Javier Hernández Racionero nació en
Madrid en 1977. Desde muy joven ha
practicado la pesca deportiva, especiali-
zándose en la captura de predadores en
aguas continentales.
Su pericia en el manejo de los más diversos
aritificiales le ha llevado a plasmar sus
conocimientos en este libro, donde se reco-
gen con detalle todos los señuelos que exis-
ten en el mercado.
Además, ha sido colaborador fijo y asesor
de pesca de la revista de tirada nacional
-'La gaceta del cazador, pescador y tira-
dor». En la actualidad dirige la sección de
agua dulce del portal «Gran Pesca»
-www.granpesca.com- y colabora como
reportero en la sección de pesca de Canal
Campero, de Antena 3 Televisión. Es,
asimismo, tertuliano habitual en diversos
programas de pesca, tanto de radio como
de televisión.
SEÑUELOS ARTIFICIALES
PARA LA PESCA EN AGUA DULCE
Javier Hernández Racionero
TIKAL
Editora
Isabel López
Director de la colección
Carlos Thomas
Revisión de textos
Javier García-Egocheaga
Composición
julio P. Fernández,
Diseño gráfico
Panlagua & Calleja
Ninguna parte de este libro, sea texto y/o fotografía,
puede ser reproducida por medio alguno sin el permiso
por escrito de la editorial y del autor.
© Textos: Javier Hernández Racionero
© Susaeta Ediciones, SA
Tikal Ediciones
Campezo, 13
28022 Madrid
Fax: 9 1 3 009 1 1 0
Impreso en la UE
S E Ñ U E L O S A R T I F I C I A L E S
Introducción................................................................................ 7
CAPÍTULO 1El color y el tamaño en los señuelos. Algo más que importante
El color adecuado.................................................................... 13El tamaño adecuado................................................................ 23
C AP ÍTU LO 2Cucharillas
Introducción............................................................................. 31Cucharillas ondulantes.............................................................. 32Cucharillas giratorias................................................................ 35Cucharillas dobles o montadas en «tándem».............................. 42
C A P ÍTU LO 3Cebos de vinilo
Introducción............................................................................. 45Lombrices, el principio del plástico blando................................ 50Lombrices sin cola.................................................................... 53Lombrices con cola................................................................... 55Centipedes o ciempiés............................................................. 57Softbaits.................................................................................. 59Salamandras............................................................................ 63Cangrejos................................................................................ 66Tubos de vinilo......................................................................... 71Peces con movimiento.............................................................. 74;"
Twister o «marcicmitos».............................................................. 77Ratones y ranas de vinilo.......................................................... 80Pajaritos o brush...................................................................... 82Leech o sanguijuelas................................................................. 83Skirted Grub............................................................................ 84Vinilos para hacer «tándems» o trailers...................................... 86Esencias y sabores. La sal........................................................ 89Montajes y forma de pescar con vinilo...................................... 93Complementos para vinilos....................................................... 111
CAPÍTULO 4Peces artificiales
Introducción............................................................................. 119Características comunes a todos los peces artificiales.................. 121Tipos según la profundidad de natación.................................... 1 25Cómo fabricar tu propio pez artificial........................................ 158
CAPÍTULO 5Otros señuelos
Spinnerbaits............................................................................. 1 65Buzzers.................................................................................... 1 75Flipping jigs............................................................................. 179Señuelos «antihierbas» o «antienganches»................................... 1 85
Glosario..................................................................................... 193
INTRODUCCIÓN
U na de las mayores dudas que
asalta a todo pescador, por no de-
cir la principal, es la elección del se-
ñuelo que más se adecúa a las ne-
cesidades del entorno y a las
características determinadas de la
especie objeto de pesca.
Respecto a los cebos artificiales,
rara vez tendremos la certeza de
cuál será el más efectivo. Lo más ha-
bitual será dudar entre decenas de formas, colores, tamaños y tipos, y
cuando tomamos una decisión -depositando en ella grandes dosis de fe-, a
las pocas lanzadas comenzamos a pensar en reemplazarlo por un nuevo
señuelo.
Así que lo cambiaremos una y otra vez y, en este proceder, consu-
miremos el tiempo destinado a la pesca (con la caña apoyada en el suelo
y haciendo nudos, en vez de estar lanzando) y dará al traste con todas
nuestras ilusiones de captura.
Aparte de esto, el pescador suele realizar una compra excesiva e in-
necesaria, llevado más por sus gustos personales, que por los que pudiera
tener el pez que se pretende capturar. También es cierto que si el pescador
no confía en el señuelo que ha elegido (al margen de los resultados que
hubiera obtenido con éste en anteriores ocasiones), pescará menos que con
otro con el que -ya sea por su aspecto o por cualquier otra razón- se sienta
más cómodo. Ante todo hay que tener confianza en lo que se pone al final
del nylon. Pescará más y mejor.
Pero, una vez que hemos dejado clara esta importancia, digamos si-
cológica, la forma más adecuada de elección de los señuelos debería
venir determinada por los resultados obtenidos con ellos en cada una de las
salidas de pesca.
Además, conviene tener en mente que un señuelo que un día «triunfa»,
al día siguiente, por distintos motivos, podría no ocasionar ni
una sola picada. Esto se debe a que la actividad de los
peces varía en función de muchos factores: temperatura del
agua, condiciones metereológicas, eclosiones de insectos,
fase lunar, color del agua y muchas otras circunstancias que
complican aún más la elección.
Con este libro, por tanto, lo primero que se pretende es que la elección
que se realiza antes de anudar el señuelo sea lo más acertada y rápida
posible, guiados por el conocimiento completo de las principales
características de los engaños, lo que constituye una información vital de
cara a cada salida de pesca. Otra de nuestras intenciones es que, con
este texto, el lector sea capaz de diferenciar entre lo imprescindible y lo
superfluo, reduciendo
el número de señuelos que necesita
en cada ¡ornada, pues cargar con
grandes maletas repletas de artifi-
ciales no resulta cómodo ni reco-
mendable. Asimismo, esta prese-
lección traerá el consiguiente ahorro
que supone realizar siempre la com-
pra más acertada para cada con-
dición. Aunque la abundante oferta,
para un pescador experimentado,
será beneficiosa, ya que puede ha-
cer su concienzuda elección sobre
un número mayor de señuelos y pes-
car con aquello que utilizan menos
pescadores.
Por último, una vez que hayamos
aprendido a seleccionar el artificial
«perfecto» de acuerdo a las carac-
terísticas del entorno y el pez en
cuestión, hay que pensar que no
está todo hecho, pues resta aún la
otra gran asignatura pendiente, esto
es: dónde y cómo lanzar.
Es muy difícil obtener un mediano
éxito lanzando a lugares donde,
por el motivo que sea, no se en-
cuentran los peces que buscamos.
En caso de que sí estén, tampoco
triunfaremos si ejecutamos el lan-
zado de manera brusca o trabaja-
mos erróneamente nuestro artificial,
por lo que su forma de utilización
está determinada por sus caracte-
rísticas, que debemos conocer.
Todo en este, cada vez más difícil,
arte de la pesca se torna principal, ya
que cualquier pequeño detalle puede
transformar esas ¡ornadas que hubie-
ran quedado para el olvido, en gran-
des recuerdos, o viceversa.
CAPÍTULO 1
El color y el tamaño en los señuelos. Algo mas que importante
El color adecuadoEl color de los señuelos es uno de
los principales temas de discusión en
muchas tertulias de pescadores y, sin
duda, uno de los asuntos más con-
trovertidos que hay respecto a las
características de los artificiales. Po-
siblemente, se deba a la gran in-
fluencia que, suponemos, tienen los
colores para el pez y para el pes-
cador que confía en su elección.
Está claro que el señuelo que más
pesca es el que está más tiempo en
el agua, independientemente del co-
lor que tenga, aunque hay ciertas normas que nadie puede negar y que
solucionarán más de una duda.
Por regla general, los colores que los fabricantes comercializan suelen
tener una eficacia probada. El problema radica en el pescador que adquiere
ese artificial, pues tal vez no lo emplee en las circunstancias para las cuales
ha sido creado, o se rija para su elección por parámetros equivocados.
Cuando se comienza en una afición como es la pesca, el futuro pescador
se ve desbordado por la oferta de material. Podría pensarse en que esto
es negativo, pero constituye un gran logro. Hace no muchos años, los
pescadores acudían a la tienda de pesca a comprar, como mucho, unos
pocos modelos de «rápalas», cucharillas -giratorias, con o sin mechón de
lana, y ondulantes-, y alguna que otra lombriz de vinilo en los mejores
establecimientos. Hoy en dia, un mismo modelo de señuelo, sea vinilo,
cucharilla o pez artificial, se presenta en una variedad de colores y tamaños
casi rozando el infinito.
¿Cuál es el problema? Muy sencillo, por regla general, hasta que no se
tienen en la caja alrededor de una veintena de colores llamativos para el
pescador, no se comienzan
a comprar señuelos que realmente atraigan al pez, o que cubran las
distintas necesidades o entornos donde el pescador novel lleva a cabo su
hobby incipiente.
Antes de entrar en una tienda especializada, ha pasado horas meditando
acerca de lo que va a comprar. Pero la realidad es que, una vez dentro, antes
de saludar a la persona que te va a atender, ves un señuelo que no
recordabas, o que ni siquiera conocías, y te resulta increíblemente atractivo.
Al final, tienes en la bolsa lo que no pensabas comprar, en distintos colores
que te parecen atractivos o llamativos, pero, ¿has preguntado al pez en
alguna ocasión? Para facilitar la elección, debemos seguir unas reglas
básicas. Los colores se pueden dividir en tres tipos:
• Naturales: Colores que imitan
la realidad (peces pasto, cangrejos,
lombrices, salamandras, etc.). Estos
colores llaman la atención del pez,
por la similitud que guardan con el
ser vivo que se pretende imitar. Muy
empleados en aguas cristalinas,
para peces resabiados, o en capas
de agua superficiales, donde la in
fluencia de la luz es superior a la de
las aguas más profundas y los artifi
ciales se ven con mayor claridad.
• Colores de fantasía: Por ejem
plo, y de los más utilizados, el char-
treuse -verde fluorescente- y bubble gum -rosa chicle-. Son gamas de colores
completamente irreales. ¿Alguien ha visto un cangrejo rosa o un pez ver
fluorescente? Seguro que no y, si alguna vez los veis, notificadlo
a las autoridades competentes. En estos tonos, el pez decide atacar por la
excitación que le produce, por desconocimiento de lo que tiene cerca de sí,
o quizás, por algo más simple que cualquier otra razón:
para defenderse de ese ser de ex-
traño color. Son muy útiles en situa-
ciones de baja visibilidad -aguas to-
madas- y profundas, en las que el
pez necesita cierta ayuda para lo-
calizar el artificial.
• Colores mixtos: Son señuelos
cuya composición de colores se debe
a la mezcla de varios, que pueden
ser naturales o de fantasía, creando
una combinación de gran efectivi-
dad, como por ejemplo las lombrices
pumpkin -es posiblemente el tono
que más se asemeje al color de una
gran lombriz de tierra, color cala-
baza-, con la cola en forma de hoz
de color chartreuse, u otro tono fluo-
rescente. Se utilizan en aguas algo to-
madas, profundidades intermedias...
TrucoLos vinilos tienen la capacidad
de, si están almacenados juntos
y son de distintos colores, tomar
la tonalidad del más claro, so-
bre todo chartreuse. Utiliza esta
cualidad poniendo en un mismo
lugar distintos vinilos, para crear
tus propios colores y personali-
zar tus señuelos.
Existen diferentes teorías sobre la
mayor efectividad de algunos colo-
res sobre el resto. Lo que está más
que probado es que, cuando se dan
los primeros pasos en la pesca o
cuando se desconoce por completo
el lugar, los colores más efectivos en
ese entorno, los más apropiados,
son los naturales; en fin, los que imi-
ten los colores de los seres que cons-
tituyan la dieta principal en ese de-
terminado lugar. Bastará con
observar la orilla y descubrir si hay
cangrejos -emplearemos señuelos
rojizos-, percasoles -colores naran-
as y verdes-, bogas -blancos y ne-
gros-, etc.
Más tarde, una vez que se ha ase-
gurado la ¡ornada en cuanto a cap-
turas se refiere, o se trata de un día
de perros sin una sola picada, se co-
mienzan a emplear colores de fan-
tasía o mixtos, que tal vez ese día,
o por el lugar de pesca en particu-
lar, funcionen de maravilla y pasen,
de ser un señuelo olvidado por ese
feo color, a ser el señuelo preferido
de toda la caja de pesca. Lo norma
en muchas aguas continentales es
que, de una temporada a otra, cam-
bien los gustos de los peces, o
«aprendan» los colores, por la gran
presión que se realiza con el color
más empleado en las temporadas
anteriores.
En más ocasiones de las que nos
gustaría, ciertos colores que un día
han sido la estrella, a la salida siguiente no obtienen ni por casualidad los
mismos resultados. ¿A qué se debe este fenómeno? Un motivo para que
ocurran estas diferencias de capturas, con tan poco tiempo de margen,
puede ser la variación del volumen o de la nitidez del agua, que cambian
de una salida de pesca a otra.
Los peces basan en diferentes motivos su comportamiento, y uno de ellos
es la claridad del agua, que afecta en mayor o menor medida a as
diferentes especies. Por ejemplo, cuando se está pescando truchas en
un pequeño río de alta montaña, si el día anterior, o simplemente horas
antes, ha llovido, las aguas bajarán más turbias de lo que acostumbran a
estar. Esto se debe a la cantidad de partículas en suspensión que arrastran.
La trucha, al observar este fenómeno, está más activa, pues sabe que, con
esta materia -sedimentos-, se arrastra también gran cantidad de comida, ya
sean lombrices o cualquier otro insecto que habite en tierra.
Otras especies, como los lucios, luciopercas o basses aprovechan la
tonalidad más oscura del agua
para obtener un mayor camuflaje a
la hora de buscar presas. Esto no
significa que con las aguas turbias
sea más fácil pescar. Lo que está
claro es que los peces cambian su
actividad. En estos días es más fre-
cuente errar la clavada, ya que, al
atacar nuestro señuelo, pueden no
hacerlo de una manera certera y to-
mar sólo parte del engaño. Esto di-
ficulta enormemente la pesca.
Si se emplean señuelos grandes, e
pez podrá detectarlo mejor, pero hay
que escoger bien para que, lo ata-
que por donde lo ataque, se clave.
Otra solución para este problema, y
es la que interesa en este capítulo,
consiste en emplear el mismo tamaño
pero cambiándolo de color. Por su-
puesto, uno que se distinga mejor en
estas condiciones y sea más detec-
table para el pez. Colores como el
chartreuse, blanco, o incluso mates
oscuros, que definen muy bien la si-
lueta a contraluz, serán ideales para
esta situación. Por el contrario, si las
aguas son cristalinas, se deberán em-
plear los colores más parecidos al ali-
mento frecuente de la especie objeto
de pesca en ese determinado lugar,
ya que el pez, con su vista, no tiene
ningún problema en localizar a su
presa.
A la hora de elegir el color del se-
ñuelo, nos fijaremos también en
cómo se encuentra el cielo y su ni-
vel de claridad. Si está muy nublado
o cubierto, la proporción de luz so-
lar que entra en el agua es bastante
menor que si estuviera despejado.
Esto implica que la profundidad a la
que llega la claridad es menor, pero
éste no es motivo suficiente, en la
mayoría de las ocasiones, para que
el pez se desplace a capas supe-
riores. El señuelo en días nublados
deberá tener colores de fantasía,
mixtos o muy oscuros, ya que los de-
tectará mejor el pez. Por el contra-
rio, en días despejados, por la gran
cantidad de luz que incide en el
agua, los mejores señuelos serán los
de color natural, en los que el de-
predador no notará diferencia con
su alimento.
Toma notaAtención a los colores oscuros
y mates en días de mucho
viento. Hacen que el señuelo
marque su contorno de forma
muy definida, con las aguas
en movimiento de la super-
ficie.
Este mismo sistema de elección es
válido para escoger el señuelo que
se empleará en las primeras y
últimas horas del día, cuando hay
menos claridad, y para las horas centrales del día, cuando hay un máximo
de luz.
Si se pesca de noche (atención a la legislación vigente, que prohibe la
pesca una hora después del ocaso en muchas Comunidades), los colores
que se utilizarán serán siempre oscuros. ¿Oscuros y de noche? Si, la
combinación perfecta. El motivo es que estos colores oscuros, marcan
perfectamente su silueta en condiciones de poca luz y se hacen visibles
para el pez.
La época del año afectará asimismo, aunque de una manera indirecta,
al color que debemos emplear. Es indirecta porque, sobre lo que
realmente influye es en la actividad del pez, que será mayor o menor
respecto a la temperatura del agua, la cual variará en relación con la
época del año. También se puede deber a otros factores, como la
presión atmosférica, las diferentes eclosiones de insectos y una gran
cantidad de agentes externos que hagan variar la actividad del pez.
Cuando éste tiene poca o nula actividad, son más efectivos para su
pesca los cebos que tengan colores más naturales, ya que, en vez de
irritarlo, lo que hacen es comunicarle que lo que pasa por delante
de su apostadero es comestible. Después de esto, está claro que, cuando
el pez esté muy activo, los colores de fantasía le excitarán más,
obteniendo muchas posibilidades de ataque.
Los peces, también dependiendo de la profundidad a la que se en-
cuentren, por el motivo comentado anteriormente de la intensidad de la luz,
detectan con más facilidad uno u otro color. Según diversos estudios, el
que mejor aprecian a medida que aumenta la profundidad, es el azul.
Atentos entonces a los peces que habiten en las profundidades, para
tentarlos con señuelos de este color.
Toma notaDos colores que nunca deben faltar en vuestra caja de pesca son el
blanco y el negro. Todas as especies, en mayor o menor medida, se
sienten atraídas por señuelos de estos colores.
Según la especie que se pesque, hay que tener muy en cuenta ciertos
colores, o la gama cercana, por su preferencia hacia ellos. Existen ciertos
colores que se han considerado comodín para cada especie.
• La trucha siempre prefiere, por
su comportamiento esquivo, los na
turales. Para este pez hay que dar
gran importancia a las pequeñas imi
taciones de alevines de su propia es
pecie, que, en acto de canibalismo,
consume.
• El black bass se siente, en cir
cunstancias normales, más atraído
por los tonos verdes, marrones y blan
cos. Cuando el agua se torna algo
más oscura, el chartreuse es funda
mental en la pesca de este centra r-
quido. El gris mezclado con blanco
-alewife- es muy efectivo, cuando la
presión de pesca sea extrema.
• La lucioperca, por su caracte
rística de habitar a notable profun
didad, gusta de colores muy oscuros
-si son señuelos que naveguen por encima de ella, ya que definen per-
fectamente la silueta a contraluz- o muy claros, como son los blancos -perla o
hueso- el chartreuse y e orange o hot orange -naranja o naranja fuerte-, si se
trabajan al nivel del fondo.
• Al lucio le llaman la atención
los colores rojo, marrón, chartreuse,
orange y blanco, en señuelos con
partes de negro o rojo. Desde hace
ya muchas décadas, el lucio se
pesca con cucharillas con la potera
cubierta con lana roja, con una efec
tividad superior al mismo modelo sin
tales mechones.
• El siluro presta mayor atención
a señuelos principalmente muy os-
euros o muy claros, aunque su defi-
ciente vista hace que el color pase
a un segundo plano, tomando ma-
yor relevancia aspectos como la
forma y el tamaño.
• Los grandes ciprínidos sienten
cierta predilección por los blancos,
amarillos, naranjas o, en general,
cualquier color claro frente a los os-
curos. Posiblemente se asemejen a
su comida habitual.
TrucoPodemos pintar cualquier se-
ñuelo de negro con un rotula-
dor indeleble, que se puede
comprar en una papelería.
Para devolverlo a su color ori-
ginal, con un simple algodón
humedecido en alcohol de
96° bastará.
El tamaño adecuadoEl tamaño del señuelo a emplear, al igual que el color, depende de un
gran número de variables y factores, que provienen tanto del medio,
como del pez objeto de pesca.
En cuanto al estado del agua, el principal factor que determina el ta-
maño del engaño es la tonalidad que presenta. A grandes rasgos, puede
estar tomada o cristalina, existiendo entre una y otra gran variedad de
tonos.
El que las aguas presenten tonalidades oscuras o estén tomadas se debe
a que tiene en suspensión un gran número de partículas propiciadas por
lluvias, fuerte viento, grandes entradas de agua, etc. O, simplemente, por la
estructura de lugar, o por la composición del fondo y las orillas.
Todo esto afecta directamente a la visión del pez, reduciendo sus posi-
bilidades de detección del señuelo, por lo que se deberán utilizar señuelos
de mayores dimensiones que los que se emplearían con las aguas
cristalinas.
Cuando un pez ataca un artificial en aguas turbias, si no está acos-
tumbrado a ese estado del agua, puede fallar en su primer intento y tener
que realizar otras «picadas». Con señuelos más grandes, el pez
morderá más fácilmente alguna parte y se enganchará en los diferentes
anzuelos.
TrucoEn aguas turbias, sustituye los anzuelos de tu artificial por otros
mayores. Así facilitarás el «enganche» en la primera picada.
La claridad del día es otro factor que incide en la claridad del agua. En
los días nublados u oscuros por a proximidad de una tormenta, utilizaremos
los mismos tamaños que se han empleado en aguas turbias, de medidas
superiores a los empleados en días soleados y despejados.
También es importante recordar que, en las primeras horas de la ¡ornada
de pesca y en las próximas al ocaso, las aguas están más oscuras que
mediado el día, por lo que se seguirá el mismo patrón mencionado
anteriormente. En resumidas cuentas: en condiciones con más oscuridad, se
emplearán tallas mayores que en condiciones de mayor visibilidad.
El ciclo de la vida también determina el tamaño que se debe emplear.
En primavera y principios de verano, cuando las aguas están lle-
ñas de pequeños alevines que han
eclosionado meses antes, el señuelo
debe estar en concordancia y ha de
ser de reducidas dimensiones. Tam-
poco hay que olvidarse de que, to-
davía, los peces que nacieron el año
anterior tienen un tamaño muy deli-
cado y son presas fáciles de los
ejemplares adultos. Así, nos tendre-
mos que decantar por señuelos muy
pequeños o medianamente grandes.
A medida que se avanza en la
época del año, estos pequeños pe-
ces y los nacidos en el año anterior,
aumentan su tamaño, con lo que
también se podrá aumentar el de
nuestros artificiales. Una vez en ve-
rano, será mejor decantarse por
otros factores -como por ejemplo la
actividad del pez-, más que por e
tamaño de la comida. Por regla ge-
neral, la pesca en este período
puede dividirse, a su vez, en dos for-
mas bien distintas según el modo de
enfocarla.
Habitualmente, todas las especies
durante el estío (máxime en las ho-
ras centrales del día) tienen menos
actividad, ya que con cualquier mo-
vimiento, debido a las altas tempe-
raturas, consumen mucha energía.
En este momento, es preferible utili-
zar señuelos de pequeñas dimen-
siones y manejados muy lentamente.
El motivo es que el pez se ha de ase-
gurar que la presa va a ser fácil y
que su desplazamiento va a merecer
la pena, «energéticamente» ha-
blando. Por el contrario, a medida
que avanza la tarde, y antes y du-
rante el ocaso -esto también es apli-
cable a las primeras horas de la ma-
ñana-, los peces salen de sus
apostaderos en busca de alimento.
Este momento es el de mayor activi-
dad, y se debe aprovechar emplean-
do señuelos de dimensiones más vo-
luminosas que los empleados a lo
largo del día, donde cualquier
presa será engullida sin dificultad.
Algo similar ocurre en los meses
de otoño, cuando los peces se pre-
paran -en la mayoría de los casos,
excepto el lucio y la lucioperca-,
para pasar el crudo invierno. En esta
época del año, se tenderá a em-
plear señuelos de mayor tamaño que
en el resto de la temporada. Los pe-
ces pasto se han alimentado bien du-
rante el verano y ha aumentado su
tamaño considerablemente, aparte
del mencionado abastecimiento
para el invierno, que hace que los
depredadores estén muy activos.
En invierno la pesca se reduce
drásticamente, con la excepción ya
mencionada de especies como el
lucio y la lucioperca, que no du-
darán en atacar señuelos de gran-
des dimensiones, para que el mo-
vimiento sea rentable en cuanto a valor energético se refiere. En el caso
del lucio, señuelos de entre 1 3 y 1 8 centímetros son suficientes, y en la
lucioperca, de entre 7 y 1 3. Cuando se va acercando de nuevo la
primavera, los peces despiertan de su letargo invernal y comienzan a
desplazarse en busca de alimento. Es el momento de emplear señuelos
de dimensiones mínimas, con una pesca muy fina, que, a medida que se
calienten las aguas, se irán cambiando por otros de mayor tamaño.
Por lo que se refiere a los factores que influyen en el pez, no se debe olvidar
que los peces «aprenden», y no es lo mismo pescar en aguas muy «tocadas»
que en aguas no tan frecuentadas. Cuanta mayor presión pesquera se realice
sobre un entorno, el señuelo deberá ser menor. Siempre es más atractivo un
engaño de reducidas dimensiones en la pesca de un pez resabiado, que uno
de grandes dimensiones, en el que se puede detectar más fácilmente que no es
comida.
Uno de los principales factores que determinan el tamaño del se-
ñuelo es la actividad de los peces. Cuando un pez muestra poca actividad,
es recomendable reducir las dimensiones del señuelo que se está empleando.
Cuanta menor actividad presenten los peces, menor tamaño se empleará y
viceversa.
Después del análisis de todos estos factores, existen ciertas tallas que se
consideran estándar para las diferentes especies (pescando ejemplares de
tamaño medio), recomendadas sobre todo para el pescador novel, que
duda en muchas oca-
siones sobre el tamaño más apropiado para cada circunstancia.
Estos tamaños son generalmente válidos para cualquier situación de
pesca. Son los más empleados. Pero claro está que, después de un pequeño
análisis del medio, se escogerá el que tenga unas dimensiones más
acertadas.
• Trucha: Alrededor de 5 centímetros. Con esta especie debemos tener en
cuenta el tamaño medio de las capturas, ya que influirá si se reduce o se
aumenta el tamaño como máximo en 2 centímetros (3 y 7).
• Barbo: Entre 5 y 7 centímetros,
hasta 9 como máximo.
• Carpa: Nunca superarán los
5 centímetros, intentando siempre
que sea bastante menor, con la di
ficultad en el lance que esto con
lleva.
• Black bass: La medida apro
piada oscila entre 10 y 15 centí
metros (4 a ó pulgadas), aunque se
recomienda, sobre todo si presentan
reticencias a picar, 7 centímetros
(algo menos de 3 pulgadas).
• Lucioperca: La reducida di
mensión de su boca, en relación con
los otros dos depredadores principales españoles, black bass y lucio, hace
que las dimensiones más recomendadas estén entre los 7 y los 1 1
centímetros, para la captura de ejemplares de tamaño medio.
• Lucio: ¿Qué aficionado no ha oído el refrán de «señuelo gordo, lucio
gordo»? Con medias que oscilen entre los 1 3 y 17 centímetros se cubrirán
gran parte de las posibilidades
de pesca del exócido, aunque tamaños superiores a estos no son desde-
ñables.
• Siluro: Debido a la dificultad que tiene este pez para detectar los
señuelos con la vista, y el tamaño que puede llegar a alcanzar, se em-
plearán señuelos de medidas superiores a los 18 centímetros, intentando
siempre utilizar los de mayor tamaño que nos sea posible lanzar.
CAPÍTULO 2
Cucharillas
Introducción
En alguna ocasión, todos nos he-
mos preguntado cómo un meca-
nismo tan simple, un trozo de metal
que se mueve de forma ondulada,
o una pala que gira sobre un pe-
queño alambre, atraen tanto a cual-
quier depredador. Lo cierto es que
si se tiene que hablar de un señuelo
polivalente, económico y efectivo,
siempre se llegará a un mismo
punto: la cucharilla.
Con el paso del tiempo, las cu-
charillas han evolucionado, mejo-
rando las palas y equilibrándolas
para conseguir que, a la menor velocidad posible, realicen un sinuoso
movimiento, o que generen la emisión de una baja frecuencia que altere a la
más resabiada de las truchas. Sin embargo, existen, hoyen día, los mismos
modelos y marcas con las que pescaban nuestros abuelos. ¿Habrán perdido
efectividad? La respuesta dependerá de la habilidad que tenga e
pescador, a la hora de pasar esa moderna o antigua cucharilla cerca del pez
y desatar su instinto de picada. La gran mayoría de las especies
depredadoras que habitan las aguas continentales de la Península se pueden
pescar con una cucharilla. Lo único que debemos cambiar es el tamaño y,
para los más exigentes, también la forma de la pala.
Toma nota
El plomo es un material muy frecuente en la construcción de muchos
señuelos. En California y New Hampshire, Estados Unidos, la venta
de todos los que contengan este material está restringida por la ley y
debe aparecer en un lugar visible la siguiente advertencia: «Este pro-
ducto contiene plomo; un estudio químico afirma que puede causar
defectos de nacimiento u otros daños reproductivos. No se lleve las
manos a la boca después de tocarlo. No se lo ponga en la boca. Lá-
vese las manos después de tocar el producto». Será mejor hacer caso
de la advertencia. Es tal la toxicidad del plomo que, en un pantano de
Inglaterra, existía una gran mortandad entre los patos. Biólogos que
estudiaron el caso afirmaron que los patos morían debido a la cantidad
de plomo que había en sus aguas, pero el plomo estaba allí por los
numerosos enganches que tenían los pescadores.
Cucharillas ondulantes .,.,O también denominadas, por al-
gunos pescadores, «calzadores» y
por los anglosajones ¡igging
spoons, por su similitud .con ese ob-
jeto, la cuchara. En el agua, el mo-
vimiento que producen se asemeja
al movimiento de un pez, pero más
acentuado. Esta similitud también se
aprecia en muchos modelos, que ¡n-
tentan, cada vez más, guardar ma-
yor semejanza con los peces presa,
añadiendo elementos tales como ojos, escamas, etc.
Este señuelo se podría decir que es, en cuanto a construcción se refiere, de los
más sencillos. Se compone simplemente de un trozo de metal curvado y
alargado con dos agujeros, uno en cada extremo, en uno de los cuales se
insertará una potera y, en el otro, se anudará la línea.
Toma notaSe ha de emplear siempre un quitavueltas o esmerillón para unir el hilo
a la cuchara ondulante. Esto evitará torsiones y nudos en la línea,
manteniendo así la resistencia del hilo. Esto también aumentará la
capacidad de movimiento.
La forma y curvatura de este trozo de metal es lo que determina su mo-
vimiento y su elección. Cuanto más se asemeje a una «s» vista de perfil, será
más recomendable para su uso en aguas turbulentas, a la vez que tendrá un
movimiento de natación muy acentuado. Por el contrario, cuanto más plana
sea, su utilización se verá restringida a aguas lentas y tranquilas. Hay que
tener muy presente que lo que se pretende imitar es el tenue movimiento de
un pez al desplazarse.
Los tamaños pueden oscilar entre los tres centímetros, las más pequeñas, y
los 25 centímetros, las mayores. En el caso de las de menor tamaño, su
utilización se limita a truchas o ciprínidos, como el barbo, mientras que las
mayores se emplean para el siluro, pues, por la
gran cantidad de agua que mueven
a poca velocidad de recogida, ha-
cen que este pez sienta cierta pre-
dilección por ellas. Los tamaños
intermedios, de diez a trece cen-
tímetros, se emplean sobre todo
para el lucio.
Por regla general, suelen tener a-
gún complemento añadido, como
pequeños «corazoncitos» rojos, plu-
mas, o lana roja. O incluso llevan di-
bujadas en el dorso escamas o lá-
minas adhesivas que
producen destellos,
aumentando su poder de
atracción. Últimamente,
en Estados Unidos, gran
cantidad de pescadores
emplea este tipo de
cucharilla por su probada
eficacia en la pesca
del black bass. Cuando
se produce una utilización
masiva por parte de los
pescadores, produce a la
vez un incremento de la
oferta y esto hace que los
fabricantes empleen
grandes esfuerzos en el
desarrollo y mejora del señuelo en
cuestión. Las tendencias actuales
pasan por la introducción de
sonajeros en su interior -Legends
Rattling Spoon de Mann's-, por dotar
de «antienganches» a los anzuelos y
realizar cucharas híbridas con peces
artificiales, manteniendo la forma
de las primeras, pero con los
colores de los segundos. La finali-
dad es obtener un mayor realismo,
conservando el suave movimiento
que presentan como característica
principal estos engaños. Un caso
claro de «híbrido» es el del Rápala
Minow Spoon, con colores muy re-
alistas.
Una técnica de pesca para el lu-
cio, muy difundida en los países nór-
dicos, consiste en emplear grandes
«calzadores» para atraer a este pez
que, más tarde -una vez que se le ha
sacado de su madriguera-, picará a
señuelos de un tamaño menor.
Debido a su gran peso, en rela-
ción con el tamaño, y a la fácil pe-
netración en el aire, se consiguen en
el lanzamiento grandes distancias;
de ahí que en muchos lugares sea
uno de los señuelos elegidos para la
pesca desde la orilla.
Este peso se aprovechará para
dejarla caer al fondo, siempre
atentos, ya que en esta caída se
producen gran número de picadas.
Una vez que se ha recogido una
parte del nylon, se vuelve a dejar
caer. De esta manera, con este mo-
vimiento en forma de sierra, se tra-
bajan distintas capas de agua. Un
señuelo especialmente recomen-
dado para peces con poca acti-
vidad.
Cucharillas giratoriasSe desconoce de este señuelo si
lo que realmente atrae al pez son los
brillos que produce la pala al girar,
o la frecuencia de sonido que emite dentro del agua, o incluso las dos cosas.
Últimamente, se le está dando más importancia al sonido frente a los
destellos, ya que existen cucharillas con las palas completamente pintadas de
colores mate que anulan los brillos y producen efectos de movimiento. Lo
cierto es que llevan muchas decenas de años presentes en las cajas de pesca
de los aficionados.
Este señuelo está desarrollado sobre un eje, con un pequeño ojal al final
para anudar el sedal construido en alambre, en el que se insertan varios
elementos, a saber: la o las palas; cuentas que permiten que gire el conjunto
interior; un cuerpo de metal -que proporciona peso y estabilidad-; y, al otro
extremo del alambre, una potera o un anzuelo simple.
Las palas pueden disponer de distintas formas, tamaños y dibujo para
las diferentes condiciones del agua. La pala tiene dos formas ca-
racterísticas, principalmente: pala oval y pala de hoja de olivo, Indiana y
Willow Leaf respectivamente, en inglés.
La primera, la pala oval, se emplea en aguas rápidas. Tiene una acción de
giro inmediata. A la primera vuelta de nuestra manivela, comienza a
moverse. La pala de hoja
de olivo penetra con gran facilidad el agua, con lo que está recomendada
para capturar peces que tengan su habitat cerca del fondo, como es la
lucioperca, o, en ciertas ocasiones del año (verano, principalmente), el lucio.
La pala oval forma un ángulo mayor con el cuerpo, aproximándose en
algunos modelos a los noventa grados, mientras que la de hoja de olivo, rara
vez, a velocidades normales, se separa más de sesenta grados. Ciertos
modelos tienen la pala con cuatro o cinco _ agujeros, efecto que produce
mayor frecuencia de sonido y distinta de la de la pala sin agujerear.
La curvatura de la pala condiciona el que un modelo u otro tenga una
velocidad mayor o menor en el giro. Por regla general, las palas ovales
tienen una curvatura mucho mayor que las de hoja de olivo, que pueden ser
casi planas. Algunos fabricantes siguen la tendencia de hacer muescas u
ondulaciones en las palas, para que aumente la frecuencia que emiten en
el agua -excitando más al pez-, con el consiguiente incremento de picadas.
Los diferentes dibujos que adornan las palas responden a la intención de
conseguir una imitación más real de los elementos de la naturaleza que
pretenden simular, en oca-
siones pececillos, en otras, insectos, e incluso ranas.
Las cuentas que forman el cuerpo pueden ser de plástico, principalmente
en tonos rojos, o de metal, más duras y resistentes que las primeras. La
principal función de estas cuentas es que el conjunto formado por la pala y
el peso -pasados por el alambre- gire libremente, sin ningún obstáculo.
Tenemos que recordar que este señuelo hay que trabajarlo lo más lento
posible, y esto significa a la menor velocidad a la
que la pala obtenga movimiento, con lo que la inserción de cuentas en
las cucharillas es obligatoria.
TrucoPara pescar el lucio en días de fuerte viento, puede salvar la ¡ornada
una cucharilla con lana roja en la potera y con cabeza plomada, que
hace que sea muy lenta y trabaje profunda.
El peso del cuerpo central de la
cucharilla dependerá de su ta-
maño, principalmente respecto del
conjunto en general, y, en un se-
gundo plano, de la longitud que se
quiera conseguir con el lance, o de
la profundidad en la que va a tra-
bajar. En numerosos modelos, este
peso aparece tallado con mues-
cas, o señalado con dibujos de
círculos.
Para rematar el señuelo, pende
del extremo inferior una potera y,
en algunos modelos más pequeños
-destinados a salmónidos-, un
solo anzuelo. Esta potera puede ir
acompañada de plumas -muy uti-
lizadas para salmones y truchas-,
o de unos mechones de lana roja,
todo un clásico en la pesca del
lucio.
TrucoPara que la cucharilla emita dis-
tintas frecuencias, se puede unir
mediante un simple esmerillón
una más pequeña a otras de
mayor tamaño, aumentando el
sonido y los destellos, hacién-
dolo más fácil de detectar para
el pez. Importantísimo usar, en
este tipo de señuelo, quita-
vueltas o esmerillón.
Existen ciertos modelos de cucha-
rilla, Martín y similares, en los que
la pala viene colocada de una ma-
nera característica (cierta curvatura
en el agujero), especialmente dise-
ñada para mantenerse más tiempo
en las capas bajas del agua y faci-
litar su rápido descenso.
Toma nota. Casting y SpinningDentro del lanzado existen diversos tipos de equipos más adecuados
para una u otra técnica. A grandes rasgos hay dos: casting y spinning.
Casting, a su vez tiene una variación, trigger -gatillo-, en la que sim-
plemente varía el mango de la caña. En casting propiamente dicho,
la empuñadura está preparada para lanzar con una sola mano, mien-
tras que en el trigger se pueden utilizar las dos, porque el mango es
mucho más largo.
Volviendo a las generalidades, la principal diferencia entre un equipo
de casting y uno de spinning es el carrete. Spinning significa «girando»,
lo que quiere decir que es el carrete lo que gira, mientras que la bobina
queda fija. Son los tradicionales de pick-up y se pesca con el carrete
hacia abajo. Por el contrario, casting significa «lanzado»: el carrete se
queda fijo y lo que gira es la bobina. La posición de este carrete es hacia
arriba.
Las diferencias en las cañas son menores, pero también hay alguna.
En la empuñadura de las cañas de casting, éstas tienen un gatillo que
se ajusta perfectamente al dedo índice de la mano con la que se lanza
y, por supuesto, el portacarretes está situado para que el carrete quede
mirando hacia arriba. Por regla general, una caña de casting, frente
a una de sp'mníng, siempre tiene una anilla más, como mínimo, y és-
tas son de tamaño menor y, al colocar el carrete hacia arriba, se si-
túan en la misma posición.
Para lanzar una caña de spinning, el aprendizaje es mínimo y en po-
cos lances se puede estar pescando. Se sujeta el hilo con el dedo ín-
dice de la mano con la que se va a lanzar. Con la otra mano se abre
el pick-up. Se echa hacia atrás la caña y, con un fuerte impulso, se
lanza hacia delante. Cuando el señuelo esté por encima de tu cabeza,
tienes que soltar el hilo. Cuando el señuelo llegue a la profundidad
deseada o toque el agua, cierra el pick-up y a pescar. Una caña de
casting, para lanzar con un mínimo de precisión, requiere bastantes
más horas de práctica. Para comenzar correctamente hay que regular
el freno centrífugo, y este proceso se ha de repetir en cada cambio de
señuelo. La utilidad de este freno es controlar el giro de la bobina,
porque, si gira en exceso, al lanzar la línea saldrá del carrete más
lenta de lo que la bobina gira y se producirán unos enredos «de nido
de abeja». Se regula mediante un pequeño botón o ruedecilla. Para
ello bastará con anudar el señuelo y situar, con el pick-up abierto para
que salga hilo, la caña perpendicular al suelo. Se tiene que apretar el
freno centrífugo hasta que, por sí solo, el señuelo, con su peso, haga
salir hilo a una velocidad muy lenta. En los primeros lances, en fase de
aprendizaje, será mejor regular este freno algo más duro para que le
cueste más salir al hilo. De esta forma evitaremos enredos, aunque
haremos lances más cortos.
Una vez que ya tenemos nuestro flamante carrete regulado, vamos a
efectuar los primeros lances. Para ello, apretamos el botón del pick-up
con el dedo pulgar de la mano con la que vamos a lanzar y, con ese
mismo dedo, sujetamos la bobina para que no gire. Situamos la caña
detrás de nosotros y, al igual que en el spinning, con un movimiento
enérgico pero seco, movemos la caña hacia delante. Cuando ésta se
sitúe a la altura de nuestra cabeza, soltamos el dedo pulgar de la bo-
bina. Para terminar el lance, un detalle fundamental, que no se nos
puede olvidar nunca, es frenar con el mismo dedo pulgar la bobina,
justo antes de que el artificial toque el agua. Si no lo hacemos, el hilo
deja de girar pero la bobina continúa haciéndolo y se produce un en-
redo.
Así visto, parece que el sp'tnn'mg presenta más ventajas que el casting,
pero lo cierto es que, una vez que se controla el lance en esta última
modalidad, es mucho más cómodo pescar. Eso sí, con una limitación.
Si se pesca con casting, los señuelos tienen que pesar como mínimo
8 gramos. Por debajo de este peso resultan extremadamente comple-
jos, por no decir imposibles, lances medianamente largos. La como-
didad radica en que se lanza a la perfección con una mano y no tie-
nes que estar abriendo el pick-up con las dos. Respecto a la precisión,
va en gustos. Si se está pescando con un señuelo de un peso
considerable, al tener controlada continuamente la bobina de hilo con
el dedo pulgar, es bastante más preciso que el spinning. Si, por el
contrario, son pequeños engaños, la modalidad reina es el spinning.
Lo primero que pregunta cualquier aficionado que se está comenzando
a interesar por el casting es si va a hacer lances más largos. Lamento
decir que, seguramente, no. En el spinning el hilo sale libre, mientras
que en el casting, por muy bien regulado que esté el freno centrífugo,
el hilo tiene que mover la bobina.
Otra cuestión que no se puede olvidar es el precio. Por regla general,
los equipos de casting tienen un precio más alto que los de spinning.
Como resumen, baste una frase: «señuelos grandes, casting, y para
señuelos pequeños, spinning».
Cucharillas dobleso montadas en «tándem»
Las cucharillas dobles se forman a
partir de la unión de dos o más cu-
charillas giratorias simples, sobre un
mismo cuerpo o eje. Su construcción
puede ser artesanal, mediante la
unión de varias palas con un an-
zuelo o potera. La longitud depende
del gusto del pescador, aunque si se
añade un número elevado -más de
4-, dificulta el lanzado por exceso
de peso y por su recogida, que ejer-
cerá demasiada resistencia.
Su efectividad radica en el mismo
principio que las giratorias simples:
la creación de vibraciones que
atraen o excitan a los peces. Su
principal ventaja frente a las simples
radica en que, por tener palas de di-
ferentes tamaños, al recoger produce
diferentes frecuencias de vibracio-
nes, provocando una reacción agre-
siva de los peces.
Un error frecuente en su construc-
ción es el poner, en una misma cu-
charilla en «tándem», cucharillas
simples con palas de diferente tipo
-olivo, colorado...-. Cada tipo de pala necesita una velocidad de recogida
distinta. Esto provoca que a -gunas palas no giren adecuadamente. Si, por el
contrario, fueran todas del mismo tipo, al recoger, las palas pequeñas girarán
más rápido que las de tamaño mayor.
La velocidad de recogida para las cucharillas en «tándem» la marca la pala
de mayor tamaño -que suele situarse en la posición más cercana a anzuelo-.
Ésta debe girar lo más despacio posible, pero de forma continua. Al igual que
en las cucharillas simples, es de gran utilidad el empleo de un esmerillón o
quitavueltas, que evitará el retorcimiento y rotura de la linea al recoger.
Se le puede añadir en la potera plumas, spectraflash, etc., para añadir
vistosidad y movimiento al conjunto. Como en cualquier otro señuelo, los
colores rojo y blanco para estos adornos son los más efectivos. Se pueden
emplear en la pesca de cualquier depredador que sea susceptible de pescarse
con las giratorias simples, aunque, si bien es verdad que tienen una utilización
especial en la pesca del lucio, también comparten muy buena reputación en la
pesca de otros grandes ejemplares.
Otra ventaja de este tipo de cucharillas es que emiten un mayor número de
vibraciones, atrayendo a los peces desde distancias más lejanas, o en
situaciones de poca visibilidad.
CAPÍTULO 3
Cebos de vinilo
Introducción
Cuando, en 1949, el americano
Nick Creme desarrolló la primera
lombriz de vinilo en serie, no pen-
saba que hoy, decenas de años des-
pués, ese material seguiría siendo
uno de los más empleados en la
construcción de señuelos, y a la vez
uno de los más efectivos en la pesca
de ciertas especies depredadoras,
principalmente el black bass.
A partir de esa fecha, la pesca de
uno de los peces con más adeptos,
el bass de boca grande o black
bass, hizo que todo el mercado cam-
biara rotundamente y que el pesca-
dor tuviera en sus manos un arma le-
tal para cualquier circunstancia de pesca.
Desde entonces, la tecnología ha cambiado y lo que antes resultaba
una tarea laboriosa, ahora resulta un pequeño proceso industrial, con lo
que la complejidad de los engaños realizados con este material, soft
plástic (plástico blando, dúctil) para los americanos, ha aumentado en gran
medida y los costes se han reducido hasta convertirlos en uno de los
señuelos más asequibles. Posiblemente, éste sea uno de los motivos por los
que los pescadores empleen, de una manera generalizada, cebos de este
material para la pesca de depredadores de aguas continentales. Pero,
por supuesto, su empleo también se debe, y como razón principal, a su
efectividad.
Como todo, desgraciadamente, tiene alguna característica negativa, y,
en el caso del vinilo, es su corto uso, que se limita en los mejores de los
casos a media docena de capturas o picadas para el black bass, y se
reduce a la mitad si se trata del poderoso lucio con su potente boca.
La dureza del vinilo es un factor muy importante, sobre todo en lo que
a acción se refiere. Un vinilo duro tendrá una duración superior a
uno más blando, pero este último tendrá mayor movimiento, con lo que será
más beneficioso para el pescador que, con su señuelo, emitirá más
vibraciones aumentando las posibilidades de captura.
Dentro de un mismo modelo de vinilo, pueden darse distintos grados de
dureza. Para observar la dureza de un vinilo, simplemente se coloca el
señuelo, sujetándolo por la parte de la «cabeza», vertical al suelo. El
ángulo que forma el cuerpo del vinilo o partes que se mueven, indicará su
dureza en relación con otro señuelo.
Entre las principales características que tienen estos señuelos, merece la
pena destacar la gran oferta existente por la manejabilidad y opciones que
ofrece la materia prima de los mismos. Así, existen vinilos con gran
variedad de formas, tamaños y colores, que cubren los gustos de las
principales especies depredadoras y, con pequeños tamaños, ciprínidos.
Otra notoria característica es la diversidad de montajes que se pueden
emplear, a fin de cubrir las distintas capas de agua y diferentes si-
tuaciones. Con vinilo se puede pescar a bastantes metros de pro-
fundidad -montado con cabezas plomadas, Texas o Carolina, entre
otros-, en superficie -sin ningún peso adicional-, entre la enmarañada
vegetación de las riberas y orillas, cerca de los diferentes obstáculos... En
fin, en todas las posibles situaciones donde podamos encontrar pesca.
Otra característica es la de estimular gran cantidad de sentidos del pez
objeto de pesca. Con la diferente gama de colores y formas está más que
asegurada la posibilidad de percepción del señuelo por
parte del depredador de una manera visual.
El pez tiene el oído como tal desarrollado en su línea lateral, sentido que
recorre su cuerpo desde el principio de la aleta caudal hasta el opérculo. El
vinilo, con sus movimientos, crea unas vibraciones que atraen al pez,
captándolo por este sentido, en muchas ocasiones, antes que por la vista.
TrucoPor la naturaleza de estos señuelos, los depredadores, con sus afilados
dientes, dan buena cuenta de ellos y se convierten en inservibles en
pocas picadas. Para repararlos, se calentará con un mechero una pe-
queña navaja o cutter, y se introducirá en la rotura. Inmediatamente
después, se saca e metal caliente y se aprietan los dos extremos para
que vuelva a su forma original, quedando el vinilo completamente sol-
dado. También podemos unir con este procedimiento partes dañadas
o arrancadas, o hacer nuestros propios señuelos cortando y uniendo
diferentes partes de unos y otros.
Una vez que el depredador ha sucumbido al engaño y lo ha mordido, por
la característica textura que tiene, lo retiene en su boca por más tiempo
que otro artificial duro -como un cranckbait-, que, desde el primer momento,
lo reconoce como no comestible. El tacto conseguido en muchos vinilos es
similar al de las presas frecuentes. Esta propiedad actúa también como
ventaja en lo referente a que, si se ha producido una picada a un vinilo, el
depredador puede realizar algún otro intento de
atraparlo, al contrario que con un pez artificial que, si no se ha clavado en
la primera picada, difícil será que haga una segunda, tras notar que es
demasiado duro como para ser su alimento. Con esta propiedad de los
vinilos, se engaña el sentido del tacto de la presa.
El tiempo que retiene un pez el vinilo en su boca oscila entre uno y dos
segundos, cuando el engaño no tiene malos sabores y olores. Estos olores
se producen por los humos del tabaco, carburante de la barca, o
los que se le puedan pegar con las
propias manos. Si es así, el pez es-
cupe inmediatamente el vinilo. Si,
por el contrario, el artificial blando
está tratado con esencias o aceites,
el pez retendrá en su boca el cebo,
incluso hasta una veintena de se-
gundos.
Por todos estos motivos, se puede
decir que el vinilo es el cebo actual
de mayor uso y, a la vez, manejado
con un poco de pericia, de los más
efectivos.
TrucoUn útil conservante casero para
el vinilo es el aceite de oliva.
Anula ciertos sabores y olores
negativos sobre el señuelo,
aunque su principal función es
la de evitar que, con el calor,
los vinilos se peguen unos con
otros.
Lombrices, el principio del plástico blando
A partir de la creación de este se-
ñuelo se produjo la revolución en el
mundo de la pesca. Los lugares en
los que se encontraban las mejores
y, sobre todo, la mayoría de las pie-
zas eran inaccesibles. El pescador
no se atrevía a lanzar o, si lo hacía,
se arriesgaba a perder el artificial,
cosa que en muchas ocasiones ocu-
rría. Unos artificiales que, con los
precios de la época, resultaban re-
almente caros.
El verdadero éxito de la lombriz
radica en que se puede poner, sin
riesgo de enganches -montaje
Texas- en esos lugares tan queren-
ciosos, en medio de cualquier obs-
táculo.
Hoy, la lombriz es considerada
por los profesionales de la pesca del
black bass el cebo más polivalente
y efectivo. Siempre hay un tipo de
lombriz adecuado a cualquier situa-
ción de pesca, por complicada que
sea. Fue Woo Daves, con una lom-
briz Finesse Worm de la firma ame-
ricana Zoom, con una medida de 4-
3/4 pulgadas ( 1 2 centímetros
aproximadamente), en color water-
melon seed, quien consiguió alzarse
con el título de la edición del Bass
Master Classic del año 2000, prin-
cipal competición de la pesca del
black bass a nivel mundial. Los títu-
los que se han conseguido con la
lombriz de vinilo no sólo se reducen
a esa edición, sino que cuenta con
varios Classics en su haber.
El funcionamiento de la lombriz de
vini lo, independientemente del
modelo, es muy sencillo. Una vez
lanzada, desciende hacia las pro-
fundidades donde, con el más leve
contoneo de la puntera de la caña,
realiza movimientos suaves y exci-
tantes que cualquier black bass no
dudará en atacar. La diferencia ra-
dica en que, si el montaje tiene
plomo, bajará más rápidamente de
lo que lo hace respecto a otros en
los que no se emplea este peso adi-
ciona .
Toma notaPara la lombriz hay ciertos co-
lores comodín. Colores como
el cangrejo, calabaza o melón
[craw, pumpkin o watermelon,
respectivamente) no deben fal-
tar en ninguna caja de pesca.
Los tamaños de los diferentes tipos
de lombriz van desde las 3 pulga-
das, en las más pequeñas emplea-
das para la pesca finesse, o las «me-
galombrices» -también llamadas
«culebras»- de 1 2 pulgadas (apro-
ximadamente 30 centímetros), que
se emplean cuando el black bass
está muy activo o son piezas de un
tamaño considerable, a partir del
kilo o kilo y medio.
Con el paso de los años, la va-
riedad de modelos ha ido aumen-
tando. Algunos se han dejado de fa-
bricar, no porque no pesquen, sino
porque ya no lo hacen de igual ma-
nera. Ya no son tan efectivos. Así, es-
tas lombrices caen en el olvido (por
unos años) y dejan paso a las nue-
vas que, con diferentes formas, las
i51
sustituyen en las cajas de los aficio-
nados, cada vez más exigentes.
Sólo las más efectivas aguantan a lo
largo de los años.
Para clasificar las lombrices se va
a atender principalmente a la forma
de la cola, o a la carencia de ésta.
Con lo que ya se tiene una primera
clasificación clara: la posesión o no
de este apéndice. Por regla general,
las que tienen cola se emplean para
lugares en los que el pez las detecta
con la línea lateral, en vez de con la
vista; o también con la vista, pero en
segundo plano, porque el medio se
lo impide: aguas turbias o tomadas,
grandes profundidades... Situaciones
en las que es necesario que el señuelo
desplace mayor cantidad de agua
para su localización. Por el contrario,
las lombrices sin cola se emplean
para pescar en aguas superficiales y,
como principal exponente, lugares
con una presión de pesca superior a
donde se emplean las que tienen
cola. El pez las detecta con la vista
principalmente, y por este motivo sue-
len tener formas mucho más naturales,
aunque, en algunos modelos, es la
parte final de la lombriz la que, al des-
cender, vibra y atrae a los peces.
Una vez hecha esta clasificación
general, dentro de cada variedad,
existen diferentes modelos para muy
diversos empleos y situaciones de
pesca. A continuación, se exponen
los principales tipos de lombriz, con
y sin cola.
Lombrices sin cola
Rectas o «palos»
Estas lombrices se caracterizan por tener el mismo diámetro a lo
largo de todo su cuerpo, desde el principio hasta el final. Su
empleo es muy parecido al del centipede. Se limita a aguas claras,
aunque es muy efectiva en aguas con mucha presión de pesca, ya
que dentro del agua tienen una calda lenta y suave, momento en el que se
producen la mayoría de las picadas.
Las vibraciones que emiten este tipo de vinilos son generadas con todo su
cuerpo, no sólo con la cola. Suelen estar provistos de pliegues o anillos de
vinilo que, con el movimiento, emiten unas vibraciones altamente atrayentes
para el black bass. Con este diseño se consigue que, una vez en la boca del
pez, las retenga por más tiempo, al ser un tacto más natural.
En los tamaños más pequeños, se emplean en montajes de pesca fi-nesse
o fina, como el drop shot o el split shot, aunque admiten cualquier otro tipo
de montaje, como el Texas o Carolina.
Toma notaEn Estados Unidos este tipo de lombrices se emplean, en los tamaños
más pequeños (3 pulgadas), para la pesca de la rainbow trout (trucha
arcoirisj. Las Trout Worms de Gene Larew están diseñadas exclusi-
vamente para salmónidos.
Algunos ejemplos de estas lombrices son Fish Doctor de Zoom, Ripple
Stick de Caterpillar, o Ring Fry de Lake Fork.
Crawler
La diferencia de esta lombriz, respecto a las demás que carecen de cola,
es el aumento del diámetro de
la parte final del señuelo. Estas lom-
brices, al igual que las anteriores, se
emplean en aguas cristalinas o con
mucha presión de pesca. Es el
modelo que guarda mayor similitud
con la lombriz natural. Son muy
recomendadas, por el equilibrio
que guarda la parte de la «cabeza»
con ese ensanchamiento final, para
emplearla en montajes tipo wacky
worm. La caída es uniforme y muy
lenta, siempre que se emplee un an-
zuelo de un tamaño apropiado en
relación con la longitud y grosor de
la lombriz. Durante la caída, la cola,
algo más ensanchada, oscila arriba
y abajo, con un movimiento que ex-
cita al bass. Este mismo movimiento
crea unas vibraciones igualmente
atrayentes.
TrucoUtiliza el ensanchamiento de la
parte final de este tipo de lom-
brices para insertar un pequeño
rattle de cristal. De esta ma-
nera, además de emitir sonido,
podrás pescar con las lombri-
ces craw/eren aguas tomadas,
aunque ten en cuenta que has
cambiado la acción de la lom-
briz y ahora es más pesada en
la parte de atrás.
Admite, como la mayoría de las
lombrices de vinilo, cualquier tipo de
montaje, aunque son verdadera-
mente efectivas montadas al estilo Te-
xas sin plomo.
Los tamaños en los que se puede
encontrar este tipo de lombrices os-
cilan entre las 3 pulgadas, emple-
adas para la pesca finesse, y las
8 pulgadas de las mayores. Algu-
nos modelos de este tipo de lombriz
son el Swamp Crawler y Trick
Worm de Zoom.
Float'mg (flotantes)
Esta clasificación de lombriz
atiende más a una propiedad, que
a la forma de la lombriz propia-
mente dicha. La característica que
hace diferentes a estas lombrices es
la capacidad de mantenerse en la
superficie. Este efecto «flotante» se
puede ver reducido siempre que no
se emplee un anzuelo de las pro-
porciones correctas, ya que con su
peso puede hundir la lombriz.
La forma que suelen presentar es-
tas lombrices es similar a las lom-
brices crawler, aunque a igual ta-
maño suelen tener mayor diámetro,
para hacerlas flotantes. El material
empleado en la construcción de las
lombrices floating suele ser de me-
nor densidad, que el empleado en
el resto de las lombrices. Este ma-
ferial más blando hace que tenga
una duración inferior, pero el pez al
notarla más blanda la retiene en su
boca por mayor tiempo, lo que fa-
cilita la clavada.
El empleo de estas lombrices se li-
mita al momento en que el black
bass está muy activo, cerca de la su-
perficie o en lugares en los que
exista gran cantidad de cobertura
vegetal -en la superficie o hundida-,
aunque la tendencia actual es em-
plearla con montajes Carolina, para
la pesca sobre fondos con obstácu-
los o vegetación sumergida. Así, la
lombriz queda por encima de esta
maraña y es fácilmente.detectable
por el bass.
Los tamaños en los que se suele
encontrar esta lombriz oscilan entre
las ó y las 8 pulgadas (de 15 a
20 centímetros, aproximadamente).
Algunos modelos son los Floating
Worm de Berkley o de Yum.
Lombrices con cola
Con cola de hoz
En un primer momento todas las
lombrices carecían de cola. Pero rá-
pidamente los pescadores se dieron
cuenta de que, en situaciones de
baja visibilidad, eran muy difícil-
mente detectadas. Se necesitaba
algo que emitiera más vibraciones,
y se le añadió este apéndice con
forma de hoz. Precisamente, de
aquí deriva su nombre, por la simi-
litud que guarda con la silueta de
la herramienta agrícola. Han pa-
sado ya decenas de años desde el
primer modelo de esta lombriz y
hoy sigue siendo igual
de pescadora.
Los tamaños de
estas lombrices
oscilan entre las 4 y
las 8 pulgadas. Son
relativamente
pequeñas.
Es la lombriz más
versátil de todas, ya
que se puede em-
plear en aguas cla-
ras y en aguas turbias, simplemente
variando el color y bajo cualquier
condición de actividad, temperatura
o época del año, variando el mon-
taje. La pequeña cola produce vi-
braciones y es mejor detectada por
los peces, incluso a profundidades
considerables.
A diferencia de las lombrices sin
cola, este tipo es preferible montarlo
con un pequeño plomo en la parte
delantera, para que, al caer hacia
el fondo, la cola tenga ese atractivo
movimiento que la caracteriza. Tres
gramos y medio sobrarán para po-
der lanzarla a una distancia consi-
derable, que caiga al fondo lenta-
mente y poderla trabajar a l l í
cómodamente. Un montaje muy efi-
caz con este tipo de lombrices es el
que se realiza con un pequeño an-
zuelo plomado, tipo redondo o in-
cluso darter (la cabeza con forma de
dardo).
Algunos modelos de este tipo de
lombriz son el Killer Worm de Teeth,
Phenom de Mister Twister, Sickletoil
de Berkley y Zipper Worm de
Zipper.
Dentro de este tipo de lombrices
existe una variante. Tienen la cola
con la misma forma, aunque algo
mayor en relación con el tamaño del
cuerpo, que suele ser a su vez más
corto. Estas lombrices se denominan
«curly» y son muy efectivas en la
pesca fina, para peces sometidos a
mucha presión.
Lombriz con cola de barrena
Esta lombriz está diseñada exclusi-
vamente para aguas tomadas o
grandes profundidades, donde el
bass necesita cierta ayuda para de-
tectar el engaño, o para pescas como
piching o flipping, en las que, en
poca cantidad de agua, el señuelo se
tiene que detectar fácilmente.
La principal característica de este
señuelo es su cola sobredimensio-
nada, que se podría decir que es
como una de hoz pero de mayores
dimensiones. Esta cola crea unas
fuertes vibraciones, altamente audi-
bles por el black bass. Se puede uti-
lizar como señuelo localizador, ya
que cubre mucha cantidad de agua
en un tiempo relativamente pe-
queño.
Esta lombriz admite la mayoría de
los montajes, pero se muestra más
efectiva con el Texas. Hay que tener
presente que el plomo será más
grande que en otros casos: 5, 7, o
incluso 9 gramos, serán suficientes.
Una vez la lombriz en el fondo,
la cola queda suspendida, movién-
dose con las oscilaciones del agua.
Este momento es uno de los más
efectivos para estos señuelos.
Dentro de este
tipo de lombrices se
puede distinguir otro,
el triple-ripple. Son
lombrices con la
cola de igual modo
que las de barrena,
pero con la caracte-
rística de que está di-
vidida en otras tres
colas de menor ta-
maño, como por
ejemplo la Water-
bug Worm de Yum.
Los tamaños de estas
lombrices van desde las
5 pulgadas, las más
pequeñas, a las 1 2
pulgadas de las mayores,
verdaderas culebras que
el boss detecta a muchos
metros de distancia.
Estas lombrices son muy
útiles, aparte de para
pescar por sí solas,
para utilizarlas junto con
spinners y buzzers a modo de
troiler, aportando gran movilidad,
vistosidad y tacto al conjunto.
Algunos modelos son el Oíd Mons-
ter, Mágnum Worm y B¡g Dead R¡n-
ger de Zoom, Ribbontail de Berkley
y Squirmin'Worm de XPS -BPS.
Centipedes o ciempiésSe podría decir que es un tipo de
lombriz por su similitud, pero debido
a que pretende imitar a otro animal,
en este caso el ciempiés, y su cre-
ciente empleo para la pesca del
black bass, es merecedora de un
apartado distinto.
De sencillo diseño, representa, sobre todo en zonas de abundante ve-
getación sumergida, un gran éxito. Su forma alargada y continua otorga a
este cebo la etiqueta de poco empleado, o más bien poco atractivo a los
ojos del pescador. Poco a poco y por los éxitos que está obteniendo, se
comienza a emplear de una manera más masiva.
Ejemplos de este señuelo son e Salty Centipede, de Zoom; Stud fry de
Caterpillar o el Centipede de Compres.
Todos estos señuelos presentan a lo largo del cuerpo diferentes rugo-
sidades que semejan las patas de un ciempiés, al tiempo que hacen que el
pez lo retenga mayor tiempo en su boca, facilitando el clavado.
El tamaño que tienen estos señuelos oscila entre las 3 pulgadas del menor
y las 5 del mayor (entre 7,5 y 1 2,5 centímetros). Tal vez se deba este
pequeño intervalo de longitud al empeño por guardar cierta similitud con el
tamaño de los ciempiés reales.
Su empleo se restringe a las aguas claras o poco tomadas, en las que la
perca negra tiene cierta facilidad para localizar el cebo con la vista.
Al trabajar el centipede por el fondo, con las rugosidades que tiene
hace que se mueva muy irregularmente. Se sujeta a las rocas y, de repente,
cae por su propio peso, sin necesidad de nuestros movimientos.
TrucoMonta este cebo únicamente
con el peso del anzuelo y
pesca con él en capas super-
ficiales los días de verano a ú
-tima hora, cuando los peces
están muy activos. Ya verás
los resultados.
SoftbaitsSi se traduce literalmente, se aclara
mucho lo que es y cómo es este se-
ñuelo. Soft, palabra inglesa que sig-
nifica suave, blando, lento... y bait,
que significa señuelo o cebo.
Un pescador desconocedor de la
efectividad de estos artificiales afir-
mará rotundamente, la primera vez
que los vea, que es imposible pes-
car con «eso». La realidad contra-
dice esta opinión, ya que es consi-
derado, por el pescador experto,
como un señuelo estrella cuando los
peces no tienen actividad. Es tam-
bién un señuelo que, por su movi-
miento irregular, pesca muy bien en
aguas sometidas a mucha presión
por los aficionados, ya que cada
vez se mueve de una forma distinta.
El softbaites un señuelo especial-
mente lento y con movimientos sua-
ves, que a la vez son tan erráticos,
que consiguen excitar al más resabiado de los peces. El engaño no tiene
un movimiento por sí solo, como puede tener un twister. Se desplaza hacia
el fondo por su propio peso y el del anzuelo, con movimientos asimétricos y
muy lentos. La acción se la imprimirá el pescador, mediante pequeños
golpes de muñeca en la caña. El señuelo así se moverá en todas las
direcciones. Subidas, bajadas, saltos fuera del agua y diferentes piruetas
a su antojo, ya que el pescador no puede dirigirlo o elegir hacia qué
dirección
se va a mover. El único movimiento previsible será el acercamiento, a
medida que se recoja línea, hacia nosotros.
Por regla general, suele imitar a un pequeño pez herido, aunque ciertos
modelos, faltos completamente de formas que se asemejen a algo natural,
atraen la picada del pez con sus movimientos. Este vinilo se emplea en las
tallas menores para la pesca de bass, y en las mayores para el lucio.
Estos señuelos se diseñaron para la pesca en las capas superiores de
agua, limitando su empleo a ciertas épocas del año, en las que los peces
(meses cálidos para el bass y freza, primavera y otoño para el lucio) subían
a estas aguas. Con el avance de las técnicas y montajes de pesca, estos
señuelos son realmente efectivos a cualquier profundidad, lo que facilita su
empleo durante todo el año y amplia las
posibilidades de pesca a otras especies, como la lucioperca, muy dada a
aguas profundas.
Para poder pescar en profundidades superiores a los 4 metros de una
forma cómoda, se le han de insertar unos plomos alargados en forma de
tornillo, denominados nails, como los de la casa americana Lunker City. El
tamaño y peso corresponden con el
tamaño del cuerpo. Estos pesos se in-
sertan dentro del propio vinilo. Sus di-
ferentes posiciones, o inclinación ha-
cia, un lado, por ejemplo, harán que
el soñbait nade más irregularmente,
pero bajando a capas de agua más
profundas.
Aun así, se consiguen los mejores
resultados pescando en aguas so-
meras (aguas con menos de 2 me-
tros de profundidad) y sobre todo en
aguas con abundante vegetación u
obstáculos de cualquier tipo, como
piedras, raíces, troncos, etc. El mo-
vimiento se le imprime con pequeños
toques de puntera de la caña, sin
ningún orden ni ritmo en particular.
Dos toques -parada, toque-, tres to-
ques -parada-... Y así cualquier
otra serie de movimientos.
Estos vinilos se subdividen en va-
rios tipos. Los stickbait -señuelo
palo- son engaños con una forma
alargada, similar a una lombriz,
pero de mayor diámetro. La parte
posterior suele ser de menor grosor,
estrechándose el cuerpo. El Slug-go
de Lunker City, Minnow de Ecogear,
Slug de Berkley, el Lazer Eye Minow
de Bass Pro Shop, el Lunker Bass de
DomiKi, son modelos característicos
de este tipo.
Se recomienda su uso para luga-
res con mucha presión de pesca, o
donde el pez se encuentra muy inac-
tivo, ya que el movimiento que se im-
prime a estos señuelos es muy lento.
Otros modelos poseen, al final del
cuerpo, una cola que semeja la de
un pez. Se les denomina fish o shad.
Los primeros suelen tener una forma
similar a un alargado pez [Fin-S Fish
de Lunker City, Fluke de Zoom) y los
segundos tienen una pequeña
panza, haciendo la forma del vinilo
más «rechoncha», como por ejemplo
el Fin-S Shad de Lunker City y el Jerk
Shad de Berkley.
Aparte de la forma física, otra di-
ferencia estriba en la forma de pes-
car con ellos. Los shad admiten ve-
locidades de recogida más variadas
que los stickbaits, que suelen reque-
rir recogidas más lentas y pausadas.
TrucoCon este vinilo se obtiene me-
jores resultados si se trabaja
muy despacio, dejando que
descienda muy lentamente, sin
la ayuda de ningún peso adi-
cional ni plomo. Se han pro-
ducido grandes capturas
cuando el pescador, al intentar
deshacer un nudo en su ca-
rrete, ha dejado que el señuelo
trabajara lentamente a su an-
tojo en el interior del agua.
Los tamaños más usuales de este
vinilo son de entre 4 y 6 pulgadas,
siendo el menor tamaño el más em-
pleado con diferencia en aguas es-
pañolas para la pesca del black
bass. Por el contrario, si se pesca el
lucio, los tamaños de entre ó y 9 pul-
gadas serán los más apropiados.
Como un pequeño resumen del
uso de estos increíbles señuelos, hay
que resaltar su gran efectividad en
lugares de pesca con gran cantidad
de obstáculos, poca profundidad y
trabajándolos muy lentamente. Son
muy útiles en lugares que tienen gran
presión pesquera.
SalamandrasDentro de los cebos de vinilo, for-
man parte del grupo que imitan seres
naturales. En este caso, como su pro-
pio nombre indica, imitan a las sala-
mandras. Pero también hay que tener
en cuenta que imitan a otro ser pre-
sente en cualquier orilla: la lagartija.
TrucoAl montar al estilo Texas, a la sa-
lamandra se le corta la mitad de
la cabeza para que se ajuste e
plomo tipo bala al vinilo, y de
esta manera se camufla a la per-
fección con el cuerpo.
Este vinilo está específicamente di-
señado para la pesca del black
bass, aunque por su gran movi-
miento y acción se está empleando,
cada vez más, en la pesca de otros
depredadores como el lucio, la lu-
cioperca y, en las tallas mayores
(más que salamandras o lagartijas,
por el tamaño parecen imitaciones
de lagartos), en la pesca del siluro.
Los profesionales aconsejan em-
plear este señuelo únicamente en los
meses de más calor del año y, como
mucho, a finales de primavera y prin-
cipios de otoño. La razón es el com-
portamiento de las salamandras y la-
gartijas en los meses de invierno, su
escaso o nulo movimiento debido a
que son seres que hibernan. Aunque
otros pescadores menos exigentes
afirman que los peces que se ali-
mentan de ellas no saben distinguir
el estado en el que se encuentran.
Se pueden dividir en dos tipos, se-
gún la forma de sus patas y cola.
Existe una primera clase que tiene to-
das las extremidades, incluida la cola,
en forma de hoz, al igual que un twis-
ter. En este tipo de salamandras es de
vital importancia el grosor que pre-
senten las patas, ya que, cuanto más
finas sean, más acción proporciona-
rán al señuelo en general. Por el con-
trario, el otro tipo únicamente tiene la
coa con esta forma.
Las primeras se emplean cuando
el pez está poco activo y necesita
que el señuelo se trabaje muy lenta-
mente, pero que tenga gran acción.
También se recomienda su uso
cuando se empleen en montajes que
trabajen en profundidad, o en aguas
tomadas o turbias, ya que el movi-
miento de las patas emite grandes vi-
braciones fácilmente detectables en
estas condiciones.
Algunos modelos de este tipo de
salamandras son las Salty Lizard y
SS+Lizard, de Zoom, W-Bug
Lizard, de Ecogear, Power Lizard de
Berkley y la Komodo Lizard de
Gene Larew.
Sin embargo, las salamandras
que tienen únicamente la cola en
forma de hoz se emplearán en lu-
gares en los que la presión de
pesca sea mayor y para los mon-
tajes que se utilicen en las capas
más superficiales, o en agua espe-
cialmente clara. La XPS Lazer Eye
Squirmin'Lizard de Bass Pro Shop,
Slider Lizard de Slider, Floatin Lizard
de Yum, son algunos modelos de
este tipo.
Los tamaños en los que se en-
cuentran más frecuentemente estos
señuelos son entre las 4 y 6 pulga-
das (10 y 15 centímetros aproxima-
damente), aunque existen verdade-
ros «lagartos» en 8 pulgadas (20 centímetros) como la Magnun Lizard
de Zoom, destinadas a bass record o a grandes depredadores, como lucios
y siluros.
La salamandra admite gran cantidad de montajes, como Texas, Tex-
posed, Split Shot, entre otros, aunque con el que se presenta realmente
efectivo es con el Carolina, que coloca el señuelo sobre la vegetación
sumergida.
En la pesca con este señuelo es importante darle un ritmo de recogida
más lento que en otros vinilos. Se deja que descienda hasta el fondo y
que se pose. En cada toque ascenderá y volverá a caer, y es
justo en este momento, en la caída, cuando se desatará el mayor número de
picadas.
TrucoLos mejores colores para este señuelo son los oscuros mates, ya que
proyectan una mayor silueta, dando la forma del animal que se
pretende imitar. Una tendencia que se ha seguido durante muchos años
ha sido la coloración de la cola en otro color más llamativo que el resto
del cuerpo, denominado por los anglosajones fire tail.
CangrejosLos cangrejos de vinilo son espe-
cialmente efectivos con especies de-
predadoras como el black bass, lu-
cio, lucioperca, siluro y algunas
especies de barbos, aunque de una
manera algo más casua .
Seguramente, la atracción que
sienten estos depredadores por este
artrópodo se deba a la «calidad» del
bocado. El empleo de estos señuelos
artificiales está recomendado para lu-
gares con fondos rocosos (de piedras
no más pequeñas que una manzana
o de grandes rocas), o con gran can-
tidad de vegetación sumergida,
donde es muy frecuente encontrar el
cangrejo natural escondido.
Aunque el cangrejo, sobre todo e americano en detrimento del autóctono,
se esté extendiendo rápidamente por muchas masas de agua españolas, no
habita en todas. Esto no es un impedimento para pescar con él, ya que,
aunque un pez no haya visto nunca un cangrejo, rápidamente lo reconoce
como comida y no duda en atacarlo.
TrucoPega por debajo de las pinzas pequeños trozos de poliespán o corcho
que las hagan flotar, dándole un toque de naturalidad.
El cangrejo de vinilo es un artificial muy polivalente, por la gran cantidad de
modelos que se han desarrollado para cada tipo de pesca y los muchos
montajes que admite. El empleo de uno u otro reside en la oportunidad de
cada técnica para un momento determinado. Así, se han desarrollado los
cangrejos específicamente según su montaje. Se pueden distinguir tres tipos
fundamentalmente:
Cangrejos para montajes Texas
Son los empleados en los montajes con anzuelos del tipo worm hook, para la
pesca en el fondo. Suelen tener muy bien definidas sus patas y pinzas para
que se asemeje mucho
a la realidad, ya que es su aspecto lo que debe de atraer al pez.
El cuerpo ha de ser alargado, para que se pueda insertar en él el
anzuelo de este montaje, característico por la longitud de su tija y di-
mensiones en general. Los cangrejos de este tipo son muy recomendables, de
hecho son los más empleados. Con este montaje, el cangrejo, dentro del
agua -al estar todo e peso en la parte posterior-, se
queda con las pinzas hacia a riba,
en posición de defensa, posición
muy frecuente ante la presencia de
depredadores.
La acción que se ha de imprimir
al señuelo se realiza, como la de
cualquier otro monta¡e Texas, me-
diante toques de puntera, para que
vaya por el fondo dando saltos.
Algunos de los modelos más utili-
zados son el Big Criter Craw de
Zoom, el de Bass Asossin, el de Ac-
uno Plástic y el Crawod de Gary Ya-
mamoto.
Para cabezas plomadas
o como complemento
Estos cangrejos están diseñados
exclusivamente para utilizarlos como
complemento de jigs o incluso spin-
nerbaits. Por esta razón, su cuerpo
es muy alargado y sólo tiene las pin-
zas, ya que es la única parte del vi-
nilo que se ve. El resto del cuerpo lo
tapa la «peluca» del señuelo. Estas
pinzas están sobredimensionadas,
para que se muevan más y sean más
atractivas al pez.
Ejemplos de este tipo de cangre-
jos son el Cross Craw de Zoom, y
el Salt Craw de Gene Larew.
Otros modelos, como por ejemplo
el Jig Trailer de Clunn y el Pig Claw
de Lake Fork, son cangrejos de vi ni lo
formados exclusivamente con lo que
serían en la realidad la cabeza y las
pinzas del cangrejo. Su empleo se
restringe a la utilización como com-
plemento de jigs con flecos. Este
complemento da más naturalidad y
movimiento al conjunto, además de
ralentizar la caída hacia el fondo.
Toma nota. FlippingEsta forma de lanzar es especifica para la pesca del black bass, cuando existe cobertura vegetal sumergida. La técnica consiste en si-tuar el señuelo justo en el medio del obstáculo, donde se cobijan los peces. Para ello se deja fuera del carrete un tramo de hilo aproxima-damente de entre la mitad y el total de la longitud de la caña. Con un suave movimiento pendular, dirigimos el señuelo hacia el objetivo. Al penetrar éste en el agua debe producir el menor chapoteo posible, porque se supone que los peces están justamente debajo del lugar donde hemos lanzado y es fácil que se asusten. La picada se produce en el momento en que desciende el señuelo hacia el fondo. Profesio-nales de la pesca del bass, en el momento en que toca el fondo su montaje, recogen rápidamente y vuelven a lanzar de nuevo. Para esta técnica se utilizan cañas de mayor tamaño que para otras. Algunas tienen lo que se denomina «retractable butt secfíon», que es simplemente la
capacidad para alagar o acortar la caña unos centímetros a nuestro gusto, mediante un tramo que se oculta en el interior del mango. Las longitudes varían entre los 7 y los 7 pies y medio. La acción ha de ser heavy -dura- para sacar a los peces de entre la vegetación, con un hilo muy resistente. Un consejo: utiliza líneas potentes de 14 a 1 8 libras. Simplemente piensa en la fuerza y energía que necesitas, para sacar una bass de dos kilos en estas condiciones.
Para la pesca fina o F'messe
Específicos para montajes como e
Split Shot o Drop Shot, tienen tama-
ños realmente pequeños, no sobre-
pasando las 3 pulgadas [7,5 centí-
metros aproximadamente) en ningún
caso. La calidad de losdetalles es
máxima. En ciertos modelos es tal,
que los ojos aparecen pintados. Mo-
delos de este tipo son, por ejemplo,
el Bugs 2 de Hart, Guidos Origi-
nal de Gambler, Li'l Critter Craw de
Zoom y el Tank-S de Ecogear.
Independientemente del tipo de
cangrejo que se emplee, hay que te-
ner en cuenta cómo ingiere el pez
un cangrejo. Normalmente lo suele
atacar por la cola, ya que es la
parte en la que el caparazón es más
blando. Si el crustáceo es de pe-
quenas dimensiones, el depredador
no dudará en engullirlo de un solo
bocado. Este detalle es muy impor-
tante de cara al montaje, pues el
cangrejo debería estar cubierto
-cuando menos menos, la cola- con
el anzuelo.
También se tiene que pensar en la
forma de natación del cangrejo,
siempre al revés, con la parte trasera
por delante, mediante pequeños im-
pulsos, excepto cuando se desplaza
sobre el firme de las orillas, cosa que
hace andando con todas sus patas.
En los Estados Unidos, el cangrejo
de vinilo es el señuelo rey en la
pesca del black bass, ya que es muy
frecuente en sus aguas. Es tal su
efectividad, que ciertos fabricantes
está desarrollando este señuelo hasta
casi la perfecta imitación del can-
grejo vivo. Un cangrejo que se em-
plea muy frecuentemente en ese pais
es el Cajún Buble Craw. La carac-
terística que diferencia a este can-
grejo respecto de los demás, es su
capacidad de expulsar burbujas de
aire dentro del agua.
Tubos de viniloEl tubo de vinilo es el señuelo reve-
ación de los pescadores españoles
de bass. Hace tan sólo un par de
temporadas, se podía decir que era
el señuelo menos empleado en la
pesca de este centrárquido, pero la
noticia de su efectividad ha corrido
como la pólvora y es, ahora, el en-
gaño estrella en la caja de muchos
aficionados.
Numerosos pescadores afirman
que guarda cierta similitud con un
cangrejo -el color más empleado es
el erawad (cangrejo)-. Otros opinan
que se parece a un calamar o pu-
pillo, pero, ¿hay calamares en agua
dulce? Por regla general, se destina
a la pesca del black bass, aunque
lucios y luciopercas también lo sue-
len atacar sin ningún reparo.
Todos los tubos tienen una parte
cilindrica -cabeza- y otra formada
por un gran número de flecos o tiras
del mismo material, pero no nece-
sariamente del mismo color.
Toma notaLa mayoría de los tubos de vi-
nilo están fabricados con gran
cantidad de sal, para que el
bass lo retenga en su boca.
Esto los hace muy delicados,
porque no se pueden mojar.
Una vez que has usado un
tubo, no lo guardes junto con
los otros, ya que los puedes es-
tropear, y evita al máximo su
contacto con el agua.
La efectividad de este señuelo se
centra en la forma de sus flecos,
que han de ser cuanto más largos
mejor, en relación con el tamaño de
la cabeza, y en gran número para
que muevan mayor cantidad de
agua y amortigüen su caída hacia
el fondo.
Debido a esta característica, la
pesca con tubo difiere de la practi-
cada con otros vinilos y señuelos. Se
deja caer hasta que llegue
fondo, o profundidad deseada, y se
le imprimen varios toques de mu-
ñeca para que se eleve y vuelva a
descender. Es un gran error, y posi-
blemente un motivo de merma de
capturas, pescar con el tubo como
si se tratase de una salamandra, por
el fondo, o recogido continuada-
mente como un pez artificial de pro-
fundidad.
La pesca con el tubo se reco-
mienda cuando los peces se
encuentran suspendidos, ya que se
mueve verticalmen-te, tocando
diferentes
profundidades en un
mismo lance. De esta
manera, se busca la
profundidad a la que se
encuentran los peces. En
esta posición es en la
que pescar basses
resulta más complicado.
Una de las ventajas que tiene el tubo es su durabilidad. Al ser de forma
completamente cilindrica y simétrica, se puede volver a montar simplemente
moviendo e anzuelo a lo largo del cuerpo.
Los tamaños entre los que oscila el tubo de vinilo son 5 pulgadas, los
denominados «mágnum», y los más pequeños, destinados a la pesca de
crappies -especie de percasol americana- de un tamaño de pulgada y
media. Los más empleados son los de 4 pulgadas.
Este vinilo admite la mayoría de
los montajes -Texas, Carolina, Kee-
per...-, incluso alguno específico,
con plomos en el interior sujetos al
ojal del anzuelo, aunque el más
efectivo es el montado con un an-
zuelo de cabeza plomada.
Los tubos más empleados son los
de las firmas americanas Mizmo y
Zoom, que tienen un porcentaje muy
elevado de sal, tanto en su interior
como en su exterior.
TrucoEl tubo pesca a la caída. No
lo olvides. Para que ésta sea lo
más sinuosa, lenta y tentadora
posible, se deben utilizar plo-
mos de un peso menor a los
4 gramos, para los de mayor
tamaño -4 o 5 pulgadas-, y
disminuyendo según vaya de-
creciendo el tamaño del tubo.
Peces con movimientoBajo esta denominación encon-
tramos los famosísimos pikies. Tie-
nen la forma de un pez que, al im-
primirle movimiento dentro del agua,
mueve la cola como si estuviese
vivo. Los tamaños en los que pode-
mos encontrar este artificial van
desde los 3 centímetros, los más pe-
queños, hasta los 25 o 30 de los
mayores. Esta característica, la gran
variedad de tamaños, lo hace vá-
lido para la pesca de cualquier pez
¡ctívoro. Se pueden pescar truchas
con los de 3 centímetros, ciprínidos
con los de cinco, basses y lucio-
percas con los de 7 a 1 1 , lucios
con los de 1 1 a 1 5 y, para los si-
luros, se han de emplear las verda-
deras «longanizas» de 25 o 30 cen-
tímetros.
Posiblemente sea, ¡unto con el
twister, uno de los vinilos más em-
pleados a lo largo de toda nuestra
geografía. Los motivos son bien
sencillos: pescan mucho en manos
de cualquier pescador -princi-
piante o veterano- y son muy eco-
nómicos.
Para que este engaño pesque,
bastará con recogerlo como si se tra-
tase de un pez artificial, aunque se
muestra especialmente efectivo
cuando se recoge a saltos por e
fondo de una manera irregular. Al le-
vantarlo del fondo, se cubre mayor
cantidad de agua y tiene muchas
más posibilidades de ser detectado
por cualquier depredador.
El montaje más sencillo para este
vinilo es el que se hace con un jig
o anzuelo de cabeza plomada. De
esta manera montado, se puede tra-
bajar el conjunto a cualquier pro-
fundidad, variando simplemente la velocidad de recogida o la
posición de la caña.
A mayor velocidad, menor profundidad, y en lo que se refiere al
ángulo de la caña, cuanto más alta esté la puntera, menor
profundidad y a la inversa. Es importante que el peso del plomo del
anzuelo sea considerable, por varios motivos. El primero y principal
es que, si es demasiado pequeño, el vinilo dominará el montaje,
haciéndolo des-
cender demasiado lento, sin ningún movimiento en la cola. Por el con-
trario, si este peso es suficiente, el pikie caerá hacia el fondo mo-
viendo vivamente la cola, convirtiendo el mismo cebo en un señuelo
atractivo para desatar la picada. Otro motivo es que, al tener el peso
suficiente, lo traeremos por la capa de agua que deseemos. Si
estuviera poco plomado, en la recogida, el señuelo subiría a capas
de agua superficiales.
La acción de todo el señuelo se centra en la cola,
que, a medida que recojamos el sedal, irá moviéndose
alternativamente de izquierda a derecha, como si se
tratase de un pez vivo. Este detalle es muy importante,
ya que puede ser que un señuelo de un mismo color y
tamaño que otro pesque más, simplemente por la mo-
vilidad de la cola.
TrucoSi tenemos en nuestra caja de pesca pikies con poco movimiento de cola,
se les puede dar algo más de «vida» con la única ayuda de un mechero.
Se calienta justo en la unión de la cola y el cuerpo y con los dedos -con
la precaución de no quemarse- se moldea más alargado y estilizado
este lugar. Prueba la diferencia.
Twister o «marcianitos»
Si se puede hablar de un señuelo de vinilo clásico y simple, éste es el
caso del twister o, como se le conoce por el pescador español, «mar-
cianito». Posiblemente, este nombre se debe a que fue de los primeros
vinilos que se podían adquirir en los comercios españoles y, dada la rareza
de su movimiento, se le aplicó este sobrenombre de fuera de nuestro
planeta.
El cebo se puede dividir en dos partes: cuerpo y cola. El cuerpo es
empleado para insertar el anzuelo.
La forma que suele presentar es re-
dondeada. Salvo en algunos mo-
delos que es rugoso y produce pe-
queñas ondas, lo normal es que
constituya una parte sin ninguna ac-
ción que atraiga al pez. En la cola
se sitúa todo el movimiento y el en-
canto de este señuelo. Se le deno-
mina cola de hoz, debido a la si-
militud con la herramienta agrícola.
La acción de este engaño en el agua
consiste en las sinuosas y constantes
ondulaciones que produce. Es simple
imaginar su acción en el medio
acuático, si se observa la traducción
literal de la palabra anglosajona,
twister, que significa «tomado». Así
de simple: es como un remolino.
En un principio, las colas de estos
vinilos eran simples o de una sola
hoz pero, a medida que se fue de-
sarrollando el señuelo, se le aña-
dieron más colas de la misma
forma, hasta tener en algunos mo-
delos cuatro coas, como por ejem-
plo el Split Double Tail de la firma
Mister Twister. A medida que au-
mentan las colas, también aumentan
las vibraciones que produce en el
agua y el tamaño que abarcan.
Cada cola puede tener a su vez
otras pequeñas, que salen de la prin-
cipal. A esta cola se la denomina
«cola de barrena». Se suelen utilizar
para aguas turbias o tomadas, por
la gran cantidad de vibraciones que
emiten, como pueden ser el Tripple
Ripple Grub de Yum.
Otros twisters presentan la cola
perforada, detalle que aumenta las
turbulencias dentro del agua, con lo
que crece su poder de atracción. Un
ejemplo de este modelo es el San-
dra, de la casa francesa King.
El twister se emplea para todo tipo
de especies. Ciertas clases de ci-
prínidos, como carpas y barbos, se
pueden pescar con este señuelo en
sus dimensiones más pequeñas, de
2 a 4 centímetros. En cambio, según
aumentamos de tamaño, se emplean
para depredadores «natos». En las
tallas de 7 a 12 centímetros, medi-
dos siempre con la cola estirada, se
emplean para el black bass y la lu-
cioperca.
Toma nota
Mucha atención a los twister
montados con cabeza plo-
mada de tamaño medio, en
colores blanco perla y blanco
mate. Son muy eficaces con la
lucioperca.
Para el lucio emplearemos tallas
de entre los 1 2 centímetros y los
20 centímetros. Aunque este pez rá-
pidamente destroce el cebo por su
característica boca, es muy útil por las posibilidades que ofrece para
emplearlo a grandes profundidades, trabajado muy lentamente con cabezas
plomadas de 1 5 a 25 gramos.
Con el siluro, este señuelo se muestra también muy eficaz, debido
a las ondulaciones que produce la cola con pocas vueltas de manivela del
carrete. Para que sea efectivo, se deben emplear tamaños que oscilen entre los
20 centímetros y los mayores que se puedan encontrar en el mercado. El truco
está en manejarlo lo más lento posible, para que el si-
luro, algo torpe con alguno de sus
sentidos, lo detecte sin ningún pro-
blema.
TrucoPara que la cola no se engan-
che al lanzarlo en un montaje
con una cabeza plomada o
jig, se deberá colocar con la
cola en la dirección opuesta a
donde marca la punta del an-
zuelo.
Este señuelo puede trabajar por sí
mismo, pero también con spinner-
baits, ¡igs o buzzers, ofreciendo gran
vistosidad y realismo al conjunto.
Ratones y ranas de viniloEstos señuelos están diseñados es-
pecialmente para la pesca de de-
predadores como el black bass y el
lucio, muy dados a cazar sobre todo
en zonas de abundante vegetación
sumergida y lugares cercanos a las
orillas, donde viven estas presas.
Ciertos pescadores opinan que
un twister de doble cola es la me-
jor imitación para una renacuajo,
aunque la verdad es que existen
modelos exclusivos que imitan este
batracio. Se han de utilizar en
aguas someras y con colores muy
naturales. Es muy difícil que un ra-
toncillo se adentre gran cantidad de
metros en aguas abiertas, de ahí su
efectividad en las orillas.
Las imitaciones del roedor se utilizan sobre todo para la pesca del lucio y
suelen tener un diseño muy simple y sencillo. Lo forman un cuerpo
redondeado y, en la parte posterior, unos filamentos de goma que imitan las
patas y la cola. Los ratones por regla general tienen gran volumen, como por
ejemplo el Fiat Ratóe la casa americana Hart, muy efectivo con los lucios
cercanos a las orillas.
Respecto a las ranas, los modelos más conocidos en el mercado es-
pañol son: Swamp Frog de Mustad, Float Fíat Frog de Hart, o el Gre-nouille
de Stinger. Esta última rana también se comercializa con el nombre de
Gobie, un vinilo que se puede emplear como si de un renacuajo se tratase.
El montaje idóneo para estos señuelos es con un anzuelo sin plomo del
tipo worm hook, para pescar en superficie, o con un anzuelo de cabeza
plomada para pescar en aguas más profundas. Estos vinilos son muy
efectivos trabajados a pe-
queños tirones y realizando pausas,
más o menos cortas, dependiendo
de la actividad del pez objeto de
pesca.
Pajaritos o brush
Este señuelo toma su nombre por
las «alas» que tiene, aunque real-
mente no parezca propiamente un
ave, aunque no se sabe muy bien a
qué imita. Parece también un gran
saltamontes, o incluso un gran can-
grejo que cae hacia el fondo. Las
alas tan características de este vi ni lo,
hacen que descienda lentamente ha-
cia el fondo de una forma lenta y na-
tural.
Su diseño, aparte de la mencio-
nadas «alas» que tiene en su cuerpo,
tiene como otra característica prin-
cipal una o dos colas en forma de
hoz. Estos dos apéndices le dan una
acción continua, aunque perma-
nezca parado o se mueva a veloci-
dades muy lentas.
Una característica de gran im-
portancia que tienen los pajaritos, es
la gran cantidad de agua que ba-
ten en la recogida. Por este motivo,
se emplean mucho para la pesca del
bass en aguas muy turbias, aunque
este señuelo se diseñó para pescar
con técnicas como el pitching o flip-
ping. En estas dos técnicas son muy
útiles, ya que, al meter el engaño en-
tre obstáculos, al descender paralelo
y muy lentamente, da una gran sen-
sación de volumen, desatando la pi-
cada de cualquier bass apostado en
el lugar.
Para que des-
cienda a poca velo-
cidad es vital que e
plomo sea de un
peso menor a los
5 gramos. Con las
dos técnicas men-
cionadas, no se ne-
cesitan señuelos con
gran peso, ya que
los lances son cortos
y, aun así, los «pa-
jaritos» más peque-
ños ya tienen un
peso considerable
que facilita su colocación en los pun-
tos estratégicos.
También es muy efectivo este vinilo
en situaciones de baja actividad,
con montaje Carolina, por su cuali-
dad de tardar cierto tiempo en vol-
ver al fondo y mantenerse suspen-
dido a media agua, haciendo más
fácil su localización.
Los tamaños entre los que oscila
son las 3 pulgadas para los meno-
res y las 8 pulgadas para los ma-
yores, aunque los más empleados
son los intermedios, de 5 a ó pul-
gadas.
El montaje más habitual en la
pesca con brush es el Texas. Se
tiene el vinilo ¡unto con el plomo, su-
jeto con una gomita, facilitando el
lance y su colocación en un punto
determinado. Algunos modelos de
estos vinilos son el Brush Hog, Baby
Brush Hog de Zoom [5 plugadas y
media y ó, respectivamente), Hoo
Daddy de Gene Larew, o el Bacon
Rind de Gambler.
Leech o sanguijuelasComo su propio nombre indica, se
trata de imitaciones que se ase-
mejan a la sanguijuela. Este parásito
no se encuentra tan difundido por las
aguas continentales españolas como
en las de los Estados Unidos, donde,
debido a su abundancia, es uno de
los alimentos básicos del black bass
y otros depredadores. Aunque,
como decíamos, no habita en todas
las aguas españolas, los peces con-
servan los instintos de sus países ori-
ginarios, en los que es un preciado
bocado, sobre todo para la perca
negra. La forma del se-
ñuelo depende del
fabricante del mismo. En
la mayoría de las
ocasiones, está formada
por una parte que
asemeja a la cabeza y
otra que se corresponde
con el cuerpo, que es la
que produce las v¡-
braciones dentro del agua y atrae al
predador. Otra forma también muy
empleada es más sencilla todavía.
Simplemente se compone de una
lámina delgada de vinilo que, por la
densidad del agua, hace que se des-
lice formando gran cantidad de
ondas.
El montaje y la manera en la que
se pesca dependen de la forma. Con
las más alargadas, que semejan lom-
brices, se puede pescar como si se
tratase de una de éstas y con cual-
quiera de sus montajes. Si, por el con-
trario, la forma es la delgada lámina
de vinilo, se utilizan cabezas ploma-
das o ¡igs para que profundice hasta
la el lugar deseado.
Algunos modelos de este tipo de
vinilo son el Leech de Gene Larewy
el de Mann's.
Skirted GrubEste señuelo es una variación del
twister clásico de doble cola. La
única diferencia radica en que se le
han añadido, al principio del
cuerpo, unos faldones, que son unas
finas tiras del mismo material, vinilo.
Su traducción lo indica: gusano con
falda. Estas tiras dan al señuelo gran
vistosidad, movimiento y sensación
de volumen. También
consiguen reducir la
velocidad de caída hacia e
fondo, aumentando las
posibilidades de picada, ya
que este momento es uno de
los más querenciosos para
que se produzca el ataque.
Este señuelo se asemeja a una pequeña rana, renacuajo, o incluso
se puede afirmar que es parecido a un cangrejo, siendo la «peluca»
las patas traseras, y la doble cola las pinzas delanteras. Por regla general,
son más efectivos que los twisters en aguas tomadas. Al emitir mayor
cantidad de vibraciones, son detectados con mayor facilidad por los peces.
La pesca con este señuelo es igual de sencilla que con el «marcianito»,
aunque también se pesca con él
muy importante tener el hilo siempre
tenso, para detectar cualquier re-
tención o picada y, en ese mismo
instante, clavar.
Este señuelo se diseñó para la
pesca del bass, tanto de boca
grande como de boca pequeña,
pero en la actualidad, viendo la
gran efectividad que tiene con otros
depredadores, no es raro que se em-
plee en la pesca de lucios y lucio-
percas.
Toma notaEn la Península existen gran
cantidad de masas de agua en
las que cohabitan lucios, lu-
ciopercas y basses. Este se-
ñuelo es igual de atrayente
para los tres, y es muy útil en
ciertas temporadas del año -en
la primavera, que es la época
de desove-, donde se puede
emplear como señuelo como-
dín para tener picadas de cual-
quiera de estas especies. Un
color: el blanco.
Los tamaños entre los que oscila
este vinilo son la pulgada y media,
como los Crappie Spider Grub, de
Gen Larew, o las 5 pulgadas de los
XPS Skirted Double Tail de Bass Pro.
Este vinilo admite distintos monta-
jes, aunque los más empleados, a la
vez que efectivos, son el Texas, y con
un anzuelo de cabeza plomada. Es-
tos dos montajes tienen todo el peso
¡unto, con lo que se podrán hacer lan-
ces más largos y precisos.
Vinilos para hacer «tándems» o trailers
Un «tándem» o trailer es un con-
junto formado por dos o varios se-
ñuelos, para formar uno con mayor
atracción para los peces que cada
uno por separado. En esta ocasión,
uno de los elementos es un vinilo. El
señuelo al que acompaña puede ser
de muy diferente naturaleza. Spin-
nerbait, buzzero jigs son, por regla
general, los más vestidos con el plás-
tico blando.
Las formas que tienen estos vinilos
complementarios son muy variadas,
imitando diferentes seres de la natu-
raleza como, por ejemplo, cangre-
jos, renacuajos, ranas y lombrices.
Las ventajas que aporta cada vinilo
varían dependiendo de la forma y,
sobre todo, del señuelo al cual se le
añada. La más importante es la vis-
tosidad y movimiento que aporta, re-
sultando mucho más atractivo para
los peces.
Si el vinilo que se le añade es de
un tamaño y volumen considerables,
proporcionará a una spinnerbait o a
un ¡ig una caída más lenta hacia el
fondo, momento en el que se suelen
producir un gran número de pica-
das, y mantendrá un buzzer con
mayor facilidad en la superficie a
menor velocidad de recogida, faci-
litando su manejo. Al ser un conjunto
de dos señuelos, produce mayores
vibraciones y sonidos que cada uno
por separado.
Por regla general, un spinnerbait,
por ejemplo, no resulta para la vista
del pescador un engaño que sea na-
tural. Si se le añade un cangrejo es-
pecial para trailers, el conjunto for-
mado será mucho más natural, tanto
para el pez como para el pescador,
que debe tener plena confianza en
el señuelo que está empleando
para asegurarse el éxito.
Además, cuando se produce la pi-
cada, el pez, al detectar un tacto
blando o natural, como si se tratase
de comida, lo retiene durante más
tiempo en la boca; o incluso si falla
un primer ataque, vuelve a atacar
por segunda y hasta tercera vez el
mismo señuelo.
Este volumen que da el vinilo,
suele aparentar más cantidad de co-
mida, con lo que los peces de ma-
yores dimensiones se sienten más
atraídos, mientras que los pequeños
no son capaces de engullirlo, sim-
plemente por su tamaño.
Toma nota
La acción de la caña.
Puede ser de tres tipos diferentes: de punta, semiparabólica o para-
bólica. Así se denomina si la caña sólo «dobla» en la punta, hasta el
tercio inferior o hasta el mango, respectivamente. La acción de punta
permite realizar lances muy largos y de gran exactitud, con la ventaja
añadida de que el clavado es muy rápido. La acción semiparabólica se
caracteriza por permitir lances largos y exactos, y una gran fuerza en la
captura.
Una caña de acción parabólica tiene la característica de cansar antes
a los grandes ejemplares, aunque la exactitud en el lance pierde
respecto de los dos otros tipos de acciones.
Las formas de estos tipos de vini- los son muy variadas. Las más usa-
das, con diferencia, son los que imi-
tan cangrejos y ranas. Los primeros,
no tienen cola, son simplemente «ca-
beza» y patas delanteras. Están di-
señados especialmente para ¡igs,
aunque se pueden emplear con spin
ners y buzzers.
El movimiento que tienen al dejar
caer hacia el fondo el j¡g consiste en
levantar las patas en dirección a la
superficie, como si estuviera vivo. Al-
gunos modelos de este tipo de se-
ñuelo son el Super Chunk de Zoom,
Clunnjig Traileróe Worm Kingy Pig
Claw de Lake Fork.
Las imitaciones de rana se utilizan
sobre cualquiera de los señuelos
nombrados con igual efectividad. La
acción de este vinilo radica en sus
patas, que son como las de un twis-
ter, en forma de hoz. Un modelo clá-
sico de este vinilo es el Swimming
Chunk de Zoom. Es, precisamente,
este vinilo -como complemento de
una Spinnerbait de Stríke King-, el
señuelo que ha dado el Bass Mas-
ter Classic del año 2001 a Kevin
Van Dam, una de las figuras más
importantes del circuito internacional.
Aunque, como se ha visto, existen
ciertos señuelos diseñados exclusi-
vamente para la combinación con
otros, también es cierto que se pue-
den emplear otros modelos para ha-
cer un trailer, aunque no estén dise-
Una gran lombriz de cola de hoz, un twister, un pikie, un ¡erkbait con cola
móvil o un cangrejo de grandes patas, son otros vinilos que, aunque pesquen
por sí mismos, al añadirlos a otro señuelo son muy efectivos, haciendo un
conjunto irresistible para cualquier depredador.
Esencias y sabores. La salDespués de diversos estudios, los científicos afirman que los peces tienen
un olfato, según la especie, más o menos desarrollado. Los depredadores
que son objeto de nuestros anees con vinilo (black bass, lucio, lucioperca,
perca y siluro principalmente) emplean el olfato en ciertas ocasiones para
perseguir presas o nuestros vinilos con esencia, pero no es su principal
función, ya que lo sue-
len utilizar más a menudo para localizar ciertos lugares, congéneres, aguas
determinadas, etc.
Las esencias que existen en el mercado se suelen emplear para que el pez,
una vez que ha picado, retenga durante más tiempo en la boca el
artificial.
Es así de lógico. Un pez que ataque un señuelo con sabor a plástico, lo
retendrá menos tiempo que uno que le sepa a comida, o que simplemente
tenga un sabor agradable. Este sabor hará que no lo escupa inmediatamente,
dando al pescador algún segundo para el clavado.
Otra función muy útil de estos productos es la de anular por completo
cualquier otro sabor u olor desagradable: tabaco, colonia, grasa y
gasolina del motor de la
embarcación, son los olores que
adquieren los artificiales de vinilo
con mayor facilidad, y repelen más
a cualquier pez.
Otro detalle a tener en cuenta de
estos líquidos es su propiedad acei-
tosa, que hace que el tacto del se-
ñuelo sea más suave para la boca
del pez. Este aceite, a la vez, ase-
gura su conservación, evitando que
se peguen unos con otros cuando su-
fren altas temperaturas.
Los cebos destinados a la pesca
del black bass traen incorporados de
fábrica sabores y esencias de dife-
rentes tipos. En un principio se aña-
dían sabores frutales como el plá-
tano, vainilla... En la actualidad, la
tendencia es el ajo. Para el ser hu-
mano suele ser un olor desagrada-
ble, en cambio el bass lo adora. Por
ejemplo, la firma americana Zipper,
únicamente emplea esta esencia en
sus vinilos.
Igual que existe para la pesca
del centrárquido una esencia más
apropiada, para otras especies,
como la lucioperca, también se
emplean otros sabores característi-
cos, como el de pescado. Un sa-
bor apropiado para todas las es-
pecies, que se puede emplear de
comodín, es la esencia de can-
grejo, todo un manjar para estos
depredadores.
Esencias clásicas son, aparte de
las nombradas, el sábalo (shad, si-
milar al arenque), la lombriz, el plá-
tano, la vainilla, la fresa, el tutti-frutti
o la canela. Algunas marcas de es-
Berkley, con sus esencias Power Bait, se decanta por crear una específica
para cada especie objeto de pesca, como, por ejemplo, el black bass, la
trucha o la lucio-perca.
Por regla general, todas estos sabores añadidos suelen ser muy de-
sagradables para el hombre (ajo, cangrejo, pescado -¡olor a pescado!-...).
Para retirarlas, también existen otros productos que los eliminan y anulan
todos sus efectos aromáticos.
Como conclusión, cabe hacerse la pregunta de si un señuelo con esencia
pesca más que otro sin ella. La respuesta que he obtenido de la práctica es
que se tiene el mismo número de picadas, pero aumenta el de capturas. Es
el caso de la sal como aditivo para los vinilos, uno de los más importantes.
Todos los peces, sobre todo el black bass, sienten atracción por la sal. Día a
día, los fabricantes de señuelos de plástico blando van añadiendo este adi-
tivo a todos sus vinilos por diferentes motivos.
El pez, una vez que entra a nuestro señuelo, lo retiene más tiempo en la
boca, facilitando la clavada del
pez. Otro motivo, no menos importante, es el peso que ganan al tener un
material más pesado que el vinilo. Con este vinilo salado se puede reducir el
peso del plomo en algunos montajes, como son los del tipo Carolina, Texas,
Keeper... De esta manera, el conjunto del montaje es más fino, aunque, lo
realmente atractivo que aporta la sa, es la caída tan irregular que proporciona al
señuelo, con movimientos impredecibles.
Todas estas ventajas tienen un pequeño inconveniente, que es la duración
del señuelo. Si la proporción vinilo-sal resulta muy elevada, es posible que,
después de hacer varios lances, el vinilo haya perdido parte de la sal,
siendo menos consistente y apetecible para el depredador. Esa desventaja
queda ampliamente cubierta por la gran efectividad que tiene un cebo de
vinilo con sal, frente a otro que no la tenga.
Nosotros mismo podemos añadir sal a nuestros vinilos, aunque la función
de ésta será la propia conservación del señuelo, no la aplicación de un
«condimento» que en el primer lance se perderá. Los señuelos construidos en
vinilo suelen resudar cierta humedad, una vez que están en la caja de pesca.
Esta sal añadida absorbe esa humedad y los mantiene secos.
Montajes y forma de pescar con vinilo
Una vez que conocemos los dife-
rentes tipos de vinilo que existen en
el mercado, hay que saber cómo
montarlos y cómo se debe pescar
con ellos.
A lo largo del tiempo, estos mon-
tajes se han ido perfeccionando,
para engañar a los peces que se vuel-
ven más recelosos, por la presión de
pesca a la que se ven sometidos.
Montaje con jig o con anzuelo
de cabeza plomada
Válido para muchos vinilos con
forma de pez [pikies principalmente),
twisters, cangrejos, tubos, lombrices,
softbaits y, en general, para cual-
quier tipo de vinilo. Se emplea so-
bre todo para la pesca en aguas me-
dias o profundas, porque, al tener
peso añadido del ¡ig, el artificial des-
ciende hasta las capas más bajas de
agua, y allí se puede mantener y ma-
nejar sin dificultad.
Los materiales que se emplean son
el señuelo de vinilo y una cabeza
plomada. En estos ¡igs, el plomo o
cabeza pueden tener diversas for-
mas, con diferentes empleos. Los
más usados en aguas españolas son
los redondos (roundball ¡igsj que,
como su propio nombre indica, tie-
nen una forma completamente re-
donda. Normalmente, el nombre
coincide con la forma.
Otro tipo es el darter (con forma
de dardo), empleado en la pesca
con softbaits. Hace que e vinilo
descienda con un errático movi-
miento. Los específicos para mon-
tarlos con tubos se denominan
Slip'N, y su característica es que el
plomo se reparte a lo largo de la
tija del anzuelo, para facilitar su co-
locación en el interior del tubo. En-
tre otros, una forma que merece la
pena señalar por su utilidad es la
del tipo Stand Up -«mantenerse de
pie»-. Este./'/g se utiliza para pes-
car por el fondo, y tiene como prin-
cipal característica la de mantener
en posición vertical el vinilo res-
pecto del fondo.
Otros tipos de jigs son: cabeza de
pez -minnow head-, tender, squirt,
banana, fíat head -cabeza plana-
entre otros, aunque los que más se
emplean son los anteriormente nom-
brados.
Ya sabemos que se pueden utili-
zar diferentes formas, pero ahora
queda otra cuestión igual de im-
portante: qué peso y qué tamaño
emplear. Tomamos como ejemplo
la utilización, por su sencillez, del
pikie.En lo que se refiere a tamaño,
para peces de 1 0 centímetros por
ejemplo, se emplean cabezas plo-
madas del número 3; para 1 3 cen-
tímetros, del número 5, y así pro-
porcionalmente. Lo importante es
que el anzuelo del jig cubra la ma-
yor parte del señuelo, sin restar ac-
ción al vinilo.
En lo referente al peso, el jig debe
ser capaz de mover enérgicamente
el vinilo. Si una vez montado el vi-
nilo, se deja caer al agua y al des-
cender no mueve la cola, el peso
será escaso. Es una buena escala de
medida. Se prueba primero con pe-
queños pesos y se van cambiando,
hasta encontrar el que haga nadar
a nuestro vinilo correctamente.
Al igual que podemos pecar por
defecto, también podemos pecar
por exceso. Este exceso de peso
hará que nuestro señuelo llegue a
fondo demasiado rápido en cada
caída o salto, con lo que el tiempo
que está suspendido será menor,
dándole menos posibilidades al pez
para que pique.
Para montar el señuelo, se inserta
la punta del anzuelo en la cabeza
del vinilo a lo largo. La dirección
que tiene que tener el jig es para-
lela al pez por la parte del lomo.
A continuación, se aprieta ligera-
mente hacia la cola y se va intro-
duciendo el anzuelo. El siguiente
paso es girar el pez, para que
pueda asomar la punta del an-
zuelo
Para montar un tubo, se desliza la
parte con plomo a lo largo del inte-
rior de la «cabeza» del vinilo, hasta
que la curvatura llegue al borde de
los flecos. Si todavía queda espacio
en el tubo para meter el jig, se le-
vanta con dos dedos la parte del
tubo que no deja pasar al resto del
anzuelo y se empuja hasta que lle-
gue al final. Se saca la punta del in-
terior y, por donde quede el ojal del
jig, se hace un pequeño agujerito
para que pueda asomar para anu-
darlo.
Se puede manejar este montaje
de dos maneras. La más sencilla
será, una vez que se lanza el se-
ñuelo, dejarlo caer hasta el fondo
para recoger de manera lineal. Otra
forma, más efectiva y empleada, so-
bre todo para la pesca de depre-
dadores, es dejarlo de igual manera
descender, pero trabajarlo a saltos
por el fondo. Estos movimientos se
imprimirán con la puntera de la caña
y nunca con el carrete. Es importante
que los «saltos» se den de manera
irregular. Salto, parada, salto, salto,
parada larga, salto, salto, salto... Es
muy sencillo. Un pez presa nunca se
desplaza siguiendo un patrón de mo-
vimiento, como si de una marcha mi-
litar se tratase.
Montaje SalamancaSólo se emplea para pikies. Es muy similar al montaje anterior, pero la
diferencia radica en que, una vez que se ha montado el anzuelo plomado o
jig en el vinilo, se le añade una potera sujeta al anzuelo por el orificio que
tiene el anzuelo triple. Para fijarlo, se clava una punta sobre el lomo del
propio artificial.
Si todavía se quiere asegurar más este complemento, se puede cortar un
pequeño trozo de la mina de un bolígrafo con una longitud de medio
centímetro, e introducirse por el anzuelo, una vez que se ha clavado la
potera en el señuelo.
Este montaje es ideal para pescar con pikies de gran tamaño, ya que,
para cubrir todo el pez con el an-
zuelo, se tienen que emplear medidas demasiado grandes y resulta muy
incómodo de lanzar, a la vez que se asegura un mayor número de picadas
certeras.
Montaje alemán o tipo Drachkovitch
Muy empleado en la pesca con pez muerto, se ha comenzado a utilizar
para la pesca con peces artificiales, tipo pikie, siendo especialmente efectivo
en la pesca de la lucioperca. Este pez se caracteriza por el recelo que
muestra, con una picada muy débil, apenas perceptible para el pescador que
trabaja su artificial a grandes profundidades. Con este montaje se facilita el
clavado del pez, que se suele enganchar sin ne-
cesidad del típico cachete. También es muy útil en la pesca del lucio. En
numerosas ocasiones, al pescar con este vinilo, después de una picada fallida,
hemos comprobado cómo había mordido sólo la parte trasera del vinilo, sin
morder en la zona del anzuelo. Con el montaje alemán cubrimos mayor
cantidad de señuelo, con lo que es más fácil clavar.
Se necesita el siguiente material. Plomos tipo perdigón de 5 a 10 gramos,
alambre, hilo acerado, presillas y dos poteras, aparte de un alicate para
poder trabajar.
El primer paso en la realización del montaje consiste, con un pequeño trozo
de alambre (10 centímetros son suficientes) ayudándose del alicate, en hacer un
par de giros para crear una circunferencia, que servirá para atar la línea. Hay
que prestar especia atención en este momento del montaje, ya que es el punto
de unión entre el señuelo y la línea. Tiene que resistir enganches, roces, tirones y,
sobre todo, capturas, grandes y pequeñas. Seguidamente de esta «lazada», se
sitúa el plomo tipo perdigón inmediatamente después de uno de los dos nudos.
Por otra parte, se tiene que preparar con el hilo acerado, de unos 20
centímetros de longitud, sujetas con las presillas a cada extremo, las dos
poteras. También hay que hacer
con un trozo de alambre una «v», con un extremo mayor (de 7 a 10 centímetros).
Esta se insertará en la primera pieza que se ha realizado, en el extremo más
alejado del plomo. Aquí también se debe colocar el conjunto de las poteras.
TrucoSe puede sustituir en este montaje, si se emplea con vinilo y no con pez
muerto, la «v» por una pequeña espiral que se haya hecho en
alambre.
Una vez colocado, se cierra este extremo sujetando así las poteras y la
«v». Para colocarlo en el vinilo, se inserta la «v» en el interior, por la cabeza.
Las poteras se sujetan en el vinilo pinchándolas sobre éste, cada una en un
lateral.
Toma notaEmplea este montaje para zonas características de la lucioperca (fondos
rocosos). Ten siempre presente que, al tener varias puntas de potera al
descubierto, tiene muchas más posibilidades de quedar enganchado en
cualquier obstáculo del fondo.
Montaje Texas
Este montaje es el principal y del
que derivan todos en los que la
punta del anzuelo queda insertado
en el propio cuerpo del señuelo,
ideados para la pesca del black
bass.
En principio se desarrolló con la
aparición de las primeras lombrices
de vinilo, para pescar donde esta-
ban los peces -vegetación sumer-
gida, rocas..- sin que se engan-
charan o perdiesen los señuelos.
Los materiales que se emplean para
este aparejo son un anzuelo worm
hook (de lombriz) y un plomo worm
head (cabeza de lombriz o bala), si
se desea que el señuelo descienda
más rápidamente o que trabaje en ca-
pas de aguas más profundas.
El tamaño del anzuelo y el peso y
tamaño del plomo deben ser los apro-
piados para cada tamaño de vinilo,
y siempre en proporción directa
-válido para todos los
montajes en general-, A
mayor vinilo, mayor
anzuelo y viceversa. .
Con el tamaño del plomo
también se emplea esta
regla, pero siempre te-
niendo en cuenta que,
cuanto mayor talla, el
montaje también
profundizará más y
más rápido.
Los pasos son sencillos. Hay que montar el anzuelo con el vinilo de forma
correcta, sin doblar el cuerpo. Primero se atraviesa el señuelo por la cabeza
con la punta y se saca por un costado, a unos 0,5 centímetros del principio
del engaño. Se saca todo el anzuelo por esta incisión, hasta el ojal del
propio anzuelo. Este paso supone la mayor parte del montaje. Ahora queda
insertar la punta del anzuelo en el vinilo y, antes de anudar el conjunto, pasar
el plomo por la línea. Para evitar que el plomo se deslice, con los
inconvenientes que tiene sobre todo al lanzar, basta introducir un palillo o una
gomita -diseñada para tal fin- por el agujero de éste.
Dentro de este montaje, existe una variación denominada Texposed. La
diferencia respecto al Texas es que e anzuelo asoma la punta para facilitar la
clavada. Los anzuelos son también worm hook, aunque existen algunos
específicos para este montaje, con la diferencia de que el ángulo de la punta
es cuadrado, para que apoye sobre el vinilo. Se emplea sobre todo para
zonas con menos posibilidad de enganches o peces muy resabiados, que
rápidamente «escupen» el señuelo y no dan tiempo a clavar.
Los vinilos más usados en este tipo de montaje se dividen, respecto a su
utilización, en con o sin plomo.
Dentro de los primeros, los señuelos más recomendados para montar
son los cangrejos, twisters, salamandras, tubos y, como reina, la lombriz.
Cualquier tamaño es válido. Si se monta sin plomo -cuando el pez está muy
activo se encuentra en las capas altas de agua o en lugares con poca
profundidad- se emplea cualquiera de los señuelos utilizados con plomo. A
esa lista se añaden los softbaits, que ven en este montaje un gran aliado
para obtener buenas y numerosas capturas, sobre todo con peces muy
difíciles.
La pesca con este tipo de montaje dependerá del tipo de señuelo que se
emplee y, sobre todo, si se pesca con o sin plomo. Cuando se pesca con
plomo, con salamandra o lombriz, el conjunto se desplazará por el fondo a
pequeños saltos, o arrastrándose con una recogida muy lenta. Si
empleamos cangrejos, se puede imprimir un ritmo superior de recogida,
pero debemos saber cómo se desplaza, a pequeños satos, que imprime
con la cola, o muy lentamente caminando sobre las rocas. Es muy
importante que se asemeje el movimiento a la realidad.
Si no se emplea peso adicional (contamos nada más con 1 o 2 gramos
del anzuelo), el señuelo se tiene que dejar caer a un par de metros de
profundidad, e imprimir pequeños ti-
rones con la puntera de la caña. El
movimiento puede ser aleatorio: tirón,
parada, tirón, parada, parada... El
truco es precisamente éste, no seguir
una pauta determinada. Es muy im-
portante después de cada tirón, o
conjunto de tirones, hacer la pausa
muy marcada dejando descender al
vinilo. Es en este momento cuando se
producen mayor número de picadas.
El inconveniente de este tipo de
pesca es la lentitud con la que se
debe manejar el engaño. Por el con-
trario, como principal ventaja en-
contramos la posibilidad de traba-
jarlo entre diferentes obstáculos, sin
posibilidad de enganches, con gran
efectividad.
Montaje Carolina
Cuando el suelo del embalse o
río presenta una gran cantidad de
obstáculos sumergidos o abundante
vegetación, es muy difícil que el
pez se encuentre completamente en
el fondo, pegado a tales irregulari-
dades, sino que suele situarse por
encima de las mismas. En este tipo
de circunstancias, este montaje es
el más propicio. La forma de an-
zuelar el señuelo es exactamente
igual que en el Texas, con la punta
dentro del cuerpo del vinilo. El si-
guiente paso, y es aquí donde co-
mienza a diferenciarse del otro, es
cortar un trozo de línea de unos 40
o 50 centímetros de longitud y anu-
dar un extremo al señuelo, ya mon-
tado, con su correspondiente anzuelo worm hook. La longitud de este
bajo dependerá directamente de la claridad del agua. Si el agua está muy
clara podemos aumentar esta longitud hasta el metro, para que el pez no
detecte nuestro engaño. Para tener un montaje más efectivo, podemos
confeccionar este bajo con hilo de fluorocarbón. Este sedal tiene la
propiedad de ser prácticamente invisible en el agua para los peces.
TrucoIntenta emplear en este montaje vi ni los flotantes. Si no los puedes
conseguir en tu establecimiento de pesca habitual, corta unos trocitos
de polies-pán o corcho blanco del tamaño del cuerpo del vinilo que
utilices, y los sujetas con pegamento rápido. Así se asegura la
flotabilidad, quedando siempre los obstáculos por debajo del cebo.
Al otro extremo de este bajo se ata un esmerillón o quitavueltas que
evitará torceduras y nudos en el sedal. Después, se pasa por la línea madre
un plomo específico para este
tipo de montaje, con forma de gota de agua, o incluso es válido un worm
head, empleado para la confección del anterior -bala-. Para que este plomo,
con los continuos lances, no rompa el quitavueltas, se colocará entre éste y
el plomo una bolita de plástico o un plomo del tipo perdigón, clásico en la
caja de aparejos de cualquier pescador, que también se empleará para que,
al lanzar, no se deslice a lo largo de la línea madre.
Pero lo más recomendable, y como realmente se configura este
montaje, es empleando una perlita de plástico que, al rozar con e plomo,
producirá unas vibraciones que ayudan al black boss a localizar el señuelo.
TrucoUna vez que se tiene montado el plomo con el esmerillón, se pueden
colocar en el bajo dos vinilos. Uno al final y otro a tan sólo 10
centímetros del plomo, como si se tratase de cebos perseguidores. El
más cercano al quitavueltas debe tener el trozo de hilo que lo une al
bajo lo más pequeño posible, para que no se enrede.
Para este montaje se pueden usar
vinilos de cualquier tipo forma y ta-
maño, pero el mejor, sin ninguna
duda, es la salamandra.
Un inconveniente es que, al tener
repartido su peso en dos puntos, el
conjunto plomo-bolita-esmerillón y e
señuelo, los lances, sobre todo a me-
dida que se alargue el bajo, serán
más cortos, menos precisos y a la
vez más incómodos. Aún así, se
puede considerar mucho más efec-
tivo que el Texas, por la movilidad que deja al vinilo que, con el peso del
anzuelo, se desliza hacia el fondo y a cada golpe de muñeca vuelve a
subir. Por este motivo, por la dificultad en el lance, es aconsejable el
empleo de equipos de spin-ning mejor que de casting.
Toma notaEste montaje se utiliza mucho en los cambios de estación, verano-
otoño e invierno-primavera. El black bass está en estas épocas muy
localizado en a superficie o en el fondo. Lo deberemos emplear
cuando esté situado en las capas de agua más profundas.
La forma de pesca con este montaje es, como ya se ha comentado, por
el fondo. El movimiento se logra arrastrándolo o con pequeños tirones, al
igual que el Texas con plomo. La diferencia radica en que se le puede
imprimir una mayor velocidad, por lo que cubrirá mayor cantidad de agua
en menos tiempo.
Montaje Banjo
Montaje especializado para la pesca con softbaits. Señuelo que
cada día cuenta con más adeptos por su versatilidad y efectividad. Bajo
una apariencia, en la mayoría de los casos, insignificante, este cebo
presentado con este montaje tiene muchas posibilidades de éxito.
Este aparejo se compone, aparte del plástico blando indicado, de una
espiral de alambre fino pero duro, con una longitud de un centímetro y
terminado en un pequeño círculc/si-milar a un muelle y un anzuelo. Una
talla de entre 1 /O y 3/0 es suficiente, provisto de un «antihierbas» o
«antienganche».
El proceso de montaje es muy sencillo. Por la cabeza o parte anterior
del señuelo, se introduce el muelle girando la pequeña espiral. Por el
pequeño círculo que queda fuera, se pasa el anzuelo «antienganche».
Aunque parezca un conjunto débil, es ideal para la captura de peces
recelosos o con poca actividad. El débil, errático y suave movimiento de
estos señuelos desata el ataque de predadores, como lucios,
luciopercas y basses (más indicado para este último), en infinidad de
circunstancias. Aunque parezca que se va a perder el vinilo en la primera
picada, al estar el señuelo prendido sólo por la «cabeza», no ocurre así,
ya que la ma-
yoría de los depredadores enfocan su ataque hacia esta parte del pez
presa -órganos vitales-, ¡usto donde se sitúa el anzuelo en este
montaje.
Toma notaUtiliza este montaje sobre todo en la pesca a pez visto. Cuando lo
lances, no es necesario que lo presentes en la misma «nariz» del pez.
Lanza pasado el pez bastantes metros y lo aproximas a éste muy
lentamente por cualquier lado, intentando que no esté muy alejado del
pez. El depredador lo localizará sin ningún problema con la línea late-
ral, que le hará volverse para atacarlo una vez que lo haya examinado
con la vista.
Este montaje, destinado a soft-haits, se puede utilizar para infinidad de
artificiales blandos (cangrejos, salamandras, lombrices, tubos). Aunque
se puede lastrar el cuerpo del vinilo mediante nails (plomos alargados con
forma de clavo), no es muy recomendable, ya que esto reduce la
principal característica de este montaje, la movilidad. Si los peces están en
capas
profundas, es más útil utilizar otro tipo de montaje, como Texas o Carolina.
Lo que sí aumenta la efectividad de este conjunto es la introducción en el
vinilo de uno o dos rattles de cristal, que aumentarán las vibraciones
emitidas por el señuelo, atrayendo a peces más alejados.
La forma de manejar el artificial en el agua es exactamente igual que en el
montaje Texas sin plomo, dejándolo bajar un par de metros y con
pequeños tirones.
Montaje Keeper
Bajo esta denominación, se encuentra una variante directa del montaje
Texas. La única diferencia reside en el anzuelo, que se caracteriza por
tener unos pequeños enganches de fino alambre, que se introducirán en la
«cabeza» del señuelo -o en la cola, si es un cangrejo-, sujetos en el ojal
del propio anzuelo.
Se puede emplear un plomo del tipo bala, o el anzuelo puede venir
plomado en la tija, para pescar en capas de agua más profundas. La
ventaja respecto al Texas es que siempre nos aseguramos un montaje
correcto. El vinilo siempre queda estirado y con una presentación inmejorable.
Otra ventaja es que se castiga
menos el señuelo, al no ser atravesado con el anzuelo, con el beneficio de
mayor uso de los artificiales.
La forma de pescar es exactamente la misma que si se tuviera montado
el señuelo al estilo Texas. Se empleará una u otra técnica dependiendo de
sí el anzuelo tiene peso, se utiliza un plomo auxiliar o, por el contrario,
carece de cualquier lastre.
Sobre todo se utiliza para cangrejos y tubos de vinilo, aunque al ser una
variante del Texas, se puede utilizar con cualquier señuelo válido para este
tipo.
Montaje Wacky Worm
Cuando la lombriz artificial es el señuelo preferido para un pescador de
black bass, este montaje es el más adecuado. Partiendo del principio de
que con el cebo se pretende imitar la naturaleza, simplemente insertando
el anzuelo (con «antienganches» preferiblemente) en el medio de la lombriz
-que será de las de sin cola o cola aplanada-, se consigue que ésta
caiga dentro del agua y vaya hacia el fondo con un movimiento
increíblemente natural. Es un montaje que resulta especialmente efectivo
en zonas de abundante vegetación o con obs-
fóculos y, sobre todo, para aquellos lugares que sufren una fuerte presión
pesquera.
La forma de pescar con la lombriz de vinilo montada de esta manera es
muy sencilla, pero a la vez requiere una cuidada observación por parte del
pescador. Y digo esto porque hay que ver cómo se desplaza la lombriz
por el agua, a la vez que se le imprimen unos leves, pero secos, golpes
de puntera de la caña.
Montajespara la pesca finesse
El Drop Shot
Cuando un pez, sobre todo el black bass, que tiene un comportamiento
más extraño, no se decide a tragar ningún cebo, posiblemente con esta
técnica de pesca se consigan las únicas capturas que puede deparar la
jornada.
El material que se emplea es e siguiente: como señuelo, cangrejos,
twisters y pequeñas lombrices, sobre todo de un tamaño entre 2 y 3
pulgadas (de 5 a 7,5 centímetros aproximadamente); anzuelos adecuados
para estos cebos de la medida 1 o 1 /O respectivamente; y, para terminar
el montaje, un plomo específico del tipo drop -similar a
un perdigón-. La forma que tiene este último plomo es redonda, y
normalmente se emplean pesos que oscilan entre 1 /8 y 1/2 onza (de
3 a 12 gramos aproximadamente).
La tendencia actual es la de emplear anzuelos del tipo «mosquito».
Son anzuelos con la tija recta, como cualquier anzuelo destinado a
especies como carpas y barbos. El tamaño se mide de igual forma, siendo
los más recomendados de una medida de entre el 1/0, como mayor
tamaño, y el 3 como menor.
Lo primero que hay que hacer es f i jar la lombriz, montada con el an-
zuelo al estilo Texas o Texposed, a unos 40 o 50 centímetros del final de
la línea. Esta longitud variará si el agua está tomada, o en el fondo se
ocultara el plomo, que se puede reducir. Pero será incluso más efectivo si
la longitud se mantiene en ese medio metro, o incluso se hace más largo
el bajo. Si es muy corto, al mover el montaje podemos dar con el plomo al
bass y asustarle. Es importante que quede situada la punta del anzuelo
hacia arriba, para facilitar el correcto clavado de a perca negra. Al final
de este bajo se une el drop weight, el plomo.
Toma notaEn todos los montajes en los
que el peso está repartido en
dos puntos, el lanzamiento se
complica. Por esta razón, es re-
comendable emplear equipos
de spinning en lugar de cas-
fíng. También hay que tener en
cuenta que, a medida que au-
menta la distancia entre los dos
puntos en los que se haya re-
partido el peso, también lo
hace la dificultad para realizar
un lance correcto y preciso.
Con estos montajes, intenta lan-
zar de lado: facilita la coloca-
ción del señuelo en el lugar de-
seado.
También es especialmente útil
cuando los peces se encuentran si-
tuados en las capas inferiores de
agua, pero, al igual que en el mon-
taje Carolina, por encima de los obs-
táculos del fondo.
La pesca con este montaje es algo
más complicada que con otros, aun-
que, con cierta práctica, se convierte
en uno de los más efectivos. Una vez
lanzado el señuelo, se tensa el hilo
y, con pequeños golpes de muñeca,
se va moviendo. El truco consiste en
mantener siempre tenso el hilo, para
que, al menor indicio de picada, po-
damos clavar con muchas posibili-
dades de éxito.
El Split Shot
Este montaje se diferencia del an-
terior en que el peso se sitúa por en-
cima del señuelo. Otra diferencia es
la forma del plomo que se utiliza. Es
alargado y muy estrecho, para que
no se enganche en el fondo al re-
coger. Esta es otra de las diferencias
entre ambos. Para pescar con este
montaje, se deja que descienda
hasta el fondo el señuelo y, una vez
allí, se le aplican toques alternando
con paradas. Es mucho más senci-
llo de utilizar que el anterior, aunque,
en la mayoría de las ocasiones,
tiene menor efectividad.
Montaje Doodling
Es una variante del Texas. Los ma-
teriales necesarios para su montaje
son un anzuelo de pequeñas di-
mensiones -1 /O o 2/0-, un plomo
tipo bala de entre 3,5 y 5 gramos,
y una pequeña perla o cuenta, de
cristal o metacrilato. Una caracterís-
tica que tiene el vinilo es que es de
pequeñas dimensiones, al igual que
en montajes como el Drop Shot o
Split Shot. Se realiza de la misma
manera que el Texas, pero el plomo
no se fija y es móvil para que gol-
pee la cuenta, que se coloca entre el anzuelo y el plomo.
La utilidad de esta técnica radica en la localización de la pesca a gran
profundidad, con batidas rápidas. La perlita amplia el sonido del montaje y lo
convierte en un señuelo fácilmente localizable, pero de pequeñas
dimensiones, con lo que cualquier presa, sea del tamaño que sea, no dudará
en atacarlo.
Para que este montaje obtenga su máxima efectividad, se ha de pescar
siempre por el fondo, a fin de que e plomo, mediante pequeños saltos,
genere ruido al chocar con la dura cuenta.
La principal ventaja finnesse de este montaje, frente a los anteriores, es que
todo el peso del conjunto se concentra en un solo punto, con lo que, a
igualdad de peso, se pue-
den realizar lances mucho más largos. La desventaja que presenta es que la
pesca con este montaje es muy lenta, ya que, al no tener un gran peso, si
se recoge rápidamente únicamente conseguiremos traerlo por el aire,
perdiendo la efectividad que le caracteriza.
Complementos para vinilosCada dia más, debido a su eficacia y a su reducido precio, el vi-nilo es
uno de los cebos artificiales que más se emplea en la pesca de
depredadores. La diversidad de formas, tamaños, colores y montajes, que
consiguen presentarlos en cualquier condición y capa de agua, convierten
este blando señuelo en uno de los preferidos por los pescadores, tanto
noveles como expertos.
La continua y masiva utilización im-
plica que cada vez existe un mayor
número de complementos para muy
diversas funciones. Anzuelos, plo-
mos, cápsulas de sonido -rattles-,
peso interior -nails-, ojos, collares flo-
tantes, rotuladores y pinturas espe-
ciales para colorearlos, son sólo una
pequeña muestra de los complemen-
tos que giran en torno al vinilo.
Toma notaLos anzuelos se miden me-
diante una numeración que va-
ría en gran medida depen-
diendo del fabricante. Los
números mayores correspon-
derán a los anzuelos más pe-
queños, hasta el cero. Para ta-
maños superiores al cero, se
emplea la medida del anzuelo
(1/0, 2/0,3/0...). Ahora, los
más pequeños tendrán la nu-
meración menor y los de mayor
tamaño el número mayor.
Plomos para montar con vinilos
existen en gran variedad de formas,
aunque los más empleados son cua-
tro tipos. El worm head, que se em-
plea sobre todo en el montaje Texas,
es también conocido con el nombre
de plomo tipo bala, por similitud. Un
segundo tipo es el denominado
plomo de lágrima que, como su pro-
pio nombre indica, tiene esta forma.
Se emplea sobre todo para el mon-
taje denominado «Carolina». Como
tercer tipo de plomo, están los alar-
gados empleados para la pesca
fínesse y, en ocasiones, también en
el montaje Carolina. Su forma es alar-
gada, con los bordes redondeados.
El cuarto y último tipo de plomo es el
egg shinker. Tiene forma de un
huevo, como su nombre indica, y se
emplea para anudarlo en los monta-
jes drop shot al final del bajo. Sue-
len venir provistos de una pequeña ar-
golla de metal para poderlos anudar.
Estos cuatro tipos de plomos se
pueden encontrar en diferentes pe-
sos, que oscilan entre 1/32 de
onza y la unidad (de menos de
1 gramo, a 24).
Toma notaUn tipo de peso que poco a
poco se va introduciendo es el
denominado snake (serpiente).
Tiene este nombre por su forma
alargada, y se emplea sobre
todo para el montaje Carolina,
con la propiedad de engan-
charse menos entre los obstá-
culos del fondo.
Los rattles (sonajeros) son pequeñas cápsulas de cristal o de aluminio
huecas, en cuyo interior albergan unas diminutas bolas de metal. Su
función es producir vibraciones en diferentes frecuencias para aumentar la
efectividad de los vinilos en aguas tomadas, ya que los pe-
ces los localizan mejor. Según diversos pescadores, este sistema de
aumentar el sonido en aguas con mucha presión pesquera puede llegar a
espantar a los peces, que lo asocian a ser pescados, sobre todo con la
buena tendencia actual del captura y suelta.
Otros, en cambio, opinan que los señuelos de vinilo con sonido interior
siempre atraen la curiosidad del pez. Para insertarlos se puede hacer de dos
maneras: apretar directamente con la punta hacia el vinilo, o con un tubo
de metal, que con una ligera presión recorta el trozo del vinilo donde se
va a introducir el rattle. Lo más apropiado es situarlo en zonas donde el
vinilo se mueva al recoger, ya que a cualquier velocidad estarán sonando.
Este lugar donde se introduce el sonajero es un tema más complejo de lo
que a priori parece, ya que, si se sitúa en un lugar no apropiado, des-
compensa la calda y acción del vinilo, y puede dejar de tener una
apariencia natural o atractiva, con lo que, en lugar de aumentar su
efectividad, se verá mermada.
La tendencia de los plomos en la actualidad es que presenten sonido. Así, se
obtiene en un solo complemento dos funciones: peso y sonido.
El peso interior lo aportan los denominados nails. Son clavos de plomo
con punta (para facilitar su introducción) que, sin alterar la forma señuelo, lo
harán más pesado, con lo que tardará menos tiempo en descender a aguas
profundas, y más fácil de lanzar. Se presentan en di-
ferentes tamaños, con lo que podemos combinar varios tornillos para tener el
peso adecuado y repartido a lo largo del vinilo para equilibrarlo.
Normalmente, estas puntas se pueden partir con unos alicates, para in-
sertarlo en diferentes tamaños con distintos pesos.
Cuando se pesca con estos plomos interiores, hay que tener en cuenta
que los movimientos que rea-
liza nuestro artificial serán más rápidos y marcados. Un modelo muy
conocido son los Inserí Weights de Lunker City.
Si ya de por sí los vinilos son atrayentes y efectivos, cuando se les
añaden ojos, el conjunto obtiene un gran realismo. Aparte de esta
ventaja, los modelos con pupilas móviles, también actúan como rattles.
Pueden ser de dos modelos según
su forma de colocarlos: si se pegan
o si se clavan en el propio vinilo. Es-
tos últimos vienen provistos de una
pequeña espiral, que se introduce en
el cuerpo blando del artificial girán-
dolo. Muy adecuados para pikies y
softbaits, convirtiéndolos en verda-
deros peces.
Actualmente, los fabricantes están
creando ya los vinilos con ojos (fijos)
y así no es necesario otro desem-
bolso extra en la compra de este
complemento. Como ejemplo de vi-
nilos con ojos están los vinilos Teeth,
que toma esta característica como
bandera de sus vinilos, dando gran
realismo a los distintos cebos.
Los collares flotantes son tubos fa-
bricados en foam (espuma). Se pasa
a través de ellos el vinilo (como su pro-
pio nombre indica, como si de un co-
llar se tratase), para que quede en la
superficie, sobre todo para el montaje
Carolina, para que se mantenga sus-
pendido a cierta distancia del fondo.
Una ventaja de esta característica es
que, al estar retirado el vinilo del
fondo, se reducen los enganches.
Para ciertos señuelos, como twis-
ters o lombrices, se emplean tiras de
vinilo, similares a las de las spinner-
baits para la parte superior. Este
complemento, denominado skirts,
proporciona al señuelo más volumen
en la «cabeza» con lo que, aparte
de dar vistosidad y movimiento,
atrae las picadas hacia el lugar
donde está situado el anzuelo. Tam-
bién amortigua la caída hacia e
fondo del montaje y es, justo en ese
momento, cuando se producen gran
número de picadas. Otra ventaja
que aporta la utilización de «cami-
setas» es que mueven mayor canti-
dad de agua, siendo más fácil su lo-
calización por parte del pez.
Para colorear los vinilos se em-
plean rotuladores con tinta perma-
nente o botecitos de pintura con un
pequeño pincel como aplicador. En
la mayoría de estos productos, la
tinta contiene también esencia, con
lo que tiene una doble utilidad. Tam-
bién, para esta función, podemos
emplear los rotuladores indelebles,
que se pueden encontrar en cual-
quier papelería.
CAPÍTULO 4
Peces artificiales
Introducción
El pez artificial es uno de los prin-
cipales señuelos para capturar peces
con caña. Además, ha evolucio-
nado mucho en los últimos años,
pues hay que reconocer que los tiem-
pos han cambiado y, con ellos, las
técnicas de producción, los mate-
riales y la tecnología. Ahora existen
modelos para cualquier circunstan-
cia y profundidad.
Existen peces que «caminan» so-
bre la superficie y, en cambio, otros
navegan sumergidos a casi una de-
cena de metros. ¿Qué pescador de
lanzado no tiene en su caja de
pesca por lo menos un par de se-
ñuelos de este tipo? En España, durante los años 70 y mediados de los 80,
sólo se encontraban un par de modelos y los precios que había por aquel
entonces no diferían mucho de los de ahora pero, claro, en
aquella peseta. Hoy, cada vez que se entra en un comercio especializado
y miramos a cualquier lado, se puede comprobar que la oferta ha crecido
hasta el millar de modelos. El principal beneficiado es el pes-
cador y el más perjudicado, el pez.
Ahora bien, al haber tanta oferta,
hay que saber muy bien qué se va
a comprar, y en qué circunstancia se
va a utilizar.
Características comunes a todos los peces artificíales
Independientemente del tipo,
forma, tamaño y color de los peces
artificiales, hay ciertas características
que tienen en común. Una de ellas
es que pueden ser flotantes, sus-
pendidos o hundidos.
Los primeros, los flotantes, son los
que se mantienen en la superficie.
Una vez allí, pueden trabajar sobre
ella o, con ayuda de un babero, des-
cender hasta aguas más profundas.
Los peces suspendidos, se podría
decir que son de última generación.
Su principal característica radica en
que su cuerpo tiene una densidad si-
milar a la del agua y un peso equi-
librado que, al recoger -mediante el
babero-, se sumerge y, si se para de
recoger, se mantiene a esa profun-
didad, como su propio nombre in-
dica, suspendido. Este momento de
parada es especialmente queren-
cioso para la pesca de depredado-
res, ya que, si nos ponemos a ob-
servar la naturaleza, se puede
comprobar que ningún pez, de di-
mensiones medianamente reduci-
das, nada 20 o 30 metros de una
forma continua, sin parar. Algunos
modelos de peces artificiales con
esta característica son el Huskyjerk
de Rápala, Fat Free Shad Suspen-
ding de Excalibur, o el Deep Secret
de Lurh Jensen. Estos modelos tra-
bajan cada uno a distintas profun-
didades: aguas someras, medias y
profundas, respectivamente, con lo
que esta cualidad no influye en la
profundidad de natación, pero sí en
la colocación del señuelo a la pro-
fundidad en la que luego se ha de
mantener.
Por el contrario, los peces hundi-
dos, una vez que se han lanzado,
comienzan a sumergirse, indepen-
dientemente de que se recoja la lí-
nea o no. Esta cualidad se aprove-
cha para que los peces tomen más
profundidad y, al contrarío que los
flotantes, estén más tiempo en el lu-
gar donde se encuentran algunos de-
predadores, a varios metros de pro-
fundidad. Esta característica hace
que pescar con estos peces sea algo
más arriesgado, sobre todo desde la
orilla.
Cuando un pez hundido va tra-
bándose por el fondo, no se puede
hacer lo mismo que con los flotantes:
parar de recoger para que tome
aguas más superficiales. Con los pe-
ces hundidos, a medida que avan-
zan en dirección a la orilla, los en-
ganches se suceden, y lo único que
podemos hacer para subsanar esto
es levantar la caña para que suba,
sin parar de recoger, o incluso au-
mentar esta velocidad de recogida.
Toma notaLos peces son seres de sangre
fría. Esto significa que su tem-
peratura corporal depende di-
rectamente de la que haya en
el medio, en este caso el agua.
Por este motivo, los peces rea-
lizarán desplazamientos verti-
cales para buscar la tempera-
tura ideal donde se encuentran
cómodos. Si se sabe a qué
profundidad están los peces,
una buena jornada de pesca
está asegurada. Un dato que
no hay que olvidar, es que en
verano buscarán aguas más
frías y, en invierno, buscarán,
en la profundidad, las aguas
más templadas.
Otra característica común para
gran variedad de peces artificiales
es el sonido interior. Este sonido se
produce con bolas de plástico, me-
tal o cristal, siendo estos dos últimos
materiales los que producen mayo-
res vibraciones. Los peces se sienten
atraídos por ellas, porque son emiti-
das en unas frecuencias que les ex-
citan. Se sitúan en las cavidades del
cuerpo, de la cabeza... En muchas
ocasiones, estas bolas sirven para
equilibrar el peso del artificial y que
penetre en el agua de una determi-
nada forma al caer, o simplemente
que nade de una forma u otra.
Aunque, a veces, el que estos se-
ñuelos tengan sonido interior puede
resultar una desventaja más que una
ventaja. Es favorable pescar con se-
ñuelos con sonido cuando las aguas
están tomadas o turbias, o a primera
y última hora del día, cuando no hay
tanta visibilidad. El sonido ayuda a
los peces a localizar el artificial. Esta
utilidad también es beneficiosa para
la pesca de ciertas especies a las
que les cuesta más encontrar nues-
tro señuelo, como el siluro, o para
otras que se pescan a bastante pro-
fundidad, como lucios -sobre todo
los de gran tamaño- y luciopercas.
Pero puede resultar perjudicial en
lugares de pesca donde exista gran
presión pesquera y se realice fre-
cuentemente lo que denominamos
«captura y suelta» -algo necesario
hoy en día-, pues los peces llegan
a relacionar este tipo de sonido con
el peligro y, en lugar de atraerles, les
asusta.
Los modelos más característicos de este tipo son los rattling o lipless -que
carecen de babero-, en los que gran parte de su poder de atracción se
debe a este sonido. Es el caso del Rattlin' Rápala o Rat-L-Trap de
America's Bait. Este último, es uno de los peces más vendidos en Estados
Unidos. Otros modelos que, aunque no sean construidos con la finalidad
de ser localizados por esta cualidad, tienen sonido interior son el Hot Lips
Express de Lurh Jensen, Fot Boy de Hart, Crúnk'N Dive de Yo-Zuñ y el Fat
Rap de Rápala.
Uno de los temas más olvidados por los profesionales de la pesca en lo
que a los peces artificiales se refiere, es la penetración en el agua al caer.
Lo que no se puede olvidar es que, si lanzamos fortuitamente justo encima
de un pez, el estrépito puede asustarlo más que atraerlo. Ciertos modelos
están equilibrados de tal manera que, al caer al agua, lo primero que se
sumerge es la parte de atrás, para limitar su efecto perturbador, en lo
posible, al chocar con la superficie tras el lance.
Tampoco debería limitarnos esta circunstancia y motivar el cambio del
señuelo por otro que resulte más dis-
creto a la hora de entrar en el agua;
simplemente, hay que tenerlo en
cuenta y lanzar con algo más de cui-
dado cuando tengamos la certeza
de que los peces rondan las proxi-
midades. Seguramente, una carpa
de doscientos gramos, al saltar, cree
mayores turbulencias que cualquiera
de nuestros artificiales.
Los materiales de construcción de
los peces artificiales para agua dulce
son escasos. De hecho, se podrían re-
ducir a dos: madera y plástico.
La madera suele ser de balsa,
aunque hay empresas que emplean
para fabricar sus peces madera de
apache, pero son minoría. Estas ma-
deras son extremadamente livianas.
El que un pez esté fabricado en
uno u otro material puede hacer que
cambie completamente su acción y
sus propiedades. Los peces cons-
truidos en madera suelen pesar me-
nos, y es más complicado encon-
trarlos con sonido interior. Hasta
hace poco, no había en el mercado
ningún pez de madera con sonido
interior. Por regla general -siempre
hay alguna excepción-, los peces
que alcanzan mayores profundida-
des son de materiales plásticos. El
motivo es que se fabrican de una
sola pieza, cuerpo y babero. En los
peces de madera, el babero se tiene
que añadir de plástico o metal, con
lo que sufre más al descender y cho-
car con los obstáculos del fondo,
provocando en ocasiones la rotura
del artificial.
Otra desventaja que tienen los pe-
ces fabricados en madera es que,
para ciertos peces con una potente
dentadura, como el lucio, son un bo-
nito mondadientes. Esto no significa
que sean como un vinilo, que des-
pués de un par de usos hay que de-
secharlo, pero sí que el deterioro es
más rápido que el de otro artificial
construido en plástico. Para evitarlo,
los fabricantes los recubren con re-
sinas y pinturas muy duras, cuya mi-
sión es la de proteger el cuerpo de
madera.
Cuando se comenzaron a fabricar
en serie los peces artificiales, casi to-
dos eran aún de madera. Algunos
años después, se invirtió la tenden-
cia y el plástico se adueñó de la in-
dustria de estos artificiales, y todos,
exceptuando varios modelos legen-
darios, se construían en este mate-
rial. Ahora se está volviendo pro-
gresivamente a la fabricación de
peces en madera.
La madera no es tan sencilla de
manejar en el proceso de fabrica-
ción, lo que trae consigo un aumento
del coste que repercute directamente
en el precio que tiene que pagar el
pescador por el artificial. Aun así, después de valorar los puntos negativos y
positivos de cada material, personalmente prefiero, para aguas someras y
medias, peces fabricados en madera, que presentan una natación más
natural.
Por el contrario, para la pesca en aguas profundas, prefiero el plástico: es
más resistente y, al moverse más bruscamente a grandes profundida-
des, los depredadores lo detectan más fácilmente.
Tipos según la profundidad de nataciónEn las siguientes páginas, se describen los principales tipos de artificiales
por profundidades, comenzando por las capas de agua más superficiales y
terminando por los peces artificiales que trabajan en el fondo.
Superficie
El popper
Al igual que otros nombres de se-
ñuelos, la palabra popper es un tér-
mino inglés onomatopéyico que
hace referencia a su acción. Este ar-
tificial de superficie, cada vez que
con la puntera de la caña se le im-
prime un pequeño toque, emite un
«pop» característico. Este sonido
atrae a depredadores como basses
y lucios, y los hace salir de sus es-
condites, aunque se encuentren a va-
rios metros de distancia.
El popper imita a un pez minita-
lla cazando, realizando ataques a
los insectos o alevines que nadan
por la superficie. Conviene observar
cómo los peces de menor tamaño
comen muy cerca de la superficie y,
sobre todo, muy cerca de la orilla.
En ocasiones nos preocupamos
de lanzar lo más lejos posible, en di-
rección al centro del pantano o del
río. Esto es un error que cometemos
todos. Debe de ser algo psicoló-
gico, que nos induce a pensar que
las grandes piezas están ahí, en el
centro de esa enorme masa de
agua. La realidad, en muchas oca-
siones, es muy distinta. Los tributarios
y ríos vierten sus aguas a un pantano
arrastrando gran cantidad de partí-
culas, alimento para los peces más
pequeños. Estos, a su vez, atraen a
otros -que los depredan- y que sir-
ven de alimento a los depredadores
mayores. Otro motivo de que los pe-
ces se concentren en las orillas es la
protección que les ofrecen las aguas
con poca profundidad, donde, en
una veintena de centímetros, un bass
o lucio tendrán limitados los movi-
mientos.
Por estas razones, en la mayoría
de las ocasiones, los peces que bus-
camos se encuentran más orillados
de lo que pensamos en un principio.
Entonces, nuestros lances se han de
dirigir hacia los lugares donde se en-
cuentran los peces a los que imita-
mos: las orillas.
Con el popper, los lances cerca-
nos a árboles sumergidos, vegeta-
ción o cualquier otro obstáculo que
resguarde a peces de menor tamaño
que sirvan de alimento a los depre-
dadores, serán los más apropiados.
La principal característica de este
señuelo, su peculiar «pop», lo ge-
nera con una concavidad que tiene
en la «cabeza». Dependiendo de la
profundidad de esta oquedad -que
moverá más o menos cantidad de
agua-, la forma y el ángulo, creará
sonidos diferentes, más o menos
atractivos. En lugares con mucha pre-
sión de pesca, o días claros en los
que el pez puede detectar fácilmente
que nuestro popper es un engaño
con todas las letras, será conveniente
emplear un señuelo que cree un
«pop» más ligero. Por el contrario, si
el día es oscuro o las aguas están
tomadas, será mejor utilizar poppers
con más sonido, que ayudarán a los
depredadores a que los localicen.
Si esta concavidad es perpendi-
cular o cercana al ángulo recto res-
pecto de la superficie, el «pop» será
fuerte, porque desplaza gran canti-
dad de agua. A medida que este
ángulo se va reduciendo, paralelo a
la superficie, el sonido será más dé-
bil. Los primeros se utilizan para con-
diciones de baja visibilidad, o
cuando los peces están muy activos.
Si, en cambio, hay gran visibilidad
o poca actividad, será mejor utilizar
los segundos.
Algunos poppers, en su interior,
tienen bolas que emiten frecuencias
de sonido altamente atrayentes para
los depredadores. Algunos pesca-
dores piensan que no tiene ninguna
utilidad, ya que el «pop» anula cual-
quier otro sonido al ser superior y de
mayor intensidad. En realidad, estas
bolitas tienen una doble función. La
primera es que emiten el sonido en
distinta frecuencia que el «pop», por
lo que sigue siendo atrayente, y la
segunda es que el popper se puede
mover, sin necesidad de hacer con-
tinuamente su «pop» característico.
Los peces, cuando cazan, no están
continuamente atacando, sino que
se desplazan, observan, nadan y, con estos suaves movimientos, son muy
atractivos los sonidos que producen estas bolitas interiores. Además, el
ataque rara vez se produce cuando el señuelo está haciendo «pop», sino
justo en el momento en que el señuelo se ha parado.
La gran mayoría de los poppers tiene en la potera de atrás un mechón de
cristal flash, pelo natural o plumas, cuya finalidad es la de imitar la cola del
pez. Si, además, es de color rojo, simulando que está herido, hace que el
predador lo considere como una presa fácil.
El tamaño de estos señuelos suele ser bastante reducido: son más
regordetes que alargados, y las medidas oscilan entre las 2 y las 3 pulgadas
y media. Para mar se emplean tamaños mayores.
El equipo para pescar con poppers es similar al que se puede utilizar con
señuelos caminadores, puros, chuggers y hélices. Para cualquier pez
artificial se puede emplear la misma caña, de unos ó pies y medio, con acción
medium-heavy. Aunque para pescar con popper se tiene que utilizar un sedal
menos elástico que para otros señuelos de superficie. El motivo es que, si al
imprimir un tirón con la puntera de la caña el hilo tiene excesiva elastici-
dad, el movimiento que llega al popper es tan pequeño que no genera todo
el sonido que debería. Por eso, líneas de 1 2 libras o incluso 14 son muy
recomendables para este engaño.
Ciertos colores en el popper son más efectivos que otros. Hay que pensar
que el predador ve la parte de abajo. Los colores cromados son un buen
comodín, y para días oscuros o en condiciones de poca luz, el negro.
Cualquier color que imite seres que naden por la superficie del agua también
es muy efectivo en aguas claras o días soleados.
La acción que se ha de imprimir al popper es muy sencilla, pues basta
con un movimiento seco de muñeca. Pasados unos instantes -más o menos
dependiendo de la actividad de los peces (poca actividad, poca velocidad;
mucha actividad, más velocidad)- se vuelve a repetir el movimiento, pero de
forma aleatoria. Tirón, pausa. Tirón, tirón, tirón, tirón, pausa, tirón. Cualquier
combinación es válida, siempre que se evite caer en cualquier tipo de ritmo
continuado.
La pesca con popper es más efectiva a principios y finales de temporada,
sobre todo cuando la pesca se acerca a la orilla a depredar para pasar
el crudo invierno, o para
reponer fuerzas de
la hibernación en la
misma estación.
También da muy
buenos resultados uti-
lizarlo en verano, a
primeras y últimas
horas del día, mo-
mento que aprove-
chan los basses y lu-
cios para comer con
la bajada de las
temperaturas.
Algunos de los
modelos más utilizados
en España son el P.J.
Pop de Luhr Jensen,
Skitter Pop, de Rápalo,
los dos de Hort, Classic
Popper y Bigmouth
Popper y el Pop'N Splash de Yo-
Zuri.
Dentro de los poppers existe una
variación: los denominados «chug-
gers». Las dos diferencias principa-
les que hay respecto a un popper
son, en primer lugar, el tamaño, que
va de las 3 pulgadas y media, a las
4 y media o 5. La segunda diferen-
cia es la forma. Un popper varía
más su diámetro de la cabeza a la
cola; en cambio, el chugger tiene e
cuerpo muy similar a un puro, de
igual forma por todos los lados. Este
señuelo pesca en las mismas condi-
ciones que un popper, aunque se le
dan especialmente bien los basses
de mayor tamaño. Uno de los mo-
delos más conocidos de este artifi-
cial es el Rattlin'Chug Bug de Storm.
Puros
Y con é llegaron los grandes
basses. Si por algo se caracteriza
este tipo de señuelos es por su es-
pecialidad para buscar y seleccio-
nar piezas de gran tamaño.
La forma que tiene es seguramente
la más sencilla dentro de los peces
artificiales. Es similar a la de un puro
alargado y ahusado en ambos ex-
tremos.
La gran mayoría de los señuelos
de este tipo tienen sonido interior
que, al imprimirle movimiento, actúa
como reclamo para los basses,
como cualquier otro señuelo con esta
misma característica.
Siempre se ha dicho que hay se-
ñuelos que requieren cierto aprendi-
zaje para poder pescar con ellos, y
el puro es uno de ellos. No es nada
complejo pero, en los primeros lan-
ces, hay que practicar para poder
darle el toque justo, para que se
mueva de un lado a otro continua-
mente. Al igual que con cualquier
otro señuelo de superficie, cuando
está parado es igual de atractivo
que cuando está en marcha.
Los movimientos son similares a los
de una pequeña culebra de agua
que nada por la superficie. Tal vez
sea éste e motivo de que sea tan se-
lectivo con las piezas de mayor ta-
maño. Cualquier bass no se alimenta
de culebrillas.
La técnica para pescar con este
señuelo es la denominada «walk the
dog». Es muy efectivo en primavera
y otoño, en cualquier momento del
día. Por el contrario, en verano es re-
comendable utilizarlo a primeras y úl-
timas horas del día.
Toma notaPara facilitar el clavado de los
peces en tus artificiales, puedes
.sustituir las poteras por otras de
mayor calidad. Debes prestar
especial atención al tamaño de
las potera.s originales, ya que,
si varias el tamaño, puedes
cambiar también la acción del
señuelo, mejorándolo, hacién-
dolo único o, por el contrario,
mermando su movimiento. Esto
suele ocurrir con peces sus-
pendidos o de superficie. Si a
los crankbaits de profundidad
se les cambia la potera de
atrás por otra de mayor tamaño
o peso, tendrán tendencia a na-
dar más horizontales, con una
presentación más natural.
Estos artificiales suelen ser de un tamaño mediano o grande. Los más
frecuentes son los comprendidos entre las 3 pulgadas y media y las 5. Estos
tamaños, algo grandes, facilitan el lanzado.
Los colores más efectivos de este señuelo son de tipo mate, en especial el
negro -como la mayoría de los señuelos de superficie- y el blanco. Otro
color muy efectivo es
frog o rana. Se tiene que pensar que los peces ven el señuelo desde abajo,
y sólo ven la parte inferior. Es el color de esta parte lo que marcará el color
total del señuelo o, mejor dicho, lo que interesa al pez.
La pesca con este artificial es especialmente emocionante. Cuando un
bass rompe la superficie del agua para engullir el artificial, el corazón se
nos sale del pecho y nos invade
un temblor. Muchas veces, según
sentimos una retención, tiramos y lo
único que conseguimos es quitarle el
señuelo de la boca. Aunque los ner-
vios no lo permitan, se debe espe-
rar un segundo más para que ter-
mine la picada y, en ese momento,
clavar, aunque la gran mayoría de
las veces ya lo habrá hecho por sí
solo.
Algunos modelos de puros son el
Ghost de The Producers, el Zara
Spook de Heddon, Super Spook
de Excalibur y el Dancing Shad
de Hart.
Wobblers o señuelos caminadores
La primera vez que se ve la acción
de estos señuelos dentro del agua
lo primero que se hace es esbozar
una sonrisa, pero, en cuanto se
comienzan a suceder las picadas,
la sonrisa se transforma en felicidad.
Es, como su propio nombre in-
dica, un señuelo que «camina» sobre
la superficie del agua. Es una acción
tan peculiar que realmente no ¡mita
a nada y a todo a la vez. Un paja-
rillo que se ha caído al agua, un ra-
tón que nada, una culebrilla o cual-
quier otro ser que se desplace por la superficie.
Son artificiales de pequeñas dimensiones, generalmente de cuerpo
rechoncho, aunque lo que hace que nade de esa forma tan peculiar es el
babero metálico. Este babero puede presentar diferentes formas, que a su
vez lo hacen nadar con distinto movimiento y sonido.
Es especialmente efectivo en lugares donde se concentre gran cantidad de
vegetación sumergida, y en zonas donde habitualmente habiten pequeños
vertebrados. Aunque, cuando este engaño despliega toda su eficacia, es
durante el anochecer y por la noche (atención a la legislación de tu Co-
munidad, que puede que no permita pescar una vez entrada la noche). Es
en este momento cuando el pantano se llena de vida y pequeños animales e
insectos, que durante el día se mantienen en sus refugios, salen con el abrigo
de la noche a alimentarse. Los peces, sobre todo si es una noche clara o con
luna llena, tienen una actividad superior a la del día.
La pesca con wobbleres bastante sencilla. Simplemente hay que recoger,
a diferentes ritmos y haciendo ciertas paradas, por supuesto, ya que, al
contrario que el buzzer, este señuelo es flotante y no se hunde cuando
paramos de recoger.
Hay que tener especial cuidado con el nudo que lo sujeta, ya que si se
hace demasiado amplio puede enganchar continuamente con la pala y
tener que repetir cada lance.
De este tipo de señuelos,
la verdad es que hay
pocos modelos donde
elegir. Los más populares
son el Jitterbug de Fred
Arbogast -con el mismo diseño desde 1938-, el Chug-A-Lug de The Producers y el Crazy Crawleróe
Heddon, siendo este último distinto de los otros, pero válido para las mismas
situaciones de pesca que los anteriores.
Hélices o propbaits
Este señuelo, como su propio nombre indica, tiene como principal
característica el que lleva una o dos hélices. Estas hélices crean unas tur-
bulencias en la superficie del agua que atraen desde grandes distancias a
bassesy lucios. ¿A qué imita? Pues no se sabe muy bien, pero la verdad es que
a lo que más se puede parecer es a peces cazando, que pro-
ducen ese ruido con los acelerones que ejecutan para capturar su alimento.
Este característico sonido también es el motivo de su otro nombre: «serrucho».
La forma de este engaño varía mucho de un modelo a otro: rechonchos,
alargados, muy pequeños, muy grandes... Debido a su gran efectividad, la
mayoría de las casas tiene en sus catálogos uno o varios modelos distintos de
hélices. Es uno de los artificiales con mayor oferta dentro del mercado.
La principal diferencia de un se-
ñuelo a otro, independientemente
del fabricante, es la presencia de
una o dos hélices. Cuando lleva sólo
una hélice, puede estar situada en
a parte delantera o trasera, lo
mismo da. Cuando lleva dos, va una
en cada posición. Normalmente, es-
tos últimos crean mayores vibracio-
nes que los primeros, aunque la re-
alidad es que depende más de las
dimensiones y ángulos de las héli-
ces, que del número de ellas.
Aunque a príorí se piense que este
señuelo es para aguas calmadas, re-
sulta muy efectivo en situaciones en
las que la superficie esta rizada, in-
cluso con mayor éxito. Muchos pes-
cadores piensan que, cuando hay
cierto oleaje, no se puede pescar con
estos señuelos. La lógica desmiente
esta suposición. Cuando hace aire,
que es cuando se riza la superficie,
muchos insectos se ven arrastrados
por ella, con lo que hay mucha más
comida fácil al alcance de la boca
de los peces de cualquier tipo, gran-
des y pequeños. Los pequeños, por-
que se sienten atraídos por este ali-
mento, y los grandes, que se
alimentan de los pequeños, porque al
ver su desplazamiento se vuelven más
activos. Todos los señuelos de
superficie se pueden utilizar en días
de viento, con dos
limitaciones. La primera es
que, si no emiten tantas
vibraciones como los héli-
ces, los peces detectan
peor el engaño. No
significa que no sepan
que está ahí, sino que les
cuesta
más localizarlo y realizar un ataque certero. Por ejemplo, eso ocurre con los
puros, que no son tan sonoros como otros.
La segunda limitación que se tiene en días de viento, es que no se puede
lanzar con tanta comodidad
y precisión el engaño. La solución a este problema es bastante sencilla. Se
tienen que emplear señuelos más pesados, o el mismo modelo pero en alguna
talla superior, que nos proporcionen unos cuantos gramos de peso extra.
Otra situación en la que los hélices son realmente efectivos es en la de
aguas turbias o tomadas. Al emitir gran número de vibraciones, sobre todo
los basses detectan este señuelo muy fácilmente y suben directamente a
por é .
Respecto a los lugares a donde lanzar nuestros artificiales, siempre serán
más fructíferas las zonas cercanas a obstáculos, como piedras, troncos,
vegetación sumergida, o cualquier otro lugar donde pueda estar al acecho
nuestro codiciado tesoro. Dentro de estos lugares más querenciosos, el
hélice es muy efectivo en zonas de algas que llegan a
la superficie. Para pescar ahí es necesario emplear un hilo de mayor
grosor. Uno de 14 libras será más que suficiente para sacar el señuelo
airoso de cualquier enganche en esta vegetación.
La forma más adecuada para pescar con un propbait es muy sencilla.
Basta con lanzar el señuelo al lugar escogido y; una vez allí, dar
tironcitos con la puntera de la caña. En medio de estos tironcitos, es
muy eficaz parar el engaño durante unos segundos, que aumentarán si
hay poca actividad y serán menos si los peces muestran bastante
actividad.
Toma notaTanto para un hélice, como
para el resto de los peces arti-
ficiales de superficie, es muy
conveniente dar al pez cierto
tiempo para que «lea el menú»,
para que se dé cuenta de que
nuestro señuelo está ahí, espe-
rando a ser engullido. La ma-
yoría de las picadas se produ-
cen en este tiempo de espera.
Algunos de los hélices más popu-
lares son el Torpedo de Heddon, el
Devil Horse de Smithwick, el Wood
Chopperjerk'n Sam y el Dalton Spe-
cial, de Luhrjense -estos dos últimos
diseñados por Sam Griffin-, toda
una leyenda en la pesca del bass en
superficie.
Jerkbaits
Antes de comenzar con cualquier
tipo de pez que no sea de superfi-
cie, hay que diferenciar dentro de
los crankbaits otro tipo de artificiales,
los jerkbaits. Estos señuelos se ca-
racterizan por su cuerpo alargado y
delgado, que imita fielmente cual-
quier pez pasto.
Existen modelos para cubrir cual-
quier capa de agua, y con distintas
cualidades, como
cualquier otro cranckbait.
La diferencia radica sim-
plemente en su forma
característica, más
alargada, que obliga a su
vez a llevar mayor
número de poteras para
cubrir todo el artificial,
para que no se
produzcan picadas falli-
das. En ocasiones, este
número de poteras
supone una molestia a la hora de pescar, ya que se producen enganchones
y pérdidas continuamente. Hay que prestar especial cuidado cuando se
pesca en zonas con vegetación, o cerca de obstáculos sumergidos.
Algunos depredadores se sienten atraídos por estos artificiales, mientras
que otros prefieren las formas más redondeadas. Eso no significa que no
piquen a uno y a otro, sino que demuestran cierta preferencia en función de
cada circunstancia.
Los salmónidos y ciprínidos en general -que se puedan pescar con artificial-,
lucios y luciopercas prefieren los ¡erkbaits. Por el contrario, los basses y
siluros -estos últimos porque la mayoría de los modelos tienen sonido interior y
dan más sensación de comida por el volumen- prefieren los cuerpos más
rechonchos. Simplemente cogiendo cualquier catálogo de pesca, se
puede comprobar que los peces artificiales empleados exclusivamente en la
pesca de la perca negra son la mayoría achatados y más redondos que
los destinados a cualquier otra especie.
Pero hay que tener en cuenta que,
en ciertas masas de agua, algunos
ciprínidos, por ejemplo el barbo, se
comportan como depredadores y
comparten habitat con el bass. En
este momento, un ¡erkbait para me-
dia profundidad en 7 o 9 centíme-
tros puede ser un señuelo comodín
para ambas especies.
Dentro de cada modalidad de
cranckbait -pez artificial-, se des-
cribirán modelos específicos de \erk-
baits.
Aguas superficiales
Consideramos aguas artificiales
las que se encuentran desde la su-
perficie hasta un metro por debajo
de ella. A cualquier pez artificial que
no nade en la misma superficie se
e denomina cranckbait, con lo que
éstos serán cranckbait de aguas su-
perficiales.
Crankbaits para aguas superficiales
Suelen ser de pequeño o mediano
tamaño y, por regla general, tienen
un movimiento lateral muy acen-
tuado, para que en lentas recupe-
raciones tengan suficiente acción
para moverse, porque no necesitan
profundizar. Esta acción se la pro-
porciona un babero de reducidas di-
mensiones y poco o nada curvado,
siempre fabricado en material plás-
tico. El ángulo que forma con el
cuerpo es prácticamente perpendi-
cular, o superior a los cuarenta y
cinco grados. Este es uno de los mo-
tivos por los que el señuelo no pro-
fundiza más.
La sujeción al pez, por donde se
anuda, está situada en su cabeza y
no en el babero, como se verá que
lo tienen los peces destinados a la
pesca en mayores profundidades.
Este tipo de señuelo es más efec-
tivo cuando existe gran cantidad de
comida en forma de peces pasto
por la orilla, o después del desove,
cuando los peces que han nacido
esa primavera comienzan a tener
cierta talla. Lugares como tributarios
de ríos a pantanos, grandes grietas
en rocas, montones de piedras que
formen estructuras, montones de
piedras recogidas por los agriculto-
res, antiguas construcciones sumer-
gidas, o cualquier sitio con albur-
nos, percasoles, bogas o alevines,
serán muy querenciosos para la
pesca con crankbaits de aguas su-
perficiales.
Nuestro artificial es un pez más,
nadando entre los verdaderos. Con
el movimiento que le imprime el
pescador, ha de parecer que está
enfermo o herido. Esta será la cua-
lidad que le haga distinto de los de-
más y, a la vez, más fácil de «en-
ganchar» que cualquier otro. Aparte
de este movimiento, se puede pes-
car más rápidamente y recoger
nuestro artificial como si se tratase
de un proyectil. Ahora, lo que se
está buscando es el ataque por ins-
tinto. En este tipo de recogida, no
se tiene que realizar la misma de
forma continuada a este ritmo fre-
nético, sino con algún que otro tirón
repentino para simular que nuestro
pez huye despavorido de sus de-
predadores.
Los peces que buscamos con este
artificial deben situarse a poca pro-
fundidad, con lo que las épocas
más propicias serán el otoño, la pri-
mavera y el verano. Durante el es-
tío, los mejores momentos son al co-
menzar y terminar el día, que es
cuando los predadores aprovechan
para acercarse a las orillas en
busca de alimento. La excepción la
pone el lucio, que, con temperatu-
ras bajas, en remansos de ríos o re-
culas de pantanos, se desplaza a
poca profundidad y es muy posible
pescarlo con señuelos de este tipo.
Este señuelo no se caracteriza por
hacer subir desde varios metros de
profundidad a los depredadores,
porque no es especialmente rui-
doso. Más bien es un artificial para
que el pez lo detecte con la vista o
con la línea lateral, pero a poca dis-
tancia.
El Speed Trap de Lurhjensen -es-
pecifico para recogidas rápidas-, Shallow Shad Rap de Rápala y e
Bomber Shallow «A» son varios mo-
delos de estos crankbaits.
En esta capa de agua el pez ar-
tificial rey es el ¡erkbait. Es el pez
más versátil, que se emplea para
cualquier especie depredadora: tru-
cha, barbo, bass, lucio o incluso al-
guna carpa, en las medidas más pe-
queñas. Los tamaños de estos peces
van desde los 4 centímetros -pul-
gada y media-, hasta los 17 o 18
centímetros -unas 7 pulgadas.
Para los salmónidos, este tipo de ar-
tificial es especialmente efectivo pes-
cando contracorriente. Los peces se si-
túan siempre en un río en esta misma
posición, se podría decir que mirando
al nacimiento del río. Nuestro artificial
va a estar en esa misma postura y, de-
jándolo derivar con la corriente, man-
teniendo el hilo siempre tenso para
que el pez nade correctamente, será
la manera más efectiva de conseguir
buenas capturas. De esta manera, el
¡erkbait busca los remolinos y es, pre-
cisamente a la salida de éstos,
donde las truchas están esperando el
alimento y nosotros se lo hemos pre-
sentado en una posición y medida
ideal, que no pueden resistir la tenta-
ción de atacar.
El equipo necesario para pescar
con este tipo de señuelos dependerá
principalmente de la especie que se pretende pescar. Es tan sencillo como
que no se puede utilizar la misma caña para artificiales de 4
centímetros, destinados a la pesca de la trucha, y para lanzar los peces de
15 centímetros, empleados en la pesca del lucio. Un factor común que sí
han de tener todas las cañas destinadas a pescar con este tipo de artificial
es la acción, que ha de ser médium. El motivo de que sea relativamente
blanda es la facilidad con la que se clavan las poteras de los peces en la
boca de los peces, y no se necesita dar el «cachete» para que el pez
quede enganchado en la boca del depredador. Esta acción nos ayudará a
colocar el artificial, en ciertas ocasiones muy ligero, a mayores distancias
que si empleáramos cañas más rígidas.
Dentro de este tipo de peces hay modelos que se han convertido en todo
un clásico que cualquier pescador ha utilizado en alguna ocasión. Por
ejemplo, el modelo Original, diseñado por Lauri Rápala es uno de los
peces artificiales más vendido del mundo, con más de 65 años de
historia a sus espaldas. Otros jerkbaits que se van abriendo camino son el
Pro Minnow de Hart, el Invencible de Nils Master, el Long «A» de Bomber y
el Javelin, de Lurh
Jensen, destinado a la pesca de grandes capturas.
TrucoSi se utiliza hilo fino, el pez nada más profundo que con diámetros
mayores. Esto tiene una desventaja y es que, si hacemos bajar mucho
el pez, pero nuestro hilo no va a soportar el primer enganche con el
fondo, podemos tener una ¡ornada completa de pérdidas de
artificiales. Hay que buscar el término medio que haga que baje el pez
y, a la vez, tenga suficiente resistencia. Otro truco que hace ganar unos
centímetros de profundidad consiste en mantener la caña lo más baja
posible, incluso con anilla del puntal dentro del agua. Esto será
beneficioso si se lanza lejos de la orilla.
Medias aguasConsideramos estas aguas las que están situadas entre uno y tres
metros de profundidad. Aunque esto es algo relativo. Para un pescador de
luciopercas, cinco metros de agua no es una profundidad excesiva,
teniendo en cuenta la situación
habitual de estos peces. Por el con-
trario, para un pescador de bass,
cinco metros es una profundidad
algo más respetable. Ni qué decir
tiene, lo que supondría esta misma
profundidad para un pescador de
salmónidos en río.
La profundidad, en muchas oca-
siones, se mide en función de las es-
pecies, aunque siempre hay que
tener en cuenta alguna referencia
física.
Peces artificióles de
medias aguas
Los peces, para
desgracia de todos
los pecadores, no
permanecen esta-
bles a una profundi-
dad determinada.
Ciertas especies,
como por ejemplo el
black bass, sobre
todo en verano, rea-
lizan desplazamien-
tos verticales de va-
rios metros, y lo más difícil es dar
con él. De alguna forma habrá que
buscarlo. Existen señuelos como la
spinnerbait, que baten gran cantidad
de agua y permiten controlar la pro-
fundidad donde trabaja, pero no
son tan precisos como los peces ar-
tificiales, en los que, para cada mo-
delo y tamaño, el fabricante indica
la profundidad a la que trabaja,
siempre que se respeten unas míni-
mas condiciones de grosor de hilo,
posición de la caña, velocidad de
recogida, etc.
Conociendo cuál es esta profun-
didad, podemos rastrear en poco
tiempo y con poco margen estas ca-
pas de agua, hasta dar con la más
productiva, donde se sitúan los pe-
ces.
Dentro de los peces de medias
aguas, puede haber, en un mismo
modelo pero en un tamaño superior
o menor, diferencias de profundidad
de natación de un par de metros. Y
en estas circunstancias, esa diferen-
cia puede ser suficiente para llenar
el vivero de peces, o simplemente te-
ner un par de capturas. Estas dife-
rencias se acentúan si pescamos en
un día con poca actividad; o si es
invierno, cuyo rigor casi aletarga a
los peces y los concentra en capas
muy determinadas de agua.
Dentro de los crankbaits, tal vez
sea este tipo del que más modelos
-formas, colores, tamaños...-existen
en el mercado. Posiblemente sea
porque es la capa de agua más fre-
cuentada por los peces y la que más
peces da. Otro motivo de esta am-
plia oferta es la dificultad de pescar
en estas profundidades con otros en-
gaños. Los vinilos son francamente
fáciles de manejar en el fondo y en
aguas superficiales, pero mantener-
los a tres metros de profundidad so-
bre un fondo de cinco ya no es una
tarea tan sencilla.
La forma que se emplea para pes-
car con estos peces artificiales difiere
por una característica propia de
cada uno de ellos: la flotabilidad.
Pescar con un señuelo hundido es
muy diferente a hacerlo con uno flo-
tante; o incluso con un suspendido
dentro de esta misma capa de agua.
Si lo estamos haciendo con un
pez flotante, la recogida se puede
parar en cualquier momento, con lo
que el pez ascenderá y creará una
silueta con su movimiento similar a
. los dientes de una sierra. Subirá ha-
cia la superficie cada vez que pa-
remos. Esta recogida es especial-
mente efectiva cuando el señuelo
toca con el babero el fondo. Esta si-
tuación produce un peculiar efecto,
como si se tratase de un pez que ho-
ciquea el fondo en busca de ali-
mento.
Si, por el contrario, estamos pes-
cando con un artificial hundido, la
recogida podemos hacerla de forma
continuada, con el inconveniente de
que, en los últimos metros, se deberá
levantar la caña para no engan-
charlo en el fondo. Si se realizan pa-
radas, el artificial descenderá a ca-
pas de agua inferiores, aunque, a estar diseñado para una profundidad
determinada, subirá ahí en el momento en que comience la recogida. Este
tipo de artificial es recomendable utilizarlo en aguas profundas, donde el
señuelo no toque el fondo y, al disminuir el ritmo de recogida, no corra
peligro de engancharse.
Los peces de medias aguas suspendidos son, de los tres tipos, con
diferencia los más efectivos. La razón es bien sencilla. Al recoger y parar, el
pez se queda quieto en la profundidad deseada, ni asciende ni desciende.
Es justo en este momento cuando los depredadores atacan
más fácilmente los señuelos, con una posibilidad menor de fallar la picada.
Este es un movimiento natural de los peces pasto. Nadan siempre en busca
de alimento o huyen de cualquier posible depredador, pero también se
paran y observan. Ese es justo el momento más propicio para ser engullido.
En alguna ocasión, al lanzar un señuelo y enredar la línea, o dejarlo en la
superficie por cualquier motivo, mientras se deshace el enredo, se ha
producido una picada. Situación más frecuente, sobre todo, en la pesca del
black bass. La picada más habitual de este centrárquido es cuando se
para e señuelo: hace un amago para asus-
tarle y, en ese mismo instante, co-
mienza el artificial a moverse. Una
situación de captura asegurada. So-
bre todo pican así en lugares con
mucha presión de pesca. Es como
si probasen si el engaño es tal o se
trata de comida.
Otra forma de pescar con este
tipo de peces artificiales es la si-
guiente: una vez que se ha lanzado,
se le imprime con la puntera de la
caña pequeños movimientos rápidos
y se espera unos segundos para ha-
cer otro movimiento. El tiempo de es-
pera entre tirón y tirón variará de-
pendiendo de la actividad de los
peces. Si están muy activos, las es-
peras serán menores que si se mues-
tran reacios a picar, en cuyo caso
será mejor hacer mayores pausas en-
tre tirón y tirón. Es una pesca similar
a la que se utiliza con los softbaits
de vinilo en aguas superficiales.
Algunos modelos de aguas su-
perficiales en las tallas mayores lle-
gan hasta estas cotas de profundi-
dad, considerándolos peces de
medias aguas. Por el contrario, en
esta cota de agua1 también se sitúan
los peces destinados a aguas pro-
fundas pero en su talla menor, que
por el peso y las reducidas dimen-
siones del babero en comparación
con sus hermanos mayores, no pro-
fundizan tanto.
Los peces artificiales de medias
aguas tienen el babero de muy di-
versas formas y tamaños. Un babero
perpendicular al cuerpo, o en án-
gulos muy pequeños, caracteriza a
peces destinados a la pesca en
aguas de poco calado. Por regla ge-
neral, suelen ser de pequeñas di-
mensiones. A medida que el babero
continúa una línea recta con el
cuerpo, el artificial profundizará
más. Si es más largo, o incluso más
ancho, profundizará más. Esto es
una pequeña guía, pero no hay que
fiarse al cien por cien de lo anterior,
ya que encontramos peces con
grandes baberos que, por el diseño
del cuerpo y el equilibrado del
mismo, no nadan por debajo de los
dos metros; o al contrario, peces de
pequeños baberos que profundizan
muy por debajo de este nivel.
Los equipos recomendados para la
pesca con este tipo de señuelos se
componen de una caña medium-
heavy. El motivo de que sea más dura
que la de los artificiales destinados a
aguas superficiales es que, al pro-
fundizar más, el señuelo tira con
fuerza de la caña hacia el agua y,
con cañas blandas, al final de la jor-
nada, nuestros brazos -de aguantar
la tensión del hilo- notan cierto can-
sancio. Al emplear esta caña, no se
arquea tanto su primer tramo y, aun-
que tire con la misma fuerza, la pro-
pia resistencia de la caña nos trans-
mite la fuerza al carrete, que ahí es
de un valor inapreciable para nuestra
recogida continua.
Como se ha dicho al principio, los
peces artificiales destinados a me-
dias aguas son los más abundantes
en cualquier tienda de pesca espe-
cializada. Es innumerable la canti-
dad de modelos que se distribuyen
actualmente. Algunos de los mode-
los más representativos son el Brush
Babyóe Lurhjensen, Pin's Minowde
Yo-Zuri, Fat Free de Excalibur, o A/lo del «A» de Bomber. Aun así, estos
modelos, como la mayoría -como se ha explicado líneas más arriba-, en las
tallas menores no profundizan hasta estas aguas y, en tallas mayores, las
sobrepasan.
Aguas profundas
Denominamos así las aguas que tienen más de 3 metros de profundidad. El
límite lo pone el embalse, pero a ciertas profundidades -más de 20
metros- sólo pueden vivir algunas especies, como los lucios de mayor tamaño,
luciopercas y ciertos ciprínidos.
Cfankbaits de profundidadEstos artificiales tienen, la gran mayoría, dos características comunes: un
babero muy largo y un cuerpo muy resistente fabricado en plástico. Estos son
los principales puntos de conexión entre todos los modelos.
Empezando por el material de fabricación, es cierto que hay peces de
profundidad que tienen el cuerpo de madera, pero el problema es que este
material resulta menos resistente y duradero, con lo que la mayoría de los
fabricantes se decantan por el plástico. Y aunque la mayoría de los artificiales
tengan el babero fabricado en plástico, los modelos que tienen el cuerpo de
madera tienen a veces el
babero de metal, más duro y pesado. Pero no debemos olvidar que uno de los
motivos que hace más duro un pez de plástico es que el babero y el cuerpo
están construidos formando una sola pieza.
Este babero puede tener una longitud superior a la del propio cuerpo,
formando una línea recta con el mismo, para llegar a capas de agua más
profundas.
Otra característica de estos baberos es el ensanchamiento que se produce
en el lugar por donde se anuda el artificial. Esto hace que el pez alcance
cotas más profundas y con una acción más marcada que otros señuelos,
como los destinados a medias aguas, que tienen un movimiento lateral menos
acentuado. A estas profundidades, la luz solar tiene menor incidencia y el
agua es más oscura, con lo que la visibilidad se reduce y es conveniente
facilitar al predador la localización de nuestro engaño, bien sea mediante vi-
braciones que produce el artificial al nadar, o dentro del mismo, con sonido
interior. Cualquier ayuda es buena para despertar el ataque de los
depredadores.
Un inconveniente de estos largos baberos radica en la necesidad de
utilizar equipos más duros que para otros crankbaits. La resistencia que
ofrece al recoger un artificial de profundidad, en muchas ocasiones, es
superior a la de alguna captura de pequeñas dimensiones. Se requiere una
caña de acción medium-heavy,
o incluso heavy, si es para señuelos de más de media onza.
En esta ocasión, la dureza de la caña nos ayudará no a clavar, como
ocurría con el equipo para pescar
con vinilo, sino a trabajar más có-
modamente el señuelo y nos produ-
cirá menor cansancio.
También es conveniente aumentar
el diámetro del hilo que utilicemos. El
motivo es que, al ser un señuelo que
suele trabajarse cerca del fondo, es
más propenso a tener enganches y,
con la ayuda de este aumento de gro-
sor, podremos recuperar los peces. El
enganche, en numerosas ocasiones,
se produce con el babero, no con las
poteras.
Al ir nadando el pez por el fondo,
va rozando con el babero, mientras
que las poteras permanecen levan-
tadas, ajenas a cualquier obstáculo.
Una manera de soltar estos engan-
ches es tensando el sedal ligera-
mente, al tiempo que propinamos
unos golpes secos en el mango de
la caña.
TrucoLa mayoría de los enganches de los peces artificiales se pueden sol-
tar con una herramienta denominada «perro» o «perrito», que se puede
fabricar muy fácilmente. Está compuesta por un peso de unos 200 o
300 gramos, al que se le han unido unas pequeñas cadenas y dos
escarpias redondas -como la que se emplean para colgar los cuadros
de la pared-, una con una pequeña abertura, que se empleará para
deslizar a lo largo del sedal del señuelo trabado en el fondo y la otra
para anudar una cuerda resistente. Su empleo es muy sencillo. Se tensa
el sedal con la caña y por él se desliza nuestro perrito, sujetando el
extremo suelto de la cuerda. Levantando la caña, lo haremos bajar
hasta nuestro artificial y allí, con unos suaves movimientos de arriba a
abajo, las poteras se trabarán en las cadenas. Luego basta con tirar
de la cuerda y, como máximo, se habrán abierto las poteras. Así que,
cerrándolas con un alicate o reemplazándolas, tendremos el artificial
como estaba.
Un atractivo especial de estos pe-
ces es que, en cada lance, hay zo-
nas por las que el babero del pez
va arrastrándose por el fondo. Esto
hace que se levante una estela de
polvo y partículas en suspensión de-
trás del artificial. Los depredadores
piensan que es un pequeño pez es-
carbando en el fondo, en busca de pequeñas larvas o de su alimento, y no
dudan en atacar.
La utilización de estos señuelos se limita a la pesca de especies como el
lucio, lucioperca, basses y siluros, aunque, en alguna ocasión, se puede clavar
algún barbo o una carpa de grandes dimensiones, porque, a fin de cuentas,
lo que imita este artificial es un pez o un cangrejo, dos ali-
mentos de estos grandes ciprínidos.
Cada especie de las mencionadas, tiene un momento
en el que se sitúa, durante una época -invierno en los bas-
ses-, o durante todo del año -lucioper-cas-, en esta capa
de agua.
Cuando realmente se muestran efectivos e s t o s p e c e s , e s ■ cuando
hemos elegido el modelo que justo nada a poca distancia por encima del
fondo. Ciertos depredadores, como el lucio, se posan en el fondo,
mimetizados con las algas o las rocas, ocultos a la espera de que por encima
de él nade cualquier pez, para salir de su escondrijo y asestarle un certero
bocado.
Como recomendación final, dentro de los crankbaits, si se pesca desde
la orilla, es recomendable ha-
cerlo con peces flotantes, en lugar
de hundidos. Los flotantes, al parar
de recoger, tienden a subir a la su-
perficie. Al recoger y notar que el
babero va rozando el fondo, es re-
comendable parar la recogida y de-
jarle que ascienda un par de metros,
como si dibujara la silueta de una
sierra. Los peces hundidos profundi-
zan más, pero tienen el inconve-
miente de que, si se traban en el fondo, es muy difícil elevarlos y re-
cuperarlos.
En el mercado existe gran cantidad de modelos fácilmente distinguibles
del resto de los crankbaits para otras profundidades. Deep Se-cret, Power
Dive Minnow y Hot Lips Express Trolling -uno de los que más profundiza- de
iurh Jensen, Down Deep Rattlin'Fat Rap y el Down Deep Huskyjerk, Risto Rap
de la firma finlandesa Rápala y Deep Diver de Norman, son algunos de los
modelos más utilizados en la pesca a esas profundidades. Como se puede
apreciar, tienen un nombre en común deep, que significa «profundo».
Otros modelos se han desarrollado para la pesca en este nivel de agua
pensando en grandes piezas. Son peces muy robustos, fabricados la
mayoría en resinas altamente resistentes, con un babero plástico de grandes
dimensiones. Un ejemplo de este tipo de artificiales es el Fin-gerling de
Luhr Jensen, que profundiza hasta los 9 metros.
Lippless o sonajeros
Como su propio nombre indica, son peces carentes de babero, que al
nadar producen un sonido atra-yente para depredadores como lucios,
basses y luciopercas, especie
-esta última- que siente una especial predilección por estos señuelos.
Otro atributo característico es que todos son peces hundidos, simplemente
por pura lógica, ya que no tienen ningún babero que les ayude a profundizar,
con lo que lo tienen que hacer por su propio peso.
El sonido es producido por unas bolas metálicas o de cristal situadas en
unas cámaras de aire en el interior del cuerpo del artificial. Estas pequeñas
bolitas, al chocar con las paredes de estas cámaras y entre ellas mismas,
crearán sonidos en unas frecuencias altamente atra-yentes para las
especies mencionadas.
La carencia de babero es otra de las características que diferencia a
estos peces del resto de los destinados a aguas profundas. El movimiento
lateral que realizan se debe a un pequeño aplanamiento en la parte
superior de la cabeza, justo delante de donde se anuda el pez con el
sedal. Al recoger, el lippless se moverá en línea recta hacia nosotros con un
contoneo, más o menos acentuado en función de su velocidad.
Todos los peces de este tipo tienen una silueta muy parecida y ca-
racterística, que los diferencia a simple vista de cualquier otro artificial.
Es un pez compacto pero, a la vez,
de líneas rectas. El cuerpo es muy
fino, en comparación con otros pe-
ces que son más rechonchos.
En un principio, se diseñaron para
la pesca vertical, que consiste en si-
tuarse en cortados o desde una em-
barcación, y mover el pez de arriba
hacia abajo y a la inversa. Al hacer
este movimiento, lo que se está bus-
cando es el pez verticalmente y no
como se haría con el resto de los
crankbaits con babero, que buscan
la pesca horizontalmente, a una cota
de agua que marca la profundidad
de natación del propio
engaño.
Aunque ésta sea
la forma de pescar
para la que fueron
diseñados, el uso
que se les da mayo-
ritariamente por par-
te de los pescadores
es similar al de cual-
quier otro pez artifi-
cial de profundidad.
Para hablar de una
utilización correcta
de los peces sona-
jero, se debería pes-
car en lugares con
mucha profundidad,
recogiendo de una
manera irregular, alternando rápidas
vueltas de manivela con otras más
lentas.
Otra manera muy efectiva de pes-
car con estos señuelos es después de
esperar a que toque el fondo, como
con cualquier otro pez hundido: se
comienza a recoger y, de vez en
cuando, se le imprime un toque con
la puntera de la caña. Así nos ase-
guraremos de que «suene» y llame la
atención.
Los mejores resultados con los pe-
ces Hppless se obtienen en aguas to-
modas o, en general, en condicio-
nes de poca visibilidad, por lo que
el pez localiza nuestro artificial más
por el sonido que por la atracción
visual del mismo.
Toma notaComo ya se ha comentado lí-
neas arriba, este artificial es
bastante efectivo en la pesca
de la lucioperca. Ya tenemos el
señuelo seleccionado, ahora
sólo nos falta elegir el color. En-
tre los más efectivos están el fi-
retiger -amarillo y verde fluo-
rescente con rayas negras-, el
azul cromado, el cromado do-
rado y el naranja con rojo in-
tenso en la parte superior.
No existe un equipo diseñado
específicamente para estos señue-
los. El más recomendable es el uti-
lizado con los señuelos de medias
aguas, ya que, al contrario que los
crankbaits para aguas profundas,
no ejercen ningún tipo de resisten-
cia en el agua.
Los tamaños más comunes oscilan
entre la pulgada y media -casi cua-
tro centímetros- y las tres y media
-aproximadamente nueve centíme-
tros- de los más grandes.
Este tipo de artificiales está lide-
rado por tres modelos: el Sugar
Shad Brute de Lurh Jensen, el Origi-
nal Rat-L-Trap de America's Bait (con-
siderado el señuelo más vendido en
os Estados Unidos) y el Rattlin' de
Rápala.
Cómo fabricar tu propio pez artificial
La principal ventaja de fabricarse
uno sus propios peces artificiales ra-
dica en la posibilidad de crear un
señuelo completamente a nuestro
gusto, además de la enorme satis-
facción que produce pescar con
ellos. También supone un ahorro,
pues, con la fabricación de tres o
cuatro peces, se verá más que com-
pensado el desembolso inicia .
El principal inconveniente es e
tiempo que se emplea en la cons-
trucción de cada artificial, que en mu-
chas ocasiones será de varias horas.
Se pueden hacer gran cantidad
de tipos de peces artificiales. Desde
articulados, los sencillos poppers, o
los complicados cranckbait de pro-
fundidad -que tienen un babero
algo más complejo-, en cualquier ta-
maño, color y diseño.
Materiales
• Madera de balsa. Cuadrada
o rectangular, según el tipo de
peces que se quiera hacer. Se adquiere en las tiendas de aeromodelismo.
Los tamaños ideales, aunque depende del tamaño del pez, son de 1,5 x
1,5 y de 2,5 x 2,5 centímetros.
• Alambre fino, pero resistente.
• Anillas pequeñas de llavero. Se
compran en cualquier tienda de
pesca.
• Lámina de metacrilato de 1,5
a 2 milímetros de grosor. Para con
seguir este material, se pude acudir
a cristalerías especializas. Si no lo
encontramos se pueden utilizar CD,
pero con el inconveniente de no po-
derlo calentar porque tiende a que-
brarse. Para retirar la serigrafía del
CD, se adhiere a la cara pintada un
trozo de precinto de embalar, y se
retira con un tirón seco.
• Masilla de madera de cual
quier color. Es una pasta formada
por dos componentes, que se mez
cla y aplica con los dedos. Se
puede adquirir en ferreterías. Una
vez seca, tiene gran dureza y se
¡guala perfectamente con papel de
lija al agua para madera.
• Papel de aluminio, de cajetillas
de tabaco o incluso de tabletas de
chocolate, que es más fino y tiene
unas pequeñas rugosidades que ha
cen «más vivo» al pez artificial, se
mejando las escamas.
• Poteras de diferentes medidas,
acordes con el tamaño del artificial.
También tenemos que tener presente
el pez para el que se va a emplear.
Para el block bass, por ejemplo, se
necesitan poteras de mayor tamaño
que para la lucioperca, en tamaños
de peces similares.
• Estaño en distintos grosores. Es
un metal muy dúctil y manejable. Se
adquiere en las ferreterías.
• Esmalte de uñas, o cualquier
otra pintura que cubra la madera.
Dan muy buen resultado las emplea-
das en el montaje de maquetas. Al
ir barnizados, también se pueden
emplear rotuladores, que facilitan el
diseño y el dibujo que se quiera rea-
lizar sobre el cuerpo de madera. Por
la facilidad de empleo para la pin-
tura base, se emplea también pintura
convencional en aerosol.
• Barniz o esmalte de uñas trans
parente. Ha de ser completamente
traslúcido sin coloración o tono que
varíe la pintura que se ha aplicado.
• Cufter o navaja para trabajar
la madera. Es imprescindible que
corte muy bien.
• Alicates para cortar y trabajar
el alambre.
• Tijeras grandes para cortar el
plástico.
• Distintos papeles de lija para
madera y plástico.
• Pegamento de cianocrilato o
de secado ultrarrápido.
• Si se desea que, además, tenga
sonido, se puede incluir en el interior
uno o dos rattles de los empleados en
los vi ni los. Sobre todo será recomen
dable utilizarlos con los peces artifi
ciales que profundicen más.
Pasos
1. Se dibuja en la madera la forma
del pez que se quiere crear con un
rotulador, teniendo en cuenta que las
dimensiones se reducirán notable-
mente al comenzar a recortar madera
para ciarle forma redondeada.
2. Se comienza a dar forma con
el cutter, quitando las partes de ma
dera inservible. Es preferible empe
zar por la parte posterior, la cola del
pez, ya que es la que permite ma
yores errores al tener que quitar ma
yor cantidad de madera.
3. Una vez que ya se tiene la
forma completamente marcada, se
lija bien la superficie para que
quede completamente igualada.
4. Se abre el pez por la parte de
abajo. Se hace un hueco para meter
el «esqueleto», peso (estaño) y los
rattles, si el pez los llevara. También
se hace la hendidura para el babero.
5. Se fabrica un «esqueleto» de
alambre, a la medida del cuerpo de
madera. Hay que tener especial
cuidado con las formas redondea
das. Para hacerlas, es bueno ayu
darse de un destornillador o algo pa
recido, presionando con los alicates
en los dos extremos.
ó. Se introduce este esqueleto de alambre en el interior del pez y, des-
pués, el peso y los sonajeros. Se debe prestar atención a que todos los
círculos, que luego se emplearán para colocar las poteras, estén alineados.
7. Se mezclan los dos componentes de la masilla y se rellenan los
huecos. Cuando esté completamente seco y se haya endurecido, se lija
para igualarlo con la forma del pez.
TrucoAntes de pintar cualquier pez hecho por vosotros mismos, probad
cómo nada. Si no os gusta el movimiento o la profundidad a la que se
mueve, retirad el babero y cread uno nuevo. De esta manera, repeti-
remos el proceso hasta que se consiga el movimiento deseado y
podamos comenzar a pintar. También influye de una manera notable,
en la natación del pez, el peso que se le ha añadido con el plomo. Este
factor también requiere probar la natación del artificial.
8. Se hace con el metacrilato o con el plástico del CD el babero (se-
gún indicaciones del capítulo anterior, en lo referente a los peces arti-
ficiales). Para recortarlo, se puede utilizar la tijera. Antes de pegarlo al pez
con cianocrilato, se lijan muy bien todas las esquinas e impurezas
que pudieran quedar del corte. Un
pequeño truco consiste en marcar
primero con un rotulador sobre el
plástico, pasar un cutter por esta lí-
nea y pinzarlo con unos alicates.
9. Si se quieren imitar las escamas de un pez, se pega el papel de alu-minio con el pegamento ultrarrápido y se pinta una primera mano. Si no se quiere utilizar este papel, se
puede pintar directamente sobre la madera, aunque se recomienda en este
caso darle varias manos, ya que la madera es un material poroso, en
especial la de balsa, que absorbe gran cantidad de barniz hasta que se
tapa el poro.
10. Se le pintan boca, ojos o cualquier otro detalle que se considere
oportuno, para completar la imitación.
1 1. Se insertan las anillas y las poteras en los huecos.
1 2 . Con la laca de uñas, se le dan varias capas hasta que quede
brillante. Con este material, nos aseguramos que no quede ningún poro, para
que al mojarse no se reblandezca y se deteriore.
1 3. Una vez terminado todo el proceso de pintar, se pega el babero
con el pegamento de cia-nocrilato.
14. Ahora sólo falta que se ponga a nadar y a pescar.
Estos pasos son, de modo genérico, los empleados para la mayoría de los
peces que se quieran construir. También cabe la posibilidad de hacer un
señuelo como, por ejemplo, un popper, para el que no se necesitan todos los
materiales reseñados ni todos los pasos mencionados. En este caso en
concreto, el popper, no existe babero, con lo que el octavo paso se debe
omitir.
CAPÍTULO 5
Otros señuelos
Spinnerbaits
Posiblemente, éste sea el señuelo
más versátil para la mayoría de las
situaciones, lugares y épocas. Gran-
des profundidades, aguas someras,
turbias, cristalinas, días nublados, so-
leados, en verano, primavera,
otoño... Pero también es uno de los
menos utilizados.
Todos los pescadores tenemos en
nuestra caja de pesca una pareja de
spinner, que raramente anudamos a
nuestro sedal. El motivo es que,
cuando lo hemos hecho, no se han
producido todas las capturas que es-
perábamos, a tenor de su fama en-
tre el circuito de pescadores profe-
sionales:
La principal razón es que, en prin-
cipio, se piensa que pescar con una
spinner consiste en lanzar y recoger,
pero eso no es cierto, ya que la
pesca con este señuelo requiere
cierto aprendizaje. Comenzaron lla-
mándole «matarróbalos» pero, como
ocurre con la mayoría de los inven-
tos americanos, terminó imponién-
dose el nombre que se le da en su
tierra de origen: «señuelo que gira»,
spinnerbait.
A simple vista no se puede pensar
en nada natural a lo que una spinner
pueda imitar pero, cuando la intro-
ducimos en el agua y damos las pri-
meras vueltas de manivela, se apre-
cia su semejanza con un banco de
peces que se desplazan conjunta-
mente, en actitud de defensa frente a
los depredadores.
En origen, este señuelo se desa-
rrolló para la pesca de basses. A lo
largo del tiempo se han empleado
en la pesca de otros depredadores,
como el lucio y la lucioperca. Hoy
en día, existen modelos desarrolla-
dos exclusivamente para la pesca de
cada especie. Para el lucio se utili-
zan de mayores d imensiones
(1 onza), con las palas de mayor
tamaño y, en algunos modelos, se
sustituyen los flecos de silicona por
pelo natural -como, por ejemplo, el
de conejo, o el bucktail-. Para la
pesca de la lucioperca se emplean
modelos muy parecidos a los utili-
zados en la pesca del bass, pero
con palas alargadas que, como ve-
remos más adelante, se denominan
«de hoja de olivo», mejores para la
pesca en agua más profundas.
Los tamaños de estos señuelos se
establecen según su peso, siendo los
más comunes 1 /4, 3/8 y 1 /2 onza
o, lo que es lo mismo, 7, 10,6 y
1 4 , 1 gramos, respectivamente.
Por debajo de estos pesos, en Es-
tados Unidos son empleados para
pescar depredadores de tamaños
menores, como el crappie. Estas
spinners, en nuestro territorio nacio-
nal, de 1 /8 y un 1 /1 ó de onza, es-
tán dando buenos basses en lugares
donde la presión de pesca es im-
portante y en capas de aguas su-
perficiales.
Por el lado contrario, están las que
se salen de esta medida, pero por
exceso: las de mayor tamaño. Exis-
ten dos motivos para que una spin-
ner sobrepase la 1 /2 onza, en lo
que a peso se refiere. El primero es
que esté diseñada para la pesca del
lucio o del musky, o que se emplee
para pescar en aguas profundas.
El segundo motivo sería su empleo
para unas características determina-
das. Durante el año del triunfo de
Woo Daves en el Bass Master Clas-
s¡c, tuve el honor de hacerle una en-
trevista para una publicación espe-
cializada. Uno de los pocas ense-
ñanzas que pude sonsacarle fue la
de su selección de spinners favoritas
y cómo las empleó en el campeo-
nato mundial del año 2000. Los pe-
sos que empleó fueron de onza y
onza y media. En concreto, pescó
con modelos de la casa americana
Ledgebuster, marca especializada
en spinners para aguas profundas.
El peso también es muy impor-
tante, a la hora de determinar la pro-
fundidad que toma este señuelo una
vez lanzado. Si pescamos con spin-
ners de pequeño tamaño, aunque
dejemos que desciendan hasta el
fondo, al recoger tenderán a subir
hacia la superficie. Si, por el con-
trario, empleamos spinners de un
peso considerable, conseguiremos
que estén durante más tiempo cerca
del fondo. Esta característica puede
ser muy beneficiosa, siempre y
cuando se sepa con certeza que la
pesca se encuentra próxima o en el
mismo fondo.
La spinner, se puede decir que
está formada por varios señuelos.
Mediante un cuerpo formado por un
alambre, se une un ¡ig a una o va-
rias palas de diferentes formas, si-
milares a las cucharillas giratorias.
Estas palas emiten vibraciones que
atraen la atención de los depreda-
dores, desatando picadas que en-
gullen el j¡g con «peluca». Si se falla un primer ataque, es difícil que se repita un segundo por la falta de naturalidad del ¡ig. Esto se puede pa lia r, en c ie rta m edida, añadiendo un vinilo de los mencionados en el apartado «vinilos para tándems».
Las palas pueden ser de diferentes formas y tamaños. De esto dependerán la acción y las vibraciones del señuelo en su conjunto. Las palas pueden ser de tres formas:
• Colorado.• Indiana.• Willow leaf u hoja de olivo.
167
|
Las dos primeras son muy simila-
res. Las palas «Colorado» son algo
más anchas que las «Indiana», aun-
que normalmente es más utilizada
la primera en diferentes tamaños.
Estas palas, a la mínima tensión, co-
mienzan a girar, con lo que se po-
drán utilizar a diferentes velocida-
des de recogida. Baten gran
cantidad de agua y son recomen-
dadas para capas más superficia-
les, ya que tardan más tiempo en
descender y en la recogida rápi-
damente pierden profundidad. Se
pueden utilizar con éxito en aguas
turbias, ya que emiten gran canti-
dad de vibraciones.
Todo lo contrario ocurre con las
palas Willow Leaf. Son alargadas,
con la silueta de una hoja de olivo.
Necesitan algo más de velocidad
para que comiencen a girar. Baten
menor cantidad de agua y se em-
plean en aguas de mayor profundi-
dad, por descender rápidamente y
no tener una tendencia tan acen-
tuada como las «Colorado» a subir,
aunque estas últimas crean mayores
vibraciones. El ángulo que forma es
mucho menor que el de los otros ti-
pos de palas, que pueden llegar a
formar ángulos de 90° con el es-
queleto de la sp'mner.
El número de palas, indepen-
dientemente de la forma, puede va-
riar. Como mínimo tendrá una y,
como máximo, se utilizan cuatro.
Estas spinner con tantas palas
simulan ser un bálamo de peces y
presentan siempre forma de hoja
de olivo.
Las spinner formadas por
varias palas se pueden combinar
con los diferentes tipos de palas
para sumar las ventajas de cada
forma y, a la vez, emitir diferentes
frecuencias de vibraciones para
atraer a los peces.
Cuando la spinner está
formada por una sola pala, está
situada en el extremo del brazo
de alambre, y puede ser de
cualquier tipo. Si está formada
por dos palas, denominada
«tándem», se combinan las dos
palas iguales o cada una de un
tipo distinto. Si es asi, la pala con
forma de hoja de olivo ha de
situarse al extremo del alambre,
ya que, al ser más larga y
formar menos ángulo con el
cuerpo, tendería a golpear la de
detrás, impidiendo que girase.
Un detalle muy a tener en
cuenta es que estas spinner
formadas por varias palas, al
recoger, tenderán a subir hacia la
superficie. Si se quiere pescar en
aguas muy profundas es mejor
utilizar las de una sola pala.
Algunas palas tienen
dibujos, ojos o incluso cortes
que alteran la forma original del
tipo de pala. Las palas con
dibujos y ojos son reco-
mendables para aguas claras, al
ser
más naturales. Otra forma de pescar
con estas spinners más naturales es
«a golpes», o incluso «a la caída».
El motivo de realizar variaciones
en las palas, se debe al intento de
modificar la frecuencia que emiten.
La pesca, como todos sabemos,
cada día atrae a más aficionados y,
por consiguiente, las aguas sufren
mayor presión. Cualquier variación
que altere la silueta de la pala del
tipo original conseguirá que ésta
emita vibraciones distintas a las de
las otras spinners. Este es el caso de
las 38 Special de Strike King. Sus
palas en forma de olivo presentan
dos cambios de silueta a ambos la-
dos, haciendo que emita vibraciones
distintas a las de cualquier otra pala
con esta forma.
Como resumen de todo lo ha-
blado sobre las palas, se puede de-
cir que las palas Colorado e Indiana
emiten mayores vibraciones, con lo
que se utilizan para aguas turbias,
pero tienden a subir a la superficie.
Mejor para aguas medias o some-
ras. Las palas de hoja de olivo o wi-
llow leaf, las alargadas, emiten me-
nos vibraciones, pero bajan más
rápidamente al fondo y se pueden
mantener allí más fácilmente y du-
rante mayor tiempo.
El tamaño de las palas se nu-
mera de igual manera que las cu-
charillas giratorias. El tamaño me-
nor corresponde a las de numera-
ción 00 (doble cero), y va aumen-
tando el tamaño hasta el 7. Ciertos
fabricantes establecen tamaños in-
termedios -de media unidad-,
pero sólo para palas willow leof,
que varían más la longitud de una
medida a la siguiente.
Otra parte principal de una spin-
ner, es el jig. Es el elemento que
el pez ataca, una vez atraído por
la acción de nuestro señuelo. El jig,
a su vez, se compone de cabeza
de plomo, flecos o «peluca» y an-
zuelo.
TrucoPara comprobar el afilado de
una azuelo, se prueba a ara-
ñar con la punta la uña del pul-
gar. Si se marca, estará en con-
diciones para clavarse a la
perfección en la dura boca de
cualquier depredador.
El plomo hace que, al recoger,
se sitúe el jig en la parte de abajo
y las palas por encima de éste. El
anzuelo queda hacia arriba, con
pocas posibilidades de enganche.
Éste es el motivo por el que se em-
plea mucho la spinner para pescar
en aguas con abundantes obs-
táculos y en aguas profundas. Los
enganches son prácticamente
nulos.
La forma de la cabeza de plomo
varía dependiendo del peso de la
spinner y del fabricante, aunque la
tendencia es la de crearlas muy rea-
listas, con la forma alargada de un
pequeño pez, con grandes ojos de
brillantes colores.
El color y la calidad de los flecos
son de vital importancia para la
eficacia de una spinnerbait. Los fle-
cos tendrán que ser preferiblemente
de un caucho resistente, vistosos y en
gran cantidad, para dar volumen al
conjunto.
El color de los flecos influye de
igual modo que en cualquier otro se-
ñuelo, por lo que se seguirán las re-
comendaciones del primer capítulo.
Es este el elemento que aporta el co-
lor a la spinner.
Los materiales de construcción de-
penden de la calidad de la spinner.
La tendencia actual pasa por la utili-
zación de uno de los metales más du-
ros: el titanio. Sobre todo, se emplea
en la construcción del brazo, ya que
es la parte más sufrida de toda la spin-
nerbait. Entre las palas, a lo largo de
la estructura de alambre, se insertan
diferentes cuentas de plástico o metal,
que facilitan que las palas giren sin
ninguna dificultad.
TrucoEn muchas ocasiones, los fle-
cos de las spinnerbaits sólo du-
ran una temporada, al que-
darse en la caja de señuelos
apelmazadas unas contra
otras, y se vuelven inservibles.
Un método para asegurarse el
perfecto estado de los flecos,
consiste en impregnarlos con
polvos de talco después de
cada salida de pesca. Tam-
bién hay que resguardarlos de
las altas temperaturas.
Toma notaExisten algunos modelos de
spinners que tienen la parte del
brazo de las palas fabricado en
un material flexible en lugar de
rígido. Así se consigue que,
cuando el pez engulla el se-
ñuelo por completo, este alam-
bre se doble y así se pueda cla-
var en el anzuelo del jig. Uno de
estos modelos es de Teeth, que
tiene una parte del brazo cons-
truido de alambre, formado por
varios filamentos flexibles.
Cualquier spinner puede variar su diseño, forma, acción y peso. Si
queremos cambiar el diseño y la acción, bastará con modificar los di-
ferentes tipos de palas a nuestro gusto. Para variar el peso de este señuelo,
justo por encima del ¡ig, en el brazo de alambre, se colocan plomos de tipo
perdigón que, al hacer más pesado al conjunto, hará que tome aguas más
profundas en menor tiempo.
Después de cada variación, hay que observar si la spinner continúa
trabajando correctamente y sus palas giran a la perfección. Es vital que el
peso que tenga el jig obligue a descender a la spinner hacia e
fondo con la suficiente fuerza como para hacer girar la pala o, cómo mí-
nimo, la del final, si se trata de un «tándem». El momento de la caída del
señuelo hacia el fondo es uno de los más querenciosos, en el que se
produce un gran número de picadas, con este o cualquier otro tipo de
engaño.
Ahora llega el momento más complejo, pero a la vez más importante
dentro del gran mundo de las spin-nerbaits: dónde utilizarlas y cómo.
La primero que hay que señalar es que este señuelo se puede utilizar
en cualquier condición, pero eso no significa que se utilice de igual
forma.
La manera más sencilla de pescar
con una spinneres lanzar y recoger.
Hasta aquí todos sabemos hacerlo,
pero la diferencia radica en elegir
correctamente en qué capa de agua
pescar con ella y a qué velocidad.
Respecto a esto último, depende di-
rectamente de la especie objeto de
pesca y de su actividad. Para lucios
y luciopercas, la velocidad de re-
cogida ha de ser mayor que para el
boss, que en muchas ocasiones la
detecta y la examina a la perfección
hasta que se anima a atacarla.
Cuando los peces están en momentos de baja actividad, se recomienda
pescar con la spinner a la velocidad mínima. ¿Y cuál es esta velocidad? Muy
sencillo. Basta con observar, en un lance cercano, la velocidad mínima a la
que giran las palas. Con cañas sensibles e hilos de un diámetro relativamente
bajo, 10 o 1 2 libras, se puede sentir perfectamente cuándo giran las palas.
TrucoCuando lances la spinner, hay que asegurarse de que cae perfectamente
y el hilo no se enrolla en cualquiera de los dos brazos. Un pequeño truco,
que en muchas ocasiones es muy efectivo, consiste en -justo antes de que
la spinner toque el agua-parar la salida del hilo del carrete. Entonces se
tensará el hilo, y el jig y las palas quedarán detrás. Es muy importante
bloquear la salida del hilo con la mano y no con el pick up, que se tiene
que cerrar cuando la spinnerbait ha llegado a la profundidad adecuada.
Si se cierra antes, en la caída se acercará hacia nosotros reduciendo en
varios metros la longitud del lance.
Una de las grandes ventajas que tiene este señuelo es la gran cantidad
de agua que bate. Esta característica se puede utilizar cuando no se sabe
dónde están los peces. El método es bastante sencillo. Para localizarlos
horizontalmente, bastará con hacer diferentes lances en forma de abanico,
comenzando por la zona de la orilla que se tiene delante y terminando por
la orilla que se tiene detrás o, si se pesca desde embarcación, de orilla a
aguas abiertas o, cómo se dice en el argot, «de dentro a fuera».
Lo que resulta más complejo es localizar la pesca verticalmente, y éste es el
momento de las spinners. En el primer lance se deja que nuestro engaño toque
fondo y, mientras va descendiendo, comenzamos la cuenta. Después de
varios lances dejando que toque fondo, si no ha habido resultados positivos,
se cierra el pick up un poco antes y recogemos. Así se repiten los lances y si, al
igual que antes, los resultados no llegan, se vuelve a restar otra fracción
de tiempo. Si se sigue sin producir ninguna picada, se vuelve a restar, hasta.
que demos con la capa en la que se encuentran los peces. Este sistema es
algo tedioso, pero muy fiable.
Cuando hay .mucha profundidad, para aumentar el ritmo del sistema,
se puede reducir el tiempo de es-
pera, aunque no es muy recomen-
dable, porque los peces se suelen si-
tuar en una capa de agua donde se
encuentran a gusto o simplemente
está su alimento. Si establecemos
una variación de unos dos metros
-según el peso de la spinner- de un
lance a otro y si los peces se en-
cuentran con poca actividad, aun-
que noten la presencia del señuelo
no recorrerán distancias largas,
«malgastando» energías.
Otro método para pescar con spin-
ner, muy útil para cuando los peces
están pegados al fondo o suspendi-
dos cerca de él, es arrastrar con pe-
queños golpes de muñeca la spinner
por el mismo fondo. Para esta técnica
es recomendable utilizar spinners de
gran tamaño, para que se manten-
gan más fácilmente en esa profundi-
dad. Esta forma tan peculiar de pes-
car es la que emplea Woo Daves
con sus grandes spinners y, como se
puede comprobar, con muy buenos
resultados. Esta técnica también re-
sulta muy efectiva en la pesca de lu-
ciopercas, muy dadas a situarse en
as capas de agua más profundas.
Otra forma muy efectiva de pes-
car con una spinnerbait, consiste en
pasearla a lo largo de las orillas, a
una distancia de uno o dos metros.
Este es el lugar por el cual suelen de-
ambular los peces de menor ta-
maño, en busca de alimentos y pro-
tegiéndose de los voraces depreda-
dores, que no dudarán en acercarse
si presienten una captura. Los des-
plazamientos de los pececillos sue-
len ser realizados en grupo o en bá-
amo, que es precisamente lo que
imita una spinner. De ahí su gran
efectividad en este lugar.
Otro lugar en el que este señuelo
destaca es en las puntas, en los ex-
tremos de tierra que se internan en
el agua. Cuando los depredadores
se sitúan a ambos lados de las pun-
tas, cosa que se suele dar muy fre-
cuentemente, es porque los pececi-
llos se concentran en la arista
imaginaria que forman los lados de
la punta. La técnica consiste en rea-
lizar lances sobre esta unión o muy
próximos a ella, incluso paralelos a
este borde, por debajo del mismo.
En los días nublados o con lluvia,
la pesca se altera. O pican mucho,
o no entran a nada. La característica
de estos días es la oscuridad que
hay en el ambiente y, por supuesto,
en el agua. La spinner es un señuelo
que obtiene excelentes resultados en
estas condiciones; de hecho, mu-
chos pescadores profesionales sólo
pescan con ella en días así.
Al contrario que con otras técni-
cas, para la pesca con spinner no
se ha establecido un equipo exclusivo. Aunque este señuelo es muy vo-
luminoso y, por tanto, ofrece bastante resistencia al aire cuando se lanza.
Una caña de 7 pies será mejor que una de menores dimensiones, al colocar
esta extraña cucharilla a mayor distancia. Por este mismo motivo es más
difícil realizar lances precisos. Una caña con acción heavy pondrá el
señuelo en el lugar exacto, pero a menor distancia que una. medium-heavy
que, al curvarse más al lanzar, la impulsará
a más metros. Es el momento de la elección personal, pero eso sí, pensando
siempre en cañas algo largas que realizan lances más largos.
Algunos de los modelos más utilizados en aguas españolas son los de las
marcas Teeth, Strike King, Bomber, DaMiki y Berkley.
BuzzersExisten decenas de tipos de señuelos cuyo nombre alude a alguna de sus
características: ya sea a su forma, al ser al que imita, a sus co-
lores, al sonido que emite, etc. Y
también puede aludir a su particular
acción. Este es el caso del buzzer.
Quien haya probado uno de estos
engaños, sabrá a la perfección que
ese «hi 17777» onomatopéyico pro-
viene de su pala al romper la su-
perficie del agua.
Este señuelo es otro de los tantos
que apenas se utilizan, aunque tiene
una demostrada eficacia. Tal vez nos
parezca demasiado ruidoso a los
pescadores, pero la verdad es que
al bass este ruido le excita y provoca
una de las picadas más espectacu-
lares en cualquier tipo de pesca. El
bass ataca desde abajo, rompiendo
la superficie con un salto en el que
llega a asomar todo el cuerpo. Algo
digno de ver.
Otra desventaja, de cara al pes-
cador que no lo conoce, es la de su
peculiar forma, ya que no se parece
nada. Quizá dentro del agua simule
ser un pez que persigue a un grupo
de alevines, pero la verdad es que
esta situación no es tan ruidosa
como la que representa el buzzer.
Este señuelo está destinado a la
pesca del black bass. Sin embargo,
en masas de agua donde este cen-
trárquido comparte habitat con el lu-
cio, al tentarlo con este señuelo,
este último puede atacarlo sin nin-
gún recelo, aunque no sea preci-
samente el lucio un pez de aguas
superficiales.
Al igual que la spinnerbait, el buz-
zer está compuesto por un alambre.
En un extremo hay un jig y en el otro
una pala, que marca la diferencia con
respecto a cualquier otro señuelo. El
¡ig es muy similar al que tienen las
spinner, formado por un anzuelo con
una cabeza de plomo y una «peluca»
o faldón de vistosos colores. La única
diferencia es que la forma del plomo,
en el buzzer, es mucho más alargada,
lo que le permite introducirse entre la
vegetación sin trabarse.
La pala de un buzzer es, como ya
se ha dicho, su seña de identidad. Se
asemeja a un molinillo. Suelen estar
fabricadas en metal o plástico duro.
Las metálicas se deforman con el
paso del tiempo y hay que colocar-
las a mano. En cambio, las de plás-
tico se deterioran y llegan a romperse
pero, claro está, no en un par de tem-
poradas. Hay que tener especial cui-
dado con ambos materiales en lan-
ces sobre rocas, árboles o cualquier
obstáculo que tenga cierta dureza y,
después, revisar su estado y si gira
correctamente.
Esta pala puede estar formada
por un número distinto de elementos.
Si se compone de dos se denomina
«two-wing» -dos alas o aletas-; de
tres, «three-wing» y de cuatro,
«four-
wing». A mayor número, más vibra-
ciones emitirá el buzzer.
Otros buzzers presentan una o
dos palas colocadas sobre distintos
brazos de alambre. A los que tienen
dos palas se les denomina «buzzers
dobles». Poseer estas dos palas re-
percute en el mayor número de vi-
braciones y de diferente frecuencia.
Pero, sobre todo, en la estela que
produce -que es mucho más am-
plia- y da impresión de mayor vo-
lumen o, traducido al idioma de los peces, más comida.
Al igual que ocurre con la spinner, no hay un equipo específico para la
pesca con buzzer, pero uno que se adapta muy bien es el que se utiliza con
la spinner. Cañas de 7 pies de acción medium-heavy.
La forma de pescar con el buzzer, a priori, parece de las más sencillas:
lanzar y recoger. Pero cuando se lanza este artilugio por primera vez al
agua y se intenta pescar, las cosas cambian y nos damos cuenta de que
requiere cierto aprendizaje. Se tiene que conseguir recoger a una velocidad
suficiente para que la pala o las palas «caminen» sobre la superficie y la
rompan. Si se trabaja este engaño demasiado rápido, desatará igual o incluso
mayor número de picadas, pero el problema es que el pez no «atinará» a
morder el jig, y nuestra desesperación aumentará cada vez que un bass salte
fuera del agua intentando coger el buzzery nosotros se lo quitemos de la
boca.
Esto no significa que se tenga que recoger a una Velocidad continua. De
vez en cuando es bueno alterar esta recogida aumentando o disminuyendo
su ritmo. Incluso mediante tirones con la caña.
Otro problema añadido al manejo de este artificial es que no flota (como
consecuencia de los materiales con que está fabricado), pero se ha de
mantener en la misma superficie para que sea efectivo. Esta es la principal
dificultad que presenta: la de mantenerlo en el lugar adecuado.
Después de estas líneas, parece que el buzzer es un señuelo que no pesca
muy bien, y nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es que se ha de usar
en el momento adecuado. No pesca de igual manera en cualquier época del
año. Otros señuelos, como por ejemplo una lombriz de vi-nilo, con diferentes
montajes, puede pescar durante todo el año, con mejores o peores resultados,
pero pescando. El buzzer puede capturar en el momento cumbre decenas de
peces y durante el invierno, por ejemplo, no pescar nada.
Ahora, la pregunta que pasa por la mente de cualquier lector es la de cuál
es ese momento mágico en el que se debe utilizar. Para simplificar, diremos
que es cuando el bass tenga bastante actividad.
Una buena ocasión para la pesca con buzzer es antes y durante la freza -en
este periodo se impone el método de «captura y suelta» riguroso, para asegurar
la pesca del futuro.
El que el buzzer sea un señuelo de superficie no significa que no se pueda
emplear en lugares donde la
profundidad supere los tres metros.
Con su característico sonido, atrae a
cualquier pez situado por debajo del
mismo, que no dudará en subir di-
rectamente a engullirlo de un bocado.
Este señuelo se muestra especia-
mente efectivo en zonas de vegeta-
ción, donde se esconden los pece-
cillos y donde los basses se acercan
en busca de alimento.
Toma notaTanto a las spinners como a los
buzzers se les puede añadir un
vinilo con acción propia, como
un twistero un pikie, para mon-
tar un «tándem». Véase el ca-
pítulo de vi ni los para saber
cómo hacerlo.
Los buzzers más utilizados, con diferencia, son el Buzz King de Strike King, Lurh Jensen y el de Ro-land Martin.
FHpping ¡igsExisten diversos tipos de jigs: los
¡igs propiamente dichos -anzuelo de
cabeza plomada-y los flipping ¡igs.
Los primeros ya han sido comenta-
dos en el apartado de montajes, por
lo que es el momento de los flipping.
Reciben este nombre por el estilo
para el que, en un principio, fueron
diseñados, pero en la actualidad se
pesca con ellos de muy diversas for-
mas. Por regla general, este señuelo
no es muy efectivo por sí sólo. Ne-
cesita la incorporación de un vinilo o
de una «tira de cerdo», para formar
un «tándem» o trailer. Algunos de los
* más empleados son los cangrejos de
| vinilo -varios modelos, diseñados
$ para tal función- o las imitaciones de
180 rana de «piel de cerdo». Con estos
complementos, el jig arrastra hacia el fondo al vinilo que, ¡unto con los flecos,
constituye un cebo de gran movimiento y vistosidad.
Toma notaLas tiras de cerdo, o pork rínd, es uno de los señuelos más antiguos.
Se puede decir que es el principio del vinilo, ya que han sido su tex-
tura y formas las que se han intentado imitar con la fabricación de es-
tos señuelos en plástico blando.
Se emplean como complemento para otros señuelos, como cucharillas
-sobre todo ondulantes-, jigs, spinners y buzzers. Aunque también pes-
can por sí solos, pero con menor efectividad. Existen diversas imita-
ciones en pork rind, pero la que más se emplea es la de rana. Es si-
milar a un twister de doble cola, todo un clásico en este material. Su
nombre lo recibe por la materia prima con la que está construido, piel
de cerdo o, como se diría por aquí, «corteza de cerdo». Nor-
malmente, tiene una cabeza, una parte más ancha, que es por donde
se ensarta el anzuelo o potera, que es el propio tocino de la piel.
Estos señuelos vienen almacenados en unos botes con salmuera para
la protección y mantenimiento de las tiras. Por este motivo hay que pre-
servarlo de las temperaturas extremas. Si hace mucho calor se seca
rápidamente y el líquido se evapora, quedando la tira demasiado dura
para su utilización. Si, por el contrario, la temperatura es demasiado
fría, se congela el líquido y no se pueden sacar del bote, además de quedarse rígidas. Los peces se darían cuenta de que nuestra rana está tiesa, y nunca mejor dicho.
Una de las cualidades que tiene este engaño es su textura. Es extre-
madamente suave. Un pez, al picar, puede retenerlo en la boca du-
rante varios segundos, regalándonos un tiempo extra para clavar fir-
memente.
Este eficaz complemento para otros señuelos se está dejando de em-plear. Los motivos son varios:
• Al colocarse en el señuelo, su duración es limitada. No puede estar
fuera del agua durante mucho tiempo, porque se secaría.
• Su manejo es algo engorroso. Se mojan los dedos con la salmuera
de conserva y el tacto es demasiado natural. Es como anzuelar un
pedazo de beicon.
• El transporte resulta también algo complejo, porque deben ir en los
correspondientes botes, cada tipo por separado. Y hay que tener es
pecial cuidado con el líquido. Es mejor transportarlos aislados del resto
del material, en una bolsa de plástico completamente hermética.
Aún así, después de tantos inconvenientes, es un cebo que merece la
pena probar y, por supuesto, pescar con él. Es, con diferencia, el me-
jor complemento para cualquiera de los señuelos nombrados. Sim-
plemente hay que tomar ciertas precauciones. Algunos pescadores se
atreven a afirmar que la tira de cerdo tiene los días contados, pero
nada más lejos de la realidad. Quien ha probado con éxito un pork
rind no duda en volverlo a anzuelar en su próxima salida de pesca.
Los modelos más utilizados de este tipo de señuelos son el Spin Pork
Frog, el Jumbo Frog de Únele Josh y el Pig Tai! Trailer, de Strike King.
Los pesos entre los que oscilan va-
rían desde el octavo de onza, los
más pequeños, a la onza, los ma-
yores, aunque los más utilizados son
los de cuarto, tres octavos o media
onza -7, 10,6 y 14 gramos, res-
pectivamente.
Un'/'/g está compuesto por dos ele-
mentos, fundamentalmente: anzuelo
con cabeza plomada y flecos o «pe-
luca». La cabeza plomada puede te-
ner diferentes formas, para evitar el
enganche con el fondo. Aparte de
este método «antienganches», llevan
un sistema que asegura que no se
trabe el jig. Consiste en fibras de
plástico duro que tapan el pincho
del anzuelo que, al morder al pez,
deja al descubierto.
Esta cabeza tiene diferentes co-
lores, de acuerdo con el color de la
«peluca», que es la que marca el co-
lor en el señuelo. Para su elección,
bastará con seguir los pasos del pri-
mer capítulo, aunque hay que tener
en cuenta que es mejor combinar los
colores con el señuelo que haga el
trailer con el jig. Cangrejo rojo, fle-
cos rojos; rana verde, flecos verdes.
Estos flecos son de silicona y, al
mover el j¡g, se abren y cierran eje-
cutando un movimiento con mucha
vistosidad y naturalidad, que es,
junto con la acción del vinilo o tira
de cerdo, lo que provoca la picada.
Muchos de los modelos de jigs
comercializados en la actualidad tie-
nen rattles o, lo que es lo mismo, so-
najeros que emiten vibraciones en di-
ferentes frecuencias para atraer a los
peces.
La caña idónea para la pesca
con estos señuelos es de ó a
7 pies, cuando se pesca como un
jig normal. Si se está pescando con
estilo flipping, la longitud será
algo superior: 6 pies y medio, con
la posibilidad de emplear cañas
con el mango retráctil, que la alar-
gan hasta los 7 pies. Las acciones
serán medium-heavy o beavy, para
el primer tipo; para el segundo, es
recomendable emplear mejor ca-
ñas muy duras, de acción heavy. El
motivo es bien sencillo. Si, unido a
que el anzuelo del jig es bastante
ancho, está cubierto de las fibras
«antienganches», habrá que propi-
ciar un cachete considerable para
que se clave el pez. También,
pescando con estilo flipping, se
suele colocar el jig entre los obs-
táculos sumergidos -en esto se
basa esta técnica- y, una vez que
pica el pez, si no se saca rápida-
mente de ahí, es posible que
rompa la línea o la enrede en el
mismo objeto sumergido. De ahí
que se necesiten cañas potentes
para pescar con jigs.
La pesca con jig es recomendada
para las bajas temperaturas. En ve-
rano e invierno, busca los basses a
gran profundidad.
Para que este engaño se muestre
completamente efectivo, ha de ma-
nejarse siguiendo un sencillo patrón.
Una vez que se ha lanzado y ha lle-
gado al fondo -siempre con el pick-
up abierto, pero con el hilo entre los
dedos dejándolo salir para notar la
picada-, se comienza a traer el jig
por el fondo a pequeños saltos. No
tienen que ser regulares ni continuos.
Al contrario, será más efectivo si son
aleatorios e incluso de diferentes in-
tensidades. Basta con observar la
realidad. Ningún cangrejo salta,
cuenta dos, vuelve a saltar y vuelve
a contar. Más bien salta, salta, se
para. Salta, hace una parada inter-
minable, al final vuelve a saltar. El
truco radica en tener en mente siem-
pre lo que nuestro señuelo está ha-
ciendo por el fondo.
A cada salto, el conjunto formado
por el jig y el cangrejo, por ejemplo,
volverá a caer al fondo y éste es el
momento en el que se produce el
mayor número de picadas. Es un se-
ñuelo que requiere mucha pacien-
cia. Es muy lento y laborioso. Des-
pués de lanzar casi una treintena de
metros -por el peso del jig-, pueden
pasar varios minutos hasta que otra
vez se vuelve a lanzar. Uno de los
mayores errores que se produce
pes-'cando con j¡g es que el
pescador recoge continuamente. Es
el pescador el que aporta el
movimiento y la acción al señuelo.
Algunos pescadores, entre salto y
salto, o entre una consecución de va-
rios saltos y otra, esperan algunos se-
gundos. Esta técnica es especial-
mente efectiva si los peces se
muestran recelosos a picar, tienen
poca actividad o estamos en un lu-
gar con cierta presión de pesca.
TrucoCuando estés pescando con
¡igs, no dudes en montar un
hilo de mayor resistencia. Pes-
cando basses, 1 2 , 14 o in-
cluso 1 ó libras será una resis-
tencia adecuada para, aparte
de poder recuperar los ¡igs en-
ganchados, sacar los peces de
entre los obstáculos.
En España, el flipping ¡ig no es un
señuelo particularmente utilizado. Si
bien es cierto que, en Estados Uni-
dos, hay verdaderos profesionales
que sólo pescan con este engaño.
Algunos de los modelos más utili-
zados son el Rattlin Pro Modeljigs y
el Bitsy Flippin'Jig de Stríke King; el
Rattling-Flipping Booza Bug de Zorro
Baits; y los de la marca Stanley Jigs.
Señuelos «antihierbas» o «antienganches»
Dentro de esta categoría, englo-
bamos todos aquellos señuelos que
tienen el cuerpo de plástico blando,
en el que ocultan los anzuelos. Es-
tán especialmente diseñados para
la pesca en aguas con mucha ve-
getación.
Estas zonas están formadas por
nenúfares, algas -que, ancladas en
el fondo, llegan hasta la superficie-
e incluso arbustos sumergidos a con-
secuencia de una crecida en el ni-
vel, lugares muy propensos para la
pesca de cualquier depredador.
Aunque nuestras aguas, por regla
general, no poseen la misma canti-
dad de vegetación que en otros paí-
ses, como por ejemplo Estados Uni-
dos -donde en algunos lagos existen
praderas de nenúfares de varios ki-
lómetros de longitud-, sí que hay
grandes bosques de algas muy cer-
canos a las orillas, y los frecuentes
cambios de nivel producidos por
trasvases o largos períodos de se-
quía provocan que numerosas plan-
tas queden cubiertas por el agua.
El motivo de la efectividad de es-
tos señuelos es bien sencillo: estas
zonas verdes son empleadas por los
pececillos para ocultarse, lo que no
pasa desapercibido para ningún
depredador. Si fuesen señuelos hun-
didos, de ninguna manera se podría
salvar la vegetación, aun con el an-
zuelo escondido en el cuerpo. Al ser
de superficie, no se traban con los
obstáculos y se vuelven más efecti-
vos, ya que los depredadores se si-
túan al acecho debajo de la vege-
tación, atentos a cualquier alimento
posible que pase sobre sus cabezas.
El que todos sean de superficie no
significa que naden y funcionen de
igual modo, ni que se pesque de
forma semejante.
Los señuelos «antihierbas» son
imitaciones bastante realistas de pe-
queños ratoncillos o ranas que, en
sus desplazamientos, nadan a poca
profundidad. Son bocados exquisi-
tos para basses y lucios. Otros mo-
delos son similares a los puros de su-
perficie de plástico o de madera,
pero los construidos en silicona tie-
nen la ventaja de que no se engan-
chan bajo ninguna circunstancia.
Otra característica muy importante
de estos engaños es la de capturar
peces de gran tamaño.
Como cualquier otro señuelo,
tiene ciertas ventajas y desventajas.
Los «pros» ya los hemos visto y, como
«contras», presenta que, al ser fabri-
cado en material blando, resiste a la
perfección el ataque de un bass,
pero no los más de 700 dientes del
lucio; sin embargo, comprobando la
efectividad y el precio, en la mayo-
ría reducido, de estos engaños, me-
rece la pena perseguir al exócido
con estas joyas saltarinas. Una pi-
cada en superficie es mucho más es-
pectacular que cualquier otra. Ver
cómo el pez rompe el agua saltando
hacia el señuelo es uno de los mo-
mentos más queridos por la gran ma-
yoría de los pescadores de depre-
dadores con señuelo artificial.
Volviendo a sus características, el otro inconveniente que tienen los se-
ñuelos «antienganches» es que, después de varios lances, se llenan de
agua, perdiendo su movimiento original. Para vaciarlos, bastará con
apretar, con el señuelo hacia abajo, su blando cuerpo -atención a los an-
zuelos que quedan al descubierto-, que expulsará toda el agua de su in-
terior. Un modelo innovador en este apartado es el Weed Demon, de la
casa americana Snag Prof, que
viene prácticamente sellado para evitar que entre agua, pero, aún así, tiene
un orificio de salida en la parte posterior del cuerpo, por el que se eliminará
todo el líquido que tenga en el interior.
Por regla general, estos señuelos están provistos de unos anzuelos diseñados
exclusivamente, para que puedan quedar ocultos en su cuerpo blando. Son
anzuelos dobles de grandes dimensiones que se sitúan a ambos lados del
cuerpo.
La efectividad de este engaño radica en que, al picar el
pez, aplasta el cuerpo y deja al descubierto las afiladas
puntas de los anzuelos, que se clavan casi por sí mismas.
El cuerpo, al ser voluminoso y poco pesado, necesita
cierto peso añadido para lograr grandes lances, así
como
para poderlo manejar con viento.
Esta necesidad de peso la resuelven
en algunos modelos los fabricantes,
situando lastre en la parte posterior
del cuerpo, para que ésta quede
hundida y permanezca en la super-
ficie, o incluso fuera de ella, la ca-
beza, imitando la forma de nadar
que tienen, por ejemplo, los ratones.
Otros modelos llevan el peso en el
interior del cuerpo, enrollado en las
tijas de los anzuelos.
Toma notaWolking the Dog o «paseando al perro».
Es una técnica empleada para la pesca con señuelos de superficie.
Consiste en, una vez lanzado el señuelo, recoger dando tirones con
la puntera de la caña muy baja, moviéndola de izquierda a derecha
y haciendo pausas aleatorias.
La efectividad de esta técnica radica en la velocidad de recogida y
el tiempo de las pausas. La velocidad, normalmente, es más efectiva
si es menor, aunque, si el pez tiene mucha actividad, es mejor hacer
la presentación a mayor velocidad, con las pausas más lentas. Para
peces resabiados o inactivos, resulta más productivo realizar pausas
más frecuentemente y de mayor duración, para dar tiempo al pez a
que localice el señuelo y se decida a atacarlo. Esta técnica es muy
empleada a lo largo de toda la primavera y el otoño, y en verano, en
las primeras horas del día, anochecer e incluso, si la legislación del
lugar lo permite, durante la noche. Las cañas que se utilizan para esta
técnica serán de unas medias comprendidas entre los ó y los 7 pies
(1,8 y 2,1 3 metros), aunque las de menores dimensiones nos
ayudarán a manejar con mejor acción los señuelos. La acción de las
mismas será médium o médium heavy (media, media-dura). Esto nos
asegurará grandes lances y el correcto balanceo de los señuelos
sobre la superficie.
Esta técnica se puede emplear con señuelos «antihierbas», poppers,
chuggers, «paseantes», hélices, softbaits de vinilo sin plomar, o cual-
quier otro que se deslice sobre la superficie.
Dentro de la vegetación sumergida, existen unos lugares que son más que-
renciosos que otros. Los nenúfares proveen de sombra en verano -a la vez
que de un excelente cazadero- a los basses, que esperan la caída de in-
sectos o cualquier otro tipo de comida. La sombra es un localizador de
peces muy a tener en cuenta. No todos los bordes de un «bosque» de ne-
núfares se proyectan hacia fuera y la pesca por encima de los mismos
puede resultar muy dificultosa. Teniendo en cuenta estos dos factores,
queda claro que la pesca se ha de buscar lanzando paralelamente al
borde de la vegetación, cuanto más cerca de ella, mejor.
Un lance muy efectivo consiste en colocar el señuelo sobre el borde de
la misma vegetación y, con un sinuoso movimiento, hacer que caiga al
agua como si un ratoncillo hubiese decidido darse un baño.
En las marañas de algas, los depredadores se mueven por los pasillos
que éstas forman, buscando algún despistado que llevarse a la boca.
Se trata, pues, de localizar estos huecos entre la vegetación y colocar ahi
el señuelo.
TrucoEstos señuelos son muy adecuados en recogidas a cua-quier
velocidad; sin embargo, con una recuperación lenta y con pausas
frecuentes y relativamente largas, aumenta su efectividad, como
ocurre con la gran mayoría de los artificiales de superficie.
Si encontramos vegetación que ha sido cubierta por el agua, con
pasillos entre cada arbusto o árbol, debemos pescar de igual manera
que con algas; pero si son plantas esporádicas, se ha de lanzar lo
más próximo posible al tronco de mayor grosor. Las piezas de mayor
tamaño tienen como cazadero los mejores lugares.
En algunos momentos del día, como durante el amanecer y al
atardecer, son igualmente efectivos que cualquier otro paseante, sin
necesidad de tener cobertura vegetal, trabajando la acción del
mismo modo.
GLOSARIO
Ancoretas. Ver poteras.
Bala. (Plomo de). Plomo específico para
montajes como «Texas» y «Carolina». Su
nombre lo recibe por la similitud que
guarda con la munición.
Brush. Ver pajarito.
Cacea. Ver curricán.
Carolina. Montaje muy utilizado para la
pesca con salamandra de vinilo, en ¡a
que ésta pierde peso gracias a un termi-
nal de¡ propio nailon, con lo que se
mueve con mayor libertad y sortea los
obstáculos del fondo.
Chugger. Popper pero de mayores dimen-
siones y con el cuerpo del mismo diá-
metro prácticamente.
Cranckbait. Pez artificial de profundidad
construido en madera o plástico. Nor-
malmente, suele tener un cuerpo rechon-
cho y un largo babero.
Curricán. Técnica de pesca que consiste en
pasear, a menudo con la ayuda de una
embarcación, a distinta velocidad, un se-
ñuelo.
Esmerillón. Quitavueltas, emerillón o
mosquetón, para los de mayor tamaño.
Formado por dos o más piezas de metal
giratorias, es empleado para evitar el de-
terioro de la línea.
Flipping jig. Señuelo constituido por un j¡g
o anzuelo de cabeza plomada, junto con
unos flecos o «peluca». El anzuelo va pro-
tegido de los enganches con diferentes
barbillones de plástico.
Hélices. Tipo de «paseante» de superficie
construido en madera o plástico, con la
característica de tener en la parte ante-
rior y/o posterior una o dos hélices.
Jerkbait. Pez artificial de formas alargadas
similares a las de un pez pasto. Existen
modelos para la pesca a cualquier pro-
fundidad.
Keeper. Montaje similar al «Texas», con la
peculiaridad del anzuelo, que tiene un
barbillón para sujetar el vinilo.
Leech. Ver sanguijuela.
Lippless. Pez artificial de profundidad, que se
caracteriza por la ausencia de babero. Con
mucho sonido interior y de formas planas.
Madera de apache. Similar a la madera de
balsa, pero mucho más resistente. Prácti-
camente de la misma flotabilidad.
Madera de balsa. Madera muy liviana con
gran flotabilidad, empleada para la con-
fección de peces artificiales y flotadores
o boyas.
Pajarito. Señuelo de vinilo con dos «alas»
pegadas a cuerpo y una o dos colas en
forma de hoz. Se utiliza principalmente
para la pesca del black bass, con técni-
cas como el pitching y el flipping. De
gran tamaño y volumen.
Pegamento de cianocrilato. Pegamento de
secado ultrarrápido, también conocido
por «loctite».
Popper. Señuelo artificial de superficie que
emite al moverlo característicos «pops»
sobre el agua.
Poteras. Anzuelo triple formado por tres sim-
ples unidos por su tija, con un pequeño
ojal para anudarla. Se empela prin-
cipalmente en peces artificiales y cucha-
rillas.
Propbaits. Ver hélices.
Raftles. Cápsulas de metal o cristal de pe-
queño tamaño, que se insertan en el in-
ferior de los vinilos. También peces artifi-
ciales de profundidad sin babero,
llamados W/pp/ess».
Sanguijuela. Artificial fabricado en vinilo
para la pesca de depredadores. Imita al
animal del que recibe el nombre.
Softbait. Señuelo de vinilo muy indicado
para aguas con mucha presión pesquera.
Suele imitar a alevines. Muy indicado
para la pesca del lucio y del black bass.
Sticbait. Vinilo del tipo softbait alargado,
con la forma de un palo.
Tándem. Conjunto unitario formado por
dos o más señuelos.
Texas. Montaje para vinilos en los que el
anzuelo va con la punta dentro del pro-
pio cuerpo del artificial. Se le añade
un peso denominado «plomo bala».
Muy utilizado para la pesca del bass
aguas profundas.
Trailer. Ver «tándem».
Vinilo. Material plástico blando emple-
ado para la realización de gran nú-
mero de señuelos destinados a la
pesca de depredadores. Tiene, como
principa! ventaja, su bajo precio y así
como su mucha efectividad, y como in-
conveniente, la facilidad de algunas es-
pecies, como el lucio por ejemplo,
para dañarlo.
Wobblers. O señuelos «caminadores».
Peces artificiales con un babero metá-
lico, que «caminan» sobre la superficie
del agua.
Wormhook. Traducido literalmente, «an-
zuelo para lombrices». Fue diseñado
exclusivamente para la pesca con lom-
brices de vinilo. Tiene la tija curvada
en la parte más próxima al ojal, for-
mando un ángulo de 90°.
TÍTULOS DE ESTA COLECCIÓN
Pesque usted ¡sin tener ni idea], J. García-Egocheaga
la pesca desde arenales y playas, Gonzalo Sánchez-Agustí
La pesca desde embarcación, Caries Thomas
la pesca desde espigones y muelles, Gonzalo Sánchez-Agustí
la pesca en la rompiente, J. García-Egocheaga
La pesca al curri costero, Caries Thomas
la pesca a la inglesa, Paco Martín Giraldo
Iniciación a la pesca submarina, Antoni Romero
Introducción a la pesca con mosca, Alejandro Viñuales
la pesca al big game, Caries Thomas
la pesca del black bass, Joan Ama I Font
la pesca submarina avanzada, Antoni Romero
Trucos, artimañas y consejos del pescador experto, J. García-Egocheaga
Iniciación a la pesca del siluro, Javier Cabistañ
la pesca con enchuíables, Francisco J. Martín Giraldo
la pesca al lanzado ligero, Lorenzo Guillen
la pesca del calamar, el pulpo y la sepia, Caries Thomas
Peces y pesca recreativa fluvial, José Luis Díaz Luna
Técnicas avanzadas para la pesca del siluro, Javier Cabistañ
Guía de pesca por el litoral peninsular español, J. García-Egocheaga
ffecefas de cocina para pescadores, Caries Thomas
Cebos para la pesca de ciprínidos, Francisco J. Martín Giraldo
Iniciación a la pesca del salmón,, Caries Thomas
la pesca del lucio, Jorge Gómez Martínez
El arte de la pesca, Juan Bautista García Pérez-Castejón
la pesca de la lubina, J. García-Egocheaga
Barbos, carpas y otros ciprínidos con mosca, Ángel Luis Delgado
Sargos, doradas y demás espárídos, i. García-Egocheaga
Mefeorología para pescadores, Caries Thomas
Nudos para pescadores, Caries Thomas
Salmónidos del mundo. Su vida y su pesca, Juan José Ulacia Valle
Diccionario de pesca, Javier García-Egocheaga
La pesca de la lubina al curricán, José Luis Díaz Luna y Santiago Fabregat
la pesca de la trucha con mosca, Ángel Luis Delgado
Cuaderno de pesca, Juan Bautista García Pérez-Castejón
Apnea y pesca submarina, Jesús León Guillen
Señuelos artificiales, Javier Hernández Racionero