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LIBROS Y NOMBRES
DE CASTILLA-LA MANCHA
QUINCUAGÉSIMOQUINTA ENTREGA
55. Año III/
17 de febrero de 2012
José Rivero Serrano
Geografía personal Biblioteca de Autores Manchegos,
2012;
José Rivero Serrano (Ciudad Real,
1951) es un arquitecto que escribe
libros, o un escritor que, por las
mañanas, ejerce la arquitectura.
Su último libro, Geografía personal
(Biblioteca de Autores Manchegos
Diputación de Ciudad Real, 2012),
pertenece a un género difícil de
clasificar: ensayo, dietario (sin fechas),
revisión de la civilización ….
Podríamos aplicarle el epíteto de
„filosofía en fragmentos‟.
Rivero se califica a sí mismo, al final
del libro como un “curioso moderno”;
curiosidad por todo y por todos,
alimentada por infinitas lecturas que van
de la novela a la estética, del ensayo o la
Historia a la crítica cultural. Y
Modernidad como opción vital, en tanto
que apertura a lo nuevo, sin olvidar un
bagaje cultural que arranca de la
Ilustración, del racionalismo, para llegar
a la postmodernidad más inmediata o
actual.
El libro podría ser definido, en palabras
del autor, como “un tropel de asuntos
desconexos y de rara trabazón”. En
efecto, Rivero anota en su cuaderno
reflexiones y citas sobre infinidad de
temas, entre otros: los colores, la
imagen, la fotografía, el humo, la luz y
la sombra, el Arte, sobre la máquina, las
formas de aprendizaje, las viviendas, las
poblaciones o los cementerios, la tierra,
el suelo, y sobre la Memoria, en muchas
de sus manifestaciones, una de ellas, el
olvido.
Cualquiera de estos asuntos, o muchos
otros que aparecen a lo largo del libro,
surgen al hilo de una cita de un
reflexión, que Rivero analiza y a la que
responde con su propio planteamiento,
estableciendo un diálogo en el que nos
encontramos con nombres señeros de la
cultura (Walter Benjamin, Ortega, John
Berger, Borges, Barthes….), junto a
autores más actuales como Julian
Barnes o Peter Handke, y entre los
españoles algunos ensayistas con los
que Rivero encuentra bastantes
concomitancias: Félix de Azúa, Vicente
Verdú o Eduardo Arroyo. Pero quizá
entre sus autores españoles preferidos
estén Juan Benet, que no sólo fue un
gran novelista sino un pensador y crítico
muy agudo, y nuestro paisano Ángel
Crespo, poeta y traductor, pero también
humanista en un sentido amplísimo en
cuanto a su enorme curiosidad y su gran
cultura.
Una figura aparece una y otra vez a lo
largo de estas páginas de Geografía
personal y es la de Ramón Gómez de la
Serna, bien porque Rivero incluya
algunas de las „greguerías‟ ramonianas
que son más de su gusto, bien porque el
mismo incurra en ese género, difícil y
arriesgado, pero enormemente brillante
si se le aplica la lucidez y el ingenio. He
aquí algún ejemplo:
“Me bebía la vida a borbotones y,
claro, me atragantaba” p. 127
“El otoño teme al gris, por eso se
reviste de dorados leves”, p. 54
“La toalla, como intersección de lo seco
y lo húmedo”, p. 37
“Marca del tedio: fango y chatarra”, p.
20
Pero no todo son greguerías o metáforas
plásticas y luminosas. Hay también
reflexiones de fondo que nos abren
rendijas al pensamiento, siempre
fragmentario, de Rivero: Por ejemplo:
“Gracias al trabajo aprendemos a
obtener lo que necesitamos, pero el
espíritu nos hace preguntarnos para
qué” (p. 154)
“Siempre es más fácil buscar la
seguridad que la libertad”, p. 145
“Leer no soluciona nada, más bien lo
complica todo”, p 123
“Todo conocimiento se sabe
fragmentario”, p 113
Estamos ante un libro lleno de
sugerencias, que exige esfuerzo al lector
(como todo buen libro) y que nos ofrece
un universo de referencias y reflexiones
tan variado como el mundo mismo. Un
libro para aprender, para discutir, para
polemizar, para profundizar en algunos
de los muchos temas en él esbozados.
Parafraseando al autor en su
introducción, todo lo que aquí se
contiene (“reflexiones, aforismos y
esbozos” nos hablan tanto del autor en
sí mismo “cuanto de la colectividad en
que se inserta”. Un mundo personal, en
absoluto banal, enormemente reflexivo,
que va a permitir sin duda al lector
desarrollar el placer de la lectura y,
sobre todo, el placer del pensamiento.
Alfonso González-Calero
JOSÉ RIVERO SERRANO
Ciudad Real, 1951. Es arquitecto y escritor.
Colaborador de diversos medios escritos
provinciales, regionales y nacionales, desde
1977 a 2010. Ha sido miembro de los
Consejos de Redacción de las revistas
Almud (1980-83), Añil (1993-2006) y
Formas de Arte y Arquitectura (entre 1981
y 2007). Ha publicado más de un centenar
de trabajos en revistas especializadas y
superan los ochocientos artículos diversos
en prensa. Ha colaborado en 21 obras
colectivas sobre Arte, Arquitectura y
Urbanismo, entre 1981 y 2009. Entre sus
libros podemos mencionar:
Narrativa:
Viajar de noche y otros relatos. Intuición
editorial, Puertollano.
Paisaje infinito. Biblioteca Añil literaria,
Ciudad Real, 2007
Arquitectura:
Ciudad Real: Ochenta años de
arquitectura, 1923-2003. Colegio de
Arquitectos de CLM, Toledo
Arquitectura del siglo XX en Castilla-La
Mancha, Biblioteca Añil, Ciudad Real.
“La materia de los sueños o el movimiento
del sedentario”, en La materia de la
arquitectura. Fundación Miguel Fisac,
Madrid.
Ensayo:
Memoria de cosas. Signos y señas de
identidad en Castilla-La Mancha,
Biblioteca Añil
El jardín abandonado. Las artes plásticas
en Ciudad Real 1962-2000. BAM, Ciudad
Real.
El sentido de la mirada. Las artes plásticas en
Ciudad Real 1939-1962, BAM,
De la cruzada al desenganche
La Iglesia española entre el
franquismo y la transición
Manuel Ortiz Heras y Damián A.
González (coords.)
Editorial Silex; 318 pags. Precio: 20€
La relevancia de la Iglesia en nuestra
historia reciente choca con la dificultad
de desentrañar las posibles diferencias
entre sus integrantes. Craso error pensar
en ella como seguidora de una sola
forma de entender el hecho religioso y
sus relaciones con el poder político.
Hubo líneas gruesas, tendencias
mayoritarias que dominaron por
momentos el panorama. La Iglesia
católica colaboró con el régimen
franquista resultante de la Guerra Civil
y llegó a ser parte del mismo al
controlar aspectos tan relevantes de su
poder como la educación, parcelas de
ministerios muy destacados y, tal vez lo
más importante, el control de la
tradición y la vida cotidiana. La
Dictadura vino, de la mano del
nacionalcatolicismo, a inspirar gran
parte de sus actuaciones y a servir de
legitimación en momentos de
aislamiento o dificultades. Sus
privilegios, sus recursos, sus actividades
la convirtieron en “espacio protegido”
en el que muchos españoles tomaron
verdadero contacto con la realidad.
Hubo plena conciencia de que no había
más medios de comunicación que los
del Movimiento, de que no se permitían
partidos políticos que no fueran la
Falange o sindicatos distintos al
Vertical, de que leer un libro o ver una
película mínimamente crítica solo podía
hacerse en los espacios de la Iglesia.
Desde ella se empezó a animar, con la
permisividad de las autoridades, a los
jóvenes, en especial, para tomar
iniciativas que les llevaran a salir del
tedio, la pasividad o el seguidismo más
acrítico.
Cobró así mayor importancia la labor de
suplencia, prepolítica y parapolítica, que
la institución llegó a desempeñar y que
constituye el ADN de buena parte de los
cambios que nos permitirán interpretar
de manera correcta todos los esfuerzos
en aras de una mayor comprensión y un
mejor conocimiento de sus acciones.
Todavía son pocos los especialistas que,
con enorme lentitud, vienen arrojando
luces y sombras sobre el tema.
De la web de Ed. Silex
Se ha cometido un crimen:
Crónica negra de Aranjuez y su
comarca (1844-1931): Chinchón,
Ciempozuelos, Colmenar de
Oreja, Ocaña, Seseña, Titulcia y
Villaconejos
José Ángel Orgaz Torres
Ediciones Doce Calles, Aranjuez, 2012;
204 pags.; 16 €
El autor presenta un documentado
análisis a través de casos judiciales de la
sociedad arancetana y de su ámbito de
influencia desde mediados del siglo
XIX al primer tercio del siglo XX.
Expuestos con lenguaje ágil, preciso,
con pinceladas de humor, que cautiva el
interés desde la primera línea. Una obra
que requiere dos lecturas: una la de los
casos judiciales y la otra, más detenida,
entre líneas, donde afloran los detalles
costumbristas, la sociología y los
mecanismos de los procesos judiciales
propios del siglo XIX. En definitiva, un
trabajo de imprescindible lectura para
ampliar el conocimiento de la historia
de Aranjuez y su comarca (en las
provincias de Madrid y en Toledo) que
no se reduce a una sucesión de hechos
delictivos. Web editorial
La reforma en la Sevilla del XVI
Tomás López Muñoz Eduforma, Madrid, 2011
En el Boletín nº 41 de Libros de
Castilla-La Mancha ya dimos noticia de
la aparición de este libro, cuyo autor es
profesor de la UCLM en Toledo.
Incluimos ahora el prólogo de la obra,
que da cuenta más detallada de su
contenido:
Reforma y Contrarreforma han
ocupado, tradicionalmente, un lugar
preeminente en el panorama
historiográfico referido a la Época
Moderna. Dentro de ese complejo
campo de investigación, muchos han
sido los historiadores que, a lo largo de
los años, han centrado sus estudios en
un hecho particular: los brotes
heterodoxos que amenazaron los
cimientos religiosos de la monarquía
católica hispánica del Quinientos desde
Valladolid y Sevilla. Fue precisamente
aquella Sevilla heterodoxa la que
protagonizó hace algún tiempo mi tesis
doctoral. Y ahora, con gran satisfacción,
regreso a la capital hispalense disidente
a través de las páginas de este libro: En
el otoño de 1557, un hombre era
detenido con un cargamento de libros
heréticos y correspondencia
comprometida que pretendía distribuir
en distintos puntos de Sevilla. El
resultado de las pesquisas que se
sucedieron resultó ser alarmante:
aparecían notados incluso relevantes
miembros del cabildo catedralicio, uno
de los cuales había sido propuesto años
atrás por el propio Carlos I como obispo
de Tortosa –el doctor Juan Gil– y otro
había sido capellán de Felipe II –el
conquense doctor Constantino de la
Fuente–; todo un convento, el de San
Isidro, parecía ser receptáculo de ideas
reformadas, y doce de sus frailes habían
huido fuera de los territorios hispanos;
otros cenobios, como el de Santa Paula,
de instituciones, como el Colegio de la
Doctrina de los Niños, eran también
objeto de las rigurosas sospechas
inquisitoriales.
Los inquisidores hispalenses
respondieron de forma determinante: el
24 de septiembre de 1559, con toda
solemnidad, se celebraba el primero de
los grandes autos de fe que se
sucedieron en Sevilla en la segunda
mitad del siglo XVI. Pero algunas de las
principales figuras de la disidencia
sevillana consiguieron escapar del
control inquisitorial y, desde su exilio,
desarrollaron una importante labor
evangélica y dejaron una sensible huella
intelectual en lugares tan dispares de la
geografía europea como Flandes,
Alemania, Inglaterra o Italia. La
presencia de estos personajes significa
de forma especial al foco disidente de
Sevilla dentro del estudio de la
espiritualidad española del siglo XVI.
El trabajo no es una historia del tribunal
inquisitorial sevillano. No es tampoco –
al menos eso hemos pretendido–, una
historia de perseguidores contra
perseguidos, de inquisidores contra
herejes. El objeto de nuestro estudio es,
pues, una parte de la sociedad sevillana:
aquella que traspasó la frontera de la
férrea ortodoxia católica que definía la
realidad religiosa de la España del
Quinientos. Analizar, por lo tanto, el
conjunto de relaciones que se daban
entre los distintos miembros de esa
sociedad disidente, sus vinculaciones
internas y las evidencias del
pensamiento heterodoxo de sus líderes y
su actividad proselitista es el objetivo de
este trabajo.
Los principales acontecimientos que
abordamos en nuestro estudio tienen
lugar entre el segundo y el tercer cuarto
de esa misma centuria, es decir, desde
los años previos a la detención de Juan
Gil, acaecida en 1548, hasta 1565, fecha
en la que se atenúa la actitud represora
inquisitorial más radical. El arco
temporal que hemos analizado en
nuestro trabajo es, además, coincidente
con un periodo clave de la Historia
Moderna de España, en el que asistimos
al ocaso definitivo de la idea imperial
de Carlos I y a la gestación del proyecto
de gobierno de Felipe II: en ambos
casos, la cuestión religiosa estuvo
íntimamente ligada a sus más rotundos
éxitos o a sus mayores fracasos. Pero
este periodo viene definido, ante todo,
por el Concilio de Trento (1543-1562),
que fijó los límites entre ortodoxia y
heterodoxia en materia de fe, al tiempo
que estableció la coherencia y unidad de
la Iglesia Católica frente a la diversidad
de los distintos credos protestantes.
En este periodo, la vida religiosa
hispalense estuvo marcada por la figura
de tres arzobispos que, además,
ocuparon el cargo de inquisidor general:
Alonso Manrique (1523-1538), García
de Loaysa (1539-1546) y Fernando de
Valdés (1546-1568). La labor pastoral
de estos tres personajes ejerció una
notable influencia en el devenir de la
espiritualidad de la archidiócesis
sevillana, al tiempo que la actividad
inquisitorial que desarrollaron marcó el
compás de la represión que desplegó el
Santo Oficio contra la disidencia
hispalense.
Debido a su peculiar carácter
instrumental, este libro se divide en dos
partes bien diferenciadas pero
estrechamente relacionadas: En la
primera efectuamos una revisión de la
temática reformada hispalense a través
del riguroso análisis de la
documentación original, contrastada con
la bibliografía ya existente. Ello nos ha
permitido presentar una revisión crítica
de tesis tradicionales del hecho
disidente hispalense, en relación con sus
planteamientos históricos, sociológicos,
ideológicos, religiosos y culturales.
En el primer apartado de esta primera
parte –“Rasgos de una ciudad: Sevilla
en el siglo XVI”– nos adentramos en la
propia ciudad de Sevilla y en su
relevancia como motor económico de la
monarquía hispana del Quinientos. La
cosmopolita urbe, puerto de Europa,
ofrecía el idóneo, el caldo de cultivo
perfecto, para que el discurso disidente
aflorara entre sectores muy específicos
de su sociedad. Ésta protagoniza el
segundo y más amplio de los puntos de
este estudio –“Articulación de la
heterodoxia sevillana”–, en el que
analizamos las relaciones y
vinculaciones clandestinas existentes
entre muy diversos miembros de la
sociedad sevillana, religiosos y laicos.
Todos ellos, en su conjunto, conforman
un heterogéneo grupo, con intereses y
necesidades espirituales muy diferentes
entre si, que intentamos desvelar. El
orden interno de este tercer punto no es,
ni mucho menos, aleatorio, sino que
obedece a una propuesta de articulación
de la sociedad disidente sevillana “de
arriba abajo”, que desarrollamos
convenientemente en el tercer y último
apartado –“Consideraciones finales”–.
Culminamos esta primera parte con un
exhaustivo repertorio de fuentes y
bibliografía actualizada y un útil índice
onomástico.
En la segunda parte ofrecemos un
extenso apéndice documental, dedicado
exclusivamente al ámbito heterodoxo
sevillano, que nace con una finalidad
esencial: ofrecer a la comunidad
científica un eficaz y útil instrumento de
investigación, que supliera las carencias
del único gran repertorio documental
referido a la Sevilla disidente: la obra
del alemán E. Schäfer que a comienzos
del siglo pasado analizó la presencia
protestante en España a partir del
estudio sistemático de relevante
documentación manuscrita,
perteneciente a las distintas
jurisdicciones territoriales en las que se
dividía el Santo Oficio hispano. Este
trabajo, a pesar de significar desde el
momento de su publicación un
extraordinario avance en el estudio de la
espiritualidad hispana del Quinientos,
presenta un escollo a veces difícilmente
salvable para el investigador: el
infatigable historiador germano editó
los documentos españoles en lengua
alemana. A la documentación que en su
día publicara Schäfer había que añadir,
además, aquella que era desconocida
por el historiador alemán y se
encontraba diseminada por varios
archivos, y otra generada en más de un
siglo de investigaciones. En definitiva,
la labor de reagrupación de fuentes
manuscritas que ofrecemos en nuestro
apéndice pone al alcance del
investigador la documentación más
significativa relativa a la heterodoxia
religiosa de la Sevilla del siglo XVI.
Preceden al repertorio documental los
criterios de transcripción adoptados en
la labor de edición, y la relación
sumaria de todos los documentos
aportados. En el encabezamiento de
cada unidad documental encontrará el
investigador sus precisas referencias:
fecha, breve regesta y ubicación exacta
en archivo. En algunos casos hemos
añadido anotaciones al texto, que
ofrecemos a pie de página. Ello lo
hicimos porque, a pesar de no ser éste
un trabajo de carácter filológico,
creemos que el sentido instrumental de
nuestro trabajo nos obliga a clarificar,
en la medida de lo posible, el contenido
y aspectos formales de las distintas
unidades documentales que conforman
nuestro apéndice. Por el mismo motivo,
culminamos esta segunda parte con un
índice onomástico general de toda la
obra, destinado a facilitar al
investigador sus propias búsquedas.
Tomás López Muñoz
XI JORNADAS DE ESTUDIOS
BRIOCENSES
Asociación Cultural “Gentes de
Brihuega” 2011, 36 pp.
Como en años anteriores la Asociación
Cultural “Gentes de Brihuega”, con el
patrocinio del Ayuntamiento de Brihuega y
la colaboración de la Diputación Provincial
de Guadalajara, celebró las XI JORNADAS
DE ESTUDIOS BRIOCENSES, con gran
éxito de participación. Producto de dichas
Jornadas es la edición que aquí comentamos
y que recoge entre sus páginas las seis
ponencias presentadas, que se acompañan
con algunas fotografías en blanco y negro.
Son las siguientes:
- Amador Ayuso Cuevas, “El barrio
de San Pedro, un espacio a recuperar”
(páginas 4-6).
- Esther Escudero Sanz, “San Juan,
la parroquia olvidada” (páginas 7-10).
- Álvaro Romera Sotillo, “El toque
de campanas en Brihuega. ¿Lenguaje
olvidado?” (páginas 11-14).
- Raúl de Lucas López, “Historia y
arte en el cementerio de Brihuega” (páginas
15-21).
- Antonio Caballero García, “Las
fiestas de Brihuega en la prensa histórica de
los siglos XIX y XX” (páginas 22-31).
- José Valentín Riaza Malmierca,
“Próxima estación: Brihuega. Proyecto de
ferrocarril secundario Guadalajara-
Brihuega-Cifuentes” (páginas 32-34).
Unas palabras previas, escritas por
Adelardo Ortega Caballero, Presidente de la
Asociación organizadora, dan a conocer
resumidamente los trabajos que han
constituido la base de esta XI edición de las
Jornadas que podrían considerarse un acto
cultural de minorías, lo cual no es cierto, ya
que -como el mismo Ortega Caballero
indica- “la importancia y transcendencia de
lo tratado y previamente investigado, va
más allá de las palabras y nos permite
avanzar en conocer más y mejor nuestra
historia”.
El primer trabajo es un resumen del trabajo
de fin de carrera de Amador Ayuso Cuevas,
titulado “Modelo de ordenación y
rehabilitación del barrio hortícola de San
Pedro en Brihuega (Guadalajara)”, que
consta de un inventario y un diagnóstico de
la situación actual en que se encuentra
dicho barrio para, con los resultados
obtenidos, poder ofrecer un modelo
territorial desde criterios de sostenibilidad.
Para ello plantea la necesidad de llevar a
cabo una serie de intervenciones sobre las
infraestructuras actuales, así como la
creación de ciertos modelos o guías que
sirvan de modelo para todas aquellas
acciones que vayan a realizarse en el futuro,
es decir, que sienten las bases para la
realización y construcción de áreas de
producción agrícola y, al tiempo, disfrute de
zonas verdes y turísticas.
Desde un estudio de la evolución histórica y
demográfica del barrio de San Pedro se
lleva a cabo la propuesta del modelo a
seguir, que se basa en varios puntos
fundamentales como puede ser la
renovación de las actuales infraestructuras,
que deben dar servicio a los riegos,
edificios, vías, electrificación y mobiliario;
la conservación del trazado y disposición de
los elementos genuinos del barrio: molinos,
tinadas, bancales, etc., la potenciación del
valor paisajístico de la zona y la regulación
del uso del suelo, que provoca la
disyuntiva entre urbanismo y agricultura,
aunque, en realidad, habría que unificar
ambas facetas, de forma que una
urbanización parcial o a pequeña escala no
suponga el sacrificio del carácter rústico
ahora existente, lo cual comportaría la
aplicación de una normativa reguladora de
dicho urbanismo.
El segundo trabajo, de Esther Escudero
Sanz, viene a ser una mirada retrospectiva
de la historia de Brihuega, destacando la
formación de dos barrios, alto o de San
Juan y bajo o de San Pedro, surgidos
alrededor del castillo califal y con una zona
amplia de mercado.
Centrándose en el barrio alto o de San Juan,
a pesar de los escasos datos que de ella se
conservan, ofrece una sencilla descripción
(a cuya mejor compresión contribuye la
publicación de una interesante fotografía de
cuando se conservaba en pie) de sus
posibles orígenes, así como de las
posteriores transformaciones llevadas a
cabo “hasta los cimientos” por orden del
Cardenal Tavera, en pleno siglo XVII,
aunque conservando la torre románica.
Producto de estas obras es la añadida
sacristía, con acceso desde el interior del
ábside y la habilitación de la parte inferior
de la mencionada torre como capilla, quizás
la de la Virgen de la Zarza. (Curiosamente
se habla aquí, es decir, cuando se derriba la
iglesia románica, de la aparición de “unas
piedras huecas con relieves de figuras de
hombres y mujeres de postura muy
indecente y vestidos a lo romano, con otras
historias gentilicias...”, que la autora del
trabajo considera capiteles o incluso urnas
funerarias con relieves, y que nosotros
suponemos sarcófagos esculpidos en bajo o
medio relieve).
Las escasas noticias finales acerca de San
Juan llegan desde el año 1900, en que
pierde la condición de parroquial, sin que
nada de ella se diga en la prensa local -El
Briocense-, hasta mediados de los sesenta,
en que la se hunde la torre y con ella la
mayor parte de la iglesia y varias casas
cercanas, provocando varias víctimas
mortales.
El tercer trabajo o ponencia, versa sobre el
toque de campanas en Brihuega y se debe a
Álvaro Romera Sotillo, quien tras explicar
el origen de la desaparición paulatina de los
campaneros y, por lo tanto, de los toques,
ofrece una descripción, sencilla e
interesante, de dos campanas interesantes
desde el punto de vista histórico -de las
dieciocho antiguamente existentes en
Brihuega antes de la Guerra Civil-, a través
de sus fechas e inscripciones, para llegar a
los toques que se solían emplear: el toque a
misa, dividido en tres toques anteriores de
un cuarto de hora; el toque de mediodía,
que tenía lugar a las 12 y marcaba el
momento de la oración en el trabajo; el de
ánimas, que se realizaba por la tarde,
después del rosario; el toque a muerto, que
avisaba del fallecimiento de algún vecino y
que según el sexo era diferente: doce
campanadas si era mujer y trece si era
hombre la persona fallecida, y el toque de
clamor, pausado, que se efectuaba con
motivo de los entierros “desde que el
difunto entraba por el arquillo hasta que era
enterrado”, aunque también se empleaba
para avisar de la celebración de alguna misa
de funeral y durante toda la madrugada del
día de Todos los Difuntos. Además, antes
de la misa dominical, de los días de fiesta,
de las procesiones y en caso de incendio, se
utilizaba el volteo de campanas.
En las conclusiones nos encontramos con
algo agradable: “Hoy en día la tecnología
no entra en colisión con la tradición. Los
antiguos motores de volteo continuo se
están sustituyendo por otros que permiten el
volteo manual. En zonas donde todavía hay
afición a tocar las campanas, motores y
martillos eléctricos sólo se usan en toques
diarios.
Aunque la figura del campanero ha
desaparecido del mapa se está sustituyendo
por grupos de campaneros que elaboran
calendarios de toques en determinadas
festividades”.
“Historia y arte en el cementerio de
Brihuega” es la cuarta ponencia de estas XI
Jornadas de Estudios Briocenses y su autor
es Raúl de Lucas López.
Tras su lectura sabemos que dicho
cementerio de habilitó en el castillo gracias
a la epidemia de cólera morbo asiática que
asoló la población en 1834, aunque
oficialmente pasó a manos municipales tras
la Desamortización de Mendizábal, en 1835
e inaugurado como tal tres años más tarde.
Este cementerio se configura en dos partes,
siendo la más antigua la de arriba, por el la
primera que fue ocupada por las clases más
privilegiadas, en contraposición a la de
abajo, más moderna y con enterramientos
de carácter popular.
El trabajo que comentamos se centra en el
estudio del cementerio antiguo, que es el
que posee los ejemplares más interesantes,
destacando las tres capillas funerarias que
tuvieron sus orígenes en el medievo, en
cuyo interior recibieron sepultura algunas
de las personalidades más destacadas de los
siglos XIX y XX, como don Justo
Hernández Pareja, propietario de la Real
Fábrica de Paños y constructor de sus
jardines, o don Ángel Pérez Ballestero,
importante industrial. Además dicho trabajo
se centra en dos tipos concretos de
enterramiento: sepulturas (tumbas que se
cubren con lápidas) y columbarios (que en
este caso no contienen resto alguno, sino
que sirven de señalización de los
enterramientos en el suelo.
Raúl de Lucas da a conocer numerosos
datos acerca de las lápidas más antiguas,
entre ellas la de doña Asunción Haedo de
Bedoya, fechada en 1849, cuyo epitafio -
escrito en verso- transcribe, al igual que
hace con alguna que otra lápida infantil,
llamando especialmente la atención sobre
aspectos concretos, como las tipologías o
atendiendo a la profesión de los allí
enterrados, o a la causa de su muerte, como
fue el caso de Manuel del Amo Perojuan,
asesinado el día 5 de febrero de 1905, cuya
noticia fue dada a conocer ampliamente en
el número 545 de Flores y Abejas. Estudia
también otros tipos como los de sepultura:
rodeadas por una verja de hierro, o
adornadas por esculturas de bulto redondo,
finalizando con un breve repaso sobre
algunos de sus más ilustres moradores: don
Pedro Marlasca Riaza, creador de la Banda
Municipal; el diputado don Ramón Casas;
el mecenas don Jesús Ruiz Pastor,
constructor de la Plaza de Toros “La
Muralla”; don Valeriano Herrera, a quien se
debe el mayor legado fotográfico sobre
Brihuega; don Juan Elegido Millán,
coleccionista de las miniaturas que custodia
el convento de San José... y la egregia
figura de don Antonio Pareja Serrada,
segundo Cronista Provincial, cuyos restos
mortales fueron trasladados desde el
madrileño cementerio de la Almudena, el
año 2007.
La quinta ponencia, a la vez la más extensa,
se debe a Antonio Caballero García y versa
sobre “Las fiestas de Brihuega en la prensa
histórica de los siglos XIX y XX”,
fundamentalmente sobre los dos aspectos
más sobresalientes de dichas fiestas, o sea
los actos religiosos -misa y procesión- y los
profanos -los toros- a través de una larga
serie de publicaciones activas en el periodo
cronológico comprendido entre 1847 y
1935, prescindiendo de la prensa provincial:
“El Español”, liberal moderado; “El Clamor
Público”, liberal; “El Heraldo”,
conservador; “La Esperanza”, monárquico;
el diario ilustrado El Globo”; “El
Imparcial”, liberal; el “Boletín de Loterías y
Toros” (Continuación de “El Enano”), “El
Toreo”, revista taurómaca; “El País”,
republicano-progresista, y tantos otros, en
los que aparecen breves sueltos y notas,
centrados mayoritariamente en el mundo
taurino, a través de los que sabemos los
nombres de los espadas más destacados de
cada momento, las ganaderías en boga, y el
resultado de cada una de las corridas
llevadas a cabo.
Finalizan estas Actas con la sexta y última
ponencia, escrita por José Valentín Riaza
Malmierca, titulada “Próxima estación:
Brihuega” que nos habla de la revolución
que para la economía significó la llegada
del ferrocarril, ampliando notoriamente el
volumen de mercancías a transportar, así
como la velocidad del mismo, por lo que en
septiembre de 1904 la Jefatura de Obras
Públicas de Guadalajara eleva al Gobierno
Civil un plan de cinco líneas de secundario
que afectan a las cinco zonas principales de
producción, siendo la cuarta la que nos
interesa por su recorrido: De Orusco hasta
los Baños de Trillo, por Brihuega y
Cifuentes, que posteriormente sufrió
diversas alteraciones y, finalmente no se
llevó a cabo. Anteproyecto que fue
encargado por la Diputación Provincial de
Guadalajara al ingeniero don Salvador
García de Pruneda, cuyo original se
conserva en el Archivo Histórico
Ferroviario.
Hasta aquí la reseña de estas interesantes XI
Jornadas de Estudios Briocenses, que
vieron la luz en 2011, y la propuesta de que,
junto a las anteriores, debería ser recogida
en un sencillo volumen al alcance de todos
los bolsillos.
José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS
Los movimientos sindicales y la
lucha social en Almansa: II. De la
derrota de la República a la
consolidación de la democracia
Juan Luis Hernández Piqueras
Editan: Grupo Altabán S.L.; PSOE,
Asociación Cultural “Pablo Iglesias”,
UGT y CCOO de Almansa. Albacete,
2011. 210 páginas.
La implantación de la industria del
calzado y la llegada del ferrocarril
habían convertido Almansa, junto a otros
factores al que no sería ajeno el propio
enclave geográfico, en un referente social
y sindical en la provincia de Albacete
cuando se iniciaba el siglo XX.
El asociacionismo sindical y de
izquierdas y la lucha social cobraría
mayor relieve todavía con la llegada de
la II República, acaparando un
protagonismo en la vida local de una
Almansa que terminará bajo el sello de
la derrota de la Guerra Civil (1939). La
derrota republicana y el inicio del
franquismo cerrarían el tiempo de las
libertades sindicales y políticas que
caracterizaron los años 30.
Pero ni siquiera cuarenta años de
dictadura y la dura represión padecida
por la izquierda almanseña pudieron
terminar con las inquietudes y
esperanzas de muchos ciudadanos, Se
acabó, sí, con la agitación social de
épocas anteriores, pero no con la labor
clandestina primero y a pecho
descubierto después, cuando la agonía
del Régimen comenzó a visualizarse, y
que iría implantando las columnas que
sostendrían la lucha social y los
movimientos sindicales que se
convirtieron en clave esencial para
empujar la llegada de la democracia y su
consolidación en las décadas siguientes.
El final de la transición política y el
desarrollo democrático ocuparía el
recorrido final del siglo XX para abrir la
sociedad almanseña hacia un nuevo siglo
que plantea nuevos retos y exige nuevas
respuestas a los movimientos que han
protagonizado la evolución social de
estos últimos ochenta años que aquí, en
estas páginas, se analizan.
La toledana María Luisa Mora en
el último número de la revista “El
Alambique”
En el excelente sumario de la última
entrega (nº 4) de la revista bianual de
poesía “El Alambique”, que edita la
Fundación Alambique para la Poesía, de
Guadalajara, conviven prestigiosas
firmas, como la de Eloy Sánchez
Rosillo, Miguel D‟Ors o Leopoldo
María Panero y tiene presencia el
poema “Oscuridad”, de la poetisa
toledana, natural de Yepes, María Luisa
Mora. Además, la sección “Discursos”
incluye un amplio artículo de Amador
Palacios analizando las claves
machadianas rastreables en la poesía de
Mora. Esta publicación, dirigida por el
experimentado Agustín Porras, dispone
de una agradable página web:
www.fundacionalambique.com, donde
se puede ver la síntesis de los números
publicados y que ofrece la posibilidad al
interesado de suscribirse a esta atractiva
revista.
La hoja azul en blanco; nº 16
Aquel avecilla que, con sólo cuatro páginas,
intentaba aprender a volar hace todavía
apenas un lustro, es ahora cormorán o
milano que, desde la altura en vuelo grácil,
hunde su cuerpo en el mar o traspasa como
dardo el aire para aprehender el cuerpo de
una poema o el rayo de una luz.
Verbo Azul presenta el número 16 de su
Hoja Azul en Blanco, y lo hace con los
brazos abiertos, con el alma y la sangre a
ras de vida. Pero esta es una ocasión nueva,
diferente, porque no sólo traemos ante
vosotros el fruto de nuestro esfuerzo en un
trabajo del que nos sentimos justamente
orgullosos, sino porque también queremos
ser puente y orilla, contraseña y camino,
consumación y abrazo. La palabra se viste
de fiesta, se alza desde el fondo de la duda
y arrastra y cauteriza toda la soledad, todos
los escombros, todas las tristezas.
Son ya muchos años dejándonos el alma en
cada página, amontonando hogueras en la
desolación de los esquifes. No queremos
rendirnos, de ninguna manera queremos
arrinconar nuestro sueño, esta hermosa
realidad que se materializa entre las manos.
Nuestra revista es parte de la sed, cobijo de
la sangre al otro lado, una necesidad, una
evidencia; es un regreso a contravida, un
intento de perpetuar la forma de las nubes.
Escribir es acaso vestirse de silencios,
desordenar el paisaje y traspasar los límites,
la mirada del mar sobre las cosas, sobre el
tibio cansancio de los sauces. Escribir es
reconocerse, dejarse desangrar entre los
signos, es permanecer, permanecerse,
reconstruir la voz de los esteros, el corazón
suicida de los ángeles. “Escribir - dice el
poeta extremeño Basilio Sánchez - es
intentar aprehender algo de lo que, de
alguna manera, permanece oculto, es
inexplicable o pertenece a la sustancia
escurridiza de los sentimientos y de las
sensaciones”. La escritura es entonces una
forma de aproximación a la inmanencia, esa
luz que desvela los despojos, el ruido de la
lluvia desde dentro. Por eso, y porque aún
quedan refugios para el día, queremos
aproximarnos a esa forma de mirar, a ese
equilibrio, y dar noticia cierta de todo
cuanto somos.
Poetas y narradores, ilustradores y
fotógrafos se dan la mano en este proyecto
común que recoge todos los espacios, todos
los caminos; voces propias, miradas plenas,
necesarias, como las de Miguel Galanes,
Gustavo Martín Garzo, Eloy Sánchez
Rosillo, Óscar Martín Centeno, Jorge de
Arco, María Roldán, José Cereijo o Teresa
Núñez, por citar algunas ajenas a Verbo
Azul, hermanadas en la misma búsqueda,
en el mismo temblor de la memoria.
A veces la palabra duele como un trozo de
lluvia, a veces es preciso desnudar
emociones al borde del relámpago. Pero no
es fácil ahuyentar la huella, la herida que
dibuja el desaliento. Esta nueva entrega de
La Hoja Azul en Blanco llega con vocación
de amanecida, con un sabor de lunas y de
labios, de todos los recuerdos y todas las
esperas. Y llega de la luz como del agua, de
la dulce quietud de las esperas. No quiero
dejar pasar la oportunidad de agradecer el
trabajo y la dedicación de tantas personas
sin las que nada de esto hubiera sido
posible. Han sido muchos los amigos que
nos han prestado su apoyo, su calor, su
consejo.
La palabra es importante en “La hoja
azul…”, pero también y cada vez con más
fuerza está tomando cuerpo, como siempre
habíamos querido, la ilustración en sus
diversas facetas y estilos. Por eso no puedo,
no podemos dejar de resaltar la enorme
belleza en las aportaciones fotográficas De
igual manera queremos resaltar los
cuidadísimos trazos de Fernando Fiestas,
Jesús Contero que nos muestran otra
manera de acercarse a la realidad y de crear
belleza. Vaya pues al aire este nuevo
número y esperemos que no sea el último
en desplegar sus alas.
Ana Garrido Padilla, Juan José Alcolea
Diccionario de la Hispania
romana
Francisco Arroyo Ed. Alderabán, Cuenca, 2011
Un fabuloso libro llega a nuestras
manos, cuajado y enorme, con 880
páginas en gran tamaño, presentándonos
toda España en clave romana. Es este un
libro, el Diccionario de la Hispania
Romana que ha escrito y preparado
meticulosamente Francisco Arroyo a lo
largo de una vida de dedicación, y en él
se nos ofrecen las informaciones más
diversas sobre lo que Roma y su
imperio dejó sobre la superficie de la
Península Ibérica.
Se trata sin duda de un impresionante
diccionario en el que aparecen miles de
entradas que nos ofrecen yacimientos,
pueblos, tribus, calzadas, necrópolis,
inscripciones, dioses, acueductos,
batallas, campamentos, villas, mosaicos,
museos, y un largo etcétera en el que se
incluyen todas las voces que tienen algo
que ver con la presencia de Roma en la
Península Ibérica. Un libro realmente
imprescindible para arqueólogos y
estudiosos de la Hispania Romana.
Los datos prácticos son estos: ISBN
978-84-95414-72-4, es de un tamaño de
17 x 24 cms., encuadernado en cartoné,
con 880 páginas. Su costo es de 50
Euros, y su editorial es Alderabán (de
Cuenca).
Por lo que respecta a la provincia de
Guadalajara, podemos decir que
aparecen entre sus páginas cientos de
referencias a temas relativos a la
civilización romana, como el puente de
Carrascosa de Tajo, las localizaciones
de yacimientos romanos en Anguita, el
origen de la ciudad de Guadalajara, las
raices romanas de Sigüenza, las
mansiones localizadas en el valle del
Henares, los personajes romanos
relacionados con Hispania, datos sobre
Manlia, sobre ríos y puentes, y un largo
etcétera de referencias a nuestra
provincia, a toda Castilla-la Mancha, y
por supuesto al total de España,
reuniendo en un solo libro todo lo que
un investigador, arqueólogo,
historiador, estudioso o simplemente
curioso desea saber en relación con la
presencia romana en la Península.
Analizando al milímetro no solo los
yacimientos, los personajes, sino todas
las estructuras (acueductos, anfiteatros,
villae, puertos, foros, molinos, vías y un
largo etcétera que corporeiza a la
Hispania Romana entre nosotros. Un
elemento de trabajo, sin duda, bien
hecho y en todo caso muy útil.
Libros Uno por uno 23 diciembre 2011
Martín Almagro Gorbea, José Mª
Barranco Ribot, José María;
Markel Gorbea
Excavaciones en el claustro de la
catedral de Toledo, Edita: Real Academia de la Historia
628 pags.; Año 2011; 60 €
Con la colaboración de Alberto Canto,
Mª Antonia Martínez Núñez, Mónica
Redondo, Jesús F. Torres Martínez e
Isabel Velázquez.
INDICE
Presentación. Introducción.
LAS PRIMERAS EXCAVACIONES
ARQUEOLÓGICAS EN LA
CATEDRAL; EL SONDEO
GEOLÓGICO Y ARQUEOLÓGICO
EN LA CUADRÍCULA JA3.;
EXCAVACIÓN EN LA CRUJÍA ESTE
DEL CLAUSTRO. EXCAVACIÓN
ANTE LA PUERTA DE SANTA
CATALINA; LA TRINCHERA ESTE-
OESTE A TRAVÉS DEL JARDÍN
DEL CLAUSTRO. LA EXCAVACIÓN
EN EL "BODEGÓN". LOS ALJIBES
S4 Y S5. INTERPRETACIÓN DE LOS
HALLAZGOS.
Bibliografía. Apéndices.
Láminas.
Puertollano: Imágenes de los años
70
Luis Fernando Ramírez Madrid Ayuntamiento de Puertollano-Los
legados de la tierra; Puertollano, 2010;
176 pags
Una ciudad importante dentro de
Castilla-La Mancha, un núcleo minero
(en otro tiempo) e industrial
(posteriormente) poderoso atesora una
importante memoria gráfica que es
bueno sea organizada y conservada. Es
lo que hace en este libro el historiador
Luis Fernando Ramírez Madrid,
director de la Casa Municipal de
Cultura y estudioso de los avatares del
Puertollano contemporáneo
En esta ocasión reúne y compendia
fotografías correspondientes a la década
de los años 70 del siglo pasado,
importante por los cambios políticos
que en ella acontecieron en todo el país,
pero también por las transformaciones
urbanas que registró la ciudad (nuevo
Ayuntamiento, nuevas viviendas, nuevo
Instituto, Hogar del Pensionista, Casa
de Juventud, etc.; además de
modificaciones urbanísticas acometidas
por la primera corporación democrática
encabezada por el alcalde Ramón
Fernández Espinosa.
Con todo ello se organizó una
importante exposición de la que este
libro es el catálogo y la memoria para el
futuro.
Con un buen criterio de historiador y
como buen conocedor de su villa,
Ramírez Madrid agrupa temáticamente
todo el material disponible y explica lo
esencial de los distintos apartados que
vienen reflejados luego gráficamente en
numerosas fotografías, en blanco y
negro y color,
Un acierto más del programa “Los
legados de la tierra” que, no nos
cansamos de decir, debe continuar, pase
lo que pase.
AGC
Miscelánea. In honorem Juan José
Gómez Brihuega
Compilador: Martín Muelas
Herráiz
Diputación de Cuenca, 2011, 306 pags.
Juan José Gómez Molina, catedrático de
latín, hombre culto, e impulsor de
infinidad de iniciativas culturales en
Cuenca, murió el año pasado, con 70
años. Nos consta que llegó a ser lector
de este sencillo boletín digital, algunas
semanas antes de su muerte.
Sus amigos, que los tenía y muchos, han
decidido dejar una huella de su memoria
y han recopilado en este libro una serie
de trabajos de géneros muy diferentes:
desde intervenciones en su instituto, el
Alfonso VIII, el primer año de su
incorporación al mismo (1983) hasta el
programa de la asignatura Latín y
Cultura clásica para la Facultad de
Humanidades de la UCLM en Cuenca,
o su memoria para un proceso
administrativo, al que finalmente no
llegó a presentarse. Junto a estos, de
índole digamos académica, hay otros
tales como conferencias y pregones,
presentaciones de libros y homenajes a
determinados amigos, algunos ya
desgraciadamente fallecidos como su
colega el profesor Ángel Luis Mota
Chamón o el poeta Diego Jesús
Jiménez, con el que durante muchos
años desarrollaron, los veranos, en
Priego, el curso “Leer y entender la
poesía”, en el que se dieron cita los
mejores poetas del parnaso español del
momento.
Hay dos textos de Gómez Brihuega
cuyo interés se destaca especialmente
son los dedicados a algunas cantigas de
Alfonso X en las que aparecen
referencias Cuenca y un estudio sobre
refranes de origen culto.
Además de su actividad docente,
Gómez Brihuega colaboró en gran
número de iniciativas culturales
conquenses, por lo que este libro supone
en cierto sentido un recorrido por ese
panorama: la revista Diálogo de la
lengua, las Semanas Poéticas, el
mencionado curso de verano sobre
poesía, así como su apoyo a numerosos
libros y autores de la tierra a los que
regaló sus prólogos y presentaciones,
muchos de ellos aquí incluidos.
El libro se enriquece con unos textos
preliminares del editor José Luis
Muñoz, el exalcalde José Manuel
Martínez Cenzano, los poetas Antonio
Gamoneda, Juan Carlos Mestre y
Amparo Ruiz Luján, o los profesores
Antonio Rey Hazas, o Abelardo
Martínez, entre otros.
El compilador del volumen, el director
de la Facultad de Educación y
Humanidades de la UCLM-Cuenca,
Martín Muelas señala en la introducción
que Gómez Brihuega “no era muy
partidario de dejar por escrito sus
participaciones públicas”, lo que
confiere a esta recopilación mayor
valor, si cabe. Y expresa su opinión de
que este libro está hecho no sólo en
honor y homenaje del profesor y
ciudadano fallecido, sino “como
humilde pago de lo mucho que aquí nos
has dejado”. Quede aquí constancia de
ese deseo, que a nuestro modo de ver se
ha cumplido perfectamente con esta
publicación.
Alfonso González-Calero