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Page 1: 8. La Tradición Popular

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LATRADICION

en un profesional, se da cuenta, en elcontacto con el público, de la grancapacidad liberndorn del juego que sedice obsceno al enfrentar el poder dela iglesia que usa también la represiónmoralista pata afmnar la propia hege-monía: La licenciosidad no es vulgari-dad. La truhanada, el juego con temassexuales, es profundamente liberador.La cultura popular nos ha dejadodebates agudos todos sobre el juegosexual. Me viene a la mente el diálo-go bolotiés entre madre e hija deldoscientos: la muchacha expresa sudeseo de estarse abrazada completa-mente desnuda con su novio, con talintensidad que parece que estuvierngozando ya del abrazo. Y esa otta his-toria, disfrutabilísima, tambiénbolotiesa, de las dos mujeres quehacen una grnn comilona, se acaricianjuntas y mientras tanto se hacen con-fidencias sobre sus deseos amorosos,después se orinan por todas partes, yal fin se ponen de acuerdo en repar-tirse el amor de un "papanatas". Esuna historia de una obscenidad panta-gruélica, gozosa. sin morbosidad. Asíestá libre de sentido del pecado el de-bate Rosa fresca aul~ntissima, queciertamente es truhanesco -digan loque quieran los exégetas de la étllblraoficial: pero que sana tnihanada, feliz,sin turbaciones. ¿Y la historia deArlequín que suetia con su sexO agi-gantado? Ahí el juego sexual se vuel-ve grotesco, llega a un diapasón hi-perbólico. Es tan solo un éanovaccio.Arlequín escucha los grnndiosos dis-cursos que hacen dos fanfarrones apropósito de sus extIaordinarias cópu-las -por lo menos uno de ellos escon toda seguridad un Capita'n3Spavento--: "y yo he hecho el amorcon la reina", "y yo con una gigante",

POPULARDarioFo

"y yo con una enana", hasta que-elmás jactancioso dice ~r hecho elamor con láMuei1e.El sdxo'~ 'un Serque habla,un personaje,en losdiscur-sos de estos dos. Al oidos, Arlequínqueda estupefacto. Come, seadormece y tiene una pesadilJa. SueQaque su sexo se ha vuelto enóDne; taD-to que no sabe qué hacer con él; es uDgigante, no sabe cómo escóndei'1ó~trata de ,amarrárselo por detrás, dehacer creer que se trata de otra pierna.Lo disfraza de gato: llega un perroque lo quiere despedazar. Loenvuelve con una venda, le pone enci-ma una cofia, entonces parece unnitio: un grupo de muchachós quepasan lo acarician y lo besan, él seexcita y explota. Despúés sé'aéspiertiy se siente solo y triste.

Los fabuladores del treScientos ylos comediógrafos del quinientos-dertamente cultos- han'reelabOra-do temas y situaciones enconttádas eilrecopilaciones mucho"inás antigUasde testimonios de la tradición oral,transmitidos por intérpretes que' ¡jet-mariecen en la oscuridád.

'Todos los cómicos de.nuestrosdías han acufiado una máscara propia,se vuelven inevitablemente al artejuglarésco; a la,tradición c6iDica po;.pü1af, a su momentó de profesiona1iS~mo: la commedia dell'arte. Y el~Dú-co que conoce su propiá 6eienbiá 1Cstambién acróbata, mit-no,,salliín1iáüi.quí. El cómico, eJ!:Cavan4oei1'litmdi:-ción popular,'Üimila f~Y'!t!élíf-cas que se vuelven suyas,'ya-s~~cuando escribe o cuando sedéSem;.per.asobreel escen8rio. ,'~

TraduCd6il ¡le Rudollo 0IJté&6D

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La commcdia dell'arte es un reper-torio infinito de situaciones cómicas,recogidas del teatro popular del cua-trocientos, reelaboradas y multipli-cadas en su desarrollo con los instru-mentos del oficio.

No es necesario caer, en cambio,en el engafio al que tienden aquellosburgueses que han construido textosseudopopulares y sus exégetas. Porejemplo, aquel Alfabeto dei villani,recogido por Lovarini, lo ha escritoci~ente un burgués; ha insertadodichos de los campesinos en una ('.om-posición que traiciona su modo depensar: las tomas de conciencia sonclaramente burguesas. En un ciertopunto,me acuerdo,se dice que la lec-tura de las cartas habla siempre de

{despojamientcs. Este pesimismo noes del campesino.LoscampesinosdelRuzzante, por ejemplo, no son pesi-mistas. Gozan lo poco o poquísimoque tienen: sexo y polenta; a veces,

L sexoy hambre. 'El sexo -exacto- es un tema

recurrente de la cultura popular.Existeun uso de la licenciosidadsex-ual que yo pongo siempre en miscomedias(poniendoatenciónpata noofrecer a la censura la coartada degolpear a la obscenidad cuando encambio quiere golpear los significa-dos políticos e ideológicos). ElSCllrra,el parásito de la latinidad,pero Sobretodo el bufónque utilizalaob~enidad pata divertir,es perseguí-dq poi la Contrareformapórqueen el

. teáiro los padres de la, Contrareformaatacaban a la vanitas vanitatum, loprofano; pero la principal acusaciónque se le h8cía era precisamente la decorrupción por medio de laobscenidad. Entonces el cómico, in-cluso antes que con l'arte se convierta

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