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Dominando la Fotografía de Retrato Fecha de publicación Septiembre 2014 Autores: Mario Pérez, Iaio Atamián, Caro Musso y Alexa De Blois Editado y publicado por Blog del Fotógrafo | www.blogdelfotografo.com Versión 1.1 ©Copyright 2014 Blog del Fotografo SLU Todos los Derechos Reservados Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida bajo ninguna forma, electrónica, mecánica ni ningún otro modo sin el previo y explícito consentimiento del Editor. Las imágenes que ilustran este libro son propiedad del autor del libro o de sus respectivos autores que las han compartido bajo licencia Creative Commons. Aviso: La información contenida en este libro es el resultado de la experiencia, conocimiento y opinión personal del autor. El autor no se responsabiliza del uso o mal uso de la información contenida en este documento.
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RETRATO
© 2014 Titular de los derechos de edición, publicación y distribución Blog del Fotógrafo
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Índice
Introducción
¿Qué material necesitas para iniciarte en fotografía de retrato?
Consejos para componer un buen retrato
La luz en el retrato
El color en la fotografía de retrato
Ajustes de la cámara para un retrato perfecto
Fuentes de inspiración para tu primera gran fotografía de retrato
Capturando emociones: 10 claves para unos retratos que rebosan emoción
Cómo contar una historia con un retrato
El retrato en Blanco y Negro
Retratando a los más pequeños de la casa
Autorretratos
Poses profesionales para tus fotos de retrato
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Introducción
A diferencia del paisaje, o de la fotografía de objetos, el retrato “habla”. El retrato
es lo más humano que hay en fotografía. Hecha por humanos, para ser
contemplada y consumida por humanos también, retratando otros humanos.
Este triángulo es clave. Por mucho que nos apasionen los amaneceres, por
mucho que nos emocione ver la fotografía de una hoja de árbol, de un ave en
pleno vuelo, o de unas hormigas en comunidad, nada conecta con nosotros
como la mirada de otro ejemplar de nuestra especie. Otro humano.
De todas las fotografías, la del retrato es la que se presta con mayor facilidad a
contar una historia. Un bebé con la mirada curiosa, un abuelo disfrutando de una
siesta o una pareja riendo a carcajadas. Es muy difícil toparse con un retrato
vacío de emociones y de historias. Un retrato es una plastilina en manos del
fotógrafo. Con él puedes contar casi cualquier cosa, tocar cualquier sensibilidad
y transmitir cualquier emoción que te propongas.
Dentro de esta facilidad, los retratos los hay buenos y los hay menos buenos.
Reconoces un retrato bien hecho en cuanto lo miras. Aunque no controles la
técnica, ni sepas cómo se llama ese estilo de iluminación, aunque no tengas
cultura fotográfica ninguna, en cuanto ves un buen retrato lo reconoces.
Bienvenido a “Dominando la Fotografía de Retrato”. Te esperan más de 120
páginas en las que te acercamos a la práctica del retrato a través de los distintos
elementos que lo componen, y que te ayudarán a poner un pie dentro de este
apasionante mundo. El único prerrequisito que necesitas traer de antemano es
pasión por la fotografía. Lo demás te lo contamos en las próximas páginas.
Recuerda, un libro de fotografía no puede convertirte en un experto de la noche
a la mañana. Sólo hay una manera de dominar el retrato, y es practicándolo. A
medida que vayas leyendo el libro, intenta adquirir el hábito de tomar retratos.
No esperes a terminar el libro para hacer tu primer retrato. De hecho, dispara un
primer retrato y consérvalo ahora mismo, antes de empezar la lectura. No
importa si no te gusta el resultado, practicando una y otra vez irás notando cómo
tus resultados mejoran.
¡Bienvenido y feliz fotografía!
Mario Pérez – Editor del Blog del Fotógrafo
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¿Qué material necesitas para
iniciarte en fotografía de Retrato?
Un buen retrato comienza con un buen equipo fotográfico. No te asustes, no
necesitas una cámara réflex profesional, ni un flash de estudio. No busques
excusas: en
realidad cualquier
cámara de fotos te
sirve para lanzarte a
experimentar. Sin
embargo hay un
equipo “mínimo”
que te permitirá
iniciarte
cómodamente en
este género
fotográfico y
obtener resultados
muy gratificantes ya desde el primer momento.
Me gustaría empezar el libro hablándote del equipo fotográfico que necesitas.
La Cámara
Por más que pueda sonarte un tanto reiterativo, contar con una buena cámara
fotográfica para tomar retratos es fundamental. La pregunta es: ¿Cuál es una
buena cámara? La respuesta es muy simple: la mejor cámara es la que tienes
en tus manos.
Créeme, para sacar un buen retrato no necesitas más que la cámara que tienes
contigo ahora mismo. Si venías dándole a la idea de que necesitabas una
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Gonzalo Díaz
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cámara mejor, vete olvidándolo. Los grandes maestros de la fotografía y los
precursores del retrato contaban con cámaras mucho menos sofisticadas que
incluso la de tu teléfono móvil. Lo realmente importante no es lo costosa que es
tu cámara sino cómo puedes aprovecharla al máximo y sacarle todo su
potencial. Esto siempre lo hemos venido divulgando en el blog y aquí no iba a
ser menos. La foto no la hace la cámara, la haces tú. Esto es una regla y el
retrato no es ninguna excepción.
Si en cambio, directamente no dispones de cámara, está claro que necesitarás
comprarte una. Échale un vistazo a nuestro listado con cámaras réflex
recomendadas, la tuya puede estar ahí esperando.
El Objetivo
El objetivo de una cámara fotográfica es donde en realidad sucede la magia. Si
bien es cierto que con cualquier objetivo es posible tomar un retrato, es probable
que si estás buscando un determinado efecto, como puede ser mayor
desenfoque o nitidez, es necesario utilizar un objetivo que te permita más
flexibilidad. La regla de oro es que cuando el objetivo que tienes colocado en tu
cámara no te permita satisfacer tus necesidades fotográficas, es momento de
pensar en adquirir uno que sí lo haga.
A estas alturas es muy probable que te preguntes: ¿Qué focal es la más
recomendada? (Si no sabes qué es una focal te lo contamos aquí en el blog).
En la fotografía de retrato las focales más utilizadas varían entre los 50 y 85 mm,
pudiendo incluso llegar a los 200 mm o más. Sólo ten en cuenta que cuánto más
larga sea la distancia focal que utilices (mayor valor en milímetros), mayor será
la distancia a la que debas situarte del sujeto a retratar. Si utilizas focales más
cortas en cambio, deberás situar la cámara muy cerca de tu modelo (pudiendo
incomodarlo).
Otro aspecto fundamental en cuanto al objetivo es la luminosidad (apertura de
diafragma).
Truco: Si aún no conoces el verdadero potencial que tiene tu cámara, entra a la
página web de su fabricante y descárgate su manual de usuario. Te sorprenderás de
la cantidad de características y funciones que tiene y que, probablemente, aún no
has aprovechado al máximo. ¿A qué esperas?
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Normalmente cuanto más luminoso sea un objetivo, menor luz en el ambiente
necesitarás para poder realizar una fotografía sin ajustar la sensibilidad ISO (lo
cual aumentaría el ruido y disminuiría la calidad) y sin tener que disminuir la
velocidad de obturación (lo cual aumentaría la probabilidad de que la foto salga
movida).
Pero esto no es todo: cuanto más luminoso sea un objetivo, es decir, cuanto
mayor sea su apertura de diafragma (f/1.4, f/1.8, etc.) mayor nivel de desenfoque
o bokeh podrás lograr en tus fotografías.
El tipo de objetivo también es importante: ¿de distancia focal fija u objetivo
zoom?
Al utilizar menor cantidad de lentes y elementos móviles en su construcción, los
objetivos de distancias focales fijas suelen garantizar mayor nitidez, luminosidad,
y por ende mayor calidad en las fotografías gracias a su construcción más
simple. Pero ten en cuenta que, lo que ganas en calidad, lo sacrificas en
versatilidad.
Los objetivos de distancia focal variable o “zoom” no suelen ser tan nítidos ni
luminosos como los de focal fija pero, al poder variar su distancia focal, trabajar
con ellos puede resultarte más cómodo. Podrás realizar un re-encuadre sin
necesidad de dar paso alguno. Encuadras y enfocas a 18mm, ¿que no te gusta
cómo queda? Le metes un poco más de zoom y observas cómo queda tu
encuadre a 25 ó 30mm, así vas variando la distancia focal en el objetivo sin
moverte tú de tu sitio. Esto es cosa imposible con un objetivo de distancia focal
fija.
Entonces ¿Cuál es el objetivo ideal para mí?
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de sklathill
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A la hora de escoger un objetivo para hacer fotografía de retrato, piensa en los
siguientes aspectos:
¿Lo utilizarás para otro tipo de fotografía, distinta al retrato, de manera
frecuente?
¿Cuándo salgas a hacer fotos, querrás llevarte varios objetivos encima y
andar cambiándolos en función del tipo de foto que vayas a tomar, o
prefieres ir ligero de objetivos?
¿Cuánto es tu presupuesto?
¿En qué condiciones de luz harás las fotos, de noche y casi a oscuras, o
más bien de día y en muy buenas condiciones de luz?
Responder estas preguntas te ayudará a entender el tipo de objetivo que
necesitas para tu próxima fotografía de retrato.
El Flash
En un retrato, la forma en que iluminemos el sujeto influirá no sólo en la parte
estética sino también en las sensaciones, mensajes y emociones que el retrato
trasmita. Aquí el flash se vuelve un accesorio fundamental no sólo por la
posibilidad de “agregar” más luz en una escena sino también porque te permitirá
moldear esa luz a tu gusto.
El uso del flash no se limita solamente a interiores oscuros o a los retratos de
estudio sino que también en exteriores te será muy útil cuando no cuentes con la
iluminación ideal, estés trabajando a contraluz o bien si quieres reducir las
sombras duras (muy pronunciadas) que produce el sol en la cara del sujeto, es
decir, utilizarlo como “relleno de luz”.
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Aunque al principio puedes utilizar el flash que viene integrado en tu cámara,
con el tiempo te darás cuenta que la luz frontal no es la ideal en la fotografía de
retrato ya que
produce imágenes
planas y poco
expresivas. Los
flashes externos, al
permitir orientar su
luz en cualquier
dirección o bien
rebotarla, permiten
que la luz llegue al
sujeto de forma
mucho más suave
aportando un efecto
más agradable.
A continuación te
explicamos algunos
accesorios que o
bien
complementarán el
uso de tu flash y le darán
mucha más utilidad de la que ya tiene; o bien reemplazarán el tradicional flash
con una luz mucho más bonita:
Difusores: estos accesorios se colocan delante de una fuente de luz
(flash, reflector, etc.) con el fin de que puedas manipular la forma en que
ésta incide en los sujetos que vas a fotografiar. Podrás difuminarla,
dirigirla, rebotarla, etc., de acuerdo a la forma en que estén construidos
estos. Los más utilizados son: panal de abeja que permite dirigir y
concentrar la luz y los DIY o de luz suave que la difuminan.
Ventanas de luz: son difusores de luz suave pero a gran escala, por eso
el nombre “ventana”. Este tipo de difusores son muy utilizados en estudios
para lograr que la luz de un flash o reflector sea lo más suave posible ya
que, cuanto mayor es la superficie en donde la luz rebota, más suave será
ésta en la escena.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deyuyunz.
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Paraguas reflectores: al igual que las ventanas de luz, los paraguas son
difusores de luz suave a gran escala, es decir, que se utilizan para
dispersar la luz proveniente de un flash o de cualquier otra fuente de luz
controlable.
Pantallas reflectoras: estas pantallas son muy utilizadas para rebotar la
luz y dirigirla hacia tu protagonista. Dependiendo del color de éstas
(blanco, dorado, plateado, negro) cambiará el tono de la luz que éstas
reflejan o absorben.
Radios: los radios son unos pequeños controles que se utilizan para
disparar dos o más flashes al mismo tiempo. Se conectan al flash y
permiten sincronizar varios de estos con la cámara fotográfica para que
todos se disparen al mismo tiempo.
Más adelante en el libro aprenderás todo lo necesario para convertirte en un
maestro de la luz en la fotografía de retrato.
El Trípode
El trípode no sólo te servirá para evitar que tus retratos se arruinen producto de
vibraciones indeseadas que terminen “moviendo” tus fotografías, también te
permitirá trabajar mucho más cómodo.
Tu función como fotógrafo no se limita a oprimir el disparador y tomar la
fotografía. En realidad eres el director de todo lo que sucede en la escena. Por lo
que si colocas tu cámara firmemente en un trípode, podrás moverte
cómodamente ajustando todos los detalles que creas necesarios sin necesidad
de esta constantemente encuadrando las fotografías.
¿Qué trípode necesitas para tus sesiones de retrato?
Dependerá principalmente de si vas a hacer retratos en estudio o en exterior. Si
tu intención es contar con un estudio propio, te recomiendo un trípode tipo el Alta
Pro 263 AGH de la marca Vanguard. Robusto, firme, y de los mejores trípodes
que hemos probado en el Blog del Fotógrafo.
Truco: En exteriores cuentas con reflectores naturales como la arena, la nieve o el
agua. Utilízalos.
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Si en cambio vas a estar saliendo a la calle y planeando sesiones de retrato en
la ciudad, en entornos naturales, etc., el Manfrotto MKBFRA4-BH es una gran
opción, debido a tu versatilidad, ligero peso y portabilidad.
La parte más básica del equipo: tú mismo
Lo único que no puede ser reemplazado a la hora de tomar fotografías eres tú.
Sin ti, no hay fotógrafo y sin fotógrafo, no hay foto.
Ten siempre en mente que no importa lo cara e increíblemente avanzada que
sea tu cámara, no importa lo luminoso de tu objetivo o el estudio tan sofisticado
que tengas. De nada servirán si no estás tú allí para aportar tu huella de
fotógrafo.
La verdadera magia es la que creas tú mismo.
Cuidado: Montar de forma incorrecta un trípode aumentará el riesgo de que tus
fotografías terminen movidas y borrosas, e incluso que se caiga la cámara al suelo
pudiendo sufrir daños físicos. Montar correctamente un trípode es muy fácil si lees el
siguiente artículo del blog: “Cómo Montar Correctamente un Trípode”.
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Consejos para componer
un buen retrato
Ya tenemos una cámara de fotos, un buen objetivo, y todos los demás
accesorios que necesitamos para el retrato que vamos a tomar. Lo siguiente es
pensar en la composición de nuestro retrato
A estas alturas habrás oído millones de veces hablar sobre composición, reglas,
tercios, líneas o proporciones. Todo ello forma, efectivamente, parte de la
composición. Una buena composición marca la diferencia entre un gran retrato y
un retrato sin interés ¿Quieres saber por qué es tan importante? Vamos a verlo
poco a poco, empezando por lo más básico:
¿Qué es la composición?
Por composición entendemos la forma de
colocar los objetos o sujetos dentro del
marco, y a la vez a la manera en que estos
se relacionan entre sí; es decir, pueden
relacionarse provocando tensión o
equilibrio en la imagen (o ambas cosas a la
vez) en función de su colocación, de la
repetición de elementos, de líneas, etc.
Todos los elementos que acompañan a la
composición deben tener la finalidad de
centrar la atención en el sujeto (o sujetos)
que hayas escogido como principal, y tu Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía capturetheuncapturable
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labor es guiar al espectador hacia ese punto a través de diferentes elementos.
Vamos a verlos a continuación:
Estudiar el centro de interés
Para hacerte una idea de por dónde puedes enfocar el retrato (metafóricamente
hablando), es importante que previamente te hagas una idea de cómo es la
persona que quieres fotografiar. A veces te será fácil, porque seguramente
empezarás a perseguir a tus seres queridos a todas horas (como hemos hecho
tod@s ;-)) y a ellos ya los conoces bien. Pero otras veces, cuando quieras
obtener retratos de gente que no conoces, te costará más. Para ello es una
buena idea que te tomes tu tiempo, que te hagas una idea de cómo es, de lo que
transmite, lo que la identifica a esa apersona; obsérvala, gánate su confianza
poco a poco, que se acostumbre a ti y a tu cámara. Si puedes hablar con él o
ella, hazlo, explícale qué quieres y por qué, y sobre todo, respétalo/a. Si no
quiere el retrato, no se lo hagas. Ponte en su lugar ¿Te gustaría que te lo
hicieran a ti? Pero si por el contrario has conseguido “llegarle” te regalará lo
mejor de sí mismo, y con algo de ayuda de la composición… ¡Tendrás un retrato
magnífico!
La famosa “regla de los tercios”
Es seguramente la regla de composición más conocida en fotografía, y la que
más adeptos tiene (también la que más gente se salta ;-) ). Consiste en dividir el
marco en tres secciones proporcionales tanto verticalmente como
horizontalmente. El punto máximo de interés y equilibrio en la fotografía se
considera que es donde se cruzan estas líneas. Se ha demostrado que el ojo
viaja más naturalmente a estas intersecciones que por ejemplo al centro de la
imagen. Por eso, como norma general, es poco recomendable colocar los
puntos de interés en el centro absoluto la imagen.
La regla de los tercios es aplicable tanto a la fotografía de paisaje, urbana,
arquitectónica… o la de retrato. En retrato, conseguir una imagen equilibrada a
Recomendación: Escoger un centro de interés es el primer y más importante
paso en composición, si no hay centro de interés, no hay imagen (la imagen no te
contará nada).
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través de la regla de los tercios se basa en situar a nuestro protagonista en una
de sus intersecciones.
Dependiendo del plano que estés usando, eso significa situar una parte u otra en
uno de los puntos de cruce de las diferentes secciones. Por ejemplo, en un
primer plano puedes situar un ojo y la comisura del labio para realzar la mirada y
el gesto de la boca, o, en un plano más largo, la zona del personaje que quieras
destacar mejor.
Evidentemente estas líneas son imaginarias y te las tendrás que imaginar
mientras realizar el encuadre con tu cámara, aunque es cierto que algunas
cámaras ofrecen la opción de visualizar una cuadrícula durante el encuadre,
precisamente para este fin.
Las líneas en composición fotográfica
Para dirigir la atención del espectador hacia el sujeto que quieres retratar, no
sólo cuentas con la regla de los tercios. Una forma muy acertada de hacerlo es
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Nathan O'Nions
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usar líneas que dirijan, que hagan pasear al espectador por tu retrato, en la
forma exacta en la que quieres que lo haga.
Cada tipo de línea aportará una forma diferente de viajar por la imagen hacia tu
centro de interés (rápida, lenta, agresiva, etc.). Por ejemplo, puedes decidirte a
centrar la imagen, pero guiar al espectador a través de líneas que confluyan en
tu personaje principal, así dotarás a la imagen de dinamismo y tensión,
haciéndola más interesante y menos plana.
Llenar el encuadre
Muchos retratos fracasan porque el sujeto
está demasiado lejos. Piensa si hay algún
motivo por el que no debas acercarte a
él/ella. Si el fondo es muy interesante y te
ayuda a definir a tu personaje, aléjate, pero si
no es así, si no aporta nada o peor, distrae la
atención del motivo principal de la fotografía,
sácalo del encuadre acercándote a tu
personaje.
Hay muchas formas de llenar el encuadre.
Cuanto más cerca estés, más íntima será la
imagen; más dramática y más información
perderás del entorno. Si te alejas un poco y
dejas respirar algo la imagen, podrás situar a
tu protagonista en un contexto con algo de información sin quitarle
protagonismo. Más bien lo usarás para acabar de explicar la historia de la
persona que has decidido retratar.
Formato ¿Horizontal o Vertical?
El formato vertical: Éste tipo de formato parece que nos cuesta un poco más,
¿verdad?, puede que sea porque el ojo humano “ve” en horizontal, o porque nos
encontramos más cómodos sujetando la cámara en horizontal que en vertical,
pero lo cierto es que por cada cien fotografías en horizontal quizá haya 10 en
vertical. Si echas una ojeada a cualquier galería de Flickr lo verás.
El formato vertical no sólo es recomendable, sino que puede mejorar
sustancialmente muchos retratos. En el formato vertical aplicamos las mismas
reglas de composición que para uno horizontal, por lo que no tiene misterio, sólo
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de
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hay que probar. El formato vertical es más cerrado, el sujeto queda más aislado
del fondo, por lo que en muchas ocasiones en las que no quieres que tu
protagonista comparta protagonismo con el fondo, es ideal. Si dudas en una
imagen, puedes probar ambos formatos, ya verás como el vertical te sorprende
positivamente.
El formato horizontal: Por definición, a menos que realices un primerísimo
primer plano, (donde el rostro ocupa todo el encuadre en la imagen) el formato
horizontal recoge más elementos del entorno que el formato vertical, por ello el
horizontal es más propenso a ser utilizado para contar historias, tanto del sujeto
como del fondo. Permite relacionar a tu personaje con su entorno, situarlo en un
contexto, en un momento del día concreto, etc.
Apertura
La apertura del diafragma no es sólo la cantidad de luz que has decidido dejar
pasar a través de tu objetivo. La apertura es también profundidad de campo; es
decir, con ella escoges qué cantidad de enfoque vas a tener en la imagen. Si
quieres imágenes con una amplia profundidad de campo (la totalidad de la
imagen enfocada), tendrás que utilizar diafragmas muy cerrados (f/16 o f/32, por
ejemplo). Si por el contrario quieres poca zona enfocada en la imagen, deberás
abrir al máximo posible tu diafragma dependiendo de la luminosidad de tu
objetivo (f/1.4, f/1.8, f/2.5 y así…).
En retratos esto se traduce básicamente en el grado de aislamiento que quieres
darle a tu protagonista. ¿Quieres aislarlo completamente del fondo? Abre el
diafragma, lo aislarás y además conseguirás un efecto pictórico muy interesante
con el desenfoque.
Si por el contrario quieres darle al sujeto el mismo protagonismo que al fondo,
deberás cerrar el diafragma lo máximo posible. Eso sí, si cierras el diafragma,
asegúrate de que los otros elementos de composición (líneas, regla de los
tercios…) ayudan a definir quién es el motivo de tu imagen; cuál es el centro de
interés y el por qué de esa imagen.
Cuidado: Si reduces la distancia focal al máximo, no olvides enfocar a los ojos del
protagonista. De todo el rostro, es la zona más importante por su expresividad; es el
punto al que se dirige directamente el espectador.
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El fondo
Es importante decidir antes de tomar el retrato, qué cantidad de elementos de la
que rodea a tu protagonista “merece” ser retratada. Esto es, ¿Aporta algo el
fondo que le rodea en la historia que vas a contar sobre esa persona? Por
ejemplo, si estás fotografiando a tu pareja en un bello atardecer en un campo
inundado de primavera… ¿Es necesario que aparezca aquel edificio horroroso
que se vislumbra a lo lejos a la derecha de la imagen? Si no aporta nada, (o
peor, daña el mensaje y la armonía de la imagen) sácalo del encuadre. Por
favor.
Si por el contrario has decidido retratar por ejemplo a un panadero amasando
pan en su lugar de trabajo, en este caso sería interesante que aprovecharas el
fondo como parte del encuadre de tu imagen. Te ayudará a complementar el
retrato de la persona que acabas de retratar y a contar una historia sobre él.
Dos puntos importantes a tener en cuenta respecto al fondo:
El espacio negativo sirve para resaltar al sujeto principal. Se basa en un
fondo lo más neutro posible o con poca información y su función es
resaltar al protagonista sin restarle protagonismo. Depende de dónde
sitúes a tu protagonista respecto al espacio negativo, puedes conseguir
desde sensación de
movimiento (marcar el
lugar hacia donde se
dirige la acción),
sensación de paz, de
soledad, de agobio,
etc.(Si te interesa
profundizar en el tema
del espacio negativo
tenemos un artículo en
el blog sobre el tema.).
Presta especial
atención al color: El
color debe resaltar el
retrato, y ayudarte a
transmitir el sentimiento
que expresa la persona
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de danielmviero.com.
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que vas a fotografiar. Por ejemplo, si haces un retrato formal para por
ejemplo una fotografía laboral, puedes utilizar un fondo blanco. Si por el
contrario, estás retratando a un niño, que son alegres, disparatados y
llenos de vitalidad, puedes colocarlos en un fondo que se adapte más a
su personalidad “chillona”.
El punto de vista
El punto de vista es la forma que tienes (el ángulo) de dirigir tu cámara hacia el
sujeto. Cada punto de vista se asocia a diferentes emociones y transmite
diferentes sensaciones.
Punto de vista normal: En un primer plano lo normal es acercarte al
sujeto desde un punto de vista “normal”, es decir, la cámara paralela al
suelo sin ángulo ni hacia arriba ni hacia abajo. El resultado es tu sujeto
fotografiado de frente y sin distorsiones. El punto de vista normal transmite
serenidad, equilibrio y confianza, puesto que es nuestra forma habitual de
mirar a una persona a la cara.
Punto de vista picado: Este es un punto de vista que solemos utilizar de
forma “natural” con aquello que encontramos físicamente por debajo de
nosotros. Lo puedes ver a menudo en fotografía de niños o animales
pequeños. Es un punto de vista que transmite vulnerabilidad y
dramatismo, puesto que acentúa la diferencia de tamaño, su pequeñez. El
picado sitúa el objetivo en un ángulo de 45º (aproximadamente) hacia
abajo. No es conveniente abusar de él por ejemplo en niños, porque es un
ángulo forzado que siempre transmite la misma idea, pero sí está bien
probarlo de vez en cuando.
Punto de vista contra-picado: Como indica su nombre, es la misma
idea que el picado pero al revés; de abajo hacia arriba. También la idea
que transmite es la contraria: Fuerza, majestuosidad; poder. Por ejemplo,
si estás fotografiando a alguien y quieres transmitir su gran influencia,
puedes contra-picar algo tu cámara y le otorgarás ese aire de grandeza y
autoridad.
Truco: Un fondo puede ser una simple tela difuminada con poca profundidad de
campo detrás del protagonista. Una buena opción es llevar contigo un par de
pañuelos de cuello grandes y de diferentes colores cuando preveas salir a tomar
retratos y colocarlos como fondo.
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Distancias focales, ¿qué nos cuenta cada una?
Ya hablamos de la elección del objetivo al principio pero no podemos ignorar el
componente de “composición” que tienen los objetivos.
A la hora de hacer retratos es importante que seas consciente del grado de
intimidad que quieres transmitir a través de tu retrato y del grado de intimidad
“real” que tienes con la persona que vas a fotografiar, puesto que en parte este
grado (o no) de intimidad puede decidirte por una focal u otra.
Teleobjetivos: Son quizá los más utilizados en retrato, ya que crean poca
distorsión en el rostro, y además te permiten situarte a cierta distancia de tu
protagonista, a la hora de tomar la fotografía. Por lo que en situaciones donde no
tengas demasiada o ninguna confianza con la persona que quieres retratar,
puede serte de gran utilidad. Con los teleobjetivos no invadirás su “zona de
confort”. Por desgracia no todo podían ser ventajas, son objetivos que en
principio necesitan mucha luz (y los que no necesitan tanta son carísimos), por
lo que no te funcionarán demasiado bien por sí solos en situaciones de poca luz.
También aplanan algo la imagen eliminando la sensación de profundidad de la
fotografía.
50mm: La óptica fija de 50mm (como el Rey de los Objetivos) te ofrece por el
contrario, todo lo que no te puede ofrecer un teleobjetivo. Son muy luminosos y
tienen una gran nitidez, puesto que están diseñados para funcionar
perfectamente de forma fija, a diferencia de un objetivo de distancia focal
variable, tipo un 18-55mm, los cuales deben cumplir con un mínimo pero los
resultados que ofrecen son mucho más pobres y limitados.
Gran angular: El gran angular se utiliza principalmente en toma de fotografías
de paisaje por su amplia abertura focal; por la forma de la lente es el que más
zona te permite abarcar del paisaje (sea urbano o
natural). Utilizarlo en planos cortos crea grandes
distorsiones en el rostro de la persona fotografiada;
agrandando exageradamente los rasgos más cercanos
al objetivo y empequeñeciendo los más pequeños.
Puedes utilizarlo con este fin; buscando la distorsión.
También es adecuado para retratos “callejeros” o de
paisaje donde el entorno cobra la misma importancia
que la persona a fotografiar.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de nomadic_lass
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Utilizar la escala
Otro aliado en composición es el uso de la “escala” relacionada con el tamaño.
La relación de tamaños o de “peso” en la imagen, es también un recurso muy
utilizado en composición. Por ejemplo, si buscas un retrato “dramático” que
muestre la soledad de esa persona que tienes enfrente o de la humanidad en sí
misma, puedes situarlo en un vasto espacio, donde por contraste se le verá
diminuto y desamparado. Si quieres fotografiar un bebé y resaltar su pequeño
tamaño, sitúalo al lado o cerca de algo grande, ya verás como la sensación de
su pequeño tamaño aumenta exponencialmente.
Si por el contrario buscas la majestuosidad de la persona que retratas, colocarlo
alrededor de objetos o personas más pequeñas que él te producirá la sensación
de que es mucho más grande de lo que es. Todo es cuestión de perspectiva.
El movimiento
Seguramente cuando piensas en un retrato, la imagen que se dibuja en tu
cerebro es la de alguien de frente, mirando a cámara, quizá en primer plano. Es
la idea más común al retrato y quizá también la más utilizada, pero ¿y si te digo
que un retrato no tiene ni mucho menos por qué ser algo estático?. Puesto que
el movimiento es algo inherente al ser humano, ¿Por qué no utilizarlo como
forma de expresión compositiva en retrato?
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Congelar el movimiento:
Puedes conseguirlo jugando con
velocidades altas. Es muy
recomendable para fotografiar
deportes, (gente corriendo,
saltando, tirándose a la
piscina…) Permite captar la
sensación de velocidad a través
de los gestos de la persona a
fotografiar.
El movimiento fluye y se
imprime en la imagen: Se
consigue a través de bajas
velocidades. Imprime dinamismo
a la escena, sensación de
velocidad o urgencia.
Como ya te habrás dado cuenta, la
composición es la suma de cada uno
de los elementos que acabamos de
mencionar, pero aunque a priori te
parezcan demasiados o muy
complicados, o pienses que nunca
serás capaz de dominarlos, lo harás y
llegarás a usar cada uno de estos
elementos de forma intuitiva.
Seguramente sin conocer algunos
elementos de la composición ya los
estabas usando.
Pues ahora, siendo consciente de
ellos, de sus posibles combinaciones,
con pararte a pensar un instante antes
de tomar la imagen, ya tienes mucho
camino hecho. Aunque te parezca
obvio, la mejor forma de aprender es
pensar en lo que quieres, muchas
veces los retratos fallan porque los
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hacemos sin pararnos a pensar un segundo. Antes de tomar un retrato piensa:
¿Quién es esta persona?, ¿Qué inspira?, ¿Qué quiero inspirar yo a través de
ella?, ¿Qué apertura quiero?, ¿Quiero compartir su protagonismo con el fondo o
no?, ¿Dónde la sitúo?, ¿La quiero cerca?, ¿Lejos?...
Si lo haces, antes de apretar el disparador, esa imagen ya estará hecha ;-) y
será fantástica.
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La luz en el retrato
Seguro que ya sabes que sin luz no hay fotografía, su propio nombre lo indica, lo
que tal vez no sepas, es lo importante que puede llegar a ser su manejo a nivel
técnico y creativo cuando se trata de una fotografía de retrato.
En este apartado te vamos a contar todo lo que necesitas saber para iluminar
tus retratos. Descubrirás cómo unos pocos cambios a nivel de luz pueden
ayudarte a conseguir unas fotografías impresionantes.
Posición de la luz
La posición de la luz influye inevitablemente en el resultado del retrato, en la
imagen del sujeto y en el sentimiento que nuestra fotografía presentará. A
continuación te detallamos las principales posiciones de luz que puedes usar en
una fotografía de retrato.
Luz frontal
En este tipo de luz el sujeto se coloca de frente a la fuente de la
luz. Esta puede ser natural, como una ventana o artificial, como
una ventana de luz o un flash. Este tipo de iluminación no es el
más recomendado a la hora de realizar un retrato, sin embargo, sí
lo es si lo que buscas es capturar mejor los detalles del sujeto.
Luz lateral
En este caso, la luz incide lateralmente sobre el rostro
aumentando el volumen y resaltando las texturas. Ofrece
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resultados muy interesantes ya que nos permite aportar un toque de dramatismo
y acción a nuestro retrato.
Luz trasera
Puedes lograr siluetas o el efecto aura alrededor de tu modelo
colocando a éste entre la fuente de luz y tu cámara, de modo que se
produzca un contraluz. Hay que tener mucho cuidado a la hora de
experimentar con esta posición de luz ya que puede subexponer
nuestras fotografías.
Luz cenital
La luz en este caso cae desde arriba. Ofrece resultados diferentes,
pero también puede provocar sombras nada favorecedoras.
Tipos de iluminación en retrato
En el punto anterior te hemos contado las cuatro posiciones básicas de tu fuente
de luz. Ahora te vamos a detallar los cuatro tipos básicos de iluminación en el
retrato que surgen como resultado de estas posiciones.
Rembrandt Light
Se conoce con este
nombre al retrato en el
que una parte del rostro
resulta más iluminada que
la otra y además en la
parte oscura se aprecia un
Truco: Colócate a una altura por encima del sujeto y le pides que mire hacia arriba.
De este modo lograrás una luz frontal pero con una perspectiva mucho más
interesante y atractiva.
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pequeño triángulo de luz.
Para lograrlo debes colocar el flash en un ángulo de 45º respecto a la cámara.
En el lado opuesto puedes poner un reflector.
Split Light
En este tipo de retrato, un lado del rostro queda
totalmente oscurecido. Puedes lograr este efecto
más dramático situando la fuente de luz en un
lateral del modelo y formando un ángulo de 90º
con respecto a tu cámara.
Broad Light
El siguiente tipo de luz resulta aún más sugerente debido al halo misterioso que
proporciona y la belleza que consigue. Puedes obtenerlo siguiendo el esquema
del “Rembrandt Light” pero en este caso pide a tu modelo que se gire unos 45º
en dirección contraria a la de la procedencia de la luz.
Butterfly Light
Se conoce con este nombre de Butterfly (mariposa)
porque crea una sombra bajo la nariz con forma de
mariposa. Esto ocurre cuando sitúas la fuente de luz
en un ángulo de 45º sobre la cámara y el modelo
recibe la luz desde arriba.
Estos son los cuatro esquemas de luz más conocidos
o utilizados, pero recuerda que aquí el creativo eres
tú, puedes jugar con la luz como quieras para
obtener tus propios resultados. Haz pruebas, mueve al modelo, la luz,
experimenta con la luz natural y con la luz artificial, aprende de los consejos y de
los errores. No hay nada mejor que aprender de estos últimos porque serán los
que mejor recordarás y de los que antes aprenderás.
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Calidad de la luz
Es fácil confundir la calidad de la luz con la intensidad y creer que una luz dura
es más intensa que una suave, pero esto no es así. En realidad tiene que ver
con la transición entre las luces y las sombras y está relacionado con el tamaño
de la fuente de luz. Veámoslo con más detalle:
Luz dura
La luz dura provoca una transición muy brusca entre las luces y las sombras de
una imagen y produce unas líneas muy definidas. Se produce cuando el tamaño
de la fuente es pequeño, también si está a mucha distancia, pues esto también
hace que disminuya el tamaño. Por ejemplo, un día muy soleado provoca una
luz dura.
Luz suave
Hablamos de luz suave cuando existe un degradado sutil y progresivo de las
luces a las sombras, o cuando es tan sutil que ni siquiera se distinguen las
sombras. Ocurre cuando la fuente de la luz es mucho más amplia. Los
modificadores de luz como los difusores pueden ayudarte a ampliar el tamaño.
Si un día soleado provoca luz dura, uno nublado nos ofrece una luz muy suave.
Ya conoces los distintos tipos de iluminación, pero conocer sus nombres de
memoria (Luz Rembrandt, Luz Split) no te hará mejor fotógrafo. Sí, conviene que
los conozcas, pero la fotografía y en especial el retrato es un ejercicio de pasión
en el que las mejores tomas son las improvisadas.
No te compliques la vida demasiado, experimenta ante todo. Si te resulta
complicado conseguir una luz cenital o procedente de arriba, intenta disparar tu
retrato de todas maneras, busca maneras de improvisar. Si ya conoces las
formas de iluminación intenta superarlas, jugar con la luz e ir más allá.
Truco: En exteriores cuentas con reflectores naturales como la arena, la nieve o el
agua. Utilízalos.
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Recuerda que tú eres el creativo, el artista, combina los distintos elementos que
te contamos en este libro como si de colores de una paleta se tratara, y
plásmalos en el lienzo con tu propio sentimiento para conseguir tu mejor retrato.
Un retrato que lleve tu propia huella.
No la de Rembrandt.
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El color en la
fotografía de retrato
Fotografiar en color es la forma más exacta de acercarnos a la realidad que
contemplamos. Te permite plasmar las diferentes tonalidades verdes de un
bosque, o las delicadas luces cálidas de un atardecer, el frío de una tarde de
invierno, o el calor de una playa abarrotada en agosto. Con el color puedes
transformar y explicar historias, hablar de pasión, calma, tristeza o enfado. Es un
elemento más de la composición y como tal, aprender a conocerlo te ayudará en
la tarea de lograr grandes retratos. Así que empezaremos con algo de teoría y
conceptos básicos sobre el color.
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Las propiedades del color
Saturación
La saturación se relaciona con la fuerza, la intensidad o la pureza del color, es
decir, a más saturación, colores más intensos y puros; a menos saturación,
colores menos intensos (hasta llegar paulatinamente al gris).
Tono
Es lo que llamamos comúnmente como “color” (rojo, verde, azul, amarillo; todos
los que contiene el círculo cromático).
Matiz
Un matiz es la variante de color dentro de un mismo tono. Como a modo de
ejemplo y/o curiosidad, ¿Sabías que los esquimales distinguen hasta 30 tipos de
blanco? Seguramente tú y yo seamos capaces de distinguir máximo 4 ;-). El
blanco es el color (tono) y las variantes dentro de un mismo tono serían los
matices respecto a un mismo color.
Luminosidad
La luminosidad se entiende con respecto a la luz que percibe un color. Cuanta
menos luminosidad tiene, más oscuro, y cuanto más claro, más luminosidad
tiene.
Colores armónicos
Son aquellos que se acompañan y que funcionan
bien juntos (como en una buena pieza musical).
Los colores se combinan en equilibrio para crear
una imagen armónica.
Si te fijas en el círculo de la derecha, ves un
grupo de colores “cálidos” en la mitad derecha.
Estos colores, siempre combinados juntos, darán
un toque de armonía y cohesión.
Lo mismo ocurre si combinas los colores de la
mitad izquierda juntos en el mismo retrato.
Obtendrás una foto equilibrada y correcta.
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Colores complementarios
Son los opuestos, los que se contraponen y producen un fuerte contraste. Dos
colores son complementarios cuando están uno frente a otro en el círculo
cromático.
Colores cálidos y fríos
Colores cálidos: Son aquellos que contienen una sensación subjetiva
asociada al calor: naranjas, amarillos, marrones, rojos y dorados.
Colores fríos: Son aquellos que contienen una sensación subjetiva
asociada al frío: azules, verdes y violetas.
Configuración básica del color en una cámara
Antes de empezar a fotografiar en color, es importante que ajustemos las
diferentes opciones de la cámara que se relacionan con el color. Principalmente
dos:
El espacio de color
Las cámaras suelen tener programado por defecto el espacio de color sRGB,
que genera archivos más pequeños. Es importante que si vas a disparar en
color, cambies la configuración a Adobe RGB, que tiene más espacio de color
que el anterior (recoge y almacena más información sobre los colores de la
toma).
El Balance de Blancos
El balance de blancos es la forma de la que disponemos en fotografía digital de
controlar la temperatura de color. En analógico se hacía a través de filtros de
colores opuestos a la luz dominante. Ahora es la cámara la que realiza este
juego de filtros para conseguir imágenes con luz neutra. Por ejemplo, seguro
que has fotografiado alguna vez en casa la luz de una bombilla de tungsteno y
las fotos te han quedado un poco demasiado cálidas… Pues ajustando el
balance de blancos a través de un filtro frío contrarrestas el cálido y obtienes una
temperatura de color correcta.
Recomendación: Configura el balance de blancos en automático (AWB) por si
tienes que realizar una toma rápida. Si dispones de tiempo, configúralo
manualmente para mejorar los resultados. La cámara nunca será tan precisa como
tú.
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Durante la sesión
No importa si es un trabajo remunerado o por amor al arte, intenta siempre dar lo
mejor de ti mismo cuando realices un retrato. Pensar antes de apretar el
obturador, observar a tu protagonista, las posibilidades del entorno, etc.,
mejorará muchísimo tus imágenes. Te dejo algunos aspectos a tener en cuenta
durante una sesión de retrato ya que influirán en el aspecto color:
Cuida la exposición
Sí, es obvio, pero siempre hay que insistir, sobre todo en retratos y más aun en
retratos en color. ¿Por qué? Resulta que cualquier ajuste de exposición que
realices a posteriori puede alterar los colores de la toma.
Para ello es importante que midas la luz sobre el rostro de la persona que
quieres retratar de la forma más precisa posible para evitar que ciertas
condiciones de luz o color engañen al fotómetro haciéndole pensar que hay
mucha más luz (o menos) de la que en realidad hay. Si no disparas en modo
manual, puedes bloquear la exposición una vez la hagas y re-encuadrar o
moverte con la exposición bloqueada para no perderla.
Evita el flash
Si sólo dispones del flash integrado de tu cámara, olvídate de él a menos que
sea como flash de relleno. El flash altera los colores, aplana la imagen, produce
ojos rojos, así que procura tenerlo bien cerrado a menos que no tengas ninguna
otra posibilidad.
Es mejor buscar otras fuentes de luz, como una ventana o un flash externo (que
te permitirá variar el ángulo y la potencia).
El vestuario
El vestuario es muy importante en retrato. Puede realzar a tu protagonista o
hacer que se pierda entre flores chillonas y bermudas de cuadros. Puede
inspirar alegría o sobriedad e infinidad de aspectos. Puede destacar en el fondo,
contrastarlo, o hacer que una cabeza flote en un bosque ¿Te imaginas a alguien
todo vestido de verde en un fondo del mismo verde? ;-)
Así que si dispones de algo de previsión, intenta programar un poco el vestuario.
Si no es así, intenta que el fondo te ayude a realzar al sujeto y lo complemente.
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El fondo
En color el fondo es especialmente importante; puede ser tu mejor amigo o tu
peor enemigo. Puedes conseguir una imagen fascinante “sólo” gracias a la
composición y la combinación de colores, o puedes no conseguir nada de nada
si no le prestas algo de atención.
Ya hemos hablado antes de los colores complementarios y armónicos. Si por
ejemplo quieres contrastar y destacar a tu sujeto con el fondo, puedes usar un
color que destaque en tu protagonista con su complementario en el fondo. Por
ejemplo, unos labios rojos contra un fondo verde. Si por el contrario, lo que
buscas es que el fondo acompañe a tu centro de interés, busca colores que
armonicen con el color o colores dominantes de tu protagonista. Por ejemplo,
colores cálidos para bebés.
Asimismo, no olvides controlar objetos, personas, árboles o cualquier cosa que
se cuele en tu fondo y que pueda desviar la atención de tu centro de interés. Si
hay algo que no te interesa, muévete, muévelo o cierra el plano.
Sal a “capturar” los colores
A menos que por algún motivo quieras una sesión fotográfica en interiores, lo
ideal es salir a aprovechar las mejores horas de luz que nos proporciona el día
ya que influyen muy positivamente en los colores de nuestro retrato. En ningún
estudio encontrarás los infinitos colores de la naturaleza, de las fachadas de
piedra y hierro de las ciudades, de las puestas de sol o de los amaneceres.
Así que revisa baterías, tarjetas y demás artilugios… coge la cámara y sal a
pasear.
Truco: Si vas a retratar a un grupo de personas y lo sabes con antelación, intenta
que todos vistan de forma parecida (tipo de manga, colores…). Quedarán mucho
mejor y conseguirás una imagen homogénea donde todos destaquen por igual.
Cuidado: Los pequeños e inadvertidos detalles del fondo pueden destrozarte un
gran retrato. Préstales especial atención.
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Estudia el lugar: Si finalmente has decidido salir a fotografiar en un
exterior concreto, es una buena idea que antes de salir de casa
investigues un poco sobre el lugar. Seguro que encontrarás alguna
imagen en la red
para hacerte una
idea de lo que vas
a encontrar.
Improvisa: Puede
que no siempre
consigas el retrato
que habías
planeado, pero eso
no quiere decir que
no puedas obtener
grandes retratos.
Muévete, prueba
diferentes planos,
ángulos, sigue la
historia que sucede
delante de ti y
aprovecha cada momento.
Después de la sesión
Retoques, orden y copias de seguridad
El color es especialmente sensible a los ajustes de post-procesado, así que ve
con cuidado con los retoques de color, saturación o contraste si no quieres que
tus imágenes se vean irreales.
Encuentra un programa con el que te sientas cómodo y aprende a
utilizarlo. (Además del archifamoso Photoshop, aquí tienes 10 alternativas
interesantes, y aquí otras 20 opciones para editar fotos online).
Aprende a detectar si una imagen es correcta o no y por qué (no todas las
imágenes requieren retoques ni mucho menos).
Cuidado: El contraste aumenta la saturación. Piensa en ello antes de utilizarlo; no
es sólo contraste lo que le estás añadiendo a tu imagen.
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Una mala fotografía o una incorrecta no se salvará con ningún programa.
Descansa la vista de vez en cuando. Si pasas demasiado rato mirando
una imagen, perderás perspectiva de los colores (tus ojos se acostumbran
a lo que ven). Así que date una vuelta de vez en cuando y retómala
cuando hayas descansado algo la vista.
Guarda el archivo original. Siempre. La forma en que vas a procesar el
color puede disgustarte más adelante. Ahí querrás retroceder y poder
procesar los colores de otro modo.
Ordena bien las imágenes para encontrarlas fácilmente cuando las
necesites.
Si alguna no te satisface y tienes otra mejor, no hace falta conservarlas
todas.
Y para finalizar…
Ya tienes todos los ingredientes necesarios para obtener grandes retratos en
color. Sólo falta una cosa, y eres tú, así que levántate poco a poco, muévete
hacia ese armario donde guardas tu cámara, desenfunda, y dispara ;-) Las
fotografías no se hacen solas, así que venga, ¡A practicar y a pasarlo bien!
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Ajustes de la cámara para un
retrato perfecto
Tienes el modelo delante de ti, el escenario es perfecto, la iluminación adecuada
o incluso perfecta, y estás a punto de hacer el retrato. Tienes la cámara en tus
manos y miras todos los botones como si de un jeroglífico se tratara… ¿te ha
pasado? O disparas y el resultado es algo desastroso, cambias los parámetros y
sigue sin ser lo que tú deseas, te aburres y acabas recurriendo al botón
automático de retrato.
Pero… ¿para eso tienes una réflex?¿Para eso te has comprado el último modelo
de cámara que ha salido al mercado? Seguro que en realidad te gustaría
aprovechar las grandes posibilidades que ofrece tu cámara. Por favor sigue
leyendo, este apartado del libro te ayudará a ajustar los parámetros adecuados
para lograr un retrato perfecto. En esto tampoco existe una receta mágica, lo
que te vamos a facilitar aquí son algunas indicaciones que te servirán de ayuda.
A partir de ahí serás tú quien con la práctica y adaptándote a cada situación
lograrás los mejores resultados.
Modo automático
Sencillo, muy sencillo, tanto como ajustar la cámara en modo retrato (donde el
icono de la carita) y disparar. Sí, te preguntarás ¿para esto hay que dedicar todo
un apartado? Pero le damos su espacio porque tiene dos utilidades:
1. Observar los resultados que ofrece este modo. Si disparas en automático,
comprobarás en tu retrato que:
el fondo está desenfocado.
que la piel tiene un tono diferente.
2. A veces no hay tiempo para realizar ningún ajuste, en ese caso no vas a
perder la oportunidad de capturar un gran retrato sólo por presumir de
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haber utilizado el modo manual. Si no tienes tiempo de configurar la
cámara usa el modo automático sin miedo ni vergüenza. En el Blog del
Fotógrafo no nos cansamos de incitar a los lectores a que abandonen el
modo automático y empiecen a familiarizarse con el manual, pero eso
tampoco quiere decir irse al extremo opuesto. El modo automático tiene su
lugar y sus “momentos” que hay que saber aprovechar.
Prioridad de apertura
Con el modo de prioridad de apertura (en el
dial de modos aparece con el símbolo “A” o
“Av”, según la marca) tú como fotógrafo
eliges la apertura de diafragma que mejor te
conviene y la cámara selecciona por ti
automáticamente la velocidad necesaria para
lograr una imagen correcta.
En una fotografía de retrato ésta es la forma
en que deberías configurar tu cámara en el
modo “Prioridad de apertura” para conseguir
los mejores resultados:
1. Abre el diafragma hasta el máximo que
permita tu objetivo para darle protagonismo a tu sujeto. A estas alturas ya
sabrás lo importante que es en un retrato que el fondo quede desenfocado
(lo que te contamos en capítulos anteriores de aislar el sujeto y otorgarle
protagonismo).
Esto lo consigues poniendo el valor f/ en la cifra más baja que puedas.
2. Pon el ISO lo más bajo posible, pero haz una prueba para comprobar si
hay luz suficiente. Si sale oscura reajusta el ISO subiéndolo hasta lo que
tu cámara te permita sin obtener mucho ruido. Ya sabes que en las
cámaras réflex un ISO alto significa más luz pero a la vez más ruido en la
foto, así que muévelo con cuidado.
Recomendación: Antes de perder la posibilidad de lograr un retrato interesante
por no tener tiempo de configurar la cámara, dispara en modo automático y deja que
la cámara lo haga por ti.
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En retratos de niños puede que tengas que subir el ISO para que tu retrato
no salga movido. Esas criaturas se mueven mucho.
3. Si tu cámara tiene estabilizador de imagen actívalo para evitar
trepidaciones.
4. Sobreexpón un paso para que tu retrato no salga oscuro o subexpuesto.
Utiliza el botón de exposición que tiene tu cámara (habitualmente es un
botón con dos zonas contrastadas y con dos símbolos de + y -).
5. Si vas a retratar niños pon el modo de enfoque Continuo (AF-C). Si sabes
que tu modelo estará quieto, mejor utiliza el modo de enfoque AF-S, que
es más adecuado para sujetos “tranquilos” digamos.
6. Selecciona el modo medición centrado, el puntual puede que también te
funcione, pero con el matricial lo más probable es que tus retratos salgan
oscuros. (Más sobre los modos de medición en este artículo).
7. Enfoca con un sólo punto a los ojos. En un retrato, y especialmente en un
primer plano, unos ojos desenfocados estropearían totalmente el
resultado.
8. Ajusta el balance de blancos. (Si te asusta el término “balance de blancos”
no dejes de leer este artículo).
9. Selecciona el modo de disparo en ráfaga. En el primer disparo tu modelo
estará “en guardia”, inmediatamente después se relajará y en esos
siguientes disparos es más probable que logres un gesto más auténtico.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de gagilas
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10. Dispara en RAW siempre que puedas. Si disparas en RAW después
podrás modificar cualquier parámetro de forma mucho más fácil. De
hecho, si disparas en RAW puedes saltarte directamente los dos pasos
anteriores si quieres, porque con un solo clic podrás modificarlos más
tarde.
Hasta aquí los ajustes para conseguir tu retrato perfecto. La práctica es la mejor
receta para el aprendizaje. Cada error que cometas te servirá para mejorar en
sucesivas ocasiones, cada día que fotografíes un retrato configurarás la cámara
de forma más rápida y sin pensar.
El último ajuste importante dependerá de ti mismo. Ah, y no olvides nunca que tu
mejor retrato aun está por hacer.
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Fuentes de inspiración para tu
primera gran fotografía de retrato
Un retrato no es simplemente tomar una fotografía de una persona o un rostro.
Un retrato envuelve un montón de conceptos que, en su conjunto, hacen de una
simple instantánea una gran foto.
No se trata sólo del modelo, sino también de sus poses y el sentido de su
mirada, sus gestos y expresiones, su ubicación en el encuadre, el fondo, su
vestimenta, las sensaciones que produce en el espectador. Un retrato lleva
implícitos una gran cantidad de elementos con los que deberás trabajar para
poder plasmar tus ideas en increíbles fotografías de retratos.
Ahora bien, si son tantas las variables por explorar y explotar, ¿Por qué la gran
mayoría de las fotografías de retratos se parecen?
A medida que vamos madurando como fotógrafos, nuestro estilo artístico se va
definiendo y aclarando cada vez más. Llega un momento en que un amigo
íntimo que nos conozca bien adivinaría fácilmente si un retrato fue tomado por
nosotros o no, simplemente por el estilo del mismo.
Se llama fatiga inspiracional (si se permite el término). La mente busca una
zona de confort y de comodidad y se establece ahí. A partir de ahí, todas las
fotografías, retratos incluidos, empiezan a ser lo mismo.
Si es tu caso, puede que necesites un pequeño soplo de creatividad. Necesitas
desconectar el “enfoque”, dejar la cámara de lado por un breve momento y
buscar un pequeño momento de inspiración.
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¿Por qué es tan importante tomarse un momento de inspiración?
La inspiración es el resultado de darle rienda suelta a tu imaginación. Es permitir
que las ideas que circulan por tu mente y afloren y se conviertan en fotografías.
Inspirarte es pensar cómo obtener resultados diferentes, haciendo cosas
diferentes.
Retratos diferentes ;-)
A continuación te hemos preparado una suculenta lista de fuentes a las que
podrás acudir en busca de ese combustible que tu imaginación necesita para
crear nuevas ideas para tus próximos retratos.
En busca de inspiración
Artículos sobre retrato en blogs de fotografía
Blog del Fotógrafo no es el único. Hay infinidad de sitios y blogs en Internet que
te serán útiles a la hora de generar ideas para tus ejercicios fotográficos y en
especial para el retrato.
Antes de disponerte a empezar una sesión fotográfica de retrato tomate un
tiempo para leer los consejos que otros fotógrafos tienen para ti, sus
experiencias y recomendaciones. En estos encontrarás ejemplos, modelos,
poses, y diversas situaciones que te permitirán salir de tu zona de confort,
animándote a probar nuevos caminos. Seguramente termines por construir tus
propias técnicas, aprovechando lo que otros construyeron previamente para ti.
Los álbumes y portafolios de Internet
Los blogs de fotografía no son la única forma de buscar inspiración en Internet.
Hay otras vías, también en Internet, igual o más inspiradoras que leer un blog (y
te lo dice el Blog del Fotógrafo para mayor paradoja ;-) )
Cuidado: Tomarte un respiro para despejar tu mente no quiere decir que
abandones tu trabajo a la espera de que, por arte de magia, la inspiración llame a tu
puerta. Practica todo lo que observes y te gustes, aunque no te veas capaz, en un
primer momento, de conseguir el resultado deseado. Sólo así irás mejorando.
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Ver los retratos que otros fotógrafos han compartido ya sea en sus páginas
personales, en las redes sociales o en los grandes bancos de imágenes es una
fórmula infalible para obtener ideas.
Una forma muy sencilla de encontrar miles de fotografías en segundos es a
través de los sitios web dedicados a tal fin: Flickr, 500px, Blipfoto, Smugmug,
Photobucket, Devianart son sólo algunos ejemplos.
Cada vez que tengas ganas de disparar un retrato métete en alguna de estas
webs y teclea: “retratos”, “portrait”. Encontrarás un mar de resultados de retratos
de toda índole. Si quieres darle una vuelta de tuerca más, busca por “niños”,
“parejas”, “poses”, “abuela”, etc. Te sorprenderás por la cantidad y variedad de
retratos que vas a encontrar.
Tomarte un tiempo para observar y analizar el trabajo de otros fotógrafos antes
de encarar el tuyo propio te será de mucha utilidad. Pero ten cuidado que, una
cosa es inspirarse en el trabajo de otros y otra es copiarlo literalmente. Ver las
fotografías sin dedicarle tiempo a entender cómo fueron hechas, sin analizar los
mensajes y sensaciones que éstas trasmiten, puede llevarte hacia el plagio más
que hacia la inspiración. Recuerda que se trata de construir sobre el trabajo
ajeno, no reconstruirlo ni copiarlo.
Los grandes maestros
Si de buscar inspiración en el trabajo de otros se trata, nada como ir directo a las
fuentes, es decir, buscar las obras de los fotógrafos que han marcado una época
en la fotografía de retrato gracias a sus innovadoras técnicas y conceptos.
Tomarte el tiempo para ver cómo han conseguido revolucionar la fotografía
puede ayudarte a iniciar tu propia revolución. En el Blog del Fotógrafo
publicamos un listado con más de 100 fotógrafos que pueden inspirar tu próxima
gran fotografía, muchos trabajaron el retrato como género principal.
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Libros y revistas de fotografía de retrato
Puede sonar un poco fuera de época
pero los libros y revistas han sido y
serán una fuente inagotable de
material para poner a trabajar la
imaginación.
Ya sean en papel o en cualquiera de
los distintos formatos electrónicos que
puedas encontrarte, no hay como un
buen libro para desatar la magia que
hay dentro de ti.
Hay INFINIDAD de publicaciones y
libros que tratar el tema del retrato.
Aquí te hemos querido traer unos
pocos, así no te dejamos excusa
alguna.
50 Lighting Setups For Portrait Photographers - Steven H. Begleiter
Children’s Portrait Photographer’s Handbook - Bill Hurter
Retrato: Escuela De Fotografía - Michael Freeman
El Retrato En La Fotografía: Capturar El Alma En Un Instante - Chris Orwig
Las caminatas con la mejor cámara: tus ojos
Otra excelente forma de buscar inspiración es a través de paseos y caminatas
en donde, sin rumbo fijo, recorres las calles de una ciudad pero no sólo con tus
pies, sino también con tus ojos.
La gran diversidad de personas y personajes con los que puedes llegar a toparte
pondrán tu imaginación a trabajar a toda marcha. Las fuentes de inspiración que
puedes encontrar entre las personas de tu ciudad son innumerables, sólo
necesitas andar con los ojos abiertos y “fotográficamente sensibles” ;-).
Despreocúpate por un rato de tu cámara, los mejores retratos se toman con los
ojos primero. No lo olvides.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía despykster.
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Los Retos Semanales del Blog del Fotógrafo
Una manera divertida y útil de practicar tu fotografía de retrato es participando
en las convocatorias del Reto Semanal que publicamos en el Blog del Fotógrafo.
Aunque intentamos variar temas, ya hay en nuestro legado unos cuantos retos
alrededor del tema del Retrato. Visítalos, observa la selección de retratos que
realizamos, e intenta practicar el ejercicio por tu cuenta a ver qué obtienes ;-)
Reto Semanal 2: Retrato
Reto Semanal 6: Bebés
Reto Semanal 15: Abuelos
Reto Semanal 38: Miradas
Reto Semanal 43: Retrato Con Luz Natural
Este libro en sí mismo
Ya dijimos que los libros son una rica fuente de inagotable inspiración.
“Dominando la Fotografía de Retrato”, este libro que tienes entre las manos, no
iba a ser una excepción.
En el Blog del Fotógrafo hay más de 400 artículos, cientos de miles de palabras
escritas todas con un único fin: motivarte a hacer la mejor fotografía. Sabemos
que, sin embargo, para hacer fotos necesitas un incentivo, así que te hemos
preparado algo que estimulará tu apetito ;-)
A continuación encontrarás una galería de fotografías de retrato. Cualquiera de
estas fotografías puede ocuparte una mañana o una tarde de prácticas y
ejercicios. Tienes aquí entretenimiento e inspiración para rato. Cada fotografía
esconde un artículo o una serie de consejos del blog que podrás aplicar en tus
sesiones de retrato: técnica, accesorios, trucos y consejos. Todo lo que
necesitas para ser un gran retratista.
Truco: Las caminatas por tu ciudad no son solo una excelente forma de buscar
inspiración sino que además, puedes aprovechar para tomar unas bellas fotografías
de extraños en la calle. Anímate ;-)
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La intención con esta galería es hacer el libro interactivo. Reacciona. No te
quedes con la teoría. Coge tu cámara y practica lo que estás a punto de ver y/o
leer.
No dejes muy lejos tu cámara, en breve la necesitarás.
“Cuando la inspiración llegue, me encontrará trabajando” - Pablo
Picasso
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de FredrikRB.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Stefan Neuweger.
Retoque Clave Alta
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Kris Krug.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deDVIDSHUB.
Clave Baja
Historias
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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de SayLuiiiis.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deA Vahanvaty.
Contraluces
Cultura
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deVox Efx.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deShan Sheehan.
Manos Dramatismo
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deDonald Windley.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deMLazarevski.
Nitidez
Movimiento
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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deGuy Lejeune.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Dave Mello.
Doble Exposición
Profundidad de Campo
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Kris Krug.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Daniele Zedda.
Colores
Lenguaje Corporal
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deDillan K.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía dejikatu.
Emociones
Protagonismo
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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deemmaadeline.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de James Jordan.
Iluminación
Llenar el Encuadre
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Lies Thru a Lens.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Michael Mistretta.
Poses
Perspectiva
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Capturando emociones:
10 claves para unos retratos que
rebosan emoción
Un retrato rebosante de emoción no es aquel en el que necesariamente el sujeto
esté mostrando claramente una emoción propiamente dicha, como alegría,
tristeza o ira. Un retrato que rebosa emoción es aquel que te conmueve, que te
produce una corriente eléctrica, que te hace sonreír o te pega un pellizco en el
corazón, es ese que se graba en tu memoria por un tiempo, ese que hubieras
querido ser tú quien disparara, es ese que, cuanto menos, no te deja indiferente.
No es la técnica, ni la cámara, ni el objetivo, ni nada parecido lo que hace que un
retrato provoque una emoción en el espectador. No es la nitidez, ni el encuadre
perfecto, ni ningún otro aspecto relacionado con la calidad lo que hace que una
captura emocione. Una imagen con una calidad excelente puede ser una imagen
fría, vacía, sin alma. Y también puede ocurrir al contrario, una captura con
muchos “defectos” a nivel técnico te puede hacer vibrar si has sabido capturar
esa magia que hace que el espectador se emocione. Eres tú, el fotógrafo, tu
lado más humano con tu capacidad de sentir y expresar emociones quien utiliza
el equipo fotográfico y sus conocimientos para crear o despertar una emoción en
el espectador de tu fotografía. Porque aunque aún no lo sepas, tienes algo en
común con Almodóvar, Van Gogh y Beethoven.
En este capítulo te vamos a dar algunas claves para que puedas aplicarlas en la
búsqueda de retratos que destilen emoción.
Luz natural
La luz natural crea de por sí una atmósfera mágica que no consigue ni por
asomo la luz artificial de un flash o la iluminación de un estudio. La calidez de la
luz natural, sobre todo la del amanecer o atardecer le da un toque especial a las
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imágenes. Un retrato siempre va a parecer mucho más natural, cercano y
emotivo con la luz del sol que con la luz artificial.
Si no estás convencido, te invito a echarle un vistazo a la siguiente imagen.
Intenta imaginar esta misma chica en la misma posición y con idéntico gesto en
un estudio con un flash y ni por asomo te va a despertar el mismo tipo de
sentimiento. ¿No crees?
Colores
Los colores despiertan emociones y eso es un hecho. Nos gusta la fotografía en
blanco y negro (en un momento te contaremos las bondades de ésta a la hora
de lograr un retrato emotivo) sin embargo, también existe el color y de sobra
sabes cuánto pueden influir los colores en nuestro estado de ánimo. Los que
mejor lo saben son los publicistas, decoradores y cualquier artista visual.
Si te interesa explorar más la forma en que los colores influyen en las emociones
del espectador aquí tienes un resumen de qué tipo de emociones puedes
despertar con según qué colores.
Blanco y negro
El blanco y negro suele ser un recurso muy efectivo a la hora de despertar
sentimientos. ¿Por qué? Pues porque el blanco y negro transmite una mayor
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Mateus Lunardi Dutra.
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carga emocional y muestra escenas más auténticas donde el color no sirve de
distracción, donde existe una “desnudez” de la escena y de sus protagonistas.
El blanco y negro jamás se pasa de moda y está cargado de nostalgia, de
sentimentalismo, además de poseer una fuerza especial y de aportar un mayor
dramatismo.
Si te gusta el blanco y negro, te tenemos reservado un capítulo entero dedicado
a cómo producir retratos en blanco y negro. Sigue leyendo.
La mirada
No hay nada como una mirada auténtica para removernos de la silla. Si
consigues esa mirada, si enfocas a unos ojos que parecen hablarte, sólo con
eso, podrás lograr un retrato que despierte una fuerte emoción.
Elimina distracciones
Elimina cualquier distracción en tu imagen, Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Transformer18
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sólo el sujeto, su mirada, su historia, sus gestos… son necesarios para
despertar un sentimiento en el espectador. Un fondo enfocado, otras personas
que nada tienen que ver, objetos que estorban… distraerán la mirada del
espectador y harán que pierda la conexión emotiva con tu sujeto.
Cuenta una historia
Si logras capturar un retrato en el que cuentes una historia, (más adelante un
capítulo entero dedicado al arte de contar historias con retratos) lograrás que se
despierten emociones en la persona que observe la imagen. Esto no tiene nada
que ver con la belleza física del sujeto, ni con el tamaño de sus pectorales ni lo
seductor de su mirada. La fotografía es una forma.
Una representación. Un contenedor.
La historia que cuentes con ella es el contenido.
Fotografía a la misma altura
Un cara-a-cara con el retratado es una garantía
mayor de que el espectador sienta más empatía o se
sienta más cercano al sujeto. Fotografía a la misma
altura de los ojos si pretendes emocionar, si disparas
desde arriba o desde abajo transmitirás otras
sensaciones de superioridad, poder, debilidad… que
tal vez distraigan del objetivo de emocionar.
Clave alta y clave baja
No sólo tu sujeto puede despertar emociones, hay una técnica que de por sí
tiene una importante carga emocional y se conoce como clave alta y clave baja.
Los retratos en clave alta, al ser la luz la protagonista, evocan emociones
positivas, como la alegría, la ternura, mientras que los retratos en clave baja,
donde predomina la oscuridad, despiertan emociones relacionadas con la
tristeza, la soledad, el miedo…
Si quieres saber cómo realizarlos paso a paso no dejes de leer este artículo
dedicado al tema.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deFabio Téllez.
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Espacio negativo
Ya lo vimos en el capítulo “Cómo componer un buen retrato” pero aquí es un
recordatorio nuevamente. El espacio negativo es aquel en el que no existe
información relevante. Puede ser desde un trozo de cielo hasta un fondo liso.
Puedes utilizar este espacio para provocar diferentes emociones y sensaciones
como aislamiento, agobio, libertad...
Lenguaje corporal
Cuando nos comunicamos lo hacemos a través de las palabras, pero también lo
hacemos a través de nuestros gestos, nuestro cuerpo. Las palabras no se
pueden reflejar en una imagen, pero los gestos sí, y estos pueden transmitir
muchas emociones.
La grandeza del lenguaje corporal en un retrato es que todo sucede con sutileza.
A diferencia de una sonrisa forzada o un maquillaje exagerado, el lenguaje
corporal permite “complementar” el mensaje, la emoción o la historia.
Si te interesa conocer el tema más de cerca puedes ampliar información en este
artículo que publicamos en su día en el blog.
Una vez más no existen fórmulas exactas, ni falta que hacen al menos en este
caso, pues si así fuera, todos la aplicaríamos y el resultado acabaría siendo el
mismo, como un objeto fabricado en serie. Y aquí de lo que se trata es de que
cada uno aporte su magia, sus sentimientos y cree imágenes que despierten
emociones diferentes a personas distintas, no máquinas intentando estimular
otras máquinas. Toma tu cámara, siente y después dispara, así estarás en el
buen camino.
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Cómo contar una historia con un
retrato
Al capturar un retrato estás fotografiando una persona y no un objeto inerte. El
individuo que está frente a ti tiene un alma, una personalidad, una carga
genética, una historia vivida… Todo eso no puede pasar desapercibido en un
retrato. Es más, esto es lo que el retrato nos ha de contar para que sea de
verdad un buen retrato.
La fotografía, como todo arte, para que despierte interés ha de conmover y de
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deHarold Navarro.
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emocionar como veníamos diciendo. Si realizas un retrato con una iluminación
adecuada, una maravillosa composición, una nitidez perfecta… habrás logrado
controlar la parte técnica, pero si éste no cuenta nada, será una fotografía tan
fría como las que vienen de serie con los marcos de fotos o en los catálogos de
moda.
Puede que eso sea lo que busques, que alguien te pida simplemente un retrato
en el que salga bien y punto. Pero también puede ser que no desees eso, que lo
que busques sea que la persona que vea tu fotografía conecte con la mirada del
retratado, pueda sentir con ella, empatizar o no, pero sentir algo a fin de
cuentas.
¿Recuerdas la famosa niña pastún de ojos verdes de la portada del National
Geographic? Probablemente sí, y seguro que no la recuerdas sólo porque tenía
unos ojos preciosos. Si la recuerdas es por todo lo que contaba esa mirada más
allá del color.
Si para temas puramente técnicos no existe una fórmula mágica, menos aun la
existe para contar la historia de la persona retratada. Si esperas esa receta
prodigiosa este libro no podrá ayudarte. “Sentir” no se puede enseñar. Al menos
no es tan fácil entre las líneas de un libro. Estamos hablando de personas y no
hay dos iguales, como no hay dos historias iguales. El propósito de este capítulo
es simplemente presentarte algunas claves que te podrán inspirar a encontrar y
captar tus propias historias de retrato.
Conecta
No puedes contar una historia si no la conoces. Es fundamental que conozcas a
esa persona, que sepas qué tiene de interesante que narrar, qué atesora su
alma, cuáles son sus miedos (si los tiene), qué le preocupa o qué le hace tan
feliz… Necesitas que te relate esa parte de su vida para poder transmitirla.
Cierto es que hay personas muy transparentes, pero hay otras que no lo son
tanto. Ahonda un poco en su vida, antes de mostrar tu cámara de fotos charla
con ella, conecta, escucha (de forma activa) y una vez que sepas cuál es su
historia y qué es lo que quieres contar de ella ya puedes sacar tu equipo. Si le
inspiras confianza se abrirá a ti y al visor de tu cámara.
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No le pidas que sonría
Cuando le pides a alguien que sonría, de algún modo le estás forzando a
realizar un gesto que tal vez no sienta en ese momento y el resultado no será
veraz. Tú lo que buscas es un retrato auténtico. Se trata de fotografiar una
persona con su historia, no con la que tú quieras que tenga. No es necesario
lograr una sonrisa para lograr un buen retrato. Además, cuanto más sonríe una
persona, más cierra los ojos y pierdes parte de autenticidad también en la
mirada.
Si quieres que sonría porque la alegría es parte de su historia, de su persona, no
se lo pidas, consigue que se relaje, que se sienta cómoda y cuando baje la
guardia, hazle sonreír (o reír). Obtendrás una sonrisa sincera, un alma expuesta
y una mirada alegre, que a fin de cuentas es lo que buscas. Si la alegría no es
una parte de la historia, no te preocupes, retrata lo que tengas delante: el miedo,
la preocupación, la tristeza o el cansancio de caminar por el sendero de la vida
pueden encerrar igualmente grandes historias.
Deja que su cuerpo se exprese
El cuerpo es el embalaje de nuestra alma, de nuestra esencia. Es algo físico,
mucho más allá del ámbito espiritual, sentimental o intelectual. Sin embargo esto
no significa que sea ajeno a nuestro interior. Nuestro cuerpo es el lenguaje a
través del cual habla nuestro corazón, por gestos, por expresiones, por cicatrices
y huellas grabadas en forma de arrugas, todo lo vivido, lo sentido acaba por
manifestarse a través de él, pues este es nuestro medio de expresión.
Estamos hartos de comprobar la eficacia de los programas de edición a la hora
de borrar las arrugas. Eso estará muy bien para el mundo de la farándula, la
moda o similares, pero no en un retrato con historia. Cada huella, cada marca,
cada tatuaje, piercing o cicatriz forman parte del bagaje de esa persona y todas
cuentan un momento de su vida, una batalla, un recuerdo o un sentimiento.
Procura que esas huellas queden bien visibles en tu retrato porque también
hablarán como testigos de esa historia que pretendes contar.
Retrata en su contexto
En este tipo de retrato en el que lo que pretendes es narrar la historia de alguien,
procura huir del estudio en la medida de lo posible. Desplázate al territorio de tu
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sujeto si puedes, a su hogar, su tierra, su barrio, o a un lugar que haya marcado
el curso de su vida, un lugar importante para esta persona… De este modo no
sólo se sentirá mucho más cómoda y relajada y se abrirá más, además podrás
utilizar ese lugar para contextualizar su historia. El lugar en el que vive o su
cultura son también parte de su historia y reforzarán la narración visual.
Si no es posible retratar a la persona en su ambiente, intenta que sea un lugar
en el que se sienta cómoda: la playa, el bosque, una biblioteca, un bar, la calle,
una iglesia… Cada persona tiene sus lugares de retiro, un sitio donde se
encuentra bien, donde se refugia o donde pasa largas horas porque se siente
como en casa. Utiliza uno de estos lugares para que todo esté en sintonía. Eso
sí, es importante que no sea un lugar en el que te sientas demasiado incómodo
porque entonces estarás más pendiente de ti que de tu sujeto. Por mucho que le
apasionen las alturas a tu sujeto… ¡no te subas al último piso de un rascacielos
si tienes vértigo! ;-)
Recuerda: no fotografíes a personas. Retrata historias.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de gagilas.
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El retrato en Blanco y Negro
El poder de las imágenes en blanco y negro es algo que va más allá de modas,
épocas y culturas. El blanco y negro tiene el poder y el don de la atemporalidad;
es esencia, sentimientos, líneas, claros y oscuros, luz y oscuridad. Con él podrás
expresar los sentimientos más universales y profundos, e inmortalizar a la gente
tal y como lo hacían 200 años antes y seguro que tal y como lo harán 200 años
después.
Busca inspiración
Por suerte, el encanto del blanco y negro es tal que la mayoría de grandes
fotógrafos lo han usado alguna vez (o siempre). No te será difícil encontrar
magníficas imágenes en blanco y negro en la red. Asimismo, tienes los grandes
clásicos que dispararon en blanco y negro (no tenían elección) y llegaron a
dominarlo de una forma magnífica. Te dejamos algunos nombres para que
busques inspiración en sus
trabajos de retrato:
Diane Arbus
Robert Mappletorphe
Henri Cartier-Bresson
Dorothea Lange
Robert Doisneau
Ansel Adams
Robert Capa
Man Ray
Helmut Newton
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Richard Avedon
Imogen Cunningham
Cristina García Rodero
Sebastião Salgado
Steve Mc Curry…
Y tenemos que parar pero… ¡hay muchísimos más! Todos son increíbles, cada
uno con su propio estilo. Si tienes tiempo, poco a poco, ve echándoles un
vistazo.
Aprende a visualizar el retrato en blanco y negro
Siempre nos lo dicen, ¿verdad? Lo cierto es que es una verdad absoluta.
Imagina un retrato en el que domine el color; un niño de piel oscura en un fondo
azul chillón con una pelota amarilla. Preciosa. ¿No se te ocurriría hacerla en
blanco y negro, no?
En una imagen en la que el color es un fin en sí mismo, una composición, una
historia, un sentido… No es buena idea pasarla a blanco y negro. Haz la prueba,
seguro que te satisfará mucho más la imagen en color. Pero pongamos otro
ejemplo, un día gris, de colores apagados, luces tenues, una mujer que camina
al margen de la carretera; la carretera hace una hermosa fuga en el horizonte,
las líneas blancas y el negro del asfalto… ¿Qué te parece? Blanco y negro,
¿cierto?
Pues cuando nos dicen por A y por B que pensemos en blanco y negro, es
simplemente esto, aprender a saber a priori, si esa imagen está destinada a ser
una maravilla del blanco y negro o no. Hay imágenes que te piden, a gritos, ser
fotografiadas en blanco y negro. Y el retrato no es ninguna excepción.
Aprende a traducir el color a escala de grises: Cada color tiene su
equivalente en la escala de grises. Intenta aprenderte los colores básicos
para anticiparte al resultado que obtendrás y modificarlo en caso de que
sea necesario.
Los filtros en el post-procesado de la imagen, te ayudarán a resaltar o a
rebajar los tonos que te interesen. Por ejemplo, el rojo de los labios, el
tono de piel, los colores del fondo, etc. Toquetéalos para familiarizarte con
ellos, sus efectos suelen ser sorprendentes.
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Cuida la composición
Puesto que en blanco y negro no podemos basar la composición ni ayudarnos
con los colores, el resto de técnicas compositivas cobran más importancia que
en un retrato en color. Con esto no queremos decir que en color no debas cuidar
la composición, pero sí debes tener especial cuidado con ella en los retratos en
blanco y negro.
Ya hemos dedicado capítulos anteriores al arte de componer retratos, pero
recuerda estas ideas principales:
Regla de los tercios: Para situar a tu protagonista en un punto natural de
interés para el ojo humano.
Cuida el fondo: No dejes entrar nada en el encuadre que no sea
interesante para tu retrato.
Si dispones de más de una distancia focal, piensa a priori cuál vas a
utilizar en consonancia con lo que quieres obtener.
Juega con la apertura del diafragma y con la profundidad de campo.
No descuides el enfoque. Los ojos son el punto más importante en un
retrato, si no los enfocas, que sea porque lo has decidido, no por error.
Juega con el espacio (negativo): Y con cómo sitúas a tu protagonista
dentro del marco. Te ayudará a la hora de relatar tu imagen.
Dispara en RAW
El formato RAW es lo que para el mundo analógico fue el negativo. Es el archivo
que contiene toda la información de la imagen sin procesar; en “crudo”; de ahí su
nombre. Cuando disparas en RAW, conservas toda la información de la toma, no
pierdes nada. Si por ejemplo decides usar el modo blanco y negro de tu cámara,
ella misma realizará un procesado directamente de la imagen para ofrecértelo
según sus criterios. En ese paso, has perdido información irrecuperable, porque
sus criterios no tienen por qué ser los tuyos.
Cuidado: A menos que busques una imagen con un aire más “artístico”, no abuses
de los filtros porque corres el peligro de que tu imagen aparezca demasiado
retocada, falsa o irreal, sobre todo en los tonos de la piel.
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No, no dejes que tu cámara haga la foto en blanco y negro. Dispara tú mismo,
en RAW. Más adelante podrás procesar el archivo RAW convirtiéndolo a blanco
y negro a tu más exquisito gusto.
¿Y si no tengo RAW?
Entonces dispara en color y pásalo a blanco y negro después. No tiene tanta
información como el archivo RAW, pero sí mucha más que el modo blanco y
negro de tu cámara.
El contraste
El contraste es uno de los aspectos más importantes del blanco y negro. A
diferencia del color, el blanco y negro “tolera” mucho más grado de contraste
que el color sin perder realismo y ayuda como un elemento de la composición
más en la imagen en blanco y negro. Lo ideal es que consiguieras el contraste
directamente de la toma, pudiéndolo ajustar más tarde en el post-procesado si
no has quedado convencido.
Blanco puro y negro puro: Relacionado con el contraste, asegúrate que
tu imagen tiene blanco puro y negro puro, porque de lo contrario tendrás
una imagen basada sólo en grises, algo aburrida.
Ten en cuenta que a más contraste más dramatismo; menos línea
entre el bien (blanco y pureza) y el mal (negro, oscuridad).
La luz habla
Otra diferencia del retrato en blanco y negro con respecto al de color, es que la
temperatura de color no le afecta. Esto quiere decir que puedes usar cualquier
tipo de luz; no necesitas un estudio casero, sólo algo de imaginación, una
ventana, una cartulina, una bombilla o un fluorescente. Eso sí, deberás ir
probando y practicando.
El flash de relleno: El blanco y negro “tolera” mejor las luces duras del
flash que el color, por eso puedes ayudarte del flash de relleno para evitar
sombras en situaciones de luz dura, sin perder o alterar esos tonos que en
color te ponen tan furioso.
¿Luz dura o luz suave?: Dependerá de lo que quieras transmitir. La luz
dura genera más sombras y más contraste, transmite fuerza y
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dramatismo. Por el contrario, la luz suave transmite calma, romanticismo,
paz… Dependiendo de lo que quieras explicar de la persona que vayas a
retratar, puedes usar una u otra. Por ejemplo hay fotógrafos que hacen
distinciones entre hombres (luz dura) y mujeres y niños (luz suave). A
unos les hace transmitir fuerza, y a los otros romanticismo, ternura y
suavidad. Puedes hacerlo completamente al revés ;-) o como quieras.
Lo importante es que decidas qué te inspira tu modelo y qué quieres que
exprese.
Retratos en clave alta y clave baja: Como vimos anteriormente, aquí se
trata de retratos muy contrastados y opuestos. En los retratos en clave
alta, la luz y el blanco dominan la escena, mientras que en los retratos en
clave baja, es el negro y la ausencia de luz la que la domina. Tienen una
gran carga simbólica y en blanco y negro funcionan especialmente bien.
(Léete nuestro artículo sobre la clave alta y la clave baja aquí).
Las texturas
Las texturas permiten al espectador hacerse una idea de la superficie de lo que
estás retratando. Es decir, a través de ellas puedes adivinar el tacto, la suavidad
o la rugosidad. Por ejemplo, en el retrato de un anciano quizá te interese resaltar
las arrugas, el paso que la vida ha ido haciendo sobre él, y en el retrato de un
bebé, quizá te interese más obtener suavidad y perfección en sus rasgos, por lo
que evitarás las texturas.
¿Cómo se consiguen las texturas? Están muy relacionadas con la luz que
reciben; con la intensidad y el ángulo de luz que éstas reciban. Las luces duras y
los ángulos laterales acentúan las texturas por medio de la creación de luces y
sombras en la superficie.
Haz que tu blanco y negro explique una historia
Intenta que tu retrato “hable”, que explique algo interesante, que transmita un
mensaje o aquello que el modelo o la modelo siente (puede ser tu madre o tu
novio/a, tu vecino/a o a quien consideres).
Recomendación: No tienes por qué limitarte a texturas en los rostros, puedes
usarlas en el fondo del retrato, por ejemplo, con el fin de resaltar el contraste entre
rostro y fondo.
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Dependiendo del grado de intimidad que tengas con la persona que quieras
fotografiar, decide si acercarte más o no, si usar un teleobjetivo o una focal fija,
qué tipo de plano o qué tipo de ángulo vas a usar.
Por ejemplo, quieres hacer una foto de tu jefe/a. Plantéate: ¿Cómo es? Digamos
que tiene mucho
carácter, que
nunca sabes por
dónde va a salir
(si va a estar de
buen humor o
no), crees que
más allá de su
sonrisa tiene un
lado gris tirando a
oscuro, es una
persona
imponente y
elegante y que
infunde respeto.
¿Cómo resolverías este retrato? Nosotros imaginamos algo así: Mirada fija a la
cámara, puesto que no teme a nada. Iluminación lateral: queremos medio rostro
en sombra y medio iluminado, para simbolizar su ambigüedad. Luz dura, así
reflejamos contraste y fuerza. Un ángulo de cámara algo contra-picado, para
simbolizar su imponencia y su importancia. Y un plano por ejemplo de cintura,
puesto que no tenemos tanta confianza como para acercarnos más, que
muestre su traje y su enorme y exitoso reloj.
Truco: Incluso los más extrovertidos, a veces se sienten incómodos ante la
cámara. Prueba fotografiarles haciendo algo cotidiano en lo que se sientan cómodos
o con algún objeto que los defina y les haga sentir bien.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de andreasoverland
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Con un 50mm en este plano nos va estupendo. ¿Qué te parece? Probablemente
tú tomarías decisiones completamente distintas, y esa es parte de la magia de la
fotografía; que cada uno ve el mundo a su manera particular y personal.
Pero al margen de que hubieras tomado distintas decisiones, la idea general es:
Decide de antemano qué quieres explicar y cómo vas a hacerlo con todas las
herramientas y variables de las que dispones. (De las cuales la más importante
es tu imaginación).
Utiliza una ISO baja
La ISO es la sensibilidad de tu cámara para captar la luz. Cuanto más elevada
es la ISO, más sensibilidad tiene la cámara a la luz, lo cual en principio es bueno
porque te permitirá tomar fotografías con velocidades más altas y por lo tanto,
con menos posibilidades de que te salgan las fotos movidas. Por el contrario,
cuanto más baja sea la ISO, menos sensibilidad tendrá la cámara a la luz y más
oscura te saldrá la foto, por lo que tendrás que disparar a velocidades más
bajas. Dependiendo de la cantidad de luz de la que dispongas, las fotos pueden
salir movidas.
Hasta aquí pensarás, “Pues subo la ISO, ¿no?” Pues no, no es tan simple. En
fotografía como casi todo en la vida, todo tiene su lado positivo y su lado
negativo. El lado negativo de la ISO es que a más ISO peor calidad de imagen;
más ruido y menos definición. Este hecho es especialmente notable en la
fotografía en blanco y negro, por lo que, siempre que puedas, dispara a la ISO
más baja posible, y compleméntalo buscando una buena iluminación que te
permita mantenerla. Por ejemplo, como comentábamos antes, los interiores a
determinadas horas del día, suelen carecer de suficiente luz natural. Si quieres
un buen retrato de interior y con definición, acércate a una ventana.
Recomendación: Si te interesa el efecto artístico que puede aportar el ruido a tus
retratos, procura añadirlo en el post-procesado. Así podrás disponer de una imagen
nítida y otra con ruido, compararlas, y sólo ahí decidir.
Si lo haces directamente con ruido desde la cámara no habrá “vuelta atrás”.
Recomendación: Un retrato no es solamente un rostro. Un retrato pueden ser
unas manos o unos pies. Busca detalles que hablen por sí solos y te ayuden a
contar tu historia.
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HDR (High Dynamic Range o Imágenes de Alto
Rango Dinámico)
Si te gustan las imágenes “dramáticas” y de alto contraste, puedes probar esta
técnica. El HDR se consigue a través de la superposición de varias fotografías,
mayor detalle entre las zonas claras y oscuras de la imagen; mayor rango
dinámico. Con ella conseguirás resultados sorprendentes, y lo mejor es que es
muy fácil hacerlas ;-) .
Todo sobre cómo conseguir fotos en HDR (en retratos en blanco y negro quedan
de maravilla) en el artículo dedicado al tema que publicamos en el Blog del
Fotógrafo.
Usa tu imaginación
No te limites a hacer retratos “clásicos”. Juega con la apertura, con los planos y
los encuadres, acércate, deforma a tu protagonista si te apetece, hazle un
retrato de los ojos, de las orejas, enmárcalo en el agujero de una cerradura, o en
el marco de una ventana. Ayúdate de todo lo que tengas alrededor para
potenciar la carga de tu mensaje. Juega con los símbolos que conozcas y con
los objetos que tengas a mano. Tu retrato ganará más peso y más interés. En
definitiva, déjate llevar por tu lado artístico.
Atrás hemos dedicado un capítulo entero dedicado a cómo encontrar inspiración,
pero aquí tienes algunas ideas para suscitar tu creatividad para tu próximo
retrato:
Juega con patrones repetitivos.
Juega con diferentes encuadres.
Juega con líneas, fugas y perspectiva.
Busca fondos con textura (o sin ella).
Ayúdate de objetos o de atrezzo.
Prueba a enmarcar a tu protagonista de formas diferentes (un espejo, el
marco de un cuadro, un aro…).
Y por último… Sé tú mismo
Cuando empiezas en fotografía es difícil ser tú mismo o tú misma; bastante
tienes con saber las diferentes variables y botones de tu nueva cámara. Todos
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empezamos inspirándonos en imágenes que hemos visto, que nos han gustado,
y que queremos hacer igual. Pero poco a poco, te irás inclinando a un estilo u
otro. Intenta no perderte en las millones de imágenes fabulosas que se generan
cada día, y haz las tuyas propias. Casi más importante que mirar fotografías de
los demás, es mirar críticamente las tuyas. ¿Qué me gusta de esta imagen?,
¿Por qué la anterior no me convence? Y no hablamos de si está bien compuesta
o no, de si está mejor o peor expuesta, hablamos de lo que las imágenes te
cuentan, de lo que sientes cuando las ves. Toma nota de aquellas imágenes que
te transmiten algo, de aquellas en las que te ves identificado, piensa por qué, y
sigue ese camino.
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Retratando a los más pequeños de
la casa
Hay pocas cosas tan maravillosas como fotografiar un niño.
Son espontáneos, divertidos, imaginativos, alegres, gruñones, llorones,
dormilones… Te ofrecen millones de situaciones mágicas cada día. Y en
fotografía, cada situación se traduce en la posibilidad de obtener una imagen
fabulosa para el recuerdo. Además… crecen tan rápido… Los cambios físicos y
mentales en los niños a veces son sólo cuestión de unos pocos días, por lo que
fotografiarlos es especialmente importante. Esos momentos vuelan, y no
volverán, así que perdérselos es casi un pecado. Eso sí, también son los más
difíciles de fotografiar. No van a posar para ti más de un segundo (con la de
cosas que tienen que investigar… ¡No van a perder el tiempo contentándote a
ti!) Así que todo sea por una buena causa, ármate de paciencia, de buena
voluntad, déjate contagiar por su magia, su mirada, su mundo mágico puro y
maravilloso… ¡Y a fotografiar!
Eso sí, antes te dejaremos algunos consejos que pueden serte de mucha
utilidad en esta ardua tarea. Te aseguramos que para nosotros lo son ;-)
Recién llegados
Los cambios que se suceden en los bebés recién nacidos en sólo cuestión de
días son increíbles. Está claro que los niños (y niñas) crecen rapidísimo, pero en
los primeros días y meses el cambio es aun más notorio. Por ello, aprovechar
estos primeros instantes es esencial. ¿Sabías que los primeros días los bebés
aun conservan la flexibilidad derivada de su postura fetal? Son sumamente
elásticos, lo que te permite “colocarlos” en posturas que en unos pocos días te
serán imposibles.
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Seguro que has visto imágenes con bebés dormidos, doblados enteramente con
la cabeza apoyada en los pies… Pues dispones de unos
pocos días para obtener, por ejemplo, ese tipo de retratos. A
continuación te dejamos algunos consejos para esta
preciosa y volátil primera etapa de los más pequeños.
No te pierdas detalle
Es difícil dejar de admirar y babear ante esa carita que
acabas de conocer para ponerte a hacer fotos ;-), pero te
recomendamos que lo hagas, por lo menos un poco. Son
momentos mágicos y especialmente irrepetibles. Todos los
detalles de su cuerpo son preciosos: las manos, los pies, las
orejas, la nariz… Acércate mucho, mucho y déjate llevar.
Juega con el tamaño
Aprovecha el contraste de tamaño que te proporcionan
estos primeros días o meses cuando aún es un bebé. Esas
pequeñas manitas agarrando la tuya o la de alguien querido,
el contraste de sus minúsculos pies con los tuyos. Poder
meterlo en una caja de zapatos, en un cesto, o en cualquier
recipiente (que sea seguro, por favor) que se te antoje.
La imaginación al poder ;-)
Cuida el fondo y todo lo que le rodea
Para resaltar su inocencia, su fragilidad, la vida, a los bebés les favorecen los
colores claros, las texturas y las luces suaves. Cuida los detalles del fondo, los
colores en los que le envuelves. Piensa qué quieres transmitir: ¿Magia?,
¿Fuerza?, ¿Debilidad?, ¿Algo onírico?, ¿Un sueño?. Y dale rienda suelta a tu
imaginación. Prueba con telas, cortinas, ositos de peluche, muñecos… lo que se
te ocurra. Y haz pruebas, ¡Muchas pruebas!
Vístelos (o desvístelos) para la ocasión. Puesto que en esta etapa están
“indefensos” ante tu cámara, aprovéchate que no se quejan demasiado. Prueba
con atrezzo variado: gorritos, calcetines, coronas de flores, disfraces, o gorritos
de pirata; lo que se te ocurra.
Fotografía bajo licencia Creative Commons,
cortesía de lulieboo.
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Con los bebés… la luz, mejor natural
Los bebés duermen horas y horas (quizá no cuando a ti te apetece ni con la
regularidad que te gustaría) pero la verdad es que duermen porque necesitan
dormir. Es cierto que tienen un sueño muy profundo, pero no los menees en
exceso, y nada de flash directo. Aprovecha la luz natural, acércalo a la ventana,
utiliza un difusor. Tu casa en esta etapa va a ser tu mejor laboratorio.
Y hablando de luz natural, hazte con un 50mm: Si puedes permitírtelo y aún no
lo tienes, un 50mm f/1.8 ó f/.4 será un gran aliado para la fotografía de retratos
en bebés (y
más adelante
también, por
supuesto). En
el Blog del
Fotógrafo lo
llamamos el
Rey de los
Objetivos por
algo ;-) Se
caracteriza
básicamente
por ser un
objetivo muy
luminoso, lo
que te permite
disparar en
situaciones
con poca luz. Además es uno de los que más se asemejan a la
“distancia focal” natural del ojo humano, no produce distorsión
ninguna. Y si te parecen pocos motivos, con una apertura de diafragma tan
grande, consigues desenfocar todo el fondo y aislar la belleza de tu bebé.
Los mejores momentos del día
Sin duda, después de la toma del pecho o del biberón. Están relajados,
tranquilos, y con suerte lo estarán un buen rato, así que aprovecha esos
instantes en los que tu pequeño duerme plácidamente y no vas a molestarlo. Si
él o ella están tranquilos, tú también lo estarás, así que tómate tu tiempo, prueba
Fotografía bajo licencia Creative Commons,
cortesía de lisarosariophotography
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diferentes encuadres, diferentes planos, y no te cortes, haz muchas fotografías.
Luego siempre puedes borrarlas.
Retrátate con él o ella
Es difícil pensar en ti mismo teniendo al lado semejante belleza ;-) pero no te
olvides de tu importancia en ese instante. Nadie como tú expresará la
fascinación que se siente al contemplar una maravilla así. Así que déjale un rato
la cámara a alguien de confianza y permítele retratar esos instantes mágicos
que empezáis a compartir, son tan mágicos y maravillosos como tu bebé, y
cuando veas esas imágenes al cabo de unos meses, cuando veas esa mirada
que tienes que nadie más es capaz de provocarte… Pensarás que valió la pena
“ceder” un rato la cámara.
Pequeños exploradores
¿Con ese pequeño dormilón te parecía complicado hacer fotos? Espérate a
conocer esta maravillosa nueva etapa.
Contágiate de imaginación
Dejarse llevar por la magia imaginativa de un niño es uno de los mejores regalos
que puedes tener estando cerca de ellos, así que aprende de ellos, no te pongas
límites y prueba cosas nuevas. Aprende a ver desde su perspectiva, emociónate
con una hormiga, construye castillos de plastilina, llénate la cara de harina,
recoge bellotas del suelo... Ellos y ellas te van a enseñar mucho más de lo que
jamás podrías imaginar.
Aprende a mirar como un niño: Si alguien te puede enseñar la magia de
las pequeñas cosas son ellos, así que estate atento e inclúyela en tus
imágenes.
Aprende a anticiparte: Los niños son rápidos, muy rápidos. A medida
que practiques más con ellos ya sea porque son tuyos o porque tienes
oportunidad de estar cerca de ellos, aprenderás a anticiparte a sus
movimientos, (podrás predecir hasta cierto punto sus reacciones, sus
intereses, etc.) lo que te permitirá estar en el lugar adecuado en el
momento adecuado.
Sé rápido: Indispensable ;-)
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Ten paciencia: No te desesperes si no te sale ese gran retrato a la
primera. Relájate y déjate llevar, ya verás cómo poco a poco las imágenes
van saliendo solas (con esos modelos no puede ser de otra forma).
Atrévete con los modos semiautomáticos
Los niños son difíciles de fotografiar pero no imposibles. No cedas a la tentación
del modo “automático”, porque entonces quien estará haciendo esa fotografía no
serás tú, sino tu cámara. Y de eso nada, aquí quién manda eres tú, así que
visualiza la escena y ten en cuenta qué tipo de escena tienes delante ¿Mucha
luz?, ¿Poca luz?, ¿Te interesa que el fondo sea protagonista?, etc.
Una vez analices la escena y decidas qué tipo de imágenes quieres, configura tu
cámara.
En un retrato de niño “explorador” tienes dos opciones, cada uno con una
ventaja diferente. Dependiendo de la situación te convendrá una opción u otra:
Prioridad a la apertura (A o Av): Te permite decidir la apertura del
diafragma y la cámara ajustará automáticamente la velocidad. Esto se
traduce en:
1. Controlar la profundidad de campo (cuánta zona enfocada tendrás
detrás de tu punto de enfoque principal). Por ejemplo, ¿Lo quieres
“aislado” del fondo? Entonces tendrás que abrir el diafragma lo
máximo posible. ¿Quieres toda la escena enfocada? Entonces
tendrás que cerrarlo lo máximo posible.
2. Controlar la cantidad de luz que llegará a tu sensor: A diafragmas
más abiertos, mayor cantidad de luz entrará en tu cámara. Por
ejemplo, si tienes poca luz y no quieres que tus imágenes salgan
movidas, tendrás que abrir el diafragma. Si por el contrario, tienes
demasiada luz, tendrás que cerrarlo.
Prioridad a la velocidad de obturación (S o Tv): Te permite decidir qué
velocidad vas a utilizar en tus tomas y la cámara decidirá la apertura del
diafragma en función de la velocidad que hayas escogido. Si, por ejemplo,
estás fotografiando a niños en plena carrera, y quieres congelar ese
instante, te interesará una velocidad alta. Por el contrario, si quieres
fotografiar el movimiento, te interesará una velocidad baja.
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Ponte a su altura
Hay muchas formas de
encuadrar un retrato,
muchos tipos de planos
y mucha teoría al
respecto. En adultos
solemos incidir en
variar el punto de vista
o el ángulo de “normal”
a probar otros
diferentes como
picado, contra-picado
etc. (revisar capítulo de
la composición).
En niños, hay que
hacer el comentario
contrario. Esto es
porque solemos
mirarlos desde un
punto de vista “picado”
(de arriba hacia abajo),
somos más altos, así
que es natural. Esa es
la imagen que
hacemos sin pensar.
Pero si lo piensas bien,
¿No es ese ángulo
algo distorsionador?
Agáchate y míralo
a la cara, esa es la
imagen que
quieres. Tírate al
suelo si él o ella lo
hacen, ponte en su
lugar y las
imágenes serán
Foto
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mucho más cercanas y reales (y lo que te vas a divertir).
Eso no quiere decir que siempre tengas que usar un punto de vista “normal” ni
mucho menos, prueba el contra-picado (de abajo a arriba) y lo harás un gigante,
prueba el picado (de arriba abajo) y lo harás pequeño y vulnerable. Este tipo de
imágenes también son muy interesantes, así que no dejes de practicar
diferentes ángulos.
Déjale jugar y observa
El mejor momento para fotografiar a los pequeños de casa es cuando se han
olvidado de ti y tu extraño ojo negro que les enfoca, les persigue y hace ruiditos
extraños; este momento mágico suele ocurrir cuando están jugando o abstraídos
con algo que ha llamado su atención.
Busca la espontaneidad: No le pidas que se esté quieto, que te mire o
que te haga caso. Por lo menos no constantemente. Si buscas
fotografiarlo en toda su esencia, es mucho mejor que no te preste
demasiada atención.
No fuerces situaciones: Déjales que se desenvuelvan, que hagan y
deshagan. Adáptate tú a ellos y a su ritmo, y no pretendas que ellos se
adapten al tuyo. Lograrás que estén más relajados y de mejor humor, lo
que en una sesión de fotos puede marcar la diferencia entre el éxito y el
fracaso absoluto.
No le pidas sonrisas: nadie se pasa el día sonriendo, y los niños no son
una excepción. Busca fotografiarle en todos sus aspectos: riendo,
enfadado, pensativo, embobado, llorando. Todos esos estados de ánimos
son naturales en ellos y forman parte de ellos. No te limites a buscar o
forzar una sonrisa, porque te estarás perdiendo gran parte de su
personalidad única.
Truco: Hazte con algo fascinante para ayudarte. No es muy difícil porque todo les
fascina, pero un globo, unas pompas de jabón, una regadora, un cubo de arena, un
animalito… pueden proporcionarte maravillosas imágenes llenas de emoción
Recomendación: Sujeta bien la cámara; dale el mayor punto de apoyo posible,
puesto que estas posturas algo incómodas a veces pueden provocar tu desequilibrio
y consecuentemente producir fotos movidas o con falta de nitidez.
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¡Acércate más!
En general los bebés no muerden, así que si quieres un buen retrato de un
bebé, acércate bien para captar cada detalle de su rostro, cada detalle de su
mirada, de sus facciones, de su sonrisa o de su ceño fruncido.
Enfoca a los ojos: Dicen que los ojos son el espejo del alma. Estamos
convencidos de que si hay algún alma que no quieres que se te escape es
esa, así que no olvides enfocarle a los ojos.
Aíslalo del fondo: Un retrato no es sólo la imagen de un rostro o de un
cuerpo, puedes retratarlo en infinidad de situaciones y contextos, pero si
buscas un retrato cercano, si buscas una mirada, no puedes dejar de
hacerle unos cuantos primeros planos. Usar diafragmas abiertos te
proporcionará el fondo desenfocado y tu niño/a enfocado, lo que lo hará
resaltarlo del fondo y conseguirás imágenes preciosas.
Prueba diferentes ángulos y puntos de vista: No te limites a fotografiar
su linda carita, seguro que su perfil es igual de bonito, rodéalo como a una
buena escultura, para encontrar imágenes menos obvias de él o ella.
Juega con la luz: Aprende a conocerla y hazla tu mejor aliada en el
retrato. Experimenta siempre que puedas con diferentes iluminaciones,
aprende a conocer qué tipo de iluminación natural te aporta qué. Las luces
del amanecer y del atardecer son las más fotogénicas y mucho más en
niños. Son luces cálidas, suaves, casi oníricas, que encajan
perfectamente en este tipo de retrato infantil.
ISO lo más baja posible: En retratos en general, cuanta más nitidez
tengamos, mejor, así que si las condiciones lumínicas te lo permiten,
intenta disparar a la ISO más baja de la que dispongas.
Fotografía relaciones
No te limites a fotografiarlo solo o sola, las relaciones que se establecen entre
ellos y aquellos con los que se relacionan te aportarán imágenes llenas de
emotividad y significado. Sus sonrisas, su complicidad, su alegría, el cruce de
miradas, son momentos mágicos, tan únicos e irrepetibles como todos los
demás. No les hagas posar, simplemente apártate un poco y deja que
interaccionen naturalmente. Puedes estar seguro que de aquí saldrán
maravillosas imágenes para regalar, a abuelos, tíos, amigos y demás ;-)
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No descuides la composición
Muchas veces te será complicado, porque a la que tengas tu encuadre perfecto,
tu niño ya no estará allí, pero a base de perseverancia irás mejorando. Además,
fotografiar niños te dará una capacidad de improvisación, desenvoltura y rapidez
como pocas otras ramas de la fotografía lo harán. Ya verás, vas a aprender
muchísimo. Quizá las primeras fotografías en “persecución” no serán las
mejores, pero en poco tiempo, con paciencia y perseverancia, tendrás una
agilidad asombrosa.
Algunos consejos para ayudarte en este sentido:
Intenta no centrar al peque siempre en el encuadre.
Prueba diferentes planos (primer plano, primerísimo primer plano, detalle,
plano de cintura, plano general…).
Prueba diferentes ángulos: Picado, contra-picado, normal, etc.
No olvides la regla de los tercios.
Si no hay nada interesante que mostrar, sácalo del encuadre o busca otro
punto de vista.
Saca la cámara a pasear
No te limites a fotografiarlo entre tus conocidas cuatro paredes, atrévete a salir a
pasear con la cámara. Al parque, a la piscina, a la playa, a la montaña o al
parque de atracciones. Sí, pesa, sí, a momentos te hartas, te molesta la cinta, te
da golpes en la cintura y encima parece que nadie entiende tu locura, pero esos
momentos te permitirán hacer unas fotografías magníficas a la par que
disfrutarás de actividades con los niños. Todo el mundo contento ;-)
Saliendo a retratar a un niño en exterior procura:
Aprovechar las mejores horas de luz (amaneceres y atardeceres).
“Estudiar” si es posible, un poco el lugar antes de ir, así podrás ir
pensando en lugares, encuadres, motivos y hasta el tipo de ropa que
puede quedar bien con el lugar al que vas.
Sacarle el máximo partido al entorno. Inclúyelo y juega con él como algo
tan importante (visualmente hablando) como el niño o niña que
fotografías.
Recomendación: Revisa el material fotográfico antes de salir: Baterías cargadas
y tarjetas de memoria vacías, no vaya a ser que después de cargar con la cámara
no puedas hacer fotografías de esos maravillosos momentos.
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Y por último… ¿qué tal si las imprimes?
Puedes hacerte un álbum, ponerlas en un bonito marco o hacer un cuadro. La
cuestión es que no las dejes relegadas a la oscuridad de tu ordenador ¡con lo
que te ha costado obtenerlas!
Además, a tu niño le encantará verse y a todos los enamorados de tu pequeño
también.
Y al finalizar…
Pocas cosas son tan maravillosas como la fotografía de bebés y niños en
general. A pesar de los inconvenientes, de las prisas, del dormir mal, de la risa
floja y los llantos desconsolados, de las carreras arriba y abajo, de los juguetes
desperdigados, de las piezas de construcciones asesinas de tus pies descalzos.
A pesar del riesgo que corres con tu cámara arriba y abajo, de que te la mojen
con una pompa de jabón, con una manguera o una pistola de agua, o de que te
caigas persiguiéndolo por un terraplén demasiado inclinado… Vale la pena. A
nivel personal ya lo debes saber, y a nivel fotográfico, si no lo sabes, lo irás
viendo, te vas a curtir como un o una profesional de fotografía de guerra ;-)
Aprenderás a ser rápido, previsor, espontáneo, imaginativo… El mejor regalo y
el mejor entrenamiento para tus imágenes es ese pequeñín que tienes justo
delante, aprovéchalo, disfruta y documenta para la posteridad esos momentos
mágicos que empezáis a compartir.
¡Paciencia y a por ello!
Cuidado: No olvides guardar la cámara una vez hayas acabado tu “sesión” en
algún lugar elevado o inaccesible, un descuido puede tener trágicas consecuencias
para tu material fotográfico.
Recomendación: Cuida la selección final una vez veas las imágenes en pantalla.
Sé crítico; no es necesario que almacenes todas las imágenes borrosas, repetidas o
movidas, así además haces espacio para todas las que vendrán.
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Autorretratos
Te has planteado alguna vez como buen amante de la fotografía en todas sus
ramas, ¿por qué será que muchos odiamos que alguien nos fotografíe? ¿Es
porque perdemos el control? ¿Es porque vas pensando… “que no la tire, así no
la cojas, ese encuadre no es bueno, cuidado, estás demasiado cerca, ¿vertical?
Con el fondo tan precioso que tengo detrás…” y mientras tanto vas poniendo
muecas de disgusto, se tensan los nervios de tu cara, apareces forzado y sin
ninguna gracia (o con demasiada)…?
Si eres de los que se siente mucho más cómodo detrás de una cámara que
delante de ella, este artículo va para ti. Recuerdas aquella frase de “si quieres
hacer algo bien hecho tienes que hacerlo tú mismo?”
Vamos a ello. Bienvenido al capítulo del “autorretrato” donde, tú eres el modelo,
y tú eres el fotógrafo.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Say_No_To_Turtles.
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Más allá del Selfie
Con el auge de las redes sociales, los perfiles, los avatares, los Smartphone, el
intercambio desbocado de fotografías que se generan mundialmente cada
centésima de segundo, la exposición constante de nuestras vidas, de nuestros
hechos cotidianos, de nuestra imagen… Hemos llegado a otro nivel en
autorretrato. Ahora lo llamamos “Selfie” y generamos millones de imágenes de
este estilo a cada instante. Pero este artículo pretende ir más allá, pretende ir al
autorretrato auténtico en el que no sólo mostramos nuestra cara morena en la
playa para generar envidia de nuestras vacaciones, sino que vamos a la esencia
del autorretrato; el de los grandes artistas que pretendían mostrarse como
revelación, como preservación de sí mismos, vamos a por un autorretrato que
sea un análisis profundo de nosotros mismos; que refleje algo más que nuestra
mera apariencia.
¿Qué material necesito para hacerme un
autorretrato?
Este tipo de retrato requiere algo más de tu parte que otras modalidades del
retrato, puesto que detrás de la cámara falta lo más importante; tú. Para ello,
necesitarás algo de material extra que te ayude en la toma de tu retrato. Aquí te
dejamos una serie de material indispensable a la hora de realizar autorretratos.
1. Trípode: o en su defecto un punto de apoyo muy fiable, aunque a nuestro
modo de ver hay pocos tan fiables como un trípode, así que si no
dispones de uno, sería interesante que te hicieras con uno (todo sobre los
trípodes en este artículo del blog).
2. Disparador: Puedes tomar la imagen con un disparador remoto, disparar
desde el ordenador, o incluso desde algunas aplicaciones de Smartphone.
Si no dispones de ninguna de las anteriores opciones, puedes utilizar el
disparador con retardo de tu cámara, sólo que tendrás que salir corriendo
una vez hayas apretado el obturador, por lo que es lo menos
recomendable ya que no tendrás tiempo a prepararte para la ocasión
como deberías.
3. Tiza, cinta aislante, una silla…: Cualquier cosa con la que puedas
marcar el lugar exacto donde deberás colocarte una vez hayas enfocado
con la cámara.
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4. El objetivo: Si tienes una focal de 50mm de gran apertura, tendrás un
gran aliado en fotografía de retratos. Si no lo tienes, no te preocupes, pero
sería ideal que tuvieras una óptica de entre 50mm y 135mm
aproximadamente, que son los recomendados para este tipo de imágenes
si no buscas algún tipo de distorsión concreta.
5. Un escenario.
6. Una cámara ;-)
7. Tú mismo.
Hablando de ti…
El autorretrato no es sólo una imagen de ti mismo a nivel físico, con el
autorretrato vamos mucho más allá. El autorretrato habla de ti en el instante en
que quedas congelado en esa imagen. Habla de tus sentimientos, de tus
experiencias, de tu expresión, de soledad, de alegría, de melancolía, de
enfado… Es todo tu ser expuesto a una imagen. Es algo profundo e
introspectivo, por lo que antes de ponerte a disparar, deberás escoger qué
quieres transmitir en esa imagen y actuar en consecuencia.
Piensa qué quieres explicar y transmitir sobre ti mismo.
Piensa en algo que te haga sentir aquello que has decidido transmitir:
Enfado (tu última multa de aparcamiento), alegría (un nacimiento, un
ascenso, una gran noticia, un gran recuerdo), melancolía, tristeza,
desesperación, soledad, euforia…
Transmite con el rostro (o el cuerpo) aquello que sientes; exagera, posa,
haz pruebas, muchas pruebas.
Elección del entorno
Quizá te sea más cómodo al principio autorretratarte en casa. Hazlo si te sientes
más cómodo, más relajado o si tienes un lugar que te convenza para el
autorretrato. No obstante, puede servirte cualquier lugar en el que puedas
disponer de algo de tranquilidad, algún parque, jardín, rincón que te guste, te
inspire, y en el que te sientas cómodo.
Elección del fondo: El fondo debe acompañarte, resaltarte y no quitarte
protagonismo. Puedes escoger fondos lisos, claros oscuros, un muro, una
pared, una cortina, cualquier fondo que te ayude a expresar tu idea
original o la historia que has decidido explicar sobre ti.
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El lugar: Si lo que te define o lo que buscas expresar, es por ejemplo tu
amor a la naturaleza, puedes fotografiarte en un lugar de esas
características. Puedes buscar multitud de entornos, estudiarlos y escoger
el mejor momento del día para fotografiarte en función de lo que quieras
expresar: tu lugar de trabajo, la ciudad, en tu cocina, en tu cama…
Cualquier lugar que te defina o que defina tu estado de ánimo a
representar.
Elección de la luz
La elección de la luz es uno de los aspectos más importantes a la hora de
decidir un retrato. Básicamente tienes dos tipos de luz; la natural y la artificial, o
también puedes combinar los dos tipos. En todos los tipos de luz, es aconsejable
un estudio previo y decidir a priori los siguientes aspectos:
1. El ángulo: ¿Lateral, frontal, cenital, o trasero?
2. La intensidad: ¿Más intensa o menos?
3. La calidad: ¿Suave o dura?
Luz natural: Si has pensado empezar con el autorretrato en tu estudio casero y
has decidido optar por la luz natural, hay varios aspectos que deberás tener en
cuenta:
Apertura de diafragma: ¿Has decidido aislarte del fondo? Abre el
diafragma. ¿Tienes poca luz? Abre el diafragma. Si por el contrario, tienes
mucha luz o quieres incluir y dar el mismo protagonismo a tu fondo o lugar
elegido, cierra el diafragma. Todo dependerá de lo que quieras mostrar o
transmitir.
Acércate a una ventana: Si no dispones de demasiada luz natural dentro
de casa, una buena opción es acercarte a una ventana y probar varios
ángulos y momentos del día.
Recomendación: Una buena forma de evitar sombras indeseadas en el fondo
detrás de ti, es alejarte un poco de él. Esto, por otro lado, favorecerá la obtención de
un fondo desenfocado mientras te sacas enfocado a ti mismo.
Cuidado: Presta atención a todos los elementos y detalles del fondo, no incluyas
nada que no quieras que aparezca en tu imagen o que no se ajuste a la idea que
quieres expresar. Por ejemplo, si buscas expresar soledad, no es buena idea que se
vean los juguetes de tu niño en un rincón detrás de ti ;-)
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Dispara en RAW: Si tienes esta función en tu cámara, podrás realizar
pequeños ajustes a la luz en la post-producción sin alterar la calidad de la
imagen.
Luz artificial: Si por el contrario te inclinas más por la luz artificial, necesitarás
algo más de material que una simple ventana. En el siguiente enlace encontrarás
todo lo necesario para una buena fotografía de retratos (o autorretratos) con luz
artificial.
El encuadre y la composición
El encuadre y la composición
en autorretratos, son tan
importantes como los de
cualquier retrato, y siguen las
mismas reglas de composición
generales.
Escoge el tipo de plano:
Cuanto más corto sea el
plano (más cerca estés tú
o tu focal), más
complicado será
encuadrarte en la
fotografía, porque al más
mínimo movimiento,
puedes echar a perder tu
encuadre; tenlo en cuenta pero no dejes de hacer planos cortos si es lo
que quieres.
Si tu cámara dispone de una pantalla LCD abatible, utilízala para ver el
resultado in-situ a modo de espejo. Si no la tienes, puedes utilizar un
espejo o una ventana para ver el reflejo de la pantalla de tu cámara y
ajustar el encuadre.
Recomendación: Si quieres nitidez en el autorretrato, no olvides ajustar la ISO al
mínimo posible que te ofrezca la situación de luz que hayas escogido; cuanto más
alta la ISO, menos definición tendrás.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de widerbergs
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Intenta no centrarte en el encuadre; si no hay más interés generarás
una imagen algo anodina.
Decide si lo quieres realizar en horizontal o en vertical.
Decide cuál va a ser el centro de interés en tu autorretrato; si vas a
compartir protagonismo con el fondo o no, si te interesa resaltar la mirada,
tus manos, la librería tras de ti… Y en función de eso escoge el encuadre.
Distancia focal
No hay normas establecidas para autorretratos, ni para retratos en general,
puesto que dependerá del resultado que quieras conseguir. A continuación te
explicamos a grandes rasgos qué te puede proporcionar cada una de las focales
que puedes utilizar:
Gran angular: El gran angular a corta distancia crea una distorsión que se
caracteriza por agrandar los rasgos faciales más próximos al objetivo y por
empequeñecer los más distantes.
50mm: Es el objetivo estándar, porque es el que más se parece a la visión
humana. Es recomendable para planos medios o generales; no para
primeros planos, puesto que es en planos medios cuando no crea
distorsiones.
Teleobjetivos en retratos (85mm a 135mm aprox.): Permiten alejarte del
sujeto, por lo que no es tan “invasivo” como los anteriores, no generan
distorsiones, y tienen poca profundidad de campo (fondos desenfocados).
Por contra, son poco luminosos por lo que debes tener especialmente en
cuenta contar con la suficiente luz a la hora de usarlos o las imágenes te
quedarán movidas. Suelen utilizarse para planos cortos.
El enfoque
Enfocarse a uno mismo es algo rocambolesco, por eso te dejamos algunos
trucos o consejos para esta difícil labor de enfocar a “nadie”. Dependiendo de la
complejidad del enfoque puedes escoger uno u otro.
Recomendación: Si el encuadre se te “atraviesa” empieza progresivamente con
planos más abiertos y ve cerrando poco a poco a medida que vayas obteniendo lo
que quieres. También puedes “recortar” algo la imagen en el post-procesado
siempre que no sea demasiado, para obtener tu encuadre “perfecto”
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Coloca a alguien o “algo” en el lugar exacto que has decidido ocupar en tu
autorretrato para ayudarte a enfocar.
Enfoca en automático y luego pásalo a manual una vez tengas el enfoque
correcto. También puedes hacerlo en manual directamente, aunque
puedes no ser tan preciso.
Si tienes problemas para enfocar, también puedes hacerlo al revés, desde
el lugar exacto en el que vas a situarte, hacia el lugar donde situarás la
cámara.
Mide la distancia entre el lugar escogido y la cámara. Puedes ajustarle
manualmente la distancia de forma exacta.
Lo más importante es que realices varias pruebas, sobre todo si has decidido
hacerte primeros planos o planos cerrados, puesto que en ese caso será
importante que enfoques a los ojos (a menos que por algún motivo hayas
decidido que no sea así).
El vestuario importa
No tienes que vestir de gala para la ocasión si no es lo que buscas, puedes ir en
pijama, en ropa interior o desnudo. Lo importante es que la ropa te ayude a
definir la idea y la emoción que quieres expresar, y sobre todo que lo tengas en
cuenta antes de posar para ti mismo.
Por ejemplo, si quieres una imagen de alegría y felicidad, quizá lo menos
apropiado sería vestir de negro riguroso, o si por el contrario, buscas seriedad,
de amarillo chillón y bermudas de flores tampoco sería lo más indicado.
Sé original e imaginativo
Haz volar tu imaginación, representarte a ti mismo te proporciona una libertad
infinita. No vas a molestar a nadie más que a ti mismo, nadie se va a quejar de
tus excentricidades, de tener que hacer una u otra pose, o de aguantar ese
sombrero ridículo. Habla de ti, de tus hobbies, de tus sueños, esperanzas,
sentimientos. De cuando estás triste, desesperanzado o alegre. Todo lo puedes
Recomendación: Dispara más de una fotografía cada vez; te permitirá comparar
entre varias opciones en idénticas condiciones, además si estás tenso, las últimas
imágenes es probable que te muestren más relajado y natural.
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expresar en el autorretrato, y lo mejor de todo, es que nadie te conoce como tú
mismo, así que nadie será capaz de sacarte tanto partido como lo haces tú.
El autorretrato (el de verdad ;-)) es una disciplina fotográfica a la que todos,
aficionados o profesionales, hemos llegado alguna vez. Es casi una necesidad
de control desde delante y detrás de nuestra cámara; el control absoluto. Es una
necesidad de conocernos y analizarnos a nosotros mismos a través de las
técnicas que hemos aprendido, de modificarnos para representarnos de forma
abstracta.
Y lo mejor de todo es que no necesitas nada más allá de tu cámara, tu
imaginación y tu figura. Además, a través de la complejidad y el
perfeccionamiento del autorretrato, mejorarás en cualquier otra disciplina de
retrato, puesto que aprenderás a pre-visualizar el resultado y a pensar antes de
apretar el obturador. Te enseñará a tener paciencia y perseverancia, a saber
qué pedir a tus modelos, te ayudará a conocer y a controlar la luz y la
importancia del encuadre, del fondo y de la idea.
No está mal, ¿eh? Y ahora sólo falta ponerte manos a la obra e inmortalizarte.
Truco: Si no se te ocurre cómo fotografiarte, piensa en cosas que te definan. ¿Qué
te gusta hacer?, ¿Te gusta leer? Prueba autorretratarte sepultado en libros. ¿Te
gusta cocinar? ¿Qué tal en la cocina entre vapores y cazuelas?
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Poses profesionales para tus fotos
de retrato
Como fotógrafo de retrato tu misión no se limita a oprimir el disparador de tu
cámara mientras tu modelo improvisa poses. Nada más lejos de la realidad. Aquí
tú eres el director. El encargado de dirigir al modelo con el fin de sacar lo mejor
de él o de ella. En el fondo, salvo el sujeto retratado, todo lo demás lo eres tú. Es
como si de una película se tratase: eres el guionista, eres el director, el cámara,
el de la luz. No vengas con que el sujeto no era guapo. No vale. El 99% del éxito
o del fracaso de una fotografía de
retrato depende del fotógrafo.
Para sacar lo mejor del modelo
que tienes delante es fundamental
que tengas bien clara la idea que
quieres lograr y cómo piensas
plasmarla.
Las poses son una herramienta
que puedes usar a tu favor para
cristalizar esa idea y darle
“cuerpo”. Si descuidas el aspecto
“pose”, en cambio, casi seguro
que perderás el control de tu
retrato.
Antes de repasar los distintos tipos de poses que puedes utilizar para convertir
tus retratos en algo espectacular, es importante que conozcas los principales
tipos de planos y perfiles que tienes a tu disposición en la fotografía de retrato.
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de mickyboyc
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Distintos tipos de planos que no puedes
desconocer
Los planos no son otra cosa más que distintos tipos de encuadres que puedes
utilizar a la hora de retratar un sujeto. Seguro que ya trabajas con ellos de
manera intuitiva pero, si quieres dirigir una sesión de retratos sin problemas, es
necesario que los tengas totalmente controlados.
1. Plano General: El modelo es retratado de cuerpo completo, es decir,
aparece en la fotografía todo su cuerpo sin dejar fuera del encuadre parte
alguna: de pies a cabeza. Este es el plano más lejano del modelo con el
que puedes trabajar.
2. Plano Americano: es aquel en que las piernas del protagonista son
cortadas a la altura de las rodillas o los muslos. Dependiendo de si éste
está parado, sentado o recostado, podrás variar un poco dicho “corte”. Si
estas realizando fotografías de grupos, este plano puede ser el ideal.
3. Plano Medio: como su nombre indica, este plano encuadra sólo la “mitad”
del cuerpo del sujeto. Este tipo de encuadre es muy utilizado en la
fotografía de moda ya que estiliza mucho el cuerpo del modelo.
4. Plano Medio Corto: es aquel que selecciona dentro del encuadre desde
la cabeza hasta la mitad del pecho. Si quieres darle mayor protagonismo a
tus sujetos este plano resultará ideal ya que los saca del contexto y
concentra en ellos toda la atención.
5. Primer Plano: este plano sólo mantiene dentro del encuadre una pequeña
parte de los hombros y la totalidad de la cabeza. Este plano te permitirá
trasmitir sentimientos de intimidad, complicidad y confidencia entre el
espectador y el sujeto.
6. Primerísimo Primer Plano: es aquel donde el rostro del sujeto ocupa la
mayor parte del encuadre, desde el mentón hasta la cabeza. Este plano
carga la fotografía de gran significado, y refuerza las sensaciones de un
primer plano. Rara vez verás un retrato hecho en “Primerísimo Primer
Plano” que no te transmita absolutamente nada.
7. Plano detalle: es aquel en el cual sólo una pequeña parte del cuerpo es
retratada ocupando casi la totalidad del encuadre: los ojos, la boca, las
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manos, etc. Este tipo de planos potencia al máximo los gestos faciales ya
que los muestra al detalle, debido a la cortísima distancia entre el modelo
y la cámara.
Más allá del rostro…
El rostro es una mínima y pequeña parte del retrato. La fotografía de retrato
tiene que “cuidar” todas partes del cuerpo que sean visibles y utilizarlas para
favorecer el “mensaje” que queramos transmitir.
A continuación unos cuantos consejos, miembro a miembro, que te ayudarán a
utilizar las partes del cuerpo retratado a tu favor:
1. La cara: si hay algo que no puede estar ausente en una fotografía de retratos
es la cara del modelo, a no ser que sea una foto de detalle de otra parte de
su cuerpo. La cara concentra la mayor cantidad de expresiones y
sentimientos que un retrato puede trasmitir y si no está visible o se encuentra
cubierta, perderás gran parte de la expresividad de tu retrato. El trabajo de la
expresión facial es fundamental, pero no dejes que tu sujeto lo descuide
mientras se concentra en alguna postura o posición particular.
2. La postura: la postura de un sujeto también influye mucho en la idea,
mensaje o sensación: no es lo mismo la imagen que da una persona erguida
que una que está cabizbaja. La postura repercute en todo el cuerpo del
modelo, después de todo por algo se llama columna ;-). Si quieres lograr
poses bien expresivas, no puedes dejar al azar este detalle ya que los
descuidos se notan.
3. La pose: a menos que busques algo concreto, intenta que la pose sea
asimétrica: si un brazo está sobre el cuerpo, procura que el otro esté
levantado o formando un ángulo. Las posturas asimétricas permiten apreciar
mejor las curvas del cuerpo de tu modelo. De todas formas, procura que,
haga lo que haga, tu sujeto se sienta cómodo ya que si le haces adoptar
posturas muy extrañas, su expresión te pasará factura.
4. La mirada: la dirección de la mirada es una de las partes más importantes de
un retrato ya que, según a donde apunte, el retrato puede transmitir una idea
o la contraria. Como regla general, la mirada no debe fijarse hacia la cámara
directamente, pero tampoco debe parecer “perdida” totalmente. Pídele a tu
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sujeto que observe algún elemento que esté fuera del encuadre pero cercano
a la cámara, así su mirada parecerá firme y decidida.
5. Los hombros: Tanto los hombros como la cintura es mejor que estén
ligeramente desequilibrados ya que le aporta dinamismo y le quita rigidez a la
fotografía. Dependiendo del tipo de plano que estés utilizando podrás pedirle
a tu modelo que mueva los hombros o la cintura según corresponda para que
dicha sensación pueda ser capturada por la cámara. Puedes intentar levantar
ligeramente los hombros o mover levemente la cintura hacia un lado o el otro
o puedes combinar ambos, pero no olvides la regla de oro: la comodidad del
modelo.
6. La barbilla: pocas cosas quedan tan
feas en un retrato como una papada
prominente o un cuello muy retorcido ;-
) Para evitarlo, la posición de la
barbilla resultará fundamental: pídele a
tu modelo que “saque” la barbilla
ligeramente hacia delante para que así
la piel del cuello se mantenga tensa. Si
estás trabajando con un modelo con
experiencia, probablemente no tengas
ni que pedírselo, pero si lo haces con
uno que esté dando sus primeros
pasos, no pierdas de vista este detalle.
Con un poco de práctica lograréis
poses muy naturales.
7. La boca: ¿abierta o cerrada? La boca es otro de los elementos clave en la
fotografía de retrato por ser una de las protagonistas del rostro junto con la
mirada. Mantenerla levemente abierta dará una sensación más natural y le
aportará un toque de dramatismo al retrato, mucho más que mantenerla
totalmente cerrada. De todos modos, si realmente quisieras retratar a tu
sujeto con la boca cerrada, pídele que la cierre apretando firmemente con los
molares para así lograr una expresión más agradable y pronunciada.
8. Los pies: al igual que con el resto de las extremidades, procura que los pies
no permanezcan muy rígidos y tensos ya que eso le restará al retrato
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía devale ♡ .
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naturalidad. La posición ideal para los pies dependerá del plano que estés
utilizando, pero por lo general procura que acompañen de un modo armónico
al resto del cuerpo y que no resulten en poses muy forzadas.
9. Las manos: éstas son uno de los mayores problemas con que todo fotógrafo
que se dedique al retrato puede toparse debido a su importancia en la
estructura de la pose que vaya a adoptar tu modelo. Intenta evitar que las
manos estén ubicadas en el mismo plano e intenta mantenerlas lo más
próximas al cuerpo posible, así crearás la ilusión de mayor volumen y
estabilidad. A medida que adquieras más experiencia en el retrato verás
cómo las manos pasan de ser un estorbo para convertirse en uno de los
elementos que más ayudan a la hora de componer un retrato. Si quieres ir
ganando un poco de tiempo te recomendamos esta lectura: “¿Qué Hacer Con
Las Manos en Un Retrato? [Problema Solucionado]”.
10. La cabeza: inclinar levemente la cabeza del modelo hacia un lado, sin
exagerar, te ayudará a agregar mayor dramatismo a tus retratos. Si trabajas
con modelo masculino una buena forma de hacerlo es procurando que éste
incline la cabeza levemente en sentido opuesto al del hombro más cercano a
la cámara. Si trabajas con modelos femeninos, cualquier sentido será válido.
Normalmente se busca que las fotografías de los modelos masculinos
trasmitan mayor rudeza que los retratos femeninos que suelen ser más
Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deLies Thru a Lens.
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suaves y delicados.
Para lograr un catálogo atractivo deberás trabajar con una gran variedad de
poses, gestos y planos. Tendrás que realizar una gran cantidad de tomas por lo
que, cuanto más natural, dinámica y entretenida sea tu sesión de fotos, mejor
será el resultado final, no sólo de tus fotografías sino también de todo el
portafolio. Recuerda, para sacar lo mejor de tu modelo, preocúpate de que se
sienta a gusto ;-)
Inicia tu revolución
Te vamos a contar un pequeño secreto (cuanta más gente lea el libro, menos
secreto será, pero bueno): una gran fotografía de retrato no la hace una buena
técnica. Nada nada. Olvídate del diafragma y de la velocidad de obturación.
Olvídate de la luz. Sí sí, la luz, lo más importante en fotografía. No, no es eso.
No es la técnica, ni lo avanzado de la cámara, ni lo caro de la lente, ni lo guapa
que sea la modelo, ni de la decoración del encuadre.
Lee esto atentamente, el 50% del libro va en la frase siguiente: la verdadera
revolución de tu retrato sucederá cuando logres una conexión con tu
modelo.
En fotografía de paisajes no necesitas conectar con el paisaje, o si lo haces, es
una conexión de un solo lado. En fotografía de producto o de objetos sucede lo
mismo. La fotografía de retrato es una “relación”, personal o profesional,
duradera o limitada en el tiempo, sincera o interesada, sea como sea, es una
relación. Requiere de una conexión. Dominar la técnica y la teoría es genial,
pero si quieres dominar el elemento “metafísico” también, haz lo que sea por
conectar con tu modelo. Aquí te traemos algunos trucos que te ayudarán a
conseguirlo:
1. Sé el director: como veníamos diciendo al principio del capítulo, tu trabajo
como retratista no se limita únicamente a disparar la foto. Eso lo podría
hacer un robot. Tú eres mucho más que eso. Toma las riendas de la
producción y preocúpate de sacar lo mejor de todos los elementos con los
Recomendación: Recuerda que tu trabajo es lograr sacar lo mejor de todas las
personas que trabajan contigo, especialmente de tus modelos. Procura que se
sientan cómodos y seguros de sí mismos en el momento de realizar cada una de las
poses. Sólo así obtendrás los mejores resultados.
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que cuentas, sujeto incluido. Mantener un ambiente cómodo y agradable a
la hora de trabajar aumenta las posibilidades de que el resultado final sea
un éxito.
2. Rompe las reglas: la fotografía está repleta de reglas que respetar en
pos de lograr fotografías de calidad, pero el retrato es un tipo de fotografía
que se presta a romper las reglas, así que hazlo. La revolución del retrato
comenzó con gente que se cansó de hacer siempre las mismas cosas y
comenzó a experimentar cosas nuevas.
3. Ten las ideas claras: una de las claves para poder dejar volar la
imaginación es, aunque suene algo contradictorio, un correcto
planeamiento de la situación. Ten en cuenta que no estarás trabajando
solo por lo que no puedes dejar todo al azar absoluto. Si no sabes cuál es
el resultado que quieres obtener, es poco probable que puedas darle
indicaciones precisas a tus modelos de cómo lograrlo. Además, cuanto
mayor tiempo te dediques a planear, más te podrás concentrar luego en
crear con tu cámara, ya que no deberás estar distrayéndote a cada
instante para corregir detalles que se han salido de lugar.
4. Busca inspiración: es tan importante el tema de la inspiración que le
hemos dedicado su propio capítulo anteriormente. Antes de aceptar un
nuevo trabajo o comenzar una nueva campaña, busca referencias acerca
de cómo otros fotógrafos han abordado ese tipo de retrato. La búsqueda
de inspiración es la parte más importante de la preparación, no la pases
por alto. Enseñar a tu modelo muestras o trabajos similares a lo que tienes
en mente le ayudará también a comprenderte y a ofrecerte la pose y la
expresión que buscas.
5. Ser modelo no es fácil: Si tu modelo se siente nervioso, incómodo o
disgustado, esos sentimientos se plasmarán de un modo u otro en tu
fotografía final. No dejes que eso suceda. Si lo notas tenso, quítale
presión, si está nervioso, échale unas palabras de aliento, si se equivoca,
ayúdalo a mejorar. Déjalo improvisar y dale espacio para que ella o él
también puedan sentirse cómodos. En muchas sesiones de retrato las
primeras tomas son meramente preparativas, tenlo en cuenta. No te
obsesiones con hacer la sesión en 15 minutos.
Recuerda que el secreto para lograr que esta revolución se produzca en tus
retratos trasciende lo puramente técnico. Necesitas “conectar” para así poder
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capturar un “contenido relevante” del sujeto que quieres retratar y potencial el
mensaje que lo acompaña.
Y ahora, la parte buena: 30 poses para practicar
Hemos dejado la parte más interesante del capítulo para el final del mismo ;-)
Aquí tienes a tu disposición una galería de 30 poses diferentes que hemos
preparado para inspirarte y darte ese primer pequeño empujón.
A continuación encontrarás 30 poses dispuestas en 3 categorías:
Poses masculinas
Poses femeninas
Poses de grupo
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¿Cuántos retratos llevas ya?
A menos que seas de los que empiezan a leer los libros por el final, a estas
alturas ya llevas más de 120 páginas leídas. Ya sabes componer un retrato.
Sabes jugar con la luz y dirigirla del modo que transmita tu historia de la mejor
forma posible. Ya controlas el impacto visual del espacio negativo, conoces y
dominas el efecto sicológico de los colores, sabes jugar con los fondos, así
como enfocar y desenfocar a tu gusto.
¿Cuántos retratos has practicado desde que empezaste la lectura?
Recuerda la premisa de este libro: en fotografía la teoría se queda totalmente
inútil si no es acompañada de la práctica correspondiente. El último paso que
necesitas ahora para terminar de dominar la fotografía de retrato es practicarla.
No se trata de disparar dos fotos esta tarde o este fin de semana y punto. Se
trata de proponerte el claro objetivo de convertirte en un maestro del retrato. No
dejes oportunidad de hacer retratos sin aprovechar, evento social que puedas
cubrir (aunque sea gratuitamente) sin atender.
No harás retratos maravillosos de la noche a la mañana. Henri Cartier-Bresson
dijo en su momento “Tus primeras 10.000 fotografías son las peores”.
Pero ¡qué demonios! Cuando te apasiona algo no llevas la cuenta. Tan sólo te
dejas llevar por la magia que encierra.
¿Te gusta la magia del retrato? Bienvenido.
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Ahora, 3 cosas que no puedes dejar de hacer…:
1. Practicar y practicar lo aprendido en este libro. Proponte el objetivo firme de
mejorar tus fotografías de retrato. Traza un plan, tómatelo en serio y no dejes de
practicar. Lleva a la práctica la teoría que acabas de adquirir. Ah, ¡¡y hazlo
rápido!! La información se esfuma del cerebro en menos de lo que nos
imaginamos. No esperes comprar ese flamante objetivo. Cuanto antes empieces
a disparar tus retratos, antes consolidarás lo aprendido e incluso irás avanzando
hacia niveles más complejos que se te irán haciendo fáciles y accesibles.
2. Si te ha gustado este libro gracias por recomendarlo aquí. Utiliza los botones de
Facebook, Twitter o Google+ para darle un voto/recomendación. Esto nos
reconforta y nos ayuda a trabajar en nuevos contenidos.
3. Por último, si no eres Lector VIP todavía, suscríbete aquí. De vez en cuando
ponemos a la venta libros como éste, pero constantemente preparamos material
complementario que distribuimos de manera gratuita exclusivamente entre los
Lectores VIP del blog. Más info aquí.
Lo dicho, de nuevo gracias por disfrutar de la fotografía como lo hacemos nosotros
también. Nos leemos en el Blog del Fotógrafo.
Mario,
Gracias por leer
“DOMINANDO LA FOTOGRAFÍA DE RETRATO”
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Copyright Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida bajo ninguna forma, electrónica, mecánica ni de ningún otro modo sin el previo y explícito consentimiento del Editor. Las imágenes que ilustran este libro son propiedad de los autores del libro o de sus respectivos autores que las han compartido bajo licencia Creative Commons.
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