Download - Antología, de Germán Arens
GermáGermáGermáGermán Arensn Arensn Arensn Arens AntologíaAntologíaAntologíaAntología
Goles rosas Colección Suplementario
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VidrioVidrioVidrioVidrio
La punta de mi nariz es de vidrio…
así como toda mi nariz y tu nariz, así como el horizonte
demarcado mucho mas allá de mi nariz…
sobre alguna nariz ajena, así como el horizonte demarcado
mucho más allá de la nariz de alguien
que en este repetido instante
está detrás de mi nariz, sin verme…
ya que mira por detrás de su nariz hacia un horizonte
que por estar detrás de mi nariz
está por delante del horizonte que yo miro.
Detrás de esos anteojos tuyos
que interponiéndose entre nosotros cristalinos y vacuos…
y digo nosotros por el horizonte y por mi, te pareces a las moscas. Mas atrás
están tus párpados, después
hay más vidrio…
mas atrás
creo verte…
y digo creo porque detrás de un vidrio
no hay certeza…
podes estar o no estar, o ser para que yo sea…
y aunque no seas yo estoy.
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Hombre soloHombre soloHombre soloHombre solo
Hombre solo
y a su lado los hombres busca razón en su disposición a escribir y al intentar dirigirse abiertamente
a sus desprecios prescinde de veintisiete apellidos
pertenecientes a
políticos, periodistas,
poetas, …
enumerados con anterioridad
al inicio de estos versos.
Hombre solo
y a su lado los hombres en la dirección general impositiva
sostiene su birome
con la "poesía completa" de Osvaldo Lamborghini y se pregunta
si en la hora del medio
cuando todos los caminos conducen al ombligo
la impaciencia es común. Hombre solo
deja de escribir
ante el llamado de una cajera.
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AdministrativoAdministrativoAdministrativoAdministrativo
Debido
a mi trabajo administrativo,
desde hace veintidós años
concurro al banco de la nación argentina
de lunes a viernes.
Consecuente a mi rutina
he seguido con detenimiento
el proceso de los días en hombres y mujeres
subordinados a la suya en el banco de la nación. Siempre me mostré reticente
al comentario fatuo de compañeros en espera
de ser atendidos en las largas colas del banco de la nación.
Sin embargo
conozco hasta el detalle más ínfimo
entre los detalles que impregna el tiempo
en los empleados del banco de la nación…
así como ellos
conocerán los de este hombre
que de manera intachable
concurre
todos los días
al banco de la nación.
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Vecinos Vecinos Vecinos Vecinos
Ayer…
(no daré datos precisos en relación a Waimann,
dejo situado el ayer en algún lugar de mi tiempo) ví a Waimann
esperando a la muerte
en su puerta de calle.
Lo sé muerto
desde hace cuatro meses,
predestinación de su médico.
Ayer ví a Waimann
esperando a la muerte…
y hoy Waimann
está muerto está muerto está muerto.
Ayer…
además de a Waimann
esperando a la muerte
en su puerta de calle
ví a Alberto…
volvía satisfecho del gimnasio…
y ayer, además de a Waimann
en su puerta de calle
esperando a la muerte,
al momento en que Alberto
satisfecho volvía del gimnasio... pude ver a la mujer de Kandia
y en sus manos, de la cooperativa obrera
cinco bolsas.
Todos ellos (mis vecinos) me han visto,
aunque no tienen
el deseo irrelevante
de escribirme.
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EEEEl tanquel tanquel tanquel tanque
Cuando esos dos hombres
venidos del pueblo,
instalaron el tanque australiano entregado por la firma fabricante que lo fabricara…
que hicieran al tanque
el envío incluía
accesorios diversos:
las chapas
de un metro
de un metro
de ancho
tres metros
de largo…
y entre ellas las juntas
las juntas
de unión,
etc. , etc. .
Dijera el abuelo:
-¡Cepillar con cepillo
de año en año debemos las paredes internas…
evitará permanezcan adherencias en tiempo!-
Nunca hubiéramos imaginado; tan niños nosotros…
que estábamos a días de contemplar agradecidos a Diana en bikini mientras las vacas abrevaban cerquita.
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DescansoDescansoDescansoDescanso
Apoyado en el arado de rejas descanso. Dejé las luces del Massey encendidas. Silbo un silbito triste
y las liebres de orejas paradas se me arriman. Una lechuza avisora vidente
en uno de los postes de un alambrado de cinco
hacia el campo de quien se dirige la muerte.
Estoy abajo del cosmos pendiendo de la tierra patas para abajo.
Hasta hace un momento
estuve cerrando un cuadrado perfecto de hectáreas abiertas.
Cuando termine de silbar
voy a dar diecisiete vueltas más hasta cerrarlo del todo…
y una vez finalizada mi tarea voy a dejarme ser, por unos instantes
el punto central de un cuadrado perfecto.
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Pájaro rojoPájaro rojoPájaro rojoPájaro rojo
El pueblo
estaba casi casi dormido.
Por cada cuatro manzanas
una luz
encendida.
Eramos
los mismos
de siempre…
salvo el Gordo Hidalgo, en esa noche
machi mapuche.
Burakito divisó una isla en medio del río…
-¡La llamaré Telequinesis!
en ella construiré mi morada…
Durante cinco minutos
lo dimos por muerto. Nos tomamos un té.
El agua devolvió su cabeza, su cuerpo desde entonces
es el de un pájaro rojo.
Meses después lo enjaularon en Villa Floresta.
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JohnJohnJohnJohnnynynyny
Johnny Acuña
inhaló
las pastillas
que previamente
molimos
por puro
divertimento.
-¡Se inhaló un placebo!... diría Ogolócis.
Burakito
transmutó
en dragón
agitando el insecticida, narigadas de fuego por el pasillo.
Inadmisible
creer que Johnny incendiara
dos aserraderos,
fuese acusado
de piromaníaco, puesto preso
en General Roca…
y a dos días de libertad condicional
le tema a los dragones.
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YolandaYolandaYolandaYolanda
El trén
se detendría a las tres de la mañana
como todas las noches.
Buscaríamos el pullman,
y uno trás otro
a paso impacto
recorreríamos los vagones hasta la cola carbonera,
luego nos dirigiríamos al cementerio
en un Falcon perfumado; y bajo una cruz con la única luz de la luna
si en el presente se estaba:
Invocaríamos el espíritu
de algún muerto de confianza
en ronda
al rededor de su tumba,
bajaríamos al osario
sin mas compañía
que una linterna, tantearíamos
los picaportes de todos los panteones hasta la dada entrada anhelada,
e intentaríamos abrir un ataúd
de fecha reciente
como lo hiciéramos
en el cementerio de La Adela.
El tren
se detendría
a las tres de la mañana,
sería nuestra última aventura .
La tía Yolanda
se presentaría ante nosotros con un ramo de rosas
y sin carne
E.T.E.T.E.T.E.T.
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El extraterrestre
se domiciliaba
en la primera casa
de la calle Alem
de un pueblo
sureño argentino
homólogo a su río, se desempeñaba laboralmente
como instructor de pesas. Lo caracterizaban:
La excelencia de sus músculos,
su adustez
y una incipiente miopía.
Una noche
observándome desde atrás de sus anteojos:
La cabeza rapada
en la que memoro
mi existencia,
junto al metro noventa
y tantos que porto desde mozuelo
como dijera Manuel;
bastaron para mitigar su sospechada sospecha.
“Mi origen estaba en el centro de la Tierra”
La escopeta
era de doble caño,
la cargué con breneke
que me diera Rancaño
(cazador de chanchos y chanchas). disparar disiparía mis dudas,
el extraterrestre
aseguraba ser inmortal por unos trescientos años
de los nuestros.
Lo insté a desvestirse.
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Definitivamente…
en su pectoral izquierdo, una fecha de vencimiento
violeta y disimulada
yacía inalterable. Le apunté al corazón,
supuse que el corazón
de los extraterrestres
sería un órgano
vitalmente vital
así los nuestros.
Disparé
y en su pecho
quedó un agujerito
que me retrotrajo
a la mirilla
del baño
por la que espiaba
a las visitas
cuando era mozuelo
como dijera Manuel.
Desde entonces:
¡Quiero conocer a mis verdaderos progéneres! …y como un sabueso obstinado…
no dejaré de cavar,
hasta llegar al centro del planeta. Me apoyo en mis patas traseras usando de pala las delanteras.
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AtentadoAtentadoAtentadoAtentado
El árbol de membrillos
en el que me oculté
para disparar
tres tiros
al “vitraux” de la iglesia
ya no está . Tampoco
mi rifle Mahely 5 y ½, ni siquiera
la mano gatilladora.
La iglesia
nunca ostentó
sus campanas,
estaban guardadas en un cassette.
El cura
apretaba
“play” y los devotos a la misa
del domingo de mañana
todos los domingos.
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EspárragosEspárragosEspárragosEspárragos
Los espárragos más tiernos crecían a ambos lados
de un desague
que habitaban
desde los inicios
de la colonización
las ranas y los mosquitos. Los buscábamos por debajo
de la sombra
de algún sauce llorador en los veranos del setenta.
Una vez encontramos
un paquete envuelto
en papel de diario. Estaba lleno de balas.
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Detrás de la puertaDetrás de la puertaDetrás de la puertaDetrás de la puerta
A las doce
llegó
Sin Rumbo,
una menos cuarto
Todo,
Lázaro
se recordó a la una
y una y diez ya estaba en casa, Nadie
los esperaba.
Los sillones amarillos
eran tres
y a nuestras formas habituados estaban,
a excepción
de a las de
Todo
que era liviano.
Detrás de la puerta
la abuela dormía sus últimas noches.
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Canal mayorCanal mayorCanal mayorCanal mayor
Hay un lugar, detrás de la barraca
al que memorando
un instante
retorno.
insistente.
Lugar en el que a hondazos
pescábamos
las carpas, lugar casi naranja
canal mayor. Lugar en que de niño
casi llegué a la muerte, muerte
casi naranja
así
como
el canal.
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LagunaLagunaLagunaLaguna
La ronda de matorros
que encierra la laguna
me ampara al regodeo
de olores estancados.
Nariz cenagoza, frugal en el fango.
En la tierra orillera,
caliente, mohosa;
crece el junco, la totora
y mi raigambre aventurera.
Me gustan los lugares anegados…
se asemejan al desierto,
se asemejan a la urbe.
Y me gustan
las mariposas de alas cortas,
decoloradas…
con los ojos hinchados.
También los renacuajos.
Todo está limpio de tan podrido.
A cuatro cuadras las casas blancas
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AmorAmorAmorAmor
Cuatro mojarritas
y un cangrejo
de río
en un
mediomundo
de remeras.
¡Un cangrejo de río! impredecible levedad de la sorpresa.
A pocos metros un desague de apósitos y la morgue, hermana siamesa
del hospital.
¡En aquella casa!...
sin colores
vive
el petiso Ramírez,
experto pescador de carpas.
Pan y cebolla
las mejores carnadas.
Nosotros
así…
no subsistiríamos
amor
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La isla de los conejosLa isla de los conejosLa isla de los conejosLa isla de los conejos
Por la vías
del tren Zapalero, del puente
al rancho del loco Banse,
un salto de tranquera
y hasta el río. ¡La isla de los conejos!...el silencio.
(Actualmente
se la puede ver en el Google Earth).
Algarrobos de los tiempos en que el indio,
chañares y caldenes. Detrás del agua “El Gualicho”.
La siesta
es despertar de la mañana
extenuado
de vanidades catastrales,
de ceños sarmientinos.
¡Gesta de la barbarie! la historia y la mañana.
Barba de chivo
roja y amarilla, guirnaldas en la pampa salitrosa
Zambullida irreverente
premura en calzoncillos.
El invierno
es una excusa
de cagones.
Manos curiosas,
ojos largos, carne sana.
� �
Boyita alcahueta batidora de bagres.
Hasta el cielo
parece monte
con siete perros negros. Jarillal osadía,
yarará imprevista que hoy puede ser mujer, mariposa imperecedera
siempre niña.
Lluvia de plomitos
hacia arriba,
vida viudita
de un corral
sin palo a pique.
La isla de los conejos…el silencio.
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VizcachasVizcachasVizcachasVizcachas
A los costados del camino
a Cuchilló-Có
está lleno de vizcachas.
Los sábados
a la noche
nos disponemos a matarlas.
Cruzamos a La Pampa
desde Rio Negro
y por la ruta 22
nos dirigimos a la 154. En el cruce ya se deja ver alguna vizcachera. Les disparamos desde la caja de la F100 blanca de Jara,
el si está vestido de sábado
pero en la disbóbera
nadie lo nota,
por eso viene con nosotros y nos hace de chofer, mientras habla de la Vasca
todo el tiempo. Yo tiro
con una Rubí Extra modelo 65
calibre 22 LR
mira 3-9 x 40
de 20 tiros.
El Pato tiene la costumbre
de ahuecar las balas
y tira con un Remington pajero.
Sin Rumbo
porta un Colt 38
de 2” y 6 tiros por si aparece algún chancho. (Esta información detallada
en alusión a los modelos
la obtuve en el buscador Google. Nunca me gustaron las armas).
Jara nos ilumina
� �
con un reflector halógeno
camuflado
de 5 pulgadas, recargable en 12 volts.
Esa noche
un vizcachón herido
se le prendió
de una pierna.
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GanímedesGanímedesGanímedesGanímedes
Una tarde
en el pueblo murió el Gordo…
desde temprano
trabajó con ahínco
reparando baterías. (Oficio heredado de su padre).
Dicen,
en el pueblo…
que en un último y voluntarioso esfuerzo
el Gordo
doblegó a su corazón
y en medio de estertores primó la premura.
Caminó tres pasos…
(testarudo como siempre) se llegó a su mesa de trabajo, y a salvo ubicó el generador (propiedad de un cliente que después lo reclamara).
¡El Gordo se fue a Ganímedes!... lo atestigua mi memoria. Tres vacantes ocupamos
en uno de los viajes
por Romaniuk programados hace ya catorce años,
el gordo
fue quien hizo las reservas…
(siempre miró las estrellas).
Fabían Benassi, rionegrino…
y el que recuerda: Inexpresivamente reímos, aceptamos la propuesta.
� �
El Gordo se fue a Ganímedes…
y se olvidó de nosotros.
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ArgentinosArgentinosArgentinosArgentinos
No nos dijeron de donde provenían y eran tres. Los invitamos a la cocina,
se sentaron a la mesa,
hablaban español entre otras lenguas e ignoraban los modismos camperos. Sabían de los deseos terrestres
de encontrar vida en otros planetas,
tenían pleno conocimiento del cohete ruso Soyuz Frégar que despegara desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajtan
en el año 2003
con destino Marte,
también de los Mars Rovers
(robots norteamericanos despegados de Cabo Cañaveral en el mismo entonces). Nosotros no… .
El abuelo
les ofreció jamón crudo;
confundían paleta con cuarto.
El abuelo
les ofreció leberbush;
demostraron avidez.
El abuelo
les ofreció queso de chancho; solicitaron muestras
con graciosa amabilidad..
Eran seres muy avanzados…
tenían lucecitas por todos lados y se disimulaban entre nosotros con sombreros de cowboy. Estaban interesados en el H2O…
dedujimos la razón del tanque amanecido vacío.
Les preguntamos por el chupacabras y luego nos despedimos
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sin antes agasajarlos con una copa de leche recién ordeñadita de la perra Cachila. Porque los Arens además de comedidos
somos bien argentinos.
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La piedraLa piedraLa piedraLa piedra
Guardo un secreto desde hace treinta y seis años.
Ante la hoja en blanco
se me ocurre hacer una excepción
y contarlo a quien me lea.
En un lugar de estas 400 hectáreas hay una piedra quieta hace ochenta y seis años.
En el año 1972
Roby Arens, mi padre
me llevó a ese lugar para decirme:
-Hace veintisiete años mi padre me trajo
a este lugar para decirme: -Hace veintitrés años mi padre me trajo a este lugar para decirme… .
-Contáselo al mayor de tus hijos
cuando los tengas.-
� �
DescansoDescansoDescansoDescanso
Apoyado en el arado de rejas descanso. Dejé las luces del Massey encendidas. Silbo un silbito triste
y las liebres de orejas paradas se me arriman. Una lechuza avisora vidente
en uno de los postes de un alambrado de cinco
hacia el campo de quien se dirige la muerte. Estoy abajo del cosmos pendiendo de la tierra patas para abajo. Hasta hace un momento
estuve cerrando un cuadrado perfecto de hectáreas abiertas. Cuando termine de silbar
voy a dar diecisiete vueltas más hasta cerrarlo del todo…
y una vez finalizada mi tarea voy a dejarme ser, por unos instantes
el punto central de un cuadrado perfecto.
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Llanura Llanura Llanura Llanura
La llanura en su extensión
guarda solo nada…
y aunque el tiempo en el reloj se ufana
sigo mirando la P.C. . En silencio
me aferro a su dolor,
el de la ausencia…
y sereno aunque voraz por sus influjos; percibo el desaliento
y ya no desespero.