Download - 4.5. a forever christmas
Este documento es una traducción oficial del foro Eyes Of Angels, por y para fans. Ninguna otra traducción de este libro es considerada oficial
salvo ésta.
Agradecemos la distribución de dicho documento a aquellas regiones en las que no es posible su publicación ya sea por motivos relacionados con
alguna editorial u otros ajenos.
Esperamos que este trabajo realizado con gran esfuerzo por parte de los
staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño, sea
de vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están
adentrándose y que ya están dentro del mundo de la lectura. Recuerda
apoyar al autor/a de este libro comprando el libro en cuanto llegue a tu
localidad.
Ante todo quiero agradecer a las chicas de Libros del Cielo por cedernos
este, y el resto de libros de Forever, ya que sé cómo de difícil ha sido
para ellas lidiar con las traducciones no oficiales de esta serie.
Están saliendo versiones de grupos de traducciones sobre esta serie,
pero eso no impedirá que nosotras continuemos las siguientes
continuaciones. Así que esperamos que disfrutéis del resultado de esta
primera obra que hacemos de Sandi Lynn.
¡Este año habrá más!
Moderadora de traducción: Pily
Traducción: Katiliz94
Nanami27
Moonsdaughter
Estrella
Clcbea
Johaqc
BrenMaddox
ZoeAngelikal
MariaBluesky
Corrección y Revisión final: Katiliz94
Diseño: Lectora
¡La familia Black está de vuelta en esta breve historia de vacaciones
de Navidad!
Únete a Connor, Ellery, Julia y Collin, mientras se preparan para
celebrar la temporada de vacaciones con su familia y amigos más
cercanos.
Forever #4.5
Ellery
Traducido por katiliz94
Corregido por katiliz94
Después de que Connor y yo llevásemos a los niños a casa desde
la tienda, les conseguimos algo de chocolate caliente y les dijimos que
después de que lo bebiesen, era hora de ir a la cama. Mañana, íbamos a
buscar el árbol de navidad. Connor me ayudó a hacer el chocolate
caliente y después fue a su oficina a terminar algo de trabajo.
—Ahora tened mucho cuidado con el chocolate caliente. Está muy
caliente y no quiero que os queméis.
—No lo haré, mamá. Soy una niña grande. Tengo siete —sonrió
Julia.
—Yo soy un chico grande —dijo Collin.
—No, no lo eres. Solo tienes cinco años. Aun eres un bebé.
—¡NO LO SOY! —comenzó a gritar.
Cerré los ojos y tomé un profundo respiro.
—Julia, no llames a tu hermano bebé y Collin para de gritar.
Connor se acercó a la cocina.
—¿Qué está pasando aquí?
—Julia me llamó bebé.
—Bueno, lo es —sonrió a Connor.
—¡Papá! —gritó Collin.
Miré a Connor y puse la mano en su pecho.
—Gracias por volver aquí para cuidar de ellos. Voy a tomar un
baño de burbujas de agua caliente, —dije mientras le besaba en los
labios.
—Pero…
—Sin peros, nene. Te ayudaré a meter a los niños en la cama
cuando termine.
Caminé escaleras arriba e inicié mi baño. Amaba a mis hijos más
que a la vida en sí, pero había algunos días donde solo permitía a
Connor lidiar con las discusiones. Por no decir que él era mejor al
controlarlos. Julia le tenía envuelto en el dedo. Todo lo que tenía que
hacer era sonreírle y él se derretía. Después de desvestirme, me metí en
el baño de burbujas y suspiré. No pasó mucho tiempo después cuando
hubo un ligero golpe en la puerta del baño.
—¿Mamá, puedo entrar un minuto?
Bueno, esa no era la última tonada.
—Claro, Julia. Puedes entrar.
Entró, sosteniendo dos pares de pijamas.
—No estoy segura de cual debería ponerme esta noche. ¿Qué
piensas, mamá?
—¿Dónde está papá, Julia?
—Está ayudando a Collin a ponerse el pijama. Por favor no
cambies de tema.
Mi hijita de siete años no era del tipo de diva y culpaba a Mason y
Connor. Ambos lo habían negado, pero la forma en que la mimaban era
irreal.
—Me gusta el rosa con los lazos blancos.
—¿Por qué? —preguntó—. ¿No te gusta el de morado?
—Ahí estás, Julia —dijo Connor mientras entraba en el baño.
—Papá, ¿cuál te gusta más?
Él se puso de cuclillas por lo que estaba a su nivel.
—Me gustan ambos. Creo que te ves preciosa en cualquiera que te
pongas, y considerando que llevaste el morado esta semana, ¿por qué
no llevas el rosa?
—Gracias, papá —dijo mientras le abrazaba y besaba la mejilla.
Miré a Connor y puse los ojos en blanco.
—¿Qué? —preguntó mientras se arrodillaba frente a la bañera,
cogía mi esponja de lufa y comenzaba a frotarla en círculos por mi
brazo.
—Nada. Eres la manzana de sus ojos.
—Lo sé y me encanta. —Sonrió—. ¿Sabes que más me encanta?
—¿Qué? —pregunté.
—La idea de hacerte el amor después de que los niños se
duerman. —sonrió mientras sus manos viajaban debajo del agua y
deslizaba los dedos dentro de mí.
Gemí y me mordí el labio inferior hasta que Julia vino corriendo al
baño.
—¿Papá, por qué está tu mano en el agua del baño de mamá?
Él se congeló y me miró por una respuesta.
—Mi mano estaba fría y la estaba calentando —dijo.
Casi estallé de risa.
—¿Eso es lo mejor con lo que puedes dar? —susurré.
—Oh. Eres extraño, papá. Vamos; llévame a la cama y léeme una
historia.
—Bien, princesa. Ve a la cama y estaré ahí en un minuto.
—Mejor ve, papá, antes de que tu princesita te haga algunas otras
preguntas. —Sonreí.
—Que divertido, Elle. Mejor date prisa y sal de esa bañera. Tengo
planes durante toda la noche para ti y ese hermoso cuerpo tuyo. —
Sonrió mientras se secaba la mano, dejándome excitada.
Dejó el baño y no pude ser más consciente de él.
***
Me deslicé en mi albornoz y entré en el cuarto de Collin. Sonaba
dormido y parecía un angel. Recogí sus ropas del suelo y las arrojé a la
cesta de la ropa sucia, luego me incliné y le besé le di un beso de
buenas noches en la cabeza. Después salí de su dormitorio, pasé por el
pasillo hasta la habitación de Julia, donde permanecí de pie en la
entrada y escuché a Connor leerle una historia de princesas.
—Así que la princesita quería a su papá tanto que prometió que
nunca se casaría y que viviría con sus padres para siempre.
Sacudí la cabeza y Julia rió.
—No dice eso, papá.
Connor puso el libro abajo, extendió el brazo y le hizo cosquillas.
—Debería decir eso —rió.
Entré y di a Julia un beso de buenas noches.
—Buenas noches, mi niña. —Sonreí.
—Buenas noches, mamá. Buenas noches, papá.
—Buenas noches, princesa. Te queremos.
—Yo también os quiero a los dos.
Connor puso la mano en la parte inferior de mi espalda, tan
pronto como cerró la puerta de Julia, me llevó por el pasillo hasta
nuestro dormitorio. Cumplió su promesa y sus planes involucrando a
mi cuerpo durante toda la noche.
Connor
Traducido por Nanami27
Corregido por katiliz94
Después de mi ducha, fui a la cocina a buscar algo para
desayunar. El aroma de tortitas de especias de calabaza llenaba el aire.
—Buenos días —dije mientras me acercaba al asiento de Collin y
Julia, y besé sus cabezas.
—Buenos días, papá —respondió Collin.
—Buenos días, mi guapo papá. —Sonrió Julia.
Miré a Ellery y ella rodó los ojos. Me sirvió una taza de café y me
lo entregó mientras ponía mi brazo alrededor de su cintura.
—Espero que no estés muy dolorida por anoche —le susurré.
—¿Por qué mamá estaría dolorida? —Preguntó Julia.
Ellery me lanzó una mirada, y negué con la cabeza.
—Tu turno —murmuré mientras me alejaba.
—Hice algunos ejercicios anoche antes de acostarme, Julia.
—¿Qué tipo de ejercicios? —Preguntó.
—Ejercicios de pierna. Estiramientos, flexiones, sentadillas —
contesté.
Me estaba poniendo duro de escucharla, así que me acerqué y me
apreté contra ella.
—Debes dejar de hablar así
Unos momentos más tarde, Mason entró en la cocina.
—Buenos días, mi pequeña familia feliz. ¡Huele delicioso aquí!
—Mamá está dolorida por todos los ejercicios que hizo ayer por la
noche antes de acostarse —dijo Julia.
Mason me miró y rodó los ojos.
—Apuesto a que sí.
Ellery le dio Mason su linda sonrisa y le entregó un plato de
tortitas.
—¿Qué estás haciendo aquí un sábado? —Pregunté.
—Voy con tu familia a elegir un árbol de Navidad y luego traeré a
los niños de vuelta conmigo mientras Elle y tú vais de compras.
—¿Vamos de compras? —Pregunté mientras miraba a Ellery.
—¿Tienes algún problema con eso?
—El gran juego es hoy, Elle. Sabías eso. Es por eso que quería ir
temprano a buscar un árbol y después volver.
—Oh. Así que, lo que estás diciendo es que el juego es más
importante que las compras de Navidad con tu esposa para tus hijos y
familia.
—Ellery Rose Black. Eso no es justo —dije mientras me comía mis
tortitas.
—¿Vais a pelear? —Preguntó Collin.
—Por supuesto que no, cariño. Papá va con mamá —respondió
ella.
Suspiré, porque sabía que no tenía otra opción. Solo me
aseguraría que el lugar al que fuéramos para el almuerzo tuviera
televisores de pantalla gigante por todas partes.
—Julia, Collin, subid y vestiros para que podamos ir a buscar a
un árbol de Navidad.
Ambos se levantaron y corrieron escaleras arriba. Tan pronto
como Mason terminó sus tortitas, subió a ayudarles.
—¿Qué vamos a comprar? —Le pregunté a Ellery mientras le
ayudaba a limpiar los platos.
—Regalos para los niños y tu familia.
—¿No podemos hacer eso mañana? —Pregunté amablemente.
—No. Estamos ayudando en el comedor de beneficencia.
¿Recuerdas?
—¿Eso es mañana? —Pregunté.
—Sí. Es mañana y vamos a estar allí todo el día.
Mason y los niños regresaron a la cocina. Todos estaban
abrigados y listos para salir.
—Está bien, familia Black, ¡¿estáis listos para buscar el mejor
árbol de Navidad de la historia?!
—¡Sí! —Exclamaron los dos niños.
Ellery y yo nos pusimos nuestros abrigos y bufandas antes de
encaminarnos hacia el Range Rover.
—Connor, lo siento por el juego. Podemos ir de compras otra vez.
Sé que quieres verlo. —Ella sonrió mientras besaba mis labios.
—Está bien, nena. Vamos de compras.
—En ese caso, te lo recompensaré más tarde esta noche.
—Oh, sé que lo harás. —Guiñé un ojo mientras subíamos en el
Range Rover y manejamos hacia el puesto de árboles de Navidad.
***
Ellery y yo caminamos de la mano mientras Mason caminaba
delante de nosotros con los niños. Al crecer, mi familia nunca hizo esto.
Mi padre llamaría al puesto de árboles y haría que escogieran el mejor
árbol que tenían y luego lo entregaran. Mi madre llamaría a sus
decoradores y éstos vendrían a decorarlo. Yo solía hacer eso antes de
Ellery. Pero entonces cuando ella llegó a mi vida, todo eso cambió.
Hicimos cosas juntos y solos, sin la ayuda de nadie. Queríamos que
nuestros hijos tuvieran el mejor recuerdo de nosotros y su infancia
sabiendo que hicimos todo juntos como una familia.
—¡Papá, Papá! —Exclamó Julia mientras corría a un árbol—. ¡Me
encanta este! —Sonrió.
Mason y Collin caminaron hacia otro árbol mientras Ellery y yo
mirábamos el que le gustaba a Julia. Caminé alrededor y lo examiné.
Era bonito, agradable y lleno.
—¿Qué piensas, Elle? ¿Te gusta?
—Creo que es perfecto. —Sonrió mientras enganchaba su brazo
alrededor del mío y ponía su cabeza en mi hombro.
Llamé a Mason para que trajera a Collin.
—Oye, amigo —le dije mientras lo cogía en brazos—. ¿Te gusta
este árbol?
—Es mejor decir que sí o de lo contrario —dijo Julia mientras
alzaba su puño hacia él.
—¡Julia Rose! —Gritó Ellery mientras miraba a Mason.
—Las princesas no alzan sus puños a la gente, Julia —dijo
Mason.
—Lo siento.
—Me gusta, Papá. —Sonrió Collin mientras agarraba mi rostro.
—Excelente. Entonces este es el árbol que compraremos.
Me acerqué a Ralph, el propietario del puesto de árboles.
—Felices fiestas, Connor. ¿Encontraste un árbol de tu agrado?
—Felices fiestas, Ralph. Sí, lo hicimos. Tomaremos este —le dije
mientras apuntaba al árbol.
—¡El mejor del lote! —Sonrió.
—Yo lo elegí —dijo Julia.
—¿Es así? Bueno, tienes un gran ojo para árboles de Navidad,
Julia.
Ella se rió y luego procedió a perseguir a Collin alrededor del
puesto, por lo que Mason empezó a correr tras ellos.
—Entregado, ¿correcto?
—Sí, Ralph. ¿Qué tal esta noche?
—Esta noche estará bien. ¿Habrá alguien en casa?
—Sí. Ellery y yo no estaremos, pero Mason estará allí.
—Está bien, Connor. Solo necesitaré dinero en efectivo o crédito.
Busqué en mi cartera y saqué mi tarjeta de crédito. Ellery se
acercó por detrás y me rodeó con los brazos alrededor de mi cintura.
—Me encanta esta época del año. Me recuerda a cuando me
propusiste matrimonio en la playa de California.
—Lo mejor que he hecho en mi vida. —Sonreí mientras me daba
la vuelta y la besaba.
Dimos a los niños un beso de despedida y Mason se los llevó al
ático mientras Ellery y yo nos pusimos en marcha a nuestra aventura
de compras.
Ellery
Traducido por moonsdaughter
Corregido por katiliz94
—¿A dónde vamos primero? —preguntó Connor mientras
estábamos atascados en el tráfico.
—A Tiffany's. —Sonreí.
—¿Y qué vamos a comprar en Tiffany's? —Él sonrió.
—Regalos de Navidad para tu madre y tu hermana. Tiffany's tiene
esas asombrosas pulseras nuevas que sé que ellas adorarán. Ah, y hay
una collar que quiero conseguir para Peyton.
—¿No debería Henry comprarle un collar de Tiffany's? —preguntó.
Lo miré enfurecida.
—¿Qué? —preguntó con una sonrisa.
—Para su información, Señor Black, es un collar de “best
friends”1. Eso significa que las mejores amigas lo compran, no un
marido.
Se rió.
—Lo siento, nena. No lo sabía.
Estacionó la Range Rover y caminamos por la calle hasta
Tiffany's. Antes de entrar, admiramos las hermosas piezas en vidriera.
1 Best friends: Mejores amigas.
—Quiero que me digas si ves algo que te gusta. —Connor sonrió.
—¿Estás diciendo que no sabes qué comprarme para Navidad? —
Le devolví la sonrisa mientras tiraba suavemente de su bufanda.
—Claro que no, cariño.
Entramos e inmediatamente nos dieron la bienvenida. Encontré
extraño que Connor le dijera a la vendedora exactamente lo que
estábamos buscando y que luego desapareciera. Las dos pulseras que vi
eran perfectas para la madre y la hermana de Connor. Sabía que a ellas
les encantaría. La vendedora me preguntó si estaba interesada en
alguna otra cosa y le dije acerca del collar para Peyton. Ella me condujo
hacia el otro lado de la tienda donde se exhibían los collares y fue
entonces cuando vi a Connor parado en una esquina, emocionado
mirando fijamente su teléfono. Dios mío; él estaba viendo el partido
desde su teléfono. Por eso me preguntó en el coche lo que estaba
buscando y así él podría ir al extremo opuesto de la tienda. Maldita sea,
él era bueno. Hice mi compra y me acerqué a él. Me vio venir y
rápidamente puso el teléfono en su bolsillo y sonrió.
—Ahí estás. He estado buscándote por todas partes. ¿Por qué
estás parado aquí?
—Tuve que atender una llamada del trabajo. No era nada. Todo
está bien.
—Bueno. ¿Entonces ahora tengo toda tu atención? —Sonreí.
—Por supuesto que sí, cariño. ¿Viste alguna cosa que quisieras?
—No —le dije mientras caminábamos hacia la salida.
Saqué el teléfono de mi bolso y me arriesgué.
—¡Oh, por Dios, los Giants están perdiendo por mucho!
—¡No lo están! Acabo de ver el último juego y estábamos arriba
por veinte —dijo mientras sacaba su teléfono.
—¿Ah, sí? —le dije mientras me paraba enfrente de él y lo miraba
fijamente.
—Quiero decir, que escuché a la gente en Tiffany's hablando de
eso.
—¿De veras, Connor? ¿Me estás mintiendo?
Se quedó allí parado y me miró fijamente. Podía ver los engranajes
girando en su cabeza mientras debatía cuidadosamente qué decir.
—Está bien. Estaba viendo el juego, mientras tú estabas mirando
joyas y ¿sabes qué, Elle? No me disculparé por eso. En todo caso ¿cuál
es el problema? ¿Y qué si lo he visto un poco? ¿Acaso cometí un
crimen? No, no lo creo.
Coloqué mi mano sobre su boca y me reí.
—Detente, Connor. No me importa. Sólo espero que me
mantengas al tanto del marcador.
—¿En serio? —preguntó aliviado.
—Vamos, iremos a Neiman Marcus y después podemos ir a cenar
y podrás ver el resto del juego.
Mientras caminábamos por la tienda, en dirección a la sección de
niñas para comprar un vestido de fiesta para Julia, oí que Connor me
llamaba desde atrás.
—Um, ¿Elle? Ven aqí.
Me detuve y me da la vuelta y lo vi de pie en medio de la sección
de lencería, mirando algunos camisones navideños, sujetadores y
bragas. Tenía una gran sonrisa en su rostro.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté.
—Te voy a comprar uno de éstos. Elige el que más te guste.
—Connor, estamos aquí para comprar un vestido para Julia. —
Sonreí.
Él tomó un gorro de Santa del estante y lo colocó en mi cabeza.
—Maldición, esto se me está haciendo difícil. Mientras vas a la
sección de niñas yo iré a escoger alguna cosa para mí. Ahora vete —dijo
mientras me quitaba el gorro.
—¿En serio?
—Sí, en serio. Ahora ve. Nos reuniremos allí. Luego, más tarde
esta noche, vas a modelar lo que compre para ti y te haré cosas muy
malas mientras lo uses.
Había logrado que me mojara y necesitaba alejarme de él o lo
llevaría a los probadores y lo obligaría a que me follara. No me atrevería
a decir aquello, aunque, él no lo pensaría dos veces.
—De acuerdo. Estaré en la sección de niñas. No me tomará
mucho tiempo. —Sonreí.
Mientras estaba comprando el vestido para Julia, Connor se
acercó a mí y se detuvo a mi lado con una gran bolsa en la mano.
—¿Qué compraste? —Me reí—. Ésta es una bolsa bastante grande
para una pequeña pieza de lencería.
—Cariño, sabes que yo no hago las cosas de manera pequeña.
Mañana comienzan “Los doce días de Navidad,” así que compré doce
piezas diferentes y vamos a empezar nuestra cuenta regresiva; un
conjunto cada noche.
Oí el jadeo de la vendedora y la vi mordiéndose el labio inferior
mientras miraba a Connor.
—Ahora mira lo que hiciste. Tienes a esta pobre vendedora toda
loca por ti.
—Ellery —dijo él.
—Lo siento. Aquí tiene su vestido. Felices fiestas.
Tomé la mano de Connor y lo llevé fuera de la sección de niñas.
—Avergonzaste a esa pobre chica allí dentro —dijo él.
—Se avergonzó a sí misma por mirarte de esa manera, y no
deberías haber dicho semejantes cosas delante de ella.
Él se rió entre dientes mientras me besaba a un lado de mi
cabeza.
—Te gusta y lo sabes.
Connor
Traducido por moonsdaughter
Corregido por katiliz94
Cuando regresamos al penthouse después de un día repleto de
compras, entré en la sala de estar y vi que el árbol había sido
entregado. Encendí la chimenea y me senté en mi sillón.
—Hola, papá —dijo Julia mientras se sentaba en mi regazo.
—Hola, princesa. ¿Te divertiste hoy con el tío Mason?
—Sí. ¿Mamá y tú os divertisteis de compras?
—Claro que sí.
—¿Me comprasteis algo? ¿Cómo quizás ese iPad que quiero con el
estuche de Hello Kitty? —Ella sonrió mientras colocaba su mano en mi
mejilla.
—Princesa, ¿creí que le habías pedido eso a Papá Noel?
—Vamos, papá. Ambos sabemos que Papá Noel no existe.
—¡Julia! Por supuesto que existe.
—Papá, por favor. Soy una niña grande ahora. No hay necesidad
de fingir más.
—Si no crees en Santa, entonces me temo que no recibirás
ningún regalo.
No podía creer que mi princesita y yo estuviésemos teniendo esta
conversación.
—Sí, los recibiré. Tú siempre me comprarás regalos. No te
preocupes, no se lo diré a Collin. Él puede descubrirlo por sí mismo.
—Julia, es mejor que no le digas a tu madre que no crees en
Santa. Ella estará destrozada. Guardemos esto como nuestro pequeño
secreto. —Le guiñé.
—Claro, papá.
Ellery entró en la habitación y le sonrió a Julia.
—Te compré un hermoso vestido nuevo para Navidad. ¿Por qué
no subes arriba y te lo pruebas para nosotros.
—Está bien, mamá. —Ella sonrió al mismo tiempo que bajaba de
un salto de mi regazo y corría escaleras arriba.
Ellery tenía una copa de vino en la mano y se sentó en mi regazo.
Llevó la copa hacia mis labios y tomé un sorbo.
—¿Vamos a decorar el árbol esta noche? —preguntó.
—Sí. Podemos hacerlo esta noche.
—Entonces hagámoslo ahora. Llamaré a los niños para que
traigan todas las cajas del depósito. —Ella sonrió.
—¿Dónde está Collin?
—Está arriba en su habitación, mirando el nuevo libro de Navidad
que le compramos.
Ellery llamó desde la planta baja. Me levanté de mi asiento y fui a
ver a Collin.
—Oye, amigo. ¿Estás listo para decorar el árbol de Navidad?
—¡Sí! —dijo emocionado.
Lo cargué, y antes de llevarlo abajo, lo miré seriamente.
—Crees en Papá Noel. ¿Verdad?
—Sí. Él me trae juguetes.
—Buen chico —le dije mientras besaba su cabeza.
***
—¿Estáis todos listos? —pregunté antes de enchufar las luces del
árbol.
—¡Sí! —exclamaron todos.
Conecté el cable en la pared y el árbol se iluminó como magia. Los
niños saltaron de arriba a abajo y me acerqué a Ellery y la miré
fijamente.
—Es hermoso. —Ella sonrió mientras me besaba.
—Ciertamente lo es.
—Eso es porque yo lo elegí —dijo Julia.
—Yo también lo hice —comentó Collin.
—Yo lo vi primero y le dije a papá que era el que yo quería. Él sólo
pidió tu opinión.
—Papá, mamá, decidle a Julia que yo también lo escogí.
Miré a Ellery y suspiré.
—Es hora de dormir, niños. Subid arriba y poneos el pijama. Ha
sido un largo día y todos estamos cansados.
—Será mejor que no esté demasiado cansado, Señor Black.
Todavía hay algo que tengo que probar. —Ellery me guiñó un ojo.
—Nena, yo nunca estoy muy cansado para ti.
No podía esperar más. Había estado fantaseando todo el día con
Ellery en uno de los conjuntos que le compré.
—Niños, vamos. ¡AHORA!
—Caramba, papá. Estamos yendo. No tienes que gritar —dijo
Julia al mismo tiempo que me fruncía el ceño y se iba enfadada.
—No grité, princesa.
Ellery y yo metimos a los niños a la cama, nos fuimos al
dormitorio y cerramos la puerta. Comenzamos nuestros “Doce días de
Navidad” un día antes.
***
Ya que era domingo, decidí levantarme temprano y hacer el
desayuno para la familia. Cuando comencé a preparar el café, Julia
entró a la cocina.
—Buenos días, princesa.
—Buenos días, papá. ¿Qué estás haciendo?
—Tostadas francesas.
—¿Puedo ayudarte?
—Claro que puedes, princesa. Ve a buscar el pan de la despensa.
Mientras batía los huevos y calentaba la sartén, Julia trajo el pan.
—¿Qué está sucediendo aquí? —Ellery sonrió mientras entraba a
la cocina con Collin.
—Papá y yo estamos haciendo tostadas francesas, así que id a
sentaros y os llevaremos algunas.
Ellery sonreía mientras se aproximaba, agarró una taza de café, y
me dio un beso en la mejilla. Julia y yo hicimos las tostadas francesas
juntos y tuvimos un estupendo desayuno dominical, sólo los cuatro.
Después de desayunar, alistamos a los niños y nos fuimos rumbo al
comedor comunitario para ayudar durante el día.
Ellery
Traducido por Nanami27
Corregido por katiliz94
Después de que Connor salió para la oficina, llamé a Peyton.
—Buenos días, Elle.
—Buenos días. Necesito tu ayuda.
—¿Con?
—No sé qué regalarle a Connor para Navidad. El hombre lo tiene
todo.
—Nada más haz una reverencia con tu cuerpo desnudo. Eso será
lo suficientemente bueno para él. —Ella se echó a reír.
—Ugh. Peyton, hablo en serio.
—No lo sé, Elle. ¿Hay algo que quiera?
—No. Ese es el problema.
—Llévatelo lejos a algún lugar por unos días. Solo vosotros dos.
—¡Esa es una gran idea!
Connor había estado hablando durante el año pasado sobre el
deseo de hacer un viaje a Colorado en invierno, para hacer algo de esquí
y snowboard. Nunca había hecho snowboard, pero él siempre quería
probar. Me puse en línea, hice algunas llamadas telefónicas, y reservé
nuestro viaje para el veintiséis de diciembre. Me hice cargo de todo.
Incluso la reserva de nuestro vuelo. No en el avión de la compañía, por
supuesto, porque entonces lo sabría. Reservé dos billetes de primera
clase a Colorado. Estaba tan emocionada porque esto iba a ser una
sorpresa para él. Así que estaba haciendo mi danza feliz alrededor de la
sala de estar, cuando Mason entró.
—¿Qué estamos celebrando? —Sonrió mientras bailaba conmigo.
—¡Finalmente averigüé qué darle a Connor por Navidad!
—Oh, ¡hurra! No me lo digas.
—Nos reservé un viaje a Aspen para hacer esquí y snowboard. Ya
he reservado clases de snowboard.
—Qué romántico. Los dos en alguna pequeña cabaña aislada,
sentados junto al fuego, envueltos en una manta y manteniéndoos
mutuamente calientes mientras la tetera está calentando agua para una
taza de té caliente.
Lo miré con una cara torcida.
—Reservé una habitación en el St. Regis Resort. Oh, mierda;
¿debería haber hecho la cosa de la pequeña cabaña?
—Nah. El St. Regis será perfecto para los dos. Solo te estaba
diciendo mi sueño de vacaciones de Colorado.
Me reí cuando empujé su brazo.
—Vamos de compras. Necesito comprar ropa y chaquetas, y
bufandas y sombreros. Voy a envolverlos por separado y se los daré a
Connor para Navidad, luego el último regalo será nuestra reserva para
el viaje. Haré que abra sus guantes primero. —Sonreí.
—Vamos a Paragon Sports en Union Square. Tienen las
selecciones más increíbles allí —dijo Mason con entusiasmo.
—Sorprendente. Vámonos.
Denny conducía a Connor hoy por la ciudad, de una reunión a
otra, por lo que Mason y yo tomamos un taxi. Cuando entramos en
Paragon Sports, nos dirigimos directamente al área de esquí. Cuando
estábamos buscando ropa de esquí, mi teléfono empezó a sonar.
Mierda. Era Connor llamando.
—Hola, cariño —contesté.
—Hey, nena. ¿Qué estás haciendo?
—Solo haciendo algunas compras de Navidad con Mason.
—¿Así que, no estás en casa? —Preguntó.
—No, no estaré en casa hasta tarde. ¿Por qué?
—No hay razón. Estoy en mi camino a casa e iba ordenar la cena.
—Mason y yo probablemente comeremos algo mientras estamos
fuera. ¿Por qué no pides una pizza para ti y los niños?
—Lo haré, nena. Te veré más tarde. Disfruta de tus compras. Te
amo.
—También te amo. Adiós, nene.
Apreté el botón de final y miré a Mason.
—Bueno. ¿Dónde estábamos?
Caminamos abrazados por la tienda y escogimos chaquetas de
esquí, pantalones, botas, gorros, cascos, gafas, guantes, polos con
cuellos térmicos, gafas de sol, calcetines de esquí, y un par de suéteres
de lana para Connor. Estaba en el cielo del esquí y muy emocionada.
—¡Elle, ven aquí! Tienes que probarte esta chaqueta de esquí
fucsia. Se verá fabulosa en ti.
Me acerqué, lo tomé de la percha y me lo probé. Mason puso las
manos sobre la boca.
—Sin duda comprarás eso. ¡Se ve increíble en ti, chica!
—Es adorable, ¿no es así? —Sonreí cuando me di la vuelta y me
miré en el espejo.
El vendedor llevó la chaqueta junto con todo lo que estaba
comprando para el registro. Sonreí cuando le entregué mi tarjeta de
crédito.
—¿Connor no consultará la declaración? —Preguntó Mason.
—No vendrá hasta después de Navidad.
El vendedor me dio mi tarjeta y preguntó cuándo quería que todo
fuera entregado.
—Mañana durante el día será bueno.
—Está programada, Señora Black. Será nuestra primera entrega
mañana por la mañana a las nueve.
—Gracias. Por favor, asegúrese de que no sea antes de las nueve,
porque mi marido todavía estará en casa.
Salimos de la tienda y nos dirigimos al restaurante japonés en la
calle para la cena. Cuando llegué casa, encontré a Connor sentado en
su oficina.
—Estoy en casa. —Sonreí.
—¿Cómo estuvieron las compras? —Preguntó mientras extendía
sus brazos.
Me acerqué a él y me senté en su regazo.
—Fue muy divertido.
—¿Dónde están todas tus bolsas?
—Ya que tomamos un taxi, estoy haciendo que todo sea
entregado.
—Buena idea. Así que, ¿qué compraste?
—Solo algunas cosas para los niños, Denny y Dana, Valerie,
Camden y tu padre.
—Bueno, parece que tienes mucho hecho. —Sonrió cuando rozó
sus labios contra los míos.
—¿Los niños duermen? —Pregunté.
—Sip. Estaban agotados.
—Si no te importa, voy a tomar un baño y luego me pondré uno
de los trajes que me compraste. Estamos celebrando los doce días de
Navidad, no te olvides.
—Créeme, es lo único en lo que pensé todo el día. Tengo tu traje
colgado en la puerta. Voy a estar esperándote en la cama cuando salgas
de la bañera.
Besé a mi sexy e inolvidable marido antes de ir arriba y
prepararme para una satisfactoria noche más de placer.
Connor
Traducido por Estrella
Corregido por katiliz94
Me senté en mi oficina, delirantemente feliz de que terminé con
las cosas de Ellery para Navidad. Le iba a encantar lo que le compré.
Casi no podía esperar para ver la expresión de su rostro. Mientras yo
estaba trabajando en algunos contratos, mi teléfono sonó. Era mi
madre.
—Hola, mamá.
—Hola, Connor. Llamo por Navidad. Tú, Ellery, y los niños
vendréis el día de Navidad, ¿verdad?
—Sí, mamá. Al igual que hacemos todos los años.
—Sólo me aseguraba. Quiero a toda mi familia aquí.
—Vas a venir a la fiesta de Navidad de Black Enterprises, ¿no es
así? Valerie me dijo hoy que no lo habías mencionado.
—Sí. Tu padre y yo estaremos allí, cariño. ¿De nuevo, cuándo es?
—Este sábado por la noche a las seis en el Waldorf.
—Está bien. Nos vemos entonces. Da a Ellery y a mis preciosos
nietos grandes besos de mí y tu padre.
—Lo haré, mamá. —Colgué y sonreí, y luego marqué a Ellery.
—Hola, nene. ¿Qué pasa? —respondió ella.
—Hola, cariño. Tenía la esperanza de llevar Collin y Julia a
patinar sobre hielo esta noche.
—¿Sólo tú?
—No. Puedes venir si quieres. —Me reí.
—Déjame ver mi agenda. Espera. Bueno; puedo ir.
—Eres demasiado linda.
—En serio, creo que a los niños les encantaría. Me aseguraré de
que estén listos cuando llegues a casa y nos podamos ir y luego comer
algo después.
—Suena bien. Te amo, Elle.
—Yo también te amo. Adiós.
Por mucho que me encantase el clima cálido y el ir a la casa de la
playa en verano, me encantaba esta época del año, incluso más. Las
luces, los árboles, las decoraciones navideñas, y sólo el hecho de
celebrar me hacía increíblemente feliz. Terminé con los contratos que
estaba buscando, cogí mi abrigo, y me reuní con Denny fuera para ir a
casa.
—¿Cómo estuvo tu día, Connor?
—Fue bueno, Denny. Sabes que me encanta esta época del año —
le dije con una sonrisa en mi cara.
—Sí, sólo por cerca de los últimos ocho años. —Se rió.
—De todos modos, me encanta. Voy a llevar a Ellery y a los niños
a patinar sobre hielo esta noche. ¿Por qué no vienes con nosotros?
—No, gracias. La última vez que fui a patinar sobre hielo, no me
pude mover durante una semana.
—Eso es porque eres un hombre viejo —me reí.
—Más te vale tener cuidado. Te estás acercando a la edad
también. ¿Conseguiste todo lo necesario para Ellery para Navidad?
—Sí, y no puedo esperar.
Llegamos a casa y Denny se subió conmigo a tomar una taza de
café y ver a Ellery y los niños antes de que se fuera a su casa para
pasar la noche.
—Tío Denny —dijo Julia mientras lo abrazaba—. ¿Adivina qué?
Vamos a patinar sobre hielo.
—Lo sé. Tu padre me lo dijo. Tienes que tener cuidado y pasártelo
muy bien.
Collin llegó corriendo a la cocina y se sentó en el regazo de Denny.
—Hola, Connor Junior.
Collin se rió.
—¿Has decidido lo que quieres ser cuando seas grande? —
peguntó.
—Mi papá —respondió Collin.
—Bueno, esperemos que no el Connor antes de Ellery.
—¡Denny! —dije
—¿Qué? No quiero pasar por eso otra vez y, créeme, estaré
alrededor a medida que crezca.
Ellery entró en la cocina, riendo.
—Siempre es un placer verte, Denny —dijo mientras besaba su
mejilla.
***
Nos sentamos en el banco en el Rockefeller Center y ayudé a Julia
a atar sus patines. Ellery ayudó a Collin y, una vez que estuvimos
listos, nos tomamos las manos y los llevé sobre el hielo. Julia patinó
lejos y tomé la otra mano de Collin. Julia era un poco profesional, pero
Collin todavía se tambaleaba. Hacía frío y estaba nevando ligeramente.
Era la noche perfecta.
—¿Te acuerdas de hace años cuando vinimos aquí con Peyton y
Henry y te dije que traeríamos a nuestros hijos aquí un día?
Ellery me miró y sonrió.
—Sí. Lo recuerdo.
—Esta noche me recuerda esa noche, y mira; trajimos a nuestros
hijos.
Se inclinó y me dio un beso suave. Los dos nos reímos cuando
Collin miró hacia nosotros, haciendo una mueca.
—Vamos, mamá —dijo Julia mientras patinaba hacia nosotros y
agarró la mano de Ellery. A medida que patinaban en frente nuestra, no
pude evitar sonreír mientras miraba a mis dos niñas hermosas e
impresionantes.
—Tengo hambre —dijo Julia mientras ella y Ellery patinaban
hacia el carril donde yo estaba sosteniendo a Collin.
—Yo también —dijo Collin.
—Entonces vamos a quitarnos estos patines e ir a comer algo. —
Sonreí.
—Quiero comer en el Shake Shack, papá —anunció Julia.
Ellery se rió porque sabía que yo no era aficionado a ese lugar.
—¿Y qué vas a conseguir allí que no puedas conseguir en otro
lugar, princesa? —le pregunté mientras desataba sus patines.
—Un perrito caliente.
—Puedes conseguir un perrito caliente en cualquier lugar.
—No como esos, papá. Quiero el perrito caliente con la salsa de
queso —sonrió.
Al instante, se me revolvió el estómago. Ellery estaba tratando de
contener la risa mientras quitaba los patines de Collin
—Quiero un perrito caliente también —puntualizó Collin
—Está bien, entonces creo que vamos Shake Shack.
—¡Sí! —Exclamaron los dos niños con emoción.
Ellery puso su brazo alrededor de mí y me dio un beso en la
mejilla.
—Eres un buen padre —se rió.
***
Nos sentamos en una cabina en el Shake Shack y vi como Julia
daba un mordisco a su perrito caliente y la salsa de queso empezaba a
gotearle por la barbilla. Negué con la cabeza mientras le entregaba una
servilleta.
—Oye, papá; pruébalo —dijo mientras sostenía el perrito caliente
hacia mí.
—No, no, Julia. No quiero probarlo.
—Sí, lo haces —sonrió mientras me lo acercaba a la boca.
—Hazlo, papá —Collin se rió.
Mientras la miraba a ella y a la sonrisa en su cara, me di cuenta
de que me recordaba mucho a Ellery. Miré al otro lado de la mesa. Ella
me sonreía porque también estaba recordando el momento en que puso
un perrito caliente en mi cara.
—Bien —le dije mientras tomaba un bocado.
—¡¿No es el mejor, papá?! —Julia sonrió.
—Claro que lo es —dije mientras masticaba el perrito caliente con
la salsa de queso que tan desesperadamente quería escupir.
Ellery
Traducido por Clcbea
Corregido por katiliz94
Abrí los ojos y vi a Connor de pie en el armario, sacando uno de
sus trajes de negocios. Tenía una toalla envuelta alrededor de la cintura
y su cabello estaba mojado. Miré el reloj y vi que eran quince minutos
después de las ocho, me asusté.
—Oh, Dios mío, Connor. ¿Por qué son más de las ocho y no estás
vestido y listo para ir a la oficina? —Volé de la cama al baño—. ¿Cómo
dormí hasta tan tarde?
—Ellery, ¿por qué te estás volviendo loca? Los niños no tienen
escuela hoy, ¿recuerdas? Y yo tengo una reunión en el centro de la
ciudad a las diez emputo. Pensé que era agradable que durmiéramos.
Frenética me lavé los dientes, escuchando lo que estaba diciendo.
Claro, todo sería bueno cualquier día, pero no hoy. ¡Sus regalos de
navidad estarían siendo entregados a las nueve empunto!
Mientras salía del cuarto de baño hacia el armario, Connor e
agarró del brazo y me llevó con él.
—De hecho tengo un poco de tiempo para complacerte —sonrió
cuando sus labios rozaron mi cuello. E aparté.
—No.
—¿No? ¿Qué quiere decir no? ¿Qué sucede contigo?
MIERDA. Tenía que pensar.
—Lo siento, Connor. Es solo que tengo unos calambres realmente
malos y tengo que bajar y tomar algo.
—Estabas muy bien anoche.
—Eso fue anoche. Ahora es por la mañana. Un día diferente y
tengo calambres —dije mientras tiraba de mis pantalones y lanzaba un
suéter.
Corrí fuera de la habitación, por las escaleras hasta la cocina,
donde mi teléfono estaba en el mostrador. Marqué a Denny.
—Buenos días, Ellery.
—Denny, te necesito aquí ahora, y necesito que saques a Connor
fuera del penthouse.
—¿Qué pasa?
—Todos sus regalos de navidad son entregados a las nueve
empunto. Se suponía que se debería haberse ido ya. No sabía que tenía
una reunión a las diez. Por favor, haz algo y sácalo de aquí.
—Cálmate Ellery. Estoy de camino.
Tan pronto como colgué el teléfono, Conor entró en la cocina.
—¿Estabas hablando con alguien? —se sirvió una taza de café.
—Umm. Solo intentaba llamar a Peyton pero no respondió, así
que le dejé un mensaje de voz. ¿Los niños todavía están durmiendo?
—No. Están bajando. ¿Tomaste algo para los calambres?
—Estoy haciendo eso ahora, —contesté mientras caminaba hacia
el armario y sacaba una botella de Motrin.
—Estamos hambrientos mamá —dijo julia mientras Collin
entraba en la cocina y se sentaba en la mesa al lado de Connor.
—El desayuno está apunto y buenos días a los dos.
Collin se levantó de su silla y corrió hacia mí y me dio un abrazo.
—Lo siento, buenos días, mamá.
Miré el reloj de la cocina mientras ponía las cajas de cereales en
la despensa. Eran las ocho y cuarenta y cinco. ¿Dónde estaba Denny?
—Buenos días familia Black —dijo Denny.
Gracias a Dios.
—Denny, llegas temprano.
—Vamos Connor, vámonos.
—No tenemos que salir hasta dentro de cuarenta cinco minutos.
Estoy a punto de tomar el desayuno.
—Esa es la razón por la que estoy temprano aquí. Pensé que tal
vez tú y yo podríamos desayunar juntos esta mañana. Hay un
restaurante en el centro que sirve esos increíbles gofres belgas.
Miré a Connor mientras sorbía su café.
—Una gran idea. Deberíais ir. Hace tiempo ya desde que salisteis
los dos.
—Podemos ir otra vez, Denny. Siéntate y desayuna con nosotros.
Cerré la caja de cereales en el mostrador.
—¡Todo lo que vas a conseguir son cereales, Connor! ¡No voy a
hacer nada más!
El me miró, y entrecerró los ojos, tomó una bocanada de aire.
—Está bien. Vamos, Denny. Vamos a ir a ese restaurante.
Dejé escapar un suspiro de alivio. Connor se levantó del asiento,
se puso la chaqueta, se acercó y me besó la cabeza.
—Que tengas una buen día, nena, y trata de no romper nada
mientras estoy fuera.
En el momento en que subió al ascensor y las puertas se
cerraron, el repartidor se encontraba en la puerta principal y ahí estaba
Mason.
—Oh, gracias a dios —dije mientras empujaba a Mason dentro del
penthouse—. Ve a la cocina y distrae a los niños. Sabes que la
Pequeñita Dile Todo a Papá se lo dirá si ve esto.
—Estoy en ello —sonrió.
Le mostré al hombre que entregara eso en la sala de
almacenamiento pequeña que estaba fuera del vestíbulo y en la parte
trasera del ático. Era una habitación que Connor y yo utilizábamos para
esconder los regalos de los niños. Los manteníamos bajo llave, y yo era
la única que tenía una llave.
Le indiqué que pusiera los regalos allí y luego le di una propina.
—Gracias, Señora Black. Felices fiestas para usted y su familia.
—Felices fiestas para ti también. Gracias.
Cerré la puerta y suspiré de alivio. Solo eran las nueve y cuarto y
yo ya estaba agotada.
***
—Connor va a estar muy emocionado cuando se entere de que
has reservado un viaje para los dos a Colorado —dijo Peyton mientras
se subía la cremallera de un vestido.
—Espero que sí.
—¿Estaréis en nochevieja allí?
—Sí. Estaremos regresando a casa el día de año nuevo. ¿Qué tal
este? —le pregunté mientras sacaba un vestido de coctel rojo Valentino.
—¡Fantástico! Tienes que intentarlo con ese.
—Ojala tú y Enrique pudierais venir a la fiesta en Black
Enterprise, —hice un puchero.
—Ojala. Estaremos volando toda la noche para ir a ver a los
padres de Henry. Pero estaremos en tu casa el día de nochebuena.
Cada nochebuena, Connor y yo teníamos una pequeña reunión
en el penthouse con nuestros amigos más cercanos. Entré en el
probador para probarme el vestido rojo. Cuando salí para mostrárselo a
Peyton, sonrió.
—Perfecto. Te ves muy sexy en él, y Connor estará caminando por
ahí con una erección toda la noche.
—Me encanta. ¿No crees que es demasiado corto, verdad?
—Por supuesto que no. Tienes tetas, Elle. Saca fuera a las bebés,
y si Connor dice algo al respecto, entonces sólo dile que no las tendrá
luego —me reí.
—Bien. Ahora necesito encontrar los zapatos perfectos.
Fuimos de compras durante un par de horas más y luego Peyton
tuvo que ir a casa de Hailey. Cuando bajé del ascensor y entré en la
sala de estar, Mason, Julia y Collin estaban todos jugando al Twister.
—Gracias a dios que estás en casa, —dijo Mason, mirándome
como si estuviera agonizando. Se soltó y se bajó de la colchoneta.
—Hey, no hemos terminado todavía —dijo Julia.
—Princesa, estas matando al tío Mason. Solo puedo doblarme y
retorcerme por ahora.
Ella se rió.
—Ven arriba conmigo. Tengo que enseñarte el vestido que
compré para la fiesta de la oficina. Julia, Collin ¿por qué no jugáis los
dos a algún videojuego?
Julia tomó la mano de Collin y lo condujo hacia arriba.
—Está bien, mamá.
Mason me siguió hasta el dormitorio cuando levanté la bolsa de
plástico del vestido. Silbó.
—Ese vestido es fabuloso. Ah y es un Valentio. ¿Zapatos?
—Por supuesto que me compré unos zapatos. —Sonreí cuando
tomé los tacones Manolo rojos de la caja.
—Perfecto, Elle ¡simplemente perfecto! Connor va a estar
encantado. Excepto que puede decir algo sobre que el vestido es de
corte muy bajo.
—No dirá nada. Lo sabe mejor. Creo.
Mason se rió me dio un beso en la mejilla, y fue a buscar a los
niños. Colgué mi vestido en el armario y suspiré, porque sabía que
Connor iba a tener un problema con él.
Connor
Traducido SOS por Clcbea
Corregido por katiliz94
—Nunca me dijiste si encontraste un vestido para la fiesta —dije
mientras corría a su lado en la cinta.
—¿Por qué estás pensando en eso?
—¿Por qué no? Normalmente, me enseñas si has comprado algo y
no me has mostrado nada. La fiesta es mañana por la noche.
—Compré un vestido —ella sonrió mientras me miraba.
—¿Por qué no me lo has enseñado todavía?
—Porque es una sorpresa. Quiero sorprenderte con él. —Algo no
estaba bien con su respuesta.
—¿Voy a tener un problema con el vestido?
—¿Por qué lo preguntas?
—Porque por lo general, siempre me muestras cuando lo
compras.
—Maldita sea, Connor. Es una sorpresa. ¿No puedo sorprender a
mi marido?
Suspiré. Ya sabía que estaba ocultando algo y mejor me
prepararía para cuando lo viera en ella. Ellery se bajó de la cinta y se
acercó a la máquina de peso. La seguí detrás, limpiándome la cara con
una toalla. Me subí a la maquina junto con ella.
—Nena, sé que estás ocultando algo.
—Déjalo, Black. No estoy escondiendo nada. Quiero sorprenderte,
pero si no puedes manejarlo entonces supongo que no iré.
Oh dios, cuando ella hablaba así, es que hablaba en serio.
Suspiré mientras le dije que el tema estaba olvidado y se fue a los
vestidores. Saqué mi teléfono del bolsillo y llamé a Peyton.
—Hey, Connor. ¿Qué pasa?
—Tú estabas con Ellery cuando compró su vestido para la fiesta.
¿Verdad?
—Sí —se rió.
—Ella no lo mostrará, ¿tengo que estar preocupado?
—Es precioso, Connor. Probablemente sólo quiere sorprenderte.
Estoy entendiendo por tu llamada que los dos estáis discutiendo sobre
ello.
—Yo no lo llamaría discutiendo, pero ella no quiere hablar sobre
ello.
—Connor, prepárate para el terror de estar y caminar toda la
noche con una erección. Va a tomar mucha restricción para que puedas
mantener las manos quietas.
—Genial. Gracias, Peyton.
Ella se rió mientras colgaba.
Caminé de regreso al área principal del gimnasio a la máquina de
pesas donde estaba Ellery. Me incliné y la besé.
—¿Estás enfadada conmigo?
—No. —Ella sonrió.
—Entonces muéstramelo.
Se detuvo y me miró.
—¿Eh?
—Muéstrame que no estas enfadada conmigo.
—¿Dónde? —Ella me miró.
—Baño turco.
—Hace demasiado calor dentro.
—Bañera de hidromasajes.
—Si fuera nuestra bien, pero es un jacuzzi público.
—¿Cuál es el punto? Imagínate los chorros, Ellery —sonreí.
Las comisuras de sus labios se curvaron.
—Bien. El jacuzzi será.
Se levantó y se dirigió a la habitación donde estaba la bañera de
hidromasaje. Le dije al personal del gimnasio que queríamos estar solos
y no se le permitió a nadie entrar allí.
***
Después de salir de gimnasio, Ellery y yo pasaos el resto del día
terminando las compras de navidad. Entramos en Apple Store para
comprar el IPad que Julia quería desesperadamente.
—Tenemos un problema, —dijo Ellery.
—¿Qué? —pregunté mientras estaba buscando entre los IPads.
—No hay ninguna carcasa de Hello Kitty.
—No hay problema, cariño. Encontraremos uno.
Mientras esperaba al vendedor para obtener el IPad y salir fuera,
me detuve en las carcasas de Hello Kitty de mi teléfono y nadie parecía
tenerlos a la venta. Estaba confundido porque era Hello Kitty. El
vendedor me entregó la bolsa y le preguntamos por las carcasas.
—Tuvimos algunas y se agotaron el día en que entraron. Es una
carcasa bastante popular este año. Viendo que los padres están
comprando a sus niños IPads a una edad más joven y las niñas más
pequeñas están con Hello Kitty, buena suerte tratando de encontrar
una.
Ellery me miró son “la mirada.”
—Bueno no es mi culpa que no lo tengan —dije mientras
caminábamos fuera de la tienda.
—Sí, lo es. Te dije hace un mes que iba a ir a comprársela cuando
las palabras exactas que soltaste fueron: Oh no, Elle. Yo cogeré uno
para nuestra princesa. Tú ya haces lo suficiente. No te preocupes. Yo
me encargo de ella. Bueno, aquí estamos ahora porque nunca lo hiciste.
—Siempre tengo la culpa, Elle. Siempre mi culpa.
—No lo niegues. Es tu culpa.
—No te preocupes, nena. Encontraré a nuestra hija una carcasa
de Hello Kitty para el IPad.
Estaba cabreada. No era como si lo hubiera olvidado. Sólo pensé
que no sería un problema. Ellery comprobó su teléfono y dijo que FAO
Schwartz tenía algunos a la venta, así que nos dirigimos allí. El lugar
era una casa de locos. Una semana antes de navidad y juro que toda la
ciudad de Nueva York fue a esa tienda. Nos dirigimos al área que vendía
las cubiertas del IPad y le pedimos a la muchacha de la venta si tenía
alguna.
—Oh, lo siento. Esa señora que acaba de salir compró la último.
Ellery corrió y se encontró con ella.
—Disculpe señora.
—Sí —dijo la señora, se dio la vuelta y se puso frente a nosotros.
—Queremos la carcasa del IPad. —Ellery sonrió.
La mujer agarró con fuerza su bolso contra su pecho.
—Estás loca. ¿Sabes lo difícil que son de encontrar? No hay
manera. Mi hijo ha estado esperando esto todo el año.
—Mi hija también lo quiere —espetó Ellery.
—Disculpe, —interrumpí—. Lo que mi esposa está intentando
decir es que nos gustaría comprárselo. Le pagaré el doble de lo que
costaba.
Ella me miró y luego a Ellery.
—Lo siento pero no. No decepcionaré a mi hijo en Navidad.
¿Hijo? ¿Acababa de decir hijo?
—¿Hijo? ¿Quiere decir que su hijo quiere una carcasa de Hello
Kitty? Y además es rosa, —dijo Ellery.
Ella iba a arruinar nuestra oportunidad, así que necesitaba tomar
el control. Puse mi brazo alrededor de la mujer y la acompañé
lentamente lejos de Ellery.
—Escuche, mi hija tiene siete años y está esperando esta carcasa
de Hello Kitty para su nuevo IPad. ¿Qué tal si hacemos esto? Le ofreceré
cien dólares por su carcasa. —Ella me miró de arriba abajo.
—Si lo quiere con tanta desesperación, entonces le costará
trescientos dólares. Es una mercancía caliente, ya sabe.
Saqué mi billetera.
—Bien aquí tiene. Trescientos dólares.
—Gracias. —Ella sonrió mientras me entregaba la bolsa.
—Feliz navidad.
Ellery se acercó a mí y negó con la cabeza.
—¿Cuánto?
—Trescientos.
—¿Has aprendido la lección? —preguntó con una sonrisa.
Suspiré y me alejé.
***
Llegamos a casa y Mason se fue. Entré en la sala de estar y
encontré a Julia sentada delante del árbol, mirándolo.
—¿Qué estás haciendo princesa? —pregunté cuando me senté a
su lado.
—Solo pensar.
—¿En qué?
—Esa chica con la que me reuní hoy en la cafetería a la que el tío
Mason nos llevó a Collin y a mí.
—¿Qué pasa con ella?
—Ella estaba coloreando en una de las mesas y me acerqué y me
senté frente a ella y le dije que coloreaba bien. Ella me dijo que su
madre era la señora detrás del mostrador y que hacía el café. Le
pregunté qué iba a recibir por navidad y dijo que nada porque no podía
permitírselo. Ella dijo que su mamá le prometió que tan pronto como
obtuviera sus horas extras en enero, le compraría algo muy bonito.
Puse mi brazo alrededor de ella.
—Princesa, eso es triste.
—Papá quiero hacer algo por ella y su mamá para navidad. No es
justo.
—Yo sé que no lo es, princesa, y es muy amable de tu parte que
quieras ayudarlos. Te diré que... déjame pensar en esto por un día y lo
descurtiremos, ¿vale?
—Está bien papá —sonrió mientras me abrazaba—. Oh, por
cierto, no creo que quiera esa carcasa de Hello Kitty más. Es posible
que quiera algo diferente.
Apreté a mi pequeña un poco demasiado mientras apretaba los
dientes.
—Ay, papá. Me apretaste demasiado.
—Lo siento princesa.
***
Después de terminar algún trabajo en mi oficina, me fui arriba,
comprobé para asegurarme que los niños estaban durmiendo, y luego
me dirigí al dormitorio, donde Ellery estaba tomando un baño de
burbujas en el baño principal.
—Así que tu hija me dijo que cree que no quiere la carcasa de
Hello Kitty del IPad más, —le dije mientras me desabrochaba la camisa.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Dijo que puede querer algo diferente.
—Bueno, eso es una lástima. Es una semana antes de Navidad y
simplemente no puede cambiar de opinión así especialmente desde que
su muy ruinoso padre le dio a alguna mujer trescientos dólares por
una.
—Estoy de acuerdo, Ellery. Estoy totalmente de acuerdo. Ahora,
quiero que te pongas esto esta noche. —Sonreí mientras levantaba la
lencería y después la colgaba en el pomo de la puerta del cuarto de
baño.
Ellery
Traducido SOS por Clcbea
Corregido por katiliz94
Me di la vuelta y sonreí mientras veía a Connor dormir
plácidamente. Tranquilamente me levanté de la cama, me puse la bata,
y bajé a la cocina. Eran las 7 a.m. y los niños estaban todavía
durmiendo. Si me apuraba, podría conseguir al menos una taza de café
sobre la mesa antes de que se despertaran. Empecé con una taza y
mientras se hacía, Connor entró, cargando a Collin. Ahí va mi taza de
café, pensé.
—Buenos días, mis dulces hombres. —Sonreí mientras los
besaba.
—Buenos días, nena.
—Hola mamá.
—¿Dónde está Julia? —pregunté.
—Todavía está durmiendo —respondió Connor.
Puso a Collin abajo y le dijo que fuera a la sala de estar a jugar y
que nosotros lo llamaríamos cuando el desayuno estuviera listo.
—Ve a sentarte. Hoy yo haré el desayuno —dijo.
—¿Estás seguro? Yo puedo hacerlo.
El café se terminó de hacer y Connor vertió un poco en una taza,
me la entregó, y luego me besó en la frente.
—Ve a sentarte y relájate. ¿Está listo todo para la fiesta de esta
noche?
—Creo que sí. Roger va a venir a las tres para peinarme y
maquillarme. Tengo mi vestido, los zapatos, y mis joyas. Así que sí,
estoy lista. —Sonreí.
—Sobre ese vestido. ¿Crees que podría verlo? Por favor Ellery, por
favor.
Él me estaba volviendo loca por el vestido. Estaba
endemoniadamente preocupada por lucir demasiado sexy en él y que
otros hombres me mirasen; los hombres que trabajaban para él. ¿De
verdad creía que sus empleados eran tan estúpidos?
—Bien, Connor. Iré a probármelo por ti en un momento, —le dije
mientras me levantaba de la silla.
—¿En serio?
—Sí, de verdad.
Caminé arriba y saqué el vestido de la parte posterior del armario.
Me deslicé en él y me puse los zapatos. Cuando entré en la cocina, Julia
estaba sentada en la mesa y me miró.
—Mamá te ves hermosa.
Connor se dio la vuelta y su boca cayó.
—Oh, infiernos no, Ellery.
—¿No qué papá? ¿No se ve mamá hermosa?
—Sí, lo hace, princesa. Demasiado hermosa. Ahora ve fuera. Diré
a Mason que venga a cuidar a los niños y te llevaré a comprar un
vestido nuevo. Podemos coger uno negro.
Pensarías que mi marido lo sabría mejor, pero obviamente todavía
no había aprendido después de todo estos años.
—No hay necesidad de que me lleves. Tú te quedas con los niños
y yo iré, —le dije mientras me daba la vuelta y me iba arriba. Unos
momentos más tarde, Connor entró en el dormitorio.
—¿Estas enfadada conmigo, Ellery? Es solo que el vestido tiene
un corte demasiado bajo, y con tus increíbles tetas y tu cuerpo perfecto,
la gente estará mirándote y será muy incómodo.
Oh, él no sabía lo incómodo que iba a estar sintiéndose.
—Entiendo Connor, —dije mientras me deslizaba en los
pantalones vaqueros y una camisa.
—¿En serio? —preguntó con confusión.
—Sip, ahora si me disculpas, tengo que terminar de prepararme
para poder llegar a tiempo a la tienda antes de que abran.
—Iré contigo. Realmente quiero.
—No hay necesidad. Tú y los niños. Estaré de vuelta antes de que
lo sepas. —Sonreí mientras besaba sus labios.
Salió de la habitación y marqué a Peyton.
—Buenos días, Elle.
—Buenos días. He intentado ese vestido para Connor. Tuvo un
ataque y me dijo que no lo llevara. ¿Puedes reunirte conmigo en una
hora abajo?
—¿Por qué vas a bajar a la ciudad?
—Hay un par de tiendas Vintage que quiero ir a ver.
—¡Oh, que divertido! Sé lo que estás haciendo y me encanta. ¡Nos
vemos en una hora!
Después de colgar, me fijé el pelo y me puse maquillaje. Cuando
entré en la cocina, Collin, Connor y Julia estaban todos sentados en la
mesa.
—Me voy, mis pequeños chiquillos —dije mientras daba a Julia y
a Collin un beso de despedida—. Volveré en un rato —dije mientras
salía.
—Disculpa, pero ¿dónde está mi beso? —dijo Connor.
—Tú no tienes uno. —Sonreí.
Cuando me volví para salir, oí una risita de Julia y dijo—: Uh oh,
creo que papá está en problemas.
***
Peyton y yo estábamos buscando a través de los bastidores de los
vestidos y, para mi sorpresa, en realidad no tenían nada.
—No creo que vayas a encontrar el feo perfecto vestido aquí —dijo
Peyton.
—Creo que tienes razón. Vamos a intentar en otro lugar.
Salimos de la tienda y caminamos por la calle. Nos encontramos
con una tienda del ejército de salvación.
—¡Perfecto! —Peyton sonrió cuando me agarró la mano y nos
fuimos dentro.
Empezó por un estante de vestidos y yo empecé con otro. Luego
encontré el vestido. El vestido perfecto para Connor.
—¡Peyton, mira! —exclamé mientras sostenía el largo vestido de
flores marrón y amarillo con un gran cuello y botones.
—Dios, ese vestido es horrible, sobre ti, se verá incluso peor.
Pobre Connor; uno pensaría que el ya sabría no mear sobre ti y dejar de
ser tan controlador.
—Supongo que va a aprender esta noche ¿No es así? —le sonreí.
Como no comí, Peyton y yo tomamos el almuerzo antes de ir a casa—.
Gracias por reunirte conmigo, —dije.
—De nada. No me habría perdido esto por nada del mundo.
Asegúrate de grabar la reacción de Connor y enviármela.
—Lo haré.
—Diviértete esta noche en ese sexy vestido rojo tuyo.
—Esa es mi intención —sonreí.
Cuando llegué de vuelta al penthouse, Connor salió caminando de
su oficina cuando oyó la puerta del ascensor abrirse.
—Por lo que veo encontraste algo —dijo.
—Lo hice y prometí que te gustaría.
—¿Puedo verlo? —preguntó.
—En serio Connor, este vestido es realmente increíble y te juro
que no estoy intentado ocultártelo pero de verdad quiero que me veas
en él después de que me peine y me maquille. Estoy muy
entusiasmada. Ojalá hubiera visto este antes de comprar el otro.
Se acercó a mí y puso sus manos en mis caderas.
—Eso me hace muy feliz, que encontraras el que más te guste y
que sabes que me gustará.
—Te encantará este vestido, nene. —Sonreí mientras rodaba sus
labios con los míos.
—Bueno; no puedo esperar a verlo en ti.
Ah, yo tampoco puedo esperar hasta verme en él tampoco. Sonreí
mientras llevaba el vestido arriba.
***
Estaba en mi habitación cuando Connor trajo a Roger arriba.
—Hola, Roger. —Me sonrió cuando me acerqué y le di un beso.
—¿Estás lista para lucir fabulosa para tu fiesta? —preguntó.
—Claro que lo estoy.
Connor salió de la habitación y cerró la puerta.
—Tengo que ver lo que llevas puesto para que pueda coordinar el
pelo y el maquillaje.
Él acerqué al armario y saqué el vestido que compré en el ejército
de salvación.
—Voy a usar esto esta noche.
Una mirada de horror se extendió por su rostro.
—Eso ni siquiera es gracioso, Elle.
—Este es el vestido que Connor piensa que estoy usando, pero
este es el vestido real que voy a llevar, —dije mientras sacaba el
Valentino rojo.
Roger se puso las manos en la boca.
—¡Es increíble! Tengo el peinado perfecto para ese vestido. —Le
tomó un momento y luego ladeó la cabeza—. Espera, déjame adivinar.
Connor dijo que no ibas a usar ese porque era demasiado sexy.
—¡Y el precio es para el fenomenal artista del cabello y el
maquillaje!
—Uf, Elle. ¿Así que no ha visto ese horrible vestido todavía?
Porque puedo garantizarte que no va a dejarte que te lo pongas.
—No, no lo ha visto, y le he dicho que era una sorpresa total y
que se lo iba a encantar.
—Me encanta tu forma de pensar. Venga; vamos a empezar con
tu pelo.
Cuando estábamos en el cuarto de baño y Roger estaba
terminando mi pelo, Maso entró.
—Hola hermosa reina. Hola Roger. —Dijo mientras nos besaba a
los dos—. Papá sexy dijo que estabas aquí haciéndote el pelo y el
maquillaje.
—Ve a mi armario y saca el vestido con el bolso negro en él —dije.
Roger comenzó a reír.
—¿Qué coño es esto? —Dijo Mason mientras levantaba la bolsa.
—El nuevo vestido que estoy usando esta noche —sonreí.
—Papá sexy tenía un problema con el Valentino, ¿no?
—Lo tuvo. Así que salí esta mañana y encontré algo más
apropiado.
—Cariño, ni siquiera creo que este vestido sea apropiado para
una persona sin hogar.
—Exactamente —dijo Roger.
—Bueno, por mi parte, no puedo esperar a escuchar los gritos
una vez que te lo pongas. Estaré abajo con el príncipe y la princesa.
Llámame si me necesitas.
Roger se rió cuando empezó mi maquillaje.
Poco después, Connor se acercó y agarró su esmoquin del
armario.
—Te ves hermosa, Ellery.
Sonrió mientras Roger daba los toques finales a mis ojos.
—No puedo esperar a verte con el vestido.
Roger casi rompió a reír hasta que le di un golpe en la pierna.
—Voy a ir a cambiarme a la otra habitación. Llámame cuando
estés vestida.
—Oh, lo haré, nene. No te preocupes.
—Estás lista. ¿Qué te parece? —preguntó Roger.
—Increíble. Este look es perfecto para mi vestido rojo, gracias,
Roger.
—De nada, Elle. Estaré abajo con Mason, a la más esperada
reacción de la tarde.
Suspiré.
—Deséame suerte.
Salió de la habitación y me metí en el vestido feo. Cuando me
miré en el espejo, sacudí la cabeza con incredulidad y deslicé mis pies
en un par de zapatos viejos de color marrón que tenía. Ni siquiera sé
por qué los guardaba. Eran tan feos como el vestido. Unos momentos
más tarde, Connor llamó suavemente a la puerta.
—¿Ellery, estas vestida?
—Claro que lo estoy. Adelante.
Sonreí cuando me enfrenté al espejo. La puerta se abrió y Connor
entró.
—¿Qué coño te has puesto? —dijo con la voz elevada.
—¿Qué? ¿No te gusta este? —le dije en tono triste.
—Ellery, ¿qué demonios estás haciendo o tratando de hacer? Ese
es el vestido más feo que he visto en mi vida y no hay manera de que
uses algo así.
—Entonces, ¿qué estás diciendo Connor? ¿Estás diciendo que me
veo horrible en este vestido?
—¡Sí! Eso es exactamente que lo que estoy diciendo. Ahora toma
eso y cámbiate por algo más. No vas a salir de esta casa en eso.
Me acerqué a él y presioné mi dedo en su pecho.
—Yo llevo este vestido y si no te gusta, entonces puedes ir a tu
fiesta de empresa y explicarles a todos tus invitados porqué tu amorosa
esposa no está a tu lado; especialmente a tu familia.
Salí de la habitación con una pequeña sonrisa en la cara. Cuando
entré en la sala de estar, Mason y Roger se echaron a reír.
—Mamá ese vestido es feo. ¿Dónde está ese rojo que tenías esta
mañana?
—Oh, dios mío Elle —rió Mason.
—Creo que te ves bonita, mamá —dijo Collin mientras envolvía
sus brazos alrededor de mí.
—Gracias, Collin.
—Ellery, ¿podrías venir arriba? —dijo Connor desde atrás.
—Lo siento Connor pero Denny estará aquí en un minuto y no
tenemos tiempo para discusiones. Así que date prisa y termina de
prepararte para que podamos salir. No me gustaría que el dueño de
Black Enterprise llegara tarde a su propia fiesta.
Entré en la cocina y Connor seguía detrás. Él me recogió y me tiró
encima del hombro.
—¡Connor! Ponme abajo.
—Estás forzando mi mano en esto, Ellery.
Él me llevó por las escaleras y, una vez que llegamos a la
habitación, pateó la puerta y la cerró detrás de él y me puso en la cama.
Entró en el armario y sacó el vestido rojo.
—Ponte esto. Has hecho tu punto. Pido disculpas.
Me senté allí y arqueé una ceja.
—Estoy enfadada contigo, realmente lo estoy, para ser honestos,
no sé cuánto seguiré enfadad.
Me levanté de la cama, agarré el vestido de su mano, y entré en el
cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de mí. Una vez que me había
cambiado, me acerqué a mi joyero y me puse la joyería que iba con mi
vestido. Podía sentir los ojos de Connor mirándome.
—Tenemos que irnos —dijo mientras se ponía el abrigo.
Cuando entré en la planta baja, les di un beso de despedida a mis
hijos y les dije que fueran buenos con Mason.
—Ese es mejor, mamá. Te ves como una princesa —dijo Julia.
—Gracias, mi amor. Sed buenos con el tío Mason y os veré
mañana. No olvidéis que pasaremos la noche en el hotel.
—Lo sé. Divertíos.
Entré en el ascensor y dejé que las puertas se cerraran, mientras
Connor estaba despidiéndose de los niños. Denny estaba esperándonos
con la puerta de la limusina abierta.
—Déjame adivinar. Tú y Connor estáis discutiendo —suspiró.
—Sí, y es todo por este vestido.
—Así que nada nuevo, entonces. —Contestó.
Connor se subió a mi lado y cerró la puerta.
—Gracias por irte sin mí. ¿Es así como va a ser toda la noche?
—¿Cuántos años llevamos juntos? ¿Cuantas veces has intentado
que dejara de usar algo y cuantas veces has fallado? Hemos hablado de
esto antes, así que por favor déjame en paz y no creo que estés
recibiendo sexo durante mucho tipo, señor. —Suspiró.
—Está bien, Ellery. Si es así como lo quieres entonces está bien.
Llegamos a Waldorf y Connor hizo sus rondas. Seguí su mirada
capturándome desde el otro lado de la habitación. Después de comer la
cena, una canción lenta comenzó a sonar y el padre de Connor me
invitó a bailar. Mientras estábamos bailando, Connor se acercó.
—Disculpa papá. ¿Te importa si bailo con mi increíblemente bella
esposa?
—Por supuesto que no hijo.
Connor tomó mi mano y puso su otra mano alrededor de mi
cintura.
—Sabes cómo me enciendo cuando pretendes estar enfadada
conmigo.
—¿Quién dice que estoy fingiendo?
—Oh, usted, señora Black. Entre las burlas y este vestido, he
estado duro toda la noche, y creo que necesitamos acercarnos a la
habitación poco a poco y hacer algo al respecto.
Inclinó sus labios muy cerca de mi oído y susurró—: Necesito
follarte.
Su cálido aliento en mi cuello envió escalofríos por todo mi
cuerpo.
—¿A qué estás esperando? —susurré.
Él sonrió mientras tomaba mi mano y tomó el ascensor hasta
nuestra suite, apenas llegué a la cama antes de que él estuviera dentro
de mí.
Connor
Traducido por Johaqc
Corregido por katiliz94
Mientras estaba allí y veía a Ellery dormir, no podía parar de
pensar en cuánto la amaba y cuán emocionada iba a estar con su
regalo de navidad. La fiesta de anoche fue excelente y todo terminó
mejor de lo que había planeado. Todos pasaron un buen rato y
estuvieron entusiasmados con las bonificaciones que di este año. Ellery
abrió sus ojos mientras yo acariciaba su hermoso cabello rubio.
—Buenos días. —Sonrió.
—Buenos días. —Me incliné y suavemente rocé mis labios contra
los suyos.
—Me muero de hambre.
—Ya pedí servicio a la habitación. Estará aquí en más o menos
treinta minutos.
—Gracias.
—De nada, mi amor. Así que, hay algo de lo que necesito hablar
contigo.
Ellery salió de la cama y entró en baño.
—¿De qué se trata?
—Algo que Julia me dijo el otro día sobre una pequeña niña que
conoció en la cafetería.
—¿Qué te dijo? —Preguntó Ellery mientras se ponía su bata.
—Servicio a la habitación —escuchamos mientras alguien
llamaba a la puerta.
—No dejes ir esa idea —dije mientras tiraba del pantalón del
pijama y abría la puerta.
—Ahí están, Señor y Señora Black. Disfruten su desayuno.
—Gracias. —Sonreí mientras le daba propina.
Me senté en la mesa frente a Ellery y procedí a contarle acerca de
la pequeña niña de la cafetería.
—Eso es muy triste, Connor. ¿Qué estás pensando hacer?
—No lo sé. No puedo solo acercarme a ella y darle un cheque.
Sabes cuán rara se pone la gente con ese tipo de cosas. Llamaré al
dueño mañana cuando llegue a la oficina en la mañana.
—Ya que los niños están fuera de la escuela por las vacaciones de
navidad, llevaré a Julia a la cafetería mañana en la mañana y puede
mostrarme a la madre de la niña.
—Excelente idea, Elle. Averiguas su nombre y luego me llamas.
Mi teléfono comenzó a sonar. Era Mason llamando.
—Es Mason —dije mientras miraba a Ellery—. Hola.
—Hola, papá.
Puse la llamada en altavoz.
—Hola, princesa.
—Estaba pensando mucho en algo y necesitaba llamarte.
¿Recuerdas cómo te dije eso que no hay Papá Noel?
Me congelé y miré a Ellery. Sus ojos se ensancharon y sacudió su
cabeza.
—Sí, princesa. Lo recuerdo.
—Cambié de opinión. Sí creo en Papá Noel y sé que él les traerá a
esa chica de la cafetería y a su mamá algo realmente grande para
navidad.
—Eso es estupendo. ¿Qué te hizo cambiar de opinión? —
Pregunté.
—Yo y el tío Mason tuvimos una larga charla anoche y me contó
toda clase de cosas sobre Papá Noel y luego miramos un documental
sobre él.
Sonreí mientras miraba a Ellery.
—Eso es maravilloso, Julia. Iremos a casa en un rato y puedes
contarme todo sobre eso.
—Adiós, papá. Te veo pronto. —Clic.
Dejé el teléfono en la mesa y Ellery entrecerró sus ojos hacia mí.
—Julia te dijo que no creía en Papá Noel ¿y no me lo dijiste?
—No quería molestarte y me prometió que no le diría nada a
Collin.
—Oh sí, porque es seguro confiar en la palabra de un niño de
siete años.
—Nena, escúchame. Ella cree otra vez, gracias a Mason. Ahora
ven aquí y siéntate en mi regazo.
Envolvió sus brazos alrededor de mí y sonrió mientras besaba sus
labios.
—Falta una semana para navidad y, si eres una buena chica,
Santa puede traerte un montón de regalos.
—Así que eso significa que no puedo ser traviesa, entonces. —
Sonrió.
—Puedes ser tan traviesa como quieras ser conmigo. Hay
excepciones.
—Me gustan las excepciones —dijo mientras mordía mi labio
inferior.
No hace falta decir que llegamos un poco tarde a casa.
***
Tan pronto como llegamos de nuevo al penthouse, les dimos a
nuestros hijos bastantes abrazos y besos y luego Julia y Ellery fueron
arriba. Collin vino conmigo a mi oficina.
—¿Estás emocionado por la navidad? —Pregunté.
—Sí —contestó Collin mientras desplazaba su camión de
bomberos sobre el suelo.
Sonreí mientras tomaba asiento en mi escritorio y abría el cajón.
—¡Oh mierda! —exclamé mientras sacaba los boletos que había
comprado para El Cascanueces, el cual era está noche.
—Papá, dijiste una mala palabra.
—Lo siento, Collin. No se lo digas a tu madre.
Se rió con nerviosismo.
—Vamos, Collin. Necesitamos hablar con mamá —dije mientras
cogía su mano.
Subimos las escaleras y entramos en la habitación, donde Ellery
estaba desempacando nuestra maleta de anoche.
—Tengo una sorpresa para vosotras.
—Amo las sorpresas, papá. —Sonrió Julia.
Ellery se dio la vuelta y me miró.
—¿Qué clase de sorpresa?
—Vamos a ir a ver el Ballet del Cascanueces esta noche. —Sonreí.
Julia colocó sus pequeñas manos sobre su boca y gritó.
—¡Oh dios mío, papá! Estoy muy emocionada.
—¿Esta noche, Connor? —Preguntó Ellery.
Sostuve los cuatro boletos que tenía en mi mano.
—Sí. Olvidé un poco que era esta noche.
—¡Connor!
—Lo sé, nena. Lo siento. Con las vacaciones y la fiesta y las
compras, lo olvidé.
—Papá dijo “mierda” —soltó Collin.
—¡Connor!
—Gracias, amigo.
Se río con nerviosismo.
—Así que aquí está el plan. Primero la cena, luego El
Cascanueces. Así que sugiero que todo el mundo empiece a alistarse
ahora mismo.
—Mamá, ¿puedo usar mi vestido de navidad? —Preguntó Julia
entusiasmadamente.
—Sí. Ve a cambiarte y luego arreglaré tu cabello. Lleva a tu
hermano a su cuarto y estaré allí en unos minutos.
Los dos salieron de la habitación y Ellery se quedó allí con los
brazos cruzados, dando golpecitos con el pie.
—Sé que estabas planeando hacer nada más que pasar una tarde
tranquila en casa, pero esto será divertido. Viste lo emocionada que
estaba Julia.
—Tienes razón. Será divertido. Sólo deseo que me lo hubieras
dicho más temprano; más o menos cuando compraste los boletos
primero.
Me acerqué a ella y agarré sus caderas.
—Te amo, Señora Black y lo siento.
—También te amo, Señor Black. Ahora creo que me pondré el
vestido de anoche. —Sonrió.
—No lo creo. Recuerda, derramaste aderezo de ensalada en él.
—Demonios —guiñó un ojo.
Llamé a reservaciones para una cena antes de ir al teatro. Era en
momentos como esos cuando ser uno de los hombres más influyentes
en la ciudad de New York era muy útil. Ellos estaban llenos hasta que
les dije quién era yo. Inmediatamente, tenían una mesa esquinera para
mi familia. Sabía que a los niños no les gustaría la comida en el menú,
así que hice un pedido especial de palitos de pollo y patatas fritas.
Estuvieron más que felices de alojarnos.
Ellery se sobrepuso en tiempo récord y arregló el cabello de Julia.
Ayudé a Collin a alistarse y Denny llegó para llevarnos.
—¿Cómo me veo, papá? —Preguntó Julia mientras se daba la
vuelta.
—Como una verdadera princesa. —Sonreí.
Ellery besó mi mejilla mientras nos metíamos en el ascensor.
—¿Para qué es eso? —Pregunté.
—Para esta noche.
Sonreí mientras tomaba su mano.
Tuvimos primero la cena y los niños estuvieron felices con sus
palitos de pollo. Julia completa hablaba de como no podía esperar para
ver a las hermosas chicas en el escenario de baile en sus lindos trajes
de ballet. Cuando llegamos al teatro, y antes de dirigirnos a nuestros
asientos, Julia localizó la tienda de regalos.
—Papá, la tienda de regalos. ¡Vamos! —Dijo mientras agarraba mi
mano y me tiraba.
Caminó hacia donde estaban las tiaras. Creí que ella iba a
explotar.
—Mira cuan hermosa es esta. —Sonreía mientras levantaba una
tiara—. Quiero esta.
—Pero ya está llegando la navidad, princesa.
—No me importa. Soy una princesa y necesito esta tiara.
Ellery me miró y sonrió.
—Así se hace, papá.
—No hay nada de malo en comprarla. Después de todo, estamos
en el ballet. Los niños deben tener recuerdos.
Collin señaló un cascanueces y dijo que lo quería.
—Mira; él quería un cascanueces, ella quería una tiara, ¿y qué
quieres tú? —Sonreí.
—Estoy bien, Connor.
Cogí la tiara de Julia y el cascanueces de Collin y los lleve hasta
la registradora. Una vez estuvimos sentados, coloqué la tiara en la
cabeza de Julia.
—Oficialmente te corono mi princesa. —Sonreí mientras le daba
un golpecito en la nariz. Ellery me miró y puso los ojos en blanco, y no
pude evitar soltar una risita.
El Cascanueces estuvo tan grandioso como la primera vez que lo
vi. A Julia le encantó y Collin se quedó dormido. Tuvimos una
maravillosa noche familiar sin accidentes y no podía haber estado más
feliz.
Ellery
Traducido por Clcbea
Corregido por katiliz94
Connor fue a la oficina y Mason se llevó a Collin por un día,
mientras que Julia y yo salimos. Nuestra primera parada iba a ser la
cafetería.
Caminábamos por la puerta y se quedó en la línea de tiempo.
—Mamá, allí está esa niña. Voy a sentarme con ella. ¿Vale?
—Está bien, Julia. Quédate donde pueda verte.
La miré mientras ella iba y se sentaba frente a la niña cuando me
acerqué al mostrador, la joven mujer me saludó con una cálida sonrisa.
—¿Es esa su hija pequeña sentada en la mesa? —pregunté.
—Sí, —respondió ella vacilante.
—Lo siento. Es solo mi hija, Julia. Está sentada allí con ella y me
preguntaba si le parece bien que les compre un chocolate caliente. Soy
Ellery Black.
—Hola, soy Jamie. Ella estaba aquí el otro día con…
—Su hermano y su niñera —contesté.
—Si eso es correcto. Lexi estaba diciendo lo linda que era ella.
—Tomaré un café con leche de soja y dos chocolates calientes.
—Marchando. —Ella sonrió.
—Gracias. —Llevé el café y los dos chocolates calientes a la mesa
donde estaban las niñas sentadas—. Uno para ti, Julia, y uno para tu
amiga. —Me sonrió.
—Gracias, mamá. Esta es Lexi.
—Encantada de conocerte, Lexi.
—Es un placer también conocer a la madre de Julia.
Mientras tomaba asiento en la mesa junto a las chicas, Jamie se
acercó y se sentó frente a mí.
—Fue muy amable de su parte conseguirle un chocolate caliente
a Lexi. Gracias de nuevo.
—Oh, no hay porque mencionarlo. No es gran cosa. ¿Viene ella
con usted regularmente? —pregunté.
Jamie miró hacia abajo y me di cuenta de que era reacia a
responder esa pregunta.
—Mi madre generalmente se ocupa de ella, pero tuvo que ir a
Wisconsin para ayudar a mi hermana con su nuevo bebé y, con las
vacaciones, realmente no puedo permitirme una niñera para el día.
—Mamá, ¿puede Lexi venir a pasar el día con nosotros? —
preguntó Julia.
—Creo que es una buena idea —sonreí.
—No. Lo siento, pero no puedo permitirlo.
—Mamá por favor —rogó Lexi.
—No, Lexi —dijo con firmeza.
—No te culpo, no me conoces. Así que puedo entender tus
sentimientos.
De repente Julia miró a Jaime.
—Su nombre es Ellery Black y mi padre es Connor Black. Él es el
dueño de Blak Enterprise. Vivimos en un penthouse con ascensor y
tengo una niñera llamada Mason que a veces se ocupa de mí y mi
hermano pequeño Collin. Mamá pinta cuadros bonitos para su galería
de arte y es voluntaria regularmente en el comedor de beneficencia. A
veces, nos hace ir a ayudar, es buena cuidando de nosotros, incluyendo
a papá. Por lo que no tiene que preocuparse de Lexi. Ella estará en
buenas manos y, si no me cree, creo que puede gogglear a mi padre.
—Wow. —Jamie sonrió—. Gracias Julia.
—De nada.
Jamie me miró y se echó a reír.
—¿Qué edad tiene?
—Ya ni siquiera lo sé. Me encantaría tener a Lexi por un día. Ella
y Julia podrían jugar juntas y sería mejor que ella estando aquí todo el
día.
—No puedo imponer eso.
—No es imponerlo. Estoy ofreciendo ayuda. Le daré todo lo que
necesite. Licencia de conducir, numero de la seguridad social,
pasaporte, —reí.
—Gracias, Ellery, pero creo que con el número de teléfono estaría
bien.
—Entendido.
Intercambiemos números de teléfono y tan pronto como las chicas
terminaron su chocolate caliente y estábamos a punto de marcharnos,
el director le preguntó a Jamie si podía trabajar hasta las ocho porque
una de las otras chicas acababa de llamar.
—No puedo, —dijo ella. Puse mi mano en su brazo.
—Sigue adelante. Lexi estará bien. Ella puede cenar con nosotros
y, cuando llegues a casa, me llamas y la llevaremos.
—Necesito tiempo extra, —dijo—. gracias, Ellery. No sé qué decir.
—Nada. Haz lo que tienes que hacer y no te preocupes. Tienes mi
número de teléfono, por lo que llama cuando sientas que necesitas
comprobar.
Ella le dio a Lexi un abrazo y la ayudó a ponerse el abrigo.
—Ahora se una buena chica con la señora Black y diviértete
jugando con Julia.
—Lo haré mamá, gracias.
Pude ver la emoción en los ojos de Lexi porque ella no se iba a
quedar atrapada en la cafetería todo el día. Tomé a las niñas de la
mano, salimos de la cafetería y nos reunimos con Denny en la calle.
—Hola, señoritas —dijo Denny—. ¿Has adoptado a una niña Elle?
—Ella es la amiga de Julia. ¿Puedes por favor llevarnos a Black
Enterprise?
—Claro que sí —dijo mientras cerraba la puerta.
***
Nos bajamos del ascensor y nos dirigimos hacia la oficina de
Connor. Valerie no estaba en su escritorio, por lo que llamé ligeramente
porque no sabía si estaba en una reunión.
—Adelante —dijo.
—¡Papá! —exclamó Julia mientras corría hacia él.
—Julia, Ellery, ¡que agradable sorpresa!
—Papá esta es mi amiga, Lexi. Ella es la chica de la cafetería. Va a
pasar el día con nosotras.
—Eso es maravilloso princesa. Encantado de conocerte, Lexi. —
Connor sonrió mientras estrechaba su manita.
Se acercó a mí, y puso sus manos en mis caderas y me besó en
los labios.
—¿Qué has hecho? —susurró—. ¿La has secuestrado o algo así?
Lo golpeé ligeramente.
—Por supuesto que no. Su madre, Jamie, y yo acabamos de
hablar y Julia le preguntó si ella podía pasar el día con nosotros.
—¿Y su madre la ha dejado contigo?
—Si, después de que tu hija le diera un resumen de nuestra
familia. —Me reí—. Julia incluso le dijo que te goggleara.
—Chica inteligente —dijo, mientras besaba mi frente.
—Voy a llevarlas de compras por un tiempo, a almorzar, y luego
vamos a volver a casa. El gerente de Jamie le preguntó si ella podría
trabajar hasta las ocho debido a una llamada y le dije que lo hiciera y
que dejaríamos a Lexi en su casa luego.
—Suena bien, nena. Nos vemos más tarde.
—Adiós papá. —Julia sonrió y saludó.
Salimos del edificio y subimos a la limusina. Lo siguiente que dijo
Lexi me rompió el corazón—: Me gustaría tener un papá.
Connor
Traducido por BrenMaddox
Corregido por katiliz94
Tan pronto como salí del ascensor, pude oír la risa de dos niñas y
la música viniendo de la sala de estar.
—¿Qué está pasando ahí? —pregunté mientras entraba a la
cocina y besaba a Ellery.
—Las chicas están bailando alrededor.
—¿Estás haciendo macarrones y queso hechos en casa?
—Claro que sí. Estará listo en pocos minutos.
Me acerqué a la bandeja de aluminio que estaba cubierta con
papel de aluminio y la levanté.
—¿Es pollo frito?
—Sí. Mason lo hizo. Se fue hace un rato.
—¿Dónde está Collin? —Le pregunté.
—Arriba, jugando videos juegos en su habitación.
Me acerqué a la nevera y saqué una botella de agua.
—¿Has averiguado algo sobre Lexi?
—Dijo que le hubiera gustado tener un papá y cuando le pregunté
qué le pasó a su padre, me dijo que nunca lo conoció.
—Eso es triste. Pobre chica.
Ellery me había pedido que fuese a buscar a Collin para cenar
mientras ella iba y le decía a las niñas. Mientras estaba sentado en la
mesa y observaba a los tres niños comer, sentí una sensación
abrumadora de querer otro bebé. Ellery debió haberlo sabido por la
mirada en mi cara, porque cuando la miré, ella me estaba mirando.
—Sácalo de tu cabeza, Black. La respuesta es no.
Le di mi sonrisa arrogante.
—No tengo idea de lo que estás hablando.
—Sí, lo haces.
—Ni siquiera sientes el pequeño…
—No, —me interrumpió—. Es la temporada, nene. La sensación
pasará.
Después de que todos terminamos nuestra cena, las chicas
volvieron a la sala de estar y Collin las siguió detrás. Mientras ayudaba
a Ellery a limpiar la cocina, su teléfono sonó.
—Esa era Jamie, la madre de Lexi. Acaba de salir del trabajo y
dijo que viene a recoger a Lexi. Le dije que nos gustaría llevarla a su
casa, pero insistió.
—Está bien, —le dije mientras me acercaba a ella y envolvía mis
brazos alrededor de su cintura—. ¿Segura que no quieres…?
—Positivo, —interrumpió de nuevo.
—¿Por qué nunca me dejas terminar lo que quiero decir?
—Debido a que no es necesario. Ya puedo leer tu mente y digo
que no —sonrió mientras besaba mis labios.
Suspiré cuando entré en la sala de estar.
—Lexi, tu madre está en camino para recogerte.
—Oh, pensé que me ibais a llevar a casa.
—Íbamos, pero tu madre dijo que no y está viniendo hacia aquí.
—Probablemente porque no quiere que veáis nuestro pequeño
apartamento. Está avergonzada.
—¿Por qué se siente avergonzada? —Preguntó Julia.
—Porque es muy pequeño y el calor no está funcionando en este
momento.
—¿Por qué no funciona el calor? —Le pregunté.
—No lo sé. Mamá sigue llamando al hombre de mantenimiento,
pero no va a venir a arreglarlo. A veces en la noche, se pone tan frío que
mi mamá se encuentra en la cama conmigo y envuelve su cuerpo
alrededor de mí para mantenerme caliente.
Ellery se acercó por detrás y agarró mis hombros.
—Hay que hacer algo, —susurró.
—Voy a hacer algunas llamadas a primera hora en la mañana.
Las puertas del ascensor se abrieron y Jamie entró al vestíbulo.
Ellery fue a saludarla mientras yo fui y saqué el abrigo de Lexi del
armario.
—Mamá, mira lo que la señora Black me compró hoy —Lexi
sonrió mientras abría la bolsa grande con unos pocos juguetes dentro
de la misma
—Eso fue muy amable de su parte. ¿Dijiste gracias?
—Sí.
—Jamie, este es mi marido, Connor.
—Es un placer conocerle, —dijo mientras me tendía la mano—.
Ellery, ¿puedo hablar contigo un momento en privado?
—Claro, —dijo Ellery mientras caminaban a la cocina y yo las
seguí.
—Gracias por cuidar de Lexi hoy, pero no puedo dejar que se
quede las cosas que le compraste.
—¿Por qué? —Preguntó Ellery.
—Porque no es justo.
—Es Navidad y esto es lo que hace nuestra familia.
—No somos un caso de caridad.
—Nadie dijo que lo fuerais y esto no se trata de caridad, Jamie.
Estábamos de compras y le compré a Lexi unas pocas cosas. Hice lo
mismo por Julia y Collin, —dijo Ellery.
—Lexi le dijo a Julia que no estaba recibiendo nada para Navidad
porque no te lo puedes permitir —le dije.
—¡Connor! —espetó Ellery.
Jamie miró hacia abajo y se sentó a la mesa, y yo tomé asiento
frente a ella.
—Escucha, lo siento, pero ya sabes cómo son las niñas pequeñas.
Le dicen todo a la gente. No es nada por lo que avergonzarse. Los
tiempos son muy difíciles en este momento.
Ella se echó a llorar.
—¿Sabes lo que se siente el tener que trabajar tan duro y tan solo
ser capaz de poner comida en la mesa para tu hija? ¿Sabes lo que es
tener que decirle a tu hija que no va a conseguir nada para Navidad
porque tengo que pagar el alquiler? Y a continuación, por si fuera poco,
el hombre de mantenimiento de mierda no vendrá y arreglará la
calefacción.
Ellery se acercó, colocó una taza de té abajo y puso su brazo
alrededor de ella.
—He visto mucho a lo largo de mi vida y he pasado por muchas
cosas. He sido voluntaria en el refugio de personas sin hogar durante
años. ¿Qué pasa con el padre de Lexi?
—Se fue cuando se enteró de que estaba embarazada. Dijo que no
podía ser padre porque su propia vida estaba fuera de control. Lo
último que supe es que estaba casado y tenía otro niño. Buen tipo, ¿eh?
—¿Por qué no vas detrás de él por algún tipo de apoyo? —
pregunté.
—Porque quiero proteger a mi hija de él. Ella no necesita saber
cuan perdedor es y que él no la quería. Estoy haciendo lo mejor que
puedo y a veces siento como que no soy más que un fracaso.
Me dolía el corazón por esta mujer y su hija. Ellery me miró con
lágrimas en los ojos.
—Lo siento. Lo siento mucho por tirar toda esta basura sobre
vosotros. Voy a buscar a Lexi y nos vamos. Estoy tan avergonzada.
Cuando comenzó a levantarse, puse mi mano sobre la suya.
—Siéntate y termina tu té primero. No hay nada por lo que estar
avergonzada. Eres una gran madre que, por lo que puedo ver, está
criando a una chica hermosa e inteligente. Tienes algunas
circunstancias desafortunadas y, a veces, está bien pedir ayuda cuando
lo necesitas.
—Gracias, Connor y Ellery, pero Lexi y yo vamos a estar bien.
—Sé que lo haréis. —Sonreí cuando me levanté y me dirigí a mi
oficina. Regresé a la cocina y puse un cheque en la mano de Jamie—.
No rechaces esto.
Ella miró el cheque y luego a mí con los ojos como platos.
—No, no lo haré.
—Todos los años, mi empresa da a una familia en necesidad una
estipulación –la familia tiene que pagar más adelante. Sois la familia a
la cual se lo quiero dar este año. Ve y cómprale a tu niña algo para
Navidad y asegúrate de comprarte algo agradable también. Tengo la
sensación de que ha pasado un largo tiempo desde que has hecho algo
para ti misma. Está bien aceptar ayuda. No hay vergüenza en ello en
absoluto y no hay vergüenza en tu deseo de ayudar a la gente. Lo único
que pido es que lo pagues más adelante y ayudes a alguien que esté
necesitándolo.
Las lágrimas brotaban de sus ojos mientras miraba el cheque y
sacudía la cabeza.
—Sois unas personas tan buenas y generosas. Muchas gracias y
os devolveré el favor. Lo prometo.
***
Una vez que llegué a Black Enterprises, hice un par de llamadas
en relación con el edificio de apartamentos en los que vivían Jamie y
Lexi. Cuando me enteré de algunas cosas, decidí hacer una pequeña
visita al propietario.
—¿Cómo puedo ayudar? —dijo el señor Greggs mientras mordía
un sándwich bastante grande.
—He oído que usted no está proporcionándoles calefacción a sus
inquilinos.
—¿Dónde ha oído eso?
—Lo escuché y eso es todo lo que necesita saber.
—El dinero está un poco ajustado en este momento.
—Eso no tiene nada que ver con su pequeño problema con el
juego, ¿verdad?
—¿Quién coño eres tú? Fuera de mi oficina.
Puse mis manos en el bolsillo del abrigo y ladeé la cabeza.
—Soy el tipo que va a arruinar tu ya patética vida si no le
consigues a este lugar el código y le pones calefacción a estas personas.
¿Alguna vez ha estado en la cárcel, Señor Greggs? Porque desde donde
estoy parado, parece que ese podría ser tu futuro.
—¿Me estás amenazando?
—Sí. Te estoy amenazando y, si no tienes cuidado, voy a venir y
comprar este edificio justo por debajo de ti. Teniendo en cuenta los
impuestos atrasados que debes y lo fuera de servicio que está este
edificio, tú me debes dinero. ¿Estoy siendo claro?
Él asintió con la cabeza cuando volvió a sentarse en su silla.
—Bueno. Tienes hasta las ocho de esta noche para conseguir que
la calefacción funcione en este edificio. Ten una Feliz Navidad, señor
Greggs —sonrío mientras salgo.
Más tarde esa noche, llamé a Jamie para averiguar si su
calefacción estaba funcionando. Ella me dijo que lo estaba y me
preguntó si tuve algo que ver con eso. Simplemente le dije que se le
harían una gran cantidad de cambios a su edificio.
Ellery
Traducido por ZoeAngelikal
Corregido por katiliz94
Nochebuena. No puedo creer que finalmente lo sea, y en dos días
más, estaré en un viaje semana-larga libre-de-hijos con mi marido.
Julia, Collin, y yo pasamos los últimos días haciendo galletas de
Navidad y Mason ayudó construyendo una casa de jengibre. Todos los
regalos estaban envueltos y todo estaba listo para la celebración de esta
noche con nuestros amigos más cercanos.
—No puedo esperar a que Papá Noel venga esta noche —dijo Julia
entusiasmada.
—¡Si! —Collin saltó arriba y abajo.
Estaban radiantes del entusiasmo.
—Julia, ¿por qué no coges a tu hermano y vais a ver una película
de Navidad?
—Vale, mamá. —Sonrió.
Escuché la puerta del ascensor abrirse y a Connor caminando.
—¿Me vas a decir dónde estuviste? —Sonreí mientras cogía su
bufanda.
—Te darás cuenta enseguida.
Agarré sus manos.
—Tus manos están frías —dije mientras las llevaba hacia mis
labios y las besaba suavemente.
—No es por ir a trabajar, nena. No te voy a decir nada.
Fruncí el ceño mientras soltaba sus manos.
—Bien. Puedo esperar.
Escuché su risita mientras me marchaba. Mientras me servía una
copa de vino, las empresas de catering llegaron. Esa era mi señal para
salir de la cocina. Cuando fui hacia el salón, encontré a Julia y Collin
dormidos con Connor en el sofá. Fui silenciosamente y cogí mi móvil,
tomé una foto suya, y se la envié a Peyton.
—Lo mismo por aquí. Debe de ser todo el entusiasmo de la
Navidad, —respondió mientras me enviaba una foto de Henry y Hailey
durmiendo en el sofá-
Las puertas del ascensor se abrieron y Mason y Landon
aparecieron.
—Shh, —susurré mientras los señalaba.
—¿Quieres que los lleve arriba a su habitación? Puedo empezar
con mi atractivo papá. —Mason me guiñó un ojo.
Cuando lo golpeé en el brazo, Connor abrió un ojo.
—Escuché eso.
—Tío Mason. ¡Tío Landon! —exclamaron ambos niños.
Se bajaron de Connor y corrieron hacia los brazos de Mason y
Landon. Connor se levantó del sofá y les deseó Feliz Navidad mientras
ellos lo abrazaban suavemente.
—Si me disculpáis, iré arriba a prepararme. Julia, ponte tu
vestido. Mason, ¿puedes ayudar a vestirse a Collin? Puse su ropa en su
cama.
—Por supuesto. Vamos, mi príncipe. Vamos a ponerte como todo
de la realeza.
Landon se rió mientras él y Connor caminaban hasta el bar. Subí
las escaleras y saqué el nuevo vestido plateado que había comprado.
Mientras estaba en el baño rizandome el pelo, Connor entró y su lengua
se deslizó por mi cuello.
—No puedo esperar a esta noche. Guardé el mejor disfraz para el
final y puede que tenga algunos accesorios.
—Eres un hombre muy pervertido, Señor Black. Espero no beber
mucho y desmayarme antes de que nos podamos divertir.
—Si lo haces, todavía lo tendré a mi manera contigo. Tan sólo
será desafortunado que no lo recuerdes. —Me guiñó un ojo.
—Muy divertido. Necesitas cambiarte; la gente llegará pronto.
Me besó enérgicamente en los labios y sonrió.
—Te amo.
—Yo también te amo.
Después de terminar con mi pelo y maquillarme, me puse mi
vestido y luego bajé las escaleras y vigilé a los del catering. Todo parecía
en orden. Los aperitivos estaban ordenados cuidadosamente en fuentes
plateadas de Navidad. El champán y el vino estaban servidos en
hermosas copas festivas y la cena olía deliciosamente. Mientras
agarraba una copa de champán, Connor entró por detrás y me rodeó
con sus cálidos brazos.
—Te ves hermosa.
—Gracias, nene. ¿Estás listo para atender a los invitados?
—Siempre estoy listo. —Me guiñó un ojo.
Todos nuestros invitados habían llegado y Connor y yo caminados
por todas partes recibiéndolos.
—Así que, ¿Connor sospecha algo sobre su regalo? —preguntó
Peyton.
—No. Y no ha mencionado nada por ahora.
—¿Y tú? ¿Qué te ha dado?
—No lo sé. Es raro porque, normalmente, me acosa para que le
diga lo que quiero. Sólo me lo ha preguntado una vez y fue en Tiffany’s.
A parte de eso, no me lo ha preguntado, así que no estoy segura de que
se va a sacar de debajo de la manga.
—Puede que te haya comprado otra galería de arte.
—Sabes, no estaría mal una en París.
—No sé lo diría a él. Sabes que si le pides una, la comprará para
ti.
La cena ya estaba lista y siendo servida, así que fui y encontré a
Collin mientras que Connor le decía a Julia que fuera a la mesa. Él se
sentó en la cabecera de la mesa e hizo un brindis.
—Gracias por venir esta tarde y celebrar las Navidades con
nuestra familia. Todos y cada uno de vosotros que está aquí con
nosotros es una parte muy especial e importante en nuestras vidas y no
podríamos imaginar celebrar esta fiesta sin vosotros. Para mi hermosa
mujer, Ellery. Me enamoro más y más de ti cada día.
Una lágrima brotó de mis ojos mientras agarraba mi copa.
Repentinamente, en una habitación completamente en silencio. Julia se
aclaró la garganta.
—Ejem. Continúa, papá.
—A mi hermosa princesa, Julia. Estás creciendo muy rápido y,
antes de que nos demos cuenta, serás una adolescente volviéndonos
locos y entonces cuando tengas treinta años seguirás viviendo aquí. —
Él sonrió.
—¡Papá! —Se rió con nerviosismo.
—A mi hijo, Collin, mi pequeño niño que también está creciendo
demasiado rápido. Antes de que lo sepa, estará aquí de pie, un día
brindando por su familia.
—¿Por qué él tendrá una familia y yo no? —Julia hizo un
puchero.
—Porque tu padre está loco, —susurró Denny mientras la
alcanzaba y le hacía cosquillas. Ella se rió.
Todos disfrutamos de una cena maravillosa y un postre igual, y
entonces fue el momento de sentarse junto al fuego y abrir los regalos.
Una vez que terminamos, Connor se sentó en su silla y leyó La noche
antes de Navidad, como hacía cada año. Fue una noche maravillosa y,
tan pronto como el último invitado se fue, Connor subió a un muy
dormido Connor por las escaleras y lo ayudó a ponerse el pijama.
—Vamos, Julia. Es hora de irse a la cama. Papá Noel no vendrá si
no estás dormida.
—Vale, mamá. ¡Estoy muy emocionada! No puedo esperar hasta
mañana.
Tan pronto como se puso el pijama, la metí en cama y besé su
cabeza.
—Mamá, ¿por qué papá dice que tengo que vivir con vosotros
siempre?
Sonreí mientras me sentaba en el borde de la cama.
—Papá lleva diciendo eso desde que eras una recién nacida.
Recuerdo que cuando eras un diminuto bebé, entré en una
conversación que tu papá estaba teniendo contigo y decía que nunca
podrías salir y que siempre ibas a vivir con nosotros. Pero no te
preocupes, pequeña. Un día encontrarás al hombre de tus sueños, te
casarás, y empezarás una familia por ti misma. No le prestes atención a
tu padre.
—Te puedo escuchar Ellery.
—Ups. Nos pilló. —Le sonreí a Julia.
Connor entró y le dio un beso de buenas noches y después agarró
mi mano y me guió fuera de la habitación. Caminé hacia la habitación
con Connor y le di un beso. Fuimos escaleras abajo, y llenamos los
calcetines de los niños, y luego nos marchamos a nuestra habitación
para una noche pecaminosa de sexo de Navidad.
Connor
Traducido por BrenMaddox
Corregido por katiliz94
—¡Mamá, papá! —gritaron Julia y Collin con entusiasmo mientras
corrían a nuestra habitación y saltaban sobre la cama—. ¡Es Navidad!
Abrí los ojos y miré el reloj. Buen Dios; eran solo las 6 a.m. Ellery
y yo no habíamos conseguido dormir después de las dos.
—Feliz Navidad, Julia y Collin —sonrío mientras subían en medio
de nosotros.
Ellery se dio la vuelta y sonrió.
—Feliz Navidad. Vosotros dos id abajo y estaremos allí en un
minuto.
Saltaron de la cama y salieron corriendo de la habitación. Me di la
vuelta y envolví mis brazos alrededor de Ellery mientras ella se
acurrucaba fuertemente contra mí.
—Feliz Navidad, nena.
—Feliz Navidad, nene —sonrió mientras me besaba—. Será mejor
que vayamos abajo antes de que regresen y nos aborden de nuevo.
Bajamos y le dije a Ellery que fuese a la sala de estar con los
niños ya que me gustaría empezar con el café. Anoche fue increíble y
todavía estaba pensando en eso. Los niños estaban sentados
pacientemente en el centro de la sala, esperando para abrir sus regalos.
—Mira; éste es de Santa Claus —sonreí mientras les entregaba a
Julia y Collin cada regalo.
Julia lo abrió lo más rápido que pudo y gritó cuando vio que era
un iPad. Collin chilló cuando descubrió el juego de trenes que quería.
—Voy a ir a servirnos un poco de café —Ellery sonrió cuando me
besó.
A los niños no les llevó mucho tiempo el abrir todos los regalos
que les compramos. Estaban felices y tuvieron todo lo que querían.
Julia estaba feliz con el iPad de Hello Kitty e inmediatamente se puso a
usar el iPad.
—Es el turno de mamá para abrir sus regalos. —Sonreí.
—Es tu turno, cariño. He estado muriendo por este día desde
hace un tiempo y no puedo esperar.
—Yo también, Elle. Abrámoslos juntos.
Ella me dio una pequeña caja cuadrada y yo le entregué una.
Ambos las abrimos al mismo tiempo y la miré mientras sacaba los
guantes. Entonces me dio otra caja y me di cuenta de que los regalos
estaban contados, justo como yo había hecho con los de ella. Cuando
abrí la chaqueta de esquí y ella abrió la suya, nos miramos con
confusión.
—No lo hiciste —dijimos al mismo tiempo.
Decidí pasar por alto un par de los otros regalos y darle el último
que había marcado. Ella hizo lo mismo.
Cuando desenvolví la caja y quité la tapa, había dos billetes de
avión a Aspen, que partían mañana por la mañana a las siete en punto.
—Ellery, —dije mientras la miraba—. Abre el tuyo.
Quitó el envoltorio y se quedó sin aliento al ver el itinerario de
vuelo a Aspen y la reserva confirmada para el St. Regis.
—No puedo creer que hayas hecho todo esto —Ella sonrió.
—Nena, yo no puedo creer que tú hayas hecho todo esto.
Se sentó allí, sacudiendo la cabeza.
—Guau. Compraste todo para el viaje de esquí. No puedo creer
que ambos pensáramos lo mismo para comprarle al otro.
—Hemos estado hablando de un viaje para nosotros por un largo
tiempo y no podía pensar en nada mejor que ir a esquiar contigo en
Navidad.
—Buen gusto para la chaqueta de esquí, igualmente, —dijo
mientras se levantaba y la ponía en el armario.
—Pensé que te verías sexy como el infierno en ese color —guiñé
un ojo.
Se acercó hasta mí y se sentó en mi regazo, envolviendo sus
brazos alrededor de mí y abrazándome fuerte.
—Te amo mucho. Gracias por todo.
—Te amo más, Ellery, y gracias por todo. Me hace muy feliz que
planearas este viaje, incluso aunque yo planeé lo mismo. Realmente
somos tal para cual. ¿Cierto?
—Seguro que lo somos —sonrió mientras nos besamos
apasionadamente.
—¡Ew, basta! —dijo Julia.
—Eso es grosero —siguió Collin.
Los dos nos reímos.
—Por mucho que ame a nuestros hijos, no puedo esperar para
estar a solas contigo durante una semana —le susurré mientras
empujaba un mechón de su cabello hacia atrás.
—Entonces, ¿a quién le dijiste que los cuidara? —preguntó.
—A mis padres.
Ella negó con la cabeza.
—Yo también. Maldita sea, sí son muy buenos para guardar
secretos.
—¿Así que estamos tomando el avión? —le pregunté.
—Ya que he pagado por los pasajes, creo que deberíamos volar en
comercial.
—De alguna manera, sabía que dirías eso. El dinero no es un
problema, nena.
—Sé que no lo es, pero vamos a hacer las cosas de manera
diferente esta vez.
—Bien. Volaremos en comercial, pero nos quedaremos en la
habitación que había reservado.
—¿La suite presidencial, verdad?
—Sí —sonreí.
—Eso es raro porque yo reservé esa suite también y sé que solo
tienen una.
—Eso es extraño. Bueno, ya veremos cuando lleguemos allí. Julia,
Collin, id a jugar en silencio con vuestros juguetes. Mamá y Papá se van
arriba para prepararse para ir a casa de la abuela y el abuelo —les dije
mientras recogía a Ellery y la llevaba hacia arriba.
—¿Por qué llevas a mamá? —preguntó Julia.
Me detuve y me di la vuelta.
—Porque la amo y ella es mi reina.
—Oh —dijo Julia mientras miraba hacia abajo a su iPad.
Ellery rozó sus labios contra los míos. La llevé arriba, cerré la
puerta, y empecé a hacerle el amor apasionadamente hasta que los
golpes en la puerta comenzaron.
—No puedo esperar para salir mañana, —dije.
—Yo tampoco —Ella sonrió.
***
Cargamos a los niños y los regalos en el Range Rover y nos
dirigimos a la casa de mis padres. Los sentamos antes de que nos
fuéramos y les explicamos que iban a pasar la semana en casa de la
abuela porque nosotros íbamos a ir a un viaje por la mañana. No
parecían preocupados y dijeron que estaban con ganas de pasar la
semana con sus abuelos. Mi madre estaba muy emocionada por
tenerlos y ya había planeado todo tipo de actividades.
—Feliz Navidad —sonrió mi madre sonrió nos recibía en la
puerta—. Venid aquí, mis pequeños bebés.
—Yo no soy un bebé, abuela. Tengo siete.
—Por supuesto, Julia.
—Mamá, ¿quién llamó primero sobre lo de Aspen? —pregunté con
una sonrisa.
—Los dos me llamasteis el mismo día, con quince minutos de
diferencia. Connor, llamó primero y cuando Ellery llamo y me dijo que
tenía que llamar a la St. Regis y esperar que la suite presidencial
estuviera disponible, les llamé inmediatamente y les explique lo que
estaba pasando.
—Así que por eso no dijeron nada cuando hice la reserva de la
habitación —sonrió Ellery.
Caminamos hasta la sala de estar donde estaba el resto de la
familia.
—Tío Connor, tía Ellery, —dijo Camden mientras se acercaba y
nos miraba.
—Feliz Navidad. ¿Puedo tener un abrazo? —pregunté.
—Solo ten cuidado de no apretar demasiado —respondió con
seriedad.
Le di un abrazo y Ellery hizo lo mismo.
—Vuestros abrazos son los mejores —dijo, y luego salió de la
habitación.
—Feliz Navidad, hijo —me dijo mi padre mientras nos abrazamos
ligeramente—. Feliz Navidad, Elle. Estás preciosa.
—Gracias, papá. Feliz Navidad —Ellery sonrió.
Me acerqué a la barra y serví un vaso de whisky para mí y una
copa de vino para Ellery. Cuando se lo entregué a ella, la bese
suavemente en los labios mientras miraba sus hermosos ojos azules. No
podía dejar de pensar en nuestro viaje.
—Se han estado besando así todo el día —dijo Julia.
—Sí. Es asqueroso —escupió Collin.
Ellery y yo nos reímos mientras entrabamos a la cocina para ver
si mi madre necesitaba ayuda.
—¿Cómo estás, hermano mayor? —preguntó Cassidy mientras
enganchaba su brazo alrededor de mí.
—Estoy bien, hermanita —sonreí.
Era la hora de la cena y todos nos reunimos alrededor de la mesa
y dimos las gracias antes de excavar en la maravillosa comida de las
fiestas de mi madre.
Ellery
Traducido por Mariabluesky
Corregido por katiliz94
El padre de Connor llamó a todos los niños al lado del fuego y los
hizo sentarse en un círculo mientras les leía una historia navideña
—Nunca hizo esto cuando Cassidy y yo éramos pequeño —dijo
Connor.
—Ahora es más mayor, y aquellos son sus nietos. Tengo la
sensación de que tú harás lo mismo con tus nietos.
—Diablos, lo hago ahora con mis propios hijos —Connor sonrió
cuando me dio un toque en la nariz.
—Todavía no puedo creer que ambos reserváramos el mismo
viaje.
—Todavía no puedo creer que me vayas a hacer volar en un vuelo
comercial.
—Vivirás. Tienes hasta ahora con las cosas que te he hecho
hacer.
—Verdad. ¿Pero porqué no reservaste el avión de la compañía?
—Porque entonces lo habrías sabido o yo lo habría sabido. El
piloto nos lo habría dicho a uno de nosotros.
—Inteligente, Ellery.
—Lo sé —guiñé.
Connor y yo contemplamos a los niños cuando se sentaron al lado
de su abuelo y escuchaban atentamente cuando les leyó una historia.
—Gracias —dijo Connor cuando besó un lado de mi cabeza.
—¿Por qué?
—Por darme dos hermosos hijos.
—Sí recuerdo, tuviste algo que ver con esto también.
—Solo te di esperma. Tú hiciste el resto.
Reí cuando me tiró sobre él y me abrazó.
Se estaba haciendo tarde y Connor y yo todavía teníamos que
hacer las maletas para nuestro viaje, por tanto nos despedimos. Me
arrodillé frente a Collin y Julia.
—Quiero que ambos seáis muy buenos con la abuela y el abuelo.
¿Vale?
—Claro que lo haré, mamá. Realmente no puedo hablar por Collin
ya que es un bebé.
—¡No soy un bebé, Julia! —gritó Collin.
—Julia.
—Mamá —sonrió ella.
Besé a ambos y me levanté.
—Es tu culpa —dije cuando miré a Connor.
Él suspiró y se arrodilló ante ellos.
—Princesa. Por favor deja de llamar bebé a tu hermano y Collin,
por favor deja de gritar. Necesitáis comportaros o la abuela y el abuelo
no os mirarán más.
—Por supuesto que lo harán, papá. No seas tonto —dijo Julia.
—Adiós, hijos míos. Os veremos en una semana —dijo cuando
cogió mi mano y me llevó hasta el Range Rover.
—¿Qué está mal? ¿No podías salir de allí bastante rápido? —me
reí.
—¿Si, y sabes por qué?
—¿Porque tu hija es una diva?
—No. Porque el primer lugar donde te voy a follar cuando
regresemos al penthouse es debajo del árbol de navidad. He estado
esperando para desenvolverte todo el día y he esperado bastante
tiempo. Prepárate, nena. Estás por un infierno de un desembalaje.
Connor —Ah, las alegrías de un vuelo comercial. Facturador de equipaje,
seguridad, líneas en cantidad.
—Connor, deja de quejarte. Solo estarás bien —dije.
Finalmente llegamos a través de la seguridad y Ellery y yo nos
dirigimos a nuestra puerta. Una vez que estuvimos a bordo, cogimos
nuestros asientos en primera clase y fuimos cariñosamente saludados
por una guapa auxiliar de vuelo que no dejaba de contemplarme.
—¿Le puedo ofrecer algo de beber? —preguntó.
—Tomaré un whisky escocés. Gracias. —Sonreí.
—¿No es un poco temprano para beber, Connor?
—No para mí —sonreí con satisfacción.
—¿Y usted, señora?
—Tomaré una taza de café con un poco de Baileys, por favor.
—¿No es un poco temprano para beber, Ellery?
—No cuando me tengo que sentar aquí y ver a esa zorra
coqueteando contigo durante las próximas horas.
Me reí entre dientes cuando llevé su mano hasta mis labios.
Abrí mi iPad y comencé a leer el Wall Street Journal. Ellery abrió
el suyo y comenzó a leer un libro.
—¿Estás segura de que no quieres otro bebé? —pregunté con
clara tristeza.
Me fulminó con la mirada.
—Estoy segura. ¿De dónde sale esto de repente?
Suspiré.
—No lo sé. Creo que es porque Julia y Collin están creciendo muy
deprisa y, antes de que te des cuenta, no habrá ningún niño en casa
nunca más.
—¿Entonces quieres seguir teniendo hijos porque nuestros otros
niños crecen?
—Algo así —sonreí.
—Connor, amo a nuestra familia. Te amo a ti y a nuestros dos
hijos. ¿Realmente quieres pasar todo el post-parto, oscilaciones de
humor, noches de insomnio, enfermedades y lloros que no paran?
—Ahora que mencionas todo eso. Estoy contento con el modo en
que son las cosas.
—Sabía que solo necesitabas un suave recordatorio. Pero para ser
sincera, a veces realmente pienso en ello.
—Estamos bien, Elle. Nuestra familia de cuatro es todo lo que
necesitaré alguna vez.
La auxiliar de vuelo se detuvo brevemente otra vez y me preguntó
si necesitaba algo. Podría decir que Ellery se estaba poniendo realmente
enfadada porque la forma en que la auxiliar de vuelo me miraba no era
normal.
—¿Perdóneme —dijo Ellery—, puedo tener una manta?
—Claro.
—Asegúrese de que es tan grande que nos cubrirá a los dos. No
quiero a la gente todo el camino sabiendo que le estoy dando a mi
marido un trabajo manual.
Sus ojos se ensancharon cuando me miró.
—Lo siento mucho —le dije.
Ellery rompió a reír.
—Se lo mereció. Dios mío, Connor. Creo que si te hubieras
levantado para ir al baño, ella te habría violado allí.
—Ellery. Esto no es gracioso.
—Sí lo es, nene —sonrió cuando besó mis labios.
—Por favor, prométeme que te comportaras durante el viaje. Por
favor, Elle.
—Haré lo posible. Pero si alguna mujer trata de liarse contigo,
intervendré.
Suspiré. Era la misma cosa cada vez que salíamos.
Ellery
Traducido por ZoeAngelikal
Corregido por katiliz94
Dos escalas después y más quejas sobre los vuelos comerciales de
Connor, finalmente aterrizamos en Aspen.
—Sabes que no podría mirar a esa azafata.
—Bien. Tampoco deberías de todos modos.
—Quería otra bebida.
—Entonces me lo deberías haber dicho y habría llamado su
atención. —Sonreí.
—Estás loca.
—Amas mi locura.
Encontramos el camino hacia la zona de recogida de equipajes.
Empecé a reírme de mi tontería cuando vi a dos hombres sosteniendo
carteles. Uno decía Sr. Connor Black y el otro decía Sra. de Connor
Black.
—Ups. Olvidé cancelar el servicio de coche que nos alquilé.
Connor me miró y sacudió su cabeza.
—Lo siento, pero mi mujer y yo alquilamos coches sin saber que
el otro también lo hizo. —Saqué mi billetera y le di al conductor un
comprobante de que había reservado yo la cuota—. Lo siento, pero
aprovecho que para salir de aquí, tomaremos esta limusina.
Nos subimos a la parte trasera y lo miré.
—¿Qué había de malo en la limusina que alquilé yo? Ese
conductor estaba caliente.
—Exactamente. Es por eso que lo envié de vuelta.
Puse mis ojos en blanco y sonreí.
—Eres realmente malo, Señor Black.
—Sólo quiero que sepas que vas a pagar por ser mala en el avión.
—Vamos, Black. No me asustas.
Se rió entre dientes mientras me besaba suavemente.
Después de registrarnos en el St. Regis, el botones llevo nuestro
equipaje a la Suite presidencial. Cuando entramos a la habitación,
respiré hondo y sonreí. Era preciosa.
—Es hermosa, Connor.
—Seguro que lo es, nena.
Mientras Connor le daba propina al botones, caminé hasta la
ventana y clavé los ojos en la hermosa nieve que tapaba las montañas.
Connor vino hacia la ventana y envolvió sus brazos a mi alrededor.
—Esto me hace muy feliz; tu y yo.
—A mí también. ¿Somos unos malos padres? —pregunté.
—No, Elle. Somos unos padres maravillosos que sólo necesitan un
pequeño descanso de sus hijos. Estoy hambriento. ¿Por qué no nos
cambiamos y vamos a cenar?
—Buena idea. Yo también lo estoy.
Nos cambiamos y bajamos las escaleras hacia el restaurante del
hotel y tuvimos una cena asombrosa junto a la chimenea. Una vez que
terminamos, dimos un paseo por afuera y exploramos los terrenos. La
nieve caía ligeramente y yo estaba impresionada por las luces y árboles
navideños decorados elegantemente.
—Mañana, esquiaremos y después nos masajearemos, —dijo
Connor.
—Nos reservé clases de snowboard para el siguiente día —le dije.
—No puedo esperar. Siempre he querido hacer snowboard. Es
algo que nunca ha hecho.
—Va a estar bien. Los dos aprendiendo juntos. Ahora bésame.
Mis labios están fríos. —Sonreí.
—Señora Black, todo su cuerpo está frío. Creo que necesitamos
volver a la habitación y un baño caliente.
—Sólo si me prometes meterte conmigo.
—Nunca te haría bañarte sola. —Me guiñó un ojo.
Tan pronto como volvimos a la habitación, Connor levantó el
interruptor de la luz. Allí había un gigantesco ramo de flores sobre la
mesa.
—Connor, mira lo hermosas que son. Deben de ser de parte del
hotel.
—Hay una carta. ¿Qué dice?
Agarré la carta que estaba inclinada de nuevo sobre el hermoso
jarrón de cristal y abrí el sobre.
—Para la mujer más bella en el mundo.
El infinito es para siempre, y eso es lo que eres para mí, Señora
Black. Mi para siempre.
Con amor,
Connor.
Cerré los ojos mientras mi corazón empezó a acelerar el ritmo.
Cuando me di la vuelta, Connor inmediatamente secó las lágrimas que
caían de mis ojos.
—No llores, nena.
—Gracias. Tu eres mi para siempre, Señor Black, y te amaré por
toda una eternidad. Eres perfecto para mí de todas las formas posibles
y eres perfecto para nuestros hijos. Gracias por amarnos tanto como lo
haces.
—Ellery, —susurró mientras sus labios se unían a los míos
suavemente.
Me levantó, me llevó hasta la habitación y me colocó suavemente
sobre la cama, donde me hizo el amor tan lenta y apasionadamente
como es posible.
***
Pasaron varios días y estuvimos esquiando. Me caí varias veces y
Connor se rió de mí. No era la mejor esquiando, pero lo intentaba.
Connor era un esquiador increíble. La forma en que se movía me
encendía el noventa y nueve por ciento de las veces. Nos lo pasamos
muy bien y, después, nos dieron un par de masajes. Yo tenía a un chico
caliente y él tenía a una hermosa y atractiva mujer. Ni qué decir tiene,
que nos los cambiamos.
—¿Estás lista para hacer snowboard? —preguntó Connor.
—Seguro que lo estoy. Deja que coja mi chaqueta.
Nos dirigimos hacia la montaña donde nuestro instructor nos
estaba esperando. Primero nos enseñó cómo sujetar nuestras botas a la
tabla. Una vez que estuvo seguro y nos hubo supervisado, empezó
nuestra lección. Connor y yo la mayor parte de la lección metimos la
pata porque el instructor quería que supiésemos cómo era eso primero.
A medida que progresábamos a lo largo del día, y Connor se cayó varias
veces, realmente empezamos a hacer snowboard. No me caí al final, lo
que era raro, considerando que no podía esquiar bien. El instructor nos
hizo empezar con una pequeña colina y Connor fue primero. Se veía
atractivo como el infierno mientras abordaba hacia abajo esa colina y se
detenía sin contratiempos. Enseguida, fue mi turno y no estaba muy
segura.
—¿Qué pasa, Elle? ¿Eres una gallina? ¿Estás asustada de caerte
como siempre que haces esquí?
Eso fue todo. ¡Me cabreó! Tomé al vuelo esa colina y lo pasé,
manteniendo el equilibrio mientras movía mi cuerpo de lado a lado. Me
detuve cuando llegué a otra pequeña clina y vi a Connor venir por mí.
—¡Te luciste! —dice.
—¡Intenta alcanzarme, bonito! —dije mientras bajaba la colina.
Me siguió, y lo estábamos haciendo muy bien hasta que decidí
parar y él corrió hacia mí, golpeándonos a ambos con la nieve.
—¿Por qué frenaste así? ¿Y cómo eres buena en esto?
Me reí.
—Lo siento. Realmente no quería parar, y soy buena, ¿no?
—Eres increíble y muy sensual cuando haces snowboard. Estoy
duro, Ellery.
—Mantenlo en tus pantalones, Black. Me ocuparé de ti más tarde.
Ahora mismo, estoy lista para hacer más snowboard.
Me levanté y salí disparada. Podía escuchar a Connor riéndose
mientras daba unos pequeños saltos. Alrededor de una hora después,
decidimos parar y volver al hotel. Hacía frío y estábamos cansados. Una
vez que estuvimos en la habitación, Connor encendió la bañera y se
metió dentro. Me desvestí y trencé mi pelo antes de meterme
acurrucada entre sus piernas. Eché la cabeza hacia atrás sobre su
pecho y miré hacia arriba mientras sus labios se unían a los míos.
—Te amo, Ellery.
—Te amo, Connor. Hoy fue muy divertido.
—Fue muy divertido. Gracias por este regalo de Navidad tan
fantástico. —dije mientras mis dedos acariciaban sus brazos—. Hasta
ahora, el viaje ha sido completamente increíble, pero extraño a los
niños, Connor.
—Están bien, Elle. Se están divirtiendo con mi madre y mi padre.
Estoy seguro de que no nos echan en falta en cada segundo que pasa.
—Probablemente tienes razón.
—Sé que tengo razón, nena. Ahora gírate.
Sonreí mientras me daba la vuelta y rodeaba con mis piernas sus
caderas mientras él se enderezaba. Su lengua se quedó a un lado de mi
cuello y subió hasta el lóbulo de mi oreja. Podía sentir su polla cada vez
más dura a cada segundo. Lo quería. Lo necesitaba, y no perdí el
tiempo en meterlo dentro de mí.
Connor Ordené al servicio de habitaciones así podríamos tomar el
desayuno en la ventana viendo cómo caía la nieve.
—Te reservé un tratamiento facial para hoy a las cuatro.
—¿Lo hiciste?
—Sí.
—¿Estás diciendo que necesito uno?
—No, Ellery. Estoy diciendo que sé cuánto te gustan los
tratamientos faciales y pensé que te gustaría uno.
—Vale. Suena bien. ¿Qué vas a hacer?
—No lo sé. Probablemente ir al bar y esperarte.
—¿Podemos ir a comprar hoy?
—¿Y si vamos mañana? Tengo otra sorpresa para ti.
—Estás lleno de sorpresas, Señor Black. Creo que podría amarte.
—Sonrió.
Terminamos el desayuno y después le dije a Ellery que se
abrigase, nuestro caballo y carruaje nos estaban esperando.
—Oh, Connor. De ninguna manera.
—Sí de alguna forma, nena.
La sonrisa en su cara era mágica. Nos subimos y paseamos por
los senderos de las montañas. Ellery se acurrucó contra mí, cuando nos
envolví con una manta. El paisaje parecía como algo de una tarjeta de
Hallmark.
—Esto es una preciosidad, Connor. Mira estos senderos, la nieve
y las montañas. ¿Alguna vez has visto algo más hermoso?
—Realmente, sí —contesté mientras la besaba.
Levantó la cabeza y me miró mientras cerraba sus labios sobre los
míos. Llegamos al hotel a tiempo para que Ellery se cambiara y bajase
al spa para su tratamiento facial.
—Estaré en el bar. Ve allí cuando hayas terminado.
—Lo haré. —Sonrió.
***
Tomé el último sorbo de mi whisky cuando vi entrar a Ellery.
Estaba radiante.
—Bueno, ¿cómo fue?
—Estuvo bien. Muy relajante. Ella me dijo que tenía un brillo
natural en mi rostro.
—Es todo por el constante sexo que tenemos. —Sonreí.
—Eso es lo que estaba pensando. ¿Podemos llamar a los niños?
—preguntó con un tono triste.
—Lo intenté hace unos minutos y no hubo respuesta. Mis padres
los habrán llevado a algún lugar.
—¿Probaste a los móviles de tus padres?
—Sip. No hubo respuesta. Podemos intentarlo otra vez después de
la cena. Vamos a prepararnos.
—¿No puedo tomar un trago antes? —preguntó Ellery mientras se
sentaba en el taburete.
—No. Puedes beber una copa arriba.
—Connor, ¿qué te pasa?
—Nada. Tengo hambre, Elle.
—Bien. Vamos a la habitación.
Una vez llegamos a la habitación, le serví un poco de champán en
una copa a Ellery.
—Aquí está tu bebida, nena.
—Sigo sin saber por qué no pude tener una en el bar.
La ignoré mientras me cambiaba de camisa. Llamaron a la puerta
y le pregunté a Ellery si podía abrir ella la puerta mientras yo iba al
baño.
Ella abrió la puerta y sonreí cuando la oí jadear.
—¡Mamá! —gritaron Julia y Collin.
—Qué. Dios mío. Espera. ¿Qué? —dijo mientras los abrazaba con
fuerza.
Me quedé allí con una sonrisa en la cara mientras corrían hacia
mí y los abrazaba. Ellery tenía lágrimas en los ojos mientras abrazaba a
Mason y Landon. Luego se giró y me miró.
—Los extrañabas así que lo hice. Los traje hacia nosotros.
—Ahora no tengo palabras para ti, Connor Black. —Comenzó a
llorar.
—¿Por qué mamá está llorando? —preguntó Julia.
—Porque está muy feliz de veros a ti y a Collin. Os extrañábamos
mucho.
—Nosotros también os extrañamos. Los abuelos son muy buenos
y todos, pero no muy divertidos.
Ellery se echó a reír. Puso sus brazos alrededor de los niños y los
llevó hasta el sofá mientras seguía besando sus cabezas.
—Mamá, ¡para! —dijo Collin.
—No. Te he echado de menos y estoy muy feliz de que estés aquí.
—Así que, papá sensual. ¿Podemos ver en movimiento esas
caderas haciendo snowboard?
—¿Sabes cómo hacer snowboard? —Le pregunté.
—No. ¿Cómo de difícil puede ser?
Ellery me miró y se mordió el labio inferior mientras yo ponía el
brazo sobre Mason.
—No puedo esperar. Si nos necesitas, estaremos en el pasillo.
—Vale, familia Black. ¿Quién tiene hambre? Sé que yo sí y quiero
comida.
—Yo también —dijeron Julia y Collin.
Llevamos a los niños a una buena cena y, cuando volvimos,
estaban cansados y listos para ir a la cama. Ayudé a Collin a ponerse el
pijama, mientras Ellery le peinaba el pelo a Julia. La suite tenía dos
habitaciones, así que Ellery y yo podíamos seguir solos en la intimidad.
Excepto que esta vez teníamos que ser muy silenciosos. Los llevamos a
ambos a sus propias camas de tamaño matrimonio y les dimos el beso
de buenas noches. Ellery se quedó allí y los miró desde la puerta.
—Cariño, ¿qué haces?
—Ver a mis niños dormir. No puedo creer que estén aquí. Tanto
como te amo y me encanta estar a solas contigo, los extrañaba mucho.
—Yo también, Elle. Era extraño no tenerlos. Ahora, mi creencia es
que son muy jóvenes y es por eso que nos sentimos así. Pero cuando
sean adolescentes, tengo la sensación de que nos vamos a escabullir
mucho.
—Creo que tienes razón. —Sonrió mientras me besaba. —Estas
fueron unas mágicas y maravillosas Navidades, Connor, y son unas que
nunca olvidaré.
—Tampoco yo las olvidaré, Ellery. Somos muy afortunados tener
lo que tenemos y no lo cambiaría por nada en el mundo. Tú y mis niños
sois la mejor parte de mí y los tres hacéis del mundo un lugar mejor.
Se quedó allí, con lágrimas en los ojos y suavemente se las sequé.
—Dado que los niños están dormidos, ¿por qué no se quedan
Mason y Landon con ellos y nosotros bajamos al bar y tomamos esa
bebida?
—Me encantaría Señor Black.
Ellery Tocamos el Año Nuevo con un estallido y luego cogimos el avión
de vuelta a casa en el día de Año Nuevo. Se sentía tan bien volver a
casa. No me malinterpretéis; me encantó cada segundo en Aspen, pero
echaba de menos mi casa y las cama de Connor, así como la comodidad
de nuestras cosas. Cuando deshicimos el equipaje y nos acomodamos,
Connor pidió comida china y los cuatro empezamos a recoger los
adornos del árbol y los guardamos con cuidado hasta el próximo año.
—¿Crees que podemos ir a Disneylandia el año que viene? —
preguntó Julia.
—Claro; ¿por qué no? —respondió Connor.
—Gracias papá. Te sostendré.
Me reí.
—Ah, por cierto, estoy aburrida de mi funda de Hello Kitty. Vi una
más nueva online y me gustaría que la pidieras, por favor.
Connor me miró y luego a ella.
—Lo siento princesa. No vas a conseguir otra funda para el iPad.
Esa es la que querías y es lo que vas tener.
—Lo veremos, papá. —Ella sonrió.
—Por tu culpa —le murmuró a él.
Él se rió mientras continuábamos recogiendo los adornos del
árbol. Éramos una familia muy unida y Connor se aseguraba de que lo
hiciéramos todo juntos, incluso las cosas más pequeñas. A
continuación celebraríamos Pascua, cumpleaños, el Cuatro de Julio,
Acción de Gracias, Navidad de nuevo. Cada año, construiríamos
tradiciones y recuerdos para nuestros hijos en los que aferrarse. Antes
de que Connor y yo lo supiésemos, habrían crecido y se habrían casado
con sus propias familias. Ese día llegaría muy pronto. Pero por ahora,
los recuerdos que estábamos construyendo con ellos estarían de por
vida, y serán recuerdos que atesoraríamos para siempre.
(Forever #5)
Aún no disponemos de mucha información, pero la autora
comentó que el libro se publicará en 2015.
(Ellery’s Story #1) Aún no disponemos de mucha información, pero la autora
comentó que el libro se publicará en 2015.
Sandi Lynn
Nacida y criada en los EE.UU.,
Sandi Lynn siempre ha soñado con
ser escritora, desde que ganó su
primer premio como autor joven en
la escuela primaria.
Pasa sus días criando a sus tres
niñas adolescentes y escribiendo a
tiempo completo.
Sandi Lynn es una autora de
éxito de New York Times, USA
today y Wall Street Journal.
Tiene una adicción al café grave y por lo general se la puede
encontrar en el local de Starbucks con su ordenador portátil, bebiendo
café con leche, y trabajando en sus libros.
Además de escribir novelas románticas, le encanta escribir poesía.
http://www.eyesofangels.net