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7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante
1/6
EL
DIRECTOR DE ESCEN
Y EL
P SE NTE
Carlos
Monsivis
Qu es una secuencia fotogrfica? En el sentido art stico, no es el trabajo sucesivo en torno a
un hecho o una persona, sino a lo desprendido de la unidad de prposito,
el
relato a
ut
nomo
que se expande y cobra una significacin especia l me
rc
ed a la eficacia de cuatro, cinco o seis
imgenes, evidentes
por
s mismas o de sentido descifrable a travs del lenguaje de los sm-
bolos o gracias al entendimie
nt
o potico. Por lo comn, una foto valiosa capta un instante pri-
vilegiado
por
el tema o
por
el
l
og
ro esttico:
por
oposicin,
la
secuencia bu
sca
se
r
al
mismo
tiempo fotog r
afa
y
li t
eratur
a
sin renunciar a ninguna de
la
s dos empre
sas
. Del
campo
de
la
s
secuencias, elijo a dos artistas muy distintos
en sus
procedimientos y a
lgo
cercanos en
sus
efec-
tos o consecue ncias: el mex icano Nacho Lpez
1924-1986)
y el nortea merican o Duane
Michals nacido en 1932), de familia de o rigen esloveno.
EL DIRECTOR DE ESCENA
Si el
ngel llega
a
t iempo
podremos desayunar
en el paraso o en la cama doble
Lo
s riesgos profesionales de Michals no tie-
nen que ver con la aventura y
el
apodera-
miento del instante. Ya en 1960, cuando
exhibe en Nueva York
sus
primeras secuen-
ci as, Michals ha renunciado
al
aza r y a la
fo tografa de
in t
encin realista .
Metdico,
es
tratega de la imagen, delibera con gran
intu
ic
in e inteligencia.
Sus
secuencias son
puestas en
esce na
dirigidas con cuidado
ex tremo . De seguro, Michals repasa l
as
tomas corrige, repite las veces que hagan
fal
ta
y si en ocasiones cambia
so
bre la
marcha,
es
con tal de frustrar a la rigidez.
Vase
por
ejemplo la serie
l regr
eso
del
;0
Prdigo
donde
el
vstago, hace tiempo
aus
ente, llega a visitar
al
patriarca Michals
mismo) . En la primera foto, el padre lee
The
ew York Times.
Enteramente desnudo y con
expresin de abatimiento, el hijo
ent
ra en el
cuarto. En la foto 2 el padre obser
va
al hijo,
vis iblemente avergonzado. En la foto
3 el
padre empi
eza
a quitarse la ropa. En la
foto
4, el hijo ya trae puesta la camisa del padre, y
ste cont ina desvistindose. En la foto 5, el
padre, desnudo, y el hijo, vestido,
se
abrazan
y se reconcilian... En l regreso ... lo de
menos es el aprovechamiento difuso de los
Evangelios; lo dems
so
n
las
ideas o las
reaccion es que a cada espectador
le
suscitan .
A
qu nos enfrentamos: a una versin
heterodoxa de la Biblia,
al
padre que
imitar
al
hijo y
se
ir de
la
casa
a los smbolos
_
EL
DIRECTOR DE ESCEN
Y EL
P SE NTE
Carlos
Monsivis
Qu es una secuencia fotogrfica? En el sentido art stico, no es el trabajo sucesivo en torno a
un hecho o una persona, sino a lo desprendido de la unidad de prposito,
el
relato a
ut
nomo
que se expande y cobra una significacin especia l me
rc
ed a la eficacia de cuatro, cinco o seis
imgenes, evidentes
por
s mismas o de sentido descifrable a travs del lenguaje de los sm-
bolos o gracias al entendimie
nt
o potico. Por lo comn, una foto valiosa capta un instante pri-
vilegiado
por
el tema o
por
el
l
og
ro esttico:
por
oposicin,
la
secuencia bu
sca
se
r
al
mismo
tiempo fotog r
afa
y
li t
eratur
a
sin renunciar a ninguna de
la
s dos empre
sas
. Del
campo
de
la
s
secuencias, elijo a dos artistas muy distintos
en sus
procedimientos y a
lgo
cercanos en
sus
efec-
tos o consecue ncias: el mex icano Nacho Lpez
1924-1986)
y el nortea merican o Duane
Michals nacido en 1932), de familia de o rigen esloveno.
EL DIRECTOR DE ESCENA
Si el
ngel llega
a
t iempo
podremos desayunar
en el paraso o en la cama doble
Lo
s riesgos profesionales de Michals no tie-
nen que ver con la aventura y
el
apodera-
miento del instante. Ya en 1960, cuando
exhibe en Nueva York
sus
primeras secuen-
ci as, Michals ha renunciado
al
aza r y a la
fo tografa de
in t
encin realista .
Metdico,
es
tratega de la imagen, delibera con gran
intu
ic
in e inteligencia.
Sus
secuencias son
puestas en
esce na
dirigidas con cuidado
ex tremo . De seguro, Michals repasa l
as
tomas corrige, repite las veces que hagan
fal
ta
y si en ocasiones cambia
so
bre la
marcha,
es
con tal de frustrar a la rigidez.
Vase
por
ejemplo la serie
l regr
eso
del
;0
Prdigo
donde
el
vstago, hace tiempo
aus
ente, llega a visitar
al
patriarca Michals
mismo) . En la primera foto, el padre lee
The
ew York Times.
Enteramente desnudo y con
expresin de abatimiento, el hijo
ent
ra en el
cuarto. En la foto 2 el padre obser
va
al hijo,
vis iblemente avergonzado. En la foto
3 el
padre empi
eza
a quitarse la ropa. En la
foto
4, el hijo ya trae puesta la camisa del padre, y
ste cont ina desvistindose. En la foto 5, el
padre, desnudo, y el hijo, vestido,
se
abrazan
y se reconcilian... En l regreso ... lo de
menos es el aprovechamiento difuso de los
Evangelios; lo dems
so
n
las
ideas o las
reaccion es que a cada espectador
le
suscitan .
A
qu nos enfrentamos: a una versin
heterodoxa de la Biblia,
al
padre que
imitar
al
hijo y
se
ir de
la
casa
a los smbolos
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7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante
2/6
incomprensibles, al relato que slo
se
arma
en
el
recuerdo? A la disposicin interpretativa
de
quien la
contemple,
la fbula se sustenta
en el virtuosismo de
las
imgenes, un
virtuosismo de
la
inteligencia.
A Michals
le
atraen las parbolas homo-
erticas,
que
hacen de
la
belleza masculina
un fenmeno a
la
vez elemental y
trascendente,
la
realidad y
la
alegora que
la
fotografa democratiza sin perder su misterio,
la convocatoria a la normalizacin de los
deseos.
En la
serie How Nice to Watch You
Take
a 8ath
en
la
foto 1, un joven desnudo
de espaldas, se seca con la toalla . De la foto 2
a
la
5, el joven contina minuciosamente esta
tarea. A
la
secuencia, una reconversin del
voyeurismo, la marcan los contrastes entre
el
protagonista, indiferente a la mirada ajena, y
el juego de la luz que viene de la puerta
abierta del bao . A la luz
le
corresponde
exaltar el despliegue sensual.
En
la serie Homenaje a Cavafis Michals,
para imprimirle vigor a su evocacin
admirativa del gran poeta griego, acude a
una
de
sus mayores innovaciones, los textos
que
acompaan
a las fotos, de ninguna
manera complementarios o meramente
descriptivos. Siempre a contracorriente , las
notas de Michals orientan hacia senderos
inesperados, proponen
otro mtodo
de
reflexin .
En la foto
1, un joven solo, en
su
habitacin, contempla a tres proyecciones
borrosas de
la
memoria :
la
primera
es
l
mismo, melanclico, la segunda es una
sombra desnuda, y la tercera
es
ms
precisado,
otro
joven desnudo, a la vez
cercano e inaccesible. El texto dice: Retrato
de Constantino Cavafis perseguido
por
el
fantasma de
su
deseo .
En la foto
2, el poeta,
ya en la madurez, junto a
la
ventana de un
cuarto en completo desorden, con libros y
papeles en
el
piso, examina
la mano
de
un
joven. El texto
es
una cita del poeta : Pude
ver claramente en su palma. Habra una
tragedia terrible. Mi amor no podra
protegerlo .
En la foto 3
un joven semidesnudo le
prende
el cigarrillo a un
joven
sentado.
El
texto
es
informativo
:
Nada
ms encenderle
el cigarrillo me causaba un gran placer .
En
la foto
4, un Cavafis
gordo
y descuidado,
contempla un retrato de un hombre de 35
40
aos de edad, muy probablemente l
mismo, mientras un gato nos contempla . El
texto dice: Cuando era joven,
le
pareca
imposible
que
pudiese envejecer. Ahora que
es viejo, no poda recordar si haba sido joven
alguna vez . A primera vista,
la
serie
es
inconexa, y salvo por las citas, apenas tiene
relacin con Cavafis . Sin embargo, tiene
mucho que ver, segn creo, con la obra y los
amores
dolorosamente
evocados y el
aislamiento del poeta de Alejandra. Creo
localizar en
la
secuencia el aislamiento,
las
reflexiones implacables, el
modo
en que la
redencin (la racionalidad) de
la
esttica
destruye cualquier culpa moral del deseo.
Si es bello y ambos estamos de acuerdo, no
es inmoral
o no lo
fue
nuestro encuentro.
Pero esta conclusin
es
ma
por
entero .
Michals no la propone, slo invita al lector (el
espectador) a armar
por
su cuenta el relato.
Lo evidente
es
el nfasis lrico, el concederle
al despliegue de imgenes las variantes
infinitas regidas
por la
lgica de
la
poesa.
Para Michals la poesa (el otro ordenamiento
de
lo visual) est en todo, pero sin una
preparacin rigurosa no
se
le percibe. A lo
mejor se
le atisba en un
ligue
callejero o en
la
visita de un ngel maltratado
por
la vida a
una joven que
duerme.
A lo mejor, Narciso
logra seducir a su propia imagen en
el
estanque. Quin quita y se la liga a lo largo
de
la
secuencia.
Duane Michals De la serie Homen e a Cavafis 978 Cortesa del artista
incomprensibles, al relato que slo
se
arma
en
el
recuerdo? A la disposicin interpretativa
de
quien la
contemple,
la fbula se sustenta
en el virtuosismo de
las
imgenes, un
virtuosismo de
la
inteligencia.
A Michals
le
atraen las parbolas homo-
erticas,
que
hacen de
la
belleza masculina
un fenmeno a
la
vez elemental y
trascendente,
la
realidad y
la
alegora que
la
fotografa democratiza sin perder su misterio,
la convocatoria a la normalizacin de los
deseos.
En la
serie How Nice to Watch You
Take
a 8ath
en
la
foto 1, un joven desnudo
de espaldas, se seca con la toalla . De la foto 2
a
la
5, el joven contina minuciosamente esta
tarea. A
la
secuencia, una reconversin del
voyeurismo, la marcan los contrastes entre
el
protagonista, indiferente a la mirada ajena, y
el juego de la luz que viene de la puerta
abierta del bao . A la luz
le
corresponde
exaltar el despliegue sensual.
En
la serie Homenaje a Cavafis Michals,
para imprimirle vigor a su evocacin
admirativa del gran poeta griego, acude a
una
de
sus mayores innovaciones, los textos
que
acompaan
a las fotos, de ninguna
manera complementarios o meramente
descriptivos. Siempre a contracorriente , las
notas de Michals orientan hacia senderos
inesperados, proponen
otro mtodo
de
reflexin .
En la foto
1, un joven solo, en
su
habitacin, contempla a tres proyecciones
borrosas de
la
memoria :
la
primera
es
l
mismo, melanclico, la segunda es una
sombra desnuda, y la tercera
es
ms
precisado,
otro
joven desnudo, a la vez
cercano e inaccesible. El texto dice: Retrato
de Constantino Cavafis perseguido
por
el
fantasma de
su
deseo .
En la foto
2, el poeta,
ya en la madurez, junto a
la
ventana de un
cuarto en completo desorden, con libros y
papeles en
el
piso, examina
la mano
de
un
joven. El texto
es
una cita del poeta : Pude
ver claramente en su palma. Habra una
tragedia terrible. Mi amor no podra
protegerlo .
En la foto 3
un joven semidesnudo le
prende
el cigarrillo a un
joven
sentado.
El
texto
es
informativo
:
Nada
ms encenderle
el cigarrillo me causaba un gran placer .
En
la foto
4, un Cavafis
gordo
y descuidado,
contempla un retrato de un hombre de 35
40
aos de edad, muy probablemente l
mismo, mientras un gato nos contempla . El
texto dice: Cuando era joven,
le
pareca
imposible
que
pudiese envejecer. Ahora que
es viejo, no poda recordar si haba sido joven
alguna vez . A primera vista,
la
serie
es
inconexa, y salvo por las citas, apenas tiene
relacin con Cavafis . Sin embargo, tiene
mucho que ver, segn creo, con la obra y los
amores
dolorosamente
evocados y el
aislamiento del poeta de Alejandra. Creo
localizar en
la
secuencia el aislamiento,
las
reflexiones implacables, el
modo
en que la
redencin (la racionalidad) de
la
esttica
destruye cualquier culpa moral del deseo.
Si es bello y ambos estamos de acuerdo, no
es inmoral
o no lo
fue
nuestro encuentro.
Pero esta conclusin
es
ma
por
entero .
Michals no la propone, slo invita al lector (el
espectador) a armar
por
su cuenta el relato.
Lo evidente
es
el nfasis lrico, el concederle
al despliegue de imgenes las variantes
infinitas regidas
por la
lgica de
la
poesa.
Para Michals la poesa (el otro ordenamiento
de
lo visual) est en todo, pero sin una
preparacin rigurosa no
se
le percibe. A lo
mejor se
le atisba en un
ligue
callejero o en
la
visita de un ngel maltratado
por
la vida a
una joven que
duerme.
A lo mejor, Narciso
logra seducir a su propia imagen en
el
estanque. Quin quita y se la liga a lo largo
de
la
secuencia.
Duane Michals De la serie Homen e a Cavafis 978 Cortesa del artista
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7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante
3/6
f ~ - t ~
~ r
~
jlw
~ ~
f ~ - t ~
~ r
~
jlw
~ ~
-
7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante
4/6
EL
PASEANTE
Nacho
lpez:
como
un sueo del
inconsciente
colectivo
esquina
con el Eje Central
Nacho Lpez
al
fin y
al
cabo
formado
en el
periodismo
grfico confi en los dictme-
nes del
azar
y se manej con gusto y
regocijo en el
campo de
lo heteroertico.
En
su obra rescata con frecuencia lo ms
divertido o lo ms potico del da . Sola
pasar largas horas en la calle luego de
instruir a su
mirada
para
que
hallase las
situaciones
a las cuales adjudicarles
la
in-
terpretacin realista o surrealista. As
en
una
secuencia
sigue a un joven fabricante
de maneques que recorre la ciudad con
una de
sus
creaciones hasta
llegar a
La
Aurora una tienda de ropa para dama
Na ho Lpez. Frag mentos de la serie: La enus se fue de juerga p r los barrios bajos Mxico 1953. Fototeca del IN H .
EL
PASEANTE
Nacho
lpez:
como
un sueo del
inconsciente
colectivo
esquina
con el Eje Central
Nacho Lpez
al
fin y
al
cabo
formado
en el
periodismo
grfico confi en los dictme-
nes del
azar
y se manej con gusto y
regocijo en el
campo de
lo heteroertico.
En
su obra rescata con frecuencia lo ms
divertido o lo ms potico del da . Sola
pasar largas horas en la calle luego de
instruir a su
mirada
para
que
hallase las
situaciones
a las cuales adjudicarles
la
in-
terpretacin realista o surrealista. As
en
una
secuencia
sigue a un joven fabricante
de maneques que recorre la ciudad con
una de
sus
creaciones hasta
llegar a
La
Aurora una tienda de ropa para dama
Na ho Lpez. Frag mentos de la serie: La enus se fue de juerga p r los barrios bajos Mxico 1953. Fototeca del IN H .
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7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante
5/6
pa sando
por
una pulquera, un mercado y
un billar. n otra serie, una joven de muy
buen
ver
camina
por
un barrio
cntrico
de
la ciudad de Mxico, de principios de los
aos cincuenta . Sin que nadie consiga
evitarlo, la serie recuerda un dato de
la
cul tura
popular
de la poca, el bolero que
di ce : No salgas nia a la calle, porque el
viento
fementido/
jugando con tu vestido/
puede dibujar tu talle". Sin darse por ente-
rada, la joven soporta el cerco visual, el
canibalismo
ptico
.
Creyente en lo
fortuito,
Nacho,
en
cada
serie, se atiene a las reglas de juego que
la
primera foto genera, combina acontecimien-
tos inequvocos y atmsferas claramente
surreales, se entusiama con la posibilidad del
relato porque confa en su experiencia
59
pa sando
por
una pulquera, un mercado y
un billar. n otra serie, una joven de muy
buen
ver
camina
por
un barrio
cntrico
de
la ciudad de Mxico, de principios de los
aos cincuenta . Sin que nadie consiga
evitarlo, la serie recuerda un dato de
la
cul tura
popular
de la poca, el bolero que
di ce : No salgas nia a la calle, porque el
viento
fementido/
jugando con tu vestido/
puede dibujar tu talle". Sin darse por ente-
rada, la joven soporta el cerco visual, el
canibalismo
ptico
.
Creyente en lo
fortuito,
Nacho,
en
cada
serie, se atiene a las reglas de juego que
la
primera foto genera, combina acontecimien-
tos inequvocos y atmsferas claramente
surreales, se entusiama con la posibilidad del
relato porque confa en su experiencia
59
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7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante
6/6
urbana.
La
valla
admirativa en pos
de la muchacha
en
la
calle, por
ejemplo
,
puede fecharse sin
problemas, y corres
ponde
a
la
poca del
orgullo machista
ante
sus
hazaas
persecutorias.
"Qu
buena ests,
mama-
cita ", gritaba
el
cazador ertico, y
todos
rean
al
refren
darse el derecho de
los machos. A estas
alturas,
con
el
ma-
chismo a la defen
siva, el sentido tribal
registrado en esta
serie o es nada ms
histrico o se
convierte
en
algo
diferente,
la
erotizacin
de
la
calle
como fbula
del
contoneo,
del
ham-
bre sexual y de
ese
gran escudo del
hambre
sexual, el chiflido libidinoso . "Qu
bonita
chaparrita Vala ms
que se muriera
."
Es
tan
vigorosa la
originalidad
de Nacho
Lpez
que
con tal
de
ubicarla,
se
le ha
considerado
"pintoresco", algo
que
cierta
mente
no es porque en
su
obra
no
hay
inters por lo
fcilmente identificable,
ni lo
anecdtico,
sino el afn del
acontecimiento
nico, sin antecedentes ni consecuencias .
Lpez
no es
un
excntrico
ni un realista
al
pie de
la
letra, porque al no
disponer
de
prejuicios visuales, vislumbra
con
claridad el
nuevo
paisaje
citadino
y por eso
sus
series,
al
principio tan
"exticas",
pocos aos ms
tarde
resultan entraables.
Las secuencias de
Nacho
Lpez surgen
para
notificar
un
acto de
buena suerte: el
6
fotgrafo,
en
la
calle,
observa el ritual de
la
antropofagia que
desgarra vestiduras
con la
mirada; el
fotgrafo,
en
la
calle,
sigue al joven
que
se
aferra al
manequ
hasta
convertirlo
en
su pareja domstica .
Al
fotgrafo el
resultado de su
paciencia y su obs
tinacin
tambin
lo
sorprende. Y la
prueba de lo excep
cional
de las
secuen
cias ob.tenidas es
tajante: la frecuen
tacin no la agota .
En
el caso
de la
joven codiciada, la
primera moraleja de quienes
conocieron la
secuencia fue
comentar, no
muy negativa
mente, la
impudicia
del machismo;
cincuenta aos ms tarde, esta crtica se
debilita al
ser ya ridculo
un
asedio
as.
En el
caso del joven y su manequ, "lo
pintoresco"
le
cede
el
sitio
al
sustrato
potico
y
anrquico, hoy la
lectura
dominante de la
secuencia . En
el
caso de la acosada por la
gana masculina,
la
metfora
deja
de
ser
realista volvindose
"freudiana",
es
decir,
sometida
al
nfasis de la libido pueril. En las
dos secuencias,
la
lectura
de
los comienzos
ha desaparecido y
las
imgenes se han
vigorizado.
En
la
evaluacin de los relatos-secuencia
de
Nacho
Lpez, lo que
empez
calificndo
se de "periodismo grfico" resulta hoy la
mezcla perfecta de
habilidad
narrativa y
entrenamiento potico
.
urbana.
La
valla
admirativa en pos
de la muchacha
en
la
calle, por
ejemplo
,
puede fecharse sin
problemas, y corres
ponde
a
la
poca del
orgullo machista
ante
sus
hazaas
persecutorias.
"Qu
buena ests,
mama-
cita ", gritaba
el
cazador ertico, y
todos
rean
al
refren
darse el derecho de
los machos. A estas
alturas,
con
el
ma-
chismo a la defen
siva, el sentido tribal
registrado en esta
serie o es nada ms
histrico o se
convierte
en
algo
diferente,
la
erotizacin
de
la
calle
como fbula
del
contoneo,
del
ham-
bre sexual y de
ese
gran escudo del
hambre
sexual, el chiflido libidinoso . "Qu
bonita
chaparrita Vala ms
que se muriera
."
Es
tan
vigorosa la
originalidad
de Nacho
Lpez
que
con tal
de
ubicarla,
se
le ha
considerado
"pintoresco", algo
que
cierta
mente
no es porque en
su
obra
no
hay
inters por lo
fcilmente identificable,
ni lo
anecdtico,
sino el afn del
acontecimiento
nico, sin antecedentes ni consecuencias .
Lpez
no es
un
excntrico
ni un realista
al
pie de
la
letra, porque al no
disponer
de
prejuicios visuales, vislumbra
con
claridad el
nuevo
paisaje
citadino
y por eso
sus
series,
al
principio tan
"exticas",
pocos aos ms
tarde
resultan entraables.
Las secuencias de
Nacho
Lpez surgen
para
notificar
un
acto de
buena suerte: el
6
fotgrafo,
en
la
calle,
observa el ritual de
la
antropofagia que
desgarra vestiduras
con la
mirada; el
fotgrafo,
en
la
calle,
sigue al joven
que
se
aferra al
manequ
hasta
convertirlo
en
su pareja domstica .
Al
fotgrafo el
resultado de su
paciencia y su obs
tinacin
tambin
lo
sorprende. Y la
prueba de lo excep
cional
de las
secuen
cias ob.tenidas es
tajante: la frecuen
tacin no la agota .
En
el caso
de la
joven codiciada, la
primera moraleja de quienes
conocieron la
secuencia fue
comentar, no
muy negativa
mente, la
impudicia
del machismo;
cincuenta aos ms tarde, esta crtica se
debilita al
ser ya ridculo
un
asedio
as.
En el
caso del joven y su manequ, "lo
pintoresco"
le
cede
el
sitio
al
sustrato
potico
y
anrquico, hoy la
lectura
dominante de la
secuencia . En
el
caso de la acosada por la
gana masculina,
la
metfora
deja
de
ser
realista volvindose
"freudiana",
es
decir,
sometida
al
nfasis de la libido pueril. En las
dos secuencias,
la
lectura
de
los comienzos
ha desaparecido y
las
imgenes se han
vigorizado.
En
la
evaluacin de los relatos-secuencia
de
Nacho
Lpez, lo que
empez
calificndo
se de "periodismo grfico" resulta hoy la
mezcla perfecta de
habilidad
narrativa y
entrenamiento potico
.