Querido colega:

En televisión veo a una familiacompuesta por un matrimonio jo-ven y bien parecido con dos hijosbiológicos y otros dos adoptados, eluno bielorruso muy rubio y un pe-queñito congolés de ojos bellos,enormes, que acaso evocan pasa-das trágicas carencias y como in-crédulos del bienestar y cariño queahora le rodean. Me parecen admi-rables esos padres adoptivos al ex-tender su amor a otros seres des-graciados que, gracias a ellos, a surenuncia a muchas comodidades,serán felices.

Hay más gente admirable de la quepodemos suponer. En mi puebloencuentro el entusiasta grupo inte-grador de la modestísima ONGQuesada Solidaria, que se ocupa desocorrer la necesidad de otra Que-sada existente en Guatemala, des-cubierta casualmente por una es-pecie de arcángel laico. Basilio

Dueñas, gran cirujano y paisanonuestro, que emplea sus vacacio-nes operando enfermos en los másdesamparados lugares de la tierra.Ejerciendo esa misión hace tresaños, en La Antigua, supo de unpueblecito que se llamaba como elsuyo de España; quiso conocerlo yquedó impresionado por la pobre-za, la falta de atención sanitaria yel aislamiento en que vive. Pensóque debía ayudar cuanto pudiese atan desvalido colectivo e ideó crearuna organización que lo hiciera po-sible. Lanzó el proyecto en Quesa-da (Jaén) y estusiasmó a sus veci-nos –que tanto le deben–, a mu-chos compañeros suyos y personasafines de buena voluntad, fundan-do la deseada ONG. Los medios selimitaban a lo que una pequeñapoblación puede dar, pero recabóapoyo en organismos e institucio-nes (los colegios farmacéutico ymédico de Jaén fueron los prime-ros en contribuir) y todos nos lan-zamos a procurar fondos para unempeño absolutamente humanita-rio, donde brilla la solidaridad y lascuentas son muy claras. Digo estoporque el mundo de las ONG millo-narias presenta a veces maticesque siembran la duda.

Yo también he buscado ayudas portodos sitios sin demasiado éxito.Hay una importante Fundación y al-guna ONG, ambas farmacéuticas,que me han prometido colaborar yen ello confio; pero mi sorpresa hasido este verano al llegar a mi pue-blo, cuando supe que existe la Fun-dación Ordesa, de este laboratorioamigo de nuestra profesión, y quedicha Fundación, abierta y genero-

sa cuando a ella se acude con unlimpio y abnegado motivo, habíaotorgado una importante contribu-ción a Quesada Solidaria. Me sentíorgulloso de que una entidad tanindiscutiblemente farmacéutica,extienda su sensibilidad a las nece-sidades de personas de nuestra es-tirpe lejanas y menos afortunadas.Indudablemente, quienes integranQuesada Solidaria y la FundaciónOrdesa son gentes admirables.

Tengo en mis manos La fuerza dela palabra, el último libro de Fede-rico Mayor Zaragoza. Está com-puesto por artículos publicados endistintos medios y fechas y todosrezuman el talento y amor a la hu-manidad que caracterizan a estepaladín de la solidaridad y la cultu-ra. Calibrando la dimensión y cali-dad de su pensamiento, me duele laincomprensión que está naciendohacia él a causa de los mismos ven-davales políticos que sufre España,un dolor acentuado al comprobarque, en su propio campo, al quepertenece como tú y yo y dondesiempre fue el orgullo de todos suscompañeros, le empieza a fallar lacosecha de adhesiones que antañofue pródiga y ahora parece comoafectada por una plaga. Peroconozco bien a Federico, es mi ami-go, y puedo asegurarte que, pese acualquier error –según opiniones–del que nadie estamos libres, siem-pre actúa con arreglo a su concien-cia, una conciencia recta e informa-da que le hace ser fundamentalmen-te bueno: si se equivoca lo hará conhonradez. Por esto, añadido a la pro-funda sabiduría que posee, creo quees un hombre admirable. Abrazos. ■el

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Tiempos superados

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