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EL NACIMIENTO DEL TAIJIQUAN CONTEMPORÁNEO
Entrevista a Li Deyin
Luis Soldevila
En 2006 cumplió 50 años el Taijiquan Simplificado de 24 movimientos, la llamada "forma de
Pekín", una rutina muy controvertida que no sólo cumplió de sobra su objetivo, la
popularización del Taijiquan en toda China, sino que llegó mucho más allá: lo dio a conocer en
todo el mundo y contribuyó a la revitalización de los estilos tradicionales. El profesor Li Deyin,
sobrino del creador de esta forma y compilador de rutinas de competición y abanico, nos habla
del nacimiento del Taijiquan estandarizado y de su contribución a la divulgación del arte.
Usted se inició en el mundo de las artes marciales tradicionales muy pequeño debido a la
influencia de su familia. Nos gustaría que nos hablara de su juventud y de cómo vivió el proceso
de la creación de la forma estandarizada de 24 movimientos.
Sí, la vida en mi casa giraba alrededor de las artes marciales tradicionales. Era algo que estaba
integrado en el día a día. Mi abuelo, Li Yulin, era una persona muy conocida y respetada en los
círculos marciales, y se dedicaba por completo a la enseñanza, por lo que desde muy pronto entré
en contacto con este ambiente. La influencia de mi abuelo fue muy importante para todos
nosotros, especialmente para mi padre, Li Tianchi, y mi tío, Li Tianji, que también fueron famosos
artistas marciales. La norma en la familia era que al margen de la profesión a la que uno quisiera
dedicarse, el Wushu tenía que ser parte de tu vida.
Por eso los pequeños teníamos que aprenderlo. Igual que mis hermanos y primos, yo tenía la
obligación de practicar por las tardes, después de salir del colegio, bajo la supervisión de mi
abuelo. Cuando hacíamos algo mal, o si nos distraíamos o no nos empleábamos al cien por cien, se
enfadaba mucho con nosotros y nos reprendía con mucha severidad.
Mi abuelo siempre fue de la opinión de que los niños debían empezar aprendiendo Shaolin. Decía
que el gongfu de Shaolin daba a los niños estabilidad, flexibilidad y resistencia. A partir de la
adolescencia, alrededor de los catorce años, empezaba a enseñarnos Xingyiquan, porque decía
que este arte nos aportaría potencia y velocidad. Y más adelante, al final de la adolescencia, más o
menos cuando acabábamos la enseñanza media, empezaba a enseñarnos Taijiquan porque
pensaba que era el arte más sutil de los que él conocía y que nos ayudaría a desarrollar la
sensibilidad y la inteligencia.
La forma de Taijiquan simplificado se empezó a gestar en 1955, cuando yo estaba terminando la
enseñanza media, poco antes de entrar en la universidad. Recuerdo que cuando llegué a la
universidad yo seguía practicando mi Taiji siempre que podía, y la gente se me acercaba y me
preguntaba qué era aquello que estaba haciendo. En aquella época las artes marciales y el
Taijiquan apenas se practicaban en los colegios y las universidades.
¿Ni siquiera se enseñaba Shaolin?
No, en los centros de enseñanza y como parte del programa educativo no. Por supuesto había
quien fuera del colegio practicaba Shaolin y Taiji, pero no era algo que se enseñara oficialmente.
Entonces en los colegios se practicaban deportes más convencionales, carrera, atletismo, fútbol,
ese tipo de cosas. Pero si alguien quería aprender artes marciales tenía que hacerlo fuera del
colegio. Tenía que buscar un buen profesor y aprender al estilo tradicional, ganarse el derecho a
ser alumno de un maestro, pasar por la ceremonia del baishi y esas cosas. Pero desde luego la
enseñanza oficial no fomentaba el aprendizaje del Wushu en ninguna de sus formas. Por todo eso
el aprendizaje de las artes marciales parecía algo fascinante, misterioso, pero que al mismo tiempo
requería un gran espíritu de sacrificio, disciplina, esfuerzo. No era algo que pudiera hacer
cualquiera.
En 1953 el gobierno de Pekín creó lo que se llamó el Consejo Nacional de Deportes con el fin de
regular todo lo relacionado con las actividades deportivas. Este consejo organizó la primera
conferencia de artes marciales chinas y la primera competición de Wushu a escala nacional, que se
celebraron simultáneamente en Tianjin, donde yo estaba estudiando el bachillerato. Tras aquella
conferencia se llegó a la conclusión de que el Wushu era un gran tesoro de China y de que era
necesario hacer un esfuerzo para promoverlo y difundirlo por todo el país. Así pues, se tomaron
dos medidas dirigidas a conseguir ese objetivo: la primera fue la creación de un comité especial
del Consejo Nacional de Deportes dedicado a la promoción del Wushu que sería la máxima
autoridad en la investigación y divulgación de las artes marciales chinas en todo el país. La
segunda decisión fue reunir a todos los campeones de aquella competición en un centro de
entrenamiento, al que se llamó Universidad Central de Deportes, donde se formó el primer equipo
nacional de artes marciales chinas.
Esto ocurrió en 1955. Mi tío, Li Tianji, fue nombrado primer entrenador de este equipo nacional,
pero al año siguiente lo trasladaron al comité de artes marciales del Consejo Nacional de Deportes
y se le encomendó la misión de compilar una forma estandarizada de Taiji. La idea era que para
poder difundir eficazmente el Wushu por toda la nación era necesario encontrar algo que pudiera
ser fácilmente asimilado y practicado por el mayor número posible de personas, y se llegó a la
conclusión de que entre las diferentes artes marciales que se engloban en el Wushu, el Taijiquan
era la más adecuada.
Pero para llevar adelante este proyecto, primero era necesario resolver dos problemas. El primero
era encontrar una forma que fuera fácil de aprender. La forma tradicional del estilo Yang tenía
más de cien movimientos, y no todo el mundo tenía el interés o el tiempo necesarios para
aprender una forma tan larga y tan compleja. Era necesario diseñar una que se pudiera realizar en
cinco o seis minutos, de manera que la gente pudiera practicarla en el trabajo, durante el
descanso, a la hora de comer, a la hora del té... De lo contrario iba a ser muy difícil lograr atraer a
la gente a ese tipo de ejercicio, conseguir que no pensaran "Oh, esto es demasiado largo,
demasiado difícil, no tengo tiempo".
El segundo problema era similar al que existe en China con la enorme variedad de idiomas y
dialectos. De un condado a otro se hablan lenguas prácticamente diferentes. Para conseguir una
verdadera popularización del Taijiquan había que estandarizar ese trabajo, de modo que todo el
mundo aprendiera la misma forma y que se enseñara con la misma metodología y los mismos
principios en todo el país.
Para diseñar la secuencia de movimientos de esa nueva forma, el comité invitó a varios maestros
famosos de la época. En representación del estilo Chen estaba Chen Fake, el abuelo de Chen
Xiaowang; por el estilo Wu, Wu Tunan; como representante del estilo Sun mi tío, Li Tianji; por el
estilo Yang, Tian Zhenfeng y Zhang Wenguang; por el estilo Li, Gao Ruizhou; y también estaba el
historiador Tang Hao. De modo que se reunió a todas estas personas para que seleccionaran los
movimientos que se debía incluir en la forma estandarizada. La única premisa era que debía ser
una forma simplificada y breve que la gente de la calle, sin conocimientos previos de Wushu,
pudiese aprender en poco tiempo.
El problema surgió cuando llegó el momento de decidir en qué estilo se debía basar la forma
estandarizada. Obviamente, cada uno de los maestros opinaba que su estilo debía ser el elegido,
por lo que se decidió tomar dos o tres movimientos representativos de cada estilo y combinarlos.
Y lo que ocurrió fue lo mismo que habría ocurrido si se reúnen una persona de Pekín, otra de
Shanghai, otra de Cantón y otra de Shuzhou y crean un nuevo idioma combinando los cuatro
dialectos. El resultado final sería tremendamente difícil de entender y de aprender. Como era de
esperar, cuando se hizo pública esta primera versión, fue rechazada. En lugar de conseguir una
forma sencilla de aprender y de practicar, se había hecho algo todavía más complicado.
Tras el fracaso de este primer intento el Consejo Nacional de Deportes encomendó al Comité de
Artes Marciales la elaboración de la nueva forma simplificada. El comité estaba formado por varios
especialistas. Uno de ellos era Tang Hao, el historiador del Taijiquan, que había sido el responsable
de la supervisión de los materiales de enseñanza para el gobierno central de Nanjing durante el
período de la República de China, antes de la instauración de la República Popular. Los otros eran
Mao Buhao y Wu Gaoming, dos famosos artistas marciales, aunque no especializados
concretamente en Taiji, y mi tío, Li Tianji, que fue transferido al comité para dirigir al grupo en la
elaboración de la nueva forma.
Este comité decidió que la nueva forma estandarizada tenía que estar basada en el estilo más
popular de Taiji, y sin ninguna duda el estilo Yang era el más practicado en China en aquel
momento. Las formas tradicionales tenían entre ochenta y cien movimientos, pero muchos de
ellos eran repeticiones, en realidad sólo había unas cuarenta posturas diferentes. Entre aquellas
cuarenta y tantas posturas se seleccionaron las veinticuatro más representativas del Taiji estilo
Yang.
A continuación hubo que elaborar todo el material de enseñanza necesario para la divulgación de
la forma: fotos, textos explicativos, etc., y este material se publicó oficialmente en 1956. De hecho
el año pasado se celebró oficialmente el 50 aniversario del Taijiquan simplificado de 24
movimientos con una ceremonia en la ciudad natal de Yang Luchan, Yongnian, en Hebei.
¿Qué reacciones se produjeron entre la comunidad marcial cuando se presentó públicamente la
forma de 24?
Cuando se publicó la forma simplificada en 1956 hubo muchas críticas. En el mundo de las artes
marciales las reacciones fueron por lo general muy negativas. Hubo quien dijo que aquello no era
Taiji estilo Yang, que era el estilo de Li Tianji, ya que era él quien aparecía en las fotos de los libros
mostrando las posturas. Pensaban que si el Taijiquan simplificado se basaba en el estilo Yang,
debería haber sido uno de los guardianes del estilo Yang quien hubiera compilado y mostrado la
forma. Y aunque Li Tianji era sobre todo un gran experto en Taiji estilo Sun, también había
aprendido de Li Jinglin el Taiji estilo Yang y la espada de Wudang. En última instancia, el trabajo
que le habían encomendado sus jefes era popularizar el Taiji, y lo hizo utilizando como
herramienta el estilo más popular, no siguiendo sus preferencias personales.
Después de cincuenta años, muchas de esas personas, o de las que aún viven, agradecen el efecto
que ha tenido la forma de 24 movimientos, ya que ha conseguido convertir el Taijiquan en la más
conocida y practicada de todas las artes marciales chinas en todo el mundo. Y no ha perjudicado a
los estilos tradicionales. Al contrario, ha contribuido a la revitalización del Taijiquan tradicional,
incluso de algunos estilos que casi habían desaparecido.
Sin el efecto divulgador que ha tenido la forma de Pekín posiblemente no se hubiera producido el
resurgir y el auge actual de Chenjiagou y del Taijiquan estilo Chen. En 1956 la aldea de Chenjiagou
estaba muy abandonada, el monasterio de Shaolin estaba prácticamente en ruinas... De hecho el
primer grupo de extranjeros aficionados al Taiji que visitó Chenjiagou fue un grupo de alumnos
japoneses que habían aprendido el Taijiquan simplificado y que, interesados por saber más sobre
los orígenes del Taiji, decidieron visitar aquel lugar perdido donde había nacido el estilo Chen.
A pesar de su juventud en aquella época, usted participó muy activamente en la divulgación de
la forma de 24. ¿Fue por su parentesco con Li Tianji y su cercanía al proceso, o hubo otras
razones?
En realidad no fue porque mi tío hubiera sido el principal creador de la forma simplificada. En 1957
yo empecé a estudiar la carrera de Economía en la Universidad Popular de Pekín y, como decía
antes, entonces en la universidad muy poca gente practicaba artes marciales. Así que me involucré
activamente en la difusión del Taiji y de la forma de 24 movimientos en el ámbito de la
universidad. Cuatro años después, cuando me licencié en 1961, había una gran cantidad de gente
practicando Taiji. Entonces el rector de la universidad me llamó, y a la vista de los resultados que
habíamos conseguido me propuso que me quedara allí enseñando Taiji. Me gustó la idea y acepté,
y eso es lo que acabé haciendo durante más de cuarenta años, hasta que me retiré. En la
actualidad el Taijiquan simplificado es parte del currículo de la Universidad Popular. Todos los
nuevos alumnos deben aprenderla en el primer año, al final del cual tienen que pasar un examen y
demostrar que la dominan.
¿Hasta que punto influye el éxito de la forma de 24 en que creara las siguientes formas
estandarizadas?
Yo participé en la compilación o el diseño de las formas de competición de 42 y 48 movimientos,
pero no fue por la influencia de la forma de Pekín. La responsabilidad de compilarlas me fue dada
por el Consejo Nacional de Deportes chino. Ambos trabajos fueron encargos que recibí.
La razón por la que se creó la forma de competición de 42 fue que en 1990 se iban a celebrar los
Juegos Asiáticos en Pekín, y el Consejo quería organizar un gran torneo de Taijiquan. Pero una vez
más surgió el problema de la gran diversidad de los estilos tradicionales de Taijiquan. Por esta
razón hacía falta una forma estandarizada de competición.
Entonces ya existían formas de competición de los estilos Chen, Yang, Sun y Wu. El problema era
que si se elegía uno de estos estilos para ese gran torneo, se vería como una decisión injusta para
los demás. Por ello se consideró que era necesario crear una forma que combinara los principales
estilos. Entonces el Consejo Nacional de Deportes, lo que ahora es la Asociación China de Wushu,
me puso al frente de un grupo de especialistas para compilar una forma de competición.
Se trataba de seleccionar los movimientos más característicos de cada estilo y combinarlos en una
forma equilibrada y adecuada para la competición. Por una parte, el número de movimientos de
cada estilo debía ser proporcional a su divulgación en China en aquel momento. Y por otra, esta
vez el objetivo no era simplificar, sino que resultaba evidente que una rutina de competición debía
incluir posiciones exigentes y difíciles de ejecutar. Como puede ver, la idea era completamente
diferente. Con la forma de 24 era mucho más simple. Se debían tomar los movimientos esenciales
de la forma tradicional del estilo Yang, sin modificarlos en absoluto, y enlazarlos en una rutina
simplificada, de modo que en esencia es una forma tradicional abreviada. En la de 42 había
movimientos y transiciones que no eran genuino Taiji tradicional, de modo que el trabajo era
mucho más complicado y hubo que realizar bastantes cambios y adaptaciones.
Cuando se publicó la forma de 42 fui yo quien apareció en las fotos que acompañaban el texto
explicativo de la forma, pero esta vez no hubo las críticas que había provocado la forma de 24.
Nadie dijo que fuera la forma o el estilo de Li Deyin, y yo creo que la razón es que había elementos
nuevos, era una forma nueva.
¿Por qué decidió crear sus formas de gongfu de abanico?
En realidad las formas de gongfu de abanico son las únicas que he creado simplemente por interés
personal, porque me apetecía. Las formas de competición fueron trabajos que me encomendaron,
pero esto surgió por simple afición.
Yo había visto en los últimos años a mucha gente practicando diferentes formas de abanico, pero
en realidad eran más bien como danzas. Entonces pensé, ¿por qué no unir el abanico con el
Wushu, por qué no crear una forma que muestre el uso marcial que se puede dar a un abanico,
que se pueda practicar como un entrenamiento marcial? El hecho es que históricamente el
abanico nunca se había considerado un arma, era más bien un elemento artístico, pero tampoco
era la primera vez que las artes marciales asimilaban como arma un objeto que no había sido
concebido para el combate.
Dice la tradición que el emperador Qiang Long (Huang Di), de la dinastía Qing, decidió en una
ocasión hacer un viaje de incógnito por el sur del imperio para conocer de primera mano cómo
vivían sus súbditos. Según la leyenda, emprendió este viaje él solo y vestido como la gente
corriente, y únicamente llevaba un abanico para defenderse. Por supuesto, es muy poco probable
que esto sucediera. En primer lugar porque un emperador nunca salía solo, siempre iba rodeado
de un séquito que incluía a diferentes maestros de artes marciales y una guardia personal. Así que,
probablemente más por el folclore que por una realidad histórica, el abanico se fue asociando de
alguna manera a lo marcial. Y de hecho tiene sentido, ya que el abanico es un objeto pequeño y
manejable, que no llama la atención, que no parece un arma. Y desde luego se puede utilizar como
un arma.
El caso es que dada la popularidad que estaba empezando a tener el abanico, pensé que se podía
crear una forma que pudiera practicar cualquier persona, bien como una coreografía artística o
como una rutina de entrenamiento marcial. Esa fue la idea original, pero hubo otro hecho que me
animó a hacerlo. Cuando compilé la primera forma de abanico en 2001 fue más o menos cuando
se presentó la candidatura de Pekín para los Juegos Olímpicos de 2008, y recuerdo que todo el
mundo estaba pendiente de las votaciones. En los ambientes deportivos y marciales de la ciudad
todo el mundo estaba entusiasmado, había un apoyo masivo a la candidatura.
En Pekín hay una gran asociación deportiva de personas mayores que decidió organizar una
exhibición multitudinaria de Taijiquan en la plaza de Tiananmen como gesto de apoyo a la
candidatura olímpica, y me pidieron que les ayudara a prepararla. Pero también querían que esa
exhibición reflejara el entusiasmo y la alegría de vivir de los mayores en la China actual, y que al
mismo tiempo tuviera algo que ver con el Taiji y las artes marciales.
Pero para eso una demostración de Taijiquan no era lo mejor, porque mucha gente asocia el Taiji
con lo viejo, y a los ancianos con el Taiji.
Por eso pensamos que quizá era el momento de cambiar un poco esa perspectiva, de mostrar que
los ancianos no sólo podían hacer ejercicios lentos y suaves, sino también cosas más vistosas y más
enérgicas. Entonces me pareció que para esta exhibición en la plaza de Tiananmen tenía que
diseñar algo que se alejara un poco de la imagen típica del Taiji. Esa fue por así decirlo la segunda
fuente de inspiración.
Por otra parte está la música. Las artes marciales tradicionales no utilizan ningún tipo de música
para el entrenamiento, pero cuando se intenta coordinar a un gran número de personas
ejecutando una forma, la música puede resultar muy útil. Entonces pensé en la posibilidad de
utilizar un tema musical concreto para acompañar la forma, y a continuación se me ocurrió diseñar
la forma adaptándola a la pieza musical, de modo que al oírla fuera fácil seguir los movimientos.
Había una canción de Tu Hong-Gang, un cantante muy famoso en Hong Kong, que se
llamaba Gongfu chino. Era una canción con un aire muy épico que habla del Wushu, y me pareció
que la nueva forma de abanico podía ilustrar muy bien su espíritu y su contenido. El ritmo de la
música marca la cadencia de la forma, pero además los movimientos están relacionados con la
letra, ya que la canción va enumerando distintas artes marciales chinas y la forma va
reproduciendo movimientos de los diferentes estilos, como el Chang Quan, o Puño Largo, el
Taijiquan, Nan Quan, etc.
Y creo que el resultado fue muy satisfactorio, porque la gente primero memorizaba la canción, y
después al aprender los movimientos, los asociaba automáticamente con las estrofas. De hecho
conseguí que Tu Hong-Gang viniera a la exhibición y cantara en directo la canción, Zhong Guo
Gongfu, en aquella exhibición. Otra de las motivaciones que me impulsaron a hacer este
experimento fue unir la música y el entrenamiento propio de las artes marciales en una especie de
nuevo arte un poco más asequible para la gente de la calle.
Usted también ha añadido música al Taijiquan simplificado de 24 movimientos y a la forma de
espada de 32. Es evidente que la música es un buen método para sincronizar a un grupo, ¿pero
no limita eso la práctica de la forma, al practicarla siempre se haga a la misma velocidad?
Esta es una cuestión que se discute muy a menudo en los círculos marciales, si debe o no debe
haber música, si ayuda o distrae. Todo el mundo sabe que tradicionalmente las artes marciales no
tienen nada que ver con la música. En la práctica de las artes marciales tradicionales se busca la
concentración, la unificación de la mente con todo el cuerpo, y es evidente que para eso la música
no ayuda.
Por otro lado, las cosas han cambiado. Antiguamente la gente practicaba mucho en solitario,
incluso a escondidas, o en pequeños grupos en privado. Pero ahora es muy habitual ver
practicando formas a grupos muy grandes, de más de cien personas. ¿Cómo conseguir que un
grupo tan grande trabaje al mismo ritmo, con movimientos sincronizados? La música es un mero
instrumento de control del ritmo que facilita la práctica en grupo. De hecho antes se probaron
diferentes métodos. El primero fue ir recitando los nombres de los movimientos, "Bai He Liang
Chi... Shou Hui Pi Pa..." Pero eso resulta un tanto molesto. También se han utilizado gongs, o
timbales, pero en mi opinión la música es mucho más agradable.
Por otra parte cada vez se realizan más exhibiciones, y a menudo, aunque la coordinación de un
grupo sea buena, ver estas demostraciones en silencio puede resultar un poco aburrido. Y quizá la
razón fundamental para mí es que la música ayuda a los principiantes a memorizar y ejecutar los
movimientos, y es una fuente de disfrute. No es simplemente como ir a un gimnasio a entrenarse
y a sudar.
Y por supuesto si una persona o un grupo no quiere utilizar la música, no tiene por qué hacerlo.
Como decía antes, en la práctica intermedia o avanzada de Taijiquan y otras artes marciales
tradicionales muchas veces es necesario el silencio, la concentración, y hay que trabajar con
diferentes cambios de ritmo, de velocidad. En ese tipo de práctica está claro que la música no
tiene mucho sentido.
Por último, ¿dónde ha quedado el empuje de manos en todo este proceso de estandarización y
popularización? ¿Cree que es posible o que se debería estandarizar?
Mi opinión personal es que el Tuishou no es para todo el mundo, no es algo que se pueda
popularizar como el Taiji. El empuje de manos es más un juego entre dos personas que una
competición en la que uno tiene que ganar, aunque en general sí se puede juzgar cuál de esas dos
personas lleva mejor a la práctica los principios del Taiji. Como dicen los clásicos, se debe utilizar la
suavidad para vencer a la dureza. Pero para llevar eso a la práctica hace falta tener un alto nivel,
estrategia y un buen entrenamiento, y eso no se da mucho.
Creo que en algún momento se deberían llegar a estandarizar las normas de competición de
Tuishou, pero no su práctica. Y por otra parte tampoco creo que sea posible. La práctica del
empuje de manos se debe basar en los sistemas de cada estilo y de cada profesor, más que en
crear unas series de movimientos o de secuencias de Tuishou. No creo que el empuje de manos
deba ser algo unificado, sino un ejercicio relajado, abierto.
Una cosa diferente son las reglas de competición. Se deberían llegar a establecer unas reglas de
competición que todo el mundo respetase: qué está permitido y qué no, qué es ganar y qué es
perder, qué es aceptable y qué no lo es. Pero fuera de esto, la estrategia que cada uno utilice, o su
preparación, es asunto suyo. No hay ningún método que pueda garantizar la victoria.
Esta entrevista ha sido posible gracias a la generosa y entusiasta ayuda de Alan McDonnell y Mick
the Greek y a la hospitalidad de Faye y Tary Yip, que además realizó la interpretación del chino al
inglés.
Luis Soldevila es traductor e instructor de Taijiquan estilo Chen.