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Antanas Mockus
Henry Murran
Mara Villa
(Coordinadores)
Banco Interamericano de Desarrollo
Corpovisionarios
Antpodasde laviolencia
Desafos de
cultura ciudadana
para la crisis de
(in)seguridad en
Amrica Latina
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Banco Interamericano de Desarrollo, 20121300 New York Ave NW
Washington DC 20577Estados Unidos de Amrica
El material de este libro est protegido por derechos de autor. La copia o transmisinno autorizada de partes o el total de esta obra puede constituir violacin de las leyesaplicables. El Banco Interamericano de Desarrollo estimula la difusin de sus publica-ciones y normalmente conceder la autorizacin con prontitud. Los puntos de vistay opiniones expresados en este libro son de los autores y no reflejan necesariamentela posicin oficial del Banco Interamericano de Desarrollo o Corpovisionarios.
Distribucin en Amrica Latina y Espaa
Fondo de Cultura Econmicawww.fondodeculturaeconomica.com
Catalogacin en la fuente proporcionada por la Biblioteca Felipe Herrera del Ban-
co Interamericano de Desarrollo
Antpodas de la violencia : Desafos de cultura ciudadana para la crisis de (in)seguri-dad en Amrica Latina / Antanas Mockus, Henry Murran, Mara Villa, coordinadores.
p. cm. Incluye referencias bibliogrficas. ISBN 978-958-57226-1-3 1. Crime preventionLatin America. 2. Crime preventionLatin AmericaCi-
tizen participation. 3. Crime prevention surveysLatin America. 4. Public safetyLatin America. 5. Family violenceLatin America. 6. ViolenceMoral and ethicalaspectsLatin America. I. Mockus, Antanas. II. Murran, Henry. III. Villa, Mara.IV. Inter-American Development Bank. Capital Markets and Financial Institutions Di-vision.
HV7434.L29 A57 2012
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Contenido
Acerca de los autores ix
Lista de grficos xi
Lista de cuadros xv
Reconocimientos xvii
Introduccin xix
Captulo 1. La cultura ciudadana y la agenda de polticas de seguridad 1
Captulo 2. Bogot: de la vigilancia y el control a la resolucin pacfica 23
de conflictos
Captulo 3. Densificacin y concentracin: un anlisis de los fenmenos 53
de violencia urbana
Captulo 4. Seguridad ciudadana: viejos problemas, nuevas miradas 87
Captulo 5. Instituciones de seguridad y justicia en la construccin de 115 la seguridad ciudadana
Captulo 6. Cumplir o incumplir la norma: lo que otras formas de 143
seguridad ensean sobre los comportamientos de riesgo
Captulo 7. Sin celos s hay amor. Una experiencia latinoamericana 165
para desactivar la violencia intrafamiliar
Captulo 8. Vctimas o victimarios? Un acercamiento a los jvenes 203
latinoamericanos y su papel en la violencia urbana
Captulo 9. Todos podemos contar. Importancia de los sistemas de 229
informacin y medicin de la cultura ciudadana en la regin
Captulo 10. Cultura ciudadana: en las antpodas de la violencia 253
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Acerca de los autores
Hugo Acero: Socilogo (Universidad Nacional de Colombia). Fue subse-
cretario de seguridad ciudadana de la alcalda mayor de Bo-
got. Consultor internacional en seguridad ciudadana.
Sayra Aldana: Antroploga y mster en estudios polticos (Universidad Na-
cional de Colombia). Investigadora Corpovisionarios.
Alejandra Ariza: Psicloga (Universidad Nacional de Colombia) y mster en
ciencias sociales y educacin (FLACSO Argentina). Investiga-
dora de Corpovisionarios.
Sandra Camacho: Antroploga (Universidad Nacional de Colombia). Investiga-dora de Corpovisionarios.
Diego Cancino: Filsofo (Universidad Nacional de Colombia). Investigador
de Corpovisionarios.
Giancarlo Chiappe: Antroplogo (Universidad Nacional de Colombia). Investiga-
dor de Corpovisionarios.
Jimmy Corzo: Estadstico y mster en estadstica (Universidad Nacional deColombia). Doctor en ciencias naturales (Universitt Dort-
mund, Alemania). Profesor Asociado del Departamento de
Estadstica de la Universidad Nacional de Colombia.
Mnica Delgado: Politloga (Universidad del Rosario, Bogot). Investigadora
de Corpovisionarios.
Susana Garavito: Politloga (Universidad del Rosario, Bogot). Investigadora
de Corpovisionarios.
Lina Gmez: Profesional en gobierno y relaciones internacionales (Univer-
sidad Externado de Colombia). Investigadora de Corpovisio-
narios.
Antanas Mockus: Matemtico (Universidad de Dijon), mster en filosofa (Uni-
versidad Nacional de Colombia). Doctor Honoris Causa de
las universidades de Pars VIII y Nacional de Colombia. Ex
rector de la Universidad Nacional de Colombia y Ex alcalde
mayor de Bogot. Presidente de Corpovisionarios.
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Henry Murran: Filsofo (Universidad Nacional de Colombia). Director de
proyectos de Corpovisionarios.
Andrea Ramrez: Estadstica y mster en estudios polticos (Universidad Na-
cional de Colombia). Investigadora de Corpovisionarios.
Gabriela Ramrez: Filsofa (Universidad de los Andes). Investigadora de Corpo-
visionarios.
Juan Mauricio Ruiz: Filsofo (Universidad Nacional de Colombia), MBA (Univer-
sidad de los Andes). Investigador de Corpovisionarios.
Efran Snchez: Socilogo (Universidad de Santo Toms, Bogot) y doctor en
historia moderna latinoamericana (Universidad de Oxford).
Consultor y escritor.
Mara Villa: Filsofa y mster en filosofa (Universidad Nacional de Co-
lombia). Investigadora de Corpovisionarios.
Mnica Villegas: Antroploga (Universidad de los Andes), mster en polticas
pblicas en desarrollo (Universidad de Pars I Pantheon
Sorbonne) y mster en geografa, urbanismo y ordenamiento
territorial (Universidad de Pars III Nouvelle Sorbonne). In-
vestigadora de Corpovisionarios.
Sandra Ziga: Sociloga (Universidad Catlica Andrs Bello, Caracas). Es-
pecialista en poltica social (Pontificia Universidad Javeriana,
Bogot). Investigadora de Corpovisionarios.
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Reconocimientos
Queremos agradecer en primer lugar al grupo de ciudades participantes en este
estudio. Con la medicin de cultura ciudadana los gobiernos de estas ciudades han
incorporado nuevos elementos que permiten ampliar la mirada sobre los proble-
mas de seguridad ciudadana. Son muchas las instituciones de gobierno que hicieron
posible este trabajo: en Ciudad de Mxico, la Secretara Tcnica del Gabinete de
Seguridad de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal; en Belo Horizonte, la Se-
cretara de Seguridad Pblica del Gobierno del Estado de Minas Gerais; en Quito, la
Secretara de Seguridad y Gobernabilidad de la Alcalda del Distrito Metropolitano
de Quito; en La Paz, la Direccin de Cultura Ciudadana de la Alcalda de La Paz; en
Monterrey, la Sub-Secretara de Desarrollo Poltico y Relaciones Institucionales de
la Secretara de Gobierno del Estado de Nuevo Len; en Bogot, el Observatorio
de Culturas de la Alcalda Mayor de Bogot; y en Medelln, la Secretara de CulturaCiudadana de la Alcalda de Medelln.
Los anlisis de los resultados de las encuestas de cultura ciudadana fueron comple-
mentados con informacin recogida y analizada por un extenso grupo de institucio-
nes de toda la regin, los cuales, en su labor diaria, buscan que los buenos sistemas
de informacin permitan producir polticas que salven vidas. En particular, queremos
resaltar el apoyo prestado por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses en Colombia y el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana
de Quito.
Queremos agradecer tambin a las empresas, organizaciones civiles e instituciones
no gubernamentales que han asumido la tarea de construir cultura ciudadana desde
lo local, sin cuyo aporte este trabajo no hubiera sido posible: la Fundacin Terpel en
Colombia, la Fundacin Chacao en Caracas, la Cmara de Comercio de Bogot, el
Consejo Ciudadano de Seguridad Pblica del Distrito Federal en Mxico, y Ecope-
trol en Colombia.
Articular, siguiendo un mismo hilo conductor, el trabajo de un grupo de autores tan
numeroso y con un espectro tan amplio de problemas como los abordados en este
libro, fue una tarea compleja que pudo llevarse a cabo gracias a Efran Snchez, quien
con paciencia y dedicacin realiz la labor de correccin y edicin final del texto.
Finalmente, queremos reconocer el valioso aporte del personal del Banco Intera-
mericano de Desarrollo que particip en todo el proceso de esta iniciativa, desde
su gestacin hasta su culminacin: a Raimundo Arroio, quien motiv inicialmente la
idea de hacer una publicacin en la que se recogiera la experiencia acumulada sobre
cultura ciudadana y seguridad; a Gustavo Beliz, quien coordin desde el BID todo el
proyecto y como interlocutor permanente facilit el trabajo de los investigadores; ya Sarah Schineller, quien acompa el proceso de edicin del libro.
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Introduccin
Antanas Mockus, Henry Murran y Mara Villa
Este libro examina la relacin entre cultura y seguridad ciudadana en ocho ciuda-
des latinoamericanas. Incorpora en los diagnsticos, los anlisis, las encuestas y las
acciones un concepto de cultura amplio1. Lo que ms nos interesa de la cultura es
su poder regulador. La distribucin mundial de los homicidios y los suicidios mues-
tra enormes diferencias entre pases cuya explicacin no puede sino reconocerle
un peso grande a las diferencias culturales. La capacidad que tiene cada cultura de
regular, interpretar y justificar o no ciertos comportamientos ofrece claves vitales
para comprender y hacer frente a los problemas que confluyen en la actual crisis de
seguridad ciudadana en Amrica Latina. La impunidad cultural y la impunidad moral
vienen a veces a sumar su efecto a la impunidad legal.
La reflexin sobre la cultura como algo dado y la educacin ciudadana como intento
de transformarla tiene muchos antecedentes. Aqu, sin embargo, nos concentramos
en mostrar algunos hallazgos valiosos. Comprender mejor la estrecha relacin entre
cultura y convivencia puede ayudar a formular y desarrollar polticas pblicas de
seguridad ciudadana. Puede tambin inspirar intervenciones puntuales. Teniendo en
cuenta que el concepto de cultura ciudadana naci y se ha desarrollado fundamen-
talmente como iniciativa de gestin pblica que propicia la corresponsabilidad, lo
que presentamos aqu esperamos contribuya a hacer ms eficaces las intervenciones
que formen parte de polticas pblicas y que se basen en una mejor comprensin dela relacin entre cultura, legalidad y seguridad.
La encuesta naci de un mandato del Concejo de Bogot: si se iban a invertir cuan-
tiosos recursos en mejorar la cultura ciudadana, la ciudad deba contar con un ins-
trumento que permitiera evaluar esa mejora. As surgieron las primeras versiones de
la encuesta que fueron aplicadas en Bogot (2001 y 2003). Luego, a partir de 2004,
la Fundacin Terpel y la Corporacin Visionarios por Colombia (Corpovisionarios)
comenzaron a aplicar la encuesta en otras ciudades y a basarse en ella para hacer un
diagnstico de cultura ciudadana en cada ciudad.
Dar cuenta de la informacin recogida en los ltimos tres aos por la Corporacin
en distintos proyectos realizados con el Banco Interamericano de Desarrollo (espe-
cialmente la aplicacin de la Encuesta de Cultura Ciudadana[diagnstico]) en algunas
1 Entendemos por cultura el universo de normas sociales, comportamientos, actitudes, creencias y
hbitos compartidos por los individuos de un conjunto social. Elster (2001, 87-89) propone entender
inicialmente por cultura cualquier patrn de conducta, normas, valores, creencias y conceptos que
sea ms que individual pero menos que universal. La cultura es el reino de lo particular. () incluye
todos los patrones constantes (o frecuentes) de la conducta humana dentro de un determinado gru-po y que no se encuentran (o lo son de manera menos frecuente) en otros grupos. () La conducta
guiada por normas sociales se sostiene por el deseo de evitar la desaprobacin de los otros
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ciudades latinoamericanas2con contextos urbanos y culturales distintos, planteaba un
doble reto. Por una parte estaba el gran volumen de informacin cuantitativa, cuya
lectura comparada, pregunta por pregunta, tal y como la venamos abordando en
cada uno de los proyectos con las ciudades, se haca crecientemente engorrosa. Nada
ayuda ms al diagnstico que las comparaciones. La posibilidad de comparar variables
sistemticamente y de hacer clasificaciones producto de esa comparacin no habansido tratadas de forma rigurosa y sistemtica hasta ahora. Por eso la comparabilidad es
uno de los mayores valores de la encuesta. Por otra parte, el anlisis de la informacin
cuantitativa involucr tambin elementos cualitativos provenientes de fuentes secun-
darias o producto muchas veces de trabajo de campo. Relacionar los datos obtenidos
en las encuestas con los fenmenos sociales y las variables econmicas, histricas, etc.,
permiti obtener una visin ms clara de los comportamientos en cultura ciudadana
en diferentes contextos. Sin estos elementos complementarios, efectivamente, el diag-
nstico quedara en el aire (aunque desde luego, las cifras de seguridad y convivencia
de cada ciudad son una herramienta de contraste crucial). Este libro busca condensar
e interpretar la rica informacin obtenida.
Sobre el contenido del libro
Los diez captulos que componen el libro se apoyan principalmente en comparaciones
de los resultados de diferentes ciudades para revisar los temas crticos que han sur-
gido de un anlisis construido progresivamente a lo largo de tres aos y que permite
establecer hoy, vindolos en conjunto, algunas tendencias en cuanto a la relacin de la
inseguridad y la violencia en Amrica Latina con las actitudes, creencias y comporta-
mientos de los ciudadanos. Entre las ocho ciudades diagnosticadas, hay ciertos perfilescompartidos que permiten avanzar hacia un diagnstico general del problema en la
regin, pero el estudio permite adems identificar ciertas particularidades culturales.
Como introduccin, es posible formular algunos temas generales que trata el libro,
destacar lo que cada captulo aporta a una mirada de cultura ciudadana y seguridad
ciudadanaen la regin, y finalmente sealar algunos caminos que quedan pendientes
al cierre de esta investigacin.
Establecer ejes transversales de estudio para los resultados de la Encuesta es apenas
un primer paso para formular hiptesis sobre la relacin de la cultura con la violenciay la convivencia. Uno de los grandes valores de esta publicacin es justamente poner
los datos al alcance de otras miradas crticas, as como invitar a quienes disean las
polticas pblicas y los programas de formacin ciudadana a analizar los resultados
obtenidos, las tendencias evidenciadas y las relaciones que an no se han detectado.
Sobre el valor de la informacin presentada aqu vale la pena sealar que, aunque se
suele creer que en Amrica Latina hay demasiados diagnsticos en temas de seguridad
ciudadana y violencia, a travs del trabajo realizado con diversas administraciones pbli-
2 La Encuesta se ha aplicado en Bogot y Medelln (Colombia), La Paz (Bolivia), Belo Horizonte
(Brasil), Mxico D.F. y Monterrey (Mxico), Caracas (Venezuela) y Quito (Ecuador). A lo largo de los
ltimos 10 aos se ha aplicado tambin en 10 ciudades ms de Colombia
Introduccin
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xxi
SOBRE EL CONTENIDO DEL LIBRO
cas de grandes ciudades de la regin se hace evidente que en realidad es poco lo que
sabemos sobre las causas de estos problemas. Lo que dichos estudios pierden de vista,
al desembocar frecuentemente en grandes listas de problemas que deben atenderse
simultneamente, es la importancia de focalizar los esfuerzos y de identificar las deter-
minantes que atraviesan estos problemas. Es posible identificar los factores culturales
para trabajar en el mediano y largo plazo con el fin de lograr cambios contundentes enel comportamiento ciudadano, y de paso desafiar las explicaciones simplistas presentes
en la discusin pblica sobre la seguridad de nuestras ciudades.
Hay dos temas crticos en los diagnsticos y diseos de polticas en la regin. El prime-
ro est en que a menudo quienes llevan a cabo dichos estudios, as como quienes di-
sean las polticas, asumen que los comportamientos problemticos de los ciudadanos
(sus acciones violentas, ilegales, etc.) son efecto de dos factores principales que deter-
minanel comportamiento de las personas. Por un lado hay un determinismo econmico,
usualmente asociado a posturas de izquierda; por el otro uno asociado al control
policial y a posturas de derecha. Las polticas pblicas frecuentemente estn diseadas
bajo el supuesto de que cubrir necesidades bsicas o aumentar el pie de fuerza y las
sanciones resolver los problemas. La evidencia producto de la investigacin muestra
que estos problemas obedecen a veces a actitudes y creencias de las personas, y que
aquellas pueden ser independientes tanto de la capacidad de sancin de un gobierno
como de las condiciones socioeconmicas (cmo explicar, si no, los ladrones de cue-
llo blanco, o actitudes tan difundidas como la que nos entrega el proverbio que celebra
la versatilidad del atajo: Hecha la regla hecha la trampa?). La hiptesis es, como est
desarrollado en el Captulo I, que para lograr cambios de fondo en la seguridad de las
ciudades latinoamericanas no es suficiente con aumentar la capacidad policial, disminuirlas desigualdades socioeconmicas o modificar las leyes, ya que los comportamientos
de la gente responden tambin a otros factores (como razones, intereses y emocio-
nes). Se hace indispensable entonces reconocerlos y trabajar sobre ellos.
El segundo tema crtico en los diagnsticos y la formulacin de polticas pblicas se
refiere al uso y el diseo de los sistemas de informacin sobre seguridad y convivencia
en Amrica Latina, tema que se aborda en el Captulo 9. All se muestra cmo la in-
formacin del diagnstico de cultura ciudadana soporta el presente estudio y en qu
medida es contrastable con las cifras duras de las ciudades (principalmente cifras dehomicidios y de lesiones personales). Este captulo pone en evidencia la precariedad
de los sistemas de registro de los pases y la necesidad de su unificacin para as po-
der avanzar en estudios ms slidos a nivel regional, que tengan mayor capacidad de
planeacin, prevencin y mitigacin de los problemas que afectan la convivencia y la
calidad de vida de sus ciudadanos. As mismo, resalta la necesidad de incorporar indi-
cadores de cultura ciudadana en los sistemas de informacin que sirven de soporte a
las polticas de seguridad ciudadana.
Los datos recogidos aqu son un primer insumo comn para las ciudades estudiadas.
Dichos datos muestran, en contra del determinismo econmico, que las diferencias
entre indicadores de cultura ciudadana en muchas ocasiones son mucho mayores de
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una ciudad a otra que de un estrato socioeconmico a otro en una misma ciudad. Si
bien no hay en los resultados de la Encuesta diferencias notables en los indicadores se-
gn el nivel de riqueza, s existen grandes diferencias en trminos de cultura ciudadana,
en los comportamientos de las personas y su relacin con las normas. Un ejemplo es
la ciudad de Monterrey, donde el indicador referente a la creencia segn la cual violar
la ley o hacer trampa es justificable para ayudar a la familia (familismo) registra valoresms altos que los de las dems ciudades encuestadas, pero la diferencia entre estratos
socioeconmicos no es muy grande (vase el grfico i).
Grfco i. Monterrey: razones para desobedecer la ley
(Porcentajes)
Fuente: Encuesta de Cultura Ciudadana, Monterrey, 2010.
Los ndices de homicidios constituyen otro de los temas crticos de la seguridad
ciudadana en la regin, sobre todo en trminos de la experiencia en investigacin
e intervencin en el campo cultural. Los avances de Bogot en la aplicacin de he-
rramientas de diagnstico de los problemas de convivencia y calidad de vida permi-
tieron reconcer la alarmante devaluacin de la vida humana, expresada en nuestras
prcticas cotidianas y tambin en nuestro modo de relacionarnos como ciudadanos.
Este primer tema salt a la vista y se convirti en objeto central de las polticas de las
administraciones de la ciudad entre 1995 y 2003. Ms que un fenmeno asociado a
la historia de la violencia en Colombia, este problema ha empezado a revelarse como
un tema crucial entre los ciudadanos encuestados en todo el continente. El conside-
rable avance de Bogot en la reduccin de homicidios y lesiones personales, como lo
muestra el Captulo 23, es un tema que sigue llamando la atencin de los analistas. Las
intervenciones culturales son ms que meras campaas publicitarias o de concientiza-
3 En Bogot la tasa de homicidios por 100.000 habitantes pas de 80 en 1993 a 47 en 1997 y
continu descendiendo
Nivel socioeconmico
60
50
40
30
20
10
0
Objetivos
Familismo
Desobedienciacivil
Econmico
Religin
Honor
Impunidad
Otroslohanhechoy
leshaidobien
Costumbre
Clientelismo
Propiedadprivada
Introduccin
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cin, como lo han descubierto las administraciones posteriores de la ciudad, que han
visto deteriorarse la seguridad mientras la cooperacin ciudadana pierde impulso.
La confianza de los ciudadanos en los dems ciudadanos y en la administracin
pblica depende de muchos factores, desde el pago de impuestos hasta el manejo
transparente y apropiado de los recursos y la productividad. Convertir a una de lasciudades ms violentas del mundo (en 1993) en una de las capitales ms seguras de
Amrica Latina en cuestin de una dcada es un logro significativo porque aument
la disposicin de la ciudadana a cooperar con un proyecto de construccin del
bienestar pblico. Implic no solo un mejoramiento de la seguridad en la ciudad sino
tambin de su calidad de vida y gobernabilidad. ElCaptulo 2permite ver el cambio
cultural progresivo y las metodologas de impacto que se aplicaron para alcanzar los
resultados sealados en cultura ciudadana.
A la luz del proceso vivido en Bogot y de las polticas que pusieron el respeto a
la vida en el primer lugar de la agenda pblica, el diagnstico global de la regin es
francamente preocupante. En el Captulo 4, que aborda el tema de homicidios en la
regin, queda claro el detrimento en el valor que cada ciudadano le da a su propia
vida y la de los dems. Los latinoamericanos tenemos una alta tendencia a incurrir
en homicidios debido a lo que hemos denominado familismo, es decir la protec-
cin de los intereses o los vnculos familiares, y estamos dispuestos a poner en alto
riesgo la propia vida, la de nuestros seres queridos y la de los desconocidos para
defenderlos. Este argumento no est dirigido solamente a los asesinos a sueldo y al
crimen organizado, sino sobre todo a la tolerancia generalizada o a la aprobacin
cultural frente a poner en peligro la vida siguiendo cualquier tipo de motivaciones,por ejemplo la defensa de derechos de propiedad, o bien los imaginarios asociados
al machismo. A esto se suman ciertos factores de riesgo generalizados como el
consumo de alcohol.
El tema de las motivaciones para ejercer y tolerar la violencia y amenazar la vida ha
comenzado a dirigir la atencin hacia los jvenes. El Captulo 3, dedicado al fen-
meno de violencia en la ciudad de Medellna pesar de sus importantes avances en
convivencia y cultura ciudadana, y luego el Captulo 8, enfocado en los jvenes
de las diferentes ciudades estudiadas, proporcionan elementos interesantes en estesentido. Este ltimo captulo muestra que los hombres jvenes no solamente cons-
tituyen la mayora de victimarios sino que tambin son la poblacin ms susceptible
de convertirse en vctima de la violencia urbana.
El tema de los jvenes es uno de los que ms ha dado de qu hablar en las lti-
mas dcadas en la regin. El debate ms reciente parece oscilar entre quienes los
consideran amenazas para la sociedad y estn dispuestos a modificar las leyes que
los cobijan (por ejemplo, bajando los rangos de edad en que las sanciones ms
duras son aplicables), y aquellos que consideran que los jvenes son esencialmente
vctimas del sistema, nios que han pasado por duras condiciones de crianza y son
vctimas de fuerte presin social Sin embargo ninguno de los dos enfoques agota la
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explicacin del problema: ni estigmatizar a los hombres jvenes ni absolverlos de su
responsabilidad civil.
En cualquier caso, esta discusin lleva a otro de los temas cruciales que el libro abor-
da en el Captulo 5, y es el papel que deben cumplir las instituciones de seguridad
y de justicia en el contexto explorado en el libro. El nfasis en un enfoque policialque ha venido imponindose en diversos escenarios (con enormes inversiones y ms
bien poca certeza en los resultados), complementado por el incremento de penas y
el aumento del pie de fuerza y de dispositivos de monitoreo y control urbano, son
ejemplos del argumento segn el cual en la medida en que la gente tenga miedo de
la sancin y sepa que es observada por la autoridad se comportar mejor. Este argu-
mento, sin embargo, desconoce otras motivaciones que pueden llegar a ser an ms
importantes que el miedo a la sancin. Antes bien, como revela la Encuesta en varias
ciudades, un alto temor a la sancin puede ir acompaado de una fuerte disposicin
a infringir la norma (como en el caso de los jvenes pandilleros entrevistados en Me-
delln, o el de ciertos sectores de la poblacin de Monterrey). Un sistema donde por
cada ciudadano hay un polica o una cmara de seguridad vigilndolo no es posible: es
necesario reconocer que para lograr una convivencia satisfactoria las personas pueden
actuar siguiendo la ley, de manera voluntaria y por las buenas. Las experiencias exitosas
del poder del control social, de la mutua regulacin (por las buenas) en todo tipo de
temas muestra limitaciones en el anlisis de la seguridad, pero tambin la necesidad de
construir polticas de seguridad integrales, que contemplen el mediano y largo plazo
y que apelen al capital humano y la accin colectiva. Si bien las instituciones cumplen
un papel fundamental, su accin debe reservarse para cuando la autorregulacin o la
mutua regulacin no son suficientes.
La seguridad vial y la seguridad industrial son otros de los temas en los que la Corpo-
racin Visionarios por Colombia ha trabajado en el diagnstico e intervencin sobre
los comportamientos que afectan la convivencia y atentan contra la vida. El Captulo
6 aborda dichos temas, centrndose en cmo proceden y razonan las personas en
situaciones de riesgo.
Los sondeos y las investigaciones adelantadas en este campo permiten identificar las
variables que inducen a las personas a incumplir las normas que ellos mismos consi-deran, cuando se les pregunta en abstracto, como importantes para proteger su vida
y la de los dems.
Los resultados de este anlisis, que se apoya en la teora de la accin racional, llevan a
definir cierta regulacin social perversa que reconoce positivamente el comportamiento
imprudente y lo celebra (una inversin de valores, el twistde la regulacin cultural).
Uno de los hallazgos ms interesantes de este captulo es que no basta con interiorizar
individualmente una norma para no incumplirla: la investigacin muestra que personas
que creen que una norma de seguridad industrial es necesaria o deseable, sienten que en
ocasiones deben violarla para obtener cierto reconocimiento social de sus compaeros.
El problema va ms all de informar o concientizar a las personas Comprender
Introduccin
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las complejidades de la regulacin social y entender por qu puede ser tan fuertecomo para modificar comportamientos y creencias es crucial para entender temascomo la convivencia, la violencia y la delincuencia. En el Captulo 7est expuestauna experiencia en que aplicamos lo que creemos debera ser un programa decultura ciudadana y sus diferencias con iniciativas espontneas y aisladas, como las
campaas publicitarias.
El Captulo 7trata de la manera en que se ha llevado a cabo un diagnstico de la vio-lencia intrafamiliar en una regin que presentaba uno de los ndices ms altos en estesentido en Colombia. El imaginario de la hombra (o del reconocimiento social delmacho machito), que en el contexto industrial genera alta tolerancia al riesgo, esen el contexto afectivo responsable de una idea problemtica del amor en la parejaen la que la agresin se acepta como un hecho natural. Esto desemboca en un altonmero de agresiones (muertes, incluso) y tensiones en la convivencia. El captulomuestra cmo, a partir de la participacin de la propia comunidad objetivo y de lasintervenciones focalizadas en el comportamiento que se prioriz como crtico (laagresin por celos), se redujeron significativamente los ndices de violencia de parejaen el primer ao de funcionamiento del proyecto (ms de 30 % de reduccin de laviolencia intrafamiliar).
Un reto mencionado arriba es cmo sintetizar estadsticamente los resultados quearroja la Encuesta en las ocho ciudades estudiadas. En el lmite, algo as como en-contrar un ndice de cultura ciudadana que refleje de la mejor manera posible lavariedad de respuestas encontradas en esas ciudades.
Por la va del mtodo de componentes principales aplicado a las preguntas de laencuesta agrupadas conceptualmente en cinco bloques, se intenta reconocer en elCaptulo 10cules son las mayores diferencias internas de la poblacin sumada delas ocho ciudades. En qu se distinguen ms los individuos representados por lasocho muestras? Y con los 19 factores obtenidos, comparando promedios, en quse distinguen ms las ocho ciudades estudiadas? El texto propone ciertos indicadoresde cultura ciudadana buscando precisar diferencias entre perfiles culturales de lasciudades en diversos temas. De este modo, con base en las herramientas de anlisis
estadstico, los autores procuran acercarse al objetivo lmite de construir una com-binacin algortmica que permita arribar a un nico indicador de cultura ciudadana.Dicho indicador constituir el equivalente de los indicadores globales unificados quese han generado en otros campos de atencin pblica.
Alcances de una poltica de cultura ciudadana
Entender la cultura ciudadana como un enfoque limitado a problemas suaves,restringidos a la convivencia (por ejemplo la violencia intrafamiliar o las rias), esequivocado. El trmino suaves le quita importancia al impacto que tiene dentro deuna poltica de seguridad ciudadana la reduccin de fenmenos como la violenciaintrafamiliar o las rias an cuando las cifras de violencia que tienen que ver con
ALCANCES DE UNA POLTICA DE CULTURA CIUDADANA
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ellos son extremadamente altas en toda la regin. Es ms, tanto en los problemas
que tienen que ver con la convivencia como en las bandas de crimen organizado, por
ejemplo, existen elementos culturales muy fuertes que los favorecen y promueven.
De igual forma, las instituciones de seguridad y justicia tienen un papel importante
en la formacin y construccin de ciudadana en el cumplimiento de normas y la
aplicacin de sanciones y es necesario que acten en un marco simblico que fa-cilite y promueva su actuar. Es indispensable tener en cuenta estos elementos para
una intervencin que busque mejorar la situacin de criminalidad y violencia en la
que se encuentra la regin hoy en da. Los jvenes que entran en las organizaciones
criminales, como se puede constatar con los Captulos 3 y 8, estn inmersos en
ambientes culturales que promueven y favorecen la participacin en ellas. Tambin
el surgimiento del narcotrfico en ciertas regiones de Amrica Latina, con sus ma-
nifestaciones ms agresivas de violencia, sigue imaginarios y justificaciones culturales
que lo han hecho posible.
Las instituciones de seguridad y justicia deben operar efectivamente, ya que la di-
mensin coercitiva de su labor es necesaria para proteger la vida y la integridad de
los ciudadanos. La diferencia entre polticas coercitivas y polticas de cultura ciuda-
dana no tiene que ver tanto con el tipo de problemas en los que busca intervenir,
sino ms bien con el alcance temporal de su ejecucin. Si un ciudadano se dispone
a poner en riesgo la vida o la integridad de otros ciudadanos, las instituciones estn
obligadas a actuar y detenerlo, impidiendo que viole los derechos de los otros. Esto
se aplica tanto a los problemas relacionados con el crimen organizado como a la
violencia intrafamiliar, las rias o la seguridad vial. No obstante, debe existir tambin
una poltica que a mediano y largo plazo vuelva mucho menor la frecuencia con laque estos hechos ocurren; los mecanismos de auto-regulacin y regulacin cultural
deben generar las condiciones para que cada vez sea menos probable que un ciuda-
dano atente contra la integridad de otros ciudadanos.
Lo que entendemos como una poltica de cultura ciudadana
Es necesario aclarar qu tipo de intervenciones denominamos como acciones de
cultura ciudadana, tanto como la metodologa que debe seguirse para hacerlas efec-
tivas. El concepto de cultura ciudadana surgi dentro de discusiones sobre cmo re-solver problemas especficos de gestin pblica. En ellas se evidenci la necesidad de
intervenir sobre ciertos comportamientos de la ciudadana que, de no ser resueltos,
imposibilitaran la solucin de problemas urbanos ms amplios. Una poltica pblica
de cultura ciudadana es una poltica que busca transformar comportamientos espe-
cficos de la ciudadana, y debe contener un ejercicio de focalizacin e intervencin
sistemtica en problemticas que afectan la vida en comunidad.
Especficamente para la seguridad ciudadana, son medidas orientadas a la deteccin
de creencias, hbitos y motivaciones (intereses, razones y emociones) que represen-
tan un riesgo, pues suelen llevar a las personas a comportarse de forma daina para
la vida y la seguridad de otros ciudadanos Este ejercicio sistemtico y focalizado de
Introduccin
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intervencin se basa generalmente en un diagnstico que permite identificar puntosespecficos de intervencin. En esta medida se diferencia de las campaas en mediosmasivos de comunicacin que buscan incentivar comportamientos prudentes o se-guros (como por ejemplo el uso del cinturn de seguridad o no conducir en estadode embriaguez), pues es difcil evaluar su eficacia en trminos de la transformacin
concreta de comportamientos especficos de la ciudadana. Claro est que dentrode una poltica de cambio cultural puede requerirse algn componente de comu-nicacin que ayude a informar sobre aspectos especficos, pero las intervencionesbasadas exclusivamente en estrategias de comunicacin suelen ser poco eficaces. Unejercicio de cultura ciudadana no puede reducirse a esto.
El Captulo 7contiene un ejercicio de intervencin cultural que satisface los criteriosbsicos de un proceso de cambio cultural. Este debe estar compuesto de por lomenos cuatro elementos bsicos: 1. Diseo de acciones basadas en un diagnsticoque permita reconocer con informacin objetiva ciertas motivaciones, comporta-mientos o actitudes riesgosas sobre las cuales es necesario actuar; 2. Un ejercicio deintervencin sistemtico, focalizado y con miras a institucionalizarse en programas ypolticas pblicas, que preferiblemente se concentre en un comportamiento espe-cifico de alto riesgo e impacto; 3. Un proceso de monitoreo medible a travs deindicadores objetivos de impacto y evolucin que incluya retroalimentacin a la ciu-dadana; 4. La utilizacin de mecanismos de regulacin y control social que permitanincorporar ciertas normas sociales en las relaciones entre las personas para de estaforma rechazar colectivamente comportamientos, creencias o actitudes riesgosas enla problemtica identificada. La exposicin detallada de la reduccin de la violencia
intrafamiliar presentada en este captulo debe servir para comprender mejor la na-turaleza y eficacia de una intervencin de cultura ciudadana.
El trabajo aqu presentado est orientado por la voluntad de construir sociedadesdonde la vida y la integridad de las personas sean cada da ms valoradas y cuidadas.An hay mucho por comprender y conocer empricamente sobre cmo la ciudada-na va siendo incorporada en la cultura y tambin sobre cmo a veces la ciudadanase ve limitada o desvirtuada por la cultura. Pero que las ciudades latinoamericanaspresentan rasgos comunes, los presentan. Y tambin que son marcadamente distin-
tas unas de otras, pues lo son. Claramente, no hay un factor nico que explique laviolencia o la ausencia de violencia. La multi-dimensionalidad de la cultura ciudadanabien corresponde al hecho de que hay diversas violencias y a la conjetura de quecada violencia puede tener varias antpodas. La seguridad nacional ha ido cedindoleimportancia a la seguridad ciudadana y sta requiere corresponsabilidad y creativi-dad. Constituye un ejercicio importante y pertinente para Amrica Latina.
Referencia
Elster, Jon. 2001. Sobre las pasiones. Emocin, adiccin y conducta humana.Barcelona,Buenos Aires Paids Ibrica S A Editorial Paids SAICF
LO QUE ENTENDEMOS COMO UNA POLTICA DE CULTURA CIUDADANA
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