“AÑO DE LA DIVERSIFICACIÓN PRODUCTIVA Y DEL FORTALECIMIENTO DE LA EDUCACIÓN”
TEMA : EL MODO DE PRODUCCIÓN COMO BASE MATERIAL DE LA VIDA DE LA SOCIEDAD
FACULTAD : INGENIERIA CIVILESPECIALIDAD : INGENIERIA CIVILCURSO : CIENCIAS SOCIALES PROFESOR A : ELVA ALEJO HUAYTACICLO : II
SECCIÓN : A
INTEGRANTES :
ZANABRIA SAIRITUPAC ELVISCASTILLO QUISPE ANGEL ANIBALVELASQUEZ HUAMANTUPA JOELDE LA CRUZ MARTINEZ JORGEMORON MOZO PEDROPEREZ JOACHIN GABYCAVERO URIBE GIANMARTIN
ICA – PERÚ2015
DEDICATORIA
A DIOS POR DARME LA VIDA E ILUMINAR NUESTRO CAMINO
A NUESTROS PADRES POR SU COMPRESIÓN Y
CONSTANTE APOYO MORAL
2
AGRADECIMIENTO
A NUESTRA PROFESORA ELVA ALEJO HUAYTA POR LA
TRANMICIÓN DE SUS CONOCIMIENTOS Y EXPERIENCIAS
A MIS COMPAÑEROS DE ESTUDIOS POR SU
PERSEVERANCIA, DEDICACIÓN Y RESPONSABILIDAD
3
INTRODUCCIÓN
A la vida material de la sociedad se refiere, ante todo, el trabajo de los
hombres, por el que éstos producen los objetos y bienes necesarios para su
subsistencia: alimentos, vestidos, viviendas, etc. El trabajo es una necesidad
natural eterna, condición indispensable para que la sociedad pueda existir.
Como decía Engels, antes de dedicarse a la política, la ciencia, el arte o la
religión, los hombres necesitan comer, beber, tener una vivienda y vestirse. Las
premisas materiales naturales del proceso de producción son el medio
geográfico y la población. Sin embargo, aunque estas condiciones ejercen
sensible influencia sobre la marcha del desarrollo social, lo aceleran o frenan,
no son lo que constituye la base del proceso histórico. En un mismo medio
natural pueden existir regímenes sociales diferentes, y la densidad de
población influye de manera diversa en distintas condiciones históricas. A
diferencia de los animales, que se adaptan pasivamente al medio, el hombre
obra sobre él activamente, obteniendo los bienes materiales necesarios para su
existencia con ayuda del trabajo, el cual presupone el empleo y fabricación de
instrumentos especiales.
La sociedad no puede elegir esos instrumentos a su arbitrio. Cada nueva
generación, cuando llega a la vida, se encuentra con los instrumentos de
producción que crearon generaciones anteriores, y de ellos se vale,
perfeccionándolos y modificándolos gradualmente. La sociedad no puede
renunciar a ellos y volver a instrumentos de épocas pasadas -del tractor al
arado romano, de la industria maquinizada al rudimentario taller del artesano
medieval-, pues esto significaría la muerte, si no de la sociedad entera, sí de la
mayoría de sus miembros, al escasear los bienes materiales necesarios para la
vida de una población muy acrecida. Al mismo tiempo, el progreso de esos
instrumentos se halla subordinado a un cierto orden de sucesión. La
humanidad no pudo, por ejemplo, pasar directamente del hacha de piedra a la
central electroatómica. Cada perfeccionamiento o invento tiene que ser
consecuencia de los anteriores, ha de apoyarse en la gradual acumulación de
experiencia productiva, de hábitos de trabajo y de conocimientos dentro del
propio país o dentro de otro país más avanzado. Pero los instrumentos de
trabajo no funcionan por sí mismos. El papel central en el proceso de
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producción corresponde a los hombres, a los trabajadores que crean y ponen
en acción esos instrumentos gracias a sus hábitos y a la experiencia que
poseen. Los instrumentos de producción, los medios de trabajo con ayuda de
los cuales son creados los bienes materiales, y los hombres que llevan a cabo
el proceso de producción apoyándose en la experiencia que a este respecto
poseen, forman las fuerzas productivas de la sociedad. La producción no es
obra del hombre aislado, a semejanza de Robinson en su isla deshabitada.
Tiene siempre un carácter social. En el proceso de producción de bienes
materiales, los hombres, quiéranlo o no, se relacionan de un modo o de otro, y
el trabajo de cada productor se convierte en una partícula del trabajo social.
Incluso en las primeras fases de la historia, los hombres hubieron de unirse
para subsistir, para, con ayuda de los instrumentos más toscos, lograr lo
medios de existencia en lucha con las fieras, los elementos, etc. A medida que
la división social del trabajo se desarrolla, esta dependencia recíproca de los
hombres no hace sino crecer. Así, al aparecer las industrias, el campesino
depende del artesano, los artesanos dependen unos de otros y de los
campesinos, etc. Los productores se hallan relacionados, pues, entre sí por
numerosos vínculos.
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1. Papel del medio geográfico y de la población en el desarrollo de la
sociedad
1.1Papel del medio geográfico en el desarrollo de la sociedad
Medio geográfico se llama la Naturaleza que circunda a la Sociedad, las
condiciones naturales exteriores de la vida de la Sociedad: el clima, el suelo, la
riqueza del subsuelo, etc.
El medio geográfico es una de las condiciones indispensables y permanentes
de la vida material de la Sociedad.
El hombre, actuando sobre la Naturaleza con la ayuda de los instrumentos
de producción y utilizando las fuerzas de la Naturaleza (el agua, el fuego, el
viento, &c.), produce los medios de existencia que necesita para su vida, los
bienes materiales.
El medio geográfico influye sobre el desarrollo de la Sociedad, acelerándolo,
por ejemplo, en los países que disfrutan de una favorable posición geográfica y
que cuentan con riquezas naturales o, por el contrario, frenándolo, donde las
condiciones son adversas.
Sin embargo, el medio geográfico no desempeña, ni mucho menos, un papel
determinante. Su influencia sobre la Sociedad depende del nivel de desarrollo
de la producción material y no es la misma bajo diversos estados de las fuerzas
productivas.
Por ejemplo, los ríos y los mares, en las primeras fases del desarrollo de la
Sociedad, aislaban a los hombres, pero con el progreso de la construcción
naval y de la navegación, se convirtieron en vías de comunicación y se
transformaron en medios de acercamiento, de enlace entre las naciones. En
otros tiempos, muchos yacimientos útiles (carbón, petróleo, minerales, etc.) no
tenían para la Sociedad ningún valor; en cambio, con la industria y la técnica
modernas, desempeñan un enorme papel en la producción de los bienes
materiales. La propia posibilidad de explotación de las riquezas naturales está
determinada por el carácter del régimen social. Así, bajo el socialismo existen
6
posibilidades inmensamente mayores de descubrir y de explotar los
yacimientos útiles, que bajo el capitalismo.
El medio geográfico es una condición necesaria para la actividad productora
del hombre. Sin la interacción con la Naturaleza, luchando contra la cual el
hombre obtiene los medios de subsistencia, es inconcebible la actividad
laboral, actividad productora alguna.
El medio geográfico puede ejercer una acción doble en el desarrollo de la
sociedad. Las condiciones naturales favorables (existencia de riquezas
minerales, bosques, ríos, clima sano, etc.) contribuyen al desarrollo de la
sociedad. En cambio, las desfavorables influyen negativamente en el desarrollo
de la sociedad. / Por ejemplo, la ausencia de minerales útiles frena el desarrollo
industrial, un clima extremadamente seco dificulta el desarrollo de la
agricultura, etc.
Partiendo de que el medio geográfico tiene una importancia de no poca
consideración para el desarrollo de la sociedad, los representantes de la
tendencia geográfica de la Sociología sobreestiman el papel que ésta
desempeña y creen que el desarrollo social se determina bien por dicho medio
en su conjunto bien por algunos elementos de él, como el clima, la existencia
de ríos, etc.
En la época del imperialismo la tendencia geográfica ha adquirido en varios
Estados capitalistas el aspecto de la llamada geopolítica, teoría
pseudocientífica que justifica la política agresiva de los países imperialistas. En
la Alemania hitleriana los representantes de la geopolítica plantearon la
exigencia de *espacio vital* para los alemanes, que supuso la *fundamentación
teórica* de las pretensiones del fascismo alemán al dominio mundial y estaba
llamada a justificar su política bandidesca de guerras y saqueo de otros
pueblos.
Es evidente que, en el aspecto científico, la tendencia geográfica es
inconsistente por completo. No da ni puede dar respuesta a la cuestión de qué
causas son las que originan el desarrollo de la sociedad y por qué dos países
contiguos como Checoslovaquia [1918-1992] y Austria, verbigracia, que se
desenvuelven en condiciones geográficas aproximadamente iguales, se
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encuentran en distintas fases de organización social: en Checoslovaquia ya
está constituido el socialismo [1960-1990], en tanto que Austria sigue siendo un
Estado Burgués. La tendencia geográfica no tiene en cuenta que el medio
geográfico se desarrolla mucho más lentamente que la vida social, y por eso,
naturalmente, no puede determinar el desarrollo social. Así las condiciones
naturales del País Soviético apenas han variado en los últimos cien años. Más
en este tiempo el feudalismo fue sustituido por el capitalismo, el capitalismo por
el socialismo, y actualmente en la URSS [1922-1991] se está construyendo [...]
el comunismo.
De lo dicho se infiere que el medio geográfico no es la causa determinante
del desarrollo de la sociedad, pese a que constituye una condición necesaria
de la vida social. Puede únicamente contribuir a este desarrollo de la sociedad
o a frenarlo.
1.2La explosión demográfica y los desequilibrios de la
población
La explosión demográfica es, pues, una de las grandes preocupaciones
ambientales de fines del s. XX. Y, aunque el ritmo de incremento parece
haberse hecho más pausado, con "sólo" 81 millones de personas al año, si no
se reduce, en el año 2025, según cálculos de los expertos de la ONU, que nos
muestra el gráfico, la tierra habrá aumentado en 2,200 millones de personas
más y estará poblada por más de 8,039 millones de habitantes.
Evolución Histórica de
la Población MundialEl Futuro Inmediato
8
Horizontal: Desde (-5000)
millones de años hasta 1997
Vertical: De 0 a 6000 millones de
habitantes
Pero la población de la tierra presenta, además, acusados contrastes en su
distribución espacial y notables desequilibrios en su composición. Así el 90%
vive en el hemisferio norte; el 50% se sitúa entre los 20º y 40º de latitud norte y
preferentemente en la periferia o por debajo de 500 m. Ciertos factores
naturales, como el clima o el relieve, justifican la atracción de algunas regiones
y los vacíos de otras, pero son factores humanos, sociales, económicos,
políticos y de comportamiento demográfico, los que explican la distinta
ocupación del espacio.
Se producen también desequilibrios en la estructura de la población y en su
distribución por edad, sexo y niveles de desarrollo, los cuales no han hecho
más que acrecentarse con la explosión demográfica, dado que, en nuestros
días, se da básicamente en los países subdesarrollados o en desarrollo, cuya
fecundidad se mantiene alta, mientras que declina en los desarrollados, los
cuales hace ya tiempo han superado la fase de transición
demográfica.Consecuencia de este desigual crecimiento son las muy distintas
cifras de población entre regiones y sus diferencias en la edad. Así, en los años
cincuenta de nuestro siglo, con una población en torno a los 2,500 millones,
unos 800 millones, el 32%, vivían en los países desarrollados, mientras que los
restantes 1,700, el 68%, lo hacían en los subdesarrollados o en vías de
desarrollo. Mediados los noventa, de los 5,500 millones censados sólo un 24%,
unos 1,300 millones vivían en países desarrollados, representando los
subdesarrollados un 76% del total, unos 4,200 millones de personas.
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Y en el futuro todos los cálculos apuntan en el mismo sentido: en el 2025
sólo 1,220 vivirán en regiones desarrolladas, aproximadamente un 20%; 1,159
en países subdesarrollados y nada menos que 6,818 se situarán en las
regiones menos desarrolladas, lo que significará que un 80% vivirá en los
países más desfavorecidos económicamente. Considerados por zonas, será en
Asia Meridional, África y los Países Árabes donde se producirán los
crecimientos demográficos más fuertes, siendo más moderados en Asia
Oriental, América Latina y Caribe. En el lado contrario, tanto en América del
Norte como en Europa la población, salvo por vía de inmigración, no aumentará
casi nada o descenderá, dado que su media de fecundidad, apenas 1.7 por
mujer, está por debajo de la tasa de reemplazo, 2.1 hijos por mujer.
Así, Europa, que en 1990 tenía 498 millones de habitantes, pasará, si estos
datos no cambian, a tener sólo 486 millones en el 2050.
En los países ricos y desarrollados la población, además, envejece de
forma alarmante. El contraste de esta situación con la de países en desarrollo
que mantienen alta su fecundidad en presencia de mortalidades bajas es
evidente en los casos que ilustra el gráfico, que enfrenta la Pirámide de
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Población de Suecia con la deUganda. Nos encontramos ante un mundo
joven y pobre o con dificultades de desarrollo y otro envejecido y rico.
Otro desequilibrio básico es el que afecta al reparto de la población por
sexos y a la situación de la mujer. De los 5,300 millones de habitantes que
tenía el mundo en 1990, menos de la mitad, 2,630 millones, eran mujeres,
aunque las desigualdades regionales fuesen y sigan siendo considerables. En
muchos países esta población femenina sufre una clara discriminación, que
afecta a sus derechos cívicos y a su nivel de nutrición, de atención sanitaria o
de educación. Su papel es, sin embargo, esencial en el comportamiento
demográfico; la fecundidad está muy relacionada con cuestiones tales como la
edad de contraer matrimonio [alrededor del 50% de las mujeres africanas, el
40% de las asiáticas y el 30% de las latinoamericanas se casan antes de los
18], lo que constituye un indicador de alta fecundidad, su nivel de educación, el
uso o no de anticonceptivos, etc.
Las políticas demográficas y los planes de desarrollo han tendido con
frecuencia a olvidar estos aspectos, reforzando a veces su papel reproductor.
Hoy en día se considera que la mejora de su estatus y su participación en la
gestión de los programas demográficos es de suma importancia para el
tratamiento de los problemas ambientales
2. Modos de producción, fuerzas productivas y las relaciones de
producción
2.1 MODOS DE PRODUCCIÓN
CONJUNTO DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN QUE CADA SOCIEDAD UTILIZA PARA
OBTENER LOS DISTINTOS BIENES NECESARIOS PARA LA SUBSISTENCIA. COMPRENDE
LAS RIQUEZAS NATURALES O MATERIAS PRODUCTIVAS, LOS CONOCIMIENTOS Y
MEDIOS TÉCNICOS UTILIZADOS PARA LA PRODUCCIÓN, Y LA PROPIA FUERZA
PRODUCTIVA DEL SER HUMANO.
"Las relaciones sociales están íntimamente vinculadas a las fuerzas
productivas. Con la adquisición de nuevas fuerzas productivas, los hombres
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cambian su modo de producción, y con el cambio del modo de producción,
cambian todas sus relaciones sociales.
Marx, La miseria de la filosofía, 1847
"Las condiciones de producción corresponden a un estadio determinado del
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas
condiciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad,
Marx, Introducción a la crítica de la economía política, 1859
2.2. FUERZAS PRODUCTIVAS
2.3. RELACIONES DE PRODUCCION
Son las relaciones que entablan los seres humanos, en cuanto agentes del
proceso de producción; estas relaciones son necesarias para poder llevar a
cabo la producción de los bienes deseados, y son independientes de la
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voluntad de los agentes productivos. Pueden tener un carácter técnico o
social.
Las relaciones sociales de producción se establecen en función de la posición
que ocupan los agentes en cuanto a la propiedad o no de los medios de
producción. Se pueden establecer relaciones sociales de colaboración (si todos
son propietarios de los medios de producción, en cuyo caso ningún sector de la
sociedad vive de la explotación de otro) o relaciones de explotación, de
exclusión, de dominación (si unos son propietarios de los medios de producción
y otros no).
En este último caso la relación de dominación es una relación explotador-
explotado, en la medida en que los propietarios de los medios de producción
viven del trabajo de los no propietarios. Para Marx, esta relación de explotación
es la típica de las sociedades clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la
capitalista.
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3. DIALECTICA DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS Y DE LAS
RELACIONES DE PRODUCCIÓN
En su célebre Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política,
Marx resumió las tesis fundamentales de la concepción materialista de la
historia. En él se plantean, entre otras, las relaciones y los vínculos dialecticos
que unen a las fuerzas productivas con las relaciones de producción. Estas
relaciones y vínculos dialecticos debemos entenderlos con las acciones y
relaciones, las influencias, las contradicciones, las dependencias y
correspondencias que entre ellas se producen.
Significaba Marx, al mismo tiempo, que dentro de esas relaciones y vínculos
dialecticos, el elemento dinámico, el motor impulsor del desarrollo social son
las fuerzas productivas.
Así, afirmaba: “En la producción social de su vida, los hombres contraen
determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad; estas
relaciones de producción corresponden a una determinada fases de desarrollo
de sus fuerzas productivas.” Aquí apuntaba directamente el carácter
dependiente de las relaciones de producción con relación a las fuerzas
productivas.
El Análisis preciso de esta relación dialéctica hace que el desarrollo de la
historia aparezca como algo coherente y explicable, surgiendo así la luz sobre
el aparente reino del caos y la arbitrariedad que rodea los hechos históricos.
Es evidente que en la medida en que el hombre se ve obligado a luchar a brazo
partido contra la naturaleza para arrancarle sus riquezas y poder subsistir y
desarrollarse, se ve obligado a hacerse más diestro, a dominar más la técnica y
a asimilar mejor las experiencias que va sacando en el trabajo; de aquí que
vaya enriqueciendo sus conocimientos en el proceso productivo. En esta lucha
por evitar que la sociedad se estanque y perezca, se ve obligado también a
perfeccionar los medios con los cuales produce, es decir, los medios de
producción. De esta forma se va produciendo lenta pero ineludiblemente el
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desarrollo de lo que Marx llamó las fuerzas productivas materiales de la
sociedad.
En algunos momentos del desarrollo de la historia, las relaciones de producción
se encuentran en consonancia con las fuerzas productivas existentes y
permiten por tanto el desarrollo de las mismas. Mas esta concordancia está
sujeta al cambio, pues al ir incrementándose las fuerzas productivas,
evidentemente las relaciones de producción que hasta ese momento han
existido, ya no podrán seguir correspondiendo con las mismas, y por ello
tenderán a frenarlas. Este desarrollo constante d las fuerzas productivas
provoca necesariamente un choque con las relaciones de producción
existentes, ya que están no cambian con la misma rapidez con que lo hacen
aquellas.
Cuando se produce esta situación de choque entre las fuerzas productivas y
las relaciones de producción, la sociedad se encuentra en un punto en el cual
tiene que producir la ruptura con las relaciones de producción existentes, a fin
de que las fuerzas productivas puedan seguir incrementándose y permitir así el
avance y el desarrollo social.
Siempre que esta contradicción se ha dado en la historia su solución ha sido a
favor del desarrollo social.
La sociedad ha ido recorriendo el cambio de un modo de producción, donde
sus relaciones de producción no permiten ya el desarrollo de las fuerzas
productivas, a otro donde las nuevas relaciones de producción si van a permitir
su desarrollo.
En sus orígenes la sociedad conoció el modo de producción de la comunidad
primitiva, en el cual las relaciones de producción existentes estaban
caracterizadas por la propiedad social sobre los medios de producción y las
relaciones de colaboración y ayuda mutua en el trabajo. Este tipo de relaciones
de producción obedecía a que los rudimentarios instrumentos de producción
(herramientas de piedra, el arco y la flecha) con que se contaba excluía la
posibilidad de luchar aisladamente contra las fuerzas de la naturaleza. Si no
querían morir de hambre, devorados por las fieras o ser víctimas de las otras
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tribus, los hombres tenían pues que trabajar en común, haciéndose
dependiente el uno del otro, y todos del grupo al que pertenecían. Así en
grupos era como organizaban la pesca, recogían los frutos, construían sus
viviendas, etc.
El trabajo en común, condujo a la propiedad colectiva de los instrumentos de
producción y a la distribución igualitaria de lo producido. No había clases, no
había explotación. El bajo nivel de las fuerzas productivas, hacía que los
hombres apenas pudieran obtener lo imprescindible para subsistir. No existía
por consiguiente un excedente en la producción que pudiera ser objeto de
apropiación privada.
El hombre lentamente fue adquiriendo más experiencia en el trabajo y fue
haciéndose de instrumentos mejores, así llego a conocer los metales.
Comenzó a utilizar el hacha de hierro, la azada, el arado de hierro, etc.,
elevando por consiguiente la productividad del trabajo y abriendo amplias
posibilidades al desarrollo de la agricultura.
Al desarrollarse las fuerzas productivas comenzó a aparecer un excedente, se
podía producir más de lo que se consumía en forma inmediata, y se creó por
tanto la posibilidad, de apropiarse del trabajo ajeno; así apareció pues la
propiedad privada y la desigualdad de los bienes.
Mientras cada hombre no podía producir más de lo que necesitaba para su
sustento, no existía el excedente, el plusproducto; y por tanto era imposible la
explotación. A los prisioneros de guerra se les daba muerte o se les convertía
en miembros de la comunidad en igualdad de condiciones con los otros
miembros de la misma. Pero con el aumento de la productividad que ya se
había logrado en la posibilidad de apropiación por consiguiente del
plusproducto, el problema de los prisioneros de guerra adquirió una
significación social distinta, ya que en aquellas condiciones resultaba mucho
más ventajoso convertirlos en esclavos.
Por otra parte, también algunos miembros de la comunidad empezaron
lentamente a caer en la esclavitud. De esta forma surgió la explotación del
hombre por el hombre, transformándose así las relaciones de producción, de
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relaciones de cooperación y ayuda mutua, basadas en la propiedad social de
los medios de producción, en relaciones de explotación de unos hombres por
otros, basadas en la propiedad privada de estos medios o instrumentos de
producción.
Tales fueron las consecuencias que tuvieron los cambios operados en los
instrumentos de producción, y la elevación de la productividad del trabajo. En
suma, el desarrollo de las fuerzas productivas condujo a la sustitución de la
comunidad primitiva por la sociedad esclavista.
Es bueno señalar que en todos los regímenes sociales que han precedido al
socialismo esta contradicción no era resuelta totalmente, pues a la larga, las
nuevas relaciones de producción que sustituían a las viejas, estorbaban tarde o
temprano el desarrollo, y devenían por consiguiente freno del avance social.
Este proceso a través del cual las fuerzas productivas, en la medida que
crecen, tienden a buscar nuevas relaciones de producción que les faciliten un
mejor desarrollo, no es más que la manifestación de la existencia de la ley que
postula la concordancia o correspondencia necesaria entre las relaciones de
producción con el grado de desarrollo de las fuerzas productivas.
De aquí que Marx apuntara lo siguiente: “Al llegar a una determinada fase de
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de una sociedad chocan con las
relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión
jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han
desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas,
estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de
revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos
lenta o rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.”
Es claro que en esta relación dialéctica, si bien el factor decisivo son las
fuerzas productivas, las relaciones de producción influyen sobre las mismas.
Así existe una influencia activa de las relaciones de producción sobre las
fuerzas productivas al modelarse ambas en el modo de producción existente.
Toda acción de las fuerzas productivas sobre las relaciones de producción
viene acompañada de una reacción de las segundas sobre las primeras.
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En términos relativos, las relaciones de producción de elemento determinado
puede devenir elemento determinante, más en términos permanentes el
elemento principal y determinante son las fuerzas productivas. De aquí el
importante papel que juegan las relaciones de producción en la sociedad, pues
son las que facilitan o entorpecen el desarrollo de las fuerzas productivas.
Estas contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de
producción que venimos analizando dentro del marco de un modo de
producción determinado, adquieren su expresión en el plano social, en la lucha
que se entabla entre las clases reaccionarias que representan a las relaciones
de producción existentes y, por consiguiente, no quieren el cambio de las
mismas; y las clases revolucionarias, que luchan por el desarrollo de la
sociedad, y, por consiguiente, buscan el cambio para implantar unas nuevas
relaciones de producción que garanticen el desarrollo de las fuerzas
productivas.
Así, en el modo de producción capitalista, los burgueses quieren mantener las
relaciones de producción capitalistas existentes, mientras que el proletariado
lucha por instaurar las relaciones de producción nuevas, socialistas.
4. Historia de la sociedad como desarrollo y sucesión sujeta a los
leyes de los medios de producción
El materialismo histórico no impone a la historia esquemas preconcebidos, no
trata de ajustar a sus conclusiones los acontecimientos del pasado y del
presente. Todo lo contrario, él mismo es una generalización científica de la
historia.
La conclusión de que la historia de la humanidad es una sucesión consecutiva
de formaciones económico-sociales descansa en conocimientos científicos
fidedignos que poseemos del pasado. La humanidad ha conocido cuatro
formaciones: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo y capitalismo, y
actualmente vive en una época de transición a la formación siguiente, el
comunismo, la primera fase del cual es lo que se conoce como socialismo.
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A continuación trataremos de peculiarizar sólo los rasgos más generales de las
formaciones económico-sociales, prescindiendo de los detalles y rasgos
específicos y secundarios que tan abundantes son en la historia de cada país y
de cada época.
El aumento del dominio que el hombre ejerce sobre la Naturaleza halla su
expresión en la evolución de las fuerzas productivas de la Sociedad. Y con la
evolución de éstas, cambia también el otro aspecto necesario de la producción
material: las relaciones de los hombres en el proceso de la producción, las
relaciones de producción; cambia el régimen económico-social. El cambio de
las formaciones económico-sociales (ver) en la historia (el régimen de
comunismo primitivo, el régimen esclavista, el feudal, el burgués, el socialista)
es, ante todo, la substitución de unas relaciones de producción por otras más
progresistas. Este cambio es siempre la consecuencia, necesaria y sujeta a
leyes, de la evolución de las fuerzas productivas de la Sociedad. El
afianzamiento de las nuevas relaciones de producción suele tener lugar con el
derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción. Los
méritos más grandes de la teoría del materialismo histórico de Marx radican,
por consiguiente, en haber puesto ante todo, su atención en las condiciones
objetivas de la producción material, en las leyes económicas que rigen la vida
de la Sociedad y que son el fundamento de toda la actividad histórica de los
hombres. Gracias a la teoría de Marx, “el caos y la arbitrariedad que imperaban
en las opiniones sobre la historia y sobre la política dejaron el puesto a una
teoría científica asombrosamente compleja y armónica, que revela cómo de un
sistema de vida social, al crecer las fuerzas productivas, se desarrolla otro más
alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo”
(Lenin). Descubrir en la producción material el verdadero fundamento de toda
la vida y de la evolución de la Sociedad, permitió comprender por vez primera
el gran papel creador que las masas populares y trabajadoras desempeñan en
la historia. La historia de la evolución social fue comprendida por primera vez
como “la historia de los propios productores de bienes materiales, la historia de
las masas trabajadoras, que son el factor fundamental del proceso de
producción y las que llevan a cabo la producción de los bienes materiales
necesarios para la existencia de la sociedad. Esto quiere decir que la ciencia
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histórica, si pretende ser una verdadera ciencia, no debe seguir reduciendo la
historia del desarrollo social a los actos de los reyes y de los caudillos militares,
a los actos de los “conquistadores” y “avasalladores” de Estados, sino que
debe ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los bienes
materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia de los
pueblos” (Stalin). En dependencia del modo de producción existente, de la
existencia material de la Sociedad, se estructura también un determinado
carácter histórico de todo el régimen social, de las instituciones políticas, la
manera de pensar de los hombres, sus concepciones, ideas y teorías. La
existencia social determina la conciencia social. No es posible comprender
correctamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y teorías, si
se pierde de vista la base material de su origen: la estructura económica de la
vida de la Sociedad. No se puede comprender por qué en una época
determinada nacen unas instituciones e ideas, y otras en distinta época, si se
toman como punto de partida las propias instituciones e ideas y no el modo de
producción. Por ejemplo, las formas del Estado explotador (el Estado
esclavista, feudal y capitalista) siempre dependieron de la división de la
sociedad en clases: esclavistas y esclavos, feudales y siervos, burgueses y
proletarios.
También las formas de la conciencia social (las concepciones políticas, la
filosofía, la ciencia, la religión, &c.), dependen siempre, en última instancia, de
las relaciones de producción imperantes entre los hombres, formas que
cambian radicalmente al cambiar el modo de producción, al cambiar el régimen
económico. Al explicar el origen y la dependencia de las instituciones políticas,
ideas y teorías respecto del modo de producción, la teoría del materialismo
histórico no niega, ni mucho menos, la importancia de las primeras en la vida
de la Sociedad. Al contrario, el materialismo histórico subraya su enorme papel
social. Y con ello, difiere de raíz del materialismo económico) (ver). Una vez
surgidas, las instituciones e ideas políticas y sociales se convierten en una
fuerza que influye sobre las propias condiciones que las habían engendrado.
Actúan como fuerzas reaccionarias al servicio de los sectores y clases
atrasados de la Sociedad, frenan el desarrollo social; o bien, sirviendo a las
clases avanzadas y revolucionarias, impulsan ese desarrollo. El materialismo y
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el historicismo consecuentes están íntima e indisolublemente unidos en la
teoría del materialismo histórico. Por eso, precisamente, con el descubrimiento
de la teoría del materialismo histórico, la ciencia social se ha convertido por vez
primera en la auténtica ciencia sobre las leyes que rigen la evolución de la
Sociedad humana.
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