¿Cuál es la peor condena que le puede caer a un preso de Illinois?Ni lacadena perpetua, ni la inyección letal. El peor castigo es el destino a laprisión de Black Rock, una fortaleza de negros muros cuya localizaciónexactanadieconoce.Elnuevoalcaidedelainsólitapenitenciaríacontrolaatodosycadaunodelosconvictosquehastaallísonarrastrados.
Losreclusosprontodescubriránquenosonpersonasnormales,nihansidoencerrados allí por azar. La condena que les aguarda transcurrirá a lasombra de una siniestra amenaza. No tardarán en averiguar que de laresolución delmisterio de Black Rock dependemuchomás que su propiavida.
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FernandoTrujilloSanz&CésarGarcíaMuñoz
Volumen6LaprisióndeBlackRock-6
ePubr1.0XcUiDi26.11.15
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Títulooriginal:LaprisióndeBlackRockFernandoTrujilloSanz&CésarGarcíaMuñoz,2015
Editordigital:XcUiDiePubbaser1.2
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Personajes
KEVINPEYTON
Empleadodeunafuneraria.AcusadodematarasumejoramigoycondenadoacadenaperpetuaenlaprisióndeBlackRock.
ELIOTARLEN
ConvictotrasladadoalaprisióndeBlackRockcuandolefaltabantresmesesparacumplirsucondena.Muysupersticioso.
RANDALLTANNER
Hombreextrañoyerráticodotadodehabilidadesespeciales.ObsesionadoconencontraraKevinPeyton.
STANLEYHENDERSON AbogadodeKevinPeytonyRachelSanders.
STACYPEYTON ÚnicahijadeKevinPeyton.
DEREKLINDEN
AgentedelprogramadeproteccióndetestigosdelFBI.Apuntodejubilarse.
ALICELINDEN
HijadelagentedelFBIDerekLindenynoviadelconvictoEliotArlen,dequienesperaunhijo.
TEAGANBRAM
TestigoprotegidoporelFBIenlainvestigacióncontraWadeQuinton.
WADEQUINTON
CabecilladeunabandacriminalqueoperaenlaciudaddeChicago.
JEFEPIERS JefedelosguardiasdelaprisióndeBlackRock.
CARLOTA PorradeljefePiers.ProstitutaalserviciodeWadeQuinton.
STEWART NuevoreclusoenlaprisióndeBlackRock.Bizcoyaquejadodeproblemasmentales.
NIÑOYZETA
Niñodeunosdoceaños.MentirosopatológicoydueñodeunperrogigantellamadoZETA.
DYLANBLAIR
AlcaidedelaprisióndeBlackRock.Personajemuyexcéntricodeorigeninglés.
PADRECOX Cura,hermanoadoptivodelpresoalquellamanelSanto.
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AIDANZACK
AntiguopolicíadeLondres,queutilizaunasilladeruedas,apesardenoestardiscapacitado.
RACHELSANDERS
AmigadeRandallTanner,famosaporhabercontraídomatrimonioconunajovenestrelladelpanoramaactualdelmundodelamúsica.
ERICBRYCE TraficantequetratadeprogresarenlaorganizacióndeWadeQuinton.
KARENFERGUSON
Mujerciegaqueportaunbastón.EncargadadelaprendizajedeJackKolby.
JACKKOLBY
AspiranteafirmaruncontratoparaTeddyTodd,trassuaprendizajeamanosdeKarenFerguson.
TEDDYTODD
Unancianoyunniñodediezaños,ambosconlosojosvioletas,quesolohablanentreellosynuncamirananadie.
SONNYCARSON
JovenconunojodecristalqueingresóenprisióntrasasesinaraDerekLinden.
BLAYZE ConductordeautobusesdeBlackRock.
ANDY CarcelerodeBlackRock.
CHESTER Propietariodeunatiendademúsica.
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AnteriormenteenLaprisióndeBlackRock5
KevindetieneaEliot justoantesdequemateaSonnyCarson, el jovendelojodecristal,talycomohabíavistoensupremonición.Traseso,discuten,ySonnyadmitequehavenidoaBlackRockparamataraDylan.UnaltercadoconStewart terminahaciendoquetodoscrucenelmurodenieblaquedelimitalaprisión.
Alsalirde laniebla,KevinyEliotdescubrenque losmusculososcentinelasnoparecenadvertir lapresenciadeSonny.El jovenlesexplicaquenopuedenvera lagentenormal,cosaqueellosnoson.Lagentenormal,además,sequedaríaciegasiatravesaralaniebla.EsaeslarazóndequeéltengaelojodecristalydequeDylanseaciego,aunqueelalcaidetienelacapacidaddeverlassombras.
Kevin soporta el frío cuando Sonny le indica el dedo en el que debe llevar elanillodeBlackRock.Esededo,quenoeselmismoparaEliot,resultaserenelquellevaba la alianza de matrimonio, y la razón por la que su mujer se casó con él.Ocupandoeldedoanularconlaalianza,nuncasepondríaotroanillo.
SonnyCarsonfueaBlackRockparaayudarasumadre,quienyaceencomaenunhospital.Sumadreeraestérildenacimiento,perodealgúnmodologróconcebirlea él. Junto con Kevin recorren las galerías subterráneas de la prisión, dondeencuentranapresosencadenandosquetrabajanextrayendorocanegra.Esemineralesloúnicoquepuedearderenlaprisión.Subidosaunavagoneta,lleganalcentrodelascavernas, donde un lago de lava ardiente es alimentado con esa roca negra paramantenerelfríoaraya.
Mástarde,Kevinescapturadoporuncentinela,queloencierraenunaceldajuntoa un muerto, el mismo al que Kevin amortajó en su funeraria antes de serencarcelado.Sonnylelibera,sereúnenconStewartyEliotydecidenregresar,puesno están en la prisión de Chicago, sino en una idéntica enAlemania. De camino,encuentran un espejomuy extraño. El reflejo de Sonny y de Stewart es su propiaespalda,apesardeestardefrente.ElreflejodeEliotyKevinesuntipoconuntrajenegro,elmismoqueayudóaKevindurantesuprimeranocheenBlackRock.
Loscentinelaslescortanelpasohastalaniebla,controladosporKarenFerguson,queesalcaidede laprisióndeAlemania.Sonny,que tienealgúnacuerdoconella,consiguequeretirealoscentinelas.Kevin,EliotyStewartaprovechanparaescapar,perosedetienencuandoKevinveaKarenylareconocecomosumujer.
En la iglesia del padre Cox, Stanley, el abogado, y Stacy, la hija de Kevin,presencianasombradoscómoelpechodeRandallcambiaparaimitaraldelachica.ElpadreCoxlediceaRandallquetieneunhermanogemeloenBlackRock.
WadeyPierscapturanaEric,aquienDylanquiereencerrarenBlackRock.TodoestápreparadohastaqueapareceAidanyloparteendosconsuespada,delantede
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Wade,quien intentadetenerleconundisparoqueapenassurteefectoenelantiguopolicíadeLondres.
PiersregresaalaprisiónconelcadáverdeEric.Randallaprovechaparaocultarsebajoelautobúsyasíatravesarlanieblaqueprotegelaprisión.
Mientrastanto,Stanley,trastropezarseconTeddyToddalasalidadelaiglesia,acudealhospitalenelqueestá ingresadaRachel,acompañadodelahijadeKevin.Pocopuedenhacerporella,porqueunafalsadoctoraledaunapalizaaStanleyysellevaaRachel.LafalsadoctoratrabajaparaWade.
Alice Linden, la novia de Eliot, recibe la visita de Tedd yTodd, que se hacenpasar por testigos protegidos.La extraña pareja indaga sobre el padre del hijo queesperaAlice,sobreEliot.
Aidan llega aBlackRock y le recibeDylan, quien le considera un amigo y leaconsejaquenosigaadelante,quenadabuenopuedesucedersiseenfrentaaTeddyTodd. Pero Aidan está decidido. Quiere recuperar a su esposa y hará lo que hagafalta.
PorúltimotambiénRandallingresaenBlackRock,voluntariamente.UnacharlaconsuhermanoyconDylanleconvencedequenoconseguiránadahuyendo.Debedesentrañarelsecretoqueseocultaenprisión.
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Volumen6
—Hevistomoriraunángel…—Discúlpame —le interrumpió el doctor con amabilidad—. Lo normal en el
primerdíaespresentartealosdemásantesdehablarnossobreti.—Perdón.MellamoRamsey…Yo…soydirectivoenunaempresatabacalera…
—dijoRamsey visiblemente nervioso. Se pasó lamano por la cabeza ymiró a sualrededor,alsemicírculodepersonasqueteníaenfrente—.¿Podríandevolvermemisombrero?—lepreguntóaldoctorantesdecontinuar.
—Lasnormasobliganalospacientesallevarlaropadelhospital.—Manicomio,querrásdecir—murmuróunaseñoramayor.Algunospacientesserieronentredientes.—Cuando te marches —continuó el doctor—, te devolverán tu sombrero, tu
bastónytuteléfonomóvil.—¡No!—dijoRamsey,alarmado—.Elteléfononoloquiero.—Comoprefieras—sonrióeldoctor.Ramseyasintió,algomástranquilo.—Olvida tu sombrero —dijo un hombre que se sentaba al lado de la señora
mayor—.Ycuéntanosdeunamalditavezlodelángel.Alomejortenemossuerteyeresunpiradooriginalyanimasunpocoestasestúpidasreuniones.
—Paul,yahemoshabladodeesto—dijoeldoctor—.Nopuedesatosigara lospacientes,menosaúnaunmiembronuevo.Sinoparticipasconrespeto…
—Loqueusteddiga,jefe.—Yo también quiero oír la historia del ángel—intervino una chica joven que
apenaspesabacuarentakilos.—Yyo.Más pacientes mostraron su conformidad. Uno a uno clavaron sus ojos en
Ramsey,queeraelúnicoqueestabadepie.Eldoctorhizoungestodeaprobación.—Habíaárbolesmuertos…—LavozdeRamseysonabaquebrada.Teníalosojos
desenfocados—.Sinhojas.Losmuroseranmuyaltos,negros…depiedra,depiedranegra…Nosécómo,peroséqueaquellugareraunaprisión…Habíanieblay…Yunángelmurió.
—¿Teníaalas?—preguntólachicajovenydelgada.—¿Yyaestá?—se indignó la señoramayor—.Chaval,quémierdadehistoria.
Notienesmalavozyelcomienzoesprometedor,perodaspena.Hastaelviejoesedesquiciado tiene relatos mejores. Paul, anda, vuelve a darnos la tabarra con tushistoriassobrelamuerte.Almenospodemosburlarnosdeti.
—Cierra el pico, foca—replicó Paul sin mirarla siquiera—. Eh, Ramsey, me
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alegrodequetúlohayasentendido.Losángelesmueren…Claroquesí.Es…Tienetodoelsentido.Alfinalguienquesabelaverdad.Nocomotodosestoslunáticos.Tencuidado,tío,nadietevaacreer,sobretodolosmédicos.Notefíesdeellos,Ramsey.¡Nocreasnadadeloquetedigan!
Dosceladoresseaproximaronalgrupo,peroeldoctorlesindicóconungestodelamanoqueaguardaran.
—Paul,teestásexcitandodemasiadoysiguesinterrumpiendoalosdemás.Sinorespetasatuscompañeros,yasabesloquetendremosquehacer.
Paulresopló,apretóloslabios.Miródereojoalosceladoresytratóderelajarseenlasilla.
—Me temo quemi historia no esmuy interesante—dijo con timidezRamsey,mirando a la señora mayor—. Tengo visiones que no comprendo y me gustaríalibrarmedeellas.Poresohevenido.
—¿Has venido? —preguntó un hombre que llevaba unas gafas demasiadograndesparasucabeza—.¿Notehanencerrado?
—Ramsey se ha unido a nosotros por propia voluntad—explicó el doctor—.Cuentaconnuestraayudaparacurarse.
—Noestásenfermo—dijoPaul—.Yosoyunmédicodeverdad,nocomoeste.Ytedigoquenotepasanada.
—Paul, me temo que ya no eres médico—repuso el doctor—. Revocaron tulicencia.¿QuieresexplicarleaRamseyporqué?
—Por supuesto, doc. Será un placer. —Paul Miller se puso de pie—. Mecondenaron porque piensan que maté a un agente federal. Los que manejan estacárcelparaneuróticosestánmuchopeorquelostaradosquevesaquísentadosenestamierdadesillas.
—Tienesquedecirlaverdad,Paul,ynoofenderalosdemás.Eslaúltimavezqueteadvierto.
—Comosipudierashaceralgo.Oh,aldiablo,diréloquequieresoír.Disparéaunagentefederal,levolélacabeza.Esoesloqueelloscreenquehice.Ymeencerraronaquí.Perotúyyosabemoslaverdad,Ramsey.
—¿Quéverdad?—preguntóRamsey.—Queestamos todosmuertos.Comoelángel.Nosepuedemataraunmuerto,
porelamordeDios.Megustaríasabercuántoscadávereshavistoeldoctor.Yoheexaminadomiles.¡Soyforense!¿Porquénomecreéis,payasos?
—Teloadvertí.—Eldoctorhizoungestoconlacabeza.Los celadores se acercaron y agarraron a Paul por los brazos. Paul se resistió,
pataleó.—¿Qué vais a hacerme? ¡Idiotas! ¡Estáis muertos! ¡Como yo! ¡No podéis
hacermenada!¡Soltadme!¡Cabrones!¡Soltadme!Selollevaronconciertadificultad.PaulMillerderribólasilladeunapatada,se
agarróaunpaciente,ysiguiógritandoylanzandoimproperioshastaquelesacaron
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delasala.Lospacientesmurmuraronentreellos.—Lamentolainterrupción—dijoeldoctor—.Ramsey,porfavor,lasesiónnoha
concluido.Ramseycarraspeó.Ibaadeciralgojustocuandounapuertadoble,distintadela
que habían cruzado los celadores para llevarse a Paul, se abrió con un estampido.Entróunhombrenegroinmenso,conlacabezacompletamenterapada.Aquelgigantedirigió sus lentos y pesados pasos hacia el grupo. Los pacientes se apartaron a unlado, abrieron el semicírculo. El hombre negro cogió dos sillas, las colocó en elespacio que le habían dejado y se sentó en ellas. Clavó los codos en las rodillasmientrasatravesabaaRamseyconlosojos.
—¿Ramsey?—insistióeldoctor.—Yo…—titubeó Ramsey—. ¿También es un paciente? No lleva la ropa del
centro.—Oh,no—explicóeldoctor—.Nosvisitadevezencuando.Creoquelegusta
escucharnuestrashistorias,¿verdad?—Lospacientesasintieron—.Puedescontinuar,Ramsey.Cuéntanosquiéneresyporquéestásaquí.
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Elfríoylaoscuridadlosenvolvían.—¿Es tumujer,colega?¿Enserio?—preguntóEliot,mientras tirabadelabrigo
deKevinenunvanointentodefrenarasuamigo—.¿Lamujerquesecasócontigoconunaidentidadfalsa?¿Lamismaquesecasóconotrosdostiposqueparecentusgemelos? ¿La que te abandonó? Y resulta que es la jefa de una penitenciaría…Colega,¿deverdadquieresiraverlaenlugardeescaparahoraqueloscentinelassehanapartadodelaniebla?Irconellanoeslomásinteligente.Esamujeresmala.Yotengoojoparaesascosas.
Kevin lo arrastraba a través del bosque de Black Rock, el de la prisión deAlemania,queeradondeseencontraban.ElpequeñocuerpodeEliotnobastabaparadetenerasuamigo.
—Temintió—insistióEliot—.¿Noloves,colega?Esamujernovolverácontigo.Siteentregas,noséquétehará,pero…
Kevinporfinsedetuvoyvolvióelrostro.Eliotconservóelequilibriodemilagro,peronosoltósuabrigo,porsiacaso.
—Novoyaentregarme—dijoKevinconel semblantecrispado—.Peroquierorespuestas.¡Merezcounaexplicación!Márchate,Eliot.
—No—repusoEliotconfirmeza—.Notedejaréenestesitio,colega.Esobvioquenotefuncionalacabeza.Esazorrate…Perdón,noqueríadeciresodetuchica.No,no,nohayquehablarasídenadie.Losmalospensamientos…
—Cállate.Yvete.Estonoesasuntotuyo.—Espera.Entiendolodetuhija,yotambiénquerría…—¿Loentiendes?—SeenfurecióKevin—.Túvasaserpadre,Eliot.Dejatodas
esasestupidecessobreelkarmaypiensaen tuhijo,queaúnnohanacido.¿Qué ledirásalamadrecuandotecondenenacadenaperpetuapormezclarteenestoenlugardesalirdentrodetresmeses?Siquieresformarunafamilia,esmejorqueempiecesapensarenellos,noenmí.
—Pero,pero…—Eliotvaciló.Deprontosucabezaparecíaapuntodeexplotarpor el cúmulo de emociones—. ¡Tú también eresmi familia, idiota! ¿No lo sabesaún? ¿Crees que es una coincidencia que nos encerraran aquí? Creía que eras micolega,pero…Yanoséquépensar.Quizá,quizádeberíairmesino…
Kevinleagarróporloshombros.—¿Aquéterefieres?—Enelautobús,cuandonosconocimos,cuandonostraíanaBlackRock…Yolo
noté…Algotirabademí,colega.Erastú.Túeresmidestino.Penséquetambiénlosentías…¿Yloquenoshapasadoenestelugar?Noesnormal.¡Ynosonestupidecesmías!Talvez…Puedequeyonoseamuylisto,Kevin…Alomejoresverdadqueestoyloco.—Eliotseseparó—.Alomejorsoyestúpido,peroyocreoquehayunarazónparaqueestemosaquí.—Eliotsesentóenelsuelo,sepasóeldorsodelamanopor su nariz torcida—.Ayer tenía estamano rota. ¡Ymírala! Está perfecta. Se hacurado.
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DerepenteEliotteníaganasdellorar.Podíaencontrarunaexplicaciónparatodo.Siempre había podido relacionar con un orden superior los sucesos que otrosclasificaban como coincidencias. Ese era su don, y su maldición, porque eraconscientedequea losdemás lescostabacreerle.Eliot sabíacosas.Siemprehabíasidoasí.Pordesgracia,nocontabaconfacilidaddepalabraparaexplicarlasyhacerentenderalosdemásloqueélpercibíaensuinterior.
Ahora,porprimeravez, enmediodeaquellaprisiónoscura,no sabíanada.Noteníarespuestas,dudaba.Yesoledabamiedoyminabalaconfianzaensímismo,queera una de sus cualidades más preciadas. Por fin se hallaba en un lugar dondesucedían cosas extraordinarias que nadie podía negar y no lograba entenderlo. Sesentíaperdido.
—Noestásloco—dijoKevin.—¿Cómodices?—Yo también noté esa atracción en el autobús. No estás loco, Eliot. Pero mi
mujer está ahí, a cargodeunade estas prisiones, y tengoque averiguar la verdad.Soloestoypidiendorespuestas.Sonnynonoslasdará,niDylan.Soloellamedebeexplicaciones.Lasmerezco.Ypiensoobligarlaahablar.
—¿Cómo?EsalcaidedeBlackRock…Nopodrás…—Entonceslamataré—dijoKevinapretandolospuños.—Nopuedes…—Sípuedo.SonnydijoquehabíavenidoparamataraDylan,asíqueesposible.
Vete,Eliot,cogeaStewartyregresaatravésdelanieblaantesdequesedencuentadequetehasido.Nopuedesacompañarmeestavez,porquesitepasaraalgoati…Nolosoportaría.
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Randall Tanner, distraído, giraba la baqueta entre sus dedos. Intentaba imitar a losbateríasprofesionales,aquieneshabíavistoenlosvídeosmusicalesalzarlamanoyhacer girar el pequeño palo demadera sin perder el ritmo, con suavidad,mientrasagitabanlacabezaycantabanlacanción.Nopodíasertancomplicado.Sinembargo,élsolohabíaconseguidodardosvueltasalabaquetaantesdequeselecayera.
Estaveznolarecogiódelsuelo.Golpeólosplatillos,lacajaylostimbalesconlapalma de lamano,mientras se preguntaba si destrozar las guitarras eléctricas quecolgabandelaparedaliviaríasutensión.
Randall no entendía qué hacía una sala de música en Black Rock. ¿Dylanpermitía a los presos dar conciertos? Había muchos cables por el suelo,amplificadores, micrófonos y lo que suponía era una mesa de mezclas, un panelinmensorepletodehilerasdebotones.Másqueunasala,aquelloparecíaunacuevademúsica,dadalaformaabovedadadeltechoylapiedranegraquelocubríatodo.Enalgunaspartessedistinguíangarabatospintadossobrelapiedra.Asomabanvigasypartesdeltendidoeléctricoentreaquellasrocasnegrasyalgunaqueotragotera.Deuna de esas vigas, la más gruesa, la que atravesaba el centro de aquella oscuracavidad,pendíaunalámparaquenoparabadebalancearse.LabombillaparpadeabaconfrecuenciayderramabaunaluzqueRandalljuzgabaescasaparaeltamañodelaestancia.
ARandallnolegustabaaquellugar.Lossitiososcuroslimitabansuvisión,yadeporsíreducidaporloscristalesnegrosdesusgafas.Además,sesentíadesorientado.De no haber cruzado un edificio relativamente normal para llegar allí, juraría queahora se encontraba en el interior de unamontaña, no en lo que le había parecidodesdeladistanciaunaenormemurallanegra,uncastillocolosal.
Pisóuncharcodecaminoalapuerta.—¡Eh!—gritóaferrandolosbarrotes—.¿Hayalguienahí?Sonaronpasos.Aprecióunguardiaquelemiródereojo.—¿Quéquieres?—Queabraslapuerta.—Nopuedo.Randallapretólosbarrotesconmásfuerza.—Puedesabrir túo loharéyo—leadvirtió—.Si lohagoyo, luego te tragarás
unadeesasguitarraseléctricas—añadióseñalandoasuespalda.Elguardiaseencogiódehombros.—Notengolallave—dijoconindiferencia—.Enrealidad,nohaycerradura.Randallestudiólosbarrotesconatenciónycomprobóqueelcarceleronomentía.
Solo había una sucesión de barras oxidadas que partían del suelo y atravesaban laroca negra a diferentes alturas, dado que el marco superior seguía un trazadoirregular.
—¿Esunabroma?¿Teparecequesoyuntipoconsentidodelhumor?—Esasí.Nadiepuedeabrirestabarrera.
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Randallaplastóelpechocontralosbarrotesyestiróelbrazo.Comoelguardianose apartó a tiempo, no pudo evitar que le agarrara por lamuñeca. Tampoco pudoimpedirqueRandalltiraradeélyleestrellaracontralosbarrotes.
—Hecambiadodeidea.Siyonopuedosalir,entoncestúentrarásaquíconmigo.Puedesabrirovercómotucuerpocrujeyseaplastaparapasarentreestosbarrotes.Opuede que resistas, en cuyo caso será solo tu brazo lo que entre en esta cuevaasquerosa.¿Teapetececomprobarsiestoybromeando?
Tiró con fuerza, aunque no demasiada, controlando, midiendo el dolor que lecausabaalcarcelero.Luegoaflojaríaunpocoparacomprobarsisehabíaablandado.El hombre trataba demantener la cabeza alejada, pero no lo conseguía porque suhombroyaestabaenelinterior.Laorejadelguardiaseaplastócontraunbarrote.
Llegóel sonidodemáspasos.Randall esperabaque fueranapresurados, losdecompañeros que acudían en su auxilio, pero no se trataba de eso. Eran pisadasnormales, acompañadasdeun sonidometálico.Seescuchóunberridoalargado,devariossegundos,seguidoinmediatamentedeunavozquetarareabayunaspalmadasquehacíandepercusión.
—¿Lohascogido?—dijoalguienapocosmetrosdedistancia—.Ahorapruebatú.
Otravozdiferenteprofirióelmismoalarido,aunquealgomáscorto.Tambiénsepusoatararear.Dabalaimpresióndeserunintentolamentabledeimitarlaprimeravoz.
—Noha estadomal—juzgó la primera voz—.Necesitas practicarmás, eso estodo.
DylanBlairapareciócaminandotranquilamente.Leacompañabaunreclusoconlos ojos muy grandes y la boca entreabierta. Randall nunca había contemplado aalguien con semejante expresión de estupidez. Dylan abandonó su disertaciónmusical cuando subastón tropezócon lapiernadelguardia,queyacía enel suelo.Randallnosehabíadadocuentadequelohabíasoltado.Elpobrecarceleroprofirióunalaridodedolor.
—¿Te das cuenta? —le dijo Dylan al presidiario con los ojos de pez—. Asíempiezalacanción.Noestandifícil.
Eldelosojosdepezasintióysonrió,ypareciómásestúpido,siesoeraposible.—¡Dylan!—¡Randall!—Elalcaideorientósusojosmásomenosensudirección—.Temía
quetehubiesesidoporahí.Menosmalquemehasesperado.Randall no encontró la menor gracia en el comentario. El guardia se había
levantadoconseriasdificultades,yseapoyabacontralapared,conunpieenelaire,eldelapiernaenlaquehabíarecibidoelestacazodeDylan.Randallhabíaprobadoel bastón y sabía lo que dolía. El guardia se alejó tambaleándose, sin dejar deapoyarsecontralapared.Esacojeraleibaadurarvariosdías.
El alcaide actuaba como si ni siquiera se hubiera percatadode la presencia del
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guardia, aunque Randall dudaba de que eso fuera cierto. Dylan se acercó a losbarrotesytocódosdeellosconsubastón.Lasbarrasdescendieronconunchirridohastadejardosagujerososcurosenelsuelo.Elalcaideentróseguidodelrecluso.
—¡Ah!Meencantaestesitio—dijoseparandolosbrazos.Randallseacercóaél,haciendocasoomisodeltipoconlosojosdepez.—Dylan,quierodejaralgomuyclaroahoramismo.Estoyaquíporqueasílohe
decidido.Nosoyundelincuenteniunconvicto.¿Estáclaro?—Comoelagua.—Elalcaidemovíalacabezadeunladoaotrocomosibuscara
unamonedaqueselehubieracaídoalsuelo—.¿Quétehahechopensarlocontrario?—Losbarrotes.Noseteocurravolveraencerrarme.—¿Encerrarte?—seextrañóDylan—.Protejomisalademúsica.Esunodemis
sitiosfavoritosenBlackRock.Randall teníaproblemaspara saber siDylan estaba locoo seburlabade él.Su
acentobritániconoleayudabaacaptarmaticescomolaironía.—Aldiablo.Dijistequeaquísabríalaverdad.Empiezaacantaromelargoahora
mismo.—¿Dijeeso?Nosoyelmejor con laspalabras, eso tengoqueadmitirlo.Ahora
quelopienso,tampocoesquemimemoriaseagrancosa.Yahoraquelopiensomástodavía,nosemeocurrenadaenloqueseaelmejor.Quécosas,¿eh?Sinembargo,nomiento,no,estomegustamucho.Laverdad,amigomío,estáaquí,entreestarocanegraquenosrodea.Perohayqueaprenderla,¿meentiendes?Poresohasvenido.
—De eso nada —se enfadó Randall—. No sé con qué clase de gente estásacostumbradoatratar,peronomevolverásaencerrartrasesosbarrotes.
—¿Encerrar?Vaya,quéconclusión tandesagradable. ¡Tehe traídoaunode losmejoreslugaresdelaprisión!
—¿Entoncespuedoirdondequiera?Dylanlevantólacabeza.—Aveces los americanosme confunden.Verás, alguienquepregunta si puede
hacer algo… Yo diría que la respuesta es no. Si no, ¿por qué pregunta? Puedesmarcharte, por supuesto, pero no puedes ir donde te apetezca. Este lugar tienenormas,yteaseguroqueyomeesfuerzomuchoparaqueseanlasmínimas.Nosabescuántodetestolasnormasylas leyes.Peroestánahí,nolasheimpuestoyo.Yhaygentemuyconflictivaentreestosmuros.Nomeenvíanalossujetosmássociables,precisamente.
—Séarreglármelascondelincuentes,notepreocupes.—Mepreocupoporellos,noporti.Tengoquecuidaramisinvitados.—¿Invitados?Estoes…¡Quieresestartequietodeunavez!Dylanseguíamoviendolacabeza.Randallsepreguntósiolfateabaalgo,porque
enteoríanopodíavernada.—Ummm…—murmuróelalcaide—.Haypocaluzenestesitio,¿no?—¿Yatiquémásteda?
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Elreclusoconlosojosdepezfuehastalapareddepiedraytocóalgo.Debiódeaccionar un interruptor que Randall no había advertido porque la bombilla de lalámparaganóintensidadyunamayorcantidaddeluzinundólaestancia.
—Ah,muchomejor—sonrióDylan.—¿Mejor?¿Noerasciego?—Tedijequepuedoverloquedeverdadimporta.Nopuedehabersombrassin
luz.Losé,esunfastidio,yavecesmedueleelcuello,¿sabes?Deandar inclinadotodoelrato.Notodopodíanserventajas,¿no?
LapacienciadeRandallempezabaaagotarse.NoleinteresabanlosdesvaríosdeDylan.
—Quieroveramihermano—exigió.—Estáocupado—dijoelalcaide—.Perovendráencuantopueda.Poresoestoy
yo aquí, para enseñarte todo lo que necesitas saber. Imagino que tienes muchaspreguntas.
Randallsuspiró.—Eresmuy raro, ciego, y nome gusta cómo hablas. Quiero a alguien que se
expliqueconclaridadysindoblessentidos.Cadavezqueabreslabocamequedoconlasensacióndequemeocultasalgo.
Dylanasintió.—Escompresible.Mepasamucho,¿sabes?Puedequelosamericanosseáismuy
desconfiados…No,noeseso.EnInglaterraeralomismo…Esevidentequedebodeseryo.Poresomehepreparado, tranquilo, teaseguroquenohabrámalentendidos.¿Empezamoslaclase?
—¡VivanlosMaiden!—gritóderepenteeldelosojosdepez.Randallmiróalpresidiario,quesosteníaunaguitarraenlasmanos.—Todavía no —le reprendió Dylan—. Randall no está listo. Domina tu
entusiasmo.—¿Qué es todo esto?—Se enfureció Randall—. ¿Me vas a explicar las cosas
cantando?—¿Yo?Qué va. En realidad no voy a explicarte absolutamente nada.—Dylan
agarróotraguitarraysesentóenunasilla—.Noteenfades.Éltelocontarátodo.Elde losojosdepezsonrió ladeandolacabeza,conlosojosmuyabiertos,con
todalapintadesertontoderemate.—¿Él?—gruñóRandall—.Noparece…—¿Importanlasapariencias?—lecortóDylan—.Túmismohasdichoquenote
fías demí. Léelo, Randall, usa tu habilidad. ¿No es esomejor quemi palabrería?Míraloalosojosyaccedealainformaciónportimismo.
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Elniñotrepabaporunmueblequeparecíaesculpidoenlaparedderocanegra,oalmenoslointentaba.Seaferrabaconsuspequeñasmanosaunsalienteirregular,queatodaslucespretendíaserunaestantería,ybuscabaunapoyoparaelpiederecho,consusojosvioletasclavadosenlabotellaquehabíaenlapartedearriba.
El anciano descansaba, acomodado en una silla, con la barbilla sobre laempuñaduradelbastónylosojosconvertidosendosrendijasarrugadas,adormecido.
AidanZacklosobservóunpocomásantesdelevantarsedelasilladeruedas.—Tenemosquehablar—gruñó.Elchaval,quehabíalogradoascenderlamitaddeladistanciaqueleseparabade
labotella,seestremecióaloírsuvoz,resbalóycayóalsuelo.Elancianoparpadeóvariasvecesyfruncióelceño.Agitólacabeza,sedeslizóaunladosulargacoletadepeloblanco.
—¿Quéestáshaciendo,Todd?—refunfuñóTedd.Elchicoselevantóyreanudósuintentodeescalarelmuebledepiedra.—¿Te he despertado, Tedd?—dijo colocando el pie derecho sobre una pila de
libros—.¿Ohasvueltoaperderelbastón?Deberíasdescansar,queluegoandastodoelratodemalhumor.
Teddserecostóenlasilla,dejóelbastónsobresuspiernasycerrólosojos.Casidabalaimpresióndeserunviejecitoadorable.ElcuerpodelpequeñoToddtemblabaporelesfuerzodemantenersepegadoalarocaynocaerdenuevo.
Aidan decidió intervenir o no le harían el menor caso. Se acercó al niño, concuidado de no tocarle, y estiró el brazo sobre él. Alcanzó la botella sin esfuerzograciasasuenormeestatura,desenroscóeltapónybebióuntragolargo.Elalcohollesentómejordeloqueesperaba.
—Aquílatienes,enano—dijocolocandolabotellasobreunamesa—.Siesquetodavíalaquieres.
Sabíaqueelchiconobeberíadespuésdehaberlohechoél.TeddyTodderanmuyescrupulosos, nunca tocaban ni miraban a nadie, y si lo hacían… Era mejor nosaberlo.
Toddcorriójuntoalanciano.—Despierta, Tedd. —Sacudió a su inseparable compañero con delicadeza—.
Tenemosvisita.—¿Esquenopuedodescansarniunsegundo,Todd?—gruñóTedd,parpadeando
yabriendomucholaboca—.¿Esquesiempretengoquehacerloyotodo?Ocúpatetúdelavisita,sinoteimporta.
Aidan no veía cómo podría hacerlo el chico sin recurrir a su compañero parahablar,unamaníaquejamáshabíanabandonado,queélsupiera.
—Tengoquehablarconlosdos—explicó—.Ymegustaría,porunamalditavez,quenodiscutieraissobreestupideces.Estoyaquíporalgomuyserio.
—¿Porquénomeavisastedequeeraél,Todd?—dijoTedd,molesto.Seremovióenlasillabuscandounaposturamáscómoda—.Losasuntosserioshayquetratarlos
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conceleridad.¿Noesloquetedigosiempre?Toddhabíavueltoacuriosearentrelosmuebles, lospocosquehabíaenaquella
estancia, una cavidad en la roca con un agujero que daba al exterior. Aquelladeformidadnosepodíaconsiderarunaventana,aunquesepodíaemplearcontalfin.
—Hevenidoahablardehombrea…loquequieraqueseáisvosotros.—Aidansacólaespada.Sufilobrillóinclusobajolatenueluzdeloscandelabros—.Quierocambiarlostérminosdemicontratoyesperoquemostréisbuenapredisposiciónparanegociar.
—¿Noesesa laespadaque leentregamos,Todd?—Teddalzósubastóncon lapunta hacia arriba, lo movió con torpeza, de izquierda a derecha, simulando, oparodiando, el uso de una espada—. Es extraño que inicie una negociaciónofreciéndonos el obsequio que nosotros mismos le dimos. No es de muy buenaeducaciónrechazarunregalo.
Elchicosacóunpurodeuncajónenelquehabíaestadorebuscando.—Nose tratadeeso,Tedd—dijoTodd,queahorabuscabaalgomáspor todas
partes.Aidan supuso que unmechero—.Creo que nuestro amigo no nos ofrece laespada,másbiennosamenazaconella.
—Nopuedoamenazaros—dijoAidan—.No soy tan ingenuo.Peroeste regalotanbonitoquemehicisteispuedeser…incómodosidecidoguardarloenlastripasdecierto chicoqueestá enmipoder. ¿Nomecreéis?Talvezdeberíahaber traído lospedazosdeZeta.Unfiloexcelente,sinduda.
—Quédecepción,Todd—suspiróTedd—.Despuésdetodoloquehemoshechoporél…Siempresospechéquenomerecíanuestraayuda,perosoyunblando…
—Cortadelrollo—leinterrumpióAidan—.Nopuedoamenazaros,perovosotrosamítampoco.Elcontratotambiénosataenesesentido.Además,porvuestraculpa,yanotengonadaqueperder.
—Algo hemos hechomal,Tedd, siAidan está enfadado con nosotros.—Todd,quehabíaencontradounmechero,seencendióelpuro—.Seguramentehasidoportuculpa,portumaníadeexplicarcontantodetalleloscontratos.Lesrestashumanidadcontantostecnicismos.
—¡Me aseguro de que todo sea claro y transparente, Todd!—Se encolerizó elanciano—.Túeresdescuidadoconestascosasymira.Aidanfirmósinapenasleerelcontratoydeahívienenlosproblemas.
—Quería salvar a mi mujer—dijo Aidan—. Por eso habría firmado cualquiercosa.No finjáisqueno lo sabéis.Peronohayningúnmalentendido.Duranteestosañosheleídomuybienelcontrato,melosédememoria.
Teddtensósusarrugadoslabiosenunasonrisa.—Unhombresensato,Todd,nocomotú—dijocomplacido.—Siempre lo he creído, Tedd. —El niño dio una calada y soltó el humo
lentamente.Lapequeñanubequemanódesubocasemoldeóenelairehastaformarun rostro—. Ah, nuestra querida Ashley. ¿La recuerdas, Tedd? Pobrecilla. Qué
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desconsoladaparecía…Nodudéniuninstanteenofrecerlenuestraayudacuandonoslapidió.Nocomotú.
—¿Cómo?¿Quéembusteesese,Todd?—ATeddselecayóelbastónalsuelo—.Fuiyoquienleexplicócontodolujodedetallesloquepodíamoshacerporella.Tú,comosiempre,empezasteaconsolarlayaalimentarsuesperanzay…
Aidandejódeescucharles.Sepermitióabandonarsealaimagendehumodesuesposa.Teníafotossuyas,porsupuesto, tambiénvideosgrabados,ysumemorianohabíaolvidadoelmenor rasgodel rostromásbonitoquehabíacontemplado jamás.Peroesarecreacióndehumo…Eramejorquecualquierotraformadereproducción.Lacaradesumujerflotabaalaalturaquecorrespondíaasuestaturareal.Losbordesse ondulaban suavemente, dando la impresión de que sumelena semecía por unabrisa.Parecíareal,parecíaquelemiraba,queibaahablar,adecirlealgoencualquiermomento…Sinembargo,esonosucedería.AidansabíamuybienqueTeddyToddqueríanablandarlo,recordarlequéestabaenjuegoyquépodíaperdersinomanejababiensuscartas.
Sehabíasentadoenlasilladeruedassindarsecuenta.Miróunossegundosmáslacabezadehumo,luegoagarróunlibroyloarrojócontraella.Elhumosedispersó.
—Fuisteismuyinteligentes—admitió—.Osaprovechasteisdelasituaciónydeloqueellasentíapormí.
ToddrecogióelbastóndelsueloyselodevolvióaTedd.—Estoy desconcertado, Tedd. ¿Aprovecharnos? Acudimos en auxilio de una
dulce mujer que nos suplicó ayuda. ¿No es algo que debería aplaudir un policía?Salvamoslavidadesumarido,aquienlequedabanmuypocosminutosdevida,yleconferimos una salud de hierro. No lo entiendo, Tedd. ¿Deberíamos haber negadonuestraayudaaAshleyydejarqueAidanmuriera?¿Esoesloquesugiere?
—Ingratitud,Todd—asintióelanciano—.Telohedichomuchasveces.Cuandotienenloquequieren,selesolvidaloquecuestadarloquenosotrosofrecemos.Sonmomentoscomoestelosquehacenquemereplanteenuestralabor.Alguienquevivegracias anosotros, aquienninguna enfermedadpuede causarledaño,nos acusadeaprovecharnos…Tedijequenodebíamosayudarlelasegundavez.
—¿Segundavez?—seextrañóAidan.—¿No lo sabe, Tedd?—Todd continuó fumando con el ceño fruncido—.A lo
mejornoesconscienteporquenuestraayudafuedesinteresada.NolepedimosnadaacambiocuandoretiramoselBigBen.Unregalosincontraprestacionesynos…
—Nomemintáis.DerribasteiselBigBenparamontar…Loqueseaqueandáistramandoahoraconestasprisiones,noparaayudarme.
—Esoescierto,Todd—dijoTedd—.¿Hemosdicholocontrario?—No,Tedd.Hemosdichoque leayudamos,yasí fue.QuederribarelBigBen
estuvieramotivadoporotras razonesno invalidaelhechodequeAidansiguevivograciasaello.
—Menosmal,Todd.Creíquepodíainterpretarquetratábamosdeengañarlo.
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—¿Engañar nosotros, Tedd? Absurdo. Ni siquiera Aidan pensaría eso.Simplemente no puede ver que iba a perder.No tenía lamenor posibilidad contraWilfred.
Aidanhabíaaprendidoporlasmalasque,efectivamente,TeddyToddnomentíannuncaensuscontratos.Todoestabaperfectamenteclaro.Poresoerantanpeligrosos,porque no era fácil descubrir dónde escondían sus tretas en medio de un textoredactadoconsencillezysinletrapequeña.Susreglassiempresecumplían.
Con todo, no estaba de acuerdo en la interpretación que habían hecho de susituaciónenelmomentoenqueretiraronelBigBen.Aidanrecordóqueacababadeasestarundurogolpeasurival.LacoincidenciaquisoquesucedieraenunlocaldejuegoquepertenecíaaDylan.Aquellocalhabíasidoantesunmuseo,dondelehabíanengañado para que un incendio casi acabara con su vida. Dylan lo compró y lotransformóenun localde juego.Allí fuedondeAidanacabóconunade laspiezasclavedesuadversario,delantedelpropioDylan.
—Ibaaganar—dijoAidan, todavíapensativo—.PerodetuvisteiselBigBenyempezasteisausarestasprisionespara loqueseaqueseoshaocurridoahora.Menegasteismioportunidad.¡Noesjusto!
Aidanabrióunagrietaenlapareddeunpuñetazo.—Ya lo ves,Tedd—dijoTodd encendiendode nuevo su puro, que se le había
apagado—.Nolocomprendió.Peronoloculpes,eselamor…Aidanesincapazdeverlarealidad,deentenderquesuderrotaerainevitable.Sucontrincanterealizóunamaniobra brillante que hacía mucho tiempo que no veíamos. Sacrificó calidad acambiodeunaposiciónsuperior.Unaestrategia impecable,propiademaestrosconunavisióndejuegosuperior.
—No te esfuerces,Todd—dijoTedd—.No te creerá.Pormásymásmuestrasque le demos de nuestro aprecio por él, como el hecho de que ahora invirtamosnuestro valioso tiempo en esta charla, Aidan siempre pensará que somos unosmentirosos.Nodejadesorprendermeesafaltadeclaridadantelaevidenciaporpartedeunpolicía.¡Ynisiquieraestaríavivodenoserpornosotros!—añadióelanciano,enfurecido.
Lanzóelbastóncontra laparedy tambiéncrecióunagrieta,másgrandeque laquehabíaprovocadoelpuñetazodeAidan.Elantiguopolicíaselevantódelasilladeruedas.
—Noimportaloquesucedieraentonces.Ahoraquieromodificarmicontrato.YnomedigáisquenoesposibleporqueconDylanlohicisteis.Élmecontóelpactoqueteníaconvosotrosyahoraesalcaidedeestapenitenciaría.
—Reconoce,Tedd—dijoTodd—,quehayprecedentes,aunqueseanmuypocos.—Desde luego, Todd—dijo Tedd—, pero para modificar un contrato las dos
partes deben estar de acuerdo. Dylan, sin ir más lejos, acudió a nosotros con unaactituddiferente,coneducación,conrespeto,comodebetratarseaquientantohaceporlosdemás.Noesmuchopediracambiodenuestrosservicios,Todd,ysiloes…
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quevayanabuscarlosaotraparte.—No,no,no,Tedd,Nosotrosnosomosasí.Aidanestádestrozadoporlapérdida
desumujer.Esaeslarazóndesumalgenio,nolaopiniónquetienedequienesselimitaronacumplireldeseodesuesposa.Imaginaloquepasaríasifuéramoscomoélasegura.Nosnegaríamosahoraaayudarlo.Suertequenoeselcaso,¿verdad?
—Yanotengonadaqueperder.—Aidanapoyólasmanosenlamesaydejócaerla cabeza—. No puedo obligaros, es cierto. Pero os juro por lo más sagrado quemataré al chico, aunque sea lo último que haga. Luego destruiré estas prisiones aespadazoshastaquedecidáisacabarconmigoporelmétodoqueprefiráis.Medalomismo,peroharécualquiercosaparaperjudicarossinomedaisunarazónparavivir,unaesperanza.
—Ah,lohaconseguido,Tedd—dijoToddmuyanimado—.Ahoranopodemosnegarnos.¿Quédiríandenosotrossiabandonáramosaunhombredesesperado?
—Deacuerdo,Todd—gruñóelanciano—.Pasaréporaltosusmodalesyunavezmásconfiaréentujuicio,loqueyamehacausadoincontablesdoloresdecabezaenelpasado.RevisaréelcontratoparapermitirquelamujerdeAidanquedelibredeloscompromisosqueellamismainsistiótantoenadquirir.Noseráfácil…Loscontratossonmuyestrictos,másquenadaparaprotegeranuestrosclientesdeunposibleabusopor nuestra parte, por no mencionar los excepcionales servicios que ofrecemos…Todoesonovaaresultarnadasencillo,Todd,ynuestrasobligaciones…
—Esporunabuenacausa,Tedd—insistióelniño—.Nopodemosresistirnosaayudaraunhombrenecesitado.
EraelturnodeAidanoaquellosdosseguiríandándolevueltasalasuntoduranteaños,porqueloqueestabanhaciendoeranegociar.Exponíanlocomplicadoqueeratodo el proceso para que Aidan ofreciera un precio acorde. La charla anterior nohabíatenidootrofinquesituarelcontextoadecuado,esdecir,queAidanreconocieraqueestabadesesperadoysuplicándoles.
HabíatratadoantesconTeddyToddysabíaqueeranunosmaestrosconduciendolos tratos como a ellos les interesaba. Por consiguiente, había anticipado esemomentodelanegociaciónyestabapreparado.
—Osdaréloquemepidáis—dijoAidan—.Liberadamimujerylotendréis.Nonecesitáishacermásteatro.
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Stanley Henderson nunca pensó que la práctica de la abogacía pudiera tenerrepercusionesfísicasmásalládelestrés.
Lecostabaidentificarelrostroqueveíaenelespejodelbaño.Deberíaestaranteun jovenarrolladordemirada segura, conunpeinado impecableyuna corbata tancara como elegante envolviendo su cuello. Una imagen que valía dinero en untribunaldejusticia.Unaimagencompletamentedistintaquelaquesereflejabaantesusojos.
Decir que estaba despeinado era quedarse corto. Los mechones sucios ysudorosossedesparramabansobresucabeza.Elojoizquierdonotardaríaenluciruntonoligeramentemorado.Elpómuloderechoestabahinchadoypresentabauncortedelquehabíasalidolasangrequemanchabalamejillayelcuellodelacamisa,quellevaba desabrochada, arrugada y sucia. La chaqueta del traje no era más que unandrajoalquenilamejortintoreríadeChicagoconseguiríarestituirleunapizcadesulustrosoaspectoanterior.Yledolíalacabeza.
Lafalsadoctora lehabíapateadobienlacabezaenelhospital.Seguíaconvidapor pura suerte, pues a juzgar por lo quedijo su compañero, el otromatón,Dylanhabíadadolaordendequenoaparecieranmáscadáveres.Losdostiposquehabíansecuestrado aRachel trabajaban paraWade, quien a su vez acataba las órdenes deDylanBlair, el alcaide de la prisión en la que estaba encerrado el padre de Stacy,Kevin,sucliente.AaquellacárceltambiénhabíaidoapararRandall,unhombrealque le crecían tetas de mujer y que podía abollar el capó de un coche de unpuñetazo…Lasituacióneraimposibledecatalogar.
—¡PadreCox!¡Somosnosotros!—GritabaStacyenlaiglesia.Stanleytratódelimpiarselacara.Tendríaquebuscarunasgafasdesolcomolas
deRandall para esconder el ojomorado.Yalgode ropa limpiano le vendríamal.Stacycontinuabarecorriendoaquellaiglesiacochambrosaenbuscadelcura.
—¿Quieres dejarlo ya? —chilló Stanley—. El cura se ha ido a Black Rock.QuedóconRandallporlamañana,¿recuerdas?
LahijadeKevinseacercódespaciohastaelbaño.—¿CreesqueRandallacudióalacitaconelpadreCox?—Notengoniidea—gruñóelabogado.—Deberíashaberdejadoquetevieraunmédicoenelhospital.¿Teduele?—Estoybien.Si nos hubiéramosquedado, aún seguiríamos allí.La policía nos
habría interrogado a fondo sobre el secuestro de Rachel. Tú habrías dicho algunaestupidez y ahora estaríamos repasando fotografías de delincuentes con algún poliquenoencontraríaniasupropioperrosiseleescapara.
—Puessíqueestásenfadado—soltóStacyconuntonocasidivertido.Lociertoera que Stanley no entendía cómo ella se mantenía tan serena—. ¿Es porque osengañéatiyalcuraymemetíenelmaleterodetucocheparaseguirte?¡Ja!Eltrucomásviejodelmundo.Unavezlediunsustoamipadrequenoveas.Meescondíenunodesusataúdes,enlafuneraria…
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—Muydivertido—atajóStanley.SeapartódelespejoyfuealcuartoenelquehabíadescansadoRandallarebuscarenelarmariodelcura—.Necesitoalgoderopa.
—Ya te digo. No puedes ir con esa pinta por ahí. Por cierto, ¿a dónde vamosahora?
—Yoadormirunpoco.Túpuedesirdondequieras.—¿Estáscansado?Espor laedad.Yopuedoaguantar sinproblemasunanoche
sindormir.Estábien,esperaréaqueterecuperesunpoco,abuelo.Mereferíaqueadóndevamosluego.
Stanley se preparó para un enfrentamiento con una cría que tenía a su padreencerradoyprobablementeocultabasudolormediantelahiperactividadyunaactitudexcesivamente alegre que no concordaba con las circunstancias. Sin embargo,tambiéncabíalaposibilidaddequefuesedeverdadunainconscienteyunaingenua,aunquenolocreía.Y,siendosinceroconsigomismo,noqueríacreerlo.Susojosdeabogado,acostumbradosaescudriñarenelinteriordeclientesquenoparecíansentirelmenorrespetoporlaverdad,veíanaunachicafuerte.Noibaadejarseengañarporsuaspectodespreocupadoysusmodalesdeadolescentehormonada.
Tampoco quería mirar más. Empezaba a verla como a mucho más que unamuchacha,comoaunamujer…Yeralahijadesucliente,pornohablardeloquedebíahaceracontinuación.
—Nomehasentendido,niña—dijoelabogadoconel tonoqueempleabaparainterrogaraunacusadoqueconsiderabaculpable—.Novamosairaningunaparte.Estoseterminó.
—¿Porquémehablasasí?—Porqueeresunestorboynopuedocargarcontigo.—¡Prometisteayudaramipadre!—estallóStacy.—Yloharé.¿Peropiensasquepuedohacermitrabajoyocuparmedeunacríaal
mismotiempo?Vete.Estoesunasuntode leyes,deadultos. ¡Lárgatedeunavezydejademolestarme!
La chica apenas pudo contener las lágrimas. Le temblaban las mejillas de lofuerte que apretaba lamandíbula. Stacy Peyton le asestó unamirada tan dura quepodíacompetirconladevariosdelincuentesprofesionalesconlosqueStanleyhabíatratado.Elabogadoimaginóqueenlamentedeaquellachicaéldebíadeestarsiendoestranguladooalgopeor.
Stanley logrómantener la composturahastaque ella semarchóconunportazoconsiderable. No podía decirle la verdad: que temía por ella, que el juego habíasubido a un nivel en el que las leyes no servían de nada. En el hospital, quieneshabían raptadoaRacheleran loshombresdeWade.Nose juegaconunhombrealqueseconsiderabael reydelcrimenorganizadoenChicago.Wadenosedetendríaanteningunaley,yporalgonadiehabíaconseguidoprocesarlotodavía.InterferirenlosplanesdeWadeQuinton implicabaarriesgar lavida.Stanleyestabadispuestoaasumir el riesgo, pero no podía permitir que ella pagara las consecuencias de un
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nuevofracasoporsuparte.¿QuélecontaríaaKevinsiconsentíaquesuhijamuriese?EramejorqueStacy leodiara,porqueexplicárselonohabríaservidoparanada.Lachicaqueríademasiadoasupadreynoestabadispuestaaaceptarquenoestabaensumanoayudarlo.
Ya se había convencido a símismo de que su actuación había sido de lomásconvincentecuando lapuertaseabrió.Stacyhabía regresado, lomirabacomosi letuvieramiedo.Ibaadisculparseyapedirleperdón,seguro,amontarunaescenayarogarlequeledejaraacompañarlo.
Stanley no podía ceder y no se encontraba bien para consolar a una chicaasustada,demodoqueresolvióproseguirconlacomedia.
—¿Esquenomehasoído?¡Hedichoquetelargues,mocosa!Puedequetupapiteconsintieratodo,peroyono.
LachicadiounpasoadelanteyStanleyvioporquéestabaasustadaenrealidad.Detrásdesucabezahabíaunapistolaquelaempujaba.Unamanodemujersosteníaelarma.Stanleyrezóporquenosetrataradelafalsadoctora,porquedeserasíhabríavueltoparacumplirconlaamenazadematarlo.
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KevinPeytonrecorríaelbosqueguiadoporelresplandordelasantorchasqueardíanmásadelante,enellugarenquehabíavistoasumujerhablandoconSonnyCarson.
Noteníafrío,nosentíalosarañazosdelasramas.Apenaseraconscientededóndeestaba.Soloqueríallegarhastasumujer.Queríarespuestas.Queríamirarlaalosojosy leer su expresión cuando le preguntara por qué le había abandonado, a él y a supropiahija,paraveniraestaprisión.Esperabaquesusojosno fuesencomo losdeDylan,opocopodríadeducirdeellos,peroesoeraalgode loqueseocuparíamástarde,cuandolatuvierafrenteaél.
Sonaronchasquidos,ramasquebrándose,hojasqueseaplastaban.Seremovieronarbustos a escasosmetrosdelantede él.Entonces se asomarondosojos enormes apocadistanciadelsuelo.Habíacolmillosbajoaquellosojos.Elcontornodelabestiaera difícil de precisar, ya que la oscuridad y su pelaje negro servían de camuflaje,aunqueeraobvioqueelanimalnotratabadeocultarsupresencia.Estabasuelto,noenganchadoaningúncarruaje,comocuandoloshabíavistoatravesandolaniebla.Elperrolehabíavisto,otalvezolido.Losojosdelabestialeapuntaban.
Kevinrecogióunaramagruesadelsuelosindetenerse.Elanimalseinterponíaensucamino.Peronopormuchotiempo.
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RandallTannerjadeaba.Estabaarrodilladoenelsueloconlasmanossobrelapiedraylacabezacolgando.
Explotóunritmoestridenteyalocadoasualrededor.Suropaysusgafasvibrabanconaquelestruendo.Alprincipioloconfundióconelaceleradolatidodesucorazón,hastaqueelsonidoseconvirtióenunredobledebateríaquefinalizóconelaporreodetodoslosplatillos,unodetrásdeotro.
—¿Agotado?—Dylancolocóelbastónjustodelantedesurostro—.No,hombre,no.Túeresuntipoduro.Ven,Randall,levántate,quetenecesitamos.
Randallseincorporó,aúndesorientado.—¿Qué era eso?—dijo casi sin aliento—.Mehas engañado, cegato.Había un
bosquemuyextrañoyhacíamuchofríoy…—Sí,sí,todoesoesmuyinteresante—seimpacientóDylan.—Nomeinterrumpas.Mehashecholeeralpresoquetienecaradebesugo,pero
nohevistonadadeestacondenadaprisión.—Esebosque,Randall,eslaprisión.Unapartemuyimportante,porcierto.Ahora
dejaqueteayudeenvezdealterarte tanto.Hasabsorbidomuchainformaciónynoestásacostumbrado.Tienesquerelajarteunpoco.Lasimágenesseiránordenando.Atuhermanolepasabalomismo.¿Todoslosamericanossoistanimpacientes?Ven,teenseñarécómohacerlo.
Randall,másconfusotodavía,siguióalalcaidehastaelotroextremodeaquellacueva.Dylandejóelbastónenelsueloycogióunaguitarraeléctrica.Habíaotrosdosreclusos:unosentadoenlabatería,conlasbaquetasenlasmanos,yelotro,eldelosojos de pez, con un bajo eléctrico, contemplando las cuerdas con su característicaexpresiónestúpida.
—Hayotraguitarraporahí,¿no?—dijoDylan.Randall lavioaunospasosdedistancia—.Cógelayvamosadarlecaña.
—No funcionará. He usado lamúsica otras veces.Me despeja la cabeza, perotambiénmehaceolvidarloqueheleídoy…
—No,Randall—lecortóDylan—.Nohasusadomúsica.Puedequetalvezesabazofiaqueaquíllamáismúsica,peroyotehablodeotracosa,deauténticaenergíabritánica de la mejor banda del mundo. Además, ahora estás en Black Rock,conmigo.Créeme,noolvidarásnada.
Randallsepreguntósisuhermanohabríapasadoporlomismo.Deslizólacintade la guitarra eléctrica sobre su cabeza y tomó una púa, que acercó a las cuerdas.Todavía dudaba de todo, pero no veía qué otra cosa podía hacermás que dar unaoportunidadaaquelciegochifladohastaquelograrahablarconsuhermano.
—Eh,espera.Yonosétocarlaguitarra.—Yalocreoquesabes.TúdéjatellevarporelpoderdelosMaiden.—¡VivanlosMaiden!—Corearonlospresos.Dylan comenzó a tocar una melodía en solitario con la guitarra. Randall
reconociólasnotas,lasecuenciaqueprorrumpíaenelambientetrasserdistorsionada
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porlosamplificadores.Nosoloeso,anticipóelmomentoenqueéldebíaintervenir.Casisinpensarlo,entróenelinstanteprecisoytocólamismamelodíaconunaligeravariación, laqueproducíael resultadoesperadoal fundirsecon lasnotasdeDylan.Entonces el alcaide soltó un grito corto en el micrófono, y la batería y el bajoirrumpieronenescena.
La cueva se convirtió en un terremoto de vibraciones electrizantes. Randallcontemplabaatónitosumanoizquierdarecorriendoelmástildelaguitarra,susdedossaltandodeuntrasteaotromientraslamelodíaseguíasonando.Conocíalacanción,cada nota, cada parte que la componía. También la letra.CuandoDylan empezó acantar, él movía los labios repitiendo en silencio los versos de la estrofa. Cuandollegaronalestribillo,sindejardetocar,estiróelcuelloparaacercarseaunmicrófonoycantóloscorosconDylan.Lavozdelalcaidenoeralamejorparaelcanto,lasuyamenos,demasiadoronca,peroesodabalomismo.Cantabaneneltonocorrectoyesoeraloúnicoqueimportaba.
Despuésdelestribillo,Randalldiounsaltohaciaadelanteyflexionólasrodillas.Comenzó a agitar la cabeza arriba y abajo, rítmicamente, envuelto en un mar desonidosquehastahacíaun instanteconsideraba insufribles.Al leeralde lacaradepez debía de haber absorbido no solo la información necesaria para poder tocar laguitarra y cantar, sino también el gusto por aquellamúsica. Randall se estremeciócuandollegóalpunteodelacanción.Apenasveíalosdedosdesumanoizquierda,nopodíacreerquefueraposibletocaraesavelocidad,ysinembargolohacía,pisabalostrastesprecisosparaemitircadaunade lasmilesdenotasporsegundoqueparecíateneraquelsolodeguitarra.
Tenía lossentidosal límite.Nuncaantessehabíasentidodeaquelmodo.Tantaenergíaenunasimplecanción, tanta fuerza,velocidad…Casi sesintiómalcuandoterminarondetocar.
—Excelente—aullóDylan.El alcaide lanzó la guitarra por encima de su cabeza, que a punto estuvo de
golpear al de los ojos de pez, justo antes de estamparse contra la pared de piedranegraypartirseporlamitad.
—¿Quéhashecho?—SeenfadóRandall.Dylanenarcólascejas.—¿Notehagustado?—¡Laguitarra,estúpido!—gritóRandall—.¡Quierotocarotravez!
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EliotArlencaminabaconsolturaporelbosque.Noveíabien,peronuncapisabaenfalso,nosetorcíalostobillosnisetopabaconobstáculosenelcamino,apesardeserde noche. Su ánimo mejoró a punto de alcanzar a Stewart. Esa facilidad paradesplazarseporaquellugardebíadesignificaralgo,sinduda.Cualquierpersonaquecaminaraporallíaoscurasyasehabríahechounesguincecomopoco.Peroélno.EliotllegóhastaStewartsincontratiemposysinperderse.
—Levanta, pirado. —Le dio una suave bofetada—. Vamos, arriba. No voy aabandonarte aquí, pero tampoco voy a cargar contigo. Soy bajito, por si no lo hasnotado.Venga,colega,despiertadeunavez.
Stewartabriólosojos.—Miespaaaaaaaldaaaa…—Noempecemosconeso.Ven,nosvamosacasa.Stewartseincorporóconunacomplicadasucesióndemovimientos.Alprincipio
parecía que trataba de levantar primero las piernas, lo que obviamente no dabaresultado.Unavezenpie,Eliottodavíasepreguntabacómolohabíaconseguido.
—Keeeevin.—Sehaidoconsuchica.Yyonohesidocapazdedisuadirle.Enlugardeeso,
estoyaquícontigo.¿Ysabesunacosa?Deberíasentirmemal,peronoesasí.Poresoséquehagolocorrectoalayudarte.Colega,noséquéquiereeluniversodeti,peropresientoquetengoquesalvarte.
Stewart ladeó la cabeza. Eliot semareó al mirarle directamente a los ojos. Suescuálidocompañerosonrióysacudióelcuerpo.
—¿Tienescosquillas,colega?—preguntóEliot.Stewart comenzó a temblar, parecía que sentía frío. La tiritona aumentó. La
cabeza le dabavueltas, semovía adelantey atrás, y de lado a lado, y las babas seesparcían a su alrededor. Los brazos raquíticos de Stewart se agitaban, parecíandoblarsepornuevasarticulacionesademásdelcodo.Lasmanosnoeranmásqueunborrón.
—Colega,siesunabroma…—Eliotdiounpasoatrás—.¡Para!¡Paraya!Stewart dio saltos, o pequeños botes. Luego giró sobre sí mismo. Se abrió de
piernas hasta tocar el suelo y volvió a levantarse al instante. Balbuceaba algoininteligiblequeparecíaunsollozotalvez.
Eliotrecogióunaramadelsuelo.—Espor tubien,colega.Esaespeciedebreakdanceque teestásmarcandono
puedeserbueno.SujetólaramaconlasdosmanosyladescargósobrelacabezadeStewart.Falló,
porsupuesto.Laramachocócontraladeunárbol,rebotóyledioenlacaraaEliot,quecayóalsuelodeespaldas.
Casi se le escapó una carcajada. Acababa de intentar atizar en la cabeza a unchaladoenunaprisiónalemanayhabíaterminadorecibiendoélelporrazo.Entoncestuvounade sus intuiciones.Le invadió la certezadeque aquellos acontecimientos
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aparentemente absurdos poseían un significado que debía averiguar como solo élpodíahacerlo.YlohabríahechodenoserporquelacabezadeStewartasomójustoencimadelasuya.
—¿Estásbien?—¿Se te ha pasado ya el telele, colega? —bufó Eliot—. Anda, ayúdame a
levantarme.—Cogemimano.—Gracias.Oye,nomedirásqueesodeanteseraunnuevobaile,¿verdad?Venga,
dimequé…¡Stewart!Stewartfruncióelceño.—¿Seguroqueteencuentrasbien?—Tusojos…Colega,¿quéesesto?Ylavoz…Y…Todo.LosojosdeStewartestabanperfectamentealineados.Suvozno temblabani se
entrecortaba, sonaba absolutamente normal. Incluso su postura y sus movimientosparecíanlosdecualquiera.
—Eliot,debescalmarte.—¡Yunhuevo!Yaséloqueestápasando.¿Metomasporidiota?Eresunclonde
Stewart,peroconcerebro.¡No!Yalotengo.Stewartesunclontuyo,peroalcrearloalgosaliómalconsucerebro.
Eliotestabasatisfechodesudeducción.Habíanvistovariosgemelos,oclones,oloquefueranenBlackRock,asíqueeltipoqueteníadelantedesusnariceseraungemelodeStewart.Sunerviosismoseesfumóahoraqueloentendía.
—Eliot,cállateyprestaatención—leordenóStewart—.Tienesquematarme.—¿Cómo?Perdona,noteheoídobien.—Quieroquememates—insistióStewart.—Olvida lo que he dicho antes del cerebro. Está claro que el tuyo tampoco
funcionabien,colega.Stewartseacercóaélyleagarróporloshombros.—Tienesquehacerlo.Apenasquedatiempo…—Para ya, zumbado. —Eliot se lo sacudió de encima con un manotazo—.
¿Quierespalmarla,colega?¿Enserio?Laprimeravezquenotebailanlosojosyestodoloqueseteocurre.Mátatetú.Amínomelíes,quenomevanesosmalosrollos.
—Yonopuedocortarmeelcuello.—¿Eseeselproblema?¿Cómonohabíacaído?—Eliotestabaalucinando.Tuvo
una ideaydecidió cambiarde estrategia—.Vale, vale.Verás, no tengouna espadaahoramismo.¿Quétalsimeacompañasderegresoybuscamosalgopararebanarteelpescuezo? Te advierto que lo hago porque eres mi colega, ¿eh? Que yo no voymatandogenteasí,porlasbuenas.
Le costó esconder la sonrisa. Eliot había leído en alguna parte que la mejormanera de tratar con lunáticos era seguirles la corriente.Mientras Stewart pensaraqueestabadesuparte,todoiríabien.
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—Tienequeserahora—insistióStewart.—Miraqueerespesado.¿Quémásdaquetecorteelcuellodentrodeunrato?—Mimaridoestáaquí.Haciendountratoconellos.Sinomematas…—Para, para, que esto cambia las cosas.—Eliot se acercó a Stewart con gesto
conspirador—.Puedequenoloparezca,peroyosémuchodeprisiones.Créemesitedigoquenoeselmejor lugarparadecirqueeresmarica,yameentiendes.Yosoypartidariodeexperimentardetodoyesasmovidas,telojuro.Peroaquídentroyomelopensaríadosvecesantesdedecirquetienesmaridootevanadejar lapuertadeatráscomoeltúnelde…
Stewartendurecióelgesto.—Eliot,túentiendesdeestascosasmásquelagentenormal.Tienesquematarme
y decírselo a mi marido para que no cierre el trato, ¿lo entiendes? Tienes queliberarme.MimaridosellamaAidanZack.Avísale.Dilequehemuertoantesdequeseatarde,porfavor.
—¿Porquémesuenaesenombre?Ah,sí,eseltipoesedeLondres,¿no?Sonnynoscontóalgosobreél…¡Ah!Tú…TúnoeresStewart.
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—Yaestáacordadoelprecio—dijoAidan—.Procedamos.Todd,elniño,sehabíasentadojuntoalancianoylemirabaconadoración.Sele
veía contento.Tedd,porotraparte, lucíaunamueca complicadadedescifrar en suavejentadorostro.
—El precio es adecuado, Todd—dijo Tedd haciendo girar el bastón sobre lapunta—.Nopodemosnegarlo.Sinembargo,cambiaruncontratoesalgocomplejo.Llevatiempo.Nuestrosserviciosnosonprecisamentesimples.
—Cierto, Tedd —asintió Todd—. Pero es por una buena causa. ¿No quieresayudaraAidan?Esunviejoamigonuestro.
AidanZacknopodíacreerlo.Habíaadmitidosudesesperaciónanteellosyhabíahecholamejorofertaposible.EranlascondicionesidealesqueTeddyToddbuscabanparazanjarsusasuntos.Deberíanestarrelamiéndose.
—¿Seguísnegociando?ADylanlemodificasteiselcontratoparameterleenestaprisión,asíqueesposible.
—¿Ahoraresultaquemeexpresomal,Todd?—gruñóTedd—.¿Acasohenegadoqueseaposible?Soloherecalcadoladificultad.
—¿Quéqueréis?—SeenfadóAidan—.Decidlodeunavez.—Mejorloexplicoyo,Tedd—seadelantóTodd—.Túestásunpocoalteradoy
novesqueparaAidanestoesmuyimportante.Yoleharéverquenuestroproyectoesigual de importante para nosotros y nos hemos visto obligados a dejarlo todo paraacudiraestareunión.
—¿Ycreesqueesoleimporta,Todd?Aidansoloveloqueélquiere,loquepuedeconseguir de nosotros, no cómo nos afecta ni las complicaciones tan grandes quesuponededicarletiempoaélenlugardeaotraspersonas.
Ahora era cuando se disculpaba con ellos, cuando les decía lo mucho queagradecíasuayudaylessuplicabaunpocomás.PeroAidanestabaharto.Secruzódebrazosyselimitóaobservarles.
—Yatehasvueltoaenfadar,Tedd.—Toddatravesóalancianoconunamiradasevera—. Esa no esmanera de llegar a acuerdos. Nome extrañaría que Aidan senegara a terminar lo que nos vimos obligados a interrumpir por venir a verle. Sifuerasmáseducadoconél…
Aidan se dejó caer de espaldas por la sorpresa. Le recibió la silla de ruedasplateada.
—Nopodéispedirmeeso—murmuróconlosojosdesenfocados.—¿Lo ves, Todd?—refunfuñó Tedd—. No quiere colaborar. Si no lo hace él,
tendremosqueocuparnosnosotros,yasínodispondremosdetiempoparamodificarla cláusula del contrato que nos ha pedido. Te dije que venir era una pérdida detiempo.
—Noloharé.—Aidansacudiólacabeza.—Puesteníasrazón,Tedd.—Toddseencogiódehombros—.PorlovistoAidan
solo pide, no da nada a cambio, no valora el esfuerzo que supone para nosotros
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atender sus deseos.En fin, vámonos.Tomami brazo.Esas viejas piernas tuyas noaguantaránmuchomástiempo.
—Aguantaránmás que tú, Todd—dijo Tedd bajando de la silla con evidentesdificultades.
A pesar de su aparente enfado, se aferró al brazo del niño. La pareja de ojosvioletas se dirigió a la puerta pausadamente, al ritmo de Tedd y sus piernastemblorosas.
—EnLondresrecurríaisaotrostrucos.Jugabaisconlamemoriadelagente.Lorecuerdodemasiadobien,porqueasíperdíaalguienaquienquería,paraquevosotrosprotegierais vuestros planes. ¿Por qué ahora no hacéis lo mismo en lugar deobligarmeamía…?
Nopudoterminarlafrase.—Esto ya es demasiado, Tedd —dijo Todd. El niño se detuvo, forzando al
ancianoapararse—.Inclusoparamí.Nosotrosjamáshemosimpuestonadaanadie.EsAidanquienhapedidovernos.Fuesumujerlaquenossuplicóquelesalváramos.Esélquienahoranosexigeunarectificacióndelcontrato.¿Ydicequeleobligamos?Ahoraentiendocómotesientes,viejogruñón.
—Entonces,¿porquéteparas,Todd?Aidanseadelantóaellosyestrellóelpuñocontralapuerta.—¡Loharé!—dijosinatreverseamirarlos—.Malditosseáis…Loharé.Preparad
elcontrato.Ynoquieroniunacomafueradelugaropodéisjurarquenovolveréisaveralchicoconvida.
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—¿Tehasquedadosinpalabras?Quérarodebedeseresoparaunabogado.Espera,alomejor es porque te apunto con una pistola. ¿Prefieres que le apunte a la chica?¿Mejor? ¿No? Entonces te ayudaré con las últimas palabras que me dijiste. ¡Mellamastezorra!¿Teacuerdasahora?
Stanleytodavíanosehabíarecobradodelaimpresión.AliceLindenlesapuntabaa él y a Stacy con una pistola, y lo peor era que su expresión y su tono de vozresultabandelomásconvincentes.Nobromeabaenabsoluto.
La falta de sueño y los golpes que había recibido no le dejaban pensar con lasuficiente claridad para siquiera tener un atisbo de lo que estaba pasando. Él norecodabahaberinsultadoaAlice.Yaunqueasífuera,plantarseenunaiglesiaarmadaparadispararaalguienporquelahallamadozorranoteníasentido.
—Noséquésucede—dijohablandodespacioydejandolasmanosalavista—.Peroellanotienenadaqueverenesto.—SeñalóalahijadeKevinPeyton,queaúnestaba en el suelo, donde había terminado después de que Alice la empujara alinteriordelahabitación—.Dejaquesevayayresolveremoscualquiermalentendidoentrenosotros.
—Laniñatasequeda—dijomuyseriaAlice.Stacy se levantó despacio. Se sacudió el polvo, miraba a Alice con aire
desafiante.—¿Niñata?¿Tecreesmejorqueyoporquemesacasunosañosy tehandejado
preñada?StanleyrecordóeneseinstantequeAliceestabaembarazadadeEliotArlen,otro
convicto encerrado en Black Rock. Se acordó de la carta que Sonny Carson, elasesinodelpadredeAlicequeteníaunojodecristal, lehabíaentregadoa lachicapormediación suya. Todo estaba relacionado de algúnmodo. Aquel encuentro nopodíasercasual.
Lomaloeraquelarelaciónquelesuníaatodosgirabaentornoaunaprisión,nounparquedeatracciones.LagentenoibapararaBlackRockporméritoshonrosos.Ylasdoschicasqueahoraseenfrentabanhabíanperdidoasuspadres.
AliceapuntóaStacyconelarma.—Niñata,sí,esohedicho.Yvasacerrarlabocamientraslosmayoreshablamos.—Creoqueno—dijoStacyconunasinceridadqueasustóalabogado—.¿Vasa
disparar a una chica indefensa en una iglesia?Mira que lo dudo. ¿Sabes lo que tesucedería?No necesitas consultar a Stanley, el experto en leyes, para saber que teencerrarían.Y tendríasa tuhijoen lacárcel, talvezcuandosoltaranaEliot.Tehacambiadolacara,¿eh?Deberíasbajarelarma,porquesino,teromperélabocaynomegustaríahacerdañoalbebé,peroenunapelea…¿Lohasentendido,zorra?
Stacynodejabadesorprenderle.¿Dedóndesacabaesafrialdadyesaclaridaddepensamientos?StanleynoteníaintencióndeaveriguarsieraunfarolosideverdadestabadispuestaaenfrentarseaAliceenunapelea.ElabogadoseacercóaStacyylacolocóasuespaldadeunempujón.
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—Nohaynecesidaddequenadiesepeleenisalgaherido—ledijoaAlice—.Notenemosnadacontrati.Loqueseaqueestéspensandoesunerror.TedimitarjetaenelautobúsdeBlackRock.Intentéayudarte,¿recuerdas?
—Usé esa tarjeta, abogado.—Alice no dejó de apuntarle—. Te llamé y túmellamastezorra.
Stanley locomprendióenese instante.Eraagradablecomprobarquesucerebroporfinvolvíaafuncionar.
—Se lo dije a otra mujer que intentaba matarnos. Debí de pulsar la tecla deresponderenesemomento sindarmecuenta.Séqueno suenacreíble,pero te juroqueeslaverdad.Piensa.Siquisieraperjudicarte,¿porquéibaainsultarteycolgarelteléfono? ¿Por qué no hablar contigo y mostrarme amable para ganarme tuconfianza?
—Yo…Nolosé.Alicebajóunpocoelcañóndelapistola.—Me llamaste. Eso has dicho —prosiguió Stanley, resuelto a aprovechar sus
dudasconlaverdad—.¿Porqué?¿Quéqueríasdemí?—Nosésidebohablardelantedeella.—¿DeStacy?—Stanley,quetodavíasujetabaalachica,apretósubrazoparaque
nointerviniera—.Esdetotalconfianza.SupadreestáenBlackRock.—Losé.Lellevaronjuntoaminovio.Poresonoconfíoenella.Alicesellevólamanoalvientre.Sedejócaerenunasillaysoltólapistola.—¡Ahora!¡Cógela!—chillóStacyasuespalda.—No.—Elabogado retuvoa lachicacon lasdosmanos—.Novamosahacer
nada.AsesinaronalpadredeAliceyencerraronasunovio.Soloestáasustada.—Razóndemásparanodejarleunarma.—Lacríatienerazón—dijoAliceconaireausente—.Cogelapistola,abogado.
Eslomejor.Luegocubriósu rostrocon lasmanosysollozó.Stanley, finalmente, recogióel
armadelsueloylaguardóenuncajón.—Todosaldrábien—dijoacercándoseaAlice.Nosabíasiabrazarlaeraloindicado.Desdeluegoélsesentiríasolodeestarensu
situación, sin padre y con la única familia que le quedaba en prisión, pero no laconocía. Se limitó a sentarse a su lado, a dejar que supiese que estaba allí si lenecesitaba.
—A estas alturas ya sabemos todos que andamos metidos en un asunto muycomplejo—prosiguióStanley—.Perosicolaboramos,podremosresolverlo.Noestássola,Alice.Notienesporquéestarlo.Dime,¿cómonoshasencontrado?
—Portuteléfono—dijoAlicesinretirarlasmanosdelacara—.MipadreteníabuenosamigosenelFBI,compañeros.Solotuvequellamaraunodeellosypedirlequerastrearantulocalización.Despuésdeloquelehicieronamipadre,nisiquieramepidieronexplicaciones.Solomepreguntaronsinecesitabaalgomás.
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—Entiendo —dijo Stanley—. Crees que la muerte de tu padre y elencarcelamiento en la misma prisión tanto del asesino como de tu novio guardanrelación.Ymehasbuscadoporquepiensasqueyoestoyinvolucrado.
—Eres el abogado de Sonny Carson… Oh, no me repitas que fue algo quesucedióderepente—lepidióAliceantesdequeStanleypudierareplicar—.Ponteenmilugarydimequépensarías.Ademásderepresentaralasesino,acompañasalahijadeKevin,aquientambiénrepresentas.YKevinPeytones…
Alicedejólafraseenelaire.MirabaaStacyconpena.—¿Quéesmipadre?¿Quésabesdeél?—SeenfadóStacy.—Nodeberíasescucharesto.Eresmuyjoven.—Cortaelrolloconlodelaedad.Estáshablandodemipadre.—Tupadreeselúltimodecuatrohermanosgemelosqueestántodosencerrados
enBlackRock.Cuatrohermanosqueestabancasadosalmismotiempocontumadresin saberlo. Y la razón de que tumadre se lo ocultara es que pensabamatarlos atodos.—Aliceendureciólamirada—.Túhasqueridosaberlo,niña.
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—¡Mierda!—mascullóEliot—.Estopesa,colega,asíquemuévete.Unpocomásaladerechaoteaplastaréelpecho.
Stewart, tumbado boca arriba, obedeció, se desplazó un poco hacia la derechaanteunEliotdebrazostemblorososquesosteníaunarocasobresucabeza.
—Hazlo—pidióStewart.Eliotempezabaanotarelcansancioen losbrazos.Uninstanteantesnisiquiera
había creído posible levantar aquella roca ni un solo centímetro del suelo. Sinembargo lohabíahecho,yconmayor facilidadde loquecabríaesperar.Sinduda,aquelloteníaalgoqueverconelanillo,porquenohacíamuchounadelasmanosqueahorasoportabaelpesodelapiedraestabarotayescayolada.Porlovisto,nosolosehabíacurado, tambiéneramásfuerte.BlackRockeraunlugarasombrosoentodoslossentidos.
—Quéraroeseluniverso.—EliotestabaapuntodeaplastarlacabezadeStewart—.Las cosas tan extrañas queme pide…—murmuró—.Pero ¿quién soy yo paracontradecirle?Bueno,colega,esperoquetumaridoapreciemiesfuerzo.
Unsilbidosurcóelaireyseleacercómuydeprisa.Eliotalcanzóaveralgoquevolaba describiendo unas curvasmuy extrañas, pero que sin duda avanzaba en sudirección. Lo que quiera que fuese atravesó un remolino de niebla y la dispersó.LuegoseestrellócontralafrentedeEliot.
Eliot cayó de espaldas.El golpe le había aturdido un poco, aunque no le dolíademasiado.Sudesorientaciónproveníadelasorpresa.
Entonces,apenasunsegundodespués,larocaconlaquesedisponíaaaplastarlacabezadeStewartcayósobresupiederecho.Esosíledolió.
Eliotsoltóunalaridoqueparecióretumbarentodalaprisión.
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El Santo se detuvo en un corredor. Dylan estaba inclinado sobre su bastón con lacabezaapoyadaenlapared,enlarocanegra.
—Por Dios, Dylan, no me digas que estás escuchando a Black Rock. Te losuplico.
Elalcaideseenderezó.—¿Cómodices?Oh,no,nadadeeso.¿Piensasqueestoyloco?—Entonces,¿qué…?Olvídalo.Noquierosaberlo.¿Dóndeestámihermano?—¿Randall?Enlasalademúsica.Seledabien.Ylehacogidovicio.Elpoderde
losMaiden,yasabes.—¡Basta!Contodoslosproblemasquetenemos,nopuedoentenderquepierdas
eltiempodeesamanera.Dylanvolvióapegarlaorejaalapared.—Estoytrabajando.Ymuyduro,algoquenoespropiodemí,porcierto,asíque
noentiendotusquejas.—Está visto que tengo que hacerlo yo todo—suspiró el Santo—. Tenemos a
Randallporquemihermanastrolohatraído.Comotedijequeharía.—ElbuenodelpadreCox—asintióDylan—.Sí,tuhermanastronosconsiguióa
tuhermano.Tienegracia,¿verdad?Perosépordóndevas.Notealteres,cumplirémipalabra.Realmentepenséque tendríaque ir yoaporRandall, peromeequivoqué.Suertequenotengoreparosenadmitirmiserrores,¿verdad?
—Niencometerlos—apuntóelSanto.—Ummm…Probablementelosegundoseaconsecuenciadeloprimero.—Puesyonoquierocometerningunomás.Karen tehadadounabuenapaliza.
NecesitamosaRandallya.—Estoyenello.—Noessuficiente,Dylan.Selovoyacontartodo.ElalcaidedeBlackRockseirguióyseseparódelapared,dejandoquesusojos
muertosapuntaranalsuelo,justoalospiesdelSanto.—Esmihermano.Séqueloentenderáynosapoyará.Dylanmoviólacabezaaunladoyaotro.—Élhallevadounavidamuydiferente.Necesitamástiempoparaasimilarlo.Si
selocuentasynoestádeacuerdocontigo…Bueno,unapequeñaconversaciónconTeddyTodd,ytodosehabráacabadoparanosotros.
—¿Quéprobabilidadeshaydequeesoocurra?—Unacuestión interesante.Sideverdadquieressaberlo,¿porquénoentrasen
midespachoyselopreguntastúmismo?—Dylanseñalólapiedranegrasobrelaquese apoyaba hacía un instante. El rostro del Santo se tensó de repente—. ¿A quiéncreesquetratabadeespiaratravésdeestacondenadapared?
—Teloestásinventando.—Están con un viejo amigo mío de la época de Londres. ¡Cómome gustaría
saberloqueandantramando!
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—Mientes—dijoelSanto,pococonvencido.—¿Yo? ¿A ti? No seme ocurriría. Compartimos la misma suerte, amigomío.
¿Todavía nome crees?Mira,Randall está en la sala demúsica, dándole caña a laguitarra eléctrica. Puedes ir a entrenarle y decirle quién es en realidad, o puedesomitir ese detalle hasta que estemos seguros de que podemos contar con sucolaboración.Comoves,estoyentusmanos.
ElSantosemordióloslabios.—¿Quiénjuzgarásimihermanoestáonodenuestraparte?—¡Qué pregunta! Tú, por supuesto. ¿Acaso sugieres que nos fiemos de mi
criterioenunacuestióntandelicada?—Maldita sea,Dylan, ¿cómopuedesmantener la calmaenuna situacióncomo
esta?—Deberíasrelajarteunpoco,escucharbuenamúsica…—¡Noquierorelajarme!¿QuépasaconKevin?—Está solucionado, tranquilo. Ibaaocuparmedeél,pero reconozcoquenohe
podido resistirme a espiar a Tedd y Todd. He organizado unos juegos para subarracón,asínollamarálaatenciónpornosalirdelbosque.¿Notehabíadichoqueestoytrabajandoduro?
ElSantopareciócualquiercosamenostranquilo.—¡Estamosapuntodeperderlotodo!¡Todo!—Yesoteponenervioso…Yaveo.Esunodelosinconvenientesdeteneralgo
queperder,unailusiónparavivir…Ojalámepasaraamí—añadióDylan,soñador.—Estásdesvariando.Mepreocupas.—¿Sabes?Creoqueesculpademipadre.¿Tehehabladoalgunavezdeél?¿No?
Verás,eraunhombrefeliz.Loquesuponíaelmayordelosmisteriosparamí,porquetrabajabadejardinerocomounanimalporunsueldomiserable,yteníaunhijo,yo,queeradecepcionanteencasitodoslossentidosimaginables.Peromequeríamucho.No importaba lo que yo hiciera, mis penosas calificaciones escolares, mi falta detalentoparaeldeporte…Él siempremedecíaquemequería,queyonuncapodríadecepcionarloporqueeramipadrey…Bueno,¿loentiendes?
—Dudoquenadieteentienda,Dylan.—Eso pienso yo. El caso es que me acostumbré a que aquel buen hombre
estuviera satisfecho conmigo hiciera lo que hiciese. Supongo que me volvíconformista.Quécosastienelavida…Luegomurióycreoquenuncanadiehavueltoasentirseorgullosodemí,sitesoysincero.Echodemenosaaqueljardinerohumildequeeralaúnicapersonaquemehaqueridoenestavida.Enfin,lavidaapesta,comodecía otro buen amigomío deLondres.No entiendo por qué detesto la jardinería.Contradiccionesquetieneuno.¿Creesqueyohabríasidodiferentesihubieratenidounhijo?
—Doygraciasdecorazónporqueesonohayaocurrido—dijoelSantopasandoasulado—.Mevoyatrabajar.Dylan,¿teimportaríahacermeunfavor?
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—Desdeluego.—Novuelvasahablarmedetuinfancia,nidetuvida,engeneral.Elalcaidemeditóuninstantesobreaquellapetición,quenoseesperaba.Luego,
sinhaberllegadoaningunaconclusión,seagachóparaintentarescuchardenuevoloquesehablabaalotrolado.Perocuandoestabaapuntodepegarlaorejaalapared,notó un crujido. Una grieta de tamaño considerable creció justo delante de susnarices.
—Oh,oh—dijoconpesar—.Metemoquelanegociaciónnoteestáyendomuybien,Aidan.
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—Otravez—ordenóRandallTanner.El de los ojos de pez golpeó las baquetas, una, dos, tres y cuatro veces. En el
momentoenquehabríallegadoelquintogolpe,comenzaronatocarlacanción.Estaeralenta,algopocohabitualenelrepertoriodeIronMaiden.
Randallsedejóllevarmientrastocabalaguitarra.EraconscientedequesugustoporIronMaideneraunaconsecuenciadehaberleídoalpresidiario,delquenosolohabía absorbido sus vivencias, también parte de su personalidad, de su esencia. ElcasoesqueDylanestabaenlocierto,lamúsicaasentabalosrecuerdos.Ahorateníauna ideabastanteaproximadadeBlackRock, loqueparadójicamente leconfundía.Nuncahabíaoídohablardeunapenitenciaríacomoaquella.
Lospresospasabanlanocheenunbosquetétrico,muyfrío,sinsupervisióndelosguardias.Alparecerlacárcelfuncionabaengranparteporsímisma.Lospresidiarioseranconscientesdequédebíanhacerylosguardiasselimitabanavigilarquenosedesviaran demasiado. Tenían reglas muy extrañas. No debían estar solos nunca.Quienesnocumplíanesaregla…¿enfermaban?Esaparteeraconfusa.Talvezfueraloquecreíaelpresoalquehabíaleído.Loqueparecíaobvioesquealgunosreclusoscontraíanunaenfermedadquenadieconocíayparalaquenohabíacura.
Enelbosque,porlasnoches,seoíansusurrosysilbidos,ycirculabaunaleyendadequeporallípaseabaunhombrequevestíaun trajenegro,aunqueel reclusodelquehabía tomadoprestados sus recuerdosnoestaba convencidode ello.Loque síestaba claro era quemuchos presidiarios aseguraban haberlo visto. Además, habíaunas minas en alguna parte donde castigaban a los presos de vez en cuando. Ytambién había juegos. Dylan organizaba alguna clase de competición entre losreclusos,queestabandivididosporbarracones.Elpropósitodeaquellos juegoseraconseguir un barracón más próximo al centro del bosque, donde un resplandorconstanteirradiabaalgodecaloryhacíamássoportableslasnoches.
Randall recibiómuchamás información sobre Black Rock, algo confusa, algocontradictoriaenalgunosaspectos,yclaramenteincompletaenotros.DylanBlaireraelmayorenigmadetodos.Losreclusossentíanalgoextrañohaciaelalcaide.Nosetrataba exactamente de miedo, aunque ninguno se atrevería a contradecirle. Lamayoría odiaba su palabrería sobre Inglaterra, así como su acento. Pero todos, sinexcepción, eran conscientes de que caer bien a Dylan Blair suponía una mejoríanotableensusvidas.Yesoqueelalcaideparecíanointeresarseenabsolutoporeldíaadíadelaprisión.DondeyanohabíatantoconsensoeraencómoagradaraDylan,apartedealabaraIronMaiden.
Randallmaldijoalnotarquehabíafalladounanota.Alzólacabezayentoncessediocuentadequenohabíacometidoningúnerror,eraelúnicoqueseguíatocando.
—¿Quéhacéis?¡Siguetocando!—legritóaldelosojosdepez.El convicto se quedó petrificado, con la mirada fija en alguna parte detrás de
Randall.—¿Novomitáisaltocarestabazofia,pichones?—dijounvozasuespalda.
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Randallsevolvió.—Piers…—Jefe Piers, escoria. Sé que eres nuevo, pero esmejor que aprendas rápido o
conocerás a Carlota —dijo acariciando la porra de madera que colgaba de sucinturón.
—ADylanlegustaestamúsica.—¿VesaDylanporalgunaparte?Randallrepasórápidamentelospensamientosquehabíaadquiridosobreél.Desde
elpuntodevistadelospresos,Pierserapeligroso,untipoduro.Habíasofocadomásdeunaltercadoconcriminalesmuydurosynonecesitabaescudarsetrassusguardias.Él y Carlota gozaban de una reputación temible entre los presidiarios. Randall sehabíatropezadoconPiersenvariasocasiones,enellocaldeWade,lehabíautilizadopara llegar aBlackRock oculto bajo el autobús…Pero todos esos recuerdos eranahoraconfusos,semezclabanconlosdelconvicto.
—Dylanhaidoaporunaguitarranueva—dijoeldelosojosdepez—.Volveráenseguida.
—Túcierraelpico—rugióPiers—.Estoyhablandoconelnovato,quenopareceentenderantequiénestáahoramismo.
—¿Porquénomeloexplicas,gordinflón?EljefePierssonrió.SacóaCarlota,laacarició,depositóunsuavebesosobresu
superficiedemadera.—Conmuchogusto.TienesantetialdueñodeBlackRock.—¿Tú?Piersseñalóconlaporraaldelosojosdepez.—Demuéstraselo,caradebesugo.—Iron Maiden apesta —recitó, obediente, el preso—. Inglaterra apesta. Los
Estados Unidos de América son el mejor país del mundo, salvo por la escoriaindeseablequenorespetalasleyesy…
—Suficiente—lecortóPiers.Fue una muestra de autoridad nada despreciable, porque Randall sabía que la
adoracióndeldelosojosdepezporIronMaideneragenuina,noteníanadaqueverconadularaDylanBlair.Aunasí,habíadespreciadoasugrupofavoritoporquePiersselohabíaordenado.
—Vaya,yyoquepensabaqueDylaneraelalcaide—murmuróRandall.AdvirtióquelehabíamolestadoelinsultoaIronMaiden.Comenzabaairritarlequeelgustopor aquellabandabritánicahubiese arraigado tanprofundoen su interior—.AhoraresultaqueDylanesunapestoso…
—Cuidadocon loquedices—leamenazóel jefePiers—.DylanesDios,¿estáclaro?
—Sinceramente,nosésitefaltauntornillootehasmetidoesaporraporlaorejademasiadoadentro.¿Noacabasdedecirmequetúereseldueñodeestapocilga?
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EljefePiersseacomodóelcinturónpordebajodesuprominentebarriga.—Eslaúltimaquetepaso,pichón,porqueobviamenteestásconfundido.Presta
atención, calvo,y así a lomejorno terminas tragándote esasgafasde sol tan feas.CuandoDylanestápresente,IronMaidenessagrado,unosdiosesconelpelolargo…Pero Dylan no acostumbra a estar presente, de modo que esa mierda ruidosa einsufriblesecalificacomosemereceensuausencia.Dylannogestionalaprisión,nole gusta tratar con la escoria. Esa responsabilidad la delega en mí. Yo soy quiendecideloquepasaconvosotros,pichones.Estáisenmismanos.¿Lohasentendido?Comoestuprimerdía,teconvieneasimilarloqueteacabodedecir.
Randallsepreguntabasihabríaalguiencuerdoenaquellugar.—Muy bien, gordo, ya me has soltado tu sermón. Ahora lárgate a dirigir tu
prisiónydéjanos tranquilos.—Seacercóaélenunpaso—.Yporcierto,creoqueerestúquiennosabeconquiénestáhablando—añadióenunsusurro.
—Lo sé perfectamente—repuso Piers—. Tengo unamemoria infalible para laescoria.¿Olvidasquetedisparéporlaespaldacuandoasaltasteelautobús?
Randallsehabíaolvidadodeaqueldetalle.Almezclarlosrecuerdosdelreclusoconlossuyos,habíapasadoporaltolaocasiónenquePiersledisparó.FuecuandoRandall trataba de matar a Kevin Peyton por ser el marido de quien le habíacapturadoytorturadohacíatantotiempo,antesdeenterarsedequeelpobreKevinnisiquierasabíaquiénerasumujerenrealidad.Recordótambiénqueaquelintentodeasesinatolofrustróunguardiaconunamusculaturaimpresionante.Lesorprendiónoencontrarnadasobreeseguardiaentrelosrecuerdosdelrecluso.
—Entonces ya sabrás que si una bala nome detuvo,menos lo hará tu palo demadera.
—Sé mucho más que eso, calvo. Estábamos fuera de la prisión, ahora estásdentro. Espero, por tu bien, que seasmás listo que tu hermano gemelo, aunque lodudo.Teniendo lamismacaraqueél,congafasy todo,¿cómopuedesparecermásestúpido?
Randallapretólospuños,crujieronlosnudillos.—Hablas mucho. Las palabras no me intimidan, ni tu barriga, ni esa porra
ridícula.¿Quierespegarme,gordinflón?Adelante.EljefePiersacariciósubarrigasindisimularunamuecadefelicidad.—Te advertí que no pasaría ni unamás. No necesito pegarte, pichón. Yo solo
golpeodondedueledeverdad.PiersalzóaCarlotaylalanzócomounrayo.PeronocontraRandall.Laporrade
maderavolórectahastaestrellarsecontralabatería.Eldelosojosdepezseapartó,asustado,cuandolostimbalesylosplatillossederrumbaronasuspies.
Randallestalló.LarepulsiónquesentíahaciaPiers,unidaa la imposibilidaddeseguir tocando a Iron Maiden, desató su rabia. Descargó un puñetazo ferozdirectamenteen labarrigadePiers.El jefede losguardiasdeBlackRock, lejosdequedarsesinaliento,comoesperabaRandall,apenasseencogióunpoco.Enseguida
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contraatacó.DejócaersupuñosobreelhombrodeRandall.Randallsedesplomóenelsuelo.Elgolpehabíadolido.Doliómáselsiguiente,el
puñetazoquerecibióenlaespalda.Fueélelqueterminódespatarrado,bocaabajoysinaliento.
—¡Besugo!¡TráemeaCarlota!—rugióPiers—.¿Algomásquedecir,calvo?
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Elanimalflexionósusenormespatastraseras,enseñóloscolmillos,gruñóybabeó,yluegosaltó.KevinPeyton,frenteaél, tensólosmúsculosyasióconfuerzalaramaquehabíarecogidodelsuelo.
No era difícil anticipar la trayectoria de la bestia. Le acertó en la cabeza y ladesvióaunladoconelgolpe,perolaramasequebróynofrenóelavancedelperro,quechocócontraély lederribó.Unade laszarpasdelanterasabrióunsurcoenelsuelo,aescasoscentímetrosdelacabezadeKevin.Kevinagarrólapataenelaireysupoquerequeriríadetodassusfuerzasparaevitarqueledespedazara,loqueledejóindefensocuandoelperroabriólasfaucesysuapestosoalientosederramósobresurostro.Lesalpicaronbabasqueresbalabanentreloscolmillos.
Agarrarloporelcuelloyevitarquelacabezadelperroseacercara,siesquealgoasíeraposible,implicaríaliberarsupataydejarqueledescuartizara.Kevinnopensó.Torciólapatadelperroylainterpusoentresucarayladelanimalparabloquearlo.Funcionó. Durante un segundo, al menos. Luego el animal retiró la pata conbrusquedad yKevin no pudo retenerla. Se quedó en el suelo, desamparado ante labestiaqueteníaencimaysusgigantescoscolmillos.
Ladesesperaciónlellevóalanzarunpuñetazoquecontodaseguridadnoserviríadenada.Nollegóatocaralperro.Elcuerpodelanimalsedesplazóderepentehaciaunladoycayóporunapequeñapendiente,aplastandoarbustosensutrayectoria.
—¿Tehasvueltoloco?—gritóalguien.Kevin tardóunsegundoenreconoceraSonny,que tirabadeélparaponerlode
pie.—Malditoseas—seenfurecióKevin—.Mimujer…¡Túlosabías!Apesardelarabiaqueloconsumía,dejóqueSonnyleayudaraalevantarse.—¿Yteextrañadespuésdevercómotecomportas?¿YStewart?¿Porquénoos
marchasteiscomoosdije?—¡Basta! Quiero que me expliques qué hace aquí mi mujer o te juro que te
mataré.Sonny,quehastaeseinstantevigilabaconelcuerpoentensión,relajólaposturay
sevolvióhaciaKevin.—¿Matarme?¿Lodicesenserio?Elchicoparecíaverdaderamentesorprendido.EsodescolocóaKevin.—Sí—dijoconmuchamenosconvicción.—Es importante que seas sincero.—Sonny le fulminó con el ojo de cristal—.
¿Quieresmatarme?—¡Quierosaberporquénomedijistelodemimujer!—Ya me parecía a mí —dijo Sonny con decepción, y regresó a su actitud
vigilante—.Márchate.¡Ahora!Eseperronotardaráenregresar.Yomeocuparédeél,perotienesqueatravesarlanieblaantesdequeloechestodoaperder.
KevineramáscorpulentoyfuertequeSonny.Noveíacómolasartesmarcialesqueempleabaelchicopodríanservirledealgocontraesebicho.
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—Novoyaningunapartehastaquehableconella—dijoKevin.Sonny maldijo. El perro gruñó y salió de las sombras en ese momento. Se
abalanzósobreelchico,peroSonny,conunsaltoimpresionante,girósobresímismoenelairemientraselperropasabapordebajodeélyterminabaempotradocontraunárbol.Eltroncodelárbolsepartió.
—¡Lárgate!—leordenóSonny.Kevinnopodíaabandonarlofrentealperro.Sonnyeraelúnicoquesabíaloque
estabapasandoenBlackRockyporquésumujereraalcaideenAlemania.Sintenerunaideamejor,agarróotrarama.
Sonnyselaquitódelasmanos.—¡Entreténalperro!Labestiasehabíapuestodenuevoenpie.Kevinnosabíaquéhacer,asíquecogió
una piedra de tamaño considerable y se la arrojó. Le atizó en la cabeza. El perrogruñó y se sacudió un poco, pero no pareció acusar daño alguno. Sonny estaba…dibujandoalgoenlarama,unsímboloqueKevinnoreconoció.Utilizabaunanavajapequeñaparatrazarlíneasyparecíamuyconcentrado.Nisiquieratratódeentenderloquesetraíaentremanos.
Elperrolemiródenuevo.Kevinrecogióotrapiedradelsuelosinsaberquémáshacer.Echólamanohaciaatrás,dispuestoalanzarlacontraelanimal,peroSonnyseinterpusoensucamino,justoentreélylabestia.Agitabalaramaenalto,lamovíaaun lado y a otro. El perro, para sorpresa de Kevin, seguía con la cabeza elmovimientodelpaloqueSonnysostenía,sindespegarlosojosenningúnmomento.Entonces Sonny tomó impulso y lanzó la rama tan lejos como pudo.Kevin la viovolar,girandosobresímisma,yatravesarunremolinodenieblahastaquelaperdiódevista.
Elperrosaliódisparadoenpersecucióndelarama.—¿Hasidoporelgarabatoesequehaspintadoconlanavaja?—Vámonos—dijoSonny,frotándoseelojodecristal.—Nopiensoseguirtesinomedasexplicaciones.—Maldita sea,Kevin,noentiendesnada.Ycuantomás sabes,más estupideces
cometesynosponesatodosenpeligro.Antesdequepudierareplicar,lesllegóunalarido.—¡EsEliot!—reconocióalarmado.—Déjale—repusoSonnyponiéndoleunamanoenelbrazo—.Selasarreglará.—¡Lehapasadoalgo!—Eliot tiene lasuertedesuparte.Eres túelquesiempreacabametidoen líos.
¿Olvidasquetuvequerescatartedelacelda?Hazmecasoporunavezyvámonos.—¡No!Nopiensoabandonarlo.Tampocopiensoregresarsinanteshablarconmi
mujer.Vetetúydéjameenpaz.Oquédateycuéntameloquesucede.Sonnysuspirósinescondersudesagrado.—No sirve de nada discutir contigo de estas cosas. Está bien. Atiende. Te
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enseñarélarunaqueheusadoconelperro.Observa…—¿Runa?—Así las llaman—dijo Sonny recogiendo otra rama—. Símbolo, señal, signo,
dibujo…Quémásda.Mira,¿vescómopintoestecírculoconlanavaja?—Pareceunóvalo—observóKevin.—Ahoraloatraviesoconesta línea…Unpocomáslarga…Yestadeaquímás
torcida.Así.¿Loves?Kevin estudió un instante el garabato, pues eso era lo que parecía que Sonny
acababadecincelarenlamaderadelarama.—Esdiferente.Elquepintasteanteseramássencillo.—¡Vaya! Sí que eres observador —dijo Sonny con aprobación y una sonrisa
deslumbrante—.Tienestodalarazón.Noeselmismo.Esperoquemeperdones.—¿Porqué?—Poresto.Sonnysemovióvelozcomoelrayo.Describióunpequeñoarcoconlaramayla
estrellócontralacabezadeKevin,quesedesplomóyalinstantequedóinconsciente.—Buena runa—dijo dando unos golpecitos en la rama—.Tan dura como una
roca.—Laacaricióy luegola tiróalsuelo—.Ojaláfuerasmenostestarudo,Kevin,ojalápudierapintarteunarunaparaquepesarasmenos,yojalápudieradejarteaquí,perodebesestarenotrolugarcuantoantes.
Sonny,conunesfuerzoconsiderable,secargóaKevinalaespaldayechóaandarhacialaniebla.
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—Notienearreglo—dijoeldelosojosdepez.El otro recluso afinaba el bajo eléctrico, algo alejado de ellos. Randall seguía
empeñadoenrepararelbombodelabatería,elquehabíadestrozadoeljefePiersallanzar su maldita porra de madera. El de los ojos de pez estaba en lo cierto, nopodríanrepararlo.Necesitabanalgunapiezaderecambio.
—Tocarás sinelbombo—decidióRandall—.Los timbalesy losplatillosestánbien.Serásuficiente.
—Tambiénnosfaltaunguitarrista,siDylannoregresa.Podríamosesperarlo.Randallseincorporó,seajustólasgafasdesolenelpuentedelanarizyseñalóla
batería.—Cogelasbaquetasytoca—gruñó.Necesitaba ordenar sus pensamientos, la gran cantidad de información que se
arremolinaba en su cabeza. Quería desterrar las emociones del preso, o al menosfiltrarlas, para recabar toda la información posible sobreBlackRock, sobreDylanBlairyenespecialsobresuhermano.Noquería llevarsemássorpresascomoladePiers.
Por lo que sabía, el jefe Piers era una persona corriente. No debería haberlesuperado en una pelea,muchomenos haber sido capaz de causarle dolor. Randallhabía sido superior a la gente normal durante toda su vida. Recientemente habíaaprendidoqueapesardesusextraordinariascapacidades,comoleerlospensamientosy resistir un disparo, había gente que le superaba. Hacía mucho que descubrió lodolorosoquepuederesultarunmordiscodeZeta,elperroquesiempreacompañabaal chico. Luego estaba el guardia que le había detenido en el autobús cuandopretendíaatentarcontraKevin,yelhombredelasilladeruedas,quehabíamatadoaZetaconunaespada.Perotodosesosdistabanmuchodeserpersonascorrientes,esoeraevidente.Piersno.EljefePierseraungordinflónquenodeberíarepresentarunproblema, ni aunque élmismo fuera normal. Lamusculatura deRandall debía sermásquesuficienteparasuperaraunbarrildegrasaconunaporrademaderayairesdegrandeza.
Teníaqueaveriguarloquehabíasucedido.PuedequePiersnofueranormal,encuyo caso necesitaba saber por qué y tenermucho cuidado con él en adelante. Opuedequeélhubiesecambiadoalingresarenlaprisión,encuyocasodebíadetenercuidado con todo el mundo. Una de las razones por las que había ingresadovoluntariamente en Black Rock era su convicción de poder salir cuando quisiera,justoporlasuperioridadalaqueestabaacostumbrado.Ahorasesentíainseguro.Sieracomoelresto,entoncespodríaacabarcomounpresomás.Puedequeinclusoyalofuese,soloqueaúnnosehabíadadocuenta.
Derepente,sernormalycorrientehabíaperdidotodosuatractivo.Eralaprimeravez que consideraba la posibilidad de no ser distinto y ya quería ser especial denuevo.Randallnosereconocíaasímismo,dudabainclusodeloquesentía,quebienpodríaserunrecuerdoquepertenecieraaotrapersona.
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Debía calmarse y, sobre todo, abandonar esa línea de pensamientos o acabaríadesquiciado.
—¿Piensasmatarmeconunaguitarra?Randallsevolvióhacialavozyporunmomentosequedósinhabla.Allíestaba
Kevin Peyton, mirándole con sus ojos rojizos. Vestía el uniforme de Black Rock,incluyendounabrigosucioconmanchasdebarro.
—Nolleguéadispararte.—RandalldejólaguitarraenunsoporteyseacercóunpocoaKevin—.Noquieromatarte.
—Pero querías. Ibas a dispararme. Ese era tu plan. Por eso interceptaste elautobús. ¿Vas a negarlo?Pues bien, aquíme tienes.Mátame.Para esohas venido,¿no?
Randalllecogióporelbrazoylellevóhastaelotroextremodelasalademúsica,lejosdelosreclusos.
—Entiendoquenomecreas,perodebesintentarlo.Hevenidoaayudarte.—Escierto—dijoKevin—.Notecreo.—Aquello fueunaequivocación…Losiento…Creíqueestabascon…Maldita
sea,nosabes loquemehizo tumujer,Kevin,amíyaotros.¿Quépodíapensarsiestabascasadoconella?Peroesonomedisculpa…Mealegrodenohaberlohecho.Ahora sé que tú no sabías nada, que ella se aprovechó de ti por alguna razón.Escúchame,estopuedeserduro,peroteabandonópara…
—OcuparelpuestodealcaideenBlackRock,enlaprisióndeAlemania.—¿Losabías?—Randall sacudió la cabeza, se tambaleóunpoco.Denuevo su
mente era un remolino de confusión. Lo que sabía deKevin y su relación con sumujerlohabíaaveriguadoalleeralahijadeambos.Ahoralecostabaencontraresosrecuerdos—.Entoncessíquecolaborabasconella.Noerestantonto,claro…Espera.¿QuéhasdichodeAlemania?¿Insinúasquehayallíotraprisióncomoesta?—Sinofuesecalvo,Randall sehabría tiradode lospelosde lacabeza—. ¡Dios!¿Quéestápasandoaquí?¡Noentiendonada!
Kevinlediounempujónconambasmanos.—Puedes dejar la comedia. Por culpa de las gafas no vi tus ojos cuando me
apuntabasconlapistola,comoahora.Perosívituexpresión.Meodiabas,mequeríasmuerto.Nadiepasadeeseestadoalopuestoentanpocotiempo.DequerermatarmeadejarteatraparenBlackRock…¡paraayudarme!¿Piensasquemevoyatragareso?¿Eslomejorqueseteocurre?Ydecíasqueyosoytonto…
—¡Kevin, espera!—Randall bajó los brazos—.Te juro que no quiero causartedaño.Estuvecontuhija.Ellame…contótodosobretiytumujer.Estápreocupadaymehaenviadoparaqueteayude.
—Mihijasepreocupapormí,queestoyencerradoenunaprisióndelaquenadiehasalidojamás…Quéoriginal.Telorepito.¿Eslomejorqueseteocurre?
Randallno llegóadecirnadaporque recibióunpuñetazoen la cara.Lasgafasvibraronensunariz,unadelaspatillasselesaliódelaoreja.Noviovenirlapatada
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conlaqueKevinlegolpeóenlarodilla,loquelehizocaercomounfardo.—Eso ha sido por hablar de mi hija.—Kevin le dio otro puñetazo en cuanto
Randallsepusoenpie,yestavezlasgafassalierondespedidas—.Yestoporintentarmatarme.
OtrogolpeyRandallterminóenelsueloporsegundavez.
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StacyPeytonni se inmutóal escucharquesupadre tenía treshermanosgemelosytodosestabancasadosconsumadresinsaberlo.HabíatomadolacarpetaqueAlicelehabía ofrecido y se había retirado a un rincón a examinar los documentos quecontenía.Stanleylaacompañó,asombrado,recordandoqueRandalltambiénteníaunhermanogemeloenBlackRock,segúnhabíaexplicadoelpadreCox.Claroquehabíaunadiferenciaimposibledepasarporalto.
Kevin y sus tres hermanos gemelos eran idénticos en cualquier detalleimaginable, excepto en dos: el color de los ojos y el cabello. En el caso del pelo,todos eran pelirrojos o morenos; los ojos variaban más. Randall no tenía pelo yescondía sus ojos detrás de unas gafas de sol, así que no podía garantizar que esadiferencia existiera en su hermano, pero el cura no lo habíamencionado.Y desdeluegohabíadichoquesoloteníaungemelo,notres,comoKevin.
ElabogadodejóaStacylidiarconsuspropiospensamientosysesentódenuevojuntoaAlice.
—Soninformespoliciales.¿Loselaborótupadre?Aliceasintió.—Noeranoficiales.Mipadrelosinvestigóporminovio.—¿Eliot?—Exacto.Él también tiene treshermanosgemelos.Unodeellos,un talTeagan
Bram, era un testigo bajo su protección.Puedes imaginar su sorpresa cuando supoqueyoestabaenamoradadeEliot,queeraexactamenteigualqueeltestigo.
—Investigó—dijoStanley—.ParaunagentedelFBIseríaimposiblenohacerlo.—SiemprecreíquemipadredetestabaaEliotporserunconvicto.StanleyconsideróqueesaposibilidadnoexcluíaelhechodequeDerekLinden
investigaraporquéEliotyTeaganerangemelos.ConsiderótambiénnocomentarconAliceelposiblerecelodequesupadrenoaprobarasurelaciónconunpresidiario.
—Queríaprotegertedetodoesto.Sabíaquealgoraropasabaconestaspersonasyno quería que te involucraras. Eras su hija. Yo tampoco te habría dicho nada pormiedoaquelointerpretarasdeotromodoyteperdiera.PobreDerek.
—Creoquequeríareunirpruebasantesdehaceralgooficialmente.Amipadrelehabíansuspendidomientrasloinvestigaban.EltestigohabíasidoasesinadoylaCIAsospechaba que mi padre pudo haberlo vendido, dado que nadie más conocía suidentidadsecreta.
—¿Nocreerásposiblequetupadre…?—No—aseguróAlice—.Peroentiendoporquémipadreyanoconfiabaensu
superiorenelFBI,quienporciertotambiénmurióhacepoco.LedisparóenlacabezaunmédicoforensellamadoPaulMiller.Alpareceresesquizofrénico.
Stanleysoltóunsuspirolargoysonoro.—Cuantomássédeestecaso,másmecuestaentenderlo—confesó—.¿Averiguó
Derekalgomásantesde…?—¿De que SonnyCarson lo arrojara desde un rascacielos?—terminóAlice—.
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Bastante más. Hay otros tipos como Eliot y Kevin, con cuatro clones. Al menosnueve.
—Esohacenonceentotal.—Puedequelalistasealargue—recalcóAlice—.Soloséquemipadreencontró
aonce.Enalgunoscasosnodiocon los cuatrohermanos,perocuando sabíade laexistenciadeunoodos,losconsiderabapartedeeseextrañogrupo.
—Nomeextraña—dijoStanley—.Enespecialsiserepetíaelpatróndelpeloylosojos.
—Se repetía —confirmó Alice—. Y se repetía un detalle más: todos estánencerradosenBlackRock.
—¿Todos?—Casitodos,adecirverdad.Faltabanunospocos.—KevinyEliot.—Entre otros —asintió Alice—. También estaba Teagan Bram, el testigo
asesinado.Yalgunomás.UntalEric…YunvagabundollamadoAndrewWild.¿Tesuena?
—No. —Stanley advirtió un escrutinio más intenso por parte de Alice—.¿Debería?
—Creo que sí. Porque hay otro, que no está en Black Rock, que también esclientetuyo.
—¿Cómodices?—Ynoesloúnicoquetienedeespecial—dijoAlice—.Esunamujer.Sellama
RachelSanders.¿Esatesuena?
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—Vosotros,largodeaquí.Randall Tanner se giró al escuchar su propia voz. Su hermano gemelo, al que
llamabanelSantoporunainterpretaciónequivocadadesurelaciónconelpadreCox,señalabalasalidadelasalademúsica.LosreclusosconlosqueRandallhabíaestadointerpretando a Iron Maiden se apresuraron a dejar los instrumentos y abandonarordenadapero rápidamente la estancia.El de losojosdepez lededicóunamiradacuriosaalpasar juntoaél.Randallentendióesamiradacomoungesto…amistoso.Talvezselohabíapasadobientocandoyqueríarepetir.
Suhermanodemostrabamuchaautoridad,ensuvoz,ensulenguajecorporal,ensuexpresiónsevera.UnaactitudqueaRandalllecostabaadoptarporque,desdequehabíallegado,sesentíainseguroyconfuso,yesoleirritaba.
—¿Dónde estabas?—preguntó una vez que se quedaron a solas—.Dijiste quenuestrodestinoestabaenestelugar,peroluegomedejassolo.¡Ysesuponequeeresmihermano!
Apesardelacorrespondenciafísica,totalmenteindiscutible,Randallnosesentíapróximo a él. Veía a un extraño, no a un familiar que se alegrara de haberloencontrado. Durante años, Randall había absorbido una cantidad de sentimientosconsiderables de otras personas. Prácticamente todos tenían familia. Y una parteimportantedesusvidasgirabaalrededordeloslazosquesololasangrepuedecrear.Para él, esa clase de sentimientos eran extraños. Los comprendía, desde luego,permanecían en su interior, pero no eran suyos, no lograba identificarse con ellos.Estabaconvencidodequejamáspodríasentiralgosimilar,porqueestabasolo.Hastaque encontró a su hermano. Sí, en el fondo, desde que tuvo conocimiento de suexistencia, había deseado estar con él, comprobar si aquellos lazos que tantosignificado tenían para la inmensamayoría de las personas podían por fin formarpartedeél.Habíadeseadopodercontarconalguien.
Esedeseonosehabíacumplidoporahora.—Cálmate,Randall.Llevocontigotodoeldía.—¿Esunabroma?—Enseguida lo entenderás —dijo el Santo—. Tal vez deberíamos sentarnos,
porquetengomuchoquecontarte.—Esoestaríabien—convinoRandall,aunquepermaneciódepie—.Empiezapor
decirme quiénes somos y qué hacemos en este sitio. Luego continúa con lo deldestino.
—Nopuedodecirtequiénessomos.Randalltratódecontenerlarabiaquecrecíaensuinterior.—Dijistequeaquísabríalaverdad.—Asudebidotiempo.Dehecho,telaestamoscontando,Randall,perohaycosas
que no se pueden decir sin más. No las creerías. No las podrías creer. ¿Por quépiensasqueDylanteobligóaleeraesepresoenlugardecontartesinmáscómoesBlackRock?
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Randall compartió el razonamiento de que ciertas cosas era mejor mostrarlas.Peronoqueríaponérselodemasiadofácilasuhermanoparaquesoltaralalengua.
—Nomeobligó—puntualizóRandall—.Yoaccedí.Suhermanocurvóloslabiosenloquedebíaparecerunasonrisa.ARandallnole
gustóelsupuestosignificadodeesegesto.Legustómenosaúncómoquedabaenelrostrodesuhermano,supropiorostro.¿Eseeraelaspectoqueteníaalsonreír?
—¿También crees que entraste aquí libremente?—El Santo alzó lasmanos engestoconciliador—.Noquieromenospreciarte,enserio.Teestoydiciendolaverdad.EsmuypocofrecuentequeDylanobligueaalguienahaceralgoenelsentidoestrictodelapalabra.Aunquepodría.Paraélforzaralosdemásesalgoasícomoelúltimorecurso.Dime,¿habríascreídosuspalabrassitehubieracontadoalgodeloqueahorasabessobreestelugar?
Randallterminóporsentarse.—Habría pensado que está como una cabra—admitió—.Aunque eso es culpa
suya,porqueesbastanteraro.Ynomegustasuacento.Detodosmodos,aúnnosémuybienquésucedeenestacárcel.
ElSantotomóasientoenfrentedeél.—Ahorasabesmásomenosloquecualquierpreso.Ellostampocoentiendenqué
es Black Rock en realidad, y nunca lo entenderán. Pero por algún sitio hay queempezar.
—Deacuerdo.Sinopuedesdecirmequiénsoy,muéstrameloomelargaré.—NadiepuedesalirdeBlackRock.—Yosí.ElSantomeneólacabeza.—Siniegaslaverdad,nopodréhacermuchoporayudarte.—¿Insinúasqueestamospresos?¿Yloaceptas?—Espornuestrobien.Estamosenpeligro,unoquemevaacostarmuchoque
entiendas.Yantesdequemelopreguntes,afueraelpeligroestodavíamayor.NomedigasqueyahasolvidadoalchicoyaZeta,yalamujerdeKevin,yatodoslosquetehanperseguidoyacosado…
La idea de saberse prisionero no le hizo la menor gracia a Randall. No teníaevidencias,perointuíaquesuhermanonoestabamintiendo.Prefiriódejaresepuntoaunladohastaqueentendiesemejorelsupuestogranpeligroquelesacechaba.
—Nomehabéistraídoparaayudarme,¿aqueno?Menecesitáisparaalgo.—Enefecto—asintiósuhermano—.Noesningúnsecretoque…—Malditasea—leinterrumpióRandall—.Nisiquieravasafingirquetealegras
dehabermeencontrado.Yo…temiroymeveoamí…Peroerestandiferente…¿Porquénoestásdemiparte?
—Loestoy.Ysomosiguales,Randall,entodo,nolodudes.Laúnicadiferenciaes que yo sémás que tú. Por eso estoy aquí, para solucionar esa diferencia. Y tenecesito,sí,loque,simehasentendidohastaahora,tedeberíallevaralaconclusión
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dequetúmenecesitasamí.—Nosomoshermanos,¿verdad?Dimeesoalmenos.ElSantodesviólamirada.Setomóunossegundosantesdecontestar.—Yocreoquesílosomos,peronoestoyseguro.Escomplicadoporquenuestro
caso es único, pero te diré algo. Yo creo que somos más que hermanos. Somosexactamenteiguales,hastaeldetallemásinsignificantequepuedasimaginar,muchomásquecualquierpardegemelosquehayasconocidoentuvida.
—Kevin,Rachel…Losdemástambiéntienengemelos,¿no?Hevistoamuchostiposenlaprisiónatravésdelosrecuerdosdelpreso.
—Ellostienendiferencias,enelpeloyenlosojos,porsinotehasdadocuenta.Nosotrosno.Nosotrossomosperfectos.
—¿PorquélosencierraDylanaquí?—Es pronto todavía para explicar esa parte. Primero debes sabermás sobre ti
mismo. Te diré que… No, te lo mostraré. Será mucho mejor así. Cuando lees aalguieny tomassus recuerdos, luego teduele lacabeza,¿verdad?Pruebaadetenerantestucorazón.
—¿Qué?—Practícalo de ese modo. Confía en mí. Ni siquiera necesitarás mirarle a los
ojos.—Esoestaríabien—recapacitóRandall—.Siesciertoloquedices,podréleera
Dylan.—No,nopodrás,losiento.Dylanesunalcaide.Esalúnicoalquenopuedesleer.
Encualquiercaso,alhacerlocomotedigo,noabsorberássuspensamientos,asíquenoteserviríadenada.
—¿Cómo?Entonces,¿paraquéhacerlo?ElSantoseinclinóunpocohaciaélconaireconspirador.—¿Nolosabes?¿Nolointuyes?—No.—Randallsesintióincómodoaladmitirlo.—Deacuerdo,veamos…—Suhermanoseseparóyadoptóunairepensativo—.
¿Cómote loexplicoparaqueseasuave…?Cambios.¿Quécambiosnotasal leeraalguien?
—Meinvadenemocionesyunacantidaddeinformación…—Cambiosfísicos.—¿Físicos?Noentiendo…Ah,sí,losojos.—Randallsediounapalmadaenla
cabeza—.Eslaúnicaocasiónenquetengoojosnormales.Luego,cuandopierdolosrecuerdos,vuelvenaserdosbolasblancasy…—Terminólaexplicacióntocandoconel dedo índice sus gafas de sol. Si su hermano era igual que él, no necesitaríaexplicarleporquénopodíanpasearporahísinojos.
—¿Esoestodo?Confiesoqueesperabaqueaestasalturassupierasunpocomás.Alfinyalcabo,esnuestroverdaderopropósitoenestamierdadevida.¿Nuncahastenidounasolaexperienciafísicaquevayamásalládelosojos?
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Su hermano sonaba decepcionado. A Randall le frustraba la conversación.Entoncesrecordóundetallereciente,levinoalacabezaderepente.
—Hubounavez…ConlahijadeKevin.Sí,conellamesucedióalgoextraño.Mipechocambió,sepusocomo…
—Comoelsuyo—terminóelSanto—.Tesalierontetas,¿verdad?—¿Cómolosabes?—Eran sus tetas, Randall, las de la chica. No solo cogiste sus ojos y sus
pensamientos, también su pecho. ¿Es que no te das cuenta? Aunque no te dierascuenta,tambiéncambióalgoentuinterior,pordentro.
—¿Aquéterefieres?—Tus pulmones, tal vez tu… ¡Randall! —Su hermano se puso muy serio de
repente—.Nuncadebesdejarquetucorazóncambie.Esmuyimportante…—¿Dequéestáshablando?—rugióRandall,poniéndoseenpie—.¡Noentiendo
nadadeloquemedices!—Lointento—dijoelSantomuytranquilo—.Yateadvertíquenoerasencillo.
Randall, lo que tú llamas leer es en realidad copiar. Replicas a otras personas.Físicamente.Perolohacesmalporquenotehanenseñadoynodetienestucorazónenelproceso.Losrecuerdosestánentucerebro.Lapartedelamemoriareplicaladelsujetoalqueleesyporesocreesqueabsorbessuspensamientos.
—¿Quieres…quieresdecirqueloquepasaenmisojos,pasatambiéndentrodemicabeza?—Randallnopodíacreerlo.
—Entodotucuerpo.Almenossilohicierasbien.—Yaveo…Eslagilipollezmásgrandequeheoídoenmivida.—¡No!¡Noloes!—Enestaocasiónfuesuhermanoelqueselevantóairado—.
Eslarazóndequeseascomoeres.Túpuedesreplicaracualquiera.—Demuéstralo—ledesafióRandall—.Túsabeshacerlobien,¿no?Demuéstralo.—Yalohehecho.—ElSantovolvióasentarse—.Tedijeque llevo todaeldía
contigo,hermano.Enseñándote.Mostrándoteloquepuedesllegaraser.¿DeverdadpensabasqueesetoneldeljefePiersoKevinpuedendarteunapaliza?
—¿Quieresdecir…?—Queerayo,Randall.¿Loentiendes?Erayoreplicandosuscuerpos,susvoces,
todo…¿Lovesahora?Podemostomarlaformadequienqueramos.
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—No,no,soloquierounaespaldaaaaaaaa.Noquierocuatroooo.LavozdeStewarttrajodevueltaaKevinalmundoconsciente.Abriólosojose
inmediatamente sintió una punzada de dolor cuando dos agujas de luz penetraronhastaelcentrodesucabeza.
Kevinalzó lamanoparaprotegerse.Amanecía.Laclaridadse filtrabaentre losárbolesmuertos, entre sus ramas sin hojas, inundaba perezosamente un bosque sinanimales ni insectos. Después de pasar la noche vagando por las galeríassubterráneas,puedequenecesitaraunosminutosparaadaptarsedenuevoalaluz.OpuedequeeldolorquelatíadetrásdesusojossedebieraalgolpeconqueSonnylehabíadejadoinconscienteparaevitarquesereunieraconsumujer.
Labrumaqueflotabaentrelosarbustoseramásclara,remitíaanteelavancedelaluz, no como el muro de niebla, que permanecía intacto, imponente… Kevin searrastró torpemente por el suelo al comprender que lo tenía justo a su espalda.Retrocedió, segiróparacontemplar la inmensacruzdemaderacontra laquehabíapermanecidoapoyadohastaquesehabíadespertado.Alaluzdelamanecereranmásevidentes los símbolos grabados en la madera. ¿Cómo los había llamado Sonny?Runas, sí, así se denominaban aquellos garabatos que para él no tenían sentido.Tambiénhabíaunagujeropequeñoycircularen labasede lacruz,apocomásdemetroymediodel suelo.Lacruz,devariosmetrosdealtura, se alzaba justoenelbordedelmurodeniebla.
Kevinescuchómurmullos,susurros,siseosquegirabanasualrededor.Surgieronde pronto, de ninguna parte y de todas al mismo tiempo. Eran muchos, sedesplazabandeunladoaotro,endireccionesopuestas,sealejabanyseacercaban.
Deprontocesaron.Elbosquesesumióenunsilencioquelosepultótodosalvounasucesióndepisadasqueseaproximabadeprisa.
—¡Eh,colega!—gritóEliot,saliendodeentreunosarbustos—.¿Quéhacesahí?¿Has echado una cabezadita? Yo debería haber hecho lo mismo. Pero no estoycansadonitengosueño.¿Noesunapasadalodelanillo?
Eliotalzósumanoizquierdaparamostrarlaalianzaquellevabaeneldedogordo.Kevintratódehablar,perosoloconsiguióhacerungestotorpeconlamanoamododesaludo.Sucabezanofuncionabacomodebería.
—Oye,teestánbuscandotodos.¿Nopuedesandar?¿Teayudo,colega?¿Porquénomelopidessiestástancansado?Yasabesquepuedescontarconmigoparaloquesea,¿eh?Venga,arriba,grandullón.
Kevin,unavezdepie,trasunesfuerzoconsiderableporsupartedadoqueEliotapenaslesirviódeapoyo,sesintiómareado.
—¿Sonny?—Logrópreguntarconunesfuerzotodavíamayor.—Sí, claro, fue él quien te trajo de vuelta. ¿Cómo te convenció para que no
persiguierasatuchica?Bah,nomelodigas.Esechicoesungenio,¿verdad?Cuántomealegrodenohaberlomatado.
Lodecía tan contento, como si hubiera estado apuntode robarle la comida en
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lugardecortarlelacabeza.KevinrecordólavisiónenqueEliotleasesinaba,cómosecumpliótodotalycomolohabíavistoycómoloevitóenelúltimoinstante.AhoraEliot parecía estar encantado con Sonny, a quien había odiado y admiradoalternativamente en el transcurso de su visita nocturna a la prisión de Alemania.Kevin era consciente de que nunca entendería del todo a Eliot, pero Sonny habíamatado al padrede sunovia…Lo lógico seríaqueun asesinonoguste aquien sepasalavidacalibrandolabondaddelosactosajenosconunabalanzacósmicayelpesodelkarma.
Deseó explicarle a Eliot el método tan delicado que había empleado paraconvencerle de que renunciara a su mujer y regresara a Chicago, donde habíaasumidoqueseencontrabaporlaspalabrasdesuamigo.Nolohizoporquesabíaqueno le convencería.Nadie podría hacer queEliot creyera algo diferente a lo que élquería.Además,hablartodavíalecostabademasiado.
—¿Quiénmebusca?Eliot,queescrutabalosalrededores,porfinlededicósuatención.—¿Qué?Ah,sí,losdelbarracón.¿Notelohedicho,colega?¿Seguro?Sonnyme
trincóymeacompañabaalatorreesaqueseparaelbosquedelaprisiónnormal,paraelrecuento,yasabes,paraquenonospillaranytodoeso.Bueno,elcasoesquenostopamosconlosdenuestrobarracón.Eljefeestabademalhumor,peroSonnyledijonoséquéaloídoyselepasó.¿Noesalucinanteesemocosoysuojodecristal?Lomejoresquenohacíafaltacruzarlatorre,aunqueSonnyhabíapreparadounaexcusapara ti, por cierto.Dylannosha asignadoun…¿torneo?No sémuybien cómo sedice. ¡Pero tenemos un partido contra otro barracón! ¿No es genial? ¡Qué suerte!,¿verdad?¡Meencantaestesitio!
A Kevin lo que le encantaría saber es qué había pasado entre Sonny y Eliotmientras él había estado inconsciente. Kevin habría jurado que Sonny habíahechizadoaEliotparaquefuerasumejoramigo,porqueesoeraloquesedesprendíadesueuforia.DabalaimpresióndequeEliotestuvieraenunparquedeatracciones.
—¿Juegos?Kevin dudaba de que se tratara de nada bueno. Después de todo, ¿qué habían
vistoenBlackRockquesepudieraconsiderarbueno?—Sí,juegos—repitióEliotconunasonrisaladeadaquetorcióaúnmássunariz
—.Luegome cuentas de qué van, ¿eh?Tienen que ser una pasada.Espero que lapróximavezmeincluyanenelequipodenuestrobarracón.—Eliotledioungolpeenelhombro—.¡Quésuerte tienes,colega!Mealegroporti.Tedijequeerasungrantipoyporesotepasancosasbuenas.Peroyovolveríaya.Eljefesevaacabrear.¿Vesaquelárbolquepareceapuntodecaerse?Detráshayunagaleríaqueteconduciráalestadio.Venga,va,queteestánbuscandotodoscomolocos.
Eliotleentregóunaantorcha.—¿Novienes?—preguntóKevin.—Ya me gustaría, colega, pero esta vez no me han seleccionado. Tengo que
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buscar a Stewart. A ese pirado se le fundió el cerebro todavía más en cuantoamaneció. Te lo imaginas, ¿a que sí? Lasmalditas sombras. En cuanto las vio, suparanoiaalcanzónuevoslímites.Enfin…¡Quétevoyacontar!
Kevin recordó que al despertarse había oído a Stewart hablando sobre algorelacionadoconcuatroespaldas,una locura,queseguramente significabaalgo.LosdeliriosdeStewartserelacionabandeunmodoextrañoconsucesosaúnmásextrañosdeaquellaprisión.
—Anteslooí…Creoqueporallí,pero…—¡Genial! —Eliot salió corriendo en la dirección que Kevin apenas había
señaladoconeldedo—.Estaveznosemeescapará.—Sindejardecorrer, segiróparaañadir—:¡Vetealosjuegos!¡Ynotepreocupespornada!¡YomataréaStewart!¡Teloprometo!
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—¡Desnúdate!La miraban tres hombres que no reconocía. Rachel Sanders todavía estaba
mareadacomoparadistinguirsusrostroseidentificarlos.Nocreíaconocerlos,porquetampocosusvocesleresultabanfamiliares.
Sumenterevolvíalosrecuerdosdeunmododespiadado.Rachelnisiquierasabíadóndeseencontraba.Teníalamanoderechaapoyadaenlapared,yeraconscientedeque, si la retiraba, pasaría serios apuros para mantenerse en pie. Su visión y sumemorianoparecíanhallarseenmejorestadoquesusentidodelequilibrio.
Vestíaunaprendaholgadaque lahacíasentirsedesnuda.Unaprendaqueera…una bata azul, ¡una bata de hospital! Esa información orientó sus recuerdos, no losuficienteparadespejarsucabeza,perosíparaindicarleunadirecciónqueexplorarensumemoria.Sehabíadesmayado…,enlosmuelles…,antesdesubiraunbarcopara un crucero por el lago Michigan. Alguien debía de haberla reconocido y lapolicíalahabríatraídoalhospital.
—¿En serio tiene cincuenta años?—preguntó uno de los tres hombres que laestudiaban.
—¿Esqueeresimbécilosetehecongeladoelcerebro?¿Nosabesquiénes?Secasóconesemierdecillademúsicoquetienelamitaddesuedad.Esfamosa.Avecessale en revistas de esas que están siempre en las peluquerías. Claro que tienecincuentaaños.
—Yo entiendo su confusión—dijo el tercero—. He estado con tías de treintamuchomásfeasqueella.
—Yesoquepagas—dijocondesprecioelprimero,elqueparecíaserelcabecilladeaquelgrupo—.Enfin,muchachos,prontoveremosloqueescondebajolabatayjuzgaremos si su cuerpo aún conserva las cosas en su sitio. Pero apuesto a que sí.Estaspijasricasseoperanysegastanfortunasenconservarloqueestamosapuntodedisfrutarnosotros.¡Enexclusiva!
No parecían médicos. Rachel dudó que se hallara en un hospital, como habíasupuesto.Yporloquehabíaentendido,esoshombresnoplaneabannadabueno.
Rachel forzó su maltratada cabeza para encontrar una respuesta. Le asaltó laimagendesuabogadoydeunachicajoven,tambiénladeunadoctora.Luegotuvolaimpresióndeestartumbadamientrassucuerpodababotesyunosárbolesarañabanelcristalconunasramasqueasomabanentreunanube.Eraconfuso,peroestuvocasisegura de que el último recuerdo era el de un viaje en autobús. Entoncesmiró lapared sobre la que apoyaba lamano. Era una pared negra, no de ladrillo, sino depiedra.Yporfinentendióadóndelahabíantraído.
Tenía mucho sentido que esos tres tipos vistieran el mismo uniforme, comocorrespondealosreclusosdeunaprisión.
Parasudesgracia,tambiénteníasentidoquesedispusieranaviolarla.
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—ExceptoaDylan—dijoRandall.Sutonoestabaamediocaminoentreunapreguntayunaafirmación.Suhermano,
queahoraleestudiabacongraninterés,yalehabíaadvertidodequeDylanBlaireralaúnicapersonaquenopodíanreplicar.YenrealidadaRandallnoleimportabaenestosmomentossabercuáleralaparticularidaddelalcaidedeBlackRock.Bastantetenía con asimilar que su verdadero talento consistía en adoptar la forma de otraspersonas.
Precisaba algo de tiempo para sí mismo, para organizar sus ideas. Así queesperabaqueelSantocontestaraigualmente.
—Cierto.Alalcaideno lepodemoscopiar,peropuedes intentarlo, siquieres; aDylannolemolestará.Enrealidad,esaesunadelasrazonesdequeelchicoqueosperseguía fuera acompañado de Zeta. Si hubieras aprendido a cambiar de forma,podríashaberdespistadoacualquiera,peronoaeseperro.
—¿Porelolfato?—aventuróRandall.—Enparte,perosobretodoporsuadiestramiento.Randall ya había decidido que creía lo que su hermano le había contado. Los
detallesencajaban.Osea,queestabapreparadoparadarelsiguientepaso.—¿Por qué podemos replicar personas? ¿Kevin y los demás también pueden
hacerlosiaprenden?—Ellosno.Sus…gemelos,porllamarlosdealgúnmodo,difierenenelcolorde
losojosyelcabello.¿Notasalgunadiferenciaconnosotros?Demasiadoobviacomoparapasarlaporalto.—Nosotros no…—Randall lo comprendió amitad de la frase—. Es a ellos a
quienesdebemosreplicar.Somoscalvosysinojosparaque…¿nosesepaacuáldeellospodemoscopiar?
—Exacto.Eseesnuestroverdaderodestino,hermano.—Hablasmuchodeldestino,peronoloentiendo.¿Porqué?—Espera,relájate—lepidióelSanto—.Yotardémesesenasumirlo.ADylanle
costómuchotiempoconvencermeyenseñarme.Loidealseríaquetambiénpudierasdedicaralmenosunassemanasaasimilarlo,peropordesgracia,notenemostiempo.
—¿Porquéno?—Por la mujer de Kevin. Es nuestro mayor enemigo, pero no adelantemos
acontecimientos. Tengo que condensar mucha información en poco tiempo paraenseñarte. Confía en mí, al menos mientras te lo explico, y luego te formarás tuopinión.Tienesquehacerunesfuerzoporabrirlamente.
—Lo intentaré—accedióRandall—. ¿Por qué estamos en peligro? ¿Por copiargente?
—Porquesomosunerror.Másimportantesdeloque…nadieimaginó.Consideralasimplicacionesdenuestro…talento.
Randall lo intentó. Sin duda, la suya era una habilidad única con múltiplesaplicacionesposibles,peronocomprendíaporquéconllevabatantopeligro.
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—Sientoquealgosemeescapa—confesó.—Empecemos por algo sencillo—propuso su hermano—. Imagina unamadre
quepierdeasuhijo.Túpodríasreplicaralhijoytalvezaliviarsudolor.—Noloveocomoalgomalo.—Essoloelprincipio.Tambiénpodríassuplantaraldirectordeunbancoyrobar
eldinero.—Esoyapintapeor—dijoRandall—.¿Eseeselproblema?¿Queabusemos?—¿Te parece poco? Vamos a ir unos pasos más allá. Podrías suplantar al
presidentedelosEstadosUnidoseiniciarunaguerra.Perono,esenoeselproblema,noelúnico.¿Haspensado,Randall,loquelesuponealagenteserloquees?
—Ahoranotesigo.—Un atleta, un jugador de ajedrez, un músico, un astronauta… Cualquier
disciplinafísicaomentaldelserhumanoexigeunagrandedicaciónsiquieresserelmejor. Nosotros podemos adquirir cualquiera de esas cualidades en segundos.Pondríamosencuestiónvalorescomoelesfuerzoyelsacrificio.
—Y podríamos utilizar esas cualidades para objetivos diferentes de los quepretendía quienes tanto se esforzaron por conseguirlas—añadióRandall siguiendoesalíneadepensamiento.
—Perohaymuchomás.¿Ysireplicamosaalguienyluegomuere?Porejemplo,podríamoshaberperpetuadolamentedeEinsteinaunqueélyanoestéconnosotros.
—¿Yesoesmalo?Meestásdesorientando.Túhaspensadomuchoenestoperoyono,ymedalasensacióndequeteburlascontuexposición.
—Teayudoacomprenderlo.Yrespondiendoa tupregunta,esmalo,sí.Dale lavueltaalargumentodeEinstein.
Randallsolonecesitóunsegundoparaveraquésereferíasuhermano.—Hitler…—Esoes.¿Aquiénreplicasyaquiénno?¿Conquéfin?¿Quiénlodecide?¿Túy
yotenemosesaresponsabilidad?—Contestatúynomemareesmás.—Dalomismo—sonrióelSanto—.Lacuestiónesquepodemoshacerloyeso
no está bien. Siempre habrá alguien que quiera destinarnos un fin… discutible.Aunquenolocreas,nuestraexistencia,alalarga,noesbuenaparalahumanidad.Yome resistí a creerlo, pensé que podía hacer mucho bien, pero como te dije, notenemostiempoparadisertarsobreelasunto.Luegolorazonastúsolo,porquenoessencillo y verás la cantidad de peligros que suponemos, aún con las mejoresintenciones.
Randallaceptóelargumento.—Entonceshaygentequequiereutilizarnos,comolamujerdeKevin.¿Eseso?—No exactamente. Es la simple posibilidad de lo que podemos hacer el
verdaderoproblema.Nodeberíamospoderreplicaralagentenormal,soloaKevin,Eliot,Rachel…A ellos sí, a los que están aquí, enBlackRock, camuflados como
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presoscorrientes.—Laposibilidad…—Somos un error, Randall. Un fallo de alguien que nunca pretendió que
fuésemosloquesomos.Unaanomalía,porquenoseprevióque,sipodíamoscopiaraKevin, también podríamos hacerlo con personas normales. ¿Yqué se hace con loserrores?
—Unerror…Hablascomosi…—Comosinofuéramoshumanos.Noscrearon,Randall.Alguiennoshizocomo
somos. —El Santo hizo una pausa. Invitó a Randall a hablar. Randall declinó lainvitación con un bufido que le instaba a proseguir con la explicación—. Tedd yTodd. Los conoces. Los viste en una ocasión cuando Zeta te atrapó, hacemucho.Ellos son tus creadores,Randall. Solo que no previeron todo nuestro potencial. Seequivocaron.YhanenviadoalchicoyaZetapararectificarsuerror.
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KevinPeytonseapoyóenunarocacubiertaderaícespetrificadasyresopló.Acudióasucabezaunmillóndemaldiciones.HacíaratoquelapequeñafiguradeEliothabíadesaparecido.SuescurridizoamigosehabíadeslizadoentrelosarbustosantesdequeKevin,aúnesforzándosealmáximo,pudieraalcanzarle.Noleveíaporningunaparte,nisiquieraalaluzdeldía.
LaextrañavegetacióndeBlackRockseamontonabadeformairregularycaótica.En algunas zonas, formaba pequeñas culebras de tierra que recordaban a senderosretorcidos, aunque nunca conducían a ninguna parte. También había paredes deramas,troncosypiedrasquenoeransencillasdesortear.Kevinsehabríaperdidodenoserporquedevezencuandodivisabaelcontornodelosbarraconesy,enelsentidoopuesto,elmurodeniebla.Losbarraconesparecíandescansarsobrelomásaltodelbosque, en una meseta situada en el centro. La niebla se alzaba tan alto que sedistinguíadesdecualquierlugar,pormuylejosqueestuviese.
La idea de regresar a su barracón, a participar en aquellos juegos que le habíamencionado Eliot, no le seducía en absoluto. Valoró la posibilidad de atravesar laniebladenuevoparavolveralaprisióndeAlemaniaytratardedarconsumujer.Sinduda era la opción que más deseaba. Le impedía hacerlo un fuerte sentido de laresponsabilidad. Eliot había dicho, con toda la normalidad del mundo, que sedisponíaamataraStewart,porloquetantoelunocomoelotrolenecesitaban.Peroademásnose librabadeunpensamientosutil,unaintuición.Sonnylehabíadejadoinconscienteylehabíatraídodevueltaporunarazón.Talvezesarazónnofueradeltodobuena,peroaquelchicoconelojodecristalhabíademostradoserelquemássabíadeBlackRock.Probablemente lo inteligenteeraobtener respuestasdeSonnyantesquearriesgarsedenuevoatravésdelaniebla,averiguarmássobresumujeryasíestarpreparadoparaenfrentarseaella.
Los susurros, como siempre, surgieron de todas partes y de ninguna, algunasramassemovieron.Derepentehabíamásnieblaflotandoasualrededor,pinceladasblancasquepasabanasu lado.Kevin tratódedistinguiralgo,dedescifraraquellossilbidos.Nolologró.Encambio,recordólamáximaquehabíaescuchadodesdequeingresóenlaprisiónyqueporlovistoseempeñabaennoobedecercontinuamente:nuncaestéssoloenBlackRock.
Kevinencontróunaaperturaenelsuelo,unatoscacicatrizenlatierraquedabapasoaunagalería.Leparecióunbuenlugarparaocultarseoalmenosparareducirlaposibilidad de que alguien le asaltara desde cualquier dirección, como sucedió laprimeranoche,cuandosintiómanossobresucuerpo,aunquenollegóaveranadie.Noleapetecíarepetiraquellaexperiencia.
Elinteriordelacuevaestabamásoscuro.KevinencendiólaantorchaquelehabíaentregadoEliot.Entonces,sinentendercómoniporqué,sellevólamanoalpecho.
Lossusurrosdesaparecieron.Ahoraescuchabavoces.Nopodíadistinguirlasconclaridad,lerecordabanagemidosolamentos,peroeranvoces,deesoestabaseguro.Tambiénoyóalgunaspisadasfueradelacueva.Allíhabíaalguien,variaspersonas.
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Kevindiounpasohacialasalida.—Nosalgas—dijounavozasuespalda.Lo queKevin vio al darse la vuelta le recordaba a unamujer. Aquello que se
mostrabaantesusojosparecíaunamujeralta,aunqueno tantocomoél,decuerpobien moldeado y descolorado por una traslúcida escala de grises que hacía difícildistinguirentresupielylaropa.Envezdepies,laformaseerigíasobreunabrumadifusaqueleconferíalaimpresióndelevitaraunpalmodelsuelo.Parecíatriste.
—¿Estás…muerta?—preguntóKevin.—Nopuedo hablar sobremi estado—contestó la aparición—.Aunque todo lo
quehasvistoenestelugar,máslasconclusionesobvias,deberíanhacerinnecesariamirespuesta.
Kevinasintió.Lanocheanteriorhabíavistoalmuertoqueélmismoamortajóenlafuneraria,justodespuésdenotaralgoenelpecho.Ahorasabíadequésetrataba,loqueSonnylehabíapedidoquehicierayélnohabíaentendido.Kevinhabíadetenidosu corazón. De alguna manera, eso le permitía ver a los muertos y entender sulenguaje,quedeotromodopercibiríacomosusurros.
—¿Quéesestesitio?¿Porquévienenaquílosmuertos?¿PoresomatóSonnyalagentedelFBI?¿Paraquenoacabaraaquísu…alma?
Lamujerapenassemovió.Todasuimagenparpadeó.—TienesquesalvaraStewart.—¿Lo dices porEliot?Eliot hablamucho pero no le haría daño a…—En ese
instanteunaideaprovocóunchispazoensucabeza—.Ereslamujerdelhombredelasilla de ruedas, ¿verdad? Stewart temencionó. Dijo algo de que te ayudáramos…¡Espera!
Lamujersehabíagirado.Seinternabaenlagalería,flotabasobrelanubeenqueterminabansuspiernasmientrasseperdíaenlasprofundidadesdelacaverna.Kevinlasiguió.
Le sorprendió lo poco que había pensado en la vida después de la muerteconsiderando que trabajaba en una funeraria. La preocupación de Kevin siemprehabíansidolosvivos,presentarelcuerpodelfallecidoenelmejorestadoposibleparareconfortarasusseresqueridosyayudarlesasuperarlapérdida.Eraevidentequesuspensamientos discurrirían por caminos muy diferentes cuando tuviera tiempo dereflexionarsobreaquellaprisiónenlaquelosmuertossepaseabanporunbosque.
UnospocosgirosbastaronparaqueKevinperdieradevistaalamujer,igualquelehabía sucedidoconEliotpocoantes.Kevinno tardóencomprobarque sehabíaperdido.Avanzabaentreunanieblacadavezmásespesa,máspegajosa.Sesintióalgomejorsinquehubieraunarazónaparente.Suestadodeánimomejoraba.Yentendióquelanieblaqueleenvolvíanoeranatural.Noerablancacomolaqueseescurríapor el bosque, sinonegra, como la delmuro.Lashabía confundido a la luzde lasantorchas, pero ahora estaba seguro. La galería en la que se encontraba debía deatravesarelmurodenieblabajotierra,esdecir,queesemuroseextendíahaciaarriba
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yhaciaabajo.Deunmodoincomprensible,Kevinrelacionólobienquesesentíaenlaniebla,tantoahoracomolaprimeravezquelacruzó,conlaspalabrasdeSonny,yentendióqueélestabahechoparaatravesarla.Nosoloél, tambiénEliotytodoslosqueteníanclones.EstabanenBlackRockporquepodíanatravesaresaniebla.
El hilo de sus pensamientos se cortó de repente, cuando sus pies avanzaronmucho más deprisa y perdió el equilibrio. Se dio un buen costalazo al caer deespaldas.Aduraspenasconservólaantorchaenlamano.Kevintratódelevantarse,pero no podía. La superficie sobre la que se encontraba era la más pulida yresbaladiza que hubiese presenciado en su vida. Se sintió más torpe que nuncaintentando levantarse. Sus pies y sus manos resbalaban como si se posaran sobrehielo,soloquenoestabafrío.
Deprontoelsueloseiluminó.Noeraaquellaluzelresultadodeunabombilla,nidecien,nidemil.Todalasuperficieseiluminóuniformemente,yeratanampliaqueloabarcabatodo,comosielairesehubieravueltodecolorblanco.Kevinsesintiócomosiestuvierasentadosobreelsol.Tuvoquemirarhaciaarribaporquelaluzquebrotabadeabajoeradolorosa.
Kevinadvirtióundestellodeoscuridadalgomásadelantequeeracomounalivioenaquelmardeluz.Sedeslizósindificultadsobreaquellasuperficietansuavehastaaquelpunto.Primeropensóqueeransímbolosgrabadosenelsuelo,enlaúnicazonaquenoresultabaresbaladiza,perounsegundovistazolepermitiócomprobarquelosreconocía:eranletras.
«Amipadre,unauténticosueñohechorealidad».Debajodeesafrasehabíaunnombre,queKevinsupusopertenecíaalautordeese
grabado.«Óscar».
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El Santo demostró una paciencia considerable. Apenas pestañeó un par de vecesmientrassuhermanodesahogabasufrustración.
CuandoRandallvolvióasentarse,lesangrabanlasmanos,comoconsecuenciadevarios puñetazos demoledores que había descargado contra la pared de la cuevadenominadasalademúsica.
—Me siento mejor—dijo jadeando un poco—. Sigamos. Si Tedd y Todd noscrearon,¿cómoesquefuerontanchapucerosdenoprevernuestra…habilidad?
—Escomplicadoresponderaeso.TeddyToddnoaireansussecretos,¿sabes?Miteoríaesquenoesfácilhacerloqueelloshacen.Nosonperfectos,cometenerrores,yvanmejorando.Yantesdequemepreguntes,noséquiénesson.Lamayoríadelagentequelesconoceytrataconellostiendeaconfundirlosconeldiablo,loquenosconvertiríaanosotrosenalgoasícomodemonios,peronoteapuresporquenoeseso.
—Seguroquetienesalgunaconjeturaalrespecto.NomecreoquedurantetantotiemponotehayasformadounaopiniónmáselaboradaquenegarsuidentidadcomoreyesdelInfierno.
—¿Dios?¿Esesoloquequieresoír?¿TesentiríasmejorsisupierasqueeresobradeDios?¿Quetieneunplanparanosotrosaunquenopodamoscomprenderlo?
—Quierolaverdad—seimpacientóRandall.—Comotodoelmundo.—¿QuépiensaDylandeellos?—Dylan no pierde el tiempo con eso. Un rasgo que envidio de él. Nuestro
queridoalcaideesconscientedequenuncaconoceremoslaverdadysecontentaconentender la parte que sí nos explican Tedd y Todd. Lo que en realidad piensa esapareja,loquedesean,loquepersiguen…Nocreoquenadielosepanunca.Ysí,sealo que sea, es algo que no está a nuestro alcance, llámalo dios, diablo o comoprefieras.Fórmatetuopiniónmástarde.Amímepicalacuriosidadcomoatodoelmundo,perolomejoreshacercomoDylan,conformarseycentrarseenlascosasquesídependendenosotros.
—Todo esto…Estás poniendo a pruebami capacidadpara creerte. ¿Deverdadpretendesquenopiensequeteloinventas?
ElSantoseencogiódehombros.—¿Con qué propósito? ¿Tienes una explicación mejor? Pero entiendo tu
vacilación,nocreas.Teadvertíquetellevaríatiempo.Se necesitaba algo más que tiempo, en opinión de Randall, prácticamente se
tratabadeunactodefe.Yesenoerasufuerte.Habíaleído…—No,replicadoeraeltérmino,porlovisto—,habíareplicadoacreyentesenalgunaocasiónysabíaqueélnunca sería como ellos. Con todo, daba por bueno lo que le había contado suhermano.Esaconvicciónnoeralógica,sinoemocional.Suintuiciónledecíaquesuhermanoestabasiendosincero,loquenoexcluíaqueestuvieseequivocado.
—Lo intentaré una vez más —suspiró Randall—. Unos tipos capaces decrearnos…Realmente suena a una divinidad, pero aceptaré que no podemos saber
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eso.Aun así, crearnos implica… ¡yoque sé!Me cuesta creer que no supieran quepodríamosreplicaraotraspersonas,ademásdelosnuestros,comoKevinylosotros.
Ahorafuesuhermanoelquesuspiró,másfuertequeél.—De acuerdo, no es el momento de tratar ese punto, pero veo que te has
empeñado. Hay otra posibilidad. Tedd y Todd nos crearon así, y sabían que algopodíairmal,aunquenoestuvieransegurosdequéexactamente.
—¿Nolohabíanhechoantes?—Sí,enLondres.DeahívienenlasbatallitasquetantolegustacontaraDylan.
Perodespuésdeaquello,encontraronelmododemejorar.Verás,nuestrashabilidadesprovienendeunossímbolosuntantoextraños.¿Loshasvisto?
—Creoquesí.EnlosautobusesdeBlackRock,¿verdad?—Estánenmás sitios,pero sí, sonesos.TeddyTodd los llaman runas.Tienen
ciertaspropiedadesquenadiecomprende,yhanenseñadoalgunas,muysimples,alosalcaides de las prisiones. Las de los autobuses permiten atravesar la niebla queprotegeBlackRock.
—¿Yqué?—SeimpacientóRandall.—Esas runas están en nuestro corazón. Por eso, entre otras cosas, puedes
detenerlo. Espera, ten paciencia y déjame terminar. Esas runas… no son paranosotros.—ElSantosonabaunpocoavergonzado—.Noseidearonparausarseconsereshumanos.Poresotienenefectossecundarios.
—¿Yparaquéseidearon?—Paraunángelespecial.Randallsepusoserio.Sequedaronensilenciounossegundos,mirándose.—¿Esquenovasadecirnadamás?—El problema es que yo sé todo esto porque Dylan a veces escucha ciertos
comentarios a Tedd y Todd que…Maldita sea, yo no sé nada por mí mismo. EsDylanquienmelocuenta,yDylan…digamosquenoesmuydefiar.
—Aunasíquieroescucharlo.—Como quieras. Creo que hay unos ángeles que son una especie de gemelos
perfectos.Esunpococonfuso,porqueDylanaveces se refiereaelloscomoadoshermanosy a veces comoaun solo ángel.Las runasdel corazónde esosgemelosfuncionandemaravilla,peronosotrosnosomosángeles.Teprometoqueestodoloquesé,yterepitoque,proviniendodeDylan,hayquetomarseesainformaciónconmuchacautela.
—Runasmágicas…Debodeestarvolviéndomeidiotaporseguirdándolevueltasa esta idea. —A Randall le irritaba no poder pensar en otra cosa—. ¿Cómo seenteraronesosdosdequeunángelteníarunasenelcorazón?Estanabsurdoquenisiquieraesperounarespuesta…
—Loleyeronenunaespeciedebiblia.—¿LaBiblia?Estoseponecadavezmejor.—No, no laBiblia que conocemos—aclaró el Santo—.Otra distinta.Un libro
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extraordinariamenteantiguo…—Haberlodicho,hombre.Esoloexplicatodo.—Amínomemiresasí.EsDylanquienhablaconTeddyTodd,noyo.Randall,definitivamente,sehabíaquedadosinnadamásquedecirsobreaquello.—Bueno, toda esta colección de idiotecesme está dando dolor de cabeza.Me
interesalaparteenlaquecorremospeligro.YonosésifiarmedetuamigoDylan.—¿Miamigo?—SesorprendióelSanto—.¿Creesqueyosoportoaesebritánico
idiotaysumaníadeconfundirrebuznosconmúsica?Randalltambiénsesorprendiódelareaccióndesuhermano.—Enlamúsicanoandatandesencaminado…—Randall,porfavor.—¿Deverdadquenosoisamiguitos?Penséqueeraisuñaycarne.—Dylanestá loco,Randall.Esunapersonasincualidadesdeningunaclase,un
perdedor nato. Es peligroso de un modo complicado de explicar, incluso para símismo, por su lógica y su forma de ver las cosas. No es exactamente una malapersona, no creas. De hecho, es demasiado bueno con quienes le odian y ledesprecian.Bah,enrealidadesdifícilsaberloqueaDylanleimporta.
—Meestásconfundiendomásqueconlodelángel.¿Noeselquemandaenestacárcel?
—Desde luego. Manda en este sitio, lo que le convierte en alguiencondenadamenteimportante.
—Ahoradiríaqueletemes.—Más que a nadie.Dylan es imprevisible.Él se jacta de no tener secretos, de
contar todo a cualquiera, y es cierto. Pero no se da cuenta de que élmismo es unsecreto.Nosabeloqueleapeteceráenunmomentodado,yDylanfuncionaasí,soloquieredivertirseytalvezencontraraalguienqueleaprecie.Esoestodo.
—Nosuenacomplicado.—Lo complicado es saber qué le divierte.Dylan ha tenido todo lo que puedas
imaginar. Se aburre mucho… Cuando lo pienso casi me da pena. El pobredesgraciado…Teloexpondrédelmodomásclaroposible:másnosvalequeDylannolleguealaconclusióndequeperjudicarnoslelibraríadesuaburrimiento,porqueestaríamosperdidos.Nuestrodestino…
—Y dale con el destino. No es una palabra queme guste. Da a entender quetenemosquehaceralgoporqueotrolohadecidido.
—Esexactamenteesoaloquemerefiero.Randallbufó.—¿Copiaralosotrosenestaprisión?EntoncesDylansehaequivocadoconmigo.
¿Porquélesigueseljuego?¿Porquéleayudassiesuntarado?—¡Porqueestáloco,Randall!¡Yporqueesúnico!—exclamóelSanto—.Dylan
es la única persona del mundo lo suficientemente desequilibrada para ayudarnos.¡Nadiemás se atrevería a intentar lo que él se propone! Antes lo has dicho bien,
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hermano. Somos esclavos. Nos crearon para serlo, para cumplir un propósito. ¡YDylaneselúnicoqueestádispuestoalibrarnosdeesoyayudarnosasernormales!¿Loentiendes?—ElSantoagarróaRandallporeljersey—.¿Puedescomprenderloquesignifica?Eselunáticoesnuestraúnicaesperanzade…
Seretiró,diounpasoatrás,ysesentó.Randallobservóensilencioasuhermanomientrasrecobrabalacompostura.
—Losiento—dijoelSanto—.Nodebíahabertepresionadotanpronto.Pensarásqueestoyloco.Yolopensaríasialguienmecontaratodoestodegolpe,sinpruebas.
—Noimporta—murmuróRandall—.Cuéntameeseplanquevaaliberarnos.—Nopuedo,hermano.Quierohacerlo,deverdad,perositelodigoyteniegasa
ayudarnos…Loperderíamostodo.EnesoDylantienerazón.—¿NotefíasdemíperosídeDylan?—Dylan acierta más de lo que él mismo cree. Tienes que decidirte, hermano.
Antes no puedo contarte toda la verdad. Si cayeras en manos de Tedd y Todd yhablaras… Quiero ayudarte, quiero que creas en mí, que entiendas tu propiasituación.Peronopuedocorrerelriesgodequenoseaasí.
—¿Ysiloentiendoperonoquierocolaborarenloqueandáistramando?—Seríasestúpido.—Nomehascontestado—insistióRandall.—Temataría—dijoelSantomirándolefijamente—.Dylannoseríacapaz,estoy
seguro,peroyosí.Nosjugamosmuchomásquenuestravidaentodoesto,Randall.ProntoverásloquerealmentesucedeenBlackRock.
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Sonaron pisadas, muchas, que se acercaban deprisa, acompañadas por el eco queresonaba en la caverna con una cadencia rítmica, casi militar. Kevin Peytonretrocedió en el mar de luz que le rodeaba, en dirección opuesta al ruido de laspisadas.
Le costaba desplazarse con seguridad sobre la superficie resbaladiza de la quebrotaba la luz.Con frecuenciaperdía el equilibrio; entoncesgateaba, patinabay sevolvíaalevantar,escupiendojuramentos.Seguiabaporeloído,yaquelaluzeratanintensaqueapenaslepermitíamantenerlosojosligeramenteentornados.
Porfinplantólospiesylasmanosenpiedra,rugosa,ásperayunpocofría.Habíasalido de aquella extraña superficie. Y de nuevo estaba a oscuras. Le envolvía lanieblasubterráneaquehabíacruzadoantes,demodoqueseencontrababajoelmuro,devueltaaBlackRock,laprisióndeChicago,esperaba,noladeAlemania.Unavezmás,sesintiócómodoenaquelentorno.
Sinembargo, laspisadasnosehabíandetenidoyahorasonabanmáscercaquenunca. Puede que le hubiesen descubierto. Kevin se pegó a la pared y dejó derespirar, literalmente.Al poco aparecieron puntos de luz entre la bruma, antorchasquetitilabanyqueiluminabanbrazosmusculososylargasmelenasrubias.Debíadehaberalmenosdiezcentinelas,todosidénticos,réplicasimposiblesdedistinguirunasdeotras.CualquieradeellospodíahabersidoelquelehabíareducidoenAlemanialanocheanterior,asíqueKevinseaplastócontralapareddepiedraesperandoquenoadvirtieransupresencia.
Laplegariaobtuvoresultado,porqueningunodeloscentinelaslevio,apesardeque uno de ellos pasó a dos metros escasos de distancia. Cuando el ejércitodesapareció, Kevin se quedó a oscuras y entendió que había perdido la antorcha.Decidió que seguir el resplandor de las antorchas de los centinelas era mejor quesumirseenlaoscuridaddelaniebla,yasíademáslemostraríanelcaminodevuelta.Pordescontado,confiabaenquenoledescubrirían.Supusoqueesaconfianzaseríaotraconsecuenciamásdecolocarelanilloeneldedoapropiado,elqueantesocupabala alianza de matrimonio, y por la capacidad de controlar el corazón, no por elextrañoefectoquelanieblaparecíainfundirensuestadodeánimo.
Salierondelanieblaenseguida,peroKevinnotuvomásremedioquecontinuarlasendadeloscentinelas,porquenoveíaningunabifurcaciónquelepermitieratomarun camino diferente. Desde su posición, prácticamente a oscuras, tenía que cuidarmuchodenopisarenfalsoycaer,loquedelataríasupresencia.
Escuchó un sonido familiar, también rítmico, metálico, que provenía de másadelante, de una zona bastante iluminada. Al acercarse vio que la galería seensanchaba, la rocade lasparedeseradistinta,muchomás irregularde lohabitual.Los centinelas distribuyeron las antorchas entre las piedras, recogieron picos delsueloycomenzaronagolpear,excavar,picar,ydescargargolpes terriblescontra laroca.Trabajabanensilencio,inexpresivos,sinmostrarcansancioniesfuerzo.
Kevinnoentendíaloquehacían.Sesuponíaqueeranlosreclusoslosencargados
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deextraerlarocanegra,uncastigoalquehacíanreferenciacomoserenviadosalasminas.Peroallínohabíapresidiarios,solocentinelas,almenoshastaahora,porqueenseguidaseoyerongruñidosyjadeos,laseñainconfundibledelosinmensosperrosnegros que utilizaban para tirar de los carruajes. Las bestias llegaron corriendo,descontroladas, o eso parecía, porque se abalanzaron contra la roca en aparentedesordenaunquesinentorpecerenningúnmomentoaloscentinelas.Kevinabriólosojosal límitealvercómolosperrosmordían lapareddepiedrayentregruñidosybabeossuscolmillosdesgarrabanlaroca.
Tras unos minutos observando, resultó obvio que los centinelas atacaban laspartesmáslisas,mientrasquelosperrosseencargabandelossalientes,lospedazosquesobresalíanypodíanaprisionarentresusfauces.Loqueparecíacaoseraordenenrealidad.Sesincronizabansinnecesidaddecomunicarseentreellos.
Unaeternidadmástarde, loscentinelasseretiraronconlosperros,quetrotabanentreellos.Kevinparpadeó.Sehabíaquedadoenunestadocercanoalahipnosisdetanto verles trabajar. El ensanchamiento que habían logrado en la galería eraconsiderable.Elsueloeraunpequeñomardecascotesytierra.
Enseguida llegóunasucesióndereclusosquecomenzóacargar loscascotesenfila india.Unacadena losmanteníaunidoscongrilletespor lospies.Elprimeroseagachaba, recogía un fragmento de roca, giraba y desaparecía por el corredor quehabíavenido,despuéselsegundoyasísucesivamente.Lospresossemovíantodosala misma velocidad; lo contrario causaría tirones y puede que la pérdida deestabilidad de la cadena entera, algo que, a juzgar por sus rostros y expresionesabatidas,habíanaprendidoanohacer,seguramenteporlasmalas.
Kevin,agachadoensuescondite,noseatrevióasalir,apesardenoveraningúnguardia.Ignorabasilospresosledelatarían.Esperó.Ydescubrióquesupaciencianoera ilimitada. Los convictos ya habían limpiado casi la mitad de la zona. Ahoraarrastrabanlospiesyapenasenderezabanlaespalda,peronosequejaban.Solohabíaunreclusoquenoparecíafatigado,untipoconelpelo largoypelirrojo,sucio,quelevantabalasrocassinapenasesfuerzo,comosiacabaradeempezar.
Kevin decidió salir y tratar de escapar. Antes o después los presidiariosterminaríanlatareayeraprobablequeloscentinelasregresaran.Preferíaarriesgarseconlosconvictos.
Le miraron en cuanto le bañó la luz de las antorchas. Kevin no les notóespecialmente sorprendidos por su aparición. Tampoco se detuvieron, sino quecontinuarondesfilandoenperfectoorden,recogiendorocasycargandoconellasdevuelta.Kevinsedeslizóporunlateralensilencio,enbuscadeunasalida.
Lagaleríaeramuy larga.Lospresidiariosandabanentre tinieblas,dadoque lasantorchas eranmuy escasas.Al final había unas vagonetas que descansaban sobreraíles.Lospresosvolcabanlaspiedrasenlasvagonetasy,cuandoestabanllenas,lasretirabanylassustituíanporotrasvacías.AquellasvagonetasletrajeronaKevinmuymalosrecuerdosdesunocheenlaprisióndeAlemania.
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El convicto del pelo largoy rojo acababade depositar su carga y regresaba denuevo,porlagrutayaoscuras,hastaemergeralotrolado,donderecogeríamásrocasy vuelta a empezar. Kevin encontró una pequeña galería que se alejaba. Debía dehaberlatomadosinvacilar,peronolohizo.Sequedómirandoaltipodelpelolargocuandoestuvocercaporquenoloeraenrealidad.Setratabadeunamujer.Kevinlamiró de nuevo. Sus facciones, examinadas con un mínimo de atención, eranclaramente femeninas. La había confundido con un hombre por el uniforme depresidiario,quenosediferenciabaennadadelmasculino,yporqueteníaentendidoque los convictos se separaban por sexos. Nunca había oído hablar de unapenitenciaríaquemezclarahombresymujeres.Deinmediatopensóencómohabríasobrevividoentretantosdelincuentes.Lashistoriassobreviolacioneseranfrecuentes,inclusoEliotlehabíacontadoqueélhabíapasadoporesaexperiencia,conloqueunamujer…
—¿Quéestásmirando?—legruñóellaalpasarasulado.Kevintardóenreaccionar.Lamujerllevabaunadiademaquemanteníaelcabello
apartadodelafrente.Esolepermitióversusojos,queerancomolosdeKevin,deuntono rojizo difícil de confundir. Se fijó en susmanos, en sus dedos, que no teníananilloalguno,alcontrarioqueelrestodelosreclusos.
Kevindiounpasohaciaatrásparamantenerseasualtura.—¿Eresunapresidiaria?Lamujerlemiró.Dabalaimpresióndesermayorqueél,aunquenodesprovista
deatractivo.Además, su rostro le resultóvagamente familiar.Yesoque juraríanohaberlavistonunca.
—¿Que si soy…? No, hombre, esta es la última moda en Chicago —dijoseñalandosuuniforme.
—Perosieres…—Túeresidiota—leinterrumpióella—.¿Esquenoteenterasdeloquepasapor
aquí?Lárgate.¡Ahora!Unladridoleconvenciódequeeralamejoridea.Kevincorrióhastaelpequeño
corredorquehabíavistoantesysealejóa todaprisa,antesdeque losperrosy loscentinelasregresaran.
De nuevo se hallaba sumido en aquel laberinto subterráneo, pero esta vez sinantorcha.Apesardeextremarelcuidado, tropezóycayóvariasveces,unadeellaspor culpa de los raíles. El firme era totalmente irregular. Le resultó imposible noperderse,unasensaciónquecomenzabaaexperimentarcondemasiadafrecuencia.
Oyóvoceslejanasyresolvióaveriguarsuprocedenciaporsidabaconalguienaquienseguiryquelecondujeradenuevoalbosque.Nofuefácil,sellevómásdeungolpe,perologróencontraralqueproferíaaquellosgritosydesvaríos.
ResultósereljefePiers.—¿Tegustaesto,escoria?¡Tengomuchomás!Merecuerdas,¿verdad?Claroque
me recuerdas. Los desechos como tú recuerdan bien todos sus asquerosos delitos.
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Apuestoaquenopensabasquevolverías averme.Sorpresa,pichón.Aquí estoy,yvasalamentarhabermeconocido.
Habíaperdidoeljuicio.Piersestabadentrodeunajaula,comoenlaquelehabíanencerradoaél lanocheanterior.Teníalaporraenlamanoydabagolpesenelaireconunafuriadesmedida,rabioso.Ensusojosbrillabaundestellodelocura.
—¡Cómeteesto!¿Teduele?¡Nohehechomásqueempezar!MirabienaCarlota.Estapreciosidadhaaplastadoamuchaescoria.¡Yahoraestodatuya!
Jadeaba del esfuerzo y cada vez parecíamás furioso. Intercalaba sus amenazasconlosgolpesquearrojabaalaire.KevindudóqueeljefePierspudieraservirledeayuda,porqueeraobvioquenoestabaensuscabales…Opuedequesí.
Kevindetuvosucorazón.Fuesencillo.Simplementelohizo,comosisucerebrohubieseordenadocualquierotromovimientomecánico.EntoncesvioadoshombresenlamismaceldaquePiers.Dosfantasmas,grises,mediotransparentes.LaporradeljefePierspasabaatravésdeellossincausarningúnefecto.PuedequePierslosvierayquisieraherirlos,pero loquenoencajabaeraquesedirigíaaunasolapersonayhablabaensingular,yallíhabíadosmuertos.
Habíamuchosmásenlasceldasdeallado.Unoencadauna.Kevinpodíaverlos.No todos eran igual de… ¿consistentes? Algunos apenas podían percibirse de lostransparentesqueeran.Kevinnoloshabríadetectadodenosaberqueestabanahí,einclusoestandoaltanto,eracomplicadodistinguirlossinosemovían.
SecentróenlosquecompartíanlaceldaconeljefePiers.—¡Temataré!—rugióunodelosmuertos,unhombregordodeaspectomayor,de
másdesesentaaños.Puedequevistieratrajeycorbata,noerafácilapreciarlodebidoalatransparenciayaqueelotrofantasmaforcejeabaconél.
—¡Imbécil! Lo mejor que hice es acabar contigo. —Ese era un hombre másjoven, conuncuerponormal,queno sería suficienteparamedirseconelgordoenunaconfrontaciónreal—.¡Estoesloquetemereces!
Pierscontinuabacastigandoelaireasualrededorconlaporra.Sinembargo,eranlosmuertosquienescaptabanlaatencióndeKevin.Manteníanunaluchaencarnizada,completamente almargen del jefe de los carceleros.AKevin le sorprendiómuchoquehablarandematarsemutuamente.¿Seríaposiblequenoestuviesenmuertosysetratarade…?¿Dequé?Noeracapazdeimaginarquépodríanser.Yaeracomplicadoasumir que los muertos camparan por aquella prisión, como para buscar otraexplicación.
Elfantasmadelhombregordoadoptóunaexpresiónsalvaje.—¡Pasaré la eternidad matándote! ¡Médico asqueroso! ¡No sabes a quién le
hicistetrampas!El fantasma joven, que por lo visto había sido un médico en vida, no se
amedrentó,alcontrario.—¡Si fueras tan inteligentecomodecías,habríasdescubiertomis trampas!Pero
erasdemasiadoegocéntrico,soloteinteresabatuimperioytusmillones.¡Tuvistelo
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quetemereces!¡Volveríaahacerlomismounmillóndeveces!Losmuertosnodebíandecansarsenunca,porquecontinuaronpelandosinacusar
dolorofatiga.Kevinsolosacóenclaroquehabíanfallecidojuntosenalgúntipodeconfrontaciónenlaqueelmédicohabíaquebrantadolasnormas,porunamujersinolohabíaentendidomal.Tambiénhabíaparticipadoun suicida,peroesaparteno lallegó a entender bien entre tantos gruñidos, odio y acusaciones, sumados a losdesvaríos dePiers, que no cejaba en atizar el aire con su porra y sus improperios,aunqueeljefedeloscarcelerossícomenzabaafatigarse.
—¡Piers!¿Quéestáshaciendo?Kevinseocultótantocomopudotrasunsaliente.DylanBlairacababadellegar
paseandoconsubastónynolohabíaoídoporestarconcentradoenlosmuertos.Lasuertehabíaqueridoquenollegaraporlaespaldaolehabríadescubierto.
—¡Dylan!—Piers apenas se volvió amirarle—. Solo un pocomás, por favor,quierodarlesumerecidoaestaescoria.
—¿Escoria? —Se extrañó el alcaide—. Ah, entiendo. No es esa celda. Ven,vamos,saldeahí.Telomostraré.
EljefePiersobedeciócondocilidad.SeacercóaDylan,quienselimitóadarungolpecitoconelbastónenelsuelo.Piersagarróelbastónconsuenormemano.
—¿Qué?—SeasombróPierscuandoechóunnuevovistazoalacelda—.Perosisondostipos…
—Dos caballeros de lomás peculiares—confirmóDylan. Era evidente que elalcaide podía ver a losmuertos, al igual que quien sostuviera su bastón—.Llevanaquídesdequellegué,ysospechoquehacíayatiempoqueperdieronlavida.Avecesme gusta observarlos un rato, por curiosidad, pero aburren enseguida, ¿sabes?Siempreestánigual,peleando.Nunca,entodoestetiempo,sehandetenidoahablarohanllegadoalmenoracuerdo.
—No me importan esos dos pichones. ¿Dónde has encerrado al mío? Quieroaplastarlo, Dylan, por favor. Dijiste que lo conseguiste paramí. ¡Tengo derecho amachacarlounpoco!
—Piers,Piers…—Dylansacudiólacabeza—.¿Esquetehementidoalgunavez?Puesclaroquepodrásdesquitarte,amigomío.Pero¿quétetengodichodeestapartedelaprisión?
EljefePiersagachólacabeza.—Quenovengasolo,sinti—dijoavergonzado.Dylanleacaricióelhombro.—Espornuestrobien.Habrátiempo,teloprometo,todoelquequeramos,pero
primero debemos ocuparnos de Black Rock, ¿no crees? ¿No sería terrible queperdiéramosestemaravillosolugar?
—¡Por supuesto! ¡Cuenta conmigo! —Ladró Piers en un arranque dedeterminación.Soltóelbastónyagarrólaporraconfuerza.Deinmediatosedesinfló,abriólosojosconairepensativo—.Porcierto,teníaquecomentartequeantesunaluz
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muyrarahailuminadotodaslasgalerías.Kevin había considerado retroceder y buscar otro corredor que le condujera al
bosque,peroprefirióesperaralescucharlamenciónalaluzquecasilehabíacegado.Noteníaideadequefueratanpotentecomoparahaberllegadohastaaquellaparte.
—¿Estás seguro, Piers?—preguntóDylan—.Aquí abajo a veces se ven cosasextrañas,poresonoquieroquevengassolo.
—Telojuro,Dylan.Vinodeallí.—Piersseñalóelextremodelagaleríaenelquese ocultaba Kevin—. Era así, amarilla…, no, blanca, y juraría que borraba lassombras.
LacejadederechadeDylanascendióconsuspicacia.—Ah,sí,sí.Nodebespreocuparte,amigomío.—Pero¡nohabíasombras,Dylan!Tienesquecreerme…—Tecreo.¿Cómonoibaahacerlo?Eresmiamigo,¿no?Elúnicoquedeverdad
comparteconmigolapasiónporestelugar.Piers asintió, aliviado. Kevin, sin embargo, no tuvo duda de que el alcaide
ocultabaalgo.ParecíaansiosoporlibrarsedePiersyevitarqueindagaramássobreaquella luz que, por lo visto, eliminaba sombras, un detalle en el que no habíareparadoensumomento.
—¿Qué te parece si continuamos con lo nuestro? —prosiguió Dylan—. TúencárgatedelospresosyyodeBlackRock.Tenemosinvitadosnuevosqueingresanhoyynopuedoatenderlescomosemerecen.
El jefe Piers asintió de nuevo, con energía. Se marchó con pasos firmes y laespaldaerguida,trasrepetirleasualcaidequepodíacontarconél.Dylannovolvióelrostro,nisemovió,hastaquelasombradePiersdesaparecióenelsuelo.
—Ah, cuánto trabajo tengo—se lamentó Dylan—. No como vosotros—dijo,presumiblementerefiriéndosealosfantasmas—.Disfrutad,muchachos,disfrutad.Ospondríaalgodemúsica,perotengoqueinvestigaresaluztanmisteriosa.Vosotrosnosabréisnadadeeso,¿verdad?
AKevinnolediolaimpresióndequeningunodelosfantasmasreaccionaraantelas palabras del alcaide, pero no podía asegurarlo, con tantas cosas extrañas quesucedíanenesaprisión.Elalcaideechóaandarentrelasceldas,enladireccióndesuescondite. Kevin no se atrevió a retroceder por miedo a que le oyera, mejor eraquedarseocultoyensilencio,ydejarqueDylanpasaradelargo.
Pordesgraciahabíaunproblemaenelquenohabíacaído.Sucuerpoestababienocultotraselsalientederoca,perosusombrano,queseproyectabahaciaelcentrodel corredor a consecuencia de una antorcha que ardía un poco más atrás, en lamismaparedenlaqueélseapoyaba.Elalcaidenotardaríaenpisarlaycomosiempredirigíalosojoshaciaelsuelo…
SonnylehabíaadvertidodequeDylanpodíaverlassombras.Sieracierto,estabaperdido.Yaeratardeparaescapar:entresocuatropasos,Dylanseleecharíaencima.Asíqueresolvióarriesgarse.
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Contuvo la respiracióny, con el corazónparado, salió almediodel pasillo conintención de acercarse a la pared opuesta, para que su sombra se perdiera entre lapiedra.Paralograrlosehabíaexpuestocompletamente.
Kevinrezóaluniverso,comohacíaEliot,paraquelacanciónqueDylantarareabaahogaraelsonidodesuspisadasencasodequenofueralosuficientementesigiloso.Se encontró allí, de pie, a menos de dos metros del alcaide de Black Rock, quecaminabahaciaél.
SilainformacióndeSonnynoeraexacta,siDylanBlairpodíapercibiralgomásquelassombras,seríaimposiblequenoledescubriera.
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Rachel Sanders retrocedió hasta aplastar la espalda contra la pared. De los tresconvictosquelaacosaban,unoyahabíadadounpasohaciaella.Losotrosdosteníanundestelloenlosojosquenoaugurabanadabueno.
Bloqueaban la única salida de aquella estancia, que no tenía ventanas, tan solouna puerta al fondo, detrás de ellos. Su única posibilidad era resistirse, con laesperanza de que los guardias aparecieran pronto. Rachel no conocía Black Rock,pero era una penitenciaría y los carceleros tendrían que estar en alguna parte. Nopodíaserqueconsintieranunaviolación.
Consideró fingir que no ofrecería resistencia a la espera de que el primero sebajara los pantalones. Un buen rodillazo, preciso, podría librarla de uno de ellos.Claroqueesoimplicabamantenerlacomposturahastaqueestuvieseencimadeellaynoseveíacapazdehacerlo.
—¿Noseráestoloqueyocreo,pichones?—tronóunavoz.Rachel, aún desorientada, tuvo alguna dificultad para ver a una cuarta figura
cuandolostrespresosdieronunpasoatrás.Yesoquelasiluetadelreciénllegadoeradeuntamañoconsiderable.Sosteníaunobjetoconsistenteenunamanoyconéldabagolpesenlapalmadelaotra.
—¿EsasícomonoscomportamosenBlackRock?¿Asíosheenseñadoatrataralaescoria?Carlotanoestádeacuerdoconesaclasede…indecencias.Alasmujeresnoselastoca.
—Porsupuesto,jefe—contestóelquehabíadadounpasohaciaRachel—.Soloíbamosadesnudarlaparadarleelbañodebienvenida,comoatodoslospresos.
—Lepedimosquesequitaralaropa,peronoobedeció.—Nosotrosnonoscomportaríamosdeesemodo,jefePiers.—¡Largo!—gruñóeldelaporra.Rachel comprendió, mientras los tres hombres desaparecían, que los había
juzgadomal.Vestían elmismo uniforme porque eran carceleros, no reclusos.Y elgordodelaporraerasusuperior.
—¿Porquémehanencerrado?—preguntó.EljefePiersguardólaporraensucinturónyseacomodólabarriga.—Por favor,nomevengasconel cuentodequeeres inocente.Es la frasemás
trilladadelaescoria.Yonoteheenviadoaquí.Hasidolajusticiadeestegranpaís.Dalelapalizaatuabogado,siquieres,peroestaesahoratucasa.
Learrojóalospiesunabolsaqueconteníaropadepresidiario.—¿He tenido un juicio?—Continuaba desorientada. Sumemoria apenas había
reconstruido un desmayo en los muelles, un hospital y un viaje ajetreado en unautobúshastalaprisión.Ningúnprocesolegal.
—Lo que pasa fuera de estos muros no me incumbe—dijo Piers—. Te darétiempoparaquetevistas.Notepreocupes,quenotendrásquehacerlodelantedemí.Yonosoydeesos.Losquesí losonacabanenBlackRock.Notenemosropaparamujeres, losiento,aunquecreoqueesdetutalla.Tengodoscosasimportantesque
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decirtesobretunuevohogar.Bueno,mejortres.¿TegustaIronMaiden?LapreguntacogiócompletamentedesprevenidaaRachel.Sumaridoeramúsico,
desdeluegoconocíaalabandabritánica,quenoeraenabsolutodesuagrado,peronoveíalatrampa.NosabíasiPiersesperabadeellaquecontestaraquesíoqueno.
—Lesconozco—dijoRachel.—Nohasdichoquesí,oseaquenotegustan.Teaconsejoquefinjaslocontrario
de ahora en adelante.—El jefePiers se acercóy le tendióunadiadema—.Para elpelo.Llévalasiemprepuesta.EsunobsequiodeDylanBlair,alcaidedeBlackRock.Porúltimo,nuncaestéssolaenestaprisión.¿Lohasentendido?
—¿Estodo?¿Cuándopodréveramiabogado?¿Puedohacerunallamada?—Espabila—dijoPiers,queseencaminabahacialasalida—.EnBlackRockno
hay demasiadas normas. Solo tienes que aprender cómo funcionan las cosas. Ypuedesestarseguradequeaprenderás.
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RandallTannerdetestabapensar.Sostenía la guitarra sin ser consciente de que su mano izquierda continuaba
pisandolostrastes,componiendoacordes.Sumentedivagaba.Nopodíadiscernirquéeralomáscomplicadodecreerdecuantolehabíaexplicadosuhermano,perohabíadosdetallesqueselehabíanatravesado.Unoeraqueleamenazabaalgunaclasedepeligro;elotroquenoselohabíancontadotodo.Randallnohabíasobrevividotodoestetiempoconfiandoaciegasenlosdemás.Habíallegadoelmomentodeexplorarlaprisión.
La puerta de la sala de música estaba abierta. Dudaba de que su hermano sehubieseolvidadodecerrarlaalsalir,demodoquenoestabaconfinadoallí.Randallcaminóporuncorredordepiedranegra,unaespeciede tuberíaenormee irregular.Habíapuertasa los ladosdecuandoencuando,perosiguió recto.Sepuso tensoalcruzarseconalgúnguardia,aunquenoledijeronnada.Habíabifurcacionesycrucescon otros túneles, galerías o lo que fueran aquellos pasillos. Ni un solo cartel oindicaciónquelepermitierasaberhaciadóndesedirigía.
Los recuerdosdel presidiarioya sehabíandesvanecido enparte, por loquenoteníaniideadequécaminotomar.Siguióandando.Loscorredoreseranextraños.Securvabandeformasimposiblesyestabaniluminadosporlámparasqueparpadeabanyparecían a punto de apagarse. Los cables discurrían a la vista por las paredes o eltecho, torpemente fijados a la roca; a veces colgaban tanto que Randall tenía queapartarseparanotocarlosconlacabeza.Eradifícilimaginarunainstalacióneléctricamáschapucera.
Enseguidacomprendióqueaquelloeraun laberintoyqueprobablementeyanoseríacapazderegresaralasalademúsicaaunquequisiera.Lamentónohabercogidolaguitarra.
Seleocurrióquepodríaleeralpróximoguardiaqueseencontrara,aunquenoleatraíalaideadeserinvadidodenuevoporotrapersonalidad.Habíapracticado,talycomosuhermanolehabíaaconsejado,peroaúnnosesentíaconfiado.Quizásacabarareplicandoelcuerpodelguardia,loquepodríallamarlaatencióndeDylan,aquienpreferíaevitar.NodescubriríaelsecretodeBlackRockconelalcaidevigilándole.
Randallsefrotólosnudillos.Lequedabaelrecursodeunbuenpardepuñetazosencasodequeelguardianoseprestaraacolaborar.Despuésde laspalizasque lehabíapegadosuhermano,convertidoeneljefePiersyenKevin,nolevendríamaldesahogarseunpoco.
Casi lamentó entrar en una estancia amplia y diáfana repleta de gente. Ya nopodríasacudiraningúnguardia,noteníamotivosparaello.Lasalaeracomorestodelacárcel,soloqueatravesadaporvigasyalgunospostes,ypresentabalanovedaddeestar perfectamente iluminada. También había algunos armarios y archivadores, ymuchasmesas.Lagente trabajabaensilencio,centradaensu tarea.Randallsupusoqueseencontrabadelasoficinasyqueaquellostrabajadoresdebíandeconstituirelpersonaladministrativo.
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—¿Quéhacesahí?—lepreguntóuntipocongafasquenollevabaeluniformedeguardia—.Tuhermanoteestáesperando.
—¿Enserio?—preguntóRandall.—Yonoleharíaesperarmás.Estáenlasaladevisitas.—Gracias.El individuo había señalado una de las dos puertas que estaban más alejadas.
Randall, mientras sorteaba las mesas de los funcionarios, esperaba que la sala devisitas no fuera difícil de localizar, porque no quería preguntar a nadie y sentirsecomounnovato.Nolofue,aunquehabríapasadodelargodenoserporotroguardiaque le abrió una puerta cuando estuvo cerca. Randall asintió y trató de que no senotaraquerectificabasutrayectoriayquesedirigíaprecisamenteaesasaladesdeelprincipio.
Estabavacía,salvoporunapersonaquesesentabafrenteaunamesacongestopaciente. No era su hermano, aunque la confusión del funcionario que le habíatransmitidoelmensajeeracomprensible.
—Padre—dijoRandalltomandoasiento.ElpadreCoxlecubrióconunamiradacálida.—¿Cómoestás?—Bastantebien—repusoRandallpordeciralgo.—Encontréatuhermano—dijoelpadreCox.Randallcomprendióqueelcura leestabaconfundiendoconsuhermano,conel
Santo.NodebíadeestaraltantodequeRandallsehabíaentregado.—Había quedado con él por la mañana para venir a Black Rock, pero no ha
aparecido.—No tiene importancia —dijo Randall, que había decidido fingir por si
averiguabaalgo.Lehabríagustadopreguntarpor lahijadeKevinyaquelabogadojoven,peroyanoeransuproblema.Randallnopodíapreocuparseportodoelmundo.Bastante tenía con encontrar a Andrew, que andaría por allí, encerrado en algunaparte,ydescubrirsidebíanonofugarsedeBlackRock—.Seguroquevendráantesodespués.Yonomepreocuparía.
—Séqueesmuyimportanteparati,hermano—dijoelpadreCox—.Esperoqueleayudes.Randallpareceperdido.Yestáasustado.
A Randall no le agradó el examen psicológico del cura. No le gustaba dar laimpresióndeseruncobarde.
—Dudoquemihermanoseasusteconfacilidad.—Hasufridomuchoylecuestaconfiarenlagente.Recurrealaviolenciacuando
notienerespuestas.Temoquelehayapasadoalgo…Debesayudarle.Tuhermanoesbuenapersona,losé.
—Mihermanoestábien,confíaenmí.Erestúelquemepreocupa.Estoesmuypeligroso.¿Alguienmássabealgodemihermano?
—LahijadeKevinysuabogado,quelaestáayudando.
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—Tienes que impedirlo. —Randall había encontrado la oportunidad detransmitirlesunmensaje indirectamente,sindescubrirsu identidad—.Nodejesquevenganaquí,¿meoyes?Dilesqueseolvidendeestelugar.
ElpadreCoxreflexionóuninstante.—Puedesercomplicado.Lachicaestápreocupadaporsupadreyelabogadoes
muytestarudo.Creoquesientealgoporella,aunquenosehadadocuenta.—¡Pues convéncelos!—Se enfadó Randall. Se dio cuenta de que apretaba los
puños.Elcurateníarazón:cuandonoveíaunasolución,seencolerizaba—.Eresunsacerdote.Escuchasalagente,lesentiendes.Hablaconellos.
—¿Yquélesdigo?—Miente.—RandallvioensusojosqueelpadreCoxnoestabadeacuerdo—.
Estoacabarámal.Yseráportuculpa.¿Podrássoportarsusmuertescuandosepasquepodríashaberlospersuadidodequeabandonaran?
—¿Abandonarasusseresqueridos?¿Susconvicciones?—repusoelpadreCox—.Yotengolaconcienciatranquila.
Randallnodeberíasentirsefrustrado.LahijadeKevinyelabogadonoeransuresponsabilidad,ytampocoelcura,queevidentementenoleayudaría.
—Eres idiota, hermano—seenfurecióRandall, que continuaba sin comprenderpor qué no lo dejaba de una vez—.No quieres abandonarme amí. Por eso no teatrevesapedirleaotrosquehaganlomismo.Nomevengascontuconcienciaytusconvicciones.
—Creoenlafamilia—repusoelpadreCox—.Tusataquesdeiraytusinsultosnuncahancausadomellaenmí.Tampocoloharánenestaocasión.
Al parecer la relación entre su hermano gemelo y el cura no era idílica,precisamente. Eso le vino bien para que el cura no sospechara de la suplantación.Tambiénlehizopensar,duranteunfugazinstante,quenosolocompartíaelfísicoconsugemelo.
ElpadreCoxnisiquierahabíaparpadeadoanteelaccesoderabiadeRandall,quesabíaquenoexistíamodoalgunodeconvencerlo.Yesoleenfadabamás.
—Túnosabesnadadefamilias.¡Nada!Estássolo.Vivessolo.Solometienesamí porque tus relaciones personales han fracasado. Por eso recurres a tu diosimaginario.¿Creesquesomoshermanos?
—Lasangrenoesloúnicoquecreafamilias.Recuerdomuybientuorigenyelhospitaldelquesaliste,hermano.Soyconsciente…
—¿Elhospital?—seinteresóRandall.—No te apures—le pidió el padreCox—.No he hablado de tus orígenes con
nadieynunca loharé.Meobligastea jurarloconmipropiasangre,hermano,ynohaynadaquepuedahacermerenunciaramipalabra.
Randall se quedó mudo de asombro. El Santo conocía su procedencia, dóndenacieron,odóndesupuestamentefueroncreados…SelohabíacontadoalpadreCox,peronoaRandall.Ynoloharíaamenosqueaceptaraelcompromisodeayudarleen
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lo que fuera que estuviera tramando junto a un ciego lunático adorador de IronMaiden.
Susorígenes…ARandalllecostabacreerlo.Habíanacidoenunhospital,comotodoelmundo.Todaesapalabreríadelacreaciónydequeteníaunsímbolomísticoen el corazón era una patraña, casi con toda probabilidad destinada a queRandallhicieraloqueellosquerían,amanipularlo.AhoraveíaclaroqueDylanysuhermanonolecontaríanlaverdad.Peronolehacíafalta.Elcuraloharía.
Lapuertadelasalaseabrióyentrarontresguardiasquesecolocaronalrededordel padreCox.Randallmaldijo. Estaba calculando si podría leerlo, si le quedabanfuerzasdespuésdetantopracticarloquesuhermanolehabíaenseñadosobrereplicarpersonas.
—Acompáñenos, padre—dijo uno de los guardias—.El último autobús está apuntoderegresaraChicago.
—¡No!—dijoRandall—.Nohemosterminado.Los guardias le miraron, extrañados. Randall podría darles una paliza con un
esfuerzomínimo,perovendríanmás,talvezalertaríanaDylanyasuhermano,yelpadreCoxseenteraríadequiéneraenrealidad.Sielcurasesentíaengañado,pondríareparosacontarlelaverdad,unserioinconvenienteajuzgarporlocomplicadoqueerahacerlecambiardeopinión.
—No te preocupes—dijo el padreCox—.Vendrémañana a verte otra vez. Siarmasjaleo,puedequeDylanrevoquemisprivilegios.
Randallloabrazóconmuchafuerza.—Adiós,hermano—apretómás—.Novengasmañana—susurróensuoído—.
Yoiréaverte.VoyafugarmedeBlackRock.
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Por muy increíble que pudiera parecer, por muy absurda que hubiera resultado laidea,funcionó.
KevinPeyton,enmediodeunagaleríasubterránea repletadeceldasen lasquehabía muertos confinados, contempló anonadado cómo Dylan pasaba a un metroescasodeélsinadvertirsupresencia.LasombradeKevinseproyectabaasuespalda,fueradelalcancedelcaminodelalcaide.
KevintuvoqueagacharseunpocoparaqueDylannoledieraconelbastónjustocuandoestabadelantedeél.Elalcaidelousabaamododeguitarraeléctricamientraslanzabagraznidos.
Cuando levio la espalda, en laque lucíaunestampadode IronMaiden,Kevintodavíanopodíacreerlo.Dehaberestiradoelbrazolehabríapodidotocar.Yaunqueya lo sabía, le sorprendió igualmente comprobar que podía contener la respiracióncuantoquisiera.Nonotaba laquemazónen suspulmonesquedemandabaoxígeno,comolehabíasucedidoenotrasocasionesalolargodesuvida.Teníaqueserporelanillo. Todo había cambiado desde que se lo puso en el dedo correcto.Ya casi nisentíaelfrío.
La espaldadel alcaidedesapareció tras la rocanegra al describir la galería unacurva,momentoqueKevinaprovechóparaalejarseenladireccióncontraria,entrelasceldas, cuidando de no hacer el menor ruido, por si acaso. Dylan era demasiadoextraño como para confiar en que no pudiera oírle desde lejos. Y ahora que lopensaba,elalcaideeracapazdecaminaraoscurasentreaquellasgrutassubterráneas,sinantorchasniluzdeningunaclase.¿Dequésombrasseserviríaparaguiarse?
—¿Estáscompletamenteseguro,Todd?Amisrodillasnolessientabiencaminarsobreestaspiedras.
—Ve con cuidado, Tedd. Y, sí, estoy seguro. He oído la voz de Dylancanturreandoesamúsicaquetantolegusta.
Lasvocesveníandedelante,delaúnicasalidaposibledeaquellacavidadnegra.Quienesquieraquefuesenlecortaríanelcamino,yasuespaldaestabaDylan.Kevinse pegó de nuevo contra la pared, entre dos celdas, a tiempo de ocultarse de dosextrañassiluetasquepenetraronenelresplandordelasantorchas.
Kevin se frotó losojosvariasvecespara asegurarsedequenoestaba soñando:eranunancianoyunniñopaseandoporBlackRock.Elviejocaminabaconevidentesdificultades,descargandosupesoenunpequeñobastónyenelchico,quesosteníasubrazo.Ambosparecíanconcentradosenestudiarelfirmeirregulardepiedra,conloqueno le habíanpodidover.Tampocoportaban antorchas, demodoqueKevinnoentendíacómoselashabíaningeniadoparacaminarporuncorredoroscurohastaallí.Los dos eran pequeños y de aspecto frágil, en especial el anciano, quien tenía uncabellolargoyblancorecogidoenlanuca.Aquelviejo,comotodoloqueKevinseencontraba enBlackRock, era unmisterio, ¿pero el niño?Nopodía ser.Nohacíafaltaestudiarleyesparasaberqueuncríodeunosdiezañosnopodíaestarallí.
Lapareja sedetuvoante la celda en laque sepeleabanelmédicoy elhombre
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gordo,lamismaqueocupabaPierscuandoKevinllegóaaquellacavidad.—¿Nosonadorables,Tedd?—Lanzóelchicosindespegarsedelanciano.—Me cuesta formarme una opinión sobre ellos, Todd—admitió el anciano—.
Sondelospocosquenohancambiado.Lesconozcodesdehacemucho,desdeantesdequeteencontrara.
—¿Otravezconproblemasdememoria,Tedd?—preguntóTodd—.Fuiyoquienteencontróati.Noimporta,tranquilo,atuedadesnormalque…
—Mimemoriaestáperfectamente,Todd.—Teddsesacudiólamanodelchicoyclavóelbastónenelsuelo.
Entoncesseenzarzaronenunadiscusiónabsurda.Alzabanlavozcadavezmásyhablabandetodotipodecosassinsentido.Kevinenseguidacomprendióqueestabanlocos. No dejaban de discutir sobre quién tenía razón respecto a una variedad delocuras imposibles desde cualquier punto de vista. Les preocupaba en especial unlibroqueyanotenían.Ysegúnellosfuealgoquesucedióhacemuchotiempo,loquepodría resultar razonable en el caso del anciano, pero el niño…Además, parecíanreferirseaunaépocapretérita,siglosatrás.
Dylannotardóenaparecerdenuevo.Regresabaconpasoapresurado,sincorrer,peroconunaurgenciaensurostroqueKevinnolehabíavistohastaesemomento.
Porfortunasedirigióalaparejareciénllegada.—Caballeros,tengoqueenojarmeconvosotros—dijoconuntonoquenocasaba
con la reprimendaquedebería desprendersede sus palabras—. ¿Esquenopodíaisavisarmedequequeríaisverme?Nosemehubieseocurridohacerosbajarhastaaquí.ConozcomuybienelestadodelaspiernasdemiqueridísimoTedd.
Elanciano,congrandificultadyprescindiendodelniño,logródoblarsupiernastemblorosasparasentarseenelsuelo.
—Tedijequedebíamosavisarle,Todd—dijoconfastidioTedd—.Perotúteníasqueempeñarteenvenirenseguida.
Todd,elchico,curioseabaenel interiorde lacelda,con lacabezapegadaa lossuciosyoxidadosbarrotes,comosiledivirtieralapeleadelosfantasmas.
—Esportubien,Tedd—dijoToddextendiendoelbrazohaciaelmédicomuerto—.InsistíasenveraDylanenprivado.
Además de sus nombres, bastante pintorescos, estaba el hecho de que solohablabanentreellos,yporsifuerapocolosdosteníanlosojosvioletasyrelucientes.Dabalaimpresióndequeselospodríanintercambiarynosenotaríaladiferencia.
—Espero que esta reunión no se deba a ningún contratiempo con Aidan —intervinoelalcaide—.Séquenoeselmásamabledelmundo,peroconfíoenqueoshagáiscargodesusituación.
—¿Nohacemossiempreexactamenteeso,Todd?—SemolestóTedd.—Yosí,Tedd—dijoTodd,quepor finalcanzóalmédicocon lamano,aunque
solologróatravesarsuimagen—.Túavecesteenfadasmásdelacuenta,gruñes,tequejas.Menosmal que, de los dos, yo soy el que tiene un poco de tacto con las
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personas.—Estupideces,Todd.Todosnuestrosmalentendidos sedebensiemprea tu falta
de rigor explicando las cosas. Además, Aidan no tiene nada que ver con nuestromotivoparavisitaraDylan.
Elchavalporfinseretiródelosbarrotes.Semirólamano, laolió, la lamió, lamordió. Después volvió a pegarse a los barrotes y a extender el brazo hacia losmuertos.
AKevinlequedóclaroqueTeddyToddnoeranunabueloysunieto.Actuabancomosifueran…amigos,talvezsocios,compañeros,algoasí.YDylanmostrabaunprofundorespetoporellos.
—Me alegro de que todo fuera bien con Aidan —dijo Dylan—. Pero sé loocupadosqueestáisylosasuntostanimportantesqueostraéisentremanos,asíqueme gustaría saber cómo puedo ayudaros. ¿Os gustaría algo de música, tal vez?Británica,porsupuesto.
—Deja que lo explique yo, Tedd—pidióTodd—.Tú estás cansado.Y cuandoalgotedisgusta,tevuelvesunpocointratable,loquecomplicalasconversaciones.
KevinjuraríaqueoyóaDylantragarsaliva.—¿Estásdisgustado?—preguntóelalcaide.—Yaleestásconfundiendo,Todd.—Teddmeneólacabeza,ysucoletablancase
movió de un lado a otro de su espalda—. Deja esto a los adultos. Los niños noentendéis bien el concepto de la muerte, lo que viene siendo muy frecuenteúltimamenteporestosalrededores.
—Ah,yaveo—dijoDylan—.QuieroinformarosdequediordenaWadedequenoqueríaverniuncadávermásenChicagoporsuculpa.Elpobrecilloesunpocoantiguoycreequelafuerzaeslaúnicaautoridadeficiente.Tenéismipalabradequeseesforzaráalmáximoparaquenovuelvaasuceder.
—Esperoqueconesotebaste,Tedd.—Toddagitabaelbrazo,peronoconseguíatocaraningunodelosmuertos,queahoramanteníansudisputaalfondodelacelda—.Yolecreo.Dylanhasidoelúnicoquenuncahadudadodenosotrosdesdequeloconocimos enLondres.Y siempre te trata con respeto.Ni siquiera creo que debasregañarle porque haya organizado esos juegos. Tiene derecho a divertirse. Loentenderíassinofuerastanmayor.
Elancianoibaareplicaralgopococomedidoajuzgarporcómosearrugótodavíamássurostro,peroDylanseadelantó.
—No pensé que los juegos molestaran a dos personas tan importantes comovosotros—dijoconeltonomásempalagosoqueKevinlehabíavistoemplear—.Yameconocéis,meaburrotantoenestepaísqueteníaqueentretenermeconalgo.Esloúnico que tengo, además de la música, claro. Y necesito practicar. Lo último quequerríaesincomodaros.Perosiesloquepreferís,loscancelarédeinmediato…
—Correctoyeducado,comosiempre. ¿Loves,Todd?—bufóTedd—.Aver siaprendes de él. Dylan nunca me causaría tantos problemas como tú. Mantiene la
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prisióncomolepedimosynoosaríaocultarnoscualquierdetallequepudieradesviarsupropósito.¡Porquenoesunmalditoestúpido!Merespetacomodeberíashacertú,quemetratascomoauninválido.
—Adecirverdad…—añadióalalcaide—,esposiblequehayadosdetallesqueseme han escapado. Nada serio, pero conociéndoos, quizá debería haberlosmencionado.
Kevincasihabíaolvidadodóndeseencontrabaporlaextrañaconversaciónqueseestaba desarrollando ante él. Le había quedado claro que Tedd y Todd, de algúnmodo, eran los superiores deDylan. Jamás le hablaban directamente ni le dirigíanmirada alguna. Y tenían un interés en aquella maldita prisión que aún no habíadescifrado.
Elchicoporfindejódeintentartocaralosmuertos.Seretiródelaceldaypaseósu mirada por las demás, como si buscara algo. Kevin rezó para que el niñoencontraraalgodivertidoque ledistrajeraprontoo subúsqueda le llevaríahastaellugarenqueKevinseescondía.
—Seguro que son bobadas, Tedd.—Todd agarró una piedra del suelo y se laarrojó a los fantasmas—. Pero como eres tan puntilloso, el pobre Dylan estarápreocupado.
—No es nada que no pueda controlar—dijo el alcaide—.Hay un abogado untantomolestocontraelquetalvezpuedatenerunpequeñoenfrentamiento.
—¿Esquenoselohasdichoclaro,Todd?—gruñóTedd—.¿Tengoquerepetirleyoquenoqueremosmásmuertes?
—No, no —se apresuró a aclarar Dylan—. Nada de eso. Me refería a unenfrentamiento legal.No sería la primera vez que influyo en un juez para quemefavorezca.
Elchicoseguíalanzandopiedras,queatravesabanalosfantasmas.—Yame ibas a echar la culpa amí, Tedd—sonrió Todd—. ¿A que sí?No te
preocupes, yo me encargaré del asunto para que Dylan pueda seguir cuidando denuestraprisión.Eslaúnicaformadeasegurarnosdequenoquedeningúnrastro.
—¿Tehasgolpeado la cabeza,Todd?—seburlóTedd—.Yomeencargo.Si tedejara a ti, todo se vendría abajo.Antes preferiría que se ocuparaDylan, zoquete,perocreoquenuestroalcaidetienealgúnasuntosinresolver.
—Comoqueráis—dijoelalcaide—.ElabogadosellamaStanleyHenderson.Esunjovenmuyaplicadoysicambiaradeacentopodríapasarporbritánico.Nocreoqueseparealmenteloquehace,soloesambiciosoeidealista,unamalacombinación,losé.Mepreguntoporquéyonuncafuiasí…
Kevinnopodíacreerqueestuvieranhablandodesuabogado,aquienhabíavistoporúltimavezencompañíadesuhija.Nohabíaentendidoloquepretendíandeél,peronoteníamuybuenapinta.
—Elotroasunto—prosiguióDylan—esalgomásembarazoso.MetemoquehayunpresoquenorespetaelfuncionamientodeBlackRock.
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—Todo tuyo, Tedd —dijo Todd—. Parece que ser que Dylan es demasiadoblando,yesaestuespecialidad,peronotealteres.
—¡Queyonomealtero,Todd!—estallóTedd, agitandoelbastónenel aire—.¡Mealterastú!Quemellevenlosdemoniossiahoratengoquededicarmeaenseñaraunhombrehechoyderechocómomantenerelordenenunaprisión.¡Esomeaburre!
—A mí también —confesó Dylan—. Suerte que Black Rock funcionaprácticamente sola, porque sabeDios que yo no tengo dotes demando ni he sidojamásun líder.Peroesteesunacasoespecial,caballeros.Elpresoencuestiónestálocoderemate.Norespetalosrecuentosyhacruzadolaniebla.
Kevinsepusotensoalescucharlo.—No debimos aceptar la oferta deDylan paramodificar su contrato, Tedd.—
Toddmeneólacabeza—.Sinosabehacersecargodeunainfraccióntangrave…—Podría—aseguróalalcaide—.Desdeluegoquesí.Perosetratadelpresoque
enviasteis vosotros. Creí más conveniente consultaros antes de hacer nada.Reconozcomi incapacidadpara tratar conperturbadosmentales.Mipadre siempremedecíaquenoerandefiar.PerosiqueréisqueyomeencarguedeStewart…
Kevin dio un pequeño salto al mismo tiempo que Tedd al oír el nombre. Elanciano soltó el bastón. Todd, que estaba a punto de lanzar otra piedra, se quedóparalizado con el brazo hacia atrás. Se congeló el tiempo durante un segundo.EntoncesToddsoltólapiedraycorrióhastaelanciano.
—Intentasersuave,Tedd—recomendóToddmientrasrecogíaelbastónyse loentregabaaTedd—.TenencuentaqueDylannoshaconsultado.
—¿Y con eso basta, Todd? —Escupió Tedd incorporándose con la ayuda delchico—. ¿Así de sencillo? No lo creo. Es absolutamente indispensable que quedetodobienclaro.NadietocaráaStewart.Puedeiryvenirpordondequiera.AdvierteaDylandequehacemucho tiempoquenomeenfado.Sinoescapazdeacatarestasencillaorden…
—¡Lo entiendo! —El alcaide retrocedió un paso. Kevin juraría que estabaasustado, asustado de verdad—. No hace falta que me lo repitas. Stewart tieneinmunidadparahacerloqueleplazca,porloqueamírespecta.Empeñoenellomipalabra,aunquenotengademasiadovalor.
TeddyToddsemirarondurantevariossegundosenlosqueDylannoseatrevióapestañear siquiera. Luego se giraron sin decir palabra y desaparecieron lentamentepor un corredor. Durante un tiempo se escuchaba el bastón del anciano contra lapiedra. El alcaide de Black Rock permaneció inmóvil hasta que el sonido seextinguió.Entoncessoltóunlargoresoplido,comosihubieraestadoconteniendolarespiraciónhastaentonces.
Dylandiounospasos,sedetuvocerca,frenteaunacelda.—Yapuedessalir—dijo.Habíarecobradosutonodevozhabitual.ElcorazóndeKevinsehabríadisparado
denoestarcongelado,porqueporuninstantehabíacreídoqueselodecíaaél.Pero
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Dylandebíadedirigirsealmuertodelacelda.—Vamos,¿aquéesperas?—insistió.Un escalofrío trepó por la espalda deKevin. Dylanmiraba al suelo que había
frente a la celda, no al interior. En ese espacio estaba su sombra. Kevin, con lasprisas, no se había pegado a la pared adecuada porque no imaginó que Dylanregresaría sobre sus pasos. Eso significaba que el alcaide sabía de la presencia deKevindurantesuencuentroconTeddyTodd.
—Noregresarán,Kevin,puedes salir.Eshoradeque tengamosunacharla túyyo.
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Andy sabía cuándomantener la boca cerrada. Era un talento valioso que le habíaservidoennumerosasocasiones,comoahoraqueseencontrabaenBlackRock.
—Losasesinos—dijounguardiaqueAndyapenasconocía.Aquel tipo no haría carrera en la prisión, al menos mientras Dylan y Piers
estuvieran al mando. El jefe Piers se colocó delante del que había hablado. Seacomodóelcinturónpordebajodelabarriga,Carlotasebalanceó.
—¿Eresnuevo,hijo?—lepreguntóeljefedeloscarceleros.—LlevocuatroañossirviendoenBlackRock,señor—respondióelaludido.—Bueno,esoexplicaporquéni siquiera séquiéneres—gruñóPiers—.Desde
ahoranoolvidarétucara.Megustatenerlocalizadosalosestúpidos.Peroalmenoslehasechadohuevosyhasrespondidoalgo.Esomegusta.¡Vosotros,pasmaos!¿Esquesoissordos?Lamismapregunta:¿cuáleslapeorclasedeescoriaconlaquetenemosquelidiarenBlackRock?
Andy,conscientedequesucedíaalgoimportante,prosiguióconlabocacerrada.—Losvioladores—aventuróotroguardia.Piersresopló,recorriólafilaenlaqueformabanloscarceleroshastallegaranteel
quehabíacontestado.Sesituótancercadeélquesubarrigaobligóalguardiaadarunpasoatrás.
—Podemos estar ante un pequeño problema, pichones. Arriesgarse con unarespuesta demuestra huevos, como ya he dicho, pero solo si eres el primero. ¿Loentendéis? No estamos aquí para que cualquier atontado suelte la primerasubnormalidadqueselepaseporlacabeza.—EljefePiersdesenfundósupreciadaporrademadera—.Apartirdeahora, la respuestase ladiréisaCarlota. ¡Somos laautoridad!Representamoslaseguridadyelordenenestalaprisiónqueencierraalapeorescoriadelmundo.Quieroquemismuchachossepanidentificaryclasificarelpeligrodebidamente.¡Aver!¿Alguiensabelarespuesta?
EljefePierspaseabaalolargodelafilaacariciandoaCarlota,conunaexpresiónferoz.Naturalmente,Andysabíaquenielmásestúpidodeloscarcelerosseatreveríayaadecirunasolapalabra,queeraexactamenteloquePiersquería.
Poreso,Andy,queconocíalarespuestacorrecta,nisiquieraseparóloslabios.—Losreclusosnosonunpeligro.Noseáisnenazas—rugióPiers—.Todosesos
asesinos,ladronesyvioladoresrespondenbienalfríoyalamanodura,porsupuesto.Los pirados, y tenemos a unos cuantos en Black Rock, pueden llegar a serconflictivos, lo admito. ¡Pero no peligrosos! Los peligrosos son solo un tipomuyespecífico de escoria. ¡Solo uno!Y son aquellos que disgustan aDylan.Cualquierimbécil capaz de alterar el humor de nuestro alcaide es un peligro. ¿Lo habéisentendido?
—Entendido—corearonlosguardias.—¡DylanesDios!SiDiossecabrea,secagadirectamenteenmí.¡Ysialguiense
cagaenmí,Carlotaseponetriste!NoqueréisveraCarlotatriste,¿verdad?—¡No,jefe!—Corearonlosguardias.
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—Noosgustaría,osloaseguro.Esperoquelalecciónhayaquedadoclara.El guardia que estaba al lado deAndy hizo ademán de decir algo.Y lo habría
hecho,denoserporqueAndylepisóamododeadvertencia.EljefePiersreparóenelmovimiento.
—Andy,¿quieresaportaralgo?—No,jefe.Mehaquedadotodomuyclaro.—Excelente. Eres uno de los pocos carceleros con cerebro que tengo. Ahora
dime,¿quiénhasido?Piersseñalóasuespaldaconlaporra,haciaelproblemaquepodíaderivarenun
auténticoinfiernoparatodosellossinoencontrabanunasolución.—VariosreclusoshanestadotocandomúsicaconDylaneneldíadehoy.Nosé
quiéneseran,peroloaveriguaré,jefe.Piershizoungestodeaprobación.—Esaeslaactitud,Andy.¡Aprendeddeél,pichones!Averiguarquiéneseranlos
músicoscarecedeimportancia,detodosmodos.Loquehayquehacerantesdequelacrisisnosdesbordeesrepararlabatería.YrecemosporqueaDylannoledéportocardenuevoantesdequeestéperfecta.
—Yo puedo hacerme cargo—se ofreció el que había sugerido a los asesinoscomoposible peor escoria, elmismo al quePiers, a sumanera, había alabado pordemostrarvalor.
—¿Ybien?—bufóeljefePiers.—Loqueestárotoeselbombo—explicóelguardia—.Hayunoderepuestoen…—¿Repuesto?—leinterrumpióPiers—.Hijo,retirolodequetieneshuevos.Eres
unnecio. ¿CreesqueDylannonotará ladiferencia si esemalditobombono suenaexactamenteigualqueantes?Ponerotronoeslasolución.Apartirdeahoramanténlabocacerradaydejaalosexpertosresolverestetipodeproblemas.¿Estáclaro?
PiersacaricióaCarlotadeunmodosugerente.—Nonecesitasinsultarme—serebelóelcarcelero—.Simetocasconesaporra,
tedenunciaré.Conozcoelreglamento.Unsilenciosepulcralinvadiólasalademúsica.Losguardiasdejaroninclusode
respiraranteelatrevimientodesucompañero.Algunostratarondemirarledereojo,peronadieosóromperlaformación.Piersresoplómientrasseacercabaalcarcelero.Andycontuvoelaliento.Desdeluego,aquelchiconoeraningúngenio.
—Asíqueconoceselreglamento—rugióPiers, tancercadelacaradelguardiaque le salpicó con su saliva—. Te podría explicar por dónde me paso yo elreglamento,peronotemas,novoyaensuciaraCarlotacontigo.Envezdeeso,vasasertúelquevaairahoramismoainformaraDylandelpercancequehasufridosubatería. Se lo dirás cara a cara. ¡Vamos! ¡Muévete o veremos si te queda un solodienteenlabocaparaquepuedasdenunciarme!
Elguardia se tambaleóunpocoaldarunpasohaciaatrásy luegoabandonó lasala.
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—¿Alguienmás tiene una idea brillante o una queja y quiere acompañarle?—invitóPiersmirandoenderredor—.Losuponía.¡Andy!¿Algunasugerencia?
—DebemosllevarlabateríaalamejortiendademúsicadeChicagoparaquelarepareninmediatamente.
—Excelente. Esta es la clase de inteligencia que necesitamos en Black Rock.¡Andy! ¡Coge a los pichones que necesites y cargad la batería en el autobús! Noquieroquenadasalgamalenesteasunto.
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La silla de ruedas de Aidan Zack se deslizaba sobre los adoquines con la mismasuavidad que se unta la mantequilla derretida sobre el pan. Algunos carceleros leobservaron intrigados, mientras los carros en los que descargaban suministrostraqueteabanytemblabanhastaqueabandonabanelempedradoenelqueaparcabanlosautobuses,enlaentradaaBlackRock,bajounarcodepiedrasituadoenelvérticedelaprisión.
Aidan apenas advirtió su presencia. Cavilaba mientras permanecía sentado,prácticamenteinmóvilyconlamiradaperdida,hastaqueunautobússedetuvoasulado.
—¡Eh,tú!¡Pasmado!—gritóelconductor—.¿Quieresmoverte?Apartaesasillatanfea,quetengoqueaparcarahí.
Aidanparpadeó,miróelmorrodelautobús,luegoalconductor.Lasillareculóysedesplazóhastasituarsecercadelaventanilla.
—¿EsteeselautobúsquevaaChicago?—Sí—contestóel conductor—.Peronopuedesmeteresa sillaaquídentro. ¡Y
échateaunladodeunavez!Pocagente le tratabacon tanta faltade respeto.Aidansehabíaacostumbradoa
queletomaranporunparalíticocuandoestabasentadoensusilladeruedasyaquemostraranmayoramabilidaddelohabitual.
Aquel estúpido conductor debería haber aprendido a tratar a los discapacitadosconmás consideración, y en otras circunstanciasAidan hubiera estado dispuesto aenseñarle, aunque para ello tuviera que dejarle sin dientes. Desde que perdió a sumujer,alrededordequinceañosatrás,ysobretododesdequeconociólasverdaderascircunstanciasdeaquellapérdida,suánimonoestabaparadelicadezas,mundomenosparaconservarlapaciencia.
Sinembargo,elAidanquehabíasalidodeBlackRock,elqueacababadeaceptarunnuevoacuerdoconTeddyTodd,habíavueltoacambiar.La tareaque teníapordelante le absorbía hasta convertir todo lo demás en irrelevante, incluido unconductordeautobusescarentedesentidocomún.
—¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? —gritó otro carcelero que se acercó alautobúsatodaprisa.
Aidancreyóquesedirigíaaél,peroseequivocaba.—¿Quédices,Andy?—seextrañóelconductor—.Esestetío,quenoseapartay
nomedejamaniobrar.EltalAndydedicóunamiradadereojoaAidanalpasarasulado.—Eresunnecio.¿NosabesqueesamigodeDylan?—Dylantienemuchosamigos—repusoelconductor—.¡Perosilecaebientodo
elmundo!Andysuspiró.—¿Suacentonotedicenada?Esbritánico,idiota.—¿Y?
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—DylandijoexpresamentequeletratáramoscomosifueraunmiembrodeIronMaiden.
Aidan recordó ese momento, en el que Dylan, en efecto, ordenó a un par deguardiasqueledispensaranesetratoespecial.Aidanacababadellegar,estabanfueradelaprisióny,recordandocómoeraDylanenLondres,consideróquelaalusiónalafamosa banda británica era una de sus excentricidades. No imaginaba que susdesvaríos realmente tuvieranun auténtico significadopara los carceleros.Enciertomodo,DylanBlair lesorprendíamásinclusoqueTeddyToddysusendemoniadosplanes.
Elconductorpalideció,tragósaliva.—Dimequenodijoqueletratáramoscomoalcantante—suplicócasiconterror.Andyledioconlamanoenlacabeza.—Espabila.YcompórtateoinformaréaPiers.¿Estáclaro?—Sí,Andy,pero…—dijoelconductorconunlevetemblor—.Verás…Esasilla
tanrara…Nocabeenelautobús.Aidan se levantó y subió al autobús. Pasó ante el conductor y una pequeña
barandillaqueseparabalapartedelanteradelaprimerahileradeasientos.Seagachó,agarró la base demetal de los dos asientos de la derecha y tiró hasta arrancarlos.Luegolosarrojófuera,atravésdelaventana,quesaltóenpedazos.Despuésesperóaquesusillasubieraalautobúsporsímismaysesituarajustodetrásdeél,ysesentó,conlaspiernascruzadassobrelabarandilla.
—Yanohayproblemadeespacio—dijoacomodandolacabezaenelrespaldo—.Podemosirnos.
Andyyelconductorlomirabanboquiabiertos.—Enseguida—dijoAndy,quefueelprimeroenreaccionar—.Faltaotropasajero
y…unenvíoespecial.Aidan no contestó. De nuevo, sin quererlo, se sumergió en sus propios
pensamientos,unlugaroscuroenelquecadavezseencontrabamásincómodo.Una canción de Iron Maiden le arrancó del fondo tenebroso de sus
preocupacionesdemanerabruscaeinesperada.—Apagaeso—gruñó.Elconductorseapresuróapulsarunbotóndelaradiodelautobúsylamúsicase
extinguió.—¿Notegusta?Comoeresbritánicoyamigode…—¿QuétalesDylan?—leinterrumpióAidan—.Comojefe,merefiero.Le costaba imaginar a Dylan desempañando un puesto de responsabilidad, a
cargodelaseguridaddeunlugartanexigentecomounapenitenciaría.—Elmejorjefedelmundo—contestóelconductor.Aidansacudiólacabeza,molesto.—Puedes hablar con confianza. Siento curiosidad, eso es todo. Yo siempre he
creídoqueestáunpocoloco—añadióparaanimaralconductoraquesesincerara.
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—¡Lohedichoenserio!Niunsolopresidiariohalogradofugarse,loquehablamásquebiendesugestión.Yesmuchomejorqueel jefePiers.Esesíqueesunabuenapiezaconlaquehayquetenercuidado.MuchospiensanqueDylanestáloco,pero yo creo que es una estrategia suyamuy inteligente, porque así nadie llega asaberloquepiensadeverdad.—Elconductorsediounosgolpecitosenlasienconeldedo índice—. Eso es talento. Dylan siempre está en superioridad porque todo elmundolesubestima.
Aidan asintió.Se recostó en la sillamientras reflexionaba sobre la primeravezqueoía a alguienalabar la inteligenciadeDylan.Le sorprendiócomprobarquenorechazabalaidea,aunqueélmismolohabíaconsideradounlunáticodesdeantesdeconocerle, desde que alcanzó notoriedad pública en Londres debido a susexcentricidades.Aidan, tal y comohabía dicho el conductor, puede que lo hubierasubestimado. Dylan era la única persona que había tratado con Tedd y Todd porvoluntad propia, al menos que él supiera, razón por la que había dudado de sucordura.Perolarealidaderaqueélmismo,sinquererlo,acababadecerrarunacuerdocon ellos, por segunda vez. Se preguntó si las cosas habrían idomejor para él dehaber estado dispuesto a negociar desde el principio, en lugar de resistirse paraterminarcediendo,comoelpropioDylanleadvirtióunavez.
Yanoteníasentidodarlemásvueltas.Nohabíamarchaatrásensusituación,asíquedecidióque seríamejordejarlocorrerque llegara la conclusióndequeDylanhabía obrado conmuchamás astucia que él. Se preguntó si alguna vez volvería averloyaasistirasusextravagancias.
Varios carceleros subieron al autobús las piezas de una batería y las fueroncolocandoconmuchocuidadosobreunpardeasientos.
—El envío especial—ledijoAndy al conductor—.Ya sabes loque tienesquehacer.
Después subióuncura,quese sentóen losdosasientosqueestabanal ladodeAidan.Elcuralededicóunlevegestoamododesaludo,deslizóunabrevemiradaalaventanarotamientrasseabrochabaelabrigo,cubriendoelalzacuellos.
—¿Todoenorden,padreCox?—preguntóelconductorconcordialidad.Elcuraasintió.Elautobúsporfinsepusoenmarcha.Renqueóhastadejaratrásla
prisiónysusadoquines,ycogióelcaminode tierramientrasunaire fríosecolabaporlaventanaqueAidanhabíaroto.
—Tudolenciatalvezpodríaaliviarse—dijoelpadreCoxinclinándoseunpocohaciaAidan.
—Noestoyparalítico.—Nomereferíaaeso—insistióelcura—.Saltaalavistaqueguardasunpesar
muygrandeentuinterior.Aidanvolviólacabezahaciaél.—No me diga, padre. ¿La gente acostumbra a sonreír después de visitar una
penitenciaría?
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—Hacetiempoquenotengoladesgraciadecontemplaraalguientantriste.Unviajemuylargo,ajuzgarportuacento,paravisitaraalguienquerido,imagino…Nohallasteloquebuscabas,metemo.
Elpuentedemaderacrujióbajoelpesodelautobús.—Por desgracia, sí—dijo Aidan—. Peromi tristeza, padre, no tiene solución.
Estoycondenado,másqueloshombresencerradosahí.—Entiendomuchodecondenas,hijo.—Delamíano,seloaseguro.Yantesdequeloinsinúesiquiera,nomeinteresa
elconsuelodeDios.Sideverdadexiste,esperoqueestémirandohaciaotrolado.—Existe—aseguróelpadreCox—.Ynodudesdequetemirasiempre.—Lo que usted diga, padre. Como le he dicho, no me interesa su consuelo.
Resérveloparalosdesgraciadosquehayavenidoaaliviarydéjemeenpaz.Aidan se recostóen la silladándole ligeramente la espalda.El curaentendióel
gestoporquenohablómás.Enseguidalavegetaciónsehizomásespesa,aunqueAidannosefijaba.Susojos
sehabíanquedadovacíosdenuevo, cubiertospor suspensamientosy sus temores.Tampoco reaccionó cuando la niebla penetró en el autobús y le envolvió porcompleto.Nisiquierasepreguntócómoconseguíaelconductordistinguirelcamino.
—¿Alice?¿Erestú?¿Quéhacesenmiiglesia?Aidan alzó la cabeza al escuchar ese nombre. La niebla ya se había disipado.
Estaban al borde del bosque, a punto de incorporarse a una carretera asfaltada. Elcurahablabaporunpequeñoteléfonoquesosteníacontrasuoreja.
—No,nomemolesta…¡Espera!¡Nocuelg…!LaexpresióndelpadreCoxeramuydiferentedeladelhombreserenoquehabía
subidoalautobúshaciaunrato.Mirabasuteléfonoconelceñofruncido,pensativo.—¿Problemas,padre?Nosoytanbuenocomoustedparainterpretarelinteriorde
losdemás,perosurostroesdelomáselocuente.—Yo…—vacilóelcura—.Noesnada…Yaseveíancochescirculandoconnormalidad.Chicagoestabacerca.—Parecequealguienhairrumpidoensuiglesia,padre,sinoleheescuchadomal.
¿UnatalAlice?Soypolicía,podríaayudarle.—Oh,nosetratadeeso,deverdad.Agradezcotu…—¡Conductor!—gritóAidan—.VamosalaiglesiadelpadreCox.Hasurgidoun
imprevisto.—Amenos que esté allí elmismísimoSatanás, tendrá que esperar—repuso el
conductor.—¿SetehaolvidadomiamistadconDylan?—La tengomuy presente—aseguró el conductor—. Pero es precisamente por
Dylanquenopuedoiralaiglesia.¿Vesesabateríamediodestrozadaquellevamosdetrás?Pues es suya, su favorita, y si no está reparada y de vuelta enBlackRockantesdequealalcaideleapetezcatocardenuevosumúsicapreferida,serápeorque
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sisedesataraelapocalipsis.Perdónemelaexpresión,padre.Elcurapareciómásbienaliviado.—Noesprecisoquetemolestes,hijo—leaseguróaAidan.—¿EraAliceLindenconquienhablabas?—¿Laconoces?—seinteresóyextrañóalmismotiempoelpadreCox.—¿LanoviadeEliotArlen?ElcurasetomóeltiempodeobservardetenidamenteaAidanantesdecontestar.—¿Porquéteinteresatantoesachica,hijo?El antiguo policía de Londres, una vezmás, se recostó en la silla de ruedas y
desviólamirada.—Esoescosamía,padre—soltódemalagana.
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—¿Estáscompletamentesegura?—preguntóStanleyHenderson.Alice le enseñó varios informes. Allí estaba Rachel, su cliente, y tres mujeres
más,todasiguales,exceptoenloqueyaeraunpatrónrealmentemolesto:elcolordelosojosyelpelo.Cuatrogemelasidénticas.TodasencerradasenBlackRock,menosRachel,quenotardaríaenunirseaellas,siesquenolohabíahechoya.
Stanleyrecordóunavezmásquelosmatonesdelhospital,losquesecuestraronaRachel, trabajaban paraWadeQuinton y que habíanmencionado aDylanBlair.Aestas alturas, era evidente que el viejo empresario, además de todos sus negociosilegales,seocupabadecapturaraesosgemelosparameterlosenBlackRock.
—NuncaheoídoquehayamujerescumpliendocondenaenBlackRock.Aliceseencogiódehombros.—Segúnlasnotasdemipadre,lashay—dijo,dandoaentenderqueesoeramás
quesuficienteparaella—.Supongoqueelalcaidelasocultarádealgúnmodo.StanleyresolviónodudardelainvestigacióndeunagentedelFBImotivadopor
laposibleimplicacióndesuhijaentodoaquello.—TodoapuntaaDylanBlair—dijopensandoenvozalta—.¿Nopensarásqueyo
estoyinvolucrado?—Si te soysincera, todavíanoséquépensarde ti.Perono tengomás remedio
queobligarteaquemeayudes.—¿Obligarme?Nonecesitas…Esperaunmomento.—Stanleycreyóadivinarsus
intenciones—.NovoyallevarteconSonnyCarson.Nosoysuabogado.Ymientrasnosepamosmás,novoyadejarqueteacerquesaeselugar.
—Como me decía Sonny en su carta —repuso Alice, suspicaz—, ¿crees quepuedestratarmecomoalaniñata?
Stanleynopodía evitar ver aAlice y aStacydelmismomodo.Sepreguntó sitendríaalgúnrestodemachismoensuinteriorportratarsedechicas.Lasconsiderabavíctimasquehabíansufridopérdidasquepodríandestrozaracualquiera.Unachicademasiadojovenyotraembarazada,quesinembargonoserendían,seenfrentabanasumiedoysudolorparaesclarecerlosucedido.Desearayudarlasibamásalládesurelación laboralconKevinyRachel. Intentódejarde temerporellas.Eran fuertes.Seguíanallíynosehabíandesmoronado.Stanleyhabíatenidoclientesquesehabíanvenidoabajoporproblemasconlajusticiamuyreales,peromuyinferioresalosqueellasseenfrentaban.
—Espeligroso.Yestásembarazada.—Precisamente—dijoAlicemuydeprisa—.SegúnlacartadeSonny,mihijoes
muyimportante,aunquenoindicabalarazón.ElpadreesEliot,unodelosgemelosimplicados.YelpadredeStacy…
Stanleyterminólafrasequeellahabíadejadoensuspensoapropósito.—EsKevin.Piensasqueloquelesucedaaellalepasaraatuhijo,¿noescierto?—Esperarlocontrarioseríaingenuo,¿noescierto?—Tienesentido—dijoelabogadopensandoatodavelocidad—.AunqueSonny
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nomencionó aStacy.Tambiénpodría interpretarse al revés.Loque le suceda a tuhijooati,lesucederáaStacy.Poresodebéisdesaparecerlasdos,alejarosdeBlackRock,deChicago,hastaquetodoestotermine.
—Olvídalo.—Alice se pasó la mano por el vientre—. No voy a esconderme.Conseguiré pruebas y se las daré alFBI.Me creerán.Los amigos demi padremeayudarán.VoyaacabarconDylanBlair.
—Entiendoturabiay tudeseodevenganza,perocreoquenosabesa loqueteenfrentas. —Stanley consideró hablarle de Randall y de sus extraordinariascapacidades,comosufuerza.Dereknodebíadehaberdescubiertonadaalrespecto,onolohabíaescritoensusinformes—.Lociertoesqueyotampocoestoyseguro,perotodoestoesmuchomáspeligrosodeloquepuedasimaginar.SéquequieressalvaraEliot…
—Erestú,abogado,quiendeberíadejarlo.Hasperdidoaunpardeclientes…Yaves qué problema. Stacy y yo estamos involucradas por la familia. Tú corres elmismoriesgoquenosotrassinnecesidad.
Stanley sostuvo sumirada, aunque no lo necesitaba para llegar a la conclusiónobvia.
—Algún día lamentaré no haber sido capaz de convenceros a las dos—dijo,frustrado—.¿Porquénomecontastenadadeesoenelautobús?
—Porquenolosabía.Encontrélospapelesdemipadreanoche.—¿Noloshabíasbuscadoantes?—No con tanto interés.—Alice sonrió con tristeza—. Tuve una visita de dos
tiposquesehicieronpasarportestigosprotegidosdemipadre.Lesinvitéaentrarenmicasayluegodesaparecieron.Sinmás.
—¿Desaparecieron?—Piensa lo que quieras. Después me di cuenta de que habían conducido la
conversacióndeunmodomuyinteligenteparasonsacarmeacercadeEliot.Queríansaber si era el padre de mi hijo, estoy segura. Entonces me alarmé. Te llamé, ydespués de tu agradable respuesta me sentí sola y asustada. Revolví todas laspertenencias de mi padre hasta que encontré sus documentos. No había nada deaquellosdostipos,asíquenoerantestigosprotegidoscomomedijeron.
Stanleysepusoenlopeorsindarsecuenta.—Debía de ser esode lo que trataba de prevenirteSonny, de que esos tipos te
encontraran.Tenemosquedarconellos.Supongoqueusaríanunnombrefalso.—Nolodudes.—Alicehizounamuecaextraña—.Yo,comounaingenua,pensé
que eran graciosos, pero nadie podría llamarse de verdad Tedd y Todd… ¿Qué tepasa?¿Teencuentrasbien?
Stanleysehabíaquedadosinaliento.—TeddyTodd…¿Eranunancianoyunniñoconlosojosvioletas?AhorafueAlicelaquetuvoproblemaspararespirar.—¿Losconoces?Simedicesquetambiénsonclientestuyos…
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—No, no lo son, te lo juro—prometió el abogado—.Estuvieron aquí, en estaiglesia.Losvialsalir…Yo…Tampocopenséque…¡Diosmío!¡Tienesrazón!CreoquebuscabanaStacy.Noséquépretenden,perovanaporvosotras.
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No era miedo, pero era algo, una inquietud, una preocupación que nunca habíasentido antes. Después de todo, Kevin Peyton era un convicto condenado porasesinato.Yelhombrequeteníadelante,rodeadodemuertos,ciego,amantedeIronMaidenhastalademencia,eraelalcaideBlackRock.
—No.Desconocía las posibles consecuencias de esa negativa que había dado por
impulso. Kevin no consideraba que tuviera ante sí a la máxima autoridad de laprisión,sinoaunhombrequenopodíadescifrar,elresponsabledirectodesuinjustoencarcelamientoydeestarseparadodesuhija.
—¿No?—Dylanserascólacabeza,desconcertado—.Quéinteresante.Noestoyacostumbradoaquelospresosmellevenlacontraria.Mepreguntosihabrásucedidoalgunavez…Laverdadesquenomeacuerdo.Entonces,¿quéharás,Kevin?¿Vasafugarte?¿Podrássorteartambiénalosguardias,aPiers?
—Aloscentinelas…Esoibasadecir,¿no?Dylanalzó el bastóny lousó amododeguitarra eléctrica, aunqueestavezno
graznó,sinoqueselimitóarecorrerloconlosdedosmientrashablaba.—No les necesito, tranquilo.Tú no agredirías a un hombre ciego, ¿verdad?Es
broma. Sé que no puedes, aunque lo deseas.Esmejor que hagas un esfuerzo paralibrarte de esa tentación. Si no te relajas, no tendrás la mente despejada. Ven,sígueme.
Elalcaideapoyóelbastónenel sueloy seencaminóhacia la salidadeaquellacuevarepletadeceldas.
—¿Adónde?—preguntóKevinsinmoverse.—Aapresarte,claro,eresunreclusoyyounalcaide.Lo dijo casi con pesar, sin volverse, como si fuera una obligación que debía
atender.—Regresaréconmibarracón—dijoKevin—.Nohayreglasenelbosque,asíque
noheinfringidoningunaynopuedeshacermenada.Probablemente podía, solo tenía que llamar a los centinelas y harían lo que
quisieran con él. Y aunque Kevin superara esa parte de él que, efectivamente, leimpedíaatacaraDylanylenoqueara,¿dequéleserviría?
—Tendrásqueobligarme—dijo,desafiante.—Vendrás tú solito. ¿Sabes cuál es una de las fuerzas más poderosas? La
curiosidad.Tútienespreguntasyyorespuestas.¿Creesquepuedesresistirte?Kevinmaldijoyechóaandar.—¿Porquéeresasí?—dijoalcolocarseasu lado—.Noparecesmalapersona,
perotumaneradeproceder…¿Sabesloquequierodecir?—Perfectamente. Ojalá lo supiera, de verdad. No puedo contestarte preguntas
cuyasrespuestasdesconozco,nitampocosobreTeddyTodd,antesdequelointentessiquiera.Antesdenada…Oh,apartirdeaquíesmejorquetecoloquesdetrásdemí.Deberíashabercogidounaantorcha.
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Estabanprácticamenteaoscuras,serpenteandopor las tripasdeBlackRock.Yanosedistinguíalarocanegraasualrededor,aunqueKevinsabíaqueestabaahí.Lapisaba,lasentía.SuertequeDylancaminabadespacio.
—¿Cómopuedesorientarte?Sinluznohaysombras.—Conozcodememoriaestaprisión—contestóelalcaide—.Bueno,Kevin,me
gustaríadartelasgracias.Kevintropezóenlaoscuridad,aunquenollegóaperderelequilibrio.—¿Enserio?—preguntó,escéptico.—Porturecomendación.¿RecuerdasnuestraprimeracharlaenBlackRock,enel
patio?Mehablastedetusgustosmusicales,ydeboreconocerquetugrupofavoritoesbueno,paraseramericano.Lefaltaalgo,ynosepuedecompararconlosIron,desdeluego,perotienetalento.Muypocagentehasidocapazderecomendarmeunabandadecente.
Kevin, como era normal, había olvidado aquel detalle. Recordaba laconversación,loimportante,nolosdeliriosmusicalesdeDylan.Parecíaquehabíanpaseadoporelpatiohacíameses,años.
—Me has prometido respuestas y la música no me interesa. ¿Por qué no medijistequemimujereracomotú?
—Másqueprometer,loinsinué—lecorrigióDylan—.Vaya,demodoqueyatehasescapadoyhascurioseadoporahí,¿eh,pillín?
—Nofinjasquenolosabíasya.—Kevintropezódenuevoytuvoqueapoyarlamano contra la espalda del alcaide para no caer, a quien no pareció importarle.Ademássostuvosupesosininmutarse.
—Estásmuyquisquilloso.Sí,losabía.—Noeviteslapregunta.¿Porquénomelodijiste?—¿Me habrías creído? Que tu mujer ahora es ciega, que te dejó para hacerse
cargodeunaprisiónenAlemaniaynunca se casócontigopor amor…Sé sincero,Kevin.
No le habría creído, era cierto.Menos a un alcaidequevestía una sudaderadeIronMaidenypretendíahablar tranquilamentedemúsicaenunacuevadespuésdetodoloquelehabíahecho.
—Daslaimpresióndeserconvincentecuandoquieres.Esoesunaexcusa.—Kevin,nollevasaquíniunasemana.¿Deberíahabértelodichoelprimerdía?
Yocreoquenecesitabasaclimatarteunpocoantesdeconocerlaverdad.Despuésdeencerrarte con falsas acusaciones, no juzgué oportuno revelarte que tumatrimonionuncafuereal.Aunqueviendolobienqueloestásllevando,talvezdebíhacerlo—reflexionó Dylan—. Verás, tengo que tomar decisiones muy complicadas y meequivocomucho.Haytantascosasquetengoqueenseñarte,Kevin…Yoqueríadartemástiempoparaasimilartantainformación.Almenosunmes,perohasucedidoalgoymetemoqueahoratengoquedarmeprisa.
—Hablascomosilolamentaras,peronotecreo.
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—Esunademisdebilidades.Nosoportohacerledañoalaspersonasbuenas,nialasqueestáneninferioridad,creoquetengoalgúnrestonobledespuésdetodo.Tú,Kevin,poseesesasdoscondiciones,másquenadieenelmundo,meatreveríaadecir.Poresomematatusituación.Heintentadosermajocontodoslosquehepodido.Pordesgracia,lascircunstanciassonlasqueson,nolasheelegidoyo.
—Dylan,esoesabsurdo.Nopuedespedirmequecreaquetepreocupaspormí…Esimposible.Sihastahasadmitidocómomeencerrasteaquí.
—Muycierto.Estoescomolodetumujer.Tienesqueverloportimismoonomecreerás.Esmimaldición,¿sabes?Misamigos,lagentequeaprecio,nuncavenloquehagoporellos.
—Claro que lo ven. Como ese amigo tuyo, Aidan. Sumujer está muerta y lamantienesaquíencerrada.¿Tesorprendequenoaprecie tugenerosidad?Por loquesé,leconocesdesdehacemucho,cuandoestabaisenLondres.Ymiraloquelehashecho.Siasítratasatusamigos…
—Unejemploexcelente.Yonomatéasumujery tratédeadvertirledequenosiguieraadelante,pero,comotú,nomehizocaso.Sumujerestabaenotraprisión.Yolaherecuperado,lacuido,lepongobuenamúsica.Conmigoestámejorqueconotroalcaide.
—Ytambiénmeestáscuidandoamí,¿verdad?—Nopuedoprobarloporquetú,debidoatumujer,nofuisteperseguidoahífuera
ycreesquetuvidaeramaravillosa,perotehabríancazadoantesodespués,comoalosdemás.Notienesquecreerme,peroenmanosdeotroalcaide…¿Yasabesloqueplaneabatumujer?
—Séquequeríaevitarquemepusieraelanilloenestededo.—¿Esoestodo?—Dylansedetuvo—.Tumujer,ademásdeestarcasadacontus
gemelossindecirtenada,cosaqueyasabes,ibaamatarte,Kevin.Atodosvosotros.—Mientes.Elalcaidesuspiró.—Tedijequenomecreerías.¿Espormiacento?Enfin, laspalabrasnosonlo
mío,yalomejoreresmásfelizpensandoquetendríaisunmatrimonioperfectodenoser por mí. Yo soy el culpable de todas tus desgracias, Kevin. Odiarme es unmecanismo de defensa para sobrevivir aquí mucho más sencillo que aceptar laverdad.Asíquepiensaloquemásteconvenga.
—¡Deacuerdo!—gritóKevin—.Asumiréquenomeestásmintiendo.Lecostóunenormeesfuerzopronunciaresaspalabras.Lerevolvíalastripas,pero
nopodíaevitarcreeraDylan,almenosporahora.—¿Porquéqueríamatarme?—Noquería.—Perosi…—He dicho que iba a hacerlo, que es diferente. Una vez mi mujer… Estuve
casadohacemucho,¿losabías?Nosalióbien,laverdad.Pobrecilla…Elcasoesque
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unavezmiqueridaesposamequitóunaentradaparaunconciertodelosMaidenyme amenazó con romperla si yono iba a comer con sus padres.Naturalmente,meachantéyprometísobrelatumbamipadre,dequientengounmaravillosorecuerdo,que iría. Luego no fui. Por aquel entonces era un mentiroso repugnante, pero loesencialdelahistoriaesque…
—¡Dylan!—Kevinsedesesperabapormomentos.Estaraoscuras,sinpoderverlelacara,noayudabaasoportarsucháchara—.Paratipuedeserunacharlaentretenida,perohablamosdemifamilia.¡Demivida!
—Perdón—se disculpó rápido el alcaide—.Lo que quería decir es queKarenamenazaba con matarte, como mi mujer me amenazó a mí con romper aquellaentrada.
—¿Acambiodequé?¿Quéqueríaenrealidad?—¿Noesevidente?QueríaseralcaidedeBlackRock.Yloconsiguió.
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Bastaroncincominutosparacomprenderqueaquellaprisiónnoeranormal.No vio ni una solamujer en el patio: Rachel Sanders era la única. Deambuló
tratandodepasarinadvertida,cosaquelogró,parasusorpresa.Leayudóelhechodequesuuniformefueraigualqueeldeloshombresyquehubieramuchosreclusosconelpelolargo.Semostrabanmuyorgullososdesusmelenasynoeraextrañoescucharconversaciones sobre IronMaiden, como si allí solo encerraran a delincuentes quefueranseguidoresdelafamosabandabritánica.
Rachelevitóhablarconnadiepormiedoaquesuvozladelataracomounamujer.Manteníalacabezabaja,demodoquesucabellocubrieraparcialmentesurostro.Losguardias,pocos,paseabanporelperímetrodelpatio,nuncaporelinterior.Eracomosi supieran que no habría problemas entre los convictos. Rachel consideró olvidartodoloquecreíasabersobrepenitenciarías,queerabastantepoco.
Todo iba bien, teniendo en cuenta su situación, hasta que un preso la abordócuandoestabaenunaesquina.
—Eh,colega,túnoestásmuerta,¿verdad?Erauntipopeculiar,deestaturabaja,conlanarizligeramentetorcidayunosojos
verdesqueseríanbonitosdeacompañarlesunrostromásagraciado.—¿Cómosabesquesoyunamujer?—¿Noesevidente?—preguntóapartandounmechónnegrodelafrente—.¿Has
vistoauntipejoraquíticocondosojosqueparecendepersonasdiferentessobreunabarbamuypocohigiénica?Vaporahíhablandodelassombras.¿Tesuena?Dime,¿lehasvisto?Esmicolega.
—No.—Lástima.Elcosmosnomefavorece.¿Dóndebuscaríasaunpiradocomoelque
te he descrito? Es que solo llevo unos días aquí y no conozco bien todas lasmaravillasdeBlackRock.
Estaba loco, sin duda. Pero hablaba con una naturalidad y una franqueza quedesarmaron a Rachel por un instante. No parecía peligroso y tal vez fuera unaoportunidadparaaveriguaralgodeaquelsitio.
—Yoacabodellegar…Digo,meacabandeencerrar.—¿Estuprimerdía?—seinteresóelpequeñorecluso.—¿Qué…Quétalesestesitio?—Esunapasada,colega,teencantará.Yoestuveenotraprisión,¿sabes?—dijo
con un cierto orgullo que Rachel no entendió—. Allí sí había gente chunga. Metrincaron entre dosmaromos yme dieron lomío…Ya sabes…Ahí detrás—dijopalpándoseeltrasero—.Peroaquínadadeeso.Unmalentendidoconunpresoquesehace llamarelPoli,peronadaserio,yo lemeéen lacarayélmerompió lamano.Cosasquepasan.Enfin,yatecontaré,quetengounpelíndeprisa.
Semarchó antes de queRachel pudiese abrir la boca, aunque no fue lejos. Sedetuvoadospasosdedistanciaanteunreclusocorpulentoquelesacabamásdeunacabeza.
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—Eh, tío, ¿has visto a un despojo con barbas y los ojos torcidos? Es así…como…Noestanfeocomotú,perocasi.Bueno,¿lehasvistoono,colega?
Elpresograndotefruncióelceñoyexpulsóairebruscamenteporlanariz.—¿Aquiénhasllamadofeo,enano?—¿Esquenotehasvistoenelespejo?Bueno,sinolohasvisto,mepiro.Se dio la vuelta justo cuando el ofendido descargaba un puñetazo sobre él. El
puño pasó sobre la cabeza del pequeño presidiario y le removió su cabello negro,aunqueélniseenteró.Unpostedehierroacabórecibiendoelgolpe.
Elpresoahogóungemido,peroRachelviosumuecadedolor.Seabalanzósobreelpequeño,quesealejabaconunbrillodivertidoensusojosverdes.Lasuertequisoqueelpresidiariograndetropezaraycayeradebrucesalsuelo.Elpequeñoescuchóelruidoasuespaldayretrocedió,intrigado.Lepisólacabezasindarsecuenta.
—Pero¿quéhacesahí?—exclamó—.Quégentetanrara.SeacercódenuevoaRachel.—Por cierto, colega, me llamo Eliot. Si ves al barbudo, dile que le estoy
buscando, ¿vale? Es muy importante que le encuentre o no podré matarle. Nosvemos.
Otra vez se alejó antes de que ella pudiera decir nada.Rachel le siguió con lamirada, intrigada y fascinada almismo tiempo por aquel curioso convicto. Le viodetenerseanteunamesaimprovisadaconunamaderamediopodrida.Sobrelamesahabía trescubiletesquepasabandeunamanoaotraaunavelocidaddevértigo.Eltrilero era un personaje bajo, más que Eliot, feo como pocos y con las piernasarqueadas.Asualrededorhabíavariospresosapostando,oeso suponía,porquenoveíadinero,sinounaspiedrasnegrasdetamañoreducido.
—Ahíno,colega—dijoEliotaltipoqueacababadeseñalarunodeloscubiletes—.Elotrotienemejoresvibraciones.
Elreclusoserascólabarbilla.AlfinalseencogiódehombrosycambiósuopciónporlaqueEliotlehabíasugerido.Eltrileroleacusódehacertrampaseimpugnólajugada,cosaquenogustóalpreso,quiendescubriólapiedraallevantarelcubilete,loqueleotorgabalavictoria.Eltrilerosenegóapagaryestallóunapelea.
Eliotyaestabalejos,hablandoconotrorecluso,seguroquepreguntándoleporsupeculiaramigoycausandootrorevuelo,quetampocoleafectaría.Esaparecíaserlapautadeaquelindividuo.
Rachelsepercatódequelosguardiasobservabanlapeleaentornoaltrilero,perono intervenían. Ni siquiera hacían amago de entrar en el recinto del patio. Rachelteníamuchoque aprenderdel funcionamientode aquel lugar.Buscó aEliot con lamirada, segura de que donde hubiese un nuevo alboroto él andaría cerca. Sinembargo,susojossedetuvieronsobreunconvictoqueladejóhelada.Lemiróvariasvecesparaasegurarsedequeeraél.Sí,setratabadeKevinPeyton,elmaridodelamujerquelahabíatorturadoenelpasado.Aella,aRandallyaAndrew,entreotros.Estabaallí,enBlackRock,comohabíadichoRandall,yparecíaunpresidiariomás.
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Randallqueríamatarlo,lohabíaintentado,dehecho.Ellahabíasidopartidariadehuir,hastaquesuplanfracasóylaatraparonyahoranoteníaescapatoria.Seacordódelastorturasylosexperimentosquepadeció,ydecidióquenopasaríaporlomismode nuevo. Si era preciso, mataría ella misma a Kevin. Debía conseguir un armacuantoantes.
Leestudióduranteunbuenrato.Eraél,nocabíalamenorduda.Loúnicoquenoentendía era por qué le habían cambiado los ojos de color.Antes eran de un tonocarmesímuycaracterístico,peroahorasehabíanvueltodorados.
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SerunodelosconductoresdelaflotadeautobusesdeBlackRocknoeraalgoquedisgustara a Blayze, aunque tampoco se trataba del empleo de sus sueños. Sinembargo, ledabalaoportunidaddeconoceragenteinteresante,personasquenosepodían encontrar en ningún otro lugar del mundo, tipos tan singulares como esepolicíabritánicodelasilladeruedasoelexcéntricoalcaidedelaprisión.
También estaban esos guardias musculosos que algunos llamaban centinelas yquemuydevezencuandosubíanalautobús.Blayze,comoelrestodelosguardias,conlaposibleexcepcióndeljefePiers,nosabíagrancosasobreellos,soloqueteníanordendeactuarcomosinoestuvieranydeno interferirensusasuntos.Blayzeerauno de los guardias quemás veces les había visto, al transportarlos en el autobús,dadoqueenlaprisiónerainfrecuentequesalierandelbosque.Enconsecuencia,suscompañeroslepreguntabanmuchosobreellos.Blayzelescontabaqueloscentinelaseranmudos,ensuopinión,porquenuncaleshabíaoídopronunciarunasolapalabra,y que nunca salían del autobús cuando el vehículo abandonaba Black Rock. Sesentabanenlapartedeatrásypermanecíanensilenciotantoenelviajedeidacomoeneldevuelta.Esoeracuantosabíadeellos.
Una información tanescasahabríadespertado lassospechasdecualquiera,peronodelosguardiasdeBlackRock,queestabanhabituadosalossucesosypersonajesmás inusuales. Algunos incluso hablaban de un abuelo que se dejaba ver por laprisiónacompañadodesunieto,unaparejaquenoparabadehablar,aunquesololohacían entre ellos. Naturalmente, no faltaban los guardias que se inventaban suspropiashistorias,oinclusoquelasimaginaban.Elancianoyelniñoeraunodeesoscasos.Blayzeestabaconvencidodeello,porquellevabamásdeochoañostrabajandoen Black Rock, y en todo ese tiempo el nieto no había crecido: todos los queasegurabanhaberlovistodecíanqueteníaunosdiezaños.Suponiendoqueelprimerodeellosnohubiesementido,segúnsuscálculos,elniñodebíadeteneryadieciocho.Y el anciano debería habermuerto, porque de acuerdo a los supuestos testimoniosdebíadehabersuperadoloscien.
Blayzeloencontrabatodobastante…entretenido.Sinesasocurrencias,sutrabajoconsistiríaprincipalmenteentransportarrostrostristesqueacudíanaverasusseresqueridosencerradosenunlugardelquenuncasaldrían.
Aunquelapartemolestadesutrabajoeraprecisamenteesa,ladetransportar.Lefastidiaba bastante, sobre todo porque ningún compañero se ofrecía a ayudarle.Blayze estaba cargando él solo con los trastos de Dylan de un lado para otro.Acababa de dejar al cura y al británico de la silla de ruedas, y ahora tenía quedescargarlacondenadabateríadeDylan.AcudíatantasvecesalatiendademúsicadeChester,queteníasupropiallavedelapuertadeatrás,enuncallejóntanestrechoquenopodíameterelautobús,porloquetuvo,comosiempre,quehacervariosviajesparallevartodaslaspiezasdelinstrumento.
Trasunospaseosagotadoresydetestables,Blayzeterminódedescargarlabateríay semarchó sinmediar palabra.Nonecesitaba indicarle aChester la urgencia que
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corríalareparacióndeuninstrumentomusicalparaelalcaidedeBlackRock.Al salir, se encendió un cigarrillo. No tenía prisa por regresar y podía fumar
tranquilamenteenelcallejónmientrasdescansabalosagarrotadosbrazos.—Aveces eres demasiado terco,Tedd—dijoun chico—. ¿Deveras tengoque
explicarteporquénotienesedadparairaunconcierto?—Desde luego que no, Todd —gruñó un anciano—. Tus explicaciones son
completamenteinnecesarias.Blayzeobservóalaparejamientraspasabananteélacámaralenta.Losandares
delviejete,querequeríandelaayudadeunbastónydelapoyodelcrío,eranlentosypesados.Losdosestabantanenfrascadosensudiscusiónquenisiquieralemiraron.Elancianolucíaunalargacoletablanca,casihastalacintura.
—Serían innecesarias, Tedd —prosiguió Todd—, si tuvieras un mínimo desentidocomún.¿UnconciertodeIronMaiden?¿Terecuerdoelestadodetusrodillas?
—Lasrodillassonlodemenos,Todd—repusoTedd.Elancianosedetuvoy,conseriasdificultades,echólamanoalaespaldahastadarconlagomaquesujetabasupelo—.Elcuelloesloúnicoqueimporta.Observayaprende.
El llamadoTedd soltó sumelenablanca.Alzó el puño izquierdo con losdedosíndice y meñique extendidos mientras afianzaba la mano derecha sobre el bastón.Luego empezó a mover la cabeza arriba y abajo. Sus cabellos saltaban sobre élrítmicamente.
Blayze lo observó intrigado. Temía que esa pobre ruina humana acabase en elsuelodeunmomentoaotro,cosaquenosucedió.Elvejestorio,apesardesuspiernastemblorosas,semantuvoensusitio,sacudiendolacabezaunayotravez.Blayzecasicreyóescucharensucabezalamúsicaqueguiabaalanciano.
Nodejabadesorprenderlelacantidaddegentequeadorabaaesabandabritánica.Aunquepor lo visto, sus seguidoresmás fieles eran unos descerebrados, como eseTedd,queasuedadnoteníaotracosaenquépensarmásqueenacudiraunconciertodemúsicaheavycuandodebíadetardarundíaenteroenrecorrerveintemetrosconesaspiernas.
Sin duda, aquella era una pareja curiosa, tanto como sus nombres y sus ojosvioletas,dignosdelostiposestrafalariosqueseveíanenBlackR…Blayzesequedóparalizadomientrasel cigarrillo seconsumíaentre sus labios.Aquellosdoseranelabueloyelnietodelosquehablabansuscompañeros.¡Asíqueexistíandeverdad!Aunque nunca había sabido de nadie que hubiese mencionado verlos en un lugardistintodelaprisión.
—¿Loves,Todd?—Teddvolvióarecogersupelo.Despuésseapoyóenelniñoylosdossiguieroncaminando—.Asíescomosehace.Solosenecesitaelcuelloparaseguirelritmoyunpocodebuengustomusical.
—Loque túdigas,Tedd—dijoTodd fingiendo resignación—.Conunpocodesuertenollegaremosatiempoynosahorraremoslavisitaalhospital.
—¡Llegaremos,Todd!—prometióTedd—.Eslaúltimagiradelabandaporlos
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EstadosUnidosantesdesudisolucióndefinitiva.ABlayzelecostóimaginarcómoseríaeldíaadíaenBlackRocksiIronMaiden
llegara a disolverse. Era increíble lo mucho que esa banda había influido en lospresosyempleadosdelaprisiónporculpadeDylan.Rezóparaquesetratasedeundesatinodelancianoynodeunanoticiacontrastada.
—Comprastelasentradas,¿verdad,Todd?—dijoTedd,irritado.—Quesí,Tedd—dijoTodd—.Lastengoaquímismo.Séqueerandelasúltimas
quequedaban.Elniñosacólasentradasdelbolsillo.Teddasintióconunbufidotrasexaminarlas.
Alvolveraguardarlas,aToddselecayóunpapelalsuelo.—Eh,esperachico—gritóBlayze—.Setehacaídoalgo.Ninguno de los dos dio muestras de oírle. Blayze se acercó a recogerlo para
devolvérseloalniño,nofueraqueelviejoleecharalabronca,peronadamásverlosequedósinaliento.
Era un recorte de prensa que, efectivamente, anunciaba la disolución de IronMaidenal finalizar lagira.Aquellasería laúltimavezque tocaríanenChicago.Nisiquieraunafugamasivadelaprisióneracomparableentranscendenciaaesanoticia.
Segúnel artículo, lasentradasestabanprácticamenteagotadas,puedequeya loestuvieran,loquenoimpidióqueBlayzeabandonaseladecisiónquehabíatomado.Conseguiríaalmenosunaacualquierprecio.Noimportabacuántotuviesequepagarenlareventa.TodoeldinerodelmundoseríapococomparadocondarleaDylanlamayoralegríadesuvida.Surecompensasería…imposibledeimaginar.Elalcaideleconsideraríaunhombredeconfianza,loqueequivaldríaaobtenerelmayorascensoposibleenBlackRock.
Además, cuando Dylan supiera que su grupo favorito se separaba, recibiría elgolpemás duro imaginable para él. Si además se enteraba de que habían dado unconcierto enChicagoy se lohabíaperdido…Puedequeno lograra recuperarsedealgoasí.
El concierto tendría lugar dentro de tres horas. Ya debía de haber una filaconsiderable aguardando para entrar. Seguro que eso no sería un problema paraDylan, quien a pesar de su ceguera se desenvolvía con soltura en toda clase desituaciones.
Mientrascorríahaciaelautobús,Blayzecalculóqueteníaeltiempojustodesacardeuncajeroautomáticohastaelúltimodólarqueellímitedesutarjetadecréditolepermitiese,comprarunaentradaen lareventayregresaraBlackRocka tiempoderecogeraDylan.
ElmotordelautobúsvomitóunrugidoensordecedorcuandoBlayzegirólallaveypisóelaceleradorafondo.
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—Estoymuycontento,¿sabes?CaminabanporunacallemuytransitadadeChicago.Aidanensusilladeruedas,
elchicoasulado,dandosaltitos,balanceandosuflequillorubiodeunladoaotro,demodoquesiempreunodesusojosquedaracubierto.Alantiguopolicíaesacostumbreleirritabamásdeloquequerría.
—Notoqueslasilla—bufóAidan.—Estoymuycontento—repitióelchico.—Yono.La gente se apartaba a su paso. La mayoría miraba con extrañeza el inusual
diseñodelasilladeruedas.—Ahorasomosamigos—dijomuyalegreelchico—.¿Noesmaravilloso?Sabía
queTeddyToddaclararíantuconfusión.¡Estanagradabletenerunamigo!Heestadomuysolo,¿sabes?Miantiguocompañeroerafielycariñoso,legustabamucholameralagente.Adorable,¿verdad?Aunqueclaro,noteníamuchaconversación,no.¿Esposible que por eso yo adquiriese la costumbre de hablar tanto? Qué buenosmomentospaséconél…Peropresientoquecontigo todovaa sermejor.¿Notas laquímicaquehayentrenosotros?Formamosunaparejaexcepcional.
AidanreconocióqueDylannolehabíamentidoalhablarledelchico.Teníarazónen que se podía entender relativamente bien lo que decía, sabiendo de antemanocuánto le gustabamentir. Es decir, que elmocoso que le acompañaba estabamuydisgustadopor tenerquehacerlo.No le considerabaun amigo, sino lo contrario, ypreferíadelejosasuanteriorcompañero,elgigantescoperronegroalquellamabanZeta.
El esfuerzo de interpretar las palabras del chico al revés era molesto, perofuncionaba.HabíaalgomásqueDylanlehabíacontadodelchico.
—Hayalgoquemeasombrade ti, enano.Nuncahabría imaginadoqueTeddyToddsintieranafectoporalguien.Desembucha:¿quéhayentrevosotros?
Elchicoapoyóunamanoenlasilladeruedas.—Me sorprende lo que dices, porque consideraba que tu imaginación y tu
inteligenciaestabanmuydesarrolladas.Esoerauninsulto,desdeluego.—Creoqueyahascomprobadolocómodoquemesientoensilencio.EralaúnicaamenazaqueAidanhabíadescubiertoquesurtieraunmínimoefecto
en el chaval: negarle conversación. Aquello le volvía loco, como si el chiconecesitarahablarmásquenadaenelmundo.
—Está bien. Haré lo posible por… ser directo. Espero que lo valores. Noimaginasloquedetestolaverdad,lacantidaddesufrimientoquemehacausado.Lagenteprefierelasmentirasaunquenoloadmitan.Tejuroque…
—Algrano,mocoso—gruñóAidan—.Menosmentirasymenosrodeos.—Vale,vale.TeddyToddsonmisamigos.—Noloson.
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Elchicoparecíaextrañado.—No hay nadie más bueno en este mundo que ellos. Se ganaron mi eterna
gratitudhacemuchotiempo.Aidan se tomó unos segundos para analizar al chaval, su voz, su expresión.
Concluyóquesusutilamenazahabíasurtidoefectoyestabasiendosincero.—Tengo que preguntarte algo, enano, y no estoy para bromas. Quiero una
respuestasincera.—Porsupuesto.—¿Eresidiota?Elchicomoviólacabezadeunladoaotro,pensativo.—Medueleadmitirquehansidounoscuantoslosquehanpensadoesodemí.Yo
soyconscientedequenoeselcaso,peroyanosoy tanorgullosocomoantesynocreoquedebacontradeciratantagente.
Noeraidiota,nimuchomenos.Aidanhabíadescartadoesaopciónhacíatiempo,igualquelaposibilidaddequeestuvieseloco.EsohabíapensadodeDylanenmásdeuna ocasión y había resultado actuar conmás inteligencia que él.Últimamente loslocos acertaban más que los cuerdos, lo que le colocaba en una situación deinferioridad.
—Entonces,noeresidiota,perodeverdadapreciasaesosdos.¿Porqué?Túlesconocesmuchomejorqueyo.¿Cómopuedestenerunaamistadconellos?
—¿Melopreguntaalguienqueestaríamuertodenoserporsugenerosidad?TeddyToddofrecenalagenteloquemásdesea,inclusoaunquelagentenosepadequésetrata. ¿Hasvisto a alguienmás capazde algo semejante?Yestán entregados a esatarea.Suelenjuzgarlesmalporquenolescomprenden.
—Nohablasenserio.—¿Noaceptaronmodificartucontrato?¿Noesloquefuisteapedirles?—Acambiodeunpreciomuyalto,enano.Elchicofruncióelceño,Porprimeravezcontrajoelrostroenunamuecaferoz.—¡Yseríamejorquehicieranloquetúquieresgratis!—rugióencolerizado.Aidandetuvolasilla,impresionado.Noletemía,peronuncahabíavistoalchaval
enfadadoylesorprendió.—Sinpedirnadaacambio,¿verdad?—Proseguíaelchico,indignado—.Esoes
loquelagentuzacomotúnecesitaparanopensarmaldeotros.¡Quetelodentodohecho!¿Tienesideadelocomplicadoqueesparaellosatendertupetición?Perolohicieron, ¡y túaquejarte!Dimeunacosa,¿algunavezhashechotúalgoporellos?Dime una sola ocasión en que hayas tratado con ellos pensando en lo que podíasdarlesenlugardeenloquepodíasobtener.¡Solouna!
Aidannofuecapazderesponderporque,porsupuesto,nuncahabíaconsideradonadasemejante.
—Sois todos iguales. —El chico hablaba asqueado—. Quejas, protestas,recelos…TeddyToddos lodantodo,porescrito,sin letrapequeña,clarocomoel
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agua,peronoessuficiente.¿Sabesloquehabríahechoyoensulugar?Siuningratome exigiera cambiar un acuerdo limpio y transparente, por el que logró salvar suvida, y encima me insultara… ¡Tienes suerte de que ellos sean mejores que yo!¡Mejoresquetodos!
Porun instante,mientras retomaban sucaminoentre lospeatones,Aidandudó.EraciertoqueTeddyToddpodríanhabersenegadoamodificarsucontrato,encuyocasonohabríaconseguidolaposibilidaddesalvarasumujer.Enrealidad,nisiquieratendríanporquéhabersereunidoconél,niaccederasupeticióndespuésdehaberlesamenazadoconmataralchicosinoleescuchaban.TodoesoreforzabalatesisdelabondaddeTeddyToddqueelchavalhabíaesgrimidocontantoentusiasmo.
El instante dedudapasó cuando recordó lo que le habían exigido a cambio, lamisiónquelehabíanencomendadoyhacialaqueahorasedirigían.
—¿Quélesdebes?Todoelmundoestáendeudaconellos.Nofinjas,chaval,nitengasotradeesasrabietasporquelograráscabrearme.
—Yonoestoyendeudaconellos.Nohefirmadoningúncontratonihepedidonada a cambio. —El chico había moderado el tono, pero mantenía la mueca deferocidad—.Esaeslaformadepensardelosegoístascomotú.Esrepugnante.Ynomedigasqueeraspolicíayayudabasalosdemás,porqueesolohacíasporelsueldo.Siempre a cambio de algo…Yo no puedo explicarte lo que es la lealtad pura, sincontraprestaciones, sin esperar nada a cambio. Te recomiendo que dejes aquí laconversaciónynopiensesmássobreello.Delocontrario,sinoeresidiota,llegarásalaconclusióndequeestuformadeserloqueteimpideverlaverdad.Hasconducidotu vida entera valorando lo que obtienes a cambio de lo que das,mucho antes deconoceraTeddyTodd,asíquetenelvalordenoutilizarlescomoexcusa.¿Queno?¿Acaso no estamos ahora cumpliendo este encargo para que recuperes a tumujer?Ese es tu premio, ¿no? Y si no, sería otro. No intentes entenderme, ni a ellostampoco.Sencillamentenopuedes.
Aidancontinuóunlargoratoensilencio,sinapenasserconscientedelagenteasualrededor.Searrepentíadehaber llevado laconversaciónporesecamino.Habíasubestimado la naturaleza de la relación del chico con Tedd y Todd, que habíaresultadosermuchomásestrechadeloquehabíacreídoposible.Lociertoeraquenisiquiera había contemplado la posibilidad de que entre ellos no existiera ningúncontrato.Que supiese, ese era el único caso, lo que sin duda convertía al chico enalguien extraordinario: la única persona ligada a Tedd y Todd por un motivosentimental.
Sinembargo,nisiquieraunarevelacióncomoesapodíaalterarsudeterminación.Sudestinohabíaquedadoselladoyyanopodíadarmarchaatrás.Nitampocoquería.Niaunqueesosignificaraqueéleratalycomoelchicohabíadescrito.
—Agradezcotusinceridad—dijoAidanconfranqueza—.Yesperoquecontinúeporquetengounaúltimapregunta.¿QuiénessonesostiposquepreocupantantoatusadoradosTeddyTodd?
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—¿Cómodices?—preguntóelchicodesviandolamirada.Sehabíandetenidofrenteaunanubedepeatonesqueesperabaaqueelsemáforo
mostraralaluzverde.—Nofinjasquenolosabes.EnLondres,enlaépocadelBigBen,TeddyTodd
resolvíansuspropiosasuntosdemanerasmuycreativas,yasabesaquémerefiero.Peroahorano se atreven.Por esoderribaronelBigBeny semarcharon, ¿verdad?Huyenoseocultan.Quierosaberdequiénoqué.
—¿ElBigBen?Eraelrelojeseque…¿sederrumbó?Hacemásdediezaños,¿noescierto?Buf,¿cuántostendríayo?Tresocuatro.Nopretenderásquerecuerde…
—Yadistingocuándohacesteatro,enano.Habla.—Claro, claro—dijo el chico con expresión de apuro—. ¿De verdad no sabes
quiénesson?¡Losdesiempre!—Escupió,rabioso—.Losmalditosentrometidosquesolosirvenparaempeorarlotodo.
—Agotasmipaciencia,crío.Elsemáforosehabíapuestoenverdeyporfinlagentecomenzabaaavanzar.—Perositelovoyacontartodo…—Derepenteelchavalseabalanzósobrela
silladeruedasyseabrazóasucuello—.¿Cómonoibaahacerlo?¡Conlocontentoqueestoydequeseamosamigos!¡Yanisiquieramedaspalizas!
Unhombretónrobustoquesosteníadelamanoalaqueparecíasuhijasevolvióconbrusquedad.
—¿Haspegadoaesteniño?—lepreguntóaAidan.Luegoagarróalchicoporelhombro—.Hijo,¿tehapegadoesehombre?
—Ledabapalizas—dijounamujer—.Loheoído.Elhombretónpidióalaniñaqueesperaraylaapartóunpocoantesdeencarara
Aidan.—No es para tanto—intervino el chico—.Antesme pegaba bien fuerte, pero
ahoramequiere, ¿a que sí,Aidan?Díselo.Cuéntales que nomataste ami perro apropósito.Cualquierapuedepartiraunpobreanimalporlamitad.—SeinclinósobreAidancongestoamableysusurro—:Queríasquedijeralaverdad,¿no?
Elhombretónfruncióloslabiosconcaradepocosamigos.—Comoeresinválido,lopagasconelchaval—dijoapretandolospuños.Aidan se levantó.El hombre lomiró asombrado. Sin duda no esperaba que un
paralíticosepusieraenpie,comotampocoimaginóqueelinválidoalcanzaralosdosimponentesmetrosdeestatura.Elhombrecarraspeó.
—Nosoyinválido.Dostiposjóvenesseacercaron.—Pues deberías serlo.—Se envalentonó el hombre—. Si te gusta pegar a los
niños,¿porquénolointentasconnosotros?Uncuartoindividuoseunióalgrupoalentadoporlamujerquemurmurabadetrás
deellos.—Siesloquequeréis…—dijoAidan—.Perodeberíaisllamaraalguienmáso
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seréisvosotroslosqueacabaréisensilladeruedas.—Agarróalchicoporelcuello—.Lepeguéunpuñetazoenlacara,justoaquí.¿Ofueenlamejilladerecha?Legolpeévariasveces,ybienfuerte.Nooshamentido.Partíasuasquerosoperroendos.¿Ospreguntáiscómo?
Aidan sacó su espada, inmensa, brillante.La colocó con la punta en el sueloyapoyó lamano sobre la empuñadura. Les invitó con un gesto desafiante a que seacercaran.
Ninguno aceptó. Se esfumaron en pocos segundos sin despegar los labiossiquiera.
—Silovuelvesahacer,tedaréotrapaliza—ledijoalchico—.Ahora,andando.Tenemosunatareapordelante.
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—¡Espera!¡Malditasea!¡Ay!Unmontónderocassaltarondelaparedcuandosupiernaseestrellócontraella.
ElgolpedesestabilizóaKevin,queterminóenelsuelo,entreaquellosfragmentosdepiedraquehacíauninstanteformabanpartedelacueva.
—¿Tehastropezado?—preguntóDylan.Kevintuvoproblemasparaubicarlavozenlaoscuridad.—¿Quéesperas,simedejassoloysinluz?Palpólaparedparaincorporarse.Escuchabalarespiracióndelalcaideperonole
veía. Tal vez lo tuviese de espaldas, porque no podía ver el bastón, que emitíadestellos devez en cuando, como si reflejara algo en aquella oscuridad absoluta…Eraincomprensible.
—Culpamía—sedisculpóDylan—.Avecesmedespistocuandohablomucho.Ven,aquímismotengolasolución.¿Cómonosemehabíaocurridoantes?
Kevinadivinóaquésereferíacuandoescuchóunsonidometálico.—No pienso subir a una vagoneta con un ciego para atravesar galerías
subterráneasoscurasllenasdemuertos.Sin embargo, antes de terminar la frase ya tanteaba el borde de la vagoneta y
alzabaelpiederechoparametersedentro.Sesintióaúnmásincómodoenelinterior,y se alegró de no poder ver nada, porque intuía que no le aguardaba un trayectotranquilo.
Supreocupaciónsevioturbadaporunterriblerepiqueteometálicoenelfondodeaquelcubodemetalconruedas.
—¡Maldición!—SeenfadóDylan—.Semehacaídoesecondenadobastón.Kevinseagachópararecogerlo.Rodeóconlamanosuformacircularytiró,pero
nosemovió.Tirómás,contodassusfuerzas.Elbastónparecíapegadoalfondodelavagoneta.Noconsiguióalzarloniunsolocentímetro.
—¡Ay!Dylanlehabíapisadolamanoelentrarenlavagoneta.—Lo siento —dijo—. Sé que no te caigo bien, pero es un gesto de buena
voluntaddevolverlesubastónaunciego.Noimporta.Yalotengo.¡Enmarcha!Kevin tuvo que agarrarse a los bordes para no caer hacia atrás. La vagoneta
avanzabaaunavelocidadconsiderable,másquesuficienteparaquesupelorojo leatizarapequeñoslatigazosenlafrente.
Se aferraba tan fuerte como podía para no abalanzarse hacia adelante cuandodescendían,ohaciaatrásalascender.Kevinhabíadisfrutadomontandoconsuhijaenlasmontañasrusasdelparquedeatracciones,ynoconsiderabaquelavelocidadalaque ahora se desplazaban fuera inferior a la de aquellas atracciones colmadas dependientesvertiginosas.Claroquelacomparaciónnoteníasentido.Enlasmontañasrusas al usopodíaver, ypor tanto anticipar los altibajosdel trazado,había luz, nochirriabanlasruedasconstantemente,nitraqueteaban,ycontabanconunsistemadeseguridadqueprotegíaalospasajeros.
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—¿Te ha comido la lengua el gato? Mi deber es instruirte, Kevin. Es másdivertidosiparticipasenlaconversación,¿sabes?Sino,tengolasensacióndehablarsolo,yesmuymolesto.Unade lascosasquemásmegustandeseralcaideesquetodoelmundoprestamuchaatenciónaloquedigo.
—Intentonopensarencuándovamosaempotrarnoscontraalgo—gritóKevinparahacerseoírsobreelrechinardelasruedas.
—Quépocaconfianza.Mira,yallegamos.LasiluetadeDylanserecortódelantedeKevin,queenseguidadistinguiótodos
los detalles a su alrededor. La roca negra desapareció de repente. Cuando Kevinempezabaarelajarse,graciasalaluz,sucorazóndiounnuevobrinco.Notabaquelavagoneta se despegaba de los raíles y, con un ruido ensordecedor, la cajametálicacomenzó a volar justo cuando entraban en una cavidad inmensa. Kevin echó unaojeadahaciaunladoparacerciorarse.Sí,lavagonetaestabaenelaire,conelsueloamás de quincemetros de distancia. El batacazo que les esperaba podría romperlestodosloshuesos,comopoco.
Poco después, la vagoneta fue perdiendo altura. Kevin rezaba para que eldescenso fuese suave y progresivo, como el de un avión. Cayó a plomo. Solo unmilagroquisoquelasruedasencajarandenuevoenlosraíles,peroesonolealiviódemasiado.Lavía, trasvariosmetrosdedescensoextremadamentepronunciado,seprolongaba en línea recta hasta una grieta enorme que había en el centro. Por esagrietaasomabaunpantanodelava,queeraelorigendelaluzqueinundabaaquellagigantescacavidad.Eradeltodoimposiblequefrenaranatiempo.
Dylantocabalaguitarraconelbastónysacudíalacabeza.Kevinnisiquieratratódeentendercómopodíamantenerseenpiesinagarrarseconlasmanos.Muyprontonada de eso tendría importancia, porque habrían tenido más posibilidades desobrevivirestrellándosecontraelsueloqueenelbañocalientequelesaguardabamásadelante.
No quedaban ya ni cincometros para la grieta,menos de un segundo al ritmofrenético al que se acercaban a lo que parecía un final inevitable. EntoncesDylandescribióunarcosobresucabezaconelbastónhastaelbordedelavagonetayestiróel brazo al máximo. Kevin solo tuvo tiempo de ver cómo la punta del bastón seenterraba en el suelo antes de salir volando hacia adelante. La vagoneta, con elalcaideensuinterior,sedetuvoensecobajounKevinatónitoquevolabasinremediohaciaunpantanoardiente.
Enelúltimoinstanteestiróelbrazo,susdedosseaferraronalbordemetálicodelavagonetayapretó.Eltirónledolió,perosucuerpodejódeavanzarycayóhastaestrellarse contra la parte exterior de la vagoneta. Kevin se quedó colgando y sinalientosobrelalavaquechapoteababajosuspies.
—Hemosllegado—anunciódespreocupadoDylan,bajandodeunsalto—.¿Quéteparece?Pero,bueno,¿quéhacesahícolgando?No te recomiendoque tesueltes,hijo.Puedesverloigualdesdeaquí.
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Kevinflexionólosbrazoshastaquelogróapoyarunpieenelbordedelagrietaydeslizarse a un lado, hasta donde se encontraba el alcaide. Jadeaba y sudaba. Letemblabanlosdedos,ardíadentrodeélundeseoirrefrenabledeestrangularaDylanallímismo.
—Excitado, ¿verdad?—dijo el alcaide—. Te oigo jadear. Todavía recuerdo laprimeravezquevinealaprisión.Estuvedosdíasrecorriendolascatacumbasenunavagoneta.Bueno,¿quétepareceelcorazóndeBlackRock?
—IgualqueeldeAlemania—dijodemalaganaKevin.—¿Loviste?—Yeslasegundavezqueestoyapuntodecaeraeselagohirviendo.—Síquediodesítuescapaditanocturna…¿Porquénomelohabíasdicho?—
preguntóconciertoenfado.—Viquelosalcaidesutilizáisalospresoscomoesclavosparaextraerrocanegra.
¿Tútambiénlohaces?—¿Esclavos?Alguien tiene que ocuparse demantener el fuego. ¿Sabes lo que
pasaríasiesecharcoburbujeanteseapagara?—Queharíamásfrío.—Moriríamos todos, Kevin. Te aseguro que preferirías estar en el Polo Norte
vestidosoloconuntangaapasearcercadeBlackRocksineselagoardiendo.Kevin estaba al corriente de que el frío allí no era natural. Para empezar, no
congelaba el agua. Estaba seguro de ello porque en el bosque había pisado varioscharcos.PeroalmismotiempohabíavistocómolabarbadeStewartsecongelaba.
—¿Cuáleselorigendelfrío?—No tengo ni la más remota idea—admitió Dylan—. Pero me sorprende tu
actitudhacialospresos.Debedeserelestiloamericano.—¿Qué?—¿Noesellemadevuestropaís?Unatierradeoportunidadesdondelajusticiaes
igualparatodos.Noesqueyomelocrea,peroosgustarepetirlomucho.Esvuestrajusticialaqueenvíaaquíaesoscaballeros,noyo.Merecuerdasatuabogado,Kevin.¿Hasestadoenotrasprisiones?
—No.—Yo tampoco. Pero dudomucho que sean peor queBlackRock.Los reclusos
aquí apenas tiene normas, no se les priva tanto de libertad, pueden hacer lo quequieran, excepto fugarse. Todas las noches se organizan a su aire, con un bosqueenteroparaellos,mientrasqueenotraspenitenciaríasestánconfinadosaunaceldadiminuta.
—Esincreíblecómoledaslavueltaalasituación.Realmentecreesloquedices,¿noesasí?
Dylan dudó un instante.Arrugó la frente, como si no encontrara palabras paradecirloqueparaéleraevidente.
—Puede que esta sea una de esas ocasiones en las queme equivoco.Veamos,
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trabajarenlasminasnoesuncastigoporhaberinsultadoaalguienodecirpalabrasindecentes. Esos presos son criminales con conductas violentas o conflictivas. Asíquelosapartoparahaceruntrabajoqueesnecesarioparatodos,yademásestánmáscalentitosquenadie.Consientoelmercadonegroderocanegraparaquelosdemásreclusos puedan hacer fuego en el bosque, incluso he puesto calderas en losbarracones.¿Quémás…?Ah,sí,heorganizadounosjuegosquelesentretienenylespermitendisputarselosbarraconesmáspróximosalcentro,losmáscalientes,porquenohaysitioparatodos.Laverdad,creoquemispresosestánmuybienparatratarsedepersonascondenadasporlospeoresdelitoscontralasociedad.Losdemásalcaidesmeconsideranunblando,peroyonopuedoevitarlo.
—Eresmuchomejor con las palabras de lo que crees,Dylan. Te concedo eso.Perosigodesconfiando,aúnhaymuchascosasquenomehasexplicado.
—¿Ynoesloqueestoyhaciendo?Dime,Kevin,alhilodeloanterior,¿creesqueenotraprisiónelalcaidesedetendríaacharlarcontigoyarespondertuspreguntas?
—Nomehabríaencerradoinjustamente,comohashechotú,separándomedemihija.Puedesenseñarmeydecirmeloquequieras,peronocambiaráselhechodequemehasarrebatadoloquemásquieroenestemundo.
—Ya veo —se lamentó el alcaide—. Estás enquistado en ese detalle y noconsiguesavanzar.Tendréquesolucionarlo.Ven,hagamosotroviaje.
Dylan subió a la vagoneta usando el bastón amodo de pértiga.Kevin tambiénsaltódentroyresoplódemalhumor.
—Mecaesmuybien,Kevin.Creoque enotras circunstancias no te soportaría,porque te encontraría aburrido y soso, pero eres elmás sorprendente de todos losconvictos,yconmuchadiferencia.
Lavagoneta se puso enmarcha.Dylan atizóunapalanca con el bastón, lo quemoviólosraíles.Lavagoneta,enlugardeascenderporlapendientequehabíabajadoantes, se desvió y penetró en la oscuridad de otro de los numerosos túneles queconducíanhastaallí.
—Supongo que es porque has pasado demasiado tiempo fuera —supuso elalcaide—.Eresde losúltimosquehaentradoenBlackRock,yclaro,entanpocosdíasnohaspodidodesprendertedeesasensacióntanfuertedeuniónconlafamilia.Ojalátuviéramosmástiempo.
Denuevosurcabanaoscuraslasgalerías,aunquealmenosestavezlavelocidaderamuchomenor.Kevinconsiguiórelajarselosuficienteparahablar.Loquenologrófuelibrarsedesucuriosidad.
—¿Cómomueveslavagoneta?—Conmibastón—contestóelalcaidealzándolo—.Unartilugiomaravilloso,ya
loverás.Elartilugiomaravillosoarrancóunfragmentodepiedraalchocarcontralapared
enungirobruscoaladerecha,quegolpeóaKevinenelhombro.—¡Au!
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—¿Algúnproblema?De nuevoKevin quiso estirar los brazos y estrangularle. No tenía claro si sus
accidentes se debían a auténticos descuidos debidos a la ceguera del alcaide o siconstituíanpequeñastravesurasporpartedequienhabíamencionadorepetidasvecesqueerapropensoalaburrimiento.
UnpequeñobotesobresaltóaKevin.Deprontotodosucuerpovibraba,unruidomolestoyestridentesurgíadelapartedeabajodelavagoneta,quetemblabayrugía.Alfrenteaparecióunclaro,unresplandormásomenoscircular,quecrecióhastaquelavagonetaacabóenelexterior,elbosque.
Kevinmiróhaciaatrásdespuésdesaltardelavagoneta.Elúltimotramolohabíanrealizado sobre la roca, sin raíles, de ahí el estruendo y las vibraciones que habíanotado.
Dylan ya caminaba entre los árboles. De vez en cuando destrozaba de unbastonazoalgúnarbustoresecoounaramaqueseinterponíaensucamino.Sedirigíahacia el muro de niebla, tan colosal y amenazador como siempre. Una barrera debrumaespantosaqueinvitabaasalircorriendoenladirecciónopuesta,apesardequeKevin recordaba la extraña y agradable sensación que le embargaba mientraspermanecíaensuinterior.
Kevin caminaba un paso por detrás de Dylan cuando el alcaide se volvióbruscamente. Al hacerlo su bastón golpeó a Kevin en el costado, lanzándolo conbrutalidad hacia un lado. Kevin habría jurado que en lugar de un bastón le habíaembestidounavigadehierrodeltamañodeunacolumna.
—Perdón,noveíatusombra—sedisculpóelalcaide.Kevinteníaproblemaspararespirar,asíquelefueimposibledecirledóndepodía
meterselasdisculpasyelbastón.—Serámejorqueterecuperesaquí—leaconsejóDylan—.Enuninstantevengo,
quetengounasuntourgentequeatender.Yasabes,cosasdelpuesto.Todavía necesitó varios segundos para recobrar las fuerzas suficientes e
incorporarse, solo a medias; para andar todavía requeriría más tiempo. Kevin searrastró hasta una roca, sobre la que se apoyó para asomar la cabeza. Dylan y elhorriblemuertomediodescompuestodelestampadodelasudaderaestabanplantadosante la niebla, a escasosmetros de su posición.A un par de pasos del alcaide, sealzabaunadeaquellasenormescrucesdemadera.
Poruninstante,cuandoDylancerrólosojosyseapoyóenelbastón,aKevinselepasóporlacabezaqueelalcaideestabarezando.Esofueantesdequeunhombreemergieradelanieblaconpasotranquiloyseguro.
Elreciénllegadoteníaelpeloengominadoyvestíauntrajemuyelegante.Ensusmanosmanejabaunbastón comoel deDylany en sus ojos apagados se notaba lamismaausenciadevida.Nocabíadudadequeeraotroalcaide,unoqueloparecíadeverdad,queimponíaconsuaspectoserio,justoalcontrarioqueDylan.
Kevincomprobóconalivioquesusombranoseproyectabahaciadondeestaban
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los alcaides, pero aun así no quiso arriesgarse a asomarse más para espiarles concomodidad.
—Jack,miqueridoamigo.¿Aquédeboelplacerdetuvisita?Despuésdeverlobien que te has desenvuelto, sobre todo para ser un novato, no creo que necesitesconsejoalgunopormiparte.
ElllamadoJacksacóunpuroyloencendió.—Dímelotú,Dylan.Herecibidotucarruaje.—¿Poresohasvenido?Nopuedeshacermeestafaena.—¿Faena?—Jacksoltóvariasnubesdehumo—.Novasasobornarme,Dylan,no
somosamigos.TudisputaconKarennoesasuntomío.Dylan asintió y sonrió. Kevin se preguntó si los alcaides podrían percibir las
expresiones faciales, dado que, aunque no se apuntaban directamente con los ojos,tampocomanteníanlacabezainclinadahaciaabajo.
—A ver cómo explico tantosmalentendidos. El carruaje no es un soborno, notienenadaqueverconKarenniconmigo.Noveoporquéelhechodequetengamosque enfrentarnosdeba impedir que seamos amigos.Tampocodeberías anunciar tusintencionesabiertamente,noteconviene.
—Tútejactasdehacerlo—replicóJack.—Precisamenteimitarmeesloquenoteconviene.Porúltimo,elcarruajeerauna
excusaparaquenosveamos.Tengomuchoqueenseñarte,pero sobre todoeraunaexcusaparaqueyofueseaverteati.EchodemenosLondres.Noteimportaráqueprosigamosestareuniónentucasa,¿verdad?Ah,miviejapatria…
Kevin se despistó al reparar en algo que se movió a cierta distancia de losalcaides. Le pareció advertir un destello que desapareció enseguida tras una roca.Cuandovolvióacentrarsuatenciónenlosalcaides,JackleofrecíaunpuroaDylan,quienloaceptóyloguardó.Luego,elalcaidedelaprisióndeLondresregresóalaniebla.
Kevin estaba bastante seguro de lo que significaba el carruaje al que habíaaludidoJack.Erauncargamentodedroga.Dylantraficabapormediodelaconexiónque había entre las prisiones y así se saltaba las aduanas. De ese modo podíaconseguirríosdedineroymantenerinfluenciassobremuchagente.Alparecer,eltalJack consideraba buena idea formar parte de ese negocio, ya que, si lo habíaentendidobien,eraunalcaidenuevo.
Dylan le llamóconungesto.AKevin todavía ledolíaelbastonazo,pero logróquenosenotaramientrasseacercabaalalcaide.Denuevocaptómovimientotraslamismaroca,igualquehacíaunosinstantes.
—Metemoquemerequierenasuntos…importantes—dijoDylan.—¿Cuántasprisioneshay?—Cinco—contestóDylan.—¿Todasendiferentespaíses?—Sí.¿Mecreeríassitedigoquenorecuerdodóndeestáunadeellas?Hayotraen
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Madrid,elpaísdelquefingíaserKaren,tumujer.—Porlacostumbreespañoladellevarlaalianzamatrimonialeneldedoenelque
yodebollevarelanillodeBlackRock—recordóKevinenvozalta.—Unacostumbrequelevinodeperlas.Megustanlosespañoles.Estuveapunto
desolicitarseralcaidedelaprisióndeMadrid,peromiratúquétonteríaquefueunadesuscostumbreslaquemehizocambiardeopinión.Concretamente,lademaltrataranimales en una plaza. ¿Qué les han hecho los toros…? No entiendo por qué nopuedendivertirsesin…
KevindejóqueDylanparloteara sobre los españoles.Por finhabíadescubiertoqué se ocultaba detrás de la roca, el movimiento y el destello. Vigilaba aquellalocalización solo con elmovimiento de los ojos, que no se podía distinguir en susombra.Eldestelloresultóserlaluzreflejadasobreunojodecristal.Kevinsololehabíavistoconclaridadduranteun segundo,pero sabíaquedetrásde lapiedra lesespiabaSonnyCarson.
—Mimujer…Karen.¿Essuverdaderonombre?—Almenoseselqueusaahora.—¿Tan importante es ser alcaide? Yo la quería, Dylan, todavía la quiero. ¿De
verdadmehabríamatado?Elalcaidesuspirócongestocompasivo.—Tudolormeasombramásde loque tepuedoexplicar.Lo siento, pero sí, te
habríamatado.Ynoesnadafácilmatarte.Nohacemuchoingresóunodelostuyosconunbalazoenlafrenteyconseguícurarleconelanillo.Bueno,nodeltodo,creoque nunca será un genio, ya me entiendes, pero vive. Karen capturó a otros yexperimentóconellosparaencontrarunmododematarossinoconseguíaelpuestodealcaide.
—¿Quéclasedepersonaharíaalgoasí?¿Poresolaodias?Jackdijoqueosestáispeleandooalgoporelestilo.
—Yono laodio.—Dylanse llevó lasmanosalpecho—.Todo locontrario.Lapobrecilla lo ha pasadomal. Entiendo que tú no lo comprendas, pero, créeme, hasufridomucho.
—¿Ladefiendes?Creíquequeríasponermeensucontra.—¿Yo?¿Porquétodoelmundovesegundasintencionesenloquedigo?—Puesdimelaverdad,Dylan—suplicóKevin.Ya no tenía fuerzas para tratar de descifrar a aquel hombre. Solo quería saber,
queríalaverdadsobresufamiliaysuvida.Lanecesitaba.—¿Estásseguro?Odiohacerleestoaunapersonacomotú.—Meloprometiste.Meseparastedemihijay…—Esoesfalso—leinterrumpióelalcaide.—¿Cómoteatreves?¡Meprometiste…!—Esoúltimoescierto.Yestoycumpliendo.La falsedadesque te separéde tu
hija.
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Kevincayóde rodillasenesemomento,agotado,doloridoporelbastonazo.Sesentía completamente indefenso ante una situación que desconocía, frente a unhombrequesabíamásdeélqueélmismo.
—Dylan,porfavor.Mellamasamigo.Hablaclaro…Laverdad…—Porsupuesto,amigomío.Medestrozaverteasí.—Dylansearrodillófrentea
él—.Noteseparédetuhija,Kevin.TeseparédeStacy.—¿Quéinsinúas,malditohijode…?Noterminólafrase.Dylannoganabamintiendosobreesetema.SiKarenlehabía
engañado en todo, sus sentimientos, su identidad… ¿Por qué no también en eso?Además,habíaestadocasadaconotrostreshombres,gemelosdeKevin.
—Elpadre…—balbuceóKevin—.¿Dorian?¿Joshua?¿Elotro?Alcuartoaúnnolohabíaconocido.—Deningunodevosotros.Soisestériles,Kevin.Nopodéistenerhijos.Kevin hizo un nuevo descubrimiento que le pareció un milagro. Detuvo su
corazón sin darse cuenta y el dolor que estaba a punto de despedazarle por dentroremitió. No desapareció, pero se redujo hasta el punto de permitirle continuar laconversación.Yqueríahablar.QueríahacerloquefueracontaldenoreflexionarenprofundidadsobreloqueDylanacababaderevelarle.
—Estéril…—EsposiblequeKarennoquisierarenunciarasermadre—opinóelalcaide—.
Noesqueyoentiendagrancosademujeres,perodudoquesuintenciónfuerahacertedañointencionadamente.
—¡Nomequeríaysecasóconmigo!Usómividacomomonedadecambioparaconseguirsuobjetivo,pornohablardequeabandonóasuhija.¿Todavíacreesquenoqueríahacermedaño?¡Dimeporquéquería tantoseralcaidedeestamierdanegra!¡Dímelo!
—Loharé—dijoDylancontonoconciliador—.Peroenotraocasión,talvez.Yahassufridomucho,amigomío.Nocreoquepuedassoportarmásporahora.Yquedamuchomás.
—¡Dejadedefenderla!—Estábien.Karenno tienenadacontra ti,Kevin, te loprometo,paraella solo
eres…uninstrumento.Enrealidad,aunqueyotetratecomoauno,yasabesquenoeresunserhumano.Megustaríatenerdondepalabraparadecirlocontacto,peroesotrademiscarencias.Losdemásnosealteraronalsaberlo,algunosniseinmutaron,perotúeresespecial.
—Algrano—seimpacientóKevin.—Karenperdióasupadrehacemuchotiempo.Tambiéneraunalcaide.Elúnico
mododevengarloesseralcaidetambién.—¿Cómo?Explícate.—Solounalcaidepuedemataraotro.¿Loentiendesahora?Karennoestanmala
comocrees.Solosufremucho,comotú,comotantagente.
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—Nomeconsuela,Dylan.¿Jackmatóasupadre?—No,hombre,no.Jackesunnovato—explicóelalcaide—.Fuiyo.—¿Tú?Pero…¡Ytodavíaladefiendes!—Intentoquecomprendaslaverdadparaquelosuperes.Tumujernoteodia.Me
odiaamí.Ellatehizotodoesoparapoderacabarconmigo,cosaqueporciertoestáhaciendo bastante bien, todo hay que decirlo. En cierto modo, te engañó por miculpa…
Dylan se quedó congelado en el sitio.El alcaide parecía una estatua, tanto queKevinestuvoapuntodetocarleparacomprobarsisehabíapetrificado,perojustoenesemomento,Dylanrecobróelmovimiento.
—¡Esoes!¡Porfinlodescubrí!Conlosencilloqueera…Ahoraloentiendo.¡Meentiendoamímismo!¡Gracias,Kevin!
—¿Teimportaexplicarmedequéhablas?—Karentehadestrozadolavidaparamatarme.¿Loves?Oseaquetodoloquete
ha pasado ha sido pormi causa. ¡Por esome siento tan culpable contigo! ¿No essensacional?¡Dios!¡Québienmesiento!¿Noessorprendentelocomplicadoqueesentenderseaunomismo?Graciasdenuevo.Oh,nopiensesqueolvidaréestedetalle,Kevin.Ahoramedolerámástodavíaloquetengoquehacerte.
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StacyPeytoneructóapropósito,condescaro.Yconsiguióloquequería.—Oh,perdón,semehaescapado—dijosinelmenordisimulo—.Ahoraquepor
finmehacéiscaso,¿quétalsimeexplicáisesodequevienenapornosotras?Alicelamiróuntantoincómoda.AStanleynolepasóporaltoesamirada,como
tampocoquelachicadebíadetenermolestiasporelmodoenquesesujetabalatripa.—Sihubierasprestadoatenciónalaconversación,enlugarde…—Osescuchabamientrasbuscabaalgoparabeber—leinterrumpióStacy—.La
embarazadayadejóclaroquesolosoyunacría,asíqueosdejéhablaralosadultos.Peroestaiglesiaesmuypequeña.
—Nos buscan porque somos hijas de esos… gemelos. Tú, en realidad. Yo lesinteresoporquevoyadaraluzaunhijodeEliot.
—Eso lo pillo. ¿Y nos envían a un anciano y unmocoso? ¿Eso habéis dicho?Apartedeque,siloheentendidobien,susnombresparecenlosdeunospayasosdecirco,decidmequetenéisalgomás,porfavor,quetodaesainformacióndetupadre,unagentedelFBI,contienealgomássustancioso.—StacyalzólamanoparaevitarqueAlicelainterrumpiera—.No,loentiendo.Hasperdidoatupadre,tunovioestáencerrado y el embarazo seguramente te afecta… Algo he leído de que serevolucionanlashormonas.¿Estásseguradequenomalinterpretasteaunpobreviejoconsunieto?Estabassola,asustada,triste…
—Yotambiénlosvi—recalcóStanley.—¿Aunabueloyunmocoso?¿Yqué?—seburlóStacy—.¿Deahídeducesque
vienen a por mí? Tú eres un abogado, que nunca pierde salvo con mi padre, porcierto.Lagenteponesuvidaentusmanos…Queestapobrecillasetrastornedespuésdeloquehapasado,loentiendo,perotú…Quédecepción,Stanley.Estoycansadadetu sentido protector, ¿está claro?Vete a tu despacho a estudiar leyes y a buscar elmododeliberaramipadre,ydéjatedecuentos.Siunviejoyunenanodediezañossemeacercan,lescruzolacaradeunguantazoyasuntoresuelto.
Stanley no encontró elmodo correcto de rebatirla, lo que le dejó claro que lesfaltaba mucha información todavía para poder razonar. Su teoría se apoyaba enconjeturas,encoincidenciasquesuintuicióndescartabacomotales,peroquenoteníamododeprobar.YStacynoveíamásalládelasituacióndesupadre.Denuevo,eracomounaadolescentequesenegabaaescuchar.
—¿Conocisteatusabuelospaternos?—preguntóAlice.—Murieronmucho antes de que yo naciera, cuandomi padre era un niño. Ni
siquieraéllosrecuerda.Alicefruncióelceñodeunmodosignificativo.—¿Por qué preguntas por los padres de Kevin? —intervino el abogado—.
¿Quieressabersitambiénsongemelos?—No—contestóAlice—.Quierosabersiexisten.—Vamos,suéltalodeunavez—bufóStacy.—Mipadrenoencontrórastroalgunodetuabuelo.Enelúnicodocumentoque
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hallóremotamentesimilaraunapartidadenacimientosolofigurabaelnombredetuabuela.Perotampocolahasvistonunca,¿verdad?
—Esonoesraro—explicóelabogado—.Haymujeresquenosabenquiéneselpadredesushijos,onodeseanqueesténpresentesensusvidas,yaveceselpadretambiénsedesentiende.Esoesmuydistintodequeelpadrenoexista.
—Terecuerdo—dijoAlicecontonocansado—quemiinformaciónlaobtuvounagente del FBI con una larguísima experiencia ocultando testigos y creandoidentidadesfalsas.Permitequemefíemásdeélquedetusconocimientoslegales.
—Aceptolareprimenda.—StanleyestuvomásquedeacuerdoenconfiarenlosresultadosdelfallecidoDerekLinden—.Porfavor,continúa.
—Hayalgomuyextrañoenesosgemelos,entodos,nosoloenKevin.Estamoshablandode,comopoco,cuarentaycuatropersonas,onceindividuosdiferentescontresgemeloscadauno.Esalgomásqueunacoincidenciaque todosnacieranenelmismositio.
—Sindudaloes—asintióStanley.—Yquenacieranelmismodía—terminóAlice.—Eso es imposible. Rachel también es mi cliente y es mayor que Kevin. No
pudieronnacerelmismodía…Amenosque…—Suspartidasdenacimientoseanfalsas—dijoStacy.—Eso es evidente—dijo Alice—. Sobre todo porque, según los documentos,
nacieronhacepocomásdeveinteaños,loquenoconcuerdaconlaedaddeningunodeellos.
—¡Mientes!—estallóStacy—.Mipadrenohabríapodidohacervidanormalconuna partida de nacimiento como esa. ¡Le habrían descubierto!Y además no es unembustero.No ha hecho nada ilegal en su vida. Tu padre la cagó, pormucho quefueradelFBI.
Stanley rebuscó en la carpeta deAlice y extrajo el documento. Se lo tendió aStacy sin pensarlo, sin preocuparse primero de cómo se encontraba la chica.Enseguidasediocuentadesuerrorcuandonotóungolpeenlamano.
—¡Apartaeso!¡Noquieroverlo!—chillóStacy.Sacóunapistolayleapuntó—.Estoyhartadevosotros.
Elabogadotragósaliva.EraelarmadeAlice,laqueélhabíarecogidoyguardadoen un cajón. Stacy debía de haberla sustraído mientras él hablaba con Alice, unapistolaqueahorasosteníaunachicaalbordedeunataquedenervios.
—¿Porquénosapuntas?—preguntóconsuavidad—.Sabesquenotieneningúnsentido,estásnerviosa…
—¡Cállate!Noquierooírnadamásdevosotros.Solohayunapersonadequienmefíeyesmipadre.
—¡Nopuedesirallí!Stacy,porfavor.Kevinmesuplicóquenotedejaravolver.—Déjalaenpaz—dijoAlice—.Sino,tedisparará.Yomismaestuveapuntode
hacerlo.Quizá seasungenioenel tribunal, cuando tepreparasuncaso,con reglas
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queconoces,peronotienesniideadecómosesienteella.—Lapreñadaacierta.—LosojosdeStacypalpitabanconviolencia—.Voyaira
veramipadrey lepreguntarépor toda labasuraquehabéisdichodeél.Mipadrenuncamementiría.—Apuntó aAlice—.Reza para que nome diga que te lo hasinventadotodo.Ahoramelargo.Sitratasdedetenerme,abogado,tedispararé,yasímeasegurarédeacabarenBlackRockconmipadre.
Elabogadonocomprobósihablabaenserio.SemantuvoquietomientrasStacyretrocedía hasta la puerta y la cerraba después de salir. Escucharon pisadas que sealejabanveloceshacialasalidadelaiglesia.
Stanleyselevantó.—Nolohagas—ledijoAlice—.Esaniñaesinestableyestáarmada.—Cierto—dijo abalanzándose sobre la puerta—. Pero no puedo dejarla sola.
Prometíasupadrequecuidaríadeella.Estuvoapuntodecaersealcorrerporlaiglesia.Lafaltadesueñoylapalizaque
le había dado la falsa doctora le habían dejado en un estado físico lamentable. ElvientofríodeChicagolezarandeóalsalir.Noveíaalachicaporningunaparte.Nopodíasertanrápidacomoparahabersealejadotantoconlapocaventajaquelehabíadado.Creyóoíralgoporladerechaydecidiócorrerenesadirección.
Pocas zancadas precisó para constatar la baja forma física en la que seencontraba. Redujo el ritmo hasta pocomás que un trote rápido o se desplomaríaexhaustoantesdellegaralfinaldelamanzana.
Stanley se vio obligado a apoyarse en un coche para recobrar el aliento.Resoplaba, respirabadeprisa,no recordabahaberse sentidonunca tanmal.LopeoreralaterriblesensacióndefracasoqueleatenazabaporhaberpermitidoqueStacysemarcharasola.Lehabíanfalladosuelocuenciaysuhabitualdondepalabra,de losquesiemprehabíaestadomuyorgulloso.
—¡Nopuedessermástestarudo,Todd!—¡Tedigoqueporeseladollegaremosantes,Tedd!¡Noteconvieneandartanto
atuedad!—¿Crees que no veo lo que intentas, Todd? ¡Pretendes que me pierda el
concierto!Lasvoces…TeddyTodd…Stanleyalzólacabeza.Eranelviejoyelchico,los
mismosconlosquesetropezóalsalirdelaiglesialanocheanterior.Estabanallí,enalgunaparte.Elabogadotratódejadearmásdespacioparadescubrirlaprocedenciadelasvoces.
Sonabanenfadados,discutiendo,lejanos…¡Allí!¡Alotroladodelacalle!DetrásdeuncocheStanleyviounbastónqueasomabaconlapuntahaciaelcielo.Atravésde la ventanilla, distinguió sus pequeñas siluetas. Realmente no parecíanamenazadores. Entonces tuvo el pálpito de que encontrarse con esos dos no podíatratarsedeunacoincidencia,másaúndespuésdequefueranacasadeAliceaindagarsobre Eliot, y que además le siguieran la pista a Stacy por motivos que todavía
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desconocía.Stanleycruzólacalletanrápidocomosusmermadasfuerzaslepermitieron.Ibaa
exigirlesaTeddyToddrespuestasdeunmodouotro,esclareceríaaquelasuntodeuna vez por todas y sacaría a Kevin, su cliente, de Black Rock. La intuición deStanleyledecíaqueaquellosdoseranlaclaveparadesentrañartodoelasuntoenelquesehabíanenredado.Ynolosdejaríaescapar.
Loquesuintuiciónnoledijoeraquedeberíahabermiradoalaizquierdaantesdecruzarlacalle,queélnoeraunhombredeacción,quelosuyoerareflexionarydarpasossólidos,asentadosenlalógicayenunacuidadapreparación.LepodríahaberdichomuchasmáscosascuandounaluzamarillabañóaStanley.
Se volvió a tiempo de ver dos enormes faros que se acercaban a demasiadavelocidadcomoparaqueledieratiempoaapartarse.
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El jefe Piers consideraba aAndy un guardia por encima de lamedia, un tipo querespetaba la autoridady la jerarquía, que cumplía las órdenes.Además, poseía doscualidadesquePiers apreciaba:nodestacabaespecialmente en eldesempeñode sutrabajo y no era de los favoritos de Dylan. Es decir, no contaba con nada que lepudieseconvertirenunposiblecandidatoaocuparsupuestoalgúndía.Sí,Andyeraenmuchosaspectosunsubordinadoperfecto.
Por eso el jefe Piers se esforzaba tanto en desentrañar la raíz del problema.AcualquierotroyalehabríaestampadoaCarlotaenlosmorros.
—¿Hasbebido,hijo?—No,jefe—contestóAndy.—¿Drogas?—No,jefe.—Puedes contármelo. Soy inflexible con la escoria, pero tú eres un miembro
valioso de Black Rock. Aunque si no me ayudas, no puedo entender lo que hapasado.
Andytragósaliva.—Tedoymipalabradequetodosucediótalycomohecontado.EljefePierssuspiró.NoentendíaelmotivoporelqueAndymentía.Noganaba
nada.—Verás,hijo,¿tedascuentadequecreermetuversióndeloocurridoeslomismo
quedecirquesoyunpobreidiotadescerebrado?¿Hasvistoaesostaradosquebabeanynosedancuentadequeseestánpringandoconsuspropiasbabas?Puesesoesloquesoyyo,sipretendesquemefíedeloquemecuentas.¿Eseso,Andy?¿Piensasquesoyunsubnormalconunaporrademadera?
Andysemantuvoenposicióndefirmes.—No, jefe. Nunca haría ni diría nada en tu contra. Ni mucho menos se me
ocurriría ofender a Carlota. Creo que no tienes ninguna queja de mí en todo estetiempo.Habíaotrosguardiasconmigoquepuedencorroborarlo…
—Andy,Andy…¿Por qué crees que te pregunto a ti y no a ellos?Tú eresmihombredeconfianza.Además,¿teimaginasloquesucederíasimandollamaralosdemásytodosconfirmanquesoyunanormal?
—Nodiríaneso,jefe.TodossabenqueereslapersonamásimportantedeBlackRock.
Piersasintió,satisfecho.—Entonces, ¿cómo explicas que, según tú, yo diera una orden y ahora no
recuerde haberlo hecho?—Andy no contestó—. Repítelo, ¿yo te ordené llevar labateríadeDylanarepararaunatiendademúsica?
Pierssabíaquealgomuyextrañohabíapasado,dadoquenoalbergabadudadequeAndyno lementía,nidequeel restode suscompañerosconfirmaríanqueasíhabíasucedido.Laúnicaexplicaciónqueseleocurríaeraquealgohabíaocurridoenlamalditasalademúsica,unlugarquedetestaba.Hacíamesesquenoentrabaallí,así
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quedifícilmentepodríahaberestadoesemismodíaparaimpartirlaestúpidaordendemandaraarreglaruninstrumentoqueservíaparacrearmúsicainfernal.
Revisó sus recuerdos, por si de verdad había una laguna. No era el caso. ¿Lehabrían suplantado? ¿Sus carceleros tendrían alucinaciones en grupo? Demasiadocomplicado.Tendríaqueesclarecerelmisterio,peroahoraquedabalacuestióndesuautoridadysuorgullo.
—Preferiríanocontestar,jefe.PierssacóaCarlota.—Yoprefieroquecontestes.—Ahoraquelopiensobien…—murmuróAndy—,creoquefuiyoquiensugirió
arreglar la batería, jefe. Sí, fue así. Tú ni siquiera estabas con nosotros. Deberíahaberteconsultadoantesdetomaresadecisión,jefe.Losientomucho.Creoqueiréahablarconlosdemásparaasegurarmedequeentendieroncomoyoloquerealmentepasó.¿Teparecebien?
—¡Lárgate!—rugióPiers.Andy salió disparado. El jefe Piers sonrió al verlo alejarse a toda prisa.
Definitivamente,eraungranchico.
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AliceLindensujetósuvientreconunamueca.—Ahorano,pequeñín,porfavor.Elbebé,aligualquelanocheanterior,serevolvíaensutripacasiconviolencia.
Los golpes que Alice notaba no podían ser las famosas pataditas que había oídomencionaraotrasmadresconalegríayorgullo.
Le supusoun esfuerzo terrible levantarse.Tuvoque recorrer la pequeña iglesiaencorvada,rezandoporque,unavezfuera,notuvieseproblemasenencontraruntaxi.AhoranopodíapreocuparsedelabogadonideStacy.Conloquelecostabacaminar,salircorriendodetrásdeelloseraimpensable.
Encuantoabriólapuertadelaiglesia,escuchólasirenadeunaambulanciayviovarios coches de policía que circulaban a una velocidad nada despreciable. AlicerecordólamiradadeStacycuandolesapuntabaconlapistolaylaamenazadequenointentaran detenerla. Recordó también que esa era precisamente la intención deStanley, quien parecía haber desarrollado en exceso su instinto protector hacia susclientes.Esperabaquelapresenciapolicialylaambulanciafueranelresultadodeunacoincidencia. Si esa cría había apretado el gatillo, a saber qué habría ocurrido.Además,sushuellasestabanenesapistola.AlicepreferíanorecurrirdenuevoalFBIparatenerqueencubrirsurelaciónconesaarma.
Quizáelbebénotó suagitación,porque reaccionóconmás sacudidasygolpes.Alicenotuvomásremedioquesentarseenlasescalerasdelaiglesia.
Entonces, como si se estuviera cumpliendo un deseo que no había formulado,aparecióunasilladeruedasqueseacercabaporlaacera.Rodabamásdeprisadelohabitual,tantoque,altrazarunacurvaparadirigirsehacialaentradadelaiglesia,unadelasruedasquedósuspendidaenelaire.Lasillateníaundiseñopococonvencional,con un respaldomuy alto.Menos convencional era su ocupante, un chico de unoscatorce años que parecíamuy poca cosa en relación con el tamaño de la silla. Elmotorquelaimpulsabaeraextraordinariamentesilencioso.Alicenoveíalosmandosconlosqueelcríocontrolabalasilla,cosaquehacíaconunadestrezasorprendente.
Alice nunca había visto a una persona discapacitada realizar tantas piruetas enunasilladeruedas.Elchavalsonreíamientrasavanzabadeespaldas,paraluegogirarensecocientoochentagradosyseguirhaciaadelante.Avecescirculabasolosobreunadelasruedas,derrapaba,inclusosaltósobreunapiedra,maniobraquelesacudióellargoflequillorubioquecubríaunodesusojos.
Finalmente la silla giró sobre símismavarias veces, justodelante de ella, y sedetuvo.Elchicolaobservabaconunasonrisaylosbrazosabiertos.
—¿Te ha gustado? —preguntó, excitado—. Me he pegado unos cuantoscostalazospracticando.
—Mucho—contestó,anonadadaAlice—.¿Noespeligrosohacertodoesoentuestado?
—Quéva.Esdivertido.Ah,yaentiendo.Noestoydiscapacitado.¡Mira!El chico se puso de pie, primero sobre el asiento, luego sobre uno de los
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reposabrazos,loqueprovocóquelasillaseinclinarahaciaaeseladoyelcorazóndeAlicesedisparara.Después,conunsalto,secolocósobreelotroreposabrazos,loqueequilibrólasilla.Porúltimo,empezóatreparporelrespaldo.
—¡Baja, por favor!—Alice le imaginó en lo alto del respaldoy casi le dio uninfarto—.Gracias.¿Quéhacesenunasilladeruedassinolanecesitas?
—Selahequitadoamipadre.Aliceseretorcióporunnuevopataleodesubebé.—¿Yteparecebien?Podríanecesitarla.—Esoespero.Antesmepegaba…¡Ymatóamiperro!Aunqueahoracreoque
mequieremucho,¿sabes?Alomejordeberíadevolvérsela.Hastapronto.—¡Espera!—Aliceestirólamanoamododesúplica—.¿Medejaríaslasilla?Es
solohastaqueencuentreuntaxiquemelleveacasa.—Ummm…Nosésiapapálegustaría.Seponefuriosocuandoalguientocasu
silla.—Por favor. Estoy embarazada.—Alice se inclinó hacia atrás paramostrar su
vientre—.Mecuestamuchoandar.Elchicoabriólosojosdeparenpar.—¿Embarazada?¡Perosieresmuyjoven!Mimamámetuvocuandosolo tenía
treceañosysiempredecíaqueyolehabíaarruinadolavida.Mipapádicequeporesonosabandonó.
Alicesoltóunalágrima.Nosuposiacausadelatragediaqueparecíaserlavidadeesechicoodeldolordesuvientre.
—Porfavor.—Porsupuesto,claro,peronocorras,¿eh?—leadvirtió.Elchicosebajódeun
saltoylaayudóalevantarse—.Esquecuandoveaslosuavequevalasilla,tevicias.Corresunpocomás,unpocomás…
—Teprometoquenocorreré.Encontróelasientoyelrespaldounpocofríos,peroalfindescansabalaespalda.
Sesintióbienallísentada,demasiado.Alicecayóenlacuentadequelosdoloressehabíandesvanecido.Sediocuentadealgomás.Nopodíamoverse.
Eracomosilasillalamantuviesepegada.—¿Quémehashecho?—preguntóasustada.—¿Noestáscómoda?Deja,mejorconduzcoyo.LasillasepusoenmovimientosinqueAlicepudierahacernadaporevitarloni
tuvieselamenorideadedóndelallevabaesechico.
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KevinPeytonestabandesconcertado.Suconfusióneramásgrandequeelgigantescomuro de espuma negra que se erigía a su derecha. Por un segundo deseó perderseentrelanieblaynosalirnuncamás,olvidarsedetodo,noenfrentarseasuspropiossentimientosrespectoalasituaciónmáscruelalaquejamássehabíaenfrentado.
—Stacynoeshijamía…—balbuceóconlamiradaperdida.LatraicióndesumujerparavengarasupadrematandoaDylan,losgemelos,los
muertosdeBlackRock…NadadeesoleimportabaaKevinahora.—Esdiscutible—opinóDylan—.¿Ereslosquesolotienenencuentalagenética?
Entonces,no,Stacynoestuhija.¿Eresdelosquepiensanqueelpadreesquiencríayeduca?Entonces,sí.Decide.Comprendoquesetratadeuntemacomplejo,peroesmejorsimplificarlootevolverásloco.
—¿Eseestuconsejo?—SeirritóKevin.—Nienbroma—aclaróelalcaide—.Unadelaspocascosasquehehechobien
enmividaesnotenerhijos.¿Meimaginasamíanteunaresponsabilidadsemejante?Vamos,queno tengoni ideade loquedebesdeestar sintiendo.Solo improvisaba,tratabaderellenarelsilencioincómodoquesehabíaformado.Peromisobligacionesmereclaman.Eshoradeacabarnuestracharlaporahora,Kevin,losientomucho.
Ni siquiera losvioveniropuedeque llevaran tiempoa suespalda.Kevinnotóunas fuertes manos que le apresaban los brazos. Dos centinelas, dos de aquelloscolososmusculados,lehabíanatrapado.Seremovió,tratódezafarse,aunquesoloporinstinto,yaquesabíaqueelforcejeonoserviríadenada.Unsolocentinelalehabíareducidolanocheanterior,conquecontradosnoteníalamenorposibilidad.
—¡Malditoseas,Dylan!¡Confiabaenti!—¿De verdad?—se interesó el alcaide—. ¿Ya no me odias? Ah, Kevin, qué
complicadomelopones…Enfin,siconfíasenmí,dejaderesistirte.Kevinse relajóen lasmanosde loscentinelasporqueprefería reservar fuerzas,
porsisepresentabaunaocasióndeescapar,cosapocoprobablemientrasleapresaranaquellas dos moles y las tenazas que tenían por manos. Los centinelas no decíannada,apenassemovían.
—Tedijequeaquíaprenderíaslaverdad,Kevin,sobrelavida,sobretufamilia,sobretodo,queestesitioeselúnicodelmundoenelquepuedeslograrlo.
—Yamehasenseñadosuficientesobremifamilia,muchasgracias.—Loqueno te dije es que la verdadduele—añadióDylan, pensativo—.Creo
que yo mismo sería más feliz si ignorara todo lo que sé ahora. Condenadacuriosidad… Bah, no tiene sentido lamentarse porque ya no hay marcha atrás,¿verdad?Aunque te liberara, ¿tuvida conStacy sería lamismaahoraque sabes laverdad?
—¿Disfrutasconesto,Dylan?—¡Quémásquisierayo!Bueno,nonegarásquehecontestadoatuspreguntas.Sí,
sí, sí, losé.Aún tienesmás.Peroapartirdeestepunto, llegamosa lasituacióndeantes,esaenlaquedecirtealgonosirvedenada,tienesquedescubrirlotúsolo.Tu
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familia está aquí, Kevin, la verdadera. Es lo que voy a mostrarte. Luego me loagradecer…No,quizánolohagas.
—¿Dequéestáshablando?—Dedisciplina.Esodecruzarlanieblaporlasnoches…—¿Quépiensashacerme?—Antesdeeso,tengoquepreguntartealgoyoati—dijoalalcaide—.Aprendiste
muchoentuviajecitonocturno,¿verdad?Llevaselanilloeneldedocorrecto…Sí,aprendiste mucho más de lo que esperaba. Imagino que alguien te ayudó, ¿no escierto?
Kevin echó un vistazo de soslayo a la piedra tras la que se ocultaba Sonny.Recordó que aquel jovenzuelo le avisó de que Dylan le haría precisamente esapregunta.Yhabíaacertado.SonnyacertabaentodolorelacionadoconBlackRock.
—Mepuseelanilloeneldedoanularsinsaberloquehacíaynotéalgo—mintióKevin.
Dylanseapoyóenelbastón,seinclinóhaciaél,haciasusombra.—Noesnadamalo,Kevin.Solodimequiénibacontigo.Esalguienastuto…Era
uninglés,¿aquesí?Nopretendoofenderatuscompatriotas,nimuchomenos.Sonnyhabíaasomadolacabezaylemirabadescaradamente.Desdesuposición,a
espaldas del alcaide, soloKevin podía verlo, porque los centinelas no advertían lapresencia de Sonny, como ya comprobó cuando le capturaron, ni la de la gentenormal,alparecer.LoscentinelasestabanenBlackRockparacontrolarlesaellos,losclones,gemelos,oloquefuesen.
Una parte de Kevin deseaba delatarle, decirle a Dylan en ese instante que sevolvieseylecapturara,peronopodíahacerlo.SonnylecontóqueDylanlomataría,demodoquedesenmascararloseríacómoacabarconlavidadeesechico.
—Crucé la niebla porque perseguía a Stewart —dijo Kevin mirando a Sonnydirectamente—.Creíquecorríapeligro.NosésiStewartesinglésoamericano.
Dylanseacariciólabarbilla.—Granrespuesta—repuso,molesto—.Ahoranosésimemientes…Malditasea.
Necesitoaalguienmáslistoqueyo…Quizá,Piers…No,selimitaríaadarteporrazosconCarlota…No,tienequeser…Bah,yasemeocurriráalgo.Muybien,Kevin,tedejo.
—¿Tevas?AKevin no le entusiasmaba la idea de quedarse a solas con los centinelas. El
alcaide de Black Rock se acercó a la cruz de madera al tiempo que Sonny seagazapabadenuevotraslaroca.Dylancolocóelbastónenposiciónhorizontal,alaalturadelpechoaproximadamente.Kevinpor fin entendió elpropósitodel agujerocircular que había visto en la cruz justo antes de queDylan extendiera el brazo eintrodujeraelbastónporeseorificio,rodeadodeaquellossímbolosextraños.Unavezensuinterior,elalcaidegiróelbastónaunlado.
—Pero¿quédemonios…?—gruñóbajando lacabeza—.Ah, sí, esparaelotro
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lado.Menudacabezatengo.¿Cómoseenroscauntornillo?Lo giró en el sentido contrario y luego lo extrajo. Volvió a usarlo de apoyo
mientrasregresabahastadondeloscentinelasmanteníansujetoaKevin.Lamaderadelacruztemblóligeramente,resonóunmurmulloextraño.Entonceslacruzempezóahundirseenelsuelo.Descendióhastaquelosbrazoslateralesquedaronalaalturadeloshombrosdeunapersonadeestaturamedia.
—¿Paraquéeslacruz?—Mevoy—dijoelalcaide—.Notequieromentir,Kevin,eresdemasiadobueno.
Mequedaría,peronopuedoveresto.Mesentiríatodavíamásculpable.—Sealejóunpardepasosysedetuvo.GirólacabezahaciaKevin,leapuntaronsusojosmuertoscomosideverdadlemirara—.Lodenopoderverloeraunaexpresión,claro,nounjuegodepalabras.Medoleríamásqueati.
Y esta vez sí se internó en el bosque, dejando a Kevin en manos de los dossilenciososcentinelas.
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RachelSanderssesumóaunalargahileradepresosqueentrabanenunedificioqueparecía una cueva. Por las conversaciones a su alrededor, supo que se trataba delcomedordeBlackRock.Habíaperdidolanocióndeltiempoynoteníahambre,peroimaginóqueseríamediodía.
Elinterior,enefecto,recordabaaunacuevaenorme.Lellamaronlaatenciónlosnúmeros que había esculpidos en el techo abovedado. Algunos de esos númerosrefulgían.
RachelvioaEliotunpocomásadelante,sentadoaunamesa,enlaesquina,convariosreclusosquenoleprestabanatención.Parecíaquenohabíaencontradoaeseamigosuyodelasbarbas.
Saliódelafilaparaacercarseaél.Noconocíaanadiemásallí,yantesodespuéstendríaqueintegrarse.Eliotparecíainofensivo.
—Hola.¿Encontrasteatuamigo?Eliotlamiróconunaexpresióncompletamentedistintadelaquehabíamostrado
en el patio. Daba la impresión de estar adormecido, distante. Sus ojos habíancambiado,elresplandorverdehabíadesaparecidoparadarpasoauntonoazul.
—Esungato—dijoconlentitud,comosituvieradificultadesparahablar.—¿Teencuentrasbien?—Labotellalarompióungato—insistióEliot.¿Le habrían intervenido el cerebro desde que le vio en el patio?No parecía el
mismohombre,aunquesindudaloera.Teníasuvoz,sunariztorcida,supelonegro,susojos…No,susojos,no.Ahíhabíaunadiferencia.
—¡Eh,tú!¿QuéhacesahíconTeagan?—gruñóalguien.Eraunconvictoquesedirigíaaella,¿portantoEliotsellamabaTeagan?Rachel
no entendía nada, pero no le dio tiempo a pensarlo. Otro recluso la empujó conmuchaviolenciayacabóenelsueloavariosmetrosdelamesa.
—Estenoestubarracón.¡Largo!Unguardiapasóporallí,losmiróatodosysiguiósucamino.—¿Esquenomehasoído,imbécil?El presidiario se abalanzó sobre Rachel, que no entendía nada. Apenas se dio
cuentadequealguientirabadeelladesdeatrás,pordebajodelasaxilas.Elreclusoquelahabíaamenazadolapersiguiódurantealgunosmetrosyderepentesedetuvo.Quienlaarrastrabadejódehacerlo.
—Relájate, matón—le dijo al preso en tono amenazador—. Ya está fuera devuestrobarracón.¿Seguroquequieresproblemas?
El matón se encogió de hombros, se relajó y regresó a la mesa con la másabsolutanormalidad.Rachelseincorporó.
—Gracias… —dijo, pero dejó la frase al reconocer al hombre que la habíaayudado—.¡Andrew!Nopuedocreerlo.
Leabrazótanfuertecomopodía,contentadeverunacaraconocida,yalmismotiempotristedeencontrarallíaunamigo.Andrewledevolvióelabrazo,aunquesolo
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porunsegundo.—Ven,salgamosdeaquí.SedejóllevarporAndrewfueradelcomedor.Sealejaronhastaquedarseasolasy
entonceséllepidióqueseapoyaracontralapared.—Oh,Andrew…—Tranquila,estoycontigoynotedejaré.ARachelestuvieronapuntodesaltarlelaslágrimasdespuésdeescucharaquello.—No sabía que también te habían atrapado.Nomeportémuybien contigo en
Chicago.—Los dos nos equivocamos. Yo decidí esconderme y vivir en la indigencia
porquepenséquenomeencontrarían.Túescogistelafamaporquepensabasquenoseatreveríanaatentarcontraalguienmediático,conunadimensiónpública.Ambosnosequivocamos.
—Túno—lecorrigióRachel.—¿Quéquieresdecir?—Yo te vendí, Andrew. Lo siento, lo siento mucho. No soy tan fuerte como
Randall.ElchicoyZetameencontraronymedieronaelegir:otedelatabaome…Perdóname…
Ahorasírompióallorar.Despuésdeloquehabíanpasadojuntos,sutraicióneraimperdonable.Andrewaguardóuntiempohastaquesurespiraciónsenormalizó.
—Rachel, el chico no me capturó. Fueron los hombres deWade.Me quité elanilloparaayudaraRandall.Nofueculpatuya.
—No cambia el hecho de que te vendí para salvar mi pellejo y ni siquiera loconseguí.
—Castigartenonosayudará.¿Quétepasó?Recurristeatuplandefuga,¿verdad?—¿Cómolosabes?—Porqueesotecondenó.TratédeexplicárseloaRandall,ledijequenoerauna
coincidencia que todos estuviéramos en Chicago, pero no me creyó. EstabaobsesionadoconmataraKevin.Dimequeolvidóesaidea,porfavor.
—Lo dudo mucho. —Rachel recordó la última vez que habló con él. Estabaresueltoaconseguirsuobjetivo—.Randallesfuerteydecidido.Noabandonará.Siseenteradequeestamosaquí,vendráasalvarnosyZetaacabaráconél,pormiculpa.
—Noeselchicoquienteatrapó,Rachel.FueDylan,elalcaide,pormediacióndeWade,queessuesbirro.
—¿Dylantambiénnosquiere?¡YKevin!Lohevisto,Andrew.Enelpatio…—Shhh.—Andrew lamandó callar con suavidad—. Vasmuy deprisa. No has
vistoaKevin.—Tejuroque…—¿Vistesusojos?—Rachelsequedócallada—.Erandistintos,¿aquesí?Noera
Kevin.Yotambiénleconfundí.SellamaJoshuayesungemelodeKevin.Haymás,yaconocerásauntalDorianquetienemuymalaspulgas.
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—¿Gemelos?—Rachelsequedópensativa—.¿ConocesauntalEliot?¿Tambiéntienegemelos?—preguntó,comenzandoaentenderalgunascosas.
—Sí,leconozco.Y,sí,lostiene.Yyotambién.Ytú,Rachel,tambiénhayotrascomo tú, aunque aún no las he visto. —Rachel desenfocó los ojos mientras loasimilaba. A Andrew no le costó adivinar sus pensamientos—. No, no todos lospresostienengemelos.Solo…nosotrosyalgunosmás.
—Entonces…—Kevinesdelosnuestros.Esprobablequenosupieranadadeloquesumujer
noshizo.Creoqueleutilizaronparallegarhastanosotros.Rachelyahabíatenidodemasiado.Solosabíaqueestabaatrapada,otravez,que
todohabía sido en vano, que nunca dejarían de huir sin saber siquiera por qué lesperseguían.
Andrewteníalamanosobresuhombro.—Tenemosunaoportunidad,Rachel—dijoentonopaciente—.Peroahoratienes
quevenirconmigo.Luegotelocontarétodo.—¿Dóndevamos?—preguntóella,quedenuevosedejaballevarporAndrew.—Albosque.Tehanasignadomibarracón.¡Ytenemosqueganarlosjuegos!
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—Caballeros,porfavor.—DylanBlairgolpeóelsueloconelbastón—.EntiendoquenosoisbritánicosyqueningunodelosdosapreciáisdebidamentelamaestríadeIronMaiden.No pasa nada.De verdad. Estamos aquí por otras cuestiones. ¿No podéismoderaroslomínimoparaquepuedaentendercuáleslaurgencia?
—Porsupuesto—dijoelSanto—.Puedoresumirelproblemaparaqueteentreenlacabezadeunavez,Dylan:colocarunabolsadegrasaconunaporrademaderaalfrentedeunaprisiónnoeslomejorparalaseguridad.
EljefePiershinchóelpechoantesdehablar.—Dylan,conpermiso,creoquehasjuzgadomalalSanto—dijoconamabilidad
—. Él sí aprecia a Iron Maiden. El pobrecillo ha escuchado demasiadas veces lacanciónThe prisoner, esa cuyo estribillo dice claramente que no es un prisionero,sinounhombrelibre.Esperfectamentenormalquealguienconelcerebrodeltamañodeunasgafasdesolseconfundayolvidequeesescoria.PerolaescorianoestáenBlackRockparadecidirloqueesmásconveniente.
Elalcaidesuspiró.—Detesto estas situaciones.Nuncaos llevaréisbien, aceptadlo.Yo lohago.En
BlackRockhaysitioparatodos.Podemosocuparnoscadaunodenuestrosasuntos,¿verdad?
—Podíamos—convino Piers—.Hasta que el presidiario dejó sus asuntos parameterlasnaricesenlosmíos.
Dylan,ceñudo,observólasombradelSanto.—Túereselencargadodelaseguridad,noyo—sedefendióelSanto—.Deberías
asumirturesponsabilidadcomounhombreadultoyobeso.—Caballeros—dijoDylanconsuavidad,casienunsusurro,almismotiempoque
golpeabaelsueloconelbastónmuchomásfuertequelaprimeravez—.Meaburro.Sivaisaseguirechándoos laculpacuandonisiquierameexplicáisquéhapasado,creoquemeiré,porquenopuedesernadarealmenteimportante.
ElSantoyPierssemiraron.—Síloes—dijoeljefedeloscarceleros.—Enesosíestamosdeacuerdo—convinoelSanto.—Algoesalgo—suspiróDylan—.¿Ybien?—Piers ha fracasado en su cargo —dijo el Santo—. Su incompetencia ha
permitidoque…—¡Mientes,pichón!—rugióPiers—.Nisiquierafui informadodela llegadade
tu hermanito. Y, como tanto te gusta señalar, no eres un preso, por lo tanto, éltampoco.Laresponsabilidadestuya.
—¡Fuerontushombreslosqueconsintieron…!—Basta.—Dylangolpeóelsueloporterceravez.La cueva entera tembló y varias grietas se abrieron en diferentes puntos de la
estructura,exceptolaporcióndepiedrasobrelaqueseasentabaelalcaide.ElSantoyPierssetiraronalsuelo.
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—¿Veis lo que habéis hecho? Hacía mucho que no perdía el control de estamanera. En realidad creo que es la primera vez… ¿He entendido que hay algúnproblemaconRandall?Esperoqueno,porqueélsíapreciaaIronMaiden.
EljefedeloscarcelerosyelSantoselevantaronconmovimientospausados.Ensusrostroslucíaunaexpresiónmuchomásrespetuosa.
—Tehefallado,Dylan—dijoPiers—.Randallsehafugado.—Escierto—confirmóelSantoconlacabezainclinada—.Laculpaesmía.Yole
vigilaba.Leditiempoparaasumirloqueleenseñéy…Novivenirsusintenciones.Dylanlesdiolaespalda.—Vaya,vaya.Quédecepción,caballeros.Yanopodremosdecirquenuncaseha
fugadonadiedeBlackRock.¿Algunaideadecómolohaconseguido?
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Stanley Henderson solo sabía que oyó un chirrido y, a continuación, estaba en elsuelo,bocaabajo,conlacaradelado.Nopodíamoverseaunquenoledolíanada.Norecordabaelgolpe,perodedujoquedebiódeserconsiderableporque losdos farosdelvehículoestabanamuchosmetrosdedistancia.
Cuandolaslucesseapagaron,bajóunhombre.—¡Por todos los ángeles del cielo!—exclamó el conductor—. ¿De dónde has
salido? ¿No sabes que hay pasos de cebra? ¡Mierda! ¿Te hasmuerto, tío?Nomehagasesto…
Sehabíaacercadotantoqueyasolopodíaverdesusrodillasparaabajo,porqueStanley era incapaz de alzar la cabeza. El hombre se agachó cerca de él. Stanleysupuso que comprobaba su estado, tal vez le tocara buscando el pulso. Vio unamancha rojaque llenabasucampodevisiónpor laderecha,dondeestabael suelo.Era su sangre,que se extendía sobre el asfalto.Stanley tratódemirarhacia arriba,moviólosojos.Suvisiónseposóenelvehículoyleresultófamiliar.Elconductor,quevomitabatodaclasedeblasfemias,juramentoseimproperios,entróenelcampode visión de Stanley, quien reconoció su uniforme. Se trataba de un carcelero deBlackRockylamolequelehabíaatropelladoeraunodelosautobusesdelaprisión.
—Aparta,idiota—dijoalguienmás.Elconductorsaliódespedidoaunlado.Unnuevorostroapareciómuycercadel
suyo,unhombrejoven,deunostreintaaños,conelpelocortoyrubio,queaStanleynolesonabadenada.Sehabíaarrodilladoyleobservabaconatención,decerca,sunarizcasitocabalasuya.
—¿Siguesahí,amigo?Parpadea,hazalgo.—¡Para!—gritóotravoz—.¿Quéhaces?¡Déjaleenpaz!El rubio semovió a un lado.Había otro desconocido, demenor estatura, pelo
castaño y aspecto amable, que tiraba del brazo del rubio que le había pedido unaseñaldequeseguíavivo.
—Siguevivo—dijoelrubio—.Cúrale.—Nohablasenserio.Nopodemosinterferirylosabes.Stanleynosabíaquiéneseran,perohablabandecurarle,yeldelpelocastañose
negaba,aunquenodesmentíaquefuesecapazdehacerlo.Stanleyquisogritar.—Hazlo pormí—suplicó el rubio—. Solo una vez. Les ha visto, lo sé. ¡Este
desgraciadolosconoce!—¿Aquiénes?¿AesostiposmisteriososdeLondres?—dijoeldepelocastaño—.
Nopuedesseguirconesasfantasías.Tenemosórdenes.Elrubiosemordióloslabios.—Ascodeórdenes.Puedoprobarqueelviejoyelniñosonreales,peronecesito
quecuresaestetipo.Yosoyelqueobserva,¿no?Podíasfiartedemíporunavez.—Selevantó—.Eh,vosotros,venidaquí.
Elllamadodepelocastañoparecíanervioso,mirabaentodasdirecciones.—Tenemosqueirnos.
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—Solounsegundo—exigióelrubio—.Queluegotecachondeasdemíydicesquemeloinventotodo.Vosotros,vaisacontarmeahoramismoloquehabéishecho.
PorfinelrubioretrocedióunpasoyvolvióaestardentrodelcampodevisióndeStanley.Tirabadedospersonas,unhombreyunniño.Elhombrequeaparecióantesus ojos, aunque de cierta edad, no era tan mayor como Tedd ni tenía los ojosvioletas. Tampoco el chico que estaba a su lado tenía los ojos violetas, ni era tanjovencomoelqueviolanocheanterior.AquellosnoeranTeddyTodd.
Elhombreyelniñolemirabanespantados.—Nosotrosnohemossido—dijoelniño,asustado.—No es culpa nuestra —dijo el viejo—. Solo repetimos el diálogo que nos
pidieron,palabraporpalabra.Teníamosquedeciresosnombrestanrarostodoelrato.—¡Toma!—El niño le tendió un fajo de billetes al rubio—. No queremos el
dinero. Repetimos el diálogo a la hora exacta que nos dijeron, pero no… Noqueremostenerquevernadaconesto.
Eldepelocastañointercedió.Separóalrubioylesdijoalhombreyalchicoquesemarcharan.
—¡Ya basta! ¿Por qué siempre actúas sin pensar? No podemos involucrarnos.¡Vámonos!¡Ahora!
Tirabadelrubio,queaúndudabayseguíapendientedeStanley.Elabogadodeseóquenosefuera,quenoledejarasolo,peroalfinalsucompañerologrósupropósitoydesaparecieron.
Regresóelconductordelautobús.—Tú,simeoyes,resiste.Voyapedirayuda.Noestássolo,¿vale?Vivirás,joder,
nodejesderespirarmientrasbuscoayuda.Stanley le vio correr de vuelta al autobús de Black Rock. Era obvio que el
conductor no había entendido lo sucedido, pero Stanley sí. Tedd yTodd le habíanmanipuladoindirectamente.
Lo comprendió mientras notaba frío, mientras su sangre cada vez cubría másasfalto,mientras era consciente de que aquel era su fin.Un papel descendió hastaposarseantesusojos,sobreelcharcorojo.Antesdequesusangrelooscurecierayemborronara, llegó a distinguir las palabras «Iron Maiden» y la invitación a unconcierto.UndetallequenoeracasualyqueinevitablementeseñalabaaDylanBlair.
Stanleynoalcanzóadesentrañar todos lospequeñosdetallesde la trampaen laque había caído, pero comprendió lo suficiente para darse cuenta del terrible errorquehabíacometido:TeddyToddnoibantrasStacy,eraaélaquienqueríandesdeelprincipio.AlmenosStacyestabaasalvo.
Stanleymurió con una sonrisamanchada de sangre, preguntándose si un ángelacudiríaarecogersualma.
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—¡Hoycerramospronto!¡Losientomucho,caballeros,perotengoquepedirlesquesemarchen!—voceóChesterconlasmanosalrededordelaboca.
Enlatiendasoloquedabantresindividuos,ningunodeloscualesibaacomprarnada, aunque esa no era la razón de que Chester fuera a echarlos de suestablecimiento.
—¿Tanpronto?—protestóunjovenqueteníalacabezaadornadaconunacrestaverde—.Perosinoeslahora.Vengaya,tío.
Chester, con educación pero con cierta premura, le quitó al tipo de la cresta laguitarraconlaquellevabatodalatardetocandolamismacanción,unayotravez,sinsiquieradarsecuentadequenoestababienafinada.
—Losientomucho—dijoforzandounasonrisa.Eltipodelacrestaseencogiódehombrosysedirigióalasalida,juntoaotrode
losquemerodeabanentreloslibrosdepartituras.Yasoloteníaquedesembarazarsedelachica.
—¿Deverdadcierrasya,Chester?Lachavalaeramonayvestíadeunmodoquepodíahacersentirincómodoacasi
cualquierhombre,ycontodaseguridadacualquiermujerqueestuvieracercadeella.—Lo sientomucho—sonrióChester, esta vez sin esforzarse—.Ha surgido un
imprevisto.—Noimporta—dijolachica—.Mequedoelórganoqueheestadoprobando.—Perfecto.Lotendrépreparadomañanaypodrásllevártelo.Teencantará.Esuna
marcamuybuena.—Eh,noharáfalta.Hetraídoeldinero.—Lachicasacóunpequeñofajodeuno
de losajustadosbolsillosdesupantalón—.Me lo llevoahora.Pienso tocar toda lanoche.
Chestermiróelrelojdelapared.—De acuerdo. Esto es lo que haremos. Te regalo el órgano, pero solo si te lo
llevasahoramismo,sinpreguntar,sinenvolver,sinlacaja…Locogesysalesporlapuerta.
Lachicaabriómucholosojos.—¿Noseráuna…?—Hedichosinpreguntar.¿Tratohecho?Funcionó.Lamuchachacargóelórganodebajodelbrazoysaliódelatiendatras
dedicarle una sonrisa. Chester echó el cerrojo en cuanto la puerta se cerró a suespaldaycolgóelcarteldecerrado.
Porfinsolo.Desconectóelteléfonodelatienda,silencióelmóvil,sacódeuncajónlasgafas
paraver de cercay fue silbandohasta la trastienda, unapequeñahabitacióndondereparaba toda clase de instrumentos.Aquel espacio era comparable a un quirófanopara un cirujano. Y el paciente que hoy tenía entre manos venía directamente deBlackRock.
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Lasdiferentespiezasdelabateríaestabanesparcidassobreunamanta.Chesterlasrepasódeunvistazoycomprobóquelamayoríanohabíasufridodesperfectos.Unode los pies de plato estaba ligeramente torcido, pero no supondría un problemaenderezarlo.Elpedaldelbombohabíaperdidounadelasvarillasmetálicas.Chesterdecidiócomenzarconelpedal.
Su pericia con los instrumentos musicales le había granjeado la simpatía y laconfianzadeun inglésciego, amantede IronMaiden,que resultó ser el alcaidedeuna penitenciaría. Aquel pintoresco británico le había cogido un aprecio especial,porque aseguraba a Chester que no dejaba que nadie más reparara sus preciadosinstrumentosmusicales.Lepagabaunafortuna,másdecincovecessutarifahabitual,paraquepusieratodosuempeñoendejarsusjoyascomonuevas.
Porsi fuerapoco,habíaotrarazónparaqueChesterabandonara todatareaysepusiese a trabajar sin dilación en los instrumentosmusicales del alcaide de BlackRock: Dylan Blair rompía muchos, tantos que Chester había llegado a imaginarloatizando a los presos con ellos, porque no se le ocurría otra explicación para quesufrieran tantos accidentes. Dylan era, conmucha diferencia, el mejor cliente queteníayelresponsabledirectodequelahipotecadesucasaestuvieraprácticamentepagadadiezañosantesdeloquehabíaacordadoconelbanco.
La batería le llevó sus buenas dos horas de duro trabajo hasta que terminó derepararla. Tuvo que reemplazar alguna pieza, pero al final quedó satisfecho con elresultado.Ahorasolodebíaasegurarsedesuperfectofuncionamientoantesdellamaralaprisióneinformardequeyapodíanvenirarecogerla.
Tomó dos baquetas y se sentó, dispuesto a tocar una canción.Dio un pequeñoredobleenlacajaparacalentarlasmuñecas.Sonóbien.
Chesterescuchóensumentelosacordesdeliniciodelacanciónquesedisponíaainterpretar.Laentradadelabateríaseacercaba,consistíaenungolpesimultáneodelbombo y uno de los platos. Pisó el pedal cuando la melodía imaginaria llegó alinstantepreciso,perosumanonollegóarealizarelmovimientoquedebíaestrellarlabaqueta contra el plato. En el último momento, había visto un ojo que le mirabafijamente…¡enelplato!
Chesterparpadeó.Debíadeseruna ilusiónóptica.Seconcentródenuevoen lacanción,esperandolaentrada.Estavezelbombonosonócomodebería.Enrealidad,nosonóenabsoluto.Chesterseagachóparavercuáleraelproblema,porqueestabasegurodehaberpisadoelpedal.
Elparchequecubríalacajaderesonanciasehabíarasgado,demodoquelamazadelpedalnochocabacontraélynoproducíasonidoalguno.Peroesonoeralopeor.Enelinteriordelbombohabíaunamano.Esobvioquenodeberíahabernadaensuinterior,¡perounamano!PuedequeDylantuvieramuñecosenlaprisiónylamanodeunodeelloshubieraidoapararallí.Noseleocurríaotraexplicación.
Confuso,aturdido,casimareado,Chesterestiróelbrazopararecogerlamanoysacarladelinteriordelacajaderesonanciadelbombo.Sinembargo,fuelamanola
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queagarrósumuñeca.Chesterretrocedióespantado.Setambaleóycayóalsuelodeespaldas.¿Seestaríavolviendoloco?
Laspiezasdelabateríacomenzaronatemblardeunmodoextraño.Seinclinarontodashaciaelcentro,hastatocarseyapoyarseunasenotras.Entoncessedeformaronconunsiseodesagradable,unchirridoquesefuehaciendomásagudo.Lospiesquesujetabanlosplatosencogieron,elbomboylacajaperdieronsuformacircularysealargaron,tintinearonvariaspiezasmetálicasqueprontopasaronaser…otracosa.
Chester observaba boquiabierto un fenómeno que no podía explicar. En algúnmomento la batería ya no estaba compuesta de varias piezas, sino que era un soloobjeto,muygrande,quecontinuabamoldeándoseasímismo.Elsonidodejósutonoagudo para bajar hasta un registro más grave, al tiempo que aquella cosa ibaadquiriendo un tono uniforme,más claro, parecido al de la arena. Se alargaba porvariaspartes.Prontoquedóclaroloqueeraelcuerpoprincipalycuatroextremidadesquecrecían.
Chester supoqueunode los extremos, que sehabíadividido en cincomás, notardaríaenconvertirseenlamanoqueanteshabíavisto.Esepensamientoleprovocóuna carcajada histérica y descontrolada que duró hasta que vio confirmada suintuición.Elsonidoqueescuchabaseconvirtióenunrugidoroncoynadaagradable,queproveníadelagujeroqueprontoseríaunaboca.
Tras un traumático minuto en el que Chester se convenció de que se estabavolviendoloco,unhombremusculosoterminódeformarse,desnudo,sobrelamanta.Suespaldasubíaybajabaalritmodesurespiración.Estabacompletamentecalvo.
—¿Tienesunasgafasdesol?—preguntórehuyendomiraraChester.Suvozeraroncayamenazadora.—Sí—respondióChester.—Tráemelas,ytambiénalgoderopa.¡Deprisa!Chester obedeció.Mientras buscaba la ropa y las gafas, recordó una escena de
Terminator. La máquina del futuro era una montaña de músculos que siempreaparecíadesnudoyseapropiabaderopayunasgafasdesol.Ensucaso,elhombredesnudo no había sido precedido por un destello azulado, sino que se habíatransformadoapartirdeunabatería.Decidiódejardepensarenelloparaconservarlacordura.Bastantesorprendidoestabadenohabersalidocorriendodelatienda.
Loprimeroquehizoelhombrefuecubrirsusojosconlasgafas.Luegosevistiócomopudo.
—Losiento—dijoChester—.Nosoytan…voluminosocomotú.Si aquel tipo hacía un poco de fuerza, reventaría la ropa que Chester le había
dado.—Gracias.¿Quiéneres?Chesterpensóqueesapreguntadebíahacerlaél.—Tengounatiendademúsicayreparoinstrumentosque…—Ya, ya. Imagino que Dylan te tratará como a un Dios si le ayudas con sus
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deliriosmusicales.¿Tunombre?—Chester…Yo…—Silencio,Chester.—Seinclinóparamirarlealosojos—.Noteconvienecontar
anadie loquehasvisto.No tecreerían.Acabaríasencerradoenunpsiquiátrico.SiDylan te pregunta, le dirás que la batería desapareció, que supones que te la hanrobado,yluegoolvidarástodoesto.¿Quedaclaro?
—Muyclaro.—Esunconsejo,portubien,oalmenosporelbiendetusaludmental.—Muyclaro—repitióChester.—Ahoravoyallevarmetucoche.¿Algúnproblema?—Muyclaro—dijounavezmásChester.El hombre se marchó. El pobre Chester se quedó allí, tal y como estaba,
repitiendolamismafraseaintervalosregulares.Sucordurahabíasuperadoelumbraldetolerancia.
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—¿Aquévieneesacara?Lahetraído,¿no?Ysinaltercados.AliceLindenreconocióaduraspenas lavozdelchicoque lahabíasecuestrado
conaquellaextrañasilladeruedas.Acababadedespertar,peroalgocubríasusojosyleimpedíaabrirlos.
—Cierralaboca—dijootravoz,claramentedeunhombreadulto—.Intentaestarcalladitoporunavezentuvida.
Oyó pasos a su alrededor.Alice recibió con alivio el dolor que provenía de suvientre. Significaba que el bebé estaba bien. No podía moverse, pero no notabaningunacuerdaqueaprisionarasusmuñecasosustobillos.Debíadeseguirenlasilladeruedas,quelaparalizabadeunmodoincomprensible.
—¿Quéqueréisdemí?—preguntó.—¡Estádespierta!—sealegróelchico.La venda que cubría sus ojos se deslizó hacia abajo.Ante ella había un rostro
muy cerca del suyo, de un hombre con gesto severo y triste almismo tiempo, unhombremuyalto,deunosdosmetrosdeestatura,calculó.Seencontrabaenunsótanopolvorientoymaliluminado.
—¿Túeres…elpadredelchico?—Alicerecordólaextrañahistoriaquelehabíarelatadoelchaval.
Elhombreparecíaenbuenaforma,estabadepieysemovía.Eraobvioquenonecesitabaunasilladeruedas,peronoseleocurríanadamásquedecir,ypermanecerensilenciolaexponíaalmiedoqueyaasomabaensuinterior.Seforzóapensarquenoqueríanmatarlaoyalohabríanhecho.
Elhombremiróalchicoconmalacara.—¿Esquenopuedesestarmásdeunminutosinmentir?Elniñoseencogiódehombrosyladeólacabeza.Elflequillorubiopasódeunojo
alotro.—Mesorprendeque,aestasalturas,esotesorprenda,Aidan.EsenombrenoledijonadaaAlice,nofigurabaenlasnotasdesupadre,asíque
noeraunode aquellosgemelos a losque investigaba.No supo si eso erabuenoomalo, porque no tenía la menor idea de quiénes eran sus captores. Tenía acentobritánico,perotampocoesedatolesirvióparallegaraningunaconclusiónacercadeél.
Elhombrelamiródecerca.—Quieroquesepasqueestonoespersonal.Túnotieneslaculpa.Lavidaesuna
mierda,aunqueesonoexcusaloquetevoyahacer.Lo dijo con tristeza, lo que disparó el miedo de Alice. Era la amenaza más
auténticaquehabíaescuchadojamás.—TengocontactosmuybuenosenelFBI—leadvirtióAlice—.Simesoltáis,no
ospasaránada.Nisiquieraséquiénessois.Perosimepasaalgoamíoalbebé,osencontrarán.Lopagaréiscaro.
Aidan acercó lasmanos a su cuello, a la venda que antes cubría sus ojos y la
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subióhastacolocarlasobresubocaamododemordaza.—MellamoAidan.Elcríonoesimportante.—Gracias—dijoelchico.—Soypolicía.Mejordicho,loera,enLondres.Conozcohastaciertopuntolaley
yelFBInopuedehacernada.Perono tepreocupes, la justiciaexisteypagaréportodo loqueestoyhaciendo.Recuérdalo.Puedeque tealivie saberlo.Tendré loquememerezco…Amísímealiviasaberlo.
Alicejamáshabíatenidotantomiedo.NicuandoencerraronaEliot,nicuandoseenteródel asesinatode supadre.Nunca.Lamiraday lavozdeAidaneran lomásterroríficoquehabíavivido.Gritó, aunque lamordazaahogó suvozenungemidoimperceptible.
Aidandiounpasoatrás.Depronto sosteníaunaespada inmensaenunade susmanos.Alicenosabíadedóndelahabíasacado.
—¿Quéhaces?—preguntóelchico.—Noes elmomentode tus juegos y tusmentiras.Haz el favor de dejarmeun
momentodetranquilidad,porfavor.Unossegundosdesilencio.Solotepidoeso.—¡Vasamatarla!—exclamóelchaval,escandalizado—.¿Tehasvueltoloco?—Como si no lo supieras —bufó Aidan—. ¿Para qué crees que la hemos
capturado?—¡Parallevarlaconellos!¡Noparamatarla!—Elchicoseinterpusoentreellay
Aidan—.¡Estáembarazada!Lapuntadelaespada,quehabíaascendido,volvióabajarhastaapoyarsecontra
elsuelo.AlicenoveíalacaradeAidan,sololaespaldadelchaval,quemanteníalosbrazosencruzengestodeprotección.
—Estássiendosincero…—murmuróAidanconciertasorpresa—.¿Deverdadnotelodijeron?
—¿Queteacompañaraamataraunamujerindefensa?¡No!Alicenoentendíabiendequéhablaban,peroparecíaquelaconversacióntomaba
unnuevocursoquequizálepermitiríaconservarlavida.—¿Creesqueyoquierohaceresto?—gruñóAidan—.Es…Es…Esloquetengo
quehacer.—Nopuedes—insistióelchico—.Silohaces,siasesinasaunamujerindefensa
y embarazada… Eso te destruirá. Nunca podrás escapar de algo tan… ¡Eres unpolicía!Eresunabuenapersona.¿Cómopuedesconsiderarlosiquiera?
—¡Es lo que me exigieron Tedd y Todd!—Se enfureció Aidan. Dejó caer laespadayagarróal chavalpor el cuello—. ¡Tusamigos! ¡Losque según tú son tanbuenosconlosdemás!
—¡Mientes!—¿Enserio?¿Cuálestuexplicación,entonces?¿Lohagoporquemedivierto?Aliceviocómoelchico temblaba.Nopodíaver su rostro,pero lo imaginabaa
puntodellorar.
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—No puedo creerlo—sollozó—. ¡Espera, tengo una idea! Les diré que lo hashecho. Soy el mejor mentiroso del mundo, lo sabes. La chica saldrá del país,cambiarádenombreyellosnuncalosabrán.
Aidansoltóalchico.—¿Por qué me lo pones tan difícil, enano? Estás alargando una situación
insostenible,prolongandomitormentoyeldeella.Déjameponerlefindeunavez.Elchicodesapareciódesuvista,arrojadoaunladoporAidan.Aliceadvirtióque
evitabamirarlaalosojosmientrasseagachabaarecogerlaespada.—Por favor—suplicó el chaval—. Puedomentir mejor que nadie. Esto no es
necesario.Aidan sedetuvo.Laespadacolgaba flácidade sumano.Parecía concentradoy
abatido.Aliceteníatodassusesperanzaspuestasenelresultadodelaluchaevidentequeteníalugarenelinteriordelantiguopolicía.
—¿Y si no lo consigues, chico? —dijo al fin Aidan—. Perderé a mi mujer.Mientes bien, es cierto, peroquizáno tanto.TeddyTodd te descubrirían, lo sabesperfectamente.
Las esperanzas de Alice se derrumbaron al escuchar esos nombres. Cuando lavisitaron,haciéndosepasarportestigosprotegidos,talycomoellasospechaba,solobuscabanconfirmarquesuhijoeradeEliot.DebíandehabersecuestradoalamujerdeAidanparaobligarleamatarla.
—¡No puedo verlo! —se lamentó el chico al borde del llanto—. No puedodetenerte,Aidan,peronopiensosercómplicedeesto,nimuchomenospresenciarlo.
Aidandiounazancadalargayloagarróporelbrazo.Apretófuerte,surostroeraeldeunanimalferoz.
—Tútequedas.Yaerescómplice,¿ohasolvidadoquiénlasecuestró?Vasaverlotodoynotevasaatreverniaparpadear,¿meoyes?LuegoselocontarásaTeddyTodd.¡Poresomepidieronquetetrajera!¡Parateneruntestigodesuconfianza!Asíqueahoraapechugaconlosdeseosdeesostiposalosquetantoidolatras.¡Observaaquésededican!
Alicequisocerrar losojos,peronopudo.El terrordebíadehaberlaparalizado.SintiólosgolpesdesubebémientrasAidancogíalaespadaconlasdosmanos,conelfilohaciaabajo,yalzaba laempuñaduraporencimadesucabeza.Elchico llorabaarrodillado,sindejardemirarla.
—QueDiosmecastigueporesto—murmuróAidan.Alicechilló.Elchicotambién,másalto,másdeloqueellahabríapodidodeno
estaramordazada.Porsuerte,yanosentíaalbebécuandolaespadadescendió.Elfiloseclavójustoensuvientreysehundióhastalaempuñadura.
Despuésyanosintiónada.Loúltimoqueviofueunanubeoscuraqueloenvolvíatodo.
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—¡Soltadme!¡Notenéisporquéhacerlo!Kevin ni siquiera sabía lo que Dylan había planeado para él, pero la
desesperación le dominaba. Los centinelas le arrastraban hacia la cruz,mudos, sinexpresión,fuertescomorocas.Kevinserevolvíainútilmenteensusmanos.
—¡Sonny!¡Ayúdame!Sonnysaliódedetrásdelarocaenlaqueseocultaba,desdedondehabíaespiado
todo lo sucedido. Le miró un segundo, se frotó el ojo de cristal, miró a la cruz,después a Kevin otra vez. Después giró sobre sus talones y desapareció sin decirpalabra.
—¡Malditoseas,Sonny!¡Teencubrí!¡NoledijeaDylannadadeti!Lamezclaentresúplicayamenazanosurtióefectoeneljovendelojodecristal.
Sonnynoregresó.LoscentinelasarrastraronaKevinhastalacruzyallíleobligaronaextenderlos
brazos.Suespaldatocólamadera.Sujetaronsusmanossobrelacruz.Sonaronpisadasqueseacercaban.Kevinmiróalbosqueconlaesperanzadeque
Sonny hubiera recapacitado y acudiera en su ayuda. Esa esperanza murió cuandodistinguióaunnuevocentinelaqueseaproximaba.Loquesosteníaenlasmanoslehizogritarderabia,proferirtodaclasedeinsultosrepugnantescontraloscentinelas.Alcanzóadarunapatadaaunodeellos,elquesosteníasubrazoderecho.Nada.Nisiquieraseencogióunpoco.
Eltercercentinela,elqueacababadellegar,sedetuvojustodelantedeél.Kevinsequedósinaireen lospulmonesal recibirunpuñetazodemoledoren labocadelestómago.Sehabríadesplomadosinolohubieransujetado.
Elcentinelaseagachó,cogiólaspiernasdeKevin,queaúnestabamareado,yselas cruzó. Luego asió uno de los tres hierros que había traído, de más de treintacentímetrosdelargo,oxidadosytorcidos,ylecolocólapuntasobreelpie.
—Hijosdeputa—murmuróKevinsinaliento.Elcentinelanoteníamartillo.Nolehacíafalta.Golpeóconelpuño.Dylan mintió al decir que le dolería a él más que a Kevin. Aquel hierro
cochambroso desató un dolor indescriptible al enterrarse en su pie.Dos golpes.Eltercerpuñetazohundióel filohastaatravesarelpieporcompleto.Kevinapretó losdientes,intentóalzarlacabezaparanoverlo,paranoretenerlaespantosaimagendeunamontañademúsculosconunamelenarubiaensartandosuspiernasconunhierroasqueroso. Pero ni siquiera para eso tenía fuerzas. Así que lo vio todo, la sangreempapando sus botas, escuchó el crujido de sus huesos y el de la madera al serpenetradosporaqueltoscoclavo.
Las manos del centinela estaban manchadas de rojo cuando se levantó. Sedesplazó hacia la derecha, con la vista puesta en lamano deKevin, sin expresiónalgunaenelrostro.
Sienlaspiernashabíasentidodolor,enlamanofueunatortura.Cadapuñetazodel centinela provocaba una descarga electrizante, como si le atravesara un rayo.
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Kevinempezabaaperderelcontroldesussentidos.Laotramanodolióalgomenos.Puedequesucuerposeestuvierainsensibilizandoantelatortura.
Los centinelas terminaron de crucificarle y se retiraron. A Kevin le recorríancalambres por todo el cuerpo. No sentía nada más que punzadas de dolor que lesacudían.
Eltormentoseintensificócuandolacruzsealzódenuevo.Despacio,recuperólaaltura que tenía antes de que Dylan introdujera el bastón para hacerla descender.Debía de estar al menos a cinco metros de altura. Tendría una vista curiosa delbosque de no ser porque era incapaz de mantener la cabeza quieta debido a lasconvulsionesquelorecorrían.
Tardóunpocoencomprenderquelacruzgirabasobresímisma,cientoochentagradosentotal,lojustoparainternarloenlaniebla.
Estaveznofuecomo lasanteriores,nosesintióbienenvueltoen labruma.Sesintió peor de lo que jamás había creído posible, solo, crucificado en una prisión,dolorido,incapazdeperderelconocimiento,sangrando…
RecordósuspalabrascuandoingresóenBlackRock,enelmomentodedescubrirqueelalcaideeralamismapersonaquehabíafingidoserunsuicidaparainculparledeuncrimenquenohabíacometido.EsaspalabrasselasdijoaEliotyconfirmabanlaintuiciónquetuvodesdeelprimermomento:«Nocreoquenosgustenadaloquenosesperaenestelugar»,lehabíadichoasupequeñoamigo.
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NotadelAutor
Juniode2015.
EstanuevaentreganosacercaalfinaldelasagadeBlackRock.
Laestimaciónquemanejamosesquefaltandosvolúmenesmásparaelfinal,puedeque tres, pero creemos que es prácticamente imposible que sean cuatro. No estoysiendo tan preciso como me gustaría, pero sí tanto como puedo. Son demasiadasveceslasquehefalladoaltratardeanticiparlaextensiónyeltiempoquemellevaráterminarunanovela.Enunaocasiónmeretrasé tresmesessobre laestimaciónquehabíadadoaloslectoresyamuchosnolesgustó.Ysequejaron.Yteníanrazón.Poreso ahora soy mucho más precavido a la hora de hablar sobre futuras fechas depublicación.
Sin embargo, quería dar una estimación.Muchas personasme hacen esa pregunta,algunossiguen la sagadesdehacemucho tiempo,yqueríacontarlesquenoesunahistoria infinita, que tiene un final claro y que falta poco para que se conozca.Ademásdeagradecerlesunavezmásquesiganahí,apoyandoesteproyecto.
Esperamosqueestevolumenoshayagustado.
NosvemosenBlackRock7.
Graciasporleer.
FERNANDOTRUJILLOSANZ
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FERNANDO TRUJILLO Sanz (Madrid, España, 1973). Escritor madrileño, quecomenzó su carrera literaria como un pasatiempo en que entretener las horas deinsomnio.Elaño2010supusounavueltadetuercaensutrayectoria,yaqueempezóapublicarsushistoriasenelmercadodigital.
Enpocotiempo,ElsecretodeltíoÓscar(junio2010)yLaúltimajugada(julio2010)escalaronpuestoshastaencabezarlaslistasdeAmazonenlacategoríadesuspenseymisterio.TambiénhapublicadoElsecretodeTeddyTodd(agosto2010),LaBibliadeloscaídos (mayo2011)y,encolaboraciónconCésarGarcíaMuñoz,LaprisióndeBlackRock(octubre2010)yLaguerradeloscielos(diciembre2010).
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CÉSAR GARCÍA Muñoz (Madrid, España, 1974). Escritor español. Lectorcompulsivoy amantede los libros, desdepequeñomostróungusto especial por laliteratura fantástica y juvenil. Con diecinueve años fue guionista del cómicundergroundBeverly Rats 90210 y hasta la actualidad ha escrito varios guiones ycortos cinematográficos. Publicó su primera novela La guerra de los cielos,Volumen1en2010,encolaboraciónconsuamigodelainfanciayescritordeéxito,FernandoTrujillo.
DenuevojuntoasucompañeroFernando,emprendióelproyectoLaprisióndeBlackRock, una serie de novelas de fantasía e intriga.En2010obtuvo el 2.º Premiodelprestigioso concurso de novela nacional El Fungible con la obra Kilómetros desueños.
Aprincipiosde2011,publicólanovelademisterioCastigodeDiosylanovelacortajuvenilUnpríncipeenlanevera.TambiénhapublicadoelsegundovolumendeLaguerra de los cielos y la segunda novela de La prisión de Black Rock. Defensoracérrimo del formato digital no se plantea volver a publicar una obra en formatoimpreso.
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