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2 COMUNIC CIONES
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LA
LITURGIA,
EPIFANA.
DEL
PADRE
Y DEL EspRITU
FLIX ARO CENA
Lo singular, lo puramente especfico de los cristianos es, sin lugar a
dudas, la Trinidad. Se ha dicho repetidas veces que un cristiano se dis
tingue de otro
hombre porque
confiesa el Misterio trinitario. Es lo
propio suyo. e Cristo, nuestro Seor, se ha escrito que pas por esta
tierra
nomen
Trinitatis publicando es decir, anunciando entre nosotros
este Misterio singular.
El
Catecismo de la Iglesia Catlica afirma que
ya
la
primera profesin de fe se hace oo.) segn su referencia a las
tres personas de la Santsima Trinidad'. El Smbolo de la fe, el
Credo
primero habla de la primera Persona divina y de la obra admirable de
la Creacin; a continuacin, de la segunda Persona divina y del Miste
rio de la Redencin de los hombres; finalmente, de la tercera Persona
divina, fuente y principio de nuestra Santificacin2. Al obispo de
Lyon San Ireneo t c.202) le gustaba decir que sos eran los tres cap
tulos de nuestro sello bautismal3.
Esto explica por qu, en la teologa catlica, el Misterio de la Santsi
ma Trinidad tiene
un
alto poder configuran te.
Me
refiero a que todo
se
refiere
al
tronco y el tronco
es,
cabalmente, ese Misterio
al
que, de
una
manera u otra,
las
realidades de la
fe
aparecen siempre anudadas. S;
en
la teologa no hay piezas sueltas, tratados sueltos, libros sueltos, conoci
mientos aislados. Lo explica Santo Toms de Aquino
t
1274)
en
las
primersimas pginas de la Summa Theologica cuando se pregunta y re
suelve si la ciencia teolgica
es una
4
Todo
es
un entramado unitario,
tomo. En la economa salvfica hay, sin duda, un
nexus
mysteriorum
cuya captacin
es
signo de madurez en la
sapientia
fidei.
Esta realidad
no
poda dejar de repercutir en la liturgia; de ah que en esta meditacin te
olgica pretenda esbozar algunos de
los
nexos eminentes que
se
dan en-
1.
Catecismo
de l
Iglesia Catlica
189.
2. Catechismus Romanus
1, 1,
3.
3.
SAN
lRENEO, Demonstratio apostolica
100.
4. SANTO ToM s DE AQUINO,
Summa TheoLogica 1,
q.
1,
a.
3.
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544
~ L I X
AROCENA
tre
el
Memorial de
la
Pascua del Seor y
ese totu
fontal y final que
es
el
Misterio trinitario.
Abramos el libro del Gnesis por el captulo 18. Esa pgina nos si
ta en
un
lugar y un tiempo muy apartados del nuestro. Estamos en
la ciudad de Ur en Caldea, junto al ro ufrates. Dios haba prometi
do a Abraham que sera padre de una gran nacin de la que nacera
el
Salvador de los hombres. Al cabo del tiempo, Yahw le anuncia el na
cimiento de un hijo. Veamos la escena. Son
las
primeras horas de
la
tarde. Hace bochorno y Abraham est sentado a la sombra de unos
rboles,
junto
a su tienda.
De
pronto, por
el
sendero,
se
aproximan
tres hombres. Abraham se acerca a ellos y les acoge, diciendo: No pa
sis de largo; venid conmigo. Os traer agua para lavar vuestros pies
y
mientras, descansaris a la sombra del rbol y saciaris vuestra hambre
con mi comida. Despus podris continuar vuestro viaje. Ellos acep
tan agradecidos. Esta escena viene reflejada en
el
icono de Rublev.
Se trata de
un
clebre icono ruso, llamado, a causa de su belleza y pro
fundidad teolgica,
el
icono de
los
iconos.
El
pintor, inspirndose en
este episodio de los tres peregrinos
5
y en la respectiva exgesis oriental,
ha representado a la Trinidad en forma de tres figuras anglicas muy
jvenes, estilizadas y ligeras. En medio de su profunda quietud, las fi
guras parecen engendrar
un
movimiento circular, como
un
anillo,
mientras, con el gesto de referirse entre s, expresan la unidad total
que les liga mutuamente. Cada uno se sumerge en la mirada del otro
y
se compenetra con l. Las tres figuras estn situadas en torno a una
mesa, sobre la cual se halla una copa en cuyo interior se aprecia la figu
ra de un cordero.
Es
una idea teolgica muy esclarecedora: la Trinidad
se rene en torno a la Eucarista y rodea a la Eucarista. Veamos qu
hay detrs.
L
P N DEL P DRE
Mi Padre os da el verdadero pan del Cielo6. La Eucarista es un
don
del Padre, que, en cierto modo, prolonga
el
don
de la Encarna
cin. As lo vio, hace ya
16 siglos, un obispo Santo de la ciudad de Poi
tiers, en las Galias: Estamos en Cristo por su nacimiento corporal y
Cristo, a su vez est en nosotros por
el
misterio de la Eucarista?
5. Gen 18.
1-5.
6.
lo
6 32
7. SAN HILARlO.
8. 13-16;
PL 10.
246-249.
La misma idea en el Magisterio posterior:
LEN
XIII.
Mir c rit tis
ASS,
1902. 355):
Eucharistia. patrum sanctorum testimonium.
Incarnationis continuatio quzdam
et amplificatio censenda
esto
Squidem per ipsam incar
nati Verbi substantia cum singulis hominibus copulatun
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LA
LITURGIA, EPIFANA DEL PADRE Y DEL
EspRITU
545
S; Mi Padre
os
da el verdadero pan del Cielo. La Eucarista
es
un don de Dios Padre.
La
vida que nos viene por medio de la Eucaris-
ta es
la
vida que tiene como fuente y principio
el
Padre, fons totius
Trinitatis;
una vida que se derrama sobre el mundo a travs de Cristo
Jess. En
el
rito de la presentacin de las ofrendas, dirigindose a Dios
Padre, dice el celebrante: Bendito seas Seor, Dios del Universo por
este pan .. ) que recibimos de
tu
generosidad ...
.
Quiz no nos de-
mos cuenta hasta qu punto es cierta esta expresin. Es cierto referido
al pan que presentamos
yes
ms cierto, todava, respecto al Pan que
recibimos,
es
decir, la Eucarista. La Eucarista, pues, viene de Dios
Padre.
Pero, la Eucarista conduce, tambin, al Padre. En cuanto Sacra-
mento, la Eucarista, ciertamente, se confecciona y
se
recibe. Pero no
slo es
eso;
no es una
cosa
puramente esttica. Encierra, sin duda, su
propio dinamismo. a
Eucarista nace de un acontecimiento
Cul? La
Pasin, Muerte y Resurreccin de Cristo: su Misterio Pascual. Jess
que muere y en su Muerte
se
ofrece absoluramente
al
Padre en obla-
cin perfecta, dndose a todos los hombres. Cristo nos am y se en-
treg por nosotros como oblacin y hostia de suave olor ante Dios,
dice San Pablo
s
Definicin insuperable de la Eucarista.
Meditemos en esto: En ese gesto de total entrega de S, converge y
se concentra la obediencia perfecta de Cristo, teln de fondo de nuestra
Redencin. Aqul
s libre que Dios Padre andaba buscando desde
los
das de la Creacin, sin obtenerlo ni de Adn ni de sus descendientes, lo
obtiene de Jess, nuevo Adn. La voluntad de Dios encuentra pleno
cumplimiento en la libertad humana del Seor. omo una gota de ro-
co que, apenas formada sobre una flor, refleja todo el inmenso azul
del cielo, as la libertad de Jess abraza todo el querer de Dios Padre
Se
da una sintona perfecta que abre un canal entre el Cielo y la tierra,
abriendo de nuevo el dilogo entre Dios y el hombre.
De este modo se realiza la plena complacencia de Dios Padre: Por
eso
el Padre me ama, porque doy mi vidalO. Interrumpida a los pocos
das de
la
creacin, esa complacencia nace de nuevo sobre la tierra. La
complacencia del Padre vagaba, por as decir, sin saber dnde posarse,
como
la
paloma, salida del arca de No, porque la tierra estaba sumer-
gida bajo las aguas de
la
rebelin contra Dios
las
aguas de Merib).
Ahora tiene donde posarse: sobre Jess. Y, de hecho, as sucede cuan-
do Jess
sale
de las aguas del ro Jordn. Se posa la paloma y, con ella,
el Espritu Santo, que
es
la complacencia del Padre. a
complacencia
8,
Eph 5, 2.
9.
R.
CANTALAMESSA, La
parola
e
la vita Roma, 1996, p. 259.
10. lo 10,17.
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546
FLIX ROCEN
del Padre tiene
un
nombre propio: es el Espritu Santo. T eres
el
Hijo
mo,
el
Amado, en ti me he complacido
l.
Esta complacencia
es
de tal envergadura que
el
Padre no consigue
mantenerla oculta y estalla; explota con toda su fuerza en la Resurrec
cin. Dios Padre resucita a su Hijo. La Resurreccin
es
justamente
eso:
El potentsimo
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LA LITURGIA. EPIFANA DEL PADRE Y DEL ESP RITU 547
unidad con el Padre, ya que estando l
en
el Padre
por
generacin natu-
ral, tambin nosotros estamos
en
l de
un
modo
connatural,
por su
pre-sencia permanente y connatural
en
nosotros.
San Hilario t367) sita,
al
comienzo, el argumento dogmtico:
en la Eucarista recibimos la naturaleza divina del Verbo encarnado.
l -d ice San
Hilario-
est
en
nosotros por
el
misterio del Sacra-
mento. Pero esta naturaleza
es
nica e indivisa con
el
Padre;
el
Hijo la
ha recibido del Padre en su generacin eterna. A travs del Verbo en-
carnado, por tanto, nosotros alcanzamos al Padre. As d i e te-
nemos acceso a la unidad con
el
Padre. La
Humanidad
Santsima,
que Cristo tiene en comn con nosotros, nos permite entrar en con-
tacto con la Divinidad que l tiene en comn con
el
Padre.
Volvamos al icono de Rublev. En la Eucarista estamos con Jess,
el Cordero pascual,
es
decir, estamos en el centro de la mesa, dentro de
la copa. Y sobre ella se concentra la mirada dulcsima y
l
bendicin
del Padre, del Hijo y del Espritu Santo.
EL VINO DEL ESpfRITU SANTO
Mi Padre
os
da
el
verdadero pan del Cielo. As, con estas pala-
bras salidas de labios del Seor, inici el apartado anterior, y
si
hasta
aqu
la
consideracin del pan nos llev
al
Padre, ahora ser
el
vino
el
que nos conduzca al Espritu Santo.
Inmediatamente despus del suceso de Pentecosts, los judos juz-
garon a
los
Apstoles como borrachos de mosto. Tena razn en que
estaban ebrios -escribe sutilmente San Cirilo de Jerusaln 4_ pero
no de mosto, sino de aquel vino nuevo, predicho por Jess. San Ciri-
lo
alude a un vino nuevo, aquel preciso vino que
-segn Jess-
exi-
ge
ser guardado en odres nuevos. Pero,
de
qu vino se trata?
En
el
desierto
los
hebreos bebieron de la roca espiritual que los
segua --dice San Pablo- y la roca era Cristols. Es decir, los hebreos
bebieron en figura, no en realidad. Hoy, en la Eucarista, aquello que
no pasaba de imagen y figura adquiere un valor de realidad y nosotros
podemos beber realmente la bebida espiritual que brota del costado
abierto de Cristo en la Cruz: esa bebida espiritual, aquel vino del que
hablaba Jess
es el
Espritu Santo.
Ojal nos familiaricemos con ello cada da ms: el spritu Santo
brota
del costado abierto del
Seor en
la
Cruz; o en palabras del Beato
14. SAN CiRJLO DEjERUSALf.N, Catechesis mistagogicd , 17 19.
15. 1 Cor 12,
13.
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548
~ L I X AROCENA
Josemara Escriv,
el Espritu Santo
es
fruto
de la
ruz
El Cuarto
Evangelio expresa esta certeza pascual de
la
Iglesia naciente, dndole
una representacin casi plstica: Jess en la Cruz expirl? y eso, en
el
lenguaje de Juan, tiene dos significados: uno natural: emiti su lti-
mo suspiro, muri, y otro mstico: emiti el Espritu. Para el Evan-
gelista Juan, el ltimo suspiro de Jess fue
el
primer suspiro de la Igle-
sia; la Iglesia, convocacin de hombres y mujeres del Espritu Santo y
simbolizada por los Sacramentos del Bautismo y de la Eucarista e l
Agua y la Sangre- nace de la muerte de Cristo. Agua y Sangre, acabo
de decir; en todos
los
cdices del Cuarto Evangelio consta Agua y San-
gre; nunca Sangre y Agua. La Sangre de la Pasin y
el
Agua del Espri-
tu Santo. Por
la
Sangre de Cristo
-aade
San
Hiplito-
tenemos
el
agua del Espritu18. El Espritu Santo, fruto de la Cruz.
Pero, porque
se
trata de una pieza clave en la captacin cristiana de
la Pasin y de todo
el Misterio pascual, querra abundar en
esa
ntima
relacin entre el vino y Espritu Santo, dibujar sus perfiles con nitidez
desde la Biblia y traducirlos para
el
lector con el frescor de
los
Padres.
No
obstante, por motivos redaccionales, me limitar a ofrecer un testi-
monio escueto del evangelista San Juan y despus, cuatro lugares de la
Tradicin. An con todo, quin podr explorar o verter en palabras
humanas el misterio inefable y sutil de la relacin entre
el
Espritu
Santo y la Eucarista?
1. En el Evangelio, Jess mismo invita a penetrar en
la
dimensin
pneumatolgica del Sacramento cuando dice que, en la Eucarista, el
Espritu
es
el que da vida .. 19 Densas palabras que, mereceran una
ulterior y sosegada meditacin.
2. Me detendr ms pormenorizadamente en la Tradicin porque
los testimonios son a cul ms luminoso.
Vaya
presentar el pensa-
miento de San Ambrosio t 397), de San Juan Crisstomo t 407) y
por ltimo, aadir un consideracin en torno a un himno atribuido
a Esteban Langton, arzobispo de Cantorbery t 1228).
2.1. En el clima cristiano del Miln del siglo
IV
durante aquellas
esplndidas conversaciones de San Ambrosio con los nefitos recin
salidos de su ablucin bautismal, que conforman su Tratado sobre
los
Misterios,
el
obispo les explicaba con toda sencillez: Cada vez que
bebes recibes
la
remisin de
los pecados
te embriagas
del Espritu San-
to. l es la bebida espiritual.
16.
BEATO JOSEMAlA EsCRIV
Es
Cristo
que
pasa
96.
17.1019 30.
18.
SAN
HPUTO,
De refotatione omnium
htEresum
7 13
PG 16,3451).
19. lo
6
63.
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LA LITURGIA,
EPIFAN1A DEL PADRE
Y
DEL
ESPfRITU
549
2.2. Un poema, inserto en la actual Liturgia de
las
Horas y atribui
do
con toda seguridad a la pluma tambin de San Ambrosio
--el
padre
de la himnodia latina- constituye
un
fruto de la meditacin bblica
sobre nuestro tema
20
No me resisto a incluir aqu su composicin,
cuando, en la sexta estrofa de su clebre himno
Splendor paternte
glorite,
redact:
Christusque nobis sit cibus,
potusque
noster
sit
fiJes:
lteti bibamus sobriam
ebrietatem Spiritus.
Sea Cristo nuestro Alimento,
sea nuestra bebida la fe;
libemos con
gow
la sobria efusin del Espritu.
La doctrina emerge de un corazn ardiente:
Sea
Cristo nuestro Alimento; la Eucarista
es
el banquete don
de se toma como alimento a Cristo. Nueve siglos ms tarde escribi
Santo Toms de Aquino (t1274):
O sacrum
convivium in
quo Christus
sumitur. ..
Oh sagrado Banquete en
el
que s;;:
toma
a Cristo .. 21.
Sea
nuestra bebida la
fe.
Esta expresin en San Ambrosio no me
resulta extraa. Bien
lo
saban los cristianos de Miln. San Ambrosio era
un apasionado de
la fe.
San Ambrosio nunca se acostumbr a la
fe.
Libemos con gozo la sobria efusin del Espritu. Esta expre
sin es fruto de una relectura potica de la Carta a los Efesios: y no
os embriaguis con vino .. ; llenaos, por
el
contrario, del Espritu .. 22.
A los primeros cristianos no
les
asusta emplear el trmino embria
guez.
No lo
hacen, ciertamente, en aquel sentido vulgar con el que
los judos acusaron a los Apstoles
el
da de Pentecosts de estar carga
dos de mosto, sino en sentido mstico,
el
que ha brillado en la vida de
todos los Santos. Es la embriaguez que anima al herosmo, que nos
hace gozar en el sacrificio, que espolea a empresas impensables para la
mera visin humana. Qu sera de la santidad que bulle en la vida
exuberante de la Iglesia sin esta embriaguez de
fe
y de amor que alegra
y enciende?
El
adjetivo
sobriam
no atena este sentido; ms bien nos
habla de equilibrio, de orden, de armona; contribuye a resaltar la em
briaguez como
lo
que
es:
don divino presente siempre
en
la vida de
las
Santas y Santos de Dios
20.
Liturgia
Horarum, In Feria
II.a Hebd.
I er III
Temporis
per annum, hymnus
pro
Laudibus marurinis. Cfe. F.M.
AROCENA EccLesid
laus.
Los himnos latinos
del Tiempo
'
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550
FLIX AROCENA
2.3.
Otro
Padre de la Iglesia,
el
Crisstomo, nos ha legado este
compendio emblemtico que no necesita glosa ni explicacin:
Mediante la Sangre de Cristo, vertida por nosotros, recibimos
en
la
Eucarista el spritu Santo, porque Sangre
y
Espritu forman una mis
ma cosa),24.
2.4. Por ltimo, es probable que el arzobispo de Cantorbery, Este
ban Langton t1228) redactara
el
himno Veni Sancte Spiritus que
la li-
turgia canta en la Secuencia de la Misa de Pentecosts. El ltimo verso
de la cuarta estrofa
se
llama
al
Espritu Santo
in fletu
solatium
El
Esp
ritu Santo es consuelo en
el
llanto). De otra parte, en la letana a la Pre
ciossima Sangre de nuestro Seor Jesucristo se dice
lo
mismo: Sanguis
Christi,
in fletu sol tium
25
Es
casualidad? Entiendo que no. Hay una
relacin entre la Sangre de Cristo y el Espritu Santo. Cul? Precisa
mente sta, de
la
que venimos tratando: que el Espritu Santo es fruto
de la Cruz.
SECUENCIA VEN
SANCTE
Sp/RITUS
Sancte Spritus, in jletu solatium
Espritu Santo, consuelo en el llanto
LETANlAS A LA PMA
SANGRE DE
N.S.
JESUCRISTO
Sanguis
Christi, in
jletu
solatium
Sangre de Cristo, consuelo en el llanto
/
Espritu Santo - Sangre de Cristo
Ahora, una vez alumbrado este designio de Dios en relacin con
el
Espritu Santo y la Cruz, pasemos a estudiar la actuacin del Espritu
en la celebracin de la Eucarista. En ninguna otra parte de la liturgia
la accin del Espritu Santo
es
tan evidente como en la Santa Misa. En
su celebracin existen tres momentos durante los cuales es
posible
captar esta delicada presencia del Parclito: la invocacin
al
Espritu
Santo que precede a la Consagracin, la invocacin al Espritu Santo
que sigue a la Consagracin y la comunin.
El
primero nos ayuda a
entender el nexo entre el Espritu Santo y el Cuerpo eucarstico de Je-
tual. Quiere hacernos comprender que la vida interior es ebrietas, es decir, no exaltacin en
tusiasta y desmedida, sino comunin plena y gozosa con Cristo; comunin que exige una
activa y diligente sobriedad. Nos recuerda. sobre todo. que la vida espiritual es don del Esp
ritu de Dios ..
).
Esta vida espiritual que el Pastor de Miln ensea a sus
fieles
es exigente
y,
a la vez. atractiva. concreta e inmersa en
el
misterio.
Es
mi deseo que esta invitacin suya.
tan implicante y enrgica. resuene tambin para la Iglesia de hoyo
24.
SAN JUAN CRIS6STOMO. Homilia
paschalis,
3. 7.
25. Enchiridion Indulgentiarum, 29.
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LA LITURGIA EPIFANlA DEL PADRE YDEL ESPfRITU 551
ss; el segundo
el
vnculo entre
el
Espritu Santo y el Cuerpo mstico
de Jess que
es
la Iglesia; y
el
tercero la intimidad que
se
establece en-
tre nosotros y el Espritu Santo en el momento de la comunin. La ce-
lebracin del sagrado Banquete
es
indudablemente
un
tiempo fuer-
te en la jornada del cristiano y lugar privilegiado para penetrar en la
hondura pneumatolgica de este Sacramento.
El
tema que nos ocupa
podemos conceptualizarlo del siguiente modo:
l
La
invocacin al Espritu Santo
I . ~
el Espritu Santo Jess
que precede a la Consagracin
2.
La
invocacin al Espritu Santo - - I ~ el Espritu Santo la Iglesia
que sigue a la Consagracin
3 La Comunin
- - I . ~
el
Espritu Santo nosotros.
1. En la plegaria eucarstica III inmediatamente antes de la consa-
gracin
se
dirige a Dios Padre esta invocacin: Por eso Padre te su-
plicamos que santifiques por el mismo Espritu estos dones que hemos
separado para ti de manera que sean Cuerpo y Sangre de Jesucristo
Hijo tuyo y Seor nuestro. Esta epclesis no falta en ninguna plegaria
eucarstica y todas ellas presentan expresiones muy semejantes. La
Iglesia cree siempre necesario invocar la potencia del Espritu Santo
para que junto con la palabras de la consagracin pronunciadas por
el
celebrante
in persona
Christi el pan y el vino
se
conviertan en el Cuer-
po y la Sangre del Seor.
En ese momento debera de haber
un
gran recogimiento en la
asamblea un silencio perfecto porque cuando el sacerdote extiende
las manos e invoca
al
Padre para que enve al Espritu sobre
las
ofren-
das dispuestas sobre el altar entonces el Amor del Padre y del Hijo
desciende y santifica
esos
dones. Es interesante advertir que poco des-
pus de realizar
ese
expresivo gesto el celebrante principal pasa a tra-
zar una cruz sobre
los
dones. En este sentido
el
pan
yel
vino quedan
signados por la cruz pascual. Cruz pascual quiere decir que
per pas-
sionem
eius
et
Crucem d
Resurrectionem gloriam perducamur
que por
medio de la Pasin y de la Cruz que en la Misa
se
actualizan esos ele-
mentos de la Creacin se transfiguran por la gloria de la Resurreccin.
Slo que en este caso no slo transfigurados sino mucho ms son eu-
caristizados es decir se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo
Jess.
2. As pues
el
Espritu Santo realiza sobre
el
altar
el
Cuerpo euca-
rstico de Cristo. Pero tambin su Cuerpo mstico que es la Iglesia.
Despus de
la
consagracin la liturgia vuelve a invocar
el
Espritu
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552
FfLIX AROCENA
Santo para que congregue en la unidad a cuantos participamos del
Cuerpo y Sangre de
Cristo26
de manera que formemos en Cristo un
solo Cuerpo y un solo espritu27.
San Ireneo t c. 202) desarrolla esta idea por medio de una ima
gen muy sugerente:
Pues
del mismo modo que
el
trigo
seco
no puede
convertirse en una masa compacta y en un solo pan
si
antes no
es
hu
medecido
as
tambin nosotros que somos muchos no podamos
convertirnos en una sola cosa en Cristo Jess
no
podramos ser
la
Iglesia -,
sin esta agua que baja del cielo28 y que es el Espritu Santo.
El Espritu Santo
es
como la sangre que corre por las venas de
la
Igle
sia y lleva a todo
el
cuerpo
el
alimento que viene de
la
Muerte reden
tora de Cristo
e
inmediatamente de
la
Eucarista
.
En la
epclesis primera
el
Espritu nos da a Cristo y en
la
epclesis
segunda Cristo nos da el Espritu. Cristo acta con el poder del Esp
ritu y
el
Espritu nos reconduce incesantemente a Cristo. Lo expreso
de un modo grfico en
el
siguiente cuadro:
1)
(I )
EV NGELIO Cristo viene por el Espritu
Santo
Cristo
trae el Espiritu Santo
Verbo Humanidad
/
t
ESP RITU SANTO PENTECOSTS
ENCARNACIN ESP RITU SANTO
t
Humanidad Cristo
t
t t
Ep CLESIS
EUC RlSTlC S
Epc/esis de comagracin
Epc/esis de
comunin
(El Espiritu Santo nos
d
a Cristo)
(Cristo d el Espiritu Santo)
pan-vino Asamblea
/ t
ESP RITU SANTO EP CLESIS2
EP CLESIS 1
ESP RITU SANTO
t
Cristo
Cristo
26. Misal
romano,
Plegaria eucarstica
H
27. Misal
romano,
Plegaria eucarstica III.
28.
SAN IRENEO
Adversus httreses,
3 17 2.
29.
R. CANTAlAMESSA La parola e
la
vita, Roma 1996 p. 266.
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LA
LITURGIA, EPIFAN A DEL PADRE Y DEL ESP RITU
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olumna
1): Al
igual que en
el
Misterio de la Encarnacin, la pri-
mera epclesis (epclesis de consagracin)
pone en
marcha
un
movi-
miento descendente. Pone de relieve que la Eucarista es un
don
de
Dios, que se nos ofrece por medio del Espritu Santo, como la Encar-
nacin
es
un
don de Dios que se nos ofrece por Espritu Santo. Es el
Espritu el que
lleva
Cristo
a
los hombres.
olumna
11): Al
igual que en el Misterio de la Pentecosts, la se-
gunda epclesis (epclesis de consagracin) pone en marcha un movi-
miento ascendente. Pone de relieve la invocacin de Cristo al Padre
para que la accin santificadora del Espritu Santo descienda sobre la
asamblea de manera que haga a los comulgantes cristiformes: sea-
mos, en Cristo, un solo cuerpo y un solo Espritu. Es Cristo
el
que lle-
va a los hombres al Espritu.
Todo esto no es una realidad abstracta y terica; por
el
contrario,
nos afecta bien de cerca ya que nosotros, reunidos en torno al altar,
constituimos ese Cuerpo de Cristo, tan ingente como misterioso, que
el
Espritu va tejiendo poco a poco
en torno
a Jess
por
medio de la
Eucarista.
En
consecuencia, aunque los fieles que participamos en la
celebracin de la Santa Misa somos, con frecuencia, dbiles y pecado-
res,
nuestra plegaria contina siendo la oracin de una comunidad ra-
dicalmente santa, cuya voz
el
Padre escucha siempre complacido por-
que en ella Dios contempla al Cristo total, Cabeza y miembros.
Nosotros somos ese pan grande, del que hablaba San Ireneo, que ha
sido amasado con el agua del Bautismo y
el
fuego del Espritu Santo.
Gracias
al
Espritu Santo toda celebracin litrgica
es
nueva, nica y
fructuosa: nueva porque l hace actualmente presente
hodie y
eficaz
l Misterio de salvacin realizado de una vez para siempre. nica porque
toda Misa
es
un momento singular de gracia ofrecido en un determinado
tiempo y espacio a una asamblea determinada. Fructuosa porque cada
Eucarista
es
un don concedido por la plenitud del Espritu de Dios.
3. Pero la accin del ESRritu Santo no se limita a este plano d i -
r social, comunitario. El nos alcanza de
un
modo personalsimo
en
el
momento de la comunin con
el
Cuerpo y
la
Sangre de Cristo.
omo en la Trinidad, as tambin en el Misterio eucarstico el Espri-
tu Santo
es
el vnculo entre el Padre y el Hijo; slo que, en la Eucaris-
ta,
el
Hijo no est solo. En la Eucarista, con l estamos nosotros y
tambin sobre nosotros, por tanto, se derrama la complacencia del Pa-
dre, que es el Espritu Santo. La comunin es
el momento
por anto-
nomasia cuando Dios enva a nuestros corazones el Espritu de su
Hijo que nos hace gritar: Abba, Paterpo.
30. Ga14,
6.
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~ L I X AROCENA
a comunin con el Cuerpo la Sangre
de
Cristo es, pues ,, na comu-
nin con
el
Espritu de Cristo
es decir,
con
el Espritu Santo.
Unica
es
la
realidad y la naturaleza divina,
comn
al
Padre,
al
Hijo y
al
Espritu
Santo,
yen
la comunin eucarstica recibimos sacramentalmente esta
nica naturaleza, hacindonos partcipes de ella
3
'.
Durante los momentos que siguen a la comunin, durante la ac
cin de gracias, conviene estar atentos a evitar todo aquello que nos
aleje de lo importante: que
e
Espritu Santo quiere obrar, en
ese
mo
mento, la intimidad con Dios en nuestra alma. Y esto requiere
p -
rece importante
subrayarlo-
silencio y recogimiento.
Este
es
el pice de la accin del Espritu Santo: crear la
intimidad
con
Dios.
La intimidad con Dios no
es un
sentimiento devoto o un no se
qu reservado a los Santos.
Es
un fruto objetivo de la Eucarista.
La
in
timidad divina consiste en asemejarnos
l
Hombre-Dios, Cristo Jess;
consiste en transformarnos en l y esto
es
imposible sin que
e
Seor
nos comunique su Espritu.
Estas pocas lneas querra que fueran tiles para columbrar,
al
me
nos, cmo la presencia de Espritu Santo en la Eucarista no es algo
secundario o accidental. l
es e
Artfice de milagro eucarstico. Co
menc esta seccin recordando
las
palabras de Jess: Nadie pone vino
nuevo en odres viejos32.
Es
cierto; y nosotros somos odres viejos. Pero
ste
es un
vino capaz de rejuvenecer a
los
odres que lo acogen. Acerca
de todo esto ya hemos tenido ocasin de reflexionar pormenoriza
damente ms arriba. Baste aadir que, como en
e
icono de Rublev,
e
Espritu Santo est ciertamente aqu, en torno
al
altar, junto con
e
Pa-
dre y e Hijo, y nos dice: Sed uno, como nosotros somos
uno}3.
31. 2 Pt
1,
4: divinlf consortes naturlf.
32. Mt
9 17.
33. lo
17,
20.