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Bases para la vivencia de la oración cristiana.

¿Por qué hacemos oración?... ¿Por qué somos espirituales?

a) Por ser hombres.

• El hombre es un ser en relación. Con la naturaleza, consigo mismo, con el otro y con el Otro.

• Soy más “humano en cuanto salgo al encuentro del otro”.

• La espiritualidad no aleja al ser humano de la realidad, pero, eleva la conciencia a un nivel distinto de percepción, de la misma.

• La espiritualidad inicia con aspectos 100 % humanos-sensibles: la observación, la escucha, la capacidad de asombro, el estar atento.

¿Por qué hacemos oración?

b) Por ser Hijos de Dios.

• Plenamente hombres y mujeres hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Hemos recibido su soplo divino, aliento de vida, el Espíritu Santo nos “da la vida”.

• Fui creado por ti y para ti y mi corazón no estará tranquilo hasta que no repose en ti. (San Agustín)

• Todos poseemos el “apellido” que nos hace contemplar, “ver más allá”.

La Fe: Virtud infusa a desarrollar.

• Tenemos que ser capaces de trascender, de ir más allá, de lo que tenemos en frente, de lo primeramente percibido.

• Es indispensable pues, creer: la fe.

• El Espíritu de este Instituto es el Espíritu de Fe: “Signum Fidei”.

• “El Espíritu de fe nos mueve a : ver todo con los ojos de la fe, a no hacer nada sino con la mira puesta en Dios y a atribuirlo todo a Dios”.

(SJBS).

c) Oramos porque somos Hermanos de Jesús

• El motivo de ser de catequistas y maestros es hacer “discípulos de Jesús”.

• Si no estamos unidos a Jesús seremos como una campana que la tocan pero no suena. (San Pablo)

• El seguimiento de Nuestro Señor Jesús supone la doble dinámica de acción y contemplación (esa Martha y María que todos llevamos dentro) y lejos de oponerlas o confrontarlas el Señor nos invita a integrarlas.

• Estamos invitados a darle todo el sentido y profundidad a nuestra vida desde la oración, y a ponerle carne y sabor, a nuestra oración desde la vida.

Hacemos oración porque Jesús hizo oración

• ¿Cuál es, en el fondo, el sentido de hacer oración?... la respuesta es que: la única manera de vivificar las cosas de Dios es vivificando el corazón. Y el corazón se vivifica en los desiertos, en la oración.

• Así hicieron los profetas, los santos, y sobretodo, Cristo. Hacemos oración porque Jesús (al que seguimos) hacía desiertos, hacía oración.

• En la tranquilidad de la noche, en lo alto de la montaña, y en el silencio y la soledad del desierto Jesús se encontró con su Padre. De la oración nacía la unión, gracias a la oración eran UNO se hacían uno. Y Jesús hablaba y actuaba porque Dios se lo revelaba.

“Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo”

• Jesús se tomó en serio su misión de ser enviado para mostrar ese rostro amoroso del Padre.

• Los que queremos tomarnos en serio la vida con Dios, necesitamos tiempos de desierto, de silencio, de oración. Si cuidamos los desiertos, la oración, ellos nos cuidarán a nosotros y a nuestra vocación.

• Para ser cristianos es necesario “tener los mismo sentimientos de Cristo”, sentir como el siente, pensar como el siente.

Tengan los mismos sentimientos…

Compasión

Servicio

Paz

Amor


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