Buenos Aires por los suelos

- Ni se te ocurra intentar algo – Me advirtió apuntándome y luego guardó el arma, corrió. Logre recomponerme y trate de buscarlo con la mirada. Ya no estaba.

Era el cuarto día de mi estadía en Buenos Aires cuando me asaltaron en la puerta del hotel. “Estoy en mi hora de descanso” me había dicho el encargado del edificio y no abrió la puerta. Solo debía caminar unos cuantos pasos y girar una perilla o presionar el botón del intercomunicador por el que ya estaba respondiendo. Todo pasó. Enfurecí por un buen rato. En ese entonces el peso se encontraba a 10 por dólar en la Florida, una situación de la que pude disfrutar enormemente y por la que estaba agradecido en un principio; sin embargo, tras esto empecé a pensar un poco más en todo lo que había visto y escuchado. “Me encanta el iPhone, pero acá ya no se puede encontrar con facilidad” me había dicho un recepcionista. Había caminado y visto turbas con carteles en Corrientes. “Por acá es bonito pero ahora se ha vuelto muy caro para vivir” me contaba un taxista. “Sí, pero yo vuelvo a Chile este fin de semana” decía alegre una chica mientras nos cambiaba sus pesos por dólares. Incluso la actitud de todo el mundo en su “hora de siesta” tenía sentido. El peso se encontraba a 10 por dólar. No había dinero en su país, todo se estaba volviendo mucho más caro y las calles eran cada vez menos seguras; lo peor: nadie veía salida de esta situación.

Era el 2012 y Argentina estaba cerrando el año con una gran desaceleración económica provocada por las malas políticas monetarias de su gobierno; el crecimiento había disminuido en 7% en solo un año. Su inflación había hecho que el costo de vida se elevara en 25,6% ese año; la del 2014 fue de 23,9%. Ahora el FMI habla de que habrá aún más caídas en su economía para este año; el índice de crecimiento seguirá siendo negativo.

No he vuelto a aquella ciudad platense, pero espero que pueda hacerlo cuando logren salir de esta debacle económica.

- Muchas gracias por esta oportunidad. Buenos Aires ha sido muy buena con nosotros – no conmigo - Es una bella ciudad – dijo el guitarrista cuando nos despedimos tras tocar en el Cavern Club.

Ojalá de acá a unos años se pueda decir lo mismo.

Diego Prieto Molinari