Secretos sumergidos
AUTOR : Rafaela Padilla (II A)
MARZO, 2018
Secretos sumergidos
Estoy en el último año de universidad. Estudio biología marina, porque el mar es un
lugar muy especial, el mar nos une, el mar es vida, el mar es un misterio.
En todo este tiempo que he estado estudiando he aprendido muchas, muchas cosas,
pero también he descubierto algunas otras. Muchas personas piensan que el 100% del
mar ya está explorado, pero no es así. En este último año, mi maestro nos dijo algo
muy pero muy importante: “No Crean Con Los Ojos Cerrados’’, esa frase me dejo
pensando en muchas otras cosas.
Al principio creí que solo era uno de esos típicos sermones que nos dan los profesores
o padres, eso fue hasta que …….
En una clase, mi maestro, el señor Rollins, un señor que aparenta aproximadamente 65
años de edad, nos explicó sobre algunas especies marinas que aún los biólogos
marinos no habían comprobado su existencia. La mayoría de mis amigos y
compañeros de clase se burlaban entre susurros y risas de lo que decía el señor
Rollins. Pero ……. una parte de mí… sentía unas ganas muy fuertes de burlarse, pero
… mi otra parte … creía todas esas historias que el señor Rollins nos contaba, sobre
posibles pruebas de existencia de sirenas, tritones, tauros con aleta (criaturas que
supuestamente protegían al rey del mar), secretos y tesoros, la ciudad perdida de
ATLANTIS… y muchas otras cosas que el Sr. Rollins nos cuenta sobre la fantástica y
misteriosa historia del mar, ¿Cómo él sabía tanto? ¿Como sabía si era verdad?
Bueno…… pasaron los días y como parte de un proyecto, nos repartieron en pequeños
grupos, para irnos todo un día en submarino, a las supuestas coordenadas en donde
estaba ubicada Atlantis. Cuando estábamos dirigiéndonos hacia las coordenadas
propuestas por los profesores, tenía muchísimos nervios y sentía mariposas en el
estómago, ya que desde niña siempre he querido viajar en submarino.
Cuando por fin llegamos, … nos sorprendimos ya que no vimos nada más que arena
…… les puedo prometer que no había ni una sola alma (aparte de nosotros), ni un
gusano en la arena, ni un cangrejo, ni el pez más pequeño…… no había nada, solo
estábamos nosotros y nada ni nadie más.
Carlos, uno de los chicos que viajó conmigo, dijo que se quedaría en la cabina para ver
si podemos encontrar alguna señal para poder contactar a la universidad, dos de las
chicas se quedaron con él, mientras que mi mejor amigo Jack, mi mejor amiga Lilian y
yo nos quedamos en la parte de abajo, acabando unas hojas de trabajo.
Mientras estaba trabajando concentrada, Jack me llamó “Lucy…” susurró. “Qué pasa
Jack, estoy trabajando”, respondí un poco molesta, sonaba desesperado….. En fin, fuí
a ver qué pasaba, cuando en eso….. me acerqué a la ventana ….. Cuando de repente
…… al ver solo el vacío mar …… una mano saltó a la ventana. ¡Aaaaaaaaaa! Grité
desesperada y con mucho pánico, me quedé paralizada del miedo. Lilian vino corriendo
a ver que me pasaba, pero también quedó paralizada con lo que había en la pequeña
ventana de aquel submarino. No sabíamos que hacer, aquella mano
no se despegaba de la ventana. “Qué clase de broma es esta!!” gritamos muy
enfadadas Lilian y yo. Jack contestó “no es ninguna broma, si lo hubiera sido me
hubiera enterado”.
Nos quedamos paralizadas. Regresamos a ver un minuto más a la ventana y…….. la
mano ya no estaba. Asustados, tratamos de llegar arriba para contarles a nuestros
compañeros lo que nos había pasado cundo nos quedamos abajo, pero…… la
pequeña puerta no se habría ……. Intentamos de muchas formas, pero no. “Es
imposible” dijo Lilian rindiéndose, “si, no tiene caso” murmuró Jack. En ese momento
no tenía los ánimos para ser optimista, parecía muy cierto, estábamos encerrados.
Pero eso, solo parecía que la puerta estaba atorada o algo parecido, pero cuando nos
dimos la vuelta, la mano había regresado, pero esta vez estaba en una posición…..
muy extraña, parecía como que si estuviera haciendo fuerza, como si estuviera
lanzando algo, pero en un abrir y cerrar de ojos, la misteriosa mano …… no estaba,
otra vez. Esta vez nos teníamos que poner más atentos de lo que la primera vez
estábamos. De la nada, la puerta se abrió sola, la revisamos y no había tenido ninguna
cosa con la que se haya podido atorar, nos pareció muy, pero muy extraño. Subimos a
contarles a nuestros compañeros lo que nos había pasado cuando estábamos allí
abajo.
Se quedaron boquiabiertos. Carlos, nos contó que no lograron contactarse con la
universidad y que revisaron las coordenadas muchísimas veces y está justo donde
nosotros estábamos.
“No nos queda otra opción que……. ponernos los trajes para bucear y salir a ver que
encontramos’’, dije con la esperanza de encontrar algo. Por suerte mis amigos me
apoyaron, así que una vez que nos pusimos los pesados trajes, salimos del submarino,
pero…… cuando todos estábamos afuera ……. Vimos una pequeña luz a lo lejos,
tratamos de acercarnos y …… cuando dimos un paso, encontramos una piedra,
cabamos y cabamos, pero parecía muy larga. Pensamos
que podría haber otra cosa más allá de donde está la piedra y….. entramos, de
repente, la tierra comenzó a temblar y unas grandes estatuas de tritones, salieron de la
tierra. Pero habían marcado en unas grandes piedras “ BIENVENIDOS A ATLANTIS”,
nos quedamos con la boca abierta.
Yo no sabía que pensar, pero luego me di cuenta de que todo este tiempo el Sr. Rollins
nos estaba diciendo la verdad. Pero todavía no tenía algo claro, que era aquella mano
que vimos en el submarino. Por otro segundo me olvidé de aquella pregunta que no me
dejaba tranquila y me concentré en que ……. Habíamos descubierto la ciudad perdida.
Pasamos una hora ahí debajo. Al volver al submarino, vi una aleta, una aleta que
estaba justo entre una de aquellas raras estatuas que salieron de repente de la arena,
se me aclaró esa pequeña duda. Al subirnos al submarino, entre mis cosas encontré un
extraño pedazo de metal, lo conservé.
Al llegar de vuelta a la universidad, le contamos toda nuestra increíble aventura al Sr
Rollins. Esperé a que toda la clase estuviera afuera para preguntarle a mi maestro,
sobre aquella misteriosa piedra que encontré. El me dijo con una voz llena de
seguridad, “cuando estudié, me contaron que antiguamente las sirenas y tritones no
podían ser vistos en tierra, pero en el caso de que algún humano lo o la ayudará , ellos
serían recompensados con un pequeño trozo de una piedra que tiene en ella la palabra
“Gracias”, en un idioma que solo los tritones y sirenas a podían hablar”. “Te está
agradeciendo por devolverles a Atlantis, Lucy”, dijo mi maestro mientras me cogía del
hombro y me llevaba caminando hacia la ventana, “por ser tú la persona que recibió
esto, tengo algo que mostrarte”, dijo el Sr. Rollins con voz misteriosa. Fuimos hasta el
área de natación y …….. el Sr. Rollins se lanzó co un clavado hacia el agua. El agua
comenzó a brillar y de pronto mi profesor…… tenía ……. una aleta!!!!. El todo este
tiempo había sido un Tritón!!! “Shhhhhhh……” me dijo, “no se lo puedes contar a
nadie”.
FIN