dossier expo el vino en los tebeos

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1 La Sala de Exposiciones Temporales del Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco (Carretera Nacional 232, Km 442, Briones, La Rioja) acoge, desde el 18 de oc- tubre de 2012 y hasta el 16 de junio de 2013, la exposición Entre viñetas. El vino en los tebeos. Se trata de un recorri- do por aventuras gráficas, con el vino como motivo e ins- piración, comisariada por el coleccionista Fernando Rodil Sierra, que ha cedido parte de los contenidos para esta muestra, cuya entrada es gratuita. La asociación entre vino y tebeos no es tan azarosa como pudiera parecer ya que, la viñeta, unidad básica de repre- sentación en cualquier cómic, tiene un origen etimológico relacionado con el vino. Proviene de la palabra francesa, vignette, diminutivo de vigne (vid, viña), que a su vez de- riva del latín, vinea. Así se denominan a los dibujos con los que amanuenses y miniaturistas decoraban los inicios de capítulos de los libros o las mayúsculas, y en ellos abunda- ban racimos, pámpanos y hojas de vid, de ahí que tomaran el nombre de viñetas. Un total de 80 obras originales y planchas de 68 cabeceras reflejan cómo los autores se aproximan al mundo del vino, lo utilizan como eje de sus historias, como marco o como un elemento más dentro de las mismas. Estos dibujos son, asimismo, un fiel reflejo de su época que, en tono satírico o costumbrista, nos hablan de la Cultura del Vino. La mues- tra se complementa con una serie de textos de diferentes autores que aportan visiones dispares sobre la relación en- tre los cómics y el vino, además de una breve historia del tebeo en España para neófitos o para aquellos que quieran descubrir algunas curiosidades sobre las aventuras gráficas en nuestro país. Entre viñetas. El vino en los tebeos. DOSSIER DE PRENSA

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Page 1: Dossier Expo El Vino en Los Tebeos

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La Sala de Exposiciones Temporales del Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco (Carretera Nacional 232, Km 442, Briones, La Rioja) acoge, desde el 18 de oc-tubre de 2012 y hasta el 16 de junio de 2013, la exposición Entre viñetas. El vino en los tebeos. Se trata de un recorri-do por aventuras gráficas, con el vino como motivo e ins-piración, comisariada por el coleccionista Fernando Rodil Sierra, que ha cedido parte de los contenidos para esta muestra, cuya entrada es gratuita.

La asociación entre vino y tebeos no es tan azarosa como pudiera parecer ya que, la viñeta, unidad básica de repre-sentación en cualquier cómic, tiene un origen etimológico relacionado con el vino. Proviene de la palabra francesa, vignette, diminutivo de vigne (vid, viña), que a su vez de-riva del latín, vinea. Así se denominan a los dibujos con los que amanuenses y miniaturistas decoraban los inicios de capítulos de los libros o las mayúsculas, y en ellos abunda-ban racimos, pámpanos y hojas de vid, de ahí que tomaran el nombre de viñetas.

Un total de 80 obras originales y planchas de 68 cabeceras reflejan cómo los autores se aproximan al mundo del vino, lo utilizan como eje de sus historias, como marco o como un elemento más dentro de las mismas. Estos dibujos son, asimismo, un fiel reflejo de su época que, en tono satírico o costumbrista, nos hablan de la Cultura del Vino. La mues-tra se complementa con una serie de textos de diferentes autores que aportan visiones dispares sobre la relación en-tre los cómics y el vino, además de una breve historia del tebeo en España para neófitos o para aquellos que quieran descubrir algunas curiosidades sobre las aventuras gráficas en nuestro país.

Entre viñetas. El vino en los tebeos.

DOSSIER DE PRENSA

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La exposición Entre viñetas. El vino en los tebeos cuenta con planchas originales cedidas por los propios autores y tebeos completos actuales, o tal como se publicaron en su época. Todas las imágenes pertenecen a cómics y novelas gráficas editadas en España y la mayoría de los autores son españoles.

Fernando Rodil Sierra es el comisario de la muestra. Jere-zano de nacimiento y afincado en La Rioja, es un auténtico experto cuya colección personal ronda los 80.000 tebeos, más de 1.100 originales y medio millar de dibujos dedicados por autores de todo el mundo. Su pasión por las aventuras gráficas, a las que ha dedicado media vida y mucho espacio, surgió en los años 70, cuando estudiaba en Valladolid.

Esta exposición tampoco hubiera sido posible sin la cola-boración de diferentes autores que han prestado sus origi-nales como el asturiano Alfonso Zapico, Premio Nacional del Cómic 2012; el vallisoletano Jesús Redondo Román; el malagueño Pepo Pérez; el historietista y guionista valencia-no Paco Roca; los barceloneses, José Mª Martín Sauri, Jaime Martín, Kim (seudónimo de Joaquim Aubert Puigarnau), y Sebas Martín; el también catalán Manel Fontdevila y los rio-janos Pedro Espinosa, Rubén Rodríguez Sedano y Tris.

El trabajo previo entre el comisario de la exposición y el equipo del Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivan-co, ha sido arduo. Para que esta muestra sea hoy una reali-dad, primero se revisaron más de 40.000 portadas de tebeos y 25.000 páginas interiores, de las que se hizo una selección de aquellas en las que aparecía el vino, las viñas, las bode-gas, los bares, los recipientes… y se logró una recopilación de 1.066 portadas y 332 páginas interiores. A partir de ellas se hizo la selección final, atendiendo a criterios como la im-portancia de los autores, la repercusión del personaje en España, el colorido o la belleza del dibujo, o lo explícito del motivo vitivinícola.

Entre las piezas expuestas, se encuentran originales como las página 152, 158 y 208 de la obra Dublinés de Alfonso Zapico, Premio Nacional del Cómic 2012, la plancha de la página 94 de El Arte de Volar de Kim, Premio Nacional del Cómic 2008. Al igual que el también Premio Nacional, Paco Roca, dibujante y guionista, y recientemente galardonado con el Goya al mejor guión adaptado por su novela gráfica Arrugas, de quien se puede ver la plancha de la página 14 de El juego lúgubre.

Por su antigüedad, destaca el número 139 de ¡Cu-cut! que data de 1905; el número 1.070 de TBO, publicado en 1928, célebre cabecera que dio origen al término tebeo

y el número 32 de El Capitán Coraje de Juan García de Iranzo, un importante historietista que alcanzó la fama con El Cachorro.

No podemos olvidar el número 129 de El Capitán Trueno, probablemente la cabecera más conocida del tebeo español, que se editó por primera vez en 1956 con guión de Víctor Mora y dibujos de Ambrós. Y si de héroes célebres hablamos,

Sobre la exposición

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al anterior se suma El Guerrero del Antifaz (número original 195) cuya historia, inspirada en la novela Los cien caballeros de Isabel la Católica de Rafael Pérez y Pérez, deja translucir los principios patrióticos y religiosos de la época.

El visitante también podrá ver de cerca el número 311 de Pinocho (1931), publicado en la conocida editorial Saturni-no Calleja. Con una trayectoria dedicada al libro infantil que se remonta a 1875, este sello fue el responsable de traer a España las primeras historietas norteamericanas como Félix el gato, Happy Hooligan o The Katzenjammer Kids.

También se recogen curiosidades como el 163 de Maravi-llas, editado en 1942 en Flechas y Pelayos, el suplemento falangista de las F.E.T. y J.O.N.S., o el número 7 a color de Roberto Alcázar y Pedrín de 1976, donde la censura obligó a que el protagonista Pedrín, por su edad escolar, limitara sus aventuras al fin de semana o las vacaciones.

La censura y las diferentes coyunturas políticas y sociales de nuestro país no se lo pusieron nada fácil al cómic pero, en el caso del vino en las viñetas, tal como revela esta muestra, los creadores se las ingeniaron para que sus deslices pictó-ricos vitivinícolas fueran pasados por alto, incluso cuando vulneraban de modo explícito el Decreto 195/1967 de 19 de enero de 1967, la primera alusión al vino en la legislación española. En él se informaba del Estatuto de Publicaciones Infantiles y Juveniles que señalaba, entre otras cuestiones, la necesidad de evitar la “presentación escrita o gráfica de escenas o argumentos que supongan exaltación o justifi-cación de comportamientos negativos, o defectos o vicios individuales o sociales…”.

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La exposición está dividida en tres grandes áreas: El vino en la vida cotidiana; Aventuras y acción; y La vid y el vino protagonistas en las viñetas.

En la primera de ellas, El vino en la vida cotidiana, se pue-den contemplar escenas festivas y costumbristas como banquetes y celebraciones, algunas no exentas de excesos.

Si hay dos elementos que definen a los tebeos son, sin duda, Aventuras y acción, y en este apartado de la mues-tra podremos ver cómo el vino se hace presente entre las páginas ilustradas.

Por último, en La vid y el vino protagonistas en las viñetas, las viñas, las bodegas y el consumo del vino se hacen casi om-nipresentes y se transforman en eje de las diferentes tramas.

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Al igual que ocurre con muchas otras disciplinas artísticas, y el cómic por derecho propio y popularidad lo es, es casi imposible fechar con exactitud sus orígenes, pero sí podemos marcar algunos grandes hitos. La Revolución Francesa es un caldo de cultivo para los dibu-jantes satíricos que, con la invención de litografía en 1798, lograron una enorme popularidad al imprimir sus dibujos en láminas, periódicos y revistas de la época. Se considera que Annonce de l´histoire de M. Jabot es el primer tebeo publicado en occidente, data de 1837 y es obra del suizo Rodolphe Töpffer.

En España habrá que esperar hasta finales del siglo XIX y principios del XX para que proliferen las revistas satíricas políticas para adultos que, poco a poco, cambiaron el tono y buscaron su público entre los más pequeños. José Luis Pellicer es el autor de la primera historieta, tal como hoy las conocemos, publicada en España. Apareció en la revista El Mundo Cómico el 30 de marzo de 1873.

Pronto surgieron publicaciones ilustradas para adultos como Los Monigotes (1892), The Monigoty (1897) y Monos (1904) y las primeras revistas infantiles como Heraldo de los Niños y Álbum de los niños (ambas de 1900) y En Patufet (1904), escrita en catalán.

En 1915 aparece en Barcelona Dominguín, quizá el primer tebeo propiamente dicho de España y dos años más tarde llega a los quioscos el TBO, cuya importancia fue tal que sir-vió para nombrar a los cómics en nuestro país.

En 1920 se publica el primer tebeo dirigido exclusivamen-te para niñas, B.B., de la mano del director de TBO, Joaquín Buigas, y un año después aparece Pulgarcito, editada por El Gato Negro, años después convertida en Editorial Bruguera. Ésta conservaría como seña de identidad su felino.

La popularidad de estas publicaciones experimentó un au-mento vertiginoso y se pasó de los 39.000 ejemplares se-manales que se publicaban en 1920, a los 220.000 de una década después.

A finales de los años 20 y principios de los 30 siguen apa-reciendo nuevas cabeceras como Charlot (1916), Ki-Ki-Ri-Ki (1925), Jeromín, de Editorial Católica (1929), El Aventurero de Editorial Hispano Americana (1935); en ella se darán a conocer algunas de las obras que en esos momentos se pu-blicaban en EEUU, como Flash Gordon o Tarzán.

Durante la Guerra Civil, las revistas que se editaban en Bar-celona siguieron su curso. No ocurrió así en los de Madrid, cuyos talleres de impresión fueron incautados por comités

Historia en viñetas

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obreros y partidos para editar propaganda política. El 1938, la Ley de Prensa Serrano Súñer impuso a las publicaciones y a sus autores férreas directrices (censura, permisos previos, etc.) que estuvieron vigentes hasta que, en 1966, se promul-gó la de Manuel Fraga. Aún así, en estos años vieron la luz títulos como El Guerrero del Antifaz, una de las colecciones más populares de la España de la posguerra, que alcanzó 668 números, en los que se mezclaban los principios patrió-ticos, religiosos y caballerescos. En la misma línea estaban el Capitán Coraje, Capitán Trueno, El Jabato o Hazañas Bélicas donde los malos solían ser amarillos o rusos, y los alemanes no siempre quedaban mal parados. En Clarín, continuación de Flechas y Pelayos y con un carácter claramente doctri-nario, colaboraron muchos dibujantes y guionistas, entre ellos, la poeta Gloria Fuertes. También vio la luz Diego Va-lor, adaptación a la historieta del serial radiofónico de igual nombre que la Cadena SER emitió de 1953 a 1958 con un éxito arrollador… Y a ellos se sumaron un sinfín de títulos célebres como Carpanta, Zipi y Zape, Las Hermanas Gilda, Mortadelo y Filemón, o 13 Rue del Percebe, entre otros.

A finales de los años 70 y principios de los 80 surgen revis-tas como El Víbora (que siguió publicándose hasta 2005), Cimoc, El Papus, con su sátira política y social, o su continua-dora El Jueves, el decano actual que apareció en 1977 y que sigue publicándose, como no, cada miércoles.

También se produjo un auge de series de súper héroes ame-ricanos como Spiderman o Capitán América, y de las de gé-nero de ‘espada y brujería’, como Conan.

Aunque Mazinger Z había aterrizado en nuestro país mu-chos años antes, fue el precursor del manga japonés que iniciaría su expansión en los años 90.

Hoy, el cómic y la aventura gráfica viven en nuestro país una época dulce gracias a los coleccionistas, tiendas espe-cializadas y un reconocimiento literario y artístico que le ha otorgado el lugar que merece. En la actualidad, asistimos a un nuevo resurgimiento de la historieta, en el denominado formato de novela gráfica.

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Originales de la obra Dublinés, de Alfonso Zapico, por la que ha recibido el Premio Nacional del Cómic 2012

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Existen determinados productos agrarios que definen una región, un país e incluso una determinada civilización. Y el vino, sin lugar a dudas, es uno de ellos. Como podrá apreciar el visitante, vino y cómic van de la mano, no sólo en sus rela-ciones estéticas, sino también en su trayectoria paralela para romper barreras establecidas y reivindicarse como parte de la cultura. En algunos casos, lo hacen recíprocamente.

El vino aparece en las historietas de tres modos funda-mentales:

· Integrado en la vida cotidiana y ambientando infinidad de viñetas.

· Como elemento recurrente de la acción: personajes que cubren su desnudez con barricas, botellas como elemen-tos arrojadizos…

· Como protagonista de las historias.

Los cómics, más allá de utilizar el vino como una anécdota o un elemento decorativo de sus historias, lo van dotando de mayor relevancia, hasta el punto de que en diversas ocasio-nes se convierte en protagonista y eje principal de la trama. La tierra, las variedades de uva, las tareas de cultivo, el vino como seña de identidad de un lugar o un país, la cata… son elementos fundamentales en títulos como L’Art du Vin de Fredman y Jim, Los Ignorantes de Étienne Davodeau, o el manga japonés Shu Okimoto, de Tadashi Agi, seudónimo los hermanos Yuko and Shin Kibayashi, cuyo protagonista inicia la búsqueda de los “12 apóstoles” (los mejores reservas del mundo), como última voluntad de su padre fallecido. Este último ha desatado un fenómeno comercial de gran magnitud, ya que basta con que nombre un vino concreto para que las ventas del mismo se disparen en todo el mun-do. En España, la revista satírica El Jueves ha proporcionado interesantes páginas donde la cata de vino y sus correspon-dientes términos adquieren un gran protagonismo.

Lugar y HorariosSala de Exposiciones Temporales del

Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco Carretera N-232, Km 442 (26330) Briones, La Rioja

Del 18 de octubre de 2012 hasta el 16 de junio de 2013Martes, miércoles, jueves y domingos, de 10.00 a 18.00 horas

Viernes y sábados, de 10.00 a 20.00 horasLunes y período de Navidad, cerrados

Entrada gratuita

Esta información se irá actualizando en la web de Actividades de la Fundación Dinastía Vivanco

www.actividadesvivanco.com

De la vid a las viñetas