dogmacero 4 julio agosto 2013

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    DOGMACERO1

    DOGMACEROHORIZONTE ALTERNATIVO

    Nmero 4| Julio-Agosto 2013

    Xavier Bartlett / David lvarez

    ENTREVISTA A LLUS BOTINAS:El SIDA fue el primer dogma mundial de terror

    Rupert Sheldrake

    La variabilidad de las constantes fundamentales:el espejismo de lo inmutable

    David Pratt

    Conciencia, causalidad y sica cuntica

    Henry H. Bauer

    Anomalas y sorpresas:las grietas del paradigma cientico

    Tambin en este nmero: Wilhem Reich: historia de una ocultacin (II) -El disco de Festos: Tan slo un juego? - Sobre el origen del hombre (II) -

    No Identiicado: intentando comprender lo absurdo

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    DOGMACERO2

    DOGMACERO

    Publicacin bimensualNMERO 4

    JULIO-AGOSTO 2013

    EDITOR

    Dvd vrz

    EDITOR ADJUNTO

    Xvr Brt

    REDACCIN

    D CroEdrd P

    Artr S

    COLABORADORES

    Nho Ar, Hry Br,Rort Bv,

    Adrw Co, Php Copp,So Corr, So Crghto,Stv Grr, Grh Hok,

    J Ptr d Jog, Nk Pop,Mxo Sd,

    Lrd Srto, Rprt Shdrk,

    Dvd Pr

    CORRESPONSALES

    So Corr (U.S.A.)R Nz II.EE. (Ch)

    CEFORA (Arg)

    Contacto

    [email protected]

    DOGMACERO pdpdt, dtd od ro y q dtry jo

    Crv Coo 3.0 qtorz op, rprod ydtr d txto jo t: o prt o o-r d txto, h d tr tor y ft org y o pd hr or drvd dtxto.

    Rogo q o oq pororro tro rprodd qr d o otdo dt p.

    hp://www.dogmacero.org

    ContenidoPortadawww.photoxpr.o

    Editorial 3

    4Rupert Sheldrake

    La variabilidad de lasconstantes fundamentales: elespejismo de lo inmutable

    David Pra

    Conciencia, causalidad ysica cuntica 20

    Mximo SandinSobre el origen del hombre (II)

    Artur Sala

    Wilhelm Reich: historia deuna ocultacin (II)

    32Xavier Bartle y David Alvarez

    ENTREVISTA A LLUIS BOTINAS:El SIDA fue el primer dogma mundialde terror 56

    Phillip Coppens

    El disco de Festos: Tan sloun juego?

    Henry H. Bauer

    Anomalas y sorpresas:las grietas del paradigmacientico

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    7490Marcelino Requejo

    No Identiicados:

    intentando comprender loabsurdo

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    Dd Dogro tto ofrr v trv d htor y odd, ttog oo otpor. L dr d Dogro o d rt o otdo d o ro pdo o op vrd o por tor.

    S d rr DOGMACERO v orro o SUBSCRIBE to

    [email protected]

    S o d rr DOGMACERO, v orro o UNSUBSCRIBE to [email protected]

    EditorialHay ocasiones en las que la realidad supera la iccin. S que es una frase recurrente perono se me ocurre otra mejor para ilustrar lo que puede estar sucediendo con una enferme-

    dad terrible como es el SIDA una enfermedad que, tal vez, no es ms que un montaje. O,al menos, es lo que se desprende de la entrevista a Llus Botinas, presidente de la asocia-cin Plural-21 que publicamos en este nmero y que alumbra una realidad siniestra: laexistencia de un engao a escala mundial. Porque, hasta ahora, nadie ha demostrado queel supuesto VIH - que segn la medicina oicial es el causante de esa enfermedad- exista,ya que nunca ha sido aislado. Adems, segn Botinas, los realmente inmunodeficientes ja-ms podrn dar positivo en un test de SIDA...Increble? Reconozco que a m me lo parecihasta que entrevistamos al Sr. Botinas. Posteriormente, le su libro Desmontar el SIDAy me lanc a la bsqueda de informacin por internet y eso acab para m con un dogmalargamente elaborado y cuya consecuencia inmediata es que algunos laboratorios farma-cuticos obtengan beneicios millonarios a costa del sufrimiento y del miedo de miles deseres humanos. La polmica est servida.

    Como polmicos estn llamados a ser los planteamientos que nos presenta el bioqumicoRupert Sheldrake (que, por cierto, hace poco ha publicado en espaol su obra El espe-jismo de la ciencia, Editorial Kairs); el investigador David Pratt, que en su magnicoartculo nos introduce en la relacin entre mente, conciencia y sica cuntica; el profesory antiguo editor jefe del Journal of Scientiic Exploration Henry H. Bauer que revisa conmaestra aquellas anomalas que la tozuda realidad nos descubre y que devienen en au -tnticas grietas del paradigma cientico. Todos ellos, en sus artculos cuestionan los dog-mas cienticos desde dentro con argumentos que pueden ser compartidos o criticadospero a los que no se les puede negar su total coherencia.

    Maximo Sandn y Artur Sala conirman en la segunda parte de sus sendos artculos lo queya descubrimos en el anterior nmero de DogmaCero: que, cada cual en su campo, son dos

    trabajos de autntica referencia, de obligada lectura para todas aquellas mentes inquietaspero rigurosas. Finalmente, pero no por ello el ltimo, el investigador gallego MarcelinoRequejo nos presenta una arriesgada pero interesante hiptesis que intenta aportar unpoco de luz sobre el origen e intenciones (si es que las tienen) de los No identiicados.Requejo es de esa rara especie de investigadores de campo que tienen contacto directoy de primera mano con este sinuoso pero real fenmeno. Ese es uno de sus principalesmritos.

    Seguimos con nuestro esfuerzo de aportar elementos para un debate sereno, rigurosoy documentado que ayude a ampliar un conocimiento que algunos estamentos quierensecuestrar. Esperamos seguir contando, como hasta ahora, con el apoyo de nuestros lecto-res. Gracias a todos por estar.

    David Alvarez [email protected]

    Dedicado a la memoria de Montserrat Planas, est donde est, cuyo recuerdo y ejemplopermanecern siempre conmigo. In Memoriam.

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    La variabilidad de las

    constantesfundamentales: elespejismo de lo inmutable

    Rupert Sheldrake

    Rupert Sheldrake (Newark-on-Trent, 1942) es un cientico bri-tnico, licenciado en Bioqumicapor la Universidad de Cambridge.Fue investigador en la Royal Socie-ty, luego trabaj en investigacin

    biolgica en la India y actualmentees miembro del Institute of NoeticSciences. Sheldrake es sin duda unade las iguras ms destacadas dela ciencia de inales del siglo XX yprincipios del XXI, aunque sus po-siciones, muchas veces enfrentadasal estamento acadmico y al para-digma actual, le han apartado de un

    mayor reconocimiento.

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    Las constantes sicas son nmerosutilizados por los cienticos en susclculos. A diferencia de las constan-tes de las matemticas, como , los

    valores de las constantes de la naturaleza

    no se pueden calcular a partir de primerosprincipios, sino que dependen de las medi-ciones de laboratorio. Como su nombre in-dica, se supone que las llamadas constantessicas son inmutables; esto es, se cree querelejan una constancia fundamental de lanaturaleza. En este artculo analizo cmohan cambiado de hecho los valores de lasconstantes sicas fundamentales en los l-timos decenios, y sugiero cmo se puede in-

    vestigar ms a fondo la naturaleza de estoscambios.

    Hay muchas constantes que iguran en losmanuales de sica y qumica, como lospuntos de fusin y puntos de ebullicinde miles de productos qumicos, y ocupancientos de pginas: por ejemplo, el puntode ebullicin del alcohol etlico es 78,5 C atemperatura y presin normales, y su puntode congelacin es -117,3 C. Sin embargo,algunas constantes son ms fundamentalesque otras. La siguiente lista ofrece las sie-te que generalmente se considera como lasverdaderamente fundamentales.

    Las constantes fundamentales

    Cantidad fundamental Smbolo

    Velocidad de la luz c

    Carga elemental e

    Masa del electrn meMasa del protn mp

    Constante de Avogadro Na

    Constante de Planck h

    Constante universalgravitacional

    G

    Constante de Boltzmann k

    Todas estas constantes se expresan en tr-

    minos de unidades; por ejemplo, la velo-cidad de la luz se expresa en trminos de

    metros por segundo. Si las unidades cam-bian, tambin lo harn las constantes. Y lasunidades dependen (arbitrariamente) delas deiniciones que pueden cambiar de vezen cuando: el metro, por ejemplo, se dei-

    ni originalmente en 1790 por un decretode la Asamblea Nacional francesa como ladiezmillonsima parte del cuadrante delmeridiano terrestre que pasa por Pars. Elsistema mtrico entero se bas en el me-tro y se impuso por la ley. Pero las medidasoriginales de la circunferencia de la tierraresultaron ser errneas. El metro se deiniluego, en 1799, en trminos de una barraestndar guardada en Francia bajo supervi-

    sin oicial. Ya en 1960, el metro fue rede-inido en funcin de la longitud de onda dela luz emitida por los tomos de criptn, yen 1983 se redeini nuevamente en trmi-nos de la velocidad de la luz misma, como lalongitud de la trayectoria recorrida por laluz en 1/299792458 de segundo.

    As como se producen alteraciones debido alcambio de unidades, los valores oiciales delas constantes fundamentales varan de vezen cuando a medida que se realizan nuevasmediciones, ajustadas continuamente porexpertos y comisiones internacionales. Losvalores antiguos son sustituidos por otrosnuevos, basados en los ltimos mejores va-lores obtenidos en los laboratorios de todoel mundo. A continuacin, considero cuatroejemplos: la constante gravitacional (G), lavelocidad de la luz, la constante de Planck,y tambin la constante de estructura ina ,

    que se deriva de la carga del electrn, la ve-locidad de la luz y la constante de Planck.

    Los mejores valores son de por s el re-sultado de una considerable seleccin. Enprimer lugar, los experimentadores tiendena rechazar los datos inesperados sobre labase de que deben ser errores. En segun-do lugar, despus de haber eliminado lasmediciones ms desviadas, las variaciones

    dentro de un determinado laboratorio sesuavizan por el promedio de los valores ob-

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    tenidos en diferentes momentos, y el valorinal se somete a continuacin a una seriede correcciones algo arbitrarias. Por lti-mo, los resultados de los diferentes labora-torios de todo el mundo son seleccionados,

    ajustados, y promediados para obtener elltimo valor oicial.

    La fe en las verdades eternas

    En la prctica, como vemos, los valores delas constantes cambian. Pero, en teora, sesupone que deben ser inmutables. El con-licto entre la teora y la realidad empricase dej de lado por lo general sin discusin,

    porque se supone que todas las variacionesse deben a errores experimentales, y se su-pone tambin que los valores ms recientesson los mejores.

    Pero qu ocurre si las constantes cambianrealmente? Y si la naturaleza subyacentede la naturaleza cambia? Antes incluso de

    poder discutir este tema, es preciso referir-nos a uno de los supuestos ms fundamen-tales de la ciencia tal como la conocemos: lafe en la uniformidad de la naturaleza. Parael creyente comprometido, estas preguntas

    no tienen sentido. Las constantes deben serconstantes.

    La mayora de las constantes se han medi-do slo en esta pequea regin del univer-so desde hace algunas dcadas, y las medi-das reales han variado de forma errtica.La idea de que todas las constantes son lasmismas siempre y en todas partes no cons-tituye una extrapolacin de los datos. Si se

    tratara de una extrapolacin sera escan-daloso. Los valores de las constantes quese han medido de forma efectiva en el pla-neta han cambiado considerablemente enlos ltimos cincuenta aos. Asumir que nohan cambiado en quince mil millones aosen cualquier parte del universo va muchoms all de una escasa evidencia. El hechode que esta suposicin sea tan poco cues-tionada, que se da fcilmente por sentada,muestra la fuerza de la fe cientica en lasverdades eternas.

    Segn la creencia tradicional de la ciencia,todo est regido por leyes ijas y constanteseternas. Las leyes de la naturaleza son lasmismas en todo momento y en todo lugar.De hecho trascienden el espacio y el tiem-po. Se parecen ms a las ideas eternas enel sentido de la ilosoa platnica que alas cosas en evolucin. No estn hechas de

    materia, energa, campos, espacio o tiem-po; no estn hechas de nada. En pocas pa-labras, son inmateriales y no sicas. Comolas ideas platnicas, subyacen en todos losfenmenos como su razn oculta o logos,que trasciende el espacio y el tiempo.

    Por supuesto, todo el mundo est de acuer-do en que las leyes de la naturaleza, formu-ladas por los cienticos cambian de vez en

    cuando, dado que las viejas teoras son par-cial o completamente sustituidas por otrasArt Et

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    nuevas. Por ejemplo, la teora de Newton dela gravitacin, que depende de las fuerzasque actan a distancia en el tiempo y espa-cio absolutos, fue reemplazada por la teorade Einstein del campo gravitatorio com-puesto por curvaturas del espacio-tiempo.Sin embargo, tanto Newton como Einsteincomparten la fe platnica de que, bajo lascambiantes teoras de las ciencias naturales,existen verdaderas leyes eternas, universa-les e inmutables. Y tampoco cuestionaronla constancia de las constantes: de hechoambos concedieron un gran prestigio a estahiptesis: Newton, a travs de su introduc-cin de la constante de gravitacin univer-

    sal, y Einstein, a travs de tratamiento de lavelocidad de la luz como algo absoluto. Enla teora de la relatividad moderna, c es unaconstante matemtica, un parmetro querelaciona las unidades utilizadas para eltiempo con las unidades utilizadas para elespacio; su valor est ijado por deinicin.La cuestin de si la velocidad de la luz di-iere en realidad de c, aunque tericamentesea posible, parece de inters perifrico.

    Para los padres fundadores de la cienciamoderna, como Coprnico, Kepler, Galileo,

    Descartes y Newton, las leyes de la naturale-za son ideas inmutables en la mente divina.Dios era un matemtico. El descubrimientode las leyes matemticas de la naturalezaera una visin directa de la eterna Mente deDios. Desde entonces se han repetido senti-mientos similares entre los sicos.

    Hasta la dcada de 1960, el universo de lasica ortodoxa todava era eterna. Pero laevidencia de la expansin del universo seha ido acumulando durante varias dcadas,y el descubrimiento de la radiacin csmicade fondo en 1965, desencaden inalmenteuna gran revolucin cosmolgica. Entonces

    la teora del Big Bang entr en escena. En lu-gar de un eterno universo mecnico, que seprecipitaba gradualmente hacia la muertetermodinmica, la imagen era ahora de uncosmos en crecimiento, desarrollo, y evolu-cin. Y si haba un nacimiento del cosmos,una singularidad inicial, como los sicosla deinieron, entonces volvan a resurgirlas viejas preguntas: De dnde y de quvino todo? Por qu el universo es tal comoes? Adems, surge una nueva pregunta: sitoda la naturaleza evoluciona, por qu lasleyes de la naturaleza no evolucionan tam-

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    bin? Si las leyes son inmanentes en unanaturaleza en evolucin, entonces las leyesdeben evolucionar tambin.

    Hoy en da estas preguntas suelen tratarse

    en trminos del principio cosmolgico an-trpico, de la siguiente manera: de los mu-chos universos posibles, slo uno con lasconstantes establecidas en los valores quese encuentran hoy en da podra haber dadolugar a un mundo con vida como la cono-cemos, y permitira la aparicin de cosm-logos inteligentes capaces de discutirla. Silos valores de las constantes hubieran sidodiferentes, no habra habido ni estrellas, nitomos, ni planetas, ni personas. Incluso si

    las constantes fuesen slo ligeramente di-ferentes, nosotros no estaramos aqu. Porejemplo, con slo un pequeo cambio enla fuerza relativa de las fuerzas nucleares yelectromagnticas no podra haber tomosde carbono, y por lo tanto no habra formasde vida basadas en el carbono, como noso-tros mismos. El Santo Grial de la sica mo-derna es explicar por qu estas constantesnumricas... tienen los valores numricosconcretos que tienen.

    Algunos sicos se inclinan por una especiede neo-desmo, con un dios-creador mate-mtico, que en primer lugar ajust las cons-tantes, seleccionando entre los muchos uni-versos posibles el nico en que podemosevolucionar. Otros preieren dejar a Diosfuera del universo. Una forma de evitar lanecesidad de una mente matemtica paraijar las constantes de la naturaleza es su-poner que nuestro universo surgi de unaespuma de posibles universos. La burbujaprimordial que dio origen a nuestro univer-so es una entre muchas. Pero nuestro uni-verso ha de tener las constantes que tienepor el mismo hecho de que estamos aqu.De alguna manera, nuestra presencia im-pone una seleccin. Puede haber innume-rables e inhabitables universos aliengenasdel todo desconocidos para nosotros, peroeste es el nico que podemos conocer.

    Este tipo de especulacin ha sido llevadoan ms lejos por Lee Smolin, que ha pro-

    puesto una especie de darwinismo csmico.A travs de los agujeros negros, los univer-sos beb pueden brotar de los ya existentesy asumir una vida propia. Algunos de estospodran experimentar leves mutaciones enlos valores de sus constantes y por lo tantoevolucionaran de manera diferente. Sloaquellos que forman las estrellas puedenformar agujeros negros y por lo tanto tenerhijos. De este modo, por un principio de fe-cundidad csmica, slo los universos comoel nuestro se reproduciran, y as puedenexistir muchos ms universos habitablesms o menos similares. Pero esta teora

    muy especulativa an no explica por qudeberan existir universos en primer lugar,ni lo que determina las leyes que los gobier-nan, ni lo que mantiene, lleva o recuerda lasconstantes mutantes en cualquier universoparticular.

    Obsrvese que todas estas especulacio-nes metasicas, por extravagantes que pa-rezcan, son totalmente convencionales entanto que dan por sentado tanto las leyeseternas como las constantes estables, porlo menos dentro de un universo dado. Es-

    E o tro L So

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    tos supuestos bien establecidos hacen quela constancia de las constantes parezca unaverdad segura. Su inmutabilidad es un actode fe... y si las mediciones muestran varia-ciones en las constantes, como sucede con

    frecuencia, entonces las variaciones sondescartadas como errores experimentales.La ltima cifra es la mejor aproximacindisponible para el verdadero valor de laconstante.

    Algunas variaciones tambin pueden de-berse a errores, y tales errores disminuyena medida que mejoran los instrumentos ymtodos de medicin. Todos los tipos demedicin sufren de limitaciones inherentesen su exactitud. Sin embargo, no todas lasvariaciones en los valores de la medicin delas constantes han de atribuirse necesaria-mente a un error, o alas limitaciones de losaparatos empleados.Algunas variacionespueden ser reales. Enun universo en evo-lucin, es concebible

    que las constantesevolucionen juntocon la naturaleza. In-cluso podran variarcclicamente, si nocaticamente.

    Teoras acerca de las constantescambiantes

    Varios sicos, entre ellos Arthur Eddingtony Paul Dirac, han especulado que al menosalgunas de los constantes fundamentalespueden cambiar con el tiempo. En particu-lar, Dirac propuso que la constante de gra-vitacin universal (G ) puede disminuir conel tiempo: la fuerza gravitatoria se debilita amedida que el universo se expande. Sin em-bargo, los que formulan tales especulacio-nes suelen confesar rpidamente que no es-tn desaiando la idea de leyes eternas, sino

    que simplemente proponen que las leyeseternas rigen la variacin de las constantes.

    La propuesta de que las leyes mismas evo-lucionan es ms radical. El ilsofo AlfredNorth Whitehead seal que si abandona-mos la vieja idea de las leyes platnicas im-puestas a la naturaleza, y consideramos en

    su lugar que las leyes son inmanentes a lanaturaleza, entonces stas deben evolucio-nar conjuntamente con la naturaleza.

    Dado que las leyes de la naturaleza depen-den de las cualidades individuales de lascosas que constituyen la naturaleza, al cam-biar las cosas tambin cambiarn las leyes.As pues, la visin moderna de la evolucindel universo sico debera concebir las le-yes de la naturaleza evolucionando al mis-mo tiempo que las cosas que constituyenel medio ambiente. As, la concepcin delUniverso que evoluciona bajo leyes eternas

    inalterables debe serabandonada.

    Preiero desecharla metfora de leyen conjunto, con suanticuada imagen

    de Dios como unaespecie de empera-dor hacedor de le-yes, as como a unagente omnipotentey aplicador de leyesuniversales. En vez

    de esto, he sugerido que las regularidadesde la naturaleza pueden ser ms bien comohbitos. De acuerdo con la hiptesis de la

    resonancia mrica, existe una especie dememoria acumulativa inherente a la natu-raleza. As, en lugar de ser gobernados poruna mente matemtica eterna, la naturale-za est determinada por hbitos, sujetos ala seleccin natural. Y algunos hbitos sonms importantes que otros; por ejemplo,los hbitos de los tomos de hidrgeno, quese encuentran en todo el universo, son muyantiguos y estn muy extendidos, mientrasque los hbitos de las hienas no lo son. Los

    campos gravitacionales y electromagnti-cos, los tomos, las galaxias y las estrellas

    La concepcin delUniverso que evo-luciona bajo leyes

    eternas inaltera-bles debe serabandonada

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    se rigen por costumbres arcaicas, que se re-montan a los primeros perodos de la histo-ria del universo.

    Desde este punto de vista las constantesfundamentales son los aspectos cuantita-tivos de los hbitos profundamente arrai-gados. Es posible que hubieran cambiadoal principio, pero a medida que se hicieroncada vez ms permanentes a travs de larepeticin, las constantes se pueden haberasentado en valores ms o menos estables.En este sentido, la hiptesis del hbito estde acuerdo con la suposicin convencionalde la constancia, si bien por razones muy

    diferentes.

    Incluso si dejamos a un lado las especula-ciones sobre la evolucin de las constantes,hay al menos dos razones ms por las quelas constantes pueden variar. En primer lu-gar, pueden depender del entorno astron-mico, y as cambiaran mientras el sistemasolar se mueve en la galaxia, o mientras lagalaxia se aleja de otras galaxias. Y en se-gundo lugar, las constantes pueden oscilaro luctuar; incluso pueden luctuar de formaaparentemente catica. La moderna teora

    del caos nos ha permitido reconocer queel comportamiento catico, en oposicin aldeterminismo de estilo antiguo, es normalen la mayora de los reinos de la naturale-

    za. Hasta ahora las constantes han sobre-vivido sin discusin en una poca anteriorde la sica: los vestigios de un platonismopersistente. Pero y si stos tambin varancaticamente?

    La variabilidad de la constante degravitacin universal

    A pesar de la importancia capital de la cons-

    tante de gravitacin universal, resulta serla menos deinida de todas las constantesfundamentales. Los intentos de ijarla conmuchas cifras decimales han fracasado, ylas mediciones son demasiado variables.El editor de la revista cientica Nature hareconocido que el hecho de que G siga sien-do incierta en una parte entre 5.000 es unamancha en el rostro de la Fsica. De hecho,en los ltimos aos, la incertidumbre hasido tan grande que se ha llegado a postularla existencia de fuerzas totalmente nuevaspara explicar las anomalas gravitacionales.

    N qr z pd pr d frz d grvdd d gjro gro

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    A principios de la dcada de 1980, FrankStacey y sus colegas midieron G en variasminas profundas y pozos de sondeo en Aus-tralia. Su valor se situaba en un 1 por cientopor encima del que se acepta actualmente.

    Por ejemplo, en un conjunto de medicionesrealizadas en la mina Hilton (en Queens-land) se obtuvo un valor de G de 6,734 0,002, en comparacin con el valor actual-mente aceptado de 6,672 0,003. Los re-sultados australianos fueron repetibles yconsistentes, pero nadie les hizo muchocaso hasta 1986. En ese ao, Ephrain Fis-chbach, de la Universidad de Washington(Seattle), sacudi el mundo de la ciencia alairmar que las pruebas de laboratorio tam-

    bin mostraban una ligera desviacin de laley de Newton de la gravedad, en paralelocon los resultados de Australia. Fischbachpropuso la existencia de una fuerza de re-pulsin hasta ahora desconocida, la llamadaquinta fuerza (las cuatro fuerzas conocidasson las fuerzas nucleares fuerte y dbil,la fuerza electromagntica y la fuerza gra-vitacional).

    La posible existencia de esta quinta fuerzano es particularmente relevante para lospotenciales cambios en G con el paso deltiempo. Sin embargo, el hecho mismo deque a inales del siglo XX pudiera surgir yconsiderarse seriamente la existencia deuna fuerza adicional que afecta a la gravita-cin sirve para enfatizar hasta qu punto esimprecisa la determinacin de la gravedadms de tres siglos despus de la publicacinde los Principia de Newton.

    La sugerencia de Paul Dirac y otros sicostericos de que G puede ser decreciente amedida que el universo se expande ha sidotomada muy en serio por algunos metr-logos. Sin embargo, el cambio propuestopor Dirac era muy pequeo, alrededor de5 partes en 1011 por ao. Esto est muypor debajo de los lmites de deteccin conlos mtodos convencionales de medicinde G en la Tierra. Los mejores resultadosen los ltimos veinte aos diferan entre spor ms de 5 partes en 104. En otras pala-

    bras, el cambio que sugera Dirac era unosdiez millones de veces ms pequeo que lasdiferencias entre los mejores valores re-cientes.

    A in de probar la hiptesis de Dirac se hanexperimentado diversos mtodos indi-rectos. Algunos dependen de las pruebasgeolgicas, como las realizadas en laderasde fsiles y dunas, donde se pueden calcu-lar las fuerzas gravitatorias en el momento

    en que se formaron; otros dependen de losregistros de eclipses en los ltimos 3.000aos, y inalmente otros se basan en mto-dos astronmicos modernos.

    El problema con todas estas lneas indi-rectas de evidencia es que dependen de untejido complejo de suposiciones tericas,incluyendo la constancia de las otras cons-tantes de la naturaleza. Son convincentes

    slo en el marco del presente paradigma.Es decir, que si uno asume la correccin delas modernas teoras cosmolgicas, las cua-

    E o tro P Adr Mr Dr,1902-1984

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    DOGMACERO12

    les presuponen la constancia de G, los datosson coherentes internamente, siempre quese suponga que todas las variaciones realesde un experimento a otro experimento, o deun mtodo a otro, son resultado de un error.

    La cada de la velocidad de la luzdesde 1928 hasta 1945

    Segn la teora de la relatividad de Einstein,la velocidad de la luz en el vaco es invaria-ble: es una constante absoluta. Gran partede la sica moderna est basada en ese su-puesto. Por tanto, existe un fuerte prejuicioterico contrario a plantear la cuestin de

    posibles cambios en la velocidad de la luz.En cualquier caso, el tema ahora est oi-cialmente cerrado. Desde 1972, la veloci-dad de la luz se ha ijado por deinicin. Elvalor se deine como 299.792,458 0,001kilmetros por segundo.

    Al igual que en el caso de la constante gra-vitacional, las primeras mediciones univer-sales de c diferan considerablemente delactual valor oicial. Por ejemplo, la deter-

    minacin de Rmer, realizada en 1676, eraaproximadamente un 30 por ciento msbaja, y la de Fizeau en 1849 era un 5 porciento ms alta.

    En 1929, Birge public su revisin de todaslas pruebas disponibles hasta 1927 y llega la conclusin de que el mejor valor de lavelocidad de la luz era de 299.796 4 km/s.Birge destac que el error probable era mu-cho menor que en cualquiera de las otras

    constantes, y lleg a la conclusin de que elvalor actual de ces del todo satisfactorio, ypuede ser considerado como ms o menosestablecido de forma permanente. Sin em-bargo, incluso cuando estaba escribiendo,se estaban encontrando valores considera-blemente ms bajos de c, y en 1934 Gheuryde Bray ya sugiri que los datos apuntabana una variacin cclica de la velocidad de la luz.

    En el lapso entre 1928 a 1945 aproximada-mente, la velocidad de la luz pareca ser deunos 20 km/s menor que antes y despus

    de este perodo. Los mejores valores, ha-llados por los principales investigadoresmediante el uso de diversas tcnicas, esta-ban todos extraordinariamente prximosentre s, y as los datos disponibles fueron

    combinados y ajustados por Birge en 1941y por Dorsey en 1945.

    A inales de la dcada de 1940 la velocidadde la luz creci de nuevo. Como era de espe-rar, hubo algunas turbulencias en un prin-cipio cuando el anterior valor fue depuesto.El nuevo valor era unos 20 km/s superior,similar al existente en 1927. Se instaur unnuevo consenso. El tiempo que habra du-rado este consenso, de haberse basado en

    continuas mediciones, es tema de especu-lacin. En la prctica, se impidieron mayo-res desacuerdos mediante la ijacin de lavelocidad de la luz en el ao 1972 por de-inicin.

    Cmo se puede explicar una velocidad msbaja desde 1928 hasta 1945? Si se trat de

    Portd d ro d Ghry d Bry p-do t 1921

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    una simple cuestin de error experimental,por qu los resultados de los diferentes in-vestigadores y diferentes mtodos fuerontan coincidentes? Y por qu los errores es-timados fueron tan bajos?

    Una explicacin es que la velocidad de la luzrealmente lucta de vez en cuando. Tal vezdescendi realmente durante casi veinteaos. Pero tal posibilidad no ha sido consi-derada seriamente por los investigadoresen este campo, excepto por de Bray. Tan s-lida es la suposicin que se ha establecidoque los datos empricos tengan que justii-carse. Este notable episodio de la historiade la velocidad de la luz ahora se atribuye

    generalmente a la psicologa de la metrolo-ga.

    La tendencia a equiparar los experimentosde una poca determinada con los de otraha sido descrita con la amable expresinbloqueo de la fase intelectual. La mayorade los metrlogos son muy conscientes dela posible existencia de tales efectos, de he-cho los colegas siempre atentos se deleitanen sealarlos! Aparte del reconocimiento

    de errores, la prxima inalizacin del expe-rimento comporta frecuentes y estimulan-tes discusiones con los colegas interesados,mientras que los prolegmenos a la redac-cin de la obra aaden una nueva perspecti-va. Todas estas circunstancias se combinanpara impedir que lo que estaba destinado aser el resultado inal sea as en la prctica.Por consiguiente, la acusacin de que unomuy probablemente deja de preocuparse

    por las correcciones cuando el valor es muysimilar a otros resultados es fcil de hacer ydicil de refutar.

    Pero si los cambios en los valores de lasconstantes en el pasado se atribuyen a lapsicologa de los experimentadores, enton-ces, como otros metrlogos eminentes hanobservado, esto plantea una pregunta in-quietante: Cmo sabemos que este factorpsicolgico no es igual de importante hoyen da? En el caso de la velocidad de la luz,sin embargo, esta cuestin ahora es acad-mica. No slo se ha ijado la velocidad por

    deinicin, sino que adems las propias uni-dades en que se mide la velocidad, que sonla distancia y el tiempo, se deinen en fun-cin de la luz misma.

    El segundo sola deinirse como 1/86.400de un da solar medio, pero ahora se dei-ne en trminos de la frecuencia de la luzemitida por un tipo particular de excitacinde los tomos de cesio-133. Un segundo es9.192.631.770 veces el perodo de vibra-cin de la luz. Mientras tanto, desde 1983el metro ha sido deinido en trminos de lavelocidad de la luz, a su vez ijada por dei-nicin.

    Como Brian Petley ha sealado, es concebi-ble que:

    (I) la velocidad de la luz pudiera cambiarcon el tiempo, o (II) tenga una dependenciadireccional en el espacio, o (III) se vea afec-tada por el movimiento de la Tierra alrede-dor del Sol, o por el movimiento dentro denuestra galaxia o por algn otro marco dereferencia.

    Sin embargo, si esos cambios ocurrieronrealmente, estaramos ciegos ante ellos.Ahora estamos encerrados dentro de unsistema artiicial en el que tales cambiosno slo son imposibles por deinicin, sinoque seran indetectables en la prctica de-bido a la forma en que se deinen las uni-dades. Cualquier cambio en la velocidad dela luz supondra cambiar las unidades en

    s mismas, de tal manera que la velocidaden kilmetros por segundo seguira siendoexactamente la misma.

    El aumento de la constante dePlanck

    La constante de Planck (h) es una caracte-rstica fundamental de la sica cuntica yrelaciona la frecuencia de una radiacin, v,

    con su quantum de energa, E, de acuerdocon la frmula E = hv. Tiene las dimensionesde la accin (energa x tiempo).

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    A menudo se dice que la teora cuntica esadmirablemente exitosa e increblementeprecisa. Por ejemplo: Las leyes que des-criben el mundo cuntico... son las herra-mientas ms exactas y precisas que hemos

    encontrado para la correcta descripcin yprediccin del funcionamiento de la natu-raleza. En algunos casos, el acuerdo entrelas predicciones de la teora y lo que medi-mos es tan bueno como una parte entre unbilln.

    Tanto haba odo y ledo estas declaraciones,que yo pensaba que la constante de Planckdeba ser conocida con gran exactitud, has-ta muchas cifras decimales. Este parece serel caso si uno revisa un manual cientico...siempre y cuando uno no consulte tam-bin las ediciones anteriores. De hecho, suvalor oicial ha cambiado a lo largo de losaos, mostrando una marcada tendenciaa aumentar. El cambio ms importante seprodujo entre 1929 y 1941, perodo en queaument en ms de un 1 por ciento. Este au-mento se debi principalmente a un cambiosustancial en el valor de la carga del elec-

    trn, e. Las mediciones experimentales dela constante de Planck no dan respuestasdirectas, sino que tambin implican la car-ga del electrn y/o la masa del electrn. Siuna de ellas o ambas cambian, entoncestambin lo hace la constante de Planck.

    El trabajo de Millikan sobre la carga delelectrn result ser una de las races de losproblemas. Aunque otros investigadores

    hallaron valores sustancialmente ms altos,tendan a no ser considerados. El gran re-nombre y autoridad de Millikan provoc laopinin de que la cuestin de la magnitudde e haba llegado prcticamente a su res-puesta deinitiva. Durante unos veinte aosel clculo de Millikan prevaleci, pero sefueron acumulando pruebas de que el valorde e era mayor.

    Como Richard Feynman ha airmado: Es

    interesante ver la historia de las medicionesde la carga del electrn despus de Millikan.

    Si las describimos en funcin del tiempo,vemos que una es un poco mayor que la deMillikan, la siguiente es un poco superiora la anterior, y la siguiente lo mismo, hastaque inalmente se asientan en un nmero

    que es mayor. Por qu no descubrieron ala primera que el nuevo nmero era supe-rior? Esta historia es motivo de vergenzapara los cienticos, porque es evidente quela gente haca cosas como esta: cuando ob-tenan un nmero demasiado alto, por enci-ma del de Millikan, buscaban y encontrabanun nmero ms cercano al valor de Millikanque no haban contemplado hasta ese mo-mento. Y de este modo eliminaban los va-

    lores ms alejados. Sin duda, hicieron otrascosas por el estilo.

    A inales de la dcada de 1930, las diferen-cias ya no podan ser ignoradas, pero el alto

    prestigio del valor de Millikan no se podaabandonar tan fcilmente. En su lugar, seopt por corregirlo mediante el uso de unnuevo valor para la viscosidad del aire, unavariable importante en la tcnica de la gotade aceite, lo que haca que el valor estuvieseen la lnea de los nuevos resultados. A princi-pios de los aos 40, los valores todava msaltos de e comportaron una revisin al alza

    Rhrd Fy 1918-1988, Pro Nod F 1965

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    de la cifra oicial. Efectivamente, ya haba ra-zones para corregir el valor de Millikan unavez ms, y as pues fue incrementado parahacerlo coincidir con el nuevo valor. Cadavez que aumentaba el valor de e, tambin se

    deba incrementar la constante de Planck .

    Curiosamente, la constante de Planck con-tinu creciendo desde los aos 50 hasta losaos 70. Cada uno de estos aumentos supera-ban el error estimado en el valor previamen-te aceptado. El ltimo valor, empero, mues-tra un ligero descenso (vase tabla central).

    Se han llevado a cabo varios intentos de in-

    vestigacin de los cambios en la constantede Planck, mediante el estudio de la luz delos qusares y estrellas que supuestamente

    estn muy distantes, sobre la base del des-plazamiento hacia el rojo de su espectro. Laidea era que, si la constante de Planck habavariado, entonces las propiedades de la luzemitida hace miles de millones de aos de-ban ser diferentes de las de la luz ms re-ciente. Se encontr poca diferencia, lo que

    llev a la aparentemente impactante con-clusin de que h vara en menos de 5 par-tes entre 1013 por ao. Pero los crticos deestos experimentos han sealado que estasconstancias son inevitables, dado que losclculos dependen de la suposicin implci-ta de que h es constante; el razonamientoes pues circular. (Estrictamente hablando,el supuesto de partida es que el productohc es constante, pero como c es constantepor deinicin, esto equivale a suponer la

    constancia de h.)

    Las luctuaciones en la constantede estructura ina

    Uno de los problemas de la bsqueda decambios en una constante fundamental esque si se aprecian cambios en la constante,entonces es dicil saber si se trata o biende la propia constante que est cambian-do, o bien de las unidades en que se mide.Sin embargo, algunas de las constantes sonadimensionales (expresadas como nme-ros puros) y, por tanto, la cuestin de loscambios en las unidades no procede. Unejemplo es la ratio de la masa del protn ala masa del electrn; otro es la constante

    de estructura ina. Por esta razn, algunosmetrlogos han hecho hincapi en que loscambios seculares en las constantes sicas

    deberan ser formuladas en trminos de ta-les nmeros.

    Por consiguiente, en este apartado me cen-tro en las pruebas de los cambios en la cons-tante de estructura ina, , formada a partirde la carga del electrn, la velocidad de laluz, y la constante de Planck, de acuerdo

    con la frmula de la constante de estructu-ra ina = [carga en el electrn, al cuadrado]/ 2 [la constante de Planck] [la velocidad dela luz] [la permitividad del espacio libre].Esta constante, que mide la fuerza de lasinteracciones electromagnticas y a vecesse expresa como su recproco (aproximada-mente 1/137), es considerada por algunossicos tericos como uno de los nmeroscsmicos clave que una Teora del Todo de-

    bera ser capaz de explicar.

    La constante de Planck de 1951 a 1988 (valores revisados)

    Autor Fecha h (x 10-34 julio segundos)

    Brd y W 1951 6,62363 0,00016

    Coh y otro 1955 6,62517 0,00023

    Codo 1963 6,62560 0,00017

    Coh y Tyor 1973 6,626176 0,000036

    Coh y Tyor 1988 6,626075 5 0,0000040

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    Entre 1929 y 1941, la constante de estruc-tura ina aument en un 0,2 por ciento, de7,283 x x 10-3 a 7,2976 a 10-3. Este cam-bio se debi principalmente al aumento delvalor de la carga del electrn, parcialmente

    compensado por la disminucin de la velo-cidad de la luz, temas de los que ya he ha-blado. Al igual que en el caso de las otrasconstantes, se dio una dispersin de resul-tados entre los diferentes investigadores, ylos mejores valores fueron combinados yajustados en ocasiones por los revisores.

    Como suceda en el caso de las otras cons-tantes, los cambios eran generalmente msgrandes de que lo que se poda esperar so-

    bre la base de los errores estimados. Porejemplo, el aumento entre 1951 y 1963 fuedoce veces mayor que el error estimado en1951 (expresado como la desviacin estn-dar), mien-tras que elaumento de1963 a 1973fue de casicinco veces

    el error es-timado en1963 (vase tabla central).

    Algunos cosmlogos han especulado que laconstante de estructura ina podra variarcon la edad del universo, y se han hecho in-tentos para comprobar esta posibilidad me-diante el anlisis de la luz de las estrellasy qusares, suponiendo que la distancia esproporcional al desplazamiento al rojo de

    su luz. Los resultados sugieren que ha ha-bido poco o ningn cambio en la constan-te. Sin embargo, como en todos los intentosde inferir la constancia de las constantes apartir de las observaciones astronmicas,se han de plantear muchas suposiciones,lo que incluye la constancia de otras cons-tantes, la correccin de las teoras cosmo-lgicas actuales, as como la validez de losdesplazamientos al rojo como indicadoresde distancia. Todas estas suposiciones hansido y estn siendo an cuestionadas porlos cosmlogos disidentes.

    Realmente cambian las constan-tes?

    Como hemos visto en los cuatro ejemplosanteriores, los datos empricos de los expe-

    rimentos de laboratorio revelan todo tipode variaciones con el tiempo; de hecho, en-cotramos variaciones similares en los valo-res de las otras constantes fundamentales.Estas variaciones no perturban a los ver-daderos creyentes en la constancia, porquesiempre se pueden explicar en trminos deerrores experimentales de uno u otro tipo.La mayor fe se deposita siempre en las l-timas mediciones debido a las continuasmejoras en las tcnicas y en caso de diferir

    de las anteriores, automticamente se des-acreditan los resultados ms altos (exceptocuando los valores ms antiguos estn do-tados de un alto prestigio, como en el casode la medicin de Millikan de e). Adems,

    en cualquiers i t u a c i n ,los metrlo-gos tienenla tendenciaa sobreesti-

    mar la pre-cisin de lasmediciones actuales, como se aprecia en laforma en que las mediciones posterioresa menudo diieren de las anteriores porcantidades mayores que el error estimado.Alternativamente, si los metrlogos estnestimando los errores correctamente, loscambios en los valores de las constantesindican que las constantes son realmenteluctuantes. El ejemplo ms claro es la dis-

    minucin de la velocidad de la luz desde1928 hasta 1945. Se dio un cambio realen el curso de la naturaleza, o bien todo sedebi a un engao colectivo de los metr-logos?

    Hasta ahora slo ha habido dos teoras prin-cipales sobre las constantes fundamentales.La primera airma que son realmente cons-tantes y que todas las variaciones en los da-tos empricos se deben a errores de un tipo

    u otro. A medida que la ciencia avanza, sereducen los errores; as, con una precisincada vez mayor, nos acercamos ms y ms

    La constante de estructura na de 1951 a 1973

    Autor Fecha x 10-3

    Bearden y Watts 1951 7,296 953 0,000028

    Condon 1963 7,297 200 0,000033

    Cohen y Taylor 1973 7,297 350 6 0,0000060

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    DOGMACERO17

    a los verdaderos valores de las constantes.Este es el punto de vista convencional. Encuanto a la segunda, varios sicos tericoshan especulado que una o ms de las cons-tantes puede variar de alguna manera sua-

    ve y regular con la edad del universo, o endistancias astronmicas. A este respecto,algunas pruebas de estas ideas implemen-tadas mediante observaciones astronmi-cas parecen descartar tales cambios. Peroestas pruebas plantean la cuestin de queestn basadas en los supuestos que se pro-pone demostrar: que las constantes sonconstantes y que la cosmologa actual es co-rrecta en todo lo esencial.

    Se ha considerado muy poco una terceraposibilidad, que es la que yo estoy explo-rando aqu; a saber, la posibilidad de que lasconstantes pueden luctuar, dentro de unoslmites, en torno a los valores medios que asu vez se mantienen relativamente constan-tes. El concepto de unas leyes y constantesinmutables es el ltimo superviviente dela era de la sica clsica en la cual se su-pona que un orden matemtico regular y(en principio) totalmente predecible preva-

    leca en todo momento y en todo lugar. Enrealidad, no encontramos nada de esto en

    el curso de los asuntos humanos, en la es-fera biolgica, en el tiempo atmosfrico, oincluso en los cielos. La revolucin del caosha puesto de maniiesto que este perfectoorden era una ilusin seductora. La mayor

    parte del mundo natural es inherentementecatico.

    Los valores luctuantes de las constantesfundamentales en las mediciones experi-mentales parecen ser tan compatibles concambios pequeos (pero reales), en sus va-lores como lo son con una constancia per-fecta oscurecida por los errores experimen-tales. Ahora propongo una sencilla formade distinguir entre estas posibilidades. Me

    concentrar en la constante gravitacional,ya que sta es la ms variable, si bien po-dran aplicarse los mismos principios igual-mente a cualquiera de las otras constantes.

    Un experimento para detectar po-sibles luctuaciones en la constan-te de gravitacin universal

    El principio es simple. En la actualidad,cuando se realizan las mediciones en un

    laboratorio particular, el valor inal se basaen un promedio de una serie de mediciones

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    DOGMACERO18

    individuales, y las variaciones no explica-das entre estas mediciones se atribuyen alos errores aleatorios. Es evidente que sihubieran luctuaciones reales subyacentesya debidas a cambios en el ambiente de la

    Tierra, ya debidas a las luctuaciones inhe-rentemente caticas en la propia constan-te stas seran allanadas por procedimien-tos estadsticos, mostrndose simplementecomo errores aleatorios. Mientras se limi-ten estas mediciones a un solo laboratorio,no hay manera de distinguir entre estas po-sibilidades.

    Lo que propongo es una serie de medicio-nes de la constante de gravitacin univer-

    sal, realizadas a intervalos regulares diga-mos mensualmente en varios laboratoriosdiferentes de todo el mundo, utilizando losmejores mtodos disponibles. Luego secompararan estas mediciones a lo largode cierto perodo de aos. Si hubiera luc-tuaciones subyacentes en el valor de G, porcualquier motivo, stas se presentaran enlos distintos lugares. En otras palabras, loserrores podran mostrar una correlacin

    (los valores podran tender a ser altos enalgunos meses y bajos en otros). De estamanera, los patrones subyacentes de la va-riacin que se detectasen, no podran des-cartarse como errores aleatorios.

    Sera preciso, pues, buscar otras explicacio-nes que no impliquen un cambio de G, in-cluyendo posibles cambios en las unidadesde medida. Cmo resultaran estas inves-tigaciones es algo imposible de prever. Lo

    importante es empezar a buscar las luctua-ciones correlacionadas. Y precisamente porel hecho de buscar luctuaciones, hay msposibilidades de encontrarlas. Por el con-trario, el paradigma terico actual conducea un esfuerzo sostenido de todos los inte-resados en suprimir las diferencias, ya quese asume que las constantes son realmenteconstantes.

    A diferencia de los otros experimentos quese proponen en el libro Siete experimen-tos que podran cambiar el mundo (1994),

    ste implicara un esfuerzo internacionala gran escala. Aun as, el presupuesto notendra que ser enorme si se llevase a caboen laboratorios establecidos, ya equipadospara hacer estas mediciones. Y hasta es po-sible que los estudiantes pudiesen realizar-lo. Se han descrito varios mtodos de bajocosto para la determinacin de G, basadosen el mtodo clsico de Cavendish que usauna balanza de torsin, as como un mtodomejorado desarrollado por un estudianterecientemente, que tiene una precisin del0,1 por ciento.

    Una de las ventajas de la mejora continuaen la precisin de las tcnicas metrolgicases que debera ser cada vez ms factiblela deteccin de pequeos cambios en lasconstantes. Por ejemplo, se debera alcan-zar una precisin mucho en las medicionesde G cuando los experimentos se puedanllevar a cabo en naves espaciales y satlites,y para ello ya se estn proponiendo y dis-cutiendo las tcnicas apropiadas. Este es un

    Portd d ro E pjo d pdo por Edtor Kro, yo tor

    Rprt Shdrk

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    DOGMACERO19

    terreno en el cual una gran pregunta preci-sara realmente de una gran ciencia.

    No obstante, existe de hecho una manera deemprender esta investigacin con un pre-

    supuesto muy bajo: mediante el examen delos datos en bruto existentes de la medicinde G en varios laboratorios en los ltimosdecenios. Esto requerira la cooperacin delos cienticos en cuestin, ya que los datosen bruto se guardan en los cuadernos cien-ticos y archivos de laboratorio, y muchoscienticos son reacios a permitir a otros elacceso a estos registros privados. Pero dadaesta cooperacin, puede haber ya suicien-tes datos para examinar en todo el mundolas luctuaciones del valor de G.

    Las implicaciones de unas constantes fun-damentales luctuantes seran enormes. Yano se podra considerar el curso de la natu-raleza como algo apaciblemente uniforme;tendramos que reconocer que hay luctua-ciones en el corazn mismo de la realidadsica. Y si las diferentes constantes fun-damentales variaron a diferentes ritmos,

    estos cambios podran crear distintas ca-lidades de tiempo, no muy diferentes a laspropuestas por la astrologa, pero con unabase ms radical.

    Rupert SheldrakeFuente: www.sheldrake.org/Onlineexp/ofline

    Sobre el autor

    Rupert Sheldrake es autor de ms de 80 ar-tculos cienticos y de obras tan notablescomo The Presence of the Past: Morphic Re-sonance and the Habits of Nature (1988),The Rebirth of Nature: The Greening ofScience and God(1992), Seven Experimentsthat Could Change the World (1994), Dogsthat Know When Their Owners are ComingHome, and Other Unexplained Powers of Ani-mals (1999), Chaos, Creativity and Cosmic

    Consciousness(2001) y su muy reciente TheScience Delusion (en edicin espaola, Elespejismo de la ciencia).

    Entre sus numerosas aportaciones a la

    ciencia cabe destacar la teora de los cam-pos morfogenticos, desarrollada a partirde su inters por el fenmeno de la telepa-ta. Segn esta teora, la naturaleza alma-cena informacin en diversos campos in-terconectados que pueden ser utilizados atravs del espacio y el tiempo. En los lti-mos aos, ha criticado con irmeza ciertavisin unvoca, materialista y mecanicistade la ciencia actual, llegando a airmar que

    sta funciona como un dogma de fe en mu-chos aspectos. Precisamente, esta posturale supuso recientemente una velada cen-sura en Internet, al ser retirado el vdeode la presentacin que realiz en un even-to TED sobre este tema. Su sitio web es:www.sheldrake.org

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    DOGMACERO20

    Conciencia, causalidad y

    sica cunticaDavid Pratt

    La teora cuntica est conside-rada generalmente como unade las teoras cienticas ms

    exitosas jams formuladas. Sinembargo, mientras que la des-

    cripcin matemtica del mundo

    cuntico permite el clculo de lasprobabilidades de los resultados

    experimentales con un alto gradode precisin, no existe un con-

    senso sobre lo que ello signiicaen trminos conceptuales. Se-

    guidamente, exploraremos de lamano de David Pratt algunos delos temas relacionados con esta

    cuestin.

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    DOGMACERO21

    De acuerdo con el principio deincertidumbre, la posicin y lavelocidad de una partcula su-batmica no se puede medir al

    mismo tiempo con una precisin superior

    a la ijada por la constante de Planck. Estoes debido a que en cualquier medicin unapartcula debe interactuar con al menos unfotn, o quantum de energa, el cual actatanto como partcula y como onda, lo queperturba la medicin de una manera im-predecible e incontrolable. Una medicinprecisa de la posicin de un electrn en surbita por medio de un microscopio, porejemplo, requiere el uso de una luz de onda

    corta, con el resultado de que se transierea los electrones una velocidad grande peroimpredecible. Por otro lado, una medicinprecisa de la velocidad del electrn requie-re de cuantos de luz de muy baja velocidad(y por lo tanto de onda larga), lo que condu-ce a un gran ngulo de difraccin en la lentey a una mala deinicin de la posicin.

    Sin embargo, segn la interpretacin con-vencional de la sica cuntica, no slo nos

    es imposible medir la posicin de una par-tcula y la velocidad simultneamente conigual precisin: una partcula no poseepropiedades bien deinidas cuando no estinteractuando con un instrumento de me-dicin. Por otra parte, el principio de incer-tidumbre implica que una partcula nuncapuede estar en reposo, sino que est sujetaa constantes luctuaciones, incluso cuandono se est llevando a cabo la medicin, y se

    supone que tales luctuaciones no tienenninguna causa en absoluto. En otras pala-bras, se cree que el mundo cuntico estcaracterizado por una indeterminacinabsoluta, una ambigedad intrnseca y undesorden irreductible. Como el difunto -sico David Bohm (1984, p. 87) expuso: sesupone que en cualquier experimento par-ticular, el resultado preciso que se obtienees completamente arbitrario, en el sentidode que no tiene relacin alguna con cual-quier otra cosa que existe en el mundo, oque haya existido alguna vez.

    Bohm (1984, p. 95) consider que el aban-dono de la causalidad haba sido demasia-do apresurado: Es muy posible que, si bienla teora cuntica, y con ella el principio deindeterminacin, son vlidos hasta un muy

    alto grado de aproximacin en un ciertodominio, ambos dejan de tener relevanciaen nuevos dominios por debajo de aquelen que se aplica la teora actual. As pues,la conclusin de que no existe un nivel msprofundo de movimiento causalmente de-terminado es un razonamiento circular, yaque seguir slo si suponemos de antema-no que no existe ese nivel. La mayora delos sicos, sin embargo, se contentan con

    aceptar la asuncin del azar absoluto. Vol-veremos sobre esta cuestin ms adelanteen relacin con el tema del libre albedro.

    El colapso de la funcin de onda

    Un sistema cuntico est representado ma-temticamente por una funcin de onda,

    que se deriva de la ecuacin de Schrdin-ger. La funcin de onda se puede utilizar

    E o tdod Dvd Joph Boh(1917-1992)

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    DOGMACERO22

    para calcular la probabilidad de encontraruna partcula en cualquier punto particularen el espacio. Cuando se realiza una medi-cin, la partcula, por supuesto, se encuen-tra en un solo lugar, pero si se supone quela funcin de onda provee una descripcincompleta y literal del estado de un sistema

    cuntico como lo es en la interpretacinconvencional ello implicara que entre lasmediciones la partcula se disuelve en unasuperposicin de ondas de probabilidady est potencialmente presente en diversoslugares a la vez. Entonces, cuando se realizala siguiente medicin, se supone que estepaquete de onda colapsa instantnea-mente, de forma manera arbitraria y mis-teriosa, en una partcula localizada de nue-vo. Este repentino y discontinuo colapsoviola la ecuacin de Schrdinger, y no tie-ne otras explicaciones en la interpretacinconvencional.

    Dado que el dispositivo de medicin quesupuestamente colapsa la funcin de ondade una partcula est en si mismo compues-to de partculas subatmicas, parece quesu propia funcin de onda tendra que sercolapsada por otro dispositivo de medicin

    (que podra ser el ojo y el cerebro de un ob-servador humano), que a su vez debera ser

    colapsado por otro dispositivo de medicin,y as sucesivamente, lo que nos lleva a unaregresin ininita. De hecho, la interpreta-cin estndar de la teora cuntica implicaque todos los objetos macroscpicos quevemos a nuestro alrededor existen de for-ma objetiva y concreta slo cuando estn

    siendo medidos u observados. Schrdin-ger ide un famoso experimento mentalpara exponer las consecuencias absurdasde esta interpretacin. Se coloca un gato enuna caja que contiene una sustancia radiac-tiva, de tal modo que existe una posibilidaddel 50% de que un tomo se descompon-ga (o no) en una hora. Si el tomo se des-integra, se desencadena la liberacin de ungas venenoso que mata al gato. Despus deuna hora el gato est supuestamente vivoy muerto a la vez (y todo lo que hay entremedio) hasta que alguien abre la caja y alinstante se colapsa la funcin de onda en ungato vivo o muerto.

    Se han propuesto varias soluciones al pro-blema de la medicin asociado con el co-lapso de la funcin de onda. Algunos sicossostienen que el clsico mundo, o ma-cro-mundo, no sufre de ambigedad cun-

    tica, ya que puede almacenar informacin yest sujeto a una lecha de tiempo, mien-

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    DOGMACERO23

    tras que se alega que el mundo cuntico, omicro-mundo, es incapaz de almacenar in-formacin y es reversible en el tiempo (Pa-gels, 1983). Un enfoque ms extravagantees la hiptesis de los muchos mundos, que

    airma que el universo se divide cada vezque se lleva a cabo una medicin (o una in-teraccin parecida a una medicin), de ma-nera que todas las posibilidades represen-tadas por la funcin de onda (por ejemplo,un gato muerto y un gato vivo) existen obje-tivamente, pero en diferentes universos. Sesupone que nuestra propia conciencia, asi-mismo, est dividindose constantementeen diferentes seres que habitan estos mun-

    dos que proliferan sin cesar y no estn co-municados.

    Otros tericos es-peculan con que esla conciencia la quecolapsa la funcinde onda y por lotanto crea la rea-lidad. Segn este

    punto de vista, unapartcula subatmi-ca no asume pro-piedades deinidascuando interactacon un dispositi-vo de medicin,sino slo cuando la lectura del dispositivode medicin se registra en la mente de unobservador (que puede ser, por supuestomucho tiempo despus de que la medicinhaya tenido lugar). De acuerdo con la ver-sin ms extrema y antropocntrica de estateora, slo los seres autoconscientes comonosotros pueden colapsar las funciones deonda. Esto signiica que todo el universodebe haber existido originalmente comopotencial en un reino trascendental deprobabilidades cunticas hasta que los se-res autoconscientes evolucionaron y colap-saron ellos mismos y el resto de su divisin

    de la realidad en el mundo material, y quelos objetos permanecen en un estado de

    la realidad slo mientras estn siendo ob-servados por los seres humanos (Goswami,1993). Otros tericos, sin embargo, creenque las entidades no auto-conscientes, in-cluyendo gatos y posiblemente incluso elec-

    trones, pueden ser capaces de colapsar suspropias funciones de onda (Herbert, 1993).

    La teora del colapso de funcin de onda(o colapso del estado-vector, como a vecesse denomina) plantea la cuestin de cmolas ondas de probabilidad, que se piensaque representa la funcin de onda, puedencolapsar en una partcula si no son msque construcciones matemticas abstrac-

    tas. Dado que la idea misma de paquetesde onda extendindose y colapsando nose basa en slidaspruebas experi-mentales, sino sloen una interpreta-cin particular dela ecuacin de onda,vale la pena abor-dar una de las prin-

    cipales interpreta-ciones alternativas,la de David Bohm ysus seguidores, queproporciona unaexplicacin inteligi-ble de lo que puede

    estar ocurriendo a nivel cuntico.

    El orden implicado

    La interpretacin ontolgica de Bohm de lasica cuntica rechaza la hiptesis de quela funcin de onda ofrece la descripcinms completa de la realidad posible, y porlo tanto evita la necesidad de introducir lamal deinida e insatisfactoria nocin de co-lapso de funcin de onda (y todas las para-dojas que conlleva). En su lugar, se asume laexistencia real de partculas y campos: laspartculas tienen una compleja estructura

    interna y siempre van acompaadas de uncampo de onda cuntico, y actan no slo

    Otros tericosespeculan con que esla conciencia la que

    colapsa la funcin deonda y por lo tanto

    crea la realidad

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    en funcin de las clsicas fuerzas electro-magnticas sino tambin por una fuerzams sutil, el potencial cuntico, determi-nado por su campo cuntico, que obedecea la ecuacin de Schrdinger. (Bohm y Hi-

    ley, 1993; Bohm y Peat 1989; Hiley y Peat,1991)

    El potencial cuntico transporta la infor-macin de todo el entorno y proporcionaconexiones directas y no locales entre lossistemas cunticos. Gua a partculas de lamisma manera que las ondas de radio guanuna nave en piloto automtico, no por su in-tensidad sino por su forma. Es extremada-

    mente delicado y complejo, de tal modo quelas trayectorias de las partculas parecencaticas. Ello corresponde a lo que Bohmllama el orden implicado, que puede serconcebido como un vasto ocano de ener-ga en el que el mundo sico, o explcito, esslo una onda. Bohm seala que se ha reco-nocido la existencia de un poolde energa

    de este tipo, pero ha recibido poca atencinpor parte de la teora cuntica estndar, quepostula un campo cuntico universal el va-co cuntico o el campo de punto cero quesubyace bajo el mundo material. Muy poco

    se sabe hasta el momento sobre el vacocuntico, pero su densidad de energa se ha

    estimado en un astronmico 10108 J/cm3(Forward, 1996, pp 328-37).

    En su tratamiento de la teora cuntica decampos, Bohm propone que el campo cun-

    tico (el orden implicado) est sujeto a lainluencia formativa y organizativa de unpotencial sper-cuntico, que expresa laactividad de un orden super-implicado.

    El potencial sper-cuntico provoca que lasondas converjan y diverjan una y otra vez,lo que produce un comportamiento prome-dio similar a una partcula. Las formas apa-rentemente separadas que vemos a nuestro

    alrededor son por tanto patrones slo rela-tivamente estables e independientes, gene-rados y sostenidos por un incesante movi-miento subyacente de pliegue y despliegue,con partculas que constantemente estndisolvindose en el orden implicado y luegovuelven a cristalizarse. Este proceso tienelugar incesantemente, con una rapidez in-creble, y no depende de que se realice unamedicin.

    En el modelo de Bohm, pues, el mundocuntico existe incluso cuando no est sien-do observado y medido. l rechaza la visinpositivista de que si algo no puede ser me-dido o conocido con precisin, no puede de-cirse que exista. En otras palabras, no con-funde la epistemologa con la ontologa, elmapa con el territorio. Para Bohm, las pro-babilidades calculadas para la funcin deonda indican las probabilidades de que unapartcula est en diferentes posiciones, conindependencia de que se realice una medi-cin, mientras que en la interpretacin con-vencional indican las probabilidades de queuna partcula llegue a existir en diferentesposiciones cuando se realiza una medicin.El universo se deine a s mismo constante-mente a travs de sus incesantes interac-ciones (de las cuales, la medicin slo es uncaso particular) y, por tanto, las situaciones

    absurdas como los gatos que estn vivos ymuertos no pueden surgir.

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    As pues, aunque Bohm rechaza la idea deque la conciencia humana lleve a la existen-cia a los sistemas cunticos, y no cree quenuestras mentes tengan normalmente unefecto signiicativo sobre el resultado deuna medicin (excepto en el sentido de queelegimos los parmetros experimentales),su interpretacin abre el camino para elfuncionamiento de niveles de realidad msprofundos, ms sutiles, ms mentales. Sos-tiene que la conciencia est profundamenteenraizada en el orden implicado, y por lotanto est presente en cierto grado en todaslas formas materiales. l sugiere que pue-de haber una ininita serie de rdenes im-plicados, y cada uno de ellos tiene tanto suaspecto de materia como su aspecto de con-

    ciencia: todo lo material es tambin men-tal y todo lo mental es tambin material,pero hay muchos niveles ininitamente mssutiles de la materia de los que conocemos(Weber, 1990, p. 151). El concepto de do-minio implicado podra considerarse comouna forma extendida de materialismo, peroigualmente se podra llamar idealismo, es-pritu, conciencia. La separacin de los dosmateria y espritu es una abstraccin.

    El suelo es siempre uno. (Weber, 1990, p.101)

    La mente y el libre albedro

    El indeterminismo cuntico est clara-mente abierto a interpretacin: o signiicacausas ocultas (para nosotros), o una au-

    sencia total de causas. La posicin de quealgunos eventos simplemente ocurren sinninguna razn en absoluto es imposible deprobar, dado que nuestra incapacidad paraidentiicar una causa no signiica necesaria-mente que no exista una causa. La nocindel azar absoluto implica que los sistemascunticos pueden actuar absolutamente demanera espontnea, totalmente aislado dey sin la inluencia de cualquier otra cosa

    en el universo. El punto de vista opuesto esque todos los sistemas estn participandocontinuamente en una intrincada red deinteracciones causales y e interconexionesen muchos niveles diferentes. Los sistemascunticos individuales ciertamente se com-portan errticamente pero, si no estuvieransujetos a ningn factor causal, sera dicilentender por qu su comportamiento co-lectivo muestra regularidades estadsticas.

    La postura de que todo tiene una causa, oms bien muchas causas, no implica nece-sariamente que todos los eventos, inclu-yendo nuestros propios actos y decisiones,estn rgidamente predeterminados porprocesos puramente sicos, un punto devista a veces llamado determinismo duro(Thornton, 1989). El indeterminismo en elnivel cuntico proporciona una oportuni-dad para la creatividad y el libre albedro.

    Pero si este indeterminismo se interpretaen el sentido de azar absoluto, ello impli-cara que nuestras elecciones y las accio-nes slo aparecen inesperadamente de unaforma totalmente aleatoria y arbitraria, encuyo caso dicilmente podra decirse queson nuestras elecciones y la expresin denuestro libre albedro. Alternativamente, elindeterminismo cuntico podra ser inter-pretado como causalidad desde los niveles

    ms sutiles, no sicos, de tal manera quenuestros actos de voluntad son causados,

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    pero por nuestras propias mentes auto-conscientes. Desde este punto de vista aveces llamado determinismo blando ellibre albedro implica la activa autodeter-minacin autoconsciente.

    Segn el materialismo cientico ortodoxo,los estados mentales son idnticos a los es-tados del cerebro: nuestros pensamientos ysentimientos, as como nuestro sentido delyo, se generan por la actividad electroqu-mica del cerebro. Esto representara que,o bien una parte del cerebro activa otraparte (que a su vez activa otra parte, etc.),o bien que una regin particular del cere-bro se activa espontneamente, sin causa

    alguna, siendo dicil apreciar de qu modouna u otra alternativa seran la base paraun yo consciente y ellibre albedro. Fran-cis Crick (1994), quecree que la concien-cia es bsicamenteun paquete de neuro-nas, dice que la sedeprincipal del libre

    albedro est proba-blemente dentro ocerca de una partede la corteza cere-bral conocida comoel surco anterior cin-gulado, pero da a en-tender que nuestra sensacin de ser libre esen gran parte, si no del todo, una ilusin.Aquellos que reducen la conciencia a unsubproducto del cerebro no estn de acuer-do sobre la relevancia de los aspectos me-cnico-cunticos de las redes neuronales:por ejemplo, Francis Crick, el fallecido Ro-ger Sperry (1994), y Daniel Dennett (1991)tienden a hacer caso omiso de la sica cun-tica, mientras que Stuart Hameroff (1994)considera que conciencia surge de la co-herencia cuntica en los microtbulos queestn dentro de las neuronas del cerebro.Algunos investigadores ven una conexin

    entre la conciencia y el vaco cuntico; porejemplo, Charles Laughlin (1996) sostiene

    que las estructuras neurales que median laconciencia pueden interactuar no localmen-te con el vaco (o el mar cuntico), mientrasque Edgar Mitchell (1996) considera quetanto materia como conciencia surgen del

    potencial energtico del vaco. El neuro-cientico Sir John Eccles desestima el puntode vista materialista como supersticin, yaboga por el interaccionismo dualista: sos-tiene que hay un mundo mental, ademsdel mundo material, y que nuestra mente onuestro yo acta en el cerebro (en particu-lar, en el rea motriz suplementaria del neo-crtex) al nivel cuntico, incrementando laprobabilidad de activacin de las neuro-

    nas seleccionadas (Eccles, 1994; Giroldini,1991). Eccles sostiene que la mente no slono es sica, sino quees absolutamente nomaterial y no sustan-cial. Sin embargo, sino estuviera asocia-da a alguna forma deenerga-sustancia,sera una pura abs-

    traccin y por tantosera incapaz de ejer-cer inluencia algunaen el mundo sico.Esta objecin se apli-ca tambin a los an-ti-reduccionistas que

    rehsan la palabra dualista y describen lamateria y la conciencia como aspectos com-plementarios o didicos de la realidad, sibien niegan a la conciencia cualquier natu-raleza energtica o sustancial, lo que impli-ca que es algo bsicamente diferente de lamateria y, de hecho, una mera abstraccin.

    Hay una postura alternativa que se repiteen muchas tradiciones msticas y espiritua-les: que la materia sica es slo una octa-va en un espectro ininito de materia-ener-ga, o conciencia-sustancia, y que as comoel mundo sico est en gran medida organi-

    zado y coordinado por los mundos interio-res (astral, mental y espiritual), del mismo

    Eccles sostiene quela mente no slo no

    es sica, sino quees absolutamenteno material y no

    sustancial

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    modo el cuerpo sico est en gran medidaenergizado y controlado por cuerpos mssutiles o campos de energa, incluyendo uncuerpo-modelo astral y una mente o alma(ver Purucker, 1973). De acuerdo con estepunto de vista, la naturaleza en general, ytodas las entidades que la componen, es-tn formadas y organizadas principalmente

    desde el interior hacia el exterior, desde losniveles ms profundos de su constitucin.Esta gua interior a veces es automtica ypasiva, dando lugar a nuestras funcionescorporales automticas y a nuestro com-portamiento habitual e instintivo, as comoa las operaciones regulares de la naturalezaen general, y algunas veces es activa y au-toconsciente, como en nuestros actos deintencin y voluntad. Un sistema sico so-

    metido a inluencias tan sutiles no es puesparticularmente operado desde el exteriorsino ms bien guiado desde el interior. Ade-ms de inluir en nuestros propios cerebrosy cuerpos, la mente tambin parece ser ca-paz de afectar a otras mentes y cuerpos yotros objetos sicos a distancia, como seaprecia en los fenmenos paranormales.

    EPR y ESP

    Fue David Bohm y uno de sus seguidores,John Bell (del CERN), quienes pusieron la

    mayor parte de las bases tericas de losexperimentos EPR realizados por Alain As-pect en 1982 (el experimento mental ori-ginal fue propuesto por Einstein, Podolskyy Rosen en 1935 ). Estos experimentos de-mostraron que si dos sistemas cunticos in-teractan y luego se separan, su comporta-miento se correlaciona de un modo tal que

    no puede explicarse en trminos de sealesque viajan entre los sistemas a la velocidadde la luz (o ms lentamente). Este fenme-no se conoce como no-localidad, y da pie ados interpretaciones principales: o bien im-plica una accin no mediada e instantneaa distancia, o bien implica la sealizacinms rpida que la luz.

    Si las correlaciones no locales son literal-

    mente instantneas, efectivamente seranno causales; as, si dos eventos se producenabsolutamente simultneamente, causa yefecto seran indistinguibles, y no se po-dra decir que uno de los eventos provocael otro a travs de la transferencia de fuerzao energa, dado que no podra darse ningu-na transferencia de manera ininitamenterpida. Por tanto, no habra que explicarningn mecanismo de transmisin causal,y cualquier investigacin se limitara a lascondiciones que permiten que se produz-can eventos correlacionados en diferen-

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    tes lugares. Es interesante observar queen otro tiempo se consideraba que la luz yotros efectos electromagnticos se transmi-

    tan instantneamente, hasta que las prue-bas observacionales demostraron lo con-trario. La hiptesis de que las conexionesno locales son absolutamente instantneases imposible de veriicar, ya que requerirade dos mediciones perfectamente simul-tneas, lo que exigira un grado ininito deexactitud.

    Sin embargo, como David Bohm y Basil Hi-

    ley (1993, pp 293-4,347) han destacado,se podra falsiicar experimentalmente. Enefecto, si se propagan conexiones no localesno a velocidades ininitas, sino a velocida-des superiores a la de la luz a travs de unter cuntico (un dominio subcunticodonde la teora cuntica y la actual teorade la relatividad se descomponen), enton-ces las correlaciones predichas por la teo-ra cuntica desapareceran si se hicieranmediciones en periodos ms cortos que losrequeridos para la transmisin de las cone-xiones entre las partculas cunticas. Tales

    experimentos estn ms all de las capaci-dades de la tecnologa actual, pero podranser posibles en el futuro. Si existen interac-ciones superlumnicas, stas seran no lo-cales slo en el sentido de no sico.

    La no-localidad se ha invocado como ex-plicacin de la telepata y la clarividencia,aunque algunos investigadores creen quepodra implicar un nivel ms profundo deno-localidad, o lo que Bohm llama la su-per-no localidad, similar tal vez a la reso-nancia mrica de Sheldrake (1989). Comoya se ha apuntado, si se equipara la no-loca-lidad a conexin instantnea, ello implica-ra que la informacin podra ser recibidaa distancia exactamente en el mismo mo-mento en que es generada, sin someterse acualquier forma de transmisin. A lo sumo,se podra intentar comprender las condi-ciones que permiten la inmediata aparicinde la informacin.

    La posicin alternativa es que la informa-cin que es bsicamente un patrn deenerga siempre consume tiempo para

    viajar desde su fuente hasta otro lugar, quela informacin se almacena en algn nivelparasico, y que nosotros podemos teneracceso a esta informacin, o intercambiarinformacin con otras mentes, si existenlas condiciones necesarias de resonanciasimptica. Al igual que ocurre con el EPR,la hiptesis de que la telepata es absoluta-mente instantnea es indemostrable, perose podran disear experimentos que pue-

    dan falsearla. Dado que los fenmenos ESP(percepcin extrasensorial) implican for-mas ms sutiles de energa que viajan a ve-locidades initas, pero quiz superlumni-cas, a travs de reinos sper-sicos, tal vezsera posible detectar un retraso entre latransmisin y la recepcin, y tambin ciertodebilitamiento del efecto a muy largas dis-tancias, aunque es evidente que cualquieratenuacin debe ser mucho menor que laexperimentada por la energa electromag-ntica, la cual est sujeta a la ley del cuadra-do inverso.

    Portd d ro Th dvdd vrrto por Dvd Boh y B Hy

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    En cuanto a la precognicin, la tercera ca-tegora principal de ESP, una de las expli-caciones posibles es que implica un accesodirecto no local al futuro real. Alternati-vamente, puede implicar la percepcin cla-

    rividente de un escenario futuro probableque est empezando a tomar forma sobrela base de las tendencias e intenciones ac-tuales, de acuerdo a la idea tradicional deque los eventos prximos proyectan sussombras frente a ellos. Bohm airma quetal presagio tiene lugar en lo profundo delorden implicado (Talbot, 1992, p. 212), loque algunas tradiciones msticas llamaranlos reinos astrales o aksicos.

    La psicokinticay el Mundo Invi-sible

    La micro-psicoki-ntica (micro-PK)implica la inluen-cia de la concienciasobre las partculas

    atmicas. En ciertosexperimentos demicro-PK llevadasa cabo por HelmutSchmidt, unos gru-pos de individuoseran capaces, por logeneral, de alterarlas probabilidades de los sucesos cunticosdesde el 50% hasta entre el 51 y el 52%,y unos pocos individuos lo conseguan porencima del 54% (Broughton, 1991, p. 177).Los experimentos en el laboratorio PEARde la Universidad de Princeton han arroja-do como resultado un cambio menor de 1parte entre 10.000 (Jahn y Dunne, 1987).Algunos investigadores han invocado lateora del colapso de las funciones de ondamediante la conciencia a in de explicarestos efectos. Se argumenta que en la mi-cro-PK, en contraste con la percepcin ordi-

    naria, el sujeto observador ayuda a especi-icar lo que ser el resultado del colapso de

    la funcin de onda, tal vez por alguna clasede proceso informativo (Broughton, 1991,pp 177-81). Eccles sigue un enfoque similaral explicar cmo actan nuestras mentes ennuestros propios cerebros. Sin embargo, el

    concepto de colapso de la funcin de ondano es esencial para explicar la interaccinmente-materia. De igual modo, bien podra-mos adoptar el punto de vista de que laspartculas subatmicas estn parpadeandosin cesar dentro y fuera de la existencia si-ca, y que el resultado del proceso es modii-cable a nuestra voluntad, que es una fuerzapsquica.

    La macro-PK implica el movimiento deobjetos estables,normalmente in-mviles, medianteel esfuerzo mental;como fenmenosrelacionados ten-dramos la activi-dad poltergeist, lasmaterializaciones

    y desmaterializa-ciones, el teletrans-porte y la levitacin.Aunque se ha re-cogido una impre-sionante cantidadde pruebas de es-tos fenmenos por

    parte de los investigadores a lo largo delos ltimos ciento cincuenta aos (Inglis,1984, 1992; Milton, 1994), la macro-PK esun rea tab, y atrae poco inters, a pesarde o quizs debido a su potencial paraderribar el actual paradigma materialistay revolucionar la ciencia. Tales fenmenosimplican claramente mucho ms que la al-teracin del comportamiento probabilsti-co de las partculas atmicas, y se podranconsiderar pruebas de fuerzas, estados dela materia, y entidades vivientes no sicasactualmente desconocidas para la ciencia.

    La conirmacin de que tales cosas existenproporcionara una indicacin ms de que

    La posible existen-cia de planos ms

    sutiles que interpe-netran el plano si-

    co est en cualquiercaso abierta a la

    investigacin

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    dentro de la unidad holstica de la naturale-za existe una ininita diversidad.

    La posible existencia de planos ms suti-les que interpenetran el plano sico esten cualquier caso abierta a la investigacin(ver Tiller, 1993), y esto es ms de lo quepuede decirse acerca de las hipotticas ex-tra-dimensiones postuladas por la teorade las cuerdas, de las cuales se dice queestn enroscadas en un rea de una milmi-llonsima de billonsima de billonsima decentmetro de ancho y que por tanto soncompletamente inaccesibles, o los hipotti-cos universos beb y universos burbujapostulados por algunos cosmlogos, que

    se dice que existen en alguna dimensinigualmente inaccesible.

    La hiptesis de los reinos sper sicos noparece gozar del favor de muchos investiga-dores. Edgar Mitchell (1996), por ejemplo,cree que todos los fenmenos psquicos im-plican una resonancia no local entre el ce-rebro y el vaco cuntico, y el consiguienteacceso a la informacin no local hologrica.A su juicio, esta hiptesis podra explicar no

    slo la PK y las ESP, sino tambin las expe-riencias fuera del cuerpo y las experienciascercanas a la muerte, las visiones y apari-ciones, as como las pruebas que general-mente se citan en favor de la reencarnacindel alma. l admite que esta teora es espe-culativa, no validada, y que puede requeriruna nueva sica.

    Con suerte, los nuevos estudios experimen-tales de los fenmenos relacionados con la

    conciencia, tanto normal como paranormal,nos aportarn los mritos de las distintasteoras contendientes que estn a prueba.Estas investigaciones podran profundi-zar en el conocimiento del funcionamientotanto del reino cuntico como de nuestrasmentes, y la relacin entre ellos, e indicar-nos si el vaco cuntico es realmente el ni-vel bsico de toda existencia, o si hay reinosms profundos de la naturaleza a la espera

    de ser explorados. David Pratt 1997

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    Sobre el autor

    David Pratt es un investigador indepen-diente britnico, experto en lenguas mo-

    dernas y traductor profesional, interesadoen diversos mbitos del conocimiento des-de la teosoa hasta las ciencias naturales ymuy particularmente en las anomalas cien-ticas. Algunos de sus artculos han apare-cido en publicaciones como el Journal ofScientiic Exploration y el New Concepts inGlobal Tectonics Journal/Newsletter. Su p-gina web es Exploring Teosophy (http://davidpratt.info)

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    Wilhem Reich: historia de

    una ocultacin (II) Artur Sala

    Esta es la segunda parte del artcu-lo de Artur Sala acerca de Wilhem

    Reich (1897-1957) su vida, su obray las circunstancias que forjaron la

    historia de una autntica ocultacin.Con esta segunda parte concluye

    este trabajo de nuestro redactor y

    deviene en una aportacin de obliga-da lectura, por su documentacin yrigurosidad, para todos aquellos que

    quieran conocer el trabajo de estepsiquiatra de origen austraco, dis-

    cpulo de Freud, ms all de muchasinformaciones inexactas (cuando no

    abiertamente tendenciosas) que sehan publicado.

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    Nos situamos a inales de los aos40. El reciente descubrimiento dela radioactividad hizo especular aReich con una posible relacin en-

    tre sta y el orgn. As, de la misma manera

    que los biones digeran las clulas T, podael orgn neutralizar la radioactividad?

    El experimento ORANUR y eldescubrimiento del D.O.R.

    Para investigar esta cuestin, Reich colocuna pequea muestra de 2 mg de radio enel interior de su acumulador. El resultadofue completamente contrario al esperado.

    La zona tuvo que ser limpiada radioactiva-mente durante cierto tiempo. Reich habadescubierto el O.R.A.N.U.R (Orgonomy anti-nuclear radiation). Y fue entonces, ante unasituacin extraordinaria, cuando se le ocu-rri una solucin extraordinaria.

    Para deshacer la nube y vistos los enormescostes de desintoxicacin, la premura y laalarma creada Reich ide un aparato con-

    sistente en una serie de tubos de cobre quepodan ser alargados mediante un sistematelescpico. El extremo inferior de uno deellos se conectaba, mediante un tubo degoma, a una acequia con agua circulante.El cobre debera de absorber el ORANURpara rpidamente expulsarlo tubo abajo,mientras que el agua circulante tendra queretenerlo y llevrselo lejos. El resultado fueespectacular, y a los pocos das los alrede-dores del laboratorio de Reich volvan a es-tar limpios de radioactividad. Lo curioso esque Reich, llevado por la urgencia, empletubos de cobre en vez de hierro, y ello a pe-sar de haber resultado siempre negativaslas pruebas hechas con este metal en losacumuladores.

    As, desde 1945, se planteaba el enormeproblema que supona la creacin de unasegunda energa mortal, el ORANUR (Or-

    gonomy Antinuclear Radiation). Algunos -sicos nucleares creen que hoy todava hay

    repartidas por todo el mundo trazas de Ce-sio-137 de la explosin de Hiroshima. Estehecho es catastrico para la Tierra y anteesto Reich se sinti profundamente impre-sionado y vinculado cada vez ms en su

    particular cruzada, sobretodo al ver la grancantidad de agua que se necesitara parareconvertir primero el ORANUR en D.O.R(deadly orgon), y en orgn despus.

    El DOR haba sido postulado en anterio-res experimentos como un halo negruz-co y no pulsante que apareca alrededordel orgn. Se empez a hablar de l en elAnlisis del Carcter, y en los experimen-

    tos con biones Reich observ que en altasconcentraciones precipitaba en una extra-a forma de materia negra que llam Me-lanor. El DOR se presentaba en mltiplesformas que impedan la pulsacin propiadel orgn, y que se encontraba en altasconcentraciones en sangre en ataques derabia, ansiedad u orgasmos reprimidos.

    No todos los investigadores de la obra rei-chiana coinciden en las diferencias entre

    el DOR y el ORANUR. Segn parece, Reichdej escrito que el segundo emita una ra-

    Vr foto d CloudbusterOrg d Rh

  • 5/24/2018 DogmaCero 4 Julio Agosto 2013

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    diacin rojiza-prpura que migr a negruz-ca (DOR), y fue entonces cuando se encon-tr con grandes cantidades de una energaDOR que hasta ese momento slo era obje-to de especulacin. Tambin se cree que elDOR estara relacionado con el fenmenodel electrosmog o contaminacin electro-magntica producida por los aparatos elec-

    trodomsticos. Hay varios experimentossobretodo en el campo de la geobiologa yel fengshui que hablan de las energas ne-gativas o Chi negativo. Los parecidos entreambas descripciones nos hacen pensar queestamos hablando de una misma cosa, peroteniendo en cuenta que el ORANUR es cla-ramente algo diferente del DOR, y muchsi-mo ms daino. De ser cierto el ORANUR, elser humano vive bajo un polvorn terrib