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¡Te invito a que no rebusques, sino a que vivas tus emociones!

Una aplicación práctica del enfoque de Análisis Transaccional para experimentar mejorías en la vida emocional.

Es por muchas personas conocido,

aquel famoso proverbio judaico-

cristiano que reza: “ustedes son la

sal de la tierra”; y sin pretensiones

de tomar esta base para disertar

respecto a situaciones netamente

religiosas, sí me apresto a utilizar

esta máxima universal para aplicarla

a la vida emocional; ya que

podríamos traducir para nuestros

efectos que la “sal” de la vida de

cada sujeto son sus emociones.

Estas emociones pueden

convertirse a través de procesos de

aprendizaje psicoterapéuticos en

una herramienta de alta

productividad para la vida; también

suele suceder que aparentemente

las emociones es para muchos

individuos su “sal” negativa; ya que

no lograron acceder a herramientas

útiles y eficaces para canalizar esa

“sal” de tanta importancia para

todos ya que en realidad nunca ha

estado contra nosotros sino a

nuestro favor.

Uno de los grandes aportes que

legó el Dr. Eric Berne al análisis

transaccional (AT) fue el separar las

emociones en dos categorías que

permitieran al sujeto transaccional

conocer, discriminar y aprender a

experimentarlas con el mayor grado

de asertividad adulto posible

(Kertész, 1993).

En AT hay dos categorías

importantes de las emociones: a)

las emociones auténticas b) las

emociones sustitutivas o rebusques.

Las primeras son estados naturales,

las segundas son aprendidas a

través del proceso contextual del

sujeto transaccional, el cual

determina por vía de sus creencias,

marcos de referencia familiar y

demás procesos de aprendizaje

cuáles emociones experimentar o

expresar en determinadas

intensidades, duraciones y

ambientes.

Nos centraremos en el concepto del

rebusque, el cual es un mecanismo

aprendido que tiene como función

en el individuo sustituir una emoción

que posiblemente es natural en su

estado real pero que se tiene

prohibido experimentarla tal como

ella es y lo permitido es vivir lo

homestudio, 29/09/14,
Es conocido por muchas personas, aquel….
homestudio, 29/09/14,
Dejó
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inadecuado de la misma; según

Masó (2007), la causa primaria del

rebusque es que esta fue

fomentada por los padres o

sustitutos de la infancia, donde se

aprendió a reemplazar lo auténtico

de la emoción intentando ignorarla o

considerar prohibido el vivirla tal

cual es.

El rebusque puede volverse una

forma de ganarse la vida pues con

ello se puede intentar manipular a

otros, el individuo puede salir de un

trabajo a otro sin encontrar

satisfacción, también puede vivir

relaciones interpersonales tóxicas y

desarrollar un guion de vida basado

en la fatalidad por toda su

existencia.

Así el sujeto transaccional aprende

a sentir y a vivir el rebusque, pues

este le suministra las caricias a las

que fue condicionado buscar y re-

buscar una y otra vez, de acuerdo a

su marco de referencia, lo cual le

permitirá confirmarse que eso es lo

que merece y no otra cosa.

En el rebusque la descalificación y

las distorsiones de la realidad

justifican al sujeto el aparente

porqué de su situación.

Ahora procedamos a ver plasmado

todo lo anterior en un caso sencillo,

escrito por el ilustre Kertész en el

1993, en una terapia grupal de AT:

- Elsa: “de chica tenía que

portarme mal para que presten

atención. Desde que nació mi

hermanito, toda la atención era

para él. Yo le mordía los dedos

en la cuna. Una vez lo empujé

por la escalera. Como siempre

esto me era cobrado, le tomé

rabia a toda mi familia, quería

que se murieran todos”.

- Terapeuta: “De modo que tenía

que portarse mal y generó un

rebusque de rabia. Agradézcale

ese rebusque a su Niño Rebelde.

Le ayudó a sobrevivir”.

- Elsa: “bueno, pero ¿hasta

cuándo voy a seguir así?”

- Terapeuta: “hasta hoy.

Mantenga su rebusque que en

alguna ocasión tal vez sirva,

pero dispone de otras opciones

para conseguir caricias. Me

parece que tiene mucha tristeza

debajo de su rabia; quiero

pedirle a un compañero que la

proteja físicamente”.

- Elsa: Un hombre la abraza, una

compañera del grupo la toma de

la mano y Elsa dice: “Yo….(se

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le quiebra la voz y llora)…

gracias”. Todo el grupo se

emociona. Cada uno demuestra

su reacción ante la tristeza.

Algunos se comunican

tomándose de las manos, otros

se retraen. A pesar de no estar

permitido fumar, varios prenden

cigarrillos.

- Terapeuta: Luego de un rato.

“¿Se dan cuenta de cómo

reaccionó cada uno ante la

emoción autentica de tristeza de

Elsa? En unos hubo una

reacción totalmente opuesta,

otros le dan “pelota” a la misma

sólo cuando están tristes, así les

enseñan a fabricarse un rebusque

de depresión. ¿Quién tuvo esa

vivencia? varios levantan la

mano. Los especialistas en

generar depresión son los que

corren a sobre proteger el menor

amago de tristeza”.

En el caso anterior, encontramos

varios aspectos importantes a

reconocer e informarnos para

fortalecer a nuestro Adulto en su

capacidad de elegir no acceder a

estos tipos de rebusque:

Primero encontramos el evento de

referencia familiar que estructuró no

sólo la creencia “debo portarme mal

para vivir mi enojo o tristeza” sino

también el proceso de aprendizaje

para experimentar una y otra vez el

rebusque bajo determinada

intensidad lugar y duración;

sustituyendo la emoción natural de

rabia o tristeza.

Segundo, el sujeto transaccional

adopta por vía de repetir los eventos

una y otra vez la prohibición ulterior

de vivir la emoción tal como la

experimenta y acepta el permiso de

expresar en su lugar sólo la forma

inadecuada de la misma.

Tercero, este rebusque se volvió la

forma de ganarse la vida o la

atención para este sujeto

transaccional, puede saber o no que

con ello ahora podrá manipular a

otros así como crear relaciones

interpersonales toxicas.

Cuarto, el condicionamiento

adquirido y reforzado le invitará a

re-buscar una y otra vez el

rebusque, y con ello, saborear de

nuevo lo amargo de su existencia

confirmando su argumento “esta

vida me ignora siempre”.

Dadas las anteriores bases respecto

al concepto transaccional de

rebusque y lo que le hace contrastar

de las emociones naturales, es

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importante invitar en este momento

al lector, a reflexionar, cuan vital es

aprender a rechazar el rebusque,

así como de trascedente es

educarse para expresar las

emociones de forma natural en su

intensidad, duración y lugar que se

manifiesten. En AT, atesoramos una

máxima al respecto: “nadie tiene el

poder de hacer sentir bien o mal a

nadie, sólo lo invitan”; esto significa

que el sujeto transaccional puede

incrementar su capacidad de

elección significativa por medio de

fortalecer a su Yo Adulto con

procesos de aprendizaje

psicoterapéutico que podrán en su

momento brindarle la experiencia de

satisfacer su objetivo de vivir

emocionalmente moderado,

gozando de la “sal” de esta vida que

son nuestras emociones.

Así que te invito que no rebusques,

te invito a que vivas tus emociones

naturales informándote y

aprendiendo a superar la vivencia

del rebusque.

Bibliografía:

Kertesz, R. Análisis Transaccional Integrado. Editorial IPEM, Buenos Aires, 1985.

Massó, F. Análisis Transaccional (I y II). Ed. CCS, Madrid, 2007.


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