“El Grito de Alcorta. Una mirada antropológica de la cotidianeidad de la lucha”
Cristina Solián1
Introducción
El presente trabajo es un primer avance en el intento de dar cuenta de la cotidianeidad
de la lucha agraria iniciada en Alcorta hacia 1912 cuyos protagonistas, los chacareros
arrendatarios del sur santafesino, hicieron su debut gremial en aquellas primeras décadas del
siglo XX. Además este estudio, de característica exploratoria y que cuenta con material
empírico basado en entrevistas realizadas a algunos familiares de referentes de la lucha
agraria2, intenta también reconstruir las imágenes que sus parientes más cercanos tienen de
esos líderes agrarios
Las entrevistas fueron realizadas en profundidad en la localidad de Alcorta a
familiares de algunos líderes de la lucha de los colonos, como es el caso de Francisco Menna,
Angel Bujarrabal y Francisco Bulzani, siendo un obstáculo la reticencia de uno de ellos a
brindar información acerca de sus familiares y en los otros dos casos, si bien las entrevistas
fueron realizadas en profundidad cuando eran personas muy mayores, al retomar el trabajo ya
habían fallecido lo que limitó la posibilidad de continuar profundizando. Estos testimonios
son analizados desde un contexto teórico que supone acceder al conocimiento de situaciones
que se viven cotidianamente y que a pesar de ser el modo en que se desenvuelve la vida
social, no suelen ser tematizadas públicamente. (Achilli; 2005)
Y como una conceptualización de la vida cotidiana puede significar una diversidad de
cuestiones, dentro del contexto teórico del presente trabajo se considera que la vida cotidiana
no está fuera de la historia, sino en el mismo corazón de los acontecimientos históricos y que
toda gran hazaña histórica concreta se hace particular e histórica precisamente por su posterior
efecto en la cotidianeidad. (A Heller; 1985)
1 CeaCu – Facultad de Humanidades y Artes – Universidad Nacional de Rosario2 Dichas entrevistas fueron realizadas en el marco de la adscripción a la Cátedra Metodología (Orientación Sociocultural), a cargo de la Prof. Elena Achilli durante los años 1999 y 2000)
1
Una mirada antropológica acerca de la cotidianeidad
Hablar de la vida cotidiana desde las Ciencias Sociales podría parecer una obviedad,
pero para el presente trabajo se tendrá en cuenta una explicación conceptual del enfoque de la
misma, no en el sentido de un cúmulo de enfoques usados nada más para pensar en lo macro
(estado, estructura, aparatos de estado), sino desde un enfoque que sirva para comprender el
acontecer social, explicar las ‘observaciones’ sobre la vida cotidiana en el sentido de vivencias
diarias, repletas de significados, intereses; ‘meterse’ en aquellos aspectos que por tan
familiares y obvios casi no se los registra.
La vida cotidiana se desenvuelve dentro de un espacio construido socialmente, ya sea
ese espacio referido al barrio, ciudad, región, área rural, etc. y se puede acceder al
conocimiento de lo acontecido allí e ir más allá del análisis de los grandes procesos y centrar
la atención en las vivencias de personas concretas para indagar acerca de cómo
experimentaron dichos procesos, es decir acceder a una dimensión vivencial que en este
estudio se intenta hacerlo documentando recuerdos de experiencias vividas en otros tiempos.
De ahí que desde una antropología que trabaje a escala de lo cotidiano y aplicando su
tradición etnográfica tenga mucho que decir echando luz y abriendo reflexiones sobre
importantes procesos de nuestra cotidianeidad (ACHILLI; 1987) como es el caso del presente
trabajo acerca de la lucha de los chacareros que desde el sur santafesino en 1912
protagonizaron El Grito de Alcorta, en la que aparecen `ritualizaciones` sobre posturas
ideológicas, miedos, costumbres, en fin…, lo cotidiano que no siempre se registra.
Se hace necesario entonces trazar un esbozo acerca del enfoque sobre el que se
posiciona este estudio, ya que plantearse la cotidianeidad social como campo de estudio
antropológico obliga a realizar algunas precisiones. Siguiendo los planteos de Achilli, se
puede decir que el acceso al conocimiento de situaciones que se viven cotidianamente debe
ser entendido en el contexto de un enfoque relacional, a su vez entendido éste como el
esfuerzo por relacionar distintas dimensiones de un problema analizando los procesos que se
generan en sus relaciones histórico contextuales.
También es necesario precisar una conceptualización de la misma noción de
cotidianeidad social y para ello se focalizará en el análisis de Heller, 1994: 19, que considera
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que la cotidianeidad es “el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los
hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social”.
En el enfoque de esta autora se entiende la vida cotidiana como la vida de todo
hombre, viviéndola cada cual, sin excepción alguna, cualquiera sea el lugar que le asigne la
división del trabajo intelectual y físico. (A Heller; 1985). La autora incorpora además el
planteo de la perspectiva histórica dentro de la vida cotidiana ya que “la vida cotidiana no
está fuera de la historia sino en el centro del acaecer histórico: es la verdadera esencia de la
sustancia social.(…) Las grandes hazañas no cotidianas que se reseñan en los libros de
historia arrancan de la vida cotidiana y vuelven a ella. Toda gran hazaña histórica concreta se
hace particular e histórica precisamente por su posterior efecto en la cotidianidad” (Heller;
1985, 42).
Por lo tanto la vida cotidiana, en el presente estudio, refiere a una imagen de la
misma como proceso social en el que se inscribe y desarrolla.
Haciendo un poco de historia
1- Acerca de las causas que condujeron al Grito de Alcorta
Para comprender las causas que hacia 1912 generaron el más significativo
pronunciamiento gremial-agrario que afectó a los pobladores de la zona cerealera más
calificada de la Pampa Húmeda, es importante hacer algunas referencias, una de ellas es a los
sistemas de colonización que se llevaron a cado en el sur de Santa Fe. (Grela; 1985)
Los propietarios de grandes extensiones de tierra acostumbraban, hacia las últimas
décadas del siglo XIX, a proyectar la fundación de un pueblo y para cumplir su objetivo,
éstos solicitaban al gobierno de la provincia la aprobación de la traza de un pueblo, y es así
como surgen Alcorta y Máximo Paz que fueron el ‘corazón’ de la revuelta agraria de 1912 y
escenario donde actuaron los familiares de los sujetos entrevistados para el presente trabajo3.
3 En la colonización del sur de Santa Fe intervinieron hombres de empresa y terratenientes que obtuvieron importantes ganancias no solo por herencia sino por su fuerte relación con el poder político de turno como es el caso del terrateniente Amancio Alcorta, tío del presidente José Figueroa Alcorta y uno de los primeros dueños de las tierras del distrito de Alcorta. La sucesión de Amancio Alcorta vendió esas tierras a Iturraspe, gobernador de la provincia de Santa Fe, quién, en 1892 fundó allí un pueblo colocándole el nombre del terrateniente Alcorta. (Marrone; 1991) En cuanto al surgimiento de Máximo Paz , el acceso a la propiedad de la tierra por parte de la familia Paz fue hecho desde el aparato del Estado. Marcos Paz adquirió una parte siendo Senador y la otra, que eran tierras fiscales, cuando fue Vicepresidente en ejercicio de la Presidencia y es uno de sus hijos quién en 1890 fundó el
3
Otra referencia necesaria es la del régimen de tenencia de la tierra del cual se puede
decir que existieron diferencias destacadas entre el arrendatario de grandes extensiones (como
el caso de la compañía subarrendadora Donadeu, Rodeiro y Conde que arrendaban campos a
colonos de Máximo Paz) y el pequeño o mediano arrendatario. En el caso del primero,
generalmente no se integró al universo del chacarero, se limitaba a pagar al propietario el
canon exigido obteniendo importantes ganancias de lo cosechado por los chacareros
arrendatarios. (Bonaudo; 2006)
Estos últimos estaban obligados a pagar un elevado canon y estaban sujetos a
contratos leoninos: en algunos casos los arriendos llegaban hasta el 54% de la producción
sana, seca y limpia, puesta en estación, la obligación de trillar el cereal con la máquina que
imponía el propietario y vender al comerciante que ordenaba el terrateniente, entre otra serie
de abusos de tipo feudal.
2- Huelga agraria: la voz de los chacareros
Ante el panorama socioeconómico que, como ya se viera, estaban soportando los
chacareros arrendatarios cabe agregar que en 1911 se perdió la mayor parte de la cosecha y si
bien en 1912 la cosecha fue extraordinaria y aumentó el área sembrada, los precios del maíz y
del trigo bajaron; esto benefició a los terratenientes, a los exportadores y al gobierno, pero no
a los agricultores que debieron malvender el cereal para poder pagar sus deudas y las rentas a
los dueños de los campos. Esta difícil situación por la que atravesaron los chacareros afectó
también al comercio y a todas las actividades que dependían del poder adquisitivo de
aquellos, almacenes de ramos generales, médicos, farmacia, etc.
La rebeldía ante tales injusticias se hace voz en las primeras reuniones en el sur
santafesino donde se fue armando el escenario previo a la huelga agraria de junio de 1912,
entre otras: la reunión de agricultores en la plaza del pueblo de Bigand, en los sótanos del
almacén de ramos generales de Angel Bujarrabal, en la chacra de Francisco Bulsani, lugares
estos donde los colonos realizaban las reuniones por las noches para evitar que los
terratenientes se enterasen del movimiento huelguístico que se estaba gestando. Otro actor
destacado en esta lucha, fundamentalmente como asesor, fue el abogado italiano Francisco
Netri de filiación republicana y socialdemócrata (Grela, 1985: 53, 54)
pueblo que lleva su nombre. (Peretti, Catalá, 2007)
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La huelga se declaró el 25 de junio de 1912 en una asamblea pública celebrada en la
Sociedad Italiana de Alcorta y fue propuesta por Francisco Bulsani. Como consecuencia de
esta huelga, que se inició en Alcorta y se expandió por otras localidades, surge tres meses
después, un organismo gremial compuesto por chacareros arrendatarios, la Federación
Agraria Argentina que padeció en sus comienzos el accionar oficial y de los terratenientes
para frenar su avance organizativo ya que los agricultores incipientemente organizados eran
objeto de agresiones permanentes por parte de los policías de los pueblos que no siempre
respondían a las ordenes de las autoridades provinciales sino a la necesidad de hacer o
devolver favores a los terratenientes locales, así lo registra Plácido Grela demostrando la
connivencia de la policía de Máximo Paz con los Rodeiro.
A esto se sumaron las peleas políticas por la conducción de la FAA, generando un
campo tensional y conflictivo desde lo fundacional ; estas discusiones internas eran problemas
que solo una entidad visiblemente destinada a cumplir un rol representativo de un sector
importante en lo real y en lo simbólico de la economía argentina podía tener. Si el vuelote sus
primeros dirigentes de hubiera demostrado de escasa performance (como el de la perdiz que
sola se mata contra los alambrados) nadie habría atacado e intentado frenar el avance de ola
organización. Es cierto que muchas veces los dirigentes de la FAA no expresan las ideas
políticas de sus representados pero también es cierto que la FAA estuvo llamada a sero
vanguardia de un movimiento agrario abarcativo de todo el país y eso molestaba sobremanera
la oligarquía terrateniente.
Dada la magnitud de la organización que estaban creando aquellos inmigrantes en su
mayoría analfabetos y embrutecidos por el trabajo a destajo era lógico que tuvieran, incluso
con cierta independencia de las grandes ideologías políticas, diferencias y disputas. El grito de
Alcorta reclamaba libertades capitalistas. Los anarquistas y socialistas al interior de la FAA
representaban la tendencia a profundizar el conflicto e ir por la propiedad de la parcela de
explotación familiar; tal el caso de los hermanos Menna, Francisco Capdevila y Francisco
Bulzani. El ala moderada bregaba por una buena relación entre terratenientes y chacareros,
entre los integrantes de este grupo estaba Francisco Netri.
Un tanto derivado de la interna fundacional pero en mayor medida como consecuencia
del accionar de los estancieros y su connivencia espuria con algunas autoridades locales que
la empujaban a asumir posiciones radicales en consecuencia con el escenario de la
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confrontación cotidiana, la filial Paz (a veces de acuerdo con la filial Alcorta) en tanto
territorio de la huelga fundacional y de la prédica noguerista, entro en una espiral de discordia
con la central ( más encaminada a la salida institucional) que llevó una década4
Lo cotidiano en el campo y en la lucha, lo documentado y lo no documentado…
1- El campo y lo familiar
Ellos eran italianos, en casa éramos muchos, papá solo con la mirada
nos hacía saber qué quería. Mamá era valiente y muy trabajadora,
cuando nació uno de mis hermanos, como papá no estaba, andaba en la
lucha, y había que darle de comer a los animales, nosotros éramos muy
chicos, apenas un rato después del parto ella se subió arriba de la parva
a sacar pasto (…) (Registro Nº 1; 1999)
Lo cotidiano en el campo en los tiempos previos a 1912 se registra en las voces de
familiares de algunos referentes de la lucha de los chacareros y desde algunos autores que
documentan la vida en aquellas fracciones de inmensas llanuras despobladas en las que los
chacareros arrendatarios debían construir su rancho, comprar sus herramientas, semillas y
tenían escasas posibilidades de criar sus propios animales. (Gori; 1981)
En cuanto al trabajo agrícola “es desolador ver una yunta de caballos flacos, con el
lomo penosamente escarchado, tirando penosamente el arado, que no penetra quince
centímetros en la tierra, estimulado su trabajo por el látigo, como si este pudiera sustituir a
una alimentación regular, dirigido por un chacarero flaco, aterido de frío, mal alimentado
(…)” (Bialet Massé, 1985: 88)4 Francisco Menna y Francisco Bulzani junto a otros colones, actuaron en esa disputa interna, de carácter fundacional, por la conducción de la FAA de todo lo cual dan cuenta algunos números del diario La Tierra, Boletín Oficial de la FAA: Nº 5 del 19 de octubre de 1912, Nº 7 del 2 de noviembre de 1912 y Nº 74 del 3 de abril de 1914. En la editorial de estos números se pueden vislumbrar cuestiones ideológicas que expulsan del seno de la FAA a algunos líderes, entre ellos Francisco Bulsani y Francisco Menna.La influencia de las ideas socialistas y anarquistas, ya sea por algunos inmigrantes que las asimilaron en Europa o por el Partido Socialista o la FORA, fue destacada en éstos y otros líderes agrarios y , según Grela (1985), no es desacertado afirmar que Francisco Bulsani, Francisco Capdevila, los hermanos Francisco y José Menna entre otros, aprendieron el arte de la lucha gremial y política en los libros de los teóricos del marxismo o del anarquismo incluyendo también como lector de los mismos a Angel Bujarrabal.
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Me contaba mi mamá que por aquellos años, poco antes del Grito de Alcorta, yo
era recién nacida, tuvo que vender las pocas gallinas que podía tener de contrabando, ya
que el patrón del campo no te dejaba criar animales, para poder comprar el azúcar y eso
que el azúcar se vendía entonces por unos pocos centavos y siempre decía que la bolsa
de harina nos la vendían a crédito, muy cara, ¡a nosotros que cosechábamos el trigo!
Claro en el campo se vivía a pan casero, fideos (…) (Registro Nº 2; 1999)
Mis padres eran italianos, yo tenía apenas cuatro años en 1912, así que le digo
que poco o nada puedo decirle sobre el Grito de Alcorta pero si le puedo hablar de la
vida en el campo cuando yo era niño…, era una vida triste, de mucha pobreza. Los
rindes eran pocos, todos los colonos estaban “metidos”, lo que se cosechaba había que
entregárselo a los almaceneros, el precio del cereal era poco.(…) Una vida miserable,:
mate cocido, pan duro, éramos seis hermanos y casi siempre estábamos solos en la
chacra que era un rancho, con mi madre, a veces venía gente a reunirse con mi padre,
colonos y dirigentes y muchas otras él andaba en reuniones en otras chacras, ¡él era un
gran orador! (Registro Nº 6, 1999)
Mi suegro, Angel Bujarrabal llega de España muy jovencito a Alcorta a ayudar a su tío
en el almacén de ramos generales y a los pocos años Ángel hereda a la muerte del tío
(…) ¡Tamaño negocio ese! Vendían maderas, máquinas agrícolas, pasajes para Europa,
hacían giros para España e Italia, seguros para granizo. (…) El sótano era donde don
Angel se reunía de noche con los arrendatarios para que los terratenientes no
sospecharan y los instruía sobre el conflicto que estaban atravesando. Cuando los
chacareros le tocaban el tema del fiado y las deudas que tenían en el almacén, les decía:
¡ustedes sigan con la huelga, ahora preocúpense por eso!
(…)Don Angel, estando de novio con mi suegra le trajo de regalo este costurero
con una fecha: miércoles 16 de octubre de 1912 y no le dijo qué significado tenía esa
fecha. Después de casados y cuando pasó algún tiempo, le dijo que esa fecha era de
cuando se había hecho socialista.(…) (Registro Nº 7, 1999)
2- La lucha continúa
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De la lectura del diario La Tierra, Nº 74 del 3 de abril de 1914, en su nota Editorial y
en la sección dedicada a Alcorta, se desprende que, luego de la disputa interna por la
conducción que se dirimió a favor de las ideas de Netri y sus seguidores, quedando afuera los
chacareros Menna y Bulzani entre otros5. También se informa que los colonos generaron otra
federación, independiente de la FAA así como también otro movimiento huelguista, “obra de
agentes provocadores”, al que se oponían colonos y dirigentes de la FAA. Además se informa
que Francisco Menna y otro chacarero, Francisco Capdevila, fueron detenidos con la
acusación de ejercer presión sobre los socios y no socios que no estaban de acuerdo con la
huelga y querían juntar maíz. Se los acusó también por desacato y disparo de armas contra la
autoridad.
Paralelamente a la dramática situación que continuaban atravesando los colonos luego
de 1912, también era desesperante la condición que padecían los gremios de la cosecha:
peones de la siega, juntadores de maíz, obreros de desgranada, etc. Esto favoreció la actividad
del anarquismo en el campo santafesino, cuyos inicios Ascolani (1993) ubica en el año 1917 y
continuó hacia 1918 y 1919 con una intensidad más destacada en la zona rural de Santa Fe que
en otras provincias. La sindicalización de estos obreros rurales condujo a la formación de
centros obreros anarquistas que gozaban de una total autonomía interna. Fundamentalmente
las reivindicaciones materiales exigidas se referían aumento de salarios, reducción de la
jornada de trabajo, entre otras cuestiones y en caso de no ser concedidas se recurriría a la
huelga y en algunos casos a medidas más violentas tales como amenazas a patrones, quemas
de parvas de cereal, etc.
“Frente a los conflictos obreros, el gobierno provincial respondió exclusivamente con
medidas policiales, reprimiendo a los agitadores tras individualizarlos. En general los
procedimientos realmente violentos de las policías locales (…) estuvieron dirigidos sobre los
sindicatos y sobre los dirigentes, que generalmente, como se dijo, eran militantes
anarquistas” (Ascolani; 1993: 147 )
El sector que quedó fuera de la dirigencia de la FAA en distinto actos llevó oradores,
entre ellos F. Menna, su hijo recuerda…5 Francisco Bulzani, quizá el líder más activo en los inicios de la lucha agraria y uno de los más esclarecidos, fue expulsado por los dirigentes de la FAA, acusado, entre otras cuestiones de ser militante socialista.(…) Mi papá no quiso saber más nada con la Federación Agraria, lo echaron y ya está; después lo vinieron a buscar pero él no quiso saber nada y nos llevó a vivir a Córdoba, creo que fue en 1914, donde murió pobre pero siempre digno. (…) Registro Nº 1, 1999)
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(…) mire, mi padre salía siempre por los pueblos donde tenía que decir
discursos, el 5 de marzo de 1917, yo tenía 9 años y ese día estaba en la escuela que
quedaba frente a la plaza y yo lo ví, como sabía que tenía que hablar en un acto, le pedí
permiso a la maestra si me dejaba ir a escucharlo y me dejó(…) Cuando habló dio un
ejemplo de alguien que vendía papas pero el acopiador le daba poco y entonces no le
quiso vender más por ese precio; el acopiador le preguntó:¿qué va a hacer con esas
papas si no me las quiere vender?, el otro le contestó: me las voy a comer, ¿y las que le
sobren?, se las voy a dar a los chanchos, le contestó el chacarero. Por eso le decían a mi
padre que era anarquista, pero yo decía que no era anarquista, era un hombre bueno,
yo creía que un anarquista no iba a la iglesia, pero mi padre era católico. (Registro Nº
6, 1999)
Lo que dice en el mitin de la plaza de Alcorta y traído por el recuerdo del hijo del líder
chacarero, Francisco Menna, es un indicio de una postura ácrata que difiere de la que
sostenían los dirigentes de la FAA.
3- La cotidianeidad de la lucha y de la muerte
Una semana después del mitín del 5 de marzo, Francisco Menna, junto a otros
chacareros y militantes participaron de otro acto público organizado en la plaza de Firmat que
condujo a un sangriento tiroteo con la policía local en el que pierde la vida Francisco Menna.
(…) pero el 11 yo lo vi a mi padre cuando salió a la mañana temprano, llevaba
sombrerito negro con poca ala, copa baja, me acuerdo que unos días antes se había
sacado una muela. Ese día en la plaza de Firmat donde iba a hablar lo mataron, 80 años
estuvo enterrado en Firmat, nadie de nosotros estuvo en el velatorio, no se si tuvo
velatorio, tenía 39 años (…) (Registro Nº 6, 1999)
Las autoridades acusaron a los manifestantes que estaban en la plaza de iniciar la
violencia cuando se presentó la fuerza pública para disolver el acto ya que había sido
prohibido con anterioridad porque los organizadores no eran locales y se suponía que eran
anarquistas. “De hecho, la intervención del anarquismo estuvo presente, pues el periódico
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rosarino La Rebelión – de esta tendencia ideológica - condenó la precipitación y la actitud
represiva de la policía” (Ascolani; 1993: 131)
Y el recuerdo de lo cotidiano, (cotidianeidad fliar) como conjunto de actividades que
favorecen la producción y reproducción de la vida social y que involucran todos los ámbitos
por los que transcurre la vida, continúa presente en estas luchas y esta muerte:
(Recuerdos de la cotidianeidad fliar que se cuelan en el relato de los últimos momentos
de vida del papá)
¡Bueno China, me voy!, le dijo mi papá esa mañana. La noche del 11 de marzo
era de luna llena, estábamos esperando que volviera y en eso llega un mensual (lo
habían matado a las 11 de la mañana según supe después) y no nos dice nada, aunque lo
sabía, no se animó. (…) recién nos enteramos al día siguiente cuando llego mi tío Luis en
sulky. Mi madre le preguntó: ¿cómo no llego Francisco?, ese día 12 de marzo, los más
grandecitos nos habíamos ido al campo a boyerear y cuando volvemos a casa, cerca del
mediodía veo que habían llegado mis abuelos y veo a mi madre llorando y dice:
¡quedaron sin padre!. (…) Cerca de las casas, sobre un palo de troja había una lechuza,
dicen que trae mal presagio y nosotros, esa noche del 11 de marzo que era de luna clara,
dele esa lechuza chillar: chi!, chi!, chi!, uh!, uh!...mi madre dice: las lechuzas traen
malas noticias. (…) Eso fue a cinco años del Grito de Alcorta y la lucha seguía.
(Registro Nº 7, 1999)
<<<<<<<<<<<<<<<<<<8Dramaticidad: evoca la muerte del padre, se
reconstruye como fue la muerte)
A mi me lo dijeron después, antes de que saliera eso en el diario del cual tengo
una copia y se la voy a mostrar, era el Semanario La Censura, de Venado Tuerto, fíjese
la fecha: 17 de abril de 1931, el artículo se titula “·Don Francisco Menna, muerto a
fustazos por el esbirro Ricardo Bissi”, mire figura en la primera página, le leo algo:
(…) fue en Firmat hace algunos años, siendo comisario el más ruin, déspota y tirano
de los hombres llamado Ricardo Bissi, celebrábase en la plaza pública de dicho
pueblo una reunión obrera (…) vimos a Bissi con cuatro esbirros, los que
esgrimiendo revólveres en mano descargaron miserable e inhumanamente sus armas
sobre todos nosotros que en ese momento oíamos la palabra mesurada, llena de
ejemplo de nuestro malogrado y buen compañero Menna(…)
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Hubo personas que me lo dijeron antes de que yo lo viera en este diario. A mi
padre primero lo balearon, lo hirieron, lo corrieron de a caballo, mi padre cayó al suelo
y le pegaron fustazos en el cráneo Pero lo constaté cuando hice hacer la reducción de los
restos de sus restos, ahí ví que tenía todos los huesos del cráneo rotos, todo molido (…)
(…) fui al cementerio de Firmat y me costó encontrarlo, claro después de tantos
años…, entonces le dije al sepulturero: mire, lo abrimos y si es mi padre yo lo voy a
reconocer porque me acuerdo como salio vestido esa mañana que salió…, y lo reconocí
por lo que llevaba puesto mi padre esa mañana, el sombrero negro, pedazos del pantalón
de franela rayada y también por la muela que le faltaba (Registro Nº 8, 1999)
(…)Un tal Sabaté que era vecino de mi casa, estuvo en Firmat el día de la
muerte de mi padre y con mis hermanos mayores supimos que lo vino a buscar la policía
al campo y un día descubrimos que él había vuelto de la reunión de Firmat y estaba
escondido cerca de la casa, vea, como era el mes de marzo, el maíz estaba alto, se hizo
una choza y de noche se metía adentro, sabíamos que lo buscaba la policía en ese
tiempo. Ël anduvo en algunas reuniones con mi padre, era su amigo, pero no figura su
nombre en el libro de Grela (…) Después de la muerte de mi padre, durante un buen
tiempo, aparecían por mi casa hombres de a caballo, no eran policías, recuerdo que los
mayores decían que eran espías, es que la policía calcularía que habría alguno
refugiado en la chacra. Si, mi casa fue vigilada después de la muerte de mi padre y a los
pocos días de su muerte vino la policía, eran cuatro en total, se bajaron y entraron de
prepo adentro, levantaron los colchones, revolvieron todo y se llevaron una escopeta y
un Winchester y me acuerdo que mi madre decía: ¡dejen la escopeta, queremos un arma
en la casa! Por un tiempo estuvo vigilada la casa. (Registro Nº 8, 1999)
Los últimos días de estos luchadores y el dolor de los familiares ante la muerte injusta
también están involucrados en la cotidianeidad de este movimiento rural:
(…) Era un hombre serio, de pocas palabras, fue maestro, pero más que nada
trabajaba en el campo juntando maíz y también hizo ladrillos. Murió allá por 1948, solo y
olvidado a pesar de toda su lucha por los derechos de los colonos, él no se vendió a nadie
a pesar de que los terratenientes le ofrecieron el oro y el moro para que dejara de lado los
reclamos de los colonos, vivió una vida de pobreza y amargado no quiso actuar más en la
federación. (…) (Registro Nº 1, 1999)
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¡Cuánto gritó mi abuela paterna y también mi madre cuando recibieron la
noticia de la muerte de mi padre! ¿por qué lo mataron? quise saber yo que por ese
entonces tenía nueve años, y…, los vigilantes lo mataron, le pegaron un tiro, ésa fue la
explicación que me dieron y yo empecé a los gritos y mi hermano lo mismo y los más
chicos también. (…)
Fuimos con la abuela paterna y unos tíos en dos sulkys hacia Firmat a la mañana
temprano, al cementerio (…) mi padre estaba en un nicho, estaba abierto y tenía escrito
con pintura: FRANCISCO MENNA – 11 DE MARZO DE 1917. Todos llorábamos (…) Me
acuerdo que uno de los tíos me llevó a comer a una fonda y …, ¿quién había comido en
una fonda alguna vez? ¡nunca! (…) No sé si mi padre habrá pensado que podía morir en
cualquier momento…, ¿habrá sospechado alguna vez que podía morir así, quemado por la
espalda?. (Registro Nº 8; 1999)
Algunas consideraciones finales
Las líneas que preceden son de carácter exploratorio sobre la indagación acerca de la
cotidianeidad de la lucha que llevaron adelante los campesinos sin tierra, arrendatarios del sur
santafesino fundamentalmente y que se inició en la localidad de Alcorta con la huelga agraria
en junio de 1912. Se indaga lo cotidiano como un conjunto de actividades y hechos que crean
la posibilidad de la reproducción social involucrando todos los ámbitos por los cuales
transcurre la vida, siendo que el hombre nace ya inserto en su cotidianeidad.
Surgieron recuerdos de experiencias vividas por familiares de algunos líderes del
movimiento agrario que están documentados en los registros de las entrevistas realizadas a los
mismos que, entrecruzados con lo documentado públicamente, podría llevarnos a reflexionar
sobre la vida cotidiana como centro mismo de los hechos históricos y no por fuera de la
historia.
El día a día en la vida en el campo con una cotidianeidad de privaciones en los años
previos a 1912, condujo a los colonos, inmigrantes en su mayoría, al Grito de Alcorta en la
lucha por sus derechos; lucha que los acercó a ideologías que la FAA calificó de provocadoras
y a quienes las profesaban los acusó de agentes provocadores. Y luego de 1912, lo cotidiano
de la lucha agraria continuó pero ahora envuelta en la violencia de una muerte anunciada
desde el chi, chi de una lechuza y olvidada durante 80 años en un cementerio de Firmat
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Como anticipación hipotética: retomar lo constitutivo conflictivo de fuerzas políticas
con posiciones encontradas.-qué elementos de constitución de ese espacio político han
trascendido al presente, cómo se expresan en este presente histórico.
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Fuentes
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