Certificado Universitario con competencias en Gestión
Interdisciplinaria de Servicios Latinoamericanos de Atención
Primaria de la Salud
Centro de Estudios Interdisciplinarios
Universidad Nacional de Rosario
Cohorte: 2013
Tutor: Natalia Yavich
Fecha de entrega: 23 de junio de 2015
Alumna: María Angélica Pascua
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Introducción:
Este trabajo es realizado por el Servicio de Salud Mental del Centro de Salud Luzuriaga,
coordinando acciones con la Secretaría de Desarrollo Social de la ciudad de Villa
Constitución, provincia de Santa Fe, dando comienzo dicho proyecto en el año 2014.
La intervención consta de la realización de Consultorías, dirigidas a tutores de una escuela
secundaria de Educación Técnica N° 669 de la ciudad de Villa Constitución, que pertenece
al radio de atención del mencionado centro de salud. Y los talleres de promoción de la
salud y prevención, dirigidos a los alumnos de la mencionada escuela. La consultoría es
realizada por la psicóloga del Centro de Salud, mientras que los talleres son realizados por
un psicólogo que contrató la Secretaria de Desarrollo Social de la ciudad.
Estas actividades son respuesta a un diagnóstico de situación local, construido por los
equipos de salud, como así también del área social de la ciudad y alrededores en
coordinación con el equipo itinerante de la Dirección Provincial de Salud Mental en
reuniones mensuales que transcurrieron durante el año 2013.
Durante dicho diagnóstico, se construyó como problema las situaciones de consumo de
sustancias en adolescentes y jóvenes, interpelando a los equipos de salud para que se
interviniera en la construcción de la demanda de una problemática que no suele llegar a
circuitos formales de atención, debido a la estigmatización, censura social, ocultamiento
que suelen acompañar a esta problemática. Pero que es visibilizada por distintos actores
sociales: equipos de salud, docentes, trabajadores del área social, en creciente aumento.
Este programa intenta trabajar sobre dos ejes fundamentales: sus efectos en términos de la
integralidad: como ampliación de la cobertura de acciones, integrando trabajo intersectorial
con orientación poblacional para trabajar sobre la promoción y prevención, desde un
abordaje biopsicosocial de los problemas de salud.
Se realiza en una institución escolar secundaria que cuenta con mil alumnos
aproximadamente, a la cual asisten alumnos de distintos barrios y zonas aledañas de la
ciudad. Pensando a la escuela como agente de socializador, caja de resonancia donde
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emergen las problemáticas de los alumnos, en este sentido la escuela se convierte en una
vía regia, para trabajar los procesos de cuidado-atención en salud.
Planteamiento del Problema:
“Desde hace tiempo las personas que consumen drogas, a las que el discurso de referencia
social nomina adictos, se han convertido en las figuras paradigmáticas del mal”. (Agüero,
2006, p 7). Esta categorización parece coincidir con lo que algunos profesionales e
investigadores del tema vinculados al discurso médico acuerdan en llamar “pandemia o
flagelo social”, de consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales.
Se podría decir, que las situaciones de consumo de sustancias se constituyen en centro de
atención para diversos campos discursivos: social, médico, jurídico, que intervienen en la
construcción del problema droga, atraviesan e inciden en la conformación de los
dispositivos y prácticas asistenciales que intentan dar respuesta a esta problemática.
“La toxicomanía”, esta curiosa entidad, se presenta como el objeto de un primer
cuestionamiento. Ella suscita en efecto, imágenes que fijan el pensamiento en el interior de
ciertos clisés o que detienen sus desplazamientos para fijar algunas significaciones. (Le
Poulichet 1990, p 17).
“….Como una cizaña que recorre el mundo, el tema pasa conflictivamente del plano global
a lo personal. La universalidad de su presencia es comparable a la que tuvieron las grandes
ideologías en pugna antes de la caída del Muro de Berlín. Genera tensiones en las
relaciones políticas internacionales y en el vecindario, la familia y el individuo. Invade la
diplomacia, la política interna y exterior, la economía transnacional y la economía de
supervivencia, el debate académico y la actividad policial. Ocupa titulares de prensa de
manera cotidiana y abre preguntas fundamentales en el campo de la cultura, la psicología
social y la criminología….” (Hopenhayn, 1997, párr. 1)
Estas palabras permiten hacernos una idea de cómo las situaciones de consumo de drogas
atraviesan distintos planos de la realidad. Una imagen tan cristalizada obtura el pasaje de lo
general a lo particular en relación a cada historia singular, que es una de las cuestiones que
se intenta problematizar con esta intervención.
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“Toxicomanías”, se tomará en este trabajo haciendo referencia a una entidad construida a
partir de un conjunto de discursos (científicos, morales jurídicos, sociales) que se han
instalado en el imaginario social, alejándose de su primera significación que aludía a la
manía toxica desde el tradicional enfoque psiquiátrico. (Le Poulichet 1990). Este término
será tomado como eje para poder pensar, problematizar las diversas denominaciones, bajo
las cuales se presentan en lo social las situaciones de consumo: adicciones, consumo de
sustancias, abuso de sustancias, entre otras.
Los discursos estigmatizantes y las representaciones sociales hegemónicas sobre las drogas
y la figura de los consumidores, son solidarios de la construcción social del “problema
droga” y sostiene un estereotipo segregativo del personaje social “drogadicto” como
delincuente, enfermo, peligroso, violento, joven, pobre, borrando y excluyendo las
diferencias existentes entre usos de sustancias y que, al no cuestionar el lugar y función
enigmático, que ocupan las drogas en cada quien, borran la singularidad del caso por caso.
Es habitual recibir consultas en Salud Mental, que se orientan en la línea de solicitar
asesoramiento y que requieren pensar estrategias y/o dispositivos diversos que permitan
alojar esta problemática que atemoriza muchas veces por su desconocimiento evitando así,
realizar intervenciones concebidas en el mejor de los casos desde una concepción
voluntarista (o del bien) de salvataje de la persona que consume drogas. (Pascua, 2013)
Resulta necesario, entonces, interrogar y deconstruir los conceptos, mitos y prejuicios,
problematizar los discursos simplificadores y segregativos como así también atender a estas
representaciones que predominan en la mirada de los equipos de salud y en la población en
general.
Las drogas, han acompañado al hombre desde el principio de su existencia. Reservadas en
las culturas primordiales a los viejos, los chamanes y aquellos que debían iniciar un viaje de
reflexión interna hacia el fondo de sí mismos del que retornarían con una sabiduría
incrementada; a través del tiempo y con el progreso civilizatorio de Occidente, pierden el
marco simbólico que lo reservaba solo para algunos y se convirtieron en una moneda
corriente que dejó de ser tabú.
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Este pasaje de lo sagrado a lo público, y perdido el hermetismo que ubicaba el consumo de
drogas en un contexto simbólico y en un lugar social particular en relación a la transmisión
de un saber para otros, no fue sin tomar distintas significaciones de acuerdo a cada época,
es decir, de acuerdo a los diferentes discursos en donde se fue inscribiendo la droga como
objeto de la cultura. (Pascua, 2013)
Las personas a lo largo del tiempo han tendido a categorizar las sustancias de diferentes
maneras, como: “ilícitas” o “lícitas”, como “buenas” o “malas”, no encontrándose en su
análisis justificaciones objetivas, además varían de generación en generación y de país en
país.
Según la definición que nos plantea la (Organización Mundial de la Salud [OMS], 1969)
“droga”, es toda sustancia que introducida en un organismo vivo por cualquier vía
(inhalación, ingestión, intramuscular, endovenosa), es capaz de actuar sobre el sistema
nervioso central, provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de
nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, capaz de cambiar el
comportamiento de la persona que la consume.
Como se mencionaba anteriormente, en las sociedades no modernas, las drogas pertenecen
a las medicinas y a los ritos, que permiten establecer relaciones con los dioses, con los
muertos o revelar un destino. Hasta fines de los años cincuenta, la droga es un fenómeno
relativamente bien controlado, sobre todo por que concierne a poblaciones limitadas:
médicos, medios literarios o artísticos .Luego, sometida a las leyes del capitalismo, como
objeto de consumo, se produce un auge cuantitativo impresionante y es objeto de una
atención tan sostenida que se torna un flagelo social, así como el alcoholismo del siglo
XIX. Hoy las drogas, aparecen con el montaje de la adicción, bajo los diversos nombres
extraídos del campo de lo social: toxicomanía, drogadicción, son nuevos nombres con los
que se intenta nominarlos. No siempre los consumidores de drogas han sido nominados
como “enfermos”, “adictos”, “peligrosos". (Pascua, 2013)
Foucault (2006) plantea que históricamente, ciertas personas afectadas de problemas
físicos o psíquicos, o víctimas de una economía injusta han caído dentro de un grupo
amplio, y muchas veces confuso de los denominados “anormales”.
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Los conceptos de “normalidad” o “anormalidad” cumplen funciones de demarcación social
y no solo aparecen como constituidos socialmente a través de la historia sino que han sido
constituyentes de lo social, en tanto llevan a establecer líneas divisorias al interior de las
relaciones sociales .El establecimiento de esas líneas no es ajeno al control de la pobreza y
a su vez fue posibilitado por dos estrategias complementarias: la constitución discursiva del
concepto de “anormal” y la medicalización de la sociedad. El concepto de “anormal” surge
durante el siglo XIX, posibilitado por un diagrama de poder, una de cuyas estrategias
básicas fue la normalización de toda la sociedad. La sociedad de normalización, tendió a la
homogeneización de toda la población a los efectos de tornarla previsible. Este concepto en
realidad se ha constituido históricamente en la confluencia de figuras que no son
cronológicamente contemporáneas, pero su efecto persiste en el imaginario social de hoy.
(Pascua, 2013)
Estos efectos aún se visibilizan en nuestra sociedad y está relacionado con las
representaciones sociales que construye una sociedad en relación a un tema u objeto
determinado. Estas surgen como una construcción social que condiciona las formas de
pensar y sentir, junto el marco legal que regula estas prácticas.
Cuando las personas hacen referencia a los objetos sociales, lo clasifican, los explican y,
además evalúan, es porque tienen una representación social de ese objeto.
Esto significa, que representar es hacer un equivalente, pero no en el sentido de una
equivalencia fotográfica sino que, un objeto se representa cuando está mediado por un
figura. Y es solo en esta condición que emerge la representación y el contenido
correspondiente .En este sentido las personas conocen la realidad que les circunda mediante
explicaciones que extraen de los procesos de comunicación y del pensamiento social. Las
representaciones sociales sintetizan dichas explicaciones y en consecuencia, hacen
referencia a ese tipo específico de conocimiento que juega un papel crucial sobre cómo la
gente piensa y organiza su vida cotidiana: el conocimiento del sentido común. Este es en
principio, una forma de percibir, razonar y de actuar. (Jodelet ,1984).
El conocimiento del sentido común está social-mente elaborado, incluye contenidos
simbólicos que tienen una función no solo en ciertas orientaciones de las conductas de las
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personas en su vida cotidiana, sino también en la organización y comunicación que poseen
tanto en sus relaciones interindividuales como entre los grupos sociales en que se
desarrollan. (Jodelet, 1984).
Desde esta perspectiva de análisis, no se atribuirá una entidad a una sustancia que
colectiviza individuos, para empezar a precisar el lugar que ocupará esa droga en la
economía psíquica de un sujeto.
Las sustancias embriagadoras ayudan en la lucha por la felicidad y por el alejamiento de la
miseria; esto es apreciado como un bien tan grande que los individuos y aún pueblos
enteros les han asignado una posición fija en su economía libidinal. No solo se le debe la
ganancia inmediata de placer, sino una cuota de independencia, ardientemente anhelada,
respecto del mundo exterior. Es bien sabido que con ayuda de los quitapenas es posible
sustraerse en cualquier momento de la presión de la realidad y refugiarse en un mundo
propio que ofrece condiciones más placenteras, aunque tan efímeras como precarias (Freud
1930)
Más allá de las teorías sobre la autodestrucción y sobre el malestar en la cultura
testimoniado por la droga, se piensa, siguiendo a la Sylvie Le Poulichet, que habría que
interrogar el enigma de lo tóxico, dentro del marco de la clínica. Esta posición lleva
entonces a la interrogación respecto de las cualidades del acto que constituye toxicomanía,
es decir dilucidar las características de la operación del farmakon.
Siguiendo a la autora “… en la Pharmacie de Platón, escritura y tóxico representan dos
medicinas ocultas que transgreden las leyes de los dioses. Inventan filtros y trazos que son
ora remedios, ora venenos.” (Le Poulichet, 1990, p. 15) .Esta ambigüedad del Farmakon,
nos aleja de un pensamiento de la droga como flagelo. Imágenes y slogans asociados a las
drogas son, en efecto pretextos para ilustrar insidiosamente toda caza social del cuerpo
extraño tóxico.
Y la reflexión clínica misma, cuando aborda situaciones de consumo de sustancias, no
siempre escapa de esta lógica cuando queda fascinada por la violencia de un
comportamiento. (Le Poulichet, 1990)
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Siguiendo la línea teórica de Freud, se puede pensar que cada objeto tiene así un valor de
quitapenas, y los más variados pueden prestarse, según el caso, a cumplir esa función: el
alimento o “el” nada, el tabaco, el alcohol o la droga. La lista podría proseguir incluyendo
actividades habitualmente saludables como el juego, la gimnasia o el deporte. Extrema
diversidad que permite constatar que “el demonio” de la adicción, no debe ser buscado del
lado de la cualidad de los objetos, sino analizada desde la posición subjetiva.
La dimensión social del problema:
En la ciudad de Villa Constitución las situaciones de consumo de drogas se visibilizan a
partir de la participación de ciertos actores sociales como una problemática social
emergente en los últimos años.
El modo en que se visibilizan estas situaciones son: consultas de familiares en los efectores
públicos, judicialización de las situaciones, pedido de evaluación del juzgado, colectivo de
madres en lucha contra las adicciones. Hace unos años, una organización no gubernamental
dela ciudad de Rosario, se acercó a las instituciones de la ciudad para ofrecer sus servicios.
La repercusión social que este tema ha causado, impulsó a que se discuta el problema en
el ámbito de la dirección del S.A.M.Co y en los equipos de los centros de salud de la
ciudad.
Los pedidos de consulta a Salud Mental, generalmente, no son realizados por quienes
“padecen” el problema (enunciado utilizado por aquellos que consultan sobre estas
situaciones), sino por familiares y/ o derivaciones de instituciones como la Dirección
Provincial de Promoción de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, y el Juzgado
de Familia en el caso de que la situación se judicialice por la realización de una denuncia.
Consultas de referentes de la educación al Sistema de Salud.
Durante el año 2012 el Equipo Itinerante de la Dirección Provincial de Salud Mental,
convoca a los equipos de salud y del área social de la ciudad a reuniones mensuales, como
producto de dichos encuentros, se elabora un documento con diagnóstico de situación local
para presentarlo a las autoridades y como insumo para el re trabajo de los equipos.
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De dicho diagnóstico de situación, surge como prioridad abocarse a la problemática de
adicciones en la ciudad ,como efectos de las conflictivas sociales y crisis subjetivas, debido
a que se vuelve recurrente situaciones problemáticas relacionas al consumo de drogas que
es visibilizado por diferentes profesionales de la ciudad. En este sentido, los diferentes
espacios de salud y área social convocados coinciden en la visión de que las problemáticas
emergentes específicamente en Salud Mental, relacionados con comportamientos de
desorden y conductas alteradas, son verdaderos analizadores de los modos de habitabilidad
de lo cotidiano en la ciudad y sus alrededores.
Respecto de la realidad institucional escolar, que es donde apunta esta intervención, se
puede decir, que en los últimos tiempos las drogas han comenzado a atravesar los muros de
la escuela, dejando de ser un tema lejano. Ante la presencia de las drogas en el discurso y la
vida cotidiana de los alumnos, los docentes suelen experimentar desborde, desorientación y
temor.
Se visibiliza la presencia de mitos, prejuicios que apuntan a la criminalización de la persona
que exterioriza problemas de consumo. Discursos de exclusión e impotencia de las
autoridades escolares, falta de formación de los profesionales de la salud para abordar la
problemática, naturalización del consumo de drogas por parte de la población adolescente
entre otros factores, caracterizan la construcción del problema.
En la problematización que hacen de los equipos de salud de la ciudad, surge la pregunta
por la asimetría entre la dimensión de la problemática de las Adicciones y la demanda de
atención. Y en relación a ello se piensa:
- Posibles pausas en directa relación con las características del problema: es complejo,
desconocido y estigmatizante.
- Causas que tienen relación con el usuario de sustancias y sus familiares: falta de
conciencia del problema, consumo asociado al placer o la evasión, ocultamiento por la
censura social.
- Causas concernientes a los servicios de salud: ¿facilitan u obstaculizan la consulta?
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En este sentido, ofrecer un espacio para la escucha. Despejar mitos, prejuicios, trabajar
sobre los mecanismos de negación que operan obstaculizando la demanda de atención,
aportaría a la construcción de la misma, mediante la sensibilización de los padres, docentes
y autoridades escolares. Brindando herramientas a los padres, tutores, docentes y
autoridades escolares respecto de situaciones que ameriten una consulta con salud, y cuáles
son los circuitos de derivación.
La decisión de acercar el sistema de salud a la institución escolar, no es menor, ya que
implica brindar mayor accesibilidad a un grupo etario que no suele llegar a circuitos
formales de salud. Muchas veces el mismo sistema sanitario excluye a ciertos grupos
sociales, como es el caso de la población adolescente.
Siguiendo a Stolkiner (2010) “En cada acto de salud, en cada contacto institucional se
reafirma, construye o deconstruye una concepción sobre sus actores que, a su vez, los
produce. Es esta potencialidad transformadora la que invita a una actitud de reflexividad
sobre las prácticas actuales.” En este sentido, la intervención propuesta surge como
consecuencia de un trabajo de reflexión sobre las prácticas de salud, al interior del mismo
equipo de salud.
En relación a los talleres de habilidades para la vida para la población escolar, se piensa
desde un enfoque preventivo. Podemos considerar preventiva toda intervención que logre
que allí donde antes solo se hablaba de déficit y amenazas, comience a hablarse de
posibilidades. Prevenir es abrir espacios de resiliencia y empoderamiento para los sujetos,
los grupos y las comunidades. Contribuir a la creación de lazos entre la institución escolar
y el centro de salud.
La intervención está centrada en influir en los procesos de atención de la salud, con miras a
mejorar la accesibilidad, la integralidad de los cuidados en salud, promoviendo el trabajo
intersectorial.
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Las situaciones de consumo como problema social:
La complejidad de las situaciones que atraviesan las familias, la transformación y
precarización de las formas de trabajo, producen procesos de desubjetivización. En la
población se producen nuevas modalidades de las demandas que requieren de modalidades
de intervención que nos interpela (Stoltkiner, 1994).
Estos nuevos problemas del orden de lo social nos llevan a reconocer situaciones de
malestar en donde se anudan el sufrimiento psíquico y el sufrimiento social, situaciones de
consumo de sustancias, alcoholismo, violencia se presentan con una magnitud aumentada.
Bajo estas condiciones de empobrecimiento del espacio social los sujetos tienden a des-
investir la realidad exterior, volcándose crecientemente sobre sí mismos, vuelco que es
facilitado por la utilización de objetos de utilización personal (la droga es ofrecida por el
mercado como un objeto mágico) que sustituyen el encuentro con otros. (Galende, 1992).
Este es un modo de pensar la situación, nos permite pasar de las condiciones generales, a la
inscripción de las singularidades, sin quedar atrapado en discursos que hegemonizan el
lugar de la droga. Cuando estas historias singulares se multiplican, se vislumbra un modo
de enfermar que se presenta como emergente en determinadas poblaciones.
En este sentido, las situaciones de consumo son consideradas un problema social desde
ciertos discursos hegemónicos (médico-legal), en tanto y en cuanto, existen leyes que se
ocupan de ella. También desde el sistema de salud, se intenta abordar esas situaciones, ya
que constituye un problema en salud, tal como se evidenció en el diagnóstico de situación
local. El consumo crónico genera un deterioro en aquellos que las consumen; “les mata las
neuronas”, decía una mamá muy preocupada en una entrevista.
En ocasiones además, se asocia conductas de consumo de sustancias a comportamientos
violentos, por eso la tan aclamada “rehabilitación del adicto”, desde el ámbito de la
seguridad social. No imaginamos que el estado persiga por ejemplo a personas que
consumen en exceso alimentos, o al consumidor de tabaco. En cambio al consumidor de
drogas se lo quiere curar, encerrar, rehabilitar. Este personaje construido socialmente por
medio de representaciones hegemónicas: “el adicto”, “el drogón”, se ha convertido en
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objeto de estudio. La llamada rehabilitación, no depende solamente del sujeto que padece el
problema; sino de las posibilidades de integración y promoción que la comunidad le ofrece.
Esto no siempre se problematiza.
Esa situación reconocida socialmente como perjudicial y, por ende, no deseada por la
sociedad, lo que genera múltiples mecanismos, entre ellos la exclusión.
Exclusión que se reproduce también al interior de las instituciones de salud, en donde se
producen prácticas que dificultan el alojamiento del paciente, cuando por ejemplo se
plantea que “las adicciones”, (etiquetándose diversas situaciones de consumo) deben ser
abordadas por especialistas en el tema, produciéndose muchas veces la derivación para
tratamiento a instituciones de otras localidades, dejando por fuera los vínculos comunitarios
y la red de contención de dichas personas.
Las personas con consumo problemático de drogas muchas veces quedan atrapadas en el
círculo vicioso del consumo. A lo que se suma la imposibilidad de acceder a espacios en lo
social, la dificultad de armarse un proyecto de vida y la imposibilidad de contar con
servicios de salud que alojen su sufrimiento.
“En tanto se define a la accesibilidad como un vínculo que se construye entre usuarios y
servicios de salud, se considera que su análisis debe incluir el estudio de las
representaciones , prácticas y discursos de la población conjuntamente con las condiciones,
discursos y prácticas de los servicios con relación al proceso salud - enfermedad - atención.
De tal forma que cuando un servicio diagrama su oferta sin considerar las prácticas y
representaciones del grupo de usuarios al cual dirige su atención, está fomentando un
posible desencuentro entre el servicio y los usuarios.” (Comes, Solitario, Garbus, 2006)
En este sentido, la intervención propuesta intenta problematizar las representaciones, mitos,
prejuicios en torno al consumo de drogas, para posibilitar el alojamiento de esta
problemática en los servicio de salud.
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Organización del Sistema Sanitario:
En la ciudad de Villa Constitución, el sector salud está dividido en tres subsectores: el
privado, el de la seguridad social y el público. Este último está conformado por el S.a.m.Co
local, cuatro centros de salud que dependen del S.A.M.Co y un Centro Integrador
Comunitario (CI.C) .Los C.I.C constituyen una instancia de articulación entre el Gobierno
nacional, provincial, municipal, organizaciones sociales, políticas y la sociedad civil.
El Sector Público de la salud intenta dar respuesta a un amplio grupo poblacional
conformado no solo por la población de la ciudad que no tiene obra social. Además el
S.AM.Co local extiende su cobertura de atención a los diecinueve pueblos que integran el
departamento Constitución, en las cuestiones que atañen a la baja complejidad: internación,
estudios, especialidades médicas. Algunos de los pueblos aledaños cuentan con un
S.A.M.Co, que tienen médico, enfermera y alguna especialidad médica dependiendo del
lugar.
En la ciudad, los Centros de Salud son la puerta de entrada de las demandas en general.
Cada Centro de Salud, en función del territorio que abarca, dispone de equipos de
profesionales: médico, pediatra, enfermero, psicólogo, para un número determinado de
población. Solo el Centro Integrador Comunitario cuenta con un trabajador social. Desde
allí los pacientes acceden a niveles de mayor complejidad.
La descentralización del sistema público de salud, se ha dado de manera progresiva con la
creación de los centros de salud.
Podemos decir están en construcción los procesos de trabajo de los equipos de salud,
predominando aún las prácticas fragmentadas y solitarias. Esto dificulta entre otras cosas la
construcción de problemas desde lo interdisciplinar, simplificándose en ocasiones la
complejidad de las situaciones.
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Descripción de la organización:
El centro de Salud desde donde se plantea la intervención institución está ubicado en el
sureste de la ciudad Villa Constitución, ciudad que se encuentra al sur de la provincia de
Santa Fe, lindando también al sur con la ciudad de San Nicolás, provincia de Buenas Aires.
El radio de atención del centro de salud, Luzuriaga, está conformado por el barrio
Luzuriaga, que es el barrio de mayor densidad poblacional de la ciudad y Barrio San
Miguel, ambos barrios se extienden de norte - sur, paralelo al cordón industrial de la
ciudad, en el que se encuentran importantes industrias de acero de la zona. Como el centro
de salud más próximo no cuenta con servicio de salud mental, también se abarca como
radio de atención los barrios: Galotto, Palmar e Industrial.
Durante los primeros años de su creación los servicios solo contaban con enfermería,
clínica y pediatría. En los últimos años, con la impronta de una política de salud que
evidenció su intención de fortalecer los procesos de trabajo de A.P.S, se fueron sumando
especialidades, entre ellas: ginecología, psicología. Hoy, la ciudad cuenta con cinco centros
de atención primaria de la salud, como así también, un Centro Integrador Comunitario; y se
fueron sumaron más especialidades como odontología, psicopedagogía, estimulación
temprana y nutrición.
En equipo del centro de salud Luzuriaga está conformado por dos enfermeras, una atiende
por la mañana y otra por la tarde, un médica, una pediatra, una ginecóloga que atiende una
vez por semana, una nutricionista y psicopedagoga que también atienden una vez por
semana, un servicio de estimulación temprana que depende de la Escuela de Educación
Especial “Bertha Guzmán”, y un personal administrativo.
En general predominan las prácticas fragmentadas, con fuerte presencia del discurso
médico hegemónico, es difícil sostener las reuniones de equipo, implementar en todos los
centros de salud la historia clínica familiar, y otras cuestiones que hacen al trabajo de
equipo con responsabilidad social. Recientemente se cuenta con coordinación en los centros
de salud, que conjuntamente con una referente del Nodo Rosario, se intenta problematizar
con los equipos de salud los procesos de atención en salud –cuidado- enfermedad, entre
otras cuestiones, considerando que la mayoría del recurso humano que trabaja en los
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centros de salud, no tiene formación en atención primaria de la salud. (A.P.S) y han
trabajado durante años en el S.A.M.Co local.
La lógica de A.P.S que predomina, es la de considerar a la atención de la salud, desde la
idea de la descentralización. Esto es, acercar el servicio de atención a la comunidad, hacerlo
más próximo, aunque no por esto se mejora necesariamente la calidad de atención, la
accesibilidad y equidad de los servicios. Predominan prácticas fragmentadas, la atención
clínica individual, con fuerte presencia del discurso biologisista. Asimismo se visibiliza
que los procesos de atención tienden solo a la atención de la demanda, no garantizando la
integralidad, la universalidad, la accesibilidad y la equidad, como premisas asumidas
explícitamente por el Ministerio de Salud de la Provincia.
Esta concepción podemos decir también selectiva de A.P.S, se organiza en base a objetivos
restringidos, utilizando recursos de baja tecnología , no garantizando siempre el acceso a
los niveles secundario y terciario de atención a la salud, lo que resulta en importantes
desigualdades de la población. (Bursztyn, Kushnir,Stolkiner 2010).
Luzuriaga, es un barrio en donde parte de la población tiene cobertura social (muchos
trabajan en industria y talleres metalúrgicos). Otra gran parte de las familias, aquellas en
los que el jefe de familia trabaja en talleres metalúrgicos o en el rubro de la construcción,
pero “en negro” no contando con obra social, ellos generalmente son quienes mayormente
utilizan los servicios del centro de salud y tienen como ayuda económica la asignación
universal por hijos.
El barrio cuenta con un comedor comunitario al que asisten aproximadamente cincuenta
chicos, se le da el almuerzo solamente, ya que al no contar con personal, la merienda se les
entrega a los chicos en recipiente para que la lleven a sus hogares. Esta situación se viene
dando desde el reciente cambio de la comisión vecinal. Anteriormente había un grupo de
voluntarias, quienes se encargaban de esa tarea. En el espacio de comedor, funciona un
centro de alfabetización para adultos, que actualmente tiene aproximadamente siete
alumnas. Corresponden al radio de atención dos escuelas primarias y una escuela
secundaria. Se cuenta además, con varias iglesias Evangélicas y Club Social y Deportivo
(en reestructuración) luego de varios años sin funcionar.
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Pero el territorio no se limita solamente a la dimensión territorial del espacio, sino que se
piensa:
Un territorio en proceso, como un espacio en permanente construcción, producto de una
dinámica social donde se tensionan sujetos sociales puesto en la escena política (…) Por lo
tanto, la concepción de territorio –proceso, transciende a la propia reducción a una
superficie-sola y a las propias características geofísicas para instituirse como un territorio
de vida palpitante, de conflictos, de intereses diferenciados en juego, de proyectos y sueños.
Ese territorio, entonces, además de un territorio solo es, además un territorio económico,
político, cultural, y epidemiológico. (Fontes Teixeira, et al, 1993 p. 7).
La actividad económica predominante es la mecánica-industrial, en relación a la fuente
principal de trabajo de la zona: la industrial. Dicha actividad ha sufrido en los últimos años
un gran impacto debido a la crisis económica y sus consecuentes efectos en la subjetividad.
Muchas familias luego de la pérdida de trabajo quedaron sin cobertura social, y por fuera
del sistema formal de trabajo.
Un ejemplo claro de los efectos comunitarios de la reconversión estuvo dado, en la
Argentina, a partir de los cambios en el proceso de producción de la acería Acindar,
principal fuente de ingresos de la población de Villa Constitución, una comunidad con altos
niveles de organización y una identidad definida. Durante los despidos masivos se constató
un aumento altamente significativo del consumo de psicofármacos. Para muchos de sus
habitantes, la pérdida no abarcaba sólo el empleo o la fuente de sus ingresos. También
afectaba sus proyectos vitales, sus referencias de amistad o vecindad, obligándolos
posiblemente a migración forzosa. (Piccinini, Bouvier, Valle, 1991, citado por Stolkiner,
1994, p.34).
A esta situación se suma que en la época de mayor productividad industrial fueron muchas
las personas (principalmente del norte de la provincia) que migraron hacia la ciudad, en
busca de fuentes de trabajo, y dejando en su lugar de origen a parte del grupo familiar. En
la época de los despedidos de las industrias esas familias se encontraron sin trabajo y sin el
soporte de su grupo familiar de origen.
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En el año 2010 se produjo el cierre de la industria Paraná Metal, situación que dejó a
ochocientos obreros sin trabajo. Lo que motivó la intervención del Ministerio de Trabajo de
la Nación. Si bien la fábrica hace su reapertura el año 2012, no fue con la misma cantidad
de obreros, produciéndose una reducción importante de su masa productiva. Al mismo
tiempo que aumentó la precarización del trabajo y muchos actualmente viven de trabajos
precarios e informales. Se toma en consideración ese dato, ya que muchas familias de estos
barrios vivían de esa fuente de ingreso.
La visibilización de la problemática del consumo de drogas se suele dar por la consulta de
instituciones escolares, principalmente por las escuelas secundarias que pertenecen al radio
de atención del centro de salud. Las consultas se dan en relación a situaciones en que los
alumnos van a la institución bajo el efecto de sustancias, otros que se los encuentra
fumando marihuana durante los recreos, problemas de aprendizaje y de conducta, violencia
entre los alumnos, asociados al consumo de sustancias.
La preocupación de los docentes se centra en el desconocimiento del tema, entre otras
cosas, por no poder distinguir entre una situación de consumo, o adicción, y ante la
presencia de la droga en la escuela, se movilizan ansiedades que dificultan el abordaje de
estas situaciones problemáticas en el ámbito escolar. Asimismo manifiestan, que cuando se
convoca a los padres de los adolescentes que evidencian esos problemas no suelen
comprometerse con el asunto. Ante reiteradas situaciones problemáticas, sumada la
repitencia de los alumnos, con el tiempo se produce la deserción escolar. Discursos
institucionales de impotencia y fracaso, en relación a este tema.
Desde los registros diarios de Salud Mental, no se recibe una cantidad significativa de
consultas espontáneas en relación a este tema. Se puede pensar esta situación desde la
clínica, ya que justamente las drogas son por definición, todos aquellos objetos o recursos
de los cuales se sirve un sujeto para tapar la angustia. Si se piensa esta situación en el grupo
de los adolescentes, ellos en general, no suelen acercarse a consultar al centro de salud.
Muchas veces estas situaciones aparecen bajo otros motivos de consulta: dificultades en las
relaciones interpersonales, depresión, violencia familiar, situaciones de violencia entre
17
adolescentes, problemas de aprendizaje, entre otros, que en su problematización suele
presentarse alguna situación de consumo de drogas.
Otro dato, es la atención durante los fines de semana en la guardia del Samco, suelen
atenderse cuadros de intoxicación por consumo de drogas, alcohol, y que de acuerdo a
como está organizado los procesos de atención, los fines de semana se derivan las
situaciones a psiquiatría, y no siempre se articulan para su atención y seguimiento, al centro
de salud de referencia de la persona.
Cuando la consulta sobre una situación de consumo de sustancias la hacen los padres, y
luego de las entrevistas preliminares, se convoca al hijo y éste se niega a asistir, ante la
indicación de que los padres sigan concurriendo al espacio terapéutico, en general aparece
la negativa, ellos no quieren seguir asistiendo, ya que manifiestan “que el problema lo tiene
su hijo y no ellos”. Difícilmente la familia se implica en estas situaciones, imposibilitando
problematizar la historia familiar que llevó a ese hijo al consumo de sustancias.
Otra dificultad en relación al consumo de sustancias es la criminalización y patologización
que se hace a nivel social de las situaciones de consumo de sustancias. Esta situación
muchas veces funciona como una barrera al acceso de los servicios de salud, por temor a
que se juzgue a la persona. Antes de la sanción de la nueva ley de Salud Mental N °26657
en diciembre del 2010, las familias solían denunciar estas situaciones y se pedía al juez la
internación. Desde el nuevo marco legal, ya el juez no puede ordenar la medida terapéutica
a tomar, sino que se hace una evaluación integral desde el equipo de salud. Igualmente las
familias suelen solicitar la internación del adicto, quien es vivido como un enfermo
peligroso para la familia.
Además, desde algunos integrantes del equipo de salud se suele juzgar negativamente las
situaciones de consumo, lo cual también genera una barrera a la accesibilidad y al
alojamiento de las personas que atraviesan por esta problemática.
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Objetivos:
Los objetivos del trabajo son:
1- Contribuir a la deconstrucción de mitos y prejuicios en relación a las situaciones de
consumo de drogas.
2- Aportar para la construcción de la demanda en la problemática de consumo.
3- Promover acciones de prevención y promoción de la salud en adolescentes.
4- Contribuir a la ampliación de cobertura de acciones en salud con orientación
poblacional.
Los objetivos de gestión son:
1- Promover cambios en los procesos de atención con miras a mejorar el acceso y la
integralidad de la atención.
2- Incidir en el cambio de la mirada del equipo de salud sobre la problemática de
consumo de drogas.
3- Promover el trabajo intersectorial e interdisciplinario en los procesos de atención
de la salud.
Descripción de la intervención:
Para la elaboración de la intervención, de parte de un diagnóstico de situación local y la
construcción del problema, proceso del que participaron docentes, tutores y directivos de la
escuela Técnica N° 669 de la ciudad de Villa Constitución, equipos de salud, salud mental
del centro de salud Luzuriaga.
La primera etapa consistió en realización de entrevistas con tutores y directivos de la
escuela Técnica, que se encuentra en el radio de atención del Centro de Salud Luzuriaga.
De allí surge el pedido de información sobre como intervenir ente el tema de las adicciones
y pedido de información en general sobre la problemática del consumo de drogas.
Estas entrevistas apuntaron a obtener un diagnóstico de situación más específico de la
realidad escolar respecto de la problemáticas que aquejan a la población escolar.
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Luego de esta primer etapa, se intenta poder identificar situaciones problemáticas de los
alumnos y sus efectos en el desempeño escolar (violencia, problemas de aprendizaje,
deserción escolar), por lo que se supone la necesitad de ayuda terapéutica. A veces se cita a
los padres, cuando se ha generado algún conflicto escolar o cuando se evidencia que el
alumno presenta síntomas que ameriten una consulta. Construcción de la demanda.
Otras veces, se han realizado entrevistas con alumnos que han protagonizado algún
conflicto escolar. O se cita a los padres para comunicar alguna situación que preocupan a
los docentes o tutores. Se realiza el acompañamiento a los tutores por parte del profesional
de la salud mental durante ese proceso.
En cuanto a los talleres sobre "habilidades sociales para la vida", los mismos son dictados
por un psicólogo de la Secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad, como parte del
proyecto de prevención, promoción de la salud y consultoría en adicciones (esto se realiza
como respuesta al documento elaborado en el 2012)
La primera etapa consistió en realizar entrevistas con docentes, tutores y directivos de la
escuela, donde los mismos plantearon cuales son los problemas que aquejaban a la
población escolar: violencia, naturalización de situaciones de consumo entre otras.
Es función de lo planteado se organiza la propuesta de la realización de talleres sobre
habilidades para la vida, dirigidos a alumnos de 1er y 2do grado de la escuela. Los mismos
se desarrollan en siete encuentros: en cada uno se trabaja una habilidad social. Ej.,
conocimiento de sí, resolución de conflictos, manejo de la violencia, comunicación ect. El
séptimo encuentro se entrega una planilla de autoevaluación, donde el alumno en forma
anónima puede plasmar lo aprendido, agregar sugerencias o comentarios sobre el trabajo
realizado.
En síntesis, el objeto de la intervención integral es la población escolar: alumnos, tutores,
docentes y directivas con el fin de desnaturalizar las situaciones e consumo de drogas,
ofrecer herramientas para su detección, trabajar sobre los imaginarios sociales y mitos en
torno a las drogas. Apuntalar los factores protectores de los adolescentes, desde un enfoque
integral.
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Taller sobre habilidades para la vida:
Dicho proyecto se basa no solo en el diagnóstico de situación local antes expuesto, sino
también en los datos oficiales (Programa Sumar Santa Fe, octubre 2013) respecto de que
enferman y mueren los adolescentes en la provincia de Santa Fe.
De los datos arrojados por la Sala de Situación, se sabe que el veinticinco por ciento de la
población de la provincia de Santa Fe, es adolescente. Que mueren por año trecientos nueve
adolescentes por causas evitables, por problemas asociados a la:
• Salud Sexual y Reproductiva
• Patologías Crónicas
• Intoxicaciones: consumo de drogas legales e ilegales
• Causas Externas: accidentes, heridas por violencia, suicidio, etc.
El colectivo adolescente se piensa como: momento de transición de la niñez a la adultez,
con sus dolescencias y conflictos. Pero también se piensa como una transición de
posibilidades. Por eso se dice que son:
• Sujetos atravesados por nuevas tecnologías, sujetos conectados.
• Sujetos de potencias a desarrollar.
• Sujetos de Derechos Humanos.
• Sujetos deseosos de aprender: desarrollo de habilidades para la vida.
En este sentido es posible y pertinente trabajar en la enseñanza-aprendizaje de habilidades
para la vida. Esto es, el desarrollo de destrezas, que permiten la adquisición de aptitudes
necesarias para el desarrollo humano y para enfrentar en forma efectiva los retos de la vida
diaria. En tanto fortalecen los factores protectores, promueven la competitividad para
alcanzar la madurez y promueve la adopción de conductas positivas. Se identifican las
“Habilidades para la Vida” como:
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• Habilidades sociales e interpersonales (incluyendo comunicación, habilidades de
rechazo, agresividad y empatía)
• Habilidades cognitivas (incluyendo toma de decisiones, pensamiento crítico y
autoevaluación)
• Habilidades para manejar emociones (incluyendo reconocimiento de las vivencias,
control de la ira)
• Desarrollo de valores y actitudes pro-sociales .Elaboración de objetivos y proyectos
personales significativos a corto, mediano y largo plazo.
Es importante destacar que este proyecto se pensó en relación a la coyuntura local, ya que
a partir del año pasado se empezó a implementar en la ciudad el programa del Ministerio
de Educación: “Vuelvo a Estudiar”, que apunta al fortalecimiento de la inclusión
socioeducativa, la igualdad de oportunidades, la calidad de los aprendizajes en la escuela
secundaria y la participación ciudadana. Lo que implicará, en el mejor de los casos, el
regreso de muchos adolescentes seguramente con diferentes historias y conflictos, pero
también potencialidades que es necesario apuntalar. Por eso es importante la articulación
con otras instancias: Centro de Día para Adolescentes “Tejiendo Redes”, Sistema de Salud,
Dirección de Juventud y Deportes, Cultura, otras organizaciones.
Existen recursos dentro de cada institución que pueden funcionar de modos preventivos,
alejando la posibilidad de que el alumno se exponga al consumo de sustancias tóxicas, entre
otras cuestiones. Específicamente el cargo de tutoría y las horas de “Ronda de
Convivencia”, constituyen un espacio idóneo para la prevención primaria. El objetivo de
esta intervención es potenciar el valor preventivo de estos recursos institucionales.
Por lo tanto, es de suma importancia ofrecer a los tutores una formación que los constituya
en agentes capaces de transmitir a los adolescentes herramientas y conocimientos validados
científicamente con valor preventivo. La prevención, pensada desde una perspectiva
construccionista, entiende que los problemas dependen en gran medida de la narración que
los actores hagan de ellos. Prevenir desde esta óptica supone trabajar sobre construcciones
sociales-narrativas-vinculares dando lugar a nuevas narraciones a partir de las cuales los
22
problemas sean abordables para ese sujeto y esa comunidad, pasando del desborde al
empoderamiento.
Se considera preventiva toda intervención que logre que allí donde antes solo se hablaba de
déficits y amenazas, comience a hablarse también de las posibilidades. Prevenir es abrir
espacios de resiliencia y empoderamiento para los sujetos, los grupos y las comunidades.
Los talleres de habilidades para la vida vigentes en la actualidad están construidos desde
una perspectiva integral, tomando herramientas del modelo cognitivo-conductual. La idea
central que todos ellos comparten es que existen una serie de habilidades o destrezas
psicosociales que todo sujeto está en condiciones de aprender mediante el estudio y el
entrenamiento conductual.
Desde la perspectiva construccionista, se puede ver a estos talleres como la oportunidad
para armar a los adolescentes con herramientas que les permitan narraste a sí mismos como
personas que no necesitan consumir sustancias suplementarias para divertirse, para manejar
sus dolores, para sociabilizar o resolver sus problemas.
Estados Unidos, Chile, España, Cuba, Naciones Unidas, entre oros país, promueven este
tipo de enfoque basado en las habilidades para la vida.
En síntesis, trabajar en Habilidades Sociales para la Vida, desde la conceptualización de la
OMS/OPS, es intervenir también de forma interministerial e intersectorial, como
herramienta de Prevención de Daño en Niños y Adolescentes. Teniendo en cuenta además,
la necesidad del trabajo en red con otras instancias: educación, salud, desarrollo social,
cultura, deporte.
23
Resultados y análisis de la intervención: De la atención de la enfermedad, al cuidado
integral de la salud desde el enfoque de derechos.
El primer diseño de intervención en el año 2013, consistió en la presentación de un
proyecto al programa provincial llamado de Buenas Prácticas, que consistía en talleres
dirigidos a tutores de escuelas medias y Técnicas de la ciudad. El programa de dicho
proyecto apuntaba a trabajar sobre el contexto socio histórico cultural actual: la sociedad
de consumo. Los mitos y prejuicios en relación a este tema. Cuestiones clínicas, abordaje
interdisciplinario. Rol de la escuela. Reflexiones acerca de una posible prevención, y el
marco legal actual haciendo referencia a la ley Nacional de Salud Mental. El segundo
módulo se enfocaba en el aprendizaje de las habilidades para la vida, antes expuestas, para
que los tutores trabajaran con los alumnos.
Como este proyecto inicial no fue aprobado por la Secretaria de Desarrollo Social de la
provincia, desde el Servicio de Salud Mental del Centro de Salud Luzuriaga, se decidió
comenzar con las consultorías con orientación poblacional en la escuela Técnica N° 699 .A
su vez, la Secretaria de Desarrollo Social de la ciudad, contrata al psicólogo que había
participado del armado de ese proyecto, para la realización de los talleres de habilidades
para la vida en adolescentes de escuelas secundarias de la ciudad.
Reflexionando respecto de cómo se fue gestando este proceso de cambio de mirada
respecto de los procesos de atención, se puede decir que fue impulsada por ciertos actores
claves: profesionales con formación comunitaria, que han podido re - pensar sus propias
prácticas, de la asociación y lazos que se fue construyendo entre estos profesionales,
grupos sociales (comunidad, escuela ) grupos políticos – técnicos ( Secretaria de Desarrollo
Social, nuevo marco legal de atención y tratamiento en adicciones: ley N° 26.657) y
espacio de formación ( cursado de Diplomatura de Gestión de A.P.S, Área Adicciones
Colegio de Psicólogos Rosario) en donde se fueron problematizando estas cuestiones.
La emergencia de este liderazgo colectivo en la producción de esta nueva lógica de A.P.S,
se sustenta en valores: la salud como un derecho social, la accesibilidad y la equidad en la
24
atención de la salud, desde una idea de justicia social, donde se prioriza la promoción y
prevención desde una concepción integral de la salud.
(…) “la consideración de "proceso" de cambio remite a reconocer diferentes lógicas de
APS, con diferentes concepciones y prácticas de salud que se suceden durante el proceso de
recomposición del sistema de servicios de salud. Esta perspectiva contrasta con una mirada
de la APS como modelo único, acabado y excluyente en reemplazo dicotómico de las
lógicas tradicionales ya embebidas en los sistemas de servicios de salud. (Báscolo, 2014.
Pág. 6)
Talleres sobre habilidades para la vida:
Actualmente los talleres se llevan a cabo con alumnos de primero y segundo año de la
Escuela de Educación Técnica N° 699 y la escuela de Enseñanza Media N° 348 General
Tomás Guido de la ciudad.
De los datos que arrojan las entrevistas realizadas en consultorías, sobre los alumnos que
los docentes identificaban con problemas de adicción, podemos decir que:
- Solo en algunas situaciones (del total de las derivadas) se pudo avaluar alguna
situación de consumo de droga. La cual no era registrada como una situación
problemática para el adolescente y por lo tanto no demandaba atención psicológica.
- Las madres entrevistadas: ubican el mal en la droga, de allí circulan ciertos mandatos a
nivel social: “lucha contra la drogas”, “madres en contra del paco”. Se dificulta la
pregunta por el sujeto que consume, su configuración familiar y las condiciones
actuales de una sociedad de consumo. Mecanismos de negación de la problemática.
- De las entrevistas con los padres: (en su mayoría fueron las madres, las que asistieron)
todas evalúan negativamente el consumo de drogas ilegales: cocaína, marihuana, otras.
- Desde lo discursivo el mal está puesto como una propiedad intrínseca de las sustancias,
y se habla en los términos de contagio, como si las sustancias fueran virus (teoría
biologicista). Se escucha en las entrevistas: “No quiero que mi hijo se junte con tal
grupo, porque se drogan”. O, “desde que se empezó a juntar con tal chico, empezó a
drogarse”.
25
- Las drogas legales: alcohol, tabaco, psicofármacos, no suelen registrarse como nocivas
para la salud. Decía una mamá: “yo prefiero que se quede en casa a tomar, antes que
salga al boliche.” Tanto en las reuniones en las casas de familia, como en llamada
“previa” (lugar de encuentro donde se reúnen antes de salir a los locales bailables), los
adolescentes suelen consumir mucha cantidad de alcohol en poco tiempo (consumo
episódico de alcohol), lo cual no es evaluado tan negativo como el consumo de drogas
ilegales, desde la perspectiva de los padres y los mismos adolescentes.
- Se visibiliza la naturalización el consumo de marihuana: y la misma no es evaluada tan
nociva por los adolescentes. Algunos han mencionado, “no me drogo, solo fumo
porro”. Inclusive algunos adolescentes le otorgan propiedades curativas al cannabis.
“Me hace bien, me releja”. “Es menos dañino que el tabaco”, refieren.
- La mayoría de los adolescentes entrevistados no suelen concurrir a centros de salud.
Las mujeres en general manifiestan hacer consultas a ginecología. La mayoría (tanto
hombres como mujeres) refieren que cuando se enferman concurren a la guardia del
S.A.M.Co local.
- Algunos casos derivados a consulta han accedido luego a entrevistas al centro de salud,
donde se los ha ingresado, armando historia clínica familiar, individual. Y haciendo la
derivación a otros servicios: ginecología, clínica médica, control del carnet de
vacunación. Estas intervenciones responde a uno de los objetivos del trabajo, que es
ampliar la cobertura en salud con correspondencia poblacional.
En esta etapa de trabajo, el objetivo consistió en trabajar sobre los mitos y prejuicios en
relación a las situaciones de consumo. En este sentido, se evalúa que se pudo alcanzar
con el objetivo propuesto.
- A lo largo de este trabajo se ha comprendido que el adicto es el emergente de un
sistema familiar. El mismo no puede ser entendido ni atendido por fuera de su sistema
familiar, del cual emerge como síntoma.
- En las personas que padecen algún tipo de adicción, se ha encontrado como recurrente
una constelación vincular temprana (de ahí la importancia del abordaje familiar) que
obtura la formulación del deseo propio, la dificultad para construir un proyecto de vida,
por lo que se quiere de acompañamiento terapéutico.
26
- Muchas de las personas entrevistadas (padres, alumnos) expresaban que ese era el
primer contacto que tenían con un profesional de la salud mental.
Algunas conclusiones provisorias del trabajo:
Como principal logro de la intervención se considera el dispositivo de escucha, donde se
posibilitó trabajar sobre los mitos, prejuicios en relación a la problemática del consumo de
drogas, desde un enfoque de prevención y promoción de la salud.
De las situaciones trabajadas surge la necesidad de hacer un mapeo de las instituciones y
organizaciones con la que cuenta la ciudad, ya que los alumnos que concurren a la escuela
Técnica N° 699 provienen de distintos puntos de la ciudad. Por lo que la intervención
permitió identificar la red intersectorial local para abordar situaciones complejas. Los
tutores con los que se trabajó, en general desconocían mecanismos institucionales, para
derivar por ejemplo, situaciones de abuso sexual, violencia intrafamiliar, ect.
Se logró ampliar, en cierta medida la cobertura en salud con correspondencia poblacional.
La mayoría de los alumnos que asisten a la escuela son hijos de familias que viven en el
radio de atención del centro de salud. Los alumnos o familias que viven en otros barrios o
pueblo aledaño, se pudo referenciar los lugares de atención de la salud.
De las situaciones abordadas, en las cuales se identificó un problema de consumo de
drogas, no todas las familias continuaron asistiendo a las entrevistas. La mejora de la
accesibilidad del proceso de atención, en términos de acercar el servicio, no siempre
garantiza la continuidad de proceso. Se pueden identificar ciertos mecanismos psicológicos
de negación, situaciones psicosociales, características del entorno familiar que obturan o
dificultan la continuidad de la atención.
En las situaciones de consumo de drogas en adolescentes, no siempre se evalúa la categoría
“de riesgo cierto o inminente”, como criterio único clínico de internación, (tal como lo
postula la ley de salud mental), por lo que ante la negativa del paciente o la familia a recibir
asistencia, en concordancia con el nuevo marco legal (ley 26.657) el equipo de salud no
puede intervenir compulsivamente. Se ha recordado a las familias que si algún integrante
27
puede sostener el espacio terapéutico, siempre habrá posibilidades de ayudar a ese
integrante, que emerge como síntoma.
Como limitación de la intervención, se evaluó la formación de los profesionales de la salud
y la salud mental, ya que ante la derivación de situaciones, algunos profesionales refieren
que no conocen cómo abordar la problemática .Cabe destacar que en el documento del
diagnóstico de situación, enviado a las autoridades, los profesionales coincidían en el
pedido de formación por parte del Estado sobre el abordaje de las situaciones de consumo
de drogas. También aquí se vislumbra la presencia de ciertas representaciones hegemónicas
de los profesionales respecto del consumo y la reducción del problema al objeto droga, sin
poder problematizarse las situaciones singulares.
La ausencia de trabajador social en los centros de salud quedó en evidencia, a raíz de las
dificultades de las situaciones a trabajar y del monitoreo que requieren desde el ámbito de
la salud, ciertas intervenciones en marcos sociales complejos.
En algunas de las situaciones abordadas se requirió de intervenciones interdisciplinarias e
intersectoriales. Los lazos inter institucionales que se generaron durante la construcción del
diagnóstico de situación local, ayudó a aceitar los mecanismos de comunicación a la hora
del trabajo en conjunto. En este sentido, el cursado de la Diplomatura de Gestión en
Servicios de Atención Primaria de la Salud, permitió comprender la dimensión del trabajo
llamado interdisciplinario e intersectorial. Entendiendo que, “para realizar una labor
interdisciplinaria no se precisa estar en un mismo equipo ni depender de la misma
administración.” (Menéndez Osorio, 1998, Pág. 148) siendo más bien, trabajar o aunar las
intervenciones de los distintos profesionales o campos del saber sobre un caso, la situación
concreta y sobre la realidad que lo precise, sea esta individual, social ,familiar,
institucional, teniendo en claro los límites de cada saber. Esto es particularmente
importante a la hora de requerir de un trabajador social, ya que si bien los centros de salud
no cuenten con esa especialidad, los equipos del área social: Dirección de Niñez,
Adolescencia y Familia, Secretaria de Desarrollo Social, Secretaría de Niñez, Primer Nivel
de Intervención, sí cuentan con ese recurso.
28
Además se pudo comprender que “[...] la participación intersectorial varía desde la
realización de actuaciones aisladas por la salud hasta actuaciones sistemáticas en el marco
de una conducta ordenada por la sanidad; significa entonces que los sectores no sólo se
organiza ante el surgimiento de un problema que afecte la salud, también ordenan sus
acciones en función de evitar el surgimiento de problemas sanitarios en los que su sector
está involucrado.” (Borroto, Lemus, Aneiros, Pág. 14). Esta última, es la idea que sostiene
la intervención propuesta.
29
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