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DESIGUALDAD Y POLARIZACIÓN DEL INGRESO EN ARGENTINA
Luis Beccaria, Valeria Esquivel y Roxana Maurizio Universidad Nacional de Gral. Sarmiento,
Argentina
A mediados de la década de los años setenta culminó un largo período de crecimiento
relativamente sostenido y se inició otro de persistente inestabilidad macroeconómica,
que se extendió hasta principios de los años noventa. El mismo estuvo acompañado de
un empeoramiento en los indicadores del mercado de trabajo, evidente en la suba de la
tasa de desempleo abierto, que se duplicó entre 1974 y 1990. Al inicio de la última
década del siglo se produjo el importante cambio del estilo de desarrollo que logró
estabilizar la economía y alcanzar un crecimiento medio más elevado, aunque sin evitar
la presencia de fuertes oscilaciones de corto plazo. Pero a lo largo de este decenio no
sólo continuaron, sino que se acentuaron, los problemas laborales. La tasa de desempleo
abierto, que a principio de la década registraba valores que rondaron el 7%, se
incrementó fuertemente a partir de 1993 para llegar a sus máximos entre 1995 y 1996.
Por lo tanto, más allá de la modificación en el entorno macroeconómico, los últimos 25
años del siglo fueron testigos de crecientes dificultades laborales.
Un panorama similar se observa en lo que hace a la distribución del ingreso ya que
hacia mediados de los años setenta se quebró una tendencia estable del grado de
desigualdad que habría prevalecido a lo largo de los tres lustros previos. En efecto, éste
debió haberse reducido sustancialmente hacia fines de los años cuarenta, para luego
incrementarse levemente durante los cincuenta y permanecer aproximadamente
constante hasta principios de los setenta. El empeoramiento iniciado hacia 1975 se
prolongó durante los 25 años siguientes de manera persistente, y más allá de mejoras
esporádicas.
Este documento, que se enmarca en una investigación en marcha acerca de los efectos
de las reformas económicas sobre el mercado de trabajo y la distribución del ingreso,
resulta un primer intento de extender, en dos sentidos, algunos resultados ya
alcanzados.1 Por un lado, incorporar el análisis de la polarización al estudiar la
1 Véase, por ejemplo, Altimir y Beccaria, 2000; 2001.
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distribución del ingreso, la que hasta ahora había sido evaluada a partir de indicadores
de desigualdad; por el otro lado, considerar ambas dimensiones para diferentes regiones
del país.
1. Algunas notas metodológicas
1. 1. Acerca de la información a utilizar
El análisis de la distribución del ingreso del período 1974-2000, el objetivo del presente
documento, se efectúa recurriendo a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares
(EPH) que realiza regularmente el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
de Argentina. La misma se levanta dos veces al año en los meses de mayo y
octubre y consiste en un conjunto de muestras de los principales aglomerados
urbanos; actualmente, abarca a 28. No existe, por tanto, un dominio nacional y los datos
son provistos regularmente al nivel de cada uno de esos aglomerados.
En lo que hace al conjunto del período analizado, sólo se cuenta con los microdatos
necesarios para computar los indicadores de desigualdad y polarización para Gran
Buenos Aires. Respecto al resto de ciudades, se trabajará con dos conjuntos de bases:
§ el correspondiente a un grupo amplio de 23 ciudades, para las cuales se cuenta con
datos desde 1991 (y también para 1986 en lo que hace a 19 de éstas) . Estas bases,
sin embargo, cuentan un número reducido de variables entre las que no se incluyen a
todas las definiciones de ingreso relevantes (véase Anexo 1 para las definiciones de
los ingresos a emplear).
§ el correspondiente a diez aglomerados de interior, cuyas bases incluyen a todas las
variables, entre ellas, a todas las definiciones de ingreso. Ellas están disponibles
desde 1991.2
En función de esta disponibilidad de datos, el análisis de la evolución, y de las
diferencias regionales, de los niveles agregados de desigualdad y polarización durante
2 Los 23 aglomerados, más el Gran Buenos Aires representan el 66% de la población urbana total del país y el 60% de la población total. Por su parte el conjunto más restringido de diez ciudades Córdoba,
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los últimos 25 años del siglo XX se efectuará recurriendo exclusivamente a información
correspondiente a la principal área metropolitana del país y, para el período 1986-2000,
a la de aproximadamente una veintena de ciudades más. La descomposición de la
desigualdad y de la polarización de acuerdo a atributos personales y del puesto de
trabajo del ingreso de la ocupación principal abarcará también a todo el período en lo
que hace al Area Metropolitana, mientras que se extenderá sólo al decenio de los
noventa cuando se analice a las otras diez ciudades.
Aún cuando las variables de ingresos empleadas se detallan en el Anexo 1, cabe señalar
aquí que se utilizaron los datos originales, esto es, no se procedió a ningún tipo de
corrección por no respuesta ni tampoco por subdeclaración.
1.2. Los indicadores y métodos empleados para el análisis de la desigualdad y la
polarización
a) Desigualdad
Para evaluar los niveles de desigualdad de la distribución del ingreso, así como de sus
cambios en el tiempo, se recurrirá a dos indicadores: los coeficientes de Gini y Theil. El
primero es quizás el más frecuente empleado en este tipo de análisis mientras que el
otro, también de uso difundido, tiene la ventaja de ser uno de aquellos que pueden
descomponerse a fin de obtener indicios cuantitativos de la influencia que diferentes
variables tienen sobre la concentración de los ingresos.
Precisamente, se recurrirá a la descomposición del indicador de Theil para estudiar, por
un lado, la contribución de la dimensión regional a la desigualdad de los ingresos
familiares y de perceptores y, por el otro, la importancia de ciertos atributos personales
y del puesto de trabajo en la concentración de los ingresos de las ocupaciones
principales.
El indicador de Theil se define como
Rosario, Mendoza, La Plata, Tucumán, Salta, Jujuy, Neuquén Santa Rosa y Río Gallegos junto con el
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T = 1/N ∑ y/µ log y/µ ,
donde: “N” es la población (total de hogares o de ocupaciones), “y” el ingreso
individual y “µ” el ingreso medio y puede descomponerse de una manera conocida:
T= Σ βg αg log αg + Σ βg αg Tg
donde βg = (ng / N) es la proporción de miembros (hogares o personas) del grupo “g”
(ng) de la variable elegida esto es, región o nivel educativo, por ejemplo en el total
de miembros (N) y αg =µg/µ es la relación entre el ingreso medio de los miembros del
grupo g (µg) y el ingreso medio global µ. El primer término de la derecha refleja el
efecto inter-grupos, esto es, la porción del indicador que obedece a las diferencias entre
las medias de los grupos; el otro término corresponde al efecto intra-grupos que refleja
la variabilidad al interior de los mismos ya que resulta la suma ponderada de los valores
del índice de Theil de cada uno de ellos. Precisamente, la proporción del componente
inter-grupos en el indicador total mide la importancia de la variabilidad total atribuible a
la dimensión considerada.
Como se apreciará más adelante, se efectuó esta desagregación estática del Theil de la
desigualdad de la distribución de los ingresos de las ocupaciones considerando a cada
una de las variables de manera individual, lo cual permitiò medir la contribución bruta
de cada una de ellas. También se consideró una variable que combina varias
dimensiones a efectos de evaluar la contribución conjunta de estas últimas.
Adicionalmente, para analizar la evolución de la concentración de los ingresos de las
ocupaciones se procedió a descomponer los cambios en el indicador de Theil,
adoptando el siguiente enfoque (donde “0” y “1” son los dos períodos sucesivos):
Gran Buenos Aires, representan el 50% de la población urbana del país y el 55% de la población total.
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T1 – T0= [Σ βg1 αg1 log αg1 + Σ βg1 αg1 Tg1] - [Σ βg0 αg0 log αg0 + Σ βg0 αg0 Tg0] =
=[Σ βg1 αg1 (Tg1- Tg0)] + [Σ (βg1 αg1 - Σ βg0 αg0 ) Tg0] +
+ [Σ βg1 (αg1 log αg1 - αg0 log αg0)] + [Σ (βg1 - βg0 ) αg0 log αg0]
El primer término, de la última expresión refleja el cambio del indicador de Theil que es
consecuencia de las modificaciones en las desigualdades al interior de los grupos el
efecto intra-grupos del cambio, los dos siguientes, corresponden al efecto inter-
grupos mientras que el último es el atribuible al impacto de las modificaciones en la
composición de la población (ocupaciones) entre los grupos.
b) Polarización
Mientras que las medidas de desigualdad analizan la dispersión existente respecto de un
valor central, la polarización intenta medir el grado en que existen en su interior grupos
–polos-- homogéneos y que se diferencian entre sí.
Siguiendo a Esteban, Gradin y Ray (1999), la polarización crece con el grado de
heterogeneidad entre los diferentes grupos/polos de la distribución y disminuye cuando
se incrementa la desigualdad de los ingresos dentro de cada uno de ellos. Asimismo los
grupos de escaso tamaño tienen una baja incidencia en esta medida. Justamente son
estas dos últimas características las que diferencian este índice de los de desigualdad. En
efecto, por un lado, una mayor heterogeneidad interna eleva la desigualdad total
mientras disminuye la polarización y, por otro, la desigualdad se maximiza cuando un
solo individuo capta todo el ingreso mientras que dicho individuo es poco relevante para
la polarización.
Para definir formalmente la polarización, cabe suponer que la población es dividida en
K grupos determinando una partición ρ de la distribución F. La polarización asociada a
dicha partición es una función creciente de la desigualdad entre cada grupo y una
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función inversa del grado de dispersión dentro de cada grupo, tal como se muestra a
continuación:
),(),(),,;( ρβεραρβα FERFP −=
El segundo término de la expresión representa el error de aproximación ),( ρε F que se
comete cuando se divide a la población en k grupos suponiendo que los individuos que
los componen poseen idéntico ingreso y β mide la importancia asignada a la falta de
homogeneidad interna. Por ende, este término intenta captar las dispersiones salariales
intra-grupos y puede ser medido a través del índice de Gini (G):
)()(),( ρρε GFGF −=
o sea, el término de error puede ser estimado como la diferencia entre el índice de Gini
de la población y el que surgiría si los grupos fueran perfectamente homogéneos, o sea
el componente inter-grupo del índice de desigualdad.
Por su parte, ER es la medida de polarización definida en Esteban y Ray (1994) y
aplicada sobre una determinada partición ρ , la cual se expresa como:
∑∑= =
+ −=k
i
k
jjiji yyppER
1 1
1 ||),( αρα
donde α indica la medida de sensibilidad respecto de la polarización
y es el ingreso medio de cada grupo
p es la ponderación de cada grupo
La cantidad de grupos en los que se divide a la población se determina exógenamente y
la decisión al respecto debería tomar en cuenta las características de la distribución. En
general, se trabaja con dos y tres grupos. Por último el tamaño de cada uno de ellos
surge de minimizar el término de error de modo de dejar a la población dividida en
polos lo más homogéneos posible.
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En este primer avance de la investigación, se trabajará exclusivamente con dos polos
bipolarización y con un único valor de α = β = 1.
Por último, y siguiendo a Gradín (1999), es posible estimar la proporción de
polarización explicada por una determinada característica (EP) tal como sigue:
EP(F)= DB/D
siendo D la desviación relativa respecto de la media, y definiendo a DB como:
DB= q(1-q) (y2 - y1)/µ
donde q es la proporción de trabajadores que pertenece a categorías de la característica
cuyo salario medio está por debajo de la media general, y1 su salario medio e y2 el
salario medio de los individuos restantes.
2. Evolución de la distribución del ingreso
2. I. La evolución de la desigualdad
A juzgar por lo acontecido en el Gran Buenos Aires, durante los últimos 25 años del
siglo pasado y luego de un período relativamente estable en las dos décadas previas
(Altimir, 1986) se produjo un crecimiento en la desigualdad de la distribución tanto
del ingreso per cápita de los hogares como de los ingresos totales de los perceptores. El
coeficiente de Gini de la distribución de los ingresos per cápita familiares se incrementó
un 45% entre 1974 y 2000, en tanto el correspondiente a la de los ingresos de los
perceptores lo hizo en un 28%. Estos aumentos se debieron, en su mayor parte, a los
desarrollos habidos durante los años setenta y ochenta, ya que entre 1991 y 2000 se
advierte un ritmo menor de crecimiento (Cuadro 1).
Los datos para el Gran Buenos Aires señalan que la desigualdad de la distribución de
los ingresos personales fue el factor que explicó en mayor medida la dinámica de la
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correspondiente a la de los familiares durante los setenta. Esta última incluso creció en
una proporción menor, lo cual puede ser atribuido al efecto compensador de la
expansión de la tasa de actividad de los grupos de menores ingresos (Altimir, Beccaria y
González Rozada, 2001). A principios de los ochenta, la situación fue inversa: la
concentración de los ingresos de los hogares creció mientras que la de los ingresos
personales se estancó o tendió a disminuir, movimiento que se aprecia con mayor
intensidad en los respectivos coeficientes de Theil. Ello se derivó de la reducción
relativa de la participación económica de los más pobres y del aumento, todavía leve
aunque persistente, de la tasa de desempleo que ellos experimentaron.
Entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa continuó el crecimiento
sostenido, aunque de menor intensidad, en la desigualdad de los ingresos per cápita
familiares. A diferencia del período anterior, esta evolución divergió de la evolución de
la correspondiente a los ingresos de los perceptores, que se mantuvo relativamente
constante, producto a su vez de la relativa estabilidad de la concentración de los
ingresos de los ocupados. Esta diferencia en el comportamiento de las desigualdades de
las distribuciones de los ingresos familiares y de los perceptores obedeció, como en el
período previo, al disímil impacto de los cambios en las tasas de empleo entre los
distintos estratos de ingreso. Nuevamente, el incipiente efecto de la desocupación,
especialmente entre los hogares más pobres, junto con una caída relativa de su tasa de
actividad, estaría explicando el efecto desigualador de la dinámica de las tasas de
ocupación (Altimir y Beccaria, 2000).
Entre mediados y fines de la década de los noventa, la desigualdad de los ingresos de
los perceptores volvió a incrementarse y a constituirse en el factor explicativo de una
elevación de la concentración de los ingresos familiares. En este período, el aumento de
la tasa de actividad entre los hogares más pobres no alcanzó a compensar el efecto
negativo de las crecientes tasas de desocupación abierta. Hacia el final de la década de
los noventa, ambos efectos tendieron a morigerar su intensidad, lo que podría explicar
un relativo estancamiento de la desigualdad del ingreso per cápita familiar captado por
el coeficiente de Theil. Por su parte, la concentración de los ingresos de los perceptores
se halla explicada por un incremento de la correspondiente a las remuneraciones de los
ocupados, que se había reducido al principio de la década para elevarse a partir de 1994
(Cuadro 1).
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La anterior descripción de lo sucedido en el Gran Buenos Aires parece reflejar, en lo
que respecta a los ingresos de los perceptores y ocupados, la dinámica del conjunto de
las ciudades del país para las que se dispone de datos entre 1986 y 2000. Sin embargo,
la evolución de la desigualdad del ingreso per cápita de los hogares ha seguido
dinámicas disímiles entre estos dos ámbitos. Durante la última década, la desigualdad
del ingreso per cápita familiar en el interior presenta cierta variabilidad mayor que en el
Gran Buenos Aires, la que fue captada por ambos indicadores. De hecho, y aún cuando
entre los extremos de los años noventa se registran aumentos similares en los niveles de
desigualdad en los dos ámbitos, la evolución a lo largo de la década fue diferente en uno
y otro caso. El menor crecimiento del desempleo fuera del Area Metropolitana podría
estar explicando tal situación.
Desde mediados de la década de los noventa, la desigualdad del ingreso per cápita de
los hogares comienza a ser explicada, en los dos conjuntos, por el incremento en la
desigualdad de los ingresos de los perceptores, para, hacia el final de la misma, crecer
en mayor medida en el interior. El efecto igualador que la evolución de la tasa de
actividad de los diferentes estratos habría tenido, en este último ámbito, a principios de
los noventa se transformó, hacia el final de estos años, en un efecto concentrador.
Cuando el análisis se restringe al conjunto de las 10 ciudades para las que se efectuaron
las descomposiciones de los niveles y los cambios de la desigualdad (véase sección 3.1),
y para las que se cuenta con datos desde 1991, se observa que el sentido de los cambios
es, en la mayoría de los casos, el mismo que el comentado para el más amplio de 23
ciudades. Entre extremos del decenio, la intensidad del aumento de la concentración del
ingreso familiar es similar en los dos grupos, pero en el subconjunto reducido se registró
un menor incremento de la desigualdad de los ingresos de los ocupados, lo cual
obedeció al estancamiento que se observa entre 1997 y 2000. También se advierte en
este caso, un estancamiento de la concentración de los ingresos de los hogares en la
primera mitad de los noventa, la que había descendido en el agregado de 23 ciudades.
En resumen, para los 24 aglomerados urbanos (que, cabe recordar, incluyen al Gran
Buenos Aires), puede decirse que la desigualdad ha continuado creciendo durante los
años noventa, aunque a una tasa menor que la observada hacia fines de los ochenta. Esta
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descripción es válida tanto para la concentración de los ingresos per cápita del hogar
como del personal y es captada tanto por los coeficientes de Gini como por los de Theil.
Se advierte, asimismo, que luego del descenso o estancamiento acaecido en la
primera parte de los noventa, a partir de 1994 volvió a crecer la concentración de los
ingresos de los ocupados, lo cual presionó hacia un nuevo deterioro de la desigualdad de
los ingresos familiares.
2. 2. La evolución de la bipolarización
Como se señaló más arriba, el grado de polarización de una distribución hace referencia
a la intensidad con la cual pueden distinguirse grupos o polos, relativamente
homogéneos entre sí y distintos de los demás. Específicamente, el objetivo de esta
sección es analizar en qué medida el incremento de la concentración de los ingresos
familiares y personales comentado en la sección anterior ha implicado también una
distribución más polarizada.
El Cuadro 2 permite verificar que, efectivamente, el crecimiento de la desigualdad que
se produjo a lo largo del último cuarto de siglo en el Gran Buenos Aires fue
acompañado de un aumento del grado de bipolarización. Los indicadores referentes a
ambas dimensiones describen una dinámica similar durante los años setenta y ochenta
mientras que en la primera mitad de la década siguiente, el aumento de la concentración
de los ingresos familiares ocurrió simultáneamente con una estabilidad de la
polarización, la cual comenzó a elevarse a partir de 1994. Cuando estas medidas son
computadas para los ingresos de los ocupados, se aprecia un comportamiento similar de
ambas características de la distribución, aunque desfasado en el tiempo: mientras que la
desigualdad creció desde 1994, la polarización se mantuvo constante hasta el último
cuarto de la década y solo se elevó a partir de allí.
El mantenimiento del nivel de polarización de los ingresos familiares registrado a
principios de los noventa en el Area Metropolitana resultó el efecto neto de, por un lado,
el incremento de la desigualdad intra- grupo y del tamaño del polo de menores ingresos
(al que se hará referencia aquí como grupo 1) –factores ambos que elevan la
concentración pero disminuyen la polarización-- y, por el otro lado, de la ampliación de
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la diferencia entre los ingresos medios de los polos. Entre 1994 y 1997, se redujo el
tamaño del Grupo 1 así como su ingreso promedio (relativo a la media general) lo cual
aumentó la heterogeneidad entre grupos. Hacia el final de la década, se volvió a ampliar
la distancia entre los ingresos medios no sólo por la caída del correspondiente al Grupo
1 sino por el aumento del otro (Grupo 2), el que hasta ese momento se había mantenido
relativamente constante.
El leve incremento de la bipolarización de los ingresos de los ocupados que se registró a
lo largo de los noventa –producto, en particular, de los sucedido hacia el final del
decenio—estuvo asociado a una disminución del tamaño del polo inferior y a un
aumento de la diferencia entre los ingresos medios de ambos polos. Este último
movimiento resultó, a su vez, de una caída del promedio del Grupo 1 y de una elevación
del otro. En el sentido de disminuir la polarización jugó la mayor heterogeneidad intra-
polos.
La evolución de la distribución de los ingresos familiares en el conjunto de las 23
ciudades del interior mostró, al principio de los años noventa, un comportamiento
inverso al del Gran Buenos Aires ya que la estabilidad –o leve caída-- de la desigualdad
se presentó acompañada de un incremento de la polarización. Esto se debió al aumento
de la diferencia entre los ingresos medios de ambos polos sin que variase sus tamaños,
junto a una disminución del término de error; esto último reforzó la homogeneidad
intra-grupo, y con ella, la polarización. A partir de 1994, ambas medidas se
incrementan, aunque la polarización lo hace algo más intensamente, como consecuencia
de una constante homogeneidad intra-grupos (entre 1994 y 1997) y del creciente
diferencial de ingresos medios entre los grupos, que llega a su máximo en el año 2000.
Esto último se deriva tanto de la caída del ingreso medio, relativo a la media, del Grupo
1 como del aumento del correspondiente al Grupo 2.
Con igual sentido, pero menor intensidad, estos desarrollos estuvieron también
presentes en la distribución del ingreso de los perceptores en el interior, con excepción
de los últimos tres años del decenio, entre los cuales el ingreso medio relativo del Grupo
2 cae conjuntamente con el del Grupo 1. Tal comportamiento, junto con un término de
error relativamente constante, derivó en un incremento de la bipolarización menos
agudo que aquel observado entre los ingresos de los hogares.
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Como ya se había advertido en el análisis de la concentración del ingreso, el conjunto de
10 ciudades del interior presentan variaciones en el grado de polarización entre los
extremos de la década que resultan similares a las recién descriptas. Durante la primera
parte de la misma, sin embargo, la correspondiente a los ingresos familiares disminuyó,
producto tanto del incremento en el ingreso medio del Grupo 1 y la caída del
correspondiente al Grupo 2, como de una mayor desigualdad intra-polos. Un proceso
similar se advierte entre las remuneraciones, ya que decrece el promedio del Grupo 2
más que el del Grupo 1, provocando una disminución de la polarización. Por último, la
polarización de los ingresos de todos los perceptores de estas 10 ciudades también se
comporta como en el conjunto más amplio de las 23 ciudades del interior.
2.3. Las diferencias regionales
Aprovechando que se cuenta con muestras representativas de cada uno de los 24
aglomerados, se evalúo la relevancia de las diferencias entre los ingresos medios de
cada uno de ellos para explicar los niveles de desigualdad y polarización agregados.
En lo que hace a la desigualdad, se verificó que el factor inter-grupos explicó sólo una
pequeña fracción del indicador total de Theil en cualquiera de los años seleccionados, la
que oscila entre el 4.1% y el 5.2%. Estos resultados no obedecieron a la diferencias en
los tamaños relativos de las ciudades, ya que se mantuvieron aún al computarse la
descomposición suponiendo que ellos tuviesen igual cantidad de observaciones.
En lo que hace a la bipolarización, también se aprecia (Cuadro 3) que en ningún caso la
región es una variable de gran relevancia para explicarla; como máximo la proporción
asciende al 30%. Ello estaría indicando que esta característica genera dos polos
fuertemente heterogéneos en su interior, lo cual redundan en un bajo en el índice de
polarización. Como se deduce de lo señalado en relación a la desigualdad, los ingresos
medios de los aglomerados del interior son muy similares entre sí. Ello
implicacuando se trabaja exclusivamente con las 23 ciudades, excluyendo al Area
Metropolitana, por un lado, que el tamaño y composición de los grupos varía entre
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los años analizados, y por otro, que el salario relativo del grupo de mayores ingresos no
resulte tan alto.
Cuando se incluye al Gran Buenos Aires en el cálculo de la polarización, los resultados
se alteran puesto que dicho aglomerado queda, en general, como el único (o por lo
menos, el más importante) de los que conforman el Grupo o polo 1 con ingresos
medios por encima del promedio general con casi el 60% de la población total.
Ceteris paribus, ello le otorga mayor estabilidad al tamaño de los grupos. Asimismo, la
diferencia de ingresos no sólo es mayor que el obtenido cuando se considera
exclusivamente a los aglomerados del interior sino que el mismo no presenta la
tendencia decreciente que observada en ese caso.
Los resultados recién comentados acerca del efecto de la región, tanto en la polarización
como en la desigualdad, resultan relevantes para las distribuciones de los ingresos per
cápita familiares como para los ingresos de perceptores.
Esta escasa relevancia de la dimensión regional puede estar reflejando, hasta cierto
punto, una realidad de escasas diferencias de ingresos entre distintas zonas del país,
derivada de la existencia de un mercado de trabajo nacional relativamente integrado. Sin
embargo, también puede deberse a que la importancia de este factor se subestima al
trabajar exclusivamente con un conjunto de ciudades grandes y medianas todas las
capitales de provincia y otras urbes de gran tamaño para las cuales se cuenta con
datos de la EPH. Al recurrir a esta fuente de información se excluyen, precisamente, a
otros ámbitos que, por su estructura productiva más particular, pudiesen tener niveles de
remuneraciones diferentes.
3. La descomposición de la desigualdad y la polarización de la distribución de las remuneraciones
3.1. La descomposición de la desigualdad
Tal como fue comentado más arriba, la desigualdad de los ingresos de la ocupación
principal tuvo, en el Gran Buenos Aires, un fuerte crecimiento a fines de los setenta y
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otro algo menor, durante la primera mitad de los ochenta. En la década siguiente
también se observa un aumento de la concentración tanto en el Area Metropolitana
como en las otras diez ciudades consideradas, aunque en este último caso, más leve. La
evolución de la desigualdad a lo largo de este período más reciente fue, sin embargo,
diferente en ambos dominios ya que el Gran Buenos Aires el crecimiento se verificó
desde 1994, mientras que en el interior, la equidad desmejoró algo entre 1991 y 1994.
A efectos de evaluar los factores que podrían estar influyendo tanto en los niveles, como
en las variaciones, de la desigualdad de la distribución de los ingresos de los ocupados,
se procedió a descomponer (de acuerdo a lo comentado en la sección 1.2.a) el valor del
indicador de Theil y sus cambios, considerando tres variables: educación, calificación y
edad.3 No se abundará aquí en los argumentos acerca de la elección de tales
dimensiones, la que tuvo en cuenta la amplia literatura sobre los determinantes del
ingreso la que, a su vez, se basa en diversas perspectivas teóricas como la del capital
humano, la competencia de los puestos de trabajo y la segmentación. Adicionalmente,
se consideraron trabajos anteriores (Altimir y Beccaria, 2000) que mostraron que en el
caso de Argentina, otras posibles variables como género o categoría no jugarían un
papel significativo.
En el Cuadro 4 se incluyó la proporción del valor del indicador de Theil correspondiente
al componente inter-grupo. Figuran, por tanto, los porcentajes de la desigualdad
explicada por cada una de esas tres variables cuando se realiza la descomposición
univariada y también el de los tres atributos considerados conjuntamente. Como era de
esperar, las diferencias entre los ingresos medios de los estratos educativos o entre los
de las ocupaciones agrupadas según el nivel de calificación explican una porción
importante de la concentración de los ingresos, mientras que es menor la que puede
atribuirse a la edad. La relevancia de las primeras dos variables es algo menor en el
interior del país que en el Gran Buenos Aires.
A efectos de evaluar las contribuciones de estas dimensiones a los cambios de la
desigualdad se procedió a descomponer las variaciones del indicador de Theil (Cuadro
5). Considerando al Gran Buenos Aires, para la cual se dispone de la seria más extensa,
3 Véase Anexo 2 para definición de las categorizaciones empleadas.
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se observa que las mayores diferencias entre los ingresos medios de personas de similar
nivel educativo, o que desempeñan puesto de parecida calificación, explicaron
aproximadamente el 30% del incremento de la desigualdad que se produjo entre los
extremos del último cuarto del siglo XX. Estas dos dimensiones jugaron un papel
significativo hacia la concentración de las remuneraciones en la segunda parte de los
setenta y en los años noventa. Por el contrario, entre 1980 y 1986 se observa una
influencia del signo contrario que, sin embargo, no compensó el crecimiento de la
desigualdad intra-grupo. Ello continuó registrándose a lo largo del resto de los años
ochenta pero sólo en lo que hace a la educación ya que se ampliaron las brechas entre
las remuneraciones entre ocupaciones.
El impacto concentrador de las diferencias entre las remuneraciones medias de los
estratos educativos y ocupacionales verificado durante los noventas en el Area
Metropolitana estuvo presente incluso entre 1991 y 1994, cuando la desigualdad
agregada cayó levemente como consecuencia del incremento de la concentración al
interior de los estratos. Entre los extremos de este decenio, por tanto, el efecto inter-
grupo de cada una de estas dimensiones explica prácticamente toda la variación del
crecimiento del indicador de Theil.
A este efecto debe, asimismo, atribuirse más de la totalidad del incremento de la
desigualdad que se produjo también en la última década del siglo en el conjunto de
las otras die z ciudades consideradas. Tal situación se verificó tanto a lo largo de los
primeros cuatro años de la década, cuando la desigualdad total creció, como durante los
restantes años, que registraron una estabilidad en la concentración.
Se concluye, entonces, que los ingresos medios de personas con diferente nivel
educativo, así como los correspondientes a los estratos de ocupaciones, ha venido
ampliándose desde mediados de los setenta, proceso al que se encuentra estrechamente
asociado el crecimiento de la desigualdad de la distribución de las remuneraciones de
los ocupados. Ello se observa con claridad durante la segunda mitad de los setenta y a lo
largo de todo el decenio de los noventa. En el primero de estos períodos se produjo el
crecimiento anual más rápido del coeficiente de Theil. Sin embargo, en términos de
puntos de este indicador, la contribución del efecto inter-grupo de la calificación resultó
mayor, y la de la educación sólo algo menor, en los noventa. Desde 1997, el
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crecimiento de la desigualdad inter-grupo obedeció, en buena medida, a la separación de
las remuneraciones de los graduados universitarios y de los puestos profesionales
respecto del resto de los estratos.
Desde 1986 al 2000, el aumento porcentual de la desigualdad entre ocupaciones
(medido también por el coeficiente de Theil) duplicó el experimentado por el
correspondiente al existente entre niveles ocupacionales. Este comportamiento refleja
que los más educados han visto incrementar sus ingresos, relativamente a los menos
educados, en menor medida que las remuneraciones medias de las ocupaciones más
calificadas lo han hecho respecto de las menos. Ello es compatible con un incremento
en el grado de subutilización de la educación. Este proceso se habría concentrado, sin
embargo, entre 1986 y 1994.
3.2. La determinantes de la polarización
En esta sección se estudiarán los determinantes de la bipolarización de modo tal de
cuantificar el efecto que sobre la misma tienen la educación y la calificación del puesto
de trabajo. Cabe recordar que, en el extremo, si una determinada característica explica
exactamente el nivel de polarización existente, se puede deducir perfectamente a que
polo de ingresos corresponde una persona con sólo conocer la categoría de dicha
característica a la cual pertenece.
• Educación
Se deduce del Cuadro 6 que el nivel de educación de la persona es un determinante muy
importante de la polarización en el Gran Buenos Aires puesto que explica, en promedio,
más de la mitad de la existente en los últimos años. Esta proporción ha venido creciendo
desde 1974: era del 41% en ese momento y pasó al 55% en el 2000 –un aumento del
35%--. Durante los años noventa, la importancia de esta dimensión mostró una
expansión del 20% Otros dos períodos donde se observa también este comportamiento,
compatible con lo ya comentado para la desigualdad, es fines de los setenta y el que se
extiende entre 1994 y 1997.
17
El crecimiento de la importancia de la educación a lo largo del último cuarto de siglo se
debió, básicamente, al incremento en el retorno a la educación que se refleja en el
hecho que se incrementó casi un 40% la relación entre las remuneraciones del grupo que
se encuentra por debajo de la media general y que aquel que está por encima.
Es interesante notar que la distribución de los ocupados entre los dos grupos se ha ido
haciendo progresivamente más equilibrada, debido fundamentalmente al incremento en
el nivel de educación de la población en general, y de la fuerza de trabajo en particular.
Aquel que se ubica por debajo de la media está conformado por quienes no completaron
el nivel secundario; ellos representaban el 65.7% de los ocupados en 1974 y el 52.5% en
el año 2000. El efecto conjunto de un mayor diferencial de ingresos inter-grupos y de
tamaños de los mismos más homogéneos, derivaron en el mencionado aumento del
porcentaje de la polarización explicado por la educación.
En los aglomerados del interior, para los que se cuenta con una serie restringida sólo a
los años noventa, la educación explica sistemáticamente un porcentaje menor que en el
Area Metropolitana. Ello obedece a que si bien el tamaño de los grupos es menos
desigual, contribuyendo --ceteris paribus-- a una elevación del nivel de polarización,
resultan menores las diferencias entre grupos (el retorno a la educación). El efecto neto,
por tanto, en un menor poder explicativo de la educación en el interior en relación a
Gran Buenos Aires. En cuanto a la dinámica, en las ciudades del interior prácticamente
se reprodujo la tendencia creciente observada en el Area Metropolitana: la proporción
aumentó un 37% entre 1991 y 2000. (Cuadro 6). Sin embargo la suba más significativos
se verificó, en este ámbito, entre 1991 y 1994. También se registró en el interior el
proceso de igualación de los tamaños de ambos grupos como así también el de
incremento en el diferencial de remuneraciones entre los mismos.
• Calificación del puesto de trabajo
A la calificación del puesto de trabajo se le puede atribuir, en todos los años
seleccionados, un porcentaje menor de la bipolarización que a la educación. Ello se
debió fundamentalmente a que sólo el grupo de aquellos con calificación profesional
tuvieron un ingreso que superó a la media general y a que el mismo agrupó a menos del
18
10 % de los ocupados. Por ello, la población quedó dividida en dos polos de muy
desigual tamaño que limitó el poder explicativo de la variable. Es interesante notar que
en todos los casos, la diferencia entre las remuneraciones medias de ambos polos fue
marcadamente superior a la obtenida en el caso que los grupos sean definidos según el
nivel de educación. Aquí se observa que, de manera similar a los señalado para la
educación, los períodos de alto crecimiento en el porcentaje explicado por esta variable
fueron los comprendidos, por un lado, entre 1974 y 1980, y entre 1994 y 1997 por el
otro.
Al igual que en GBA, en el interior del país la calificación también explicó un menor
porcentaje de la bipolarización que la educación, alcanzando un valor de 35.4 % en
octubre del 2000 (Cuadro 6). Nuevamente, las diferencias entre las remuneraciones de
ambos grupos fueron marcadamente superiores a las obtenidas cuando se consideró al
grado de escolarización. Asimismo aquí sólo se produjo un fuerte incremento en la parte
explicada por la calificación del puesto entre 1991 y 1994, presentando un
comportamiento errático a partir de allí.
Más allá de las fluctuaciones, el efecto de la calificación sobre la bipolarización creció
tanto en el Gran Buenos Aires como en el interior; lo hizo, inclusive, más intensamente
que el producido por el nivel de educación. Por ejemplo, la proporción explicada por
esta variable se duplicó entre 1974 y 2000 en el Area Metropolitana. En los dos
ámbitos ello obedeció, por un lado, al aumento en la participación relativa del grupo de
calificados dentro del total de los ocupados lo cual generó una menor desigualdad en
el tamaño de los dos grupos y, por el otro, al incremento en el diferencial de ingresos
de ambos grupos.
4. Conclusiones
La distribución del ingreso de los hogares continuó, durante la década de los noventas,
el proceso de deterioro iniciado hacia la mitad de los años setenta. Esta desmejora
distributiva del último decenio del siglo resulta destacable ya que si bien procedió a
tasas más moderadas que en los previos, tuvo lugar en un período durante el cual se
registró una razonable tasa de crecimiento promedio de la producción agregada y se
avanzó en el logro de los equilibrios macroeconómicos. Un aspecto a enfatizar es que la
19
tendencia al persistente deterioro distributivo del último cuarto de siglo no se reflejó
sólo en los indicadores de desigualdad, aspecto sobre el cual se contaban con
antecedentes, sino también en una similar evolución de la polarización. Ello significa
que junto al incremento de las distancias entre los ingresos de los hogares, y de las
personas, respecto de sus medias, también fue distinguible la creciente separación de
ellos en polos cuyos ingresos medios se fueron alejando.
Lo sucedido con la concentración y la polarización de los ingresos familiares desde
1974 reflejó, fundamentalmente, la dinámica de la distribución de los ingresos de los
perceptores. Sin embargo, las modificaciones de la incidencia del desempleo y de las
tasas de actividad a lo largo de los diferentes sectores sociales, contribuyó –en algunos
períodos-- a exacerbar o morigerar los efectos de lo que aconteció con la distribución de
los ingresos personales. Por ejemplo, el estancamiento que registraron la desigualdad
de esta última en la primera parte de los noventa no se transmitió con igual intensidad a
los ingresos familiares como consecuencia del efecto desigualador de la distribución del
desempleo. La reestructuración productiva que caracterizó a esa etapa generó una fuerte
elevación de la desocupación que, si bien fue un fenómeno generalizado, afectó en
mayor medida a los ingresos de los hogares donde prevalecían trabajadores de baja
calificación. El aumento del desempleo, más que las variaciones en las diferenciales de
remuneraciones entre los ocupados, fue –por tanto-- la variable determinante del leve
ascenso del grado de concentración de los ingresos de los hogares en esos primeros años
de decenio.
De cualquier manera, ya en la segunda parte de los noventa, la distribución de los
ingresos personales volvió a desmejorar, ahora influenciada por el mayor dinamismo de
las remuneraciones de los profesionales. Debe tenerse en cuenta que la economía del
país transitó durante esos años un sendero de crecientes dificultades, producto de su
vulnerabilidad externa, que se tradujeron en un crecimiento promedio más bajo y,
fundamentalmente, más oscilante. Este crecimiento de la desigualdad de la distribución
de las remuneraciones que se verificó a partir de 1994, y que modificó la tendencia a la
estabilidad observada en los primeros años del decenio, estuvo sin dudas ligado a ese
más insatisfactorio comportamiento macroeconómico y a la emergencia de los efectos
de las reformas estructurales. No obstante ello, la concentración del ingreso de las
20
ocupaciones creció, en este período, a un ritmo inferior al de la segunda mitad de los
setenta.
El aumento de la desigualdad y la polarización de los ingresos de las ocupaciones
estuvo, a lo largo de los 25 años analizados, ligado en una proporción significativa a
comportamientos análogos de los ingresos medios de personas con similar nivel de
educación o que realizaban ocupaciones de parecido grado de calificación. Se advierte,
efectivamente, que las mayores diferencias entre los promedios de esos estratos aportan
una porción importante del aumento del indicador de Theil, en particular, durante la
última parte de los setenta y a lo largo de los noventa.
En lo que hace al último decenio del siglo, la ampliación de las brechas entre los
ingresos medios de los estratos educacionales y ocupacionales se registró incluso entre
1991 y 1994, fase durante la cual la desigualdad de la distribución de sus ingresos se
estabilizó. Esa diferenciación resultaba esperable dado que la reforma estructural
encarada en ese momento debió, a través de diversos mecanismos, elevar la demanda
relativa de los más calificados. Sin embargo, el incremento generalizado del empleo y
de los salarios que se produjo en los dos primeros años asociado a la desinflación
seguramente contrarrestó aquel efecto.
Las crecientes dificultades económicas a las que ya se hizo referencia provocaron, a
partir de 1994, un nuevo proceso de concentración de las remuneraciones. El mismo
estuvo promovido por el continuado aumento del componente inter-grupo,
comportamiento asociado en buena medida a la diferenciación de los ingresos de los
graduados universitarios y de los correspondientes a los puestos de calificación
profesional. Distintas fuerzas debieron haber operado para provocar tal resultado. El
importante crecimiento de la presencia de puestos no registrados en la seguridad social
jugó un papel en esta aumento de las distancias entre los ingresos medios de los
diferentes estratos educativos y ocupacionales. Si bien tal proceso tuvo un alcance
generalizado debido a la presencia de elevadas tasas de desempleo, su incidencia
aumentó más intensamente entre los menos calificados y los menos educados. Se
constituyó, de esta manera, en uno de los factores que tendió a reducir sus ingresos
medios relativos y que es absorbido por el efecto inter-grupo en los ejercicios de
descomposición de la desigualdad.
21
Pero este cambio en el peso de las posiciones precarias no agotó la explicación de la
ampliación de las brechas entre los ingresos medios de los estratos de las dimensiones
consideradas. Esta ampliación también se produjo al interior de ambos grupos de
asalariados registrados y no registrados así como entre los no asalariados. Como se
sugirió más arriba, el sesgo de la demanda de trabajo hacia puestos que requieren una
calificación elevada debió haber sido característico de un aparato productivo que estaba
tecnológicamente atrasado y que, a partir de la apertura comercial y el atraso cambiario,
experimentó una fuerte incorporación de capital y tecnología, factores ambos que
resultan en general complementarios del trabajo calificado.
De igual manera, mecanismos tipo “salarios de eficiencia” debieron haber continuado
ejerciendo su influencia, quizás de manera más significativa en 1995 y a partir de 1998,
fases de disminución de las remuneraciones reales.
El hecho que el aumento de la desigualdad haya sido, sin embargo, moderado si se lo
compara con lo acontecido a fines de los setenta encuentra su explicación en algunos
desarrollos. En primer lugar, la menor caída de las remuneraciones promedios en un
contexto de mayor estabilidad de precios. Adicionalmente, el sostenido mejoramiento
de la escolaridad de la población en edad de trabajar posiblemente compensó, en parte,
ese mayor requerimiento de personal más calificado. Sin embargo, debe tenerse en
cuenta que las tasas de desempleo específicas por nivel de escolaridad aumentaron en
proporciones similares, aunque manteniéndose la correspondiente a trabajadores de
nivel terciario completo en un nivel equivalente a la mitad de la de las otras categorías.
Referencias
Altimir, Oscar “Estimaciones de la distribución del ingreso en la Argentina. 1953-1980”, Desarrollo Económico, Vol.25 No.100; 1986
Altimir, O. y L. Beccaria Distribución del ingreso en Argentina, en Heyman, D. y B.
Kosacoff (eds) La Argentina de los noventa, Buenos Aires: EUDEBA-CAEPAL, 2000, Tomo I.
Altimir, O. y L. Beccaria “El persistente deteriro de la distribución del ingreso en
Argentina”, Desarrollo Económico, Vol 40, Nº 160; 2001
22
Altimir, O., L. Beccaria y M. Martínez Rozada La evolución de la distribución del
ingreso familiar en argentina. Un análisis de sus determinantes, Presentado al Primer Congreso de LACEA, Buenos Aires; 2000.
Esteban, J. y D. Ray “On the measurement of polarization”en Econometrica, Vol 62,
No. 4, 1994 Esteban, Joan; Gradín, Carlos y Ray, Debraj (1999). Extensions of a mesure of
polarization, with an application to the income distribution of five OECD Countries Working Paper N°24, Instituto de Estudios Económicos de Galicia - Pedro Barrié de la Maza.
Gradín, C. Polarization by subpopulations in Spain: 1973-91, Documento de Trabajo No. 9906, Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Vigo, 1999
ANEXO 1
Nota sobre las distribuciones y definiciones de los ingresos empleados
Las distribuciones analizadas que corresponden, en todos los casos, a ingresos
mensuales fueron las siguientes:
Ingreso total de los perceptores:
Este concepto de ingresos que emplea la EPH se define para cada persona como la suma
de los ingresos monetarios provenientes de todas las fuentes laborales y no
laborales percibidos durante el mes anterior a la entrevista.
Se consideró la distribución de los casos válidos, esto es, excluyen la no respuesta total
o parcial (cuando faltan datos de alguna de las fuentes que percibió el individuo).
Ingreso per cápita de los hogares:
Esta variables se define para cada hogar como la suma de los ingresos mensuales totales
del conjunto de los perceptores pertenecientes al hogar, dividida por la cantidad de
miembros del hogar.
Se analizó la distribución correspondiente a los hogares con respuestas válidas, esto es,
excluyen a la no respuesta total o parcial (hogares para los cuales no se contaba con
23
datos válidos de ingresos totales de algunos, pero no de todos, sus miembros
perceptores). Se incluye a los hogares cuyo ingreso válido es cero.
Ingreso de los perceptores ocupados:
Es la distribución de los ingresos mensuales totales de los perceptores, pero restringida
al caso de aquellos que fueron clasificados como ocupados. Esto significa que se
considera la definición de ingreso total arriba descripta, que incluyen los provenientes
tanto del trabajo como de otras fuentes. Esta definición del ingreso personal es la única
incluida en las bases correspondiente a las 23 ciudades del interior.
Ingreso de la ocupación principal:
Esta variable se define como el ingreso mensual proveniente de la ocupación principal
de la persona. A diferencia de los conceptos anteriores que corresponden a montos
efectivamente cobrados este tipo de ingreso es devengado: es el monto que cobra por
su ocupación principal, aún cuando el mismo no haya sido efectivamente percibido.
Se consideran en la distribución a todos los ocupados que han respondido a la pregunta
sobre el ingreso de la ocupación principal.
Anexo 2
Variables utilizadas en los ejercicios de descomposición VARIABLES CATEGORIAS A. Educación 1. Hasta primaria incompleta 2. Primaria completa y secundaria incompleta 3. Secundaria completa y terciaria incompleta 4. Terciaria completa B. Calificación del puesto
Ldldldl
1. Profesional 2. Técnica y operativo 3. No calificado
C. Edad 1. Hasta 24 años 2. Entre 25 y 39 años 3. Entre 40 y 59 años 4. 60 años y más
24
Cuadro 1 Evolución de la desigualdad de la distribución del Ingreso
Gran Buenos Aires Interior (23 ciudades) Total del país (24 ciudades) 10 ciudades Ingreso
per cápita de los hogares
Ingreso de los perceptores
Ingreso de los
ocupados
Ingreso de la ocupación principal
Ingreso per cápita de los
hogares
Ingreso de los
perceptores
Ingreso de los ocupados
Ingreso per cápita de los
hogares
Ingreso de los
perceptores
Ingreso de los
ocupados
Ingreso per cápita de los
hogares
Ingreso de los perceptores
Ingreso de los ocupados
Ingreso de la ocupación principal
Ingreso per cápita de los
hogares
Gini
1974 0,363 0,373 0,350 0,331 - - - - - - - - - - 1980 0,398 0,450 0,428 0,397 - - - - - - - - - - 1986 0,422 0,442 0,412 0,406 0,422 0,416 - 0,427 0,435 0,411 - - - - 1991 0,466 0,446 0,417 0,404 0,466 0,419 0,411 0,469 0,437 0,411 0,435 0,418 0,409 0,402 1994 0,485 0,450 0,414 0,405 0,457 0,432 0,417 0,482 0,448 0,421 0,446 0,432 0,416 0,410 1997 0,497 0,460 0,427 0,420 0,468 0,442 0,428 0,494 0,458 0,435 0,459 0,438 0,427 0,417 2000 0,511 0,477 0,452 0,442 0,492 0,452 0,443 0,512 0,473 0,456 0,478 0,445 0,436 0,425
Theil
1974 0,247 0,255 0,229 0,192 - - - - - - - - - - 1980 0,284 0,415 0,364 0,283 - - - - - - - - - - 1986 0,331 0,378 0,332 0,324 0,327 0,329 0,319 0,339 0,384 0,318 - - - - 1991 0,430 0,391 0,341 0,319 0,417 0,333 0,320 0,436 0,373 0,320 0,362 0,332 0,319 0,301 1994 0,463 0,375 0,322 0,304 0,381 0,349 0,326 0,450 0,374 0,333 0,358 0,345 0,321 0,318 1997 0,488 0,401 0,339 0,331 0,401 0,362 0,341 0,475 0,395 0,350 0,387 0,353 0,339 0,323
2000 0,482 0,423 0,374 0,359 0,468 0,385 0,361 0,496 0,420 0,383 0,419 0,365 0,346 0,321
25
Cuadro 2
Indicadores de la bipolarización
Polarización ER Gini intra gini intra/gini total
Ingresos medios relativos a la media
Polo con ingresos inferiores a la media
Polo con ingresos
inferiores a la media
Polo con ingresos superiores a la
media
Proporción de la población
(%)
Proporción de ingreso (%)
Gran Buenos Aires
Ingreso per cápita familiar 1974 0,157 0,260 0,103 28,4 0,593 1,720 63,9 37,91980 0,167 0,283 0,115 29,0 0,570 1,825 65,7 37,51986 0,180 0,301 0,121 28,7 0,552 1,916 67,1 37,11991 0,206 0,336 0,130 27,9 0,511 2,149 70,2 35,91994 0,213 0,349 0,136 28,1 0,507 2,193 70,7 35,81997 0,227 0,362 0,135 27,2 0,479 2,184 69,4 33,32000 0,233 0,372 0,139 27,2 0,465 2,224 69,6 32,4
Ingreso de los ocupados
1991 0,201 0,330 0,129 28,1 0.528 2.090 69,8 36,81994 0,200 0,325 0,125 27,7 0.515 1.985 67,0 34,51997 0,204 0,332 0,128 27,8 .0513 2.045 68,2 35,02000 0,209 0,343 0,134 28,0 0.506 2.122 69,5 35,2
Ingreso de la ocupación principal 1974 0,130 0,230 0,100 30,4 0,626 1,598 61,5 38,51980 0,173 0,286 0,113 28,3 0,576 1,884 67,6 39,01986 0,167 0,286 0,119 29,4 0,588 1,940 69,5 40,91991 0,171 0,286 0,115 28,7 0,571 1,862 66,8 38,11994 0,173 0,289 0,116 28,6 0,570 1,885 67,3 38,41997 0,174 0,297 0,123 29,3 0,544 1,855 65,2 35,52000 0,190 0,316 0,126 28,5 0,534 1,981 67,8 36,2
Interior (23 ciudades) Ingreso per cápita familiar
1991 0,194 0,330 0,136 29,2 0,505 1,989 66,6 33,71994 0,223 0,340 0,117 25,6 0,491 2,025 66,8 32,81997 0,236 0,353 0,117 24,9 0,476 2,082 67,4 32,12000 0,248 0,370 0,122 24,8 0,458 2,166 68,3 31,3
Ingreso de los ocupados
1991 0,1755 0,3092 0,134 30,2 0,543 1,958 67,7 36,81994 0,2002 0,3161 0,116 26,8 0,539 2,005 68,5 36,91997 0,2079 0,3259 0,118 26,6 0,527 2,050 69,0 36,42000 0,2145 0,3332 0,119 26,3 0,500 1,998 66,6 33,3
Total del país Ingreso per cápita familiar
1991 0,186 0,332 0,146 30,6 0,518 2,065 68,8 35,71994 0,204 0,343 0,139 28,8 0,500 2,092 68,6 34,31997 0,218 0,357 0,139 28,1 0,483 2,153 69,0 33,42000 0,237 0,374 0,138 26,9 0,446 2,156 67,6 30,2
Ingreso de los ocupados 1991 0,175 0,309 0,134 30,2 0,543 1,958 67,7 36,81994 0,200 0,316 0,116 26,8 0,539 2,005 68,5 36,91997 0,208 0,326 0,118 26,6 0,527 2,050 69,0 36,42000 0,214 0,333 0,119 26,3 0,500 1,998 66,6 33,3
10 ciudades Ingreso per cápita familiar
1991 0,224 0,332 0,108 24,5 0,510 2,027 67,7 34,51994 0,203 0,325 0,122 27,3 0,516 1,985 67,0 34,61997 0,225 0,341 0,116 25,4 0,493 2,038 67,2 33,12000 0,231 0,354 0,124 25,9 0,470 2,072 66,9 31,5
Ingreso de los ocupados 1991 0,167 0,291 0,124 28,4 0,541 1,960 67,4 36,81994 0,187 0,309 0,123 28,4 0,543 1,959 67,7 36,81997 0,188 0,323 0,136 29,5 0,524 2,008 67,9 35,62000 0,205 0,325 0,120 26,9 0,539 2,102 70,5 38,0
Ingreso de la ocupación principal 1991 0,181 0,294 0,113 27,7 0,579 1,973 69,8 40,41994 0,174 0,290 0,117 28,7 0,557 1,842 65,5 36,51997 0,190 0,302 0,113 27,1 0,550 1,920 67,2 36,92000 0,192 0,308 0,117 27,4 0,561 2,036 70,2 39,4
26
Cuadro 3
Bipolarización explicada por la región 23 aglomerados 24 aglomerados
Año % explicado % debajo media
Dif. entre ing. Medio
% explicado % debajo media
Dif. entre ing. medio
O91 27.26 48.7 1.442 28.68 42.3 1.503 O94 26.54 53.9 1.436 29.57 39.3 1.573 O97 19.83 40.9 1.349 29.18 40.5 1.581 O00 22.44 41.1 1.43 29.73 41.9 1.622
Cuadro 4 Descomposición del índice de Theil de la distribución de los ingresos de las ocupaciones principales
1974 1980 1986 1991 1994 1997 2000
GRAN BUENOS AIRES Indice de Theil 0,191 0,283 0,324 0,319 0,304 0,331 0,359
Proporción explicada por (%)
Educación 16,4 19,6 18,7 17,7 20,0 25,2 27,3 Calificación 19,7 23,4 16,8 20,6 29,4 34,6 34,4
Edad 8,8 8,1 6,9 7,1 6,6 7,5 7,2
Las tres variables 29,8 35,0 31,4 32,0 38,1 44,0 44,0
10 CIUDADES INTERIOR Indice de Theil 0,301 0,318 0,323 0,321
Proporción explicada por (%)
Educación 13,1 15,4 19,5 21,8 Calificación 19,1 26,9 28,4 31,3
Edad 6,8 7,1 7,7 8,2
Las tres variables 28,8 32,4 36,0 41,3
TOTAL 11 CIUDADES Indice de Theil 0,314 0,314 0,339 0,362
Proporción explicada por (%)
Educación 15,8 18,2 23,1 24,9 Calificación 22,0 28,0 32,6 33,0
Edad 6,6 6,7 7,4 7,1
Las tres variables 29,9 35,7 41,9 41,6
27
Cuadro 5 Descomposición del cambio del índice de Theil de la distribución de los ingresos de las ocupaciones principales
1980-74 1986-80 1991-86 1994-91 1997-94 2000-97 2000-91 2000-94 2000-74 GRAN BUENOS AIRES Educación
Efecto intergrupo 60,2 -2,5 101,6 -39,6 71,6 55,5 89,1 57,8 25.1 Efecto intragrupo 59,6 62,5 116,9 155,8 -3,8 32,3 -27,5 19,2 40,9
Efecto composición -19,7 40,0 -118,6 -16,1 32,2 12,2 38,4 23,0 34.0 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Calificación
Efecto intergrupo 23,5 -61,1 -282,7 -216,8 57,5 20,7 135,3 36,1 31,7 Efecto intragrupo 67,3 137,8 564,4 258,9 -2,9 68,7 -38,2 39,5 46,7
Efecto composición 9,2 23,3 -181,6 57,8 45,3 10,6 2,9 24,4 21.6 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
10 CIUDADES DEL INTERIOR
Educación Efecto intergrupo 88,4 266,1 -818,0 165,6 Efecto intragrupo -0,6 -81,0 604,5 -51,2
Efecto composición 12,2 -85,1 313,4 -14,4 Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Calificación
Efecto intergrupo 217,5 267,6 -321,8 278,7 Efecto intragrupo -68,5 -25,9 513,3 -118,4
Efecto composición -49,0 -141,7 -91,5 -60,3 Total 100,0 100,0 100,0 100,0
TOTAL 11 CIUDADES
Educación Efecto intergrupo -1397,1 76,4 65,4 81,2 Efecto intragrupo 1869,8 -2,2 33,3 -4,4
Efecto composición -372,7 25,8 1,3 23,2 Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Calificación
Efecto intergrupo -2684,9 77,9 28,7 129,2 Efecto intragrupo 2170,9 -2,5 61,6 -25,7
Efecto composición 614,0 24,6 9,7 -3,5 Total 100,0 100,0 100,0 100,0
28
Cuadro 6 Bipolarización explicada por la educación y la calificación GBA Interior (10 ciudades) % explicado % debajo
media Diferencias entre ingresos medios
% explicado % debajo media
Diferencias entre ingresos medios
Educación O74 40.6 65.7 1.48 O80 45.5 73.2 1.81 O86 47.9 67.3 1.78 O91 46.2 62.8 1.72 31.8 58.5 1.53 O94 49.8 60.2 1.79 43.1 56.6 1.76 O97 54.9 56.4 1.93 42.1 55.5 1.78 O00 55.0 52.5 2.04 43.6 50.1 1.89 Calificación O74 23.1 95.6 2.35 O80 32.1 93.7 2.72 O86 29.3 92.4 2.31 O91 36.1 91.3 2.47 30.3 90.0 2.25 O94 40.2 92.3 2.88 40.0 90.6 2.78 O97 49.0 90.8 3.08 34.2 91.6 2.73 O00 48.0 90.9 3.19 35.4 91.5 2.87
Nombre de archivo: Esquivel_Beccaria Directorio: C:\Rosarito Plantilla: C:\WINDOWS\Application
Data\Microsoft\Plantillas\Normal.dot Título: A mediados de la década de los años setenta culminó un largo
período de crecimiento económico relativamente sostenido y se inicia otro de persistente inestabilidad macroeconómica, que se extiende hasta principios de los años noventa
Asunto: Autor: * Palabras clave: Comentarios: Fecha de creación: 14/08/01 11:04 A.M. Cambio número: 2 Guardado el: 14/08/01 11:04 A.M. Guardado por: Win98 Tiempo de edición: 0 minutos Impreso el: 23/08/01 03:07 P.M. Última impresión completa Número de páginas: 28 Número de palabras: 8,338 (aprox.) Número de caracteres: 47,530 (aprox.)