse en una gigantona, capaz de las más descomunales proezas, con un
par de brazos nervudos como los de un púgil, unas piernas llenas de protuberancias, un
tórax que parezca un mapa en relieve. Pero huyendo de semejante monstruo, tampoco hay
que caer en la triste languidez de las niñas pálidas, delgaduchas, enclenques, de ojos
moribundos, mejillas transparentes, y otras boberías de esta clase, so pretexto de defender la
dulce feminidad de la mujer.100
Los deportes femeninos debían ser aquellos en los que el cuerpo se agitara de “manera
armoniosa” y sin peligros: “Precisamente porque creo que la más subyugante manifestación
de vuestro encanto mujeril es la salud, el color de la vida, la flexibilidad del cuerpo, la
frescura de las carnes, la perfección de las líneas, la armonía de las formas, por eso os
recomiendo el ejercicio físico al aire libre”101
.
La participación de las mujeres en actividades deportivas generaba comparaciones
constantes con los Estados Unidos. Por ese entonces sectores intelectuales del país
discutían la hegemonía del país del norte como dominador de la política del hemisferio.
Luego de la etapa de antiamericanismo que despertó la perdida de Panamá, los letrados
lamentaban la continua pérdida de los valores latinos frente a los anglosajones. Dice El
Grafico con respecto a las deportistas estadounidenses: “Cada día nos da cuenta de lo que
98 Filina, “La mujer y el atletismo”, El Gráfico XV:703 (1924): 19. 99 Filina, “La mujer y…, 19. 100 Filina, “La mujer y…, 19. 101 Filina, “La mujer y…, 19.
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hacen las mujeres en los Estados Unidos y cada vez es mayor el asombro nuestro al pensar
en el avance conquistador del bello sexo. Las mujeres invaden todos los campos de la
actividad humana; se tornan parlamentarias, estadistas, negociantes, y nosotros – latinos de
los trópicos- todavía idealizando a las mujeres y pensando que ellas vinieron al mundo para
cumplir únicamente sacratísimos deberes domésticos, quedamos espantados ante estas
corrientes avasalladoras de feminismo. Así vemos, atónitos, que juegan foot-ball; que
boxean; que luchan y por último, que se entrenan en el difícil arte de la esgrima”102
.
A parte de la discusión que generó la participación de las mujeres en las prácticas
deportivas. Las mujeres fueron definitivas en el surgimiento del campo deportivo en dos
aspectos fundamentales: ser espectadoras de todos los torneos, campeonatos y “juegos
olímpicos” y ser consumidoras de una gran variedad de productos deportivos. En las
fuentes revisadas abundan secciones, anuncios y avisos publicitarios en los que se
promocionan una gran variedad de mercancías para “sport”. Los avisos están acompañados
de información como:
Ofrecemos hoy a nuestras lectoras tres encantadores modelos de sweaters para los
días de sport. Hoy día en que la cultura física ha adquirido una importancia tan esencial en
la vida misma de la mujer, los sports han venido a crear una nueva moda, implantando los
colores claros y las telas ligeras que permiten una mayor agilidad en los movimientos.
Como hay que atender al calor desarrollado por el ejercicio, los vestidos usados para el
juego deben ser lo más ligeros posibles, pero los sweaters deben ser de lana o de alguna otra
materia abrigada, ya que ellos están llamados a proteger el cuerpo después del ejercicio.103
La discusión sobre el papel de las mujeres en las prácticas deportivas permite sugerir que el
deporte empezó por estos años a surgir como un campo autónomo de la vida social. Las
mujeres, que en otros espacios sociales veían restringida su actividad, debido a la
continuidad de patrones culturales religiosos y el avance lento del proceso de
secularización, encontraron en el deporte un espacio en el cuál desarrollaron regularmente
actividades públicas. Aunque restringido a las élites, a las clases dirigentes y la pequeña
burguesía, las prácticas y los consumos deportivos mostrados anteriormente, son un buen
ejemplo de la manera como las mujeres contribuyeron al avance de los deportes modernos
en la ciudad.
102 Sin autor, “Deportes”, El Gráfico XIV:682 (1924): 9. 103 Sin autor, “Sweaters de sport”, Patria. Revista de ideas I:19 (1925): 23.
39
2.2. Deporte y espacios urbanos
Es durante la década de los 20 que los espacios urbanos para la recreación y la movilidad
emergieron como lugar de interacción social104
. Su conexión con el deporte se articuló en
clubes y campos deportivos como escenarios de relación entre público y practicantes: “Los
campos de deporte invitan con su risueña verdura al olvido de las inquietudes ciudadanas, a
la desinteresada contemplación de la naturaleza, a una sana emulación, a un alto orgullo
que no se realizan infiriéndole heridas al contendor, sino arrebatándole la victoria por la
exaltación de la destreza, del valor y de la agilidad”105
. El deporte era visto como un
ejercicio para estimular la mente, un vehiculo para agilizar el contacto de los ciudadanos
con su entorno, en últimas, una manera de habituarse a una ciudad en fase de cambio y
transformación.
Los clubes fueron uno de los primeros espacios en los que el gusto moderno se desarrolló.
En un principio lugares exclusivos de la élite, tanto bogotana como extranjera, los clubes
contribuyeron al avance de la mentalidad capitalista. Nacieron por una necesidad de
distinción y diferenciación; en ellos, y alrededor del deporte, se empezaron a reunir las
clases altas y los sectores dirigentes del país: “Las carreras de caballos, la equitación y el
polo eran deportes asociados con la fundación de clubes exclusivos para los criollos más
ricos: el Club del Comercio en 1843, el Gun Club en 1882 y el Jockey Club en 1902. Al
hipódromo de Bogotá –Construido en el exclusivo sector de Teusaquillo, en un terrero
aledaño al ya desaparecido almacén “Sears” del barrio Galerías- asistía todos los domingos
la crema y nata de la aristocracia bogotana”106.
Por esa época también se fundaron el Anglo-American Club -dedicado al golf-, La
Magdalena Sport Club -fundado en 1924 y dedicado principalmente al tenis y la hípica-, El
104 “Para mediados de los años veinte los espectáculos deportivos; el baile, los paseos turísticos, el cine y los
carnavales se habían posicionado en Bogotá como actividades de entretenimiento masivo. Desde luego que
las diversiones públicas eran algo ya conocido en Bogotá desde antaño, pero estas se enmarcaban en una
sociedad cuyos tiempos venían dictados por los ritmos del campo, de la hacienda y de la iglesia. Una vida
relativamente quieta y rutinizada, que apenas era interrumpida por las fiestas patrias y religiosas, las corridas
de toros y las verbenas populares. De vez en cuando algún baile, algún paseo, alguna serenata, alguna tertulia,
ponían en suspenso los ritmos normales de una vida en la que el trabajo productivo ocupaba una posición
apenas marginal en la vida de sus habitantes.” Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 228. 105 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17. 106 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 231.
40
Polo Club -primer lugar en el que se practicaron deportes como el polo, la hípica y el tenis-,
el Paper Chase Club, el América Sport Club y el Campo de la Merced, un lugar donde se
realizaban actividades lúdicas y deportivas, como el fútbol, la hípica, las revistas aéreas y
automovilísticas107
. Parece ser que la construcción del campo de la entretención fue, al
menos en principio, resultado de la necesidad de movimiento por parte de la élites. Son
ellas las que constituyeron un escenario en el cual, los lugares y espacios urbanos para la
diversión “legítima”, el movimiento y la práctica deportiva, empezaron a ser parte
fundamental del paisaje urbano y su cultura:
El Polo Club rayó a grande altura, como que es uno de los centros en que la cultura
bogotana tiene su mejor representación. En el atrio de Las Nieves fueron situadas bajo los
elegantes pabellones del Polo las principales autoridades, el Cuerpo Diplomático, las damas
invitadas y las delegaciones departamentales que iban a ofrecer coronas. El Ejército
formaba largas calles de honor. El Presidente González Valencia llegó escoltado por los
ginetes (sic) de la Escuela Militar y por los simpáticos clubmen que lucían a caballo su
vistoso uniforme sportivo. 108
El Polo llamado por sus socios “principal escenario deportivo del país”, fue el primer lugar
en el que se practicaron organizadamente deportes como polo, hípica y tenis, éste último,
desde una etapa muy temprana, practicado por mujeres y hombres. Se disputaban copas que
tenían trascendencia social, incluso los trofeos a los ganadores los entregaba el Presidente
de la república109
. El club participaba en escenarios de la política nacional; de hecho su
director, Emilio Cuervo Márquez, en un discurso con motivo de la donación de una estatua
hecha para la ciudad dijo:
Por hermoso contraste, que enaltece a la distinguida entidad que me ha honrado con
su representación en este acto, es el Polo Club de Bogotá, primer centro de sport de
Colombia, el que levanta una estatua a un hombre de pensamiento. Ni él empuña la espada,
ni su frente ostenta los laureles de sangrientas victorias. Las generaciones futuras se
descubrirán reverentes ante ésta magnífica obra de arte. Ella simboliza lo que es aurora y
lumbre, incendio de almas y germinar de soles: la idea! He dicho.110
107 Bogotá no era la única ciudad del país que vivía el fenómeno de la fundación de clubes deportivos. En
Cúcuta existía el Club Deportista: “Cada día se generaliza más, afortunadamente, la afición a los deportes en
todas las ciudades del país; la fotografía muestra la junta directiva y secciones de foot-ball, tennis, baseball y
ciclismo del Club Deportista de Cúcuta.” Sin autor, “Los deportes en Cúcuta”, El Gráfico, VIII:376 (1917):
s.d. Barranquilla, Mariquita con el Railway y Ropway Golf & Country Club y Medellín con el Club de Golf. 108 Sin autor, “Sucesos de la semana”, El Gráfico I:4 (1910): s.d. 109 “Ante la numerosa concurrencia, el domingo último tuvo lugar el juego final del torneo de Tennis de 1910.
El match de las señoritas fue jugado por las señoritas Julia e Inés Uribe Brigard. Venció la última. El señor
Presidente de la República entregó el premio correspondiente.” Sin autor, “En El Polo Club”, El Gráfico II:20
(1910): s.d. 110 Emilio Cuervo Márquez, “Discurso en nombre del Polo Club de Bogotá”, El Gráfico I:3 (1910): s.d.
41
Los del Polo Club se enfrentaban a otros competidores en distintos eventos deportivos
como partidos de fútbol contra la escuela militar, o partidas de tenis contra miembros del
Tiro Club. De igual manera, los miembros del ejército celebraban encuentros con los
miembros de los clubes en disciplinas como tiro o hípica. Los encuentros se realizaban en
el “ground” de La Magdalena, el escenario más importante para la práctica deportiva
durante esos años: “Para decidir el campeonato de la “Copa Stronge” el Polo Club de
Bogotá organizó el domingo pasado una bella fiesta en el ground de La Magdalena, en
honor de las misiones especiales para la transmisión del mando. En las fotografías: tres
aspectos de la concurrencia y panorama durante el elegante té, servido en el ground de
tennis”111
. En los “festejos” realizados en el Campo de la Magdalena, participaba lo más
“exclusivo” de la incipiente clase alta bogotana, incluidos los “ministros”, es decir
embajadores de las distintas misiones diplomáticas estacionadas en Colombia. Dice El
Gráfico: “El domingo llevóse a cabo en el ground de la Magdalena con gran animación la
partida final para adjudicación de la Copa Stronge. En las fotografías aparecen: arriba los
jugadores: en el centro una instantánea durante la partida y abajo la Señora Urquhart,
esposa del Sr. Encargado de Inglaterra, entregando la copa a los vencedores, Sres, de la
Torre, Valenzuela, Santamaría y Samper.”112
Otro de los escenarios de sociabilidad de notable importancia en esos años fue el Country
Club de Bogotá, fundado en 1917 por Joaquín Samper, y que desde su constitución fue
escenario de reunión de sectores elitistas de la sociedad. Nos dice Patria sobre su fundador:
“Es don Joaquín Samper uno de los hombres más ocupados de la ciudad. A su cargo, bajo
su dirección están empresas de enorme volumen. La Empresa Eléctrica, una de ellas, da
idea de la importancia de los negocios que lo ocupan”113
. Samper era el encargado de
dirigir los destinos del club y tenía como meta el progreso, el avance y el
perfeccionamiento de las prácticas allí realizadas: “No se le escapa un detalle que pueda
influir en el progreso del Country y del golf en sí. Gracias a eso todos alaban la hora en que
se le puso a la cabeza del club y esperan y confían en que allí se quede muchos años en la
111 Sin autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:428 (1918): s.d. 112 Sin autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:456 (1919): 56. 113 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:2 (1924): 17.
42
seguridad de que con él, día por día el Real y antiguo juego [el golf] progresará
inconteniblemente en esta ciudad”114
.
Alrededor del golf, empezó a construirse una afición deportiva que involucró a varios de
los más destacados protagonistas de la vida social bogotana. Desde su sede original,
ubicada en la calle 53, el Country se convirtió en el Club más exclusivo de la ciudad basado
en la promoción de la práctica del deporte de los palos:
Cada día, afortunadamente, se acentúa entre nosotros el gusto por los deportes al
aire libre, de tan benéficos resultados para quienes los practican. Últimamente se ha
desarrollado la afición por el golf (el juego predilecto del Presidente Wilson) y hoy son
muchas las personas, damas y caballeros, que dedican algunos ratos a tan atrayente y
saludable juego. Agrupamos en esta página algunas instantáneas tomadas en estos días en el
ground del Country Club, donde se han jugado interesantísimas partidas.115
Muchos personajes de la élite bogotana empezaron a ser reconocidos por su afición al golf,
un ejemplo excelente de lo anterior es el de Alfonso Villegas Restrepo, destacado periodista
de la época que, entre otros cargos, ocupó la dirección del periódico El Tiempo, del que
fuera fundador. En celebración de su afición, Ricardo Rendón le realizó una caricatura que
El Gráfico reseñó como: “Alfonso Villegas Restrepo- Quien ha demostrado que es tan hábil
114 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:2 (1924): 17. 115 Sin autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico CLVIII:471 (1919): 166.
43
en los deportes físicos como en las labores de prensa. Vencedor de un match de golf, ganó
la copa <<Enrique Reyes>> y fue obsequiado por diversos grupos de amigos con
espléndidos banquetes”116
.
Dentro de los espacios de sociabilidad que adquirieron mayor importancia, y en los que se
desarrolló una cierta demanda social a favor de los espectáculos deportivos, debe
mencionarse a los grounds de la Merced y de la Magdalena; que aparte de cumplir su
función principal como hipódromos, eran utilizados para practicar otros deportes como el
fútbol. Las carreras de caballos no eran una novedad en Bogotá, de hecho existían desde la
colonia; en cambio sí era novedoso que alrededor de ellas se racionalizaran y sofisticaran
reglamentos, asociaciones, consumos, agentes y prácticas de una manera burocrática y
organizada.
La racionalización de las prácticas deportivas implicó el desarrollo de una transformación
en el paisaje urbano; el hipódromo y la construcción del parque Luna Park impulsaron el
avance de los deportes organizados en la ciudad:
116 Ricardo Rendón, “Alfonso Villegas Restrepo”, El Gráfico XLVII:466 (1919): 123.
44
Bogotá, la urbe melancólica y grave, tan falta de sitios de diversión, contará muy
pronto con uno muy elegante, “Luna Park” el extenso y hermoso parque de recreo que
actualmente construye la compañía de desarrollo urbano en la parte sur de la ciudad, y en el
cual habrá campos especiales para “foot-ball”, “Tenis,” “Polo,” etc., fuera de un pintoresco
lago para el deporte del remo. 117
El lugar no sólo servía para la práctica de los deportes, también se convirtió en un espacio
para la celebración y la diversión. El 20 de julio de 1921, en sus instalaciones, se desarrolló
la fiesta de Independencia, con una batalla de flores patrocinada por la compañía de
desarrollo urbano, en ella participaron carruajes adornados y carros particulares: “Más de
ochenta automóviles y coches tomaron parte en el concurso abierto por los organizadores
de la batalla de las flores para premiar al vehiculo mejor adornado. El numeroso y selecto
público que asistió a la fiesta aplaudió entusiasmado los elegantísimos arreglos de los
vehículos”118
. Bourdieu indica que el desarrollo de “los gustos” tiene que ver con la
existencia de bienes que se pueden clasificar entre “bonitos” y “feos” o “exclusivos” y
“Vulgares”, y que al mismo tiempo sirvan como clasificantes y jerarquizantes119
. Para el
caso del Luna Park, el bien antecedió al gusto, que es en general lo que ocurre:
Así, comprender los gustos, hacer la sociología de lo que tiene la gente, de sus
propiedades y de sus prácticas, es conocer las condiciones en las cuales se producen los
objetos que se ofrecen, por un lado, y por otro, las condiciones en las que se producen los
consumidores. Así, para entender los deportes que la gente practica, hay que conocer sus
disposiciones, pero también la oferta, que es producto de invenciones históricas. Esto
significa que en otra situación de la oferta el mismo gusto habría podido expresarse
fenoménicamente con prácticas muy diferentes aunque fueran equivalentes desde el punto
de vista estructural.120
Las temporadas de carreras hípicas que se realizaban en febrero y en agosto, eran un
espacio de reunión de espectadores, practicantes y aficionados: “Varias instantáneas
tomadas en las carreras del domingo con las que se inicia la nueva temporada que promete
ser muy atrayente. El público salió muy satisfecho y la fiesta resultó de una elegancia y
aristocracia extraordinaria”121
. Tal era el lucimiento y la elegancia que se respiraba en el
“evento social” que era posible usar metáforas hípicas para cortejar:
117 Sin autor, “Notas gráficas”, El Gráfico LIV:542 (1921): s.d. 118 Sin autor, “La batalla de flores”, El Gráfico XI:560 (1921): 152. 119 Pierre Bourdieu, “La metamorfosis de los gustos”, Sociología y cultura (México, D.F.:Grijalbo,1990), 181. 120 Pierre Bourdieu, “La metamorfosis…, 186. 121 Sin autor, “Notas gráficas: Las carreras del domingo”, El Gráfico LII:515 (1920): 233.
45
EN LAS CARRERAS
(A Dulcinea del Hipódromo)
Por el hípico afán estremecida
treme la tierra, y tú, bella señora,
vibras, cuando pareja pifiadota
parte, en pos del laurel, a lid reñida.
Al afanoso ritmo de la brida
muévese tu ansiedad y al potro implora…
Todo en la tarde cálida y sonora
Alienta en sacra plenitud de vida.
¡Cómo en fervor enciéndese el torneo
ante la palidez de tu semblante!
Mas ya la lid frenética no veo
Ni ayuda a la carrera mi deseo,
Pues aunque mi corcel llegue triunfante
Tuya será su gloria y su trofeo.122
Los clubes , hipódromos y campos deportivos fueron un escenario prioritario para el avance
de los deportes y el surgimiento del campo deportivo en la ciudad. La necesidad de
movimiento, la cinética y la velocidad sumados a la racionalización de las prácticas
deportivas convirtió a la “diversión de las élites” en los campos de “sport” en algo mucho
más complejo; un incipiente escenario de confrontación entre agentes. Un campo en el que
empezaba a gestarse un espacio de competencia y distinción social.
2.3. Deporte, trabajo y productividad
La tercera faceta importante del deporte durante los años 20 es la asociada a la economía y
la productividad. En especial de los sectores obreros y trabajadores. El trabajo asalariado
urbano impactó las dinámicas sociales de la ciudad. La fábrica se convirtió en un escenario
de control de los cuerpos. El deporte debía servir para alejar a las masas de trabajadores de
los perjudiciales “vicios”:
Pero con el nacimiento del trabajo asalariado se hizo evidente la necesidad de
adaptar los espectáculos deportivos a la estructura capitalista. El deporte podía servir como
elemento importante de una tecnología de gobierno dirigida hacia el disciplinamiento de los
cuerpos, sobre todo de los obreros y de la emergente clase media urbana. Tal vez los valores
del fair play podían servir ahora como práctica educativa de las masas, evitando que los
obreros emplearan su tiempo libre en la holgazanería o en el consumo de chicha, al mismo
122 Alfonso Quijano, “En las carreras”, El Gráfico IL:493 (1919): 276.
46
tiempo que se capacitaba a los más jóvenes en las reglas de la “sana competencia” que
demanda la economía de mercado.123
Aunque en general se puede pensar que los discursos del trabajo moderno lograban
consenso, no todos los sectores sociales compartían una visión optimista con respecto al
mismo124
. En algunos casos, había desacuerdo frente a la visión que presentaba el trabajo
urbano como la salvación de los hombres y el camino seguro al progreso y desarrollo.
Patria, compartía la visión de algunos miembros de la sociedad conservadora, pensaba que
el trabajo en la fábrica estaba lleno de miserias melancólicas y que provocaba
“aturdimiento”:
Hay una evidente confusión en lo que llamamos actividad del hombre. Por todas
partes encontramos movimiento, prisa, pero no quiere decir que se encierra en estos actos lo
que la vida exige. […] Las urbes producen, además del desgaste nervioso, aturdimiento; en
el ajetreo de la absorbente ciudad se pierde el animo y las pasiones se inflaman. Los que se
suponen de una envergadura perfecta, triunfante de todo, no son más que aturdidos y
agitados. La política, el amor, la riqueza, la gloria engendran en el aturdimiento y en la
barahúnda. Por eso, cuando se sale de las multitudes urbanas al silencio de los campos el yo
recobra su imperio. El trabajo de la ciudad es como un trasegar mecánico, rudo y cruel;
nadie hallará en su orbita, ni alegría, ni retozo; por él la humanidad no alcanzó jamás
conquistas magnas.125
La nueva dinámica del capitalismo burgués redimensionó el papel de sectores excluidos,
dándoles otro carácter y otra identidad asociada al trabajo en la fábrica. Los obreros eran
ciudadanos con necesidades novedosas. Para poder trabajar adecuadamente había que
tomarse horas de descanso apropiadas. La “vida sana” era un eslabón más de la “cadena
productiva”. Patria, en su sección sobre cultura física126
, decía: “Cuando el cuerpo está
desfallecido, cansado y perezoso debe tenerse en cuenta que éstos son los primeros
síntomas del envenenamiento orgánico. Es que la sangre está viciada y ya no contiene los
123 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 232. 124 El trabajo no fue el único tema de discusión y debate público. Muchas cuestiones de la vida nacional se
discutían, lo que era comprendido como parte del proceso de dinamismo y cambio de la sociedad: “El
dinamismo actual está produciendo choques inevitables. En el mundo entero y en todo orden de
manifestaciones se están enfrentando las modalidades nuevas a las instituciones viejas Qué será de un país
como el nuestro en donde están éstas consagradas con el prestigio de la vejez. Ya que estos conflictos son
inevitables, que no son sino una manifestación natural, considérese con reflexión, con serenidad; resuélvanse
con equidad; a cada cual lo suyo. Así contemplados, lejos de ser un mal, generan en bien: el incalculable del
avance. Lo esencial es resolverlos en el sentido más acorde con lo que el país necesita, con lo que tienda a su
mejoramiento.” G.J. Rodríguez, “Por los estudiantes”, El Gráfico LIV:535 (1922): s.d. 125 Sin autor, “El hombre deportista”, Patria. Revista de ideas III:56 (1925): 24. 126 Una sección dedicada, entre otras cosas, a presentar ejercicios de “gimnasia femenina”, consejos sobre
alimentación, actividad física y salud.
47
elementos necesarios para mantener vivo el espíritu y alimentar el vigor y la energía del
cuerpo. Trabajar en estas condiciones viene a ser un verdadero sacrificio”127
. Una expiación
para la que los obreros se debían preparar en cuerpo y espíritu: “No hay función más
interesante para el progreso, que el descanso”128
.
El desarrollo y el progreso económico estaban relacionados con el aporte de las clases
proletarias y obreras. Las obras sociales para los trabajadores, la construcción de barrios
obreros, la regularización de las horas de trabajo, el mejoramiento de la vida material y la
educación eran motivo de preocupación para algunos sectores dominantes:
Al mejoramiento de la vida material del obrero, conseguida con la dotación de
habitaciones sanas, con la elevación equitativa de los salarios, con la humanitaria
disminución de las horas de trabajo, es preciso que corresponda un armónico desarrollo de
sus capacidades que le permite no solamente aprovechar éstas hasta el máximo de eficacia,
sino hacer para el patrón más productiva su labor uniendo en uno solo, intereses que
siempre han debido marchar paralelamente.129
La eficacia era un elemento fundamental. Las visiones sobre los trabajadores giraban sobre
la idea del “mejoramiento” de la capacidad productiva. Solo cuando se estaba en plenitud
de condiciones, y se disfrutaba de una calidad de vida superior, se podía trabajar de una
forma adecuada, es decir, rendir: “Creo que el reposo no merece tal nombre ni produce sus
efectos, sino cuando va del trabajo a la distracción, al juego, al deporte, a un movimiento
sin finalidad práctica, que no sea de manera alguna obligatorio, y que podamos suspenderlo
en cualquier instante”130
. Casi simbiosis, la relación entre descanso y productividad, estaba
mediada por la eficacia de las estrategias y tecnologías de gobierno. Para tener buenos
obreros había que darles, al menos en teoría, la mejor calidad de vida posible.
La relación con el trabajo es un ejemplo de la forma en que la clases dirigentes de la
ciudad, aceptaron el deporte como un mecanismo apropiado para mejorar la vida de los
obreros. Mediante el desarrollo de actividades físicas y espacios “adecuados” para la
recreación, se podía, al menos en teoría, fortalecer el proceso productivo de las nacientes
fábricas urbanas.
127 Sin autor, “Cultura física”, Patria. Revista de ideas II:52 (1925): 14. 128 Armando Solano, “El descanso anual”, Patria. Revista de ideas III:55 (1925): 19. 129 Jack, “Por los obreros”, El Gráfico XIV:669 (1922): s.d. 130 Armando Solano, “El descanso anual”, Patria. Revista de ideas III:55 (1925): s.d.
48
2.4. Deporte, raza y nacionalismo.
La cuarta dimensión del deporte en los años 20, es la que se establece en conexión con los
debates sobre la raza y la nacionalidad. A menudo los intelectuales que hablaban sobre el
deporte lo hacían refiriéndose a estos dos aspectos. Solano, sobre la raza, dice: “Los
deportes embellecerán nuestras razas, agotadas por la inacción, deprimidas por el
raquitismo, agobiadas por una adiposidad antiestética. Las colonias extranjeras y una parte
numerosa de nuestra mejor sociedad, frecuentan asiduamente los terrenos deportivos y
encuentran allí un sitio de ameno y útil compañerismo”131
. El debate sobre la raza era
central en la época, no sólo en los círculos intelectuales, sino también en los políticos y en
los médicos en los que la discusión sobre el mejoramiento de la raza estaba vigente y
atravesaba la mayoría de las discusiones. El campo intelectual fue escenario privilegiado de
esa disputa. En ese momento había al menos dos clases de discursos diferentes sobre el
tema. Un sector de la intelectualidad que incluía a personajes como Laureano Gómez,
Miguel Jiménez López, Aquilino Villegas, Carlos E. Restrepo, Luis López de Mesa, Jorge
Eliécer Gaitán y Armando Solano sostenía que la “degeneración racial” era la principal
causa que explicaba el “atraso” de la sociedad. Por otra parte, había quienes no compartían
esa idea: “No todos compartían el mismo concepto. Un articulista de El Gráfico invertía el
argumento: la pobreza no era el resultado de las deficiencias raciales; por el contrario, era
ella la <<causa de las causas de toda degeneración y de todo decaimiento>>”132
.
El deporte se prestaba para promulgar la unión de las razas y los pueblos pero también para
estimular las diferencias entre ellos. Patria, al comentar una competencia de baile de
resistencia, decía con respecto a la diferencia entre los pueblos latinos y los pueblos
anglosajones:
A pesar de que no han escaseado los comentarios sobre el espectáculo lamentable
que hemos tenido y que concluyó con la caritativa intervención de unas almas piadosas, que
hallaron el modo de impedir que cinco parejas de bailarines se suicidaran danzando, vale la
pena dejar constancia de la penosa impresión que produjo en Bogotá, que es por lo menos
una ciudad sentimental, esa fiesta inculta, de pura fortaleza física, que carece del prestigio
de la gracia, de la belleza y de la habilidad. No puede haber armonía, ritmo ni cadencia de
ninguna clase; no puede haber atracción ni deleite espiritual en un trabajo como éste, no
solamente duro sino cruel, no solamente desapacible sino antiestético y grotesco. Para
131 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17. 132 Ricardo Arias, “Los leopardos”…, 163.
49
quienes piensan que esta vieja tesis que algunos sostenemos, acerca de la incompatibilidad
fundamental entre la índole sajona y la de los pueblos de filiación latina más o menos
remota, ahí está, este ejemplo impresionante. El baile de resistencia es un deporte, una
distracción o un negocio de marcada fisonomía norteamericana. En los Estados Unidos el
temple de las almas se juzga por la resistencia a lo monstruo, a lo exagerado, en el mundo
físico. 133
La cita permite ver como Solano presentaba a los pueblos latinos “espirituales” en clara
oposición a los anglosajones que considerada herederos de una tradición basada en la
fuerza, algo que se enfrentaba a “nuestra” raza de una manera física y moralmente
peligrosa134
. Continúa el mismo artículo: “Siéntese el hombre no sajón, es decir, no
contaminado por la manía de lo gigantesco, de lo enorme, como un huésped extraño,
desamparado, en una vasta y fastuosa construcción, hecha para fines mercantiles o para dar
una sensación de fuerza, de riqueza, de poderío, deslumbrante”135
. El pasaje constituye un
ejemplo del carácter puritano, confidencial e íntimo que le atribuía un intelectual
centenarista como Solano a los “ideales” del hombre latino: “El rascacielos no será nunca
nuestro ideal arquitectónico, así como el atleta no será nuestro ideal de hombre”136
.
El toreo, tradicional diversión española con aire colonial, que contaba con una feria urbana
que se realizaba en el mes de mayo, era un espectáculo tradicional de esparcimiento y
entretención. La fiesta brava perdía importancia a principios de la década de los veinte, al
menos en parte, por el desarrollo de otras actividades como el pugilato, las carreras, el tenis
y el fútbol: “Aquí, aun la afición por los toros, que ha sido muy fuerte, que reside en la
sangre misma y ha perdurado a través de muchas vicisitudes, parece estar en inminente
peligro de ser desalojada por la pasión exótica del boxeo”137
. Esa “pérdida” de espectadores
frente a las disciplinas mencionadas, fue vista despectivamente y provocó uno de los
debates más intensos e interesantes en relación con el deporte y la raza:
La corrida de toros es cruel con los animales, pero es brillante; llámase fiesta con
razón: Fiesta española, fiesta nacional. Fiesta del valor es el grito con que la saluda
“Escamillo” en su famosa canción. En cambio del boxeo, en que los luchadores ciertamente
despliegan mucho valor y presencia de ánimo ¿quién se atrevería a decir que es una fiesta?
En los toros el sol, la alegría de la concurrencia, la forma de circular de la plaza, el paseo
133 Armando Solano, “El baile de resistencia” Patria. Revista de ideas II:43 (1925): 19. 134 Ricardo Arias, “Los leopardos”…, 163. 135 Armando Solano, “El baile de resistencia”…, 19. 136 Armando Solano, “El baile de resistencia”…, 19. 137 El Dr. Mirable, “Su excelencia el Musculo”, Cromos XIII:303 (1922): 246.
50
triunfal de la cuadrilla con todos sus adláteres, las vestiduras de los toreros, la elegancia de
las ceremonias, la salida del toro, la gracia de las suertes, los diversos aspectos de la lidia,
descontados los tormentos del animal, son poderosos elementos de belleza que hacen del
conjunto un verdadero juego olímpico lleno de esplendor.138
La fiesta brava, más cercana a la “raza colombiana” por su herencia española, resultaba una
diversión que representaba verdaderamente el espíritu nacional. Era una entretención válida
y no una muestra del “fastidioso extranjerismo”, que era la forma como algunos
intelectuales consideraban al deporte. Ricardo Arias muestra como la llegada de capitales
extranjeros y la perdida de Panamá generaron en sectores intelectuales del país inquietud
por la posible “perdida de identidad” frente a los Estados Unidos, que se reconocía como la
potencia hemisférica pero que era mirado con recelo por su actitud imperialista139
. El
“nacionalismo criollo”, común en la economía, el gobierno y la política exterior, también se
manifestó en el campo deportivo donde algunas prácticas eran comúnmente relacionadas
con la pérdida de las costumbres nacionales. Irónicamente nos dice la revista El Gráfico,
refiriéndose a las airadas protestas que la llegada del toreo despertó en Francia:
Las corridas van a hacer olvidar su hermosa lengua a los franceses, porque ya no
dicen ellos “taureaux sino toros, ni amateurs sino aficionados, y pronto se curarán de
llamar toreadors a los toreros y de exclamar ¡Ollé, ollé! en vez de ¡Olé! al referirse a
España” Desgracia grande que estas cuatro miserables palabras españolas consigan lo que
aún no han logrado match, round, pitch, hit, goal, ready y otros mil terminachos ingleses
importados por los boxeadores y los deportistas, sin hablar de monstruos como stopper,
verbo forjado a la francesa del británico to stop! ¡Oh, el mal que España está causando en el
mundo civilizado es inmenso al infestar a la Francia boxeadora y angliparlante con los toros
y con cuatro palabras castellanas!140
Con ocasión de la tradicional Fiesta de los Estudiantes, realizada en septiembre de 1922,
los cronistas consignaron con una mezcla de altivez y prejuicios la alegría “sonora” del
carnaval y la celebración. Consideraban un ejercicio de “noble caballería” y “excelso”
nacionalismo que los estudiantes dedicaran tiempo a un festejo verdaderamente “patrio” y
138 Sin Autor, “Toros y Boxeo”, El Gráfico XI:565 (1921): 234. 139 “En el continente latinoamericano, la hegemonía norteamericana se hizo sentir en todos los planos,
sustentada, en muchas ocasiones, en una política imperialista. Para los países de la región, Washington se
había convertido en el primer socio comercial y en el principal inversionista, pero presentaba, además, una
gran amenaza: si sentía que sus intereses estaban amenazados, el gobierno norteamericano no dudaba en
recurrir a la “diplomacia del gran garrote” (big stick diplomacy), bajo el amparo de la cual se llevaron a cabo,
sobre todo en la segunda y tercera décadas del siglo XX, numerosas intervenciones en el Caribe, en
Centroamérica y, como ya lo sabían de sobre los colombianos, en Panamá, en la primera década.” Ricardo
Arias, “Los Leopardos”…, 150. 140 Sin autor, “Toros y Boxeo”, El Gráfico XI:565 (1921): 234.
51
lleno de color en una ciudad tan gris como Bogotá. En últimas, era darle un poco de alegría
a la ciudad melancólica mediante el culto al valor típico de la raza latina y la herencia
española, que para el caso específico de esas festividades se expresó mediante el toreo:
Como un culto al valor y a la raza, este año los deportes sajones cedieron su puesto
a las corridas de toros. Nuestra sangre española que gusta dejarse dominar por la atracción
exaltadora de la fiesta cálida y dócilmente cede al ancestral legado de los conquistadores,
gritó con viril ardor en los corazones juveniles y sobre las arenas del circo la tropa
estudiantil demostró que la estirpe gloriosa de los hijos de Santiago de Compostela y
Salamanca, florece vigorosamente en los nietos ultramarinos que saben, como sus abuelos,
lo mismo consumirse en largas vigilias sobre los textos que rondar a las mozas y desafiar
las fieras.141
Una de las discusiones más interesantes que se presentó en la década de los veinte en
relación con el deporte y la raza fue la que generó la pelea por el campeonato mundial de
boxeo entre Jack Dempsey y George Carpentier. Realizada frente a 91 mil personas en el
Boyle’s Thirty Acres de Jersey City, cerca de Nueva York, la pelea fue presentada como
una batalla de “civilizaciones” en ambos lados del Atlántico. El francés Carpentier, que
había sido héroe durante la primera guerra mundial y era calificado por personajes de la
talla de Bernard Shaw como el “más grande boxeador del planeta” cayó derrotado en el
cuarto round. La pelea fue presentada por la revista El Gráfico así:
Lucha de razas, lucha de hombres, lucha de pueblos o afán de lucro, el torneo de
hoy no es en ningún caso una bella manifestación de cultura. Cuan lejos de los nobles
torneos medievales, cuando los caballeros, calada la visera entraban al circo con los labios
florecidos de risas y los ojos encendidos de fuego por una dama cuyo corazón era el único
premio. Ahora los pugilistas de Atlantic City, terminada la lucha, tendrán como sola
recompensa un cheque por unos cuantos miles de dólares. 142
Para la prensa colombiana Dempsey era un “salvaje”, típico representante del gusto y la
estética estadounidense: “Viendo los retratos de los dos contendores, se piensa acaso el
único lecho digno del hombre que lleva en sus espaldas el honor y el prestigio yankis, no
puede ser otro sino una de aquellas amplias sabanas americanas donde el salvajismo
civilizado extirpó traidoramente a los pieles rojas”143
, mientras que Carpentier representaba
lo apolíneo, grácil y gentil de la raza latina: “En cambio Carpentier, el efebo boxeador,
141 Sin autor, “La fiesta de los estudiantes”, El Gráfico XIII:616 (1922): 252. 142 Sin autor, "La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo", El Gráfico XI:557 (1921): 106.
Aunque la mayoría de las fuentes de la época hablan de Atlantic City, la pelea en realidad se realizó en Jersey
City muy cerca de Nueva York. 143 Sin autor, "La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo", El Gráfico XI:557 (1921): 106.
52
podría reposar tranquilamente sus fatigas sobre el regazo de una midinette frágil y
graciosa”144
. La lucha de “razas” era entre el “gallo galo” fino y pulcro, y el “búfalo”
norteamericano tosco y fanfarrón.
Ante la contundente derrota de Carpentier, el boxeador argentino Luis Ángel Firpo se
convirtió en la esperanza de la raza latina. El “toro salvaje” de las pampas, fue el primer
boxeador latinoamericano en pelear por un título mundial el 14 de septiembre de 1923. En
una famosa y controvertida pelea realizada ante 90 mil personas en el Polo Ground de
Nueva York, considerada una de las mejores de la historia, Firpo sacó del ring a Dempsey
quien se recuperó y posteriormente lo noqueó: “El encuentro Dempsey-Firpo, eclipsará el
esplendor que aún queda del match Dempsey-Carpentier, porque será la lucha de dos razas,
impelidas otra vez a chocar, como dos rocas, en la personalidad de sus bruscos
campeones”145
. Como se ve, la batalla de las razas era algo inevitable. El intervencionismo
norteamericano había logrado despertar un furor nacionalista en toda América latina. Firpo
era considerado por los cronistas el “campeón de las razas ibero-americanas”, para los
latinoamericanos que se informaron de la pelea fue motivo de un inmenso orgullo:
<<Salve pujante macho, vigor de primavera>>. Con este verso áureo de Guillermo
Valencia pueden hoy saludar los pueblos de Latino-América a su invicto campeón Luis
Angel Firpo […] ¿Y qué dirán de esto los yankis, los todopoderosos ciudadanos yankis, al
ver caer así, en dolorosa sucesión, sus más esforzados púgiles ante el poder naciente del hijo
de la América Latina? […] Glorioso sería para la América de Colón salir definitivamente
avante en el más sensacional torneo de los tiempos que corren. Ella presentará a la lucha su
noble campeón, ya blasonado por la gloria de sus magníficos triunfos, y con él realizará
sobre el improvisado palenque, quizá el último esfuerzo, el más trascendental de todos, para
arrebatar de manos de la raza sajona el cetro de la fuerza.146
El resultado de la pelea fue publicado por la revista El Gráfico tan sólo un día después, el
15 de septiembre de 1923. Vía “cable” se comunicó a los lectores la derrota del argentino.
Carlos Puyo Delgado sirvió como corresponsal en la pelea, el 6 de octubre de 1923 la
revista publicó su reseña titulada “El encuentro Dempsery – Firpo” en la que resalta una
foto en compañía del “campeón” latinoamericano y una narración muy completa de todos
los pormenores del “match”147
. “The battle of the Century” como la calificó Puyo,
144 Sin autor, "La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo", El Gráfico XI:557 (1921): 106. 145 G.P.C., “Campeonato mundial de boxeo”, El Gráfico XIII:651 (1923): 809. 146 Sin autor, “Panorama mundial”, El Gráfico XII:652 (1923): 823. 147 Carlos Puyo Delgado, “El encuentro Dempsey – Firpo”, El Gráfico XIV:664 (1923): 1020.
53
contribuyó a aumentar el furor por el boxeo que por esos días se encontraba en el apogeo de
su llamado “boom”.
Una de las primeras peleas que se realizó en Bogotá entre el campeón nacional Rafael
Tanco y el norteamericano Benjamin Brewer también provocó manifestaciones de
nacionalismo y reflexiones sobre el carácter de las razas. Personajes como Mario Rivarola
consideraban que “Es un postulado nacional el que la primera y más urgente medida que
debe adoptarse para conjurar el desfallecimiento de nuestra agrupación étnica, es la
fortificación de su organismo por medio de un sistema de educación física que vigorice el
cuerpo y lo haga más apto para la convivencia social”148
. De ahí que la derrota del
“campeón bogotano” fuera recibida con decepción:
El latino siente, el yanqui calcula; el latino idealiza, el yanqui multiplica; el latino
tiene vanidades del corazón y vibraciones tremulentas de los nervios; el yanqui presiente las
consecuencias de la vida y es impasible ante los veleidosos bamboleos de las situaciones; el
latino vive por dentro; el yanqui por fuera; en un alma vibran cuerdas de violoncelo y notas
suaves y tibias de primavera; en la otra, secas resonancias de bombo y ateridas divagaciones
de invierno; dentro de éste palpita Edison con su cortejo de fórmulas físicas, y dentro de
aquél bulle Lamartine con sus fragantes guirnaldas de rosas; aquel organismo espiritual
tiene miras precisas, inequívocas; sus versos son ecuaciones y sus palabras de amor,
puñados de águilas de oro; este otro es optimista, metafísico; sus triunfos llevan un ujier que
es el corazón y van sobre un corcel fugitivo, que es el pensamiento. Aquí hay un alma, allí
un método; aquí palpita la vida en una apoteosis de misticismo y poesía; allí también palpita
pero con turbulencias de gigante y con la exactitud de lo premeditado y de lo consciente.149
La raza fue un tópico fundamental de las discusiones sobre el deporte y su importancia. El
afán de conseguir triunfos que tuvieran “trascendencias de raza” y que sacudieran al país y
el continente del domino estadounidense implicó que, en algunas ocasiones, el deporte
fuera visto como un escenario en el cual la raza latina podía demostrar su valía y
superioridad frente a la sajona. En otras ocasiones, la discusión se planteó en otros
términos; no había necesidad de triunfo, la prioridad era evitar que las “odiosas”
costumbres de los norteamericanos se impusieran a las tradiciones y herencias latina y
española.
148 Mario Rivarola, “Reseña deportiva”, El Gráfico XV:701 (1924): 5. 149 Carlos E. Ortiz, “El triunfo del yanqui”, Cromos XII:282 (1921): 276.
54
2.5. Deporte y salud.
La salud y su relación con el deporte fue motivo de reflexión por parte de periodistas,
intelectuales, comerciantes y médicos. Temas como la educación de los jóvenes y los niños,
la higiene, el cuidado del cuerpo y la belleza son notorios en las publicaciones de la época.
El deporte era exaltado por sus cualidades físicas, higiénicas y morales. En un artículo
titulado “Los deportes y el mal humor”, Patria dice: “Para la juventud no se conoce nada
más sano ni ennoblecedor que el cultivo oportuno de los deportes. Ellos preparan los
cuerpos robustos en que las almas y las mentes del mañana podrán ser también sanas. Así
las sociedades y los pueblos se harán más fuertes y por consiguiente más felices”150
. La
práctica deportiva se presentaba como un elemento fundamental de la nueva vida social, se
hablaba de emulación, de sana competencia, de ideal de juventud:
Es innegable que la afición a los ejercicios corporales reglamentados hábilmente y
practicados con método, mejora el tipo humano. Tienen, además, los deportes, la ventaja de
distraer a los jóvenes en una actuación agradable que les pone al margen de peligros de
orden moral inherentes a la juventud. Pero todas esas consideraciones y ventajas no pueden
justificar el hecho de dar a los bellos ejercicios otra significación que la que tienen, esto es:
la de construir una educación física que estimulada por pundonores puramente deportivos,
contribuya al bien social y no sea en manera alguna motivo de antagonismos violentos o de
enconos lamentables. El encono y la violencia son absolutamente contrarios al sentido y al
espíritu del verdadero deporte, donde la emulación ha de ser un valor armónico.151
Bogotá era una ciudad que aumentaba sus índices de crecimiento demográfico, en
incipiente transformación urbana y con crisis sanitarias difíciles de resolver. Las teorías
médicas indicaban que la mejor manera de vivir era haciéndolo sanamente y para eso había
que usar el descanso y el deporte como forma de cultivar la salud: “Hacer poco ejercicio es
malo; hacer demasiado, también. Cada persona posee una capacidad deportiva que
conviene satisfacer; pero no rebasar, si se aspira a que no se convierta en causa de crueles
dolencias”152
. Para Néstor Forero Morales “el sport” era una práctica común de las
sociedades sanas, las sociedades enfermas, a pesar de todas las bondades de la actividad
muscular no encontrarían en ella ninguna cura:
Se cree que el sport cura a las personas y reforma las razas. Es posible: la moda del
sport ha sacrificado a muchos infelices, para los cuales el atletismo significaba tuberculosis.
150 Sin autor, “Los deportes y el mal humor”, Patria. Revista de ideas III:60 (1925): 27. 151 Sin autor, “Los deportes y…, 27.
152 Sin autor, “La alimentación y el ejercicio”, Patria. Revista de ideas III:72 (1926): 28.
55
Hay casos en los que la higiene mata. La opinión de que los griegos fueron grandes por
hacer gimnasia resulta pueril. Al contrario: hacían gimnasia porque les sobraba vitalidad. La
barra y el disco son para los robustos; la salud individual o colectiva, como la inocencia, no
se recobran nunca del todo, y el sport es una cataplasma poco eficaz para torcer el destino
de los pueblos.153
El deporte era una preocupación de fisiólogos, psicólogos, higienistas y hombres de Estado
que en su labor de mejorar la salud, estimulaban sus prácticas. La “formación de los nervios
y los músculos” necesitaba primero una alimentación sana, saludable y ligera que se sumara
a la práctica de distintos deportes. La industria de la salud y los medicamentos fue la que,
en primera instancia, reconoció la importancia del deporte como vehiculo comercial y
como pedagogía del cuerpo.
A mediados de los años 20, el deporte espectáculo se usó como publicidad para promover
la salud y la vida sana, además de estimular las ventas de alimentos y medicinas154
. Decía
un anuncio de Cafiaspirina de Bayer publicado en Patria: “Hay deportes que exigen hasta
el último átomo de energía. A veces, después de un esfuerzo así, sobrevienen
153 Néstor Forero Morales, “La gloria del sport”, El Gráfico XIII:619 (1922): 302. 154 “La emulación, el estímulo, los grandes premios, los laureles gloriosos, han desarrollado cada vez más las
actividades físicas, hasta llegar a una época como la nuestra, que bien pudiera calificarse de era deportiva.
Para la juventud no se conoce nada más sano ni ennoblecedor que el cultivo oportuno de los deportes. Ellos
preparan los cuerpos robustos en que las almas y las mentes del mañana podrán ser también sanas. Así las
sociedades y los pueblos se harán más fuertes y por consiguiente más felices”. Sin autor, “Los deportes y el
mal humor”, Patria. Revista de ideas III:60 (1925): 27.
56
perturbaciones de la circulación y del sistema nervioso que se traducen en dolor de cabeza,
malestar y agotamiento. Una dosis del admirable „analgésico de los atletas‟ Cafiaspirina es
perfectamente ideal en esos casos” 155
. Varias de las pautas van un poco más allá del
discurso sobre la salud, de tal forma que mencionan la competencia como un valor
fundamental de la práctica deportiva: “En los momentos culminantes de un deporte, el
entusiasmo nos enloquece y el deseo de vencer nos ciega”156
. La victoria del equipo
uruguayo en las Olimpiadas de 1924 fue consignada por la publicidad del „analgésico de los
deportistas‟, así:
El Uruguay sabe lo que es foot-ball porque ganó de gloriosa manera el Campeonato
Mundial, y Alfredo Foglino, considerado allí como la más alta autoridad en cuestión de
deportes, tiene que saber lo que un atleta necesita. Y Foglino ha dicho lo siguiente: -Para
resfriados contraídos en la cancha, no hay nada mejor que la Cafiaspirina Bayer. Tomando
una dosis después del juego, hasta puede evitarlos experimentando al mismo tiempo un
bienestar general.- Además, la Cafiaspirina alivia rápidamente los dolores y el estropeo
normaliza la circulación, devuelve las fuerzas y no afecta el corazón. Por eso se llama -el
analgésico de los atletas-157.
Ese equipo uruguayo marcó un hito en la historia deportiva del continente, fue el primero
en derrotar a las principales potencias europeas en fútbol, un juego que ellos mismos habían
155 “Publicidad de Caifaspirina”, Patria. Revista de ideas II:49 (1925): 26. 156 “Publicidad de Cafiaspirina”, Patria. Revista de ideas III:72 (1926): 29. 157 “Publicidad de Cafiaspirina”, El Gráfico XV:748 (1925): 11.
57
traído a finales del siglo XIX a tierras americanas. La publicidad del laboratorio alemán
consignaba otras actividades y eventos; estos avisos siempre estaban acompañados de
grabados con escenas de los deportes populares del momento y frases para estimular el
cuidado del cuerpo, la salud y la “vida sana”.
La publicidad ayudó a popularizar el deporte moderno durante la década de los 20. La venta
de artículos y productos a través de los avisos en periódicos y revistas, fue una práctica
consuetudinaria de las empresas. La publicidad estaba dirigida a un público amplio y poco
especializado: “La publicidad es, pues, una tecnología que busca afectar las maneras de
sentir con el fin de movilizar las maneras de vivir. Es un gobierno sobre los estilos de
vida”158
. Los discursos de la publicidad contribuyeron a reforzar las visiones sobre el
deporte, el cuerpo y la salud. Estar en forma era la manera de vivir sanamente: Decía la
publicidad del suplemento alimenticio alemán Ovomaltina: “En el football, como en toda
clase de deportes, el <<training>> es la base del éxito. Para la formación de nervios y
músculos no bastan solamente los ejercicios. Hace falta, antes que nada, una alimentación
158 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 197.
58
escogida, saludable, ligera y fácilmente asimilable, para el máximo desenvolvimiento de las
fuerzas físicas y mentales”159
.
La publicidad deja ver que los eventos y las prácticas deportivas estuvieron relacionadas
con la salud, la higiene, la moral y la belleza. Los practicantes y espectadores deportivos
eran agentes dispuestos a participar del ciclo comercial al comprar mercancías diseñadas
por expertos médicos, dietistas e higienistas. Los productos que se vendieron a través del
deporte tuvieron en común la idea del rendimiento, el triunfo, la superación de las
dificultades y la promoción de la higiene, la salud y la “vida sana” como únicas vías para
desarrollar el verdadero espíritu del “hombre moderno”.
159 Sin autor, “Ovamaltina”, El Gráfico, XIX:952 (1929): 1450.
59
3. El DEPORTE, LOS GUSTOS Y EL ESPECTÁCULO.
En la primera parte del capítulo presento la forma cómo el Estado, a través de la ley 80 de
1925, pretendió intervenir en el emergente espacio del campo deportivo, con el objetivo de
estimular sus prácticas para responder de esa manera, a las exigencias sociales que el auge
del deporte impuso. En la segunda parte del capítulo me dedico a explorar la relación entre
el Golf y las élites de Bogotá; el “real y antiguo juego”, como era llamado en los veinte, es
un ejemplo ideal de la forma como el deporte fue escenario de sociabilidad e intercambio
de capitales sociales por parte de las élites. En esa parte muestro cómo se desarrolló el
gusto por el golf y la forma en que su práctica y consumo por parte de las élites y los
extranjeros fue presentada como una signo de diferenciación y distinción social. En la
tercera parte me concentro en el boxeo, el primer deporte que gozó de una destacada
exposición mediática y que atrajo una masa considerable de espectadores; muestro el boom
de la actividad y la manera en que las „peleas‟ fueron escenario de confluencia de distintos
sectores sociales que convirtieron al pugilismo en el primer deporte popular y de consumo
masivo.
La relación entre deporte y ciudadanía es una, entre otras tantas relaciones sociales, que
ilustra la forma como la cultura ocupa un lugar central en el desarrollo del pensamiento
capitalista moderno. Néstor García Canclini menciona que el consumo es decisivo para
entender la manera como se organizaron las clases sociales y se articularon sus diferencias;
mediante el uso de distintos bienes, se puede comprender la manera como las
contradicciones sociales, especialmente en el campo de lo simbólico, contribuyen al avance
de la cultura moderna y los intereses asociados a ella160
. En la definición de los gustos y el
avance de la institucionalización deportiva está en juego el reconocimiento autónomo del
campo deportivo. Bourdieu es enfático en este punto, puesto que reconoce la importancia
radical de esos procesos:
160 Néstor García Canclini, “Introducción: La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu”, en Sociología y
cultura (México, D.F.:Grijalbo,1990), 17.
60
El campo de las prácticas deportivas es sede de luchas, donde está en juego, entre
otras cosas, el monopolio para imponer una definición legítima de la actividad deportiva y
de su función legítima: amateurismo contra profesionalismo, deporte-práctica contra
deporte-espectáculo, deporte distinguido –de elite- y deporte popular –de masas-, etcétera;
asimismo el campo está inserto en el campo de las luchas por la definición del cuerpo
legítimo y del uso legítimo del cuerpo, y en esas luchas se oponen, además de los
entrenadores, dirigentes, profesores de gimnasia y demás comerciantes de bienes y servicios
deportivos, los moralistas y en especial el clero, los médicos y sobre todo los higienistas, los
educadores en el sentido más amplio –consejeros conyugales, dietistas…-,los árbitros de la
elegancia y el buen gusto, modistos, etcétera.161
El campo deportivo no existe a menos que sus distintos agentes luchen por capital y ocupen
posiciones distintas que despierten interés. Si no hay debate, si la definición y uso de las
prácticas es monopolizado por un sector de la sociedad, no hay sistema de posiciones, ni
relaciones entre posiciones, dos condiciones básicas para la existencia misma de los
sistemas autónomos.
3.1. Deporte e intervención estatal
La relación entre Estado y cultura física en Colombia empezó durante el auge del
liberalismo radical162
, para 1870 había conciencia sobre la importancia del cuerpo y su
aporte a las ideas del progreso: “La idea de incorporar el cultivo físico a la formación
escolar y generalizarlo entre la población colombiana se divulgó en la segunda mitad del
siglo XIX con la lectura y recepción de los pensadores clásicos, los humanistas y los
filántropos alemanes”163
. Es a partir de ese momento que la educación física se incorpora a
los proyectos pedagógicos y modernizadores estatales. Zandra Pedraza que trabaja la
relación entre los discursos pedagógicos-estatales, los deportes, la gimnasia y los ejercicios
físicos dice: “En 1904 se legisló por primera vez sobre la implantación de la educación
física en escuelas y colegios. Como resultado de las reformas que introdujera el gobierno de
Rafael Reyes en materia de educación, confluyeron los intereses higiénicos con la
necesidad de fortalecimiento físico que empezaban a detectar las élites y el gobierno”164
.
161 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede …,200. 162 “La reforma radical, interesada en la instrucción como vehículo para alcanzar el progreso, emitió en 1870
el Decreto Orgánico de Instrucción Pública, cuyo Artículo 35 se refería al papel de la gimnasia y la calistenia
en el desarrollo de la salud y las fuerzas del niño.” Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 200. 163 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 199. 164 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…,198.
61
La pedagogía activa, los congresos médicos y pedagógicos, los tratados de higiene, así
como el desarrollo de una cultura física son fundamentales en la constitución de los saberes
modernos sobre el cuerpo y la productividad. Dentro de ese escenario de intervención, se
desarrollaron niveles en los cuales el Estado medió la discusión alrededor de las diferentes
prácticas físicas que se ejecutaron a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX. El
momento definitivo de ese proceso de apropiación del discurso deportivo por parte del
Estado es la expedición de la ley 80 de 1925. La ley tuvo antecedentes importantes entre los
que se pueden mencionar: el Decreto Orgánico de Instrucción Pública de 1870; la Ley 89
de 1892 y su Decreto reglamentario 349 que fueron mejor conocidos como el plan Zerda; la
ley 39 de 1903 y su Decreto reglamentario 491 de 1904, y el Acuerdo No 13 de 1911. La
consolidación de ese proceso institucional se presenta en 1925 con la redacción y
aprobación de la ley que se denominó: “Sobre educación física, plazas de deportes y precio
de las becas nacionales”165
.
En la exposición de motivos del proyecto, el ponente Carlos Uribe Echeberri, mencionó
como el prejuicio que oponía el desarrollo corporal a la inteligencia estaba “superado”. Para
el congresista, el país tenía la clara necesidad de reconocer la importancia de la cultura
física como parte fundamental del desarrollo:
El admirable progreso de las ciencias biológicas ha colocado la educación física entre
los primeros factores de progreso de los pueblos y de bienestar y felicidad de los individuos.
Ha imperado, al menos entre nosotros, la errada creencia de que los ejercicios físicos sólo
logran acrecentar el vigor muscular, y por esa razón no se les ha concedido toda la
importancia que tienen en el desarrollo de las modalidades de la inteligencia y sobre ciertas
facultades esenciales del carácter.166
Para Uribe Echeverri era “imposible” hablar de “educación integral”167
sin que se tuviera
en cuenta a la educación física. Para él, la relación entre las dos “culturas”, estaba
ampliamente demostrada y consolidada en los lugares que consideraba “ejemplos
165 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 del 18 de Noviembre de 1925, sobre educación
física, plazas de deportes y precio de las becas nacionales. 166 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925. 167 La relación entre “educación integral” y cultura física fue bien explorada por un sector de la intelectualidad
colombiana a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX. Desde Simón Rodríguez
que en 1840 se pronunció sobre el asunto hasta Luis López de Mesa a mediados de los 1920 y pasando por
Miguel Jiménez López, Eduardo Arboleda, Max Grillo, Pablo García Medina y Silvio Villegas.
62
relevantes” en la comunidad internacional:
En nuestros días los deportes que se cultivan en Suecia nos han enseñado los efectos
extraordinarios en la regeneración de ese país, por medio de los ejercicios científicamente
dirigidos. La organización gimnástica de los alemanes ha tenido una influencia poderosa en
todo lo que en esa raza es unidad, fuerza, orden disciplina. En Inglaterra los deportes han
fijado también las características del pueblo, y así lo dice la expresión consagrada: "En los
partidos de foot-ball, de rugby de Eton, fue desarrollado el valor y la tenacidad que cambió en
Waterloo la derrota por la victoria". En este Continente, fuera de los Estados Unidos, han
aplicado extraordinariamente los deportes con fines educacionales, los países del Sur, el
Brasil, Chile, la Argentina y el Uruguay, y en el Norte Méjico. Mas ninguno igual al
Uruguay, por la organización que ha dado a la educación física, a tal punto que de Chile y de
la Argentina han ido allá a estudiar los métodos, y particularmente lo que se relaciona con las
plazas de deportes.168
Más adelante el representante mencionaba la importancia que se le “debía” dar a los
escenarios para el avance de las prácticas deportivas. Los parques eran claves en el
desarrollo y promoción de la cultura física propuesta por la ley:
La plaza de deportes es el medio más eficaz que se ha ideado para dar
desenvolvimiento a los planes sobre educación física. La plaza de deportes tuvo su origen en
Alemania, por iniciativa de Basedow que contó entre sus discípulos a muchos de los que más
tarde llegaron a ser los guías de la educación física moderna, entre ellos Salzman, Gutz,
Mutz, Pestalozzi, Fallembog, Nachtegal, Ling. En la actualidad las plazas de deportes en
Alemania persiguen fines estrictamente educacionales. En Inglaterra todavía subsisten las
diferencias de clases, y es por eso por lo que hay plazas de deportes para el pueblo y otras
para la gente distinguida, para la aristocracia. Los Estados Unidos han alcanzado un progreso
tan extraordinario en esta materia, que sin duda alguna se han situado, con Alemania, a la
cabeza del movimiento educacionista por medio de los ejercicios físicos.169
El deporte, las transformaciones que generaba y su aporte a la salud, la higiene, la
moralidad y el control social, eran vistos como atributos necesarios para el desarrollo de la
cultura. No se podía aspirar a vivir en una sociedad civilizada, por lo menos para el ponente
del proyecto, si no se imitaba el ejemplo de los países que habían desarrollado
transformaciones urbanas, así como políticas públicas, para la promoción del deporte y la
educación física:
En síntesis, puedo decir que no debemos aspirar a llamarnos pueblo culto si no
entramos decididamente en esta corriente, si no seguimos el ejemplo de los países que van
adelante de nosotros, particularmente en esta materia. La profunda pena que sentía cuando
en Chile, en la Argentina y en el Uruguay, me pedían datos sobre las plazas de deportes en
Colombia, y sobre los planes de la educación física entre nosotros, me ha inspirado este
proyecto, que insinúo respetuosamente a la honorable Cámara.170
168 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925. 169 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925. 170 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925.
63
Pierre Bourdieu en ¿Cómo se puede ser deportista? afirma que la institucionalización y la
regularización de las prácticas deportivas, por parte del Estado, es fundamental para
explicar por qué el campo deportivo goza de una cierta autonomía con respecto a otros
campos sociales paralelos. La redacción de la ley es la confirmación de la importancia que
tanto en las principales discusiones intelectuales de la época, así como en las prácticas y los
consumos, tuvo el deporte. Si bien la propuesta legislativa no diferencia claramente lo que
se denominó educación física de los deportes, es posible afirmar que lo plasmado en la ley
80 de 1925 tiene como principal motivación el desarrollo social de una estructura
burocrática que permitiera la institucionalización del deporte y su consolidación como
fenómeno social relevante de la vida urbana.
3.2. La élite bogotana y el golf
Para la mitad de la década de los 20, el golf se consolidó como uno de los deportes con
mayor notoriedad en los medios de comunicación. Su práctica estaba asociada a la élite y
en muchos casos, eran miembros de la élite los que escribían las principales reseñas sobre
los distintos torneos que se realizaban en la capital del país. Zandra Pedraza afirma que es
en la década de los 30 donde se afianzó la idea de deportes de élite en contraposición a
deportes populares: “En la tercera década del siglo se afianzó la idea de que algunos
deportes eran típicos de las élites: “match” de golf en el Country Club de Bogotá, partida de
jockey femenino en el Polo Club y el domingo, corrida de toros en San Diego”171
. Sin
embargo, las fuentes consultadas muestran que desde su propio arribo, el golf se distinguió
como una entretención exclusiva de las élites. Esa “calidad” de “exclusivo” fue
fundamental en el desarrollo de las actividades deportivas en los clubes de Bogotá,
Bourdieu menciona que “[…]no hay duda de que la práctica de deportes como el tenis, la
equitación, los yates y el golf tiene “intereses” no sólo por su origen, sino también en parte
por las ganancias de distinción que procura (no es una casualidad que la mayoría de los
171 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 213.
64
clubes más selectos, es decir, más selectivos, se organicen en torno a actividades
deportivas, que son ocasión y pretexto para reuniones electivas)”172
.
El golf llegó a Colombia en 1917 y desde su adopción estuvo ampliamente ligado al
Country Club, donde su fundador, Joaquín Samper, lo cultivó de una manera apasionada:
“[Samper] Es de este juego un apasionado de todas las horas. Ha estudiado el golf bajo
todos sus aspectos y sabe cuantos beneficios de él se derivan”173
. Uno de los elementos que
entró en juego en esos espacios de sociabilidad fue el tiempo. Para jugar al golf había que
tener libres unas horas a la semana. Lo anterior era difícil para un personaje de la
importancia del presidente de la compañía de energía eléctrica. Con un poco de ironía decía
Patria sobre Samper: “Desde la fundación del Country Club es su presidente, gracias al
tino, al acierto de los socios. <<tiene tiempo>> para dirigir el club y para jugar al golf”174
.
El club se convirtió en un lugar donde los miembros de la élite se reunían y socializaban, en
unos casos alrededor del juego, en otros con el juego como excusa: “Pero el total, en golf,
es secundario. Somos muchos los que no jugamos para batir récords. Hay otros aspectos
más interesantes. Bah…. Y uno de esos aspectos, el del buen compañerismo, lo domina el
gerente de la Energía, a maravilla”175
. Se trataba de reunirse, disfrutar de tiempo al aire
libre, hablar con los demás miembros de la sociedad capitalina, se compartía en familia
puesto que muchos de los golfistas fomentaban el juego en niños y mujeres. El articulo
continúa: “Su familia es toda de hábiles golfistas y no está de más añadir que la familia es
numerosa. Todos ellos poseen el <sentido del golf> y cultivan el favorito juego paternal
con fervor y comprensión deliciosos”176
.
A mediados de los años 20 se jugaban anualmente al menos 35 torneos de distinta índole
como el campeonato femenino de golf de Colombia, el campeonato masculino, el
campeonato de amateurs, el torneo de damas contra caballeros, el torneo de equipos, el
torneo de profesionales, el campeonato de niños, el “Medalla anual” que reunía a los
172Pierre Bourdieu,“¿Cómo se puede…, 202. 173 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:2 (1924): 17. 174 Sin autor, “Deportes”…, 17. 175 Sin autor, “Deportes”…, 17. 176 Sin autor, “Deportes”…, 17.
65
ganadores de los otros torneos y copas patrocinadas por los diferentes clubes deportivos177
.
Estas competencias contaban con la participación de hombres, mujeres y niños de las clases
más pudientes de la ciudad y en promedio tenían una bolsa de premios cercana a los 350
pesos por fin de semana178
. Dice El Gráfico sobre un campeonato aficionado:
El domingo último en el Country Club de Bogotá, se jugó la partida de calificación
del campeonato en la cual compitieron 36 golfistas colombianos, ingleses, norteamericanos
y un boliviano, el señor Humberto Linares. El Campeón de 1922, Mr. P. Boucicault, entró a
defender su título. Calificaron 17 jugadores, 7 colombianos y 10 ingleses. Las partidas
definitivas se jugarán mañana y el martes entre los 17 afortunados. Ocupó el primer puesto
Mr. Boucicault y el segundo, el señor Camacho L. 179
La información estaba acompañada por una serie de fotografías en las que se puede apreciar
a los jugadores, sus familias en la casa del club, pequeños niños familiarizándose con
elementos deportivos y socios que, por no haber aprobado el curso de golf, todavía no
podían participar de los torneos “oficiales". En los primeros años de existencia del golf
como deporte organizado fue vital el aporte que hicieron los extranjeros. Embajadores,
técnicos de misiones financieras y pedagógicas, trabajadores de grandes compañías y
turistas contribuyeron al fortalecimiento de las prácticas, mejoramiento de las instalaciones
y aumento de la afición al deporte por parte de los colombianos. A pesar de las muestras de
“nacionalismo criollo” y anti-imperialismo los “sajones” eran muy bien recibidos en las
instalaciones de los clubes. Fácilmente eran admitidos como socios y con rapidez se
convertían en personajes reconocidos por los miembros de la “alta sociedad” bogotana. De
hecho uno de los torneos importantes en la ciudad era el que se denominaba “Torneo
Internacional de Golf” una competencia realizada en el Country Club en la que tres
equipos, uno de colombianos, uno de ingleses y otro de norteamericanos se disputaban el
triunfo. Los colombianos nunca habían podido vencer a los extranjeros; sin embargo, la
importancia del torneo era reconocida por los socios y las directivas del club como
escenario de confluencia y amistad entre razas y países:
Es el estímulo, la competencia, la rivalidad sana entre los diferentes jugadores de
países diversos, lo que constituye una de las fases más agradables y recomendables del
deporte. El contacto, el intercambio de amistades y la camaradería en general, que logran
estos encuentros, tienen, de hecho, un alcance que va mucho más allá del deportivismo. Se
177 Sin autor, “Country Club de Bogotá – Programa para la temporada de Golf de 1925”, Patria. Revista de
Ideas I:22 (1925): 29. 178 350 pesos era una cifra considerable si se tiene en cuenta que una libra de azúcar vendida al pormenor
tenía un precio de 17 centavos. Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 20. 179 Sin autor, “Página de deporte”, El Gráfico XIV:655 (1923): 873.
66
logra por este sistema el acercamiento, la penetración entre las razas y los caracteres. Por
eso el Country da primer orden a estos juegos.180
La distinción asociada al golf se reflejó en revistas como Cromos que desde muy temprano,
1916, atribuyó a su práctica las más elevadas y elegantes bondades, en especial para las
mujeres:
Ahora, las damas juegan golf, pertenecen a un club; y ponen todo su orgullo en
hallarse, después de un adiestramiento relativamente corto, en pie de igualdad con el
feminismo deportista de allende la Mancha. Es verdad que este deporte es el más Higiénico
y atrayente. Se tiene el espíritu tan ocupado en la lucha y es tan grande el deseo de recorrer
el trayecto de nueve huecos con el menor número de golpes, que se hace un paseo de una
decena de kilómetros sin sentir la menor fatiga.181
El artículo era firmado en Paris y aparte de la reflexión sobre el golf, hablaba del footing y
el skating. Según Zandra Pedraza la intención de la revista era dotar la actividad deportiva
de un aire más elegante y chic, al mostrar las prácticas parisinas los deportes eran
despojados de cualquier connotación corriente y vulgar182
.
Había muchas deportistas destacadas, por ejemplo Doña Queenie de la Torre era una devota
del golf: “Muchas de sus horas las pasa en el Country Club. Ha tomado parte en
muchísimos torneos y aunque su habilidad le hubiera permitido ganar en mayor número de
180 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:12 (1924): 23. 181 Francette, “El footing, el golf, el skating”, Cromos I:10 (1916): 160. 182 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 211.
67
ocasiones, sus victorias no son tan numerosas como deberían serlo”183
. De la Torre era
favorita en los distintos torneos que se realizaban en los clubes de Bogotá. Era dueña de un
juego suelto, rítmico y preciso. A pesar de todas las cualidades, sus triunfos, no eran tan
abundantes, sin embargo, ella era capaz de mantener su compostura: “[…] cuando apenas
falta un escalón para el triunfo, sobreviene la mala suerte o el momento de debilidad, y
pierde. Nadie se lo explica. Pero ella sigue sonriente y no concede –así debe hacerse-
ninguna importancia al hecho de ganar o perder. A ella le interesa jugar y jugar; nada
más”184
. De la Torre participó activamente en distintos torneos, entre los que destacan el
campeonato femenino de 1921 en el que fue coronada campeona por encima de María
Helena Samper y el campeonato mixto de 1923 donde se destacó por ser la única mujer que
logró vencer a un hombre.
La práctica del golf estaba matizada por la incapacidad de algunos miembros de la élite
bogotana para jugar de manera adecuada. La llegada del profesor Thomas Trendall como
instructor del Country Club pretendió acortar las diferencias entre los que sabían jugar y los
que no. Su arribo directamente de Inglaterra, cuna del golf, hace pensar en la incipiente
elaboración de un sistema deportivo en el que empezaron a aparecer agentes especializados
en prácticas como la enseñanza y el entrenamiento: “El profesor Trendall ejerce en el
Country Club de Bogotá el cargo de enseñar golf, labor por demás difícil e interesante.
Tiene de todo: fases aburridas, fases de grandísimo interés, oportunidades para confirmar
uno mismo el uso de las reglas y, sobre todo, la experiencia eterna: el convencimiento de
que aquellos que no observan las reglas no pueden pasar jamás de un modestísimo
juego”185
. Trendall estimulaba a los jugadores, pretendía perfeccionarlos, convertirse en su
guía y principal maestro: “Trendall es el médico de los eternos e incurables enfermos del
mal golf. A más de médico es una especie de confidente, de confesor laico”186
. Casi un
evangelizador que venía a tierras lejanas a predicar: “No por estar distante de los centros de
grandísima actividad golfistica deja de empaparse de los sistemas y variaciones que van,
183 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:4 (1924): 18. 184 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:4 (1924): 18. 185 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:3 (1924): 18. 186 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:3 (1924): 18.
68
día tras día, haciéndose al golf”187
. Trendall era un personaje popular del incipiente campo,
había llegado en 1921 y era reconocido por el círculo de los golfistas como uno de los
miembros más selectos y preparados.
La misión del profesor Trendall era la de enseñar a los “chambones”, forma como se
identificaba a los poco hábiles en el arte y la estética del golf. El instructor extranjero era
una prenda de garantía, cualquier “chambón” que se pusiera bajo su tutela, producto de su
enseñanza, abandonaba para siempre los senderos del “mal golf”. Era dueño del “sentido
del golf”, una habilidad calificada como “[…] indescriptible, impenetrable, indispensable
como nada para adelantar en el juego y llegar a dominarlo hasta donde los imperfectos
humanos han sido capaces de lograrlo”188
. La revista El Gráfico, en una de sus “notas
deportivas”, acompañada de tres fotografías, publicada en marzo de 1921, consignó la
llegada de Trendall al país así: “El Country Club de Bogotá contrató en Londres los
servicios de un hábil profesor de golf para el perfeccionamiento en este deporte de los
numerosos socios del club. Hace algunos días que llegó a Bogotá Mr Trendall quien
comenzó ya sus lecciones. Las instantáneas presentan al profesor en tres posiciones durante
una lección”189
. La llegada de Trendall no sólo aportó en el desarrollo de las habilidades
golfísticas de los socios; su colaboración también se sintió en el diseño del campo de juego:
“El terreno le debe mil reformas, mil mejoras. Tiene el don de jugar con la tierra como lo
hiciera un hábil escultor con el bloque de barro”190
. El ingles removía, cambiaba, estiraba,
transformaba todo el terreno del club de acuerdo a las necesidades y exigencias del juego y
los practicantes.
Mr. Trendall pronto se convirtió en un referente en cuanto a la práctica del golf se refiere.
A parte de entrenar, se convirtió en un embajador deportivo. Continuamente era retado por
los golfistas colombianos, que ante la superioridad del británico, hacían equipo contra él:
“El domingo pasado se celebró en este centro deportivo una interesante partida de golf,
entre los señores John Clarihew, José Camacho Lorenzana y Jaime Uribe de Brigard, contra
187 Sin autor, “Deportes”…, 18. 188 Sin autor, “Deportes”…, 18. 189 Sin autor, “El profesor de golf”, El Gráfico LIV:541 (1921): s.d. 190 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:3 (1924): 18.
69
el señor Thomas Trendall, a 36 hoyos. Resultó vencedor el señor Trendall, profesor de golf
en el Country”191
. Su juego era reconocido como de los “más notables”, lleno del “más
lindo de los estilos”, reflejo de las más clásicas prescripciones, a parte de profesor y
diseñador del campo era una autoridad a la hora de evaluar la calidad de los deportistas que
participaban en los distintos torneos de golf que se realizaban en la ciudad192
. Trendall viajó
por varias partes del país tratando de promover el deporte; fue a Medellín y participó en la
fundación del cuarto campo de golf que existió en Colombia:
El entusiasmo golfistico cunde en todo el mundo fácilmente. Entre nosotros su
desarrollo no es tan numeroso, tan vistoso como debería serlo. Pero algo se hace. Además
del enrolamiento diario de nuevos golfistas, atacados de un incurable microbio, ya son
cuatro los centros donde se practica devotamente, en el país. A la fundación del de
Mariquita y del de Barranquilla, se agrega en la actualidad la del centro de la capital
antioqueña, donde el entusiasmo de varios evidentes deportistas ha logrado la culminación
de una imperiosa necesidad de Medellín, que es la fundación del club de golf193.
Para el caso de Medellín fueron los señores Davidson, gerente del Banco de Londres y
América del Sud, y Gustavo Pradilla Pinto, gerente de la agencia Ford, los que acogieron la
idea de fundar un club exclusivamente dedicado a la práctica del golf. Después de reunir el
dinero necesario para la compra de un terreno apto para la construcción de 18 hoyos, se
dirigieron al Country Club de Bogotá con la intención de reunir reglamentos, sistemas,
consejos y demás ítems que fueran útiles para la consolidación burocrática e institucional
de la nueva institución. Llevar a Trendall no era sino el paso final, su misión era propagar
la “palabra sagrada”, revelar los secretos del juego, perfeccionar el campo y estimular a los
neófitos.
Las ciudades que contaban con club de golf tenían en común un incipiente desarrollo
industrial y la presencia de extranjeros que influenciaron para que se construyeran los
campos deportivos. La construcción de estos lugares fue útil en la transformación de las
mentalidades citadinas. Patria dice sobre los campos deportivos: “Y no son de extrañar
191 Sin autor, “En el Country Club”, El Gráfico XV:704 (1924): 55. 192 “Si no fue por un cierto diablillo se le mete (sic) a la cabeza y le hace perder por momentos el control de sí
mismo, Mr. Duke, en el concepto del professor Trendall, sería el mejor golfista de la ciudad. Pero la
impaciencia, la desesperación explicable que produce un pequeño desacierto, le resta belleza a sus totales
agregándoles unos cuantos puntos que no estarían allí caso de dominarse.” Sin autor, “Deportes”, Patria.
Revista de ideas I:5 (1924): 20. 193 Sin autor, “El viaje de Trendall”, Patria. Revista de ideas I:6 (1924): 20.
70
estos legítimos progresos porque ya todo el mundo vive convencido o está convenciéndose
de que por todos lados resulta evidente aquella verdad famosísima de que <no sólo de pan
vive el hombre>; hoy está plenamente comprobado que necesita, además de pan, aire,
ejercicio y un poco de sana alegría, todo lo cual lo encuentra en los campos de sport”194
.
Las ciudades en plena transformación durante los 20 necesitaban de campos deportivos en
que los que las élites pudieran dedicar parte de su “tiempo” a la práctica del “real y
antiguo” juego.
La revista Patria elaboró entre 1924 y 1925 una serie de reportajes completamente
dedicados al Golf y sus practicantes. Las crónicas, adornadas con caricaturas de Ricardo
Rendón195
, resaltaban la figura de distintos personajes importantes del deporte. La mayoría
de ellos eran socios activos del Country Club. Las obras de Rendón adornaban las
instalaciones ubicadas en la calle 53 y aún permanecen en poder del club:
194 Sin autor, “El viaje de…, 20. 195 Ricardo Rendón en su labor como caricaturista se destacó ampliamente en periódicos como El Tiempo, El
Espectador y La República. Su activismo lo convirtió en uno de los principales críticos del régimen
conservador colombiano que fue hegemónico en la política nacional desde la Constitución de 1886 y hasta
1930. A parte de su éxito como caricaturista, sus trabajos publicitarios son parte de la cultura popular
colombiana, su diseñó de la marca de cigarrillos Pielroja se ha convertido en uno de los logos publicitarios
más reconocidos del país. Se suicidó en la cafetería “La gran vía” ubicada en el centro de Bogotá el 28 de
octubre de 1931.
71
[Ricardo] Rendón, quien desconoce el juego, pero al mismo tiempo penetró, como
buen artista, su misterio, no encontró en el movimiento de Trendall sino armonía
incaricaturable y por eso eligió otro momento, el que antecede al golpe, en el que se mira
hacia lo desconocido, hacia lo que va a pasar en el próximo hoyo, y puso también la sonrisa
confiada del buen deportista que sabe tomar el juego como un juego, no como una
tragedia…196
Rendón caricaturizó a varios de los miembros del club. Una de las caricaturas que, en los
círculos golfísticos, más conmoción causó fue la que le realizó a Joaquín Reyes, quien era
una personalidad del Country Club, poseedor de un estilo único que lo identificaba y
distanciaba de los demás:
El arte de Rendón en este caso, como en muchos otros, consiguió la perfección. El
caricaturista despreció la cara, hizo inútil toda expresión fisonómica y se abalanzó a retratar,
a estampar a don Joaquín Reyes, mediante la posición al preparar el golpe. Desde el día en
que la caricatura está colocada entre la colección, el caricaturizado inició un proceso de
cambio para desvirtuarla, ha tratado en vano de sacar la cabeza de entre los hombros al
jugar. Su intento no era hacer mala la caricatura sino mejorar el apunte, desde luego. Este
último deseo lo ha logrado plenamente. Sus apuntes se reducen todos los días, sobre todo en
las épocas de constante práctica 197.
La serie de artículos y caricaturas publicada por Patria menciona aspectos fundamentales
para comprender la relación entre el golf y las élites en la década de los 20 en Bogotá. La
196 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:15 (1925): 18. 197 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:5 (1924): 20.
72
serie es generosa en elogios para los practicantes del deporte, eran presentados como
dueños de una vocación, pasión y afición sin igual. Jugaban por el placer de jugar, por
gusto. Pierre Bourdieu menciona sobre los gustos los siguiente: “[…] los gustos,
comprendidos como el conjunto de prácticas y propiedades de una persona o un grupo, son
producto de una confluencia (de una armonía preestablecida) entre ciertos bienes y un gusto
(cuando yo digo “mi casa es de mi gusto”, estoy diciendo que he encontrado una casa que
conviene a mi gusto, donde mi gusto se encuentra a sí mismo, se reconoce)”198
. Dice Patria
refiriéndose al señor Carlos Vengoechea: “Por otro aspecto, don Carlos no comprende a
aquellos que juegan por higiene, o por el simple ejercicio. Sabe que el golf es grande, por sí
mismo, no por sus resultados. Jugar golf por jugar golf, por darse gusto, por gozar
intensamente. Es natural que admita sus beneficios para la salud, etc., pero él, por ningún
motivo jugaría, por otra cosa que no fuera el juego en sí”199
La serie de artículos y caricaturas publicada entre el 4 de octubre de 1924 y el 8 de enero de
1925, sin firma, aunque en teoría escrita por José Camacho Lorenzana, no se limitó a la
cuestión del “buen gusto” por el golf, también contenía información sobre administración,
198 Pierre Bourdieu, “La metamorfosis de los gustos”…, 202. 199 Sin autor, “Un golfista”, Patria. Revista de ideas I:6 (1924): 20.
73
educación, política, higiene, salud, entre otros temas. Uno de los elementos más
importantes que aporta el análisis de la serie es el que tiene que ver con el conocimiento
técnico del deporte. Empezaba a haber, por ese entonces, un circulo de agentes que se
concentraban en el desarrollo de las actividades deportivas. Refiriéndose a Álvaro Uribe
dice: “Es un técnico en todos los asuntos deportivos. Se le consulta para todo. Sabe de
tennis y golf, y aunque su actividad deportiva actual se limite al consejo, no por eso se le
deja de considerar una unidad indispensable”200
. Uribe era un entrenador empírico de los
principiantes. No sólo conocía la técnica más depurada del golf sino que también era un
experto en tenis, conocía el “abecedario” de las disciplinas con amplio detalle: “El deporte
nacional le debe mil transformaciones y adelantos. Fue uno de los fundadores del Polo Club
de Bogotá, fue uno de los fundadores del Country Club de Bogotá y en actividades
deportivas entre los departamentos su iniciativa ha sido siempre atendida y acatada”201
.
Dentro de los practicantes al deporte, había los que gracias a su mal juego eran conocidos
como los “chambones”. Éstos se resistían a las reglas impuestas por los demás golfistas
técnicos; eran los golfistas “nuevos”. Una especie de rebeldes de la actividad, que se
200 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:7 (1924): 23. 201 Sin autor, “Deportes”…, 23.
74
oponían a las dinámicas propias de los clubes y habían decido formar una liga aparte.
Autónomamente los “Chambones” delinearon su propio reglamento que tenía sólo dos
condiciones: 1) nadie puede usar el vestido especial para jugar golf y 2) se pueden violar
todas las reglas del juego. Menciona Patria:
Los chambones son así felices. Se proporcionan ratos deliciosos! Se sienten
innovadores, revolucionarios, bolshevikis del golf, y con eso tienen. Están jugando a la
transformación. Hay que apoyarlos. Todo aire nuevo merece atención, por lo menos. Todo
mundo ha tomado a los chambones como deben ser tomados. Con aplauso, sonrisa y cariño.
Ellos forman en todo el mundo golfista la legión más abundante. Sus derechos deben, pues,
ser cuidadosamente respetados.202
En los partidos donde se enfrentaban los “Chambones” no había ganador, no era necesario
completar los 18 hoyos de juego, el encuentro se podía suspender en cualquier momento y
nadie era nunca desclasificado. “Todo el mundo” podía dar consejos: “En fin. Hay algunas
otras reglas similares, por demás interesantes. La legislación para chambones no ha sido
detalladamente perfeccionada todavía, pero es seguro que se enviará a expertos en St.
Andrews y de la U.S.G.A. para que la aprueben y la adopten”203
.
El golf fue, desde su llegada al país en 1917, un deporte en el que las élites de Bogotá, tanto
nacionales como extranjeras, encontraron un espacio de esparcimiento, distracción,
diversión y competencia. Incorporado desde muy temprano a su gusto, el “real y antiguo”
juego fue escenario privilegiado de distinción y diferenciación. Los círculos intelectuales
dedicaron en sus publicaciones páginas enteras a reflexionar sobre sus bondades y estilos.
El golf era “bueno” e “indispensable”, debía ser la actividad para ocupar las tardes libres,
los sábados y los domingos. Para los días fuera del trabajo, el clube era un espacio
“distinguido” y “saludable”. Un lugar en el que las preocupaciones del banco o de la
dirección de la empresa se dejaban a un lado para disfrutar, para darse el gusto de jugar por
jugar.
202 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:10 (1924): 23. 203 Sin autor, “Deportes”…, 23. Las siglas U.S.G.A significan “United States Golf Association”.
75
3.3. Boxeo y cultura popular
El boxeo es, sin temor a equivocaciones, el más corporal de todos los deportes modernos.
Su espíritu es el de la cinética y el movimiento. La herramienta de trabajo es el cuerpo, es a
través de su uso que se comprenden con exactitud los límites de la fortaleza y el espíritu
humanos204
. El primer deporte que se vendió como espectáculo en Bogotá fue el boxeo.
Pierre Bourdieu sobre el deporte-espectáculo dice: “El deporte-espectáculo aparecería aún
más claramente como una mercancía masiva, y la organización de espectáculos deportivos
como una rama más del show Business […]”205
. En ese sentido, la primera mercancía
deportiva de la ciudad es la organización de masivas veladas boxísticas en lugares como el
Luna Park, el Salón Olimpia o el circo de San Diego. Las primeras peleas de boxeo que
vieron los ciudadanos de Bogotá fueron observadas en las pantallas de cine y no
despertaron buenas reacciones: “Cierta noche –y apenas hace años de esto- proyectaron en
el Olympia una película de no sé qué famosa partida de boxeo, jugada por no recuerdo qué
célebres campeones, en un lugar cuyo nombre tampoco recuerdo. El público, muy chiflado
todavía con el cine, oyó las palabras match de boxeo como quien oye llover, llenó el salón,
atendió por unos dos minutos a la lucha, pero no encontrando ninguna gracia en aquello, se
sintió defraudado y pegó la gran rechifla”206
.
Zandra Pedraza, María Teresa Garzón y Santiago Castro-Gómez muestran cómo la pelea
entre George Carpentier y Jack Dempsey inauguró una nueva etapa en la popularización de
las actividades deportivas en Bogotá. Los medios escritos dieron un amplio cubrimiento a
la que, en su momento, fue conocida mundialmente como la pelea del siglo207
: “A la
popularidad del boxeo contribuyó, sin lugar a dudas, la inmensa propaganda que la prensa
local hizo del <<match>> por el campeonato mundial de peso pesado entre el
norteamericano Jack Dempsey y el púgil francés George Carpentier. Esta pelea, que tuvo
lugar en la ciudad de Jersey City el día 2 de julio de 1921, es considerada aún hoy día como
el inicio del deporte como espectáculo de masas en el siglo XX”208
. El periódico El Tiempo,
204 Loïc Wacquant, Entre las cuerdas – cuadernos de un aprendiz de boxeador (Madrid, Alianza
Editorial,2004) 205 Pierre Bourdieu,“¿Cómo se puede…, 202. 206 El Dr. Mirabel, “Su excelencia el músculo”, Cromos XIII:304 (1922): 246. 207 La pelea fue el primer evento deportivo de la historia transmitido en vivo vía radiófono. 208 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…,235.
76
el viernes primero de julio de 1921, publicó en primera página con el título “El gran match
de boxeo de mañana” un artículo sobre la “Historia de las luchas por los campeonatos
mundiales” acompañado de dos fotografías a cuerpo completo de los peleadores que
empezaba con “Ningún acontecimiento sportivo ha despertado en el mundo mayor
expectación”209
.
A pesar de la expectativa y entusiasmo que generó la pelea Carpentier-Dempsey, en
principio las visiones sobre el boxeo no fueron positivas debido a su origen anglosajón. Fue
una época en la que los círculos intelectuales desarrollaron un incipiente “nacionalismo
criollo” que veía todas las expresiones norteamericanas como parte de la “exageración” y
“extravagancia” típicas de su cultura. La élites bogotanas, al menos en principio, no
reconocían el boxeo como una entretención “sana”: “Cierto que esta actividad ni siquiera
era considerada un deporte por las élites más tradicionales de la capital, quienes a pesar de
alabar las virtudes “estéticas” de las corridas de toros, consideraban el boxeo como una
pura y simple manifestación de salvajismo, típica del materialismo anglosajón”210
.
Entre las diversas reacciones que la pelea despertó, en la prensa de la ciudad, vale la pena
mencionar lo publicado en El Gráfico: “Un inteligente escritor anotó ya que el desafío que
tendrá hoy lugar en Atlantic City, entre el francés Georges Carpentier y el norteamericano
Jack Dempsey, es quizá un síntoma definitivo que demuestra que estamos asistiendo a la
bancarrota de la cultura y la civilización”211
. Era la negación del deporte como expresión de
la cultura, la oposición del intelecto a la “fuerza bárbara”. Los púgiles eran por esos días,
personajes populares en el mundo entero y Colombia incorporándose lentamente al nuevo
sistema mundo no podía ser la excepción. Sin embargo, para El Gráfico, no eran más que
profesionales del “matonismo” y Dempsey no otra cosa que el representante más puro de
“yankilandia”, un pintoresco “trompadachín”, que cargaba en su espalda y anchos bíceps, la
209 Sin autor, “El gran match de boxeo de mañana”, El Tiempo, Bogotá, 1 julio,1921, 1. 210 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 235. 211 Sin autor, “La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo”, El Gráfico XI:557 (1921): 106.
77
fanfarronada y exageración “típicas” de la cultura estadounidense212
. Un conjunto de
condiciones que demostraba el rumbo “decadente” hacia el que se dirigía el mundo.
En general, los círculos intelectuales, periodísticos e ilustrados, sostenían un debate sobre
lo que era la cultura y las formas en que ésta se manifestaba impulsada por los valores de
los “nuevos tiempos”. Fue una época de contradicción entre “tradición” y “modernidad”.
Las distintas generaciones de letrados se enfrentaban por el dominio de la definición de las
principales categorías sociales213
. Patria decía refiriéndose a la popularidad del boxeo:
“Antaño el artista, por ejemplo, era el tipo del espíritu perfecto y del hombre superior a
quien la humanidad rendía pleito homenaje como un ser privilegiado: Mas la vida ha
cambiado, y en vez del talento, lo que cautiva la impersonalidad de las multitudes son
aquellos espectáculos en que no se fatiga la inteligencia, sino antes bien la emoción ligera
del acontecimiento, al cual tiene fácil acceso su endémica sensibilidad”214
. La visión elitista
de la revista ejemplificaba la reacción de un sector de la sociedad frente a los nuevos
intereses culturales que desarrolló parte del público de la ciudad. Es bastante significativo
en este aspecto la manera en que los defensores del toreo -la “tradición”- presentaban el
boxeo:
El boxeo, con ese adusto tablado que llaman ring; con la muchedumbre
salvajemente excitada por los golpes que presencia, y con los bruscos e insolentes
movimientos y actitudes de los combatientes, no tiene más belleza, fuera de alguna que otra
postura de los luchadores y en contadas ocasiones quizás sus atléticos cuerpos
semidesnudos, que la vulgar pelea entre dos ganapanes que se disputan primitivamente
algún derecho real o pretendido.215
Para un sector de los círculos intelectuales de la ciudad, el “box” era una expresión
demasiado salvaje e injustificable. Una actividad que se oponía con claridad a la “beldades”
212 Las visiones sobre Dempsey dos años después de su famosa pelea lo declaraban el hombre más rico,
famoso y amado del mundo: “ Porque ha de saberse que Dempsey es el hombre más amado de la tierra. No
obstante su figura vulgar de cow-boy americano, el campeón se ve acosado constantemente por sugestivas
declaraciones amorosas, y pudiera decirse que el verdadero representante del sexo fuer es, al presente, el
blanco a donde se dirigen las punzantes saetas que a millares envía el sexo débil. Y no es raro que, aun en
apartadísimos rincones del globo, más de un corazón femenino haya latido con violencia al pensar en el
invicto campeón… Y cuántos suspiros se habrán escapado por él, vagando por el mundo con una nostalgia
infinita de amor…” Sin autor, “Dempsey derrotado”, El Gráfico XIII:654 (1923): 861. 213 Ricardo Arias, “Los leopardos”…, 15. 214 Sin autor, “El boxeo”, Patria. Revista de ideas I:35 (1925): 22. 215 Sin autor, “Toros y Boxeo”, El Gráfico XI:565 (1921): 234.
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de la inteligencia, la cultura y el intelecto. Un ejemplo de la contradicción entre la
inteligencia y la fuerza:
El deporte del box era hasta ayer no más desconocido para nosotros. Más aún: lo
considerábamos como algo brutal, bárbaro, indigno de gentes civilizadas. Se nos hacía
difícil admitir que en la lucha entre dos hombres que se dan puñetazos hasta que uno de
ellos rueda casi exánime por tierra, hubiese algo más que un necio alarde de fuerza
muscular y agresividad animal. Las páginas admirables en que Maeterlinck hace el elogio
del box demostrando como la conciencia del propio vigor físico, en vez de estimular los
instintos feroces que hay en el ser humano, los atempera y doma, parecíanos una paradoja
del filósofo de El Doble Jardín.216
Francisco Wiesner, un articulista de la revista Cromos, al menos en principio, también se
mostró crítico del origen sajón del boxeo y el discurso moderno que implicaba su práctica.
En un artículo publicado en 1921 titulado “Carpentier y Dempsey” afirmaba que conocer
sobre boxeo no necesariamente implicaba ser “chic” o “civilizado” como aseveraban los
“rastacueristas”:
Si alguno cree que es el más civilizado, el más moderno, el más chic porque sabe
mucho de Dempsey y de Carpentier, habrá que convenir en son igualmente civilizados,
modernos, chic los que van a vociferar a la gallera, los que ponen el hombro para llevar por
las calles un torero y los que sudan entusiasmo a la vista de aquellas estúpidas películas
llenas de hazañas de cow-boys con que ciertos empresarios ejercen lo que llaman acción
civilizadora del cinematógrafo.217
La crítica, que se ampliaba a otras expresiones de la cultura estadounidense como el cine,
muestra la manera como el nacionalismo permeó los discursos sobre el deporte, sus
consumos y prácticas. Para Wiesner “sólo” podían disfrutar del boxeo los norteamericanos
y de “cierta clase”: “El entusiasmo que esta clase de torneos despierta entre los
angloamericanos no lo puede comprender ni sentir quien no lleve, en su sangre y en su
alma, impresa y viva la señal de esa raza”218
. La cultura física era una práctica deseable y
útil pero el “ideal” no se debía buscar en los “círculos norteamericanos” sino en el “estadio
griego”.
Muy rápido, para noviembre de 1921, la mayoría de las críticas había desaparecido de las
páginas de las revistas culturales y se experimentaba el “boom” del boxeo. El discurso
216 Eduardo Castillo, "El match Tanco-Van Hoorde", Cromos XII:269 (1921): 68. 217 Francisco Wiesner, “Carpentier y Dempsey”, Cromos XI:264 (1921): 390. 218 Francisco Wiesner, “Carpentier y…, 389.
79
cambió en tanto se comprendió que el boxeo podía ser útil como parte de la cultura física y
el desarrollo de la salud; así como un buen negocio y una entretención válida para las clases
obreras y trabajadoras:
Ya para noviembre último, la fiebre pugilista se hallaba en su apogeo y algo así como
cuarenta por ciento de los habitantes andaba pegando. So disculpa del entrenamiento,
numerosos amantes y maridos propinaban –hoy se sabe- a sus consortes en el sagrado del
hogar una o más tundas de bofetadas al día para saldar cuentas que no había podido ser
comprobadas, evitando así recriminaciones y alegatos enojosos.219
El Dr. Mirabel, con su descripción machista, deja ver la manera en que el boxeo se
popularizó rápidamente en la ciudad “[…] ni la situación más peliaguda, ni el más grave
problema, ni la cuestión más apasionante se han comentado y discutido en esta ciudad con
tanto frenesí como se discute si los golpes y contragolpes de una lucha fueron científicos o
chambones, legales o aviesos”. Decía que la lucha Dempsey-Carpentier y la “desgraciada”
derrota de éste último habían elevado el entusiasmo por el boxeo de tal manera que se
“infundió en los bogotanos prodigiosa y repentinamente la locura por el boxeo”.
Manifestaba, ante la posibilidad de prohibición del espectáculo por parte de la asamblea de
Cundinamarca, que “peligraría la paz pública” si eso “llegará” a suceder y concluía: “De
seguir como han venido las cosas, dentro de poco tiempo ciudadano y boxeador serán
sinónimos”220
.
Era la época del “boom”, se empezó a hablar de ciencia, de buen boxeo y mal boxeo: “Pero
llegó la ciencia, recibió el comercio todos los chismes necesarios para cultivar ese deporte,
resultó que había campeón nacional, se improvisaron matchs con boxistas de pan llevar, se
fundaron clubes, apareció el delirio”221
. Néstor Forero Morales fue un ácido crítico del mal
boxeo. Para él, los bogotanos eran testigos de “pobres espectáculos” sin ninguna calidad
Pujilística:
Y la ola invasora llega hasta Bogotá. La fiebre del box, impuesta por la moda se
desvanece. Un instinto púnico se apodera de los boxeadores que llegan y contagia a los
naturales de la meseta andina. La tramoya se impone como un requisito de la profesión
misma. Se engaña al público, se simulan victorias, se ensayan derrotas. La comandita es un
precepto y la clave del ring es inviolable. Para un psicólogo, el público es el espectáculo. El
ejercicio loado por Maeterlinck en una hora de miedo o esnobismo, ha degenerado en la
219 El Dr. Mirable, “Su excelencia el músculo”, Cromos XIII:304 (1922): 246. 220 El Dr. Mirable, “Su excelencia…, 246. 221 El Dr. Mirable, “Su excelencia…, 246.
80
más repugnante pantomima. Las piltrafas de los rings tropicales se presentan como ases de
un arte que desconocen y sin embargo explotan, y nuestros ingenuos boxeadores aborígenes
son adiestrados prematuramente en la artimaña y la sorpresa.222
Para él, Bogotá, en transición de una gris atonía a un colorido cosmopolitismo, era un
ciudad capaz de aguantar los más paupérrimos espectáculos: “La farándula despliega su
lona; la ópera bufonesca y silbante, recibe en el Colón el aplauso de los sordomudos; el
toreo impúber hace vibrar con sus desplantes y la canzonetista desmirriada y afónica, se
hace arrojar flores. Bogotá todo lo soporta, sonreída y benévola”223
. La caricatura boxística
a la que el público asistía, no era mas que la confirmación del arribo y la irrupción de la
“era de la antropofagia” puesto que la calidad del espectáculo era paupérrima: “La única
mira de estas temporadas cinematográficas es la explotación del público. Asistimos
doloridamente a la bancarrota del boxeo. Su reino fugaz ha terminado por la decrepitud de
sus sacerdotes. Y Bogotá, que todo lo soporta y comprende, sonríe sutilmente ante la
farsa”224
. Una “farsa” que, para ese entonces, ya tenía muchos practicantes, aficionados y
espectadores.
Boxeadores de muchos lugares del país y del extranjero, compitieron por la supremacía
pugilística en la ciudad: “Aquí todo puño nacional o extranjero que se salga de las
proporciones habituales ejerce una sugestión irresistible y aun puede generar
acontecimientos de mucha trascendencia”225
. Renato Van-Hoorde, Benjamin Brewer,
Ricardo Jordán, Luis E. Garníca, Rafael Plata, Raúl Ansel, King Salomón, Ramón
Rodríguez, Nicolás Cabral, Gabriel Maldonado, Víctor Vásquez y el héroe local Rafael
Tanco son algunos de los que participaron del espectáculo:
Sin embargo, hay que conceder al deporte favorito del pueblo norteamericano, una
relativa belleza, pues resulta innegable que cuando un pugilista de origen latino logra
equilibrar simultáneamente la plenitud de la fuerza con la gracia de la línea y la elegancia,
como Carpentier, por ejemplo, la emoción que deja en el ánimo tiene que ser estética. De
ahí que Bogotá esté entrando por el boxeo y vea en Rafael Tanco el verdadero exponente de
tal deporte como figura perfectamente apolínea, digna de estar esculpida en los antiguos
mármoles, conmemorando el símbolo de las victorias olímpicas.226
222 Néstor Forero Morales, “La ciudad y el sport”, El Gráfico XIII:646 (1923): 731. 223 Néstor Forero Morales, “La ciudad y…, 731 224 Néstor Forero Morales, “La ciudad y…, 731 225 El Dr. Mirable, “Su excelencia el músculo”, Cromos XIII:304 (1922): 246. 226 Sin autor, “El boxeo”, Patria. Revista de ideas I:35 (1925): 22.
81
Tanco fue el primer boxeador popular que tuvo la ciudad y uno de sus primeros héroes
deportivos. Elegido de manera sui generis Campeón Nacional, Tanco enfrentó a Rene Van-
Hoorde en agosto de 1921; con motivo de la pelea, el “especialista” en materia de “box”
Mayor Carlos Padilla, quien actuaba como juez, crítico y periodista de los combates,
escribió: “Quien ha sido como el señor Van-Hoorde, asiduo asistente a la sala Desmet, no
puede menos de ser un buen boxeador. El señor Tanco es ampliamente conocido entre
nosotros como boxeador de primer orden para que tengamos necesidad de detenernos a
analizar sus conocimientos técnicos”227
. El de Padilla es un caso especial, era un verdadero
agente del campo deportivo, era activo en la organización de las peleas, parecía ser dueño
de un capital cultural que le permitió ser reconocido desde el “amanecer boxístico” como
un “verdadero” experto en la materia: “El señor Mayor Carlos Padilla, sin duda el mejor
técnico en estas materias actuará como juez”.228
La pelea Tanco vs Van-Hoorde gozó de un amplio cubrimiento en las revistas culturales de
la ciudad. Los boxeadores, de la noche a la mañana, se convirtieron en personajes públicos
con destacada exposición mediática. El Tiempo, Cromos y El Gráfico dedicaron páginas
227 Carlos Padilla, “El match de boxeo Tanco-Van Hoorde”, El Gráfico XI:561 (1921): 172. 228 Carlos Padilla, “El match de boxeo…, 172.
82
enteras a la promoción del “match”. Eduardo Castillo, al inicio de un amplio reportaje con
los dos peleadores decía:
Necesaria fue la honda repercusión emocional que tuvo en el mundo entero el
match Carpentier-Dempsey para que nos interesásemos primero, y nos apasionáramos luego
por aquel deporte sano y varonil que se traduce en pujanza y hermosura corporales para los
pueblos que lo aman y lo practican. Tal es la causa que ha producido en Bogotá un
entusiasmo tan vivo por el encuentro entre el señor Rafael Tanco, nuestro campeón nacional
de box, y el señor Renato Van Hoorde, ciudadano belga de nacimiento pero colombiano de
corazón, que también es un pugilista de escuela.229
Después de la pelea Tanco-Van-Hoorde las veladas boxísticas se hicieron cada vez más
comunes. Ya se podía hablar de “expertos” y el interés creció. Los asistentes también
aumentaron; del pequeño Olympia, se pasó al Luna Park y de ahí al circo de San Diego con
capacidad para 3.000 espectadores. La pelea entre Tanco y Benjamín Brewer230
, que el
primero perdió al recibir un solo golpe, quedó en los anales deportivos de la ciudad. Años
después, con motivo de otra derrota de Tanco frente al norteamericano Reid, Armando
Solano recordó:
Recuerdo la noche en que un boxeador también norteamericano, derribó a nuestro
campeón del primer golpe. Pasaron los segundos, los minutos, y el cuerpo admirado del
229 Eduardo Castillo, "El match Tanco-Van Hoorde", Cromos XII:269 (1921): 68. 230 “El señor Brewer es norteamericano, ejerce de minero en el Chocó y es hombre de gran fortaleza, aunque
se halla lejos de las características del atleta clásico que Tanco ostenta gallardamente.” Sin autor, “El match
Tanco-Brewer”, Cromos XII:281 (1921): 261.
83
deportista, que produjo al caer sobre el tablado un golpe seco, no recobraba el movimiento.
Cundió en el público la sensación del pánico, del espanto, que luego se trocó en la del dolor,
y después en la de una ira incontenible y homicida. Gran trabajo le costó al vencedor
escapar a la cólera popular, y la casa en donde se refugió tuvo que ser vigilada por largas
horas con un cordón policial.231
La antesala a la primera pelea con Brewer estuvo marcada tanto por reflexiones sobre el
carácter y la raza de los peleadores, como por lo que significaba para el mundo moderno el
enfrentamiento a puños entre dos hombres: “El hombre primitivo, dominado aún por los
apetitos de la selva, y el hombre superior, refinado por luengos siglos de cultura,
concuerdan en parecida admiración por el campeón gallardo […]”232
. Carlos Padilla en la
previa de la pelea mencionó la forma como ésta era esperada por toda la ciudad: “Nuestra
vieja urbe se halla conmovida en estos días por el combate de box que se efectuará el 29 de
los corrientes en el salón Olimpia. En las plazas, en las calles, en los cafés y aún en las
casas mismas, todo el mundo pregunta: <<¿Qué tal resultará el americano? ¿encontrará
Tanco un rudo adversario esta vez? ¿Sabe boxear Brewer o no sabe?>>”233
231 Armando Solano, “Campeón vencido”, Patria. Revista de ideas III:58 (1925):19. 232 Sin autor, “El próximo encuentro Tanco-Brewer”, Cromos XII:280 (1921): 244. 233 Carlos Padilla, “Match Tanco-Brewer”, El Gráfico XI:573 (1921): 358.
84
Los triunfos de Tanco fueron recibidos como de la ciudad, era un favorito sentimental del
pueblo, un héroe popular; por eso al momento de perder, el público no lo perdonó y
reaccionó de manera violenta234
. Dice Solano:
Y ahora cae. Cae con la tristeza, con el abandono, con el indolente fatalismo de
todos los vencidos. Quienes lo aclamaron gritan contra él y lo punzan con crueles dicterios.
Oye al descender del ring la rechifla en vez de las palmas, y ve que la policía no lo rodea
para moderar el entusiasmo de la multitud que anhela estrecharlo y ponerlo sobre sus
hombros, sino para defenderlo de una turba congestionada que trata de herirlo. Es el fracaso
clásico, teñido con los lívidos colores de la más profunda y deprimente tristeza. Es el final,
es el ocaso, es el desastre, el aniquilamiento, la extinción, cuadro perennemente
desgarrador, que ensombrecen, si posible fuera, todavía más, las balbucientes explicaciones,
las tímidas protestas, que le roban grandeza a todo hundimiento. Hablo, como nadie dejara
de comprenderlo, del aspecto sentimental de este golpe. Yo ignoro si profesionalmente
tendrá o no remedio. Solo me preocupa ahora la crisis que transforma súbitamente el
admirador en perseguidor vociferante, y al pedestal en picota. Es el drama sombrío del arte,
de la ciencia, de la política. El insuceso nos asecha. El fracaso ronda en torno del campo de
todas nuestras batallas.235
Solano reclamaba por lo variante de los tiempos, lo efímero del triunfo y lo limitado de la
gloria: “Nuestros contemporáneos son descontentos, demoledores, iconoclastas, y miran
toda consagración como una irradiante desigualdad. La capacidad admirativa se disminuye
todos los días, lo cual debe hacernos pensar con terror si será que está restringiéndose la
facultad de comprender. Pero aunque el derrumbamiento de los ídolos sea suceso cotidiano
ahora, nadie pretenderá que carezca de una amarga emoción que nubla los ojos y anuda la
garganta”236
. La crítica estaba dirigida a la fragilidad de la victoria, a la amargura de la
derrota, sentimientos que lograba despertar un deporte incipientemente masivo pero que
sobresalía por su público: “Grandes campos de juego, panoramas pintorescos elegidos para
que el gran público sienta la curiosidad de ver disputarse una prueba a los atletas; rings
levantados en el circo taurino o en el amplio teatro donde pueden presenciar miles de
aficionados, son la fórmula única de iniciarse primero a la masa, interesándola,
proporcionándola tal vez un espectáculo a ratos cruel, convirtiéndola luego en aficionada y
sacando finalmente un numero limitado de creyentes <por si> que será el verdadero efecto
234 “Careciendo aquí de convicción y de escuela deportivas, no teniendo, gracias a Dios, la dureza sajona,
nuestra gente va al boxeo, en busca, ante todo, de un rasgo de elegancia y de gentileza. De ahí que Tanco
fuese durante varios años un favorito, y que sus triunfos fueran saludados siempre como triunfos de la
ciudad.” Armando Solano, “Campeón vencido”, Patria. Revista de ideas III:58 (1925): 19. 235 Armando Solano, “Campeón vencido”, Patria. Revista de ideas III:58 (1925): 19. 236 Armando Solano, “Campeón vencido”…, 19.
85
útil de una labor tan ardua y prolongada”237
. El boxeo fue el primer deporte que movilizó al
pueblo, el primero al que asistieron de manera masiva los bogotanos y el primero que
despertó sus pasiones de manera irrefrenable.
Para responder a la necesidad de consumo que impuso la popularización del boxeo, la
revista El Gráfico publicó el elogio del pugilismo de Maeterlinck; el premio Nobel era un
referente para los defensores del boxeo238
. Dice el pequeño editorial: “Con motivo del
desafío de pugilato que ha de celebrarse esta noche en el Olimpia entre el campeón
colombiano Rafael Tanco y Ben Brewer, púgil americano, ha habido enorme entusiasmo,
sobre todo entre los jóvenes, por el desarrollo de los músculos. Nada más oportuno en este
momento que el artículo que va enseguida, de Mauricio Maeterlinck, y que hemos
traducido tomándolo de uno de sus preciosos libros”239
.
El entusiasmo por el boxeo convocó a más publico y más practicantes: “Son pocos los días
que trae de instalado el boxeo entre nosotros y ya hemos podido apreciar algunas de sus
ventajas sociales. Muchos de nuestros elegantes han abandonado la sala de café por el
<<ring>> y han trocado su antigua disipación por una completa austeridad”240
. Decía El
Gráfico, al resaltar la figura de los señores Ricardo Jordán y Luis E. Garnica,
santandereanos, que se empezaban a dedicar al boxeo. Sobre Jordán el artículo aseguraba
que tenía la figura de un Hércules moderno, algo “raro” por su condición de alumno de la
Facultad de Derecho, lo que era un motivo para refutar la tesis sobre la incompatibilidad
entre fuerza e intelecto.
237 “Boxeo espectacular” Patria. Revista de ideas III:60 (1925): 27. 238 “Y cuan hermosa selección, ordenada al sentido exacto de las voluntades de la naturaleza, no traería
consigo las práctica intensiva del pugilato, en el que se concentrarían todas las esperanzas de la gloria militar
y la selección es, después de todo, la única cosa realmente importante de que tengamos qué preocuparnos; es
el primero, más vasto y más eterno de nuestros deberes para con la especie.” Mauricio Maeterlinck, “Elogio
del pugilato”, El Gráfico XI:574 (1921): 374. 239 Sin autor, “Elogio del pugilato”, El Gráfico XI:574 (1921): 374. 240 Sin autor, “El entusiasmo por el boxeo”, El Gráfico XI:580 (1921): 475.
86
A finales de 1922 las veladas se realizaban cada 15 días en el circo San Diego. Había una
empresa, dirigida por Jorge Wills Pradilla que se dedicaba a la promoción del espectáculo.
Pradilla fue el primer personaje público que apostó por la institucionalización del deporte y
contribuyó de una manera significativa al surgimiento del campo deportivo en Bogotá. En
la preparación de las peleas no escatimaba en gastos, era común que el circo se
“desbordara” de gente. La velada empezaba a las 3:30 de la tarde, cuando se realizaba en el
circo de San Diego se vendía el aforo de 3.000 espectadores por completo, acostumbraba
tener 3 preliminares, la pelea central podía generar apuestas del orden de los 1.700 pesos
oro y una de las reglas era que el “Knock Out” se daba antes del sexto round241
. La boleta
costaba “veinte duros”, más costosa que para los toros o el teatro. Las mujeres no pagaban
y los niños entraban dos por uno. El boxeo contó desde 1922 con un comité departamental
encargado de vigilar que se cumpliera el reglamento. Su secretario era el mismo Wills
Pradilla. Entre las funciones del Comité estaban: ratificar el campeón nacional en distintas
categorías, aprobar la realización de “matchs” entre boxeadores del ranking, nombrar los
241 Vale la pena poner en perspectiva la cifra de 1.700 pesos oro. Una colección completa de la Constitución
Política y todos los códigos nacionales valía 6 pesos empastada en cuero. Una docena de cervezas 1.20. pesos.
87
“referee” para las peleas y matricular a los boxeadores para llevar una estadística de los
practicantes242
.
El boxeo fue el primer deporte que gozó de una organización institucional que no dependió
de los clubes o los colegios. Formada con espíritu burocrático, la organización es el primer
ejemplo de autonomía del campo deportivo en Bogotá. El boxeo fue el primer deporte
masivo y con arraigo popular. En las veladas organizadas durante la década de los 20 se
consolidó el proceso que insertó el deporte, de manera definitiva, en el panorama social de
la ciudad. Nunca antes se había vivido un “boom” de ese tipo.
242 Sin autor, “Reglamentación del boxeo en Colombia” El Tiempo, Bogotá, 28 de noviembre, 1922, 7.
88
CONCLUSIONES
Los años entre 1910 y 1930 son definitivos en el surgimiento del campo deportivo en
Bogotá. Durante esos años el ejercicio público de prácticas y consumos deportivos
constituyó un escenario social en el que el deporte se insertó en las dinámicas de uso del
tiempo libre en la capital. Las transformaciones sociales, culturales, educativas, políticas y
económicas que vivió la ciudad, así como su relación con la educación y el mundo del
trabajo permitieron que se constituyera un escenario desde el que emergió el deporte como
un espacio de la vida social. Por esos años el esparcimiento “sano” era una preocupación de
las clases dirigentes que reconocían los peligros que representaban el alcohol, las ideologías
extranjeras y la cuestión social. Frente a esas “amenazas” la cultura física irrumpió como
respuesta de sectores intelectuales, políticos, empresariales y estatales que vieron en el
deporte y sus expresiones un medio para consolidar el discurso capitalista.
La influencia del deporte se sintió en el escenario público donde compitió y en algunos
casos reemplazó espacios tradicionales de sociabilidad como la iglesia, las fiestas
religiosas, las corridas de toros, obras musicales y presentaciones de teatro. Uno de los
principales escenarios de penetración del deporte fue la escuela donde, como parte de la
pedagogía moderna, se insertó en las dinámicas educativas de la “nueva era”,
convirtiéndose en un valor necesario de todos los proyectos educativos de la época. El caso
del Gimnasio Moderno es paradigmático puesto que el colegio fundado por Agustín Nieto
Caballero fue líder en la promoción del deporte como parte de la “nueva” ética ciudadana
que estaba reservada a dirigir los destinos de la república.
El rico debate intelectual de los años 20 en Colombia fue un espacio de controversia en el
que existió lugar para la discusión sobre la importancia del deporte. Es precisamente
durante esa década que los deportes experimentaron un auge que, asociado con la discusión
de sus bondades y problemas, convirtió sus consumos y prácticas en una actividad de
notable visibilidad social. El surgimiento inicial del deporte como campo autónomo de la
vida social, permitió que las mujeres, que en otros espacios comunes veían restringida su
actividad, disfrutaran las bondades del incipiente proceso de secularización que
experimentó el país por esos años. Aunque restringido a las mujeres de la élite y la alta
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sociedad el deporte fue, sin duda, un espacio en el que la actividad femenina compitió
directamente con el dominio y control masculinos.
El debate intelectual de los años 20 en Colombia está permeado por las discusiones sobre la
secularización y el problema social. Estas dos dimensiones permitieron que dentro de
algunas discusiones de los intelectuales de la época se incluyeran varios aspectos de la
sociedad como la cultura, la religión, la economía y la política. La relación entre deporte y
los aspectos anteriormente mencionados fue un ejemplo de la forma en que en Bogotá
existió una preocupación por los obreros y sus modos de vida. Cómo controlar el tiempo
libre de los obreros y hacer de su trabajo algo más “productivo” es el eje sobre el que giró
la controversia puesto que el deporte se consolidó como una herramienta para “mejorar la
vida” de los sectores populares.
El “nacionalismo criollo” y la defensa de la raza “latina” se relacionaron directamente con
el avance de los deportes en Bogotá. La popularización de las prácticas y los consumos
deportivos fue vista con ambigüedad. Por una parte, había un sector de la sociedad y la
intelectualidad que veía en los deportes muestras claras de un “fastidioso extranjerismo”
que pretendía imponer las costumbres de los “sajones”. Por otra parte, había quienes
entendían los deportes como un escenario ideal para demostrar la superioridad de las razas
“latinas” e “hispanas”. En una época de profundo antiamericanismo y de influencia cultural
francesa, la “lucha de las razas” se experimentó con bastante intensidad en los campos
deportivos. Fue en ellos donde la amargura de la derrota se sintió con mayor dureza. Basta
recordar a Armando Solano que lamentó la derrota del campeón nacional Rafael Tanco así:
“El descalabro ensaya su mueca sarcástica, mientras suena la hora de lanzárnosla en pleno
rostro”.
La salud, la higiene y la belleza fueron temas de debate y preocupación durante los años
veinte en Colombia. Cómo promover la cultura de la “vida sana” en las clases populares era
uno de los objetivos fundamentales del Estado. Tener una población sin problemas de salud
era asegurar trabajadores “rendidores”. En una ciudad en proceso de completar su
transición moderna, la insalubridad, la falta de espacios de esparcimiento y la lucha contra
el alcohol marcaron los derroteros por los que se promovió el deporte como una alternativa
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necesaria para la “decadencia”, la “miseria” y la “melancolía” propias del “ocio infecundo”
por fuera del trabajo en la fábrica. La publicidad es una de las herramientas de control más
importantes. En su labor de promover la salud y el cuidado del cuerpo nada fue más
efectivo.
La respuesta estatal al aumento y popularización de las prácticas y los consumos deportivos
fue la confirmación de la importancia del deporte. La ley 80 de 1925 fue la primera
iniciativa legislativa que pretendió involucrar al Estado directamente en la promoción de
una estructura burocrática que permitiera la institucionalización del deporte y su
consolidación como fenómeno social relevante de la vida urbana. Es a través de la ley que
el Estado comienza a intervenir en la vida deportiva del país. Si bien es cierto que la
mayoría de las iniciativas estatales para promover el deporte, aún hoy, se mantienen en el
papel, la importancia de la ley no puede ser subestimada como ejemplo del surgimiento del
campo deportivo.
En los primeros e incipientes años de la actividad deportiva el golf fue el deporte por
excelencia de las élites. Aunque había otros deportes practicados por los estratos altos de la
sociedad como el tenis o la hípica, es evidente que el “real y antiguo juego” fue el que se
destacó por ser un elemento de distinción y diferenciación social. La presencia de
extranjeros y de representante exclusivos de nuestra sociedad fue valorado, promovido y
respetado por las distintas publicaciones culturales de la ciudad que veían en el golf un
“juego ideal” para promover la unión de las “razas y los pueblos”. Si bien se puede aceptar
que en algunos casos son los mismos golfistas los que escriben sobre su actividad, es
innegable que durante los 20, el campo de golf y sitios como el Country Club se
constituyeron en espacios de sociabilidad que antes no existían y que ayudaron a que un
sector de los habitantes de la ciudad se relacionara con el deporte de una manera distinta,
burocrática y organizada.
El boxeo fue el primer deporte que gozó de una burocracia institucional propia e
independiente de cualquier otro tipo de organización como clubes o colegios. El boxeo fue
el primer deporte popular en la ciudad de Bogotá. Como espectáculo fue el primero que se
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ofreció “profesionalmente” y para el que se organizaron jornadas especiales. Las veladas
boxísticas organizadas durante la década de los 20 consolidaron el proceso que insertó el
deporte, de manera definitiva, en el panorama social de la ciudad. El “boom” del boxeo fue
el escenario en el que, por primera vez, un deporte se puso de moda en la capital de la
república. El Dr. Mirabel en Cromos lo sintetizó así: “Ningún espectáculo ha sido aquí de
tanta sensación como estas luchas; ninguno ha tenido tan enorme público ni se ha pagado a
tan subidos precios”. Muchos practicantes participaron de ese auge que convirtió al
pugilismo en una diversión favorita del público de Bogotá.
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