Cuando Violet decide abandonar a su padre, un hombre protector, y a su casa, para irse a un quinto piso en las afueras de Manhattan e intentar que alguien cante sus canciones, se encuentra de repente desesperada y sin dinero. Ocupa su tiempo diligentemente, escribiendo y grabando sus propias canciones, y visitando todas y cada una de las casas discográficas y a todos los productores independientes de la ciudad mientras busca un trabajo para poder pagarse el alquiler. Incluso prueba suerte en un club nocturno del barrio, pero se da cuenta que no ha perdido el miedo que le provoca subirse a un escenario. Mientras distribuye su cinta en la calle, cree haber encontrado por fin al manager de un club interesado en su música. Pero resulta que el joven Kevin es chef, y se convierte en su máximo admirador y pretendiente. Kevin es un neoyorquino que lo ha visto todo y decide creer en su talento y se ofrece para guiar sus pasos hacia el éxito. Después de innumerables negativas, empieza a creer que nunca lograra alcanzar el objetivo que se ha fijado. Finalmente, Violet consigue un trabajo en el bar Coyote, un “saloon” dirigido por la  famosa e intratable solterona Lil. Bajo la contagiosa influencia del bar, un lugar perdido en la ciudad que logra atraer a las masas, Violet sale de su caparazón y aprende a utilizar su voz y su sex appeal para convertirse en una estrella. Pero el éxito se le sube a la cabeza, y no se da cuenta que no es más que una camarera con mucho éxito. Arriesga su trabajo y en el camino, no sólo pierde el respeto de su padre sino también la oportunidad de ver realizado su sueño.

Jasón es un héroe tesalio. Aesón, su padre, era hijo de Creteo y de Tiro (la que fue amada por Poseidón). Fue despojado de su reino, el país de Iolcos, por su hermanastro, Pelias, hijo de Tiro y de Poseidón. No obstante, su hijo Jasón fue criado por el centauro Quirón. Llegado a edad adulta, Jasón dejó el Pelión y se presentó en Iolcos, cubierto por una piel de pantera, con una lanza en cada mano y el pie izquierdo sin sandalia. Pelias estaba celebrando un sacrificio; al ver a ese hombre, tuvo miedo, pues un oráculo le había aconsejado "desconfiar del hombre que no tuviera más que una sandalia". Jasón se acercó al rey y le reclamó el reino que, según decía, le pertenecía legítimamente. Pelias, sin rehusar abiertamente, le pidió que antes trajera el vellocino de oro del carnero que antaño se habían llevado Frixo y Hele desde Grecia a Cólquida.

Ese vellocino, como se sabía, se hallaba en un bosque consagrado a Ares, en Colcos, y el rey Aetes, hijo del Sol y de la Oceánida Perseida, lo había confiado a la custodia de un dragón maligno. Pelias, al enviar tan lejos a Jasón, estaba convencido de que no volvería. Jasón aceptó la misión y empezó por pedir consejo a Argos, hijo de Frixo y Argos, por indicación de Atenea, construyó el primer gran navío, el Argos, capaz de llevar a Cólquida, es decir, al fondo del Ponto Euxino, a Jasón y a los compañeros que él eligiera. Esa nave se construyó pronto, en el puerto de Pagase, en Tesalia, con madera cortada en el Pelión, pero la pieza de proa era un trozo de encina procedente de Dodona (el bosque donde Zeus daba sus oráculos): proporcionado por Atenea, ese trozo de encina tenía el don de la palabra y podía profetizar.

En “El bar Coyote”, Violet, la protagonista, no recibe un encargo previo de irse a Manhattan para cumplir su sueño, es algo que decide ella misma. Lo que sí que recibe son “órdenes” de todos sus amigos y de su padre, de no volver a casa hasta que consiga su propósito: lograr subirse a un escenario para cantar sus propias canciones, para que así alguien pueda cantar todas sus composiciones.

En cambio, en Jasón y los argonautas, es Pelías, el que quería también ser rey de Tesalia, quien le pide el Vellocino de oro si quiere reinar.

Pero Violet no se encuentra con lo que imaginaba al llegar a la Gran Manzana. Su piso, en Manhattan, un quinto sin ascensor, se cae a pedazos. Las persianas están destartaladas, está todo sucio, no puede hacer ruido porque si no sus vecinos le golpean en la pared, lo que hace que se caigan los cuadros…y un largo etcétera.

Además, tampoco es tan fácil como ella creía el hecho de ir a agencias para que alguien oiga su cinta y toque sus canciones. Por ello, se encuentra rechazada en más de una, hasta que le dicen que si quiere que alguien toque sus canciones, primero ha de cantarlas ella misma en un pase de micro abierto.

Por ello, considero que es un viaje accidentado, porque nada es como ella creía que iba a ser. Además a lo largo de la película van ocurriendo más incidentes como el ingreso de su padre en el hospital, el robo a su casa, el quedarse sin dinero…etc.

Por su parte, Jasón vive en su viaje un sinfín de aventuras y desventuras, a pesar de que el viaje pintaba bien en un principio. Desde matar al rey Cícico (de Helesponto) por no haberlos reconocido y haberlos tomado por piratas pelasgos, perder en la costa de Misia a Hilas y en consecuencia a Heracles, que fue a buscarlo y no llegó a tiempo para embarcar, hasta la muerte de uno de los pilotos de la nave, Tifis o tener que matar al rey de los bebricios, Amico, puesto que así lo obligaba éste.

Es por todas esta clase de desventuras, y las que no he nombrado, que el viaje de Jasón se considera un viaje accidentado.

En el caso de la película que he elegido para este trabajo, el tesoro no es algo material como pasa en su referente. Muy al contrario, el tesoro que persigue Violet es su sueño, su sueño de poder cantar sus canciones en el escenario (al contrario que su madre, que nunca lo logró) para que así finalmente, alguien las cante por ella.

En Jasón y los argonautas, sin embargo, el tesoro sí que es algo material, el Vellocino de Oro, que era el vellón del carnero alado Crisomallo. Aunque también hay que añadir, que el hecho de buscar este tesoro trae consigo el verdadero deseo del protagonista, poder ser rey de Tesalia.

Sin duda alguna, a parte de la ayuda que le supone a Violet el haber conseguido trabajo en el Bar Coyote, un bar convertido en la atracción de Nueva York debido a los espectáculos que montan las tres chicas bailarinas con la ayuda de su jefa, donde Violet consigue trabajo también sustituyendo a una de estas bailarinas y donde por fin, consigue cantar sus canciones aunque sea con ayuda de una máquina de música; la verdadera ayuda de Violet es Kevin, un cocinero.

Se conocen cuando Violet, al principio de llegar a Manhattan, va a un club y le entrega a Kevin una de sus cintas creyendo que es mánager (pues así se lo había hecho creer el camarero del club), cuando realmente sólo es el chico que hace hamburguesas. Violet se da cuenta de lo que pasa, y se siente idiota. Pero a partir de ahí, Kevin se convierte en su máximo admirador y también pretendiente. Así pues, se acaban enamorando y es él quien le ayuda a que finalmente pueda superar su miedo y cantar en un escenario, puesto que sólo él sabe que para que Violet empiece a cantar, lo único que le hace falta es estar en la oscuridad.

En Jasón y los argonautas, la ayuda que recibe Jasón también es inesperada y amorosa. Al llegar a Colcos, Jasón expone al rey Eetes el motivo de estar allí. Éste le pone como condición para conseguir el vellocino imponer el yugo a dos toros de cascos de bronce, regalo de Hefesto, que exhalaban fuego por la nariz. Luego, con ayuda de ese tiro, debía arar un campo y sembrar los dientes de un dragón (concretamente el de Tebas).

Es aquí donde aparece Medea, la hija de Eetes, sin la ayuda de la cual, no podría haber cumplido esas condiciones. Medea sentía por Jasón una viva pasión, por lo que le hizo prometer que si le ayudaba, la haría su mujer y la llevaría a vivir con él a Grecia. Así, como era maga, entregó a Jasón un bálsamo con el que debía untarse antes de afrontar a los toros, y le enseñó qué debía hacer. Y fue gracias a Medea que Jasón consiguió domar los toros, sembrar los dientes del dragón y posteriormente, esconderse, pues de la tierra había surgido una cosecha de hombres armados. Jasón entonces, tiró una piedra en medio de ellos, y éstos se acusaron entre ellos y acabaron matándose entre sí.

Medea y Jasón, Moreau

Finalmente, Violet, después de dejar el Bar a causa de una pelea que tuvo un cliente con su novio, Kevin y después de una discusión con el mismo, consigue su sueño: gracias a él, consiguió cantar su canción en un pase de micro abierto, ante la vista de las personas que visitaban el club donde éste se hacía. Además, y como vemos en la foto, consigue que alguien cante sus canciones. También, vuelve a recuperar la confianza de su padre, quien se había decepcionado al saber dónde trabajaba su hija, y a Kevin, que después de la discusión que tuvieron y gracias a la actuación de Violet, se reconcilian.

En Jasón, uno de los finales cuenta que, tras huir de Cólquida con el vellocino, Eetes lo perseguía por el mar para, a parte de llevarse el vellocino, recuperar a su hija, que Jasón llevaba con él tal y como le prometió. Fue Aspirto, el hermano, quien tuvo que ir a por ella, y ésta lo engañó y lo mató, dejándoselo como carnada a su padre. Así, Jasón y los argonautas lograron escapar de Eetes y regresar a su patria, donde Pelías les esperaba.

Así, Jasón le entregó a Pelías el vellocino, pero éste no cumplió su trato, por lo que Medea engañó a sus hijas para que mataran a su padre. Las logró convencer y acabaron cocinando a su padre, por lo que los habitantes de Tesalia hicieron que tanto Jasón como Medea se exiliaran.

Se instalaron en Corinto, donde Jasón conoció a la princesa Glauca y abandonó a Medea. A causa de esto, Medea mató a Glauca (envió a sus hijos a que entregasen a la princesa una túnica y una diadema, impregnadas de veneno. Así, cuando ésta se puso los adornos y, casi al instante, su sensible piel empezó a corroerse; y de su pelo aparecieron llamas) e incluso a sus propios hijos, para vengarse de Jasón. Éste, por su parte, llevó una vida errante y triste, tanto, que acabó por poner fin a su vida y se mató con su propia espada.

Boda de Jasón y Glauca

Medea, asesina