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ORGANIZACIONES SOCIALES Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA / AÑO 1 Nº 2 / NOVIEMBRE 2006
ISSN 1669-8851
Precio: $5
DOSSIERPROBLEMÁTICA
DE LA TIERRA ENARGENTINALÍMITES Y UMBRALES DE LA PARTICIPACIÓN POPULAR
ENTREVISTA A OSCAR OSZLAK // VAIVENES Y DESAFÍOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES //MIRADAS Y ABORDAJES DE (FRENTE A) LAS POLÍTICAS // ENTREVISTA A DANIEL ARROYO //EJES PARA INTERVENIR EN POLÍTICAS PÚBLICAS // ENTREVISTA A "REP": ALGUIEN LO TIENE QUE DECIR //PROPUESTAS PARA LA REINDUSTRIALIZACIÓN Y RECUPERACIÓN DE RECURSOS ENERGÉTICOS
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4 / LÍMITES Y UMBRALES DE LA PARTICIPACIÓN POPULARLas organizaciones sociales de cara a al incidencia en políticas públicasPor Néstor Borri y Fernando Larrambebere
Sumario
10 / TENSIONES Y (DES)ANUDAMIENTOSEntrevista a Oscar Oszlak sobre el estado, la sociedad y las políticas públicas en Argentina.Por S.P.
15 / ¿COMPENSAR O DISTRIBUIR?Vaivenes y desafíos de las políticas sociales en argentinaPor Mariela Zanazzi y Sebastián Prevotel
19 / DESDE EL TERRENOMiradas y abordajes de actores frente a las políticas públicasPor Verona Demaestri
21 / LA POLÍTICA SOCIAL COMO TRABAJO Y PRODUCCIÓNEntrevista a Daniel Arroyo, secretario de políticas sociales y desarrollo humanoPor V.D.
22 / POSICIONAMIENTOS, DEFINICIONES Y NUEVOS UMBRALESDefiniciones de las Escuelas de Ciudadanía en torno a la participación en políticas públicas
23 / DEMOCRATIZACIÓN / DISTRIBUCIÓN / DERECHOS / DESARROLLOEjes para el abordaje de las políticas y los conflictos
24 / ALGUIEN LO TIENE QUE DECIREntrevista a RepPor Carolina Balderrama
27 / RECONSTRUIR LA INDUSTRIA ARGENTINALíneas de acción para la reindustrialización en el escenario posconvertibilidadPor Matías Kulfas y Martín Schorr
30 / OTRO MODELO PRODUCTIVO / OTRO PROYECTO DE PAÍSPropuestas para desarrollar la industria nacional y recuperar los recursos energéticos FETIA / FETERA / Trabajadores Telefónicos de la CTA
Fondo: Alfredo BenavidezBedoya / El juego del artista
ARTISTA INVITADO / ALFREDO BENAVIDEZ BEDOYALas páginas de este número de mapas están ilustradas con grabados del artista plástico argentino Alfredo Benavidez Bedoya.
Alfredo vive y trabaja en Buenos Aires, lugar en donde nació en 1951. Desarrolla su actividad artística principalmente en el campo del grabado
en relieve y ha obtenido seis premios internacionales y numerosos premios de carácter nacional. Fue director de la Escuela de Bellas Artes Manuel
Belgrano y Rector de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. Actualmente es director del Posgrado en Artes Visuales del Instituto
Universitario Nacional de Arte. Su obra artística figura en importantes colecciones -tanto públicas como privadas- de nuestro país y del extran-
jero. La misma está condensada en tres libros acompañados por textos literarios y críticos.
Para contacto y conocer más sobre Alfredo Benavidez Bedoya y su obra: [email protected] / www.benavidezbedoya.com
INSERT CENTRALTIERRAS / PROCESOS Y TENDENCIAS EN TORNO A LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA
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Editorial
DIRECCIÓNNestor Borri / Fernando Larrambebere
COORDINACIÓN Y PRODUCCIÓNSebastián Prevotel
COLABORAN EN ESTE NÚMEROCarolina Balderrama / Verona Demaestri /
Mariela Zanazzi
AGRADECIMIENTOSAlfredo Zaiat / Matías Kulfas / Martín Schorr /Federación de Trabajadores de la Industria dela Argentina / Federación de Trabajadores de
la Energía de la Argentina / TrabajadoresTelefónicos de la CTA / Productora Huellas /
Grupo Mirada Photo
COMPOSICIÓN DE TAPA Y DISEÑO EDITORIALLuciana Amado
ILUSTRACIONESAlfredo Benavídez Bedoya
CORRECCIÓNMirta Braida
IMPRESIÓNImprenta Minigraf / [email protected]
ILUSTRACIÓN DE TAPAApoteosis y linchamiento del artista (Detalle)
Alfredo Benavídez Bedoya
Permitida la reproducción a condición de citar lafuente y enviar publicación a La redacción. Autores
y entrevistados son responsables de sus ideas.
ISSN 1669-8851Registro de propiedad intelectual en trámite.
mapases una publicación editada por el
CENTRO NUEVA TIERRA / Piedras 575 PB(C1070AAK) Ciudad de Buenos Aires - Argentina
Tel / fax: (0054-11) 4342-0869 / 4345-4774
[email protected]/escuelasdeciudadania
STAFF
Esta publicación fue posible gracias al apoyo de WACC(World Association for Christian Communications)
Son tiempos de "cambio climático" en la sociedad. La novedad pugna por surgir, amenazada -como
toda novedad que se precie- por el retorno de "lo mismo". Inercia y ganas dan su batalla en el terre-
no donde la creación se desbroza. La arena social y política siempre tiene algo de campo de lucha,
pero también algo de arenas movedizas.
Un tipo especial de crudeza es distintiva del escenario actual. Curiosamente, no es la crudeza delos '90, el frío de la intemperie a la que había sido arrojada la sociedad argentina. Aunque no hadejado de ser un escenario áspero y costoso para amplios sectores de la población, aunqueel divorcio y la fragmentación persisten; la recomposición de la autoridad del estado, con todossus límites y contradicciones, nos posiciona en otra intemperie. Aquella que se define por laausencia de viejos imaginarios, miradas y otros ropajes y resguardos. Los imaginarios que antes nos
servían para explicar lo que pasaba y nos devolvían cierta armonía (aun en lo puramente negativo,
armónico al fin) se han roto y, en muchos casos, están fuera de vigencia.
Los conflictos van saliendo a flote, o al revés, se empiezan a ver a medida que descienden las aguas-depende desde dónde se lo mire-. Los tenemos en la cara. Nuevos antagonismos fuertes y descon-
certantes se hacen evidentes. Otras relaciones entre los actores y otras "transversalidades", otros
cortes de lo social y lo político, nuevas contradicciones en todos los niveles y escalas, interpelan a
la sociedad y al estado. Nos provocan, nos encaran, nos insolentan.
También es un escenario crudo porque no está "cocido", no está consolidado. Las piezas están enmovimiento y no podemos saber cuál será el resultado. La indeterminación es grande, sobre todo
en el plano de lo público. Por eso los riesgos son más y están más a la vista: la topografía cambia
constantemente y -como ya hemos dicho en otras ocasiones- no tenemos todavía los mapas para
recorrerlo. Sin embargo, es un escenario más "real", que depende en mayor medida de nues-tra intervención. Son más grandes los campos para las apuestas y mayores la posibilidades quecontienen. Hay, de alguna manera, más historia, más campo de historicidad.
Así se puede leer también la incertidumbre. Más decisión posible, más riesgo.
Con todo esto, no sólo estado y sociedad se reconfiguran como espacios de lucha, sino quelas mismas distinciones que los separaban y conectaban, se replantean. El eje que plantea vol-ver a discutir las políticas públicas y las prácticas de incidencia y participación popular, se tornacrucial. Y en todas sus áreas, superando aquel "corralito" que encerró muchos debates sobre losocial en las políticas compensatorias o -en el mejor de los casos- las políticas sociales.
Una de las condiciones para poder gestar un país con más distribución, más desarrollo, másdemocracia y más derechos es tener un proyecto de largo aliento que atraviese las cuestionesmás diversas: desde el perfil productivo y las políticas para distintos sectores económicos (indus-
tria, agro, inmobiliario, impositivo, recursos naturales); pasando por la política educativa, sanitaria
y de obras públicas; hasta las políticas de comunicación, cultura o turismo.
Es una oportunidad: la de hacer que las políticas públicas sostenidas desde el estado sean máspolíticas y más públicas. En muchos sentidos, es el Estado en su nivel nacional el que lleva ladelantera en términos de iniciativa. Y lo hace con todas las ambigüedades, límites y aspectos críti-
cos o criticables del caso, con todas sus contradicciones. La invitación es, justamente, a interveniren esos límites y zonas grises.
Es la densidad del presente: en cada zona ambigua, contradictoria, incierta, hay una decisión en
filigrana, al trasluz. Puestas a reconocerse sobre un horizonte imaginado y propuesto, la mirada que
descubre esta filigrana es ni más ni menos la de los sujetos políticos, populares, ciudadanos y cre-
ativos, que se reconocerán en ese encuentro. Sumar a eso, representar y orientar esa imaginación
política, sostener esa mirada y los viajes que la convocan: por ahí van estos nuevos mapas.
Intervenciones
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LÍMITES Y UMBRALESde la participación popular
ORGANIZACIONES SOCIALES DE CARA A LA INCIDENCIA EN POLÍTICAS PÚBLICAS
# 4
BRUJULA
Por Néstor Borri y Fernando Larrambebere*
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Para que el imperativo de "incidir" en las políticas públicas no se transforme en una coartada para volver a esquivar a la polí-tica, el desafío central es trazar las fronteras que distinguen las prácticas deseables y transformadoras de aquellas animadasy sostenidas por la inercia. Sencillamente se trata de registrar que, si la participación es importante, no menos importante esadvertir que la incidencia de una sociedad civil marcada y formateada por 30 años de neoliberalismo, difícilmente garantiza-rá nuevos aires en las políticas. Se plantea la necesidad de una mirada que marque el doble desafío de democratizar tanto la sociedad como el estado, desman-telando la matriz neoliberal que, más allá de la voluntad de los actores, es el punto de partida de ambos. Al mismo tiempo, lamirada exige descubrir -y en muchos casos construir- un horizonte que entienda la distribución de la riqueza como el vector prin-cipal a considerar, con lo que esto implica de desnaturalización de la sociedad dual y de eliminación de la desigualdad -y de susformas sofisticadas de subsistencia, incluso las políticamente correctas como algunas formas del "respeto al diversidad" o de for-talecimiento del "tercer sector"-.Así y todo, la oportunidad y la exigencia de co-incidir puede ser una conjugación, un escenario y un canal de repolitización de lasproblemáticas sociales y de los proyectos de país que, partiendo de una interpelación del conflicto social, se trasforme en unejercicio de traducción de las demandas populares en políticas apropiadas que promuevan la calidad de vida, la democratizacióny, finalmente, niveles más altos de felicidad social y un presente y un futuro mejor repartidos. Lo que viene a continuación son una serie de planteos y criterios para una mirada crítica de la cultura política, las concepcionessobre el cambio y las prácticas de participación, especialmente las que circulan en las organizaciones sociales y en muchos agen-tes de la sociedad y el estado. Esta autorreflexión aparece como un desafío central: porque se trata de desmantelar no sólo unasrealidades, sino también unas formas de mirarlas y nombrarlas, de intervenirlas y de (re) producirlas.
* Miembros del Centro Nueva Tierra. Coordinadores del proyecto Escuelas de Ciudadanía.
ASUMIR LAS CONTRADICCIONES,CRITERIO, CONDICIÓN Y OPORTUNI-DAD BÁSICA DE PARTICIPACIÓN.
A la hora de revisar los distintos abordajes de
las políticas públicas que hacen las organizacio-
nes sociales (y otros sectores, sin excluir ámbi-
tos del estado y partidos políticos), aparece una
marcada tendencia a condenar el carácter con-
tradictorio de las mismas. Así, se critica que las
políticas no tienen un solo sentido, o que en los
hechos nunca responden a "lo que queremos", a
las reivindicaciones propias.
En una sociedad compleja como la nuestra, laspolíticas públicas son inevitablemente con-tradictorias. Están atravesadas por contradic-ciones. El problema es qué hacer con ellas.
Querer eliminar las contradicciones de las polí-
ticas públicas no es diferente a querer eliminar
los conflictos de la cuestión política. En otras
palabras, a eliminar la política.
Respecto a lo "apropiado" que pueda ser parti-
cipar y los intereses "propios", justamente, en la
política, el "nosotros" nunca se termina deconstituir, está en discusión. Meterse, involu-
crarse en incidencia política, supone como con-
dición dejar de ser "muy" nosotros. Reconocerse
en "nosotros" más amplios, contradictorios,
complejos, impuros e incompletos. Conflictivos.
Esto no significa abandonar las reivindicaciones
propias. Pero sí supone entender que lo "pro-pio" en términos políticos, ciudadanos ydemocráticos es fruto de una negociación y,más rigurosamente, de una articulación.Asumir esto no significa abandonar ni descono-
cer lo singular. Sin embargo, requiere reconocer
sus límites, para ver cómo interroga y es inte-
rrogado por cuestiones más generales. Este punto pone en cuestión la lógica, la identi-
dad y la autocomprensión de muchas organiza-
ciones sociales, de muchas ONGs y de sus prácti-
cas, luchas y reivindicaciones: están construidas
sobre la identidad y el protagonismo. Pero, en la
medida en que deseen o arriesguen a intervenir
políticamente, han ser traccionadas y transfor-
madas por el desafío de meterse en lo colectivo,
en identidades más amplias y abiertas. Y en la
construcción de ciudadanía. Esto no sucede sin
costos; no sólo operativos, sino también identita-
rios. Las organizaciones sociales están construi-
das estructuralmente sobre el conocimiento
directo, la reivindicación particular y la apropia-
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BRUJULA
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ción cercana; y mucho más en el contexto de la
fragmentación y asilamiento que supusieron las
realidades de los últimos 30 años. Las políticaspúblicas necesariamente tienen que ver conlo indirecto, lo mediado, lo que supera lomicro y su especificidad y con cierta "distan-cia" con lo de cada uno. Por eso, "lo local, lo sectorial, lo propio" tiene que
ser revisado a la hora de proponer políticas.
Porque no todas las organizaciones son iguales, el
todo social -cosa obvia por otro lado, pero nece-
saria de ser recordada- no está hecho de sumas
de reivindicaciones de organizaciones. Y porque laorganización no es todo: ningún actor agota larepresentación de la sociedad ni de sus conflictos,
ni siquiera de los conflictos específicos.
LUCHAS POR EL SENTIDOMuchas veces, aparece frente a la
oportunidad de participación o invo-
lucramiento, la expectativa de que las políticas
públicas sean "claras y transparentes": que ten-
gan un sentido unívoco y evidente. En clave a
rediseñar la cultura política de las organizacio-
nes sociales, no se trata tanto de entender, des-
cubrir o develar qué sentido tienen las políticas
como de disputarlo. Si esperamos que el senti-do de las políticas venga "hecho", sencilla y
necesariamente, no tendremos ningún lugar en
ellas, ni vale la pena disputarlo.
Necesariamente, las políticas siempre son opacas,
parcialmente determinadas y explicitadas. Y la
intervención en ellas es, como contrapartida, no
garantizada y parcial. No se trabaja ni se incide
con proyectos "claros". Se lo hace con proyectos
interpelantes, en apuesta, que preguntan a lasociedad y al estado. La traducción de lasdemandas populares en políticas públicassiempre es parcial y está en camino.Esto no significa que todo es negociable. Siempre
hay un resto que no se negocia, unos mínimos
que no se resignan. Pero sí significa que el ánimo
de replanteo y negociación siempre está abierto.
Una política siempre está inconclusa. Y una estra-
tegia de incidencia -si quiere ser estratégica e
incidir- además de reconocer eso, debe ser formu-
lada como abierta, como incompleta. Parcial.
¿Dónde encontrar la "claridad" y el "sentido" de
una política? En varios lugares y siempre par-
cialmente: En su diseño, en el actor o los acto-
res que la proponen, en su implementación, en
los actores que convoca, en sus resultados
directos o indirectos.
La pregunta, entonces, no es qué dicen, qué clari-
dad tienen las políticas; sino: dónde podemosseguir construyendo un significado y unasimplicancias populares y democráticas de esasmismas políticas. Esto hace que una política nunca esté termina-
da, y al mismo tiempo que siempre sea posible
dar nuevas batallas. En política, y en incidencia
política, nunca está dicha la última palabra.
Abrir la palabra y con ella replantear las deci-
siones y sus alcances es, justamente, lo que
constituye la política.
LOS CAMINOS DEL CAMBIOLos cambios vienen de quienes deci-
den cambiar. No surgen siempre
desde abajo hacia arriba. Y no siempre que vie-
nen de abajo son buenos. Lo sabemos por expe-
riencia, más allá de que nuestras propias matri-ces ideológicas -allí donde no son matricespolíticas- no nos dejan ver algo tan elemental.
Unas ideas topográficas sostienen construccio-
nes ideológicas y autorreferencias que están lejos
de ser inocentes, y mucho más de ser transfor-
madoras. Se maneja una imagen donde la socie-
dad está abajo y el estado está arriba. Y eso no es
necesariamente así. Por el mismo motivo que el
poder es complejo y su funcionamiento no es el
de un ascensor. La dinámica social que supone
que los cambios han de venir desde "abajo" y
desde la "sociedad (civil)" son un constructoideológico fuertemente traspasado y forma-teado con éxito por el neoliberalismo, másallá de los orígenes de estos tópicos.
En la historia argentina, los cambios no han
venido necesariamente desde abajo, al menos
no en los términos que suponen y predican
estos "mapas" de la sociedad y el cambio. Y
cuando así ha sido, no necesariamente han sido
liberadores, emancipadores, democratizantes.
Actualmente, en unas muchas áreas de proble-
máticas y de conflictos en nuestro país, la
sociedad (civil) está por detrás del Estado.
Con perspectiva histórica -y con rigor político y
alerta ideológico- es preciso revisar la idea de
cambio social, de cambio democrático, y verqué significa eso en relación a las expectativas
que tenemos de los distintos sectores. Esto
implica buscar maneras de comprender lasociedad y los procesos políticos en toda sucomplejidad. No supone abandonar ni desco-nocer el valor y el sentido de la participación de
las mayorías, ni supone un "todo vale" ético.
Pero sí exige una mirada más precisa sobre laidea de cambio, sobre el sentido político delcampo popular, de la acción política mismay de la práctica democrática. Ni basismos ni esencialismos deshistorizados
sirven para construir para las mayorías: son la
contrapartida en espejo del elitismo y del con-
servadurismo.
TRANSFORMAR LO QUE SOMOSLas organizaciones sociales, y quizás
muy especialmente las organizacio-
nes socio-comunitarias, han sido formateadaspor el neoliberalismo. El "formateo", en infor-
mática, es precisamente "la estructura lógica".
En los más inesperados ámbitos, se siguehablando del Estado, la sociedad civil, lasorganizaciones y la política desde una "gra-mática neoliberal". Esto es un desafío muy fuerte, ya que muchas
organizaciones no son "accidentalmente" neo-
liberales, sino que está en sus prácticas, en las
acciones y los impulsos que las constituyeron
en el período de los '90. Esos elementos son
tan hondos, tan fuertes, tan constitutivos, que
no son algo "que les pasa" o "que hacen", sino
que en algún punto les da todo su carácter de
organización. Dicho con crudeza: son, en gran
medida e incluso estructuralmente, con-gruentes con el procesamiento neoliberal-resistencial del conflicto social tal como seplanteó en los '90.
Lo cual plantea algo muy duro a la hora de
comprender el sentido y las consecuencias polí-
UNA POLÍTICA SIEMPRE ESTÁ INCONCLUSA.Y UNA ESTRATEGIA DE INCIDENCIA-SI QUIERE SER ESTRATÉGICA E INCIDIR-ADEMÁS DE RECONOCER ESO, DEBE SERFORMULADA COMO ABIERTA,COMO INCOMPLETA. PARCIAL.
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2.
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Diez máximas mínimas (Detalle)
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BRUJULA
ticas de las prácticas y de la
identidad misma de las organi-
zaciones: en muchos casos, son
fuertemente funcionales a la
reproducción de lo que dicen combatir.
La práctica política y el ejercicio de la inciden-
cia no sólo fortalecen a las organizaciones
poniéndolas ante nuevos desafíos. La inciden-cia, la política, invitan e incluso exigen des-armar las organizaciones existentes y crearotras. Hay que transformar las prácticas:dentro de ellas, también las prácticas decreación de organizaciones. Dicho de otra manera: la incidencia no es sólo
incidir sobre otros, sino que, en el mismo
movimiento, incide sobre la propia identidady mediaciones colectivas. La política, losintereses políticos, no son sólo algo que se
"saca" de la propia identidad para trasformar
"el afuera", sino que revierte sobre los pro-pios sujetos que apuestan a la transforma-ción. De la misma manera, lo público no essólo el contexto al que hay que llegar, que está
"ahí afuera". Es también un campo que hayque construir y definir, por un lado; y algoque atraviesa, que hace "públicas" a las orga-
nizaciones -las "publiciza"- abriéndolas, inte-
rrogándolas e interpelándolas hasta lo medu-
lar: invitándolas a correr y abrir las fronteras
de lo que hacen, lo que las organiza y lo que
las define.
AMPLIACIÓN Y ARTICULACIÓNDE LAS POLÍTICASDesde una "gramática neolibe-
ral" de la política pública -que, como dijimos,es todavía fuertemente hegemónica- muchas
veces las únicas políticas que incumben a las
organizaciones sociales son -en el mejor de los
casos- las vinculadas a la lucha contra la
sectores, revisar la clasificación misma de sec-
tores disponibles, y ver lo que no queda con-
templado en ningún sector.
Del otro lado de estas tensiones y desafíos, apare-
ce el hecho incuestionable de que nada como la
especificidad temática, lo local o las cuestiones
sectoriales, se manifiesta con la misma fuerza
aglutinadora, convocante y articuladora. Pero se
trata de "pagar el precio"(político, organizativo,
ideológico) de deshacer esos "corralitos", evaluan-
do en todo caso si es que vale la pena. Y si vale lo
que cuesta. Y ver el costo de no salirse de ellos.
LA PARTICIPACIÓN INFLACIONADA El carácter participativo de laspolíticas es necesario e indispensa-
ble, pero también es insuficiente. No bastacon valorar espacios, prácticas y proyectos
poniéndoles la etiqueta de "participativo".
Es importante reconocer en qué medida nuestra
idea de participación está fuertemente condi-
cionada por la idea y propuestas de participa-
ción elaboradas sobre todo por el Banco
Mundial y otros organismos similares en los '90.
No hay que olvidar que el neoliberalismo fuey es muy participativo. Se trata, de considerar el sentido y la consisten-
cia política de la participación y sus resulta-dos: ver los límites de la participación, verquiénes no participan, ver las consecuencias de
la participación.
Pasteurizada y al mismo tiempo transformada
en "marca de origen" de las política focalizadas,
la participación y la demanda de participa-ción "sin atributos" (o con los atributos implí-citos o implicitados por la ideología que repro-
duce la sociedad dual y fragmentaria, ofrecien-
do participaciones diferenciales a cambio de
sobrevivencia a medias para los pobres y a cam-
bio de ganancias extraordinarias), exigen ser
fuerte y crudamente revisadas.
Dicho por la inversa y forzando los términos:
¿Por qué la participación habría de ser el precio
de los derechos? O, sintetizando en una ecuación
interrogativa: ¿bajo qué condiciones participa-
ción supone decisión y decisión implica transfor-
maciones con consecuencias? Y forzando aún
más, a modo de provocación: acaso, en una
sociedad más equitativa, ¿la participación no
debería ser sólo la elegida, porque la calidad de
vida está garantizada a priori? Sin desconocer elriesgo desmovilizante, la inflexión e infección
pobreza. Desde la experiencia, todas las demás
resultan lejanas o son prácticamente ajenas y
desconocidas. Se viven los conflictos o las con-
secuencias de los conflictos que implican estas
políticas. Pero se experimenta y se visualiza
sólo un área de las mismas. Se abre una brechade contenido, posibilidades de intervención y
escala y magnitud entre problema y respuesta.
Recorrer la distancia que abre esa brecha supo-
ne una comprensión de cómo diversas políticas
atraviesan los diferentes contextos y realidades
experimentadas por colectivos sociales, y asu-
mir un tipo de lucha que no sólo se para en la
"sobrevivencia" ( y lo que ella deja ver y espe-
rar) sino que se plantea en términos de ciu-dadanía. Una lucha que no asume sólo lo coti-diano sino que mira con mirada de proyecto.También supone levantar la cabeza por sobrelas políticas sectoriales -que muchas vecesson sólo políticas focalizadas maquilladas de
amplitud, desde los planteos estatales y mucho
más desde algunas propuestas de organizacio-
nes-. Es necesario revisar esto en cinco senti-
dos: ver los otros sectores, ver lo intersectorial,
ver lo que atraviesa como común a todos los
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LAS ORGANIZACIONES SOCIALES,Y QUIZÁS MUY ESPECIALMENTE LASORGANIZACIONES SOCIO-COMUNI-TARIAS, HAN SIDO FORMATEADASPOR EL NEOLIBERALISMO. EN LOSMÁS INESPERADOS ÁMBITOS,SE SIGUE HABLANDO DELESTADO, LA SOCIEDAD CIVIL,LAS ORGANIZACIONESY LA POLÍTICA DESDE UNA"GRAMÁTICA NEOLIBERAL".
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / El pasaje (Detalle)
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ideológica a la que esta sujeto lo participativo,
llama a hacer reflexiones de fuerte impacto.
ORGANIZACIONES SOCIALES,CIUDADANÍA, SOCIEDADEn muchos discursos y estrategias, es
común identificar que las organizaciones socia-
les son la sociedad o son la ciudadanía. Oidentificar "sociedad civil" con "sociedad". Sin
hablar de otras secuencias de identificación
más groseras -pero no menos habituales- como
"tercer sector = sociedad civil".
La mayoría de las personas no está en lasorganizaciones. Éstas últimas son sólo un sec-tor, una parte, relativamente significativa y no
en todos los casos representativa (o representa-
tiva en sólo en cierta forma y aspectos) de los
intereses sociales.
El hecho de que el estado dé participación a las
organizaciones sociales no garantiza que haya
participación ciudadana y participación social
democrática amplia. Es más, en muchos casos,
las organizaciones sociales taponan las posibili-
dades de participación, acaparan oportunida-
des, y no son un factor democratizante de vin-
culación con el estado.
Es una obviedad pero debemos recordárnoslo: lasorganizaciones sociales no son la esencia últi-ma de la sociedad. Porque efectivamente no loson, pero además porque, en términos políticos
democráticos, la sociedad no tiene esencia últi-
ma. Y nunca es posible dar por "terminada" la
presentación de intereses de la sociedad. Porque
esos intereses no están constituidos antes dela lucha y la intervención política.Esto no quiere decir que las organizaciones
sociales no sean valiosas, importantes o incluso
fundamentales: justamente, marca en qué
medida lo son y cuál es el valor real que tienen
si son desplegadas en un proceso democra-tizador. Las organizaciones sociales son valio-sas porque son capaces, o han sido capaces en
determinados contextos, de procesar ciertos
conflictos sociales, de responder a ciertas
demandas materiales y simbólicas. Pero ese es
sólo el punto de partida político. La ciudadanía -sus mediaciones, sus formas deorganizarse, sus formas de movilizarse- siempre
es mayor que las organizaciones sociales: por-
que hay otras formas organizativas que no son
lo que llamamos organizaciones sociales, por-
que hay otras organizaciones sociales, porque
hay ciudadanía no organizada pero sí moviliza-
da, hay ciudadanía no movilizada pero sí activa,
y hay ciudadanía no activa pero que también es
sujeto -y muchas veces sujeto popular y demo-
crático- de derecho.
Y lo mismo podemos decir de la relación ciuda-danía-sociedad: no toda la sociedad se haconstituido en ciudadanía. Por eso mismo laciudadanía es una construcción. Nunca se puede terminar de decir "esto" es la
sociedad, "hasta acá llega". La historia, justa-
mente, es una historia de cómo ampliar las fron-
teras de la sociedad, de trazar nuevas fronteras.
La ciudadanía es lo que resulta del trazado deesas fronteras con ánimo, objetivo y apuestade ampliar y crear igualdad y libertad. Lasorganizaciones son unos modos de reconoci-
miento y acción que permiten organizar esa cre-
ación colectivamente. Lo que llamamos "organi-
zaciones sociales" hoy es un conjunto situado en
el tiempo y el espacio, en relaciones de poder y
fruto de procesos concretos más o menos recien-
tes, que sirvieron para eso. Históricas, al fin.
HORIZONTE DE PROYECTO /PROYECTOS DE HORIZONTEVale la pena preguntarnos por el
grado de consistencia de las políticas públicas y
en qué medida las políticas que hay asumen
dimensión y horizonte de proyecto. Esto nose circunscribe sólo al Estado, lo mismo pasa
con las organizaciones sociales. Tienen gran
cantidad de experiencias e iniciativas. Pero,
¿son consistentes entre sí? ¿Acaso no es posible
pensar también que el problema es que son
demasiadas iniciativas, todas pequeñas o inclu-
so, a veces, insignificantes?
Por diversos factores -especialmente la crisis de
legitimidad del modelo de los '90- en los últi-mos años se abrió la posibilidad de pensar elpaís como proyecto, la sociedad como cons-trucción. La profundidad de la crisis puso en
duda lo dado, y cuestionó hondamente las pro-
puestas de urgencia y corto plazo, los parches.
También puso y pone en evidencia que la reali-
dad, la experiencia, lo cotidiano, es fruto de
políticas, de decisiones. Puso en evidencia -par-
cial pero crudamente- los límites de las políti-
cas y las políticas mismas. Puso en escena que
no eran “la realidad”, la única alternativa.
La crisis también reabrió el espacio de lo públi-
co, y la forma y los límites del poder de los acto-
res que sostenían esas políticas: La arena políti-
ca y el campo del discurso, de lo que se puede
decir y esperar escuchar.
Por eso, los procesos e iniciativas de construc-
ción e incidencia en políticas públicas están -en
términos pedagógico-políticos y de compren-sión de los actores- en la secuencia de seguir
procesando aquello que la crisis dejó para ser
re-conocido, seguir desaprendiendo lo que se
había incorporado y profundizar las posibilida-
des de salir del shock y la tendencia a la urgen-cia y lo inmediato -al mismo tiempo que se
atiende, sin dudas, pero a fondo, lo urgente-.
Pensar proyectos, modelos, medianos y lar-gos plazos, replantear matrices, revisar lasprácticas historizando, crear nueva institu-cionalidad y reglas de juego es la contraca-ra, el complemento y la base necesaria pararealizar procesos e iniciativas de incidenciaen políticas públicas: si no, se plasmarán en unescenario que las abortará rápidamente, reab-
sorbiendo de manera diferencial y por separado
su potencial transformador, que al ser parciali-
zado, es en no poca medida abortado.
Esto es como un segundo plano: la necesidad de
una "meta política", una política que permitapensar políticas. Tiene que ver con la democra-
tización, con la institucionalización, con las
estrategias de politización de la sociedad, con la
creación de actores, con la invención de partici-
pación, y también con reconstruir los símbolosque nos permiten politizarnos y hacernos públi-
cos a partir de sostener, políticamente, un con-
junto de interrogantes abiertos.
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8. LAS ORGANIZACIONES SOCIALESNO SON LA ESENCIA ÚLTIMA DE LA SOCIEDAD. PORQUEEFECTIVAMENTE NO LO SON,PERO ADEMÁS PORQUE,EN TÉRMINOS POLÍTICOSDEMOCRÁTICOS, LA SOCIEDADNO TIENE ESENCIA ÚLTIMA.
7.
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Diez máximas mínimas (Detalle)
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DEL APRENDIZAJE A LA ACCIÓNY VICEVERSALas organizaciones sociales ponen
muchas energías en la formación. ¿Cuánto de lo
que hoy tienen en sus agendas se traduce en
acción? ¿Y cuánta de esa acción adquiere con-
sistencia de proyecto?
Entonces, la pregunta es cómo se va del apren-dizaje a la capacidad, de la capacidad a laacción, y de la acción al proyecto. ¿Cómodesarrollar una dinámica que permita hacer eso
y hacerlo ampliando la escala de incidencia yel grado de politización?Lo mismo sucede con las organizaciones o sec-
tores sociales que tienen propuestas excelentes
para hacer, pero no tienen ninguna estrategia ni
fuerza social para implementar, ni ninguna per-
cepción de que no se trata de tener ideas y pro-
yectos sino también de constituir una inter-pelación, unos procesos y unas mediacionesorganizativas e institucionales que permitancrear y sostener los actores y el poder quesostenga esas ideas. Aparece entonces la necesidad y el desafío de
detectar, promover y diseminar las capacidades
de articulación y las mediaciones de acumulación
de poder-saber, como parte central del stock decapacidades a instalar hoy en el conjunto de las
organizaciones del campo popular y democrático.
LA SUPERACIÓN DE LA IMPUGNACIÓNDEL ESTADO Y DE LA POLÍTICA¿Cómo desandar, desaprender, desac-
tivar y transformar en otra cosa el fuerte "anties-tatalismo" que atraviesa el discurso y la prácticade tantas organizaciones sociales?
Antiestatalismo que se manifiesta ambiguamen-
te y que tiene un origen histórico contradictorio.
Antiestatalismo que, paradójicamente, tiene
componentes democráticos: porque reflejatanto la memoria de la lucha contra el estado
burocrático autoritario de la dictadura, y la resis-
tencia al estado tecno-burocrático neoliberal,
apropiado por los sectores del capital concertado.
Pero que también tiene componentes comu-nitaristas con filigrana de ideología de mer-cado: en el mismo momento que opone la comu-nidad al estado, superpone y da coartada a la
lógica del mercado en la "sociedad (civil)".
¿Que transformaciones hacer para que el dis-
curso y la práctica promedio de las organizacio-
nes no sea tan parecida a la que se espera y es
funcional en un país en el que el estado es "chi-
quito", ineficiente, burocrático, débil y conde-
nable a la vez? ¿Cómo poner en evidencia la
equivalencia de este discurso, muchas veces
patinado de solidaridad y participación, con lo
que dicen del estado las grandes empresas?
¿Cómo hacer para no ser tan "ONG", para noser tan "no gubernamentales"? No es casualque, de entre todos lo términos con que se
denominan a las organizaciones sociales, y a
pesar de ser uno de los más hostiles y lejanos al
lenguaje común, sea éste el que más se instaló
como denominación general. En el mismo movi-
miento donde, para las personas "comunes" y en
el discurso "habitual", organizaciones "popula-
res" se ha vuelto una denominación entre ver-
gonzante y anacrónica.
En muchos casos, esa definición de "no guber-
namentales", con todos los valores que pudo
tener, tiene una matriz demasiado funcional a
un modelo donde la fuerza del mercado es la
que termina regulando lo que pasa en la socie-
dad, aunque sea bajo la forma de una sociedad
civil hecha a su imagen y semejanza, y limitan-
do -aunque siempre y sólo en clave de "achi-
car"- al estado.
Las organizaciones sociales tienen el desafío de
proponer políticas públicas y de incidir en ellas.
Pero, tanto como eso, existe el desafío de
reconstruir el Estado democrático, y cabe a lasorganizaciones unas tareas y unos esfuerzosen esto, en el mismo movimiento en que sehace necesario "desmantelar" la sociedad civilformateada desde la dictadura a los '90, cuyagramática, imaginario e ideología siguen orien-
tando muchas intervenciones y propuestas.
Un conjunto de desafíos aparecen entonces en
reconducir, redireccionar, ampliar, desmantelar
o disciplinar sectores de la sociedad y el Estado,
allí donde se han funcionalizado a intereses pri-
vatizantes y concentrados. Recomponer un tipo
de eficacia y de eficiencia, volver a valorar al
Estado en todos sus niveles, reconstruyendo al
mismo tiempo su autoridad y su dinámica
democrática. Teniendo en cuenta, además, que
tiene que ser un Estado al servicio de la socie-
dad y no a la medida de "las organizaciones".
Y reconociendo que, en una democracia, el esta-do tiene un componente democrático, uncomponente técnico -tecnocrático, valedecir, sin miedo- y burocrático. Y que esto esno sólo inevitable, sino necesario.Representantes, funcionarios, técnicos: todos son
necesarios, con sus lógicas, para la creación e
implementación de políticas públicas.
También los cuadros y miembros, dirigentes y
expertos, de las organizaciones sociales se involu-
cran de diferente manera en instancias y agencias
gubernamentales. Puede ser visto como un proce-
so negativo, de "cooptación", pero tambiénpuede considerarse que la cooptación no es mala
en sí misma, sino que debe ser juzgada por su sen-
tido y resultados. Y por los procesos que desenca-
dena, y los espacios democráticos que habilita.
Este artículo fue elaborado a partir de la refle-
xión en ámbitos de trabajo que el CentroNueva Tierra lleva adelante junto con dirigen-tes de organizaciones sociales que sostienen la
iniciativa de formación Escuelas deCiudadanía y la articulación regional llamadaEspacio NOA.El texto surge de una serie de 3 documentos refe-
ridos a los desafíos de la construcción de políticas
públicas en Argentina y su relación con las prác-
ticas de participación popular, la construcción de
ciudadanía y las organizaciones sociales. Cada
documento plantea, de manera sintética, 10
cuestiones o entradas a la problemática.
Todos están disponibles en:www.nuevatierra.org.ar
10.
LAS ORGANIZACIONES SOCIALES TIENENEL DESAFÍO DE PROPONER POLÍTICASPÚBLICAS Y DE INCIDIR EN ELLAS.PERO, TANTO COMO ESO, EXISTE EL DESAFÍODE RECONSTRUIR EL ESTADO DEMOCRÁTICO,Y CABE A LAS ORGANIZACIONES UNAS TAREASY UNOS ESFUERZOS EN ESTO, EN EL MISMOMOVIMIENTO EN QUE SE HACE NECESARIO"DESMANTELAR" LA SOCIEDAD CIVILFORMATEADA DESDE LA DICTADURAA LOS '90, CUYA GRAMÁTICA, IMAGINARIOE IDEOLOGÍA SIGUEN ORIENTANDO MUCHASINTERVENCIONES Y PROPUESTAS.
BRUJULA# 9
9.
m.
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Diez máximas mínimas (Detalle)
-
TENSIONESy (des)anudamientos
OSCAR OSZLAK:EL ESTADO, LA SOCIEDAD Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS EN ARGENTINA
Pensar la incidencia y la participación en políticas públicas en Argentina implicaproblematizar la cuestión del poder, así como dar cuenta de los procesos y escenarios
de la democracia en su complejidad. Oscar Oszlak, cientista político con una larga trayectoriade investigación de las relaciones entre estado y sociedad en América Latina,
nos aporta miradas, herramientas e interrogantes para este abordaje. S.P.
# 10
CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES
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CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES # 11
1. Oszlak, O.; O´Donnell, Guillermo. "Estado y Políticas Estatales en América Latina: hacia una estrategia de investigación". CEDES, Buenos Aires 1976.
Usted a trabajado en profundidad los des-arrollos de políticas públicas en AméricaLatina en las últimas décadas. ¿De quémanera define a las políticas públicas ycómo deben ser abordadas para dar cuen-ta de su complejidad real?En un trabajo ya bastante antiguo, junto con
Guillermo O'Donnell1, definimos a las políticas
públicas como tomas de posición de parte de
alguien que habla en nombre del estado, frente
a una cuestión que ha sido problematizada
socialmente. En lugar de suponer que existe
siempre "una" política racionalmente diseñada,
que intenta resolver definitivamente problemas
que están en la agenda del estado; preferimos
referirnos a cuestiones sociales que ingresan aesa agenda, y respecto de las cuales tanto el
estado como la sociedad van tomando posición
en el intento de resolverlas.
El estudio de las políticas públicas, tal como lo
entendemos, debería centrase más en la natura-
leza de las cuestiones sociales que plantean
diferentes sectores de la sociedad y el propio
estado; y, a partir de allí, analizar cuáles son las
vicisitudes del tratamiento de esa "cuestión".
En el trabajo con O'Donnell que ustedmenciona, dicen que las políticas públicasson "nudos de procesos sociales" ¿Quésignifica eso y cómo se vincula con la ideade "cuestiones sociales"?Una cuestión lucha con otras para ingresar a la
agenda estatal. La problemática social siempre
es mucho más amplia que la agenda estatal.
Ésta última sólo permite el ingreso de algunas
cuestiones. Esos ingresos se dan en función del
peso de los actores sociales para plantear estas
cuestiones, promoverlas, y conseguir que sean
incorporadas a dicha agenda.
La política estatal, es un momento de conden-
sación en el cual todo el proceso social que pre-
cede a la adopción de la política, se concreta en
una posición tomada por alguien que habla en
nombre del estado. En ese sentido, hablamos de
políticas como "nudos" de un proceso social. La
política "anuda" ese proceso y se expresa en
algún tipo de decisión que implica la moviliza-
ción de ciertos recursos de poder.
Las luchas de poder determinan en ciertamedida el ingreso de determinadas cuestio-nes a la agenda. ¿Acaso no pasa lo mismo ala hora de definir el sentido con que sonabordadas esas cuestiones sociales?Las dos cosas. Hay una interpretación distinta
del problema de la cuestión en distintos
momentos de la sociedad.
Por ejemplo, a mediados del siglo XX, Argentina
tuvo problemas de crecimiento muy reducido en
la producción agropecuaria. Algunos considera-
ron que era un problema de precio y mercados;
que se resolvía con la intervención de organis-
mos que regularan los precios. Después se con-
sideró que era un problema de tenencia y de
propiedad de la tierra -desde esa perspectiva, en
muchos países se crearon organismos de refor-
ma agraria-. Y en otro momento -en el '55, con
el famoso Informe Prebisch-, se consideró que
había que convertir la producción agropecuaria
en producción intensiva con incorporación de
tecnología, con lo cual iba a aumentar la pro-
ducción y la productividad de la tierra.
Allí teníamos tres visiones distintas del proble-
ma del estancamiento agropecuario, con tres
tipos de políticas que conducen, cada una de
ellas, a la creación de una organización de
naturaleza diferente. En el primer caso, a una
Junta de Granos o de Carnes; en el segundo, a
un organismo de reforma agraria; y en el terce-
ro, al Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA).
En cuanto a las políticas concretas quetenemos hoy en Argentina, tomando unacaracterización que se ha aplicado sobretodo a las políticas de tipo social en sen-
tido amplio, ¿se siguen viendo las políticasfocalizadas, privatizadas, descentralizadasque se instalaron en los '90?En comparación con los '90, en este momento
hay una tendencia evidente hacia políticas uni-
versales. De todas maneras, siguen existiendo
una serie de programas sociales que nacieron
como programas focalizados y continúan siendo
manejados como tales.
Hay programas focalizados que pueden ser ade-
cuados. El problema surge cuando se genera una
dispersión del esfuerzo del estado y una hetero-
geneización de las prestaciones que se pueden
producir desde el mismo: enormes problemas de
superposición, falta de una ventanilla única para
atender los distintos problemas de la unidad
familiar. No hay bases de datos que relacionen a
todo el grupo familiar. Existen redundancias por
fuertes déficits de coordinación.
Otro tema que tiene que ver con los lími-tes y posibilidades de las políticas, es laplanificación. Muy recurrentemente, desdediversos sectores, se le reprocha al gobier-no de Kirchner que no planificar las políti-cas. ¿Qué piensausted de eso?Ese tipo de imputa-
ción se le podría hacer
a cualquiera de los
gobiernos que ante-
cedieron al actual. En
realidad, la gestión
pública ha vivido
siempre en un tiempo
presente continuo. Elfuturo, que implica
EN COMPARACIÓN CON LOS '90,EN ESTE MOMENTO HAY UNATENDENCIA EVIDENTE HACIA
POLÍTICAS UNIVERSALES.
Ilustración pág. 10: Alfredo Benavidez Bedoya / Eva Ayuna cuando sirven la Mesa de AdánIlustración pág. 11: Alfredo Benavidez Bedoya / Apoteosis y linchamiento del artista (Detalle)
-
justamente la planificación y la programación
de las acciones que tendrá que llevar acabo el
estado, es un tiempo que no se conjuga. El pasa-do, que equivale a la revisión de aquello que seplanificó y el grado en que se ejecutó, el moni-
toreo y la evaluación de esa gestión, tampoco se
conjuga como tiempo.
Si aplicamos esta metáfora temporal a los otros
poderes del estado, también vemos que el poder
legislativo tampoco imagina un futuro deseable,
siendo el poder que debería hacerlo. Por otro
lado, el poder judicial por mucho tiempo no
juzgó el pasado.
La actividad pública estatal se reduce, entonces,
a decidir cada día lo que hay que hacer. El mejo-
ramiento de la gestión pública depende de que
esos otros dos tiempos se conjuguen.
¿De qué o de quién depende que esa"conjugación" se haga efectiva y con quétipo de mecanismos?Depende de muchos, y de muchas cosas. Tienen
que ir ocurriendo creaciones institucionales, por
una parte. Tiene que defenderse la idea de que la
gestión pública no se improvisa; que es necesario
pensar estratégicamente; que la urgencia políti-
ca no justifica la falta de un pensamiento siste-
mático y permanente acerca de un deber ser.El "cortoplazismo" que nos ha caracterizado portantos años -sobre todo en periodos de fuerte
inestabilidad política-, es un enemigo de la pla-
nificación. Éste es un rasgo cultural de la socie-
dad y también del estado.
Albert Hirschman ha dicho que el estilo de toma
de decisiones de los latinoamericanos se carac-
teriza porque la motivación prevalece sobre la
comprensión. La comprensión implica conocer,
reunir información, sistematizarla, ganar cono-
cimiento para orientar la acción. Eso es, justa-
mente, planificar. Si se actúa por simple moti-
vación, hay un interés por concluir rápidamen-
te, por conseguir resultados inmediatos y casi
siempre insatisfactorios.
Respecto a la dispersión y desarticulaciónde las políticas, ¿qué desafíos se encarnanpara el Estado en la actualidad?Uno de los desafíos fundamentales que enfren-
ta el Estado luego de las reformas de los años
'90, es fortalecer lo que llamo el estado trans-versal. Tiene que ver con la creciente interde-pendencia entre los niveles federal, provincial y
municipal del Estado. Hoy en día, los problemas
de la administración pública no pasan tanto por
el Estado Nacional, sino más por los estados
subnacionales, en donde está concentrada la
mayor parte de la gestión (de la salud, de la
educación, de la justicia local, de la policía, el
mantenimiento de los caminos, etc.). Podríamos
decir que del Estado Nacional cada vez depen-
den menos funciones. Pero, sin embargo, le cabe
un rol fundamental como orientador general de
la gestión pública.
En ese sentido, es necesario que se establezcan
mecanismos de coordinación que eviten la
redundancia, la superposición y que establezca
con toda claridad cuál es el papel que corres-
ponde a cada instancia dentro de la responsabi-
lidad de las políticas públicas. Tanto de su for-
mulación como de su ejecución.
Ha habido en la historia en Argentina unatensión fundamental que, en el escarioactual de crecimiento económico, se acen-túa fuertemente: ¿Es posible poner enmarcha políticas de desarrollo efectiva-mente articuladas con políticas para unadistribución de la riqueza más equitativa?La respuesta a esta pregunta exige una refle-
xión más general. Cualquier sociedad capitalis-
ta tiene que resolver una ecuación problemáti-
ca compleja en torno al conflicto entre gober-nabilidad, desarrollo y equidad. Hay países quehan conseguido grados de equilibrio más o
menos altos en cuanto a los logros en cada uno
de esos planos: son altamente gobernables, bas-
tante desarrollados y con una distribución de la
riqueza mucho más justa que la de países sub-
desarrollados o que, al menos, adhieren a for-
mas de capitalismo mucho menos salvaje. Los
países nórdicos, por ejemplo, están a la van-
guardia en cada uno de esos tres planos.
El dilema es cómo lograr gobernabilidad si no se
mejoran los niveles de desarrollo, cómo se
puede lograr mayor desarrollo con equidad dis-
tributiva, o cómo se logra gobernabilidad con
inequidad social. Hay una clara contradicción
entre esas tres grandes cuestiones. Cualquier
sociedad capitalista, hoy, debería poder conci-
liar mejor esas tres cuestiones que están perma-
nentemente en tensión y lograr, no solamente
equilibrios macroeconómicos, sino también
equilibrios macrosociales y macropolíticos.
En materia de política pública en general,¿cuáles cree que son las áreas estratégi-cas que el Estado Nacional debe abordar ya cuáles le parece que realmente puededar respuesta?Partamos de la base de que las tres cuestiones
que acabo de mencionar, son las fundantes de
la agenda de un estado, las que le otorgan su
contenido esencial. Son cuestiones que tienen
un carácter permanente porque son el máximo
grado de abstracción en el cual uno puede pen-
sar cuando se refiere a la agenda problemática
del estado.
¿Qué problemas tiene que resolver -o contribuir
a resolver- el Estado actual? Primero, el proble-
ma de la correlación sesgada de fuerzas en la
sociedad y la debilidad en la capacidad de ges-
tión pública, lo cual conduciría a una mayorgobernabilidad. En segundo lugar, el problemade la división social del trabajo, constituyéndo-
se en agente promotor del desarrollo económi-co, creando las condiciones para el desenvolvi-miento de las fuerzas productivas y poniendo en
CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES
ÉSTE ES UN MOMENTODE CONSOLIDACIÓN DE UN
PROGRAMA DE GOBIERNO QUETIENE QUE ESTABLECER REGLAS
MÁS PERMANENTES EN ELFUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMÍA.
# 12
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya
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práctica una mejor capacidad reguladora de los
excesos del mercado. En tercer lugar, tiene que
fijar políticas de ingresos que modifiquen la
actual distribución de ingresos y riqueza entre
los distintos sectores de la población, reducien-
do la pobreza y eliminando la indigencia.
A partir de este planteamiento general, uno
puede preguntarse por los desafíos concretos.
Esto implica entrar en cada uno de los sectores
o áreas de la economía y de la sociedad para
imaginar y diseñar políticas concretas. ¿Qué hay
que hacer con respecto a la eliminación defini-
tiva de la indigencia? ¿Son los niveles de supe-
rávit fiscal, suficientes hoy en día como para
superar la indigencia?
Por otro lado, estamos atravesando una situa-
ción no definitivamente estabilizada -todavía
vivimos en una especie de burbuja- con condi-
ciones del mercado internacional altamente
favorables, pero con riesgos no disipados total-
mente. Hemos salido bastante rápidamente de
una crisis que parecía terminal. Pero nada
puede asegurar que esas condiciones favorables
se mantengan indefinidamente. De manera que
éste es un momento de consolidación de un
programa de gobierno que tiene que establecer
reglas más permanentes en el funcionamiento
de la economía. Por ejemplo, reglas de previsi-
bilidad que atraigan a los inversores pero que al
mismo tiempo controlen la aleatoriedad de la
inversión externa. Y además, reglas que estimu-
len la producción nacional, que reduzcan la
dependencia de los commodities y por lo tantoincentiven un mayor valor agregado en las dis-
tintas cadenas productivas. Estas tareas todavía
no están consolidadas.
¿Qué límites ve en la reconstrucciónde la autoridad del estado que llevaadelante el gobierno de Kirchner?Este gobierno, como otros en el pasado, ha
echado mano a todos los recursos de poder dis-ponibles para consolidar su posición. Partió de
una legitimidad muy baja, pero se fue afianzan-
do en función de la aprobación recibida de la
sociedad en general por el tipo de políticas que
fue adoptando en distintos planos. Algunas
merecieron críticas, como ciertos tipos de mani-
pulación con la mira puesta en la consolidación
de los poderes del Ejecutivo.
Tal vez esto fue condición necesaria para poder
afrontar otros desafíos. Sin poder, quizás hubie-
ra sido imposible. Uno de los recursos de poder
es la capacidad de ejecución de las políticas, es
decir, el ejercicio pleno de la capacidad coerci-tiva del estado en el cumplimiento de las deci-siones (un cumplimiento voluntario, natural-
mente, fundado en el consenso social y no en la
coerción física).
También es necesario el afianzamiento de la
capacidad de información del estado, otrorecurso de poder. El estado debe conocer a
fondo los aspectos técnicos y políticos, así como
las opciones de solución de las cuestiones que
incorpora a su agenda. En tal sentido, la tarea
del Estado argentino ha sido deficiente. Y ello
tiene que ver con lo que hablábamos antes: es
necesario programar, planificar y controlar,
además de ejecutar.
El otro recurso de poder del gobierno son los
recursos materiales. En este plano le está yendobien a la gestión actual, porque está consi-
guiendo avances importantes desde el punto de
vista de la recaudación. A pesar de que la polí-
tica impositiva se ha mantenido sin demasiados
cambios, apelando a las retenciones, pero man-
teniendo una estructura tributaria de carácter
regresivo, ha podido retener parte no desprecia-
ble del excedente económico para cancelar
deuda y redistribuir ingresos. Además, ha
reconstituido las reservas, en muy poco tiempo,
después de pagar la deuda al Fondo Monetario
Internacional. Es decir que, desde el punto de
vista de los recursos materiales y de las pers-
pectivas de inversión, el gobierno está consi-
guiendo utilizar el poder de una manera eficaz.
El cuarto tipo de recurso tiene que ver con la
legitimidad. Ésta se relaciona con la capacidadinstitucional del estado, que es muy baja ennuestro caso. El poder ejecutivo ha dependido
más de iniciativas individuales del presidente que
de la acción de las instituciones. Éstas últimas
han estado muy por detrás del liderazgo presi-
dencial. En el largo plazo, es necesario que el
carisma se rutinice. La rutinización del carisma
implica, justamente, un proceso de desarrollo
institucional en todos los planos de la gestión.
CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES # 13
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Pirámide social (Detalle)
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¿QUIÉN ES OSCAR OSZLAK?
Oscar Oszlak es un investigador y docen-te argentino con una larga trayectoria en elcampo de la ciencia política y la administra-ción pública en América Latina; fuertemen-te comprometido con el fortalecimiento de lademocracia y la concreción de procesos dereforma política.Es autor obras muy importantes como Laformación del Estado argentino (1982),Merecer la ciudad: los pobres y el dere-cho al espacio urbano (1991), Proceso,crisis y transición democrática (1983),Estado y sociedad: ¿nuevas reglas dejuego? (1997), Teoría de la burocraciaestatal: enfoques críticos (1984) y alrede-dor de 100 artículos y capítulos de librospublicados en Argentina, Estados Unidos,Europa y Asia.Ha participado en espacios de gestión estatalcon el regreso de la democracia en los '80como subsecretario de reforma administrati-va y asesor presidencial. Es director de la Maestría AdministraciónPública en la UBA; Investigador Superior delCONICET; ex presidente de la Red INPAE(Inter American Network for PublicAdministration Education) e investigadortitular del área de política y administraciónpública de CEDES (Centro de Estudios deEstado y Sociedad). Además, es profesor titu-lar en posgrados de las Universidades deBuenos Aires, San Andrés, FLACSO, Tres deFebrero, San Martín, Patagonia, entre otras.Algunos de sus ensayos pueden obte-nerse en internet, en el sitio del Centrode Desarrollo y Asistencia Técnica enTecnología para la OrganizaciónPública (TOP) / www.top.org.ar
¿MÁS?
La versión completa de la entrevista usadapara esta nota está disponible en:www.nuevatierra.org.ar/mapas
CARTÓGRAFOS Y NAVEGANTES # 14
En un trabajo publicado en 1997 se refie-re a la crisis de la llamada "matriz estado-céntrica" (en la cual el estado constituíael referente central de la acción colectivay factor decisivo del proceso de construc-ción social), y habla de una tendencia -deaquel momento- hacia una "matriz socio-céntrica"2. ¿No está -una tendencia comoesa- muy marcada por la lógica y el pen-samiento neoliberal?Aclaremos primero qué estamos queriendo decir
con "matriz socio-céntrica". No es lo mismo decir
“estado y sociedad”, que decir, más específica-
mente, “estado y sociedad civil”. Si hablamos deuna matriz "socio-céntrica" sin especificar, esta-
remos incluyendo al mercado, que también es
parte de la sociedad. Sin duda hubo en los años
'90 una tendencia socio-céntrica en donde se
depositó la responsabilidad de la gestión de una
serie de servicios públicos en el mercado.
El trabajo que mencionaste hace referencia a
otro momento donde, como ha ocurrido en casos
similares de crisis, hubo una reaparición de la
sociedad. Sucedió a través de organizaciones
solidarias, tanto para resolver los problemas de la
política como los problemas de la economía.
En relación a la política, a través de las asam-
bleas barriales o asociaciones que surgían en
aquel momento para llevar adelante acciones
concretas en el intento de desacreditar a los
viejos gobernantes de siempre (la consigna "que
se vayan todos").
Por otra parte, surgieron también toda clase de
modalidades organizativas que tenían que ver
mucho más con la satisfacción de necesidades
básicas de la sociedad.
Cabe preguntarse si es posible que conviva el
basismo junto con los partidos y las organizacio-
nes representativas de la sociedad. El sistema
democrático admite el protagonismo social y la
democracia directa, pero en forma moderada. El
funcionamiento de la política tiene que tender a
consolidar a las organizaciones representativas.
El planteamiento permanente de la democra-
cia directa como forma alternativa de la
democracia representativa, tiene patas cortas.
A la larga, se requiere que sean las institucio-
nes de la sociedad (los partidos, los sindicatos,
las instituciones corporativas...), que estable-
cen un puente entre la sociedad y el estado, las
que funcionen rutinariamente, en lugar de
tener como exclusivos protagonistas a la ini-
ciativa gubernamental por un lado y el basis-
mo por el otro.
¿Cuáles son los límites actuales de lasociedad civil y de las organizacionessociales para la incidencia en políticaspúblicas?Aunque la sociedad ha generado una enorme
cantidad de instituciones de todo tipo, éstas ya
no se plantean las cuestiones en planos agrega-
dos; sino que lo hacen en planos mucho más
recortados. Se ha modificado también la natu-
raleza de las arenas de conflicto.
Hay cuestiones muy puntuales que pasan a for-
mar parte de la preocupación de diversos grupos
sociales, pero que no integran las grandes cues-
tiones que debía negociar el Estado en el pasado
con los sectores representativos de la sociedad.
No estamos ante las grandes discusiones del
pasado: funcionamos en escenarios de conflicto
micro-sociales. En este sentido, existe una repre-
sentación celular de la sociedad. Y los conflictos
se van resolviendo en enfrentamientos "celula-
res" que a veces no son siquiera enfrentamientos.
Son, apenas, reivindicaciones que desaparecen
prontamente cuando son atendidas.
Claro que, si hacemos un balance, probable-
mente la incidencia en políticas públicas por
parte de la sociedad civil es mucho mayor.
EL PLANTEAMIENTO PERMANENTEDE LA DEMOCRACIA DIRECTA
COMO FORMA ALTERNATIVA DE LADEMOCRACIA REPRESENTATIVA,
TIENE PATAS CORTAS.
2. Oszlak, O. "Estado y Sociedad: ¿Nuevas reglas de juego?", en Reforma y Democracia, CLAD, Caracas,No. 9, octubre de 1997.
m.
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Apoteosis y linchamiento del artista (Detalle)
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PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 15
¿Compensaro distribuir?
VAIVENES Y DESAFÍOS DE LAS POLÍTICAS SOCIALES
Mariela Zanazzi* y Sebastián Prevotel**
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Se suele entender a las políticas sociales como
aquellas que manifiestan un interés redistribu-
tivo por parte del estado y que, por ello, están
principalmente dirigidas a los sectores de
menores ingresos, considerados como los más
vulnerables de la sociedad.
Pero esta distinción es sólo una convención, que
se mantiene con fines básicamente operativos.
Al menos así lo entiende Ernesto Aldo Isuani,
Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, y
Doctorado en Ciencia Política en la Universidad
de Pittsburg, quien, en diálogo con mapas,señaló: "No hay política que no sea social".
Siguiendo su análisis, en Argentina se mantiene
un esquema de políticas sociales que conjuga
tres subsistemas históricos con principios que
entran en contradicción.
El primero es el vinculado al principio de la discre-
cionalidad: quien da no tiene obligación de dar y
quien recibe no tiene derecho a recibir. Éste se
remonta a las llamadas sociedades de beneficen-
cia, creadas hacia fines del siglo XIX, y que dan
lugar a las políticas asistenciales o discrecionales.
El segundo, es el de la contribución: el individuo
tiene derecho al "beneficio" porque contribuye
al financiamiento del mismo, directa o indirec-
tamente. Se genera una retribución por parte
del estado, en calidad de servicio. Está presente
en las políticas de seguro social, que incluyen
pensiones, jubilaciones y obras sociales.
Y en tercer lugar, el principio de ciudadanía: el
derecho a tener derechos. Es aquel por el cual
todos los ciudadanos tienen asegurado por parte
del estado el acceso libre a los servicios públicos
como la educación, la salud o el transporte. Es el
fundamento de las políticas públicas universales.
En la actualidad, "la idea de ciudadanía se lleva
la mitad de los recursos de las políticas sociales.
Del resto, en la práctica, la totalidad se la lleva
el seguro social. Y queda una pequeña fracción,
alrededor del 10%, que va para los programas
discrecionales y asistenciales, los planes socia-
les que conocemos" aclaró Isuani, quien además
es investigador de la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO) y del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET).
EL RECORRIDO NEOLIBERAL
A partir de esos datos, es posible observar que las
políticas sociales no son únicamente los progra-
mas asistenciales, como muchas veces se tiende
a pensar. No obstante, según los análisis realiza-
dos por diversos especialistas, desde comienzos
de la década del '90, se pusieron en marcha polí-
ticas de ajuste estructural, de corte neoliberal,
que transformaron significativamente el modo de
concebir a las políticas públicas sociales.
Siguiendo al pie de la letra las propuestas de los
organismos internacionales de financiamiento,
junto a la desregulación de la economía y los
mercados, la apertura externa y la privatización
de empresas de servicios públicos, se realizaron
cambios en la legislación laboral -con tendencias
hacia la flexibilización-, y se modificó la orienta-
ción del rol social y económico del Estado.
"Los programas focalizados en la atención de
los problemas de mayor criticidad social de la
década, condensan simbólicamente los conteni-
dos más emblemáticos de la transformación de
las políticas durante estos años: el pase desde
una intencionalidad de universalismo igualitario
a una de asistencialismo compensatorio", expli-
ca Susana Hintze, docente investigadora del
Instituto del Conurbano, Universidad Nacional
de General Sarmiento1.
De esta manera, las políticas contra la pobreza,
pasaron a ser los planes sociales de carácter
discrecional, exclusivamente. Mientras que,
entre otras cosas, las obras sociales, las asegu-
radoras de riesgos de trabajo, la educación
secundaria y universitaria, y la asistencia de la
salud, se abrieron al juego del libre mercado.
LOS GIROS EMPRENDIDOS
En agosto de 2003, el Ministerio de Desarrollo
Social puso en marcha el Plan Nacional de
Desarrollo Local y Economía Social Manos a la
Obra, con el objetivo de ir reemplazando al lla-
EN LA ACTUALIDAD,LA IDEA DE CIUDADANÍASE LLEVA LA MITADDE LOS RECURSOS DELAS POLÍTICAS SOCIALES.
1. "Estado y políticas públicas: acerca de la especificidad de la gestión de políticas para la economía social y solidaria", Ponencia de Susana Hintze, presentada en el SegundoCongreso Argentino de Administración Pública, Sociedad, Estado y Administración.
PARA LOS VIAJES PRÓXIMOS# 16
Las posibles respuestas a los niveles alcanzados por la exclusión, la desigualdad, la desocupación y la pobreza ennuestro país, son numerosas y diversas. Como numerosos y diversos son los sectores que resultaron perjudicados alo largo de las últimas tres décadas. ¿Cuáles han sido los caminos adoptados desde el Estado argentino para comba-tir estas tendencias?Aquí -en este artículo y en los siguientes de esta sección-, un panorama de las opiniones de actores sociales diversosy una visión desde la gestión estatal nacional. En un escenario donde la tensión entre opinar y hacer, muchas vecesno encuentra síntesis fecundas; la mirada desde la perspectiva de los actores "de terreno" que navegan el ancho y com-plejo -y a veces borrascoso, pero siempre real y desafiante- mar de las posibilidades de participación, ofrecen sínte-sis que bajan a tierra -o a la corriente- los planteos conceptuales y les enfrentan y aportan otros vientos y mareas. Y,eventualmente, puertos.
* Comunicadora. Investigadora en comunicación.
** Comunicador. Equipo del Centro Nueva Tierra.
-
mado Jefes y Jefas de Hogar. Éste último, había
sido implementado en el año 2002, por el
gobierno de transición de Eduardo Duhalde, en
un marco de emergencia económica, alimenta-
ria y sanitaria. Según el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS), el Plan Jefes y Jefas
fue creado, no sólo como herramienta de la
política social, sino principalmente "como ins-
trumento para apaciguar un conflicto de carac-
terísticas inéditas, que ponía en juego la conti-
nuidad del sistema político institucional"2.
Al otorgar un magro subsidio por una tarea que
no necesariamente generara inclusión en el sis-
tema laboral; no establecer un mecanismo de
control eficaz para las asignaciones; estar limi-
tado a un sólo sector de la población; y al no
estimular a los beneficiarios en la necesidad de
formación y capacitación; este plan, reprodujo
varias falencias de los programas asistenciales,
focalizados, de los '90.
Sin embargo, es importante destacar la doble
heterodoxia del Jefes y Jefas de Hogar respecto
a las políticas de los años menemistas. En rela-
ción a su cobertura, es un programa que -si bien
no es estrictamente "universal"- tiene preten-
siones de universalismo: en su formulación y
legislación está planteado para toda persona sin
empelo registrado e hijos menores de 18 años.
Con todos sus límites, en los tres primeros
meses, llegó a 1.900.000 personas; lo cual posi-
ciona como uno los programas de este tipo de
mayor cobertura de América Latina.
El segundo aspecto, no menos importante, es que
-aunque en su segundo año contó con financia-
miento del Banco Mundial- en un principio se
financió con retenciones a las exportaciones
agropecuarias, mecanismo redistributivo que
había triplicado sus ingresos con la devaluación.
El Manos a la Obra, en cambio, se propuso
financiar proyectos o experiencias productivas
comunitarias, con el objetivo de "promover el
sector de la economía social o solidaria y forta-
lecer a las organizaciones públicas y privadas,
así como impulsar espacios asociativos y redes
para mejorar los procesos de desarrollo local"3.
Frente a esto, desde varios sectores -dentro y
fuera del Estado- se plantea la necesidad de
caminos para conjugar este tipo de iniciativas
con políticas de
desarrollo macroeco-
nómico que aseguren mecanismos y dinámicas
de distribución de la riqueza más equitativas.
Desde el gobierno nacional, entienden que el
acceso a la economía social y desarrollo local
son necesarios, pero no garantizan en sí mismos
una sociedad más igualitaria.
A comienzos del presente año, Alicia Kirchner,
anunció que dos nuevos programas serían
implementados para terminar de absorber al
Jefes y Jefas de Hogar: el Plan Familias por la
Equidad y el Seguro de Empleo y Formación.
El primero existe desde el año 2004 y consiste
en un subsidio a las mujeres desocupadas que
tengan dos o más hijos a cargo, menores de 18
años, para que puedan terminar sus estudios o
tomar cursos de capacitación, (tanto ellas como
sus chicos).
El segundo, ofrece una retribución de doscientos
pesos mensuales, a cambio de que los beneficia-
rios participen de actividades de orientación, for-
mación o práctica laboral y se comprometan, lle-
gado el caso, a aceptar las ofertas laborales que
les realicen sus respectivos municipios.
OTRAS DISTANCIAS Y DIRECCIONES
Entre las propuestas que se discuten para supe-
rar los efectos de las políticas neoliberales, se
encuentra la de la Central de Trabajadores
Argentinos (CTA), expuesta por el Diputado
Nacional Claudio Lozano en “Los problemas de
la distribución del ingreso y el crecimiento en la
Argentina actual”4.
Por un lado, este documento demuestra que en
los últimos 30 años, se ha estado dando una espe-
cie de caída en escalones de la economía argen-
tina y, por ende, de las condiciones de vida de la
sociedad: "Luego de cada crisis se accede a un
momento de relativa 'normalidad' siempre transi-
toria, que si bien se revela como mejor al momen-
to de la crisis, nunca permite el retorno a los nive-
les de vida vigentes en la situación anterior".
Desde el año 2003, por ejemplo, si bien se
observan tasas de crecimiento significativas
(superiores al 8% anual), el cuadro social con el
que tiene que lidiar el gobierno se encuentra
sustancialmente agravado, respecto a los últi-
mos años de la década del '90: "El desempleo es
un 30% más alto, el ingreso promedio es un
30% inferior y hay cinco millones de pobres más
que en aquel momento", detalla Lozano en el
trabajo publicado en febrero del 2005. Esto se
debe a que más de la mitad del empleo creado
en los últimos años, responde a contrataciones
precarias y que, como un fenómeno nuevo, la
precariedad del ingreso está presente también
en la categoría de los asalariados formales.
Por otro lado, "el Estado tiene, en tanto incre-
mente y/o reasigne sus ingresos, unifique su
estrategia política y defina los instrumentos ade-
cuados, una fuerte potencia distributiva", analiza
2. "Plan Jefes y Jefas, ¿Derecho social o beneficios sin derechos?", documento elaborado por el CELS, en mayo de 2003.3. Página web del Ministerio de Desarrollo Social: www.desarrollosocial.gov.ar4. Investigación realizada por el Instituto de Estudios y Formación de la CTA, febrero 2005.
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SI LA FALTA DE TRABAJOY DE INGRESOS ES LA CUESTIÓNCENTRAL, LAS POLÍTICASTIENEN QUE CONCENTRARSEEN ESTE PUNTO.
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Teoría monetaria (Detalle)
-
el diputado. Desde esta perspectiva, Argentina
posee condiciones objetivas para resolver la des-
igualdad vigente: "Con sólo redistribuir el 13,5%
del consumo de los hogares desaparecería la
pobreza de nuestro país. Redistribuyendo el 2,4%
desaparecería la indigencia".
Acorde con el planteo de la CTA, Ernesto Isuani
señala la necesidad de enfrentar la problemáti-
ca de la pobreza a partir del reconocimiento de
la nueva cuestión social: "Seguimos pensando al
mundo presente con categorías del pasado, y
seguimos creyendo que el pleno empleo, tal
como lo conocimos en la década del '50, '60, '70
y '80, es posible nuevamente". Para este inves-
tigador, es necesario abandonar las categorías
de trabajador 'formal' e 'informal', avanzar en
una nueva lógica de pensamiento y en lo que él
denomina una política de ingreso social. "La
política de ingreso social consiste en reconocer
que la exclusión es el principal problema de la
Argentina contemporánea, y que si la falta de
trabajo y de ingresos es la cuestión central, las
políticas tienen que concentrarse en este
punto", explicó el ex Secretario de Acción Social
y la Tercera Edad de la nación.
Por su parte, los investigadores del CELS seña-
lan que, para modificar la creciente regresividad
en la distribución del ingreso, se debería incluir
una revisión integral del sistema tributario y
garantizar una acción estatal abierta a las pre-
ferencias y al control ciudadano: "Se trata, en
definitiva, de construir las condiciones para una
ciudadanía basada en el respeto y la profundi-
zación de derechos individuales y sociales".
Washington Uranga, Director de Educación
Social Popular del Ministerio de Desarrollo
Social de la Nación, afirma que la sociedad
argentina se encuentra en "una coyuntura con
contradicciones, que, lejos de dejarnos satisfe-
chos, nos da la posibilidad de caminar hacia
nuevas aperturas". El reconocido comunicador,
con basta experiencia en el campo de las orga-
nizaciones sociales, afirma que las políticas
sociales son el espacio de configuración e
implementación de derechos sociales: "no son
un parche para solucionar problemas de algu-
nos sectores de la población". Para Uranga, esto
necesariamente supone pensar en políticas
sociales integradas: "reconstruir y construir
espacios básicos de socialización que atraviesan
crisis profundas: la familia, la escuela y el tra-
bajo". A su vez, opina sobre el rol del Estado:
"debe pensarse como gestor del desarrollo y no
como controlador de minucias"5.
Para muchos actores dentro y fuera del Estado,
es claro que son necesarias políticas más
amplias que consideren el empleo y el salario -
pilares de la distribución en la historia
Argentina y principal blanco de la avanzada
neoliberal de los últimos 30 años- como cues-
tiones centrales de cara a la recomposición de
los ingresos populares. Y eso es algo que clara-
mente excede el dominio las llamadas "políti-
cas sociales".
EN LOS LÍMITES Y DESAFÍOS
Más allá de las diferencias en los argumentos, la
mayoría de los actores consultados coinciden en
la necesidad de abandonar ciertos supuestos,
que se han mantenido hasta hoy obstruyendo
las posibilidades de cambio.
Tal como señalan Ernesto Isuani y Oscar
Oszlak (ver nota en página 10) respectiva-mente, los límites de las políticas no pasan
estrictamente por la oposición focalización /
universalización. "Ni las políticas universales
son la panacea, ni las focalizadas son el
demonio", aclaró Isuani, indicando que en
ciertos ámbitos la universalidad es fundamen-
tal, pero que si cada política pública benefi-
ciara a todos los habitantes por igual, se con-
tinuaría reproduciendo la inequidad.
Del mismo modo, teniendo en cuenta las dife-
rencias existentes entre las personas que se
encuentran en una situación de pobreza cróni-
ca o estructural, y las que llegaron a esas cir-
cunstancias como consecuencia de crisis, rece-
siones o transiciones en el mercado laboral, lo
que predomina es la heterogeneidad. Por lo
tanto, si lo que se pretende es redistribuir la
riqueza y revertir las tendencias de pauperiza-
ción progresiva de la población, no se debería
abordar la pobreza como si fuera algo homo-
géneo. La formulación de políticas equitativas
requiere, precisamente, de la consideración de
esa heterogeneidad y de los procesos que sig-
naron su actual configuración: tratamientos
justos y diferenciales, no iguales a secas, ni
discrecionales.
Sumado a esto, otra problemática que se pre-
senta es la fragmentación de las políticas. Para
conjugar desarrollo con distribución -y con el
derecho a tener derechos- se necesita articular
la planificación, implementación, control y eva-
luación de las políticas públicas. Esto implica
desandar la dispersión/superposición de esfuer-
zos y recursos, así como evitar la generación de
acciones que no logran hilvanarse eficazmente
en un proyecto de país.
SON NECESARIAS POLÍTICASMÁS AMPLIAS QUE CONSIDERENEL EMPLEO Y EL SALARIO COMOCUESTIONES CENTRALES DECARA A LA RECOMPOSICIÓNDE LOS INGRESOS POPULARES.
5. "Políticas públicas y participación popular: potencialidades, límites y desafíos". Memoria de la exposición de Washington Uranga en el IV Encuentro Espacio NOA; Catamarca,21 de abril de 2006
¿MÁS?La entrevista completa a Aldo Isuani está dis-
ponible en www.nuevatierra.org.ar/mapasEn el sitio web de la campaña nacional
Distribución de la riqueza / desafío paraArgentina / desafío para las organizacio-nes sociales, hay disponibles cuadernos de tra-bajo que abordan la temática de la distribuciónde la riqueza.www.espacioamuyen.org.ar/distribucion
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m.
Ilustraciones: Alfredo Benavidez Bedoya / La propina (Detalle)
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Desdeel terreno
MIRADAS Y ABORDAJES DE (FRENTE A)LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Por Verona Demaestri*
¿Cómo hacer para que nues-tra mirada no sea sólo deman-
dante? ¿Cómo dar cuenta de los con-flictos? ¿Cómo meterse en ellos? ¿Cómo
pensar al Estado? ¿Cómo lograr que las políti-cas abordadas efectivamente no sean sólo las
"sociales"? ¿Cómo pensar los cambios sociales?¿Desde abajo? ¿Desde arriba? ¿Cómo trascender
lo "micro"? ¿Cómo articular con otros? ¿Y superar eltecho de lo "no gubernamental"?
Éstas y otras preguntas atraviesan a actores que, desde elterreno -tanto en la gestión estatal como en distintos espacios
de participación ciudadana y popular-, asumen el riesgo de meterseen la arena de lo político para construir lo público. mapas entrevistó a
protagonistas de experiencias diversas, todas vinculadas al trabajo en políti-cas públicas. A continuación, algunas pinceladas de un cuadro inconcluso...
* Periodista. Equipo del Centro Nueva Tierra.
PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS"Las políticas públicas son las que lleva adelan-
te el Estado, que se orientan al bien común y
que tienen que tener, para ser sustentables, una
fuerte articulación con el sector privado y con
la sociedad civil. Cualquier programa estatal es
una acción de gobierno, para que sea una polí-
tica pública tiene que tener sustento más allá
del funcionario que esté. Ese es el concepto que
le da perdurabilidad".
Así define a las políticas públicas Daniel Arroyo,
Secretario de Políticas Sociales y Desarrollo
Humano del Ministerio de Desarrollo Social.
"La sustentabilidad de los programas la da la
sociedad civil, la cual tiene una presencia masi-
va y fuerte a nivel micro pero que no lo ha
logrado en los temas centrales como qué políti-
cas encarar, hacia dónde", afirma.
Luis Andraca, diputado provincial por el
Frente Cívico y Social, aporta desde su expe-
riencia en Catamarca: "Creo que es muy
importante que las organizaciones puedan
acompañar en la gestión. Una práctica políti-
ca saludable, aparte de armar una elección,
tiene que tener un ejercicio en la representa-
ción que a uno le dan, dentro de los paráme-
tros que se han expuesto. Me parece impor-
tante que la organización busque la forma de
acompañar en ese rol".
"No creo en los enlatados", dispara Arroyo. "El
que no está en el diseño nunca se va a com-
prometer", agrega. El secretario señala que no
es el rol del Estado diseñar y después terceri-
zar, como tampoco la sociedad civil está sólo
para controlar: "Creo que hoy necesitamos
tiempo para generar estos espacios".
SER PARTE"Lo que nosotros hacemos es educar para parti-
cipar. Y participar es ser una parte de algo.
Participación es para nosotros estar involucrado
con qué hace el ciudadano entre voto y voto".
Así define y se define de María Batch, referente
de la Fundación Poder Ciudadano, encargada
del área de construcción de ciudadanía.
Cuenta Batch que el año que nació Poder
Ciudadano, 1989, "estaba la sensación de que la
gente se sentía poca cosa, no se sentía persona,
sujeto político y cívico". Explica que la idea fue
hacer que la gente entienda ese concepto de
ciudadano al "estilo de la polis griega": "Sin la
asamblea, pero empezando a ocupar de alguna
manera el espacio público e interactuando,
sobre todo con la justicia".
Desde su área de "Acción con Políticos", Poder
Ilustración: Alfredo Benavidez Bedoya / Nuestra Señora de la Escuela Nacional (Detalle)
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Ciudadano trabaja haciendo foco en el gobier-
no. "No es una organización de políticas socia-
les, es política en el sentido puro de la palabra",
afirma Batch convencida. "Nuestro foco son los
tres poderes del Estado, no importa quién sea el
titular del Legislativo, el Ejecutivo o el Judicial",
continúa. Desde Poder Ciudadano no se cues-
tionan las leyes que se tratan, sino cómo son
tratadas: "Lo que se hace es monitorear el cum-
plimiento de procesos basados en normas".
Poder Ciudadano busca trabajar articulando con
los gobiernos porque "las democracias repre-
sentativas a ultranza no han resultado, sobre
todo en América Latina".
Sin embargo, María Batch puntualiza: "Hay
que entrar y salir, controlando, monitoreando
y, por qué no, colaborando; pero no partici-
pando del poder". Y dice esto en orden a enfa-
tizar que "no hay que reemplazar al Estado". La
encargada del área de construcción de ciuda-
danía de la Fundación, entiende que hay cosas
que no deben confundirse: "La salud, la educa-
ción y la alimentación son responsabilidad del
Estado". mapas le pregunta si acaso el man-dato de "no participar del poder" no es funcio-
nal a una mirada que divorcia a la sociedad
civil del Estado y que al mism