A su gusto con el Con sonido
Feliz, muy feliz, paseaba un hombre por el bosque.
Su corazón rebosaba de alegría.Todo le parecía hermoso,incluso el crujir de una hojale parecíauna auténtica pieza musical.
Caminaba plácidamente,percibiendo el aroma de las flores,escuchando el canto de los pajaros...
De pronto, en la cima de un árbol, vio un águila, sorprendente por la
belleza de su plumaje.
¡Hola, águila!Soy muy feliz,hoy ha nacidomi primer hijo...Estoy un pococonfundido.
Pues, mira, yo también hoyhe tenido la alegríade ver nacera mis pollitos.
Y, ahora, sólo pienso en buscarles comida,atrapar pescaditos y llevárselos al nido.
Es una gran responsabilidad sacar adelante a mis aguiluchosy que puedan superar los retos de la vida...
Y tú, ¿qué piensashacer con tu hijo?
Desde hoy lo protegeré, lo alimentaré, no permitiré que tenga frío. Me preocuparé de que no le falte
nada, seré su refugio, su defensor; veré que nunca tenga que afrontar situaciones difíciles. No
permitiré que sufra estrecheces, pues para eso soy su padre.
Seré fuerte como un oso, con mis brazos lo protegeré, lo abrazaré, y nunca permitiré que nada
ni nadie le perturbe.
Escúchame bien, buen hombre:He recibido la misión de engendrar a mis pollitos, de construirles un nido.Un nido confortable, seguro, inaccesible a los depredadores. Pero le he puesto, también, ramas con muchas espinas.¿Sabes por qué?
Porque, a pesar de que ahora están cubiertas con plumas, algún día, cuando los pollitosya tengan sus plumas y sean fuertes para volar, haré desaparecer todo este confort, para que les sea imposible vivir encima de las espinas.Esto les obligará a construir su propio nido.
Todo el valle estará a su alcance y con su
propio esfuerzo deberán conquistarlo todo: las montañas,
los ríos rebosantes de peces y los prados llenos de conejos.
Si yo los abrazara como un oso, reprimiría sus aspiraciones y el deseo de ser ellos
mismos;destruiría irremediablemente su individualidad.
He de procurar que mi descendencia pase por la experiencia de sus propios triumfos, fracasos y errores.
Te juro que, después de Dios, quiero a mis hijos por encima de todo. Pero nunca seré su cómplice en la
superficialidad y en su inmadurez.
He de esforzarme por conocer sus cualidades y también sus defectos.Nunca permitiré que abusen de mi invocando el amor que les tengo.
El águila majestuosamente alzó el vuelo y se perdió en el horizonte.
El hombre sólo pensaba en llegar a su casa para abrazar a su hijo, pero
ahora debería tener presente, con mucha
frecuencia, que su hijo necesitaba ejercer su
propia libertad.
Música: Màgic.wav. 26 06 2006
Traducción libre de un texto anónimo recibido. Colaboradores: Ramon Cusidó, Joan Vilamala, Suspi.
Traducción al castellano: Josep MargalefSin finalidad comercial – Uso privado.
Sugerencias: [email protected] Pueden visitar: www.xtec.cat/~aballus
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