Atlas Electoral de la Región de Murcia
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3. LAS ELECCIONES GENERALES EN LA REGIÓN DE MURCIA
3.1. LAS OFERTAS PARTIDISTAS PRESENTADAS
Una de las opiniones más extendidas sobre las primeras elecciones democráticas
de junio de 1977 ha sido señalar el importante número de candidaturas que se
presentaron a las mismas. Los términos “sopa de letras” o de “siglas” fueron empleados
para hacer referencia a la larga sucesión de partidos que se creaban y expresaban su
intención de concurrir a las elecciones, número que fue en aumento en los sucesivos
comicios electorales (Montero, J. R., 1994: 53).
En las distintas elecciones generales celebradas en la Región de Murcia han
venido concurriendo entre 8 y 15 partidos políticos o coaliciones. En 1977 presentaron
su candidatura en la Región de Murcia 12 partidos, los mismos que en 1982. El
desarrollo de los sucesivos comicios se ha caracterizado por el incremento del número
de fuerzas partidistas que compiten en la arena electoral murciana, llegando a 15 para
las elecciones de 1979. En 1986 y 1989, al igual que en 1993, aspiraron a obtener
escaños por la circunscripción de Murcia 13 formaciones políticas, número que
disminuye considerablemente en las elecciones generales de 1996, a las cuales se
presentaron tan sólo 8 candidaturas, para recuperar de nuevo, en las últimas elecciones
generales, el número medio que viene siendo habitual en la Región de Murcia:
concretamente concurren, en estas elecciones de 2000, entre partidos políticos y
coaliciones, 14 candidaturas. Este ligero incremento del número de candidaturas entre
las elecciones de 1982 y las de 1986 contrasta con lo sucedido en el ámbito nacional,
donde el número de candidaturas se vio considerablemente reducido, pasando de 780 en
1982 a 681 en 1986.
Los partidos o coaliciones “relevantes” han sufrido un considerable descenso
desde las elecciones de 1977. En las últimas convocatorias, casi ningún partido de
implantación estatal, exceptuando aquellos que consiguen escaños, ha logrado alcanzar
el 3 por ciento de los votos.
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El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alianza Popular/Partido Popular
(AP/PP) y el Partido Comunista de España/Izquierda Unida (PCE/IU) son las únicas
formaciones políticas que se han presentado a todas las elecciones celebradas en la
Región de Murcia hasta el momento; al igual que la Unión de Centro Democrático
(UCD) y, posteriormente, el Centro Democrático y Social (CDS) durante el tiempo que
permanecieron como partidos. El resto de formaciones políticas, o bien han ido
desapareciendo del escenario político, tal es el caso de la Reforma Social Española
(RSE), la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT) o el Partido
Reformista Democrático (PRD), o bien han sido absorbidas por otras fuerzas políticas,
como sucedió con el Partido Socialista Popular (PSP) o el Partido Socialista Obrero
Español-Histórico (PSOE-H)1.
Los partidos de ámbito regional que han concurrido a las elecciones generales
por la circunscripción de Murcia han sido sólo tres: el Partido Cantonal (PCAN) en
1979, el Partido Regionalista Murciano (PRM) en 1986 y Nueva Región (NR) en 1996 y
en 2000; los resultados obtenidos en todas ellas fueron bastante negativos.
Atendiendo al análisis de las ofertas partidistas por bloques ideológicos (tal
como se refleja en el gráfico 3.1, se observa que el número de formaciones políticas que
aparecen a la izquierda del espacio ideológico es igual o mayor que el que corresponde a
las situadas a la derecha del mismo, salvo en las elecciones celebradas en 1996 y en
2000, precisamente en las que ganó la derecha con una importante diferencia en
porcentaje de votos sobre la izquierda. La mayor distancia en el número de candidaturas
presentadas por ambos bloques se encuentra, por una parte, en los comicios de 1989,
donde la izquierda contó con 5 partidos más que la derecha. Esta mayor presencia de
partidos situados en posiciones ideológicas de izquierda viene provocada,
principalmente, por la decisión tomada de situar a los partidos ecologistas a este lado del
eje. Por otra parte, en los comicios de 2000, donde se invierte el peso ideológico, ahora
es la derecha la que cuenta con 6 partidos más que la izquierda.
1 El PSP sólo se presentó en las elecciones de 1977 integrándose posteriormente en el PSOE. Por su parte el PSOE-H se presentó en solitario a las elecciones de 1979 y, posteriormente, terminó convirtiéndose en el PASOC (Partido de Acción Socialista) e incorporándose a la coalición IU.
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GRÁFICO 3.1. Evolución del número de partidos que concurren a las elecciones
generales en la Región de Murcia 1977-2000, por bloques ideológicos.
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000
Izquierda
Derecha
Los resultados del cuadro 3.1 ponen de relieve que la estabilidad en base a
bloques ideológicos es mayor en las posiciones de centro y derecha que en las de
izquierda. Así, mientras 28 partidos políticos o coaliciones situados en la izquierda se
han presentado en una sola ocasión a unas elecciones generales en la Región de Murcia,
esta situación sólo se ha producido con 17 formaciones partidistas de centro o derecha.
CUADRO 3.1. Evolución del número de partidos que concurren a las elecciones
generales (Congreso de los Diputados) en la Región de Murcia, clasificados por
bloques ideológicos.
Elecciones Izquierda Derecha 1977 FDI, AETM, US-PSP, ASD, PCE,
PSOE AP,UCD, FE(a), RSE, FN, FDC
1979 LCR, MC-OIC, PCT, UCE, PTE, ORT, PSOE(h) PCE,PSOE
CD, UCD, FE(a), PC, UN, PCAN
1982 UCE, PCE (m-l), CUC, PCOE, PS, MCRM, PCE, PSOE
AP-PDP, UCD, CDS, FE (i), MFE, FN
1986 UPR, MUC, UCE, PCC, POSI, PST, IU, PSOE
CP (AP-PDP-PL), CDS, FE-JONS, PRD, PRM
1989 LV-LV, LVE, AR, PCPE, PTE-UC, PH, PST, IU, PSOE
PP, CDS, FE-JONS, RUIZ-MATEOS
1993 LE, ARCOIRIS, LV, PH, POR, IU, PSOE
PP, CDS, PLN, RUIZ-MATEOS
1996 PRT, IU-LV, PSOE PP, UC, FE (A), AUN, NR
2000 EC, LVRM, IU, PSOE PP,UC-CDS, FE, CCS, PADE, PEDA, GIL, PLN, ES2000, NR
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3.2. ORIENTACIÓN DEL VOTO
3.2.1. Los resultados
Las ocho convocatorias electorales que han tenido lugar hasta ahora en la
historia de la democracia española pueden agruparse en tres períodos diferenciados y
claramente distinguibles en el gráfico 3.2.
GRÁFICO 3.2. Evolución de la orientación del voto en las elecciones generales en la Región de Murcia, 1977-2000.
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000
Otros
CDS-UC
UCD
PCE-IU
AP-PP
PSOE
El primer período se inicia con las elecciones de 1977 caracterizadas por la
incertidumbre propia de unas elecciones fundacionales que alcanzaron un alto nivel de
participación y a las que concurrieron un número elevado de candidaturas.
En la Región de Murcia sólo dos partidos de ámbito nacional consiguieron
representación en el Congreso de los Diputados (cuadro 3.2). De ellos la UCD, que se
convirtió en la primera fuerza política de la región, y el PSOE constituían el 74,9 por
ciento de los votos. A gran distancia se encontraba una tercera y cuarta fuerza AP y
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PCE, respectivamente, que vieron alternadas sus posiciones con respecto a lo acontecido
en el ámbito nacional2.
Las elecciones legislativas celebradas en marzo de 1979 a nivel nacional
marcaron la continuidad de lo acontecido en 1977. La UCD, el PSOE y el PCE
aumentaron ligeramente sus porcentajes de voto y escaños, mientras que el voto a AP se
redujo al 6 por ciento, lo que le hizo perder 7 de los 16 escaños con los que contaba en
1977. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió a nivel nacional, en la circunscripción
de Murcia se produjo prácticamente un empate entre los dos principales partidos, si bien
en esta ocasión fue el PSOE quien, por la mínima, se alzó como primera formación
partidista regional con un 38,6 por ciento de los votos aventajando en una décima a la
UCD. A la vista de lo que después ocurrió, la primera señal de que se estaban
produciendo cambios en el electorado español fueron los resultados de estas elecciones
en la Región de Murcia (cuadro 3.2).
CUADRO 3.2. Primer período electoral: votos y escaños en las elecciones generales
en la Región de Murcia, 1977 y 1979.
1977 1979
Partido Votos (%) Escaños Votos (%) Escaños
PSOE 34,90 4 39,52 4 AP-PP 6,75 5,70 PCE-IU 6,66 7,87 UCD 40,65 4 39,40 4 CDS-UC Otros 10,79 7,30 V. Blanco 0,25 0,21 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
El segundo período electoral está constituido por la década de gobiernos
socialistas de mayoría absoluta que se inauguró en 1982. Los resultados de las
elecciones de 1982 significaron que, por primera vez en la historia de la democracia
española, una fuerza de izquierda iba a gobernar.
2 En un balance general de lo que fueron estas elecciones a nivel nacional, conviene señalar, que las mayores dosis de derrota se acumularon sobre una AP percibida como franquista que pasó a ocupar el cuarto lugar y un PCE que se convirtió en la tercera fuerza política a gran distancia de las dos primeras y que confiaba obtener rendimientos bastante superiores a los de AP.
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En la circunscripción de Murcia, con las elecciones de 1982, se inició un vuelco
radical en el panorama político (cuadro 3.3). El PSOE se convirtió en la primera fuerza
política de la Región con un 50 por ciento de los votos, seguido a 15 puntos, por la
coalición AP-PDP con el 35 por ciento de los sufragios. El PCE descendió del 7,8 en
1979 al 3,7 en las elecciones de 1982. Por su parte, la UCD se derrumbó de manera
significativa pasando del 39,3 por ciento en las últimas elecciones generales al 6,3 de
éstas y el CDS, fundado por Adolfo Suárez, logró sólo un 1,9 por ciento de los votos.
CUADRO 3.3. Segundo período electoral: votos y escaños en las elecciones generales en la Región de Murcia, 1982, 1986 y 1989.
1982 1986 1989
Partido Votos (%) Escaños Votos (%) Escaños Votos (%) Escaños
PSOE 51,00 5 48,85 5 46,03 5 AP-PP 35,30 3 34,36 3 30,03 3 PCE-IU 3,74 4,51 9,19 UCD 6,38 CDS-UC 1,91 8,34 10,38 1 Otros 1,30 3,45 3,89 V. Blanco 0,37 0,49 0,48 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
En términos ideológicos, la victoria del PSOE deshizo el equilibrio electoral
entre izquierda y derecha existente hasta ese momento y otorgó una clara superioridad a
la izquierda. El realineamiento electoral de 1982 alteró también la simetría relativa de
cada bloque ideológico: aumentó el peso del PSOE sobre el PCE e invirtió las
relaciones entre el centro-derecha y la derecha en el otro bloque.
Las siguientes elecciones celebradas en 1986 y 1989 fueron legislaturas de
relativa continuidad respecto a 1982 y se caracterizaron por un nuevo descenso en la
participación del electorado. El PSOE, a pesar de continuar siendo la fuerza mayoritaria,
vio disminuida su representación en el Congreso. Una parte importante de esas pérdidas
se vieron canalizadas hacia IU, que pasó del 3,7 por ciento en 1982 al 4,5 en 1986 y al
9,2 en 1989, si bien continuó siendo la cuarta fuerza política, detrás del CDS que
consiguió triplicar su voto de 1982 ganando de este modo el disputado espacio de
centro. Por su parte AP, que se presentó en 1986 formando la Coalición Popular (CP)
con el Partido Demócrata Popular (PDP) y con el Partido Liberal (PL), mantuvo
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prácticamente la misma distancia que la que tenía en 1982; distancia que se vería
aumentada en dos puntos en 1989.
La repetición en los comicios de 1986 y 1989 de los resultados de 1982 abrió un
largo período de crisis internas, que dieron lugar a una recomposición sucesiva de
distintos equipos de liderazgos, la búsqueda de diferentes etiquetas ideológicas y una
solución provisional a través de la “refundación” de AP, ahora ya Partido Popular (PP)
(Montero, J. R., 1992:251).
Con las elecciones generales de 1993 se inició un tercer período en la historia de
la democracia española determinando una nueva configuración del sistema de partidos
que, ahora, adquiere un perfil más próximo al bipartidismo; bipartidismo al que IU y
CDS recurrieron con insistencia en la campaña para argumentar que era malo, con el
consiguiente descenso de la fragmentación electoral y parlamentaria.
Las elecciones de 1993 constituyeron en la Región de Murcia el inicio de una
nueva etapa con la victoria del PP. El Partido Popular se convirtió en la primera fuerza
política, tanto en número y porcentaje de votos como en implantación territorial: mejora
en 17,6 puntos el respaldo que obtuvo en 1989 y dobla el número de sus votos reales;
jamás una candidatura al Congreso había obtenido en Murcia tantos votos, en términos
absolutos, como los que el PP cosechó en esta ocasión.
Por primera vez, el PSOE quedó relegado a ser la segunda formación partidista.
La circunscripción de Murcia había sido para el PSOE un “distrito seguro” desde las
elecciones generales de 1979, siendo desde entonces el primer partido y, en ocasiones, el
partido hegemónico del panorama político regional. Por ello, el vuelco electoral que
aconteció no es explicable salvo que se produjera una transferencia significativa de
votos del PSOE al PP que obtuvo el 47,4 por ciento de los votos, colocándose a 8,9
puntos por encima del PSOE (García Escribano, J. J. y Martínez, A., 1997: 295) (cuadro
3.4). La pérdida del voto socialista en la Región de Murcia se ha acentuado más que en
ninguna otra comunidad autónoma: mientras que en España los socialistas han bajado
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menos de un punto con respecto a 1989 (del 39,6 al 38,8 por ciento), su descenso en
Murcia fue de 7,5 puntos (del 46,0 al 38,5 por ciento).
CUADRO 3.4. Tercer período electoral: votos y escaños en las elecciones generales en la Región de Murcia, 1993, 1996 y 2000
1993 1996 2000
Partido Votos (%) Escaños Votos (%) Escaños Votos (%) Escaños
PSOE 38,47 4 37,83 3 32,23 3 AP-PP 47,42 4 50,04 5 58,25 6 PCE-IU 9,72 1 10,55 1 6,24 UCD CDS-UC 2,19 0,27 0,09 Otros 1,68 0,53 2,11 V. Blanco 0,52 0,78 1,08 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
En las elecciones de 1996 volvió a confirmarse lo que ya había sucedido en los
comicios anteriores en la circunscripción de Murcia (cuadro 3.4): nuevamente, el PP
superó claramente al PSOE con un 50,0 por ciento de los votos, aumentando incluso su
ventaja a 12,2 puntos porcentuales de diferencia. Esto contrasta con lo acontecido a
nivel nacional, donde el PP consiguió la mayoría relativa de los sufragios por lo que
necesitó también del apoyo de los conservadores nacionalistas catalanes para gobernar,
mientras que el PSOE mantuvo un apoyo electoral elevado, a poco menos de un punto
del PP. Por su parte, IU consiguió un ligero incremento de su porcentaje de votos y llegó
a superar, por primera vez, la barrera del 10 por ciento. Lo que quedaba del CDS,
agrupado en Unión Centrista (UC), no consiguió llegar al 1 por ciento de los votos
emitidos.
Las últimas elecciones generales, las del año 2000, vienen a marcar aún más la
diferencia a favor del PP; la ventaja es ahora de 26 puntos porcentuales. La Región de
Murcia es la Comunidad Autónoma donde el PP ha obtenido mayor porcentaje de votos,
situándose a 13,7 puntos por encima de la media de los votos que el PP ha conseguido a
nivel nacional.
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3.2.2. Distribución del Voto
Una de las perspectivas más tradicionales de abordar la expresión del voto como
un fenómeno esencial de la participación política de masas es la representación
geográfica de su distribución territorial. Sin embargo el hecho de que en la Región de
Murcia no existan partidos regionalistas de peso considerable en la vida política de la
Región hace que la distribución del voto, en función de su área geográfica, no presente
diferencias significativas.
En base a la distribución territorial del voto en la circunscripción de Murcia la
UCD, en las elecciones de 1977, ganó en 30 municipios. Por su parte, el PSOE
consiguió triunfar en 12 municipios de tamaño poblacional mediano o pequeño.
Finalmente, hubo otro partido, la US-PSP, que triunfó en un solo municipio
(Calasparra).
En cuanto a las elecciones de 1979, la UCD venció en 25 municipios, 5 menos
que en 1977, aunque realmente perdió en seis en los que había ganado en las anteriores
elecciones (Cartagena, Lorca, Ceutí, Cehegín, San Pedro del Pinatar y Ulea) y arrebató
uno (Molina de Segura) a los socialistas. El PSOE, por su parte, venció en 18
municipios, 6 más que en 1977, si bien triunfó en 7 localidades (las 6 anteriormente
señaladas que perdió UCD y Calasparra, en donde en las anteriores elecciones había
vencido US-PSP) en las que no lo había hecho en 1977 y fue derrotado en una: Molina
de Segura.
En la convocatoria de 1982 se produjo un substancial cambio político en la
distribución territorial del voto: el PSOE consiguió ser el primer partido en 37
municipios (19 más que en 1979). La coalición AP-PDP fue la fuerza política
triunfadora en 4 localidades de pequeño tamaño (Ricote, Blanca, Abanilla y San Javier).
Finalmente, la UCD, que había ganado en 25 municipios en las anteriores elecciones
generales, venció tan sólo en las localidades de Aledo y Ojós.
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En las elecciones de 1986 el PSOE ganó en casi en todas las localidades de la
Región (41 de las 45 existentes). Por su parte la CP ganó en sólo tres municipios: Ricote
y Abanilla, en los que ya fue mayoritario en 1982, y Aledo. Por su parte, el PRD
consiguió el triunfo en un único municipio, Ojós, en el que la UCD había obtenido la
victoria en los anteriores comicios electorales generales.
Después de las elecciones de 1989, el PSOE continuó ganando en casi todos los
municipios (42), si bien intercambió algunos de éstos con el PP, ya que en esta ocasión,
venció en Ricote y Aledo, en los que había ganado el PP en 1986, y perdió Yecla. Por su
parte, el PP se mantuvo como partido más votado en Ojós (municipio con un censo
electoral de 474 personas), por tres votos de diferencia, y consiguió ganar en Abanilla
por 211 votos y en Yecla por 327.
En las elecciones de 1993 se produjo un relevante cambio en relación a los
anteriores comicios generales. El PSOE ganó únicamente en 18 municipios (24 menos
que en 1989). Las localidades que seguían votando a los socialistas se situaban
mayoritariamente en las comarcas del Noroeste y el Alto Guadalentín. El PP fue el
partido más votado en 27 municipios: la ciudad de Murcia y su área metropolitana,
Cartagena y la Comarca del Mar Menor, Cieza y el Valle de Ricote y la Vega Media,
con excepción de Lorquí. Pero la clave del éxito del PP en estas elecciones fue
conseguir ser el partido más votado en las ciudades grandes y medianas de la
circunscripción de Murcia, exceptuando a Lorca que siguió votando a los socialistas.
En las elecciones de 1996 los populares amplían su dominio político y vencen en
32 municipios. El PP pasa a ser vencedor en 6 localidades, Archena, Cehegín, Librilla,
Mula, Ojós y Pliego, en las que venció el PSOE en 1993. Mientras que en Ceutí, donde
los populares habían vencido en 1993, vuelven a tener mayoría los socialistas. El PSOE
vence en 13 municipios, manteniendo su principal fuente de votos en la comarca del
Noroeste y en Lorca, y mejora sus resultados en 21 municipios respecto a las elecciones
generales de 1993. IU-LV es la que presenta peores resultados; incluso en su feudo
tradicional de Fortuna perdió 6,6 puntos respecto a las elecciones generales de 1993.
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Finalmente, en las elecciones de 2000, el PP consolida su hegemonía, ganando
prácticamente en la totalidad de los municipios (41), como le ocurrió al PSOE en 1986 y
1989. Tan sólo en los municipios de Bullas, Calasparra y Campos del Río gana el
PSOE. En el pequeño municipio de Ojós vuelve a suceder un hecho curioso al triunfar
Convergencia Ciudadana del Sureste (CCS), candidatura en la que aparecía el alcalde de
esta localidad.
Si se hace un análisis de las distintas elecciones se puede comprobar que a nivel
territorial existe una cierta continuidad en cuanto a preferencias del electorado murciano
hacia determinadas opciones políticas, si bien, hasta las elecciones de 1996, sólo en 7
municipios: Águilas, Caslasparra, Bullas, Jumilla, La Unión, Lorquí y Santomera el
mismo partido político, el PSOE3, había ganado en todas las elecciones generales. En
2000 sólo los municipios de Bullas y Calasparra mantienen el voto hacia el PSOE,
mientras que los otros cinco cambian por primera vez su opción política hacia el PP. Por
otro lado, si se toma a AP/PP como una continuidad de la UCD4 se puede concluir que
tan sólo en el municipio de Abanilla el centro-derecha ha obtenido mayoría en las ocho
elecciones generales celebradas.
En cuanto a la distribución del voto por área ideológica (cuadro 3.5), se puede
observar cómo el bloque ideológico situado a la izquierda del espectro ha presentado
diferencias positivas significativas con la derecha durante cuatro de los ocho procesos
electorales celebrados, todos ellos entre 1979 y 1989. Por su parte, los partidos ubicados
en la derecha aventajan a los del bloque ideológico de la izquierda en las elecciones de
1977, aunque con solamente dos puntos porcentuales de diferencia, al igual que en las
elecciones de 1993, 1996 y 2000. La mayor diferencia alcanzada, a lo largo de todos los
comicios, se produce en las elecciones de 2000, donde el espectro político ocupado por
partidos de derecha supera en 20 puntos porcentuales al ocupado por los partidos de
3 Aunque en Calasparra ganó US-PSP en las elecciones de 1977, consideramos que, puesto que este partido se integró en el PSOE, los socialistas han ganado en este municipio en todos las elecciones generales celebradas hasta el momento. 4 Se ha tomado a AP/PP como una posible continuidad de la UCD puesto que en las elecciones generales de 1982 la mayoría de los votantes de la UCD cambiaron sus preferencias hacia AP.
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izquierda. La izquierda tuvo su mejor momento en 1989, con 16 puntos por encima de la
derecha.
CUADRO 3.5. Voto agregado de las candidaturas en las elecciones generales en la Región de Murcia, 1977-2000.
1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000
Partidos de derecha 51,0 48,4 44,3 44,5 41,6 49,9 50,7 59,5
Partidos de izquierda 48,8 51,3 55,3 55,1 57,8 49,7 48,4 39,4
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
3.3. EL SISTEMA DE PARTIDOS EN LA REGIÓN DE MURCIA
Cuando se habla de sistema de partidos se está haciendo referencia al conjunto
de interrelaciones competitivas que tienen lugar entre las unidades integrantes del
mismo, es decir, entre los partidos que lo componen; un sistema de partidos que, en
determinadas comunidades autónomas, adquiere características propias y diferenciales.
No es el caso de Murcia, donde los partidos de referencia han sido siempre los más
representativos del ámbito nacional. A pesar de los intentos por configurar partidos o
coaliciones de carácter regionalista ninguno de ellos ha conseguido suficiente respaldo
electoral como para que se consolidase su presencia en la vida pública de la Región de
Murcia, a diferencia de lo acontecido en otras comunidades autónomas. Esto se debe, en
buena medida, a la inexistencia de una identidad diferencial en los ciudadanos, así como
al funcionamiento de la barrera electoral. En todo caso, la presencia únicamente del
cleavage ideológico en la circunscripción es lo que, en definitiva, explica que los
partidos con mayor presencia en la Región sean los partidos de ámbito estatal.
Si atendemos al formato del sistema partidista murciano y, tras los resultados de
las 8 consultas electorales celebradas hasta ahora, podemos distinguir tres períodos
claros en el mismo: uno, que va de 1977 a 1982, en el que hay dos partidos mayoritarios
con más del 30 por ciento de los votos (UCD y PSOE) y otros dos partidos menores (AP
y PCE) que, por lo general, se sitúan entre el 5 y el 10 por ciento de los votos. Este
paisaje partidista así configurado ha llevado a muchos autores a calificarlo de cuasi-
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bipartidismo o bipartidismo imperfecto5. Posteriormente, desde 1982 a 1993, el PSOE
aparece como partido dominante, con una segunda formación partidista, AP/PP, a
bastante distancia, y dos partidos más, PCE/IU y CDS, a derecha e izquierda del primer
partido, pero muy alejados de los dos primeros. Siguiendo a Sartori se puede clasificar
el sistema de partidos en la Región de Murcia, en este período electoral, como un
sistema de partido predominante6.
Por último, desde 1993, se constituye un modelo más abiertamente bipartidista,
con un primer partido, el PP, y un segundo, el PSOE, que obtienen más del 80 por
ciento de los votos, y con un tercer partido, IU, a mucha distancia de los dos primeros.
Existe, también, un grupo de formaciones políticas residuales con una representación
ínfima y que suelen estar más próximas al 1 que al 5 por ciento de los sufragios.
CUADRO 3.6. Clasificación de los partidos de acuerdo con su porcentaje de votos en las elecciones generales en la Región de Murcia, 1977-2000.
Votos 1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000
Con más del 30 % UCD,
PSOE
PSOE,
UCD
PSOE, AP-
PDP
PSOE, CP PSOE PP, PSOE PP, PSOE PP, PSOE
Entre el 20 y el 30 % ____ ____ ____ ____ PP ____ ____ ____
Entre el 10 y el 20 % ____ ____ ____ ____ CDS ____ IU-LV ____
Entre el 5 y el 10 % AP, PCE PCE, CD UCD CDS IU IU ____ IU
Entre el 1 y el 5 % PSP-US,
FDC, ASD
PSOE(h),
PCAN,
UN, ORT
PCE, CDS IU, PRD RUIZ-
MATEOS
CDS ____ LVRM
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
Pese a los importantes realineamientos electorales producidos en la Región de
Murcia, el perfil del formato del sistema de partidos no se ha visto alterado. El sistema
electoral español, junto a la propia realidad política de la circunscripción de Murcia, ha
5 Como ha sostenido D.W. Rae, para poder hablar de sistema bipartidista es necesario que el porcentaje de votos obtenidos por el partido mayoritario sea inferior al 70 por ciento, y que la suma de los porcentajes de los votos obtenido por las dos fuerzas mayores alcance el 90 por ciento de los sufragios. Cualquier porcentaje superior a ese 70 por ciento llevaría a un sistema de partidos único o dominante, mientras que cualquier cifra por debajo del 90 por ciento convertiría al sistema en un bipartidismo imperfecto. 6 Un sistema de partido es predominante en la medida en que, y mientras, su principal partido se vea constantemente apoyado por una mayoría ganadora (mayoría absoluta de los escaños) de los votantes. Tal como lo define Sartori, una mayoría que sea casi absoluta pero no llegue al punto del 50 por ciento no es
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dado lugar a un sistema de partidos que podría calificarse de bipartidismo imperfecto, en
el que se produce una bipolarización que no ha dado lugar a importantes niveles de
competitividad, dado que, como se ha visto en páginas anteriores, las diferencias en
porcentajes de votos entre la primera y segunda fuerza política, a excepción de las
elecciones de 1977 y, sobre todo, en 1979, han sido siempre bastante elevadas. Sin
embargo, habrá que esperar a siguientes convocatorias para comprobar si el sistema de
partidos evoluciona a otro formato o si se confirma la fisonomía del actual.
Pero para una mejor comprensión de las características del sistema de partidos en
la Región de Murcia es necesario hacer referencia a una serie de dimensiones que
operacionalizan esas características, así como sus elementos más identificativos. Por
ello, en las siguientes páginas se analizarán la competitividad que se registra en el
sistema de partidos murciano, su fragmentación, el nivel de concentración que los dos y
los cuatro primeros partidos logran alcanzar, la volatilidad que se genera en el sistema
así como el grado de polarización del mismo.
3.4. LAS DIMENSIONES DEL VOTO
3.4.1. Competencia electoral y parlamentaria
La competitividad ha sido considerada por muchos autores como una propiedad
de la competencia democrática; ocupa un lugar importante en el juego político de los
sistemas democráticos y expresa la rivalidad entre los principales partidos que se
presentan en unas elecciones (Sartori, G., 1980: 258). Una competitividad que, en
general, está vinculada implícitamente a la idea de rendimiento, puesto que en última
instancia los resultados electorales dependen del comportamiento de los partidos.
Cuanto más alto es el grado de competencia de unas elecciones más igualadas están las
fuerzas que en ella compiten y, por tanto, mayor incertidumbre existe respecto a su
resultado final.
una condición suficiente de “predomino” por lo que respecta a las calificaciones de los sistemas de partidos. (Sartori, G., 1980:252).
Atlas Electoral de la Región de Murcia
15
La proximidad de los resultados de los principales partidos y la alternancia en el
poder son señalados por Montero como los indicadores más importantes de la
competitividad basados en datos agregados (Montero, J. R., 1992: 257). Ambos son
útiles en el caso de sistemas bipartidistas: la competitividad suele anunciarse por el
grado de incertidumbre de la elección, y su margen medirse adecuadamente por la
mayor o menor estrechez en la victoria de un partido sobre otro. En los sistemas
multipartidistas, sin embargo, estos indicadores son menos precisos.
Los niveles de competitividad electoral en la Región de Murcia han sido, en los
dos primeros comicios celebrados, bastante altos (cuadro 3.7). La distancia entre las dos
formaciones más votadas estuvo, en esos dos supuestos, por debajo de los seis puntos,
siendo además, para 1979 de menos de un punto la diferencia entre los dos primeros
partidos. Esta tendencia de alta competitividad se modifica radicalmente como
consecuencia del espectacular triunfo socialista en las elecciones de 1982. Este segundo
período electoral, comprendido entre 1982 y 1989, estuvo marcado por unos niveles de
competitividad bajos; los aproximadamente 15 puntos existentes en las diferencias de
voto entre el PSOE y AP expresaban adecuadamente la traducción, en el ámbito de la
Región de Murcia, de los intensos realineamientos electorales ocurridos en 1982, y
ponían de manifiesto la ausencia de un área de competencia significativa entre
socialistas y populares. Es decir, la práctica inexistencia de un segmento del electorado
potencialmente “disponible” para los dos partidos y por el que ambos pudieran competir
(del Castillo, P. y Sani, G., 1994: 201). Este período de baja competitividad se cierra
con las elecciones de 1989 en las que la ventaja del PSOE sobre el PP todavía era de
prácticamente 16 puntos.
Las elecciones de 1993, 1996 y 2000 han mantenido a los mismos dos
contendientes principales, si bien el partido dominante en estos tres últimos casos ha
sido el PP. La competitividad en los comicios electorales de 1993 en la Región de
Murcia fue relativamente alta. El mayor porcentaje de votos del PP con respecto a 1989,
unido a las pérdidas del PSOE, explica ese incremento. Finalmente, un menor grado de
competitividad es lo que ha caracterizado las elecciones generales de 1996, y muy
Atlas Electoral de la Región de Murcia
16
especialmente los comicios de 2000, donde la diferencia entre las dos fuerzas políticas
más votadas se ha situado en 26 puntos porcentuales.
CUADRO 3.7. Niveles de competencia electoral y parlamentaria en las elecciones
generales de la Región de Murcia y a nivel nacional, 1977-20007 Electoral Parlamentario
Elecciones Murcia España Murcia España Partidos 1977 5,75 5,12 0,0 13,71 UCD-PSOE 1979 0,12 4,44 0,0 13,43 PSOE-UCD 1982 15,70 21,77 25,00 27,14 PSOE-AP/PP 1986 14,50 18,16 25,00 22,57 PSOE-AP/PP 1989 16,00 13,80 22,22 19,43 PSOE-AP/PP 1993 8,95 4,02 0,00 5,14 PP-AP/PSOE 1996 12,20 1,17 0,00 4,29 PP-AP/PSOE 2000 26,02 10,45 33,33 16,57 PP/PSOE Media 12,41 9,87 13,19 15,29
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
Por otra parte, la competencia parlamentaria es también muy alta en los dos
primeros comicios. Sin embargo, los procesos electorales de 1982 a 1989 dan lugar a
una reducción sustancial de la misma, con diferencias superiores a los 20 puntos debido
a las mayorías que logra el PSOE. Las elecciones de 1993 supusieron un nuevo
incremento de la competitividad que se inició con el triunfo del PP en la circunscripción
de Murcia para reducirse considerablemente en las últimas elecciones celebradas.
El hecho de estar ante un sistema de partidos con un perfil próximo al
bipartidismo permite explicar el descenso de la fragmentación electoral y parlamentaria.
La competitividad media registrada en la arena electoral murciana resulta menor (12,41)
que la media a nivel nacional (9,87) para las ocho elecciones generales celebradas en
España.
7 La competitividad electoral está expresada por las diferencias en los porcentajes de votos de los dos primeros partidos en cada elección legislativa; la parlamentaria, por las diferencias en sus porcentajes de escaños en el Congreso de los Diputados. En consecuencia, los niveles de competitividad son tanto mayores cuanto menores sean las diferencias.
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17
3.4.2. Concentración electoral y parlamentaria
Los niveles de concentración del voto permiten observar en qué medida los
electores distribuyen sus preferencias entre un número elevado o reducido de
formaciones políticas.
El grado de concentración del voto se puede medir a partir de varios indicadores.
Los más utilizados suelen ser la suma de votos (y/o escaños) conseguidos por el primer
y segundo partidos, y la suma de votos (y/o escaños) conseguidos por el tercer y cuarto
partidos.
En Murcia se alcanza tradicionalmente una concentración bastante elevada, tanto
en su faceta electoral como parlamentaria. Así, tres de cada cuatro votantes se han
concentrado como promedio en sólo dos partidos, una proporción que supera al 90 por
ciento cuando se trata de los cuatro principales partidos (gráfico 3.3).
GRÁFICO 3.3. Concentración electoral en los dos primeros y cuatro principales
partidos en las elecciones generales en la Región de Murcia, 1977-20008
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000
Dos primeros
Cuatro primeros
8 En 1977 y 1979 los dos partidos más votados fueron la UCD y el PSOE. Desde 1982 son el PSOE y AP (más tarde CP y PP). Entre 1977 y 1979 el tercer y cuarto partido fueron el PCE y AP. En 1982 fueron la UCD y el PCE, y a partir de 1986 pasaron a ser IU y el CDS, excepto en 1996 cuando este último partido desapareció y con él, el cuarto partido de ámbito estatal.
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18
A pesar de que los niveles de concentración del voto en los dos principales
partidos en la circunscripción de Murcia han sido muy elevados en las ocho elecciones
generales celebradas, siempre por encima del 75 por ciento, ésta aumenta
considerablemente en 1982 cuando PSOE y PP reúnen el 86 por ciento de los votos (la
totalidad de los escaños). Ese nivel de concentración disminuye en casi 10 puntos en los
comicios electorales de 1989, debido a la progresiva pérdida de votos del PSOE en
beneficio del PP. En 1993 se vuelve a alcanzar los niveles de 1982, esta vez
consecuencia del importante triunfo del PP, por primera vez, en la Región de Murcia.
Son las elecciones de 1996, y especialmente las de 2000, las que recogen el mayor nivel
de concentración de voto; en este último caso, dicha concentración supone el 90 por
ciento de los sufragios emitidos, lo que viene a significar que 9 de cada 10 electores
murcianos votaban al PSOE o al PP.
Respecto al tercer y cuarto partidos, en 1977 y 1979 el PCE y AP sumaron tan
sólo una media del 13 por ciento de los votos, porcentaje que disminuyó en los
siguientes comicios electorales, a excepción de 1989, donde PCE y CDS alcanzaron el
20 por ciento de los sufragios.
3.4.3. Fragmentación electoral y parlamentaria
La orientación del voto y la competencia interpartidista cristalizan en dos
dimensiones: la fragmentación y la volatilidad. Ambas dimensiones son consecuencias
fundamentales de los resultados electorales, así como, atributos definitorios de los
sistemas de partidos.
En relación al grado de fragmentación electoral, se suelen utilizar dos índices
calculables a partir de los resultados electorales: el índice de fragmentación y el número
efectivo de partidos.
Los índices de fragmentación (Rae, D. W., 1971b: 413-418) permiten apreciar
con mayor claridad la intensidad de la concentración del voto, así como la relación entre
Atlas Electoral de la Región de Murcia
19
el número de partidos y su tamaño. Este índice se aplica tanto al campo electoral como
al parlamentario y sus respectivos contenidos se refieren a la probabilidad de que dos
votantes seleccionados al azar opten por diferentes partidos en una determinada
elección, o a la de que dos parlamentarios de una misma legislatura, también
seleccionados al azar, pertenezcan a grupos distintos. Así, el índice varía teóricamente
entre 0 (cuando todos los electores o parlamentarios votan o pertenecen a la misma
fuerza política) y 1 (cuando todos votan o pertenecen a una fuerza política diferente).
La fragmentación electoral de la Región de Murcia es ciertamente baja. Si la
comparamos con el resto de comunidades autónomas encontramos que es una de las
más bajas de nuestro país (menos de 0,65 para todo el período 1977-2000). En Murcia,
el ámbito político electoral se encuentra muy simplificado con la presencia de,
prácticamente, sólo dos formaciones partidistas y la casi inexistencia de conflicto
regionalista importante y mucho menos nacionalista.
CUADRO 3.8. Fragmentación del voto y número efectivo de partidos en las
elecciones generales de la Región de Murcia, 1977-2000. Fragmentación
electoral
Fragmentación
parlamentaria
Nº efectivo de partidos
electorales
Nº efectivo de partidos
parlamentarios
Murcia España Murcia España Murcia España Murcia España
1977 0,70 0,77 0,50 0,65 3,33 4,45 2,00 2,98
1979 0,68 0,77 0,50 0,64 3,13 4,29 2,00 2,81
1982 0,61 0,69 0,47 0,57 2,56 3,20 1,89 2,33
1986 0,63 0,72 0,47 0,63 2,70 3,59 1,89 2,68
1989 0,68 0,75 0,47 0,65 3,13 4,09 1,89 2,85
1993 0,62 0,71 0,59 0,63 2,63 3,47 2,44 2,67
1996 0,60 0,69 0,57 0,63 2,50 3,21 2,33 2,72
2000 0,56 0,68 0,46 0,60 2,26 3,12 2,19 2,52
Media 0,64 0,72 0,50 0,63 2,78 3,68 2,08 2,70
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
Paralelamente al nivel de concentración, la fragmentación en la circunscripción
de Murcia descendió significativamente en 1982, aumentando ligeramente en 1986 y
llegando a alcanzar en 1989 un nivel similar al de 1979 (coincidiendo en ambos casos
con el declive del partido hasta ese momento en el gobierno) para reducirse, finalmente,
en las tres últimas convocatorias electorales (cuadro 3.8). La crisis económica, los
Atlas Electoral de la Región de Murcia
20
escándalos de los que los socialistas habían sido protagonistas en los últimos años, el
desgaste de haber gobernado durante más de diez años y, la consolidación de los
populares en posiciones de centro-derecha contribuyó a un cambio del panorama
político que se inicia con las elecciones de 1993. Un cambio político, que volvió a
confirmarse en los comicios de 1995 y en los últimos celebrados, donde el PP superó al
PSOE en 26 puntos porcentuales, algo que se refleja claramente en la importante
disminución del índice de fragmentación (0,56) en relación a las de 1989 (García
Escribano J. J. y Martínez, A., 1997: 295).
Por su parte, la fragmentación parlamentaria es todavía más baja, produciéndose
diferencias, entre una y otra, que más bien parecen típicas de un sistema electoral
mayoritario.
Los índices de fragmentación, a pesar de proporcionarnos pistas importantes
sobre los distintos niveles de competencia interpartidista y de división de las
preferencias electorales, resultan, sin embargo, poco ilustrativos por sí mismos ya que
no nos permiten conocer el número de partidos que compiten, en realidad, por conseguir
el apoyo de los electores. De este modo, conviene también utilizar el índice del número
efectivo de partidos, que puede interpretarse como el número de partidos de igual
tamaño que resultarían en el mismo nivel de fragmentación electoral.
Los datos sobre el número efectivo de partidos electorales y parlamentarios
reproducen los ya conocidos sobre la fragmentación. Pero su formulación actual permite
visualizar con mayor precisión el bipartidismo del sistema murciano: reducido a poco
más de dos partidos en cinco de las ocho elecciones celebradas y, a tres para el resto.
El número efectivo de partidos electorales en la circunscripción de Murcia varía
entre 3,33 y 2,50, con una media de 2,85, muy baja si la comparamos con la media a
nivel nacional (3,76). En el ámbito electoral, los índices del número efectivo de partidos
son mayores en el primer período electoral que en el segundo y el tercero, salvo los
resultados obtenidos en 1989 que se aproximan a los de 1979. Pero el rasgo más
llamativo radica en la diferencia que se produce entre el campo electoral y el
Atlas Electoral de la Región de Murcia
21
parlamentario; todo ello consecuencia de los efectos desproporcionales del sistema
electoral español desde las primeras elecciones democráticas.
3.4.4. Volatilidad electoral
Los índices de volatilidad son indicadores muy utilizados en la literatura sobre
comportamiento electoral y sistemas de partidos para medir su grado de estabilidad. El
índice de volatilidad9 mide “los cambios electorales agregados netos que se producen
en un sistema de partidos entre dos elecciones sucesivas y que se deben a transferencias
individuales del voto” (Montero, J. R., 1992: 283). También podemos distinguir varios
subtipos de volatilidad: la total, que recoge los cambios que se han producido en el
conjunto del sistema de partidos; la volatilidad interbloques, que mide las transferencias
de voto entre dos grupos o bloques de partidos; y la volatilidad intrabloques, que da
cuenta de las transferencias de votos que se registran entre los partidos de un mismo
bloque. Desde esta perspectiva, la volatilidad electoral se puede definir como el
porcentaje mínimo de votantes que han debido cambiar su voto entre una convocatoria y
la siguiente para que se produzcan los resultados electorales observados (Anduiza, E. y
Méndez, M., 1996: 282).
A la hora de interpretar la volatilidad electoral hay que tener presente que ésta es
mayor cuanto mayor es el formato del sistema de partidos; es decir, cuanto mayor sea la
oferta partidista, más alta será la probabilidad de que se produzcan transferencias de
unos electores de un partido a otro10.
9 El nivel de volatilidad electoral total se mide de acuerdo con la fórmula: VT= (Pit- Pi (t+1)+ Pkt- Pk (t+1)+ ...+Pnt- Pn (t+1)/2, donde Pi representa el apoyo electoral, en porcentajes sobre el voto válido, para el partido i en los tiempos t y t+1, es decir, en dos elecciones sucesivas. El total de la suma de los valores se divide por 2 para tener en cuenta el hecho de que lo que pierde un partido es ganado por otro. La volatilidad entre los bloques de partidos se obtiene de la siguiente fórmula: VB= (Pi V + Pj V +...+ Pn V+ Px V + Py V + Pn V) /2, en la que V es la volatilidad de cada partido. La volatilidad dentro de los bloques de partidos (VIB) se obtiene restando la total de la que se produzca entre los bloques , esto es, VIB= VT-VB. 10 Muchos autores consideran esto como un problema a la hora de utilizar el índice de volatilidad en el análisis del comportamiento electoral, ya que en ocasiones éste fluctúa debido a factores relativos a las
Atlas Electoral de la Región de Murcia
22
En el cuadro 3.9 se observa cómo la mayor volatilidad se produce en la Región
de Murcia en las elecciones de 1982-1979. La explicación a este rasgo del
comportamiento del electorado murciano podría atribuirse a las crisis de la UCD y del
PCE (dos elementos importantes del panorama político español) que forzaron a buena
parte del electorado a revisar sus preferencias electorales y a buscar ofertas con
apariencia más sólidas que las ofrecidas por estas dos formaciones. Desde 1982 el nivel
de volatilidad se ha reducido bastante, incrementándose para el par 1993-1989, como
consecuencia de la desaparición del CDS y el aumento en porcentaje de votos de los
populares, que se convirtieron en la primera fuerza política de la circunscripción de
Murcia. No obstante, es importante señalar que los índices de volatilidad que se
producen en la Región de Murcia son de los más bajos respecto a los del resto de las
comunidades autónomas españolas (Gunter, R.; Sani, G. y Shabad, G., 1986), de donde
se deduce el alto grado de estabilidad que existe en el sistema de partidos murciano que,
por otra parte, es bastante coincidente con el sistema de partidos en España.
CUADRO 3.9. Volatilidad electoral en la Región de Murcia, 1977-2000*
1979-1977 1982-1979 1986-1982 1989-1986 1993-1989 1996-1993 2000-1996
Total (VT) 4,06 43,06 8,84 6,45 16,83 3,0 10.10
Entre bloques
(VB)
4,06 4,43 1,64 1,56 8,11 0,45 8.70
Intrabloques
(VIB)
0,0 38,63 7,2 4,89 8,72 2,55 1,40
* La volatilidad relativa a los bloques se refiere a la ideológica, y se ha calculado sobre la base de adscribir a los partidos a cada uno de los bloques convencionales de izquierda y derecha.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior.
Pero como ya ha sido mencionado anteriormente, también puede atenderse a la
volatilidad que se registra entre los bloques de izquierda y derecha (interbloques), así
como a la que tiene lugar en el interior de cada uno de ellos (intrabloques). Lo primero
que debe observarse es que en la Región de Murcia, al igual que en el resto de
comunidades autónomas, la volatilidad entre los bloques convencionales de izquierda y
de derecha ha sido escasa desde el inicio de los comicios electorales, reduciéndose aún
modificaciones en la oferta partidista, y no por cambios en las preferencias de los votantes. En definitiva, puede tratarse de una volatilidad causada en mayor medida por los partidos que por los propios electores.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
23
más en el último par de elecciones. Y es que, a pesar de las críticas que generalmente
recibe, la dimensión ideológica izquierda-derecha es una escala de referencia obligada
para situar la dirección u orientación política del voto. Tal y como se observa en el
cuadro 3.9 son pocos los electores que traspasan su voto de una elección a otra. El
mayor traspaso de votos tuvo lugar entre las elecciones de 1989 y 1993 (8,11) y de 1996
y 2000 (8,70); primeramente, cuando se produjo un vuelco electoral y el PP se convirtió
en la primera fuerza política de la Región, gracias a una transferencia significativa de
votos del PSOE al PP y, con posterioridad, mediante una nueva transferencia que se
manifiesta en las últimas elecciones. Esta característica de la arena electoral murciana
denota una gran cristalización de las preferencias de su electorado, poniendo de
manifiesto la existencia de fuertes vínculos que estabilizan la relación de los partidos
con segmentos considerables de sus votantes, lo que ocasiona una significativa fidelidad
de éstos y su escaso desplazamiento a partidos ideológicamente próximos e incluso a
partidos que se ubican en el otro lado de la línea de separación ideológica de bloques.
Por otra parte, en las elecciones de 1982, la difícil articulación de los partidos de
centro y derecha ocasionó unas elevadas tasas de volatilidad intrabloques (38,63); tasas
que en 1989 volvieron a ser considerablemente altas en la izquierda como consecuencia
del declive del voto socialista y su canalización hacia otras fuerzas políticas.
6.5. CONCLUSIONES
Desde el recorrido detallado que acabamos de hacer, sobre el comportamiento de
cada uno de los elementos o variables que conforman las preferencias electorales de la
Región de Murcia, en el conjunto de las Elecciones generales, queremos señalar, a modo
de conclusión, algunos de los perfiles más significativos del comportamiento electoral
de los murcianos:
Con carácter general, no hay sorpresas en el voto de los murcianos en todo este
período electoral (1977-2000). Básicamente sus preferencias electorales responden a la
orientación del voto nacional. Murcia, como indicamos anteriormente, no ha tenido
Atlas Electoral de la Región de Murcia
24
circunstancias especiales que le hayan podido conducir a tener una orientación diferente
en su voto.
La bipolarización del voto en la circunscripción de Murcia se sitúa por encima
de la media nacional. Los intentos por configurar opciones regionalistas, más que
nacionalistas, no han prosperado; en parte por la no presencia de una identidad
diferencial en los ciudadanos y, en parte, por el funcionamiento de la barrera electoral,
que dificulta la representación de opciones de dicha naturaleza. En todo caso, la
presencia únicamente del cleavage ideológico en la región es lo que explica esta
bipolarización y que los partidos con mayor implantación sean las formaciones de
ámbito estatal.
Los espacios geográficos de la Región (municipios y comarcas) muestran cierta
tendencia a la orientación ideológica del voto. Aunque a lo largo de todo el período
electoral objeto de estudio gran parte de los municipios han cambiado la orientación
mayoritaria del voto, no obstante, sí existen claras tendencias a su arraigo espacial;
factores como el malestar social derivado de la crisis económica, la falta de liderazgo
político, el desgaste del ejercicio del poder, las crisis políticas y crisis internas en los
partidos, etc., son las que explican la movilidad de las preferencias electorales
mayoritarias manifiestas en los espacios geográficos.
La competitividad electoral y parlamentaria fue importante en los comicios de
1977 y 1979, cuando actuaban en la arena política la UCD y el PSOE; en el resto de
elecciones generales en las que el bipartidismo está protagonizado por el PSOE y el PP,
con alternancia clara en el poder político, la Región de Murcia se caracteriza por una
competitividad baja, llegando en los comicios de 2000 a la situación más extrema.