CUATROREFLEXIONES
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Por Carlos Perevre
Carlos Pereyra
F ilósof o, profesor unioersitario, miembro de la generación del 68, exploró los'caminos delpensamiento tantoen su rifltxión más profundo. como en el mdsfugaz de los pensamitntos de la vida cotidiana.
Amigo mtrañab!«, colega inquisitivo, maestro entregado, militantecomprometido, dejó unaextensa obrafilosá- ,fica lima de ideas iluminadoras para la teoría Y para el acontecer cotidiano.
Formópan«del consej o de redacción de muchas revistas mexicanas, donde la cultura, el debatey la reflexiónen lomo a la oido. delpaís handado sus meJores.frutos; desde 1985.fuemiembro delconsejo editorial dela revista
niv r id d d M éxico. Muchos son losartículosy los ensayos publicados por Pereyra a lo largo de su oida,10Jcuales quedan por compilar m póstuma edición m su homenaje. Dejótambién dos libros dealtarej/txió!ljilosófic« Job" los temas qut eran su preocupación vital: Configuraciones: teoría e historia y El sujeto de lahi srori . .
En mommlos (omo los actualesfalta el pensamiento que di luz y guía m el presenu. La avidez intelectualdi Carlos Per a má siempre requenda. <>
1. El au ge de la teoría dependentista colocó la reflexión sociopolítica en un contexto global más fértil paracomprender y explicar el desenvolvimiento de las sociedades latinoamerican as. Antiguas disputas sobreel supuesto carácter semifeudal de la formación social prevalecient e, la confianza en que el atraso económico, polít ico y cultural de la región era productode en con tra rse aún en etapas primarias del desarrollo pero que su dinámica interna conduciría con eltiempo a la modernización y una lectura demasiadoestrechamente nacional de la historia propia de cadapaís, fueron desplazadas con el surgimiento de la teoría
AIudiré 610 a u Ir stion s que han marcado eldesarrollo y lo d b 1 dd pen samiento sociopolítico latinoamericano n lo últimos años, cada una de las cuales sign ificó ah r ione más o menos profundas en elparadigma qu guía I análisis positivos realizados desdeuna persp tiva s ialista en aquella región del mundo.Me refiero a las cuestiones de la dependencia, la revolución , la h gernonía y la democracia.
Texto le ído en la mesa sobre Ltz situaá án IÚ lafilosofía m el mundo hispánico:ti pmsamienlo políticoy social, dentro del II Encuentro H ispano-Mexicano deFilosofía real izado en Madrid, España, en 1986.
dependentista. Esta teoría permitió a la vez una reu
bicación de la cuestión nacional. La constitución del
Estado nacional dejaba de verse como un hecho cum
plido para considerarse como proceso cuya duración
y complejidad estaría en función de la solidez de esos
lazos de dependencia. :La presencia de la dimensión
nacional exhibía las insuficiencias de enfoques cuyo
aparato conceptual operaba apenas con categorías cla
sistas.
En sus versiones más rígidas, sin embargo, la teo
ría de la dependencia clausuraba el análisis más cui
dadoso de la movilidad y transfiguración de los fac
tores internos, al punto de suponer inviable, por
ejemplo, una expansión económica como la experi
mentada por Brasil en los años sesenta y setenta. Una
mirada demasiado atenta a las relaciones de depen
dencia de los países periféricos se desentendía del he
cho de que los factores externos no ejercen influenciaen un espacio vacío sino en uno configurado por su
disposición interna específica y que ésta decide, en
definitiva, el alcance de aquéllos. En cualquier caso,
el pensamiento sociopolítico no puede prescindir de
elaboraciones conceptuales e hipótesis básicas introducidas por la teoría de la dependencia.
2. A raíz, sobre todo, de la Revolución Cubana, se.fortaleció 'en toda la región la creencia primaria en
" lo que Lukács denominó "actualidad de la revolución". La ideología promovida por el gobierno cu
bano y algún teórico francés importado redimensio-
. nó los aspectos más idealistas de la tradición socialista:
voluntarismo, vanguardismo, subjetivismo, etcétera.
La Revolución Cubana mostró, sin duda, la posibilidad de transformaciones sociales de gran envergadu
ra en regiones donde la geopolítica imperante pare
cía imponer un inmovilismo absoluto. En este sentido
el saldohist6rico favorable de esa revoluci6n es innegable.
Sin embargo, esa ruptura histórica dio nueva cuerda a las orientaciones más endebles de la tradición
socialista. Así, por ejemplo, en una región marcadapor grados abrumadores de desigualdad y formas brutales de despotismo, se acentuaron la falsa dicotomíade "condiciones objetivas y condiciones subjetivas",las ominosas expectativas creadas por las acciones vanguardistas de minorías "esclarecidas" y las ilusorias
esperanzas depositadas en la voluntad revolucionaria. El asunto de la revoluci6n adquiri6 de nueva cuenta carácter compulsivo y la ambigüedad del términopermiti6 confundir el esfuerzo colectivo por la reestructuración del orden social y el acto de fuerza donde una minoría impone su manera de concebir dichareestructuración.
Acontecimientos como los de Chile y la militari-
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Al concebir a la saciese piensa la política sin reduci
zaci6n del Estado en casi todos los países de la región
durante los años setenta dieron nuevo vigor a teoríasdel pod er político de corte instru mentalista y reduc
cionista. Si los 6rganos de gobierno son instrumentos de clase, como lo creen y lo quieren en versionessimplistas harto difundidas en el pensamien to socio
político lat inoamerican o , no cabe más tarea que lapuntual destrucci6n de esos instrumentos y la fabricación de otras alternativas con orientación clasistadiferente. Con esta conceptualizaci6n del poder, el es
pacio de la política prácticamente desaparece y el esfuerzo entero de organizaci6n social queda sustituido por la idea obsesiva y monocorde de la revolución,cuyo " sendero luminoso" no s610 exhibe desde ya,sin embargo, las penumbras dela intran sigencia criminal sino que ofrece un anticipo de lo que serían los
nuevos instrumentos de poder si llegaran a constituirseen gobierno.
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3. La introclucción en el pensamiento sociopolítico latinoamericano de la idea de hegemonía, es decir, laaproximación al estudio de la realidad social a partirde una teoría de la hegemonía, inauguró nuevas vetas de reflexión de análisis . En efecto, concebida lasociedad como sistema hegemónico, como sistemadonde lo que está en disputa es la hegemonía, quedaabierta la posibilidad de pensar la política sin reducirla a lo económico y lo sociológico. A diferencia dela matriz teórica original de Gramsci, tal vez resulteparticularmente fructífera la consideración de la hegemonía en términos sociales y en términos políticoscomo dos dimensiones irreductibles. Si esto es así, lassociedades son un sistema hegemónico no porque demanera necesaria alguna clase lo sea, sino porque alguna fuerza política lo es, o puede serlo. La disputapor la hegemonía no sería, en su forma inmediata,el enfrentamiento de intereses sociales, sino el enfren-
como sistema hegemónicoa lo económico y lo sociológico_.