Download - Caminos de luz artificial - VI
VI.
movimientos obcecados de rotación
he matado a mi padre,
comido carne humana,
y tiemblo de alegría
p.p. pasolini
La mujer burbuja
alquiló a la bruja
el tren
para toda ella y su transpiración exacta.
Tan libre era Rolando
que carecía
de forma.
Derribados,
cejijuntos,
salivaron indefensión
en el parque,
junto a la única flor que sostenía, valiente,
su ineficacia
La vida es móvil. Sí.
Como un cubo de basura
de los grandes
Al sortear los hombros
herví en tu cuello:
influencia estricta del tiro al plato
Desapareciste mientras me duchaba
con el cauce conmutativo
de los llantos
del momento
en que te ofrecí definitivamente
la aurora
Reventé de pena
matutina y abisal
y tus ojos ya no estaban para verlo
Cabizbaja
y con total ausencia de eufemismos
te insulta
mi adicción ridícula
al vacío a manos llenas
Te recuerdo.
Amarillenta y vulgar, pero a menudo.
De nariz montada sobre labio y labio.
Urgente
en tu adocenación doméstica
y en castigos
oculares
de la programación matutina:
famélica audición de tierra
santa y
tendido cero
Sabes que el que sangra, a veces se desangra
Decisivo y futurista,
yo,
vuelvo hasta enero
para mecerte,
para que evites
el peliagudo momento de aparición,
gota a gota
del sexo monstruoso,
casi precámbrico
que instauró
mi nacimiento
Cuando nació la luna, nací yo
Contables,
vinimos los lobos
a lamer la sangre,
a emprender tu cara,
a plañidear
Delineé
los días en que preferiste no matarte
y administrar
el giro abalanzado de los tobillos
Ahora ya, descansa.
Túmbate y descansa,
que yo amamantaré la noche
hasta que caiga,
embrutecida
a tus pies postizos
Me quedo a escuchar a los grillos
que se avergüenzan
y detienen
para que pueda apreciar
el valor incontestable
de tanta nada
El optimismo me parte
ahora
(por no atragantarme)
en cien mitades
la felicidad
Repite conmigo:
él me protegerá.
Me protegerá.
Sí.
Él me protegerá.
El señor es mi pastor
alemán
y muerde
La bestia humana
aparta su vista cansada del mueble bar
se niega agonías de hombre
y cuadrupea en sus instintos
Encamina su grito al cielo. Aúlla
a la infección salarial de las dos osas:
la grande y la menor
Construye en su espalda una joroba
para guardar el retrovirus
del puñetero pecado original
y mientras se desangra
carbonizado,
agujereado en gran calibre
sólo acierta a preguntarse
por qué apretó tanto
las costuras del disfraz
La puerta estrecha
se pertrechó en su miniatura
apartando mi ósea estructura
de su uso
como somier
Me quedé dando
abrazos
y ni tú ni el mediodía me esperasteis
Vuelvo a ser nada:
mi cuerpo inútil, mi mierda de yo
Como la semilla que se lleva el viento
y acaba atropellando
tu
decepción
Los corazones se quedaron
en granito
Ergonómica,
la humedad subió a la sangre,
como lejía,
y limpió
la fábula desaguisada
en que creí que me querías
Puse
mi amor
en la sección de contactos
y me alimenté de lencerías
desmigajando hijos por los azulejos
del baño,
embazando apellidos,
en fin, matándome a pajas
Epidemia de epidermis
que sólo pude saludar de lejos
Días
en que daría día y medio
por no ser todas las partes
del desastre
por no oírme, repitiendo:
Vida, no sabes flotar
y yo no sé cómo
remediarlo
Noviazgos coléricos.
Orejas amputadas. Clavículas parcialmente delebles.
Profundo coma del que come
el amor
Quiso
mi madre
todo lo mejor
y yo empeñado en ser rompible
Me mato aquí
mientras alguien,
calcinándose,
sigue pensando en ti
desnuda
Alienta
tu recuerdo
la cicatriz de las venas
Justifica
de antemano todo el sol
Asiente, por supuesto,
dios
a esta hecatombe
Suprimo
metro a metro
el fulgor de ser hermano
con la cuerda de tender
los calcetines
Todavía hay gente
porque hay paciencia
Quisiera saber por qué
me pariste
Por qué nacer
si afuera prolifera el ruido
Ahora ya es tarde.
Ahora no,
no tengo nada que contar. Soy un pantano.
Quizás
los muros
no sean la exactitud
que soñé
Por la noche
tu pan es mi hambre
Te paseas didáctica
y enseñas la cerviz, los tatuajes y
la túnica sagrada
que compraste en Mango
Me pongo en la cola
y me quedo pegado:
estático gorrión que sabe que decapitó
el futuro
Recibido,
a duras penas,
en la cama de tus padres
para nada
Averiado como un domingo de ramos
Balanceo cobarde
por los trazos de tu cuerpo
que mejor se hicieron a sí mismos
Desarrollando la coherencia, mi ser suda.
Inoperante
ante el privilegio
de ser mordido hasta salpicar
y notar que en el vacío valgo menos aún,
si cabe,
y si no cabe habrá disturbio
y si no caes, altura
Luego,
luego
juro que soñé reconstruirme
Luego,
descubrir lo tarde que me desperté,
enfrentarme
al encauzamiento de los rayos:
nacer, sobrevivir, orar, agazaparme
Y al llegar a casa,
saber
como Herodes
que crecer es peor que estrangularse
La gente se volvió, definitivamente,
absurda
y no se evapora
Los tipos que vienen a barrer
amanecen
en las postillas de los gatos
Vuélate la cabeza y dirán que tú no has sido
Las bacterias
del terraplén en que se convirtió el camino
huelen
que se traspasa cuerpo
y sólo las gaviotas se acuerdan de llorar
Tengo claro que me estás muriendo, vida,
castrada en tu pequeñez
casi escandalosa
La suerte está echada
y ya no se va a levantar
nunca
La marioneta de mejilla apolillada
descubre
que puede cortarse brazos
y emanar de una distinta obligación
El funámbulo
que creía en Newton
se ha hecho, por fin, masa
La violinista severa, se enamoró.
La violonchelista zurda, se enamoró.
La arpista italiana,
se enamoró también
Y el flautista, travesero, dejó el grupo
porque no quería tocar
ni ser tocado
Sonreía el párroco
mientras terminaban sus llagas
de fundirse
en un desnutrido fuera-dentro
La farmacéutica,
muerta ya seis veces en su dosis
múltiple
volvió a colonizarnos a todos
... y cerró otra vez sus puertas la noche
Ámame luz
Intensifica tu fornicio.
Ámame luz
o demuélete
de una vez por todas
Babeo tus fotos pálidas.
Soy
mi yo desértico
Soy hiedra
que resbala en las paredes de tu alma estéril
Ante tu espléndida sombra,
Ante
el boceto de tus pechos a contraluz
se amotina el sol
que no sabrá
habitar
tu vientre plano
La palabra suicidio torturándome los dientes
No.
El tiempo no cura heridas.
No es agua oxigenada
Su primordial objetivo es rendirse,
demonizar
la esclavitud del vacío
los astronautas
bebiendo vino
Los astronautas bebiendo vino
Los astronautas, grávidos,
calculando el perímetro del bar
y bebiendo vino
Prolongando
cuando eran meros contempladores
de prepucios propios
en la atmósfera
Reeditando: puntos; los humanos
puntos con pelo; los yaks
Habituados a la indefinición
de las provisiones duras,
al elástico y mímico pecar
Y ahora,
fetos de su cadáver raquítico
aceptarse
en el agrio estilo
del trago a trago
que desgasta las mejillas hasta el hueso
evitando
topar con la realidad:
el demencial
agujero
negro
que es la calle
Yací
Con la cara reventada a puñetazos
y patadas
La sangre
deshecha en la camisa
Las manos reubicándose
amarradas y ganchudas
en la espalda
desplomado, penetrado, inconsciente
Sin vaqueros
Sin indios
Yéndome
con el cuerpo fracturado
y la sonrisa más hermosa
que me visteis
A Atlas
le fallaron las rodillas
Se cayó al suelo.
Y dejó de planear el movimiento
Humilladas,
las mentiras se fueron al teléfono
Esperabas
por mí
en el metro
y por centímetros
no lloraste
El amor se espesa
como
un perezoso de tres dedos
acojonado en la hierba
Los niños,
que vinieron a repoblar el mundo
desaparecen
con sus celos
Plurales, como en racimos,
se ponen faldas.
Las niñas ya no les quieren
Las niñas
se devoran sin refunfuños.
El viento
las ningunea,
modificando su barro,
estresando las manos,
sus pies
tan grandes que ocupan entero el zapato
Los niños ya no les quieren
Los niños y las niñas no se quieren.
Aprietan
la parte contundente de las manos,
duermen
en precipicios
esperando a que dios traiga,
si se atreve,
el recibo de la luz
Las niñas y los niños,
cicatrizados,
buscan sitios donde contaminar
el cúmulo
de entrañas
y,
ortodoxos,
miran arriba
buscando
en qué árbol
amarrar, por fin, la soga
Y me despierto cubierto de moho
Y la culpa fue
de los que resucitaron temprano
que añadieron baches
al túnel
O me despierto con esposas
Y recuperándome,
cruento,
de los golpes
me justifico
en la despampanante cromátida del silencio
O me despierto sin sueños,
advenedizo
y sanguinario
como los mosquitos en el borde de tu copa,
y la gente es tan retorcida
que se hizo espiral
O me despierto
despierto
porque la cadena del retrete no ha querido
sostenerme
y de ahora
en adelante
sólo habrá injertos
e implantes
O mejor,
ya no me despierto
y dejo
el misterio antológico
del día tras día
entero
en vuestra jodida alcantarilla
Los que sujetaban las cometas
han quemado el bañador.
La playa ha muerto
La espuma que te salpica ahora,
que asimia tu olfato,
es de la Mahou
La niña erizo mira los calcetines rotos
y le dice a cristo
que su cruz es una mierda
Se acerca a la estufa
a cocer su malestar,
el desastre macrófago de ser hija
de Damocles
Pero no queda calor ya esta mañana
Sabe que ni puede esbozar
redimirse
Y cuando venga la nieve
ha de sentirse protegida
y posponer
la venida de otro mes casi aburrido
porque la eternidad es un contrasentido
y ya no hay tiempo
para la desinfección
Había perdido una pierna
y dos hijos
por el camino
Hacía mucho tiempo
que los ángeles
evitaban
el errático camino desde el cielo
para atragantarla
Ahora
sólo nosotros,
los candidatos al crómlech,
clavados en la puerta
con los nombres de los hombres
que vinieron
a llorar
Obcecados en su piedad,
en el lodo de las comisuras,
en su único estado,
el gaseoso,
nos dejamos devastar
maniobrando su carne por todos lados
menos por uno
que se llama istmo:
su preciosa pierna
de plástico taiwanés
El ictus brillante de la madrugada
La licuefacción de la antigua carne
El déficit
de las pupilas mustias
enmendando
una luna que se hiperdesarrolló
Devolviéndote su amor, la heroína
con esas ganas
imparables
de desembocar
por todas las rendijas
de tu pus
Me precipité al pesar tu lengua
Ya hay un individuo
y no soy yo
Miré y miraste. Te miré mirar.
Me miraste mirándote. Nos miramos.
Nos dejamos de mirar.
Siempre vergüenza. O desconcierto.
U obligación.
No quise mirar más. Y era imposible.
Era tu vestido, santiguado,
blanco de novia,
lo único en que no podía fijarme.
Comí los ojos.
Los incisivos cortan. Los caninos desgarran. Los molares trituran.
Ya no te puedo ver. Y no me dejas palpar.
Sigues siendo inaccesible.
Se abandonan tus imágenes
al furor ciclista
del aparato digestivo
Babilónico, azuza el alba
Liquen cutáneo,
su beso,
que te obtura poro a poro
Te oigo venir porque rechinas
el rey del medicamento
barriendo con la mirada
el autobús
Capaz de ofrecerte
puñados de rocío con que camelar
la rumiante vuelta
a casa
la lección simple de lo que son
las sobras
las heces repletas
de cada pareja que salvó Noé
la necesidad
de fertilizar perros
para
resumir
la rabia
Has vivido los análisis,
de repente
Férrea,
viene puñando
la forma del agua que te sala
a dos carrillos
La máquina, intermitente, pita.
Ejerce su eco,
endeble,
sobre los ases en la manga
de la chaqueta que perdí
Zambullo tu corazón (pero sólo eso)
bajo la sábana.
Lo pego
a mi cuerpo relleno de guijo
Y te deletreo hasta las medias
dejándote
de oír
por lo que dijo Doppler