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este tipo de cuentos, sobre todoentre los ocho y los doce años. “Estono significa que han de quedar des-valorizados en otras etapas”, matizaJosé Andrés Serna, sino que se lesdebe dar un uso más esporádico. Dela edad de los niños también depen-de la extensión del cuento. Hasta los12 años es aconsejable optar porrelatos breves mientras que en eda-des superiores se pueden utilizar his-torias más largas, que tengan inclu-so continuidad a lo largo de los días.

Para que los cuentos educativos ten-gan un final feliz hay que prestaratención a dos factores: la seleccióndel cuento y la puesta en escena. Enprimer lugar, los cuentos educativostienen que partir de una necesidadreal del grupo. “Cantamos una can-

ción o hacemos un juego en el queobservas que los miembros del grupose van cambiando de sitio para noestar junto a una persona. El cuentoversará sobre la necesidad de nomarginar a nadie”, explica JoséAndrés Serna. “Generalmente elcuento te elige a ti, tú buscas el quete plantea mayores posibilidades detrabajo para la realidad que tienes enese momento junto a ti”, argumentaJuan Manuel Vargas, formador de laescuela de animación de CáritasMadrid. Además de profesor de ani-mación, Juan Manuel Vargas esmaestro en un centro ocupacional depersonas con minusvalía psíquica.Allí ha descubierto que “historiassencillas y llevadas a la escena nosayudan a hacer comprensibles paraalgunas personas cosas tan sencillascomo el compartir o la participa-ción”.

Seleccionar la historia Una vez detectadas las carencias delgrupo, el siguiente paso es escoger lahistoria más adecuada para trabajar-las. Existen numerosas páginas weben las que se recogen cuentos escri-tos por expertos o aficionados quepueden resultar de utilidad. Otraopción es recurrir a historias popula-res donde reside la sabiduría de anti-guas generaciones. También hay

personas, como Juan Manuel Vargas,que tienen facilidad para inventarsus propios cuentos. Ahora bien, a lahora de inventar hay que recordarque los cuentos han de ser “verdade-ramente educativos”, subraya JoséAndrés Serna. “He visto utilizar comomarco simbólico historias de vampi-ros, de asesinatos, incluso de malostratos, como si todo eso fuese indi-ferente”, lamenta.

Cuidar la puesta en escena El éxito del cuento no depende sólode que la historia sea acertada, sinotambién de cómo se explique. AnaSerna, monitora del grupo scoutGoizalde de Bilbao, procura siempre“contarlos sin leer, haciendo a vecesuna pequeña representación que vailustrando el cuento y, sobre todo,intentado hacer partícipes a losniños y niñas”. Una recomendaciónque comparte José Andrés Serna,quien apunta la posibilidad de quealgunos niños representen alguno delos personajes y destaca la importan-cia de introducirse en el papel. Lamúsica, el juego o el mimo son otrosde los recursos que se pueden utili-zar para captar la atención y reforzarel mensaje. Incluso es posible emple-ar, tal y como señala Juan ManuelVargas, un programa de ordenador

que “con un golpe de dedo nosintroduce un aplauso, un rayo o unamúsica”. Los cuentos pueden com-plementarse además con otras activi-dades como talleres de manualidadeso gincanas que versen sobre losaspectos educativos trabajados.

“Cuando los cuentos o las historiasestán bien contados y tienen que vercon la realidad, entonces son tesoroseducativos”, afirma José AndrésSerna. La clave para descubrirlos estáal alcance de cualquier educador.

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Detrás de un “érase una vez” se abreun universo simbólico que puede uti-lizarse con diferentes objetivos.“Fomentar la afición a la lectura,introducir la dimensión de la lecturaen el tiempo libre, acceder al descu-brimiento de otros mundos, despertary aumentar la imaginación, reflexio-nar sobre los valores que encierranlos libros”, son sólo algunos de losfines que persigue Ana Isabel Lucas,profesora del taller de cuentacuentosde la Escuela castellano-leonesa deeducación en el tiempo libre, cada

vez que explica un cuento en campa-mentos o en las actividades extraes-colares que dirige.

Cualquier cuento bien explicadotiene, por tanto, múltiples beneficios,pero hay cuentos que van más allá dela diversión y la fantasía. José AndrésSerna, autor del libro Cuentos edu-cativos, distingue entre “el cuentoque tiene un valor en sí mismo, deentretenimiento, literario, que cultivala imaginación y la emoción estética,y el cuento educativo”.

Intención es la palabra que mejordefine este tipo de cuentos.Intención de hacer pensar, de trans-mitir valores, de promover un cambiode actitud, en definitiva, de educar.“Esto nos parece muy edulcorante, sehabla de adoctrinamiento, pero sialguien piensa que no hay intencio-nalidad en la educación quizá nosepa a qué se está dedicando, quizáno quiere ser monitor o educador,quizá quiere ser canguro”, afirma elescritor.

La educación en el tiempo libre ofre-ce un espacio perfecto para aplicar

Cuéntame un cuento y verás cómo aprendo

La música, el juego

o el mimo son

recursos que se

pueden utilizar para

captar la atención y

reforzar el mensaje

“Si alguien piensa que

no hay intencionalidad

en la educación quizá

no sepa a qué se está

dedicando”,

José Andrés Serna

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El valor de los cuentos en la educación en el tiempo libre

■ MARTA ROGLÁ

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CUENTACUENTOS SOLIDARIOS

ANNA DALMAU

“¿Cómo puede ser que en el mundo haya niños que crezcan sin cuentos?”. Apartir de esta premisa, Oriol Toro y otros miembros del grupo de cuentacuen-tos Vivim del Cuentu decidieron poner en marcha el proyecto Bibliotecas sinfronteras para acercar los libros y la lectura a los niños de países en vías dedesarrollo.

“Todo nace en 2003, cuando fui a Bolivia para la adopción de mi sobrina quesale del Hogar Virgen de la Esperanza, un orfanato que hay en El Alto”,recuerda Toro. Ese lugar le impactó, tenía claro que “quería y debía haceralgo” y dos años más tarde, cuando acabó la carrera universitaria, se pusomanos a la obra. Consultó varios proyectos que se hacían en Bolivia, peroninguno le convencía, así que se dijo: “En el orfanato de mi sobrina no habíaninguna biblioteca y sería genial que los niños tuvieran una para consultar yleer cuentos”.

El primer paso fue ponerse en contacto con los centros de tiempo libre, loscolegios y los centros cívicos que conocían e impulsar la campaña ‘Un libro yun euro para Bolivia’. “Un euro no es nada, pero si recoges 4.000 libros, conlos 4.000 euros más una subvención que nos llegó caída del cielo, pudimosllevar el material a Bolivia y allá dotamos una biblioteca infantil que empezóabriendo sólo tres horas al día y exclusivamente para los niños del orfanato,pero hoy la utilizan todos los niños de los colegios del barrio y se ha conver-tido en un espacio para hacer los deberes”, explica Oriol.

Dos años más tarde, Bibliotecas sin fronteras cambió de destino y aterrizó enNicaragua, concretamente en la Fundación Cristal de la ciudad de Estelí. Estafundación tenía un colegio pero no disponía de biblioteca. En esta segundacampaña recogieron el doble de ejemplares, la gran mayoría fueron a parar aNicaragua pero algunos se destinaron a otras bibliotecas de Bolivia. EnNicaragua el reto fue mayor que en la primera ocasión porque el espacio queles cedieron estaba en peores condiciones. Aún así, con la ayuda de uncarpintero, un electricista y la dedicación de los siete implicados, consiguieroninaugurar la biblioteca el 26 de agosto de 2008. El 23 de abril de este año,coincidiendo con el día del libro, Vivim del cuentu iniciará una nueva cam-paña. El destino de los libros todavía está por confirmar.

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