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Dossier Por que los hombres 10/2/06 10:36 Página 1

Nunca le di demasiada importancia a las di-

ferencias “reales” entre hombres y mujeres,

aparte de las físicamente obvias que todos

aprendemos de pequeños pero, de alguna

manera, sabía que había diferencias mucho

más profundas de las que yo reconocía y a

las que había ignorado. Como todos los hom-

bres, he interactuado con el sexo opuesto

toda mi vida y simplemente he considerado

que las diferencias de personalidad entre

nosotros eran el resultado de influencias so-

cio – culturales y de cómo nos han tratado

individualmente.

Las investigaciones fisiológicas sobre las di-

ferencias entre sexos más allá de las mera-

mente obvias, no era un tema muy debatido.

¡Cómo han cambiado los tiempos! Estudios

sobre el cerebro, con investigaciones sobre

la química de las hormonas, las proteínas y

etc., más la explosión de conocimiento sobre

los genes y su influencia en la fisiología y el

comportamiento humanos, nos han propor-

cionado nuevas y fascinantes percepciones

de las asimetrías fundamentales entre hom-

bres y mujeres, sin reparar en el ámbito en el

que crecieron.

En su libro ¿Por qué los hombres nunca re-

cuerdan y las mujeres nunca olvidan?, la

Dra. Marianne Legato ha resumido la mayo-

ría de las investigaciones y ha usado sus re-

sultados para ofrecer una guía muy práctica

para hombres y mujeres, para que analicen

sus relaciones y entiendan las diferencias

psicológicas y sociales que les separan; una

guía basada en la biología, con la esperanza

de que ese conocimiento les ayude a evitar

muchos de los problemas que aparecen en el

matrimonio, la amistad y en otro tipo de re-

laciones. Y lo hace entreteniendo al lector

con anécdotas y casos interesantes, hacien-

do uso de un estilo sencillo y placentero. Eso

de por sí ya es un gran logro en un libro que

contiene información técnica recogida de

recientes estudios científicos dentro de las

disciplinas de la medicina, la fisiología y la

biología, entre otras.

La Dra. Marianne Legato empieza el libro

con una interesante serie de afirmaciones

en las que se pide al lector que decida si son

verdaderas o falsas. Algunas de ellas son:

“El sexo está determinado por nuestra bio-

logía.” “Hay diferencias significativas entre

el cerebro del hombre y el de la mujer.”

“Cuando nacemos, el sexo del cerebro está

determinado.” “El cerebro del hombre es

más grande.” Algunos de los otros temas

que aborda son igual de provocadores y se-

guro que indignarán a más de uno. Pero,

después de todo, “la verdad” es la verdad, y

a veces es un trago amargo. Lo políticamen-

te correcto no tiene cabida en las ciencias

naturales y físicas.

Reseña del Doctor

JONATHAN DOLHENTY

>>sigue en la página 4

Dossier Por que los hombres 10/2/06 10:36 Página 2

Los hombres y las mujeres SON dife-

rentes… y este libro, escrito por la fun-

dadora de la medicina de género des-

cubre las razones neurocientíficas que

hay detrás de los eternos desencuen-

tros entre hombres y mujeres, propor-

cionándonos una guía revolucionaria,

seria y amena para resolver estas dife-

rencias.

¿Por qué él no pregunta el camino?

¿Por qué ella siempre quiere hablar

sobre la relación? ¿Por qué él es inca-

paz de darse cuenta de que hay algo

que la preocupa? Pero quizá las mayo-

res preguntas que ¿Por qué los hombres nunca recuerdan y las mujeres nun-

ca olvidan? responde son: ¿Por qué es tan difícil que hombres y mujeres se

entiendan? Y, ¿qué podemos hacer para solucionarlo?

Según la Dra. Marianne Legato, una experta en la medicina de género recono-

cida internacionalmente, los cerebros del hombre y la mujer son química y es-

tructuralmente diferentes. En este momento, los científicos están investigan-

do cómo estas diferencias hacen que enfoquemos los problemas y que

entendamos el mundo de maneras tan diferentes.

Así, ¿cómo cubrimos la distancia fisiológica que nos separa? La Dra. Legato

nos proporciona estrategias y trucos para aprender a “pensar” como el sexo

opuesto y así superar nuestras diferencias, ofreciendo sabios consejos para

tratar los problemas que surjan. Este libro pionero conseguirá que los lecto-

res y lectoras se entiendan en ambos campos -el personal y el profesional-

como nunca.

¿POR QUÉ LOS HOMBRES NUNCA

RECUERDAN Y LAS MUJERES NUNCA

OLVIDAN?

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El segundo capítulo está dedicado a la si-

guiente pregunta: “¿Qué nos atrae del otro y

por qué nos enamoramos?”. Yo mismo, ha-

biéndome enamorado algunas veces, a me-

nudo me preguntaba cuál era la “clave esen-

cial” para enamorarse de una persona

determinada e ignorar a otra muy parecida.

Bueno (y por favor, ¡no dejen que esta infor-

mación frustre sus relaciones amorosas!),

casi todo tiene que ver con la química y el

cerebro. Muchos de nosotros hemos dicho,

casi siempre en tono burlón: “Entre nos-

otros hubo “química”, por eso nos enamora-

mos.” Hoy por hoy, podemos tomarnos en

serio a cualquiera que diga esto porque, de

hecho, hay pruebas científicas que lo corro-

boran. Así pues, no andábamos mal encami-

nados. ¡Sólo que no sabíamos por qué llevá-

bamos razón!

Prácticamente todos nosotros nos hemos

dado cuenta de que a menudo hay un pro-

blema de comunicación entre ambos sexos.

Las mujeres se quejan de que los hombres

no las escuchan y no responden como ellas

querrían. Los hombres se quejan de que las

mujeres están siempre sacando a relucir he-

chos pasados que ellos ya no consideran im-

portantes. Y suma y sigue. En el tercer capí-

tulo, la Dra. Legato habla sobre el tema de

escuchar, oír y recordar. Sí, parece ser que

hay una explicación biológica en las diferen-

cias entre cómo los hombres y las mujeres

se comunican. El lector quedará fascinado

con los hallazgos, y la autora proporciona en

el capítulo cuarto algunas directrices útiles

para difundir y prevenir los problemas de co-

municación entre ambos sexos (“Las Leyes

de Legato”).

En los capítulos quinto y sexto la autora ha-

bla sobre el matrimonio, la familia y la pater-

nidad. El estrés y la depresión son temas

que se tratan en los capítulos séptimo y oc-

tavo y, sí: hay diferencias entre cómo las

mujeres y los hombres reaccionan ante el

estrés, y la depresión tiene características

particulares dependiendo del sexo. El último

capítulo me interesó especialmente, ya que

trata el tema de los hombres, las mujeres y

la edad (me acerco a otro cumpleaños más).

El título del capítulo, “¿Dónde dejé las lla-

ves?”, me hubiera ido al dedillo hace algunos

meses cuando perdí mis llaves y no me acor-

daba dónde las había dejado (en el buzón de

correo). Pero el hecho es que noto que no

tengo la memoria que tenía de joven. Como

apunta la Dra. Legato, y unos pocos de nos-

otros lo pensamos, nuestros cerebros enve-

jecen junto a nuestro cuerpo. También dice

que debe poner más atención en dónde deja

las llaves para “no tener que perder un cuar-

to de hora buscándolas a la mañana siguien-

te”. Estoy de acuerdo.

En conclusión, puedo decir sin ninguna re-

serva que este es un libro excelente. No pue-

do imaginarme a nadie que no salga benefi-

ciado con la información que contiene y con

las útiles directrices y recomendaciones que

la autora nos da. Debo reconocer mi buena

predisposición hacia las obras que convier-

ten las investigaciones científicas actuales

en información útil para el lector de la calle.

Después de todo, ¿de qué nos sirve la cien-

cia si no es para mejorar nuestras vidas?

Como un crítico afirmó: “Leer este libro es

una auténtica revelación desde el principio

hasta el final”. No podría estar más de

acuerdo.

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«Una ayuda indispensable para mejorar lasrelaciones entre hombres y mujeres y unmanual básico para entender al sexoopuesto. Finalmente, tenemos una piedraRoseta para romper el código y ayudarnosa descifrar al otro.»

Dr. Mehmet Oz., autor de You: The Owner’s Manual

«Leer este libro es una auténtica revelación des-de el principio hasta el final. Como terapeuta y

científica, estoy convencida de que será muy útilserá para cualquiera que se haya sentido

perplejo, enfadado, confundido o frustrado poruna persona del sexo opuesto. Como la Dra.

Legato dice en el libro, conociendo el por qué desu comportamiento hace que éste se acepte me-jor, y eso lleva a la comprensión, la compasión ya unas relaciones más saludables. Éste es un li-bro imprescindible para cualquiera en todo tipo

de relación con el sexo opuesto.»

Dra. Alice Domar., autora de Cuida de ti misma

(Ediciones Urano)

…lo que dicen

del libro…

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MARIANNE J. LEGATO ES UNA

DOCTORA DE PRESTIGIO internacio-nal, miembro de la FACP (Fellow ofthe American Collage of Physi-cians), un selecto grupo de médi-cos dedicados a la formación con-tinua, ya sea a través de susinvestigaciones o de la enseñan-za. Es, además, autora, conferen-ciante y especialista en salud fe-menina; internista en Nueva York,profesora de Medicina en la Uni-versidad de Columbia y directorade la Asociación para la Salud dela Mujer, fundada por ella en 1997.Es la primera colaboración entrela medicina académica y el sectorprivado centrada en la medicinade género. La medicina de géneroes la ciencia que explica cómo labiología humana difiere entrehombres y mujeres y cómo la

diagnosis y el tratamiento de las enferme-dades cambian según el sexo de la persona.

Muy cotizada entre sus colegas, la Dra. Le-gato ha aparecido en el programa de la ABC20/20, en un bloque en el que hablaba delprejuicio de género en la asistencia sanita-ria femenina. Ha intervenido en múltiplesocasiones en programas de televisión y ra-dio, incluyendo participaciones en la NBC(Good Morning America, Good Day NewYork, Joan Hamburg Show, The Today Show,Oprah Winfrey Show). Ha sido invitada aparticipar en más de 100 charlas y confe-rencias en todos los EEUU durante los dosúltimos años.

La Dra. Legato ha recibido numerosos pre-mios por sus pioneras investigaciones so-bre la salud femenina y las enfermedadescardiovasculares. En 1994 fue consideradapor la revista Mirabella “una de las 1000mujeres de los 90”, y en 1997 apareció en elNew York Times en la lista de los 12 profe-sionales más eminentes en el campo de lasalud femenina. Ese mismo año fue nom-brada “heroína americana de la salud” porla Asociación de la Salud Femenina, honorque repitió en el año 2000. Está considera-da una de los mejores doctores en NuevaYork, según el New York Magazine.

La Dra. Legato ha basado su carrera en lainvestigación de la estructura y funciona-miento de las células cardíacas. Su labor hasido apoyada por la Asociación Americanadel Corazón y el Instituto Nacional de laSalud.

La Dra. Legato es editora del The Journal ofGender Specific Medecine, publicada parael sector científico profesional, y de Genderand Health. Además, escribe artículos paraotras publicaciones específicas y trabajacomo asesora para varias corporacionesmultinacionales.

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INSPIRACIÓN

Mi padre fue mi primer modelo. Con mucho esfuerzo y

perseverancia, consiguió ser miembro del Colegio de

Médicos y jefe de cirugía del hospital local. Salvo en

contadas ocasiones, no tenía tiempo para su familia;

esas ocasiones eran cuando me permitía acompañar-

lo los domingos por la mañana a hacer visitas. Si la

enfermedad del paciente no era contagiosa, se me

permitía entrar con él y esperar con la familia mien-

tras mi padre le visitaba. En los trayectos me explica-

ba las características básicas de las enfermedades de

los pacientes. Nunca olvidaré la claridad de sus expli-

caciones, inteligibles incluso para una cría como yo.

Aún me acuerdo de cómo las enfermeras se levanta-

ban de la silla al verle entrar, y la gratitud de nuestra

pequeña ciudad en las fiestas, cuando las escaleras

traseras de la casa se llenaban de regalos de los pa-

cientes que los dejaban ahí sin tan siquiera llamar al

timbre (sabiendo que mi padre estaría en su consulta,

trabajando hasta las once o las doce de la noche).

A la edad de tres años ya sabía que seguiría sus pasos

y estudiaría medicina. Quería una vida como la suya;

parecía fascinante intelectualmente y sus primeras

lecciones me llenaron de interés sobre la complejidad

y la maravilla del cuerpo humano. Además, como sus

pacientes, le consideraba un individuo mágico con un

poder enorme, y mi percepción de lo que era un médi-

co se creó a partir de su referente. Algunos domingos

me llevaba a Nueva York a comer en un hotel elegan-

te, pero antes de comer nos sentábamos en el lobby y

me enseñaba a diagnosticar según el físico de las per-

sonas, hacía que me fijara en el color de la piel, el

modo de andar, la expresión del rostro y otras carac-

terísticas de los que pasaban.

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¿Cuál fue su mayor obstáculo?

Fue un choque para mi familia –y para mipadre en particular- saber que estudiaríamedicina. Como ciudadano americano deprimera generación –sus padres emigra-ron de Calabria– se debatía entre el deseode que su hija, nacida americana, supera-ra sus logros, y su profundo y arraigadorecelo de dejar demasiada libertad a suúnica hija en este mundo tan peligroso.

Al final, se opuso a mi decisión, aunque élmismo eligió la universidad: la misma a laque él había ido, la Universidad de Medici-na de Nueva York. El hecho de que me en-cantara estudiar medicina, de que sacaramuy buenas notas y de que finalmente megraduara le creó mucho desasosiego. Envarias ocasiones en que discutimos medijo que nunca olvidara que debía abando-nar toda idea de formar una familia si re-almente estaba decidida a perseverar enmis estudios, y que la única manera deconseguir su apoyo sería no casándomenunca y ejercer con él en su consulta.

Evidentemente, eso no era exactamentecomo yo había planeado mi vida, y des-pués de una larga y desagradable discu-sión dejamos de hablarnos durante trein-ta años. Esta oposición familiar y el hechode que no me apoyaran económicamentefue el mayor obstáculo con el que me en-contré.

¿Cómo se consigue lograr algo realmenteimportante?

Es una pregunta difícil. Estoy orgullosa delo que he conseguido. Es interesante, yquizá predecible, que el último tercio demi carrera lo haya dedicado a demostrarla necesidad de estudiar a las mujeres, deayudarlas a entender su enorme impor-tancia en ayudarnos a rehacer nuestrosmodelos (principalmente masculinos) delfuncionamiento humano normal y de lapatofisiología de las enfermedades.

Soy partidaria del uso del sexo o génerobiológico como variable importante en lainvestigación médica. Creo que mi trayec-toria ha tocado varios campos y ha sidoútil, y pienso que he contribuido al con-vencimiento de que estudiar a la mujer esun imperativo intelectual esencial, que lasalud de la mujer es más que un tema po-lítico o feminista o una herramienta demarketing para los hospitales, y que, endefinitiva, las mujeres están haciendo alos hombres una oferta que no puedendespreciar.

¿Quién fue su mentor?

Afortunadamente, y a raíz de una serie deincreíbles y azarosas circunstancias, co-nocí a Irene y Jose M. Ferrer, ambos médi-cos, en la Universidad de Medicina y Ciru-gía de Columbia. Defendieron micontinuidad en la universidad, aún y cuan-do yo no disponía de recursos económicos

preguntas

y respuestas…

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para pagarme los estudios y creía que noiba a poder graduarme. Irene pagó mis es-tudios. La familia Ferrer ha sido una granfuente de apoyo, y no sólo durante miaprendizaje, sino durante toda mi vida. Mimentora, como he dicho en otras entre-vistas, fue la Dra. Irene Ferrer. Tambiénhubo otros: su colega, el Dr. Rejane Har-vey y el Dr. Jose Ferrer y su mujer, MaryFerrer. Pero mi mayor influencia y mi pro-fesora fue Irene Ferrer.

¿Podría contarnos qué es eso de la medi-cina “de género” y su labor en esta área?

Empecé a interesarme por las diferenciasentre los hombres y las mujeres como re-sultado de mi investigación sobre la mujery las enfermedades cardíacas. En ellaquedaba claro que había diferencias signi-ficativas entre los dos sexos y en las téc-nicas que debíamos utilizar para diagnos-ticar, prevenir y tratar las enfermedadesde la arteria coronaria.

Como consecuencia de esta investigaciónempecé a preguntarme si habría otras di-ferencias igual de importantes en otrossistemas del cuerpo, y descubrí, con graninterés, que en todos nuestros sistemashay diferencias notables entre el hombrey la mujer. Estoy convencida de que elsexo del paciente es un elemento muy im-portante a la hora de prevenir, diagnosti-car y tratar las enfermedades.

¿Cómo afecta nuestra fisiología al fun-cionamiento del cerebro?

Las características anatómicas, funciona-les e incluso moleculares de nuestro cere-bro son distintas en el hombre y la mujer.Como resultado, la manera cómo nuestrasfunciones intelectuales operan tambiénson diferentes. El cerebro del hombre esmás grande que el de la mujer, pero la mu-jer tiene conexiones más extensas e in-trincadas en las células cerebrales como,por ejemplo, en aquellas partes del cere-bro donde se centra el habla.

¿Qué efecto tienen estas diferencias físi-cas en nuestra manera de reaccionar?

Hay diferencias en nuestra habilidad parainterpretar las expresiones faciales y eltono de la voz. Las mujeres tienen unamayor capacidad para procesarlas.

Además, debido al impacto del estrógenoen la memoria, otra diferencia importantees que las mujeres recordarán mejor quelos hombres los detalles de las experien-cias desagradables. Como consecuencia,la mujer carga con un recuerdo muchomás detallado de un hecho desagradable.

Incluso en reposo, hay una mínima activi-dad en las partes primitivas del cerebroen el sistema límbico, diferente tambiénen el hombre y la mujer. Por ejemplo, enreposo, el hombre está más dotado parapercibir movimiento que la mujer, incluso

…de la doctora

Marianne Legato

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si ocurre fuera de su visión periférica.

¿Cómo puedo minimizar un recuerdodesagradable? Sería más fácil perdonarsi pudiera olvidar, aunque fuese sólo al-gunos detalles.

Creo que es muy importante saber desha-cerse de las discusiones que se hayan te-nido con alguien tan rápido como nos seaposible. Un recuerdo malo o doloroso semaneja mejor si intentas negociar algúntipo de acuerdo con la persona con la quehas discutido.

Si eso no es posible, intenta relegar eserecuerdo a una papelera de reciclaje paraque deje de preocuparte. Si ves que, aúnintentándolo con todas tus fuerzas, losmalos recuerdos te pueden, pide ayuda aun profesional, porque en ciertas perso-nas existe la tendencia de obsesionarsecon los recuerdos malos o tristes. La ayu-da psiquiátrica o el asesoramiento psico-lógico pueden ser de gran ayuda.

Volvamos a las diferencias entre géne-ros. ¿Puede darme un ejemplo, una si-tuación donde el hombre y la mujer per-ciban de distinta manera?

Si una mujer tiene un problema, su ten-dencia es dirigirse a los demás para ha-blar sobre ello y encontrar la solución.Llamar a su madre o a una amiga para re-solver el problema es típico en ella.

En cambio, el hombre se enfrenta a losproblemas como a algo que debe resolver.No le gusta darle vueltas al tema, no tienetendencia a discutir sobre las posibles so-luciones. Él solo decidirá ignorar o solu-cionar el problema de la manera más fácilposible.

Por eso, cuando hombres y mujeres discu-ten nunca quedan contentos. El hombreintenta zanjar la cuestión lo más rápida-mente posible, ya sea solucionando elproblema u olvidándose de él. La mujertiende a no olvidarlo, a pensar y hablarsobre él hasta que le ha encontrado unasolución y se queda tranquila.

Una de las trampas inevitables en las quecae la mujer es sacar a relucir discusioneso hechos pasados que no se han acabadode aclarar. Eso es realmente contraprodu-cente, porque agobia sobremanera alhombre.

Eso es justamente lo que hace mi marido:¡da el tema por zanjado cuando en reali-dad no se ha resuelto! ¡Me vuelve loca!¡Decir que es agua pasada no solucionanada!

Tenemos que ser realistas cuando discuti-mos con los demás. La mujer está muchomás pendiente de los detalles en las relacio-nes personales. Al hombre sólo le interesalos aspectos más simples de la relación.

preguntas

y respuestas…

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El hombre no es tan comunicativo. Trata ysupera el problema mucho más rápidoque nosotras, y no tiene la necesidad im-periosa de resolverlo al 100%. No te lo to-mes de manera personal. No quiere decirque tu marido no se preocupe por ti.

Si hay algún tema delicado que tratarcon tu marido y su respuesta no te satis-face, lee el capítulo “Las leyes de Legatopara mejorar la comunicación entre am-bos sexos”.

Si después de reducir y sintetizar tus ar-gumentos, explicarte de manera precisa ysugerir soluciones apropiadas para el pro-blema tu marido sigue sin reaccionar, osaconsejaría que hiciérais terapia de pare-ja. A menudo un tercer punto de vistapuede ayudar a resolver una situación ydisipar ese sentimiento que tienen mu-chos maridos de sentirse acusados o cas-tigados por las discusiones que provocansus parejas.

¿Cómo puedo ayudar a mi marido a mejo-rar su memoria? Le cuesta incluso recor-dar la edad de sus hijos.

Debemos tener en cuenta que, en la evo-lución, la mujer ha desarrollado un mayorinterés y habilidad para las relaciones fa-miliares. Las mujeres pueden recordar yalmacenar varios acontecimientos a lavez. A los hombres les cuesta más.

Si tu marido no puede acordarse de laedad de vuestros hijos no le acuses. Alcontrario, en los cumpleaños, por ejem-plo, recuérdaselo.

Es importante para ambos tener en cuen-ta que la diferencia que hay entre nues-tros cerebros y el hecho de cómo nos edu-ca la sociedad hace que las mujeres y loshombres se comuniquen de manera dife-rente y enfaticen también de manera dife-rente la importancia de las cosas.

Una vez aceptemos esto, ya no nos senti-remos heridas por lo que nosotras inter-pretamos como una falta de interés porparte de nuestra pareja. Si tuviera que en-viar un mensaje a hombres y mujeres, se-ría éste.

¿Cómo afectan nuestras hormonas alfuncionamiento de nuestro cerebro?

Los hombres y las mujeres sufren cam-bios hormonales según se hacen mayores.Para las mujeres, el cambio es más dra-mático y concentrado temporalmente;para los hombres el cambio es más gra-dual y constante.

No hay duda de que los niveles de estró-geno ayudan a reforzar la memoria y aque las células de nuestro cerebro gocende un óptimo rendimiento. Cuando la pro-ducción de estrógeno empieza a fallar,como sucede en la perimenopausia, las

…de la doctora

Marianne Legato

Dossier Por que los hombres 10/2/06 10:37 Página 11

mujeres experimentan cierta dificultad enpensar de manera clara; a veces se depri-men, y la memoria se resiente.

A veces la terapia de estrógenos en la pe-rimenopausia es muy eficaz. Hay mujeresa quienes la menopausia no afecta y con-viven con ella sin problema, pero son unaminoría. Al final, sobre todo si ejercitamosnuestra mente y la memoria y no nos sen-timos excesivamente deprimimos o aisla-dos, los cambios en nuestra manera depensar se estabilizan.

Para las mujeres premenopáusicas, el ci-clo mensual puede afectar las funcionesintelectuales. Algunas de mis pacientesfemeninas se niegan a realizar aquellastareas intelectualmente complejas justoantes o en el primer día de su menstrua-ción. Sienten que procesan y recuerdan lainformación mucho mejor en los últimosdías del ciclo, cuando los niveles de estró-geno son más altos.

Mi marido me repite las mismas pregun-tas una y otra vez, sin acordarse de lasveces que lo ha hecho. ¿Qué problematiene?¡Me vuelve loca!

Puede deberse a la edad. Una breve y sim-ple charla con tu marido y su doctor decabecera puede ayudaros.

Hay un proceso llamado el test psicomo-tor en el que un profesional le hace tests a

una persona con demencia precoz o con laenfermedad de Alzheimer. Hay maneras ytécnicas de ralentizar el proceso, si hasido diagnosticado, así que sugeriría quesi las pérdidas de memoria son tan fre-cuentes que acaben por irritarte, deberí-ais consultar al médico.

Mi marido siempre se ha comportadoigual. No se trata de demencia senil, sim-plemente no para de preguntar lo mismohasta que recibe la respuesta que espera.

Una breve y simple conversación con tumarido debería empezar así: “la primeravez que me preguntes algo te contestaré.La segunda vez también. Pero no te con-testaré una tercera vez. No importa cuán-tas veces me preguntes. Punto y final”.

Y plántate. No contestes más de dos ve-ces. Si eso le angustia, acompáñale al mé-dico, a un neurólogo, para ver qué pasacon su memoria.

Por cierto, el hecho de que se repita ensus preguntas no es señal de que no escu-che. A veces la ansiedad intensa o la pre-ocupación pueden llevar a una persona–ya sea hombre o mujer- a repetir las mis-mas preguntas una y otra vez para reafir-marse.

Por ejemplo, si un niño que ha tomado dro-gas se vuelve reservado y se le nota depri-mido, el padre, preocupado, preguntará re-

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y respuestas…

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petidamente al otro progenitor: “¿a quéhora llegó anoche?” En una situación así, larepetición de la pregunta no indica pérdidade memoria, sino preocupación por el chico.

Si ves que las preguntas de tu marido sedan en situaciones de ansiedad, os seráde ayuda sentaros y hacerle notar que, enciertos temas o situaciones, suele repetirpreguntas ya formuladas, y así descubrirsi realmente dichos temas le preocupan.

Si resulta que repite la misma preguntaporque no presta atención, el problema estotalmente distinto. El hombre no procesala información varia de forma simultáneacon tanta eficiencia como la mujer. Si tumarido te pregunta algo que no está rela-cionado con lo que está haciendo, puedeser que ni siquiera oiga la respuesta quele das.

Debes dirigir su atención hacia ti –asegú-rate de que te mira a los ojos- y contestaa su pregunta. Eso puede ayudaros. O in-tenta hablar menos. No ahogarle con untorrente de palabras. Haz que tu manerade comunicarte sea clara y precisa.

Si tu marido desea más conversación, ge-nial. Puede ser que el hecho de que túseas muy parlanchina y de que hables atodas horas consiga sólo que él desconec-te. Así que habla lo básico y mira si deeste modo mejora vuestra comunicación.

¿Será por eso que los hombres suelen re-petirse tanto durante las discusiones?

Si tu marido o tu pareja se repite duranteuna discusión, es signo de angustia o ten-sión. Intenta expresar tu punto de vista demodo que no le afecte.

Por ejemplo, una situación de lo más co-rriente: él no ha querido bajar la basura.En vez de decirle: “Nunca me echas unamano con las tareas de la casa y llevas unmes sin bajar la basura, por mucho que yote lo haya pedido”. Prueba con: “Me gus-taría mucho que me ayudaras. ¿Puedessacar la basura por mí? Te lo agradeceríaun montón”. A ver qué pasa.

¿Pero no es eso instigar un cierto rol so-cial, si hacemos que la mujer sea quiense ocupe de la casa y el marido sólo laayude en vez de trabajar al 50%?

No, no creo que pedir ayuda defina el rolde cada uno. Por ejemplo, otra peticiónpuede ser: “Sé que hay partido en la tele-visión y que te gusta mirarlo. Tengo unapresentación esta noche. ¿Te importaríamirar las diapositivas que tengo prepara-das después del partido? Tu opinión cuen-ta mucho para mí.

La idea es no amenazar al otro con el tonode voz o las palabras que se usan. La ideaes solicitar ayuda cuando la necesitas.Debo añadir que la capacidad del hombrepara descodificar las expresiones faciales

…de la doctora

Marianne Legato

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es menor que la nuestra. No puede desco-dificar con precisión la tristeza en el ros-tro femenino. Es importante no dependersólo de miradas furiosas y fulminantes,sino expresarse con frases claras y bre-ves. Pregunta para que te respondan se-gún tus deseos. No cuentes con que sepaninterpretar lo que necesitas sólo por laexpresión de tu rostro.

¿Cómo afectan todas estas diferenciasen el modo de educar a nuestros hijos?

Ser padres es una actividad que exige mu-cho. En primer lugar, hay diferencias en-tre el desarrollo de los niños y las niñas.Durante la pubertad, las chicas son mu-cho más maduras en sus juicios y decisio-nes que los chicos de su edad. Ellos sonmucho más impulsivos. Así que educar atus hijos para que sean responsables y ha-gan aquello que les beneficie dependeráde si es chico o chica.

En mi libro hay un capítulo dedicado a laeducación de los hijos. Se llama “¡Cucú!¿Dónde está el bebé de mamá? El cam-biante rostro del hecho de ser padres”. Enél hablo cómo el hombre y la mujer edu-can a sus hijos de manera diferente. El pa-dre habla menos con ellos y riñe más, y almismo tiempo les permite una mayor in-dependencia que la que les da la madre.

Hay un estudio interesante que demues-tra que cuando la madre se acerca al

bebé, a éste le baja el pulso y el ritmo car-díaco. Pero cuando quien se acerca es elpadre el bebé empieza a respirar más de-prisa, los hombros se le tensan y abre mu-cho los ojos, como si esperara que algoexcitante ocurriera.

Evidentemente, superamos nuestras di-ferencias y formamos pareja. ¿Cómo se-guimos juntos, dadas las diferencias quenos separan?

El hombre y la mujer tienen un rol esta-blecido en las relaciones de pareja. En pri-mer lugar, neurológicamente estamos es-tructurados de tal manera que se nos danmejor unas tareas que otras, dependiendode nuestro sexo. Eso no quiere decir queno podamos aprender a hacer otras tare-as igual de bien, pero que nuestra basenos proporciona una habilidad especialpara ciertas tareas.

Cuando dos personas forman pareja, seproduce un intercambio de habilidades.Creo que el secreto de una relación feliz yduradera es confiar en los puntos fuertesde tu compañero/a y recordar siempreque todos tenemos cosas positivas queaportar en una relación.

Lo maravilloso del cerebro es su maleabili-dad y capacidad para desarrollar nuevashabilidades. Así que la negociación, el com-promiso y explorar (con tacto y cariño) lasnecesidades y pensamientos de tu pareja

preguntas

y respuestas…

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no sólo le benefician a ella, sino que te ayu-dará a aprender nuevas estrategias de co-municación y trabajo en equipo. Una de lasgrandes ventajas de vivir con otras perso-nas es aprender unos de otros.

Las mujeres, ¿son más propensas a he-redar enfermedades mentales?

En general, se dice que las mujeres tienenel doble de probabilidades de coger unadepresión que los hombres. Pero curiosa-mente, en la India no es así: las cifras losequiparan.

Creo que la tendencia de la mujer a de-pender de los demás y en la riqueza queproporcionan las relaciones personales–por encima de las metas que consiga porsí misma- hace, a grosso modo, que éstase sienta decepcionada con más facilidadque el hombre.

Una de las cosas más importantes que po-demos ofrecer a nuestros hijos cuando sesientan heridos emocionalmente o angus-tiados es decirles: “¿Qué vas a hacer alrespecto?”.

En vez de animar una niña a subrayar losaspectos negativos de una amistad, se ledebe recordar que no existe la relaciónperfecta. Por tanto, es importante tenerdistintos tipos de amigos: uno para ir decompras, otro para hablar, otro para con-tarle tus problemas, otro para reírte. Si

uno de tus amigos está de mal humor note lo tomes de manera personal, llama aotro amigo.

Sobre todo, intenta encontrar solución atus problemas en vez de dejarte llevar porla tristeza y la desesperación. El hombre,por naturaleza, está equipado para solu-cionar los problemas de la manera másrápida posible, y si un problema es irreso-luble, superarlo. Eso contribuye a que seamenos propenso a la depresión.

¿Cómo afecta la fisiología de nuestro ce-rebro en la manera como reaccionamosfrente al estrés?

Los altos niveles de estrógeno de la mu-jer tienen un impacto en la glándula su-prarrenal y las hormonas del estrés semantienen elevadas en el flujo sanguíneoaún durante 24 horas después de una ex-periencia difícil. Al hombre no le pasa.Este aumento en las hormonas del estrésexplicaría por qué, después de una discu-sión o una experiencia desagradable, losefectos de ésta son más duraderos en lamujer.

Otra diferencia interesante es que la mu-jer se ve afectada por los altos niveles delas hormonas como el cortisol, que apare-ce en respuesta a una situación de ansie-dad o depresión. En cambio, cuando elhombre tiene una subida en las hormonasdel estrés, suelen tener mejor disposición

…de la doctora

Marianne Legato

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de ánimo y energía después de una discu-sión o un juego. Esta pequeña diferenciaen la respuesta a las hormonas del estréspodría explicar por qué, después de unadiscusión, una mujer pueda pensar que asu marido le da igual. Percibe que no estátriste, incluso puede parecer contento.

¿Es verdad que los hombres no escu-chan?

Hay pruebas de que la precisión con quéel hombre oye la palabra hablada decae,incluso a partir de los 35 años, así quepuede ser simplemente una cuestión deaudición parcial. Haz de tu comunicaciónalgo breve, claro y conciso.

¿Decrecen nuestras diferencias con laedad o simplemente aprendemos a con-vivir con ellas?

Sí, nuestras diferencias decrecen cumpli-dos los 60 años. Los niveles de testoste-rona caen y los recuerdos inciden más enellos, como se da en la mujer, así como susensibilidad al dolor y la sensación desentirse frágiles y desprotegidos.

Aparte de las simples diferencias fisioló-gicas, creo que aprendemos el uno delotro, perdemos nuestro miedo de serabandonados por nuestra pareja y hace-mos las paces con aquellos puntos débilesde nuestra relación, así como con los

fuertes. Muchos pacientes me han dicho:“mi matrimonio no es perfecto, pero des-pués de 30 años sé que no quiero estarsola, que él tiene unas magníficas cualida-des y que yo no puedo depender de él enciertos aspectos de mi vida”.

¿Alguna valoración final?

Respetar y pensar positivamente en elotro. No tomes como falta de interés lasdiferencias que tenéis en comunicaros yabordar los temas.

Entender las diferencias reales de cómonuestros cerebros funcionan y de cómoreaccionamos a las hormonas, que sonuna parte tan importante de nuestra mas-culinidad y feminidad. Espero que mi libroayude a trazar la naturaleza de alguna deestas diferencias y a paliar las heridasque las discusiones y la falta de comuni-cación parecen crear entre hombres ymujeres.

Podemos aprender cosas importantes ymejorar nuestra habilidad para tolerarnosel uno al otro e incluso al mundo que nosrodea si cogemos lo mejor que nos ofrecenuestra pareja y aprendemos de ello. Elcerebro es mutable, crece y reacciona alos desafíos cada día de nuestra vida,cosa que debería volvernos tremenda-mente optimistas.

preguntas

y respuestas…

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