“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón como para Dios y no para los hombres”. Colosenses 3:23
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MINISTERIO 323Junio 2013
¡Buscad a Jehová mientras puede ser
hallado, llamadle en tanto que está
cercano! Isaías 55:6
¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado!
¿Recuerda aquella ocasión cuando desesperado buscó sus llaves por toda la casa hasta que por fin notó que las traía en el bolsillo? Para quienes la paciencia aún no es un atributo, buscar suele ponernos a prueba, e incluso puede resultar desagradable.
Pero agradable o no, los seres humanos constantemente estamos buscando algo, ya sea un objeto, una persona o incluso senAdo a la vida. Por ello, como muchas otras acciones importantes, buscar puede converAr-‐se en algo muy producAvo, siempre y cuando lo hagamos acertada y oportunamente. De ahí que la Biblia también resalte esta acción para enfaAzar específicamente la impor-‐tancia de buscar a Dios: «¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca-‐no!» (Is. 55:6).
Buscar a Dios significa consultarloAunque el verbo usado en Isaías
55:6 significa básicamente «buscar cuidadosamente», la parAcularidad de esta búsqueda es que el propósito
Tiene una licenciatura y una maestría en Teología pastoral así como un doctorado en Ciencias Teológicas con énfasis en AnAguo Testamento. Actualmente se
desempeña como docente en la escuela de Teología de la Universidad de Navojoa, en Navojoa, Sonora.
México.
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Dr. Alejo Aguilar Gómez
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principal de ella no es el de encontrar algo, sino el de conocer o entender algo acerca de lo que se está buscando.2 Por ello, al referirse al conocimiento o aprendizaje que se espera obtener gracias a esta búsqueda, este verbo también puede traducirse como «pregun-‐tar», «consultar» o «escudri-‐ñar» (Lev. 10:16; 1 Sam. 28:7; Esd. 7:10, etc.)
Por lo tanto, si «buscar» a Dios equivale también a «consultar-‐lo», entonces quien lo hace debería estar dispuesto a escucharlo con atención, así como a tomar seriamente las instrucciones que dicha consulta arroje. ¿Acaso no es eso lo que haríamos si, tras escuchar el diagnósAco de nuestro médico, realmente quisiéramos sanar y en verdad valoráramos nuestra salud? ¿No sería esta la forma correcta y más lógica de aprovechar el Aempo y los recursos inverAdos en dicha consulta?
No obstante, en la prácAca, algunas veces intentamos buscar a Dios de manera equivocada, como si hacerlo fuera semejante a seguir las instrucciones del manual de algún aparato electrónico. Y es que así como podríamos pasar saltando de un párrafo a otro, movidos tal vez por la simple curiosidad, pero al final no entendiéramos lo que el fabricante de dicho aparato esperaba, nuestra búsqueda de Dios también podría limitarse a la curiosidad o la mera conveniencia.
Algo que, de acuerdo al capítulo 58 del libro de Isaías,
lamentablemente también se dio en la prácAca religiosa del pueblo de Dios de aquellos días:
Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompe-‐ta, y anuncia a mi pueblo su re-‐belión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gen te que hub i e se hecho jus6cia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios… He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vues-‐tro propio gusto, y oprimís a todos vues-‐tros trabajadores (Is. 5 8 : 1 -‐ 3 ; é n f a s i s nuestro).
Pero si el pueblo israelita buscaba a Dios «cada día», ¿por qué entonces el Señor parece reprochárselos? ¿Acaso no es eso lo que Dios esperaba que hicieran? Lejos de contradecir o desalentar nuestra búsqueda conAnua de Dios, la intención de este pasaje es aclararnos que nuestra búsqueda de Dios debe hacerse por los moAvos correctos y que, además, debe ir acompañada de un cambio en nuestro esAlo de vida también: «Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamien-‐tos…» (Is. 55:7).
“si «buscar» a Dios equivale también a
«consultarlo», entonces quien lo hace debería estar dispuesto a escucharlo con
atención”.
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Buscar a Dios implica un cambio de vida
¿Acos tumbra u s t ed encomendarse y pedir la bendición de Dios antes de empezar sus acAvidades, antes de salir a la escuela o al trabajo? ¡Felicidades!, seguro que muchos de sus vecinos y compañeros de trabajo no lo hacen. Sin embargo, buscar a Dios es más que eso.
¿Lee algún «devocional» junto con su familia al iniciar el día, o leyó hoy la parte correspondiente a su lectura del «año bíblico»? ¡En hora buena! Eso está por encima, sin duda, del 6% que nunca lo hace, del 7% que solo lo hace cuando Aene Aempo, y del 26% que solo lo hace en ocasiones.3 Sin embargo, bus-‐car a Dios es mucho más que eso.
¿Aprovecha y parAcipa regu-‐larmente de los programas de vigilia y ayuno organizados en su iglesia? ¡Ex-‐celente! Pero recuerde nue-‐vamente que buscar a Dios es mucho más que eso; no algo más complejo o más dilcil, sino algo más profundo y, por
supuesto, algo mucho más significaAvo que cumplir con una lista de «acAvidades devocionales». De hecho, eso es a lo que se refiere el resto del capítulo 58 del libro de Isaías: «¿Es este el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?» (Is. 58: 5).
Resulta evidente, enton-‐ces, que Dios no reprocha a su pueblo por buscarlo, sino porque hacerlo, para ellos, se había converAdo simplemente en una costumbre religiosa, pero cuyo efecto no se eviden-‐ciaba en sus acciones coA-‐dianas.
En consecuencia, si bus-‐car a Dios no nos hace más sensi-‐bles a las necesi-‐d a d e s d e l o s d e m á s ( I s . 58:5-‐8), si no va acompañado de u n t r a t o m á s equitaAvo y justo a nuestros seme-‐jantes (58:3, 4, 9), ni se caracteriza
por la fidelidad que el Señor espera (58:13-‐14), quienes nos r o d e a n p r o b a b l emen t e
p e r c i b i r á n q u e s om o s «religiosos», pero dilcilmente n o s i d e nAfi c a r á n c omo aquellos cuyo esAlo de vida está en armonía y en con-‐gruencia con el carácter del Dios a quien decimos haber encontrado.
Buscar a Dios, por lo tanto, significa procurar decidi-‐damente su presencia en n u e s t r a v i d a ; s i g n i fi c a consultarlo, conocerlo y, por lo tanto, estar dispuestos a aprender y ser transformados por el único capaz de hacer que nuestra religión, además de estar en nuestra mente, también sea parte de nuestro actuar coAdiano.
Buscar a Dios es confiar plenamente en él
Una dolorosa molesAa en mis rodillas durante mi niñez hizo que mis padres se dieran a la búsqueda del mejor especialista. Deseosos de aliviar mi sufrimiento y de ha l l a r l a so luc ión a mi problema, recuerdo que mis padres me llevaron a consultar casi con toda la gama de médicos a nuestro alcance, pero ninguno parecía tener la solución a mi dolencia.
Entre todos los médicos que visitamos, sin embargo, nunca olvidaré a aquel que,
“Buscar a Dios, por
lo tanto, significa
procurar
decididamente su
presencia en
nuestra vida”.
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tras mirarme fijamente, me preguntó: «¿Crees que puedo curarte?»
Aunque yo sabía que el único que podía sanarme era Dios, mi deseo en ese momento era obviamente que ese hombre me ayudara a sanar; por eso habíamos ido a consultarlo y esa era la razón por la que mis padres pagarían sus costosos honorarios. ¿Por qué deseaba este médico entonces que respondiera semejante pregunta? Hoy enAendo que detrás de dicha pregunta había una importante implicación: a fin de que el tratamiento fuera efecAvo, aquel médico me hizo saber que no bastaba con haber ido a consultarlo, también quería saber si yo estaría dispuesto a confiar en él y seguir al pie de la letra su tratamiento e instrucciones.
¿Cuánto Aempo llevamos consultando a Dios? ¿Qué tanto ha cambiado nuestra vida desde entonces? ¿Será que ya hemos entendido lo que, en la prácAca, significa realmente encontrarlo? Cualquiera sea nuestra respuesta, recordemos que la invitación sigue siendo la misma: ¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano! (Is. 55:6).
1 Leonard Coppes, “darash”, Theological Wordbook of the Old Testament (Chicago: Moody Press, 1980), 198.
2 Según los datos de la encuesta titulada: «¿Cuantos días a la semana estudias la Biblia y cuantos capítulos?», tal como aparecen en http://
foroadventista.org/ forum/showthread.php?14815-%BFCuantas-veces-a-la-semana-lees-la-Biblia-(no-incluye-estudio-de-Lecci%F3n-de-E.S)/page2. Y si bien dicha información no es la más exacta o representativa de nuestra iglesia, esta refleja lo que bien podría ser una realidad generalizada.