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Ciencia, Innovación Y Tecnología ¿Para Qué?
Ecobusiness/Tecnología.
Se habla de la ciencia, la innovación y la tecnología como medio y fin para las
ciudades contemporáneas. Está tan de moda la tríada que pareciera que los
sistemas urbanos, educativos y empresariales que no tengan claros estos ejes en
su hoja de ruta, podrían perecer en este mundo cada vez más exigente y
competitivo.
Propongo aprovechar el momento para hablar sobre cuál es la razón para
desarrollar ciencia, innovación y tecnología. Si empresas, gobierno e instituciones
educativas tienen claro el qué, también es muy importante que tengan claro el
para qué. ¿Para qué se necesitan proyectos científicos, innovadores y con
grandes avances tecnológicos? Para un solo objetivo: para mejorar la vida
humana.
En este afán competitivo, en el que el síndrome de la chiva (ser el primero en
hacer algo) ha impregnado no solo a los medios informativos, muchas veces se
pierde de vista o se tergiversa el objetivo del para qué se hacen las cosas. Casi
siempre cuando se planea un nuevo proyecto se hace énfasis en la velocidad, en
el costo, en un cómo eficiente y rentable... pero solo algunas veces los
responsables de nuevos proyectos tienen en cuenta el para qué relacionado con
mejorar la vida, sin destruir parte de ella.
“¿Con este nuevo proyecto progresamos como humanidad?”. Ya sabemos que
tanto “adelanto” no parece habernos hecho mejores como seres humanos
(contando personas, animales y naturaleza).
No podemos olvidar que todas aquellas actividades desempeñadas de manera
masiva deberían conllevar el progreso de la humanidad, no en beneficios
particulares o abstractos. No vale la pena invertir un gran esfuerzo humano y
económico en proyectos científicos, innovadores o tecnológicos, si el primer
renglón de prioridad no es el ser humano, su progreso y bienestar, al igual que el
de la naturaleza.
Y como también aplica en el otro sentido, cabe preguntar ¿este proyecto científico,
innovador o tecnológico, deteriora, por algún lado, la vida?
Porque en esto radica la responsabilidad moral de las actuaciones: en tener claro
qué tipo de consecuencias surgen con una acción particular, qué daños o
perjuicios se generan. Hay que tener el coraje de tomar decisiones éticas que
beneficien a las personas del presente y las del futuro; a los recursos naturales
hoy y a los que necesitamos para mañana.
No siempre las acciones son buenas porque favorecen a un número elevado de
personas o porque las ganancias generadas son altas. También hay que evitar
que los nuevos desarrollos innovadores o tecnológicos generen daños irreparables
a un conglomerado humano o contra los recursos naturales.