Download - Día del libro 2014
ERASE UNA VEZ
Con motivo del día del libro, este año se ha propuesto a los alumnos y alumnas de 1º de ESO que creasen un cuento en el que los libros fueran un elemento importante. Este libro digital es el resultado de dicho trabajo. Espero que os guste tanto leerlo como a mí montarlo para todos vosotros. Profesor: Fernando García.
Autor: Francisco López
ra una tarde de abril y el cielo estaba nublado,
Timmy quería salir a jugar a la calle con sus
amigos, pero su padre le dijo que requería una
condición que era hacer los deberes. A Timmy hoy le
habían mandado pocos deberes así que acabaría
rápido, al salir por la puerta de su casa Timmy se tuvo
que dar la vuelta y entrar en casa porque había
empezado a llover.
Timmy estaba desanimado y aburrido, Roberto, el padre de Timmy, le dijo que
se fuera a jugar al desván, Timmy no tenía nada que hacer así que subió al desván.
Al entrar en el desván encendió la luz, todo estaba lleno de polvo y allí se encontraban
todo tipo de cosas: las fotos de las vacaciones del verano pasado, juguetes de cuando
Timmy era pequeño… de todo menos algo divertido. Al fondo del desván se veían unas
cajas y Timmy tenía curiosidad por saber qué había dentro, así que se apresuró y fue a
ver lo que había dentro de la caja, al abrirla vio que solo había un libro muy antiguo
lleno de polvo.
Sopló sobre el libro y le quitó el polvo y ponía: Diario de la guerra civil de Adolfo
Torres. Ese era el difunto abuelo de Timmy, fallecido en esa guerra. Abrió el libro y
empezó a leerlo, hablaba de que durante la guerra su abuelo había ido con un fiel
compañero y buen amigo que le había ayudado cuando a él le habían disparado
curando las heridas, su nombre era Juan Ramírez, también hablaba de una fortuna
guarda para después de la guerra. Su abuelo pensaba que después de la guerra habría
una época de hambre y de crisis y por eso la guardó.
Hizo bien en pensar eso porque al acabar la guerra hubo crisis y mucha hambre,
al final del libro hablaba de que aquella fortuna estaba señalada en un libro lleno de
planos, guardado en el cajón de la mesilla donde él dormía en un refugio en el que
estaban todos los componentes de su bando. Timmy pensó: Jamás encontraré el libro
con los planos, pero después de darle muchas vueltas a la cabeza dijo: Adolfo Torres,
ese nombre me resulta muy familiar, ¡ah ya sé! es mi vecino jubilado que vive aquí
enfrente.
Ya había terminado de llover, Timmy salió de casa y se dirigía a casa de su
vecino, al llegar llamó a la puerta y al momento salió Adolfo Torres y le preguntó: ¿Qué
E
quieres? El chico dijo que quería saber información sobre el refugio donde se
cobijaban él y su abuelo.
Este le soltó una larga historia: Una vez mientras estábamos comiendo el otro
bando nos pilló por sorpresa e incendió el refugio entero, todos conseguimos salir de
ahí, pero al salir estábamos rodeados completamente por el bando contrario, nos
pusieron a todos sobre la pared, nos iban a fusilar, mataron a la gran mayoría de su
grupo, pero solo unos pocos afortunados conseguimos escapar y salvar nuestras vidas.
Entre a los mataron se encontraba tu abuelo y no pudo hacer nada por salvarse, al
terminar de contarle la historia Adolfo Torres a Timmy este no pudo contener las
lágrimas, el anciano intento consolarlo, pero fue en vano.
Al terminar de llorar Timmy volvió a casa y pensó con mucha rabia: Yo hubiera
dado toda esa fortuna por la vida de mi abuelo.
Timmy de mayor fue escritor y todos sus libros se los dedicó a su abuelo que ojalá se
hubiera salvado.
FIN
Autor: Francisco Valera
Era una vez un niño muy peculiar llamado James, que
vivía en California (Estados Unidos) con su familia la familia
Díez. Aquella familia amaba a su hijo James al igual que a su
hija Anna y en aquella casa todos, desde el mayor al más
pequeño tenían una inteligencia enorme, pero el problema era
que James no era así, aunque se tirara todo el día estudiando el
sacaba malas notas.
Sus padres no sabían por qué; no era conflictivo, tampoco era desordenado ni
desastroso…..Sus padres lo único que pensaban era que James no tenía el mismo
conocimiento que los demás y que le costaba aprender o básicamente sacar buenas
notas.
Un día normal James estaba raro, sus padres lo notan diferente, no desayunaba
sus 3 magdalenas no cogía los libros habituales para el instituto…A las dos horas la
profesora Naty informó a sus padres que no se había traído ningún libro a la clase y que
notaba que no se relacionaba con amigos.
La madre de James de preguntó a Anna que si sabía algo sobre su hermano y ella
le contestó que no.
Por la tarde el padre de James lo pilló saltándose una valla que conducía a una
casa maldita en el que comentaba toda la ciudad que estaba maldita a causa de tres
asesinatos sin describir
James entró a aquella casa pálido y sin hablar y se dirigió, como si se supiera la
casa como la palma de su mano, a una habitación llena de libros: ¡Una Biblioteca!.
James se asustó al ver a su padre corriendo buscándole y James, sorprendido,
como si hubiera vuelto en sí, le dijo a su padre: “¡Mira papá!”
Su padre al ver aquello se quedó fascinado. Había libros muy famosos los
tiempos de su abuelo como Platero y Yo y muchos más.
Al volver a casa su madre se alegró de que estuviera bien y le confesó que
estuvo con papá y habían descubierto un misterio nunca hallado por nadie en esa casa
tan investigada.
Al mes James fue galardonado y aquel día le pusieron el día del libro gracias a
él.
FIN
Autora: Eira Martínez
abía una vez una niña que se llamaba
Mariola, y tenía once años.
Mariola, todas las mañanas se levantaba muy
temprano ya que todos los días tardaba mucho tiempo en elegir la ropa que
se iba a poner para ir al colegio, y ya no digamos lo que tardaba en peinarse
para poder ir a la moda.
Mariola intentaba ir igual que sus compañeras para no destacar e
intentar que las demás no se burlaran de ella, porque siempre había creído y
creía que era el patito feo del grupo y que si no iba a la última como sus
compañeras, hacía el ridículo.
Un día, cuando su padre le vio enfadarse mientras ella estaba
peinándose le dijo: ¿Mariola no podrías peinarte de otra forma más fácil? -
No papá- le contestó ella- tengo que estar a la moda.
Entonces, el papá se quedó mirándola sonriendo al ver como su hija
seguía intentándolo y le dijo…-Espera hija, intenta peinarte con una raya en
medio, te alisas el pelo y te atas una cinta en el pelo. Mariola enfadada y a
regañadientes hizo lo que su padre le dijo.
- ¡Estoy ridícula, se van a reír de mí todas!- le dijo enfurecida a su
padre, a lo que él le respondió…-¿Quieres que hagamos una apuesta?- irás al
colegio con ese peinado, y si en una semana no se ha puesto de moda, te daré
veinte euros para que te compres lo que quieras.
Mariola pensó que su padre estaba loco, pero esos veinte euros bien
valían la pena,
A pesar que le daba mucha vergüenza salir con ese peinado ya que le
parecía feísimo.
Y así fue pasando un día y otro, y ella se sorprendía cada día más, y
para mayor sorpresa, a medida que pasaban los días sus amigas empezaron a
copiar su peinado.
Ella entusiasmada corrió a su casa contenta y feliz a contárselo a su
padre, su padre con una gran sonrisa en sus labios y orgulloso de ver a su
hija tan contenta le dijo:
-¿Ves mi niña como no todas las personas tienen porque ser iguales?-
con esto quiero decirte que no importa cómo te vistas, o cómo te peines, que
no quieras ser como las demás, porque lo que sobra en este mundo son las
cosas corrientes.
H
Y cuando se te ocurra algo que te parezca una buena idea, hazla, sin
preocuparte porque lo que hagan, digan y opinen los demás.
Desde aquel día, Mariola aprendió a ser ella misma, sin tener que
copiar a sus amigas ni ir a la moda, aprendió lo más importante, a ser ella
misma.
FIN
Autor: Óscar González
Si quieres sacarle la sonrisa a un amigo
cómprale un libro
da igual si es comedia o terror
lo importante es el interior
Si no le gusta leer
al menos un libro ha de tener
lo utilice o no
siempre en un rincón.
Antes de dormir
el libro ha de abrir
porque para soñar
en el libro lo ha de encontrar.
Autor: Alejandro Moya
rase una vez un niño llamado Luis. Este
tenía cinco años y soñaba con ser
arqueólogo y también le encantaban los
cuentos y algunas leyendas.
Con el paso del tiempo Luis se hizo mayor y
ya tenía unos veinticinco años y lo había conseguido,
fue por fin arqueólogo. Luis se acordó de que cuando
era pequeño leyó en un libro en el que había una biblioteca y de repente se
acordó de su pasión por los libros, así que, fue a la biblioteca y se fue en su
coche, un descapotable de color rojo, cuando llegó a la biblioteca se puso a
leer libros y se tiró toda la tarde leyendo, pero uno de estos libros le
emocionó, así que se puso en busca de lo que él había leído, aquel libro se
trataba de una biblioteca perdida en una jungla de América del Norte y esta
tenía cuatro siglos de antigüedad. Aunque Luis no estaba seguro se puso a
buscar porque ese era su sueño.
Luis avisó a su jefe y este pensó que era buena idea, así que su jefe le
dijo que se comprara los billetes de avión para ir a América del Norte para la
investigación.
Luis se puso muy contento porque iba a cumplir su sueño.
Ya era viernes y este día, Luis se despertó a las seis, porque no podía
dormir debido a la emoción porque el avión salía a las ocho y media.
Cuando Luis llegó al aeropuerto, había sido el primero en llegar.
Cuando sus amigos de trabajo y su jefe llegaron su subieron al avión, Luis se
puso con su amigo que se llamaba Miguel. El vuelo tardó ocho horas, así que
llegaron a las cuatro y media de la tarde.
Como llegaron tan tarde, decidieron empezar a buscar el día siguiente a
la ocho de la mañana, Luis y los demás fueron al Amazonas con unos expertos
de peligros o también para guiarlos. Estuvieron buscando horas y horas y lo
dejaron ya y dijeron de continuar el siguiente día.
Ya era domingo y no habían encontrado nada todavía y su jefe estaba
pensando en rendirse y se lo dijo a los demás, pero Luis le suplicó que le
dejara solo un día más y su jefe se lo concedió. Su jefe le dijo que si no lo
É
encontraba en veinticuatro horas se marcharían de vuelta a España y le bajaría
el sueldo, porque este viaje lo organizó él y podrían volver con las manos
vacías.
Al día siguiente Luis salió a las siete de la mañana, para conseguir
encontrar la biblioteca. Luis andaba tranquilamente hasta que vio una gran
cueva y se metió en ella.
Luis se cayó por un agujero que había en el interior de la cueva, del
gran golpe que sufrió se desmalló. Cuando despertó se encontró por fin la
biblioteca perdida, Luis estaba muy emocionado y llamó por teléfono a su
jefe. Cuando llegaron todos se emocionaron al ver una biblioteca tan grande y
con tantos libros en medio de la selva.
Tras este gran descubrimiento Luis se hizo famoso y al final le subieron
el sueldo.
FIN
Autora: María Teresa Zarco
De repente sonó el timbre del recreo y todos
alborotados salimos hacia el patio. Recuerdo que iba
leyendo un libro de aventuras y un niño de mi clase pasó
y me dio un fuerte empujón, el libro cayó al suelo y este
se abrió justamente por la mitad.
Cuando lo cogí note una sensación como jamás había notado, sentí
que me transportaba a otra lugar. Me dirigí al patio y en el camino se me
apareció el protagonista de mi libro; él me susurró que aquel niño que me
había empujado en el pasillo debía aprender a valorar y jamás despreciar
los libros, ya que estos son el paso para imaginar, conocer, aprender...
Mientras estaba en el patio el niño se reía y se burlaba cada vez que
me miraba, así que me acerque a él y le dije lo siguiente: “deja el balón,
cierra los ojos e imagínate un sitio o una experiencia de tu vida, donde en
algún momento fuiste feliz y que creas que no podrás volver a vivir”.
El niño recordó los grandes y maravillosos momentos que pasó
junto a su padre y recordó cuánto quería este a los libros, entonces el niño
entusiasmado por las palabras que le había dicho, me pidió perdón y se
sinceró conmigo; él me dijo que el último libro que leyó se lo regaló su
padre, y que nunca más pudo terminar de leérselo, ya que su padre
falleció días después de regalárselo y daba la casualidad que era el mismo
libro que yo estaba leyendo.
El libro trataba de una familia de dos hermanos y una hermana
pequeña, que viajaban en una caravana con sus padres viviendo
experiencias inolvidables durante las vacaciones estivales.
Sonó de nuevo el timbre para volver a clase, él me echó el brazo por
encima y me dijo que si podía compartir con él la lectura de ese
maravilloso libro y que de alguna manera él había vuelto a recordar a su
padre que hacía muchos años que lo tenía en el olvido, ya que estaba
peleado con él por haberlo dejado.
Estamos sentados juntos en la clase de literatura…
FIN
Autora: Aurora Abellán
abía una vez una niña llamada Paula que vivía con su
familia. Un día en el colegio su profesora le contó una
historia sobre un libro que contenía en él la cura de la
muerte y la profesora le dijo que ese libro se encontraba en la ciudad
donde vivía, pero nadie sabía dónde estaba, toda la clase después de la
historia se quedó alucinando con lo que había contado la profesora y no
pararon de hablar de aquel tema hasta que salieron del colegio.
Cuando Paula llego a su casa sus padres estaban muy tristes y ella no sabía por qué estaban
así, sus padres intentaban ocultarle la verdad, pero no podían, tenía que saber la verdad.
Los padres le dijeron que su abuela estaba a punto de morir y la pobre Paula se encerró en su
habitación y empezó a llorar, cuando estaba durmiendo se acordó de lo que dijo su profesora y no
pudo pegar ojo en toda la noche pensando en aquello.
Al día siguiente Paula le dijo a su profesora que si sabía algo más sobre el libro y le contó que
tenía que estar en un sitio donde se encontraran todos los libros y claro, no podía ser otro que la
biblioteca de la ciudad, después del colegio fue corriendo a la biblioteca y cuando llego se encontró
con un montón de libros y se acordó de que están ordenados por clases. Tenía que encontrar los
relacionados con medicina, buscó por un montón de sitios y en el último lugar donde busco lo
encontró, había un cartel gigante donde ponía “medicina” y tenía que encontrar el más viejo de
todos; a simple vista encontró un libro algo viejo, cogió una escalera y cuando vio la portada sabía
que ese era el libro.
Cuando cogió el libro le echó una ojeada y en una página lo encontró, no se lo podía creer y
pegó un grito tan grande que le echaron de la biblioteca y le quitaron el libro, pero menos mal que le
dio tiempo a verlo.
Cuando llegó a su casa tan contenta, le contó a sus padres que había encontrado la cura, fue
corriendo a la habitación de su abuela, sus padres inquietos le preguntaron que cuál era la cura y
Paula le contestó que era la cosa más sencilla del mundo, era un gran beso de amor.
Cuando se lo dio a su abuela vio que no se despertaba, Paula se quedó muy triste y le dio un
gran abrazo a su abuela, de repente notó que algo se movía y cuando se despegó de su abuela vio que
estaba viva, nadie se lo podía creer.
Después de haber ayudado a su abuela Paula siempre se acordó de una gran frase “Si tú
quieres, lo imposible es posible”. FIN
H
Autor: DIEGO JIMENEZ MOYA
abía una vez un libro mágico que viajaba por todo
el mundo dando felicidad a todo aquel que lo leía.
A cada persona que lo leía le pasaban
cosas buenas toda su vida, podían pedir un deseo y se cumplía,
era como si frotase una lámpara mágica para pedir los deseos que
siempre queremos.
Una vez le tocó a un niño que era pobre y necesita muchas cosas para vivir; era
un niño huerfanito, sus padres murieron en un accidente de coche; él no murió porque
no se fue con ellos pues era un viaje de trabajo de sus padres y el niño tenía colegio.
A partir de ese momento, el niño se quedó traumatizado por la tragedia; no tenía
ningún lugar donde vivir, era muy tímido. Cada vez que le querían ayudar en algo, no
contestaba, no hacía ni caso, y nadie le podía ayudar ni hacerle ningún favor.
Él, una vez oyó la historia del libro mágico que corría por el mundo repartiendo
alegría, pero pensó que eso no podía ser verdad y no quería ni pensar en eso, porque le
venían recuerdos de toda la alegría que tenía siempre, cuando sus padres estaban vivos.
Cuando pensaba en eso, se olvidaba al momento, no podía recordar los buenos
momentos. De noche se quedaba dormido siempre y soñaba con el accidente, era
como una pesadilla que se le había metido en la cabeza y no se le olvidaban sus padres y
lo feliz que era antes de que todo ocurriera… Si pudiera volver el tiempo atrás, si
pudiera retroceder a aquel momento que vio marcharse a sus padres……lo pararía todo.
El niño se llamaba Rodrigo, tenía 12 años y vivía en Cehegín (Murcia).
Rodrigo no podía hacer otra cosa que pensar y soñar en eso, así que tenía que creer en
algo por si acaso le cambiaba toda la vida. Ese libro tenía vida y estaba pensando a
quién se le debía de aparecer ahora. El libro pensó que ahora que había ayudado a
personas y sus vidas se habían vuelto felices ¿a quién ayudaría? No podía ayudar a
personas ricas, que no necesitan nada aparentemente, porque ya lo tenían todo, así que
decidió que tenía que ayudar a personas necesitadas, es decir, a los pobres que no
tenían ni para comer, ni beber, ni vestirse…. A gente humilde que trabaja todos los días,
y tiene que seguir trabajando para poder vivir.
El libro comenzó a recorrer todo el mundo y pasó por todos los continentes
volando sobre ellos: se paró en Europa y se recorrió todos los países hasta que llego a
España y se paró en ese país, se recorrió las diecisiete comunidades autónomas
Asturias, Galicia, País Vasco, Cantaría, Comunidad Valenciana, Cataluña, Castilla
y León, Castilla La-Mancha, Andalucía, Madrid, Navarra, Extremadura, Aragón,
H
Islas Baleares, Islas Canarias, La Rioja y Murcia y las dos ciudades autónomas
Ceuta y Melilla.
Y se paró en Murcia, en esa comunidad recorrió todos los pueblos de la
comarca del noroeste: Caravaca, Calasparra, Bullas, Mula… y se detuvo en
Cehegín.
Allí vivía Rodrigo en ese pueblo tan bonito y feliz; pero había una zona de
Cehegín donde no había ni felicidad ni suerte ni nada, y allí estaba Rodrigo, triste en
una zona de ese lugar malo y desigual a todo el pueblo.
El niño estaba esperando para ver si le venía algún golpe de suerte, para salir de
la pobreza y de la vida tan mala que le había tocado vivir.
El libro se recorrió Cehegín y al final vió a Rodrigo; el libro corrió hasta el
niño, Rodrigo se sorprendió, pero lo agarro con fuerza porque creyó que era el libro de
la suerte, o sea, el libro ese del que tanto se hablaba.
Cuando lo cogió lo abrió y reconoció que era ese libro de los sueños. Lo leyó
por la mañana por la tarde por la noche lo cogía a todas horas para poder terminarlo y
pedir el deseo que le cambiara la vida. El día de su cumpleaños, la vida le dio otra
oportunidad, ese día le cambió la vida porque cuando terminó ese libro, de quinientas
páginas, pidió un deseo. –Deseo- dijo- una nueva vida en la que tenga un padre y una
madre y una familia que es lo más importante de este mundo. Alguien que te quiera y a
quien querer, que te escuche, que te ayude, que esté siempre ahí esperando para
compartir buenos momentos…...
Entonces ocurrió el milagro, al volver al casa del cole y llegar a su casa vio que
sus padres estaban allí, nada malo les había sucedido, jajaja ¡¡Qué feliz estaba!! Y así
Rodrigo vivió feliz con su familia hasta el resto de sus días, en una casa que estaba en
el barrio feliz y bueno de Cehegín.
Su vida cambió, su carácter cambió, ahora siempre estaba alegre. Era simpático
con todo el mundo, y siempre estaba dispuesto a ayudar…
ES MILAGROSO CÓMO UN LIBRO PUEDE METERSE TAN DENTRO DE UNO Y
QUE LE CAMBIE INCLUSO LA VIDA.
FIN
EL LIBRO QUE PERDIÓ TODAS SUS
LETRAS Autora: Isabel Mª Moya
n aquella biblioteca había
tantos libros que Miguel no
sabía por dónde empezar a leer;
unos eran demasiado gordos, otros
demasiado pequeños. Había unos libros con
el lomo de cuero, y de todos los colores.
Todas las noches antes de ir a dormir
su papá le decía una y otra vez:
-Miguel, ya es hora de descubrir el maravilloso mundo de los
cuentos, en él encontrarás princesas, castillos encantados,
dragones, magos…
Pero por más que Miguel buscaba entre los libros, no
encontraba nada que le llamase la atención, hasta que una noche
le pasó algo extraño, y maravilloso; al intentar subirse a un
pequeño taburete para coger un cuento, uno de los libros cayó de
la estantería, y como por arte de magia, comenzaron a salir
palabras que iban cayendo por el suelo de la habitación de manera
aleatoria y desordenada: Rey, árbol, amor, felicidad, arco-iris,
bruja…
Miguel no sabía qué hacer con aquel desorden que se había
armado en la habitación, y tenía miedo de que entrase papá y
viese ese desorden, y en ese momento tuvo una idea maravillosa;
cogió una pequeña caja de música que tenía en la habitación y
rápidamente comenzó a guardarlas todas. Tapó la caja para que
E
no pudiera salir ninguna, la guardo bajo la cama para que papá no
se enterase, y se metió rápidamente bajo la cama.
Cuando creía estar en el más profundo de los sueños, un
molesto y extraño ruido lo despertó:
-¡Que extraño!, si en la habitación solo estoy yo, ¿de dónde viene
ese ruido?
Bajó de la cama a toda prisa y comenzó a buscar por toda la
habitación, hasta descubrir al fin que el ruido venía de debajo de
la cama; aquellas palabras golpeaban ruidosamente la caja
buscando un rincón por donde salir de ahí.
Muy asustado y sin entender nada, Miguel destapó la caja y
descubrió una de las cosas más increíbles que había visto nunca,
un gran arco-iris de luz invadía toda su habitación, y todas las
palabras se ordenaban cuidadosamente, hasta conseguir formar
uno de los cuentos más bonitos que el niño había escuchado
nunca.
Al día siguiente, cuando papá entró en la habitación para
despertar a Miguel, para llevarlo al colegio, le encontró bajo su
cama, agarrado a una pequeña caja de música.
Nunca supo lo que pasó realmente aquella noche, pero desde
ese día, todas las noches antes de ir a dormir, el pequeño se
sentaba sobre las piernas de su padre, a escuchar esas
maravillosas palabras que salían de su boca, y que le
transportaban al maravilloso mundo de los cuentos, gracias al
cual, Miguel nunca dejó de leer.
FIN
rase una vez en una en la estantería donde
estaban todos cuentos clásicos una bestia de
cuatro brazos y cabeza de cocodrilo que
amenazaba con alterar todos los libros de la estantería en la
que se encontraba como ya hizo con el libro de "Caperucita
Roja" raptando a Caperucita y en el libro de "Los tres
cerditos" rompiendo todas las puertas de las casas.
Ahora su objetivo era alterar el libro de "Platero y yo" pero esta vez no iba a ser
así, porque el defensor de la fantasía o caballero fantástico junto a su mejor amigo Pitt,
un perro leal procedente del infinito y más allá. Iban a detener a Sombra, el alterador de
los libros.
Cuando llegaron el caballero y Pitt vieron que no estaba Sombra y entonces
buscaron a Juan Ramón Jiménez por las praderas, cuando localizaron a Platero fueron
corriendo, pero Platero se fue velozmente a la cuadra donde vivía, y allí vieron a Juan
Ramón y le dijeron que estaba en grave peligro en este libro, porque el malvado Sombra
estaba planeando quemarlo todo.
El caballero y Pitt decidieron quedarse allí hasta que apareciese Sombra. Por la
noche, a las 4 de la madrugada, se abrió una grieta que partía el cielo en dos mitades de
la que salió Sombra el alterador de cuentos quemó la cuadra de Platero pero Juan
Ramón sacó a Platero a tiempo.
El caballero de lanzó un rayo a Sombra que se comió y no le hizo efecto, pero
Pitt furioso mordió uno de sus cuatro brazos y entonces Sombra le lanzó el rayo que se
había tragado a Pitt y lo mató. El cuerpo del pobre Pitt estaba en el suelo, pero al poco
tiempo de él salió otro ser, pero este era bueno porque era la reencarnación de la
fantasía que era un ser con forma humana pero con los accesorios y los poderes que
tenían todos los personajes buenos de los cuentos.
Entonces le echó polvos mágicos a Pitt y lo revivió, luego Fantasía fue volando a
toda velocidad hacia Sombra y le hizo un placaje a la vez que abría un portal a un libro
en el que se acababa el mundo; luego cerró el portal y le quitó todos los poderes a
Sombra para que no pudiera alterar el libro.
Al final Fantasía volvió a la normalidad el libro de Platero y se fue. Luego el
caballero y Pitt se fueron del libro y se dieron cuenta de que Fantasía les había hecho un
libro especial para ellos en el que el caballero y Pitt fueron felices para siempre.
É
AUTORA: MARÍA DEL MAR GONZÁLEZ
lla es Noe, Noelia Ortiz, una chica de 13 años de
nacionalidad inglesa, rebelde y popular en su instituto,
sus notas bueno…, pero las chicas se pelean por ser sus
amigas aunque ella se queda con unas pocas. Su familia son: su
hermano pequeño Dani, su madre Ana y su padre Carlos.
Todos los días realiza la misma rutina: se levanta, va al instituto, regresa a su casa
a comer, hace sus deberes, cena y se acuesta, aunque los fines de semana queda
con sus amigas.
Su vida es la deseada por cualquier persona, es la chica popular de la clase,
todo gira sobre ella, su familia tiene mucho dinero, etc.
Lo que más odia es leer, no le gustan nada los libros y, justamente, dentro
de dos semanas era el Día del Libro y se tenía que leer un libro llamado: “La vida de
Carla”.
Todos los de su clase ya habían empezado a leerlo menos ella, pues se lo
dejaba todo para el último momento, pero al ver que cada vez quedaba menos
empezó a leerlo, o eso hizo creer a su padre, la persona a la que le tenía más
respeto de su casa. Cuando éste se enteró de que su hija había estado perdiendo el
tiempo los días atrás, se puso furioso y obligó a su hija a empezar a leer el libro,
pues si no lo leía le quedaría Lengua, área de la que era profesor en otro colegio su
padre.
Noe, entró en su habitación, se sentó en su cama y abrió su libro, antes de
empezar a leerlo echó un vistazo pero le pareció un libro normal. Le parecía
increíble que le estuvieran obligando a hacer una cosa que odiaba, una persona que
siempre conseguía lo que quería, pero claro, era su padre y no tenía otra, debía
leerse el libro.
Empezó a leer el libro y cuando llevaba solo cuatro párrafos salió corriendo
de su habitación, o eso fue lo que intentó porque su padre como sabía que ella no
aguantaría mucho cerró su habitación con llave hasta que el libro estuviese
terminado. Se lo tomó con calma, dio dos o tres vueltas por su habitación y de
nuevo se acomodó en su cama para regresar a leer el libro. Al principio no le gustó
mucho, pero después, conforme iban pasando las páginas, se iba abriendo paso su
E
imaginación y la historia iba tomando forma, esto extrañó mucho a Noe porque a
ella no le enganchaba ningún libro, pero sin embargo éste le había picado.
Trataba sobre una niña de su misma edad llamada Carla pero las dos eran
muy diferentes porque al contrario de Noe, Carla no era popular ni tenía muchas
amigas y su familia era poco adinerada.
A Noe le sorprendió el modo en el que vivía Carla, pues ella no sabía cómo se
sentían las otras personas que no tenían una vida tan espectacular como la de ella.
Siguió leyendo el libro y cuanto más leía, más ganas tenía de saber cómo acababa su
historia, cuando iba por más de la mitad del libro su madre tocó a la puerta de su
habitación, le anunciaba que era la hora de la merienda.
A los pocos minutos ya estaba de nuevo en su habitación, se había tomado la
merienda corriendo porque estaba deseando continuar con su libro, Noe siguió
leyendo la historia:<< Carla llegó a clase y como siempre, como no tenía amigas, se
sentó sola en una esquina, todos se reían de ella, algunas veces sin motivo y nadie
estaba pendiente de ella, pues todos estaban atentos a la chica más popular de la
clase, cuando la escuela terminó, Carla regresó a su casa pero aún ahí se sentía
desgraciada porque no tenía mucho alimento que llevarse a la boca…>>
Todo esto fascinó a Noe que, hasta empezaba a sentirse mal y no sabía por
qué, se tiró toda la tarde leyendo hasta que llegó la hora de dormir. Al día
siguiente ya era fin de semana y ese mismo lunes debía terminar de leer el libro, el
sábado por la mañana ella siguió leyendo, cada párrafo, cada letra, cada palabra
hacían que se sintiese mal y aún no sabía por qué. Casi lo había acabado de leer el
domingo por la mañana, solo le quedaba el último capítulo y, después de comer
empezó a leérselo, éste último trataba de cómo los compañeros y compañeras de
Carla al fin la aceptaban, no le daban de lado e intentaban compartir con ella todo
lo posible para que su familia no acabase en la ruina. A Noe le gustó mucho la
historia y cuando el libro terminó ésta se entristeció porque aún le apetecía seguir
disfrutando de la historia.
Esa noche pensó en todo lo sucedido en el libro y al fin se dio cuenta de
todo lo mala que había sido con sus compañeros de clase, todo lo que se había
chuleado, todo el dinero que malgastaba en tonterías habiendo gente que lo
necesitaba de verdad, toda la atención que había recibido en el instituto por parte
de todos y todo lo mal que había tratado a la gente que, por algún motivo, estaba
más apartada del grupo. Noe se sintió fatal e incluso no pudo dormir en toda la
noche.
La mañana siguiente, antes de ir al instituto, pensó en todas las cosas que
iba a hacer para mejorar como persona: compartiría sus riquezas con las personas
más pobres, ya no sería el centro de atención de todo, se juntaría con aquellas
personas apartadas del grupo y sería buena con todos, por fin sería otra más y así
lo hizo. Todos en su clase se quedaron sorprendidos porque ahora Noe era otra
persona, una persona mejor.
Pasaron los años y Noe ya era una adulta, una noche acostada en su cama dio
un repaso a todo lo que había vivido, desde que era una niña hasta ahora, pues
actualmente era una Cooperante que ayudaba a los niños enfermos de otros países,
y de niña, había sido una mala persona. Siempre que hacía un repaso rápido a su
vida se daba cuenta de cómo un libro le había cambiado completamente la vida y le
había hecho mirarla desde otra perspectiva.
Aún con sus 80 años, Noe sigue conservando ese maravilloso libro que le hizo
ser una persona mejor.
FIN
Autora: María José González Conde
artín era un niño que ya se había hecho tan
mayor, que en su cumpleaños su padre le
regaló un libro sin dibujos, Martín se quedó
un poco decepcionado, pero al notarlo su padre le dijo:
- Este no es un libro cualquiera hijo, es un libro mágico. Pero para
descubrir su magia, tendrás que leerlo.
Eso estaba mejor, porque a Martín le gustaban todas las cosas
mágicas, así que empezó a leer el libro, aunque no tenía muchas ganas. A
la mañana siguiente, su padre le preguntó:
- ¿Has encontrado ya la llave mágica?
-¡Así que tenía una llave! Martín corrió a hojear el libro buscándola, pero
no había ni rastro. Su padre le advirtió:
- Así no la encontrarás. Tienes que leer el libro.
Pero Martín no tuvo mucha paciencia, y dejó de leer, pensando que
su padre le había engañado para hacerle leer un poco más, como le había
estado diciendo el profesor Fernando de lengua aunque era bueno y
trabajador.
Poco después, su hermana Ángela, sólo dos años menor que él, le
pidió el libro para tratar de leerlo ella. Tras varios días esforzándose por
leerlo sin demasiado resultado, apareció en el salón gritando loca de
contenta:
- ¡La he encontrado, he encontrado la llave del libro mágico! y entonces
no paró de hablar de los mundos y lugares que había visitado con aquella
llave.
Aquello terminó por convencer a Martín para volver a leer el libro.
Al principio era un rollo, ni un dibujo, pero poco a poco la historia se fue
animando, empezó a interesarse por la vida de aquel humilde aventurero,
M
y cuando quiso darse cuenta, allí estaba. Era el propio libro el que tenía a
sus ojos forma de llave, y era verdad que en cuanto lo abría, se sentía
transportado a los valles y mares del libro, y vivía las aventuras de sus
piratas, príncipes y hechiceros como si fuera él mismo. Y su cabeza y sus
sueños se llenaban de aventuras a la primera oportunidad.
Pero lo más especial de aquella historia, fue que a partir de
entonces, en cada nuevo libro veía una nueva llave a mil mundos y
aventuras, y ya nunca dejó de viajar y viajar a través de las letras y las
palabras.
FIN
Ainhoa y los libros Autora: Nuria de Gea
abía una vez, una familia sin importancia que vivía en una
casa en un pueblo. En la casa estaban Ainhoa, la hermana
mayor que tenía doce años, Paula, la hermana pequeña de
cinco años; Elvira, la madre de Ainhoa y Paula; Pedro, el padre y
un perrito llamado Bobby.
Un mañana cualquiera, en la que Elvira tenía que despertar
a Ainhoa y a Paula, ellas ya se habían levantado y estaban sentadas en el sillón jugando
a las consolas, (normal en ellas...). La madre, enfadada, les dijo:
-¡¡Dejad las consolas y haced lo que tenéis que hacer!!
-Mamá, ya nos has hecho perder... ¡Estarás contenta!- dijo Ainhoa.
-Estáis enganchadas al trasto ese, ¿no podéis despegaros ni un minuto?
Paula hizo un gesto con la cabeza y fue a vestirse, pero Ainhoa no hizo caso y
siguió jugando a la consola.
Todas las mañanas, Marta, la amiga de Ainhoa, venía para irse juntas. A la hora
de ir al colegio, Marta llamó a casa de Ainhoa.
-¡Hola Marta! Ainhoa no se ha vestido aún... Para su cumpleaños le regalaron una
consola y está enganchada a ella desde entonces..., dice que no quiere ir al colegio, que
odia los libros y todo eso, no sé qué hacer con ella -dijo Elvira.
-Ah, bueno... Iré yo sola entonces - le contestó Marta.
Elvira cerró la puerta y llevó a Paula a la guardería.
-Mamá, ¿Ainhoa va a ir al cole? -le dijo Paula a su madre.
-No lo sé Paula, no lo sé... Bueno, ya vendré a por ti guapa, te quiero.
-Vale, mamá, y yo - dijo Paula entrando a la guardería.
Elvira llegó a su casa y no estaba Ainhoa; ni ella ni la consola, habían desaparecido.
Preocupada llamó a Pedro, el padre, y le dijo lo que había pasado.
Él trabajaba en Nueva York, apenas venía a su casa y veía poco a sus hijas, pero cuando
pasaba algo importante siempre estaba allí.
En la casa de su abuela estaba Ainhoa, en una habitación jugando a la consola.
H
-Cariño, tus padres estarán preocupados... Seguro que te están buscando -dijo su
abuelita que se llamaba Juana.
-¡Lo sé! ¿Y qué más da? No me importan mis padres. ¡Siempre diciéndome que deje la
consola! ¡¡¡Pues no me da la gana, abuela!!! Dame una coca-cola -le contestó ella.
-Mira, Ainhoa. Tus padres te quieren mucho, muchísimo. ¡Más de lo que te imaginas!
No puedes irte de casa con la consola y sin avisar, cielo. Te lo dicen por tu bien, no
tienes edad de estar tan obsesionada con un simple trasto. Tienes que estudiar, sacar
buenas notas, ir al colegio, ayudar en casa, jugar con tu hermana, hacer la tarea, salir
con los amigos, incluso puedes leer libros... ¡¡Tu edad es preciosa para todo eso!! No
puedes estar enganchada a la consola todo el día. Yo te quiero mucho, pero tampoco
puedo dejar que estés aquí escondida, así que llamaré a tus padres. ¡Y ya te vale hablar
con ellos y pedirles perdón!
-No sé, abuelita Juana... No sé. Sé que me quieren pero, es que no me dejan jugar
tranquila nunca -le contestó Ainhoa.
-Mira, hija. Te voy a prestar una cosa si me prometes que hablarás con tus padres y
dejarás la consola.
-Bueno... ¿Qué cosa? -dijo Ainhoa intrigada.
-Ten, es un libro. Seguro que habrás visto cientos de libros, ¿verdad?
-Sí, en el cole hay muchos.
-Y seguro que nunca te ha entrado la curiosidad de leer uno de ellos, ¿a que no?
-Pues no. Me gusta más la consola -dijo Ainhoa refunfuñando.
-Yo a tu edad me leí millones de libros... No había consolas, tampoco las necesitaba
para ser feliz. Tenía mis amigos, mi familia y un almacén en el trastero lleno de libros.
Cada día, dedicaba una hora o dos a leer. Bajaba al almacén, me sentaba en un sillón y
me leía un libro -dijo Juana emocionada.
-Ya, yo eso lo hago con la consola. ¡Jajaja!
-Jajaja, eso es lo que no me gusta. Que te alejes del mundo por el trasto ese, no te puede
controlar una simple consola, Ainhoa.
-Lo sé, pero es que mola. Mira, juega.
-¡¡No!! Yo no necesito eso, ni lo voy a necesitar ya a mi edad... -le contestó Juana.
-Abuelita... Déjame un libro y mañana te lo devuelvo.
-¡Claro que sí! ¡Qué alegría me das, hija! ¿Dejas la consola aquí? Yo te la guardo, y te
aseguro que no la usaré. Jajaja.
-¡Vale!
-Tómate el tiempo que te haga falta, mi vida. No te preocupes si no me lo devuelves. Yo
ya me lo leí hace tiempo. ¡Qué recuerdos! -dijo Juana mirando al techo.
-Vale, abuelita Juana. Muchas gracias. ¡Eres la mejor! Voy a llamar a mi madre.
Ainhoa pensó en todo lo que le dijo su abuela, siempre le ayudaba mucho hablar con
ella y desahogarse con todo. Era muy sabia, siempre llevaba razón. Se había pasado con
sus padres, le importaba más una simple consola que su familia y el colegio. ¡Se había
vuelto turuleta! Tenía que pedir disculpas...
Su abuelita cogió el teléfono y se lo dio a Ainhoa. Ella se negó con la cabeza y le dijo a
su abuela:
-No, abuelita Juana. Estoy harta de las maquinitas estas. ¡Quiero mandarle una carta!
Voy corriendo a casa y se la doy por debajo de la puerta y salgo corriendo. Cuando la
lea saldré y le daré un beso.
-¡¡Qué buena idea, cariño!! Seguro que se alegrará muchísimo.
Ainhoa cogió un papel que tenía su abuela por la mesa y empezó a escribir. Cuando
terminó de escribirla salió corriendo a su casa, se despidió de su abuela, le dio las
gracias y un beso.
Al estar frente a la puerta escuchó gritos que decían:
-¿¡Por qué le has consentido todo esto!? ¡¡Debería haber ido al colegio, que es su
obligación!! ¿Dónde se habrá metido el bicho este ahora? (Era su padre.)
-Ya te lo he dicho. ¡La consola no está tampoco! Tiene que estar en un sitio que se
pueda enchufar, ¿no? -le contestó su madre.
-¿¡Pero dónde!? En casa de un amigo, en casa de tu madre, de la mía, de alguno de tus
hermanos, de mi hermana... ¡¡¡Yo qué sé!!!-decía Pedro enfadado.
-Pues no lo sé, no lo sé... Supongo que volverá. ¡Sólo ha sido un enfado! Digo yo.
-Eso ya lo sé, ¡¡pero me hace venir desde Nueva York para buscarla!!
-Has venido porque has querido... Te dije que no vinieras, que no merecía la pena, que
aparecería pronto... En fin…- dijo Elvira.
Ainhoa estaba alterada, no sabía qué hacer. Pero al fin llamó a la puerta y dejó la carta
en el felpudo del portal, después se puso tras un coche.
¡Toc, toc!
-¡Seguro que es ella! -gritó el padre ¡¡Verás que bronca se va a llevar!!
Salieron los dos a abrir la puerta, pero no había nadie. En el suelo había una carta que
ponía: “Lo siento mucho. Leed esta carta.”
-Madre mía, esto lo que faltaba ya -gritó Pedro.
-No te alteres más, pobre niña, encima que se molesta en escribir una carta...
Entonces Elvira la leyó en voz alta en el portal para que lo escuchara Pedro.
Mamá y papá. Me he pasado. Me escapé de casa con la consola y lo hice
mal, me arrepiento mucho... Estos días he estado tonta con el trasto. No sé
qué me pasaba pero, me manipuló hasta tal punto que os engañé, os dejé de
hablar y hasta casi de querer y me olvidé de vosotros, de que estabais ahí, de
que nunca dejasteis de quererme y de estar siempre conmigo, consintiéndome
lo que no debía hacer.
Os juro que he cambiado, la consola está en la casa de la abuelita Juana, de
ahí no va a salir hasta que, cuando vaya allí pueda jugar un rato. Ahora, me
ha regalado un libro muy, muy gordo. Me lo pienso leer entero, dice que es el
mejor que ha leído... Porque a ella no le hacía falta una consola de estas,
para ser feliz, es mejor leer un libro. A Paula la enseñaré también igual que
me ha enseñado a mí la abuelita. Me ha hecho reflexionar y hacer que os
pida perdón. Dadle las gracias a ella, a mí no. Diez minutos que he estado
fuera y os he echado muchísimo de menos. No podría vivir sin vosotros. Sin
la consola puedo perfectamente.
Si me regañáis, lo entiendo, todo es por mi bien, todo es para que en un
futuro pueda ser alguien que merezca la pena, y no una viciada a las
consolas. Os doy las gracias, mil veces si hace falta, por haberme dado la
vida, por haberme cuidado y querido tanto, por haber sido mis padres, por
haberme regañado y haberme hecho ver lo equivocada que estaba al hacer
eso. No puedo pedir más, lo tengo todo; un colegio con unos compañeros que
me quieren, unos padres que me aman y que siempre me están ayudando en
todo, una abuela que me presta libros para leer cuando me aburra, una
hermanita adorable y preciosa, un perrito superpequeñito y bonito para
jugar con él... ¿Para qué quiero una consola? ¿Para hacerme olvidar las
cosas buenas? Lo siento, pero eso no es así. Os quiero mucho a todos.
Ainhoa :)
-... esta niña es increíble -dijo Elvira con la lágrima fuera.
-Pues sí que ha merecido la pena venir desde Nueva York...
De detrás del coche salió Ainhoa y les dio un abrazo a sus padres y a Bobby, que se
había olvidado de él durante aquella semana.
-Lo siento mucho de verdad, papis...
-No pasa nada, Ainhoa. Es de sabios rectificar los errores antes de que sea tarde, has
hecho muy bien en escribir todo esto -dijo Elvira llorando.
-¡Y venir de Nueva York a leer esta maravilla! -saltó el padre.
-Es que, es la verdad. No es una maravilla, jajaja -dijo Ainhoa.
Desde ese día, Ainhoa y su familia se olvidaron de la máquina, fueron felices
leyendo libros en familia, con los amigos, con Bobby y sobre todo, con la abuelita
Juana, que estaba muy orgullosa de Ainhoa.
Esto, no es un cuento, es la realidad. Nos olvidamos de la familia por las
consolas... Deberíamos darles las gracias a todos los padres por ser tan grandes,
deberíamos ser felices sin las máquinas... Pensad un poco, seguro que vosotros también
pasáis de vuestra familia y pasáis el tiempo con las consolas, ¿verdad?
FIN
JUANITO Y SU LIBRITO Autor: Paco Pérez
Un día en un país muy lejano había un niño
llamado Juanito al que no le gustaban nada los libros
y sus padres no hacían nada más que regalarle un
montón de libros. Tenia una estantería llena, pero no
había leído ninguno, se pasaba todo el día en la calle
desde que comía hasta que se hacía de noche y
jugando a la videoconsola no hacía caso a su madre;
hacía justamente todo lo contrario de lo que le decía.
Un día consultándolo con unos profesionales, los padres de Juanito
decidieron enviarlo a un internado donde le enseñarían modales. Se lo dijeron
a Juanito y claramente se negó; sus padres le decían una y otra vez que si
no empezaba a leer algún libro lo mandarían a un internado de donde no
saldría hasta que tuviera dieciséis años y como Juanito solo tenía trece serían
tres años de sufrimiento para él, pero aun así se negaba y su madre le dijo que
en cinco días empezaba las clases en el en el internado.
En esos cinco días Juanito tuvo unos sueños rarísimos donde los libros
tomaban vida y él se convertía en uno de ellos, también en esos sueños era el
libro que más asco le daba a Juanito, porque era demasiado grueso y para salir
de aquel sueño tenía que conseguir que él mismo se leyera y descubrir lo
difícil que es soportar que un niño no te quiera leer. Juanito intentaba leerse de
todas formas saliéndose de la estantería, abriéndose solo delante de él...
Los demás libros le decían que era imposible que los leyeran, que ellos
también lo habían intentado de todas formas y no lo había conseguido ninguno
de ellos, pero Juanito afirmó que conseguiría leerse, entonces empezó a hablar
al otro Juanito y le decía: “si no lees libros iras derechito al internado ¡AL
INTERNADO!”.
Al cabo de los cinco días Juanito no consiguió leerse y fue al internado
¡AL INTERNADO! Había niños de todas partes y Juanito no congeniaba con
ninguno porque los demás ya llevaban mucho tiempo allí y todos eran muy
buenos y leían muchos libros.
Juanito ya llevaba un año en el internado y el día que justo iba a coger
un libro llegaron niños nuevos igual de rebeldes que él. En cuanto se acercó a
ellos lo volvieron a cambiar, congeniaron los cinco muy bien y juntos
planearon varios planes de huida donde había que bajar al sótano y salir por
un conducto de ventilación y aunque siempre los pillaban, nunca perdían la
esperanza y no los harían cambiar de opinión sobre lo que pensaban de los
libros.
Pasado otro año vino un niño nuevo que también se unió a los rebeldes
en cuanto llegó. Era muy listo y vio que había muchas discusiones por los
planes de huida entre el grupo de los rebeldes y lo primero que hizo el niño
nuevo fue organizar el equipo; lo primero era buscarse un nombre con gancho
como "los imparables" y lo segundo fue buscar un líder que sería Juanito
porque fue el primero en llegar.
El niño nuevo fue el que ideó el mapa del plan de huida, otros dos
fueron los que despistaron a los guardias para que Juanito pudiera coger las
llaves de la puerta de atrás que no estaba vigilada mientras otros dos ayudaban
a distraer a los guardias.
Estaban a un pasito de lograr su plan de huida, pero ¡nooooooooo! los
pillaron de nuevo. Al paso de unos días lo intentaron de nuevo, pero los
volvieron a pillar, no entendían cómo lograban pillarlos, estuvieron
investigando y encontraron que alguien del grupo era un soplón, todos
pensaban que era el nuevo, pero estaban muy lejos de encontrar al culpable.
Un día vieron salir del despacho del director a Juanito con una bolsa de
chuches y empezaron a sospechar que Juanito era el culpable y le sometieron
a un interrogatorio muy duro, pero al final confesó que él era el soplón.
Les hice ver que el mundo de los libros es mucho más fascinante de lo
que ellos creían, les dio un libro a cada uno y todos juntos empezaron a leer
un libro tras otro hasta que tuvieron que volver a casa.
Y JUANITO LEYÓ EL LIBRO QUE MÁS ODIABA.
FIN
Autor: Pedro Sánchez
n un país muy lejano había una bella mujer,
que era hija de un señor que tenia mucho
poder. Él era el rey de muchos países y se le
tenía mucho respeto. Su hija, llamada María, era la mas
bella de ese reino pues la habían coronado muchas veces
en los festivales de su país.
María tenía un caballo, era blanco y alto, con unos
ojos muy grandes y un cabello largo. María salía a montar
con su padre todos los días por los pueblos de su país. A ella no le gustaba ir acompañada
de un montón de caballeros con armadura.
Una vez, salió sola a montar a caballo haciendo la ruta que hacían normalmente su
padre y ella. María se encontró con un muchacho guapo de pelo corto, rubio y con los
ojos azules. La princesa se hizo pasar por una ciudadana, para que no se arrodillara ante
ella. El muchacho le preguntó cómo se llamaba, María le contestó que se llamaba Isabel y
el muchacho asombrado por su belleza le invitó a dar un paseo, pero María le dijo que
llegaba tarde a una cita. Pero ella se había enamorado de aquel chico tan guapo.
El padre de María estaba preocupado por la ausencia de su hija y fue con 200
hombres a buscarla. Ella enseguida vio a esos hombres que se veían desde el horizonte
por su brillante armadura. Su padre asustado gritó el nombre de su hija.
Cuando María oyó el grito de su padre, asustada se fue corriendo hacia él y cuando
se encontró con su padre se le saltaron las lagrimas. Luego, después de un largo rato de
agobio, llegaron al castillo y la princesa entró a su habitación, y se puso a escribir en su
diario sobre el joven que había conocido. Ella enamorada no dejaba de pensar en el
muchacho, no se podía imaginar la belleza que se había encontrado en ese monte.
La princesa al día siguiente le dijo a su padre que había conocido a un muchacho
muy guapo, pero ella no sabía que pronto le tocaría elegir con quién se iba a casar. Su
padre le dijo que se tenía que casarse con el hijo de rey de Austria, pero ella no quiso y su
padre le obligó. Su hija, indignada, fue a su cuarto llorando mientras que por el camino se
iba encontrando con las sirvientas y con su madre. Cuando la madre vio a su hija llorando
fue a su habitación y le preguntó qué le pasaba. Ella, sin dejarla pasar, le contestó que se
fuera si opinaba igual que su padre. La madre le pidió que por favor le abriera la puerta y
María reaccionó rápido y le abrió la puerta, estuvieron hablando que ella, si no quería
casarse con ese muchacho, su padre no podía obligarla.
María, más animada le contó que había conocido a un muchacho y también le contó
que se hizo pasar por otra persona. Su madre le dijo que al muchacho no le iba a sentar
bien que le hubieran engañado. El muchacho al no decirle dónde vivía se vio en una crisis
y se hizo varias preguntas. ¿Y si he encontrado al amor de mi vida y lo he dejado
escapar? ¿Y si le hubiera preguntado dónde vivía me lo hubiera dicho?
E
La princesa agobiada fue a hablar con su padre y le dijo que ella se iba a casarse
con quien ella quisiera y dijo que se iba a casar con el muchacho que le había robado el
corazón. Ella cogió su caballo y fue otra vez donde lo encontró y allí estaba él. La
princesa se sentó al lado suyo y le contó que ella no se llamaba Isabel, se llamaba María,
la hija del Rey de los Siete Reinos. El muchacho asombrado se inclinó hacia ella y la
princesa rápidamente le dijo que se levantara.
La princesa le declaró que era el hombre que más le había impresionado y el
muchacho le expresó lo que pensaba. La princesa y el muchacho, llamado Tomás, se
dieron su beso delante de todo el pueblo y ella se casó con Tomás y los dos vivieron
felices y comieron perdices.
FIN
Autora: Sarai Escudero
abía una vez una niña llamada
Paula que le gustaban mucho
los libros.
Un dia Paula y su hermano fueron al
parque y en un banco encontraron a un
vagabundo, tirado en el suelo. Tenía un libro
llamado El viaje secreto, y le preguntaron por
qué tenía ese libro en la mano y le contestó que era muy valioso
para él .
Los dos hermanos le cogieron el libro al vagabundo sin que
se diera cuenta y se lo llevaron a su casa. En la casa lo leyeron los
dos muchísimas veces porque era muy entretenido.
Un día los dos tuvieron un sueño con el libro del vagabundo,
soñaron que se iban a otros mundos distintos. Soñaron que un
hombre les dirigió hacía un lugar que estaba muy oscuro y los
niños se perdieron con mucha facilidad, más tarde se encontraron
a una mujer que les dijo que bebieran de un vaso, que contenía
agua y los hermanos le hicieron caso. De repente se transportaron
a otro sitio y este les encantó porque era un mundo lleno de libros,
leyeron tanto que no se dieron ni cuenta de que no estaban en su
casa porque era la hora de cenar .
Para regresar había un problema, no sabían, le dieron
muchas vueltas y el tiempo pasó, se quedaron dormidos y cuando
despertaron aparecieron en su casa.
H
EL CUENTO VALIENTE Autor: Víctor de Moya
odo comienza con el nacimiento de
Libretín era un libro muy, muy, muy
dorado, tanto que con solo mirarle a la luz
del día te dolían los ojos. Libretín nunca fue demasiado
valiente, pero era desde pequeño muy grande y aun
sabiéndolo sus compañeros se metían con él hasta que un
día cuando él solo tenía 7 u 8 años al volver de visitar a
su tía al volver a su casa se encontró con que no había nadie allí, no había nada de nada,
tan solo una nota y decía así:
" Si quieres volver a ver a tus padres vas a tener que darme una de tus hojas y no
preguntes, por qué nadie excepto unos pocos deben saber de ese poder.”
P.D. No has oído nada del poder ¿de acuerdo?
P.D. Tienes un plazo de 10 años para venir, y tranquilo, cuidaré de tus padres muy
bien.”
FIRMADO: Dragonorus
Los ha secuestrado ese malvado de Dragonorus y debe pagar por todo aquello
que le hizo a todos los de Libropopolis, pero como iba a rescatar a sus padres no tenía
armas ni nada para combatirlo porque sabía que Dragonorus envenenó a la mitad del
mundo con mucho dolor de barriga y fiebre. Solo su familia sabía lo de ese poder (entre
ellos: su madre, su padre y su tía).
Pensó: “voy a preguntarle a mi tía sobre el poder”. Al volver su tía le dijo que si
se le había olvidado algo y entonces la tía se asustó porque su sobrino se le echó a sus
pies llorando. Al tranquilizarlo su tía le preguntó que qué pasaba y entonces se lo
explicó. Su tía le dijo que su poder era poder ver el futuro cuando se le antojara.
En su librovisual vio lo que pasaría dentro de 10 años, y veía a Dragonorus y a
toda su familia encerrada en una jaula y él luchando contra el malvado. Al ver esto le
dijo a su tía que si podía ahora entrar en su gimnasio. Pasaron y pasaron los años hasta
que Libretín ahora parecía un Libretón y solo por este comentario se cambió el nombre
a Libretón.
Su tía de joven tuvo una tienda de armas; el caso es que el joven estaba
entrenando cuando de repente su tía le dio una espada dorada dijo que esa espada era tan
poderosa como para cortar el mundo en dos, entonces un brazo demoniaco cogió a su tía
T
y se la llevó por un agujero. El joven corrió hacia él y le envió a la casa de Dragonorus.
Al entrar y pasar por varios peligros llegó hasta allí y vio al malvado y a su familia
como vio hace diez años.
El joven sacó su espada y empezó a combatir contra él en un momento decisivo,
bloqueó su espada y partió al malvado por la mitad destruyéndolo para siempre o
¿puede qué no?
¿FIN?