Download - Castel Blanco Morales Johnathan Sj 2014
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LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAS (Lc 24, 13-35):
ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO
AL PARTIR EL PAN
SiegerKder, Rosenberger Altar
"EMMAUS"
26x18cm
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LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAS (Lc 24, 13-35):
ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO
AL PARTIR EL PAN
JOHNATHAN CASTELBLANCO MORALES, S.J.
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Teologa
Programa de Carrera de Teologa
Bogot - Colombia
2014
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LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL EN EMAS (Lc 24, 13-35):
ITINERARIO DE FE Y COMPROMISO ACTUALIZADO
AL PARTIR EL PAN
JOHNATHAN CASTELBLANCO MORALES, S.J.
Trabajo de grado para optar por el ttulo de Telogo
Director:
P. Vctor Martnez Morales, S.J.
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Teologa
Programa de Carrera de Teologa
Bogot - Colombia
2014
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Nota de aceptacin
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Firma del Presidente del Jurado
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Firma del Jurado
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Firma del Jurado
La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de sntesis; slo velar por que no se publique nada contrario al dogma y la moral
catlica y por que las tesis no contengan ataques o polmicas puramente personales, antes
bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia (Reglamento General de la
Pontificia Universidad Javeriana. Artculo 23 de la Resolucin No. 13 del 06 de junio de
1964).
Bogot, D.C., 2014
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Ya te conoces todos mis caminos.
Los de los pies aventureros,
los del capricho,
los que se desenvuelven en proyectos
de trazo azul sobre papel de lino.
Y esos otros,
oscuros,
silenciosos,
que se tejen recnditos,
cuando camino
conmigo mismo.
Por eso
te fue fcil
hacerte encontradizo.
Y, paso a paso,
por el cuerpo ondulante
de mis caminos;
acompaarme hasta la puerta
del Emas perdido,
donde horneo mi pan
y envejezco mi vino
Entra, por fin.
Y sintate a la mesa.
Deja que la tormenta
arrecie
fuera.
Junto a la llama coloquial, compartamos
el pan y el vino.
Se me abrirn los ojos.
Y encontrar tu rostro,
en el fondo sediento
de m mismo
(Rodolfo E. de Roux. Vida que pasa, poemas, III Atardecer, 50.
San Claver, febrero 10 de 1990).
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Dedico este trabajo a mis padres.
Cada pgina es eco de sus enseanzas
y expresin de mi gratitud por ensearme
un nuevo modo de relacionarme con Dios.
A mis hermanos,
testigos irremplazables del pan compartido.
A mis amigos jesuitas,
compaeros de una nueva relacionalidad pascual.
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AGRADECIMIENTOS
La gratitud, don de Dios, me mueve a reconocer su presencia en medio de tantas personas y
situaciones que hicieron posible la realizacin de este trabajo de teologa. Eterna gratitud a
mis padres, Wigberto y Ana Cecilia, por transmitirme a Dios en el don de la fe, de la cual
me apoy para argumentar los planteamientos teolgicos aqu sealados y de quienes
aprend el valor insustituible del pan compartido, el cual hace nuevas todas las relaciones.
Una fraternal gratitud a mis hermanos Beto y Kathy, verdaderos amigos y peregrinos
conmigo en la travesa del amor solidario al partir el pan. En ellos se inspiran, tambin,
estas lneas.
Especial gratitud a mi amigo, profesor y director de este proyecto, Vctor Martnez, S.J.,
porque sus clases de sacramentos motivaron el inters teolgico para formular la nueva
relacionalidad pascual como signo que brota de la experiencia eucarstica. Agradezco su
disponibilidad para escucharme y orientarme; adems, por su fina dedicacin para revisar,
corregir y comentar, con pertinencia nica, el contenido teolgico y estilo del trabajo.
Agradezco al antroplogo y amigo, Jorge Carlos Ruz de la Quintana, por su orientacin
bibliogrfica al tema de la comensalidad. A Olga Daz y las dems colaboradoras en la
secretara de nuestra querida facultad, por su colaboracin. A mis profesores de teologa,
quienes alimentaron este trabajo y cultivaron mi deseo por la teologa. A mis amigos
entraables, jesuitas y laicos, por constituir la posibilidad abierta de una nueva
relacionalidad pascual, en el camino de la vida.
Gracias especiales a la Compaa de Jess y al CIF-Teologado, por proporcionarme todos
los medios posibles para consolidar este trabajo teolgico. A mi Superior Jorge Julio, S.J.,
por transparentarme a Dios en medio de mi formacin en el teologado. Y el mayor
agradecimiento a Dios, por su presencia en mi vida y por el llamado a construir el Reino,
del cual todos somos responsables y continuadores de una nueva relacionalidad pascual,
desde la realidad personal y comunitaria que se renueva por la experiencia de fe eucarstica.
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TABLA DE CONTENIDO
Pg.
INTRODUCCIN ................................................................................................................ 11
CAPTULO I
1. RELACIN ANTROPO-TEOLGICA DE LA COMENSALIDAD DE JESS EN EL
EVANGELIO DE LUCAS ................................................................................................... 17
1.1. Aportes antropolgicos a la comensalidad ............................................................ 17
1.2. Trasfondo religioso de la comensalidad juda en el siglo I d.C. ............................ 23
1.3. La nueva comensalidad de Jess en los relatos lucanos ........................................ 29
CAPTULOII
2. LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL ESTABLECIDA ENTRE JESS Y
LOS DISCPULOS EN EL RELATO DE EMAS (LC 24, 13-35) ................................... 40
2.1. Conversin: Nueva relacionalidad del ser-en-s .................................................... 42
2.1.1. La esperanza del encuentro: condicin esencial para la conversin del ser-en-
s.. .......................................................................................................... 42
2.1.2. Explicacin de las Escrituras: iluminacin transformadora del ser-en-s....... 45
2.1.3. La fraccin del pan y la conversin del corazn del ser-en-s ........................ 48
2.2. Compromiso: Nueva relacionalidad para-con-el-otro ........................................... 52
2.2.1. Aproximacin tico-filosfica de la categora ser-para-el-otro ...................... 52
2.2.2. Hospitalidad relacional: un compromiso para-con-el-otro ............................. 55
2.2.3. Hospitalidad evanglica: un compromiso cristiano para-con-el-otro ............. 57
2.3. Jess y la Comunidad: Nueva relacionalidad pascual ........................................... 59
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2.3.1. Carcter universal y reconciliador de la nueva relacionalidad pascual .......... 60
2.3.2. Jess: Palabra y signo de la nueva relacionalidad pascual ............................. 62
2.3.3. Nueva relacionalidad pascual en la comunidad .............................................. 66
CAPTULO III
3. LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL ACTUALIZADA EN LA
CELEBRACIN EUCARSTICA HOY ............................................................................. 69
3.1. Algunas consideraciones sobre el estado actual de la celebracin eucarstica ...... 71
3.1.1. Prdida del sentido comunitario ..................................................................... 72
3.1.2. Amenaza del fast-food al sentido de la Eucarista .......................................... 74
3.1.3. Los valores relacionales de la Eucarista ........................................................ 77
3.2. Recuperar las realidades de Palabra y Pan en la celebracin eucarstica hoy ....... 80
3.2.1. Recuperar la realidad de la palabra ................................................................. 81
3.2.2. Recuperar la realidad del pan ......................................................................... 84
3.2.3. Comunin: Palabra y pan com-partidos hoy .................................................. 86
3.3. Eucarista: realizacin humana, transformacin social y actualizacin de la nueva
relacionalidad pascual ....................................................................................................... 88
3.3.1. La Eucarista es realizacin humana .............................................................. 88
3.3.2. La Eucarista es tarea, humanizacin y transformacin social ....................... 90
3.3.3. La Eucarista es actualizacin de la nueva relacionalidad pascual ................. 92
CONCLUSIONES ................................................................................................................ 96
BIBLIOGRAFA ................................................................................................................ 101
ANEXOS ............................................................................................................................ 104
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LISTA DE ANEXOS
Pg.
Anexo 1. Las Diez Comidas De Jess En El Evangelio De Lucas .................................... 104
Anexo 2. El Sacramento Del Pan ....................................................................................... 105
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11
INTRODUCCIN
El hombre es un ser eminentemente relacional y posee una capacidad simblica nica que
le permite hacer de un objeto un smbolo y de una accin un rito1. Desde tiempos
inmemoriales, ha construido e interpretado smbolos y, a partir de ellos, ha establecido
relaciones significativas con todo aquello que le rodea, en particular, con Dios. Con el
transcurrir del tiempo, el smbolo pas a definirse como la representacin de algo no real o
no existente. No obstante, Codina ofrece otra afirmacin cuando dice que:
El smbolo es la mejor forma y muchas veces la nica de expresar lo ms profundo
de la vida: el amor, el deseo de la felicidad, la alegra, el dolor, el sentido de
comunidad, el recuerdo del pasado, la esperanza, nuestra fe. El smbolo es la
expresin de lo ms real y profundo (). Cuanto ms profunda sea la realidad que
queremos expresar, tanto ms necesario es el smbolo y ms profundo es su
significado (). El abrazo, si es sincero, encierra amor, una foto recuerda una
persona y la hace presente, una invitacin a comer expresa hospitalidad. En los
smbolos verdaderos se da una comunin con la realidad simbolizada2.
Los sacramentos se inscriben en el complejo mundo simblico; de ah que: "Toda la vida
humana est marcada por una serie de ritos que varan de lugar a lugar, pero que expresan
los sentimientos ms profundos de deseo, de felicidad, de bienestar, de proteccin, de vida
(), toda la vida del pueblo est marcada por gestos simblicos3. Sin embargo, dados los
cambios de poca, el hombre contemporneo ha transformado su modo de relacionarse con
el mundo y, dela misma forma, ha creado nuevos smbolos, cargados de sentido y
significado. Esto trajo como consecuencia su enceguecimiento ante un cierto tipo de
smbolos y ritos sacramentales, vistos por l como anacrnicos y carentes de sentido. No
obstante, Boff sostiene que la culpa no es tanto del hombre, sino del rito mismo, el cual se
1 Cf. Boff, Los sacramentos de la vida, 12.
2 Codina, El mundo de los sacramentos, 14.
3 Codina, Ibid., 9.
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12
detuvo en un pasado, en el que tuvo impacto en la vida del ser humano, pero que hoy ha
dejado de tenerlo. A este fenmeno lo denomina "momificacin ritual":
No podemos ocultar el hecho de que, en el universo sacramental cristiano, se ha
operado un proceso de momificacin ritual. Los ritos actuales hablan poco de s
mismos. Necesitan ser explicados. Y una seal que tiene que ser explicada no es
seal. Lo que precisa de explicacin no es la seal, sino el Misterio contenido en la
seal. A causa de esta momificacin ritual, el hombre moderno, secularizado,
sospecha del universo sacramental cristiano4.
Este marco general evidencia una situacin problemtica que seala la ruptura dela relacin
del hombre contemporneo con la vida sacramental, en especial, con la eucarista,
precisamente, porque la ritualidad, que subyace a ella, se momific en el tiempo, y por
ende, su carcter performativo perdi alcance en las convicciones de vida del creyente. En
consecuencia, se debilit la relacin del hombre con lo sacramental, en particular, con la
eucarista, aspecto que deviene amenaza en medio de una sociedad como la nuestra que no
prioriza la relacionalidad, sino que impone a ultranza el individualismo y apologiza los
compromisos a corto plazo. De esta forma, repliega el sacramento a una encrucijada del
sinsentido. Sin embargo, con esto no se afirma que la eucarista deba ser un sacramento que
se adapte a este modo superficial de relacionarse con el mundo. Todo lo contrario. Es hoy
cuando se vuelve ms pertinente porque va en contracorriente a una cultura light en la que
predominan los deseos individualistas. De ah, la necesidad de recuperar, en nuestro
tiempo, el don que reviste la nueva relacionalidad pascual, como valor evanglico que
reivindica el lugar teolgico del sacramento de la eucarista en la vida del hombre actual.
Por esta razn, el presente trabajo plantea el siguiente problema Cules son los
fundamentos bblicos y teolgicos del proceso itinerante de fe, en la nueva comensalidad,
que viven Jess Resucitado y los discpulos, en el relato postpascual de Emas (Lc 24, 13-
35), que permiten actualizar la nueva relacionalidad pascual en la celebracin eucarstica?
Las aproximaciones a esta pregunta pretenden ser una alternativa que busca, como objetivo
4 Cf. Boff, Ibid., 11.
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13
general, establecer la nueva relacionalidad pascual, mediante la aproximacin
antropolgica y bblico-teolgica del relato lucano de Emas (24, 13-35), con el fin de
recuperar su actualizacin en la celebracin eucarstica, en el aqu y ahora de nuestra
historia. El encuentro de Jess Resucitado con los dos discpulos de Emas, representa el
camino de fe que el creyente debe recorrer para vivir una experiencia de transformacin
humana y cristiana. En este encuentro, los discpulos deben escuchar las Escrituras y
celebrar el gesto del partir el pan como condiciones previas para fundar la nueva
relacionalidad que, en trminos pascuales, Cristo establece con sus discpulos.
Para desarrollar este planteamiento, el mtodo seguido a lo largo del trabajo es el
hermenutico, desde la perspectiva de la interpretacin, el cual permite entender, de una
forma nueva, el acontecer de Dios presente en nuestra historia y en el aqu y ahora de la
ontologa de nuestra realidad y situacin. Los aportes e interpretaciones teolgicas aqu
sealados, obedecen al sentido siempre abierto de las mismas, como resultado del modo de
proceder del mtodo hermenutico y prescinden de significaciones cerradas que inhiben el
desarrollo de la investigacin. Tanto el texto, el contexto y el pretexto, son tres momentos
claves del presente trabajo teolgico, que sientan las bases para desarrollar los tres captulos
formulados y estructuran la comprensin del sentido operativo y transformador de las
reflexiones teolgicas presentadas. Cada captulo desarrolla un objetivo especfico.
En el primer captulo se plantea el texto, el cual referencia el modo de experimentar y
tematizar la presencia de Dios, por medio de dos categoras centrales que constituyen un
campo hermenutico y objetivo a lo largo del trabajo, a saber: la nueva comensalidad y la
nueva relacionalidad pascual en el relato lucano de Emas (Lc 24, 13-35).En este captulo
se busca proponer la relacin antropo-teolgica de la comensalidad de Jess en el
Evangelio de Lucas, como punto de partida para establecer una nueva relacionalidad
pascual con los discpulos. Los fundamentos antropolgicos de la comensalidad, permiten
comprenderla como un acto, eminentemente humano, que supone valores interpersonales y
responde a la necesidad antropolgica de fortalecer la identidad del ser humano, a partir de
su interrelacionalidad.
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14
El hombre no slo es por lo que come, sino por el modo como comparte solidariamente lo
que come. Por esta razn, la comensalidad comporta, tambin, un trasfondo religioso, en
tanto sta constituye una forma de relacin con Dios. La comensalidad juda del siglo I
d.C., revela ciertas particularidades y est a la base de la historia de la salvacin. En ella se
inscriben las leyes de pureza, las cuales estructuran el judasmo a partir de la jerarqua y
exclusividad y favorecen la identidad religiosa del pueblo de Israel. Todo esto, con el fin de
ordenar la realidad y mantener el orden establecido de la sociedad.
Al lado de esta comensalidad juda, surge la comensalidad de Jess, que marca una
novedad particular relatada en los evangelios. En ella, se propone incluir al hombre en el
proyecto de vida cristiano a travs del simbolismo dela comida. Por tanto, el inters de
Jess no es excluir al hombre de la sociedad, ni tampoco ignorar las leyes rituales sobre la
comida, sino que, a travs de la ritualidad de las comidas, Jess propone una comunidad
nueva, inclusiva y creyente. Esta nueva comensalidad subvierte los intereses de la
comensalidad juda, y en consecuencia, funda una nueva relacionalidad con todos los
hombres y mujeres que desean participar de la vida que brota de la relacin con el Seor
resucitado. Paralelamente a la nueva comensalidad, se inscribe la nueva relacionalidad
pascual como la segunda categora, en la que se investigan sus fundamentos bblico-
teolgicos.
Para ello, se introduce el segundo captulo y en l se plantea el contexto del texto, es decir,
la interpretacin en la percopa de Emas relatada en el evangelio de Lucas (Lc 24, 13-35)
y su relacin con la situacin actual de dicha categora en la vida del creyente
contemporneo. Este captulo pretende explorar, en el pasaje del Camino de Emas (Lc
24,13-35) los elementos bblico-teolgicos de la nueva relacionalidad pascual en Jess y
sus discpulos, mientras van de camino a partir el Pan. As, tanto la nueva comensalidad
como la nueva relacionalidad, son dos categoras teolgicas que presentan su contexto en la
interpretacin contextual de Lucas 24, 13-35, que narra el encuentro de los dos discpulos
con Jess Resucitado durante el camino a Emas. Aqu, se inscribe la nueva relacionalidad
pascual como el resultado dela esperanza cristiana, gestada en una comensalidad incluyente
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y fraterna, propia del encuentro con el resucitado y necesaria para una conversin del ser-
en-s en el corazn del creyente contemporneo.
La explicacin de las Escrituras y la fraccin del pan suponen, desde la fe, una iluminacin
transformadora del ser-en-s de los discpulos y les "capacita a participar en la narracin del
evento pascual para reconocerlo y adherirse a l tanto en lo que significa en s mismo como
por lo que realiza y exige"5. Al asumir la conversin del ser-en-s, la experiencia pascual
mueve a los discpulos de Emas a contextualizar la nueva relacionalidad en su vida
personal puesta al servicio para-con-el-otro, desde el compromiso y la hospitalidad. As las
cosas, el contexto de nuestro trabajo desentraa una nueva relacionalidad pascual de Jess
Resucitado, abierto a la comunidad de fe, y una nueva relacionalidad pascual de los
discpulos, reconciliados en la mesa eucarstica en el devenir del tiempo.
La nueva relacionalidad pascual que subyace en el relato lucano de Emas, merece
actualizarse desde la experiencia de fe. Aqu se sita el tercer captulo, en el cual sobresale
el pretexto del mtodo hermenutico seguido en el trabajo, que modifica, sustancialmente,
la comprensin textual de las categoras relacionales ancladas en el pasado y exige una
interpretacin contextual con base en la realidad actual. Este captulo busca proponer
algunas reflexiones teolgicas que permitan afirmar la actualizacin de la nueva
relacionalidad pascual en la celebracin eucarista de nuestro pas y concretamente de
nuestra ciudad.
En este orden, el pretexto de la presente reflexin realiza una aplicacin de la comprensin
del texto categorial de la nueva relacionalidad pascual, mediante su justa interpretacin
contextual en la vida del creyente contemporneo, inspirada en el relato lucano de Emas
(Lc 24, 13-35). Para ello, es importante realizar algunas observaciones sobre el estado
actual de la celebracin eucarstica, las cuales revelan la prdida del sentido comunitario
que subyace a ella y evidencia la amenaza del fenmeno contemporneo del fast-food,
segn los aportes teolgicos de Aguirre y de antroplogos como Maury, como resultado de
5Rocchetta, Los sacramentos de la fe,237.
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16
una poca para la cual las relaciones interpersonales no son una prioridad. Esto conlleva a
plantear la necesidad de recuperar y actualizar los valores relacionales de la Eucarista, y la
realidad de la palabra y del Pan en la celebracin eucarstica hoy.
En suma, actualizar la celebracin eucarstica, es el resultado de un proceso de liberacin y
realizacin humana de los creyentes que apuestan, desde la fe, al bienestar de sus relaciones
humanas y de este modo, contribuir a una transformacin social que motiva la vivencia de
la Eucarista. El creyente de hoy est llamado a actualizar la nueva relacionalidad pascual,
que slo se puede renovar mediante la celebracin del sacramento de la Eucarista en la
comunidad de fe que anuncia al Seor Resucitado.
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CAPTULO I
1. RELACIN ANTROPO-TEOLGICA DE LA COMENSALIDAD DE JESS EN
EL EVANGELIO DE LUCAS
1.1. Aportes antropolgicos a la comensalidad
Aristteles, en el Libro I de la Metafsica, afirma que "Todos los hombres por naturaleza
desean saber"6, y en este orden, saber el simbolismo que se despliega en el mundo de la
comida. A esta afirmacin, se acua una verdad antropolgica que define al hombre, no
slo como homo sapiens, sino como una especie que, por la creciente evolucin de su
intelecto, piensa y habla sobre sus alimentos y establece normas con respecto a lo que
come. Adems, tiene la capacidad de pensar sobre el modo de preparacin de la comida,
puede elegir con quines come y determina el lugar dnde degustar su comida7. En
consecuencia, el hombre es la nica especie para quien el ejercicio mismo de la
comensalidad es vital al momento de establecer una relacin primaria y fundamental con la
naturaleza, consigo mismo y con los semejantes8. Hay, pues, una relacin intrnseca entre el
hombre y el mundo significativo que se despliega en la comida.
La comensalidad, desde la antropologa, se define como una conducta humana
eminentemente social, en la cual convergen mltiples valores interpersonales, en favor del
compartir entre hombres y mujeres9. La comensalidad, as entendida, constituye uno de los
medios ms universales para comunicar el sentido respecto de la identidad de un grupo
humano en funcin de lo que come. Se trata de un acto humano, que va ms all de la
animalidad e individualidad en torno al simbolismo de la comida. En este sentido, para
Bazurko, la comensalidad:
6Aristteles, Metafsica, Libro I, Captulo Primero, 21.
7 Cf. Maury, Gazeta de Antropologa, 1.
8 Cf. Aguirre, La mesa compartida, 26.
9Cf. Maury, Ibid., 1.
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18
"(...) supera el plano de la animalidad y alcanza el nivel propiamente humano,
cuando deja de ser una accin individualizada y se abre hacia la coexistencia, la
hospitalidad, la comensalidad10
.
As, la comensalidad es el resultado de un proceso cultural, ms all de la animalidad. Dada
la fuerza de la comensalidad en la configuracin de la cultura, ha sido inters investigativo
de las ciencias sociales plantearse la pregunta por el hombre a partir de la comprensin de
los factores antropolgicos, culturales, sociales, psicolgicos y econmicos, que subyacen
al interior de la comida. Lvi-Satrauss, antroplogo francs del siglo XX, afirma que la
comida va ms all del acto instintivo de comer, pues supone un largo proceso de
consecucin de los alimentos para prepararlos, servirlos en la mesa y degustarlos con ms
personas. Estas acciones, propiamente humanas, obedecen a una ritualidad de la mesa y la
comida, en la que se impone la coccin de los alimentos como paso fundamental de lo
crudo a lo cocido, y configura una de las particularidades de la comensalidad. Al respecto
Lvi-Satrauss mantiene la afirmacin de Conklin quien dice que "el Humano slo tiene por
alimento 'verdadero' el que la coccin ha vuelto propio para el consumo humano (...). La
'comida' debe siempre comprender alimentos cocidos"11
. De este modo, a la necesidad
humana de la preparacin de los alimentos, se aaden intereses colectivos en torno al gusto,
la actitud corporal, el lugar y el tiempo necesarios para cocer los alimentos y frutos de la
tierra en favor de la interrelacionalidad.
A esta necesidad antropolgica de cocer la comida, se vincula la comprensin de la
comensalidad en funcin de la interrelacin y el deseo humano de sentirse en compaa con
otros a travs de la cercana, la familiaridad y el 'calor de hogar', amenizado por la comida
caliente, recin preparada. Este factor aplica para todas las culturas de la tierra y permite
comprender antropolgicamente que la comida es el alma de la cultura, en tanto constituye
la primera forma de iniciar y estrechar las relaciones humanas, favorece la cohesin de un
10
Cf. Basurko, Compartir el pan de la mesa a la eucarista, 30-31. 11
Lvi-Strauss, Mitolgicas. Lo crudo y lo cocido, 329-330.
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grupo social y de modo particular, reivindica la identidad colectiva12
. En estos trminos, la
comensalidad, la cual responde inicialmente al instinto de conservacin de la especie,
trasciende el acto de nutricin y satisfaccin del apetito y se orienta a un amplio sistema de
comunicacin al que se integran elementos rituales y sociales que dependen del lugar
geogrfico donde sta se desarrolla. Sobre este particular, Aguirre sostiene que en la
comida se expresan no slo ideas o conceptos de la variedad alimenticia de las culturas,
sino que son el punto de convergencia de una comunicacin de emociones y de
identificaciones colectivas metarracionales13
.Por esta razn, en la reflexin antropolgica
de la comensalidad como acto propiamente humano, no puede hablarse nica y
exclusivamente del aspecto instintivo inherente a su realidad, sino que se hace necesario
ampliar sus horizontes de comprensin a "la ingesta de alimentos (que) trasciende su nivel
nutritivo para desplegar tambin facetas rituales, simblicas y sociales"14
. En suma, hay
todo un mundo semntico y simblico en orden a la comensalidad, que ha adquirido nuevos
desarrollos con el trascurrir del tiempo, unidos al deseo natural y primitivo del hombre por
mantener las relaciones sociales a travs de la comida.
Ahora bien, la comensalidad engloba una reflexin semntica integrada a la antropologa
cultural. Adems, el hombre, para sobrevivir, satisface esta sensacin con la ingesta de
alimentos y as, equilibra el desgaste continuo de energas. Sin embargo, la comensalidad
no obedece bsicamente a este impulso biolgico de consumir caloras, sino que responde a
una accin humana cargada de significado. A esta cuestin, Maldonado considera tres
caractersticas antropolgicas que connotan el mundo vital de la comida humana15
. En
primer lugar, la comensalidad expresa una comunicacin con la tierra, de la que se extraen
los frutos para el consumo humano. Comer es entrar en comunin con las fuerzas y
energas de la tierra, de manera que quien ingiere renueva su vida y experimenta plenitud
fisiolgica, psquica y existencial. En segundo lugar, la comensalidad revela dependencia.
12
Cf. Maury, Ibid., 10 13
Cf. Aguirre, Ibid.,29. 14
Maury, Ibid., 2. 15
Para comprender ms ampliamente estas tres perspectivas de la comensalidad, se sugiere ver Maldonado, Eucarista en devenir, 11-28.
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Con esto se entiende que la comida viene de fuera, de lo externo, por lo que el hombre y la
mujer necesitan salir de s mismos para buscar su alimento y satisfacer el hambre. Se
afirma, entonces, que el hombre vive gracias a los frutos de la tierra y depende totalmente
de ellos. En tercer lugar, la comensalidad es un signo eficaz de la interaccin humana y
responde a una dinmica circular: dar de comer y recibir la comida como acto fundamental
que vitaliza el amplio mundo de la interrelacionalidad.
La interaccin humana, suscitada por la comensalidad, permite afirmar que el 'comer con'
es expresin de la unidad de origen y solidaridad en la condicin humana, cuyo resultado
deviene en el acto de convidar y ser convidado16
. Otro factor, igualmente importante,
consiste en que la comensalidad responde a la accin de un grupo humano y por eso, para la
antropologa, el hecho de comer juntos significa sellar la unin de un grupo, la familia, la
aldea, la tribu y la 'fratra', congregada en lugares especficos, cargados de significado17
. Se
impone una vez ms la importancia de comprender la comensalidad de manera transversal
en el entramado de las relaciones humanas.
La comensalidad supone tambin una relacin con la sacralidad. El ejercicio mismo de la
comensalidad habla de la capacidad natural del hombre para socializarse con otros y de su
imperiosa necesidad de llenar de sentido estos momentos de reunin mediante la comida,
en la cual se inscriben realidades tanto profanas como sagradas. Para el historiador de las
religiones, Eliade, el ejercicio del comer con sus respectivos utensilios son funciones tan
vitales, que por eso mismo, se revisten de sacralidad, particularmente, en las sociedades
arcaicas, y afirma que "para el hombre 'primitivo' un acto tal (la alimentacin) no es nunca
simplemente fisiolgico; es, o puede llegar a serlo, un 'sacramento', una comunin con lo
sagrado"18
.De modo pues, que la comensalidad es importante para el hombre, no slo por la
reaccin fisiolgica en la que se ejercita el acto de la manducacin e ingesta de los
alimentos, sino por la significacin ritual y sagrada que el hombre confiere a este gesto
16
La raz latina de "convidar" es convivium, convivari, convivere, y refleja la disposicin natural del ser humano para "vivir con". 17
Cf. Maldonado, Ibid., 15. 18
Eliade, Lo sagrado y lo profano, 21.
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fundamental en el desarrollo de la sociedad. De ah que, tanto antroplogos como telogos
y en general, especialistas de las ciencias sociales, decidan comprender semnticamente el
mundo vital de las comidas como "ceremonias rituales" del hombre orientadas a una
vinculacin existencial consigo mismo, con el entorno que le rodea y con la Trascendencia.
A esta relacin, entre lo sagrado y lo profano de la comensalidad, se suma una ltima
consideracin antropolgica. La comensalidad puede tener dos fuerzas: una centrpeta y
otra centrfuga. La primera fuerza, la centrpeta, responde a una reaccin egosta e
individualista del hombre, que le inhibe salir de s mismo y desea slo para l la ingesta de
alimentos, prescindiendo del mundo que le rodea. La segunda fuerza, la centrfuga es la que
mueve al hombre a salir de s y ubicarse en el orden del compartir, de la hospitalidad y de la
solidaridad. Estas dos fuerzas estn en permanente tensin y corresponde al hombre
desplegar la fuerza adecuada para sobrevivir y convivir en el mundo. Sobre este particular,
Bazurko afirma: "El acto de comer se humaniza realmente, cuando el hombre es capaz de
compartir su mesa, sus alimentos, cuando la apropiacin centrpeta y egosta se convierte
en comunin, cuando los comestibles se transforman en dones significativos de la amistad y
la fraternidad"19
.
Con esta consideracin, se comprende el ser del hombre por lo que come y por el modo
como asume, paulatinamente, la ingesta de los diversos alimentos. "Somos lo que
comemos", suele decir Schanz cuando concibe los alimentos no slo como necesarios de la
realidad corporal del ser humano, sino como significantes de su mundo vital y real20
. As,
se da el paso del 'tener' alimentos para el consumo humano, al orden del 'ser' en relacin
con lo que se come, tal como afirma Bazurko: "El alimento se interioriza en m. Lo ingiero,
lo digiero, lo asimilo y lo incorporo: pasa del orden de mi tener, al orden de mi ser. (...)
Comer y beber significan, desde otra vertiente, un proceso de interiorizacin, de
intimacin21
. En la comida se revelan expresiones de lo que el hombre es en relacin con su
19
Cf. Basurko, Ibid., 31. 20
Cf. Schanz, Los Sacramentos en la vida y en el culto, 249-250. 21
Basurko, Ibid., 28.
-
22
cultura, su forma de comprender el mundo, su modo de relacionarse con los dems, el
cuidado de s mismo y su intimidad. Por esta razn, lo interesante en esta reflexin
antropolgica de la comida, es observar que el hombre puede hacer el giro del movimiento
centrpeto de apropiacin egosta e individualista al movimiento centrfugo que saca al
hombre de s mismo para compartir solidariamente y participar la comida con otros seres
humanos. En otras palabras, el hombre es capaz de dar el paso del individualismo cerrado
del egosmo a la donacin de s mismo a los otros, a travs del compartir lo que se es por
medio de uno de los gestos humanos ms cotidianos y antiguos de la humanidad: la
comensalidad.
A propsito de esta afirmacin, para Schanz la comensalidad forma parte de la esencia del
hombre y privilegia la fuerza centrfuga en tanto se ubica en el orden de la sociabilidad
humana, tan importante en los ritos de paso y de transicin como en diferentes festividades
propias de cada cultura:
El cenar juntos se ha entendido siempre como un modo de cimentar la amistad
humana. Adems parece muy natural concluir las celebraciones ms significativas
de la vida humana con un banquete de la clase que sea. Tanto en el simple
aniversario del nacimiento o en el banquete ms solemne de una boda, o en los
acontecimientos ocasionales durante el ao o en la comida que marca un
acontecimiento importante de nuestra vida, todas esas comidas tienen un comn
significado de profundo valor en orden a las relaciones interpersonales; el comer y
beber juntos es un signo de participar tambin de la vida juntos. Al participar del
mismo alimento que mantiene nuestra vida, somos unidos por aquello en lo que
nos convertimos, ya que en un sentido verdadero somos lo que comemos22
.
En definitiva, la reflexin antropolgica de la comensalidad no puede entenderse de manera
aislada del aporte de las dems ciencias sociales y humanas. Mucho menos, su reflexin
puede prescindir del mbito religioso y teolgico. La antropologa, en este caso, tiene en
cuenta los elementos rituales, simblicos y religiosos de la comensalidad a lo largo de la
22
Schanz, Ibid., 249-250.
-
23
historia humana. En relacin con lo anterior, para proceder a un trabajo teolgico, son
fundamentales y siempre imprescindibles la articulacin de los desarrollos antropolgicos y
teolgicos en cuestin, respecto de la comensalidad en el contexto vital de Jess, la cual
deviene en una reflexin de antropologa teolgica, que merece abordarse en la indagacin
de la comensalidad juda del siglo I d.C., para comprender, posteriormente, las
particularidades bblico-teolgicas de la comensalidad de Jess de Nazareth en el evangelio
de Lucas.
1.2. Trasfondo religioso de la comensalidad juda en el siglo I d.C.
En el Antiguo Testamento se informa sobre la experiencia y relacin de fe del hombre con
Dios y en este caso, sobre la estrecha relacin con la comida y los alimentos en general.
Dios se muestra como Aquel que da a los hombres los frutos de la tierra para ser
aprovechados por el hombre y para ello, es importante establecer leyes, como las que
aparecen en el libro del Gnesis (Cf. Gn 2,17), donde se informa sobre esta relacin de la
comida con la Ley. Dice Pikaza:
(...) siendo animal que reza y piensa, el humano es tambin un ser vinculado a la
comida: ella le alimenta, desde ella se define. La misma meta de la historia es en la
Biblia un Banquete mesinico, donde los salvados compartirn amor y comida, en
bodas perdurables. Lgicamente, en la base de esa historia emerge la comida: Dios
ofrece a los humanos las riquezas de la tierra, para que las disfruten y compartan,
en gesto generoso de abundancia (paraso)23
.
Las prescripciones del judasmo, particularmente, en lo referente a las leyes de pureza e
impureza son puntuales. La comida y en general, el ambiente culinario, entran en directa
relacin con tal normatividad, hasta el punto de estructurar un modo de vida particular,
presente en el tiempo, hasta nuestros das. En el mundo cultural mediterrneo del siglo I
d.C., los judos se caracterizaron por separarse radicalmente de otros grupos sociales y por
mantenerse observantes de las leyes de pureza, con el fin de controlar los cuerpos
23
Pikaza, Para celebrar fiesta del Pan, fiesta del Vino, 35.
-
24
individuales en el mundo de Israel24
.En este orden, para los judos, el reunirse en torno a la
comida, constituye uno de los ejes centrales para desarrollar a plenitud su ser religioso.
Gestos, palabras y plegarias particulares responden a un orden propio, segn las normas
pactadas para acceder a la mesa juda. As lo relata Garca:
En la comida se haca memoria de la alianza; tena lugar la accin de gracias
diaria, compuesta por tres bendiciones (bekarot), concluidas con un amn y
precedidas de una invitacin a la accin de gracias. La primera bendicin era una
alabanza al Dios creador del universo. La segunda que empleaba el verbo 'dar
gracias', se diriga al Dios de la alianza. La tercera era una splica por el pueblo de
Israel para el presente y el futuro y una invocacin por el templo y la casa de
David, para que Dios llevase a cumplimiento su proyecto25
.
Esta estructura, obedece a una profunda relacin de las comidas judas con el ambiente
religioso. Al respecto dice Codina: "Adems de la comida pascual, tenan comidas de
hermandad (Haburah-haburoth, en griego fratria) y las comidas de vspera de fiesta (por
ejemplo la del viernes por la noche con la bendicin del sbado - qiddush)"26
. Todas estas
comidas requeran frmulas especiales que respondan a una ritualidad concreta. El
trasfondo de estas bendiciones especiales en la mesa era evidenciarla importancia de la Ley
que preserva la pureza del pueblo27
.As, la comida juda constituye el momento en el cual
se ponen en juego las leyes rituales de pureza, aspecto que configura al judasmo como una
institucin religiosa que preserva su identidad a partir de la ritualidad de la mesa, los
alimentos y las personas que participan en la comida. Los judos se reservan el derecho de
admisin a la mesa, permitiendo solamente, la participacin de los miembros de su misma
religin y segregando a los grupos que no son judos.
Al respecto, a manera de sntesis, los aportes desde la antropologa teolgica que realiza
Aguirre aaden que "Desde el siglo IV a.C. - y no slo a partir del ao 70, con la
24
Cf. Aguirre, Ibid., 35. 25
Garca, Iniciacin cristiana y eucarista, 207. 26
Codina, La fraccin del pan, 23. 27
Cf. Aguirre, Ibid., 38.
-
25
hegemona de los fariseos - se constata en el judasmo una preocupacin general por evitar
comer con gentiles"28
. De este modo, se establece una especie de aislamiento y resistencia
por parte de los judos para relacionarse con otros grupos sociales, diferentes al judasmo.
Pensadores, griegos y romanos, afirman sobre esta actitud sectaria de los judos en la que
no hay cabida para integrar a su mesa a gentes de otros pueblos ni grupos que profesen una
religin distinta: "Tcito (siglo I de nuestra era), en un excurso sobre los judos en el libro
V de su Historia, dice que los judos son leales y fieles entre s, pero hostiles con los de
fuera. (...) Filstrato (siglos II-III) describe los judos como 'un pueblo que lleva su vida
separada e irreconocible, que no se junta con el resto de los hombres de la mesa"29
.
Al lado de estos breves testimonios, se encuentran las fuentes primarias judas del Antiguo
Testamento, las cuales manifiestan el modo como los judos se han segregado de otros
grupos a partir de la ritualidad de la comida30
. El libro de Macabeos (2 Mac 7) seala una
afrenta antijuda que obliga a los judos a comer carne de cerdo y llegado el caso de no
obedecer, se obtiene la muerte como castigo. El mismo caso con la comida se presenta en el
libro de Daniel (Dn 1,3-17), quien con tal de no caer en la impureza del alimento no
permitido, cuenta con el permiso de comer vegetales y beber agua. O el caso de Tobas
(1,10-11), quien se neg a comer los alimentos de los gentiles durante su cautiverio en
Nnive, representando con esta conducta, la fidelidad de un judo de la dispora en lo
referente a las normas sobre la comida. As, se reafirma la idea que para un judo, cuidar de
comer lo permitido, es una forma genuina de observar la Ley en la medida en que se
preserva la pureza del pueblo y se mantiene su identidad religiosa31
.
No obstante, el que los judos se segreguen de los otros pueblos en torno a la comida, no
significa un aislamiento de todo otro tipo de relacin. Para ellos, es importante el contacto
con los grupos sociales de su entorno y el trato con paganos en las sinagogas, en el
28
Ibid., 35-36. 29
Ibid. 30
Cf. Ibid., 37. 31
Cf. Ibid., 38.
-
26
comercio, en el mercado y en general, en el da a da. De ah que se afirme que "en la Ley
de Moiss no est prohibido explcitamente compartir la mesa con los paganos"32
. Sin
embargo, s se da una separacin radical para los momentos de la comida y todo aquello
que tiene que ver con el consumo de alimentos prohibidos. De lo anterior, afirma Garca:
"Comer era para ellos (los israelitas) algo sagrado, sacrificial; sobre todo, cuando se coma
carne, que no poda ser matada sin una referencia a Dios, principio de la vida. La comida
requera 'pureza': tanto en los comensales, como en los alimentos, como en los utensilios.
Comer y beber eran actos de culto, que requeran la pureza necesaria"33
.
Otros testimonios bblicos, expresin de la mentalidad juda con respecto al cuidado de la
mesa y la comida como el Levtico (Lv 11-16), informan sobre las reglas referentes a la
pureza e impureza, que van unidas a la ley de santidad (Lv 17-26). Se incurre en impureza
al comer ciertos animales terrestres, acuticos, aves, insectos alados y bichos terrestres,
razn por la cual no son permitidos por la prescripcin juda. A esto, se aade el uso de
vajilla que no debe ser contaminada con los animales impuros. Sin embargo, si algn
alimento impuro llegase a caer sobre algn plato de esta vajilla y un judo tiene contacto
con ste, debe considerase impuro (Lv 11, 31-40). Al respecto: "en el judasmo que surge
despus del ao 70, la impureza de los gentiles se convierte en un elemento fundamental y
pasa a la Misn (...). Obviamente, si se consideraba impuros a los paganos, se justificaba
plenamente la imposibilidad de compartir la mesa con ellos"34
.
En cuanto a la preservacin de las leyes rituales de pureza en la comida, se inscriben otros
grupos como el de la secta de Qumrn, el cual, considera que participar de la comida,
supone incorporarse definitivamente al grupo de referencia. Para ello, es importante al
momento previo de comer, hacer un gesto de purificacin, con el fin de participar
dignamente de la comida, y as, establecer relaciones con los dems miembros de la mesa
desde la jerarqua y exclusividad. Del mismo modo, para este grupo, la comida cuenta con
32
Ibid., 39. 33
Garca, Ibid., 206. 34
Aguirre, Ibid., 40.
-
27
un componente de justicia, al celebrarse en ella los deberes de cada miembro para con Dios
y con el prjimo35
.Los fariseos tambin se relacionan de acuerdo con ciertas prescripciones
sobre la comida. Para ellos, se establece una relacin entre el Templo y las normas de mesa
y siendo un grupo no poltico, su preocupacin gira en torno a la mesa con el fin de
preservar, fundamentalmente, la pureza ritual en todo lo concerniente al ambiente culinario
y la agricultura36
. La mesa y la comida significan, pues, la continuacin de las leyes de
pureza pregonadas en el Templo.
Por ello, se puede inferir que el trasfondo religioso que subyace a la comida juda, obedece
a un sistema ritual de pureza e impureza a lo largo de todo el judasmo, que comienza con
normas corporales, como el lavarse las manos antes de comer. Esta caracterstica de la
ritualidad de pureza sobre la mesa y la comida estaba cargada de expresiones judas, muy
notorias en tiempos de Jess. Los evangelios la relatan del siguiente modo: "(...) los
fariseos y todos los judos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a
la tradicin de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se baan, no comen; y hay otras
muchas cosas que observan por tradicin, como la purificacin de copas, jarros y bandejas"
(Mc 7,3-4). A este respecto, la ritualidad de la mesa aplica para los miembros de la religin
juda, tanto para los sacerdotes como para los laicos. Cada uno debe lavarse las manos antes
de cualquier tipo de comida, sea la cotidiana o la ms santa de todas37
.
No obstante, Qu est de fondo en las reglas de pureza e impureza en el ambiente global
de la comida juda? Por qu estas normas se hacen tan presentes en un momento tan
cotidiano y humano como es la comensalidad? Sin lugar a dudas, las respuestas a estos
interrogantes vienen de acuerdo con los aportes antropolgicos y teolgicos sobre la
materia. Desde siempre, el hombre, ser gregario por naturaleza, ha tenido la necesidad de
mantener un orden establecido y configurar una inteligibilidad respecto de su realidad y del
mundo circundante. Por eso, acude al orden y a la norma para poder convivir en un grupo
35
Cf. Ibid., 41. 36
Cf. Ibid., 43. 37
Cf. Garca, Ibid., 206-207.
-
28
social. La comida es, en este sentido, el momento humano ms pertinente para hacer
evidentes tales normas de pureza en favor de su interrelacionalidad. All, se establecen
modos de ser y proceder propios del judasmo que van configurando a un hombre
eminentemente religioso y observante de la Ley por su forma de relacionarse con la
comida. Respecto de lo anterior, Aguirre sostiene:
El sistema de pureza estricto que caracteriza al judasmo del siglo I es una forma
peculiar de ordenar toda la realidad: los espacios o lugares, el tiempo, las personas,
los dems seres vivos, las acciones... El principio fundamental es que cada realidad
debe ajustarse perfectamente a su categora o naturaleza. Lo que rompe el orden es
lo impuro o manchado38
.
Dicho orden en la comensalidad, se convierte en un imperativo de vida para el judo. De
ah, su imposibilidad de comer animales que se salen del orden establecido, es decir,
aquellos que rumian o tienen la pezua hendida como el camello, el damn, la liebre y el
cerdo. La prescripcin reza: "No comeris su carne ni tocaris sus cadveres; los
consideraris impuros" (Lv 11,4-8). As mismo, de los animales acuticos slo pueden
comerse aquellos que tengan escamas y aletas, sean de mar o de ro. Pero "Todo cuanto
vive en las aguas y carece de aletas y escamas, lo consideraris abominable" (Lv 11,9-12).
Las aves como el guila, el halcn y el quebrantahuesos, entre otros, deben considerarse
abominables (Lv11,13-19). Pero los insectos alados como la langosta, la chicharra, los
saltamontes y los grillos pueden consumirse sin ninguna objecin ni prohibicin. De lo
contrario, todo el resto de insectos alados, son considerados abominables e impuros
(Lv11,13-23), as como los bichos terrestres, a saber: la comadreja, el ratn, el lagarto, el
erizo, el cocodrilo y el topo, entre otros (Lv 11,29-30).
Desde esta perspectiva, los judos consideran impuros o abominables ciertos animales
porque rompen con el orden establecido al estar marcados por una mancha, verse afectados
en su locomocin o por estar apareados con otros animales distintos a su especie (Lv
38
Aguirre, Ibid., 46.
-
29
19,19)39
. Aqu se revela un dato importante en la mentalidad juda que consiste en su
inflexibilidad respecto de la Ley y su forma unificante de concebir y conservar la especie,
en favor de su identidad religiosa y grupal. As, se deduce todo un sistema de vida
conformado por las reglas de pureza juda determinadas en el espacio, el tiempo, las
personas, los objetos y un lenguaje que desentraa dicho sistema de pureza ritual:
El sistema de pureza se encontraba simbolizado de manera eminente en el templo,
que era el centro del universo judo y que se consideraba, adems, el centro del
mundo. Estaban escrupulosamente regulados los espacios que se podan usar (los
gentiles no podan entrar en el atrio de Israel; las mujeres no podan entrar en el
atrio de los hombres; los sacerdotes tenan acceso a lugares prohibidos a los laicos;
al lugar ms santo -el sancta sanctorum- slo poda entrar el Sumo Sacerdote una
vez al ao); estaba perfectamente determinado cmo tenan que ser las cosas o
utensilios, las caractersticas de los animales aptos para los sacrificios, los tiempos
apropiados para la oracin y las ofrendas, las personas que podan sacrificar, las
que podan participar y las que quedaban excluidas40
.
En definitiva, el sistema de pureza ritual en el judasmo, define que lo puro es todo aquello
que sigue el orden establecido. Por su contrario, lo impuro es todo aquello que transgrede
ese orden establecido; en otras palabras, lo impuro es el desorden que va en contra del rigor
de la Ley juda. Esta normatividad, inflexible y rigorista tan presente en el siglo I d.C., es lo
que marca el deseo de Jess de darle la plenitud a la Ley con el fin de ofrecer valores
alternativos al orden ritual ya determinado y para ello, realiza una serie de gestos fuera de
lo establecido, los cuales instauran una nueva comensalidad.
1.3. La nueva comensalidad de Jess en los relatos lucanos
La comensalidad de Jess es relatada ampliamente en los evangelios, con matices
particulares. Para el evangelista Lucas, el inters consiste en contraponer la exclusividad
39
Cf. Ibid., 47. 40
Ibid.
-
30
inherente a la mesa juda con la apertura de Jess al convocar al ser humano, por distinto y
diverso que fuere, a compartir la mesa comn. Con esto, se advierte un giro excepcional
lucano, el cual parte de la mesa exclusiva, propia del judasmo, a la mesa incluyente
propuesta por Jess. Este giro rompe sustancialmente con el orden establecido de pureza y
santidad para instaurar un nuevo orden de misericordia41
, a partir de una nueva
comensalidad, en la que cuentan, tanto impuros, pobres y pecadores, como ricos, jefes de
publicanos y fariseos. En realidad, lo que cuenta para Jess es el ser humano por lo que es,
ms all de lo que tiene o posee.
Lucas presenta una serie de relatos en los cuales se evidencia la apuesta de Jess por
ofrecer una nueva comensalidad, abierta a todas las personas y a todo grupo social. Por lo
anterior, se hace necesario referir algunas de las comidas relatadas en el evangelio de
Lucas, sin apelar, lgicamente, a su obra continuadora de los Hechos de los Apstoles. En
este contexto, Aguirre seala tres grupos sociales diferentes con los que Jess, despus de
llegar a ciertas casas, se sienta a la mesa, comparte la comida y ensea su nueva doctrina.
Los grupos a los que Jess convoca a una nueva comensalidad son: los pecadores y
publicanos, los fariseos y los discpulos42
. Con cada uno de estos grupos, Lucas muestra
una intencionalidad clara por parte de Jess, que consiste en subvertir el orden establecido
en lo referente a las leyes de pureza ritual, repensar el honor y restaurar las relaciones
interpersonales entre los miembros de las comunidades en cuestin.
El primer grupo con el que Jess come abiertamente y sin reservas est conformado por
pecadores y publicanos. Lucas presenta varios relatos que se refieren a este inters de Jess,
quien "acoge a los pecadores y come con ellos" (Lc 15,1-2), se hospeda "en casa de un
hombre pecador" (Lc 19,7) y, al mismo tiempo, es criticado porque come y bebe "con los
publicanos y pecadores" (Lc 5,30). El encuentro de Jess en casa de Zaqueo (Lc 19,1-10),
relata claramente el modo como Jess acoge a un pecador, lo mira, se detiene y le dirige la
41
Cf. Ibid., 122. 42
Para una mayor ampliacin sobre el tema de las comidas en el evangelio de Lucas, ver Aguirre, Ibid., 58-102.
-
31
palabra para pedirle hospedaje. Este es un gesto pblico, que merece la atencin de los
diversos grupos presentes en medio de la escena, pues Jess no pasa de largo, como sera,
quizs, la costumbre del momento. El texto dice que, al verlo, todos murmuraban diciendo:
"Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador" (Lc 15,7), lo cual significa participar
de la cotidianidad de su vida, dialogar, sentarse a la mesa y comer. Sin embargo, en el
fondo de este gesto, Jess desafa el orden social de Israel43
, frente a las reglas de pureza e
impureza, tan presentes en el siglo I de nuestra era.
Esta intencin incluyente, por parte de Jess, se revela cuando Lucas pone en su boca la
afirmacin: "tambin ste es hijo de Abrahn" (v.9) y, paralelamente, se produce una
conversin que mueve a Zaqueo a reivindicarse mediante un comportamiento afable con su
crculo social. Zaqueo replica la actitud incluyente de Jess hasta el punto de afirmar:
"Dar, Seor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraud a alguien, le
devolver cuatro veces ms" (v.8). La respuesta de Jess a este gesto es soteriolgica: "Hoy
ha llegado la salvacin a esta casa" (v.9). En este sentido, es posible afirmar que Jess
muestra un gran inters por el ser humano en su situacin de exclusin y rechazo social.
Lucas, unos captulos ms atrs, expresa que Jess invita a comer "a los pobres, a los
lisiados, a los cojos, a los ciegos; y sers dichoso, porque no te pueden corresponder" (Lc
14,13-14).
La comida, en este caso, supone una acogida a los menesterosos en general. Los pobres
representan a mujeres y hombres rechazados a causa de su incumplimiento de la Ley, signo
de impureza y, por consiguiente, motivo de exclusin en la participacin digna de la mesa.
Al respecto, sostiene Maldonado: "Por supuesto, todo el que era considerado pecador por
las autoridades religiosas quedaba excluido de la comunidad de mesa con los 'puros' o
cumplidores de la ley"44
. A este grupo se dispone Jess para acogerlos en la mesa, y con
este gesto, propone que todos tienen un puesto en la mesa. En este orden, el pobre y el
enfermo no tienen nada que perder, pero s mucho por ganar en lo que respecta a su
43
Cf. Ibid., 67. 44
Maldonado, Ibid., 96.
-
32
apertura por acoger una nueva comensalidad en la cual se sienten acogidos y reconocidos, a
diferencia del rechazo directo que sufren por no ser bienvenidos en la mesa que exige
pureza y sanacin. En otras palabras, la comida con Jess no es un acto excluyente, sino la
expresin de una nueva comensalidad que incluye y salva al ser humano en la comunidad.
Adems de comer con pecadores y publicanos, Jess come con fariseos. Este segundo
grupo, caracterizado en los evangelios por sus frecuentes afrentas contra l y sus grandes
diferencias en el modo de proceder, es polmico y cuestionador de las doctrinas de Jess.
Los fariseos se convierten, sorpresivamente, en un grupo humano de sus preferencias a la
hora de compartir la mesa. La intencin de Jess consiste en acogerlos en la comida para
ensearles la primaca de un corazn transparente ante Dios, por medio del encuentro en la
mesa, ms all de la excentricidad de la pureza ritual de la que se ufanan.
En Lucas se identifican, por lo menos, tres percopas que ilustran estos encuentros de
comensalidad: "Un fariseo le rog que comiera con l, y, entrando en la casa del fariseo
(Jess) se puso a la mesa" (Lc 7,36). Otro fariseo, "cuando termin de hablar, (...) le rog
que fuera a comer con l; entr, pues, (Jess) y se puso a la mesa" (Lc 11,37). Ms
adelante, Lucas narra que Jess "un sbado fue a comer a casa de uno de los jefes de los
fariseos" (Lc 14,1) y se dispuso a comer all. En este contexto, no es raro encontrar en las
narraciones de las comidas de Jess con los fariseos, largas conversaciones y disensiones
acerca del modo como se debe comer.
Para los fariseos es un imperativo religioso y moral observar todas las normas de pureza
antes de comer, mientras que Jess omite, intencionalmente, las abluciones previas para el
acto de comer45
.En Lc 11,37-53, los fariseos se escandalizan por el gesto escandaloso de
Jess al no lavarse las manos antes de comer. No hay duda que este hecho provoca
admiracin por parte del fariseo (v.38), es decir, un extraamiento ante el rompimiento
frontal de una regla de pureza para comer. Ante esta situacin, Jess responde: "Vosotros,
los fariseos, purificis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estis llenos de
45
Cf. Aguirre, Ibid., 75-76.
-
33
rapia y maldad" (v.39). En este dilogo, Jess pone en evidencia el verdadero sentido de
pureza, frente al sistema de pureza de los fariseos, proveniente de dos escuelas:
Las palabras de Jess hacen referencia a una discusin de escuela, existente en el
judasmo de la poca, sobre si era necesario purificar las copas y los platos por
fuera y por dentro (escuela de Shammai, dominante antes del 70) o slo por fuera
(escuela de Hillel). Jess critica la opinin de Shammai, pero va mucho ms all:
les dice que discuten sobre lo interior y lo exterior, porque no entienden el
verdadero sentido de la ley. Jess traslada la preocupacin de lo ritual a lo moral.
Ellos hablan de los utensilios, cuando lo que importa es el corazn del pueblo y
sus actitudes. No importa el exterior de los platos, pero tampoco el interior. Lo que
importa es el interior de las personas: 'dentro de vosotros estis llenos de injusticia
y avaricia' (v.39b)46
.
Jess, en el contexto de una comida, va directo al corazn humano. Esta es, pues, otra
caracterstica de su nueva comensalidad. All, no omite sus enseanzas, al contrario, las
imparte con determinada libertad y por eso, critica a los fariseos estar contaminados por
dentro de rapia y maldad: "Esta pureza, de la que los fariseos tanto se vanaglorian, es en
realidad una impureza contagiosa"47
. En este contexto, Jess se encuentra ante un grupo
enfermo que necesita ser sanado de una enfermedad sutil e imperceptible, asintomtica y
engaosa: la incoherencia humana, o lo que comnmente se suele llamar la doble moral.
Lavar la copa por dentro y por fuera, es un gesto higinico, vlido en las reglas del sistema
de pureza. Pero en la perspectiva de Jess, este gesto no significa nada cuando advierte que
simultneamente a estos gestos, su interior revela el mal que genera la avaricia (Lc 11,39),
la rapia y deshonestidad al devorar "la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones"
(Lc 20,47) y el deseo de tener dinero (Lc 16,14). Por esta razn, reunirse a comer en estos
trminos es, para Jess, una oportunidad para ensear el verdadero sentido de pureza en
relacin con la solidaridad de aquellas personas afectadas por tal impureza contagiosa, es
46
Ibid., 75. 47
Ibid., 78.
-
34
decir, aquellos que han sido vctimas de la avaricia, del robo de sus bienes, de la
desigualdad econmica y en general, de la maldad humana.
En otras palabras, lo que est diciendo Jess es que para sentarse a la mesa, el que debe
limpiarse es el hombre mismo en su interioridad, como requisito fundamental para iniciar el
gesto de una nueva comensalidad. Ya si se lavan las manos hasta el codo, se limpia la copa
y se purifica la bandeja, que sea expresin de la coherencia que se vive internamente. De
este modo, Jess propone una nueva forma de sentarse a la mesa y comer, con el fin de
replantear los valores del sistema legal de la ritualidad de la mesa de aquel momento: "La
verdadera pureza es la solidaridad efectiva con los necesitados, en relacin material con los
cuales se pone de manifiesto la naturaleza de la pureza y el sentido del honor. Jess
invierte radicalmente los valores dominantes representados por los fariseos"48
.
En estos trminos, el encuentro con Jess, mediante la comida, es una condicin de
posibilidad para llegar al corazn del hombre y romper con los esquemas mentales y
sociales que cierran nuevas puertas para comprender el mundo, la realidad, y el hombre que
busca un sentido para su vida. Jess, quien se sienta a la mesa esta vez, invita a una vida
nueva despreocupada por el cumplimiento denodado de las pequeas leyes, y s ocupada
por el verdadero sentido de las mismas en coherencia con lo que se vive por dentro y lo que
se hace por fuera. Jess no dice que no purifiquen la loza, sino que da a entender su
sinsentido cuando el corazn no est limpio de toda maldad. En este orden de ideas, darle el
verdadero sentido a la ley significa poner el acento en "la justicia y el amor de Dios,
inseparable a su vez, del amor al prjimo"49
, a quien debe servirse con alegra y sencillez de
corazn. La nueva comensalidad supone, entonces, una apertura del corazn humano a la
accin de Dios, quien mueve al hombre a ser coherente.
Desde esta perspectiva, surgen los discpulos como el tercer grupo de comensales
convocados por Jess durante su ministerio pblico y continuado despus de su
48
Ibid., 79. 49
Ibid., 77.
-
35
resurreccin. Lucas presenta al grupo de los discpulos reunidos con Jess para comer en
momentos especiales: la pasin y las apariciones pascuales, aunque tambin estn presentes
como participantes de las diversas escenas de comensalidad en el evangelio de Lucas. De
las comidas ms representativas con los discpulos se encuentran: la Cena Pascual (Lc
22,14-38), la comida con los discpulos de Emas y la comida con los Once y los que
estaban con ellos (Lc 24, 33-34.36-43).
No cabe duda que las comidas con los discpulos desentraan grandes verdades de la
esencia de Jess de Nazareth y revisten todo un simbolismo antropolgico y religioso de su
comensalidad, en contraposicin con el sistema ritual del judasmo del siglo I de nuestra
era. En Lc 22, 14-38, como en Lc 24,13-35 se pueden mencionar, brevemente, tres aspectos
caractersticos de la nueva comensalidad instaurada por Jess. El primer aspecto, subraya al
anfitrin como servidor de la mesa (Lc 22,27). En la dinmica del comedor, la tradicin
suele presentar al anfitrin como el centro y el ms importante de la comida. Su
importancia se pone en evidencia en la medida en que se ubica en el sitio privilegiado de la
mesa, recita las frmulas propias de pureza, se lava las manos, los meseros le sirven y llama
la atencin de sus invitados en las conversaciones sostenidas.
En la Cena Pascual (Lc 22,7-38), Jess es comensal y, a su vez, es el anfitrin. l mismo
ordena preparar la Pascua "para que la comamos" (v. 8), y les da una serie de instrucciones
que deben seguir para hacer los preparativos, en la sala grande, que ya estar dispuesta al
momento de comer (vv.10-13). Se percibe un inters de Jess por la fina preparacin del
lugar donde se har la Cena Pascual. Con esto se identifica un inters de Jess, no slo en la
comida misma, sino en el proceso que requiere prepararla: la disposicin del lugar, los
invitados, el men, la hora, entre otros. Qu hay detrs de esta ritualidad de Jess en lo
referente a su nueva comensalidad? Con certeza puede decirse que hay un simbolismo que
connota la preparacin para una accin. Dicha accin es el servicio, la cual presentar en
los versculos siguientes. Jess ensea que el servicio no se improvisa, sino que se prepara
de la mejor manera:
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36
De hecho, Jess, el anfitrin de esta comida, se va a presentar como el que sirve a
la mesa (diakonos), (...), ocupa el ltimo puesto y atiende a todos. Pero hay algo
ms: en Lucas, este siervo es Jess mismo, el anfitrin del banquete, que contra
todas las convenciones establecidas, no ocupa el puesto de honor a la cabeza de la
mesa, sino que 'est en medio como servidor' (22,27)50
.
Al lado del servicio del anfitrin, surge un segundo aspecto en la comensalidad de Jess.
Ahora, son los discpulos los convidados a servir, tal como la ha enseado el anfitrin. En
medio de esta cena, Lucas revela un tema polmico bajo la pregunta Quin es el mayor?
La respuesta esperada sera en favor del honor tan buscado por fariseos y escribas, por lo
cual Jess responde con una primera, pero no definitiva respuesta: "Los reyes de las
naciones las dominan como seores absolutos y los que ejercen el poder sobre ellas se
hacen llamar bienhechores" (v.25). Bajo esta lgica, el mayor es el que est en sintona con
dignidades de honor y cargos que ejerzan poder sobre los sbditos, quienes reconocen a los
poderosos por los dones y favores recibidos51
.
Sin embargo, Jess muestra una lgica diferente a la convencional arguyendo que este no
es el modo de ponerse a la mesa y afirma que "el mayor entre vosotros, sea como el ms
joven y el que gobierna como el que sirve" (v.26). En este orden, el servicio enseado y
demostrado en la cena no comienza ni termina en la persona de Jess, sino que extiende su
continuacin en la persona de cada uno de los discpulos. Es claro notar que frente al tipo
de relaciones dominante-dominado, poderoso-apoderado, Jess "exige una separacin
radical de este tipo de relaciones entre los suyos. Pero el matiz propio es que se trata de una
advertencia a sus apstoles, que son, efectivamente, 'los mayores' y 'los que mandan'. En
Lucas se afirma el puesto de los apstoles en la comunidad"52
.
50
Ibid., 92-93. 51
Cf. Ibid. 52
Ibid.
-
37
Ahora bien, esta instruccin, se traduce en una tarea reveladora en el contexto de la mesa
servida y la ingesta de la misma. No se trata solo del hecho de reunirse a comer por comer,
sino de atender a la invitacin a la mesa, la cual convoca un discipulado de servicio e
inclusin sin lmites. Por eso, afirma "yo estoy en medio de vosotros como el que sirve"
(v.27b) y no, como quien desea ser servido. Por su parte, Jess "No les dice simplemente a
los discpulos que elijan el ltimo puesto en la mesa, sino que ocupen el lugar del servidor,
ellos que son los lderes de la comunidad. Como hace Jess mismo, que, sin embargo, es el
anfitrin"53
.
Un tercer aspecto, brota de los dos anteriores. Adems del servicio y del discipulado
expresado como frutos de la mesa, Jess instaura una nueva comensalidad a partir de la
fraternidad. Se trata de una comida fraterna, antes de ser un evento social vaco de
contenido. La fraternidad es una clara apuesta de Jess que supone una gestualidad
particular. En Lc 24,13-35 se ilustra claramente la importancia primordial del gesto sobre la
palabra a travs del rito de bendicin con los discpulos de Emas. Aunque sobre esta
percopa se tratar en los captulos siguientes, cabe decir, por ahora, que para Jess es
importante realizar gestos que denoten cercana, calor humano y por supuesto, afecto.
Una nueva presencia de Jess Resucitado, exige una nueva forma de relacionarse con l, y
en esta escena, ambientada al atardecer, Jess se queda en casa de estos dos discpulos y
sentado a la mesa con ellos hace gestos tan cercanos como consoladores, pues "tom el pan,
pronunci la bendicin, lo parti y se lo iba dando" (v.30). En estos gestos que denotan
cercana y fraternidad, los discpulos se sienten vinculados a un hombre que ha entregado la
vida. Por eso, se sienten en la capacidad de ir a contar lo que "haba pasado en el camino y
cmo le haban conocido al partir el pan" (v.35). Es decir, hay un deseo de replicar la
gestualidad en la comunidad de referencia, por lo cual, despus de ese encuentro
conmovedor con el Resucitado, los discpulos van al encuentro de los Once y los que
estaban con ellos. La gestualidad, es una expresin de igualdad entre los comensales y
53
Ibid.
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38
excluye toda separacin de los considerados por ser ms o por ser menos54
. Slo en un
ambiente ntimo como el de esta narracin, es posible expresar con libertad gestos tan
cotidianos como stos y slo cuando se ha fundado una mesa relacional a partir de la
fraternidad, es posible reconocer, en la penumbra de la noche, la gran luz que destella del
Resucitado para iluminar nuestras relaciones fraternas.
En ltimo trmino, la comensalidad, gesto antropolgico por antonomasia, es presentada
por Lucas como una nueva comensalidad, la cual instaura un nuevo orden social, religioso
y alternativo por parte de Jess. La particularidad de Lucas es desentraar el sentido
teolgico del syn-esthiein," comer-con", que rompe con el esquema de pureza ritual del
judasmo del siglo I d. C. En realidad, esto hace que la comunidad cristiana sea considerada
un sistema abierto, es decir, "un syn-esthiein cada vez ms abarcante y real, de modo que se
eliminen las barreras sociales que siempre amenazan con instalarse en su interior"55
.
Con toda certeza, es indiscutible la apuesta de Jess por el ser humano y su inters por darle
un nuevo sentido a la comida por ser una de sus necesidades ms vitales. Es en este
escenario tan cotidiano, donde se desarrollan conversaciones y se gestan realidades
susceptibles de reflexin existencial para cualquier ser humano sobre la tierra. Por eso, para
Jess, la convocatoria al momento de comer no tiene una hora fija, ni se realiza solo con
cierto tipo de crculos sociales, ni tampoco obedece a unas ritualidades externas vacas de
sentido. Por el contrario, Jess entra, con libertad, en todas las casas a las que es invitado y
le abren la puerta para desayunar, almorzar o cenar, de cara a la transformacin del ser
humano. De este modo, las comidas de Jess no deben entenderse de manera aislada, sino
que ellas responden en referencia las unas de las otras, y significan las ocasiones oportunas
para la comunicacin de su mensaje de salvacin y de amor56
.
54
Cf. Maldonado, Ibid., 100. 55
Aguirre, Ibid.,129. 56
Cf. Garca, 205.
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39
La nueva comensalidad de Jess presentada en los evangelios, con mayor acento en Lucas,
simboliza encuentros para acoger y ensear al hombre de la sociedad. Comer con fariseos,
publicanos, pecadores, discpulos, es afirmar la opcin de Jess por el hombre en cuanto
tal, sin exclusin alguna. Se trata de una inclusin absoluta y total, en la cual se propone
una comensalidad nueva desde una perspectiva antropolgica al ser manifestacin de
unidad de origen y solidaridad con la condicin humana convocada a la mesa comn.
Desde una perspectiva religiosa es tambin una nueva comensalidad porque subvierte los
valores establecidos del sistema de pureza ritual tradicional de la poca para instaurar la ley
interna del corazn humano como signo de su reinado.
Ahora bien, la nueva comensalidad de Jess concibe el dinamismo de ser una fuerza
centrfuga en la medida en que l sale del eje central de s mismo para dirigir su fuerza en
la donacin total a travs del simbolismo de la comida. De este modo, invita al hombre a
salir de s mismo para ser continuacin de esa fuerza centrfuga que incluye a todos sus
coterrneos y hermanos en el compartir la mesa humana y humanizante, que da alimento
para vivir en comunidad y de este modo, privilegiar la nueva relacionalidad pascual de
Jess Resucitado.
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CAPTULOII
2. LA NUEVA RELACIONALIDAD PASCUAL ESTABLECIDA ENTRE JESS Y
LOS DISCPULOS EN EL RELATO DE EMAS (LC 24, 13-35)
La percopa de Emas es la penltima narracin de las comidas de Jess, presentada en el
Evangelio de Lucas. All se narra el encuentro relacional sucedido entre Jess, el Seor
Resucitado y dos discpulos, durante el camino de Jerusaln a Emas. En este relato, el
lector evidencia la gran decepcin que tienen los discpulos por ver "cmo nuestros sumos
sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron" (Lc 24,20). Esta es la
razn por la cual los discpulos no ven motivo para quedarse en Jerusaln y emprenden la
marcha. Lucas narra que, durante el camino, "Jess se acerc a ellos y camin a su lado;
pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle" (vv.15-16). Del modo como
Jess toma la iniciativa para conversar con los discpulos y luego, partir el pan con ellos, se
identifican rasgos esenciales que permiten hablar de una nueva relacionalidad pascual.
Los relatos lucanos de las comidas de Jess, revelan realidades de tipo religioso, cultural y
social de la poca. En este apartado, se har mencin especial del aspecto relacional de la
comida con dos discpulos que van de camino a Emas. La intencionalidad de Lucas, como
de los dems evangelios, no es narrar datos biogrficos de Jess de Nazaret, ni tampoco
informar sobre episodios anodinos de su vida. Su preocupacin estriba en mostrar el modo
como Dios se relaciona con el hombre, a travs de diversas narrativas que se van armando
en los evangelios.
En las narraciones lucanas sobre las comidas, es posible identificar un modo especfico de
relacin de Jess con las personas. Sobre este particular, LaVerdiere sostiene tres clases de
relacin de Jess con las comidas: la primera, consiste en las comidas que revelan a Jess el
profeta; la segunda, se refiere a la comida de Jess como el Cristo en la ltima Cena y la
tercera, las comidas que identifican a Jess, el Seor Resucitado. La comida en Emas se
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41
ubica en esta ltima, dado el acento del texto57
. Estas tres relacionalidades presentadas en
los relatos lucanos sobre las comidas, se integran, naturalmente, en el conjunto del relato:
Quienes comen con Jess el profeta aceptan que ste les cuestione, igual que
muestran solidaridad con l y asumen su misin proftica. Quienes comen con
Jess el Cristo aceptan ser cuestionados de nuevo y transformados por su pasin y
resurreccin. Al renovar su compromiso bautismal de morir y resucitar con Cristo,
se unen a Jess el Cristo en la transformacin del mundo. Quienes comen con
Jess el Seor se unen a l como Seor de todo y tienden con l la mano a los
seres humanos de ambos sexos y de toda raza, cultura y nacin, acogindolos en
una sola mesa de salvacin58
.
En este contexto, la comensalidad es una posibilidad para desentraar una relacionalidad
diferente establecida entre Jess y el hombre, ya sea como el profeta, el Cristo o el Seor
Resucitado. El relato de Emas enfatiza en la persona de Jess el Seor por ser un ttulo
que expresa un estado permanente, iniciado en el acontecimiento de su pasin-resurreccin
y perdurable por toda la eternidad59
. Es una relacionalidad nueva para los dos discpulos
porque "trasciende las limitaciones de su existencia terrena, incluida la limitacin ms
bsica de todas, que es la muerte"60
. En estos trminos, conversar y dialogar con la nueva
presencia de Jess significa un signo fundante de Dios en la vida y el corazn de los
discpulos y de la comunidad a la cual pertenecen61
.
Antes del encuentro con el Resucitado, ir por el camino a Emas es, pues, el resultado de
una esperanza perdida por causa de los acontecimientos vividos en Jerusaln. A partir del
encuentro imprevisto en el camino de Emas y en la comensalidad del pan con los
discpulos, el Seor Resucitado establece una nueva relacionalidad, en tres momentos: el
primero, en el orden del ser-en-s, mediante el proceso de conversin en la fe y la
57
Cf. LaVerdiere, Comer en el Reino de Dios, 45. 58
Ibid. 59
Cf. Ibid, 50. 60
Ibid. 61
Cf. Pikaza, Ibid., 240.
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42
transformacin personal. El segundo momento, se plantea a nivel tico en el mbito del ser-
para-con-el-otro, desde una hospitalidad correspondida entre las partes. Y el tercer
momento, se orienta a una nueva relacionalidad pascual, que integra los dos niveles
anteriores con la realidad sacramental y la comunidad de fe. En definitiva, no se trata aqu
de sustentar tres relacionalidades diferentes, sino establecer una correlacin recproca entre
las tres.
2.1. Conversin: Nueva relacionalidad del ser-en-s
Todo encuentro interpersonal supone un inters relacional, ms an, si es inesperado y por
eso mismo, nuevo, tal como fue el encuentro de Jess con los dos discpulos, en el camino
a Emas (Lc 24,13-35). En este relato, es posible afirmar una primera relacionalidad que
afecta directamente el ser-en-s de los discpulos El termino ser-en-s se define como una
categora que, desde la perspectiva teolgica, permite hablar del yo personal en relacin
con el Otro, o bien, con Dios. El ser-en-s se va transformando mediante la experiencia de
conversin en la fe que suscita la experiencia de la resurreccin. El ser-en-s de los dos
peregrinos se va transformando en cuanto va prolongndose el encuentro pascual con el
Seor. Dicha experiencia nueva, en trminos de relacionalidad del ser-en-s, considera tres
aspectos que sustentan una nueva conversin en la fe, a saber: el primero, la esperanza
como virtud esencial para iniciar un proceso de conversin; el segundo, la ilustracin de las
Escrituras y el tercero, la fraccin del pan.
2.1.1. La esperanza del encuentro: condicin esencial para la conversin del
ser-en-s
La esperanza cristiana es el primer signo de conversin, presentada por Lucas en el pasaje
de Emas, constituye el fruto de un largo proceso de realizacin estructural del ser-en-s de
los discpulos. Para Lucas es importante resaltar, al inicio del relato (cf. vv.13-21), un
panorama sombro, desolador y por ende, desesperanzador por parte de los discpulos.
Tanto en Cleofs como en el discpulo innominado, hay una inquietud vital por los
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acontecimientos pasados de cmo los sacerdotes y magistrados condenaron a muerte y
crucificaron al hombre en quien estaban puestas sus esperanzas, porque iba a librar a Israel
(cf. vv.20-21). Estos versculos del relato testifican el "aire entristecido" (v.17) con que
caminan los dos peregrinos, sin una confianza digna por el porvenir. Por eso, desisten y con
desesperanza, se alejan de Jerusaln y se dirigen a Emas. De este modo:
() vuelven la espalda a la experiencia vivida con Jess. Hablan entre ellos. Su
relacin mutua est cerrada en ellos mismos y en la interpretacin de fracaso que
dan del acontecimiento de la muerte del Maestro. Sus ojos y su espritu son
incapaces de reconocerlo. Se han dejado sepultar con el cadver de Jess. Su pasado
est muerto y su futuro bloqueado62
.
Los peregrinos de Emas estn totalmente absorbidos por la desesperanza del pasado. Sin
embargo, es all, en el camino, donde se presenta el encuentro fortuito con un forastero,
quien les har vivir una experiencia nueva de conversin, a travs de una nueva
relacionalidad ontolgica por la fe. En estos trminos, hablar de una conversin en la fe,
remite de inmediato al hombre en su realidad vital, llena de lmites y abierta a nuevas
posibilidades. El camino a Emas es una de esas posibilidades, y representa la dinmica del
proceso de conversin de fe, cuya primera etapa la constituyen preguntas acuciantes,
merodeos y dudas desoladoras, pero con la esperanza, que al final del camino, el encuentro
con el Resucitado es inaplazable.
En este contexto, emprender el viaje a Emas simboliza un escenario de iniciacin cristiana
de cara a la conversin y transformacin de la persona a una vida nueva. Al respecto,
Benedicto XVI en su Exhortacin Apostlica Sacramentum Caritatis afirma que "Se ha de
tener siempre presente que toda la iniciacin cristiana es un camino de conversin, que se
debe recorrer con la ayuda de Dios y en constante referencia a la comunidad eclesial
()"63. Este camino de iniciacin cristiana tiene como punto de convergencia la eucarista,
sacramento que rene a la comunidad eclesial y signo de conversin en la fe: "Puesto que la
62
Garca, Ibid., 279. 63
Benedicto XVI, Exhortacin Apostlica: Sacramentum Caritatis, 19.
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Eucarista es verdaderamente fuente y culmen de la vida y de la misin de la Iglesia, el
camino de iniciacin cristiana tiene como punto de referencia la posibilidad de acceder a
este sacramento"64
.
Es evidente el conocimiento que los discpulos tienen de Jess como el "profeta poderoso
en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo" (Lc 24,19), pero nada ms all de
esta comprensin. Al saberlo muerto por los romanos, su esperanza claudica y esto hace
que emprendan un viaje a Emas. Con cierto pesimismo se decan entre s: "Nosotros
esperbamos que sera l el que nos iba a librar de Israel; pero, con todas estas cosas,
llevamos ya tres das desde que esto pas" (v.21). La nostalgia es evidente, pues: "Los
discpulos de Emas tambin recordaban la pasin, pero para ellos el recuerdo no era una
evocacin creativa que iluminara el presente, sino una reminiscencia nostlgica que se
aferraba al pasado"65
.
Resultaba obvio no encontrar motivo alguno para sentir esperanza y esto les impeda
reconocer quin era el caminante que iba junto a ellos, pues "ver a Jess era una cosa,
reconocerlo, otra muy diferente"66
. Los discpulos tenan experiencias con Jess, el profeta
poderoso, pero no con Jess, el Seor Resucitado. El camino era ms largo de lo que se
imaginaban, pues deban recorrer no slo algunos estadios de distancia, sino un camino
interior de experiencias pascuales, que carecan por completo. Por eso, cuando l se les
acerca, no le reconocen al instante, porque no comprenden su nueva presencia resucitada.
A travs del conocimiento de las Escrituras, Lucas afirma la importancia de escuchar la
Palabra, encarnada en el Resucitado, para desalojar la desesperanza, la cual centra al
hombre en s mismo y enceguece toda posibilidad relacional. En este sentido, la fuerza del
relato se inscribe en la esperanza personal que cada uno de los discpulos va
experimentando, e