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EL CENTRO DE LA VOZ por Eduardo Ríos
Siempre he querido compartir el nacimiento y el origen del término Centro de la Voz o Centre de la
Veu (en catalán) el cual da nombre al espacio físico y al proyecto empresarial que dirijo en
Barcelona hace ya más de dos años.
Tras mucho tiempo estudiando y cantando, al principio, y enseñando a otros el mecanismo de la
producción vocal, después, he llegado a la conclusión de que muchos de los aspectos a mejorar en
mis alumnos, en cada una de las facetas que conforman la técnica vocal, estaban fuera de
su “centro”, y que el trabajo a seguir para conseguir un buen resultado final consistía
en “equilibrarlos”, como si se tratara de los dos brazos de una balanza.
Ahora bien, ¿cual es el “centro de la voz” para cada uno de nosotros? Pregunta difícil que necesita
de una respuesta meditada.
Cuando hablamos de la voz, todos tenemos una idea de “la voz ideal” para nosotros o para una
actividad profesional determinada. Los cantantes quieren tal o cual voz dependiendo del estilo que
van a cantar. Los actores quieren una u otra voz porque necesitan hacer un personaje
determinado. Los profesionales de los medios audiovisuales quieren una u otra voz porque quieren
que un anuncio, un programa de noticias, o cualquier otro tenga un índice determinado de
audiencia y las personas, en general, también quieren una determinada voz como también desean
un determinado cuerpo, una determinada situación laboral, una vivienda en concreto, etc.
Pero, ¿Qué pasa con nuestra voz? ¿Qué quiere y qué necesita ella? Lo cierto es que nunca nos
hemos puesto a pensar en ésto y, además, no es habitual encontrar a alguien que, cuando
escucha su propia voz, la acepte. ¿A quién le gusta su voz cuando la escucha en una grabación?
Todo ello hace que las personas tiendan a modificarla y a perder su “centro”, ese centro con el que
toda persona nace.
Las modas, las imitaciones de otros, los miedos o, simplemente, el querer buscar un sonido al que
no sabemos como llegar, provoca una progresiva pérdida de identidad porque, en realidad, si
perdemos el centro de la voz, estamos perdiendo nuestro centro como personas y estamos
escondiendo cada vez más quienes somos.
El trabajo del centro de la voz pasa por equilibrar todos y cada uno de los aspectos que la
conforman:
-el cuerpo
-la respiración
-el juego laríngeo
-una buena dicción
-el equilibrio de la resonancia
Cuando todos los aspectos que forman la voz están en el “centro”, es decir, en equilibrio, surge de
forma natural nuestra voz, que nos distingue de cualquier otra persona del mundo ya que sus
características tímbricas son únicas.
En este momento la voz se iguala en todos los registros y se puede cambiar de la voz hablada a la
cantada sin perder nuestro color personal.
Es a partir del momento en el que hemos descubierto este “centro” cuando podemos jugar con las
diferentes posibilidades de cambio muscular que nos dará también diversas variaciones de color y
que, además, estaremos preparados para saber cuáles son nuestros límites y nuestras verdaderas
potencialidades para poder jugar con nuestra voz de forma sana y creativa.
Todo esto será posible porque siempre podremos volver, ya que a partir de ahora ya no es un
desconocido para nosotros, a nuestro CENTRO DE LA VOZ.