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EL VALOR CÍVICO DE LAS APLICACIONES MÓVILES
URBAPPS, JUNTANDO CODERS Y CITIZENS
- AUTOR: MANU FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
- BIO DEL AUTOR: Investigador y consultor de políticas urbanas, durante sus diez años de
trayectoria ha estado involucrado en proyectos relacionados con la sostenibilidad local y el
análisis de las economías urbanas. Actualmente trabajo como profesional independiente en
tres áreas: las estrategias adaptativas para afrontar la crisis económica, la intersección entre lo
digital y lo social desde una perspectiva bottom-up de las smart cities y, por último, las
actuaciones de impulso de proyectos de dinamización económica en las ciudades.
- PALABRAS: CIUDADES DIGITALES, SMART CITIES, MOBILE APPS, SOSTENIBILIDAD
URBANA
ABSTRACT
Las tecnologías móviles se han convertido en una vía más para romper el modelo tradicional de
intermediación institucional del ciudadano con las políticas públicas, que ahora amplía su
capacidad para intervenir y hackear el gobierno para crear soluciones colectivas fuera de los
circuitos tradicionales. En este nuevo escenario surge la posibilidad de dar una orientación
ciudadana al discurso predominante del papel de la tecnología en la ciudad.
Mobile technologies have become a new way to break the traditional model of institutional
intermediation between citizens and public policy, who now see how their capacity to intervene
and hack the government to create collective solutions outside of traditional circuits widens. This
new escenario raises the possibilities offering a citizen-led approach to the prevailing discourse
of the role of technology in the city.
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ÍNDICE
1. Introducción
2. El valor cívico de las aplicaciones móviles
3. El open data como materia prima para actuar ante los mismos problemas de siempre
4. UrbApps. Jugando en la frontera de dos mundos
5. Conclusiones
6. Bibliografía
7. Notas
1. Introducción
La generalización de los dispositivos móviles y la disponibilidad ya de una amplia experiencia
en el uso de herramientas digitales para la interacción social han creado un nuevo marco de
actuación cívica que multiplica la capacidad de la ciudadanía para intervenir en los asuntos
comunes. En los últimos años hemos asistido a la irrupción de un nuevo discurso en torno a la
ciudad que se focaliza en la idea de las smart cities como vehículo de transformación de lo
urbano. Se trata de un debate hasta cierto punto polarizado por visiones muy distantes unas
de otras respecto al papel de la tecnología en la ciudad y que encierra, en último término, una
visión particular de la ciudad, sus agentes, el espacio físico y el espacio de los flujos de las
relaciones que se dan en el entorno urbano. En este sentido, prácticamente el único punto de
unión en esta “batalla” por las smart cities reside en la asunción de que las tecnologías digitales
implican un cambio de escenario sobre la forma en la que se organiza la vida en la ciudad,
incidiendo en algunos casos sobre la mejora de la eficiencia en la gestión de los servicios
públicos y las infraestructuras que soportan el funcionamiento urbano, mientras que en otros
casos se incide en las tecnologías digitales como habilitadoras de una nueva acción colectiva
con mayor autonomía de organización, creación y aportación sin pasar por los filtros de lo
público para crear herramientas de intervención y organización comunitaria para actuar sobre
los asuntos públicos.
Las tecnologías móviles, en este sentido, aportan una renovada capacidad cívica de
intermediación en la ciudad con un alto componente de creación colectiva y de intensificación
de las dinámicas urbanas, y existen actualmente muchos casos de utilización exitosa de estas
herramientas en muchas ciudades del mundo, tanto desde un impulso institucional como desde
un impulso ciudadano. Este artículo repasará de forma breve el impacto de las tecnologías
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móviles en la vida cotidiana en la ciudad, algunas dinámicas que se están utilizando para
implicar a las comunidades locales en la generación de soluciones móviles concretas para sus
ciudades, un marco de colaboración entre los ámbitos tecnológicos y no tecnológicos como vía
para asegurar la adecuada contextualización de las aplicaciones móviles que se generen
desde una visión cívica de las tecnologías móviles y, por último, un ejemplo concreto de este
tipo de colaboraciones.
2. El valor cívico de las aplicaciones móviles
Las iniciativas de impulso del uso de aplicaciones móviles (y otras soluciones basadas en las
tecnologías digitales) para generar soluciones prácticas para los diferentes aspectos
relacionados con la vida urbana se están extendiendo por todo el mundo y cuentan hoy en día
con suficiente trayectoria como para presentar un balance significativo de éxitos y fracasos y
lecturas que realizar para mejorar las intervenciones urbanas a futuro. Todas estas dinámicas,
algunas de las cuales mencionaremos en los siguientes párrafos, comparten una visión en
torno al valor cívico de las herramientas digitales como habilitadoras de procesos de cambio y
concienciación. Sin embargo, la presencia de este valor cívico no es tan evidente, entendiendo
valor cívico como el atributo propio de la vida en la ciudad o la incorporación de una variable
urbanai a las tecnologías en cuanto a promoción de la libertad, de la acción comunitaria, del
compromiso social, la crítica social y la construcción de alternativas.
Determinados proyectos que persiguen crear plataformas de innovación social con ayuda de
las tecnologías para afrontar soluciones locales a problemas de las ciudades están explorando
esta vía. Mientras que determinadas dinámicas tipo hackathon o similares, basadas en la
concentración de conocimiento y habilidades técnicas sobre el desarrollo de aplicaciones
móviles buscan promover la creación de nuevas apps u otro tipo de soluciones de manera
generalista, otras dinámicas están sumando a este conocimiento técnico un esfuerzo por dotar
de contenido urbano a estos esfuerzos creando contextos más eficaces para la generación de
soluciones hiper-locales y creando entornos de cooperación entre personas y colectivos
comprometidos con la ciudad y, en algunos casos, también con las propias instituciones
localesii.
En este sentido, el concepto de apropiación de las herramientas sigue siendo clave en una
nueva teoría de la acción colectiva basada en las tecnologías móviles. El proyecto The Mobile
City es una buena exploración de este aspecto y su trabajo Ownership in the hybrid cityiii dibuja
un panorama completo sobre cómo afrontar la construcción de procesos y dinámicas de
interacción social desde el compromiso cívico y la acción comunitaria en las que lo digital juega
el papel de canalizador de un proceso más complejo de activación de la participación social en
los asuntos comunes de la ciudad. En este sentido, la web y todas las soluciones derivadas, en
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el despliegue social que con el que va configurándose, abre nuevas opciones para desarrollar
herramientas de activismo y compromiso social que, sólo apenas unos años apenas podíamos
imaginar. Ha abierto la posibilidad de diseñar instrumentos de relación social que nos hace más
abiertos y colaborativos en entornos personalizables de participación.
No es una cuestión trivial o semántica. La generalización de los dispositivos móviles ha hecho
que la interacción con un espacio digital sea constante y diaria. Un everywareiv invisible que
está en todas partes. Nuestra vida es un permanente camino de rastros digitales de la
interacción con las dependencias públicas, con las máquinas canceladoras o cualquier otro
punto de la esfera de objetos públicos conectadosv, con los servicios y aplicaciones de nuestros
dispositivos móviles, con las tarjetas bancarias, etc. Los ciudadanos somos un continuo de
datos, meros generadores pasivos de información que va quedando por el camino del uso de
las redes sociales. Mariposasvi revoloteando de un tema a otro, de una aplicación a otra, sin
una dirección clara y perdidos en la confusión.
Una respuesta a esta desazón errante del ser humano del siglo XXI es, precisamente, la
posibilidad de crear soluciones en las que podamos ser activos generadores de información y
recopiladores de datos para agregarlos conjuntamente a través de procesos de crowdsourcing,
por ejemplo. Diferentes proyectos relacionados con problemáticas urbanas se han basado en
este modelo, buscando la aportación colectiva de información, en especial a través de
iniciativas de mapeado o simplemente utilizando aplicaciones móviles a través de las cuales los
usuarios generan y comparten información. Sin embargo, el peligro reside en generar con ello
esquemas de actuación en los que el ciudadano –el usuario de las aplicaciones o participante
en los procesos basados en tecnologías móviles- tenga un papel excesivamente pasivo como
mero recolectorvii
de información.
Siguiendo este planteamiento, en el libro From social butterfly to engaged citizen,Kurt Iveson
publica un artículo titulado "Mobile media and the strategies of urban citizenship: discipline,
responsibilisation, politicisation" que marca algunas claves para vincular los dispositivos
móviles en procesos de compromiso ciudadano real más allá del peligro de asignar al
ciudadano un papel de mero recolector de información. Es un punto clave para que las
aplicaciones móviles que se puedan crear tengan un sentido urbano.
"(...)different applications of social and mobile media technologies will have different impacts on
urban life, depending on the model of governance and stategies of citizenship they embody".
De esta manera, la acción colectiva en torno a las redes sociales y las aplicaciones móviles
adquiere un potencial de politización para dar respuesta a problemas urbanos desde la
pertenencia a la ciudad y la apropiación de las tecnologías, frente a modelos de utilización de
las tecnologías digitales para meras estrategias de control –el caso más claro es el de las
aplicaciones dirigidas a la seguridad o la identificación de actividades- o de responsabilización.
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Con estas consideraciones iniciales, las apps se convierten en una vía más para romper el
modelo tradicional de intermediación institucional del ciudadano, que ahora amplía su
capacidad para intervenir y hackear el gobierno para crear soluciones colectivas fuera de los
circuitos tradicionales. Surge así, tenemos la posibilidad de dar una orientación ciudadana al
discurso predominante del papel de la tecnología en la ciudad desde un sentido de apropiación
ciudadana de las posibilidades tecnológicas digitales en el diseño de servicios y herramientas
digitales, un cambio de perspectiva basado en tres pilares: la ciudad como plataforma para
unos datos que deberían ser de "propiedad" colectiva, los medios digitales como instrumentos
de acción colectiva, cocreación y auto-organización y la capacidad de sumar a más actores y
públicos a los temas de interés público.
3. El open data como materia prima para actuar ante los mismos problemas de
siempre
Una de las dinámicas que más está contribuyendo a ampliar el horizonte cívico de las
tecnologías móviles es el open data. El procesamiento de datos públicos para su reutilización
para cualquier uso que de ellos quiera hacer un colectivo a la hora de comprender la
información digital existente sobre cualquier materia permite generar nuevas herramientas.
Estas herramientas basadas en la disponibilidad de datos abiertos permiten comprender mejor
la realidad, observarla de la forma más aproximada a la realidad y, en último término y sobre
todo, construir soluciones abiertas aprovechando las tecnologías móviles.
Que el movimiento del open data está creciendo es un hecho innegable y se ha convertido en
un fenómeno global. Y que su impacto en la forma en que podemos construir la vida colectiva
avanza día a día, también. Es uno de los temas del momento y traspasó hace tiempo las
fronteras de los círculos iniciales que supieron ver la oportunidad de abrir los datos públicos
para liberar información y convertirla en herramientas y capacidades útiles. Es una melodía fácil
de escuchar porque apela a devolver lo que nunca debió dejar de ser nuestro. Pero no es el
final del camino porque el objetivo no es liberar, sino liberar-para y liberar-porque.
Por supuesto, quienes trabajan más directamente en proyectos relacionados con el open data,
tanto desde la gestión pública (luchando, gran parte de las veces, contra muros visibles e
invisibles que poco a poco van cayendo por su propio peso) y desde la creación de soluciones
y herramientas para su aprovechamiento para diferentes fines colectivos, son perfectamente
conscientes de que la extensión de experiencias de open data en diferentes instituciones
públicas en todo el mundo no es un buen indicador. Simplemente, refleja una tendencia, pero
poco más. El problema de celebrar que el movimiento avanza es dejarnos en el tintero algunas
cosas más de fondo. viii
Por un lado, plantea un aspecto fundamental a la hora de trasladar todo
el discurso del big data de esas smart cities de las que tanto se habla a la realidad de la vida
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urbana, marcada principalmente por la complejidad y la impredecibilidad, silenciada esta última
esperando un futuro de predecibilidad total. Y por otro lado, una salvedad relacionada con el
riesgo de convertir todo esto en una gran barrera de entrada para el no experto. También David
Eaves ha planteado últimamente un tema de fondo en su artículo Lies, damned lies and open
dataix, en el que apunta que no podemos quedarnos paralizados celebrando el éxito de un
movimiento tan fuerte e influyente cuando, en realidad, el open data no elimina la necesidad del
debate político. Esta idea encaja con la del riesgo del neo-positivismo del dato: como
disponemos de información pública accesible y transparente, los datos ya están ahí y son
claros, objetivos y sin sesgos. Y, sin embargo, son sólo el material –y bastante avance es poder
acceder a él- para intervenir críticamente sobre la realidad. Un nuevo aviso frente a los cantos
de la despolitización y la desideologización a lomos de la asepsia del dato. Acceder a las
evidencias de la gestión pública –a través del rastro que deja la acción institucional- y poder
usarla y manipularla para crear herramientas, aplicaciones y servicios no es el final sino el
principio:
Quite the opposite. Open data will not depoliticize debate. It will force citizens, and
governments, to realize how politicized data is, and always has been.
¿Cómo obtiene el poder público los datos? ¿Y para qué los utiliza? ¿Qué sesgo utiliza para
elegir unos temas y no otros a la hora de procesar la información que generan? Estas y otras
preguntas siempre han sido parte del terreno del debate y la confrontación política y van a
seguir estando y, sumándolo a ello, el creciente riesgo de de divide en la capacidad de poder
participar en esta nueva cultura digital. Con esto, llegamos al tercer tema de fondo en el open
data, The open data doppelgänger o quién controla los datos y para quién. ¿a que vuelve a
sonar a tema clásico de ciencia política? Será que la política siempre da vueltas sobre los
mismos temasx. Es una posición que puede ser vista como crítica o cínica por un entusiasta del
open data, pero no debería minusvalorarse porque es la clave de todo este asunto.
Son tres aproximaciones para poner un poco de cautela ante el riesgo de triunfalismo. El open
data, junto con el resto de movimientos han puesto en cuestión muchas lógicas tradicionales
sobre lo público, lo colectivo, la creación o el acceso a la información, abre posibilidades
inmensas….para tratar de dar respuesta a los mismos problemas y conflictos de siempre.
Rompiendo las barreras de la información que nunca debería haber dejado de ser accesible,
ganamos en capacidad para intervenir, para crear y para posibilitar otra forma de hacer las
cosas. La nueva dimensión de la acción cívica a partir de las aplicaciones digitales cuenta con
las dinámicas abiertas de innovación y co-creación (desde el open government al open data,
formando todas sus vertientes un conjunto) para explorar nuevos modelos de intervención en lo
público y para actuar sobre las problemáticas y conflictos tradicionales.
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4. UrbApps. Jugando en la frontera de dos mundos
UrbApps es una iniciativa de innovación social en el ámbito de las tecnologías móviles que
quiere poner en común el conocimiento de personas del mundo del desarrollo de aplicaciones
pero y el de las personas que puedan aportar claves de diseño y de experiencia de usuario y
personas más relacionadas con la promoción de la sostenibilidad y el trabajo comunitario. Son
tres ingredientes básicos para acertar bien en el desarrollo de aplicaciones móviles para la
ciudad inteligente, que al final son sólo un instrumento para intervenir en un contexto en el que
la solución técnica depende del comportamiento de los usuarios, de entender bien las claves
del funcionamiento urbano, de los problemas ambientales que quiere resolver, etc. Mediante
metodologías de análisis y debate para el prototipado de aplicaciones, UrbApps se sitúa en el
entorno de las hackathons sumando al trabajo de desarrollo de código el análisis crítico del
contexto urbano y el comportamiento social de la ciudadanía para adoptar soluciones prácticas.
Sólo así es posible evitar el riesgo de convertir las herramientas digitales en un medio pasivo
de generación de información digital incapaz de crear dinámicas de compromiso personal y
social.
Con esta perspectiva, el proyecto aborda cómo fomentar procesos colaborativos entre
diferentes los ámbitos de conocimiento que intervienen en la creación de soluciones móviles
para problemas urbanos (especialmente en materia de problemas ambientales, movilidad
urbana, participación ciudadana y disfrute de la ciudad), entendiendo que esta suma de
acercamientos es la mejor manera de que estas apps móviles sean un medio de intervención
crítica y de compromiso activo.
El proyecto está inspirado algunas iniciativas en forma de hackathons o encuentros de
desarrollo rápido. La mayoría de ellos tiene como fin desarrollar un concurso con sus
correspondientes premios. Es claro que esto funciona como incentivo pero, en nuestro caso,
además de no tener recursos para adaptar un premio, hemos preferido aparcar la idea
competitiva para crear un entorno de aprendizaje y encuentro. La dinámica de trabajo quiere
unir el conocimiento de personas del mundo del desarrollo de aplicaciones pero también
personas que puedan aportar claves de diseño y de experiencia de usuario y personas más
relacionadas con la promoción de la sostenibilidad y el trabajo comunitario. Son tres
ingredientes básicos para acertar bien en el desarrollo de aplicaciones, que al final son sólo un
instrumento para intervenir en un contexto en el que la solución técnica depende del
comportamiento de los usuarios, de entender bien las claves del funcionamiento urbano, de los
problemas ambientales que quiere resolver, etc.
Para ello, propone trabajar en tres ámbitos
+GREEN
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Aplicaciones que contribuyan a construir ciudades más sostenibles en relación a problemáticas
como la calidad del aire, del agua, el uso de recursos naturales, el ruido, la disponibilidad de
espacios verdes o las incidencias en la vía pública. Seguramente este último tema sea el que
ha visto apps y webs más conocidos como Fix My Street, Repara Ciudad, Street Bump o
Arregla Mi Calle, pero hay vida mucho más allá y las posibilidades son casi inagotables.
MOVE!
Aplicaciones que mejoren la accesibilidad de la ciudad y en concreto relacionadas con la
movilidad, la intermodalidad, el transporte público, el acceso a personas con movilidad
reducida, los modos de transporte alternativos, las zonas peatonales, etc. Desde aplicaciones
para facilitar el aparcamiento, hasta toda la diversidad de sistemas de seguimiento en tiempo
real del transporte público (posiblemente, el área de servicios públicos donde las
Administraciones se han implicado más hasta ahora).
NET-CITY
Aplicaciones que ayuden a generar relaciones entre las personas que viven en una ciudad y
mejorarla en alguna de sus dimensiones. Esta categoría la usaremos como un ámbito más
abierto en el que pueden entrar cuestiones que faciliten la vida en la ciudad para cuestiones de
organización colectiva, de ocio, de legibilidad de la ciudad, de economía, de compartición de
infraestructuras de comunicación, etc.
De manera más concreta, en la primera edición de estos encuentros celebrada en junio de
2012 en Valladolid se trabajaron ocho temáticas más específicas sobre las que se proponía
prototipar soluciones móviles analizando previamente la problemática urbano y los agentes
centrales en la misma:
TRANSPORTE PÚBLICO. ¿Información al instante de dónde están los autobuses en
marcha en cada línea? ¿Cómo saber si merece la pena acercarse a una parada u otra?
¿Y cómo saber la mejor combinación de líneas? ¿Dónde está la parada más cercana a
donde estoy yo o a donde voy a estar esta tarde para volver a casa? ¿Puedo dar
información adicional a otros usuarios?
VISIBILIZAR LA BICICLETA. ¿Andas en bici? ¿No sabes cuál es el camino más
seguro? ¿Quieres destacar las rutas más seguras? ¿Podemos evaluar colectivamente
la facilidad de movernos en bici? ¿Y los sitios más seguros o inseguros para dejar la
bici?
BUSCANDO UN SITIO PARA TRABAJAR UN RATO. ¿Tienes un rato entre reuniones?
¿No pasarás por la oficina? ¿Qué necesitas para trabajar? ¿Dónde encontrar una
mesa de trabajo o wifi?
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OTRA FORMA DE DESCUBRIR LA CIUDAD. ¿Alguna alternativa a la guía clásica?
¿Podemos darle un contexto más social a descubrir la ciudad a través del móvil? ¿Sólo
para turistas o visitantes de fuera?
ESTÁ PASANDO. Está la ciudad "oficial": lo que está en los mapas, lo que está
previsto, lo que está indicado. ¿Podemos ayudar a resaltar otras situaciones,
experiencias o actividades de la ciudad que no aparecen en ningún sitio?
ANDANDO POR LA CIUDAD. ¿Cómo llegar de un sitio a otro? ¿Es posible añadir
incentivos a las rutas? ¿Sugerir rutas alternativas? ¿Cruzarlas con disponibilidad de
ciertos "recursos" (sombra, tiendas, facilidad para acceso de personas con movilidad
reducida, etc.?
NO TIRAMOS, REUTILIZAMOS. ¿Alguna forma de conectar objetos obsoletos,
personas que no quieren tirarlos simplemente y personas/colectivos que los podrían
necesitar?
MÁS QUE JARDINES. ¿Cuántos parques y jardines hay en la ciudad? ¿Qué
actividades se pueden hacer? ¿Qué servicios tienen? ¿En qué estado están? ¿Qué
especies tienen?
5. Conclusiones
El artículo ha presentado una serie de reflexiones sobre el papel de la tecnología en la
intermediación en problemas relacionados con la vida urbana, presentando algunas
aportaciones conceptuales y su traslación a la práctica de la acción colectiva para dar a estas
aplicaciones tecnológicas un sentido transformador. A modo de aportación, el artículo plantea
la necesidad de establecer vínculos más fuertes y presenciales en el dialogo entre quienes
disponen de conocimiento técnico (todo el ecosistema de agentes que se mueven y desarrollan
herramientas en el ámbito de la programación, el desarrollo de soluciones digitales, la
promoción del open data, etc.) y los agentes implicados en la dinamización y el activismo en
torno a los diferentes problemas y ámbitos urbanos (urbanistas, sociólogos, funcionarios
públicos, responsables políticos, etc.). Para quienes están interesados en el desarrollo de
herramientas técnicamente robustas dirigidas a intervenir en algún ámbito urbano, conocer y
entender bien las diferentes aristas del tema les ayudará a afinar mejor la usabilidad, las
funcionalidades y cualquier otra dimensión que, en último término, ayudarán a dar utilidad a la
aplicación que estén desarrollando. Para quienes trabajan en el ámbito de lo urbano, acercarse
sin miedo al uso de nuevos medios de acción colectiva y de dinamización de los procesos de
participación e intervención en la ciudad servirá de incentivo para renovar sus medios de
acción. Y, en ambos casos, necesitarán desarrollar estas dinámicas en procesos abiertos de
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co-creación y dotar a las aplicaciones que generen de una dimensión presencial y de
intervención a pie de calle para que los usuarios de estas aplicaciones descubran en la acción
“más allá de hacer click” una forma de compromiso a largo plazo y de comprensión real de los
problemas más allá de la cultura de la adhesión acrítica.
6. Bibliografía
DE LANGE, Michiel, y Martijn DE WAAL (2012). Ownership in the Hybrid City, Virtueel
Platform, Amsterdam
DE WAAL, Martijn (2012). The city as interface. Digital media and the urban public sphere,
Universidad de Groningen, Groningen
FOTH, Marcus, Laura FORLANO, Christine SATCHELL y Martin GIBBS (eds.) (2011). From
Social Butterfly to Engaged Citizen: Urban Informatics, Social Media, Ubiquitous Computing,
and Mobile Technology to Support Citizen Engagement, MIT Press, Cambridge
GREENFIELD, Adam (2006). Everyware: The Dawning Age of Ubiquitous Computing, New
Riders Publishing, Berkeley
GREENFIELD, Adam y Adam SHEPARD (2007). Situated Technologies Pamphlets 1: Urban
Computing and its Discontents, The Architectural League of New York, New York
KITCHIN, Rob y Martin DODGE (2011). Code/Space. Software and Everyday Life, MIT Press,
Cambridge
MITCHELL, William J. y Federico CASALEGNO (2008). Connected sustainable cities, MIT
Mobile Experience Lab Publishing, Cambridge
SHEPARD, Adam (2011). Sentient City. Ubiquitous Computing, Architecture, and the Future of
Urban Space, MIT Press, Cambridge
7. Notas
i i A este respecto, al socióloga Saskia Sassen ha propuesto una expresión, “urbanizing technology” que
refleja bien este componente “urbano” que es necesario asignar a las tecnologías que intervienen en la ciudad para que realmente tengan sentido, respondan a un contexto local adecuado y tengan un significado urbano/social. Véase Open Source Urbanism (http://www.domusweb.it/en/op-ed/open-source-urbanism/
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ii Seguramente sea Summer of Smart, en San Francisco, uno de los proyectos más destacados, ya que
combina bien la parte de desarrollo con el trabajo de dar contexto a aplicaciones y soluciones móviles que tengan un sentido social en el entorno urbano y otros casos más recientes, por mencionar sólo algunos, como Reinvent Green Hackathon en Nueva York o el UP Singapore son un buen ejemplo de esta combinación de conocimeitno de código y conocimiento sobre la ciudad. Otros encuentros, aunque también centrados en sedes locales (como en Buenos Aires, Ottawa o Sydney, por poner sólo unos pocos ejemplos de hackathons y formatos parecidos), se centran más en la parte de desarrollo, código y programación, mientras otros toman la forma de concursos de aplicaciones directamente vinculadas a algunos temas urbanos como Open Cities App Challenge, Apps4Bcn, Big Apps 3.0 o Apps for the Environment son ejemplos que bajo un formato clásico de concurso (inscripción previa, presentación, selección) también tienen interés y pueden ser una referencia. iii DE LANGE, Michiel, y Martijn DE WAAL (2012). Ownership in the Hybrid City, Virtueel Platform,
Amsterdam iv Véase GREENFIELD, Adam (2006). Everyware: The Dawning Age of Ubiquitous Computing, New
Riders Publishing, Berkeley v El planteamiento de la esfera de objetos públicos lo ha formlizado conveneientemente Martijn de Waal
en su tesis presentada en 2012, The city as interface. Digital media and the urban public sphere vi Véase FOTH, Marcus, Laura FORLANO, Christine SATCHELL y Martin GIBBS (eds.) (2011). From
Social Butterfly to Engaged Citizen: Urban Informatics, Social Media, Ubiquitous Computing, and Mobile Technology to Support Citizen Engagement, MIT Press, Cambridge vii
Como decía Usman Haque en Surely there's a smarter approach to smart cities?: We, citizens, create and recreate our cities with every step we take, every conversation we have, every nod to a neighbour, every space we inhabit, every structure we erect, every transaction we make. A smart city should help us increase these serendipitous connections. It should actively and consciously enable us to contribute to data-making (rather than being mere consumers of it), and encourage us to make far better use of data that's already around us.
http://blog.cosm.com/2012/04/surely-theres-smarter-approach-to-smart.html viii
Cosas como las que dejaba apuntada Usman Haque en sus notas resumen (http://haque.tumblr.com/post/25500577232/notes-from-my-talk-at-the-open-iot-assembly-june-16-17) de la exposición que hizo en la Open IoT Assembly celebrada en junio en Londres y que desde entonces las tengo muy presentes (rescato algunas):
the spectacularisation of data, revelling in complexity only so that ‘experts’ can rescue us from the cacophony: scientists, urban planners, yes, even artists
the concerning thing about this neo-postivism is when it’s applied to the design and manipulation of our cities because these processes have their own ‘god fantasies’:
o efficiency (those big biz initiatives that use “Smart” throughout their PR material) o predictability o homogeneity o all the things that go counter to the sustainability of what makes a city a city o social goals that rarely have anything to do with technology and sound suspiciously like
the sorts of things urban planners were saying in the 50s and 60s when they gave us highways and highrises/tower blocks
ix
http://www.slate.com/articles/technology/future_tense/2012/09/open_data_movement_how_to_keep_information_from_being_politicized_.single.html x Merece la pena leer el artículo de Tom Slee, titulado Seeing like a geek
(http://crookedtimber.org/2012/06/25/seeing-like-a-geek/) , porque revisa el papel de grandes empresas y emprendedores digitales en la selección de qué y cómo se libera y se reutiliza, el funcionamiento de este ecosistema como mercado, el siempre presente sesgo cultural y demográfico ("empoderar a los empoderados"), etc.