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DESARROLLO HUMANO
Juan Lafarga
Marzo 2002
1.-Amplitud y especificidad
Desarrollo humano es uno de los conceptos más versátiles de la
Psicología Humanista contemporánea. Puede ser entendido desde
perspectivas antropológicas individuales y sociales o puede ser abordado
como objeto de estudio de la psicología y de la educación. Puede ser
considerado un período avanzado en la evolución' de los seres vivos o una
cadena de eventos identificables en las vidas de todos los hombres. Puede
ser visto como el conjunto de los valores que promueve la psicología
humanista o como la meta de todos los procesos educativos. Desde una
perspectiva filosófica lo que favorezca el desarrollo humano integrado de
individuos, grupos y sociedad puede ser el criterio de la ética.
En efecto, desarrollo humano puede ser descrito desde el sentido
común o práctico que hace a un lado planteamientos abstractos y
significados profundos, como cualquier acción que promueva al hombre, o
desde una dimensión política, como preocupación genuina por el orden
social.
Puede también ser definido como objeto de estudio de cada una de las
disciplinas del conocimiento llamadas humanas como pueden ser la
historia, la filosofía o la psicología o como meta de las que no están
directamente relacionadas con el hombre como las matemáticas o la física.
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Puede significar también un estilo de vida caracterizado por la
empatía y honradez en las relaciones interpersonales o bien el cuidado por
la vida y la ecología en toda su amplitud o la apertura a la trascendencia
es decir, al reconocimiento de realidades inalcanzables por la ciencia.
Tal vez todas estas formas de entenderlo sean válidas y estemos
frente a un concepto tan rico en contenido que desafíe perspectivas de
análisis y descripciones exclusivas. Tal vez la única forma de no
entenderlo sería encasillándolo en alguna categoría excluyente de otras o
en un concepto estático.
No quiere esto decir que sea ambiguo o impreciso, sino que resiste
cualquier intento de exclusividad.
Parece incuestionable que el concepto tiene un elemento dinámico
esencial. Desarrollo implica cambio y transformación en un movimiento
evolutivo. El calificativo humano delimita el campo a lo que hace referencia
directa a la mujer o al hombre o tiene que ver en alguna forma con ellos.
Partiendo de esta descripción genérica, los departamentos de
Desarrollo Humano en la Universidad Iberoamericana y en el Instituto
Tecnológico de estudios Superiores de Occidente (ITESO) lo han
conceptualizado como el estudio de los dinamismos básicos intrapsíquicos
e interpersonales que impulsan la evolución de la persona, así como el
estudio de las condiciones sociales y ambientales que favorecen
funcionamiento de la persona y de los grupos de personas en la sociedad.
Estos dinamismos y estas condiciones han sido el objeto de estudio del
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Desarrollo Humano como una disciplina científica y una práctica
profesional.
Entendiendo por estudio el análisis tanto cualitativo como
cuantitativo de los datos aportados por la investigación y por la reflexión
sobre la experiencia humana.
Por dinamismos básicos intrapsíquicos se entienden los procesos
emocionales afectivos y cognoscitivos que son en parte iguales y en parte
diferentes en todos los seres humanos. Los dinamismos interpersonales
serian tanto las actitudes hacia los demás, innatas y aprendidas, coma las
estrategias de relación entre los individuos y entre los grupos.
Las condiciones sociales y medioambientales tienen que ver con los
elementos externos que propician la satisfacción armónica e integral de
las necesidades de todos generando salud, aprendizaje, crecimiento y
bienestar de las personas individualmente consideradas y el de sus
grupos. Muy especialmente satisfaciendo la necesidad de aprecio, estima
y reconocimiento que son el oxígeno de la vida intrapsíquica.
Con esta óptica Desarrollo Humano es entendido en esos
departamentos como una tarea pluridisciplinar propia de todos los
educadores. Es decir de los padres de familia, de los maestros y de los
líderes en las universidades, las iglesias, las empresas y las profesiones,
en la sociedad civil y en los medios masivos de información y
comunicación. Una tarea que tiene por objetivo no sólo el conocimiento de
los dinamismos básicos y las condiciones ambientales del cambio de la
persona en la dirección del crecimiento, sino la promoción, no sólo con la
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palabra, sino con la vivencia, de los valores humanos. Esta promoción es
considerada la responsabilidad especial de quienes tienen influencia en
los diversos ámbitos de la actividad humana.
Desde esta perspectiva antropológica, el Desarrollo Humano implica
una filosofía del hombre, de la sociedad y de las relaciones interpersonales
enraizada en la experiencia, en la investigación y en la praxis profesional.
Una filosofía del hombre emanada de la constatación experimental
y experiencial de que cuando existen o se generan las condiciones
internas y ambientales favorables al desarrollo de la persona, las opciones
de los individuos, de los grupos y de la sociedad se orientan a la vivencia
y a la práctica de los valores humanos.
Esta constatación experimental y experiencial fue hecha en el campo
de la psicoterapia por un grupo de psicólogos y orientadores americanos
de este siglo quienes influenciados por el humanismo grecolatino europeo
y por algunas corrientes de la psicología contemporánea, diseñaron una
praxis profesional que pone énfasis en el respeto a la autodeterminación
de cada individuo, de cada grupo y de la sociedad en general.
Una filosofía tan antigua como el humanismo universal y tan
renovada que responde a las necesidades de la sociedad contemporánea
en busca de los valores que rescaten a la persona de las esclavitudes y
de las alienaciones, en la época de la tecnología y del libre flujo de los
mercados mundiales.
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Parece haber acuerdo .en estos departamentos en que la función
del promotor del Desarrollo Humano no puede quedar restringida al ámbito
de las disciplinas tradicionales que estudian el cambio en la persona como
son la educación o la psicología ni al de las profesiones existentes que lo
promueven como la psicoterapia o la orientación, sino que esta función
más bien permea y transforma toda la actividad humana en la búsqueda
de una verdad social a que nos vamos aproximando desde diferentes
ángulos y perspectivas a través de opciones responsables por los valores
de la salud. Valores como la apertura a la experiencia y al pensamiento
divergente; la aceptación del pluralismo corno una premisa para el análisis
de la realidad; el autoconocimiento y la autoestima como condiciones para
el crecimiento personal; el saludable amor por uno mismo que se
manifiesta en la satisfacción de las necesidades propias en armonía con
la satisfacción de las necesidades de los demás y al respeto por la
autodeterminación individual en el contexto de la autodeterminación
comunitaria y social.
En los centros e institutos que han surgido por iniciativa de los
egresados de los programas de la Universidad Iberoamericana y del
ITESO el Desarrollo Humano se entiende como diversas formas de facilitar
el desarrollo personal individual y de promover las relaciones
interpersonales. En muchos de ellos también, el aprendizaje de
habilidades específicas para estimular el crecimiento personal en
diferentes escenarios de la actividad profesional.
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En las facultades y departamentos de psicología de las
universidades, el desarrollo humano es equivalente a la psicología
evolutiva, es decir, el estudio de las diferentes etapas del ciclo vital
humano: niñez, adolescencia, juventud, edad adulta y senectud.
Por influencia de los filósofos y de los psicólogos humanistas, este
concepto implica también una nueva forma de ver el conocimiento en
general, las disciplinas científicas, y la tecnología, no sólo como objeto de
la actividad académica, sino como medios para promover la calidad
humana integral.
Paralelamente al surgimiento de los programas de Maestría en
Desarrollo Humano de la Universidad Iberoamericana y del ITESO,
aparece en algunas empresas mexicanas un diferente tipo de
capacitación. Más allá de la adquisición y desarrollo de habilidades
técnicas, estas empresas promueven diferentes modalidades de
formación y capacitación en relaciones interpersonales e intergrupales a
través de programas y talleres de comunicación y crecimiento personal.
Con el objetivo obvio de promover la integración de los equipos de trabajo
y la participación de todos para alcanzar los objetivos comunes.
Por Desarrollo Humano, en el ámbito de la Psicología comunitaria
en México se ha entendido la potencialización de los procesos
autogestivos en las comunidades, así como el diseño de programas
orientados a estimular y fortalecer la comunicación y la participación
democrática. Está ligado también a los programas que impulsan un
crecimiento persona! en equilibrio con el desarrollo de los diferentes
grupos.
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Finalmente desde la superficialidad y el desconocimiento, o desde el
prejuicio y la descalificación, Desarrollo Humano está ligado con la
manifestación de sentimientos de poca profundidad y con “apapacho". Sin
negar que algunas personas y movimientos han dado pie a estas
apreciaciones, la descalificación prejuiciosa tiene su origen en la
ignorancia, en la rigidez del pensamiento y en la inseguridad.
En conclusión, el Desarrollo Humano en México, por influencia de
los trabajos e investigaciones de los psicólogos y orientadores humanistas
egresados de los programas existentes en la república, es considerado
como una “revolución copernicana" en las ciencias de la educación al estar
más centrado' en la facilitación del aprendizaje y emergencia de los valores
de la salud, valores humanistas que en la mera generación y transmisión
del conocimiento. La excelencia académica, desde esta perspectiva, no es
una meta de la formación humanista, sino un medio para alcanzar la
calidad personal que sí es el objetivo final, la meta, de la educación. No
quiere esto decir que la generación y el aprendizaje de conocimientos no
sean importantes, pero sí que estos son el complemento natural y
necesario mas no la esencia de los procesos educativos. El hombre sabio
producto de los programas que facilitan y estimulan el Desarrollo Humano,
no es únicamente un hombre informado y eficiente, sino capaz de
influenciar constructivamente el medio ambiente con sus valores, su
experiencia, su conocimiento y con su talento (afecto).
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2.- Mi comprensión del Desarrollo Humano:
Desde niño he sentido una fascinación por la vida, no por la de las
clases de botánica y zoología en la escuela (éstas más bien me parecieron
inútiles y aburridas) sino por esa energía misteriosa que impulsa a las
plantas, a los animales y a los seres humanos al crecimiento y al
desarrollo. Los tallos descritos por Carl Rogers (Rogers) alargándose para
encontrar la luz de la ventana en la bodega me conectaron con
experiencias muy tempranas en mi vida. En mi niñez durante las
vacaciones finales de la escuela cada año, en los meses de diciembre y
enero, vivía una inmersión en la naturaleza. Caminando y corriendo por
las huertas de ciruelas y los bosques de castaños de Teziutlán, un paraíso
escondido en las montañas de la Sierra de Puebla, me sentía atraído por
esa fuerza tan obvia como difícil de entender en la naturaleza que impulsa
el crecimiento de las plantas a y las flores, de los animales todos y de los
seres humanos. A los doce años sentía la vida hervir en mí, maravillado
de los cambios en mi cuerpo. Como ni en la familia ni en la escuela recibí
información sobre la sexualidad y la reproducción humanas, solo y con
ayuda de libros y diccionarios descubrí con fascinación y culpa los
procesos de la transmisión de la vida.
Durante mis años de estudiante en la Compañía de Jesús (como
jesuita) y en la Universidad el fenómeno de la vida tanto fisiológica como
psíquica me intrigó siempre. Ese impulso interior indomable que mantiene
a los organismos creciendo y evolucionando, tanto en condiciones
propicias como adversas, que surge del interior de cada uno, que se
autorregula, que nunca fue aprendido, que es además inextinguible y en
los seres humanos es consciente. El organismo humano no sólo crece y
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evoluciona sino que se da cuenta de su crecimiento y, por ello, puede en
alguna forma intervenir en ese crecimiento y ser artífice de su propio
destino.
A través de los Ejercicios de Ignacio y de la psicología humanista
aprendí que mi camino en la vida era único, inédito y que mi
responsabilidad era caminarlo en la mejor forma para mí posible. Este
asumir la responsabilidad de mi vida como meta cotidiana fue después
confirmado y reafirmado por el enfoque centrado en la persona propuesto
por Carl Rogers.
Descontento e insatisfecho con los planteamientos del psicoanálisis
y de la psicología positivista y conductual que dominaban los programas
de mis estudios en psicología clínica en la Universidad de Loyola en
Chicago descubrí un horizonte nuevo cuando a través de un maestro del
programa entre en contacto con la Psicología Humanista. Mi relación con
personas abiertas que planteaban la psicología desde perspectivas más
amplias más que los libros, me abrió la posibilidad de optar por una forma
nueva de entender al ser humano que ya nunca abandonaría.
A través de la psicología humanista y del enfoque centrado en la
persona entendí el "para que” de la psicología como ciencia y como
profesión y más importante aún adquirí nuevos instrumentos para seguir
descubriendo mi camino propio y para asumir la responsabilidad de
caminarlo a mi tiempo, a mi ritmo y a mi manera.
En esta época la vivencia de relaciones personales profundas como
las que establecí con Donna Marlin y con Peggy Laplante y el contado con
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Charlie Curran y Rosalind Cantwnght cambiaron mi óptica personal y
profesional. Estos dos últimos que habían sido estudiantes de Carl Rogers
en la Universidad de Pitsburg y Chicago, respectivamente, determinaron
el rumbo de mi carrera en Psicología y me dieron la oportunidad de vivir
mientras realizaba mi internado en el instituto Neuropsiquiátrico de la
Universidad de Illinois, la experiencia de lo que muchos años después
entendería como núcleo o esencia del desarrollo humano: que más allá de
los instintos y las pulsaciones primarias, la tendencia básica al crecimiento
y a la autorrealización era la fuerza motivacional de toda acción humana.
Empecé a constatar con Carl Rogers y otros psicólogos humanistas
que mi tarea como psicólogo clínico, como psicoterapeuta y como
educador tenía más éxito cuando trataba de desbloquear esa tendencia
básica autorrealizante, estimulándola y facilitando su impulso, que cuando
intentaba directamente “curar" la patología interpretando los contenidos
ocultos de los síntomas o descubriendo las causas de la disfunción.
Debo decir que tanto en la Universidad de Loyola de Chicago en
donde realicé mis estudios de Psicología clínica, como en el Instituto
Neuropsiquíatrico de la Universidad de Illinois en que practiqué por primera
vez bajo supervisión, la tarea del psicólogo clínico y no se diga del
psicoterapeuta era "diagnosticar" y “curar" la patología a través de los
métodos tradicionales de las diferentes formas del psicoanálisis y, de las
psicoterapias psicoanalíticamente orientadas.
Sin embargo, el contado directo con la práctica psicoterapéutica en
Loyola de Chicago, en el instituto Neuropsiquiátrico y con los estudiantes
de la licenciatura y del posgrado en el departamento de psicología de la
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Universidad Iberoamericana reafirmaron mi convicción derivada de mi
propia experiencia y de las investigaciones de los psicólogos humanistas,
de que la tarea fundamental del psicólogo clínico, del psicoterapeuta y del
educador era crear las condiciones que desbloquean la tendencia
autorrealizante, hipótesis básica del enfoque centrado en la persona. Crear
las condiciones para la salud y el buen funcionamiento en lugar de
acometer directamente la funcionalidad.
Ahora después de treinta años de practicar la psicoterapia con este
enfoque y de haber explorado las raíces del crecimiento personal, a través
de cientos de relaciones en la práctica profesional como terapeuta,
investigador, maestro y facilitador del aprendizaje, puedo decir que para
mí el núcleo del desarrollo humano está en desbloquear, a través de una
relación interpersonal comprensiva y transparente, con una actitud positiva
sin condiciones, la capacidad de la persona para satisfacer sus propias
necesidades valiéndose de sus propios recursos.
Dicho de otra manera el organismo humano puesto en condiciones,
favorables para su desarrollo tanto internas como externas, opta por crecer
en direcciones insospechadas. Desbloquear, dije los recursos de la
persona, crear las condiciones favorables para esto, no orientar o inducir.
La orientación y la inducción producen respuestas prefabricadas. El
desbloqueo que equivale a la generación de condiciones favorables, hace
que la persona aporte sus recursos, haga sus propios planteamientos, de
sus respuestas y tome por ella misma las decisiones de su vida, es decir,
libera la capacidad de autodeterminación, esencia misma del organismo
humano, no compartida con algún otro viviente.
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Como promotor del desarrollo humano tengo que cuidarme de mi
tendencia a dar orientación y direccionalidad al proceso, a dudar de la
capacidad que en mayor o menor grado toda persona tiene de orientarse
y dirigirse por sí misma. Hay un protagonismo en mí, producto de mi propia
inseguridad, que quiere sentirse responsable del crecimiento y desarrollo
de los demás. Aunque también reconozco que otra parte de mí confía
profundamente en que cada persona es capaz de dirigir su nave y que su
brújula es mejor que la mía.
El desarrollo humano, por consiguiente, es el resultado de que dos
o más personas se den, a través de la relación descrita, la libertad para
ser, es decir, para asumir como propios su pensar su sentir y su actuar.
La relación interpersonal que crea las condiciones favorables para
liberar la tendencia natural al crecimiento y la capacidad de
autodeterminación es el instrumento privilegiado del desarrollo humano.
En cambio las relaciones interpersonales que carecen de las
condiciones descritas o tienen las opuestas, son la causa de las
reacciones hostiles y autodestructivas que constituyen el núcleo de la
disfunción o psicopatología. La recuperación de la salud y el bienestar
únicamente puede darse cuando se vuelvan a presentar las condiciones
favorables descritas. Es decir, sólo a través de una nueva relación que
desbloquee la tendencia autorrealizante y facilite así la acción
responsable, es posible descubrir los valores auténticamente propios y
reencontrar el camino a la salud.
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Así el núcleo esencial del Desarrollo Humano, está, para mí, en
promover la emergencia de los valores propios en cada persona, en los
grupos y en la sociedad.
¿No está entonces en la asimilación de los valores que promueve el
facilitador a través de la relación o de los valores universales de la salud y
el crecimiento?
No, sino en la emergencia de los valores de la persona, diferente,
única, irrepetible, en una relación' que genera libertad a través del amor
incondicional.
Estos valores de la persona pueden coincidir, coincidir en parte o
diferir de los valores vividos por el facilitador o de otras formulaciones de
los valores universales.
El que el promotor viva intensamente los valores propios y esté
entusiasmado por las propias convicciones, no es causa sino únicamente
condición necesaria y suficiente para impulsar el surgimiento de las
opciones personales libres. Si yo, como facilitador, influencio
intencionalmente a la otra persona para que asimile mis propios valores,
no estoy promocionando su desarrollo, sino haciéndola que repita los míos
sin ser ella yo y condenándola a no descubrir nunca qué es lo que en
realidad prefiere personalmente.
¿No existen, entonces, los valores universales de la salud y el
crecimiento o en general los valores universales?
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Creo que sí, pero no los conocemos en su plenitud. Yo los voy
descubriendo a medida que voy asumiendo la responsabilidad de mi
propia vida.
¿Qué entiendo por asumir la responsabilidad de mi propia vida?,
reconocer y amar conscientemente mis propias necesidades,
sentimientos, significados, experiencia, historia, recursos, limitaciones y
errores, así como, mi calidad de persona diferente, única e irrepetible.
Esta es una formulación personal, la mía, de los valores de la salud.
Existen tantas formulaciones de los valores universales cuantos filósofos,
pensadores y otras personas han asumido la responsabilidad de la propia
existencia. Las formulaciones de quienes han sido meros repetidores de
otras, sin asumir la propia, no han tenido impacto.
El que existan diferentes formulaciones no quiere decir que unas
sean falsas y otras verdaderas, sino que todas representan alguna forma
de aproximación diferente y por tanto son complementarias.
El Desarrollo Humano, en consecuencia, está en la integración de
las diferencias: todos, aparentemente buscamos la verdad, pero no todos
de la misma manera. Lo importante no es quién tiene la razón y quién debe
ser descalificado, sino hacer formulaciones hipotéticas, humildes, que
integradas y enriquecidas mutuamente, generen mejores aproximaciones
globales. Esto es Desarrollo Humano.
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Esta actitud sintetizadora y humilde del filósofo, del científico y de la
persona, es a mi modo de ver, la apertura que genera el crecimiento, la
evolución y el progreso.
Por el autoritarismo, la rigidez y la descalificación, se empobrece y
muere la vitalidad en las personas, en los grupos y en los sistemas de
pensamiento, tal es el caso del autoritarismo y las posiciones extremas, en
la actualidad.
Mas esta apertura sólo surge por sí misma, en la atmósfera del amor
no condicionado que caracteriza la relación interpersonal en proceso de
maduración.
Todas las búsquedas del ser humano, todas las formulaciones
generales y particulares pueden ser producto o de la descalificación o de
la búsqueda humilde y sintetizadora del que va aprendiendo a amar
incondicionalmente.
Si yo vivo intensamente, todo esto ¿No estoy influyendo
positivamente a otras personas? Claro que si, pero no para que asuman
lo mío como valido para ellos, sino para que se aventuren en su propia
búsqueda. Si alguien asume libremente mis opciones, porque así lo
decide, sólo puede hacerlo a su modo y manera propios.
Por la experiencia y la investigación sabemos que la persona puesta
en las condiciones necesarias y suficientes para su desarrollo, actúa con
valores que se parecen a algunas forrnhlaciones de los valores universales
o trascendentales, .mas sólo se parecen, porque la persona única e
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irrepetible que opta libremente, siempre aportará sus propias
características a esos valores.
¿Qué significa en la práctica crear las condiciones externas e
internas para la decisión libre?
Significa proveer los ambientes físicos y ecológicos indispensables
para promover la armonía de los seres humanos entre ellos y con la
naturaleza.
Más importante aún, generar las condiciones sociales en las cuales,
por la experiencia de la investigación, sabemos que el hombre se
desarrolla y crece, es decir las atmósferas sociales de comprensión, afecto
incondicional y honradez, que por sí mismas impulsan y facilitan el
desarrollo de los dinamismos internos del crecimiento, creando así la
posibilidad de la opción libre. Al decir creando, me viene a la mente la
propuesta teilardiana sobre la colaboración del hombre con Dios.
El homínido se hizo hombre por el surgimiento en su campo
perceptual de la consciencia, es decir, la capacidad no sólo de percibir,
sino de percibirse a sí mismo percibiendo. Así al verse el hombre a sí
mismo ante diversas alternativas fue capaz de la opción libre y al actuar
con libertad, se convirtió en cocreador del proceso evolutivo del universo.
La evolución en el proceso filogenético en adelante no dependerá
únicamente de la selección natural, sino de la intervención de los seres
humanos.
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Partiendo de aquí, si el acto genuinamente libre es cocreación, el
acto libre que genera alrededor de otros la capacidad de optar con libertad
es todavía más creativo.
Y no sólo por el hecho de proveer las condiciones necesarias y
suficientes internas y externas de la acción, sino por la más importante de
éstas la de mantener un acompañamiento afectivo incondicional cuando la
acción de la otra persona se aleja de la expectativa del facilitador o la
contradice.
3. -¿De dónde venimos?
De un conjunto dinámico y creativo de psicólogos y estudiantes de
posgrado que a fines de los sesentas, en el Centro de Orientación
Psicológica de la Universidad Iberoamericana con talento y creatividad,
rompiendo los moldes de la enseñanza tradicional de la psicología,
diseñamos el primer plan de estudios para el entrenamiento de psicólogos
en psicoterapia y el primer programa en desarrollo humano para no
psicólogos. Estos programas académicos y prácticos han mantenido sus
elementos nucleares vigentes hasta nuestros días.
En efecto, el primer programa surgió del interés insistente de los
alumnos del último semestre de psicología y de los estudiantes de
posgrado en el mismo departamento de la Universidad Iberoamericana en
México.
A pesar de la oposición de psiquiatras y psicólogos del mismo
departamento el programa se abrió en Septiembre de 1968 no en el
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Departamento de Psicología, sino en el Centro de Orientación Psicológica
con el primer seminario sobre psicoterapia humanista titulado Counseling
l. Había que titulado así para disfrazar la intención, por lo demás
abiertamente confesada, de entrenar psicólogos en psicoterapia.
El segundo surgió en el año de 1970 de la necesidad expresada por
un grupo de maestros de la Escuela de Arquitectura de la misma
universidad interesados por adquirir habilidades para atender la
problemática de los estudiantes más allá de la enseñanza y de la asesoría
académica. Ellos solicitaran un programa de entrenamiento similar al que
había sido diseñado para los psicólogos mas no orientado a la
psicoterapia. Paralelamente un grupo de estudiantes jesuitas y de otros
religiosos en México buscaron la admisión en algunos cursos de fa carrera
de psicología con el propósito de adquirir técnicas psicológicas que
hicieran más profesional y eficiente su Pastoral.
Para todos ellos estructuré un seminario para no psicólogos titulado
también Counseling 1 con el objetivo de ofrecerles la oportunidad de
adquirir las habilidades y técnicas básicas, derivadas de la psicología
humanista, para complementar su trabajo educativo y pastoral.
Así como el programa de entrenamiento en psicoterapia evolucionó
con los años, el que fue integrado para los no psicólogos avanzó también
y alcanzó un desarrollo inesperado. Primero se diseñó como un programa
de psicología pastoral que, aprobado por el comité académico, nunca se
ofreció. Una vez reformulado se consolidó como el primer programa de
Maestría en Desarrollo Humano continuación del programa original para
no psicólogos.
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Pocos años más tarde algunos estudiantes graduados de la escuela
de Psicología del ITESO acudieron a la Iberoamericana en busca de un
programa de posgrado que satisficiera su necesidad de lograr un mayor
impacto en la sociedad corno educadores y profesionales de la psicología.
Entusiastamente adoptaron el recientemente elaborado programa en
Desarrollo Humano de la Ibero y a lo largo de los años con sus propios
recursos y las aportaciones creativas de José Gómez del Campo
constituyeron en el ITESO un programa nuevo con una estructura análoga
al de México y con mayor flexibilidad.
El grupo de profesores y estudiantes que se aglutinaron alrededor
de los programas de la Universidad Iberoamericana y del ITESO recibieron
el apoyo directo de Carl Rogers quien colaboró trabajando con nosotros
en la Universidad Iberoamericana, en Agua Viva, en Guadalajara, en
Tijuana y en el primer Foro Internacional cobre el Enfoque Centrado en la
Persona organizado por Alberto Segrera. Nos asesoró muchas veces en
su casa de la Joya y nos brindó como grupo, e individualmente, su amistad
personal.
También nos apoyaron otros psicólogos humanistas como Ruth
Sanford, Natalie Rogers y Víctor Frankl.
Un grupo de maestros de la Universidad Iberoamericana y del ITESO
diseñaron una amplia gama de ejercicios vivenciales y de encuentros
personales para promover el Desarrollo Humano individual y comunitario
entre quienes no tenían el tiempo y los recursos para un entrenamiento
más largo y sistemático. Este grupo fue conocido como el Grupo Ser, de
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cuya inspiración surgieron otros como: Norte, Geminación, Crescere,
Persona y otros.
Actualmente existen cinco programas de posgrado: en el Campus
de Santa Fe de la Universidad Iberoamericana, en el campus de Torreón
de la misma Universidad, en el ITESO, en la Universidad Vasco de Quiroga
de Morelia y en el Campus lxtacala de la Universidad Nacional Autónoma
de México. Su influencia ha llegado a otras Instituciones de Educación
Superior como el campus de Tijuana de la Universidad Iberoamericana, el
Campus de Puebla de la misma universidad, el Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Monterrey, la Universidad Intercontinental, la
Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma de Yucatán, la
Universidad de Monterrey, la Universidad Loyola de Acapulco, el Centro
de Estudios Técnicos y Sociales de Tijuana, la Universidad de Coahuila y
el instituto Tecnológico de Sonora, entre otros.
Existen un gran número de institutos para la formación de
promotores del Desarrollo Humano a un nivel paraprofesional, así como
otros orientados al entrenamiento profesional, promovidos por los
egresados de los programas de maestría de México y de Guadalajara, en
las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey, Culiacán, León, Morelia,
Celaya, Cuernavaca y otras.
Nuestros egresados están ahora en toda la república, trabajando en
empresas, escuelas, consultorios, puestos de gobierno, órdenes
religiosas, iglesias y sobre todo, en sus propias familias.
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Hace cinco años apareció PROMETEO la Revista Mexicana de
Psicología Humanista y Desarrollo Humano que sirve de plataforma para
la publicación de experiencias profesionales, puntos de vista, trabajos de
investigación y opiniones divergentes en las diferentes áreas del
Desarrollo Humano en México.
Antes de la aparición de Prometeo se había constituido la primera
Asociación de Exalumnos de Desarrollo Humano, egresados de la
Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, pero tuvo una
existencia efímera. Tal vez no estábamos maduros en esa época.
4.- ¿A dónde vamos?
México se va aproximando a la modernidad a través de un proceso
histórico tan doloroso como su propio surgimiento. Los cambios en lo
político, lo económico, lo educativo, lo social y aun lo religioso, a pesar de
las crisis que atravesamos, generan en todos esperanza. México, por su
juventud, abundancia de recursos y por la diversidad de sus experiencias
históricas tal vez esté llamado a ocupar un lugar privilegiado en la
comunidad de las naciones del siglo XXI.
Las ideologías han perdido credibilidad. El Marxismo por su rigidez,
autoritarismo y desvinculación con la praxis histórica, se ha desmoronado.
El neoliberalismo, por otra parte no ofrece respuestas satisfactorias para
la búsqueda de un orden internacional más justo. En su seno los países
del primer mundo son víctimas de la competitividad y de la búsqueda febril
de la prosperidad material. Ambas han generado una creciente opresión
del débil por el fuerte en la competencia económica y política por el poder.
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En estas circunstancias históricas, el Desarrollo Humano en México
como disciplina científica y como praxis profesional ofrece una aportación
insustituible para la reconstrucción de la sociedad.
En efecto, un puñado de hombres y mujeres, en todo el país, con la
chispa de la utopía en la mente y el impulso de la vida en el corazón,
trabajamos directamente, como expresión de anhelos de la gran masa, por
la humanización de la comunicación y de las relaciones interpersonales,
por la integración de las disciplinas científicas y tecnológicas al servicio del
hombre, por una medicina que integre el fenómeno fisiológico con el
psíquico, por una psicología y una práctica psicoterapéutica al servicio de
la promoción humana de todos los Mexicanos. En suma, por un orden
nacional en que todos los grupos y personas diferentes tengan cabida, se
frenen los procesos de polarización social y económica y sea la
responsabilidad política asumida por la sociedad civil, la fuerza del Estado.
Por dar a la investigación, la docencia de todas las disciplinas y la
difusión en la universidad un 'para que" directamente conectado con la
promoción humana.
Por una pastoral al servicio de la liberación del autoritarismo y de la
rigidez hacia la responsabilización creativa de los laicos como agentes
directos de la salud y vitalidad del pueblo de Dios.
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Como parte de un movimiento humanista de dimensiones
mundiales, la Conspiración de Acuario, en palabras de Marilyn Ferguson:
Los promotores del Desarrollo Humano están llamados a pisar el Umbral
del siglo XXI fermentando los procesos de liberación de los individuos, los
grupos y la sociedad, desde todas las perspectivas del conocimiento y de
la acción. Pero no desde la imposición o la violencia externa sino desde el
poder interior de cada persona, fermento que empieza por asumir los
propios recursos y limitaciones, sentimientos y significados y termina en la
opción consciente, libre y responsable al servicio del crecimiento individual
y de la evolución social.