Download - Baigorri Una Historia de Vida 2001
© Artemio Baigorri 1998,2001
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Presentación
La primera versión de este texto data de 1998.
En el verano de aquel año tuve que anular, con menos
de un mes de anticipación, mi viaje al Congreso
Mundial de Sociología, en Montreal. Un estúpido
tropezón en una escalera de sólo cuatro peldaños se
saldó con un húmero fracturado en cuatro trozos. Ese
verano pretendía, además de viajar a Montreal,
terminar mi tesis doctoral, pero me lo pasé con el
brazo en cabestrillo y abrumado por los dolores
derivados de un digamos (piadosamente) que bastante
rudimentario trabajo de traumatología en el servicio
de Urgencias.
El cielo amenazaba con nubarrones de depre-
sión, pero me salvó del pozo la ocurrencia de cons-
truir una página web, aprovechando el mucho tiempo
libre del que dispondría en los meses siguientes.
Tecleando con una sola mano, y a veces ayudándome
de un entonces todavía rudimentario sistema de
dictado electrónico (pasaba casi tanto t iempo dictan-
do, como corrigiendo los errores de interpretación del
software), en apenas un mes había construido mi
página personal, alojada inicialmente en uno de los
primeros servidores de espacio web gratuito (Fortune-
city).
Entre las entonces todavía escasas páginas
personales de sociólogos y sociólogas que entonces se
podían encontrar en la Red (incluso en el mundo
anglosajón), la mayoría de las más interesantes que
había encontrado (casi todas ellas en el mundo
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anglosajón, of course) incluían una presentación
personal del autor, y a veces incluso fotografías de su
familia, amigos, viajes y aficiones. Al principio,
como buen latino, aquello me parecía digamos que
poco pudoroso. Pero terminé viéndolo tan natural,
que casi sin darme cuenta me encontré una noche
escribiendo mi propia historia de vida, empujado por
dos argumentos: el primero, y sin duda el más impor-
tante, es el poco peso que, personalmente, otorgo a
los currículum vitae que tienen mucho de curriculum
(carrera, en el sentido más darwinista del término) y
poco de vitae (vida, en el sentido más humano). Es
curioso que, cuando queremos realmente comprender
lo que un clásico ha escrito (incluidos los sociólogos),
nos adentremos en su peripecia vital, pero sin embar-
go no hacemos lo mismo con los vivos a quienes
leemos. Más de un pope de la Sociología -como de
cualquier otra disciplina- se nos vendría abajo si
pudiésemos conocer siquiera por encima su miserable
vida. Porque la vitae es lo único -en cuanto que
conjunto de decisiones más o menos determinadas,
pero finalmente libres- que podemos mostrar como
auténticamente nuestro. El curriculum es básicamente
el resultado de la combinación de algunas causas y
azares, como diría Silvio: las causas son el conjunto
de oportunidades estructurales -redes incluidas- que
determinan nuestra biografía; en cuanto a los azares,
son los momentos de incertidumbre, y consecuente
toma de decisión, en que el devenir histórico de
nuestro medio ambiente nos pone.
¿Y la segunda razón? Es aún más simple. Mis
propios azares me han llevado, en ocasiones, a tomar
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decisiones acertadas, pero otras veces las decisiones
han sido claramente erróneas. ¿Respecto a qué? Muy
sencillo: respecto a la forma de llegar a ser lo que
ahora empiezo a saber que debía ser: lo que soy. La
vida tiende a realizarse; el sentido de las cosas es el
de su realización... sea cual sea ésta. Soy sociólogo,
pero podía haber sido (de hecho lo fuí) periodista, o
cantautor, o literato... o incluso podía haber sido
(como quería mi madre, y bien que lo intentó) nota-
rio, abogado del Estado, geógrafo, misionero, político
profesional, agricultor biológico... ( todos esos
caminos se abrieron ante mis ojos en un momento u
otro de mi peripecia vital). Ciertamente, el conjunto
de causas y azares me han conducido a la condición
de sociólogo; más exactamente, de profesor de
Sociología. ¿Cómo se ha realizado la idea, al decir de
Hegel, pero una idea que no existía a priori -lo cual
sorprendería sin duda al alemán-?. Ese proceso
-vayamos terminando esta que empieza a ser una
larguísima introducción- puede ser de alguna utilidad,
o inspiración, o simple entretenimiento, a algunas
gentes jóvenes que andan ahora decidiéndose sobre
qué hacer con su futuro: tranquilos, su futuro se hará
solito. Déjense llevar por la vitae... pero no acepten
las causas sólo porque nos digan que ‘el mundo es
así’. Rebélense y los azares jugarán a su favor. Para
llegar ¿a dónde?... No importa, siempre que haya sido
su camino, y no el que les han marcado o intentarán
marcarles a lo largo de toda su vida.
Una última consideración. Desde que escribí
la primera versión del texto, en 1998, he introducido
cambios, porque lógicamente han pasado cosas desde
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entonces. Pero he añadido una segunda parte, más -
siempre desenfadadamente- académica; las páginas
465-484 de mi Proyecto Docente. El Proyecto
Docente e Investigador (PDI) es un documento que,
en España, escribimos cuando nos presentamos a una
oposición para obtener una plaza de Profesor Titular
de Universidad; osea: para hacernos funcionarios.
Algunos nos lo creemos y lo hacemos a conciencia
-sobre todo cuando no tenemos un tribunal favorable,
o endogámico, o como queramos denominarlo-,
aunque sistemáticamente salimos desengañados,
porque en realidad nadie se lo lee; salvo, cuando en el
tribunal hay hienas, chacales, o enemigos a secas,
para buscar fallos con los que atacar al candidato o
candidata. Y, efectivamente, yo lo trabajé a fondo
-cualquier día de estos lo publicaré, porque estoy
seguro de que será de gran utilidad a muchos docen-
tes o candidatos a docentes-, y no menos efectiva-
mente, nadie de mi tribunal se lo leyó. Bien, pues de
ese PDI he incluido aquí unas páginas del apartado
‘orientación investigadora’, como sección más
propiamente curricular (aunque siempre vitalmente
cargada). Si alguien quiere saber qué he hecho en el
ámbito de la Sociología, y odia leer un curriculum
vitae - como a mí me ocurre- , en unas poas páginas
podrá hacerse una idea mucho más clara que la que
aporta el CV.
Badajoz, 10 de agosto de 2001
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Primera
Parte Una historia
de vida
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Dirán lo que quieran
quienes dicen sentirse
jóvene s de po r vida...
Pero los veinte añossólo se cumplen
una vez
Nací el 17 de abril de 1956 en Mallén (Zara-
goza), un pueblo de 3.000 habitantes con agricultura
de regadío. Ayudaba en las faenas del campo durante
las vacaciones escolares, lo que desarrolló sin duda en
mí la preocupación por los temas agrarios. Mi interés
por estas cuestiones (más allá del lógico interés por
los asuntos familiares) se multiplicó cuando a los
dieciséis años trabajé como agente censal del Instituto
Nacional de Estadística en la realización del Censo
Agrario de 1972; lo que me permitió adquirir un tipo
de conocimiento distinto, y percibir la importancia de
los datos empíricos para comprender la realidad. Por
si fuera poco, mi padre, presidente de la franquista
Hermandad Sindical de Labradores (luego converti-
das en las decimonónicas y corporativistas Cámaras
Agrarias), se encargaba de meterme de lleno, en los
veranos del tardofranquismo, en las primeras 'guerras
campesinas' de la zona (como la del pimiento, la del
maíz, o la de las expropiaciones por la Autopista del
Ebro).
Desde niño tenía pasión por el periodismo, y
en 1973 marché a Barcelona a estudiar Ciencias de la
Información (trabajando durante siete horas diarias
mañanas en la lúgubre oficina de una gasolinera,
porque mi familia no podía permitirse mantenerme
estudiando lejos de casa) . Ya era entonces correspon-
sal local en un diario zaragozano (El Noticiero), y de
hecho aquel mismo año conseguía en Barcelona, a
mis 17 años, una exclusiva que recuerdo orgulloso:
tal vez la que fue la primera entrevista concedida por
el escritor aragonés Ramón J. Sender en España, el
día de su retorno tras casi cuarenta años de exilio (me
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Me sentía en la gloria cuando
veía mis trabajos en la portada
de las revistas. Y ya no digamos
cuando los dos trabajos de
portada eran míos... Fatua
juventud
costó casi diez horas de espera en la recepción de su
hotel, y derretir a base de decadentes suspiros a una
especie de señorita Rotermeyer que controlaba los
movimientos del viejo novelista libertario).
Estudiando Periodismo, el contacto (a distan-
cia, pues para entonces había dejado de asistir a clase)
con el profesor Jesús de Miguel me hizo prestar
especial atención a la Sociología. Aunque el periodis-
mo me seguía apasionando, los estudios de Ciencias
de la Información me aburrían soberanamente, y dos
factores ajenos me empujaron a volver a mi tierra: por
un lado las continuas huelgas llevaron a mi familia a
ret irarme el escaso apoyo económico que me podían
prestar: y por otra parte, aunque me encantaba vivir
en Barcelona y disfruté de ello, el ambiente en La
Universidad Autónoma era muy poco acogedor para
los estudiantes no catalanes. Me instalé en Zaragoza,
y desde allí seguí atendiendo la carrera a distancia, a
trancas y barrancas.
En Zaragoza seguía escribiendo, tanto en el
diario El Noticiero como en las revistas políticas de
la época (Andalán, y Esfuerzo Común, nunca
olvidaré al 'cazurro' de Vicente Calvo, quien sabien-
do poco me enseñó mucho periodismo, y que un día
subió al cielo con su destartalado Dyane-6, en los
montes de Teruel), atendiendo sobre todo a los
conflictos sociales que se producían en el sector
agrario.
A principios de 1976 la revista Andalán me
había encargado un informe sobre la oposición de los
agricultores a la construcción de la autopista del Ebro
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Reponiendo fuerza s con Mario, en
‘Casa Emilio’, tras alguna
ma nifesta ción o algún viaje
En el patio de la casa de Mario, en Cortes,
con Gina, José Mari Lagunas (‘el Gordo’) y
otros colegas... Arriba, el maestro
(conflicto en el que venía participando intensamente,
y sobre el que escribía casi a diario en El Noticiero),
y se me sugirió que podía hacerlo en colaboración
con uno de los miembros fundadores de aquella
revista: el sociólogo navarro Mario Gaviria. Un
art ículo suyo sobre la modernización del mundo rural,
publicado en un monográfico sobre el campo de
Cuadernos para el Diálogo, me acababa de impre-
sionar, aunque con algunos de los puntos de aquel
trabajo recuerdo que estaba en profundo desacuerdo.
Por supuesto que durante algunos años seguí
vinculado al periodismo. Iba aprobando algunos
cursos de la carrera y a la vez haciendo periodismo
real. Además de en los medios ya citados fui en años
sucesivos colaborador de la revista Triunfo (sin duda
la más importante de la transición española), el
periódico Diario 16, Primera Plana y otras revistas.
Pero tras escribir mi primer trabajo junto a Mario
Gaviria, las pequeñas dosis de veneno sociológico
que Jesús de Miguel me había inoculado (con sus
comentarios a mis trabajos de curso) hicieron plena-
mente su efecto. Poco a poco mi trabajo como perio-
dista era cada vez más apreciado (llegué incluso a ser
elegido vocal de la junta directiva de la Unión de
Periodistas de Aragón ), pero me iba acercando
lentamente hacia lo sociológico al par que alejándome
de lo meramente periodístico.
En el verano de 1976, con un brazo en restau-
ración, viajé con Gaviria y un amplio equipo a una
comarca amenazada por varias centrales nucleares y
una gigantesca central térmica de carbón, para reali-
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Pues sí... La Transición
fue sumamente divertida
zar un informe socioeconómico cuyo destino era ser
utilizado por las organizaciones ecologistas y campe-
sinas como instrumento de lucha contra la nucleari-
zación de la comarca.
Sin experiencia alguna, y con veinte años
recién cumplidos, alojado en casa de Ismael Abizan-
da, un cura rojo de la comarca que años más tarde
acabaría jugando a la Bolsa, realicé mi primer
trabajo de campo: sobre el impacto ecológico,
económicoy social de una central térmica con unos
veinte años ant igüedad sobre su entorno inmediato, el
municipio de que Escat rón.
Todavía guardo un orgulloso recuerdo de
aquel trabajo, publicado en el libro El Bajo Aragón
expoliado (Ed. Deiba, Zaragoza,1977), así como de
aquel viaje en general -incluidos los interrogatorios
de baja intensidad, a pie de carretera, de la Guardia
Civil-. Fue el inicio de diez años de estrecha colabo-
ración con Mario Gaviria, con el que se aprendía
mucha más Sociología que en la Universidad, siempre
que asumieses estar en la periferia del sistema. Pero
además conocí a otras gentes muy interesantes, como
Angel Delgado (ex-cura, ex-poeta, ex-periodista, ex-
piloto de carreras, ahora profesor de autoescuela y
siempre profundo filósofo), Jose Mari Lagunas ('el
Gordo'), Wirberto Delso (el famoso ‘cura rebelde’ de
Fabara), Enrique Grilló, Florencio Repollés...
Especialmente el periodo 1976-1984 fue rico
en experiencias (además de divertido, lo que debería
exigirse al menos para algún t ramo de la vida de todo
sociólogo). Nuestra participación en numerosos
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conflictos sociales (rurales, urbanos, territoriales, en
suma ecológicos) ayudando con nuestros informes a
los agentes sociales implicados, e implicándonos a
su vez en la lucha, fue extremadamente enriquece-
dor. Aunque, naturalmente, no era enriquecedor en
el sentido que ahora más fácilmente se entiende;
pero necesitaba muy poco para vivir: un colchón en
el suelo, una mesa y una máquina de escribir, ladri-
llos y tablas para las estanterías en las que guardar
mis libros, casi todos comprados de segunda mano,
y eso sí, eso siempre y sagrado, buena música...
Abandoné (cuando me faltaban apenas cuatro
asignaturas para terminar) los estudios de Ciencias
de la Información, desprecié interesantes ofertas en
el campo del periodismo, profundicé en el arte de
vivir con poco, pero a cambio aprendí mucho. Tuve
la oportunidad de trabajar, discutir o aprender con
algunas mentes privilegiadas, como Henri Lefe-
bvre, John Friedmann, Brice Lalonde, Juan
Martínez Alier, José Manuel Naredo, Ramón
Tamames, Ramón López de Lucio, Pedro Costa
Morata, Ramón Fernández Durán y tantos otros...
Filósofos, sociólogos, economistas, urbanistas,
arquitectos, ingenieros... que me aportaron además
una perspectiva multidimensional de los problemas
sociales, especialmente de los urbanísticos.
En el verano de 1979, en
Villanueva de la Serena (Bada-
joz), tuve mi últ ima experiencia
como periodista. Durante cinco
días, en el curso del encierro de
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En el verano de 1979 conseguimos juntar a casi 25.000 personas en Villanueva de la Serena,
para protestar por la aprobación de la Central Nuclear de Valdecaballeros
casi cien alcaldes que habíamos promovido contra la
aprobación por el Consejo de Ministros de la central
nuclear de Valdecaballeros, editamos un 'diario' , en
la 'vietnamita' que nos prestó un joven alcalde. El día
de la manifestación en Villanueva (la más importan-
te en la historia de Extremadura) llegamos a hacer
tres 'ediciones'. Con la ayuda del resto del equipo
redactor del informe El modelo extremeño (Madrid,
1980) llenaba cinco páginas, ilustrando con dibujos
algunos detalles del conflicto.La foto recoge un
aspecto de la manifestación, y portadas de
Extremadura Humillada. La revista Triunfo publicó
una selección de textos de los números publicados, y
varias televisiones europeas -no la española, por
supuesto- informaron sobre aquella emocionante
experiencia. La batalla -pacífica y valiente- de Extre-
madura, como denominaron los medios de comunica-
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ción aquel episodio, fue la más bella que viví. Aquel
mismo verano mi abandono del periodismo se
institucionalizó incluso;
A través de aquellos trabajos militantes y del
trabajo que nos daba de comer (estudios territoriales
y regionales, y sobre todo trabajos de urbanismo y de
consultoría en general) fuimos introduciendo el
pensamiento ecológico en España, adaptando a
nuestra realidad las aportaciones que Gaviria traía de
los Estados Unidos o Francia, e insertando ese pensa-
miento en una base ideológica propia, recuperando
aportaciones de autores como Joaquín Costa. Una
docena de libros de aquella época (ver currículum
vitae ampliado) dan fe de todo ello.
Todo estaba ¿demasiado? entremezclado.
Entre 1977 y 1979 me ocupé de organizar y publicar
los debates eco-campesinos del grupo ARRE (Alter-
nativas Radicales para la Ribera del Ebro), que
publicaba la editorial Hórdago y que trataban de
cooperativismo, de sindicalismo agrario, sobre
renteros, gestión del agua... También promoví la
creación del llamado Frente del Ebro, con el que
batallamos contra los trasvases y gracias al cual se
reciclaron hacia el ecologismo -y la tolerancia- unos
cuantos marxistas-leninistas de vía estrecha que en
realidad tenían pánico de la dictadura del proletaria-
do. Pero, efectivamente, todo estaba demasiado liado.
Los diversos 'comisarios políticos' procuraban apartar
a sus pupilos-militantes de nuestro peligroso pensa-
miento libertario. Y los diversos 'gurús' académicos
apartaban a sus pupilos-alumnos de nuestra peligrosa
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Eran tan bo nitas la s por tada s de las revistas d e pens am iento en aqu ella épo ca...
Aún no no s habíamo s dado (todos) a l academicismo, y no n os avergonzab a pensar diferente.
Pero e n fin, d e eso h ace vein te año s...
producción sociológica y urbanística, que se fue
pudriendo en estantes y librerías de viejo. Años más
tarde algunos 'listos' descubrirían la Ecología.
Entre tanto informe, encierro y marchas, aún
tuve tiempo para preparar, en 1980, un libro para la
editorial El Viejo Topo (la más avanzada de la época)
seleccionando, revisando y anotando los textos que
consideré más teóricos de Mario Gaviria, quien se
negaba a detenerse para sistematizar como teoría
sociológica sus ricas aportaciones. Se publicó con el
título de El buen salvaje (Barcelona, 1981), al que
añadí el subtítulo De urbanitas, campesinos y
ecologistas varios.
Mientras tanto, entre otras cosas, abandoné
también definitivamente el periodismo. Escribía
informes y ensayos en las revistas de pensamiento
radical de la época (casi todas lo eran entonces),
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Además, en el verano de
198 5 sub í hasta la cim a
del Teide, en Tenerife,
pero llegué ta n can sado ...
estaba mu y cans ado , y
pensé en qu e no ten ía
sentido seguir
ascen diend o no se sab ía
muy bien ha cia dónde,
pero siempre a costa d e mi
familia, y a veces incluso
de mis principios (¡quépintaba yo redactando
guías de playa, por mucho
que fuesen cultas guías
impublicables, y queadjuntase sesudos
informes críticos!).
donde eran siempre bien recibidos : Ajoblanco, El
Ecologista, Alfalfa, Bicicleta, El Viejo Topo,
Transición.... Aunque todavía colaboraría como
promotor en el lanzamiento del diario Liberación en
1985, de penoso recuerdo para tantos (en el que el
publiqué algunos informes y artículos de opinión de
poca enjundia).
Mas llegó el desencanto. El balance era muy
positivo: habíamos contribuido a la extensión del pen-
samiento ecológico España y al desarrollo de los
grupos ecologistas; habíamos ayudado a impedir la
construcción de varias centrales nucleares en Aragón,
Navarra y Extremadura; al renacimiento rural; a una
comprensión más humana y ecológica de la ciudad y
su entorno por parte de los urbanistas; a la introduc-
ción de factores medioambientales y de equidad en
las grandes obras públicas ... Pero mientras las gentes
prácticas se habían situado, habían resuelto sus
carreras académicas, profesionales, políticas, habían
venido ocupando parcelas de poder, algunos venía-
mos rechazando cualquier asomo de integración
(seguramente no por ser mejores, sino por un mal
entendido puritanismo, una especie de exhibición
calvinista de errónea virtud), y cada vez nos sentía-
mos más fuera de onda. Yo había abandonado incluso
la carrera, y arrastraba a una familia recién formada
por caminos y veredas sumamente incómodos, hoy
aquí , mañana allá... Y no se trataba de una cuestión
contable. En 1984 habíamos creado con Gaviria y dos
economistas una empresa consultora (no la cooperati-
va alternativa de estudios que ingenuamente yo había
propuesto), y nos iba casi demasiado bien. Estaba
16
Afortunadamente, Gina siempre ha
estado al lado, desde el principio (sí, ya
sé que al principio éramos m ás jóvenes,
pero no he encon trado fotos)
ganando más de lo que una década más tarde ganaba
como profesor universitario, y mi trabajo como
consultor generaba notables beneficios a la empresa.
Pero, como decía el poeta, yo era un tonto y lo que vi
me hizo dos tontos. La España del pelotazo se exten-
día, y sus efluvios malolientes llegaban demasiado
cerca. Así que una vez más tomé una decisión radical.
En 1979, mientras elaborábamos en Extrema-
dura tal vez el primer informe socioeconómico que
aplicaba los conceptos de eco-desarrollo y desarrollo
sostenible (El Modelo Extremeño, Madrid,1980),
había tomado otra decisión radical: el abandono del
periodismo, profesión en la que se me empezaban a
abrir las puertas (digo que fue una decisión radical,
porque hube de elegir, en aquel momento, entre
integrarme como periodista de plantilla, con contrato
laboral y esas cosas, en la revista Andalán, o irme
Extremadura a ayudar a liberar a una comarca de las
garras de una central nuclear), por una actividad que,
hoy por hoy, sigue sin estar claro para mí si se trataba
de investigación social, urbanismo, militancia ecolo-
gista, divulgación ideológica, consultoría o qué se yo
qué (durante años tuve serias dificultades para expli-
car a qué me dedicaba; supongo que por comodidad,
me seguían considerando "el periodista"). Supongo
que, como dijo otro sociólogo de la "escuela" de
Gaviria, "empecé a hacer sociología porque en aquel
momento la sociología era la materia menos parecida
a todas las cosas que no me gustaba hacer"; también,
como explicó Gaviria a Amando de Miguel , porque
quería conocer la sociedad de verdad, su contenido
real, pero sobre todo "cómo podría ser y por qué no
17
Los atardeceres son una razón
más qu e suficiente para vivir en
Extremadu ra
Una visión del pintor Angel
Corella, extre-maño y libertario,
del vac ío deja do p or Alicia
lo es, como podría ser la sociedad futura y que
fuerzas impiden el devenir ascendente de la humani-
dad" (De Miguel, Homo Sociologicus Hispanicus,
Barcelona, 1973, p.119). El contacto con los jornale-
ros extremeños contribuyó enormemente a decantar-
me por la interpretación de la realidad, y por la
voluntad utópica de mejorarla, abandonando la
descripción superficial que de la misma hace el
periodismo.
Y en 1986, de nuevo en Extremadura, volví a
tomar como he dicho una decisión radical, que tuvo
un coste altísimo, tanto relacional como económico,
pero que a la larga me ha compensado: con la excusa
de hacerme cargo de un informe sobre el agua, que
debido a factores políticos se frustró, decidí instalar-
me en esta región, la más atrasada de España, con la
que desde años atrás me había identificado. En contra
del criterio de mis socios (¿cómo habíamos pasado de
'amigos' a 'socios'?), a quienes, en cierto modo poco
metafórico, hube de comprar mi libertad.
Mientras en el resto del país la sociedad -
incluídos muchos que habían exhibido su fundamen-
talismo estentóreo justo a mi lado- se diluía en la
postmodernidad y la dolce vita, todo ello alimentado
por los diversos pelotazos, en Extremadura los
políticos y activistas progresistas intentaban empujar
a esta región desde el subdesarrollo a la modernidad.
Esta empresa me atraía mucho más, aunque suponía
de nuevo empezar de cero, en un espacio en el que era
casi un desconocido, lejos del cálido entorno del
ecologismo, la sociología radical y la intelligentsia
18
crítica. Pero ¿qué es la vida sin desafíos?.
En realidad en Extremadura, esta región
entonces bastante olvidada (y sobre todo, desconoci-
da), encontré un regazo mucho más acogedor. Mi
familia, aún después de una de las más duras pérdi-
das a las que uno se puede enfrentar, se convirtió en
una auténtica familia, con un hogar, e incluso yo me
acerqué a la normalización cursando la carrera de
Sociología (con muy buenas notas por cierto, a pesar
de hacerla a distancia, en unos años de intenso trabajo
y con dos niñ@s correteando por casa). Mi mujer, que
había abandonado sus estudios en su último año de
carrera, en Zaragoza, para ocuparse de nuestra prime-
ra hija, enferma desde el nacimiento por causa de un
impresentable -aunque eso sí, muy progre y social-
mente valorado- médico (a principios de los ‘80 el
cuerpo médico aún era una piña corporat iva irrompi-
ble, y no pudimos ni plantearnos una denuncia por
negligencia; ninguno de los testigos de la pifia,
matronas, enfermeras, médicos, hubiese dado la cara),
la retomó en Badajoz y la terminó rápidamente. En
cierto modo abandonamos una edge society que sólo
era realmente cómoda, a partir de los treinta, para
quienes tenían un buen colchón patrimonial, de rancia
burguesía (aquella izquierda exquisita que tan bien
había retratado Tom Wolfe) arropándoles. En suma,
alcancé cierto grado de estabilidad que hoy agradez-
co.
Por mi parte, creo que a través de la consulto-
ra que fundé con Ramón Fernández, Taller de Estu-
dios Sociales y Territoriales (TESYT), aporté
19
durante diez años mi granito de arena a la moderniza-
ción de esta región. Muchos/as sociólogos, geógra-
fos/as, arquitectos/as, biólogos/as, economistas, etc.,
creo que adquirieron en su contacto con nuestra
consultora un buen bagaje, tanto en cuanto a técnicas
y métodos de investigación social y territorial, como
en lo que se refiere a actitudes ecológicas. Creo que
hemos contribuido a que el Urbanismo y la Ordena-
ción del Territorio se equiparen en esta región al que
puede hacerse en otras mucho más desarrolladas y
con más medios técnicos y económicos. Por otra
parte, la experiencia acumulada entre 1984 y 1986
haciendo informes y guías sobre el turismo de playa,
me fue útil para elaborar, con un buen equipo, la
primera guía turística exhaustiva de Extremadura,
editada en el '92 y que creo ha contribuido bastante a
dar a conocer esta región con los 15.000 ejemplares
que de la misma se distribuyeron. Pero muy especial-
mente creo que en algo hemos contribuido a la
existencia de una Sociología Extremeña que, antes de
mediados de los '80, sólo se hacía "desde fuera" en
todos los sentidos.
En 1994 decidí una vez más empezar "de
cero". Esta vez, con 38 años y casi veinte de activi-
dad, decidía iniciar el camino de la institucionaliza-
ción. Durante años fuí sumamente crít ico para con la
Universidad (y de hecho lo sigo siendo). Sólo en una
región como Extremadura, donde es de fundación
reciente (aunque ya sufra los mismos males que las
más antiguas), podía hacérseme aceptable este proce-
so de institucionalización.
20
Con la socióloga Ma ría Angeles
Durán, y el Consejero de Cultura
de la Junta de Extrem adura, Paco
Muñoz, en la Prima veraSociológica organizad a por el
GES en 1997
Así que opté a una plaza de profesor asociado
a tiempo parcial, que como era lógico viniendo de la
edge society tuve que pelear ( pensando que efectiva-
mente la Universidad no tenía remedio, estuve a
punto de desistir, pero como en los cuentos morales,
al fin la virtud venció a la felonía).
En cualquier caso, la actividad académica
pronto me hizo ver que probablemente había cometi-
do un error al mantenerme durante tantos años lejos
de la universidad, pues me encontraba sumamente a
gusto intentando transmitir algún conocimiento a mis
alumnos. Pero no es menos cierto que todos esos años
de actividad libre, de investigación critica y despre-
juiciada, de Socio logía al servicio de los grupos
sociales más débiles, en suma de imaginación
sociológica, me han dado una perspectiva de la que -
según compruebo día a día- carecen tantos profesores
universitarios cooptados por la vía endogámica más
tradicional.
Y en fin, empecé a asistir a congresos y
seminarios, pero ahora ya no tanto a dar conferencias,
sino a presentar humildes comunicaciones; empecé a
publicar en revistas de reconocimiento académico;
hice modestamente mi programa de doctorado; me
inscribí en las asociaciones nacionales e internaciona-
les de Sociología (entre 1995 y 1998 fui casi por
casualidad vocal del Consejo Federal de la Federa-
ción Española de Sociología ); me incorporé a varios
grupos de investigación; empecé a trabajar en contac-
to con profesores de universidades extranjeras. En fin
todas esas cosas que el proceso de doma conlleva ...
21
Inauguración del I Congreso Extremeño
de Sociología. Mérida, 1997
Desde 1995 trabajé como profesor asociado de
la Universidad de Extremadura con dedicación
exclusiva, dedicando una parte importante de mi
tiempo a la defensa y promoción del Área de Sociolo-
gía dentro del macrodepartamento de Economía
Aplicada y Organización de Empresas, en el que
estamos alojados. A veces se hacía raro ser el último
'pnn' a los 42, con una treintena de libros a la espalda
y cuando uno ha compartido páginas o mesa de
debate con la créme de la intelectualidad a los 23 (y
ganando menos, aún en el año 2000, de lo que ganaba
quince años antes); pero al decir de Sinatra, es 'my
way'. De algo sirvió aprender, en los ecologistas '70,
a 'Vivir pobre, pero con elegancia'.
Aunque, naturalmente, cuando aceptas la
doma los resultados empiezan a verse tarde o tem-
prano (más temprano y más vistosos si aceptas
además entrar en el juego feudal y pisar a los demás,
pero eso ya sería demasiada integración para mi
body). Una tesis doctoral con una brillante califica-
ción y que se hace además acreedora de un premio
nacional; microposiciones microprestigiosas en el
escalafón de la profesión (¡horror!); las sonrisas de
los/las caciques... y al fin la titularidad... ¡la plaza!...,
la seguridad del funcionario... naturalmente previo
pago de la cuota de humildad correspondiente (¿qué
otra cosa son las oposiciones a plazas universitarias,
cuando no están endogámicamente organizadas para
sancionar positivamente a quien ya previamente se ha
humillado, que un acto de humillación ante el sta-
blishment?). Todo esto quiere decir que, desde el día
que tomé posesión, casualmente el mismo día en que
22
Entre 1993 (foto sup erior,
en una m atanza en casa
de Javier Luna) y 2001
(foto inferior, en mi siem-
pre añorada Barcelona)
ellos han crecido a lo alto.
Yo he seguido creciendo a
lo ancho... ¿Quizás ade-
más he m adurado ? ¡Espe-
ro qu e no d ema siado ...!
celebraba mi 45 cumpleaños, soy Profesor Titular de
Universidad. Así que ya estoy en la rueda; luego
pediré mis mis trienios, mis quinquenios, mis sexe-
nios de investigación... Ufff...¿Así que a partir de
ahora tengo que planificar mi producción no en
función de lo que me apetezca hacer, sino en función
de una futura candidatura a catedrático?. Pues lo
tienen claro...
Una de las actividades con la que más he
disfrutado en mi primera etapa como universitario ha
sido reorganizando y animando un poco a los/as
sociólogos/as de las región, con un grupo de dinámi-
cas personas, a través del Grupo Extremeño de
Sociología (GES), fundado en 1996. Hasta 1998 he
presidí el Grupo, y tuve la suerte de poder organizar
el primer Congreso Extremeño de Sociología, cele-
brado en octubre de 1997. Además hemos organizado
varios ciclos de conferencias, acercando a algunos/as
de los/as principales sociólogos/as nacionales, edita-
mos un boletín, hemos celebrado en 1998 un encuen-
tro extremeño-alentejano (hispano-portugués) de
Sociología... En fin, durante unos años hemos intenta-
do no pararnos, aunque últimamente el GES (que tras
algunas vicisitudes, ha quedado instituida como la
asociación representativa de los sociólogos extreme-
ños antes la Federación Española de Sociología) tiene
un poco abandonadas sus actividades (aún así, todavía
en el año 2000 hemos contribuido a la creación del
Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Cien-
cias Políticas y Sociología de Extremadura, de cuya
Junta Promotora he formado parte. Aunque, personal-
mente, desde el inicio del año 2001 he abandonado, al
23
menos por una larga temporada, mis responsabilida-
des tanto en la Asociación científica como en el
Colegio profesional, ahí están ambas instituciones,
para los/las colegas de la región les saquen partido.
Pero sobre todo, desde hace unos años, exacta-
mente desde 1986, disfruto además de mi familia. Eso
sí, sigo evitando los actos 'sociales', en los que me
siento como un pato en un garaje, aunque me gusta
reunirme a comer o cenar con los amigos. Y desde
1992 tengo un traje, que me pongo, si me apetece,
cuando la ocasión lo requiere.
En fin, casi un cuarto de siglo de dedicación,
desde una perspectiva mult idimensional, a la investi-
gación social, a la imaginación sociológica, a la
Sociología con mayúsculas... aunque algunos y
algunas siguen entendiendo la Sociología de una
forma muy distinta, desde luego: como una actividad
burocratizada que genera tablas y descripciones
porcentuales, y temen la imaginación como si de un
demonio se tratase...
Eso sí, los tiempos son muy distintos, por lo
que a todo joven sociólogo que me pregunta siempre
le recomiendo que no siga mi ejemplo. Que intente
seguir el camino recto y ordenado, para que los
'cabezas-frías' no se las den todas en el mismo carri-
llo. Pero en cualquier caso, que siga su camino;
siempre será el mejor, por muy 'largo y tortuoso
camino' que sea.
24
25
S e g u n d a
Parte Orientación
Investigadora(un CV soportable)
“Os recuerdo que la imag inación sociológica
consiste, en un a pa rte con sidera ble, en la
capacidad de pasar de una perspectiva a otra
(...) se presenta pocas veces sin una gran
cantidad de trab ajo rutinario, pero posee una
cualidad inesperada, quizás porque su esen-
cia es la combinación d e ideas que n adie
esperaba que pudieran combinarse. Detrás
hay un juego mental y un impulso verdadera-
men te decidid o pa ra da r sentid o al mundo
(...) much as vece s la pre para ción in capa cita
para aprender modos nu evos, lleva al rechazo
de aquello que, al principio, sólo puede pare-
cer vago y aún desm aña do. Per o deb éis
aferraros a esas imágenes y nocion es vagas,
si son vuestras, y debéis elaborarlas. Porque
en esas formas es como aparecen al principio,
casi siempre, las ideas originales. Si las hay”
(C. Wright M ills, La imaginación sociológica,
Fondo de Cultura Económica, México, 1961:
222)
“Conseguí la mayor parte de mi cono cimien to
sobre la socie dad y la naturaleza humana de
mis propias observacion es”
(Robe rt E. Par k, 197 3, ‘Life Histo ry’, Am eri-
can Journal of Sociology, 79: 251-260)
26
27
En la primera parte de este proyecto [me
refiero a las primeras 466 páginas de mi Proyecto
Docente e Investigador] me esforzaba en defender la
función docente del profesorado universitario, pero
partiendo del principio del carácter bifronte de
nuestra profesión. Pues, efectivamente, la investiga-
ción es un componente de nuestra actividad quizás no
más, pero desde luego tampoco menos importante que
la docencia.
Por tanto, me centraré primero, en este apartado,
en mi trayectoria investigadora, de forma resumida
pues puede seguirse más detalladamente en el currí-
culum vitae, para ocuparme después de la orientación
propuesta en el marco del Área de Sociología del
Departamento de Economía Aplicada y Organización
de Empresas de la Universidad de Extremadura, bien
entendido que, desde 1995, mi t rayectoria y la
orientación del Area están ya muy estrechamente
vinculadas.
Trayectoria investigadora
En mi trayectoria investigadora podemos trazar
una serie de líneas de especialización que obviamente
se han diversificado más o menos, en distintos mo-
mentos, en función de mi posición, mi actividad
profesional y las demandas del entorno. Así como han
variado a lo largo del tiempo el tipo de productos de
la investigación.
Así, en los años ‘70 el periodismo de investiga-
ción era una actividad esencial, que luego fue dando
paso a la investigación aplicada y a la propia difu-
sión de la investigación; en los años ‘80 el periodis-
mo fue totalmente abandonado, siendo predominan-
tes en esos años los informes técnicos y los docu-
28
mentos de planeamiento; finalmente, en los años ‘90
los desarrollos teóricos y la investigación básica
aparecen como nuevas formas de actividad, y los
proyectos de investigación, la producción orientada a
congresos y foros científicos de carácter académico o
la docencia, nuevas formas de difusión de la produc-
ción. En los últimos años el impacto de las Nuevas
Tecnologías de la Información me introduce además
en un nuevo espacio, que es a la vez de investigación
y difusión del conocimiento: Internet.
La posición y el tipo de actividad determinan,
asimismo, la amplitud temática objeto de estudio.
Una amplitud que, obviamente, se ha venido estre-
chando a lo largo del tiempo. La actitud inicial,
característica del periodismo, que consideraba que
“nada humano me es ajeno”, va dejando paso de
forma progresiva a una serie de temáticas cada vez
más concretas, aunque siempre con las antenas
alertas, por cuanto las demandas del mercado del
conocimiento, o el mero interés por nuevos fenóme-
29
En dos pequ eños tomos se
editaron, en 1987, los
últimos artículos de
opinión que pub liqué en
la prensa arago nesa
nos sociales, pueden encaminarnos hacia campos
totalmente novedosos. En este sentido, siempre he
tenido a gala, como proclamaban tanto uno mis
intelectuales más queridos, Lewis Mumford como su
propio maestro, Pattrick Geddes, el ser un generalista.
Esa apertura de campo, y sobre todo de miras,
esa capacidad de saltar de una perspectiva a otra de la
que hablaba Wrigth Mills en La Imaginación Socio-
lógica, no significa que mi trayectoria intelectual e
investigadora no tenga unas líneas claras de conti-
nuidad. Un cuarto de siglo de dedicación a los temas
sociales da para mucho, y por debajo de la diversi-
dad temática es fácil observar una serie de líneas de
especialización. Una especialización que, sin embar-
go, nunca podría entenderla en los términos casi
enfermizos a que los modelos de obediencia anglosa-
jona conducen, coincidiendo plenamente con la
opinión de uno de los más profundos conocedores de
la sociedad contemporánea, Alvin Toffler, cuando
afirma:
“Nuestro obsesivo énfasis sobre el detalle
cuantificado sin atención al contexto, sobre
la medición progresivamente má s precisa de
problemas prog resivamente más pequ eños,
no hace sino dejarnos sabiendo cada vez
más cosas sobre cada vez menos cosas”
(Toffler, 1980)
En el esquema siguiente he intentado establecer
el mapa de flujos, más que de líneas, que ha venido
entretejiendo los temas de una forma a veces imper-
ceptible. En él se observan claramente dos grupos de
temáticas que constituyen líneas clara de trabajo. Pero
ambas participan de una unidad en cuanto a la ampli-
tud de campo, pues domina claramente la perspectiva
macro o meso, frente a la perspectiva micro, apenas
considerada únicamente en algunos ensayos.
30
En lo que podríamos considerar como ámbito de
la Ecología Social, por utilizar una denominación
más amplia y ajustada que la de Ecología Humana,
me he ocupado de la Sociología Rural y Urbana, la
Ordenación del Territorio, los procesos de moderni-
zación (todo lo cual, defiendo en mi tesis doctoral,
debería ser agrupado en una Sociología de la Urbani-
zación que permita definitivamente superar el impas-
se a que la dicotomía rural/urbano ha conducido tanto
a la Sociología Rural como a la Urbana), y muy
especialmente del Medio Ambiente, que como lo
rural, está presente en mi producción desde 1976.
Y en el ámbito de las Estructuras y Procesos
Sociales me he ocupado de una serie de temáticas,
algunas de las cuales son transversales (como el
Género, la Juventud o los Estudios Fronterizos)
relativamente amplia, producto tanto de las demandas
existentes en cada momento (como los estudios de
Sociología del Trabajo y del Ocio, o de la Cultura)
como de las derivaciones que, por interés personal en
el tema, he podido hacer en un momento dado (como
es el caso de la Cibersociología).
Precisamente éste último tema marca, de alguna
forma, un punto de confluencia de ambas líneas de
trabajo; pues a la cibersociología he llegado tanto por
mi interés por las nuevas tecnologías y la evolución
del trabajo, como sobre todo, desde un punto de vista
teórico, a partir del desarrollo que hago en mi tesis
doctoral del concepto de urbe global. Pero a su vez el
tema termina interaccionando con otros como la
Desigualdad y la Exclusión Social, o temas transver-
sales como la Juventud o el Género. La propia Ciber-
sociología se va a constituir, sin duda alguna en un
tema sociológico que, además de por su naturaleza
intrínseca, va a ser transversal a casi todas las temáti-
cas.
31
Ecología Social
La dialéctica urbano/rural, el desarrollo so-
cio-económico entendido como urbanización, y la
dialéctica naturaleza/sociedad, constituyen una línea
de trabajo claramente vocacional desde el principio.
Señalaré una serie de hitos que han venido
delimitando esta línea, apuntando tanto las influencias
teóricas y formativas que los han influido, como los
principales resultados obtenidos.
Mi interés por los temas rurales deriva, obvia-
mente, de mi condición de hijo de agricultor, pero de
un tipo de agricultor que ha sido clave en el proceso
de modernización y cambio social en España: el
agricultor medio de regadío, cultivador directo, e
inmerso en la vorágine de la transformación tecnoló-
gica y la reorientación productiva que se produce a
partir de los años ‘60, que además, en el caso de mi
padre, contaba con una capacidad de análisis crítico
poco habitual. Debo hacer referencia a su influencia
intelectual, pese a ser un campesino, porque desde su
32
posición de presidente de la Hermandad Sindical de
Labradores se implicó de lleno, y sobre todo me
implicó a mí, en las primeros grandes conflictos
sociales agrarios del tardo-franquismo: las conocidas
guerras del maíz y del pimiento (entre 1972 y 1976),
y las luchas contra el trazado y las expropiaciones de
la Autopista del Ebro. Lo que me puso en contacto
con una serie de intelectuales cuya influencia sería
decisiva.
Una de aquellas personas fundamentales en mi
evolución fue el profesor Ramón Sainz de Varan-
da, que fuera luego primer alcalde democrático de
Zaragoza, el cual se hizo cargo como abogado de la
defensa de los agricultores de mi pueblo frente a la
concesionaria de la autopista. Y fue esencial porque
reorientó mis lecturas hacia la Sociología Rural, y me
abrió la mente hacia dos procesos dialécticos que han
estado ya siempre presentes de una u otra forma en
mis trabajos: la urbanización del espacio rural y la
ruralización del espacio urbano. Efectivamente, los
procesos de rurbanización han sido objeto de varios
de mis trabajos.
Aunque sería el encuentro con el sociólogo
Mario Gaviria el que definit ivamente me conduciría
en la dirección en la que he trabajado desde entonces,
al ayudarme a profundizar en la dialéctica cam-
po/ciudad, debiendo citar también en esos momentos
iniciales la influencia, sobre todo indirecta pero
también directa, de su maestro, el filósofo y sociólo-
go francés Henri Lefebvre.
Precisamente el primer trabajo al que hoy puedo
atribuir la condición de investigación sociológica,
dentro del informe dirigido por Gaviria por encargo
de una asociación de defensa territorial del Bajo
Aragón, se centró en el proceso de cambio social en
33
un pueblo rural, Escatrón, en el que veintinco años
atrás se había construido una central térmica que por
un lado destruyó el espacio agrario por efecto de la
contaminación, y por otra parte convirtió al pueblo en
un poblado de empresa, con todos los efectos socio-
culturales que ello supone (Baigorri, 1976). El mismo
tipo de análisis, sobre los procesos de cambio en
zonas rurales, lo apliqué luego en mi propio pueblo,
Mallén, para la Memoria Informativa de las Normas
Subsidiarias de Planeamiento, así como en un munici-
pio de Navarra pero cercano al mío, Ribaforada,
también inicialmente en el marco del planeamiento
urbanístico, pero que generó además dos publicacio-
nes específicas promovidas por el Ayuntamiento y la
Diputación Foral de Navarra (Baigorri, 1980a,
1980b). En (Baigorri, 1980c) se trataban a nivel
teórico las transformaciones sociológicas y antropo-
lógicas.
A la vinculación de esos cambios sociales con el
espacio me condujo tanto la reflexión más allá de
periodística sobre los efectos de la autopista, como
sobre todo el planeamiento urbano. Fundamental fue
el trabajo que realicé (que por cierto no aparece en mi
currículum, olvidado en el momento de su elabora-
ción como otros t rabajos) para el Plan Director
Territorial del Alfoz de Burgos en 1977, en el que
se me asignó, dentro de los trabajos coordinador por
Mario Gaviria, el análisis del espacio agrario. Con
aquel trabajo, y por directa influencia de las teorías
sobre territorio y función de John Friedman, quien
en sus visitas a España para cursos o conferencias
siempre encontraba tiempo para visitar nuestro
equipo y debatir ampliamente, empecé a trabajar en
los procesos de cambio que en el espacio rural se
estaban produciendo, en una dirección multifuncio-
nal. Un trabajo que desarrollé con mayor profundi-
34
dad, por el tiempo y los medios disponibles, en el
análisis del suelo no urbanizable para los trabajos
previos del Plan General de Ordenación Urbana
de Alicante (por encargo de la consultora de urba-
nismo y sociología urbana EUSYA de Madrid,
EUSYA), y después en los trabajos informativos
para el Plan General de Ordenación Urbana del
Puerto de Santa María, en Cádiz. Trabajos en los
que además pude conectar con un tema sobre el que
luego trabajaría: las ciudades de playa.
Pero sería en el marco de uno de los proyectos
más importantes de esa época, el Estudio Socioeco-
nómico del Campo Riojano (1981-1984), financiado
por el Instituto de Relaciones Agrarias del Ministerio
de Agricultura y en el que pudimos disponer de un
equipo de casi 40 investigadores, donde trabajé con
más amplitud y profundidad los procesos de cambio
social y espacial del medio rural, desarrollando en
aquel trabajo con un concepto fundamental, el de
competencia por el uso de la tierra, que justamente
en aquellos momentos, y sin contacto mutuo, desa-
rrollaban otros investigadores, como Ridley Dunlap,
en los Estados Unidos. Además de en el propio libro
que recogía la investigación (Gaviria, Baigorri,
1984), tuve ocasión de debatirlas con los principales
expertos españoles en Urbanismo y Ordenación del
Territorio en el seminario organizado por el Colegio
de Arquitectos de Baleares (Baigorri, 1984), así
como en un art ículo publicado en Documentación
Social (Baigorri, 1983).
Pero, como antes decía, se trataba de un proceso
dialéctico. Aparentemente se venía produciendo un
urbanización del campo, pero también se percibían
signos evidentes de una ruralización de la ciudad,
más debida a los procesos migratorios desde las zonas
rurales que al activismo ecologista. Un artículo sobre
35
la problemática social, urbanística y ambiental de los
huertos clandestinos de las periferias metropolitanas,
y sus antecedentes en España, que publiqué en El
Viejo Topo (Baigorri, 1982b) provocó dos hechos de
dimensión muy distinta; en primer lugar, que muchos
de los Ayuntamientos de grandes ciudades detuviesen
la maquinaria de obras públicas con la que estaban
arrasando esas iniciativas ciudadanas en tierra de
nadie, hasta conocer mejor el asunto; el segundo
efecto directo fue que el órgano gestor del Area
Metropolitana de Madrid, COPLACO, nos encargase
a principios de 1983 un estudio sobre la Agricultura
Periurbana del Area Metropolitana, en el que
aplicamos mi teoría sobre el proceso de dispersión
multifuncional de los espacios rurales, y pudimos
analizar el proceso de superación de la dialéctica
rural/urbano (Baigorri, Gaviria, 1984 y Baigorri,
Gaviria, 1985). Como proyecto orientado a la aplica-
ción, fruto de aquel trabajo fueron los polígonos de
huertos familiares desarrollados después por la
Comunidad de Madrid y otras ciudades españolas y,
desde una perspectiva teórica, la consideración en
España de la agricultura periurbana como un tema de
análisis sociológico. Tuve ocasión de contrastar los
descubrimientos de nuestra investigación tanto de una
perspectiva local multidisciplinar en las Jornadas
Técnicas del Avance del Plan Integral del Agua de
Madrid (Baigorri, 1984b), como desde una perspecti-
va comparada a nivel nacional y europeo en las
Jornadas Franco-Españolas sobre agricultura periur-
bana, organizadas en 1985 por el Ministerio de
Agricultura y la Casa de Velázquez (Baigorri, 1988).
La conexión entre los temas rurbanísticos y el
Medio Ambiente (o la Ecología, como preferíamos
denominarlo entonces, pienso que de una forma más
ajustada) estaba implícita en todos los trabajos
36
realizados con Mario Gaviria, y lo venía tratando en
una serie de ensayos publicados en las revistas
Alfalfa, Transición, Bicicleta, El Viejo Topo,
Andalán y Esfuerzo Común, (ver currículum , pag.
56) pero tuve ocasión de sistematizarla tanto teóri-
camente como con nuevas investigaciones aplicadas
en el marco del proyecto Planeamiento Ambiental
de Ciudades (1980-1982), dirigido por los profeso-
res Ramón Tamames y Donato Fernández Navarrete,
en el que participé como becario dedicándome
durante más de un año al análisis de dos temas: la
contaminación ambiental y el impacto de grandes
instalaciones industriales en pequeñas ciudades
(temas sobre los que había trabajado en mi primer
informe de Escatrón), centrando ahora mi análisis en
el caso de Huelva, y la competencia por el agua,
centrando mi análisis para este tema en el caso del
Camp de Tarragona, área en la que había realizado
algunos trabajos de investigación previos, en parte
recogidos en (Baigorri, 1979). Sin duda aquel proyec-
to de investigación, tanto por la capacidad financiera
que permitió un trabajo a fondo, como por la riqueza
teórica de las reuniones del grupo, me supuso grandes
avances en mi formación intelectual (Baigorri, 1982).
Resultados parciales de la investigación se publicaron
en (Baigorri, 1982b).
Desde principios de los años ‘80, por tanto, esa
línea que conecta lo rural con lo urbano y lo me-
dioambiental viene desarrollándose de forma total-
mente entrelazada. Los numerosos proyectos de
Urbanismo y Ordenación del Territorio en los que
trabajé o que coordiné aplicaron esos principios,
contribuyendo a difundir entre los profesionales y
técnicos la necesidad tanto de un planteamiento
holista en la planificación territorial, considerando el
papel de la Sociología en esa tarea, como la necesidad
37
de integrar en el mismo no sólo la ciudad, sino
también el resto del territorio. Cabría citar, entre
otros importantes proyectos en los que participé, la
Ordenación Territorial de la Comarca de Mon-
fragüe en Extremadura (y luego las Normas Subsi-
diarias Comarcales del mismo territorio), el Plan
General de Ordenación Urbana de Badajoz, el
Plan de Ordenación Territorial de Sakana-Urba-
sa, en Navarra, o el Estudio de Ordenación Terri-
torial Extremadura I, además de por supuesto el ya
citado Libro Blanco de las Ciudades de Playa, éste
último por encargo de la Secretaría de Estado de
Turismo a la consultora de la que era socio.
Diversas publicaciones de la pasada década
recogen los avances teóricos derivados de la investi-
gación aplicada. Cabría citar, entre otros, los artícu-
los Sociedad Urbana o Capitalismo Urbano (Baigo-
rri, 1990); Por un desarrollo light (Baigorri, 1990)
que ha tenido cierta influencia en el modelo de
desarrollo aplicado en esta región en la pasada
década; Perspectivas globales. Tendencias y desafíos
planetarios entre los rurales (Baigorri, 1992); Del
urbanismo multidisciplinario a la urbanística trans-
disciplinaria. Una perspectiva sociológica (1995b);
El sistema de ciudades en Extremadura (Baigorri,
1996c), Regadío y desarrollo socioeconómico en
Extremadura (Baigorri, 1997), De la terra ignota al
jardín terrenal. Usos y funciones del territorio en la
Sociedad de la Información (Baigorri, 1998), o La red
urbana ibérica (Baigorri, 2000b), así como diversas
comunicaciones, que se recogen en el currículum,
presentadas en el Congreso Nacional de Sociología de
Granada (1995), en el I Congreso Extremeño de
Sociología (1997), y en el Congreso Mundial de
Sociología de Montreal (1998) . Específicamente
sobre Medio Ambiente y Sociedad cabe señalar,
38
entre mis aportaciones más recientes, mis artículos
sobre Agricultura, ecología y ordenación del territo-
rio (Baigorri, 1992), La naturaleza social de la
Naturaleza (Baigorri, 1999b) o Agroecología y
desarrollo, un capítulo para un libro multidisciplina-
rio editado por Mundiprensa y que ahora mismo está
en proceso de edición y se me ha olvidado incluirlo
en el currículum, así como comunicaciones sobre el
tema en el Congreso Nacional de Sociología de
Granada de 1995, en la Conferencia Internacional del
RC-21 de la ISA, celebrada Chicago, y en el Semina-
rio sobre Participación Ciudadana del Subcomité
Iberoamericano del RC-10, celebrado en Lima, ambas
en 1999.
Elementos todos ellos que han supuesto una base
esencial para el desarrollo de mi tesis doctoral, en la
que creo haber sistematizado y elevado a nivel teórico
buena parte de los temas sobre los que se centró mi
trabajo, en esta línea, a lo largo de veinte años. En
unos meses aparecerá publicada con el título de Hacia
la urbe global.
Una línea de especialización, hoy abandonada, en
la que particularmente se entremezclan lo rural, la
urbanización y el medio ambiente son los análisis
sobre la colonización agraria, tema sobre el que he
trabajado en repetidas ocasiones desde que en 1977
(junto a Mario Gaviria, José Manuel Naredo,
Nicolás Ortega, Pablo Campos, Salvador Martín
Arancibia y otros) abordase el análisis del Plan
Badajoz en el informe Extremadura saqueada (Bai-
gorri, 1978), tratándolo de nuevo respecto al Plan
Badajoz en el informe El modelo extremeño (Gaviria,
Mejías, Baigorri, Serna, 1980). Casi inmediatamente
tuve ocasión de estudiar los resultados y especialmen-
te los procesos de urbanización de los Planes de
Colonización de Bardenas en Aragón, en el Informe
39
sobre el estado del planeamiento urbanístico y
territorial de Ejea de los Caballeros realizado para el
Ayuntamiento en 1980, y especialmente en los
trabajos de información del Plan General de Ordena-
ción Urbana de Tauste (1983), así como los del
denominado Plan Cádiz, en el marco de los trabajos
de información del Plan General de Ordenación
Urbana del Puerto de Santa María (1981). Esa
especialización en este tema explica que en 1984, al
constituirse la Comisión Mixta Interministerial que
abordó la mayor investigación realizada hasta la fecha
sobre Historia y Evolución de la Colonización
Agraria en España, coordinada entre otros por los
sociólogos rurales Cristóbal Gómez Benito y Rodol-
fo Sancho, fuese convocado junto a un grupo de
expertos en diversas disciplinas, a aportar mis ideas
en el seminario organizado en el Instituto de Estudios
de la Administración Local para definir las líneas
maestras de lo que sería el proyecto de investigación.
Estructuras y Procesos Sociales
Como ha quedado dicho, lo cierto es que las
distintas líneas de investigación que he venido desa-
rrollando hasta la fecha, y que se prolongan hacia el
futuro, están estrechamente relacionadas entre sí. Es
muy difícil discernir, desde una perspectiva holista,
dónde empiezan los temas rurales y dónde se sitúa la
frontera con los ambientales, cómo se diferencian
ambos de los temas relacionados con el desarrollo y
el cambio social, y en qué medida, en fin, los estudios
relacionados con el trabajo y el ocio no forman parte
de todo lo anterior. Por otra parte, algunas de las
líneas, como ha señalado, son transversales, impreg-
nando casi todos los campos de estudio de la Sociolo-
gía. En cualquier caso, para facilitar la exposición,
40
mantendremos funcionalmente dicha diferenciación,
y distinguiré entre una serie de líneas específicas:
trabajo, ocio y consumo, género, desigualdad, estu-
dios fronterizos, y cibersociología.
Los estudios sobre el mundo del trabajo, en sus
múltiples manifestaciones, han estado muy presentes
en mi trayectoria desde el principio. Aunque básica-
mente me he ocupado del trabajo agrícola, ha traba-
jado también sobre estructura general de los merca-
dos de trabajo y sobre formación ocupacional. Mi
primer contacto como investigador con temas
laborales vino con la serie de reportajes que preparé
sobre los trabajos más duros para la revista aragone-
sa Andalán en 1976. Este primer contacto, no
buscando la explicación sociológica sino la descrip-
ción periodística, con el trabajo de pastores, basure-
ros, recicladores de basura o prostitutas, fue funda-
mental, y me dio una primera base que amplié con el
análisis de las condiciones de trabajo de los obreros
industriales de la térmica de Escatrón, en el ya citado
informe sobre el cambio social en este pueblo (Baigo-
rri, 1976). Asimismo, en un temprano ensayo para la
revista Esfuerzo Común analicé y discutí las fuentes,
datos y presupuestos teóricos utilizados para calcular
la población activa agraria y definir la estratificación
social en el campo (Baigorri, 1977). Pero mi primer
trabajo en profundidad sobre la materia son los
estudios del jornalerismo de regadío en el Plan
Badajoz, que realicé bajo la supervisión del sociólogo
Mario Gaviria y el economista José Manuel Naredo
para el informe Extremadura Saqueada (Baigorri,
1978). Poco después extendería ese análisis al merca-
do de trabajo en el estudio El modelo extremeño, en
el cual elaboré el indicador Potencial Inmediato de
Población Activa Bruta (Gaviria, Mejías, Baigorri,
Serna, 1980), aplicado luego en otros estudios comar-
41
cales y locales, para determinar, a part ir de las defi-
cientes estadísticas de la época, el paro realmente
existente. Más tarde en el estudio socioeconómico del
campo riojano, hice una evaluación en profundidad
tanto de la población activa, como del impacto de
algunos fenómenos entonces novedosos, como el
envejecimiento de la población activa agraria, las
deficiencias del sistema de seguridad social agraria,
o el fenómeno del retorno de urbanitas al campo
(Gaviria, Baigorri, 1984:I:23-62). De esa época datan
algunos ensayos de ámbito más teórico y global, que
enmarcaban el fenómeno del paro rampante en la
dirección general del cambio social, como Crisis e
ideología de la crisis,(Baigorri, 1980) o El paro y la
crisis desde una perspectiva ecologista (Baigorri, 1985).
La siguiente investigación sustancial, ya instala-
do en Extremadura, fue el encargo de la Consejería de
Economía de la Junta a la consultora TESYT del
primer análisis global sobre Paro, Mercado de
Trabajo y Formación Ocupacional en Extremadura,
en el que trabajamos durante casi un año (Baigorri,
1991). Al año siguiente nos fue encargado un informe
sobre El paro agrario, y sobre los efectos del PER en
la estructura y el mercado de trabajo agrario de
Extremadura , análisis éste último que ampliamos
parcialmente al caso de Andalucía (Baigorri, 1994).
Ambos trabajos se basaron en una parte importante en
sendas encuestas de ámbito regional. En 1994 realiza-
mos la parte de Extremadura del Informe ex-post de
la formación ocupacional en España, en colaboración
con la Fundación Universidad-Empresa de la Univer-
sidad Autónoma de Madrid. También hemos analiza-
do la evolución del mercado de trabajo en Extremadu-
ra, durante varios años, para el informe socioeconó-
mico del Consejo Económico y Social de la región.
Finalmente, también en 1994, dentro del Estudio
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socioeconómico del municipio de Badajoz, realizamos
una de las más extensas y profundas encuestas sobre
actividad, empleo, paro y formación ocupacional que
se haya realizado en una ciudad. Recientemente he
participado también en el proyecto Estudio sobre
necesidades formativas de los agricultores de rega-
dío, promovido por la sección de estudios del grupo
de cooperativas Acorex y dirigido por la socióloga
Carmen Corbacho (1999-2000). El tema de la forma-
ción de los agricultores ya lo había tratado en el
estudio socioeconómico del campo riojano.
En los últimos años, en diversas publicaciones y
comunicaciones a congresos he sistematizado mucho
de lo aprendido en relación con el mercado de trabajo.
Además de los libros citados como resultado de los
respectivos informes, cabe señalar el artículo sobre
mercado de trabajo en Extremadura publicado en el
monográfico de Papeles de Economía Española sobre
esta región (Baigorri, Fernández, 1998); el capítulo
sobre Mercado de trabajo en España y Portugal en el
libro sobre Estados y Regiones Ibéricas coordinado
por los profesores de esta Facultad, Luis De la Maco-
rra y Leopoldo Masa (Baigorri, 2000a); o la comuni-
cación Jóvenes y mercado de trabajo, presentada en
el Congreso de La Coruña, en la que discuto la propia
conceptualización del paro juvenil como carencia de
empleo, enmarcándola en la evolución general de las
sociedades y proponiendo su consideración como un
proceso adaptativo consecuencia del alargamiento de
todos los ciclos vitales en la especie humana, incluido
el formativo que tendería a ampliarse hasta los 30
años en las sociedades avanzadas.
Los estudios sobre ocio y consumo han tenido
también cierta presencia, incluidos los estudios
culturales realizados, por cuanto éstos se han vincula-
do también al fenómeno del ocio y el consumo. Los
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estudios sobre ocio fueron introducidos en España
precisamente por Mario Gaviria, con quien tuve
ocasión de seguir al detalle, aunque no participé en
ella, su investigación seminal sobre el casco viejo de
Pamplona como espacio del ocio y la subversión,
que ha influido en buena parte de los análisis cultu-
rales urbanos de las últimas décadas en España. Bajo
su dirección participé en el citado Libro Blanco de
las Ciudades de Playa entre 1984 y 1986, donde
tuve ocasión de analizar en profundidad, además de
los aspectos urbanístico-ambientales de las ciudades
de playa, en mi caso en las ciudades de Salou, Puerto
de la Cruz y Maspalomas, los procesos relacionados
con el ocio turístico de playa. La orientación hacia los
temas relacionados con el turismo ha sido, por tanto,
algo natural habiéndome formado con Gaviria. En
1995 realicé, a la vez que elaboraba mi informe sobre
Maspalomas, un Estudio de Ordenación de Recursos
Turísticos para el Ayuntamiento de San Bartolomé de
Tirajana, en el Sur de Gran Canaria, y en 1989 dirigí
una investigación fundamental de Identificación de
los recursos turísticos de Extremadura por encargo
de la Junta de Extremadura, que daría luego lugar a
un extenso libro de viajes sobre la región del que se
distribuyeron 15.000 ejemplares y que todavía sigue
en pleno uso (Baigorri, 1992c). El últ imo trabajo
realizado sobre temas turísticos fue un Estudio sobre
las posibilidades de desarrollo del turismo termal
financiado por el Fondo Social Europeo, en 1994-95.
En cuanto a los estudios sobre ocio y consumo
cultural, cabe señalar el informe que dirigí sobre
Patrimonio cultural, economía y sociedad, para la
Consejería de Cultura y Patrimonio (1994), mi
participación en el Estudio de hábitos y prácticas
culturales en Extremadura, dirigido por el profesor
Ramón Fernández (1998), o el Estudio de mercado
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sobre programas de radio dirigidos a universitarios,
que realizamos en 1998 por encargo de la empresa
Icaro (1998). Especial trascendencia va a tener la
investigación, cuya primera fase acabamos de presen-
tar, sobre el ocio nocturno de los jóvenes, tema sobre
el que hemos acumulado una información de base que
permitirá la realización de nuevos análisis. También
cabría citar mi artículo De la cultura a las industrias
culturales, publicado en el Anuario Cultural de
Extremadura (Baigorri, 1999b).
Una derivación de los temas de ocio hacia el
deporte me vino dada tras mi incorporación a la
Universidad de Extremadura para impartir la asigna-
tura Sociología del Deporte. En la medida en que,
como ya he apuntado, entiendo que docencia e
investigación deben estar estrechamente ligadas,
abordé o participé en aquella época en alguna investi-
gación sobre esa materia, como el Estudio de hábitos
de ocio y deporte en la comarca de Barros, realizado
por TESYT y el profesorado de un instituto de secun-
daria de la zona. En el Congreso de Sociología de
Granada presenté sendas comunicaciones sobre la
materia, entre las que quiero destacar Urbanización y
violencia. Una interpretación sociológica de la
violencia en el deporte, en la que abordaba un intere-
sante desarrollo de algunas de las teorías de Norbert
Elias. Ambas fueron recogidas por García Ferrando
en su libro Ocio y Deporte en España (Baigorri,
1996b). Asimismo, en el I Congreso Internacional de
Economía y Derecho del Deporte, celebrado en esta
Universidad en 1997, fuí invitado a preparar y presen-
tar una ponencia sobre Deporte y desigualdad.
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Temáticas transversales
Como he señalado, determinadas temáticas han
ido surgiendo o bien como fruto de encargos especí-
ficos aislados, o bien como producto de una evolu-
ción natural a partir de trabajos previos. Entre los
que han surgido de esta forma quiero citar los estu-
dios fronterizos. Los trabajos recientes sobre merca-
do de trabajo, y sobre la realidad laboral y socioeco-
nómica de Badajoz, nos llevaron en 1996, al poco de
incorporarme a este Departamento, a plantear un
proyecto de investigación, en colaboración con el
Departamento de Sociología de la Universidad de
Évora, sobre las trabajadoras domésticas transfronte-
rizas de Badajoz, dirigido por la profesora Leonor
Gómez. Asimismo, mi tesis doctoral ha tomado como
objeto empírico de estudio la ciudad de Badajoz en su
función de mesópolis transfronteriza. Recientemente
he participado asimismo en un proyecto, dirigido por
la profesora Georgina Cortés, sobre la formación de
una región transfronteriza en Extremadura y Alentejo.
Parte de los resultados de estas investigaciones los
presentamos como comunicación en el Congreso
Nacional de Sociología de La Coruña, en colabora-
ción con Mariana Cascais, Ramón Fernández,
Leonor Gomez, y Alexandra Nazario, y en la XIII
Reunión Española de Estudios Regionales, en 1997,
presenté una comunicación, en colaboración con la
profesora Cortés, sobre Regiones y ciudades fronte-
rizas: un nuevo desafío para la Ciencia Regional. Y,
en 1996, fuí invitado por la organización del XV
Congreso Internacional de la Asociación Internacio-
nal de Sociología en Lengua Francesa, encomendada
a la Universidad de Evora, a participar en una mesa
redonda sobre el Sur como referente, con una
exposición sobre identidades transnacionales.
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Otro tema transversal es el de la pobreza y la
exclusión. En el estudio socioeconómico de Badajoz
dedicamos un amplio capítulo a este tema, y en 1997
realizamos una asesoría técnica para el Instituto
Municipal de Servicios Sociales de Badajoz, para el
análisis de la exclusión social en la ciudad, realizan-
do una exhaustiva e ingente encuesta. En el Congre-
so Nacional de Sociología de La Coruña (1998)
también presentamos una comunicación en colabo-
ración con el profesor Ramón Fernández.
Y el tercer tema al que quiero hacer referencia
es el de género, que ha ido surgiendo en parte como
consecuencia derivada de otros estudios, y en parte
como resultado de encargos o propuestas concretas de
proyectos. Así, en el estudio socioeconómico me
introduje en el tema ayudando en la investigación a la
socióloga Ana Diaz. Pero la primera investigación
que organicé específicamente dedicada a este ámbito
temático fue el informe sobre la situación de la mujer
en Extremadura encargado por la Dirección General
de la Mujer y publicado luego con el título de Muje-
res en Extremadura (Baigorri, 1993). En colaboración
con la socióloga Concha Álvarez, de la Dirección
General de la Mujer, elaboré también una pequeña
publicación divulgativa, a partir de una serie de
conferencias que impartí a petición de varias asocia-
ciones feministas de la región, sobre Mujer y Publici-
dad (1993). En 1994 preparé una ponencia invitada
sobre Género y espacio para las I Jornadas sobre
Mujer, espacio y vida local, organizadas por la
Dirección General de la Mujer, la Federación de
Municipios y Provincias y el Colegio de Arquitectos
de Extremadura, que luego presenté en el Congreso
de Sociología de Granada, en 1995, en el que también
presentamos una comunicación sobre Género y poder
en la Universidad en colaboración con Georgina
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Cortés y Ramón Fernández. En 1995 dirigí una
investigación en base a técnicas cualitativas (debido
fundamentalmente a la escasa financiación disponi-
ble) sobre el cambio de actitudes de los hombres ante
el ascenso social de las mujeres, publicada luego con
el título de El hombre perplejo (Baigorri, 1995). Y en
aquel mismo año participé en el diseño, coordinación
general y elaboración del catalógo de la exposición
ititinerante Conquistando/ Construyendo un futuro
entre iguales, organizada por la Federación Regional
de Universidades Populares, para la que también
escribí el guión de un vídeo de 30 minutos. Finalmen-
te debo volver a citar en este punto la investigación
realizada en 1996-97 sobre trabajadoras domésticas
transfronterizas en Badajoz.
Finalmente, debo hacer referencia a la línea de
investigación recientemente abierta en el ámbito de la
Cibersociología, cuya apertura no ha respondido a
ningún encargo, sino a la pura fascinación personal
por las nuevas tecnologías. Una fascinación que, en
realidad ha estado siempre presente, inicialmente en
términos ludditas, como se refleja en el ensayo El
paraíso automático y la ideología chip, publicado en
1981 en la revista de pensamiento libertario Bicicleta
y que fue una de las primeras reflexiones en nuestro
país sobre el impacto social de las nuevas tecnologías
de la información. Sin embargo, a partir de mi tem-
prano contacto con la informática, en 1985, mi actitud
hacia las mismas y mi interés ha venido cambiando
sustancialmente, hasta llegar a considerarlas un nuevo
ecosistema humano. Mi inmersión en 1995, y debido
a mi personalidad curiosa por naturaleza, en la na-
ciente Internet, me ha conducido en los últimos años
a una más profunda reflexión sobre la materia y a
abrir una serie de líneas de investigación en el Grupo
de Investigación en Estudios Sociales y Territoriales.
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Los productos empiezan a verse, pues hemos presen-
tado tres comunicaciones, dos de ellas, sobre la
división digital y sobre integración social de los
inmigrantes a través de las nuevas tecnologías de la
información, en colaboración con Ramón Fernández
y Domingo Barbolla respectivamente, y una tercera
de naturaleza más teórica sobre elementos para un
análisis crítico de la red, al reciente congreso interna-
cional sobre alfabetización tecno lógica en un mundo
en red, celebrado en Cáceres. Asimismo, en colabo-
ración con el profesor Fernández venimos introdu-
ciendo este factor en todas las encuestas que realiza-
mos en los últimos años, de forma que podamos hacer
un seguimiento de la implantación de esas nuevas
tecnologías y sus efectos sociales. Mi propia página
web ha contribuido sin duda alguna a profundizar en
esa dirección, por cuanto me ha abierto una puerta
inmensa a la colaboración con otros sociólogos y
sociólogas que trabajan en esta dirección.