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Comentario de texto:
Berkeley: Las cosas solo existen en la mente
José Antonio López Texto ubicado en Ferrándiz, Lafuente y Loredo (2001): Lecturas de Historia de la Psicología. Madrid: UNED.
Págs. 80-82.
1. Contextualización 1.1. Autor y obra
El texto pertenece a la obra Tratado sobre los principios del conocimiento humano (1710), de George BERKELEY (1685-1753).
Biografía
Obra
De origen irlandés, Berkeley fue nombrado en 1734 obispo anglicano en Irlanda,
tras un fracasado intento de fundar un College en las Bermudas y habiendo sido
profesor en el Trinity College de Dublín.
Sus obras de interés para la psicología tratan sobre el problema del conocimiento y la teoría de la visión.
1.2. Contexto sociohistórico Siglo XVIII
Revolución Industrial
Gestación del fin del Antiguo
Régimen
El siglo XVIII corresponde a un tiempo de profundos cambios en Europa, que
irán desde la decadencia de la nobleza y las monarquías absolutistas hasta el inicio de la Revolución Industrial y la rebelión de la burguesía en las Revoluciones
Norteamericana y Francesa.
El auge artesano y comercial de la burguesía, especialmente en Inglaterra pero
también en Francia y Alemania, alcanzará un alto desarrollo gracias al comercio con las colonias ultramarinas. En Inglaterra, los cambios en la propiedad del campo y la
necesidad de mano de obra provocan amplios movimientos migratorios a las ciudades. Todo ello aumentará la demanda de productos manufacturados, que dará
lugar a la aparición de la industria y los cambios tecnológicos consiguientes.
El modelo político de la monarquía absolutista, anclado en el caduco régimen
feudal, resultará insuficiente para las expectativas de la pujante clase burguesa, cuyo anhelo de libertad se siente encorsetado en la rigidez monárquica. Las ideas de
la Ilustración aportarán la base para su conquista del poder, iniciada en la independencia de las colonias norteamericanas. La Revolución Francesa (1789)
significará la quiebra definitiva del Antiguo Régimen.
1.3. Corriente intelectual El Siglo de las Luces
La Edad de la Razón
Optimismo ilustrado
La crisis escéptica y la crisis moral
Berkeley vive en el siglo XVIII, el “Siglo de las Luces” como lo llamaron los contemporáneos, y en el que se da un amplio movimiento intelectual que
conocemos como Ilustración.
Es la Edad de la Razón, fruto de la Revolución Científica del siglo anterior. La
lideraron un conjunto de pensadores cultos y reformistas, los “philosophes”, cuyo proyecto optimista consistía en completar y profundizar las ideas de Descartes y
Locke, replanteando las viejas preguntas a la luz de la ciencia newtoniana. Con su
actividad, cambiarán profundamente la civilización occidental.
Los philosophes se proponen derrocar la autoridad de la religión y la tradición, considerando a Dios al margen de los asuntos de los hombres. Creían en la
capacidad humana de mejorar el mundo mediante la ciencia, aplicada incluso a los aspectos del conocimiento, la sociedad y la ética.
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Pero este imperio de la razón mostrará, paradójicamente, las limitaciones de la misma como instrumento para alcanzar conocimiento certero, y dará lugar a una
crisis escéptica. El esfuerzo por dotar a la moralidad de una base científica también desembocará en una crisis de carácter moral que llamamos “Contrailustración”.
1.4. Principales aportaciones a la Psicología
Solipsismo
Dios, perceptor omnisciente
Psicología asociativa
Escepticismo
Berkeley será quizás el exponente más radical de la crisis escéptica, aunque intentando refutarla. Locke, con su concepto de las ideas como copias, no había
justificado adecuadamente la existencia de un mundo de objetos reales. Berkeley
negará la existencia de tal mundo, considerando reales únicamente a las ideas: “Esse est percipi”.
Sin embargo, no hay que olvidar que Berkeley era religioso, y su intención era
esquivar las tentaciones escépticas de un mundo real distinto de nuestra experiencia e incognoscible: Dios, como perceptor omnisciente, sería el garante de la existencia
del universo.
Según Berkeley, nuestra percepción consiste en un conjunto de sensaciones
inconexas en las que sólo la experiencia nos llevará a percibir objetos. La asociación de las sensaciones da la impresión de permanencia en los objetos. Lo ejemplifica con
un estudio sobre la percepción de la profundidad, en el que concluye que esta es
algo aprendido, puesto que las imágenes proyectadas en la retina son bidimensionales.
De este modo, Berkeley fundamenta lo esencial del escepticismo: la existencia
de un mundo real no puede serjustificada racionalmente, es sólo una inferencia psicológica aprendida.
2. Resumen 2.1.De qué trata el texto
En este texto, Berkeley argumenta su postura solipsista, según la cual no podemos demostrar que nuestras representaciones mentales (ideas) correspondan a
objetos externos. 2.2.Estructura e ideas
Esse est percipi
Las cualidades primarias también
son mentales
Imposibilidad de certeza empírica
Peligro del escepticismo
Las sensaciones e ideas no pueden existir sin una mente que las perciba. Las cosas sólo existen cuando son percibidas.
Frente a los que afirman la existencia independiente de la mente de las cosas
representadas por las cualidades primarias (extensión, figura, movimiento...),
Berkeley insiste en que, puesto que también se trata de ideas, no pueden existir en una sustancia no-perceptiva. La prueba es que las cualidades primarias están
inseparablemente unidas a las otras cualidades sensibles, no se pueden pensar en abstracto sin referirlas a unas cualidades concretas (secundarias), por lo que sólo
existen en la mente.
Aun existiendo fuera de la mente sustancias correspondientes a las cualidades
primarias, nos sería imposible saberlo. Si llegaran a nuestro conocimiento por los sentidos, las conoceríamos a través de las sensaciones, y nuestros sentidos no
aseguran que las cosas existan fuera de la mente. Y si las conociéramos mediante la razón, no estamos seguros de que exista una conexión necesaria entre los cuerpos y
nuestras ideas. Todas las ideas podrían formarse sin necesidad de existir ningún
cuerpo externo que las produzca.
El peligro de considerar la “doble existencia” (inteligible en la mente, real fuera de la mente) es, en última instancia, el escepticismo. Si se considera real sólo el
conocimiento de lo que se corresponda con cosas reales, nunca estaremos seguros de poseer ningún conocimiento real.
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3. Ampliación del significado
La razón no es garantía de
conocimiento certero
Incoherencias de Locke
Dios es el garante de la existencia del
mundo
Semilla del escepticismo
Berkeley lleva al límite con su argumentación los principios epistemológicos empiristas. Se le considera representante, junto con Hume, de la crisis escéptica del
Siglo de las Luces: siguiendo el modelo newtoniano, estos filósofos analizan la mente y la naturaleza humanas a la luz de la razón, y llegan a la conclusión de que no hay
ninguna garantía de que el conocimiento humano se corresponda con ningún mundo
real; de hecho, nuestra percepción ni siquiera nos da seguridad de que exista tal mundo real.
Sin embargo, Berkeley, en tanto que religioso, desarrolla su razonamiento bajo
el temor de que el materialismo newtoniano ponga en peligro la fe en Dios. Locke
creía en la existencia de objetos reales que estaban en la base de nuestras percepciones, que serían “copias” de esos objetos, pero su creencia, poco
justificada, podía llevar al escepticismo: no podemos saber si nuestras ideas corresponden a la realidad si sólo conocemos nuestras ideas.
Habiendo detectado esas peligrosas incoherencias en la doctrina de Locke,
Berkeley las corrige desvinculando por completo la fe de la razón, inutilizando ésta y
convirtiendo aquélla en la verdadera garantía de la existencia del mundo: la percepción y la razón, dependientes de las sensaciones, no pueden dar cuenta de la
existencia del mundo. Por razonamiento lógico, si sólo conocemos ideas, y conocemos las cosas, las cosas son ideas. Pero el origen de esas ideas tiene que ser
Dios: el mundo existe porque Dios existe y lo percibe como perceptor omnisciente.
Por esta razón, podemos considerar el solipsismo de Berkeley como limitado por
la teología. Sin embargo, el paso estaba dado, y sembrada la semilla del escepticismo.
4. Discusión
Contradicciones de
ilustrado
Intento fallido de evitar el
escepticismo
Hume
Principal aportación de Berkeley
Berkeley es un claro exponente de las contradicciones propias de los filósofos ilustrados: por un lado, profundamente influidos por la revolución newtoniana, se
proponen dotar a la filosofía de una legitimidad sólida y segura; por otro, sin embargo, se sienten religiosos y no quieren que su fe corra peligro.
En el caso de Berkeley, esa contradicción es aún mayor, teniendo en cuenta su posición de obispo anglicano. Berkeley detecta contradicciones en la que considera
mejor filosofía de la percepción, el empirismo de Locke, y se apresura a salir al paso de las consecuencias escépticas a las que puedan llevar esas contradicciones. Su
esfuerzo será en vano, como lo es su recurso “de urgencia” a la fe para salvaguardar las certezas que la razón no puede dar.
Hume completará su trabajo, constatando en la línea de Berkeley que la razón por sí misma no tiene capacidad de generar conocimiento seguro del mundo, y por
lo tanto el ser humano tiene que convivir con una ciencia y una moral falibles que tomen como fuente las impresiones empíricas.
La principal aportación de Berkeley al progreso de la ciencia en general y de la psicología en particular podría resumirse en la demostración de que no se puede
justificar racionalmente la existencia de un mundo físico de objetos permanentes fuera de la conciencia. Además, son de interés sus propuestas sobre el aprendizaje
por asociación regular de la profundidad en la visión, y su psicología asociativa serviría de inspiración al estructuralismo de E. B. Titchener.